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La Historia del Derecho tiene por finalidad el estudio del fenómeno jurídico a través del
tiempo. Y esto nos conduce a la formulación y aplicación del derecho en los tiempos
pretéritos pero asimismo a la génesis y evolución de las variadas instituciones reguladas
por el derecho.
De esta manera, La historia del Derecho deberá hacerse cargo de las variadas
manifestaciones del espíritu humano que han influido en el ámbito normativo de las
sociedades. Estas expresiones dicen razón a que el surgimiento de lo estrictamente
jurídico estuvo vinculado con otros ordenes normativos; aspectos que todavía se
constatan en el presente. De esta manera, la sociedad es sus inicios y el primer
desarrollo produjo una imbricación entre los sistemas de creencias religiosos, morales
con los estrictamente jurídicos.
La búsqueda de una regulación de la conducta del hombre en sociedad, deslindando lo
que era permitido o no, era consecución de la realidad intrínseca del género humano: un
ser social que no puede vivir solo, como apuntara Aristóteles en su Política pero, de
igual modo, un ser dotado de espíritu, que busca trascender lo que atasca en su propio
entorno. Por lo primero, buscara dotarse de las normas más acordes con su propia
naturaleza, sea en lo microsocial- individuo, familia, clan- como en lo macrosocial-
aldea, ciudad, estado- lo cual le exigió darse reglas que vigilaran la conducta del
hombre, sea en sus relaciones entre iguales, con los extrajeras o con la entidad superior
donde radica la autoridad política. Por lo segundo, tendera a buscar el
perfeccionamiento no solo personal sino de la agrupación social o política en la que se
encuentra adscrito. Es procurar entender y/o saber los misterios del alma humana y lo
que une al género humano a través de los tiempos. Valores morales como criterios
religiosos que encerraron los ideales más caros y anhelados de una vida mundana. Estos
estuvieron conexos con grandes ideas cósmicas que fundamentarán comportamientos
sociales tan estrictos como los imperativos de lo legal. En algunos casos influirán en la
normativa jurídica pues dotaran de significado profundo a determinados derechos del
hombre que se desplegaran a lo largo del tiempo. Los grandes sistemas religiosos
monoteístas han influido en las esferas ético-morales como las jurídicas.
Repárese, a vía de ejemplo, los nexos entre los libros sagrados de Talmud, la biblia o el
Corán, con las reglas jurídicas de las comunidades judías, cristianas o musulmanas. De
igual manera, podemos hallar en la etapa primitiva o arcaica del derecho romano la
importancia asignada a la casta sacerdotal o las modalidades de ius o el fas en la
configuración del derecho.
El influjo de lo ético todavía pervive en nuestros tiempos. Nociones como bona fides o
alusiones a las buenas costumbres descubren la inserción de estas en los sistemas
legales. Determinados textos constitucionales del periodo de la Patria Nueva elevaron a
rango constitucional algunas obligaciones morales. El de 1818 lo expuso en su art.4;el
de 1823 dispuso el título XXII a la “Moralidad nacional”, disponiendo en su art. 249
que “en la legislación del Estado, se formara el código moral que detalle los deberes del
ciudadano en todas las épocas de su edad y en todos los estados de la vida social,
formándole hábitos, ejercicios, deberes, instrucciones públicas, ritualidades y placeres
que transformen las leyes en costumbres y las costumbres en virtudes cívicas y
morales”.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la disímil concepción cultural respecto a
determinados recursos que el hombre ha hecho uso del tiempo. Uno de ellos es el
recurso hídrico, donde el simbolismo asignado, vgr. En las culturas andinas, se proyecta
en la noción jurídica de los alcances de su dominio por la comunidad.
En la fijación de reglas o normas variadas por el hombre en el tiempo, habrá que
considerar los denominados usos y costumbres sociales cuya coactividad ha variado a lo
largo de los siglos. Algunos de estos se integraron al sistema jurídico.
Es necesario acotar que las normas jurídicas por estar orientadas hacia el
comportamiento o actos externos de los seres humanos tienen la posibilidad de emplear
la coacción física contra los transgresores de estas. Y esto dice relación a que la norma
jurídica es creación de la sociedad cuyo complimiento está delegado en la autoridad
representativa de esta.
El pretérito de lo jurídico es el campo de la Historia del Derecho. Y este lineamiento
habrá de aducir lo siguiente.
El historiador al relacionar los distintos ámbitos de la vida social debe centrar su
atención en la interpretación de las variables habidas en la sociedad que han influido en
la generación del fenómeno jurídico.
Para García Gallo, lo fundamental en la Historia del Derecho era el estudio de las
instituciones. En dicha versión, reparaba en que toda institución se debía distinguir tres
aspectos diferentes:
a) Las situaciones de hecho: que se toman en consideración, la edad, el sexo de las
personas, la constitución de una familia, una actividad productiva, la carestía de
la vida.
b) La valoración: o consideración que el hombre asigna de aquellas situaciones
desde la perspectiva de sus creencias o motivaciones ideológicas variadas.
c) La regulación de aquellas situaciones conforme a la valoración que el hombre
hace de ellas. Solo esta regulación constituye lo propiamente jurídico de la
institución.
La diferenciación anotada, de las situaciones de hecho como la valoración, configura el
contexto histórico en el cual surge y se proyecta lo jurídico.
En el concepto de Escudero, el campo de la Historia del Derecho está regido por la
interpretación histórica que integra la historia de lo jurídico en:
1.-Tanto se formula, por ejemplo, la ley.
2.-Tanto se aplica, por ejemplo, la sentencia judicial.
3.-Tanto se glosa, por ejemplo, la doctrina y los libros jurídicos.
Bajo estas tres indicaciones es posible observar, como lo asevera el propio Escudero,
que aún una ley no observada permite estudiar el fenómeno jurídico pues esa norma
contiene los rasgos de un pensamiento jurídico en un momento dado.
En toda cultura es posible constatar dos elementos de ella que se resisten a las reformas
a lo largo del tiempo: la lengua o el idioma y el derecho.
La necesidad de convenciones para poder articular la sociedad es una de las
explicaciones respecto al idioma y al derecho. El significado de las locuciones, la
imbricación de los códigos de comunicación y la propia identidad de una comunidad
refuerzan que el grueso de vocablos de una lengua perviva en el tiempo. Lo mismo
acontece con el derecho. La fuerza de los conceptos, las nociones, lo imperativo de la
certeza jurídica respecto a los negocios o contratos entre las personas, el propio
desarrollo personal y patrimonial, o el decurso de las instituciones políticas y sociales,
hacen que el derecho pueda exhibir una cierta estabilidad a lo largo de los siglos.
Empero, para examinar el pretérito jurídico es necesario detenerse en un tiempo y
especio determinados. Estas variables explican en gran medida el fisionomía con han
adoptado las instituciones, las modalidades de pensar, las vinculaciones entre lo natural
y lo cultural, etc.
O sea, la analizar una determinada institución habrá que considerar la naturaleza de su
gestación y cuál ha sido su finalidad. El estudio de una institución refiere en un
momento dado tener en cuenta el antecedente, e incluso su evolución, y como se nos
presenta en la actualidad, como consecuente del paso de los siglos.
Si el derecho debe reflejar las situaciones de una sociedad, su historicidad. Demanda
entonces que podamos observar en el los factores o rasgos de fijación y mutación. Y
estos obedecen a la propia dinámica de la sociedad. Es perceptible que las instituciones
del ámbito o esfera pública son más proclives a modificaciones en el tiempo, mientras
que las instituciones del ámbito o esfera privada son más reacias a tales reformas. Y esto
apunta a poder relacionar la tipología de los estados con la prosecución de determinados
ideales humanos y su concreción historia.
La historia del Derecho debe estudiar las variadas plasmaciones que tiene el fenómeno
jurídico, como ser las fuentes del derecho, la ley, la costumbre, la jurisprudencia y la
doctrina y los diversos factores insertos en la sociedad como la mentalidad, los cambios
políticos, los avances tecnológicos, los descubrimientos científicos, que van a influir en
la formulación de las nuevas ideas o instituciones jurídicas. No siempre ha habido una
sintonía entre los factores sociales y la concreción jurídica, precisamente por las razones
aducidas en líneas superiores.
Los factores reseñados nos permiten comprender a su vez su incidencia en el ritmo
histórico, el tiempo, la ampliación del espacio e incluso la integración social de los
miembros de una comunidad.
El tiempo tiene esa connotación de ser percibido de variadas formas: desde la natural,
con la presencia del sol o de la luna, desde el ángulo de lo religioso, con lo sacro y lo
profano, y su proyección en la calendarización que las culturas se han dotado: la
medición del tiempo es distinta por el punto de referencia, para los judíos, los
musulmanes, los cristianos, los chinos, los aymará, etc.
El espacio también ha sentido el flujo de los avances tecnológicos, los descubrimientos
geográficos: el ecúmene o el anecúmene de las distintas civilizaciones ha traducido la
presencia humana y lo conocido, respecto a lo inhóspito y natural. El conocimiento de
otros pueblos y espacios dio origen en su comparación o diferencia a hallar elementos
comunes culturales, expresados en conceptualizaciones del derecho natural o el derecho
de gentes. Qué decir del descubrimiento del nuevo mundo, de la expansión de las
fronteras o límites territoriales, de la necesidad del derecho marítimo o aeroespacial.
Los cambios en la mentalidad social, las grandes revoluciones políticas, los
movimientos sociales han incidido en los cambios jurídicos respecto a la mujer, al
infante, a las minorías étnicas y sexuales. Despojados de una explicación sociológica e
histórica no podrían comprenderse las reformas legales que han extendido derechos
civiles, sociales y políticos a variados segmentos de la población nacional y mundial.
La propia historicidad del derecho posibilita comprender los porqué de la eficacia u
eficiencia de lo jurídico en determinadas épocas.
Otra peculiaridad de la Historia del Derecho, como se entiende en nuestro currículo
universitario, es centrarnos en la evolución jurídica en España. Y esto obedece que es a
través de la península ibérica que los grandes mementos de la evolución jurídica
occidental nos han sido conocidos. Como la propia historiografía jurídica hispana lo ha
precisado no importa si el derecho ha surgido en la península ibérica sino lo importante
si se ha aplicado en dicho territorio y haya vivido el pueblo español conforme a ello. Y
esto a raíz de la discusión de los que se debe entender por español. Lo mismo acontece
con el derecho chileno que ha debido hacerse cargo no solo de lo acaecido en lo limites
tradicionales de su territorio sino incorporar las realidades de la reivindicación, la
anexión o avances territoriales, lo que se ha traducido en visualizar el derecho de los
pueblos aborígenes, atacameño, aymara, mapuche.
De esta manera, en lo específico de la Historia del Derecho, la periodificación de la
evolución jurídica exige atender en gran medida lo acontecido en España respecto a sus
propios pueblos indígenas, la influencia romana, el influjo de los pueblos germánicos y
árabe, de la corriente itálica del derecho común hasta dotarse de una fisionomía
jurídica nacional, con el derecho castellano, y su proyección hacia el Nuevo Mundo
mediante la formulación del derecho indiano. A partir de entonces, la mirada se vuelve
singular pues debemos abocarnos a la formación de nuestro propio sistema jurídico: el
chileno.
4.-Las interpretaciones de la historia.
6.-Textos escogidos.
Los textos seleccionados tienen por finalidad que el lector pueda formarse una idea de
cómo se aborda el nexo entre la Historia y el Derecho, en tres autores que han aportado
su visión al respecto. Lo importante es la concurrencia de elementos extrajurídicos y
jurídicos en los contenidos de sus planteamientos.
a) Bertrand de Jouvenel, El poder:
“El creciente alud de las leyes modernas no crea derecho. Estas leyes son la traducción
del empuje de los intereses de la fantasía de las opiniones, de la violencia de las
pasiones; grotescas en su desorden, cuando son la obra de un poder cada vez más
extenso, pero cada vez más desequilibrado por las discusiones de las banderías; odiosas
en su orden inicuo, cuando emanan de un poder reunido en una mano brutal, no
merecen y no obtienen más respeto que aquel que el temor les procura. Son antisociales,
porque todas su fundan en una concepción falsa y mortal de la sociedad.
No es cierto que el orden de la sociedad deba ser procurado enteramente por el poder;
las creencias y costumbres lo hacen en su mayor parte; ni las unas ni las otras deben
estar constantemente en discusión, sino que su relativa estabilidad es una condición
esencial de la felicidad social.
La cohesión necesaria de la sociedad no puede ser sostenida únicamente por el poder.
Este necesita que exista una profunda comunidad de sentimientos enraizados en una fe
común y que se traducen en una moral irrebatible, sostén de un derecho inviolable”.
En este maco, cabe indicar que los procesos de reformas curriculares dando como
consecuencia, entre otros, la semestralización, importa ubicar el largo proceso jurídico
anotado en dos secuencias distintas:
Una, la evolución del derecho español en un semestre, lo cual implica una división de
etapas jurídicas que refiere:
1.- Los derechos prerromanos en la península ibérica.
2.- El proceso de romanización de la península ibérica (desde el siglo III A.C. hasta el
siglo V D.C)
3.- El derecho visigodo entre los siglos V al VIII D.C.
4.- El derecho altomedieval hispano, entre los siglos VIII y XIII. Esta fase examina el
impacto de la invasión musulmana y la desintegración del reino visigodo con el
consiguiente pluralismo jurídico de los reinos cristianos.
5.- El afianzamiento del derecho castellano, entre los siglos XIII y XVIII. Esta etapa
tiene que ver con la recepción del derecho común y los grandes textos y ordenamientos
castellanos.
Dos, el surgimiento del derecho indiano, el derecho patrio y el derecho nacional en un
segundo semestre:
6.- El descubrimiento de America y el derecho indiano. Las etapas históricas del
derecho indiano que se extiende desde el siglo XV hasta el siglo XIX.
7.- El derecho patrio. Las expresiones políticas, sociales y legales en el periodo
comprendido entre 1810 y 1855.
8.- El derecho nacional. Proceso que involucra las diversas codificaciones y las
trasformaciones de las instituciones políticas, sociales y económicas durante los siglos
XIX y XX.