Вы находитесь на странице: 1из 21

“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

PROYECTO DE LEY

El Senado y la Cámara de Diputados…


sancionan con fuerza de

LEY

ARTÍCULO 1°.- En cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 4° de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de
Costa Rica) que establece que, toda persona tiene derecho a que se
respete su vida y que este derecho estará protegido por la ley y, en
general, a partir del momento de la concepción, se establece que toda
persona gestante tiene el derecho a la interrupción voluntaria del
embarazo durante las primeras catorce (14) semanas de gestación,
debiendo priorizarse las alternativas de obtener tal resultado a través de
medicamentos debidamente aprobados por la ANMAT.

ARTÍCULO 2°.- A partir del comienzo de la semana quince (15) de


gestación, sólo podrá interrumpirse el embarazo, en los siguientes
casos:

a) Si tuviese como finalidad evitar un peligro para la vida o la salud de


la persona gestante y este peligro no pudiese ser evitado por otros
medios.

b) Si el embarazo es producto de una violación.

c) Si se diagnosticara la inviabilidad de vida extrauterina del feto.


“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

ARTÍCULO 3°.- La interrupción del embarazo debe ser realizada por un


médico con título habilitante o bajo su dirección, a requerimiento de la
persona gestante o, en su caso, de sus representantes legales, y previa
obtención de su consentimiento informado por escrito, en los términos
de lo establecido por la ley N° 26.529 y el artículo 59 del Código Civil y
Comercial de la Nación.

No podrán imponerse requisitos burocráticos de ningún tipo para


acceder a las prestaciones vinculadas con una interrupción legal del
embarazo, debiendo garantizarse a la persona gestante una atención
ágil e inmediata, que respete su privacidad durante todo el proceso y
garantice la reserva de la información aportada.

ARTÍCULO 4°.- En el supuesto de interrupción voluntaria del embarazo


previsto en el artículo 1° de la presente ley, deberá ponerse a
disposición de la persona gestante toda la información disponible
relativa al tema, de forma dinámica y a lo largo de todo el proceso de
atención, incluso si no hay una solicitud explícita de su parte.

Los establecimientos de salud en los que se realice dicha práctica,


deberán contar con un equipo profesional interdisciplinario,
especializado en salud sexual y reproductiva, para dar contención y
apoyo a la persona gestante, antes, durante y después de la prestación
médica y brindarle toda la información relativa a las características de
la interrupción del embarazo, los riesgos inherentes a las distintas
prácticas posibles y la posibilidad de utilizar medicamentos abortivos,
de forma tal de garantizarle información oportuna, clara, objetiva y
suficiente para la toma de una decisión consciente y responsable.
Asimismo deberá informársela respecto a los distintos medios
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

anticonceptivos que se encuentran a su disposición y su forma de


utilización, incluyendo las prácticas autorizadas por la ley N° 25673,
poniendo especial énfasis en estas últimas, en los casos en que la
persona gestante ya hubiese interrumpido previamente un embarazo.

Durante la práctica médica, cualquiera fuese la metodología utilizada


para la interrupción del embarazo, el equipo profesional
interdisciplinario deberá acompañar a la persona gestante a efectos de
garantizarle la atención y contención que la situación requiere, como así
también la realización de los exámenes médicos necesarios para otorgar
un alta médica definitiva.

En todos los casos, tanto los contenidos y el formato de la información


suministrada a la persona gestante, como el accionar del equipo
profesional interviniente deberán guardar estricta objetividad y
confidencialidad. Queda expresamente prohibido ejercer cualquier tipo
de presión directa o indirecta, que pudiera inducir a la persona gestante
a modificar su decisión.

ARTÍCULO 5°. – Formulado el requerimiento de interrupción voluntaria


del embarazo por la persona gestante, el establecimiento sanitario o el
profesional interviniente deben disponer de manera inmediata la
consulta con el equipo profesional interdisciplinario referido en el
artículo precedente.

Cumplida la primer consulta, la cual deberá realizarse en el mismo día


en que fuera requerida por la persona gestante, o de no ser posible, al
día siguiente, la persona gestante dispondrá de un período mínimo de
reflexión irrenunciable de TRES (3) días corridos, para evaluar la
información que le fuera aportada y tomar una decisión en
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

consecuencia. Una vez transcurrido el plazo mínimo, si la persona


gestante optase por interrumpir el embarazo, deberá expresar su
voluntad de manera expresa y por escrito, acorde con lo dispuesto por
la ley N° 26.529 y el artículo 59 del Código Civil y Comercial de la
Nación.

La interrupción del embarazo deberá practicarse dentro de los CINCO


(5) días corridos siguientes al consentimiento informado, prestado por la
persona gestante o su representante legal, de corresponder, sin
intervenciones o requisitos adicionales a los establecidos en la presente
ley, que impliquen obstaculizar el acceso a dicha práctica. El plazo
acordado podrá extenderse en la forma y con los alcances que prevea la
reglamentación, considerando el tipo de intervención requerida y las
disponibilidades de los establecimientos de salud, pero en ningún caso
podrá ser mayor a los DIEZ (10) días corridos, contados desde el
consentimiento informado.

ARTÍCULO 6°.- Se considera infracción grave e incumplimiento de sus


obligaciones en el ejercicio de la profesión, por parte de los profesionales
de la salud, o de los integrantes del equipo profesional interdisciplinario
a que se refiere el artículo 4° de esta ley, de corresponder, cuando:

a) De forma injustificada realicen maniobras dilatorias durante el


procedimiento previsto en esta ley.

b) Suministren información falsa o tendenciosa a la persona gestante.

c) Se nieguen a practicar una interrupción legal del embarazo no


habiendo formulado oportunamente objeción de conciencia.
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

d) Realicen una interrupción de embarazo, fuera de los casos previstos


en la norma.

e) Incumplan con el procedimiento y/o los plazos establecidos en la


presente.

f) Incumplan la prohibición prevista en el último párrafo del artículo 4°


de la presente ley.

ARTÍCULO 7°.- Las infracciones previstas en el artículo precedente


serán sancionadas con:

a) Multa administrativa graduable entre 10 y 100 salarios mínimo, vital


y móvil.

b) Inhabilitación en el ejercicio de la profesión de UN (1) mes a CINCO


(5) años.

c) Clausura total o parcial, temporaria o definitiva del consultorio,


clínica, instituto, sanatorio, laboratorio o cualquier otro local o
establecimiento donde actuaren las personas que hayan cometido la
infracción.

Estas sanciones serán reguladas en forma gradual teniendo en cuenta


las circunstancias del caso, la naturaleza y gravedad de la infracción,
los antecedentes del infractor y el perjuicio causado, sin perjuicio de
otras responsabilidades civiles y penales, a que hubiere lugar. Las
sanciones establecidas podrán aplicarse en forma independiente o de
manera conjunta.

A los fines de la aplicación de las sanciones enumeradas, deberá


brindarse al infractor el derecho a defensa y producción de prueba, en
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

los términos que se fijen en la reglamentación, o las normas que


correspondan a cada jurisdicción.

La falta de pago de las multas aplicadas hace exigible su cobro por


ejecución fiscal, constituyendo suficiente título ejecutivo el testimonio
autenticado de la resolución condenatoria firme.

ARTÍCULO 8°.- En el supuesto de que la persona gestante sea menor de


edad o tenga capacidad restringida, deberá estarse a las disposiciones
del LIBRO PRIMERO, PARTE GENERAL, TÍTULO PRIMERO, CAPÍTULO
2 del Código Civil y Comercial de la Nación.

ARTÍCULO 9°. - Los profesionales de la salud tendrán el derecho de


ejercer la objeción de conciencia para intervenir en los procedimientos
de interrupción del embarazo. El rechazo o la negativa a realizar la
intervención de interrupción del embarazo por razones de conciencia es
una decisión individual de los profesionales de la salud y debe ser
manifestada por escrito a las instituciones a las que pertenecen, de
manera anticipada, en los términos que establezca la reglamentación y
podrá revocarse en iguales términos.

Los establecimientos de salud que brinden atención obstétrica y


ginecológica, deberán garantizar las prácticas médicas que se requieran
para la interrupción voluntaria del embarazo, o en su defecto proceder a
la oportuna y correcta derivación, de forma tal que se cumplan los
plazos y demás recaudos contemplados en la presente ley.

ARTÍCULO 10°. – Las obras sociales enmarcadas en las leyes 23.660 y


23.661, la Obra Social del Poder Judicial de la Nación, la Dirección de
Ayuda Social para el Personal del Congreso de la Nación, las entidades
de medicina prepaga y las entidades que brinden atención al personal
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

de las universidades, así como también todos aquellos agentes que


brinden servicios médico-asistenciales a sus afiliados
independientemente de la figura jurídica que posean, incorporarán
como prestaciones obligatorias y a brindar a sus afiliados o
beneficiarios, la cobertura integral de las prácticas médicas necesarias
para la interrupción del embarazo, siempre que se reúnan los
supuestos previstos en la presente ley.

El Estado garantizará la atención gratuita de las personas gestantes


que no cuenten con obra social, medicina prepaga, o algún otro sistema
de cobertura médica, en los establecimientos de salud ya existentes,
que brinden atención obstétrica y ginecológica, o en los centros de
atención que pudieran establecerse en el futuro, como así también la
provisión gratuita de la medicación requerida a tales efectos, debiendo
asimismo arbitrar los medios necesarios para la inclusión de dicha
medicación en el Plan Médico Obligatorio (P.M.O) y garantizar su
distribución a todos los efectores que componen el sistema nacional
público de salud, incluyendo los Centros de Atención Primaria de Salud
(CAPS) de todo el país.

ARTÍCULO 11°.- El Poder Ejecutivo deberá establecer por vía


reglamentaria, programas nacionales para la capacitación y difusión de
los temas contenidos en la presente ley, como así también para facilitar
el acceso a los métodos preventivos para evitar embarazos no deseados,
pudiendo coordinar los mismos con las provincias y la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.

ARTÍCULO 12°.- Las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires


en coordinación con el Gobierno Nacional, establecerán las normas y
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

realizarán las acciones necesarias para el cumplimiento de lo dispuesto


en la presente ley.

ARTÍCULO 13°.- Créase un Registro Estadístico, a efectos de mantener


actualizada la información relativa a las situaciones previstas en la
presente ley, el que funcionará en la órbita del Poder Ejecutivo Nacional
y en la forma que establezca la reglamentación.

ARTÍCULO 14°.- Sustitúyase el artículo 85 del Código Penal por el


siguiente:

“ARTÍCULO 85.- Será reprimido con prisión de TRES (3) a DIEZ (10)
años el que causare un aborto sin consentimiento de la persona
gestante. Esta pena podrá elevarse hasta QUINCE (15) años, si el
hecho fuere seguido de la muerte de la mujer.

ARTÍCULO 15°.- Sustitúyase el artículo 86 del Código Penal por el


siguiente:

“ARTÍCULO 86.- Incurrirán en las penas establecidas en el artículo


anterior y sufrirán además, inhabilitación especial por doble del
tiempo de la condena, los médicos, cirujanos, parteras o
farmacéuticos que abusaren de su ciencia o arte para causar un
aborto o cooperasen a causarlo, sin consentimiento de la persona
gestante.

ARTÍCULO 16°.- Derógase el artículo 88 del Código Penal

ARTÍCULO 17°.- Sustitúyase el artículo 6° de ley N° 25673 por el


siguiente:

“ARTICULO 6° — La transformación del modelo de atención se


implementará reforzando la calidad y cobertura de los servicios de
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

salud para dar respuestas eficaces sobre salud sexual y


procreación responsable. A dichos fines se deberá:

a) Establecer un adecuado sistema de control de salud para la


detección temprana de las enfermedades de transmisión sexual,
vih/sida y cáncer genital y mamario. Realizar diagnóstico,
tratamiento y rehabilitación;

b) A demanda de los beneficiarios y sobre la base de estudios


previos, prescribir y suministrar los métodos y elementos
anticonceptivos aprobados por la ANMAT y realizar las prácticas
denominadas ligadura de trompas de Falopio y ligadura de
conductos deferentes o vasectomía, requeridas formalmente como
método de planificación familiar, respetando los criterios o
convicciones de los destinatarios, salvo contraindicación médica
específica y previa información brindada sobre sus ventajas y
desventajas.

c) Efectuar controles periódicos posteriores a la utilización del


método elegido.”

ARTÍCULO 18°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.


“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

FUNDAMENTOS
Señor Presidente:

Desde el avenimiento de la democracia hemos avanzado en el


afianzamiento y reconocimiento de derechos vinculados a la persona
humana, tal como la define nuestro Código Civil y Comercial, sobre los
cuales nuestra legislación no había avanzado, debido principalmente a
ciertas limitaciones socio-culturales. En este sentido se dictaron leyes
como la ley N° 23.515 de divorcio vincular, la ley N° 26742, sobre los
derechos del paciente, que estableció la mal llamada “muerte digna”, lo
que sería el derecho de morir con dignidad y el consentimiento
informado, las diferentes normas relativas a trasplantes de órganos, la
ley N° 26862 sobre reproducción médicamente asistida, la ley N° 26743
que establece el derecho a la identidad de género, la ley N° 23593 de
antidiscriminación, tema sobre el cual nos encontramos trabajando en
la actualidad para presentar un proyecto más abarcativo y actual, la ley
N° 26618 que incluyó el matrimonio igualitario en el Código Civil y
Comercial, además de las leyes vinculadas a violencia de género y
femicidio; sin embargo y pese al esfuerzo de muchas organizaciones que
durante años han trabajado sobre el tema, no pudo aún sancionarse
una ley que contemplara de manera más amplia, la problemática de la
interrupción voluntaria del embarazo y sobre todo, la generación de un
sistema que permitiera acceder a dicha práctica, a las personas
gestantes carentes de recursos para afrontarla.

Es evidente que son precisamente las personas gestantes con menos


recursos las que por distintos motivos se ven afectadas cuando se
enfrentan a la situación de tener que interrumpir un embarazo,
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

poniendo en riesgo su salud física y psíquica y en muchos casos


llevándolas a la muerte.

El aborto es la principal causa individual de mortalidad materna en la


Argentina desde el año 1980, y han sido más de 3 mil las mujeres que
han fallecido por complicaciones derivadas de abortos inseguros desde
el retorno de la democracia. En la actualidad, según datos oficiales de la
Dirección Nacional de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) del
Ministerio de Salud de la Nación, el 18% del total de las muertes
maternas son por complicaciones derivadas de abortos inseguros.

A su vez, en el año 2016 se produjeron 49 mil egresos de hospitales


públicos vinculados con abortos y a pesar de que se ha evidenciado un
marcado descenso desde el año 2005, donde se registraron 68 mil
egresos hospitalarios por esta causal, sigue constituyendo una cifra
más que alarmante.

Estos datos, que no contemplan la totalidad de los casos ya que se


tratan de estadísticas del subsistema público de salud, evidencian un
gravísimo problema de salud pública que debe ser abordado por el
Congreso de la Nación con la seriedad y responsabilidad que exige. Por
eso, debemos avanzar con un proyecto que defienda la vida y proteja la
salud de la persona gestante en todos sus aspectos, garantizando que,
en condiciones de igualdad e independientemente de su situación
social, puedan acceder a la interrupción de su embarazo de manera
segura y gratuita, sin poner en riesgo su vida o su salud.

Actualmente carecemos de cifras oficiales que reflejen la cantidad de


abortos que se realizan por año, lo que es una de las tantas
consecuencias de la ilegalidad de la práctica. Sin embargo, algunas
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

proyecciones estiman que en podrían llegar a los 500 mil abortos por
año, cifra muy superior a las que experimentan países que han
legalizado el aborto, con población incluso mayor que la Argentina.

De hecho, la experiencia ha demostrado que aquellos países en donde


se ha legalizado la interrupción del embarazo, han disminuido
drásticamente la mortalidad materna y ello no ha tenido como correlato
un incremento de la cantidad de abortos realizados. Por el contrario, se
ha demostrado que a partir de determinado momento las cifras
comienzan a bajar, y además de reducir la mortalidad materna se
reduce también la cantidad de abortos realizados. Tal es el caso, por
ejemplo, de Uruguay.

Recientemente, la revista médica británica “The Lancet”, publicó un


trabajo del “Guttmacher Institute”, que entre otros aspectos, señala que
“el aborto en el mundo ha disminuido en los últimos años”, gracias en
gran parte a la legalización de la práctica que “ha sido el factor que más
ha contribuido” a dicha disminución; además de resaltar que “los países
con aborto penalizado son los que presentan las más altas tasas de
aborto en el mundo”.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha evidenciado


en un estudio global publicado en el año 2012, que las regulaciones y
marcos más permisivos sobre el aborto tienen como resultado una
drástica reducción de la mortalidad materna causada por abortos
inseguros y, en consecuencia, en el nivel global de mortalidad materna
(“Aborto sin riesgos: guía técnica y de políticas para los sistemas de
salud”, OMS, 2012). Además, el informe señala que independientemente
de que el aborto esté o no restringido “la probabilidad de que una mujer
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

se someta a un aborto por embarazo no deseado es prácticamente la


misma” (OMS, “Aborto sin riesgos…”, 2012), lo que refleja el fracaso de
la penalización y las regulaciones restrictivas sobre el aborto.

En el citado informe, la OMS advierte además que las restricciones


legales al aborto no dan como resultado menor cantidad de abortos ni
aumentos importantes en los índices de nacimiento, ni, por el contrario,
las leyes y políticas que facilitan el acceso al aborto sin riesgos
aumentan el índice o el número de abortos. Es decir, que la restricción
del acceso legal al aborto no disminuye la necesidad del aborto, sino
que lo único que genera es el aumento del número de mujeres que
buscan abortos ilegales e inseguros, lo que conduce a una mayor
morbilidad y mortalidad.

En definitiva, estas estadísticas confirman que la legalización del aborto


no sólo disminuye la mortalidad materna, como señalamos
anteriormente, sino que además permite que a través de la
implementación de políticas públicas disminuya también la cantidad de
abortos.

En este sentido, debemos señalar que la propuesta de legalización de la


interrupción voluntaria del embarazo dentro de las primeras 14
semanas de gestación, que propiciamos con esta iniciativa, encuadra
dentro de las disposiciones de la Constitución Nacional y de los
Tratados Internacionales de Derechos Humanos con Jerarquía
Constitucional.

Al respecto, resulta sumamente importante recordar que la Convención


Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica)
en su artículo 4° establece que, toda persona tiene derecho a que se
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

respete su vida y que este derecho estará protegido por la ley y, en


general, a partir del momento de la concepción. Tal como se desprende
de los debates previos a la redacción del citado tratado, la expresión “en
general” fue incluida para compatibilizar el texto de la Convención con
los regímenes jurídicos vigentes en diversos Estados que permitían la
interrupción del embarazo. En ese sentido, es dable señalar la
interpretación que realizó la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos a dicho artículo, cuando enfrentó una consulta en el caso
“Baby boy vs. Estados Unidos”, donde sostuvo que la legislación
estadounidense que permite el aborto en el primer trimestre de
embarazo resulta compatible con la Convención.

Por su parte, debemos reseñar la interpretación de dicho artículo que


realizó la Corte Interamericana de Derechos Humanos, intérprete
máximo de la Convención, en el caso “Artavia Murillo vs. Costa Rica”, en
donde sostuvo que los términos “…del artículo 4.1 de la Convención,
permiten amplias excepciones al derecho a la vida del no nacido,
incluyendo la legalización de al menos algunas formas de aborto, y que
no existe un deber de protección absoluta o incondicional de la vida
prenatal por parte de los Estados Parte, sino simplemente un deber de
protección gradual e incremental según el grado de desarrollo físico del
niño no nacido…”. En el mismo sentido se ha expresado nuestra CSJN,
en el mencionado caso “F., A. L.” (2012), al señalar que la
“…interpretación del alcance que corresponda darle a dicho precepto, con
relación a las obligaciones del Estado en lo que hace a la protección
normativa del nasciturus como sujeto de derecho, no puede ser realizada
en forma aislada del art. 4º y darle un alcance de tal amplitud que
implique desconocer que, conforme se explicara precedentemente, la
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

Convención no quiso establecer una protección absoluta del derecho a la


vida de éste…”.

El artículo, es una clara muestra de que este acuerdo internacional,


tomando en cuenta una realidad ineludible, coloca, la vida y la salud de
la persona gestante por encima del derecho a la existencia previa al
nacimiento, al igual que lo hicieron nuestros legisladores al analizar la
problemática del riesgo de vida para una madre embarazada y colocar
esta situación como una causal de no punibilidad, cuando la regla
general era que el aborto constituía un delito, o tal como lo entendió
nuestra Corte Suprema en el caso referenciado, al considerar este
conflicto de intereses y resolverlo a favor de la persona gestante.

Por otra parte, es relevante destacar las observaciones que los


organismos de aplicación de los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos con Jerarquía Constitucional han efectuado a nuestro país
respecto de la legislación restrictiva sobre el aborto, y que llevan a
reafirmar lo sostenido anteriormente, respecto de que no existe desde la
convencionalidad ningún impedimento para avanzar en una legislación
que permita el aborto voluntario en nuestro país.

En ese sentido, por ejemplo, el Comité de Derechos Humanos en su 98º


período de sesiones (Nueva York, 8 a 26 de marzo de 2010) expuso
como Observaciones Finales respecto del Estado argentino en el punto
C denominado “Principales motivos de preocupación y
recomendaciones” que era preocupante: “a) la legislación restrictiva del
aborto contenida en el art. 86 del Código penal….; instando al Estado
argentino a modificar su legislación interna de forma tal que la misma
ayude efectivamente a las mujeres a evitar embarazos no deseados y
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

que éstas no tengan que recurrir a abortos clandestinos que podrían


poner en peligro sus vidas”.

Por su parte, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra


la Mujer, en su 17° período de sesiones (7 al 15 de julio de 1997)
expuso en sus Observaciones Finales que el Estado argentino debía
adoptar medidas de todo tipo para reducir la mortalidad y la morbilidad
que se deriva de la maternidad, y especialmente, recomendó que se
revisara la legislación por la que se penaliza a las mujeres que optan
por el aborto (puntos 46 y 47).

El mismo Comité, en su 46º período de sesiones (12 a 30 de julio de


2010) expuso en sus Observaciones Finales respecto del Estado
argentino en parágrafo denominado “Salud”, volvió a insistir en que
resultaba preocupante la elevada tasa de mortalidad materna que en
una tercera parte tiene como causa el aborto ilegal, e instó al Estado
argentino a que revise la legislación vigente que penaliza el aborto
puesto que tiene graves consecuencias para la salud y la vida de las
mujeres y que garantice la aplicación uniforme en todo el país la “Guía
Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles” (que
clarifica los alcances del art. 86 del Código Penal) dictada por el
Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable del
Ministerio de Salud de Nación de modo tal que exista una acceso
efectivo y en condiciones de igualdad a los servicios de salud para
interrumpir los embarazos”.

Por último, el Comité de Derechos Humanos de la ONU, en su 117º


período de sesiones (20 de junio al 15 de julio de 2016) expuso en sus
Observaciones Finales respecto del Estado Argentino en los puntos 11 y
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

12 bajo el título "Interrupción del embarazo" lo siguiente: "11. El Comité


nota con satisfacción la decisión de la Corte Suprema de Justicia (caso
F., A.L, s/ medida autosatisfactiva, 2012) en que se reafirmó el derecho
de las mujeres a interrumpir sus embarazos en todas las circunstancias
permitidas por la ley incluyendo cuando el embarazo es producto de
una violación sexual, sin importar la capacidad intelectual o psicosocial
de la mujer. Al Comité le preocupa, sin embargo, que la aplicación de
dicha decisión no es uniforme en el Estado parte y que el aborto legal
resulte, muchas veces, inaccesible por la falta de instrumentación de
protocolos médicos, del ejercicio individual de objeción de conciencia
por parte de los trabajadores de la salud u otros obstáculos de facto. El
Comité expresa su preocupación por el “caso de Belén”, en que se
utilizó la figura del delito de homicidio agravado para una supuesta
alegación de aborto ilegal y que la acusada esté todavía privada de
libertad. El Comité también está preocupado por los altos índices de
abortos clandestinos que han resultado en mortalidad materna, así
como por los embarazos de adolescentes (arts. 3,6, 7 y 17). 12. El
Estado parte debe revisar su legislación sobre el aborto, incluyendo su
legislación criminal, en particular mediante la introducción de
excepciones adicionales a la prohibición del aborto, inclusive cuando el
embarazo es producto de una violación sexual, sin importar la
capacidad intelectual o psicosocial de la mujer. El Estado parte debe,
asimismo, asegurar que todas las mujeres y niñas puedan acceder a los
servicios de salud reproductiva en todas las regiones del país y que las
barreras legales, el ejercicio de objeción de conciencia por parte de los
trabajadores de la salud y la falta de protocolos médicos no obliguen a
las mujeres a recurrir al aborto clandestino que pone su vida y su salud
en riesgo. El Estado debe revisar el “caso de Belén”, a la luz de los
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

estándares internacionales en la materia, con miras a su inmediata


liberación, y a la luz de este caso, considerar la descriminalización del
aborto. Asimismo, el Estado parte debe multiplicar y asegurar la
aplicación de programas de educación y sensibilización a nivel formal
(escuelas y colegios públicos y privados) e informal (medios de
comunicación y otros) sobre la importancia del uso de anticonceptivos y
los derechos a la salud sexual y reproductiva".

En el mismo sentido, la propuesta resulta plenamente compatible con la


Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, con jerarquía
constitucional en los términos del artículo 75 inciso 22 de nuestra CN.
En efecto, dicho instrumento internacional no reconoce el derecho a la
vida antes del nacimiento, ni tampoco define el momento en el cual
comienza la vida. Nuestro país efectuó una declaración interpretativa a
través de la ley 23.849, estableciendo que debía entenderse por niño “a
todo ser humano desde el momento de la concepción y hasta los 18
años de edad". Sin embargo, al tratarse de una declaración
interpretativa y no de una reserva como lo ha señalado la CSJN en el
citado caso “F.A.L” (considerando 13), no modifica el alcance de la
Convención ni condiciona su vigencia. Además, el Comité de los
Derechos del Niño, órgano encargado del seguimiento e interpretación
de la Convención, ha instado a los “Estados a que despenalicen el
aborto para que las niñas puedan, en condiciones seguras, abortar y ser
atendidas tras hacerlo, así como a que revisen su legislación para
asegurar que se atienda el interés superior de las adolescentes
embarazadas y se escuche y se respete siempre su opinión en las
decisiones relacionadas con el aborto” (Observación General N° 20, 6 de
diciembre 2016, Punto 60).
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

Señor Presidente, alrededor de 179 países cuentan con leyes que de una
u otra manera consideran la problemática de la interrupción voluntaria
del embarazo y aprovechando esas experiencias y la doctrina y
jurisprudencia de los últimos años en nuestro país, hemos elaborado
un proyecto que considera diferentes aspectos vinculados a la cuestión,
entendiendo que el sujeto de derecho debe ser la persona gestante, de
manera de evitar cualquier tipo de situación discriminatoria. Asimismo,
se han analizado las legislaciones de países como Alemania, España,
México, Uruguay y jurisprudencia de alguno de ellos y de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en especial el caso “Artavia
Murillo y otros c/ Costa Rica”.

En el artículo 1° se establece de manera expresa el derecho a la


interrupción voluntaria del embarazo, durante las primeras catorce (14)
semanas de gestación, poniendo un límite temporal a dicha práctica,
considerando sobre todo los riesgos para la salud de la persona
gestante superado de dicho límite, el desarrollo del feto y sobre todo
tomando en cuenta que durante este período se pueden aplicar drogas
aprobadas por la ANMAT, que por otra parte ese artículo prioriza por
sobre otros métodos.

En el artículo 2° se fijan los supuestos de interrupción de embarazo


legal, aún habiendo vencido el plazo fijado en el artículo 1°,
contemplándose los supuestos de peligro para la vida o la salud de la
madre que no pudiese ser evitado por otros medios, el embarazo
producto de una violación o de un atentado al pudor y el caso de que el
feto tuviese malformaciones graves o estuviese muerto.
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

Los artículos 3°, 4° y 5° regulan la práctica en sí de la interrupción del


embarazo, estableciendo que debe ser realizado por un profesional
médico o con su asistencia, de manera ágil y sin requisitos
burocráticos, con el soporte de un grupo interdisciplinario que debe
guiar a la persona gestante antes, durante y después de la práctica
médica o el suministro de la droga, hasta el alta definitiva. También se
establece la necesidad de brindarle toda la información necesaria y el
requerimiento obligatorio de su consentimiento informado.

Un dato importante en lo que hace a la metodología que debe seguirse


en estos casos, es que se prohíbe expresamente ejercer cualquier tipo
de presión directa o indirecta sobre la persona gestante que pueda
influir en su decisión y se considera que de configurarse este supuesto,
ya sea por parte del personal médico como del grupo de profesionales,
podrán ser sancionados, de igual modo que si se negasen a realizar la
interrupción del embarazo no habiendo ejercido la opción de objeción de
conciencia, o de algún otro modo incumpliesen las disposiciones de la
ley. También se fijan plazos que buscan evitar cualquier dilación en la
práctica que pueda perjudicar la salud de la persona gestante.

Este proyecto pone especial énfasis en la atención médica gratuita y el


suministro de la medicación correspondiente, como así también en la
obligación de las Obras Sociales y otras entidades similares, de cubrir
los costos de esta práctica y contempla la obligación del Poder Ejecutivo
de establecer programas nacionales de capacitación y difusión.

Se crea además un registro para poder contar con información precisa


sobre las interrupciones voluntarias de embarazos, que será de suma
importancia a la hora de evaluar los resultados de esta normativa y en
“2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria”

su caso poder mejorarla, o adaptarla a nuevas situaciones que pudiesen


aparecer

En cuanto al aspecto penal, se despenaliza la práctica de la


interrupción del embarazo, en la medida en que se verifiquen los
extremos previstos en esta ley y a dicho efecto se sustituyen los
artículos 85 y 86 del Código Penal y se deroga el artículo 88.

Finalmente se sustituye el artículo 6° de la ley 25673 a los efectos de


incluir en sus alcances los anticonceptivos abortivos y armonizando su
redacción con la modificación efectuada por la ley 26130.

Por los fundamentos expuestos, solicito a mis pares me acompañen en


la aprobación del presente proyecto de ley.

Вам также может понравиться