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Este principio, a diferencia de los otros, no fue planteado por Aristóteles, sino por el filósofo alemán Wilhelm
Leibniz (1646-1716)
El principio de razón suficiente nos dice que "todo objeto debe tener una razón suficiente que lo explique". Lo
que es, es por alguna razón, "nada existe sin una causa o razón determinante".
Nuestros razonamientos están fundados sobre dos grandes principios: el de contradicción, en virtud del cual
juzgamos falso lo que implica contradicción, y verdadero lo que es opuesto o contradictorio a lo falso, [...] y
el de razón suficiente, en virtud del cual consideramos que no podría hallarse ningún hecho verdadero o
existente, ni ninguna enunciación verdadera, sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro
modo. Aunque estas razones en la mayor parte de las cosas no pueden ser conocidas por nosotros.
El principio de razón suficiente nos da respuesta a una exigencia natural de nuestra razón, según la cual
nada puede ser nada más "porque sí", pues todo obedece a una razón.
El cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos por alguna razón, y esa
razón se nos da cuando hacemos la demostración del teorema [de Pitágoras]. Los planetas se mueven en
órbitas elípticas por alguna razón, y esa razón aparece cuando acudimos a la ley de la Gravitación Universal.
La Revolución mexicana se produjo por alguna razón, y esa razón surge cuando estudiamos sus
antecedentes y consecuencias.
En suma, el principio de razón suficiente nos dice: "todo tiene una razón de ser".
4) Principio de razón suficientes:
Todo tiene su razón de ser. Hay razón suficiente para que un juicio sea verdadero si el
objeto al cual se refiere posee una identidad propia y sin determinaciones
contradictorias.
El principio de Razón Suficiente, el cual fue enarbolado por Gottfried Wilhelm Leibniz, conforme al
cual, nada puede ocurrir o existir (y ninguna proposición puede ser verdadera) sin que haya una
razón suficiente para que ello sea de tal manera y no de otra, aunque generalmente tales razones
no las podamos conocer. Cabe destacar que estos principios lógicos guardan una estrecha relación
entre sí, como detallaremos más adelante.
En nuestro entorno jurídico, podemos citar varios ejemplos de cómo utilizamos armónicamente estos
principios, y en efecto, aplicamos el principio de identidad, por ejemplo, cuando logramos apreciar
aspectos idénticos, o al menos similares entre dos objetos, y de esta forma establecer aspectos
comunes entre ellos; asimismo, éste se constituye en un principio fundamental e imprescindible en
la lógica, precisamente porque su violación conlleva a un absurdo, tanto en el plano fáctico como en
el jurídico de la labor jurisdiccional, como detallaremos más adelante. Asimismo, cuando le restamos
verdad a una historia o una narración en donde una persona afirma haber hecho y no hecho una
cosa al mismo tiempo, o que estuvo ocupando dos lugares a la vez al momento de un suceso X,
estamos aplicando el principio de identidad. Si conocemos la respuesta correcta ante un abanico de
opciones, no por conocer cuál es la correcta per se, sino por proceder a descartar aquellas que
resulten absurdas o ridículas, estamos implementando el principio del tercero excluso. Pero sobre
todo, cuando descartamos un argumento o tesis por falta de sustento fáctico o jurídico, estamos
aplicando el principio de razón suficiente.
Hoja de luis
El principio de razón suficiente es un principio filosófico según el cual todo lo que ocurre tiene
una razónsuficiente para ser así y no de otra manera, o en otras palabras, todo tiene
una explicación suficiente.
Formulación[editar]
El principio de razón suficiente admite diversas formulaciones, todas ellas pueden ser reducidas a
alguna de las formas siguientes:
Para toda entidad X, si X existe, entonces hay una explicación suficiente de por qué "X existe".
Para cada evento E, si E ocurre, entonces hay una explicación suficiente por la cual "E ocurre".
Para cada proposición P, si P es cierta, entonces hay una explicación suficiente de por qué
"P es cierta".
Aquí «explicación suficiente» puede entenderse como un conjunto de razones o de causas, aunque
muchos filósofos de los siglos XVII y XVIII no distinguieron entre estos dos tipos de «explicaciones
suficientes». El resultado del principio, sin embargo, es muy diferente según se interprete una
«explicación suficiente» de una u otra manera.
En la actualidad sigue siendo una cuestión abierta si el principio de razón suficiente puede ser
considerado un axioma en una construcción lógica como en una teoría matemática o en una teoría
física, porque los axiomas son proposiciones que se aceptan sin necesidad de tener una justificación
dentro del propio sistema [cita requerida]. Los axiomas son las proposiciones básicas de las nociones
primitivas no definidas.2
Según el principio de razón suficiente, todos los eventos que a primera vista
parecen azarosos o contingentes, en realidad tienen una explicación suficiente, su aparente
incompresibilidad es que no disponemos de un conocimiento completo de los mismos.
El racionalismo cartesiano considera que la descomposición analítica de cualquier hecho en
elementos más simples, permite conocer el orden lógico que constituyen las cosas complejas3 así
como las relaciones causales entre ellas.4 Consecuentemente la lógica aristotélica tradicional de
la intuición de las esencias por parte del entendimiento como facultad del alma, es interpretada
ahora por la lógica racionalista de Port Royal como lógica de atribución a una noción que es
conocida como idea en la conciencia, no como intuición de la realidad de la esencia como había sido
hasta ahora.5 Por ello, el predicado es un atributo o modo del sujeto como sustancia,6 cognoscible
mediante análisis, según conocimiento acabado de los elementos que le constituyen como sustancia
y las causas (relaciones con otras sustancias) que lo hicieron posible y existente en el mundo de la
experiencia. En otras palabras, todo es necesario pues en último término todas las verdades serían
para nosotros verdades de razón si pudiéramos someter la realidad a un completo análisis. Así el
racionalismo se basa en la asunción de que las verdades de hecho son verdades de razón. En el
racionalismo de Descartes, si existe un "Dios" o ser con una capacidad de análisis infinita, este
podría saber que todas las verdades del mundo son de hecho verdades de razón.
El mecanicismo cartesiano parecería estar apoyado en este principio, a condición del mantenimiento
de un dualismo radical: la sustancia pensante, res cogitansy la sustancia extensa res extensa.
Pero Leibniz no admitió tal dualismo en su concepción metafísica. Considerándolo un mecanicismo
injustificable por su condición de materia extensa7 y justificó la sustancia con su concepto
de mónada. Así Leibniz considera que el orden existente en el mundo es una «armonía
preestablecida por Dios» y la libertad aparente del hombre es una acción inmanente de las
mónadas.
Para justificar el hecho de la libertad se ha hecho famosa la frase que utilizó el propio Leibniz para
explicar su principio y las verdades de razón: «César pasó el Rubicón». Considerando que el hecho
de pasar el Rubicón aparentemente no procede del análisis de la noción de César. Puesto que
César al ser un ser libre, pudo no haber pasado el Rubicón, sin dejar de ser César. Sin embargo
como, de hecho, pasó el Rubicón tiene que haber una razón suficiente para que lo hiciera, y dicha
razón no puede estar más que en la propia esencia de César. El César que no hubiera pasado el
Rubicón ya no sería el mismo César, sería otro César. Pues César se constituye como tal en sus
predicados. Solo un análisis completo de todo lo que constituye la noción de César8 explicaría la
verdad necesaria, y por tanto verdad de razón del hecho: «César pasó el Rubicón»
Nuestros análisis abarcan solamente unos cuantos elementos mundanos que nos dan razón y
explican una verdad de hecho, contingente, que pudo no haber sido; pero para Dios, todo sucede
conforme a una razón suficiente contenida en la noción de cada mónada. El conjunto y finalidad de
la razón suficiente de la acción de todas las mónadas, en su conjunto como mundo real, frente a
todos los mundos posibles9 no puede ser otra que: «Este es el mejor mundo de todos los posibles».
Así queda justificada la Perfección y Bondad de Dios.10
Nuestros razonamientos están fundados sobre dos grandes principios: el de contradicción..., y el de la razón
suficiente, en virtud del cual consideramos que ningún hecho podría hallarse ser verdadero o existente, ningún
enunciado verdadero, sin que haya una razón suficiente por la que ello sea así y no de otra manera, si bien
estas razones las más de las veces no nos puedan ser conocidas.
Monadología, §31-32.
En Gerhardt, V. 309 lo describe como principium redendae rationis (principio por el que se ha de dar
razón).
En Monadología, §32: considera que este principio es uno de los que funda cualquier razonamiento.
«Consideramos que ningún hecho puede ser verdadero sin que haya una razón suficiente para sea
así y no de otro modo».
En Theoría motus abstracti (seccs. 23-24): «Nada acontece sin razón» ... de donde establece las
condiciones de que hay que evitar cambios inestables; entre contrarios elegir el término medio; y
poder agregar a cualquier término lo que nos plazca siempre y cuando no cause perjuicio a ningún
otro término; pues "este nobilísimo principio de razón suficiente" es "el ápice de la racionalidad en el
movimiento".
En Gerhardt, II, 181: Establece que no todo lo posible existe. «Una vez admitido esto se sigue que
algunos posibles llegan a la existencia más bien que otros no por absoluta necesidad sino por
alguna otra razón (como el bien, el orden, la perfección)».
Carta a des Bosses en 1711: «si no hubiera la mejor serie posible, Dios no habría creado nada,
pues no puede obrar sin una razón o preferir lo menos perfecto a lo más perfecto».
«Otro principio apenas menos general en su aplicación que el principio de contradicción, se aplica a
la naturaleza de la libertad. Se trata del principio de que nada acontece sin la posibilidad de que una
mente omnisciente pueda dar alguna razón del por qué acontece más bien que no acontece.
Además, me parece que este principio tiene contingentes el mismo uso que para las cosas
necesarias».12
Para la tradición racionalista, el principio de razón suficiente es el fundamento de toda verdad, dado
que nos permite establecer cuál es la condición (la razón) de la verdad de una proposición. Todo lo
que sucede tiene en sí una razón suficiente. Un análisis completo haría patente dicha razón. En
último término, para Dios, todo es verdad de razón.
Argumentos de Leibniz[editar]
Hay algo más bien que nada porque hay una razón suficiente: la superioridad del ser sobre el
no-ser.
No hay vacío en la Naturaleza, porque entonces habría que explicar por qué ciertas partes están
ocupadas y otras no, y la razón de ello no puede encontrarse en el vacío mismo.
La materia no puede reducirse a la extensión porque no habría razón que explicara por qué una
parte de la materia está en el lugar x más bien que en el lugar y.13
La razón según la cual todo lo que pasa en los objetos físicos o materiales puede explicarse.
La razón según la cual hay una razón por la que una determinada proposición sea verdadera.
La razón según la cual toda propiedad relativa a números o figuras geométricas es explicable en
términos de otras propiedades.
La razón según la cual alguien hace lo que hace.
Tales principios son la aplicación a cuatro necesidades: necesidad física, lógica, matemática y
moral.
Alexander Pfänder considera el sentido genuinamente lógico del principio, según el cual este
descansa en la «conexión interna que la verdad de un juicio tiene, por un lado, con el "juicio"».14 Su
conocimiento a priori no limita la posibilidad de la acción de cada mónada en su interior, porque en
realidad la sucesión es un armonía preestablecida por Dios que ha elegido el «mejor mundo de los
posibles»; «por otro lado con la razón suficiente», y es por lo tanto un principio aplicable solamente
al juico y a la condición de verdad, lo cual equivale, en el fondo, a la posibilidad de ser verdadero.15
Russell considera que el principio de razón suficiente engloba dos principios:
negativo: nihil est sine ratione (nada existe sin una razón)
afirmativo: omne ens habet rationem (todo ser tiene razón)
Para Heidegger la forma negativa es más fundamental, por cuanto no atañe a las cosas de las que
se afirma algo, sino al fundamento de las cosas, del cual fundamento no se afirma nada. Para
Heidegger el principio se interpreta erróneamente al confundir «razón» con «fundamento». Por tanto
el principio declara nada hay sin razón, por tanto declara que el principio no carece de razón, pero
no da la razón del fundamento. La razón del principio no se halla en el principio.
Para Heidegger el sentido de este pequeño principio de razón (der kleine Satz von Grund) es el
sentido originario del "logos", como lo que "se hace ver", lo que se abre del ser para hacerse
"presente". De esta forma este pequeño principio se convierte en el gran principio (grosse
Grundsatz), cuando habla como "palabra del Ser" (als Wort vom Sein), llamando a este Ser,
"Razón".
Teniendo en cuenta todo lo anterior las varias maneras de entender el principio de razón suficiente
adquiere las siguientes formas de entenderse:
la ontológica
la lógica
la psicológica o gnoseológica
la metafísica
Ferrater Mora concluye que todos estos modos están relacionados: puede considerarse ontológico,
pero al mismo tiempo es lógico o lógicamente formulable; pero a la vez es un principio que se
impone a todo pensar y, como tal todo pensar como pensamiento tiene su origen en el principio de
razón.