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Florencia

Florencia 1
Breve historia 5
Los gremios florentinos 7
Michelangelo 8
Pontormo 8
Scoppio del Carro 8
Datos útiles 9
Información turística 9
Sitios web 9
Aplicaciones para Smartphone 9
Comunicaciones 9
Dinero y bancos 10
Horarios 10
Salud 10
Seguridad 10
Fútbol 10
Llegar y partir 11
Estructura de la ciudad 12
Barrios 12
Alojamiento 13
Trasladarse 14
Excursiones 15
Por cuenta propia 15
Comer y beber 15
Restaurantes 16
Mercados 16
Helado 17
Vida nocturna 17
Compras 18
Arte, Antigüedades y Artesanías 19
Moda y outlets 20
Mercados 21

Sitios de interés 22
Tarjetas de descuento para museos 22
Reservar horario de entrada a museos 22
Mus.e *** 23
1 de 75
Sugerencia de Itinerario 23
El Duomo y sus alrededores 24
***Complejo de Piazza Del Duomo 24
Visitas guiadas 24
***Duomo (Santa Maria del Fiore) 25
**La cúpula 26
Cripta de Santa Reparata 28
Campanile 28
***Battistero 29
***Museo dell'Opera del Duomo 30
Ospedale Santa Maria Nuova 33
Piazza della Repubblica 33
Palazzo Davanzati 33
Via dei Calzaiuoli y Via del Proconsolo 34
Loggia del Bigallo 34
ORSANMICHELE 34
Badia Fiorentina (Santa Maria Assunta) 34
ORATORIO DEI BUONOMINI DI SAN MARTINO 35
***Museo Nazionale del Bargello 35
Planta baja 35
Primer Piso 36
Segundo Piso 38
Piazza della Signoria*** 40
Loggia della Signoria*** 41
Museo Gucci 41
Palazzo Vecchio 41
Quartieri Monumentali** 41
Torre di Palazzo Vecchio o Torre de Arnolfo 42
Galleria degli Uffizi*** 42
Gabinete de Diseños y Estampas*** 43
Salas del segundo piso: 43
Pre-Renacimiento 44
Los Lippi 45
Los hermanos Pollaiuolo y Botticelli — salas cerradas 45
El joven Leonardo y otras salas 45
Primer Renacimiento en la Italia centro-septentrional 46
Michelangelo y los florentinos 47
Presentación provisoria de Botticelli*** 47

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Sala de Niobe 48
Renacimiento Temprano 48
Cafetería 48
Salas del Primer Piso 49
Pintores extranjeros de los siglos XVI a XVIII 49
Manierismo y veranda sobre el Arno 49
Siglo XVII en Florencia y Siena 51
Museo Galileo 51
Ponte Vecchio*** 52
Oltrarno 52
Santa Felìcita 52
**Palazzo Pitti 53
**Galleria Palatina 53
Galería de Arte Moderna 55
*Museo de la Platería y otros 55
Giardino di Boboli 55
Oltrarno este 56
**Jardín y Villa Bardini 56
Museo Bardini 56
Piazzale Michelangelo 57
**San Miniato al Monte 57
Oltrarno oeste 58
Piazza Santo Spirito 58
Basilica di Santo Spirito 58
***Santa Maria del Carmine: Capella Brancacci 59
Plaza Santa Maria Novella y sus alrededores 60
*Basílica de Santa Maria Novella 61
MUSEO NOVECENTO 63
CROCE AL TREBBIO 63
Palazzo Rucellai 63
Iglesia Ognissanti 63
**Palazzo Strozzi 64
Piazza Santa Trinita 64
MUSEO SALVATORE FERRAGAMO 65
Basílica de Santa Trinità 65
San Lorenzo y el Mercato Centrale 65
**Palazzo Medici-Riccardi 65
Cenacolo del Fuligno 65

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Complejo Mediceo-Laurenziano 66
*Basílica de San Lorenzo, Sacristía Vieja y Tesoro 66
Claustros 66
Archivo capitular 67
Capillas Medici 67
***Sacristía Nueva 67
***Biblioteca Medicea Laurenziana 68
Cenacolo di Sant’Apollonia 69
Convento y Museo di San Marco 69
Chiostro dello Scalzo 69
***Galleria dell'Accademia 70
David y sus peripecias 71
**Museo dell’Opificio delle Pietre Dure 71
Basilica della SANTISSIMA ANNUNZIATA 72
Piazza Santa Croce y alrededores 72
Museo Hebraico y Sinagoga 72
Casa Buonarroti 73
Piazza Santa Croce 73
***Basílica de Santa Croce 73

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Florencia, ciudad de los lirios, patria de Dante (padre de la lengua italiana) y de los Médicis
(protectores de las artes y de las letras), crisol del arte humanista, es el lugar donde el genio
italiano se manifiesta con mayor claridad.
Del siglo XIV al XVI y bajo el mecenazgo de los Médicis, Florencia acogió a los grandes espíritus
creadores que dieron forma a la civilización italiana en particular y a toda la civilización moderna
europea en general. Dio a luz al Renacimiento y cambió la forma en que vemos el mundo.
La ciudad es de una belleza sutil; sus palacios de piedra son muy grandes pero no son vistosos.
Adquieren cierta magnificencia cuando rompe el día y cuando se pone el sol; sus colores
apagados brillan en esa luz. La cúpula de la estupenda catedral de Brunelleschi domina el
paisaje urbano, y vista de cerca es aún más impresionante, con el Duomo multicolor creciendo
junto al Baptisterio de mármol. La Piazza della Signoria, siempre llena de turistas, requiere
paciencia, pero es el corazón de la ciudad, asiento del Palazzo Vecchio, y hacia el Arno están los
Uffizi — el mejor repositorio de arte italiano del Renacimiento, en el mundo. Un paseo por el río,
atravesado por el medieval Ponte Vecchio repleto de tiendas, con la hermosa iglesia de San
Miniato al Monte brillando en la colina detrás de él, ofrece vistas que no han cambiado
demasiado en 700 años. Al otro lado está la maraña de calles medievales de Oltrarno.
Florencia fue "descubierta" en el siglo XVIII por viajeros de clase alta que hacían el “Grand Tour”.
Hoy, millones seguimos sus pasos. E. M. Forster la retrató, en A Window with a View, como el
gran antídoto meridional contra la esterilidad de la vida anglosajona. Cuando el sol se pone sobre
el Arno y, como Mark Twain describió, "abruma Florencia con mareas de color que hacen que
todas las líneas nítidas se atenúen y debiliten y conviertan a la ciudad sólida en una ciudad de
ensueños", es difícil no caer bajo su hechizo.
Botticelli, Miguel Ángel y Leonardo da Vinci dejaron huella en la ciudad, que no tiene igual en
Europa para los amantes del arte. Se puede seguir el desarrollo del Renacimiento en la gran
colección de los Uffizi, la escultura del Bargello y el Museo dell'Opera del Duomo. Igualmente
reveladoras son las capillas fabulosamente decoradas de Santa Cruz y de Santa Maria Novella.
El énfasis renacentista en la armonía y el diseño racional se expresa con elocuencia sin igual en la
arquitectura de Brunelleschi — iglesias de San Lorenzo, Santo Spirito y Cappella dei Pazzi. Y el
genio de Miguel Ángel, la figura creativa dominante de la Italia del siglo XVI, está en exhibición en
la Biblioteca Laurenziana de San Lorenzo y las estatuas de mármol de la capilla de los
Médicis; su David se yergue (literalmente) ante las puertas de la Academia. Cerca se encuentran
las delicadas pinturas de Fra 'Angelico en el convento de San Marco. Obras de Donatello,
Masaccio y Ghiberti llenan iglesias y museos. Cada barrio puede presumir de una iglesia que vale
la pena visitar, y el enorme Palazzo Pitti que fuera morada de los Medici, al sur del río, está lleno
de Rafaeles y Tizianos, y respaldado por las fuentes del majestuoso Jardín de Boboli.
Pero no se trata sólo de arte. A los florentinos les encanta ir de compras, y la capital del cuero de
Italia se luce en guantes hechos a mano, cinturones, bolsos y zapatos que se venden en talleres,
tiendas familiares o de alto tono, y en el mercado de San Lorenzo, orientado al turismo. Las
casas de moda a lo largo de Via de ‘Tornabuoni derrochan ropa de diseño: esta ciudad es el
hogar de Gucci, Pucci y Ferragamo.
Luego pruebe la cocina toscana en una trattoria de la orilla izquierda. Habrá descubierto el arte
de vivir bien en esta obra maestra de ciudad.
Incluso para los más fanáticos, tratar de apreciar la abundancia de obras maestras de Florencia
puede convertirse en un dolor de cabeza — hay demasiado. Sobre todo si no es un amante
empedernido del arte, mantenga un ritmo tranquilo. Deje tiempo para pasear y seguir sus
caprichos, e ignore el sentimiento de culpa si prefiere relajarse en un café y ver el pasar el mundo
en lugar de recorrer penosamente con los pies doloridos otro palacio o iglesia impresionante.
Florencia no es una ciudad que se puede “hacer". Es un lugar adonde se puede volver una y otra
vez, confiando en que siempre habrá más tesoros por descubrir.

Breve historia
La colonia romana de Florentia se estableció en el siglo I aC y la expansión fue rápida, basada en
el comercio por el Arno. En el siglo VI dC, la ciudad cayó en manos de las hordas bárbaras de
Totila; después llegaron los lombardos y luego francos de Carlomagno. En el siglo XI la condesa
Matilde de Tuscia hizo construir nuevas fortificaciones y obtuvo para Florencia el estatus de
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ciudad independiente. Al comenzar el siglo XIII se formaron los primeros Arti (gremios
medievales) para promover los intereses de comerciantes y banqueros frente a los conflictos entre
la facción pro-imperial gibelina y la pro-papal de los güelfos. La exclusión de la nobleza del
gobierno, a fines de ese siglo, fue la medida más dramática de un programa de reforma política
que puso el poder en manos de la Señoría, un consejo formado por los gremios principales. El
poderoso Palazzo della Signoria - ahora Palazzo Vecchio - fue diseñado como demostración
visible de autoridad sobre una gran ciudad: en ese momento, Florencia tenía alrededor de 100.000
habitantes, un sector mercantil próspero y un sistema bancario altamente desarrollado (el florín
era moneda común en toda Europa). El siglo XIV comenzó con conflictos internos entre los
güelfos; luego quebraron los dos bancos más grandes y la peste negra mató a la mitad de la
población.
Los Medici
En el siglo XV, Cosme de Médici accedió al cargo de Signore. Aunque la ciudad era técnicamente
una especie de democracia, su poder venía del entendimiento entre su familia y los gremios más
pequeños, su alianza con los inmigrantes (la gente nuova) y el hecho de que los Médici eran
banqueros del Papa. La fortuna de los Medici había sido formada por las proezas bancarias del
padre de Cosme, Giovanni Bicci de Médicis. Cosimo utilizó el poder conferido por la riqueza con
gran efecto. En parte por su patrocinio de figuras tales como Brunelleschi y Donatello, Florencia se
convirtió en el centro de la actividad artística en Italia.
Lo sucedió su hijo Piero, que fue sucedido poco después por Lorenzo, nieto de Cosimo. Lorenzo
il Magnifico fue un gran patrón de las artes, pero el banco Medici quebró. Tras su muerte al
terminar el siglo, le sucedió su hijo Piero II. Cuando el rey francés Carlos VIII invadió el norte de
Italia, y con su armada a las puertas de Pisa, el Signore se rindió. Los florentinos se rebelaron y
expulsaron a los Medici, liderados por el monje dominico Girolamo Savonarola. Se restauró un
gobierno republicano. Savonarola predicaba contra de la decadencia y la corrupción de la ciudad;
en una manifestación simbólica del nuevo orden, la población reunió libros, pinturas, tapices,
muebles de lujo y otras frivolidades, y los quemó en una hoguera de las vanidades en la Piazza
della Signoria. Sin embargo, las disputas entre Savonarola — que criticaba las costumbres de los
eclesiásticos — y la familia Borgia, especialmente el papa Alejandro VI, acabarían por costarle la
vida un año después. Emisarios del Papa lo declararon culpable de herejía y traición a la patria, y
fue quemado vivo en el mismo lugar.
Florencia quedó acéfala varios años hasta que Piero Soderini — cuyo principal asesor fue
Nicolás Maquiavelo — se convirtió en jefe (confaloniero) vitalicio del Estado, con una constitución
republicana. Tuvo fuertes tensiones con los partidarios del regreso de los Médici, y finalmente
retornaron en el mismo siglo XVI. Giovanni de Medici se convirtió en el Papa León X y concedió
importantes contratos a Miguel Ángel y Leonardo da Vinci. Después del asesinato de Alejandro
de Médicis, el poder pasó a manos de otro Cosimo, que se apoderó de la República de Siena y
tomó el título de Cosme I, gran duque de Toscana.
La declinación de Florencia fue lenta y dolorosa. Cada uno de los últimos Medici fue más ridículo
que el anterior: Francesco pasó la mayor parte de su trece años de reinado encerrado,
obsesionado por la alquimia; Ferdinando II no hizo nada cuando las cosechas fracasaron, las
plagas corrieron a los disturbios y la banca y textiles cayeron hasta desaparecer; Cosimo III,
virulentamente antisemita, pasó 53 años en el poder reprimiendo disidentes; Gian Gastone
transcurrió casi todo su gobierno, borracho en la cama. Cuando Gastone murió, en el siglo XVIII,
la dinastía Medici murió con él.
Florencia después de los Medici
Bajo los términos de un tratado firmado por la hermana de Gian Gastone, Anna María Ludovica,
Florencia - y todo el Gran Ducado de Toscana - pasó a poder de Francesco de Lorena, el futuro
Francisco I de Austria. El dominio austriaco duró hasta la llegada de los franceses en 1799;
después de un intervalo de quince años de control francés, volvió la dinastía de Lorena, que
finalmente fue derrocada en los levantamientos del Risorgimento, a mediados del siglo XIX.
Florencia se integró en el Estado italiano unificado y se convirtió en capital del Reino de Italia
durante cinco años.
Al final del siglo XIX, grandes áreas de la ciudad medieval fueron demolidas por funcionarios del
gobierno y especuladores inmobiliarios; los edificios que estaban en el área de lo que hoy es
Plaza de la República desde comienzos de la Edad Media, dieron paso a oficinas mediocres, y los

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barrios antiguos alrededor de Santa Croce y Santa Maria Novella fueron arrasados. En 1944, el
ejército alemán en retirada voló todos los puentes de la ciudad excepto el Ponte Vecchio, con lo
que destruyó hectáreas de arquitectura medieval. Una inundación desastrosa en noviembre de
1966 ahogó varias personas y destruyó edificios y obras de arte — la restauración de los daños
está todavía en curso. Monumentos y pinturas son la base de la supervivencia de Florencia, un
estado de cosas que da lugar a considerable inquietud. El desarrollo de nuevos parques
industriales en la periferia norte es el último y más ambicioso intento de romper la cada vez mayor
dependencia de Florencia respecto del turismo.

Los gremios florentinos


En el Medioevo, existían asociaciones llamadas gremios o guildas en toda Europa occidental.
Llegaron a su apogeo durante el siglo XIII en Florencia. A diferencia de Génova y Venecia, que la
precedieron en logros comerciales y se dedicaban esencialmente al transporte de mercancías,
Florencia, sin litoral, desarrolló su imperio basándose en la fabricación, y luego en los bancos. Los
gremios de artesanos fueron cruciales para su éxito.
Para mitad de siglo el comercio florentino se repartía entre siete gremios — o arti — principales.
Inicialmente, el más poderoso fue el Arte di Calimala, literalmente "Gremio de la Calle del Mal",
que agrupaba a los importadores de telas y confeccionistas y tomó su nombre de una calle de
Florencia conocida por sus prostitutas. A mediados del siglo XIV fue reemplazado por el Arte della
Lana, cuyos miembros importaban lana en bruto y producían muchos tipos de telas finas. Más
tarde, cuando el gremio de la lana comenzó a declinar, prosperó el gremio de la seda.
Los gremios florentinos no poseían los medios de producción ni gestionaban directamente el
proceso de fabricación; coordinaban las actividades de sus miembros y vigilaban que se
cumplieran las normas de calidad y los contratos. Todo aquél que tuviese un emprendimiento
manufacturero debía pertenecer al gremio correspondiente — la estructura política de la sociedad
florentina se basaba en las corporaciones desde el siglo XII. Pero los comerciantes más
poderosos se fueron adueñando del manejo de los gremios, y para el final del siglo XIII sólo ellos
integraban las arti: Los trabajadores estaban excluidos, y aunque algunos pertenecían a gremios
menores congregados bajo el Arte della Lana, se les prohibía formar sus propias alianzas y eran
obligados a jurar que no iban a entrar en ninguna asociación política que no fuese la "empresa
buena y pura y fiel" de la comuna.
Cada gremio estaba organizado como una ciudad en miniatura, con leyes propias, consejo,
asambleas y jueces para regular las actividades de sus miembros. Cada uno tenía su propia
"marca" e identidad corporativa distinta. El de la lana se identificaba por un cordero lanudo en un
campo de azur; el de los banqueros por monedas de oro dispersas en un campo escarlata, y los
que explotaban las canteras llevaban una bandera roja con la hoz y el martillo, junto con una
sierra y un cincel.
Giotto, el maestro prerrafaelista, fue miembro del gremio de la lana. Pintaba tiernas Madonnas,
pero cobraba sumas exorbitantes por los telares que alquilaba a pequeños artesanos. Los Medici
eran miembros del Arte del Cambio, o gremio de los banqueros; Petrarca y Boccaccio eran
miembros del gremio de notarios. Dante era miembro del gremio médico, y en su Divina Comedia
pobló el infierno con miembros reconocibles del gremio de los banqueros.
Para 1338, la producción textil de Florencia se estimaba en 100.000 piezas de tela por año, quizás
U$S 10 millones en moneda moderna. Había unas 300 manufacturas textiles que empleaban
alrededor de 30.000 trabajadores. Éstos trabajaban en sus casas; los miembros de los gremios les
daban las materias primas, pagaban la labor a destajo y comercializaban el producto terminado.
Aislados y tiranizados, eran explotados brutalmente. Se les pagaba una miseria, a menudo en
moneda depreciada. Los miembros de los gremios principales podían pedir que se cortasen las
manos a un trabajador que fallara en entregar los bienes contratados en la fecha señalada, y el
único recurso del trabajador era ir a tribunales controlados por los empleadores.
Los estudiosos han demostrado que la iglesia jugó un papel importante en el mantenimiento del
sistema de explotación. A pedido del Arte della Lana, sacerdotes locales leyeron cartas pastorales
a sus rebaños tres veces al año amenazando con negar la comunión a los hilanderos rebeldes.
Los trabajadores excomulgados sólo eran perdonados mediante el pago de grandes sumas de
dinero que llegaron a ser una fuente importante de ingresos eclesiásticos. Sin embargo, también

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hubo sacerdotes rebeldes que ayudaban a los trabajadores textiles a conocerse y encubrir sus
actividades en cofradías vinculadas con las iglesias. Esas asociaciones clandestinas eran fuente
constante de agitación en la sociedad medieval.
Al comenzar el siglo XV, Florencia producía las mejores telas de Europa, incluyendo finas
imitaciones de brocados chinos que utilizaban oro y plata. Los textiles florentinos eran famosos
por la vitalidad y delicadeza de sus tintes. El resto de Europa tenía dificultades para producir el
color rojo, pero los gremios florentinos lograban un llamativo carmesí — el rosso fiorentino —
empleando un líquen, el oricello. El desarrollo fue tan importante que el descubridor hizo suyo el
nombre del líquen, que aún sobrevive 700 años más tarde en el apellido Rucellai.
Florencia también hizo uso temprano de varias máquinas. Aunque eran accionadas a mano o por
las aguas del Arno, representaron un gran avance. El Papa Bonifacio VIII llamaba a la ciudad “el
quinto elemento", pues había creado una nueva y poderosa alquimia comercial combinado los
cuatro elementos tradicionales (fuego, agua, aire y tierra).

Michelangelo
Irascible, malhumorado, maníaco-depresivo, Miguel Ángel fue, simplemente, uno de los más
grandes artistas de todos los tiempos. Muchos sienten que representa la cumbre del Renacimiento
italiano, un genio de la escultura, la pintura y la arquitectura, incluso la poesía.
Miguel Ángel Buonarroti nació en 1475 cerca de Arezzo, en el pequeño pueblo de Caprese,
donde su padre florentino estaba sirviendo como podestá (alcalde visitante). Fue aprendiz en el
estudio de fresco de Domenico Ghirlandaio quien, mientras lo miraba dibujar, comentó una vez en
estado de shock, "este chico sabe más que yo”. Después de sólo un año en el estudio, Miguel
Ángel fue reclutado por Lorenzo de Medici, el Magnífico, en su nueva escuela para los escultores.
Miguel Ángel aprendió rápido. Tras tener éxito a los 19 años con su escultura de la Piedad en
Roma, se le dio la oportunidad de tallar el enorme bloque de mármol que se convirtió en David.
Cuenta la leyenda que cuando Soderini, el jefe del consejo de la ciudad, fue a ver la obra
terminada, señaló que la nariz parecía demasiado grande. Miguel Ángel, seguro de lo que había
hecho pero deseando agradar a Soderini, se subió a la cabeza, tomó (fuera de la vista) un puñado
de polvo de yeso que había sobrado, y mientras golpeaba su martillo ligeramente contra su cincel,
dejó que el polvo cayera gradualmente como si estuviese tallando realmente. "Mucho mejor",
comentó Soderini cuando Miguel Ángel bajó otra vez y dio un paso atrás para admirarlo. "Ahora
realmente lo has traído a la vida”.

Pontormo
Jacopo Carrucci, llamado Pontormo por su aldea de nacimiento, fue alumno de Andrea del Sarto
en Florencia al comenzar el siglo XVI. Los frescos del atrio de la Santissima Annunziata, en
Florencia, son obra suya independiente, temprana, con una cualidad tensa que no tiene la pintura
de su maestro. Los Medici lo contrataron a sus 26 años para decorar una de sus villas; luego
realizó un ciclo de la Pasión para la Certosa di Galluzzo, al sur de la ciudad. La Deposición, en
Santa Felìcita, es su mejor obra en Florencia. Del mayor proyecto de sus últimos años, un ciclo
de frescos en San Lorenzo, no queda nada, pero hay algunas de sus pinturas en los Uffizi.
Pontormo fue una figura crucial en la evolución del manierismo, y un personaje tan extraño como
lo sugiere su obra. Era hipocondríaco y pasaba gran parte de su tiempo en un altillo adonde subía
por una escalera que izaba una vez arriba. Su comportamiento excéntrico lo rodeó de mitos entre
sus contemporáneos (decían que tenía cadáveres en una bañera para usarlos como modelos).

Scoppio del Carro


La Explosión del Carro es el primer festival importante del año, el Domingo de Pascua. Una
carreta llena de fuegos artificiales es arrastrada por seis bueyes blancos desde la Porta a Prato
hasta la Catedral; allí, durante la misa del mediodía, la pila es encendida por una "paloma" que
pasa volando por un cable desde el altar mayor.

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Datos útiles

Información turística
La oficina de turismo más conveniente está en Via Cavour 1R (www.firenzeturismo.it), 2 cuadras
al norte de la Catedral. Abre de lunes a sábado de 9 a 18 hs. Su mapa gratuito es bastante
adecuado, no hay necesidad de comprar uno.
La oficina de turismo más cercana a la estación ferroviaria está enfrente, en Piazza della
Stazione 5. Dando la espalda a los andenes, tome la salida de la izquierda, cruce al separador de
hormigón y gire a la derecha; está al otro lado de la agitada intersección, unos 30 metros adelante.
Normalmente abre de lunes a sábado 9-19 hs (a veces sólo hasta las 14 hs en invierno) y el
domingo 9 a 14 hs. Se llena; a menos que esté realmente perdido, vaya a la oficina de Via Cavour.
Hay otra oficina útil bajo la Loggia del Bigallo, en la esquina de Piazza San Giovanni y Via dei
Calzaiuoli (donde está el Duomo); abre de lunes a sábado 9-19 hs y el domingo 9-14 hs. También
hay una oficina de información en Llegadas del aeropuerto, abierta en el mismo horario.

Sitios web
www.firenzeturismo.it es el sitio oficial y tiene mucha información, razonablemente actualizada, de
Florencia y su provincia, incluidos los horarios de apertura de museos y monumentos.
www.ioamofirenze.it es un blog con comentarios actualizados sobre comer, beber y eventos en la
ciudad.
www.arttrav.com es esencial para muestras artísticas y eventos culturales.
www.polomuseale.firenze.it contiene información detallada sobre los museos y monumentos de la
ciudad: Galerías de los Uffizi, de la Academia, de Arte Moderna, del Costume, Palatina; Gabinete
de Diseños y Estampas de los Uffizi; Sala del Perugino; Museos Nazionale del Bargello, delle
Cappelle Medicee, di San Marco, degli Argenti, delle Porcelane, del Palazzo Davanzati, de Casa
Martelli, delle Carrozze; Iglesia y Museo de Orsanmichele; Colecciones Contini Bonacossi y del
Conservatorio Luigi Cherubini en la Galería de la Academia; Corredor Vasariano; Palazzo Pitti;
Giardino di Boboli. También sobre Cenáculos y Claustros de Ognissanti, Andrea del Sarto, Fuligno,
Sat’Apollonia y dello Scalzo, y sobre diversas Villas. Incluye horarios y boletería on-line en http://
www.polomuseale.firenze.it/orari/.

Aplicaciones para Smartphone


Se pueden descargar desde http://www.firenzeturismo.it/it/tools/scarica-le-nostre-app.html:
Firenze Turismo: una guía detallada y actualizada del territorio con eventos, museos, sitios de
interés, áreas naturales, servicios, transportes, alojamiento, restaurantes, actividades.
Imobi: Información actualizada en tiempo real (siempre que haya conexión) sobre horearios y
recorridos del transporte público (autobuses urbanos y extra-urbanos, tranvías y trenes
regionales); posición y disponibilidad de puestos en estacionamientos; ubicación y estado (abierto/
cerrado) de los accesos a las zonas de tráfico limitado (ZTL); limitaciones y clausuras de calles
por obras, en el territorio provincial.
Firenze The Walking City: Circuitos de caminata en Florencia y la región.

Comunicaciones
Telefonía: El código de área de Florencia — 055 — es parte integral del número de teléfono. Se
marca siempre, incluido el cero aunque se llame desde el exterior, y aún en llamadas locales.

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Internet: Casi todos los hoteles proporcionan WiFi, normalmente gratis — a veces por una
pequeña tarifa. Hay bares y cafés que también lo ofrecen a los parroquianos. Y hay Wi-Fi de la
ciudad con la Firenze Card (ver en Tarjetas para museos).
Diarios: El diario de alcance nacional de Florencia es “La Nazione” que se vende en todos lados.

Dinero y bancos
Se pueden cambiar divisas en la oficina de Correos de via Pellicceria, o en los Bancomat.

Horarios
Los horarios comerciales son como en el resto de Italia, aunque muchos establecimientos grandes
y/o céntricos permanecen abiertos durante el riposo de mediodía (tendrán el cartel orario
nonstop).
Los sitios de interés de Florencia tienen horarios complicados. Algunos cierran los Miércoles, otros
los Lunes, algunos cada dos lunes. Hay unos cuantos que cierran todos los días (o casi todos) a
las 14 hs. Es aún más confuso los fines de semana. Tenga por regla general, comprobar el
horario bien cerca de la fecha, para cualquier lugar que esté planeando visitar; si es muy
importante no perdérselo, vale la pena llamar para confirmar.

Salud
El hospital más céntrico es Santa Maria Nuova, una cuadra al noreste del Duomo en Piazza
Santa Maria Nuova 1 (tel. 055-69-381), con guardia (pronto soccorso) las 24 horas. El sitio web de
la ciudad www.firenzeturismo.it tiene una lista completa de servicios de salud.
En la estación Santa Maria Novella hay una farmacia abierta las 24 horas, todos los días incluso
feriados (hay que tocar el timbre de 1 a 4 hs). Y hay farmacias de turno de noche y feriados, y
carteles informando los turnos en las que están cerradas.

Seguridad
Para reportar propiedades perdidas o problemas con el pasaporte, hay que llamar a la
questura (cuartel de policía) al teléfono 055-49-771.
Para emergencias, 112 Carabinieri, 113 Polizia.
Hay carteristas como en cualquier ciudad; por lo demás, Florencia es segura. Lugares de cuidado:
alrededores de la estación; el Parque Cascine después del anochecer (se vuelve algo sórdido y se
corre el riesgo de ser asaltado); el área alrededor de Piazza Santo Spirito y en las callejuelas
detrás de Santa Croce, después de que la animada vida nocturna se fue a dormir. Y es probable
que no quiera pasar el rato con los noctámbulos adictos a la heroína en las marismas del Arno,
bajo los terraplenes del Lungarno, en los bordes de la ciudad (¿está diciendo dónde comprar???).

Fútbol
Hay un solo deporte de espectáculo que interese a los florentinos: el calcio. Para los italianos, el
fútbol es como una segunda religión; una tarde en el estadio puede ofrecer tanta información (si
no más) sobre la cultura local como un día en los Uffizi. El equipo local, Fiorentina (i viola, "los
violeta"), juega en primera división de Italia, Serie A. Por lo general los verá en domingos alternos
de septiembre a mayo en el Stadio Comunale Artemio Franchi, Via Manfredo Fanti 4
(www.violachannel.tv). Es mejor comprar las entradas con anticipación; se puede hacer en
Chiosco degli Sportivi, Via degli Anselmi 1 (un callejón que sale de la Piazza della Repubblica).
Para llegar al estadio desde el centro, se toma un tren de Santa Maria Novella a Campo di Marte
(5 min.) o el autobús nº 10 desde San Marco.
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Llegar y partir
En tren
Florencia es el centro ferroviario de la Toscana, con conexiones regulares a todas las principales
ciudades de Italia, y está sobre la ruta ferroviaria principal entre la mayoría de las capitales
europeas y Roma.
Desde Venecia se llega en 2:05 hs con trenes de alta velocidad de Trenitalia (www.trenitalia.com),
pasando por Bolonia y Padua (entre 112 y 135 € los cinco); hay servicios por la mañana y la tarde.
Entre Florencia y Roma hay abundancia de servicios que llegan en 1:30 hs con trenes de alta
velocidad de TRENITALIA (www.trenitalia.com) o los operados por la compañía privada Italo
(www.italotreno.it).
Los viajeros de Italo que llegan a Florencia pueden viajar en cualquier medio de transporte
(tranvía T1 y autobuses ATAF) dentro de las 24 horas de su llegada. Los viajeros de Trenitalia
pueden usar libremente el tranvía T1 (tramos Alamanni/Stazione – Porta al Prato/Leopolda). En
caso de verificación a bordo hay que mostrar el billete de tren y documento de identidad.
Se puede salir de Florencia el mismo domingo 27/3 con el FR 9507 a las 8:39 hs y llegar a Roma
10:10 hs (69 € los cinco); ir a tirar las monedas a la Fontana di Trevi y tomar el tren Leonardo
Express 3298 al aeropuerto de Fiumicino que sale 14:05 y llega 14:37 hs (42 € los cinco, menos si
los niños no pagan). Nuestro último horario para salir de Florencia en tren es a las 12:08 hs en el
FR 9521 y hacer combinación con el ya mencionado tren al aeropuerto, por 171 € los cinco —
pero estaríamos muy jugados si se presenta algún problema, y sale más caro. Hay que estar
atento en los días previos por si hay huelga, ya que por ser día no laborable, Trenitalia no ofrece
soluciones — sólo información. Si hay problemas con el tren, una opción es salir de Florencia en
ómnibus a las 7:10 (tarda unas 4:30 hs, cuesta unos 45 € los cinco) — ver en http://
www.eurolines.it/Autobus/Firenze/Roma/189-202/56-1.html. Otra solución es alquilar un auto para
dejarlo en el aeropuerto (sale unos 100 € con Budget — http://www.budgetautonoleggio.it —; hay
que averiguar bien la posibilidad antes, porque es domingo y de Pascua, pero son poco más de
300 Km que se hacen en 3-3:30 hs).
La mayoría de los trenes con destino a Florencia llegan a la Stazione Santa Maria Novella
(SMN), frente a la Piazza della Stazione. La estación es una obra maestra arquitectónica de la
época fascista; se encuentra en el borde noroeste del compacto centro histórico de la ciudad, a 10
minutos de la catedral y 15 minutos de la Piazza della Signoria y la Galería Uffizi (caminando).
Evite los trenes que paran solamente en las estaciones de Campo de Marte o Rifredi: no son
convenientes para el centro de la ciudad.
Recuerde convalidare il biglietto si se va de Florencia en tren, en la caja amarilla que está al
comienzo del andén - antes de subir al tren. Le aplicarán una multa instantánea si viaja sin boleto
validado.
En auto
Florencia está conectada con el norte y sur de Italia por la Autostrada del Sole (A1). La autopista
A1 corre al norte desde Roma, pasando por Arezzo, a Florencia y sigue a Bolonia. Autopistas sin
numerar corren hacia y desde Siena (SI-FI raccordo) y Pisa (FI-PI-LI). Para llegar a Florencia
desde Venecia, tome la A13 en dirección sur y luego cambie a la A1 en Bolonia.
Hay aproximadamente 1:30 hs por rutas panorámicas a Bolonia (aunque el tráfico de camiones
pesados sobre los Apeninos a menudo lo hace más lento); cerca de 3 horas a Roma, y de 3 a 3:30
horas a Milán. La costa del Mar Tirreno está una hora hacia el oeste por la A11.
Un automóvil en Florencia es una responsabilidad importante. Si su itinerario incluye partes de
Italia donde querrá un auto (como la Toscana), recoja el vehículo en camino, saliendo de la
ciudad. Conducir hasta allí es fácil; empiezan los problemas una vez que llegue. En el centro
histórico están prohibidos casi todos los coches —sólo se permiten vehículos de residentes o de
comerciantes con permisos especiales —. La zona es de tráfico limitado (ZTL) y está patrullada
por cámaras. Tenga a mano el nombre y dirección de su hotel y la policía de tránsito lo guiará allí.
Podrá dejar el equipaje (el hotel le dará un permiso ZTL temporal); luego debe trasladar el auto a
un estacionamiento (hay tarifas especiales a través de la mayoría de los hoteles).

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Su mejor opción para estacionar durante la noche o a largo plazo es uno de los garajes
administrados por la ciudad. El más conveniente (mejor que las tarifas de garaje de muchos
hoteles) es el estacionamiento del Parterre bajo Piazza Libertà, en Via Madonna delle Tosse 9
([tel] 055-5030-2209). Está abierto durante todo el día, cuesta 2 € por hora, 10 € por 24 horas, 25
€ por dos días. Más información y opciones de estacionamiento en www.firenzeparcheggi.it.
Si deja el coche durante la noche en las calles de Florencia sin autorización local, será remolcado
y multado, lo que le costará mucho y los dolores de cabeza para recuperar su coche serán
indescriptibles. Si le sucede, comience por llamar al departamento de retiro de vehículos (el
Recupero Veicoli Rimossi) al [tel] 055-422-4142.

Estructura de la ciudad
Florencia es una ciudad más bien pequeña, asentada en el río Arno, y se dispersa bastante rápido
en las colinas plantadas de olivos al norte y el sur pero se extiende más hacia el este y el oeste, a
lo largo del valle del Arno, donde hay suburbios e industria ligera. La mayor parte de Florencia,
incluyendo la mayoría de los sitios de interés turístico, se encuentra al norte del río, donde están
tres de los cuatro barrios históricos (San Giovanni, Santa Maria Novella y Santa Croce). Sólo
uno, Santo Spirito, se encuentra en la margen izquierda, del otro lado del río (Oltrarno); esta
zona es un antiguo barrio de artesanos que también tiene su encanto, entre el Arno y las colinas
del sur.
El centro histórico es plano y compacto; se puede caminar de un extremo a otro en media hora —
y lo mejor es recorrerlo a pie. En el medio está el Duomo, con su imponente cúpula sobre los
tejados de terracota de la ciudad. Alrededor, una maraña de calles medievales y piazze (plazas)
donde los barrios se identifican por sus iglesias y plazas centrales. Allí está la mayoría de los
hoteles y restaurantes y es donde los visitantes pasan casi todo su tiempo.
Florencia tiene un complicado sistema doble de numeración de domicilios: los establecimientos
comerciales (negocios, tiendas y restaurantes) llevan números rojos (Rosso) y los edificios
privados, algunas oficinas y hoteles, están numerados independientemente en negro o azul. Esto
significa que, por ejemplo, el nº 35/R podría estar al lado del nº 89 y a un centenar de metros del
nº 33. La división entre números negros y rojos no siempre es clara. Estos códigos de color se
presentan sólo en el centro storico y secciones viejas de la ciudad; los barrios periféricos no se
molestaron en usar este confuso sistema.

Barrios
El Duomo - Los alrededores de la gigantesca catedral de Florencia son el centro de la ciudad. El
Duomo está a medio camino entre las dos iglesias monásticas de Santa Maria Novella y Santa
Croce, y en el punto medio entre la Galería de los Uffizi y el Ponte Vecchio, al sur, y San Marco
y la Accademia, al norte. Al sur de la Catedral, callejuelas medievales y placitas conducen hacia
Piazza della Signoria. Es una de las partes más antiguas de la ciudad, donde las calles todavía
siguen vagamente la cuadrícula establecida cuando Florencia era colonia romana. El sitio del foro
de la ciudad romana de la actual Plaza de la República.
Es, comprensiblemente, una zona llena de hoteles — hay de todo. Sin embargo, algunos lugares
se duermen en los laureles de su ubicación sublime; hay que buscar con cuidado. Y lo mismo
ocurre, o peor, para cenar en el área.
Piazza della Signoria - Es el corazón cívico de la ciudad. La Galería de los Uffizi, la colección de
esculturas del Bargello y el Ponte Vecchio que conduce hacia el Palacio Pitti están muy cerca.
Aún conserva las estrechas calles medievales donde Dante creció. Las pocas cuadras que están
al norte del Ponte Vecchio son comerciales, pero desagradables edificios modernos reemplazaron
a los destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. Todo el barrio puede ser sofocantemente
concurrido en verano — es mejor evitar la Via Por Santa Maria —, pero en los momentos en que
queda vacío de turistas, sigue siendo el corazón romántico de la Florencia pre-renacentista. Al
igual que con el Duomo, hay que ser muy selectivo al escoger un restaurante o incluso un helado.
San Lorenzo y el Mercato Centrale - La cuña formada por las calles entre la estación de tren y el
Duomo, centrada en la antigua iglesia de San Lorenzo donde están las tumbas de la familia Medici
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diseñadas por Michelangelo, es territorio del mercado. Allí está el gran mercado cerrado de
comestibles, y muchas de las calles se llenan de puestos de venta ambulante de cuero y otras
mercancías turísticas. Es un barrio colorido, con gran variedad de hoteles económicos y
restaurantes asequibles, pero no el más tranquilo.
Piazza Santa Trínita — La plaza está justo al norte del río, en el extremo sur de la meca de la
Florencia comercial, Via de 'Tornabuoni, el hogar de Gucci, Armani y otros. Es un agradable
barrio, aún medieval, donde alojarse, aunque no se interese por la alta costura. Y si le gustan las
tiendas de lujo, no hay mejor lugar para estar.
Santa Maria Novella -- El barrio marca el borde occidental del centro storico, y tiene un doble
carácter: una zona desagradable alrededor de la estación de tren, y una zona más agradable al
sur de la misma entre la iglesia de Santa Maria Novella y el río. En general, la zona de la estación
ferroviaria es la parte menos atractiva de la ciudad para alojarse. Lejos de la atmósfera medieval,
las calles son en su mayoría muy transitadas y ruidosas. Pero sin embargo tienen mejores
opciones económicas que cualquier otro barrio, especialmente a lo largo de Via Faenza y sus
laterales. Trate de evitar alojarse en Via Nazionale, por su intenso tráfico.
La situación mejora dramáticamente a medida que se avanza hacia el este, en el área de San
Lorenzo, o pasando Santa Maria Novella hacia el sur, en dirección al río. Piazza Santa Maria
Novella y sus calles tributarias tienen un par de hoteles boutique caros y elegantes.
San Marco y Santissima Annunziata - Estas dos iglesias tienen plazas delante - Piazza San
Marco, un ajetreado enlace de conexión, y Piazza Santissima Annunziata, la plaza integrada
arquitectónicamente de la ciudad. Ambas definen, en conjunto, el límite norte del centro storico. El
barrio es asiento de la universidad de Florencia, la Accademia, las pinturas de San Marco por
Fra 'Angelico y hay calles tranquilas con algunas joyas hoteleras. El camino al centro de la acción
no es tan largo como parece en un mapa, y probablemente va a estar contento de escapar de las
multitudes de turistas. Pero no es (todavía) un gran barrio para cenar o por su vida nocturna.
Santa Cruz - La iglesia repleta de arte, en el borde oriental del centro storico, es el punto central
de uno de los barrios más auténticos que quedan en el centro. Pocos turistas se alejan mucho al
este de Piazza Santa Croce; si se quiere sentir como un lugareño, alójese en este barrio. Las
calles que rodean al Mercato di San Ambrosio y la Plaza de 'Ciompi tienen un especial
atractivo, ambiente local, y son animadas por la noche. Es donde están los mejores restaurantes y
bares — a la hora del aperitivo, Via de 'Benci vibra, y siempre hay algo que hacer a lo largo de
Via Panisperna y Via de' Macci.
Oltrarno, San Nicolás y San Frediano - "Al otro lado del Arno" está el barrio de los artesanos,
todavía salpicado de talleres. Comenzó como un barrio obrero que recogía el desborde de la
ciudad medieval en expansión en la orilla opuesta, pero luego se convirtió en una zona elegante
donde la aristocracia construyó palacios al borde de los campos. El mayor de ellos, el Palacio
Pitti, después se convirtió en morada de los grandes duques, y hoy alberga una pinacoteca sólo
superada en su alcance por los Uffizi.
El animado centro arbolado de Oltrarno, Piazza Santo Spirito, está lleno de bares y cerca de
algunos restaurantes (y también tiene una animada vida nocturna). Al oeste, el barrio de San
Frediano, alrededor de la Porta Pisana, se pone cada vez más de moda, y San Nicolás, al pie
de las colinas del sur de Florencia, es otro sitio con animada vida nocturna. No hay muchos
hoteles, pero cuando anochece, puede cruzar uno de los puentes para beber y comer mejor, a
mejores precios, de lo que por lo general se encuentra en el centro storico.

Alojamiento
En los últimos años los precios de hoteles en Florencia han bajado... un poco. Sin embargo,
todavía es difícil encontrar una agradable doble en temporada alta, por mucho menos de 100 €.
Además, algunas caídas de precios se han compensado en impuestos: Desde 2011, el gobierno
de la ciudad de Florencia aplica un impuesto por alojamiento, que incluye sitios de alquiler
temporario, campings y zonas “de sosta” (de descanso). Se paga en destino, por persona y por
noche hasta 7 noches consecutivas, y generalmente no se incluye en las tarifas cotizadas. Los
niños de hasta 11 años están exentos.

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El valor depende del tipo de alojamiento y sus estrellas: 1,50 € en hoteles de 1 estrella,
habitaciones alquiladas a particulares, albergues y zonas de descanso; 2,50 € en hoteles de 2
estrellas, B&B, inmuebles para alquiler turístico; 3,50 € en hoteles de 3 estrellas; 4,50 € en hoteles
de 4 estrellas y residencias de época.
Los hoteles abundan, pero la demanda es casi ilimitada, lo cual significa que la inundación
turística tiene pocos puntos flojos: la temporada alta hotelera es de mediados de marzo a
principios de julio; septiembre a principios de noviembre, y del 23 de diciembre al 6 de enero.
Entre marzo y octubre, reservar con antelación es muy recomendable; mayo, junio y septiembre
son especialmente concurridos. Temporada baja es de mediados de julio a finales de agosto
(cuando casi todos los italianos van a las playas o las montañas), y de mediados de noviembre a
mediados de marzo, a excepción de Navidad y Año Nuevo; enero, febrero y agosto son los meses
en los cuales no hay que ser tímido para regatear.
En los últimos años, han surgido hoteles boutique y B&B por toda la ciudad, y operan bajo
diversos nombres: un relais o una residenza d'epoca es por lo general un B&B elegante, a
menudo situado en un palacio histórico. La oficina de turismo de Via Cavour tiene una completa
lista de alojamientos — o vea http://www.firenzeturismo.it.
Muchos hoteles ofrecen servicios de niñera, pero son generalmente "a demanda". Se recomienda
pedir con por lo menos un par de días de antelación.

Trasladarse
Caminar es mucho más agradable, ahora que la mayor parte del centro storico, del Palazzo Medici
al Palazzo Pitti, se ha cerrado al tráfico no esencial. Se puede pasear entre los dos principales
lugares de interés, la Piazza del Duomo y los Uffizi, en 5 a 7 minutos. La caminata de los
principales lugares de interés más al norte, San Marco con sus frescos de Fra 'Angelico y la
Academia con Miguel Ángel de "David", a la más meridional, el Palacio Pitti al otro lado del Arno,
no tarda más de 30 minutos. Desde Santa Maria Novella hacia el este cruzando la ciudad a Santa
Croce son 20 a 30 minutos. Pero cuidado: hay adoquines, algunos desiguales, en todas partes —
lleve buenos zapatos, con almohadilla y apoyo para el pie.
En autobús
Es poco probable que necesite utilizar el eficiente sistema de autobús de Florencia (www.ataf.net),
salvo para subir a Piazzale Michelangelo o a San Miniato, al sur del Arno. Los boletos cuestan
1,20 € y son válidos durante 90 minutos, independientemente de la cantidad de trasbordos. Un
pase de 24 horas cuesta 5 €, un pase de 3 días 12 €. Los niños de estatura inferior a 1 metro que
no ocupen asiento, no pagan. Hay un boleto familiar que dura hasta las 24 hs del día de primer
uso y cuesta 6 € para hasta 4 personas (sólo conviene si se van a hacer varios viajes en el día).
Los boletos se compran en los tabacchi, en algunos bares, puestos de periódicos, máquinas
automáticas cerca de las paradas principales, o en cabinas de ATAF. Si no puede encontrar una
máquina o proveedor cerca de su parada, pagará 2 € por un billete de a bordo, o si usted tiene un
celular italiano, mande mensaje con la palabra "ATAF" al tel. 488-0105 para comprar un boleto
validado usando su tarjeta telefónica prepaga (1,50 €). Una vez a bordo, valide su billete en la caja
cerca de la puerta trasera para evitar una elevada multa. Dado que el tráfico está limitado en la
mayor parte del centro histórico, los autobuses van sólo por las calles principales, a excepción de
cuatro autobuses eléctricos diminutos (servicios Bussini C1, C2, C3 y D) que corren por el centro
storico; el C1, en particular, toca todos los museos principales. Las líneas más útiles para las
zonas periféricas son: 7 (para Fiesole) y 12 y 13 (para Piazzale Michelangelo). Los autobuses
funcionan de 6 a 21 hs todos los días, con un servicio nocturno limitado a ciertos recorridos.
Se pueden conseguir mapas (tengo uno bajado del sitio web) y horarios del servicio de autobuses
en el quiosco de ATAF (Azienda Trasporti Area Fiorentina) junto a la estación de tren, en las
oficinas de información turística o en Internet.
En taxi
Los taxis no son baratos y el sistema de una sola mano obliga a los conductores a tomar rutas
complicadas; no son una forma conveniente de trasladarse dentro de una ciudad tan pequeña,
aunque podrían ser útiles para moverse con el equipaje entre la estación ferroviaria y el hotel. La

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tarifa estándar es de aproximadamente 1 € por kilómetro, con una mínima de 5 € (que se eleva a 7
€ en domingo o feriado, o a 8,30 € de 22 a 6 hs), más 1 € por bulto de equipaje más 1 € por
pasajero a partir del 4º. Se toman en las paradas — fuera de la estación de tren, en Piazza della
Repubblica, en Piazza Santa Croce (por Via de ‘Benci). O se puede llamar un Radio Taxi (tel
055-4242 — www.socota.it) o pedirlo por SMS o Skype; se pagará un suplemento de 1,96 €. Las
mujeres solas tienen derecho a un descuento del 10% sobre la tarifa si están en la calle de 21 a 2
a.m., pero hay que solicitarlo.
En bicicleta o motocicleta
Florencia es en gran parte plana y cada vez más cerrada para los autos, pero los recorridos en
bicicleta se complican por la abundancia de motos y peatones. Hay algunas ciclovías (no en el
centro storico) y donde están, son de uso obligatorio. Hay hurto de bicicletas; los alquileres son
con cadena y candado, y con casco (uso obligatorio). Muchos de los locales de alquiler de
bicicletas están situados justo al norte de Piazza San Marco, y también permiten alquilar Vespas.
Alinari, Via San Zanobi 38R (www.alinarirental.com), alquila bicicletas de paseo/de montaña a
12/25 € por día, 7/18 € por cinco horas; también hace paseos guiados en bicicleta, miércoles,
jueves y viernes a las 10 hs; en 2:30 hs se recorren todos los sitios de interés (sin entrar en
ninguno).
Florencia en Bicicleta, Via San Zanobi 54R (www.florencebybike.it). Bicicletas de paseo a 9 €
por 5 horas, 14 € el día. Silleta para niños (anterior o posterior) 3 €.
En auto
Tratar de conducir en el centro storico es un ejercicio inútil y frustrante. El tráfico no autorizado no
se permite en las zonas marcadas ZTL. Además, hay que pagar una tarifa para conducir en el
centro, incluso para residentes y para llegar hasta el estacionamiento. Florencia es un laberinto de
calles de sentido único y zonas peatonales, y sólo los veteranos saben qué normas se podrían
infringir, además de que es necesario un permiso para hacer cualquier cosa más allá de dejar y
recoger equipaje en el hotel. Deje su vehículo en uno de los enormes estacionamientos
subterráneos de la periferia, y camine.

Excursiones
CAF Tours (www.caftours.com), ofrece excursiones en autobús de medio día, por ejemplo con
visita a los Uffizi, Accademia y Piazzale Michelangelo (3:15 hs) a 52 €; Pisa o Chianti (5:45 ó 6:15
hs) a 45 €. La visita guiada de 1:30 hs a los Uffizi comienza a las 16:30 hs y cuesta 38 €. Los
niños hasta cumplir 6 años gratis, los demás pagan boleto completo.
Sitios web y aplicaciones turísticas como viator.com y https://www.getyourguide.es tienen una
amplia gama de excursiones y actividades a nivel local.

Por cuenta propia


Siena es fácil de visitar; hay autobuses frecuentes de Busitalia, con estación en via Santa
Caterina da Siena. El viaje dura cerca de una hora y el boleto del rápido cuesta € 7,80 (ida).
Para Pisa, lo mejor es tomar uno de los numerosos trenes, que llevan en 1 hora por € 8. No
olvidar timbrar el boleto antes de subir.
Cinque Terre no está en Toscana, sino en Liguria. Para ir hay que llegar en tren a La Spezia y
desde allí, otra linea férrea pasa de "Terra" en "Terra".

Comer y beber
La cocina florentina es cada vez más cosmopolita, aunque sus sabores suelen conservar un
núcleo toscano. Incluso en los mejores restaurantes, las comidas pueden comenzar con platos
típicos como la ribollita (estofado de verduras) antes de pasar a las delicias de una bistecca alla
fiorentina (con hueso y a las brasas), todo regado con un buen Chianti Classico.
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Puede tomar comidas simples y rápidas en muchos bares y cafeterías, y en los mercados.
Florencia también tiene su comida de la calle, sabrosa y asequible a todos los bolsillos: Hay
furgonetas por toda la ciudad que venden tripai (mondongo). Lo hierven largo rato y después lo
cortan en tiras finas que meten en un panino — una rosetta o una sèmelle a la toscana —. Ese
panino con il lampredotto que se sazona con sal, aceite y salsas más o menos picantes, o la
porción de trippa alla fiorentina (mondongo guisado en tomates y ajo), se comen rigurosamente
de pie delante del puesto, mientras el trippaio trabaja y conversa con los clientes. En el centro, los
verá en Piazza Cimatori, en Via dei Macci, en via Maso Finiguerra, en via dell’Ariento, en la
Loggia del Porcellino o dentro de los mercados Central y de San Ambrosio. Tendrá un
abundante almuerzo nutritivo por unos 4 €. La mayoría abre de lunes a sábado.
Imperdibles:
• Probar un sandwich de porchetta: Un cochinillo deshuesado, enrollado y asado a la leña, con
un generoso relleno de ajo, romero e hinojo, cortado en fetas y servido en un rollo crujiente por
2,50 €. ¿Puede haber algo mejor? Se consigue en la mayoría de los mercados semanales.
• Disfrutar un aperitivo a la toscana: Es más que una copa antes de la cena; los bares de Siena,
Pisa y Florencia ofrecen ricos buffets de comida para picar, pastas, ensaladas, carnes curadas y
pizzette, incluidos en el precio de la bebida (por lo general entre 18 y 20 hs).

Restaurantes
Como es de esperar en una ciudad turística, Florencia está llena de restaurantes, pero en las
zonas más turísticas (alrededor del Duomo, Piazza della Signoria, Piazza della Repubblica y el
Ponte Vecchio) suelen ser de baja calidad, cobrar precios altos, o ambos.
Los buenos ristoranti y trattorie están alrededor de Santa Cruz y al otro lado del río, en Oltrarno y
San Frediano. Los menúes pueden cambiar semanalmente o incluso (en algunos de los mejores
lugares) a diario. Se recomienda reservar si tiene la expectativa de comer en algún lugar definido,
especialmente si sale a cenar en fin de semana.
Trattoria Cibrèo (Il Cibrèino) (recomienda Michelin) — via dei Macci 122 R, en el barrio de Santa
Croce; http://www.edizioniteatrodelsalecibreofirenze.it; cierra los lunes. Cocina Toscana. Carta
30/37 € (20 € al mediodía).
Zeb (recomienda Michelin) — via San Miniato 2 R (se llega con el bus 23 “a Sorgane” en 15
minutos, bajando tras cruzar el Ponte alle Grazie y caminando después 280 m); cierra los
miércoles, cena de jueves a sábado; tel. 055 234 2864; www.zebgastronomia.com/. Cocina
Toscana. Carta 21/60 €. ZeB es zuppa e bollito. En el encantador barrio de San Niccolò, se come
sentado en una barra central, estilo sushi bar, codo con codo, apetitosos platos caseros.
Sabatino — Via Pisana, 2R (porta San Frediano); http://www.trattoriasabatino.it; abre lunes-
viernes, 12-14:30 y 19:15-22 hs. Es la "perla rara" en el borgo de San Frediano, al pie de la puerta
del mismo nombre y con la mejor relación precio/calidad de Florencia: una comida completa por
10 €. Gran sala tradicional repleta de mesas con manteles de hule (en ocasiones compartidas),
donde obreros y artesanos se codean con estudiantes sin dinero y ejecutivos trajeados. Servicio
ultrarrápido y platos populares, sencillos y sabrosos: verduras, salchichas con alubias, ternera a la
salvia, spaghetti con tomate.

Mercados
En el centro del torbellino mercantil de Florencia se esconde el Mercato Centrale*** (en Via
dell'Ariento y Piazza del Mercato Centrale, al lado de la iglesia de San Lorenzo y a cinco minutos a
pie del Duomo; http://www.mercatocentrale.it/blog/; abre de lunes a sábado 7 a 15 hs. la planta
baja, y todos los días 10-24 hs el primer piso). No se pueden pedir mejores provisiones. Diseñado
por el arquitecto de la célebre galería Vittorio Emanuele II de Milán y renovado en la primavera de
2014. En la planta baja hay algunos muy buenos bares de panini. Arriba hay un patio de comidas;
la calidad es buena. Entre los puestos está el de la escuela de cocina Lorenzo De’ Medici,
donde se puede seguir una clase de cocina (pagando). Al cabo de tres horas será capaz de
asombrar a sus invitados con las mejores recetas del Bel Paese: ribollita (cocido de coles y

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alubias), pappa al pomodoro (sopa de tomate) o polpettone in umido (albondigón en salsa) por
citar solo algunas.
Mercato San Ambrosio, en Santa Croce, Piazza Lorenzo Ghiberti, abre de lunes a sábado 7 a 14
hs; es más pequeño pero de calidad comparable.

Helado
IMPERDIBLE: Florencia tiene el mejor gelato del mundo. El helado fue inventado (probablemente)
en Florencia en el siglo XVI, y en toda la región son deliciosos — pistacchio, nocciola (avellana) y
fuertes sabores de frutas. También hay muchas, muchas malas imitaciones. Manténgase alejado
de los sitios más turísticos, las montañas de helado esponjoso y los colores artificiales. Prefiera
las calles secundarias.
Carapina** (Gelato di carapina en Facebook; Via Lambertesca 18R, a 50 metros del Ponte
Vecchio): Sólo helados de estación; es el mejor helado de fruta del centro. Normalmente cierra a
las 19 hs. Cucurucho 2,50 €.
Gelateria della Passera** (www.gelaterialapassera.wordpress.com; Via Toscanella 15R, Piazza
della Passera, a 200 m del Palazzo Pitti): Sus helados al agua son de sabor intenso, relativamente
poco azucarados. Hay de hierbas y especias. Cucurucho 2 €.
Gelateria dei Neri* (Via dei Neri 9/11, a 100 m del Ponte alle Grazie; abre 10-24 hs): Hay gran
variedad de sabores, pero nada recargado. Recomendado el de ricotta e higo. Cucurucho 2,50 €.
Il Procopio* (Via Pietrapiana 60R): Cremas ricas y elaboradas. Cucuruchos 2,20 €.
La Carraia** (Piazza Nazario Sauro 25R, Oltrarno; www.lacarraiagroup.info): Amplia variedad,
buena calidad y cucuruchos 1 a 2 €.
Le Parigine* (Via dei Servi 41R, a unos 100 m del Duomo; www.leparigine.it; abre 12-20 hs):
Helado fresco y sabroso hecho con ingredientes estacionales. Cucurucho desde 1,80 €.
Grom (Via del Campanile esq. Via delle Oche, a metros del Duomo; www.grom.it; abre 10:30-23
hs) Es sucursal de una cadena nacional que utiliza sólo ingredientes naturales y de temporada.
Riva Reno (Borgo degli Albizi 46R, entre el Duomo y el Bargello; http://www.rivareno.com/ita/dove-
siamo/firenze/) También es sucursal de una cadena nacional.
Carabé* (Via Ricasoli 60r, una cuadra al sur de la Academia; http://www.parcocarabe.it). Ofrece
helado siciliano y muchos gustos creativos y variantes de chocolate.
Vivoli* (Via Isole delle Stinche 7r, una cuadra al oeste de Piazza Santa Croce; www.vivoli.it) Es la
heladería más antigua de la ciudad y el helado era riquísimo cuando lo probé hace 15 años.

Vida nocturna
Florencia es una ciudad bastante tranquila, pero como toda ciudad universitaria tiene algunos
clubes y locales de música en vivo aceptables, y eventos como el Maggio Musicale que la
posicionan como centro de la vida cultural de la Toscana.
Florencia tiene muchas revistas de programación cultural excelentes, en su mayoría gratuitas. En
las oficinas de turismo se consigue el mensuario Informacittà (www.informacitta.net), fuerte en
teatro y eventos artísticos. Zero (http://firenze.zero.eu) está dirigido a un público joven y a la
moda.
Si lo que quiere es dar una vuelta por la noche, hay mucha acción orientada a los turistas en los
bares de las principales plazas. Para algo un poco más animado, más joven y más local, vaya a
Borgo San Frediano, Piazza Santo Spirito o el extremo norte de Via de 'Macci, cerca de donde
se encuentra con Via Pietrapiana. Via de 'Benci suele estar muy activa a la hora del aperitivo, y
hay muchos residentes extranjeros. Via de 'Renai y los bares de San Niccolò, cerca de Porta San
Miniato, suelen animarse con un público mixto de turistas y lugareños.
Florencia ya no tiene una escena de cafés literarios o intelectuales como la tuvo desde la época
del Risorgimento italiano — fines del siglo XIX — hasta la década de 1950, básicamente copiando
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la idea de París. Los cafés, especialmente en la zona de Piazza della Repubblica, a menudo son
puntos turísticos caros, pero están bien para comer un pastel mientras uno se sienta a ver pasar la
gente.
Los clubes bailables italianos no son para solitarios — la gente suele ir en grupos para pasar el
rato y bailar entre sí. No hay mercado de la carne.
Florencia no tiene el prestigio musical ni los grandes escenarios de ópera de Milán, Venecia o
Roma, pero hay dos orquestas sinfónicas y una buena escuela de música en Fiesole. Los teatros
públicos de la ciudad son respetables, y se puede obtener entradas para todos los eventos
culturales y musicales en la agencia Box Office de Via delle Carceri Vecchie 1, cerca del Mercato
di San Ambrosio (boxol.it).

Compras
Después de Milán, Florencia es la máxima ciudad de Italia para ir de compras, incluso más que la
capital, Roma. Se compra: artículos de cuero de alta calidad, moda, zapatos, papel marmolado,
sábanas bordadas a mano, artesanías y labores manuales, vinos de la Toscana, joyas hechas a
mano, oro, pietre dure (conocido también como "mosaico florentino”, piedras semipreciosas
incrustadas) y antigüedades. Florencia es conocida como productora de artículos de lujo y, como
puede esperarse, es uno de los mejores lugares de Italia para comprar libros sobre arte,
arquitectura o cultura italiana.
Los comercios abren de lunes a sábado, de 9:30 al mediodía o 13 hs, y de 15 ó 15:30 a 19:30 hs,
aunque cada vez más, muchos locales permanecen abiertos el domingo y durante el riposo o
siesta, especialmente las tiendas más grandes y las que rodean sitios de interés turístico.
Tenga presente que es delito (castigado con fuerte multa) comprar a sabiendas productos
falsificados. Y sí, la compra de un "Rolex" por 20 € no se considerará “de buena fe”.
La principal vía de compras de la ciudad es Via de 'Tornabuoni, donde encontrará una serie de
costosas tiendas de joyas y zapatos, y las salas de exhibición de los mejores diseñadores de
moda de Italia. Para objetos baratos y alegres, vaya a los puestos callejeros del mercado de San
Lorenzo.
En el barrio de Santa Croce, al este del centro, han florecido las tiendas al paso, con énfasis en
una moda independiente y joven. Vale la pena dar una vuelta por Borgo degli Albizi y sus calles
afluentes. También es allí donde se encuentra el Mercato delle Pulci.
Via dei Servi es una calle que va desde la Catedral hasta la Piazza Santissima Annunziata, y es
una verdadera rareza en el casco antiguo. Hallará pequeños libreros independientes, tiendas de
venta de uniformes de trabajo y enmarcadores tradicionales.
Productos de belleza
La Officina Profumo Farmaceutica-Santa Maria Novella, Via della Scala 16, es una farmacia de
estilo antiguo, con herbolario, librería y museo, inaugurada en el siglo XVII y que sigue siendo
parte del convento dominico unido a la iglesia. Fui y no vale la pena.
Lush Italia: Via del Corso, 23.
Juguetes:
Dreoni (http://www.dreoni.it/dreoni_infinity/cms/) Entrada por Via Cavour y Via Ginori. Un paraíso,
una institución en Florencia: del peluche al modelismo. Tradicional, pero muy variada en contenido
y precio.
Città del Sole (http://cittadelsolefirenze.it) Una gran tienda de juguetes inteligentes, a veces algo
alternativos, diseñados para estimular la creatividad de los niños, con una gran sección donde
dominan los juegos-experimento y los que enseñan acerca de las estrellas, minerales, fósiles,
electricidad y en definitiva todo el mundo científico. En Via dello Estudio 23r.
100% Birbe (http://www.100birbe.com) Una tienda de juguetes de madera, papel, tela o lata.
También juegos de luces y sombras chinescas. Está en Borgo Ognissanti 2R.

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Fate più Balocchi (Facebook: Fate più balocchi) es una explosión de juguetes creativos, en
madera y en tela; también hay colores, papel de color, títeres. Está en dirección a Porta Romana,
en Viale Petrarca 96R.
Parpignol (Facebook: Parpignol) tiene juguetes inusuales cerca de Piazza Leopoldo, en via
Tavanti 8 E.
Tiendas por departamentos
Si quiere ver todo bajo un mismo techo, vaya a Via Roma y Via dei Calzaiuoli, las calles más
concurridas de Florencia, llenas de tiendas para el gran público, donde están las principales
tiendas por departamentos: Coin, Via dei Calzaiuoli 56R (www.coin.it) tiene varios pisos de moda
para clase media alta; La Rinascente, en Piazza della Repubblica 2 (www.rinascente.it) tiene seis
pisos con prêt-a-porter de los mejores diseñadores (Versace, Zegna, Ferré, etc.) y áreas donde
vende productos tradicionales de la Toscana (terracota, alabastro, aceites de oliva y hierro
forjado). Y hay cadenas como Geox y Zara.

Arte, Antigüedades y Artesanías


Los negocios de antigüedades se agrupan donde los artesanos siempre han vivido y trabajado: el
Oltrarno. Bordean Via Maggio, pero todo el distrito está lleno de venerables trozos del pasado.
En "este lado" del río, Borgo Ognissanti tiene la mayor concentración de muebles antiguos y
objetos artísticos de colección. Gallori-Turchi, con grandes salas de exposición en Via Maggio
14R, se especializa en muebles, pinturas y armamento (espadas, lanzas y pistolas) de los siglos
XVI a XVIII. También ofrecen mayólica, cerámica y mucha madera tallada a mano y con
incrustaciones. Guido Bartolozzi Antichità, una empresa familiar desde hace más de 100 años,
está muy cerca, en Via Maggio 18R y se dedica a los siglos XVI a XIX; la calidad es impecable.
Para el coleccionista serio que quiere su propio pedazo del patrimonio cultural de Florencia,
Gianfranco Luzzetti, Borgo San Jacopo 28A, ofrece obras de arte y muebles de los siglos XV a
XVII; cerámica, mayólica, lienzos de pintores conocidos. Hay que llevar carradas de dinero.
Una de las zonas más características de Florencia para ver y comprar artesanías comienza en el
Oltrarno, inmediatamente después del Ponte Vecchio, en el distrito de Santo Spirito, con sus
pequeños locales, laboratorios y talleres — joyas artesanales, lámparas, jarrones de metal,
increíbles obras en escayola, moldes de sombreros en madera, clásicos sombreros de paja
florentina y muchas otras creaciones originales. En el cercano barrio de San Frediano, también
en Oltrarno, se centran grandes tiendas de la tradición artesanal florentina: textiles para
decoración, artículos de plata trabajados y decorados a mano, objetos de vidrio inspirados en el
pasado.
Cerámica — La Botteghina del Ceramista, Via Guelfa 5R, es el outlet con precio más razonable
para cerámica artesanal pintada a mano. Giuseppe Rampini, un artesano de Chianti, tiene una
sala de exposición en Borgo Ognissanti 32 a 34 (a la derecha en Piazza Ognissanti;
www.rampiniceramics.com). Hay hermosa vajilla, aunque algo cargada. Richard Ginori, Via Giulio
Cesare 50 (www.richardginori1735.com), vende porcelana y servicios de mesa desde 1735.
Mosaicos florentinos — Los tradicionales llevan incrustaciones de piedras duras, semipreciosas.
Pitti Mosaici, Piazza Pitti 23-24R (www.pittimosaici.com), vende paneles y mesas realizadas
según las técnicas tradicionales desde 1900. Hay otra tienda en Via Guicciardini 80R.
Joyas — Si tiene la capacidad económica de un país pequeño, el lugar para comprar sus
chucherías es el Ponte Vecchio, famoso por su oro y orfebres desde el siglo XVI. Todo el Ponte
Vecchio está repleto de orfebres. La artesanía en los puestos suele ser de muy alta calidad, y por
lo que parece, se compite sobre quién puede cobrar precios más altos.
Papel — Il Papiro, Via dei Tavolini 13R o Via Cavour 49R o Piazza del Duomo 24R o Lungarno
Acciaiuoli 42R o Via Porta Rossa 76R (www.ilpapirofirenze.it), es una pequeña cadena de tiendas
toscana de minúsculos locales especializados en papel marmolado y con diseños, tanto en hojas
para papel de regalo como cubriendo de todo, desde bolígrafos y diarios a abrecartas o juegos de
escritorio completos.
Impresiones — Bottega delle Stampe, Borgo San Jacopo 56R (www.bottegadellestampe.com),
se dedica a grabados, mapas históricos e impresiones desde el siglo XVI. Encontrará láminas
Liberty y Art Decò, junto con algún Durero, antiguas vistas de Florencia, etc.
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Moda y outlets
Aunque la moda italiana alcanzó su cima en los años 1950 y 1960, el país se ha mantenido a la
vanguardia tanto en alta moda (Armani, Gucci, Pucci, Ferragamo, sólo para nombrar unos pocos)
como en prendas para el mercado masivo (lo demuestra el espectacular éxito de Benetton en la
década de 1980). Florencia juega un papel secundario respecto de Milán en la escena actual de la
moda italiana, pero tiene su propio grupo de nombres muy respetados, además de, por supuesto,
tiendas de venta de todos los diseñadores que están en el candelero.
La crema de la crema está en el barrio de Santa Trínità, a ambos lados de la elegante Via
Tornabuoni, y se extiende por Via della Vigna Nuova y otras calles de los alrededores. Controles
de tráfico más estrictos han hecho de Via de 'Tornabuoni una experiencia de compras más
tranquila, aunque un poco a expensas de sus calles circundantes. En la zona encontrará los
grandes nombres de la moda florentina, instalados en antiguos palacios o en boutiques
minimalistas modernas.
Los antepasados del marqués Emilio Pucci* fueron poderosos mercaderes y banqueros desde el
Renacimiento; en 1950 el marqués se volvió diseñador y conmocionó al mundo de la moda con
sus sedas que fluyen en colores extravagantes. Su ropa estuvo de moda en la década de 1970 y
tuvo un renacimiento en la escena del club en los 1990. Su tienda principal está en Via dei
Tornabuoni 20-22R ( www.emiliopucci.com).
Pero el nombre más grande de Florencia en la pasarela internacional es Gucci, con su tienda
principal en Via Tornabuoni 73R (www.gucci.com). Allí inició este imperio el talabartero Guccio
Gucci en 1904, y es donde puede comprar sus carteras y bolsos: ¡Olvídese de las imitaciones
cursi que venden en las esquinas de todo el mundo! la elegancia está aquí.
Giorgio Armani está en Via Tornabuoni 48R (www.giorgioarmani.com). El servicio y la tienda,
sorprendentemente, no son estratosféricamente fríos. La sucursal de Piazza Strozzi 16R
(www.emporioarmani.com) vende mercadería ligeramente inferior en mano de obra y calidad, pero
considerablemente menos costosa.
Lencería — Loretta Caponi, Piazza Antinori 4R (www.lorettacaponi.com), es famosa por su
lencería para hombres, mujeres y niños y sus sábanas bordadas a la antigua usanza. Bajo sus
techos Belle Epoque hay camisones de todo tipo, ropa interior, de cama y de baño de la más alta
calidad. Tiene una sucursal en Via delle Belle Donne 28R. Precios terroríficos.
Outlets
Si quiere comprar ropa de primera marca sin quebrar, tendrá que hacer un viaje a la periferia de
Florencia. Toscana es el centro neurálgico de la industria textil del país, y el valle del Arno es
hogar de muchas de las fábricas que confeccionan para primeras marcas. Varios puntos de venta
a poca distancia de Florencia venden los sobrantes de cada temporada con descuentos de hasta
el sesenta por ciento. En la oficina de turismo podrán darle una lista completa.
Barberino Designer Outlet — Via Meucci, Barberino di Mugello; mcarthurglen.it/barberino;
autobús SITA desde Via Santa Caterina da Siena o desde fuera de la estación de Santa Maria
Novella (2 por día). La mayor variedad, incluyendo D & G, Missoni y Prada, además de sellos
como Diesel y Furla. mar-vie 10 - 20 hs, sábado y domingo 10 - 21 hs.
Dolce & Gabbana — Via Pian dell'Isola 49, Località Santa Maria Maddalena (tren a Rignano
sull'Arno-Reggello, luego taxi). Es un galpón de dos pisos, pocos kilómetros al norte de Incisa Val
d'Arno, lleno de ropa, accesorios y artículos para el hogar. Abre todos los días 10-19.30 hs.
The Mall (www.themall.it), media hora al sudeste de Florencia, en Via Europa 8, Leccio Reggello
(tomar autobús SITA desde Via Santa Caterina da Siena o desde fuera de la estación de Santa
Maria Novella — hay 2 por día). Sus marcas incluyen Balenciaga, Bottega Veneta, Stella
McCartney, Gucci, Armani, Dior, Fendi, Marni, Salvatore Ferragamo, Sergio Rossi, Valentino y
otras, con grandes descuentos en las colecciones de la temporada pasada para hombres,
mujeres, y niños. Gucci es la presencia dominante, con una amplia gama de bolsos, zapatos y
gafas de sol. Atiende todos los días 10-19 hs. Se puede reservar con un día de anticipación un
servicio de autobús desde cualquier hotel de Florencia (tel 055-865-7775 o info@themall.it;.25 €
por persona), o tomar el tren de Santa Maria Novella a Rignano sull'Arno y luego un corto viaje
en taxi.

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Space — Levanella, Montevarchi (tomar tren a Montevarchi, luego taxi). En un pequeño polígono
industrial en el distrito Levanella (en la SS69), el outlet está lleno de ropa de Prada, y una
selección de Miu Miu. Lunes a viernes y domingos 10.30 a 20 hs, sábados 9.30 a 20 hs.
Luisa Via Roma (www.luisaviaroma.com), Via Roma 19-21R, outlet en Via Silvio Pellico 9, tiene
todos los grandes nombres de vanguardia — Jean Paul Gaultier, Dolce & Gabbana, Julien
Macdonald. También vende en línea.
En los dos pisos de Pitti Vintage, Borgo degli Albizi 72R (www.pittivintage.com), hay ropa clásica,
camisas, corbatas, pañuelos de seda, bolsos y vestidos de alta costura de los años 1930 a 1960.
Los precios son razonables y la acogida es amable.
Cuero, Accesorios y Calzado
Donde más se divertirá comprando cuero es en los puestos del mercado de San Lorenzo,
aunque estén llenos de productos mediocres. Nunca acepte el primer precio; a veces podrá
negociar hasta casi la mitad del precio inicial.
Pero la zona que concentra los comercios en cuero es la de Santa Croce. En la Scuola del
Cuoio de Santa Croce se puede ver trabajar a los artesanos. Es en la parte posterior de la
iglesia: Entre por el transepto derecho de Santa Croce o desde la calle en Via San Giuseppe 5R
(www.scuoladelcuoio.com). La mercancía es buena, pero cara.
En el imponente Palazzo Spini Feroni del siglo XIII que domina Piazza Santa Trinita, están la
tienda principal, museo, y hogar de Salvatore Ferragamo* (www.ferragamo.com; Via Tornabuoni
nº 4R). Ferragamo calzó a Hollywood en su época más glamorosa y llevó el calzado a ser una
forma de arte. En el segundo piso hay un museo donde se exhiben algunos de los zapatos más
originales de la marca.
Madova, Via Guicciardini 1R (www.madova.com), sólo vende guantes. Los nietos de los
fundadores del taller hacen buen negocio en brillantes colores, guantes de cuero flexibles con
ribetes de cachemira y seda.

Mercados
El regateo es aceptado, e incluso se espera, en la mayoría de los mercados al aire libre de
Florencia (pero no lo intente en las tiendas).
El rey de los mercados florentinos es el mercado callejero de San Lorenzo, que llena todos los
días la plaza de San Lorenzo, Via del Canto de 'Nelli, Via dell'Ariento y otras calles secundarias
alrededor de la basílica. Es un conjunto tremendamente caótico y colorido de cientos de puestos
de venta ambulante — camisetas, pañuelos de seda, papel marmolado, souvenirs y montones y
montones de cuero. Casi todos los compradores son turistas, y hay muchas baratijas entre las
ofertas ocasionales de productos de calidad. No deje de echar un vistazo — San Lorenzo en pleno
apogeo es todo un espectáculo — pero no vale la pena perder medio día en recorrerlo tratando de
encontrar algo de valor.
Mercato Nuovo, o della Paglia, o Mercato del Porcellino o Mercato del Cinghiale (por la
estatua de bronce de un jabalí que hay en una punta, fundida en el siglo XVII a partir de un
original más antiguo que está en los Uffizi). Toque el bien pulido hocico del porcellino para
asegurarse volver a Florencia. La galería al aire libre tenía puestos de paja, pero la mayoría
desapareció en la década de 1960. Hoy en día se venden principalmente baratijas turísticas.
Cuidado con los carteristas. Abre todos los días, 9-19:30 hs., en la esquina de Via Por Santa Maria
y Via Porta Rossa.
Mercato delle Pulci* en la Piazza dei Ciompi, hacia el este pasando Santa Croce. Hay de todo,
desde bisutería, adornos y botones a plata y postales antiguas. En el siglo XIV, la zona era un
barrio de trabajadores de los mercados de la lana y la seda. La logia (S.XVI) es de Giorgio Vasari.

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Sitios de interés
Tarjetas de descuento para museos
La Firenze Card (www.firenzecard.it) incluye entrada gratuita a 72 museos y monumentos de la
ciudad — todos los más importantes y muchos más. También permite entrar en colas prioritarias,
lo que hace innecesaria la reserva previa. La tarjeta tiene una validez de 72 horas a partir de la
primera activación y se puede comprar por 72 € en las oficinas de turismo de Piazza della
Stazione y Via Cavour, en varios museos y en el sitio web. Por 5 € más se tiene Wifi, viajes en
autobús y algunos descuentos. Hay que estudiar bien si conviene; habría que comprar una tarjeta
por adulto (no son transferibles) y:
• En los museos cívicos (Palazzo Vecchio, Cappella Brancacci, Museo Bardini, etc.), entrar por el
ingreso preferencial y retirar allí el boleto gratuito para los niños;
• En los museos estatales (Galleria Uffizi y Galleria Accademia), entrar por el ingreso preferencial
y allí retirar el boleto gratuito y pagar la reserva (4 €) para los niños;
• En los demás museos, depende de las reglamentaciones de cada uno.
Membresía Amici degli Uffizi (www.amicidegliuffizi.it) cuesta 60 € adultos, 100 € familia (ambos
padres y uno o más hijos menores), y es válida por un año calendario. Da derecho a ingreso libre
y prioritario en la Galleria degli Uffizi (4 socios cada 15 minutos, se aconseja entrar por puerta nº
2) y a todos los museos del Palazzo Pitti — Galleria Palatina, Museo degli Argenti e delle
Porcellane, Galleria d'Arte Moderna, Galleria del Costume, Museo delle Carrozze — y Giardino di
Boboli.

Reservar horario de entrada a museos


Salvo en temporada baja (noviembre o enero/febrero), para no perder tiempo en colas es mejor
reservar. El sitio oficial de la ciudad recomienda hacerlo para los Museos Estatales, y muy en
especial para la Galería de los Uffizi y la Galería de la Academia.
El costo para reservar Galería de los Uffizi o Galería de la Academia es de 4 € por persona (de
cualquier edad). Para otros museos estatales, la tarifa es de € 3 por persona, pero en general no
es necesario reservar.
Con la tarjeta Firenze Card se entra por una cola especial, con derecho de paso (no es necesaria
la reserva previa).
Reserva en línea: Se puede hacer mediante el único sitio oficial, www.firenzemusei.it. El pago se
hace en línea con tarjeta de crédito. El comprador recibe un correo electrónico con un vale que se
debe imprimir y mostrarlo en el museo. Hay que entrar por la puerta de los que tienen reserva
(para los Uffizi, puerta número 3) y estar 10-15 minutos antes de la hora programada.
Hay portales y sitios comerciales que ofrecen la posibilidad de reservar la entrada a los museos
estatales, pero el costo puede ser más alto.
Reserva telefónica: Sin pago previo, se puede llamar al +39 055 294883 (que a veces puede
tener tiempo de espera largo). Inicialmente se escucha un mensaje de voz que indica pulsar la
tecla 1 para italiano, 2 para inglés o 3 para español; después se escucha la indicación de pulsar 1
para el sector privado, 2 para agencias o 3 para escuelas, y finalmente se notifica “el primer día
disponible para visitar la Galería de los Uffizi o Academia es para el día ...", y luego “presione 8
para reservar". El cliente, después de elegir la fecha y hora de visita, pulsa su nombre y apellido y
el número de personas reservado, y recibe un IDCODE que hay que presentar en la boletería,
entrando por la puerta de los que tienen reserva, para poder convertirlo en boleto, previo pago.
Reserva en persona: En el mostrador de "Firenze Musei" situado en la iglesia de Orsanmichele
en Via Calzaiuoli (entre Piazza del Duomo y Piazza della Signoria), de 9 a 16:15 hs (cierra
domingos y festivos, y los sábados cierra 12:30 hs), o en la taquilla de todos los museos estatales
(excepto la Academia por razones de afluencia de público) en su horario de atención. En ambos

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casos se paga en el momento de la reserva. Y en la librería My Accademia — Via Ricasoli 105r
(misma calle que la Galería de la Academia), de martes a domingo 8:15 a 17 hs (se paga en el
museo).
Imposibilidad de reservar: Si no se pudo conseguir una reserva para el día en que uno quiere
hacer la visita, hay que estar en la entrada de los Uffizi o la Accademia por lo menos media hora
antes de la hora de apertura para poder entrar entre los primeros (en temporada alta, las colas a
la entrada de los Uffizi pueden llegar a 3 horas de espera).

Mus.e ***
Palazzo Vecchio, Piazza Signoria; www.musefirenze.itn; en general € 4 por persona cada
actividad, que se suman al costo del boleto de ingreso al museo. Con reserva previa, gratuita y
obligatoria, a info@muse.comune.fi.it o a los teléfonos +39 055 2768224/ +39 055 2768558 de
lunes a sábado 9.30-13 hs y 14 -17 hs; domingos y festivos 9.30-12.30 hs.
La asociación MUS.E busca valorizar el patrimonio de los Museos Cívicos florentinos y, más en
general, de la ciudad de Florencia, mediante proyectos culturales, muestras, laboratorios y
eventos que favorezcan su disfrute a través de experiencias de excelencia.
Propone visitas guiadas, recorridos y laboratorios para conocer el museo del Palazzo Vecchio, el
centro de la ciudad de Florencia y los demás museos cívicos,como el museo Novecento, el
complejo de Santa María Novella y la Cappella Brancacci en piazza del Carmine. Hay actividades
todos los días, en castellano (algunas) o en italiano (todas), adaptadas a adultos y familias con
niños a partir de cuatro años. La duración media de las actividades es de 1:15 hs.
El día de la visita o actividad, hay que presentarse al menos 15 minutos antes en el Punto Info
del Palazzo Vecchio, frente a la boletería del museo. El pago se efectúa al contado o con tarjeta
de crédito excepto American Express, ese mismo día. El horario de inicio de la visita o actividad
debe ser respetado estrictamente; en caso de demora, los organizadores se reservan el derecho
de modificar la estructura de la visita, y eso involucrará siempre una reducción de tiempo.
Las visitas al centro histórico parten siempre del Palazzo Vecchio, y son conducidas por un
operador. Hay que revisar qué hay disponible al tiempo de ir a Florencia; a fines de diciembre
había tres recorridos en día domingo y en italiano (pero muchísimas actividades en los museos).
***Kit Family tour: Dirigido a familias con niños de 6 a 13 años. Es gratuito y se entrega en
préstamo por 2 horas máximo, en el Punto Info del Museo del Palazzo Vecchio. En italiano o
inglés, conduce al descubrimiento de la ciudad sugiriendo un itinerario en su centro histórico, a la
medida de los niños. La familia, mapa en mano, podrá conocer los lugares de la ciudad y
consolidar ese conocimiento en cada etapa con pequeñas actividades artísticas y creativas:
buscar imágenes, inventar escudos, sentir perfumes, modelar estatuas.

Sugerencia de Itinerario
Dicen que lo principal de Florencia son sus museos y los tesoros artísticos de sus iglesias, y lo
comparto. Son lugares para ir repetidas veces a lo largo de un período, y muy indigestos — sobre
todo los museos — si uno pretende ver todo en una sola pasada. En mi opinión es vital para no
sobre-saturarse decidir antes qué obras quiere uno ver y pasar de largo lo demás salvo que
alguna cosa llame mucho la atención. Por mi parte, lo que ya vi lo visitaría encantada de nuevo, y
me gustaría conocer la Galleria dell’Accademia y San Lorenzo (las tumbas Medici) que no alcancé
a ver, pero no es necesario que vayamos todos juntos.
Sin ánimo de imponer nada, considerando el escasísimo tiempo que vamos a tener, mi sugerencia
es la que sigue.
Vamos a estar llegando entre las 9:30 (si salimos de Venecia a las 7:25 hs) y las 11:30 (si salimos
a las 9:25), del viernes 25 de marzo. Tenemos el check-in a las 15 hs.
Si vamos desde la estación hacia la catedral por Via dei Panziani, nos vamos a encontrar con la
mejor primer impresión de Florencia que podríamos tener — y una vista que no se tiene llegando
desde otro lado. Allí hay para un buen rato en el Duomo, el Baptisterio, Campanile y Museo. Si los
bultos pesan se pueden dejar en la consigna de la estación.
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Después, dependiendo de la hora de llegada, podemos pasar por el Mercado Central y hacer el
check-in, o antes podríamos ir a ver otros sitios de interés de la zona hacia el departamento: el
Palazzo Medici-Riccardi y el Opificio delle Pietre Dure quizás interesen a los chicos; San Lorenzo
es una asignatura pendiente para mí pero creo que para los niños será aburridísimo, y todos
deberíamos dar nuestros respetos al David en la Galería de la Academia. En la zona están las
heladería Carabé y Le Parigine.
El sábado deberíamos ir a la Plaza de la Señoría a ver a David en su ambiente, a los Uffizi y/o el
Bargello. También vale la pena la visita a Santa Croce. En la zona está el museo Galileo que le
puede interesar a Santiago; en el Palazzo Vecchio hay actividades para niños. Desde allí estamos
cerca para el Ponte Vecchio.
Oltrarno es una zona menos turística y más de los florentinos, donde hay una preciosa Capilla
Brancacci - no tan a mano -; del lado “de acá” está la zona de las boutiques de alta moda (Via
Tornabuoni) y hay una muy importante exposición de arte moderno en el Palazzo Strozzi.

El Duomo y sus alrededores


En el centro de la ciudad, el Duomo forma con el campanario y el baptisterio un extraordinario
conjunto de mármol blanco, verde y rosa, testigo de la transición del arte florentino medieval al
estilo renacentista. La plaza de la catedral o Piazzetta, conocida hacia el oeste como piazza San
Giovanni, está llena de turistas y artistas que hacen caricaturas durante el día, multitudes que
pasean en la tarde, y grupos de estudiantes tocando guitarras en los escalones por la noche.
Aunque la plaza siempre está llena, su vivacidad y el brillo de la fachada de la catedral y de las
puertas del Baptisterio la siguen manteniendo como eterna visión florentina. El cierre de la plaza al
tráfico en 2009 ha hecho que sea un espacio más acogedor que nunca para dar un paseo.

***Complejo de Piazza Del Duomo


http://www.ilgrandemuseodelduomo.it — En el sitio del museo dell’Opera del Duomo se puede
verificar el horario para cada día (aunque todavía no está claro qué está abierto en Pascua, si es
que algo abre), comprar el boleto y comprar visitas guiadas.
Boleto único de € 15,00 o FirenzeCard para acceder a la Cupola de Brunelleschi, el Campanile de
Giotto, el Battistero di San Giovanni Battista, la Cripta di Santa Reparata y el Nuovo Museo
dell'Opera del Duomo. Debe ser utilizado dentro de los seis días de su adquisición, y dentro de las
24 horas del primer acceso a monumentos del complejo. No permite entrar más de una vez al
mismo monumento.
Con Firenze Card hay que presentarse en la boletería de Piazza San Giovanni 7 (R) para retirar
el boleto que permite acceder a los molinetes automáticos.
“Vestir acorde con lugares de culto”

Visitas guiadas
Cuestan 30 € cada uno, cualquiera de ellas (me parece un robo).
A glimpse of Florence — De lunes a sábado 10:30-11:30 — Se visitan las obras principales
reunidas en el interior de la Catedral, sin hacer la cola, y se accede a la terraza norte (cerrada al
público en general) para ver la ciudad y la cúpula de Brunelleschi. El boleto incluye acceso al
Baptisterio, Campanario y Cripta.
La Bottega degli Scalpellini — Lunes, miércoles y viernes, 12-13:30 hs — Se visitan los talleres
del Duomo, el sitio donde han trabajado grandes artistas del pasado, donde Michelangelo esculpió
a su David, y se observa el trabajo actual de los talladores que conservan y restauran el
patrimonio del complejo.
Il Matroneo del Battistero di San Giovanni — Lunes, miércoles y viernes, 16:30-18 hs — Se
visita el Battistero y se accede al Matroneo (cerrado al público en general) para ver desde allí los
mosaicos de la cúpula, y el pavimento.
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La Sacrestia della Cattedrale — A pedido — 30 minutos — La sacristía es una obra maestra del
Renacimiento; las paredes están completamente decoradas en madera con incrustaciones; hay
perspectiva y figuras humanas.
L’Orologio della Cattedrale— A pedido — 30 minutos — Recorre el pasillo interno (cerrado al
público) de la contrafachada de la catedral, para ver el reloj y su mecanismo.

***Duomo (Santa Maria del Fiore)


Entrada a la iglesia por la puerta derecha de la fachada, hasta media hora antes del horario de
cierre. Gratis; abre Lun-mie-vie 10-17 hs, jue (en marzo) 10-16.30 hs, sáb 10-16.45 hs, dom y fest
13.30-16.45 hs, Jueves Santo 12.30-16.30 hs, Viernes Santo 10.30-16.30 hs, Sábado Santo
11-16.45 hs; Domingo de Pascua cerrada.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
El Duomo de Brunelleschi es una genial obra de ingeniería, indisputada pieza central de la ciudad.
La extraordinaria cúpula domina el paisaje urbano de una manera inigualable. A pesar de que la
magnitud de la catedral es evidente a la distancia, la primera visión completa de la iglesia y el
baptisterio juntos sigue produciendo una sacudida, con los colores de sus exteriores en
sorprendente contraste con los edificios de color pardo que les rodean.
En el siglo VII, el asiento del obispo de Florencia fue transferido de San Lorenzo a la antigua
iglesia que se encontraba en el sitio de la Catedral. En el siglo XIII, la románica Santa Reparata
(edificada sobre restos paleocristianos) había quedado pequeña para una ciudad tan importante
como Florencia.
Se decidió que era necesaria una nueva catedral para reflejar mejor la riqueza de la ciudad y
poner a los pisanos y sieneses en su lugar, y se le encomendó a Arnolfo di Cambio — arquitecto
de Santa Croce y del Palazzo della Signoria — construir en ese mismo sitio "el más sublime, más
suntuoso edificio que la invención humana pudiera concebir”. Para fin de siglo, di Cambio había
diseñó una vasta basílica centrada en una tribuna en forma de cúpula. La concepción era
magnífica. Iba a ser la cúpula más grande jamás construida. La obra fue continuada por Giotto —
que incorporó el campanario en el siglo XIV —, Pisano y Talenti, y al comenzar el siglo XV el
proyecto estaba completo, excepto por su coronación — nadie había encontrado la manera de
edificar la cúpula.
Brunelleschi consiguió resolver el insoluble problema. La suya fue una hazaña de ingeniería. El 25
de marzo de 1436 - Día de la Anunciación -, terminada la cúpula, fue consagrada por fin la
catedral (si llegamos el 25, va a ser en su cumpleaños nº 580), dedicada a Santa Maria del
Fiore en alusión a la flor de lis, símbolo de la ciudad. Era la iglesia más grande de Europa. Las
obras aún continuaron en el siglo XIX, cuando se terminó la fachada. Hoy es la tercera iglesia más
grande del mundo, después de San Pedro en Roma y San Pablo en Londres (153 m de largo, 90
m de ancho en el crucero, 90 m de altura en la linterna de la cúpula).
Exterior
La exagerada fachada principal es imitación de un frente gótico realizada en el siglo XIX con
mármol de las mismas canteras que el usado por los primeros constructores — piedra blanca de
Carrara, rojo de la Maremma, verde de Prato. Complementa — algo — al genuino campanario
gótico del siglo XIV realizado por Giotto. El lado sur es la parte más antigua, pero el adorno más
atractivo es la Porta della Mandorla, en el lado norte, llamado así por su estructura en forma de
almendra que contiene el relieve Asunción de la Virgen esculpido por Nanni di Banco (siglo XV).
Interior
El interior es un vasto recinto de mampostería desnuda que hace un fuerte contraste con el
exterior. Su estructrura es buen ejemplo del gótico florentino. Tres amplias naves confluyen en el
vasto coro donde está el altar mayor, rodeado de las tribunas sobre las cuales se alza la cúpula.
Gran parte del arte más conocido de la catedral ha sido trasladado al cercano Museo dell'Opera
del Duomo. Destacan entre las obras que permanecen, sin embargo, dos grandes frescos
ecuestres en honor de condottieri (comandantes mercenarios) famosos: Niccolò da Tolentino,
pintado por Andrea del Castagno, y Giovanni Acuto (o Sir John Hawkwood), pintado 20 años antes
por Paolo Uccello; ambos en el siglo XV y ambos en la pared de la izquierda de la nave central
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(pasillo norte). Un poco más allá, el Dante Explicando la Divina Comedia de Domenico do
Michelino hace la cúpula sólo marginalmente menos prominente que la montaña del Purgatorio.
Hay 44 vitrales, obra de los más importantes maestros del siglo XV.
Si se juzga sólo por el tamaño, la principal obra de arte de la Catedral es el fresco del Juicio Final
dentro de la cúpula, pintado por Giorgio Vasari y Zuccaro en el siglo XVI. Una restauración a fines
del siglo XX reparó la cúpula y limpió ese fresco. Brunelleschi quería cubrir de mosaicos el interior
de la gran cúpula de crucería, pero para cuando los florentinos se decidieron a contratar la
decoración, 150 años después, los gustos habían cambiado. Lástima: es un Juicio Final bastante
terrible, desfigura la obra maestra de Brunelleschi; no vale la pena estirar el cuello para verlo.
Abajo del fresco, hay siete vidrieras-medallón diseñadas por Uccello, Ghiberti, Castagno y
Donatello.

**La cúpula
Entrada a la cúpula desde afuera, por la puerta de la Mandorla en el lado norte (463 escalones).
De lunes a viernes de 8.30 a 19 hs, sábados de 8.30 a 17:40 hs; domingo 13-16 hs. Acceso hasta
40 minutos antes de la hora de cierre. Cierra Jueves, Viernes y Sábado Santo, y Domingo de
Pascua (verificar cerca de la fecha).
La subida a la cima de la cúpula (463 escalones y tramos algo claustrofóbicos) no es para débiles
de corazón. Se avanza en el espacio entre las estructuras arquitectónicas. La galería que está
inmediatamente por debajo de los vitrales-medallón es la parte más fácil; permite inspeccionarlos
y ver de cerca los frescos que representan el Juicio Final (los vi, son caricaturescos, resulta
divertido); pero en su mayor parte, el trayecto serpentea entre las paredes de ladrillo de las capas
externa e interna, hasta la cumbre, y se pueden apreciar todos los detalles constructivos que le
permitieron resistir inundaciones, terremotos, rayos, excavaciones arqueológicas y el paso de los
siglos. Una vez que se llega a la base de la linterna, se tiene un magnífico panorama de la ciudad
y las colinas circundantes. La experiencia vale el esfuerzo.
Brunelleschi y la cúpula
El Duomo era, para el siglo XV, la iglesia más grande del mundo. Había sido construida 100 años
atrás, pero no tenía cúpula. La diseñada por di Cambio, más alta y más ancha que cualquiera
conocida, y sin contrafuertes externos para evitar que se derrumbase por la tensión circunferencial
y por su propio peso, era inviable con los métodos tradicionales de centrado y andamiaje. Había
que abarcar 45 metros, y apoyar la construcción en una base octogonal a 54m sobre el suelo de la
nave. En pleno Renacimiento italiano, los contrafuertes externos del Gótico eran considerados una
fea chapucería. Y además estaban prohibidos en Florencia, porque era el estilo preferido por sus
tradicionales enemigos del norte. Ya desde el siglo XIV se pensaba en una cúpula interna maciza,
abierta en la parte superior para admitir la luz como el Panteón de Roma, pero encerrada en una
capa exterior más delgada, parcialmente apoyada en la cúpula interior, para aislar el interior de las
inclemencias del clima. El problema estaba planteado, pero nadie había podido resolverlo.
Filippo Brunelleschi, un hombre diminuto cuyo ego era tan grande como su talento, había sido
derrotado por Lorenzo Ghiberti en 1401, en el concurso para diseñar y dar forma a las puertas del
Baptisterio. Brunelleschi resolvió que prefería ser el mejor arquitecto antes que el segundo mejor
escultor; se marchó a Roma a estudiar la arquitectura clásica, y fue desarrollando nuevas teorías
ingenieriles.
Unos cuantos años después regreso a Florencia, y en su variante de las antiguas órdenes
romanas de la arquitectura, combinó la subestimada pietra serena gris con yeso blanco suave y
creó arcos, bóvedas y arcadas de aspecto etéreo y proporciones clásicamente perfectas. Así
diseñó San Lorenzo, Santo Spirito y el elegante Ospedale degli Innocenti.
17 años después de haber perdido el concurso por las puertas del Baptisterio, presentó su idea al
comité creado en el gremio de constructores para reflexionar sobre el problema de la cúpula de la
catedral. La gran cúpula del Panteón de Roma era una sola cáscara de hormigón, cuya fórmula
había sido olvidada. Mientras el concreto fraguaba, el Panteón había sido apoyado en una mezcla
de tierra y monedas de plata. Ésa no podía ser la solución para una cúpula tan grande y a tanta
altura, y pondría a la iglesia fuera de uso. Por otra parte, no había suficiente madera en Toscana
para construir el andamiaje y moldes. Brunelleschi propuso seguir el diseño del Panteón, pero
empleando una cáscara doble de piedra arenisca y mármol. Tendría que construir la cúpula de
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ladrillo, debido a su peso ligero en comparación con la piedra y por ser más fácil darle forma sin
tener nada debajo de ella durante la construcción. Para ilustrar su plan estructural, hizo un modelo
de madera y ladrillo con ayuda de Donatello y Nanni di Banco — que todavía se puede ver en el
Museo dell'Opera del Duomo. Era intencionalmente incompleto, para asegurar el control de
Brunelleschi sobre la construcción.
Ganó el contrato con la condición de que trabajaría junto con Ghiberti — una asociación que no
duró mucho tiempo. A su manera arrogante, quijotesca, sospechosa y brillante, terminó por
inventar la arquitectura renacentista.
Levantó dos cáscaras ojivales, una dentro de la otra. La externa más liviana, de 60 cm de espesor
en la base y 30 cm en la parte superior, y la interior cuatro veces más gruesa. Al dejar el centro
hueco, disminuyó considerablemente el peso aplastante de la estructura.
Resolvió el problema de la tensión circunferencial en la carcaza interna, con un conjunto de
cadenas horizontales dispuestas como los aros de un barril e integradas dentro de la pared. Dado
que la cúpula era octogonal en lugar de redonda, una cadena simple que la apretase como un aro
habría puesto toda su presión sobre las ocho esquinas. Para contener la cúpula sin deformarla,
las cadenas tenían que ser octógonos lo bastante rígidos para mantener su forma. Cada una de
las cadenas de piedra de Brunelleschi fue construida como una vía de ferrocarril octogonal con
carriles paralelos y lazos cruzados, todos hechos de vigas de piedra arenisca. Esos rieles se
conectaron por sus extremos con empalmes de hierro y plomo. La estructura se fue cubriendo con
los ladrillos y el mortero de la cúpula interior. Hoy se pueden ver lazos transversales de la cadena
inferior, que sobresalen del tambor en la base de la cúpula. Los demás están ocultos. Se suponía
que cada cadena de piedra sería reforzada con otra de eslabones de hierro entrelazados, pero un
estudio magnético realizado en la década de 1970 no detectó ninguna evidencia de éstas; si
existen, están profundamente incrustadas en el espesor de los muros.
Brunelleschi también incluyó "costillas" verticales fijadas en las esquinas del octógono, que van
curvándose hacia el punto central. Cada una se apoyó por sus extremos y punto medio en otras
dos. Las costillas tenían ranuras para tomar vigas, que sostenían plataformas para los operarios,
permitiendo así que el trabajo progresara hacia arriba sin necesidad de andamios.
Una cúpula circular de mampostería se puede construir sin apoyos, ya que cada hilera de ladrillos
es un arco horizontal que resiste la compresión. Es lo que se llama “centrado”. En Florencia, la
cúpula interior octogonal era lo bastante gruesa para poder incrustarle dentro un círculo imaginario
en cada nivel, una característica que la sostendría, pero que no podía sostener los ladrillos en su
sitio mientras el mortero aún estaba húmedo. Brunelleschi lo resolvió colocando los ladrillos en
espina de pescado, un patrón que al entrelazar cada hilera con la inferior, transfería el peso de los
bloques recién puestos, a las costillas verticales más cercanas de la cúpula no circular.
La cúpula exterior no era lo bastante gruesa para contener círculos horizontales incrustados. Para
crearlos, Brunelleschi engrosó la cúpula exterior hacia adentro, en sus esquinas, en nueve
diferentes niveles, creando anillos de mampostería que hoy en día se pueden observar desde el
pasadizo entre las dos cúpulas. La cúpula exterior no tiene cadenas incrustadas: para
contrarrestar la tensión circunferencial, el diseño fue concebido como una serie de arcos gigantes
con cuadernas que se entrecruzan; la integridad de la cúpula exterior depende enteramente de
esas nervaduras que conectan las paredes interna y externa, atravesando el espacio vacío
intermedio.
Así fue como la estructura creció autoportante. Y Brunelleschi desarrolló además métodos de
construcción enteramente nuevos, como el nuevo método de andamiaje, que implementó con
equipo de su propio diseño. Para levantar 37.000 toneladas de material, incluyendo más de 4
millones de ladrillos, inventó cabrestantes, grúas y montacargas para levantar grandes pesos y
transportar los materiales más rápido y más eficientemente hasta el nivel de los obreros. Esas
máquinas y las innovaciones estructurales fueron la principal contribución de Brunelleschi a la
arquitectura y la ingeniería.
La comprensión que hoy tenemos de las leyes físicas y las herramientas matemáticas de que
disponemos para calcular tensiones, estaban a siglos en el futuro. Brunelleschi, como todos los
constructores de catedrales, tuvo que confiar en la intuición y en lo que podía aprender de los
modelos que construyó.
En su momento, se cuestionó la capacidad de Brunelleschi para coronar la cúpula con una linterna
y tuvo que someterse a otra competencia, que ganó. Pero falleció poco después de comenzar su
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construcción, y la linterna fue terminada 15 años después por su amigo Michelozzo. El techo
cónico fue coronado con una bola de cobre dorado y una cruz que contiene reliquias santas, por
Andrea del Verrocchio, elevando la altura total del Duomo a 114,5 metros.
En el taller de Verrocchio había un joven aprendiz llamado Leonardo da Vinci. Fascinado por las
máquinas de Brunelleschi, que Verrocchio utilizó para izar la bola, Leonardo hizo una serie de
bocetos y, como resultado, a menudo se le da crédito por su invención.
Una enorme estatua de Brunelleschi, afuera del Palazzo dei Canonici en la Piazza del Duomo,
mira pensativa hacia arriba, a su mayor logro, la cúpula que siempre domina el panorama de
Florencia. La obra terminada habla por sí misma: 45,5 m de diámetro en la base (igual que el
Baptisterio) y 36 m de altura, del tambor (a 54 m sobre el suelo) a la linterna. Fue uno de los
grandes avances de la ingeniería de todos los tiempos: la mayor parte de las cúpulas europeas
posteriores, incluida la de San Pedro en Roma, fueron construidas empleando los métodos de
Brunelleschi.
La cúpula preside la catedral con una dignidad y gracia que pocas pueden igualar en el mundo; el
Duomo ha llegado a simbolizar Florencia de la misma manera que la Torre Eiffel simboliza París.
Los florentinos están tan orgullosos que su frase para expresar nostalgia es nostalgia del
cupolone.
Por ese logro, a Brunelleschi se le concedió un singular honor: Es uno de los pocos florentinos
que tienen su tumba en el interior del Duomo.

Cripta de Santa Reparata


Entrada desde el interior de la catedral, nave central, cerca del primer pasillo de la derecha. Abre
Lunes/miercoles y viernes 10-17 hs, jueves en marzo 10-16.30 hs, sábado 10-16.45 hs. Cerrada
Jueves, Viernes y Sábado Santo, y Domingo de Pascua.
En la década de 1960, excavaciones arqueológicas encontraron restos de la predecesora de la
Catedral, Santa Reparata, probablemente construida en el siglo VI, debajo del extremo oeste de la
nave. También hay restos de una muralla romana y un cementerio del siglo XI. Un modelo
detallado ayuda a dar sentido a la mescolanza de restos romanos, paleocristianos y románicos,
áreas de mosaico y parches de frescos del siglo XIV. También está allí la tumba de Brunelleschi.

Campanile
Entrada por el lado sur de la catedral. Subida de 414 escalones (el primer tramo sin ventanas). No
se aconseja a personas que sufran del corazón, vértigo o claustrofobia. Abre todos los días 8.30–
19:30 hs; acceso hasta 40 min antes de la hora de cierre. Cierra domingo de Pascua.
El esbelto campanario de Giotto (casi 85 m de altura y 15 de lado) levantado en el siglo XIV, ilustra
la importancia de las líneas horizontales y la decoración geométrica en el gótico florentino. Es una
estructura de mármol blanco, rosa y verde como el que adorna la catedral. La rica decoración de
los paneles hexagonales y pastillas, expresa el concepto de orden universal y la historia de la
Redención. Los relieves comienzan con la creación del hombre y siguen con sus actividades, los
planetas que rigen el curso de su existencia, las virtudes que lo fortalecen, las artes liberales que
lo instruyen y los sacramentos que lo santifican. Originariamente fue decorado con esculturas de
Donatello y relieves de Giotto, Andrea Pisano, y otros, cuyos originales ahora están en el Museo
dell'Opera del Duomo.
Giotto fue artífice del proyecto y comenzó la construcción; Andrea Pisano y Francesco Talenti la
terminaron luego de su muerte. Durante la subida se puede ver el interior de la estructura
arquitectónica. En los niveles altos hay ventanas que dan luz al interior Desde la terraza superior
se contempla un espléndido panorama de la catedral con la cúpula en primer plano, y de
Florencia.

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***Battistero
Entrada por la puerta norte, sobre la plaza. Se sale por la misma puerta. Frente al Baptisterio, en
Piazza San Giovanni 7, hay baños públicos. Abre lunes/sábado 8.15-19 hs; domingos, primer
sábado del mes y festivos 8.30-14 hs (acceso hasta 30 min antes del cierre). Cerrado en Pascua
(¿Domingo?).
"Mi hermoso San Juan" llamaba Dante al baptisterio consagrado a san Juan Bautista, patrono de
la ciudad, cuya imagen figuraba desde la Edad Media en el célebre florín de oro. Es uno de los
edificios más antiguos de la ciudad y uno de los monumentos supremos del estilo románico
italiano. En la Edad Media se creía que había sido un templo romano dedicado a Marte: no lo fue,
pero gran parte de su revestimiento y columnas provinieron de ruinas de la Florentia romana. Las
excavaciones modernas sugieren que sus cimientos datan del siglo I dC; adquirió su aspecto
actual en los siglos XI y XII.
De elegante forma octogonal, totalmente revestido con losas de mármol blanco y verde oscuro de
Prato, es muy representativo del arte florentino, lleno de mesura y armonía, y transmite sensación
de rigor y delicadeza. Lo cubre una cúpula de ocho cuñas apoyadas en los muros perimetrales,
enmascarada desde el exterior por la elevación de la pared por encima de la arcada del segundo
nivel y por un techo en forma de pirámide aplastada.
Al entrar en el edificio, lo primero que llama la atención es el precioso mosaico sobre fondo de oro
de la cúpula. Domina la enorme figura de Cristo juez, y escenas del Juicio Final ocupan tres de los
ocho lados. En los registros horizontales superpuestos en los otros cinco segmentos, se
representan las historias de San Juan Bautista, Cristo, José y el Génesis. En el centro, en el
registro superior, se exhiben las jerarquías angélicas. Ese mosaico y los que cubren las paredes
fueron realizados por maestros venecianos y toscanos a partir de la segunda mitad del siglo XIII, y
son justamente reconocidos por su brillante belleza.
El pavimento con incrustaciones es de fines del siglo XI. El edificio alberga la tumba del anti-Papa
Giovanni XXIII, atribuida a Donatello y Michelozzo y tallada en la primera mitad del siglo XV. La
decoración se enriqueció en el siglo XVI con estatuas y bajorrelieves, muchos de los cuales —
como la María Magdalena de Donatello o el altar de plata, se exhiben ahora en el Museo
dell'Opera del Duomo por motivos de conservación.
Pero nada se compara con las puertas de bronce de la construcción, delicadamente cinceladas y
célebres en todo el mundo: La puerta sur de paneles góticos realizada por Andrea Pisano en el
siglo XIV, muestra en los compartimentos superiores veinte episodios de la vida de Juan el
Bautista, y en los ocho restantes, las virtudes cristianas. La puerta norte fue la segunda, de
Lorenzo Ghiberti y ya en el siglo XV; a semejanza de la primera, representa en los veinte bloques
de arriba escenas del Nuevo Testamento y en los ocho bloques más bajos a los apóstoles y los
cuatro Padres de la Iglesia. Finalmente la puerta este, llamada la Puerta del Paraíso, es la obra
maestra ya plenamente renacentista de Ghiberti y sus asistentes (entre ellos Luca della Robbia)
realizada en un formato diferente de diez grandes paneles.
Las Puertas del Paraíso de Lorenzo Ghiberti***
En 1401, el joven Ghiberti ganó un concurso de escultura para elaborar las puertas del Baptisterio
de Florencia. Los historiadores del arte consideran que esa competencia fue el punto fundacional
del Renacimiento. Cincuenta y un años más tarde completó su segundo y último conjunto de
puertas. Cuando Miguel Ángel — que no se hizo famoso por repartir elogios — las vio, las declaró
"tan hermosas que podrían adornar la entrada al Paraíso”.
Las puertas q ue se ven en el Baptisterio son copias. Los originales, maravillosamente
restaurados, están en el Museo de la Obra del Duomo. La puerta norte representa escenas de la
vida de Cristo; la del este, posterior, frente a la fachada del Duomo, muestra escenas del Antiguo
Testamento. Ambas merecen un examen minucioso, porque son muy diferentes en estilo e ilustran
los cambios artísticos que marcaron el comienzo del Renacimiento.
En el panel extremo derecho de la fila del medio de la puerta norte, Jesús calmando las aguas,
Ghiberti capturó el caos de una tormenta en el mar con gran habilidad y economía, pero las
convenciones artísticas que usó son básicamente pre-renacentistas: Jesús es la figura más
importante, así que es la más grande; los discípulos le siguen en tamaño porque son lo que sigue
en importancia; la nave parece un juguete.

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Los paneles exquisitamente trabajados de la puerta este son más grandes, más expansivos, más
histriónicos — y más convincentes. El panel central en la puerta de la izquierda cuenta la historia
de Jacob y Esaú, y los diversos episodios de la historia — la venta de la primogenitura, Isaac
ordenando a Esaú que vaya de caza, la bendición de Jacob, y así sucesivamente — fueron
fusionados en una sola escena callejera maravillosamente lograda. El uso que Ghiberti hace de la
perspectiva sugiere profundidad: la arquitectura de fondo se ve mucho más creíble que en los
paneles de la puerta norte; las figuras en primer plano se agrupan de forma realista, y el
naturalismo y la gracia de las poses (observar la pierna izquierda de Esaú y el perro a su lado) no
tienen nada que ver con el sagrado mensaje que se transmite. Aunque el contenido religioso se
mantiene, se dio nuevo protagonismo a las figuras y su lugar en el mundo natural, y son retratadas
con un realismo que no se veía en el arte desde la caída del Imperio Romano casi mil años antes.
Como nota al pie, un pequeño detalle de la puerta este merece atención especial. Abajo a la
izquierda del panel de Jacob y Esaú, Ghiberti ubicó un pequeño busto de autorretrato. Como se lo
mire, el retrato es muy atractivo: Ghiberti parece el tío favorito de cualquiera; pero el busto se
dispuso cuidadosamente de manera que se puede mirar directamente a los ojos de la minúscula
cabeza, desde un solo punto. Cuando eso ocurre, la impresión de vida inteligente — de vida
moderna inteligente — es asombrosa.

***Museo dell'Opera del Duomo


Piazza del Duomo 9. Abre todos los días 9-19 hs, con acceso hasta las 18 hs. Cierra en Pascua
(¿el Domingo?).
En www.ilgrandemuseodelduomo.it/applicazioni hay tres aplicaciones para SmartPhone: Museo
Duomo (museo virtual), La Porta del Paradiso, y Mosaici del Battistero.
La visita del Museo de la Obra de la Catedral completa la de los monumentos de la plaza, porque
alberga muchas esculturas y objetos que, por razones de conservación, se han retirado de ellos.
A partir del siglo XV, en esas salas se planificó y preparó la obra de Santa María del Fiore: allí tuvo
su sede Filippo Brunelleschi y Miguel Ángel esculpió su David, diseñado originariamente para un
contrafuerte de la Catedral. Después el espacio se utilizó como depósito y desde fines del siglo
XIX fue convertido en museo. Su misión es preservar las obras maestras con las que, a través de
más de mil años, la Iglesia y el pueblo de Florencia han expresado su fe. Luego de una
reorganización y ampliación al doble de su tamaño, se reinauguró en octubre de 2015 con la
fachada que tenía en el siglo XVI.
Descubrirá emociones inolvidables al contemplar obras maestras como la Piedad de
Michelangelo, el Coro de Donatello y Luca della Robbia, los paneles de la Puerta del Paraíso de
Ghiberti o la Maddalena de Donatello, que están entre lo más significativo de la escultura del siglo
XV. También hay modelos de madera de la cúpula y un conjunto de herramientas que documentan
las actividades de los trabajadores de Brunelleschi.
Planta baja: Ver salas 6; 8 y 10.

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Se entra por la antigua arcada (1) que durante siglos dio acceso a las oficinas y laboratorios de la
Opera del Duomo de Florencia, al patio (2) con esculturas del siglo XVIII que integraron el altar
mayor del Baptisterio antes de que fuese restaurado el altar medieval a comienzos del siglo XX:
un porta-candelabro de Girolamo Ticciati, San Giovanni en la gloria con ángeles, lleva figuras
de águilas con fardos de tela en sus garras, el emblema del Arte de Calimala que durante siglos
se hizo cargo del cuidado del Baptisterio. El santo representado, Juan el Bautista, el Precursor de
Cristo, es patrono de la ciudad. Luego se toma un corredor (3) en cuya pared hay miles de
nombres que evocan el carácter colectivo de la obra del Duomo a lo largo de los siglos.
La sala siguiente es una galería de esculturas del baptisterio y los laterales de la catedral (4) y
(5) que puede pasarse de largo. La obra de la catedral hizo extenso uso del arte escultórico. Era el
arte más costoso, y por eso servía para proclamar el poder económico de Florencia, capaz de
competir con las catedrales allende los Alpes. También tenía significado religioso, pues el Nuevo
Testamento caracteriza a los creyentes como las "piedras vivas" de un edificio espiritual cuya base
es Cristo, y los florentinos veían ejemplos en los profetas y santos representados.
Salone del Paradiso*** (6): Tradicionalmente los cristianos llamaban Paraíso al espacio entre un
baptisterio y su iglesia, en alusión a quienes, bautizados, lo atravesaban para participar por
primera vez en la comunión y la misa. Fue probablemente usando ese sentido en un juego de
palabras para elogiar la calidad de la obra de Ghiberti, que Miguel Ángel llamó a la puerta del
baptisterio que daba frente a la Catedral, ”puerta del paraíso”. El salón evoca el “paraíso”
florentino. La fachada de la Catedral, que nunca se completó y finalmente fue desmantelada a
fines del siglo XVI, se reconstruyó según un diseño de época, completándola con las estatuas
esculpidas para ella y que darían frente al Baptisterio. Junto con dos sarcófagos romanos que
estuvieron en la plaza desde la Edad Media hasta el siglo XX y a los grupos estatuarios del siglo
XVI que estaban sobre las entradas del Baptisterio, la sala restablece el diálogo entre escultura
antigua, medieval y renacentista que hizo famosa a Florencia. Le sigue una sala de fragmentos
antiguos (7).
Sala della Maddalena*** (8): En el exterior del Baptisterio y el Duomo, las estatuas y relieves
proclaman la fe colectiva, pero en el interior testimonian la religiosidad individual. La sala, del otro
lado de la escalera que conduce al primer piso, muestra la Magdalena de Donatello y pinturas y
esculturas de santos.
Dos salas contiguas evocan el universo de la devoción personal: Una capilla octogonal (9) con
relicarios conserva restos corporales de santos; según San Pablo, el cuerpo humano es "el
templo del Espíritu Santo”, y la catedral de Florencia dispone de más de 600 “reliquias” para
exponer en días de fiesta (por si resucitan). Obviamente obviable.

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La siguiente sala de interés es el amplio espacio en el que se expone la Piedad esculpida por un
Miguel Ángel septuagenario para su propia tumba, la Tribuna di Michelangelo*** (10). El artista
mutiló la escultura casi 10 años después de comenzarla, supuestamente porque encontró
defectos en el mármol. La obra fue restaurada, comprada por Cosme III de Médicis, y finalmente
terminó en la Catedral. Miguel Ángel se representó a sí mismo de pie, sosteniendo a Cristo con
rostro conmovido. Uno de los sonetos que escribió en esos años y que testimonian su religiosidad
se exhibe en la sala.
Desde allí se puede subir directamente al primer piso.
Primer Piso: Ver salas 15; 23 y 28.

La Galleria del Campanile (14) contiene estatuas y relieves de ese edificio, y se puede pasar de
largo.
La Galleria della Cupola*** (15) conserva la mascarilla mortuoria de Filippo Brunelleschi, el
arquitecto de la cúpula de la Catedral, y evoca el proceso por el cual ese genio realizó el último
componente estructural del templo, la denominada 'tribuna'. Hay modelos de madera del siglo XV
y XVI y una selección de equipos de época, y también modelos modernos, referencias al coro y a
los vitrales diseñados por Ghiberti, Donatello, Uccello y Andrea del Castagno, y una zona-teatro en
la que se proyecta un corto explicativo. Entre la galería y el teatro, tres “troncos de árbol”
recuerdan las grandes extensiones de bosques que se sacrificaron para los andamios y
construcción de la catedral; los troncos venían flotando sobre el Arno y se estibaban en el espacio
que ahora se utiliza como museo.
Dentro de la catedral, el pueblo de Florencia veía testimonios de fe — los santos representados en
vidrieras, retablos y esculturas — y personajes de su historia — soldados que habían conducido a
los ejércitos de la República en la batalla: los mercenarios llamados "condottieri". El edificio
eclesial enlazaba las dos categorías. Las pinturas y esculturas de la Sala delle Navate (21)
estuvieron en distintos momentos en las naves de la catedral.
El núcleo de una iglesia es el presbiterio, el espacio en el que se reúnen los 'presbíteres' (los
sacerdotes). Cerca, normalmente hay un sitio para los músicos y el coro. En la Sala delle
Cantorie** (23), junto con muebles y objetos del presbiterio se dispusieron los coros de Luca
della Robbia y Donatello que en un tiempo coronaron el crucero de la Catedral, realizados
cuando estaba a punto de terminarse la cúpula; la alegría de sus figuras celebra ese evento.
Las demás salas se pueden pasar de largo, aunque quizás sea interesante ver los códices corales
abiertos en páginas con “iluminaciones” (dibujos decorativos) de la Capella Musicale** (28) si no
vimos nada parecido antes.

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Segundo Piso: Prescindible. Si hay tiempo y ganas, se podría ver la Galleria dei Modelli* (17);
presenta siete proyectos de modernización de la fachada del Duomo, en madera, encomendados
por los Grandes Duques Medici a arquitectos manieristas y del barroco temprano para reemplazar
a la fachada medieval que había sido desmantelada. Mirando por las ventanas se pueden
comparar con la reconstrucción de la fachada medieval que está en la planta baja.

Ospedale Santa Maria Nuova


Via Sant'Egidio y Piazza di Santa Maria Nuova.
Folco Portinari, el padre de la Beatriz de Dante, fundó el extenso complejo a fines del siglo XIII,
como albergue para peregrinos y viajeros. Durante la Peste Negra (S.XIV) sirvió como hospicio.
Luego fue oficina donde cambiar o depositar dinero; era el banco que usaba Miguel Ángel. Había
sido ricamente decorado por los mejores artistas florentinos de la época, pero la mayoría de las
obras desaparecieron o fueron trasladadas a los Uffizi para su custodia. Hoy funciona como
hospital. Se puede visitar la iglesia de una sola nave de San Egidio, en el centro del complejo,
donde alguna vez hubo frescos y el magnífico Retablo Portinari de Hugo van der Goes coronaba
el altar mayor (ahora está en los Uffizi). Todavía permanece en la iglesia un inmenso tabernáculo
de mármol del siglo XV, digno de una mirada.

Piazza della Repubblica


La plaza marca el sitio del antiguo foro, que era el núcleo del asentamiento romano originario. El
trazado de las calles que rodean la plaza aún refleja el del campamento militar romano, pero el
Mercato Vecchio (viejo mercado), que había estado allí desde la Edad Media, fue demolido y se
construyó la plaza a fines del siglo XIX — una obra maestra de estilo neoclásico. Está llena de
cafés al aire libre, excelente oportunidad para ver pasar la gente.

Palazzo Davanzati
Via Porta Rossa 13, Piazza della Repubblica; http://www.polomuseale.firenze.it/it/musei/?
m=davanzati; abre 8:15–13:50, cierra 1º, 3º y 5º Lun y 2º y 4º Dom del mes; 2 € o FirenzeCard,
gratis para menores de 18 años.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
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Es un edificio medieval en torre, que muestra cómo eran las casas de esa época. Era dueña del
palacio del siglo XIV, ubicado en un elegante barrio, la prestigiosa familia Davanzati. El lugar es
una delicia: se puede pasear por un patio sorprendentemente lleno de luz y subir las empinadas
escaleras a la planta principal (también hay ascensor), donde la familia pasaba la mayor parte del
tiempo. La hermosa Sala dei Pappagalli está adornada con tapices trampantojos y aves de
alegres colores.

Via dei Calzaiuoli y Via del Proconsolo


Ambas calles, paralelas, llevan desde ambos extremos del lado sur de la plaza del Duomo, a la
Plaza de la Señoría. En Via del Calzaiuoli están la Loggia del Bigallo y Orsanmichele; en Via del
Proconsolo están la Badia Fiorentina y el Bargello.

Loggia del Bigallo


Se puede entrar gratis (o FirenzeCard — ¿? —) cada hora de lunes a sábado, 10:30-16:30 hs y
domingo 9:30-12:30 hs, pero sólo con cita previa pedida al tel. 055 288496. Cerrado Domingo de
Pascua.
En la esquina de la concurrida calle principal peatonal, Via Calzaiuoli, se encuentra la pequeña y
bonita Loggia del Bigallo (S.XIV), separada de la calzada por dos arquerías perpendiculares con
arcos de medio punto y ventanas geminadas en la parte superior. En el interior hay un pequeño
museo de obras pertenecientes a la Compañía de Santa María la Mayor Bigallo, que ilustra la vida
de la Hermandad a lo largo de los siglos. Hay un fresco del siglo XIV que contiene la
representación más antigua de Florencia; se reconocen el Baptisterio y el Duomo en construcción,
con la fachada como se había concebido originariamente. En las habitaciones de la primera
planta, hay algunos frescos y pinturas sobre madera y lienzo.

ORSANMICHELE
Via dei Calzaiuoli, esquina Via dell'Arte della Lana; abre lunes 10-17 hs; gratis (FirenzeCard ¿?).
Duración de la visita: menos de 1 hora.

La estructura tuvo su inicio como oratorio en el siglo VIII. Al terminar el siglo XIII era una logia al
aire libre donde se vendían granos. En el siglo XIV las arcadas se cerraron y se le añadieron dos
pisos, y terminó por utilizarse como iglesia. En el exterior presenta nichos con esculturas (todas
copias) de Donatello, Verrocchio y otros, encargadas por los gremios. Los originales están
adentro, en el Museo del primer piso que abre sólo los lunes, junto con un hermoso tabernáculo
gótico (S.XIV) de Andrea Orcagna. La Duda de Tomás de Verrocchio merece atención: Cristo
está totalmente enmarcado por el nicho, pero Santo Tomás está de pie en el borde, con su pie
derecho afuera. Ese único detalle es lo que da vida a la composición.

Badia Fiorentina (Santa Maria Assunta)


Via Dante Alighieri 1; visitas lunes 15-18 hs.; 3 €.
Esta antigua iglesia (siglo X) está en la esquina de Via del Proconsolo y Via Dante Alighieri. Tiene
una interesante mezcla de restauraciones: siglo XIII, Renacimiento, barroco y siglo XVIII. Su grácil
campanario es un hito ciudadano, pero se ve mejor desde el patio interno (claustro de los
Naranjos) y es de construcción inusual: una torre hexagonal sobre base cuadrada. El interior fue
remodelado con poco entusiasmo en estilo barroco. Tres tumbas de Mino da Fiesole (siglo XV)
se alinean en las paredes, incluyendo el monumento al Conde Ugo que se considera su mejor
obra: los rostros parecen estar iluminados desde adentro, lo que no es poca cosa en mármol. La
obra de arte más conocida es la delicada Visión de San Bernardo de Filippino Lippi, a la
izquierda de la entrada; es una de las mejores de ese autor y está en excelentes condiciones; las
manos de la Virgen María son bellísimas. En el lado derecho de la iglesia, sobre la capilla de San
Mauro hay un órgano monumental del siglo XVI.
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ORATORIO DEI BUONOMINI DI SAN MARTINO
Piazza San Martino; gratis; abre Lunes a sábado de 10 a 12 hs y 15-17 hs (salvo los viernes que
no abre por la tarde).
A unos 100 m a la derecha de la Badia Fiorentina, viniendo desde el Duomo, este pequeño
oratorio del siglo XV está dedicado a los poveri vergognosi. Hay frescos de la escuela de
Ghirlandaio que pintan las actividades caritativas de la confraternidad (que continúan
desarrollándose).

***Museo Nazionale del Bargello


Via del Proconsolo 4; http://www.polomuseale.firenze.it/musei/?m=bargello; 4 € (no está claro si
los menores de 18 años no pagan) o FirenzeCard; abre 8:15–13:50 hs, acceso hasta 30 min
antes del cierre; cerrado 2º y 4º domingo y 1°, 3° y 5° lunes del mes.
Duración de la visita: 1-2 horas
El austero Palacio del Podestà (s. XIII) fue, originariamente, sede del Capitano del Popolo
durante la Edad Media, y más tarde, prisión. En el exterior se pintaban los rostros de criminales
notorios y enemigos de los Medici, como si fuesen carteles de "BUSCADO". Actualmente alberga
la que es probablemente la mejor colección de escultura del Renacimiento en Italia. La
concentración de obras maestras de Miguel Ángel, Donatello y Benvenuto Cellini es notable; las
obras se entremezclan con una ecléctica colección de armas, cerámicas, bronces y objetos
decorativos, entre otras cosas. Para los amantes del arte del Renacimiento, el Bargello es a la
escultura lo que el Uffizi es a la pintura, pero es relativamente pequeño y no está lleno de gente.
Sobresalen los mármoles de Miguel Ángel, los bronces de Giambologna y la excepcional
colección de obras de Donatello.

Planta baja
El Patio
El edificio destaca por su patio (B),
uno de los más bellos de Italia. Su
elegancia fue anulada por el
taponamiento de los arcos a fines
del siglo XVI, cuando el edificio se
convirtió en sede penitenciaria y
necesitaba más espacio. En el
siglo XIX se procuró restaurar su
armonía original: se demolió el
techo que había encima de la
escalera, un pozo sustituyó al patíbulo y se dispusieron, en las paredes bajo las arcadas, los
escudos de los funcionarios que vivieron en el edificio en los siglos XIV al XVI, y de los barrios de
la ciudad.
Las amplias galerías bajo las arcadas han acogido esculturas diversas. La pieza más antigua es
un sarcófago romano decorado con dos delfines, que en un tiempo estuvo fuera del edificio y se
utilizó como cuenco de una fuente. Son obras importantes la monumental estatua del Océano de
Giambologna (siglo XVI), procedente de la isleta en los Jardines de Boboli (donde ahora hay una
copia), y las figuras alegóricas de una fuente sin terminar por Bartolomeo Ammannati (Juno, la
Tierra, los ríos Arno y Arbia, la Prudencia, Florencia y dos pavos reales), que debería haber sido
colocado en el Palazzo Vecchio. La obra más moderna es la única escultura del siglo XIX en el
Bargello, una animada figura del Pescador en bronce.
El Salón de Miguel Ángel y la escultura del siglo XVI** (1)
La sala es una de las más antiguas del palacio. Fue restaurada por última vez luego del aluvión de
1966, dejando algunas partes de la decoración del siglo XIX que tenía antes de la catástrofe,
como registro histórico. Se destinó a los ejemplares más prestigiosos de la escultura del siglo XVI.
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Entre ellas hay un Baco y el
Tondo Pitti, obras de juventud de
Miguel Ángel, y un David-Apolo
con superficie rugosa
característica en la parte posterior,
el famoso 'sin terminar' que Miguel
Ángel empleaba como elemento
expresivo de gran sugestión,
común a otras obras de madurez
del artista. También está utilizado
sabiamente en Bruto, una obra de
gran impacto que evoca a los
retratos antiguos y expresa
vigorosamente las cualidades
psicológicas del personaje. El
artista realizó esta escultura en
Roma tras la muerte de Lorenzino
de Médici, quien había matado al
duque Alejandro, opresor de
Florencia.
La sala también incluye obras de Benvenuto Cellini, entre ellas Narciso, Ganímedes
(restauración de un antiguo torso), y el busto monumental de bronce de Cosimo I. El Perseo de
bronce se exhibe con su base— en la Piazza della Signoria hay copias — y el bajorrelieve de la
Liberación de Andrómeda que la integra, además de los modelos en cera y bronce de la estatua.
De Giambologna hay un Mercurio alado que es su más famosa obra en bronce, y una juvenil
estatua de Baco, que se puede comparar con la escultura del mismo nombre de Miguel Ángel y
con un Baco más pequeño, de mármol, de Jacopo Sansovino.
En las vitrinas se ven terracotas importantes de la época.

Primer Piso
Prácticamente todas las salas, que se devolvieron a su aspecto original en el siglo XIX, y hasta el
balcón, estuvieron antes divididas y se usaron como celdas carcelarias.
La Sala de los Marfiles (6) alberga 265 objetos trabajados en marfil de los siglos V a XVII, y
artesanías afines en diferentes materiales (madera, cuero, hueso). El ejemplar más famoso es el
ventilabrum Flabellum (siglo IX), que se usaba para alejar los insectos del altar durante las
misas. Es un objeto muy raro por su alta calidad artística. Entre los marfiles de iglesia, se pueden
señalar también un cuerno de caza noruego, hecho de un colmillo de morsa— durante Semana
Santa medieval estaba prohibido hacer sonar las campanas, y entonces se llamaba a misa
utilizando cuernos de caza. Dan testimonio del arte secular y el lujo que caracterizaba la vida de la
corte en el siglo XIV, algunos espejos de concha (que las damas llevaban colgando de su
cinturón), finamente tallados con temas caballerescos, como "Asalto al Castillo del Amor". Lo más
notable del siglo XV es un bellísimo tablero de marfil para ajedrez y backgammon, con escenas
de la vida en la corte talladas en los bordes. Hay raras piezas de ajedrez de diversos orígenes, de
los siglos X al XIII, peines de hueso decorados con temas amorosos o míticos, espejos. Hay una
salita (7) que conecta esta sala con la de las mayólicas; contiene una selección de esculturas de
fines del siglo XIII hasta el siglo XIV, una talla en madera pintada del siglo XV (Nuestra Señora de
la Merced) y algunas pinturas de época.
La Capella del Podestà (4-5) estuvo destinada a los condenados a muerte y estaba dividida en
dos plantas, una para prisión y la otra para despensa. En la restauración del siglo XIX se
descubrieron frescos. En las vitrinas se exhiben muchas piezas de orfebrería eclesiástica: hay
relicarios-bustos, “paces” (imágenes sagradas que los fieles besaban durante la misa), cruces —
entre ellas una oro y esmaltes translúcidos hecha por Antonio Pollaiuolo.
La sala de la Colección Carrand (3) fue construida en el siglo XIII. Louis Carrand heredó la
colección de su padre y a su muerte la donó al Bargello (3.300 objetos de la Edad Media y el
Renacimiento). Las vitrinas exponen orfebrería (hay muchos alfileres), esmaltes de Limoges,

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metales, objetos indios, esculturas y pinturas. Los marfiles, objetos islámicos, bronces, placas,
mayólica, armas, medallas y sellos se muestran en otras salas del Museo.
La sala de la colección islámica (2), al lado de la torre, contiene objetos de diversas colecciones,
sobre todo artesanía en metal. Hay algunas armas persas y turcas, cerámica persa de brillo
metálico (siglos XII-XIV); azulejos con decoración caligráfica; baldosas turcas con decoración floral
inspirada en la porcelana china, colorida, rica y delicada. Se conservan cinco alfombras — que se
comenzaron a importar en Florencia en el siglo XV, y muchos marfiles — platos egipcios, piezas
de ajedrez de Irak, ataúdes.
Salón de Donatello y la escultura del siglo XV*** (1)
La gran sala fue construida para albergar las reuniones del Consejo de la Ciudad; desde fines del
siglo XVI estuvo dividida en 32 celdas en cuatro plantas y una capilla. Luego de restaurada recibió
obras de Donatello y del siglo XV florentino. A lo largo de las paredes hay cofres nupciales en
madera pintada y pastillaje (siglos XIV y XV) y muebles de sacristía.
La obra principal es el David de mármol de Donatello. La ciudad lo ubicó en la habitación del reloj
del Palazzo Vecchio, como símbolo de heroísmo cívico y libertad republicana. Se siente la
influencia de Ghiberti en la elegante pose y los drapeados; la cabeza sugiere la escultura clásica.
San Jorge está entre lo mejor de la producción inicial de Donatello. La figura del santo bien
plantada y animada por un pequeño giro, con un rostro que respira seguridad, domina el espacio y
revela el estudio de la estatuaria antigua. La escena de San Jorge que libera a la princesa del
dragón, en el estrado donde apoya la estatua, es la primera evidencia que se conserva de la
técnica del 'aplanado' y de la perspectiva renacentista en bajorrelieve.
El Marzocco (por Marte, dios de la guerra), es un animal heráldico que simboliza fuerza y
generosidad. Fue tallado para el apartamento papal de Santa María Novella, y luego de varios
traslados llegó al Bargello, donde hace poco se reencontró con su base de mármol.
La estatua de bronce de David sobre una base de mármol con figuras de arpías, es una obra de
madurez de Donatello, el primer desnudo del Renacimiento de tamaño natural y bien redondeado.
El sensible modelado adquiere una carga sensual gracias a los efectos de claroscuro que produce
la luz sobre las lisas extremidades.
Atys, como el David, se inspiró libremente en la escultura antigua. La belleza del niño con su
naturaleza enigmática, entre ángel y demonio, y la exquisita calidad del trabajo artístico, se
aprecian mejor luego que una restauración reciente sacó a la luz importantes vestigios del antiguo
dorado que embellecía ciertos detalles.
Hay otros muchos escultores florentinos de principios del siglo XV en la sala. No se puede dejar
de mencionar a Lorenzo Ghiberti, cuyo taller formó a muchos artistas, entre ellos al joven
Donatello. De Ghiberti se expone el bajorrelieve de bronce con el Sacrificio de Isaac, que ganó el
concurso para la puerta norte del Baptisterio florentino; junto a él está el que presentó Filippo
Brunelleschi, de ambiente más moderno. Ambos se muestran juntos, para que el público pueda
opinar si la elección de Ghiberti fue justa.
Entre varias Madonnas de terracota destacan las de Luca della Robbia, en particular la Virgen
de la manzana y la Virgen del rosal, con refinado esmalte blanco-azul brillante. La idea de
aplicar esmalte cerámico a la escultura tuvo gran número de seguidores, y se difundió con la
producción de Andrea della Robbia y sus descendientes.
Veranda** (B)
Contiene esculturas del siglo XVI, en su mayoría destinadas a fuentes y jardines. Las principales
son de Jean de Boulogne llamado Giambologna, artista flamenco al servicio de los Medici. Suyos
son los dos Ángeles pescadores, la Alegoría de la Arquitectura en mármol y los pájaros en
bronce de plumaje y actitudes realistas. También hay una estatua monumental de mármol de
Jasón realizada por Pietro Francavilla, ayudante principal de Giambologna, en claro homenaje al
Perseo de Cellini, sobre todo en la pose del héroe.
Sala de las mayólicas** (8)
El término mayólica podría derivar de la isla de Mallorca, importante puerto concentrador de
productos cerámicos españoles y del Norte de África destinados a la Europa medieval. Una

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mayólica es un artículo de terracota cubierto por esmalte a base de óxido de estaño, blanco y
opaco, que el alfarero decora y luego somete a una segunda cocción.
La colección de cerámica se impone por el altísimo nivel de sus piezas. El núcleo más importante
proviene de las adquisiciones de los Medici. Los ejemplares más antiguos tienen decoraciones
simples en verde de cobre y marrón de manganeso, o en azul zafiro (azul oscuro). El
Renacimiento comienza con mayólicas de Faenza; luego hay objetos manufacturados en Pesaro,
Perugia y Castelli d’Abruzzo. Siguen piezas de Deruta, el primer fabricante que obtuvo mayólica
con brillo similar a la de los productos moros, y Gubbio, muy apreciada por sus esmaltes rojo rubí.
La Toscana está representada por numerosos objetos de mesa, y también hay muestras de otros
puntos de Italia. En las paredes hay piezas de la familia della Robbia. La colección llega hasta
producciones contemporáneas (de no perderse, la del florentino Marcello Fantoni).
Además de mayólica italiana hay piezas importantes de cerámica española de origen moro
(decorada con brillo metálico); cerámica 'esgrafiada'; algo de barro cocido; un poquito de la
rarísima porcelana Medici (de pasta blanda vitrificada imitando la porcelana china, con figuras
azules sobre fondo blanco). Las piezas utilitarias son muy variadas en formas y decoración, para
vajilla o farmacia.

Segundo Piso
La sala de los pequeños
Bronces (6) reúne producción
que en el Renacimiento conformó
un género independiente
destinado a coleccionistas que los
exhibían en sus estudios y en
cámaras de las maravillas de las
cortes principescas. Había de
diferentes tipos (temas mitológicos derivados de la escultura antigua, copias de esculturas
renacentistas, objetos cotidianos). La colección del Bargello está a la vanguardia en el mundo, en
número y calidad. Las piezas están clasificadas por temas, tipos y áreas de producción. De la
Florencia del siglo XV es ejemplo extraordinario el Hércules y Anteo de Antonio Pollaiuolo.
Entre los temas derivados de obras antiguas o inspirados por ellas, hay varias réplicas del
Laocoonte, está Marco Aurelio, el llamado Hombre del miedo, un Eros lanzaflechas, el Toro
Farnesio. También hay copias de obras maestras de Miguel Ángel: Cristo de la Minerva, Baco.
De Giambologna hay un fantástico Morgante sobre el dragón y muchas reducciones de sus
obras famosas. También hay piezas de Benvenuto Cellini (El galgo). Se exhibe gran número y
variedad de objetos — tinteros, morteros, campanas, cuencos, etc., desde el siglo XV hasta el
XVII; también aves y otros animales.
Sala del Verrocchio y escultura de la segunda mitad del siglo XV (3)
La sala reúne obras de Andrea di Michele di Cione, llamado por el nombre de su primer maestro,
Verrocchio. Su primer escultura es un busto del banquero Francesco Sassetti, donde se
advierten las formas nítidas, la elegancia del porte y el aspecto austero que caracterizarían su
producción. El David de bronce armoniza el orgullo del héroe bíblico, con la elegancia formal y la
extrema atención al detalle, típicas de Verrocchio. En el retrato conocido como la Dama con el
ramo, las ondas sutiles del vestido, el pelo rizado y el ramo de flores están modelados con
virtuosismo de orfebre; el mórbido claroscuro que permea toda la figura, el corte del busto con sus
brazos y sensibilísimas manos y el rostro noble y severo, lo convierten en una obra maestra.
El relieve de terracota polícroma que representa la Resurrección de Cristo fue hallado
destrozado en un ático. Son las diferentes reacciones de los soldados, más que el acontecimiento
sacro, lo que atrae la atención del espectador, por su dinamismo patético e intensa expresividad.
Hay un crucifijo de madera de exquisita pintura y talla. La movilidad de los brazos, hoy perdida, y
la ligereza de la escultura, hueca por dentro, sugieren que podía ser llevado en procesión.
Dan marco a las obras de Verrocchio, bustos de personajes florentinos realizados por escultores
importantes de la segunda mitad del siglo XV. El busto de mármol de Nicolás Maquiavelo y la
terracota que representa a un Hombre con Coraza, se atribuyen a Antonio Pollaiuolo, pintor,
escultor y orfebre. El busto de Giovanni de Médicis y el de Piero il Gottoso (padre de Lorenzo el
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Magnífico) fueron esculpidas por Mino da Fiesole. El busto de Battista Sforza, esposa del duque
de Urbino, realizado por Francesco Laurana, se parece al retrato pintado por Piero della
Francesca que está en los Uffizi, en la ausencia de expresión, la pose estática y severa, y la
belleza apagada e inmóvil de la mujer.
Sala de Andrea della Robbia (2)
En esta sala también funcionaron cuatro celdas. Hoy está íntegramente dedicada a Andrea della
Robbia, prolífico continuador de la técnica de la terracota vidriada en los siglos XV y XVI. Fue
alumno y colaborador de su tío Luca; la evidencia más antigua que se tiene de trabajo
independiente es de sus 40 años, la Virgen de los arquitectos: su estilo presta mayor atención a
las figuras de los personajes, los sentimientos que los animan y la riqueza colorística, que el de su
tío. De la misma época es el busto de un Niño de formas turgentes y tiernas, que tal vez retrata,
idealizado, a Pietro el desafortunado, hijo de Lorenzo el Magnífico. El delicado Retrato de una
desconocida cuya tez lechosa destaca contra el fondo azul, podría representar a una joven de la
nobleza florentina. En la Flagelación y la Asunción de Cristo la descripción es simple y directa,
en línea con la eficacia comunicativa que buscaban los predicadores de la orden franciscana para
los que Andrea operaba. Los numerosos relieves visibles en las paredes — que en su mayoría
representan a la Madonna y el Niño — se consideran obras del taller del artista, donde trabajaban
al menos cinco de sus doce hijos. Uno de ellos, Giovanni, podría ser el verdadero autor de la
famosa Virgen del almohadón. La sala presenta también una selección de monedas florentinas
y toscanas de los siglos XIII-XVIII y algunos sellos civiles y religiosos.
Sala de Giovanni della Robbia (1)
La sala contiene obras de Giovanni della Robbia y otros artistas de la terracota esmaltada que
siguieron la técnica en la primer mitad del siglo XVI, destinados principalmente a monasterios y
conventos. Estos trabajos comenzaron a coleccionarse en la segunda mitad del siglo XIX, cuando
muchos institutos religiosos cerraron, y siguen siendo muy buscados en el mercado internacional
de antigüedades. Giovanni, hijo de Andrea, se distingue de su padre por el uso de una amplia
gama de esmaltes de colores, la variedad de temas y la riqueza de detalles y decoraciones. El
Pesebre que se ve en la sala es una de sus creaciones más famosas. En el centro de la sala hay
vitrinas con placas renacentistas.
Armería (7)
La colección de armas comprende más de 2.000 piezas, principalmente del Gran Ducado. La
colección Medici había llegado a 9.500 piezas cuando se vendió por el valor de su peso en hierro
a partir del siglo XVIII, y se dispersó por todo el mundo. Lo que se exhibe en esta sala abarca casi
mil años de historia: hay armas de ceremonial, de caza, deportivas, de guerra y de fuego.
El arte del repujado, propio de las armas de celebración, se puede apreciar en cascos y en
escudos de desfile, donde cubre todas las superficies libres con elementos decorativos,
mitológicos y figuras alegóricas. Para la caza, hay ballestas, arcos, flechas y lanzas, cuchillos para
terminar la presa y pinchos articulados y tijeras para desmembrarla y deshuesarla.
Entre los deportes ecuestres medievales estaba el torneo, jugado entre dos equipos dentro de un
área cercada, con espadas y mazas de madera, y el carrusel, que enfrentaba dos individuos
generalmente con lanzas. Se usaban protectores para el pecho y el hombro izquierdo, y cascos,
cuya visera tenía mayor visibilidad cuando eran para torneo, y apenas una rendija para los ojos, si
eran para carrusel.
El armamento defensivo del soldado estaba constituido por malla de anillos al comenzar el siglo
XIV. Luego fue sustituido por piezas de cuero cosido, tejido reforzado y placas de metal. En el
siglo XV apareció la armadura completa de placas de metal, de la cual hay varios ejemplos. En el
siglo XVII las armaduras se hacen cada vez más pesadas para soportar las armas de fuego, cada
vez más eficaces, y desaparecen los elementos decorativos y ornamentales.
Entre las armas ofensivas, es central la espada, seguida por el estoque y el espadín. La espada
medieval tenía empuñadura curva, enchapada en oro y plata, y hoja ancha, de bordes paralelos y
punta redondeada. Desde el siglo XVI, el ancho de la hoja se va reduciendo y se multiplican arcos
y puentes. Nace la espada de lado, que se operaba junto con una daga en la mano izquierda. En
la segunda mitad del siglo XVII aparece un arma similar, pero con hoja más fina y aguda.
Salas de la escultura barroca y las medallas (4-5)

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Hay más de mil medallas en exposición, de las más de 25.000 que se conservan en el Bargello,
en dos salas, y conviven con obras de escultura barroca. En la primer sala se ve el busto de
Costanza Bonarelli, obra maestra de Gian Lorenzo Bernini, muy vívida y sensual, llena de
efectos de gran sensibilidad pictórica; de Algardi hay un busto de terracota monumental que
representa al cardenal Ronainini, y de José Piamontini una Magdalena de plata. En la segunda
sala, domina el centro la Lex nova de Domenico Poggini, y en las paredes hay relieves de
mármol de gusto clásico y un Busto de Cristo tallado en mármol por Tullio Lombardo.

Piazza della Signoria***


Duración de la visita: menos de 1 hora.
La Piazza della Signoria fue y sigue siendo el centro político de Florencia, y es, por mucho, la
plaza más impactante de la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo XIII cuando, tras vencer a
los gibelinos, los güelfos derribaron las casas-torre que aquellos habían edificado en el centro de
la ciudad, para construir un nuevo palacio de gobierno. Se dice que los güelfos ordenaron al
arquitecto, Arnolfo di Cambio, levantar lo que ahora llamamos Palazzo Vecchio en la esquina de
ese espacio, pero cuidar que ni una pulgada del edificio se asentase en la maldita tierra que había
sido de los gibelinos. La extraña leyenda probablemente se inventó para explicar el peculiar
diseño descentrado ideado por Arnolfo.
El espacio alrededor del palacio se convirtió en nuevo centro cívico de la ciudad, la Piazza della
Signoria en forma de “L”. La Signoria era el órgano de gobierno oligárquico de la ciudad
medieval. Hoy en día, la plaza es una galería de esculturas al aire libre, llena de turistas, puestos
de postales, caballos y calesas, y cafés al aire libre muy caros.
La estatuaria de la plaza es del siglo XVI y particularmente hermosa. Con el Palazzo Vecchio al
frente, en el extremo izquierdo está la estatua ecuestre del gran duque Cosme I por
Giambologna. A su derecha se encuentra la Fontana del Nettuno creada por Bartolomeo
Ammannati como homenaje a las ambiciones navales de Cosimo I. El propio autor la consideró un
fracaso, y los florentinos la apodaron Il Biancone, que puede interpretarse como “el gran bulto
blanco”. Miguel Ángel, a quien se atribuyen muchos chistes, echó un vistazo y negó con la
cabeza, gimiendo "Ammannati, Ammannati, ¡qué hermosa pieza de mármol has arruinado!” Los
muy manieristas bronces que rodean el espejo de agua son mucho mejores, probablemente
porque un joven Giambologna puso mano en la mayoría.
Observe la placa de pórfido en el pavimento, delante de la fuente. Señala el sitio donde el monje
puritano Savonarola celebró la Hoguera de las Vanidades: Con su vehemente prédica
apocalíptica, comprometió a los florentinos en un frenesí reformista; cientos se presentaron en la
plaza, cargados de pinturas, ropa y otros efectos que representaban su “decadencia", y
entregaron todo a las llamas. Sin embargo, después de unos años el Papa (a quien no divertían
las críticas de Savonarola) excomulgó al monje y luego a toda la ciudad por apoyarlo. Sobre el
final del siglo XV, los florentinos decidieron que habían tenido suficiente del monje rabioso; lo
arrastraron junto con dos de sus seguidores a la cámara de tortura, los declararon herejes y los
llevaron a la plaza para un último día de fuego y azufre. En el mismo lugar donde una vez habían
quemado sus lujosas pertenencias, prendieron fuego al mismo Savonarola. Recuerdan lo ocurrido,
una pintura anónima guardada en la vieja celda de Savonarola en San Marcos, y la placa que está
en la plaza.
A la derecha de la fuente de Neptuno hay una larga plataforma elevada frente al Palazzo Vecchio
conocida como la arringheria, desde la cual oradores improvisados arengarían a las multitudes
ante ellos (de ahí viene la palabra "arenga"). En los escalones de su esquina izquierda hay una
copia (el original está en el Bargello) del Marzocco de Donatello, símbolo de la ciudad, con un
león florentino descansando su pata levantada en un escudo blasonado con el emblema de la
ciudad, el giglio (la flor de lis). A la derecha hay otra réplica de Donatello, Judith decapitando a
Holofernes. Más abajo hay un hombre que no necesita presentación, el David de Miguel Ángel,
una copia del siglo XIX del original que ahora está en la Academia. Lo suficientemente cerca de
David para lucir realmente feo en comparación, se encuentra el Heracles de Baccio Bandinelli. El
pobre Bandinelli trató de copiar la forma masculina musculosa de Miguel Ángel, pero terminó con
un Heracles lleno de bultos.

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El Marzocco, Judith y David eran símbolos del orgullo cívico florentino — los dos últimos habían
enfrentado a sus opresores. Proporcionaban metáforas aptas para los florentinos que amaban su
república y a menudo entraban en conflicto con la hegemonía de los Medici.

Loggia della Signoria***


Duración de la visita: 20-30 minutos. Gratis.
En el extremo sur de la plaza, pasando la larga U que se abre hacia los Uffizi, está uno de sus
primeros y más bonitos adornos, la aireada Loggia della Signoria del siglo XIV, donde tenían
lugar las ceremonias oficiales del gobierno florentino. La logia probablemente fue diseñada por
Andrea Orcagna — se la conoce también como Loggia di Orcagna. Tiempo después fue cuartel
de la guardia suiza de lanceros (lanzi) de Cosimo de Medici, y adquirió el nombre de Loggia dei
Lanzi. Los tres enormes arcos de su forma armoniosa y simple, estuvieron muy por delante de los
tiempos al momento de su construcción, en un estilo arquitectónico que en realidad pertenece al
Renacimiento. En la esquina delantera izquierda se encuentra su escultura más importante, la
obra maestra en bronce de Benvenuto Cellini, Perseo (S.XVI), que sostiene delante la cabeza
cortada de Medusa. En el extremo derecho de la logia está el Rapto de las Sabinas de
Giambologna, una de las esculturas manieristas de mayor éxito que conocemos, y una pieza que
hay que caminar todo alrededor para poder apreciar su acción y arte desde diferentes ángulos. Se
sigue hablando de trasladarla al interior, lejos de los elementos, pero por ahora continúa allí. Hay
otra obra de Giambologna, Hércules y el Centauro; ambas son de fines del siglo XVI. Atrás, hay
una fila de sobrias matronas que datan de la época romana.

Museo Gucci
http://www.guccimuseo.com/es/; Piazza della Signoria 10; € 7 (€ 5 los viernes después de las 20
hs); abre 10-20 hs, los viernes hasta las 23 hs.
Abierto en 2011, el museo expresa toda la clase y elegancia asociadas con el nombre de Gucci en
su exhibición de maletas, zapatos y artículos deportivos en un edificio del siglo XIV — el Palazzo
del Tribunale di Mercatanzia. Hace siglos, allí se trataban conflictos vinculados con los gremios
medievales. Es extraño ver un fresco del siglo XV con Cristo crucificado, en una sala llena de
joyas del siglo XX. En una habitación iluminada dramáticamente se muestran modelos
emblemáticos. Hay muestras temporarias, una librería dedicada en su mayoría a moda y una
cafetería — con un anexo en la plaza — que sirve comidas y cierra a las 23 hs.

Palazzo Vecchio
Su poderosa silueta, rematada con un elegante campanario de 94 m, domina la plaza. Fue
construido entre los siglos XIII y XIV, probablemente por Arnolfo di Cambio, y es un edificio de
austero estilo gótico. Tras utilizarse como sede de la Signoria, en el s. XVI pasó a ser residencia
de Cosme I, que la adaptó a las necesidades de la Corte. De esa época datan las decoraciones
de Vasari, arquitecto, pintor y decorador. Cuando Cosme se trasladó al palacio Pitti, el edificio
pasó a llamarse Palazzo Vecchio. Es sede de la Comuna de Florencia desde fines del siglo XIX.

Quartieri Monumentali**
museicivicifiorentini.comune.fi.it/palazzovecchio/informazioni.html; € 10, ó € 14 boleto acumulativo
con la Torre de Arnolfo, o FirenzeCard; gratis para menores de 18 años; abre en marzo de viernes
a miércoles 9-19 hs, y los jueves 9-14 hs. Cierra en Pascua ¿domingo? Se puede entrar al
museo por el ingreso principal que da a la plaza de la Señoría, o por la entrada lateral de via dei
Gondi.
Duración de la visita: 1-2 horas.
Kit Tartaruga (en italiano) para familias, con mapa y binoculares, album de la familia Medici,
sombreros con plumas y coronas para los príncipes y princesas, pasteles para dibujar, colorear e
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imaginar nuevos símbolos e historias, y otros objetos para apoyar la visita, en alquiler por 2 horas
a € 5 por familia, en el Punto Info del Museo.
Video Guía: Tablet de 7” con auriculares desechables, en castellano, para visitar el museo con
apoyo de una narrativa audiovisual, con imágenes de alta resolución y reconstrucciones 3D.
Duración 55 minutos; € 5 para 1 persona, o € 4 para dos o más personas. Se alquila por 2 horas
en el Punto Info del Museo.
Hay numerosísimas actividades para la familia (incluidos niños desde 4 años) por 4 € cada uno,
duración promedio 75 minutos. Algunas son en castellano, todas en italiano, todas con reserva
previa. Ver en www.musefirenze.it/musei/risultati-ricerca-attivita/?
dove=palazzovecchio&target=pri&x=9&y=21&fasciaeta=&quando=&tipodiattivita=.
Los Quartieri Monumentali comprenden las salas destinadas a la vida pública, el precioso
Studiolo di Francesco I, y los quartieri medicei: di Eleonora y degli Elementi.
La visita comienza en el Cortile di Michelozzo, adornado con estucos y frescos, y prosigue en el
piso superior con el Salone dei Cinquecento, donde un majestuoso ciclo de pinturas celebra la
apoteosis de Cosimo de’ Medici y de la ciudad de Florencia, y un rico conjunto de estatuas
acompaña al renombrado Genio della Vittoria de Michelangelo. En el segundo piso del museo se
encuentran los ambientes privados de la corte medicea, suntuosamente decorados y amueblados;
entre ellos está la admirable Cappella di Eleonora con pinturas de Agnolo Bronzino. Dan
testimonio de la decoración más antigua del palacio, la Sala dell’Udienza y la Sala dei Gigli,
donde está el original de la Judith de Donatello. En la Sala delle Carte Geografiche, un globo
terrestre de dimensiones excepcionales y más de cincuenta paneles pintados muestran todas las
partes del mundo conocidas en el siglo XVI. El Quartiere del Mezzanino hospeda la colección de
pintura y escultura del Medioevo y el Renacimiento donada por Charles Loeser.

Torre di Palazzo Vecchio o Torre de Arnolfo


museicivicifiorentini.comune.fi.it/export/sites/museicivici/materiali/PV_Depliant_Torre_ITA-
ENG_012_STAMPA.pdf
€ 10, o € 14 boleto acumulativo con Palazzo Vecchio, o FirenzeCard; gratis para menores de 18
años; no se permite el acceso a menores de 6 años, y no se aconseja para asmáticos o quien
sufra del corazón, vértigo o claustrofobia. Abre en marzo viernes/miércoles 10-17 hs, jueves 10-14
hs.; acceso hasta media hora antes del cierre. Cerrado en caso de lluvia.
La Torre del Palazzo Vecchio se atribuye a Arnolfo di Cambio; junto con el Camino de Ronda fue el
núcleo inicial del palacio de gobierno. De 95 metros de altura, constituye uno de los puntos de
referencia de la ciudad.

Galleria degli Uffizi***


http://www.polomuseale.firenze.it/musei/?m=uffizi; € 8 ó FirenzeCard; 12,50 € en caso de
muestras temporarias. Es difícil hacer una visita espontánea (colas de 3 horas), hay que reservar
(ver Reservar horario de entrada a museos); reserva previa € 4. Abre martes/domingo, 8:15-18:50
hs. Es mejor ir de mañana, y mejor temprano. Acceso hasta 45 minutos antes del cierre. Se puede
tomar fotos y filmar, sin flash.
Los dos pisos de la galería disponen de un acceso wi-fi dedicado. El servicio está disponible en
italiano y proporciona informaciones útiles para facilitar y enriquecer la visita. Para conectarse hay
que tener SmartPhone. O llevar en mano la guía oficial (la tengo).
Duración de la visita: 2-3 horas (hasta 5 horas). Lo mejor es seleccionar algunas obras para ver,
antes de empezar la visita, y pasar de largo en las demás. No es un museo para conocer en una
sola visita, pretenderlo es demasiado para cualquiera.
La Galleria degli Uffizi (de las Oficinas) es uno de los museos más importantes del mundo.
Muestra la evolución de la pintura italiana, desde los primitivos hasta los artistas del s. XVII. En lo
que es arte del Renacimiento italiano, no hay nada mejor. Pocas salas tienen menos de 3 ó 4
obras maestras. Es mentalmente agotador, pero vale la pena.

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Ocupa el antiguo palacio de los Uffizi, las oficinas de administración de los Medici. Vasari lo
construyó en el siglo XVI, en estilo renacentista tardío, con dos galerías paralelas y conectadas en
forma de herradura que enmarcan una plaza rectangular. Fue Francesco I, después de muerto
Vasari, quien hizo readaptar el piso superior para albergar su colección de arte. Cada uno de los
Medici añadió alguna obra al tesoro familiar, y la última, Anna Maria Lodovica, legó la vasta
colección al pueblo de Florencia a condición de que nunca salga de la ciudad. En el siglo XIX una
gran proporción de las estatuas fue trasladada al Bargello y la mayoría de las antigüedades fueron
al Museo Arqueológico; los Uffizi se convirtió esencialmente en una galería de pinturas,
complementadas con algunas esculturas clásicas.
A partir del otoño de 2015 los Uffizi está en obras para duplicar el espacio de exposición y poder
mostrar unas 800 pinturas que estaban hasta ahora en depósito. Por lo menos dos de las salas
principales estarán cerradas, y las principales pinturas habrán sido reubicadas, quizás incluyendo
obras de Leonardo, Piero della Francesca y Filippo Lippi. Se espera que las obras estén de vuelta
en sus ubicaciones originales para el verano de 2016.
La visita comienza en el segundo piso (pintura y escultura) , al cual se accede subiendo una
escalera monumental, y luego prosigue en las salas del primer piso (dibujos y grabados). Las
obras más importantes están marcadas con asteriscos en el comentario.

Gabinete de Diseños y Estampas***


Cuando se sube la escalera monumental, se pasa por la entrada de la sección de impresiones y
dibujos. En su mayor parte está reservada a la consulta de estudiosos, pero a menudo se
exponen muestras al público en general.

Salas del segundo piso:


(A) Vestíbulo Lorenés: Control de boletos e
ingreso: El ambiente se instaló a fines del siglo
XVIII, cuando se completó la escalera
monumental que daría un nuevo acceso a la
galería. Está decorado mayoritariamente con
estatuas, sarcófagos y relieves de la Roma del
siglo I.
El largo corredor de Levante, lindante con las
salas 1 a 23, es la parte más antigua de la
Galería, destinada a la colección de estatuas
clásicas de los Medici; se construyó aprovechando
la logia que coronaba el edificio de los Uffizi.
Después se le incorporaron retratos de los
miembros de la dinastía. Las esculturas alternan
bustos (en gran parte cabezas antiguas sobre
bustos modernos) y estatuas de cuerpo entero
(restauradas — y a veces reconstruidas — según
el gusto de los siglos XVI y XVII). Entre los bustos,
destacan el del emperador Adriano (original
completo) por su elaboración precisa; los
expresivos e intensos de Giulia y del emperador
Vespasiano, y el que lleva la cabeza de Antinoo,
uno de los jóvenes amantes de Adriano. Las
estatuas mejor conservadas son la de la
emperatriz Elena, sentada siguiendo un modelo
griego, el Doriforo, copia romana del siglo I de un
original griego, y un Baco y sátiro del siglo II.
Un segundo corredor desde cuyas ventanas se
tiene una espléndida vista del Arno, las colinas y el
Corredor Vasariano, lleva frescos religiosos o que
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celebran las virtudes de los duques Medici. Hay importantes esculturas antiguas, entre ellas, de
inspiración helenística, un Amor y Psique (copia romana) y un Alejandro agonizante.
Del otro lado, el corredor del Poniente comienza con el Marsias blanco y el Marsias rojo, copias
de un grupo helenístico tardío que ilustraba el mito de Apolo y Marsias, y termina con el
Loocoonte, copia de un admirable mármol hallado en Roma en el siglo XVI, que despertó gran
admiración en los artistas de la época.

Pre-Renacimiento
Las primeras salas después de subir la escalera monumental de Vasari son un curso acelerado
sobre las raíces del Renacimiento.
Sala 1. Duecento (Siglo XIII)
Sala 2. Las Maestà
Alberga tres Maestà (la Virgen con el Niño en un trono, homenajeada por santos y ángeles) de los
mayores maestros toscanos del siglo XIII tardío, grandes obras que empequeñecen todo
alrededor de ellas y muestran cómo se va suavizando el hierático estilo bizantino hacia una forma
de representación más táctil. La Maestà di Santa Trinità de Cimabue se ve aún arraigada en las
tradiciones bizantinas que gobernaban la pintura en la Edad Media temprana: pan de oro en líneas
que se entrecruzan en el ropaje, un trono con incrustaciones de estilo oriental, depresiones
semiahusadas por encima de la nariz, figuras elevadas y ángeles clonados de caras idénticas
apilados a lo largo de los lados. La Madonna Rucellai* de Duccio, pintada cinco años después
por el maestro fundador de la escuela de Siena, mantiene un estilo medieval, pero introduce
innovaciones: El Niño tiene algo más de peso, y el rostro de la Virgen tiene una expresión más
humana, un poco triste.
Finalmente está la increíble Maestà Ognissanti* de Giotto, pintada al comenzar el siglo XIV, 25
años después que la Maestà Rucellai, por el hombre reconocido generalmente como fundador de
la pintura renacentista. A veces es difícil apreciar la magnitud del cambio que Giotto realizó
cuando tiró a la basura la mitad de las tradiciones de la pintura para seguir su propio camino. Es
sobre todo en los detalles muy simples, el tipo de cosas que damos por sentadas en el arte actual,
como la fuerza de gravedad, la exhibición de emociones básicas, la individualidad de las
expresiones faciales, las figuras que parecen tener un cuerpo voluminoso y real bajo sus ropas. La
Madonna de Giotto se balancea ligeramente hacia un lado; la tela de su camisa de color
blanquecino se estira de manera realista contra sus pechos mientras ella se retuerce. En lugar de
flotar en el espacio misterioso, los ángeles y santos de Giotto pisan tierra firme.
Sala 3. Trecento (Siglo XIV): Destacan las obras delicadas de la Escuela de Siena. Los
hermanos Lorenzetti ayudaron a revolucionar el arte sienés antes de sucumbir a la peste negra;
en la sala, su mejor obra es la Presentación en el Templo* de Ambrogio Lorenzetti, con un rico
uso del color y un vasto espacio arquitectónico donde experimenta con la representación del
espacio y muestra cierta comprensión de la perspectiva (que suele considerarse “descubierta" en
el siglo XV florentino). Y allí está la gloriosa Anunciación* de Simone Martini y Lippo Memmi,
donde trazos de extraordinario naturalismo armonizan con efectos de elegancia refinada; en el
cuadro María, representada antes como después de este período en dócil aceptación de su deber
divino, parece reticente ante la noticia de su inminente Inmaculada Concepción.
Sala 4. Trecento (Siglo XIV) en Florencia: La sala alberga obras que permiten ver claramente la
influencia de Giotto, y también el efecto de la peste negra en el lenguaje pictórico, que se vuelve
severo e icónico después de la epidemia.
Sala 5-6. Lorenzo Monaco: La sala está dedicada al gótico tardío florentino. Cuando se compara
La coronación de la Virgen, de Lorenzo Monaco, con sus colores ácidos, líneas fluidas y
suntuosos paneles, y otras obras del mismo autor, con las de sus contemporáneos en la misma
sala, es evidente su carácter innovativo.
Sala 7. Gentile da Fabriano
La sala presenta el florecimiento del gótico internacional, todavía basado en el paradigma
medieval pero que admitía algo de naturalismo y humanismo en sus muy decorativas obras.
Resplandece la Adoración de los Magos de Gentile da Fabriano, una imagen salpìcada de oro

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y repleta de detalles incidentales y caricaturescos. Nativo de las Marche, Gentile trabajó durante el
primer cuarto del siglo XV en el norte de Italia (Pavía, Venecia, Florencia) y en Roma. Los
contactos con diferentes entornos culturales le ayudaron a adquirir nuevas técnicas que volcó en
verosimilitud y riqueza material en sus obras.
La Tebaida, atribuida a Fra 'Angelico como obra de juventud, es una narración que pinta la vida
monástica en el desierto egipcio como una especie de cuento de hadas santo.

Los Lippi
Ya en pleno siglo XV, gran parte de la Sala 8 está dedicada a Fra Filippo Lippi, un fraile formado
en el convento florentino del Carmine, en contacto directo con los frescos de Masaccio que lo
influyeron en su juventud. Al pasar los años, Filippo se interesó en los escultores florentinos de su
tiempo, en particular en Donatello y Luca della Robbia. Su pintura tiene una calidad térrea y una
tridimensionalidad que la hacen inmediatamente accesible. De los flamencos derivó el gusto por
los materiales preciosos, que manejaba con extraordinaria eficacia como se puede constatar en la
Coronación de la Virgen o en la Madonna col Bambino e due angeli, una de las obras más
conocidas de la galería.
La modelo de este cuadro fue Lucrezia Buti, una novicia que también aparece en la Coronación de
la Virgen como una mujer joven que mira hacia el espectador, en primer plano a la derecha del
cuadro, mientras el propio Filippo, con la mano en la barbilla, la observa desde el lado izquierdo
de la imagen. De la relación entre modelo y artista nació Filippino Lippi, de quien también hay
obras en la sala.
Piero della Francesca está representado en la Sala por el par de retratos de Federico da
Montefeltro y Battista Sforza, duque y duquesa de Urbino. El fondo de ambos paneles es de
estilo flamenco; hay carros tirados por caballos simbólicos de las respectivas virtudes de la pareja.
Intencionalmente pintó de perfil a ambos esposos, mirándose a los ojos y sin diluir el realismo de
la nariz ganchuda y lunares del duque.

Los hermanos Pollaiuolo y Botticelli — salas cerradas


La sala 9 está cerrada al público. Reúne pinturas de los hermanos Antonio y Piero del
Pollaiuolo, de la segunda mitad del siglo XV, de gran verosimilitud anatómica y líneas definidas.
Tuvieron gran influencia sobre el joven Botticelli, que estaba representado en la sala por un panel
(la Fortaleza) complementario de una serie de Virtudes pintadas por Piero.
La sala 10-14, una de las más visitadas de la Galería, que reunía numerosas obras de Botticelli,
un importante tríptico flamenco y pinturas de Domenico Ghirlandaio, también está cerrada. Se han
reubicado en la sala 41 una selección de las obras de Botticelli y la pintura flamenca.

El joven Leonardo y otras salas


Sala 15. Leonardo da Vinci
Cuando el visitante entra en la sala 15, se encuentra frente a tres obras fundamentales para
reconstruir los años formativos de Leonardo da Vinci.
En el Bautismo de Cristo*, realizada en gran parte por Verrocchio, en cuyo taller tuvo Leonardo
su primera educación artística, la presencia del joven estudiante se limita a la cabeza de un ángel
melancólico en el extremo izquierdo, el repintado del fondo con un paisaje brumoso y quizás el
modelado del cuerpo de Cristo.
En la Anunciación* se reconoce su trabajo temprano, ya caracterizado por una pintura atenta a
las vibraciones atmosféricas, que se desarrollará en obras posteriores. En ésta, un paisaje de
montañas y agua levemente fuera de enfoque ocupa la distancia lejana, y una luz difusa cae sobre
una escena donde todo se observa con precisión científica. Las figuras, leves pero sólidas, se
vuelven notoriamente vívidas, aunque están en cierto modo suspendidas en un paisaje de
ensueño surrealista gracias a la ligereza del sfumato. Hay que mirar la obra desde la parte inferior
derecha para apreciar su dominio de la perspectiva.
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La Adoración de los Magos (a diciembre 2015, en restauración) es una obra en la que Leonardo
no llegó mucho más allá de la fase de dibujo, pero muy compleja conceptual y formalmente. Este
boceto, abandonado cuando Leonardo se fue de Florencia a Milán, muestra cómo el artista podía
preservar la potencia de la composición aunque crease un paisaje de fantasía con arquitectura en
ruinas e incongruentes batallas de caballos. Cristo niño es el centro de un vórtice de figuras, todo
atraído a su presencia por una fuerza irresistible como un remolino.
Junto a las obras de Leonardo, se exponen retablos importantes de tres artistas activos entre fines
del siglo XV y principios del siglo XVI: Perugino (el maestro de Rafael), Luca Signorelli y Lorenzo
di Credi.
Sala 16. Cartas geográficas
Sala 17. Salita de las matemáticas: Hay bustos en bronce y algunas esculturas.
Sala 18. Tribuna
Completada en el siglo XVI, la Tribuna fue el primer ambiente agregado a la galería que el Gran
Duque Francesco I quería instalar en el último piso de la Galería Uffizi. El arquitecto transfiguró las
formas racionales del Renacimiento, fusionando naturaleza y artificio. El interior de la sala se
presenta como una aparición sorprendente, revestida en materiales preciosos y con casi seis mil
conchas de madreperla incrustadas en la cúpula, doradas y luego pintadas con una laca
transparente color rojo carmesí que se esfuma hacia arriba. El pavimento es de mármol polícromo,
y las paredes están revestidas en terciopelo también carmesí.
La decoración y contenido de la sala fue cambiando con el paso de los siglos. En su versión
actual, la sala alberga la Venus Medici* (una copia romana del siglo I, de un original griego) y
pequeños mármoles antiguos; una selección de las pinturas que alguna vez la ocuparon, acampa
en el terciopelo carmesí.

Primer Renacimiento en la Italia centro-septentrional


Las salas 19 a 23 albergan pinturas del primer Renacimiento, de escuelas de la Italia centro-
septentrional, agrupadas por ambiente cultural. En los tiempos de los Medici, allí estaba la Armería
donde Ferdinando I exponía las armaduras de la colección familiar, y los cielorrasos tenían frescos
de tema bélico. Las salas 20 y 21 se dedican a la pintura véneta; hay obras de Mantegna,
Giovanni Bellini, Cima da Conegliano, Giorgione y Carpaccio.
Sala 19. Quattrocento (siglo XV) en Siena
Sala 20. Mantegna, Bellini, Antonello: Contiene un tríptico de Andrea Mantegna con la
Adoración de los Reyes Magos, Circuncisión y Ascensión, que muestra la excelencia de su
dibujo y su fascinación por la arquitectura clásica.
Sala 21. Quattrocento (siglo XV) en el Véneto: Parte de los frescos originarios quedaron
arruinados tras la destrucción de los puentes y caminos ribereños en 1944; el trágico evento se
recuerda en el cielorraso de esta sala, que muestra el Ponte Vecchio y los barrios del otro lado del
Arno después de la explosión de las minas alemanas.
22. Quattrocento (siglo XV) en Emilia-Romagna
23. Quattrocento (siglo XV) en Lombardía
24. Gabinete de las miniaturas: La forma oval de la sala y su rica decoración son producto de
una reestructuración a fines del siglo XVIII. Expone cerca de 400 retratos-miniatura de épocas y
escuelas diversas, coleccionados por varios miembros de la familia Medici.
Salas 25-32. No están accesibles al público a fines diciembre 2015. La sala 31 contenía obras de
Paolo Veronese (una pintura más bien decorativa, caracterizada por las ricas vestimentas de los
personajes). La sala 32 tenía obras menores de Tintoretto.
Sala 33. Retratos griegos

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Michelangelo y los florentinos
Sala 34. La Antigüedad en el jardín de San Marcos: Incluye obras que podrían haber sido las
que Michelangelo estudiaba en su juventud en el jardín de San Marco (el jardín fue saqueado y se
desconoce cuál era su contenido preciso).
Sala 35. Michelangelo y los florentinos: El Tondo Doni* (realizado por encargo de Agnolo
Doni), una de las pinturas más famosas de la Galería, obra juvenil de Michelangelo, está de frente
al ingreso de la sala. Presenta en primer plano a la Virgen sentada, que se dispone a tomar al
Niño Jesús de las manos de José. En el fondo aparecen figuras masculinas desnudas, y entre
ambos grupos, Juan Bautista niño. El medallón es sorprendente, y una de las pocas pinturas
sobre tabla del maestro. Los colores brillantes y la torsión de las figuras fueron inspiración para el
movimiento manierista. La composición prefigura, en el movimiento de las figuras, a los grupos
escultóreos del artista. La iconografía es compleja: las figuras desnudas del fondo se han
considerado una alusión al mundo pagano anterior a la Gracia; según esa interpretación, Juan
Bautista sería el intermediario entre el viejo mundo y el nuevo que se inicia con el nacimiento del
redentor. Hay numerosas alusiones a la escultura antigua. Miguel Ángel también diseñó el
elaborado marco.
36-37. Resguardo de inscripciones antiguas
Sala 38 del Hermafrodita: La fama de la estatua del Hermafrodita, una refinada copia romana
de la era imperial de un original helenístico de mediados del siglo II aC, era tal que a partir de su
ingreso a la colección Medici en el siglo XVII, todos los ambientes que la hospedaron recibieron su
nombre. Hoy está rodeado de un ramillete de obras entre las cuales destaca la Alegoría de la
Virtud de Jacopo Ligozzi, una tela monumental que formó parte de la colección y luego de pasar
por varias manos fue devuelta a la misma en 2014. En esta sala y la 41 hay dos lienzos del
excéntrico barroco Federico Barocci.

Presentación provisoria de Botticelli***


Hasta la reapertura de la Sala 10-14 de Botticelli — que se prevé para la primavera de 2016 -– la
Sala 41 expone temporalmente una antología muy selecta de 10 creaciones del pintor — entre
ellas las famosísimas Nacimiento de Venus y La Primavera — además del gran tríptico
Portinari de Hugo van der Goes.
Sandro Filipepi — más conocido por su apodo, Botticelli ("barrilitos") — fue maestro en pintar
mujeres esbeltas con vestidos fluyentes. El joven pintor se inició en gran estilo pagano. La
alegoría de la Primavera y el Nacimiento de Venus, encargadas por uno de los Medici para su
villa privada, celebran no sólo el amor del arte renacentista por el naturalismo, sino también la
filosofía humanista que impregnaba el siglo XV florentino, un neoplatonismo que unía la doctrina
religiosa con las antiguas ideologías y mitos. Años más tarde, influenciado por la prédica puritana
de Savonarola, decidió confinarse a temas religiosos y fábulas morales, y su estilo se volvió cada
vez más severo. La transformación es clara cuando se compara la gracia natural de la Madonna
del Magnificat con la angulosidad y agitación de la Calumnia de Apeles o los rostros aburridos
de sus Madonnas de madurez.
En el Nacimiento de Venus*, la diosa del amor sale del mar en una concha, impulsada a la orilla
por el soplo de los Céfiros. Ores, una diosa de las estaciones, se apresura a abrigarla. Según el
mito, la diosa emergió del mar después de haber sido fecundada por la castración de Urano, una
alegoría de la creación de la belleza a través de la mezcla del espíritu (Urano) y el mundo físico.
Se dice que la diosa de piernas largas tuvo por modelo a Simonetta Vespucci, una renombrada
belleza florentina, prima de Amerigo (el navegante y cartógrafo que dio nombre a nuestro
continente) y amante no tan secreta de Giuliano de Medici, hermano de Lorenzo el Magnífico.
La Primavera* es más difícil de evaluar; su significado ha ocupado a los estudiosos durante
décadas, pero parece haber consenso en que celebra el triunfo de Venus: A la derecha Céfiro,
dios del viento del oeste, caza a la ninfa Cloris y la transforma en Flora, la preñada diosa de la
Primavera (que simboliza la fertilidad de Venus). Venus, en el centro, tiene a su lado a las tres
Gracias (expresión física de la belleza de Venus), a las cuales apunta Cupido. A la izquierda
Mercurio rechaza las nubes del invierno.

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También se puede ver en la sala, la Adoración de los Reyes Magos de Botticelli, con un
autorretrato del artista en el extremo derecho, en gran túnica amarilla y con rizos dorados, y una
completa galería de retratos de los Medici: Cosimo il Vecchio sería el primer rey; sus hijos
Giovanni y Piero, los otros dos; Lorenzo el Magnífico estaría en el borde izquierdo, y su hermano
Giuliano sería el joven de cabello negro, de perfil a la derecha. Pero sólo es razonablemente
segura la identificación de Cosimo.
La Adoración de los Pastores, de Hugo van der Goes, contemporáneo flamenco de Botticelli,
fue llevado a Florencia por Tommaso Portinari, agente de los Medici en Brujas; fue la primer
muestra a gran escala del realismo de la pintura al óleo de Europa Septentrional, que tuvieron a la
vista los artistas florentinos, y tuvo gran influencia en la manera como éstos utilizaron ese medio.

Sala de Niobe
La luminosa sala 42, de gusto neoclásico, adornada de estucos y relieves dorados, se
acondicionó a fines del siglo XVIII para hospedar un grupo de esculturas antiguas que estaban
desde el siglo XVI en los jardines de la Villa Medici en Roma. Representan el mito de Niobe, la
esposa de Anfión, rey de Tebas, madre de siete hijos y siete hijas, que vio toda su prole (menos
una hija) exterminada por Apolo y Artemisa en venganza porque Niobe se había burlado de Leto
— la madre de Apolo y Artemisa — por tener escasa descendencia. Las estatuas son copias
romanas de un grupo de data incierta.
La sala alberga también dos enormes cuadros de Rubens: Enrique IV en la Batalla de Ivry, y
Entrada Triunfal de Enrique IV en París. La conexión con Florencia es que Enrique IV estaba
casado con María de Medici.
Sala 43. Local técnico provisorio en diciembre 2015
Sala 44. Preparación provisoria

Renacimiento Temprano
Sala 45. Presentación provisoria (obras del Primer Renacimiento)
La Sala revela la enorme diversidad de la pintura temprana del Renacimiento, en la etapa en que
éste comenzaba a tomar forma guiado principalmente por la búsqueda de la perfecta perspectiva
por dos artistas, Paolo Uccello y Masaccio.
La innovadora Batalla de San Romano* de Paolo Uccello estuvo colgada en el dormitorio de
Lorenzo el Magnífico, junto con sus dos piezas acompañantes — que actualmente están en el
Louvre y en la National Gallery de Londres. Representa una de las grandes victorias de Florencia
sobre su rival, Siena, pero para Uccello se trata más bien de una excusa para explorar la
perspectiva — con la que el pintor estaba a todas luces obsesionado.
En La Virgen y el Niño con Santa Ana, Masaccio ayudó a su amo, Masolino. El realismo
terrenal y la nítida luz de Masaccio son evidentes en las figuras de María y el Niño, y en el ángel
que está encima de todo, mirando hacia abajo.
La magnífica Coronación de la Virgen* de Fra Angelico se desarrolla contra un campo dorado
de estilo gótico, pero hay una sensibilidad muy poco gótica en su descripción individualizada de la
multitud asistente. También hay obras de Domenico Veneziano, Lorenzo di Credi, y destaca un
luminoso retrato de Francesco delle Opere* realizado por Perugino.

Cafetería
Si necesita una pausa para tomar aliento, los precios en la terraza de la cafetería no son peores
que en la plaza de abajo. Es buen sitio para ver la fachada del Palazzo Vecchio desde otro ángulo.

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Salas del Primer Piso
M. Muestras temporarias: Las muestras temporarias son de calidad variable. Las mejores
pueden agregar algo de contexto a la colección permanente; otras son sólo una manera de sacar
unos euros más al turista.

Pintores extranjeros de los siglos XVI a XVIII


Sala 46. Españoles de los siglos XVI a XVIII: Hay obras de Velázquez, El Greco, Goya.
Sala 47. Holandeses del siglo XVII, Leiden
Sala 48. Franceses del siglo XVII
Sala 49. Holandeses de los siglos XVII al
XVIII, Amsterdam: Rembrandt es autor de
varias obras de esta sala, y hay autorretratos
de su juventud y ancianidad.
Sala 50. Holandeses del siglo XVII, La
Haya
Sala 51. Franceses del siglo XVIII
Sala 52. Flamencos del siglo XVII: Hay
obras de Jan Brueghel el Joven y Jan
Brueghel el Viejo.
Sala 53. Holandeses de los siglos XVII al
XVIII, Delft y Rotterdam
Sala 54. Holandeses del siglo XVII,
Haarlem y Utrecht
Sala 55. Flamencos del siglo XVII: Incluye
importantes obras de Van Dyck y Rubens,
del cual destaca el Retrato de Isabella
Brandt, probablemente póstumo (su primera
esposa, que falleció muy joven).

Manierismo y veranda sobre el


Arno
Sala 56. Mármoles helenísticos
La sala color carmesí alberga mármoles antiguos marcados por patéticas torsiones y rostros
lánguidos, de acuerdo con los cánones de expresión típicos del arte helenístico. El conocimiento
del arte helenístico fue determinante en el nacimiento de la "manera moderna", representada en
las salas que siguen.
Las obras expuestas son en gran parte óptimas replicas, atribuibles al buen desempeño de los
talleres de la era protoimperial, y ofrecen un panorama de la escultura de los siglos IV a I aC. El
Hércules Farnesio es una obra maestra de Lisipo (siglo IV aC). La Venus atribuida a Doidalsas,
refleja las tendencias escultóricas del siglo III aC, con la figura dispuesta en el espacio de manera
cada vez más libre. Al mismo criterio responde el Espinario. El Torso Gaddi, un original de fines
del siglo II aC, denota la afirmación de un gusto por las musculaturas de fuerte claroscuro.
Finalmente, los fragmentos de “tronos" tuvieron un papel clave en el redescubrimiento de lo
Antiguo; habían integrado un monumento famoso e influyeron sobre escultores y pintores a mitad
del siglo XV.
Sala 57. Andrea del Sarto y la Antigüedad: Andrea del Sarto fue el decano de la “maniera
moderna" florentina.

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Sala 58. Andrea del Sarto: Del Sarto fue el pintor más importante de Florencia en el siglo XVI,
mientras Miguel Ángel y Rafael estaban en Roma. Su estilo manierista resulta bien expresado en
su sensual y magistral Madonna de las Arpías*.
Sala 59. Amigos de Andrea
Sala 60. Rosso Fiorentino: Fue alumno de Del Sarto. A tener en cuenta, la Madonna en trono
con Santos*. El Moisés defendiendo a las hijas de Jetro debe mucho a los desnudos de Miguel
Ángel, pero es original en el uso de una luz severa, que reduce las figuras a siluetas en color.
Sala 61. Pontormo: También fue alumno de Del Sarto.
Sala 62. Vasari y Allori: Fueron pintores del siglo XVI que crecieron a la sombra de Miguel Ángel
y deseaban desesperadamente pintar como él (pero no pudieron).
Sala 63. Segunda mitad del siglo XVI florentino: Vale el mismo comentario que para la sala
anterior.
Sala 64. Bronzino: Agnolo Di Cosimo, llamado Bronzino, fue hijo adoptivo de Pontormo. Destaca
en la sala su Lamento por Cristo muerto*.
Sala 65. Bronzino y los Medici: La sala está tapizada de retratos de los Medici. En el de
Eleonora de Toledo*, esposa de Cosme I, en pose afectuosa con su hijo Giovanni de Médicis, se
la ve con un vestido de satén bordado con aplicaciones de terciopelo y perlas. Fue el que llevaba
puesto cuando se abrieron las tumbas de los Medici.
Sala 66. Rafael: La sala está dedicada al querido maestro del Alto Renacimiento, Raffaello
Sanzio. Destacan un famoso Autorretrato* en témpera, la adorable Maddona del Jilguero* —
obra pintada en estilo leonardesco para la boda de un amigo, más vívida que nunca tras ser
restaurada en 2009 —, el retrato del Papa León X* con los cardenales Giulio de Medici y Luigi de
Rossi y el del Papa Julio II.
Sala 68. Pintura en Roma en la primer mitad del siglo XVI
Sala 71. Correggio
Sala 74. Parmigianino: Fue un maestro manierista tardío; llevó el movimiento a sus extremos
lógicos con los cuerpos casi grotescamente alargados de la Virgen del cuello largo*, una obra
esencial de la pintura manierista.
Sala 75. Giorgione y Sebastiano del Piombo: Impresionante tristeza en la mirada del retrato de
Capitan con Escudero*.
Sala 83. Tiziano: La sala honra al gran veneciano, una figura titánica del arte del siglo XVI. entre
cuyas obras hay una cálida Flora* de cuerpo entero y una sugerente y poética Venus de Urbino*
que languidece en su cama y nos presenta el más provocativo desnudo del Renacimiento,
descripto por Mark Twain como “la pintura más sucia, vil y obscena del mundo” (habría que
mandarlo a terapia).
Sala 88. Pintores lombardos del siglo XVI
Sala 89. Veranda sobre el Arno: Es una espléndida sala de paso, con grandes ventanas que dan
al Arno y a la gran plaza de los Uffizi. Alberga sólo tres esculturas monumentales. En el centro, el
Vaso Medici, un cáliz neo-ático de la segunda mitad del siglo I aC, extraordinario por calidad y
tamaño, decorado con escenas en bajorrelieve que representan a los héroes aqueos mientras
consultan el oráculo de Delfos antes de partir hacia Troya. En los dos extremos hay dos
imponentes estatuas de bronce: el Marte gradivo de Bartolomeo Ammannati — el dios de la
guerra en acto de liderar el ejército — y el Sileno con Baco de Jacopo del Duca, obra derivada
de una estatua romana que está en el Louvre, a su vez copiada de un bronce del siglo IV, tal vez
de Lisipo. Ambas esculturas estaban en la Villa Medici de Roma, en una galería con vista al jardín.
Sala 90. Caravaggio
Sin duda vale la pena visitar esta sala dedicada a Caravaggio y los “caravaggeschi”. Caravaggio
fue el genio del claroscuro barroco — pintar con luz extrema y sombras profundas. El espacio está
dispuesto con gran eficacia didáctica; permite confrontar a los seguidores con su maestro en el
tratamiento de sujetos similares.

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En la pared del fondo, Baco* recibe al visitante ofreciendo una copa de vino y las frutas de una
mesa frugal.
Enfrentados casi en sucesión perfecta, están el Sacrificio de Isaac, donde el gesto cruento
(Abraham dispuesto a sacrificar a su único hijo como prueba de fidelidad a Dios) es suspendido
milagrosamente, y la Medusa*, cuya cabeza cortada por el héroe Perseo se exhibe en el
momento del horror de la muerte, sobre un escudo redondo, el de Atenea que utilizaba su poder
petrificante.
El tema, que por su dramaticidad fue muy desarrollado en la pintura del siglo XVII, se retoma en el
cuadro de Artemisia Gentileschi donde Judith decapita a Holofernes* con espantoso detalle, y
en el de Giovanni Battista Caracciolo, Salomé con la cabeza del Bautista.
Artemisia Gentileschi fue la única pintora que pudo hacerse un nombre a principios del barroco.
Fue eclipsada por la fama de su menos talentoso padre, Orazio, y fue víctima en un juicio por
violación contra un colaborador ocasional de Orazio, lo que seguramente afectó toda su vida.
Sala 91. Bartolomeo Manfredi: Fue uno de los pintores más próximos a Caravaggio.
Sala 92. Gherardo delle Notti: El holandés Gerard van Honthorst vivió largo tiempo en Italia y se
inspiró en Caravaggio para sus escenas a la luz de velas, que le valieron el nombre por el cual se
lo recuerda. La sala alberga cuatro de sus pinturas, entre ellas su mejor obra, Adoración del
Niño*.
Sala 93. Pintores caravaggeschi
Sala 94. Estancia de los armarios

Siglo XVII en Florencia y Siena


Sala 95. Siglo XVII florentino - Figura humana
Sala 96. Siglo XVII florentino - Pintura narrativa
Sala 97. Siglo XVII florentino - Retrato
Sala 98. Siglo XVII florentino - Naturaleza muerta
Sala 99. Siglo XVII florentino - Paisaje
Sala 100. Siglo XVII en Siena
Sala 101. Guido Reni: En la sala dedicada a Guido Reni, una obra de influencia caravaggiesca,
David con la cabeza de Goliat, donde un David triunfante admira la cabeza del Goliat que acaba
de matar, es un tributo a su conquista sobre esta galería abrumadora.
PORQUE ESO ES TODO. Terminó con los Uffizi. Navegue las tiendas de regalos y luego disfrute
del aire libre. Se lo ganó.

Museo Galileo
Piazza dei Giudici 1; www.museogalileo.it/; € 9, niños a partir de 6 años € 5,50, niños menores
gratis (conviene el boleto familia, € 22), o FirenzeCard; abre 9:30-18 hs, salvo los martes que
cierra 13 hs.; acceso hasta 30 min antes de la hora de cierre. Se permiten fotos sin flash. Hay guía
en pdf descargada.
Duración de la visita: 1-2 horas.
Es un Museo de Historia de la Ciencia, muy cerca del Ponte Vecchio y la Piazza della Signoria.
Pueden verse los instrumentos de Galileo, antiguas esferas armilares — algunas, verdaderas
obras de arte — y otros recuerdos de los aspectos científicos del Renacimiento.

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Ponte Vecchio***
Duración de la visita: menos de 1 hora.
Este puente, el más antiguo de la ciudad, sustituyó el puente de piedra que los romanos habían
levantado algo más arriba y es la ruta más directa entre el centro de la ciudad y el del Oltrarno. Se
reconstruyó en 1345 tras varias crecidas y se encuentra en la zona más estrecha del Arno. Fue el
único puente que sobrevivió a la invasión alemana de 1944 y sufrió graves daños durante las
inundaciones de 1966.
Sobre sus arcadas pasa un corredor oculto diseñado por Vasari en el siglo XVI, a pedido de los
Medici, que comunica el Palazzo Vecchio y el Palazzo Pitti. En los soportales hay — y siempre
hubo — puestos comerciales. Al comienzo eran carniceros y vendedores de pescado a quienes
convenía el río para arrojar sus desechos; después hubo curtiembres por los mismos motivos,
pero al final del siglo XVI, Fernando I echó del puente a las “artes viles” y duplicó sus ingresos por
alquileres instalando joyeros y orfebres. La orfebrería siempre fue un arte apreciado en Florencia,
practicado por artistas importantes como Ghiberti, Donatello y Cellini (de quien hay un busto en el
centro del puente).
Está muy concurrido a toda hora y los compradores son parte del espectáculo, pues no cualquiera
puede pagar los artículos en venta. Se lo puede considerar comercial, sucio, caótico, pero sigue
siendo un sitio único inserto en un contexto maravilloso. Es mejor ir bien temprano o al ocaso para
sacar preciosas fotos.

Oltrarno
Oltrarno –la "otra orilla del Arno”–, un barrio que por el momento ha logrado salvarse de la
museificación, es la Florencia de los florentinos, y sobrevive gracias a una comunidad de
artesanos que se esfuerza por salvaguardar sus oficios ancestrales.
Hay grabadores, escultores, enmarcadores, doradores, restauradores… Esta zona, al otro lado de
las murallas que protegían la ciudad, ha sido desde siempre el barrio de los oficios manuales, en
particular el de los cardadores y curtidores para quienes el agua del Arno era vital. La ciudad noble
había crecido lejos de los miasmas y de las caprichosas crecidas del río.
Pero todo cambió cuando Cosimo I compró el palacio de la familia Pitti, exiliada tras la conjura de
los Pazzi. Su esposa Leonor de Toledo no tardó en hacer ampliar la residencia, que ya era una de
las mayores de la ciudad, y añadió los suntuosos jardines de Boboli. El ejemplo fue seguido por
la nobleza, que comenzó a instalarse en via Maggio y llenarla de lujosos palacios. Hoy, los bajos
de éstos están ocupados por los anticuarios más insignes del gremio.
Los artesanos pese a todo no se movieron, y todavía se les puede ver en las calles Santo Spirito
y San Frediano. El borgo de San Frediano sigue siendo el más popular de Florencia: la ropa se
sigue tendiendo en las ventanas, como en Nápoles.
El Oltrarno brinda desde varios lugares las vistas más bellas de Florencia, su mar de tejados rojos,
sus torres, miradores y campanarios. Por la mañana, los jardines de Boboli constituyen un
balcón de lujo sobre Florencia: la luz está en el lado adecuado y los turistas todavía son escasos.
La vista es espléndida desde San Miniato al Monte, magnífico ejemplar de iglesia románica
reconocible por su fachada incrustada de mármol y adornada con mosaico sobre fondo de oro.

Santa Felìcita
Piazza Santa Felicita, Via Guicciardini, muy cerca del Ponte Vecchio; Lun–Sáb 9:30–12 y 15–18
hs, Dom 9–13 hs.; gratis.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
Pasado el puente viejo en dirección al Palacio Pitti, a la izquierda está la pequeña plaza de Santa
Felicita, con una columna de granito del siglo XIV que indica la ubicación de un cementerio
cristiano, y una iglesia del barroco tardío ubicada donde hubo templos cristianos desde el siglo II,
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dedicada a Santa Felìcita desde el siglo V. Felìcita tuvo siete hijos, todos ejecutados frente a ella
por no renegar de su fe, antes de ser decapitada o arrojada en aceite hirviendo (hay distintas
versiones).
Desde afuera no dice mucho, pero en su interior contiene auténticos tesoros de arte. A la derecha
de la puerta principal, rodeada por obstructivas rejas, está la Capilla Capponi, diseñada por
Brunelleschi en el siglo XV y bastante alterada después, en especial por Vasari que destruyó el
fresco de la cúpula cuando construía su corredor. Bajo la cúpula hay cuatro medallones (tondi) de
los Evangelistas, pintados por Pontormo y su hijo adoptivo, Bronzino. En la pared derecha, a
los lados de la ventana, están la Virgen y el ángel de la deliciosamente simple Anunciación de
Pontormo, y en ángulo recto está la Deposición.
Vale la pena poner 1 € en la máquina para ver iluminarse el fresco de la Deposición de Cristo de
Jacopo Pontormo. Es una muy inusual obra maestra del arte florentino del siglo XVI,
extrañamente erótica: Las formas enredadas, de intensos colores pastel (bien preservados gracias
a la oscuridad), están situadas en un espacio y profundidad que desafían la realidad; las personas
que sostienen el cuerpo de Cristo son andróginas, semi-ángeles; la escena está casi engullida por
oleadas de telas suntuosamente coloridas; muchas de las figuras parecen estar paradas en el aire
y no en una superficie sólida; no hay señales de la cruz, los soldados, los ladrones ni otras
convenciones que suelen verse en pinturas sobre el mismo tema; el único detalle de contexto es
una nube solitaria y fantasmal. La figura del monje Nicodemo, a la derecha, con barba y capa
marrón, podría ser un autorretrato.
Una abertura en el Corredor Vasariano da directamente al interior de la iglesia.

**Palazzo Pitti
Piazza Pitti; boleto combinado Galleria Palatina y Galleria d'Arte Moderna, €13 o FirenzeCard;
boleto combinado Galleria del Costume, Giardino Bardini, Giardino di Boboli, Museo degli Argenti y
Museo Porcellana, €13 o FirenzeCard; abre martes-domingo, 8:15–18:50 hs; acceso hasta 45 min
antes del horario de cierre.
Duración de la visita: 1-2 horas.
Pasando Santa Felìcita, la calle se abre hacia Piazza Pitti, un patio de piedra, en pendiente y
cerrado por tres lados, ubicado al frente de un enorme palacio renacentista del s. XV, el más
grande de Florencia. Hizo construir el palacio Luca Pitti sobre planos de Brunelleschi, para
destacarse sobre sus rivales, los Medici. La robustez de su arquitectura sólo se ve atenuada por el
almohadillado de la fachada. La fortuna de los Pitti declinó, y en el siglo XVI lo compró la mujer de
Cosme I de Medici y lo transformó en residencia señorial, con sucesivas ampliaciones hasta el
siglo XVII. Después fue residencia de la familia real durante el breve período en que Florencia fue
capital del reino de Italia, hacia el final del siglo XIX.
Hoy en día, el edificio y sus jardines albergan varios museos: El Museo degli Argenti muestra
una amplia colección de tesoros de los Medici, incluyendo exquisitos vasos antiguos
pertenecientes a Lorenzo el Magnífico. La Galleria del Costume muestra modas de los últimos
300 años. La Galería de Arte Moderno tiene una colección de pinturas de los siglos XIX y XX, la
mayoría de la Toscana. El más famoso es la Galleria Palatina, una de las pinacotecas más ricas
del mundo, con una extraordinaria colección de cuadros de los ss. XVI, XVII y XVIII, que incluyen
obras de Rafael y Tiziano.

**Galleria Palatina
http://www.polomuseale.firenze.it.
La Galería Palatina, situada en el primer piso del ala izquierda del palacio Pitti, se articula en 28
salas. Contiene la pinacoteca de los Grandes Duques de Toscana, dispuesta en su mayor parte tal
como la dejó la última Medici en el siglo XVIII. Sus pinturas de piso a techo, con opulentos marcos
tallados y dorados, en habitaciones con esculturas y muebles preciosos y además ricamente
decoradas con frescos, tenía la intención de sorprender y agradar a los visitantes, pero hoy
muchos las consideran un atroz ejercicio de consumismo y exageración. Los cuadros no siguen

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ningún orden de períodos o escuelas — cubren de la segunda mitad del siglo XVI al XVIII (fines
del Renacimiento y barroco) y en cierto modo complementan las que exhibe la Galleria degli
Ufizzi, que llegan hasta comienzos del siglo XVI (comienzos del Renacimiento). Es una visita
obligada para quien estudie el coleccionismo europeo; para el resto del público, destacan algunas
obras.

Las salas que avanzan hacia atrás del edificio pueden omitirse, y los Appartamenti Reali que
ocupan el ala derecha con mobiliario del siglo XIX, también.
El resto de la galería tiene más motivos de interés. Hay 17 trabajos de Andrea del Sarto; Rafael
está representado por 11 pinturas, y el veneciano Tiziano, por 14, la mayoría mordaces retratos.
En la Sala de Prometeo (11) hay un tondo de la Madonna con el Niño y Nacimiento de la
Virgen* de Filippo Lippi.
En la Sala de Ulises (10) destacan la Madonna dell’Impannata* con el Niño, San Giovannino y
dos santos (llamada así por la ventana en paneles que se ve en el fondo) de Rafael, y la Muerte
de Lucrezia de Filippino Lippi.
En la Sala de la Educación de Júpiter (8) hay un sorprendente Amor durmiente* de
Caravaggio, y la Judith y Holofernes de Cristofano Allori, con él mismo, su madre y su amante
como modelos.
En la Sala de la Ilíada (6) sobresalen Judith con la Cabeza de Holofernes* de Artemisia
Gentileschi, el Retrato de una mujer grávida* realizado por Rafael, un Bautismo de Cristo* de
Paolo Veronese y una Madonna con el Niño y Santos* de Fra Bartolomeo. También hay una
Madonna entronizada con Santos de Rosso Fiorentino y un retrato de Felipe II de España por
Tiziano.
En la Sala de Saturno (5) están, de Rafael, los retratos de Agnolo Doni* y de su esposa
Maddalena Doni*, ambos en pose perfecta. La de Maddalena resulta familiar: está copiada de la
Mona Lisa. Similar elegancia natural ilumina la Madonna della Seggiola (de la Silla),
espléndidamente enmarcada y cuyas figuras siguen la curvatura del panel (que habría sido fondo
de un barril de vino); fue durante siglos la imagen más famosa de la Virgen en Italia, y los copistas
del siglo XIX se anotaban en una lista de espera de cinco años para poder estudiarla. También
hay una Anunciación* bellamente grave de Andrea del Sarto.

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En la Sala de Júpiter (4) hay otra Anunciación* de Andrea del Sarto y un retrato de Galileo
Galilei* del taller de Justus Suttermans. Rafael está representado por su famosa Donna
Velata*, cuya modelo habría sido su amante (o esposa), la hija romana de un panadero que la
posteridad conocería como La Fornarina. También se pueden ver Las Tres Edades del Hombre*
del Giorgione, y un Lamento sobre Cristo Muerto de Fra Bartolomeo.
En la Sala de Marte (3) hay Cuatro Filósofos* pintados por Rubens, que incluyen su
autorretrato; el retrato del cardenal Guido Bentivoglio* por Anton Van Dick; una Santa María
Magdalena llevada al Cielo por los Ángeles*, de Guido Cagnacci, y el retrato del joven
cardenal Ippolito de Medici que realizara Tiziano.
En la Sala de Apolo (2), el Retrato de un Inglés* de Tiziano examina al visitante con resueltos
ojos gris mar, y a su izquierda contrasta su muy copiada y sensual María Magdalena. También es
digna de mención la Cleopatra* de Guido Reni.
En la Sala de Venus (1) hay un retrato del amigo de Tiziano, Pietro Aretino*, y La Bella*, uno de
sus retratos femeninos. También se ve un Concierto* del mismo pintor, y está la principal
escultura de la galería, la Venus Italica de Canova encargada por Napoleón para reemplazar a la
Venus Medici que se había llevado a París.

Galería de Arte Moderna


http://www.polomuseale.firenze.it.
Está en el segundo piso del palacio Pitti. Es un recorrido cronológico por el arte principalmente
toscano de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX, a lo largo de 30 salas. Son de interés
los productos de los Macchiaioli, los impresionistas italianos (salas 18 y 19), pero en realidad no
hay nada tan importante que justifique subir las escaleras.

*Museo de la Platería y otros


http://www.polomuseale.firenze.it/musei/?m=argenti; abre en marzo 8:15-17:30 hs., con acceso
hasta 30 min antes del cierre.
Ubicado en planta baja y entrepiso del edificio del palacio Pitti, se ingresa desde el patio del
palacio. Las salas de recepción están llenas de frescos — algunos en trompe-l’oeil. Contiene
artefactos de lujo en general, de los Médici y los Habsburgo-Lorena, todos de alta calidad
artesanal, muchos extravagantes: desde los célebres vasos antiguos de Lorenzo el Magnífico (y
su mascarilla mortuoria) a los camafeos de Cosme I, de los cristales de roca de Francisco I a los
ámbares de Maria Magdalena de Austria, de los marfiles de Matías de Médici a las joyas de Ana
María Luisa, última descendiente de la familia. Todo sin olvidar el tesoro de Fernando III
(colecciones de los príncipes-arzobispos de Salzburgo), una importante colección de joyas de
orfebrería alemanas de finales del XVI y el XVII, porcelanas chinas y japonesas.
Los demás museos del complejo sólo podrían ser de interés para especialistas.

Giardino di Boboli
Ingreso por el Palazzo Pitti o por el Forte de Belvedere; abre en Mar. 8:15–17:30 hs. (el acceso
cierra 1 hora antes).
La entrada principal de los jardines está en el lado derecho del patio del Palazzo Pitti. El nombre
proviene del apellido de la familia que hace mucho tiempo fue dueña de la mayor parte de las
tierras cuando eran una cantera de pietra forte (la arenisca amarilla que da a Florencia su tono
dominante y cuyos adoquines cubren la fachada del palacio) Son formales, pero el paisajismo
italiano es menos formal que el francés. Cerca de la salida hay una copia del Morgante, enano
favorito de Cosme I montado sobre una tortuga particularmente infeliz. La visita puede ser
decepcionante, porque los jardines están algo despoblados de plantas y les falta mantenimiento,
pero sigue siendo un gran paseo con vistas impresionantes.

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Oltrarno este
Tal como ocurrió en el lado opuesto del río, el este de Oltrarno fue muy dañado en 1944, cuando
los nazis intentaban detener el avance aliado. Sin embargo, quedan sectores característicos, en
particular la medieval vía de Bardi y su continuación, vía San Niccolò, calles estrechas
bordeadas de palacios que van subiendo la colina, pasando los jardines y museo Bardini y la
iglesia de San Niccolò. Cerca de esta iglesia, que en época medieval estaba en los límites de la
ciudad, están la diminuta Porta San Miniato (en una porción de las murallas) y la enorme Porta
San Nicolò. Desde cualquiera de ellas se puede empezar a subir para llegar a San Miniato al
Monte, una de las más hermosas iglesias románicas de Italia.
El camino desde Porta San Niccolò (parece que con tramos algo descuidados) atraviesa Piazzale
Michelangelo; el que sale de Porta San Miniato es más directo, y se puede elegir entre una
subida más empinada por Via del Monte alle Croci, o más escalonada por Via di Salvatore al
Monte (ambas emergen un poco más arriba de Piazzale Michelangelo). O se puede evitar la
trepada tomando el bus 12 ó el 13 hasta Piazzale.

**Jardín y Villa Bardini


Via dei Bardi1 R; http://www.bardinipeyron.it.
Para el jardín: boleto combinado con Jardín de Boboli y otros museos del Palazzo Pitti (13 €; se
puede llegar atravesando Bóboli y pasando el Fuerte Belvedere, al acceso superior del Bardini), u
8 € o FirenzeCard adultos, gratis menores de 18 años; abre en Marzo 8:15–17:30 hs; cierra el 1º
y último lunes del mes, el acceso cierra 1 hora antes del horario de cierre.
Para la villa: 8 € o FirenzeCard adultos, 6 € niños de 7 años o más o poseedores de boleto del
Palazzo Vecchio, gratis menores; abre martes a domingo 10-19 hs, el acceso cierra 1 hora antes
del horario de cierre.
Los que aman los jardines, los paisajes o las agradables caminatas, deben visitarlo. La villa ya
tenía un jardín amurallado en el siglo XIV; la "Gran Escalinata", una escalera neo-barroca en el
flanco del Arno que sube en zigzag hasta una pequeña terraza-mirador con hortensias y glicinas,
bien vale la pena: se tiene la impresión de casi tocar la cúpula del Duomo. El jardín semi-formal
está lleno de lirios, rosas y flores antiguas; hay terrazas que separan la sección de frutales de la
de “bosque inglés”, un jardín japonés y estatuas.
La villa tiene una colección de pinturas (en su mayor parte retratos de celebridades del siglo XX) y
otra de vestidos de Roberto Capucci. Nada que valga la pena.

Museo Bardini
Acceso por Via dei Renai 37 (Ponte alle Grazie); salida
por el ingreso histórico, en Piazza de Mozzi 1; http://
museicivicifiorentini.comune.fi.it/es/bardini/; abre viernes
a lunes, 11-17 hs, cierra Pascua (¿Domingo?); 6 € o
FirenzeCard, gratis hasta 18 años.
La colección del museo incluye una interesante
selección de piezas etruscas y también obras de arte y
muebles del Renacimiento y barroco.
La mejor manera de llegar al museo Bardini es tomar
vía de Bardi, conocida en la Edad Media como Borgo Pitiglioso — la calle “miserable” o
“pulguienta”. Luego de superar la placita de Santa María Soprarno, verá a la izquierda la pequeña
iglesia de Santa Lucía dei Magnoli (siglo XI); entre si tiene la suerte de encontrarla abierta: el
primer altar de la izquierda tiene un panel de Santa Lucía pintado por el maestro sienés Pietro
Lorenzetti.
El museo está al final de la calle. Stefano Baldini llegó a ser el más importante vendedor de arte
de Italia entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. Su incansable actividad en una época en
que el arte renacentista era relativamente barato, inició muchas colecciones europeas y
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norteamericanas que hoy son importantes. Para hacer conocer su éxito a su ciudad nativa, hizo
demoler una iglesia que estaba en el sitio y construyó una vasta morada que tachonó con
fragmentos de edificios antiguos (pórticos, paneles de cielorraso y otras piezas); por ejemplo, las
ventanas que dan a la fachada principal en el primer piso son altares de una iglesia. Hay
instrumentos musicales, tallas, cerámica, armas, muebles, alfombras, pinturas: todo lo donó a la
ciudad.
Las paredes de las salas son de un color azul típico, que Bardini había elegido para resaltar las
piezas. En la planta baja predominan las estatuas, entre las cuales destacan la célebre Caridad
de Tino di Camaino (4), el original del Porcellino de Pietro Tacca (6) y el Diavolino de
Giambologna (7).
Una escalera que recuerda muchísimo a la del Bargello conduce al primer piso, donde está la
increíble Sala de las Madonas, entre las cuales destaca la Madonna della Mela atribuida a
Donatello.

Piazzale Michelangelo
Duración de la visita: menos de 1 hora.
La vista de Florencia desde el Duomo es para decir “lo hice”; la que se tiene desde Piazzale es un
festín para los ojos, con todos los sitios de interés de Florencia y las colinas que la rodean, a la
vista. A la puesta del sol, aún mejor. La plaza en sí no ofrece mucho: una copia del David y
cafeterías que están llenas de turistas durante el día y de florentinos al atardecer. Desde allí, llegar
al centro de la ciudad antigua lleva unos 20 minutos de caminata (en descenso).

**San Miniato al Monte


Viale Galileo Galilei, Piazzale Michelangelo; abre 8–12 hs y 15-17:15 hs (los domingos sólo de
tarde); gratis. Acceso a la sacristía, 1 €.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
Por encima de la explanada Michelangelo, un camino en zigzag conduce a la iglesia románica de
San Miniato (ss. XI-XIII), construida en memoria del mártir florentino que, decapitado en Piazza
della Signoria, cruzó el río con la cabeza bajo el brazo para morir en el lugar donde había
predicado. Actualmente viven monjes benedictinos olivetanos en el monasterio adjunto, donde
venden sus licores, mieles, ungüentos y souvenirs.
Florencia presenta un panorama único desde San Miniato, aún más imponente al amanecer o el
ocaso. El Arno discurre entre los ocres y grises de los palacios, sobre los que despuntan la cúpula
roja de la catedral, el campanil de mármol blanco y verde de Giotto y la torre de piedra dorada del
Palazzo Vecchio.
La iglesia está entre lo mejor de la arquitectura románica en Toscana y es la más antigua de
Florencia después del Baptisterio (data del siglo XI). Su preciosa fachada de mármol verde y
blanco atrae al tropel de visitantes que suben la colina desde Oltrarno. Quedan más que
satisfechos.
La fachada se parece a la del Baptisterio en su patrón geométrico; durante la Edad Media se creía
que ambas construcciones eran de la antigua Roma. La corona un mosaico del siglo XIII que
representa a Cristo entre la Virgen y San Minias, y sobre el techo hay un águila de cobre que
sostiene una pelota de tela (emblema del Arte de Calimala, auspiciante de la iglesia). La torre es
del siglo XVI y fue usada como puesto de artillería durante el sitio de Florencia. Se dice que
Michelangelo, quien asesoraba a los defensores de la ciudad, la hizo envolver con colchones de
lana para protegerla de los disparos de cañón.
El interior es sublime, y ha variado poco a lo largo de los siglos — salvo el poco natural
recubrimiento de las columnas de mármol en el siglo XIX. El piso lleva incrustaciones de mármol
del siglo XIII.
A la izquierda, antes de llegar a la mitad de la nave, la Cappella del Cardinale del Portugal es
una obra maestra del Renacimiento. Contiene la tumba de un cardenal portugués de 25 años,
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Jaime de Lusitania, sobrino del rey Alfonso V de Portugal muerto en Florencia. La estructura copia
la de la Sagrestia Vecchia en San Lorenzo. Los gloriosos paneles del techo y cuatro medallones
de terracota esmaltada son de Luca della Robbia; Antonio Rossellino pintó el tondo de la Madonna
y Niño, y con su hermano Bernardo talló la tumba. Otros frescos, pinturas y detalles de forma,
textura y color fueron diseñados e incorporados cuidadosamente para preservar la armonía del
resultado.
La Cappella del Crocefisso (siglo XV) diseñada por Michelozzo para uno de los Medici domina el
centro de la nave; contiene paneles pintados, una terracota de Luca della Robbia y hay dos
águilas gemelas que recuerdan que aunque los Medici financiaban la construcción, el Arte de
Calimala la supervisaba. A los lados de la capilla, bajan escalones hacia la cripta, cuyas arcadas
maravillosamente soportadas por pilares desiguales despliegan santos, mártires, profetas,
vírgenes y evangelistas en frescos de Taddeo Gaddi.
Tras los escalones se elevan el coro y el presbiterio, en una plataforma sobre la gran cripta. Allí se
ve un magnífico púlpito románico. El gran mosaico del ábside tiene el mismo tema que el de la
fachada. El crucifijo sobre el altar se atribuye a Luca della Robbia. A la derecha, fuera de la nave,
está la sacristía, cuyas paredes están cubiertas por un ciclo de frescos de Spinello Aretino
dedicado a la vida de San Benito.

Oltrarno oeste

Piazza Santo Spirito


Abre de jueves a martes 9:30-12:30 y 16 18 hs; gratis.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
El trajín es continuo: por la mañana están los puestos del mercado, y las escaleras de la iglesia
sirven de sitio de reunión a una fauna de lo más variopinta (que puede asustar a más de un turista
despistado). De noche, rebosan las terrazas de sus bares y restaurantes.
El corazón del Oltrarno late en esta plaza presidida por una de las iglesias más interesantes de
Florencia, la del Santo Spirito. Tras su fachada desnuda alberga multitud de obras maestras.

Basilica di Santo Spirito


Piazza Santo Spirito 30; http://www.basilicasantospirito.it/la-basilica/; gratis; abre lun-sáb
9:30-12:30 y 16-17:30 hs, dom y fest. 11:30-12:30 y 16-17:30 hs, cierra miércoles.
Diseñada en el siglo XV para reemplazar una iglesia del siglo XIII Santo Spirito fue uno de los
últimos proyectos de Brunelleschi, que tiempo después Bernini describió como “la iglesia más
bella del mundo”. Cuando el arquitecto murió dos años después de iniciadas las obras, sólo se
había levantado una torre. Él quería que la iglesia disfrutase de una vista ininterrumpida del Arno,
pero las aristocráticas familias cuyas casas habrían tenido que demolerse, no se lo permitieron,
aunque ayudaron a pagar la construcción. El ingreso principal de la iglesia era el patronazgo de
sus muchas capillas laterales.
Con su sutil monocromía de piedra gris y yeso blanquecino, la iglesia es tan perfectamente
proporcionada que nada podría parecer más natural; pero el plano es extremadamente
sofisticado: una cruz latina con una cadena externa continua de 38 capillas, y 35 columnas
alrededor de la nave, transeptos y presbiterio. Sólo el baldaquino barroco desentona. La pared
exterior debía seguir las curvas de las capillas, pero finalmente se dejó plano y la fachada sin
terminar terminó de revocarse en el siglo XVIII.
Un incendio destruyó la mayor parte de las obras medievales, pero como resultado las pinturas de
las capillas son una colección inusualmente unificada, pues fueron encargadas inmediatamente
después del fuego. En el transepto sur — segunda capilla desde la izquierda, de las cuatro que
hay — está el retablo Nerli de Filippino Lippi, una Madonna con el Niño y santos oscurecida por
los años, con el matrimonio Nerli entre los santos y su palacio en el fondo. Del otro lado, en el

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transepto norte, hay una inusual Santa Mónica y monjas agustinianas monocroma. Dos capillas
a la izquierda está el retablo Corbinelli, esculpido por un joven Andrea Sansovino.
En el pasillo norte, una puerta comunica con el vestíbulo y sacristía (imitación de la capilla de los
Pazzi de Brunelleschi). En ésta, las proporciones cuidadosamente planeadas y los tonos suaves
crean una atmósfera de calma sólo quebrada por las tallas vegetales de los capiteles, algunos
diseñados por Sansovino. Cuelga sobre el altar un crucifijo de madera con un Cristo tiernamente
feminizado, que algunos creen obra temprana de Michelangelo (no hay acuerdo).
En el extremo del vestíbulo, una puerta de vidrio usualmente cerrada da al Claustro de los
Muertos, que formó parte del monasterio agustiniano anexo a la iglesia. Al claustro se entra desde
la izquierda de la iglesia, por Piazza Santo Spirito 29 (en marzo abre sáb 10:30-13:30 hs; 4 € o
FirenzeCard, gratis menores de 18). Allí está el Cenáculo de Santo Spirito, una habitación con
todo tipo de tallas y un enorme fresco de la Crucifixión por Orcagna y su taller.

***Santa Maria del Carmine: Capella Brancacci


Piazza del Carmine 14 (se accede a la Capilla desde el ingreso al claustro de la iglesia; no hay
comunicación desde la iglesia); €6 o FirenzeCard, gratis para menores de 18 años; abre lunes y
miércoles-sábado 10–17 hs, Dom 13–17 hs.; cierra en Pascua (¿Domingo?), el acceso cierra 45
minutos antes de la hora de cierre. No es obligatorio reservar, pero se recomienda (teléfonos 055
276 8224 ó 055 276 8558, o preguntar en la oficina de información turística). Las visitas están
restringidas a un máximo de 30 personas por vez, y el tiempo en el interior está limitado a 30
minutos (algo más si hay poca gente). Se puede ver un muy informativo DVD de 40 minutos sobre
la historia de la capilla, antes o después de visitarla. Se puede alquilar guía multimedia en tablet
de Mus.e, a € 3. En https://www.youtube.com/watch?v=9iHUkbKxrQw hay un muy interesante
video que profundiza bastante sobre la capilla (son 45 minutos en italiano). Y bajé el folleto con el
mapa de los frescos.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
No hay nada en Florencia que presente tan asombroso contraste entre exterior e interior, como
Santa María del Carmen, un par de cuadras al oeste del Santo Spirito. Afuera es una sosa caja de
ladrillos; adentro, los frescos de la Capilla Brancacci — al final del crucero derecho —
proporcionan una de las experiencias artísticas supremas de Europa. La capilla esta segregada
del resto del Carmen y fue una de las pocas zonas que se libró del fuego cuando la iglesia fue
arrasada por un incendio en el s. XVIII.
El ciclo de frescos es una obra maestra de la pintura del siglo XV, que cambió el curso del arte
occidental. Narran el pecado original y la vida de san Pedro. Fueron encargados por Felice
Brancacci, un mercader de seda y figura patricia destacada. La decoración fue iniciada en 1424
por Masolino y su joven ayudante Tommaso di Ser Giovanni di Mone Cassai - conocido desde
entonces como Masaccio (“Tomasote”). Dos años después, Masolino tuvo que ir a Budapest,
donde era pintor oficial de la corte, y dejó al alumno a su suerte. Masaccio comenzó a florecer.
Cuando Masolino volvió, descubrió que su supuesto discípulo tenía una percepción de la textura
del mundo real, de los principios de la perspectiva y del potencial dramático de los textos bíblicos,
que excedía por mucho a la de sus mayores. Un tiempo después, Masolino fue llamado a Roma y
llevó a Masaccio con él. Ninguno volvería. Trágicamente, Masaccio murió a los 27 años y no pudo
ver la revolución que había iniciado.
Masaccio fue el siguiente gran artista que surgió después de Giotto. No sólo redefinió la pintura de
figuras con sus personajes vigorosamente modelados, de intensa emoción y energía vital; también
fue el primer pintor que usó una perspectiva matemáticamente precisa, y creó la ilusión de
profundidad en una superficie plana. El primer creador de realidad virtual.
Desde entonces, los escultores y pintores más famosos vinieron a estudiar a la capilla.
Michelangelo solía hacerlo, y en sus escalones un joven escultor al que hizo enojar, le rompió la
nariz. Los frescos quedaron sin terminar durante 50 años; Brancacci estaba casado con una
Strozzi, y Cosimo de Medici lo mandó al exilio. Retomó el trabajo Filippino Lippi imitando el estilo
de Masaccio. Para fines del siglo XVII, los gustos habían cambiado tanto que se llegó a proponer
la demolición de la capilla. Se hicieron alteraciones que destruyeron parte de las pinturas; lo que
quedó fue cubierto por los humos del incendio de la iglesia, y después se dio esmalte a las
paredes. Para 1930, los frescos fueron descriptos como “comidos por el polvo y arruinados”. Pero
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entonces se retiró parte de un altar que había sido instalado en el siglo XVIII, y atrás había
porciones de pintura intactas. Medio siglo después, finalmente se inició la restauración que
devolvería a la capilla a la condición del parche descubierto.
La pequeña escena a la izquierda del arco de entrada muestra la Expulsión de Adán y Eva y es
la quintaesencia del arte de Masaccio. Si se observa bien esa pintura y se compara con otras
obras de la capilla, se advierte una diferencia pronunciada: las figuras de Adán y Eva poseen una
sorprendente presencia, sobre todo por la forma dramática en que sus cuerpos parecen reflejar la
luz. Masaccio dio un tono parejo a las figuras, para sugerir una sola fuente de luz intensa, dentro
del mundo de la pintura, pero fuera de su marco. Tuvo éxito en imitar el efecto en el mundo real de
una luz masiva e impartir a sus figuras una realidad escultórica, sin precedentes en su tiempo.
Esas cuestiones tienen que ver con la técnica, pero su talento fue más allá: Adán se aprieta el
rostro con las manos en una desesperación sin fondo; Eva eleva su cabeza y aúlla. En sus rostros
se ve más que figuras finamente modeladas; hay terrible vergüenza y sufrimiento, representados
con una humanidad que rara vez se logra en el arte.
El monumentalismo de las figuras desnudas — cuya modestia fue preservada por algunas ramitas
y follaje estratégicamente ubicados, antes de la restauración — revela la influencia de Donatello,
quien tal vez haya estado involucrado en el planeamiento de la capilla. En contraste con la carga
emocional y la presencia escultórica de la pareja de Masaccio, en el arco opuesto están los
delicados Adán y Eva de Masolino, posando como para un retrato.
San Pedro — la “piedra” sobre la cual Dios construyó su iglesia — es el protagonista principal del
resto de las escenas. Es posible que el ciclo haya sido pensado como propaganda a favor del
papado, que acababa de salir del Gran Cisma — cuando hubo un Papa en Roma y otro en
Avignon.
Tres escenas en las que predomina el estilo de Masaccio son especialmente fascinantes. La
primera es La Moneda del Tributo, en la pared izquierda, arriba. Es la más elogiada, y el primer
fresco monumental del Renacimiento. La narrativa es compleja, con tres eventos separados
retratados dentro de un mismo marco. El episodio central muestra a Cristo fuera de las puertas de
Cafarnaúm, cuando le piden que pague tributo a la ciudad; a la izquierda San Pedro saca
monedas de la boca de un pez para pagar el tributo; Cristo había señalado en el panel central,
dónde se encontraría el dinero; la tercer escena, a la derecha, muestra a Pedro dando el dinero al
recaudador de impuestos.
El segundo gran panel es San Pedro sanando a los enfermos — en la pared posterior, abajo a
la izquierda. Allí la sombra del Santo, severa y serena, seguida por San Juan, cura a los enfermos
cuando pasa sobre ellos — un milagro investido con el aura de un ceremonial solemne. El tercer
panel es La distribución de limosnas y la muerte de Ananías, donde San Pedro ordena al
pueblo dar sus posesiones a los pobres; un individuo — Ananías — retiene parte de su riqueza
con conocimiento de su esposa; es reprendido por Pedro y muere en el acto, seguido muy pronto
por su mujer, quien recibe un castigo similar.
Filipino Lippi completó la Elevación del hijo de Teófilo y San Pedro entronizado de Masaccio
— en la pared izquierda, abajo. San Pedro pone de pie al hijo de Teófilo, el prefecto de Antioquía,
muerto durante 14 años. El pueblo de Antioquía, impresionado por el milagro, le construye un
trono desde el cual pueda predicar (en un episodio separado, a la derecha). Se cree que las tres
figuras a la derecha del trono son Masaccio, Alberti y Brunelleschi. Masaccio se había retratado
tocando la vestimenta de San Pedro, una referencia a la estatua de San Pedro entronizado en
Roma, que los peregrinos tocaban para que les diera suerte. Lippi consideró impropio el contacto
del artista con el santo, y retiró el brazo. Se ha dejado la corrección, pero se nota dónde estaba el
brazo originariamente.
En la escena de San Pedro disputando con Agrippa (o Nerón) y su Crucifixión — en la pared
lateral derecha, abajo — se ve a Filippino Lippi en el extremo derecho, y la figura central del trío
a la derecha de la crucifixión, que mira hacia fuera de la pintura, es Botticelli, su maestro.

Plaza Santa Maria Novella y sus alrededores


La plaza Santa Maria Novella tiene parcelas de césped y una fuente central. Los dos obeliscos
rechonchos que se apoyan sobre las espaldas de tortugas de Giambologna, sirvieron en un

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tiempo como postes de giro para las carreras de carros que se celebraban allí entre los siglos XVI
y XIX. La zona estuvo venida a menos; ahora está mejorando, pero aún puede resultar algo
sórdida de noche. La Officina Profumo-Farmaceutica de Santa Maria Novella (http://
www.smnovella.it, Via della Scala, 16, abre 9-20 hs) es un espectáculo en sí misma — si sobra
tiempo — y además se tendrá la satisfacción de comprar caro para sostener la iglesia.

*Basílica de Santa Maria Novella


Piazza Santa Maria Novella 19; www.chiesasantamarianovella.it/; 5 € ó FirenzeCard, 3,50 € para
mayores de 65, gratis hasta 5 años; abre en marzo lun-jue y sáb 9-17:30 hs, viernes 11-17:30 hs,
dom y festivos 13-17:30 hs; acceso hasta 45 min antes de la hora de cierre. Se entra por Piazza
della Stazione 4, y se sale por plaza Santa Maria Novella (adonde da la fachada).
Los edificios se construyeron principalmente en los siglos XIII-XIV. Su visita comprende el Museo
que abarca lo que antes fue monasterio dominico (Claustro de los Muertos, Claustro Verde,
Capilla de los Españoles, Capilla de los Borrachos y Refectorio), la Basílica y el cementerio de los
Avelli.
Lo primero que se ve al entrar por Piazza della Stazione es el Claustro de los Muertos, que se
abre hacia el norte y se llama así porque se usó como cementerio entre los siglos XIII y XIV;
quedan restos de frescos y lápidas de esa época. A continuación y del mismo lado está la la sala
capitular del monasterio, la Capilla española (en el siglo XVI fue cedida a la comunidad española
que formaba el séquito de Eleonora de Toledo, esposa del duque Cosimo I de Medici); sus frescos
celebran el triunfo de la Iglesia Católica contra la herejía y la vida de la Orden Dominicana. Sigue
el Claustro Verde, que debe su nombre al color predominante del ciclo de pinturas con historias
de Génesis (S.XV) que decora tres de los cuatro lados y que incluye famosas escenas del Pecado
Original y un dramático Diluvio pintados por Paolo Uccello. La pintura estaba desteñida y dañada
hace unos años (a lo mejor ya fue restaurada).
Hacia la derecha, el Claustro Verde conecta con la capilla de la familia Ubriachi y con el gran
refectorio del monasterio, donde una espectacular pintura mural de Alessandro Allori y una gran
pintura de la última cena por el mismo artista se superponen a los restos de los frescos originales
de fines del siglo XIV. Los dos ambientes albergan pinturas, muebles y vestimentas diversas. Un
pasillo conecta con el Claustro Grande, que sólo se abre al público en ocasiones especiales. A la
izquierda, una puerta precedida por escalera conecta el claustro con la basílica.
La arquitectura del interior de la basílica es, como la de la Catedral, un ejemplo digno pero
sombrío del gótico florentino. Sin embargo, su tesoro artístico es notable.

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A la derecha sobre la pared que da al Claustro Verde, casi a la mitad de la nave, se puede ver una
Trinidad* que Masaccio pintó mientras trabajaba en Santa María del Carmine. El realismo de la
figura de Cristo fue revolucionario, pero lo que probablemente fue aún más sorprendente para los
florentinos fue la bóveda de cañón en el fondo. Las reglas matemáticas de la perspectiva apenas
se habían descubierto, y ésta fue una de las primeras obras de arte que las empleó con éxito.
En el centro de la nave, en lo alto, hay un crucifijo de Giotto. Un rosetón del siglo XIV representa
la Coronación de la Virgen sobre la entrada principal.
A la izquierda del altar mayor está la Capilla Gondi con un famoso crucifijo de madera de Filippo
Brunelleschi, del cual se dice que sorprendió tanto a Donatello que se le cayó la cesta de huevos
que traía. La Capilla Mayor tiene frescos de Ghirlandaio. Y a la derecha, en la Capilla de
Filippo Strozzi hay frescos del siglo XV tardío y vitrales de Filippino Lippi.
La fachada, sobre la plaza Santa Maria Novella, es un híbrido. La mitad inferior se terminó en el
siglo XIV y presenta nichos en punta de arco y patrones decorativos de mármol verde y blanco, al
uso gótico. El trabajo fue retomado y completado 100 años más tarde por el arquitecto Leon
Battista Alberti. La decoración del piso superior remite a la obra ya existente, pero hay nuevos
motivos arquitectónicos en un estilo totalmente diferente. El pórtico central, las cuatro medias
columnas de la planta baja con capiteles corintios, el frontón triangular sobre el segundo piso, el
friso inscrito inmediatamente abajo del frontón, son préstamos de la Antigüedad, y reflejan el
nuevo estilo renacentista en arquitectura que había nacido 35 años antes en el Ospedale degli
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Innocenti. La adición más importante — las volutas en S que coronan los círculos decorativos a
cada lado del piso superior — no tenían precedente en la Antigüedad; fue un invento de Alberti
para suavizar la transición abrupta entre la amplia planta baja y una planta alta estrecha. La
solución de Alberti fue copiada en iglesias de toda Italia.

MUSEO NOVECENTO
Piazza Santa Maria Novella 10; www.museonovecento.it/; abre 9 - 18 hs (los jueves hasta 14 hs),
acceso hasta 1 hora antes del cierre; 8,50 € o FirenzeCard; gratis hasta 18 años; no se permiten
fotos.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
Comenzó siendo un albergue franciscano del siglo XIII para peregrinos cansados. Más tarde se
convirtió en clínica de reposo, y en el siglo XVIII fue escuela para niñas pobres. Ahora el antiguo
Ospedale San Paolo alberga un museo dedicado al arte italiano del siglo XX. Es cierto que la
mayoría de sus artistas no son exactamente famosos, pero el museo está tan maravillosamente
bien organizado que vale una visita. La segunda planta contiene obras de la segunda mitad del
siglo; ciomience en el tercer piso, y vaya directamente a la colección de Alberto della Ragione, un
ingeniero naval decidida a estar en la vanguardia del coleccionismo de arte.

CROCE AL TREBBIO
En Via del Trebbio, cerca de la iglesia de Santa Maria Novella que está bajando la calle, hay una
pequeña columna de granito coronada por una cruz. La hicieron construir los dominicos en el siglo
XIV para conmemorar su victoria sobre los herejes patarinos en una sangrienta batalla callejera.

Palazzo Rucellai
Via della Vigna Nuova; no se visita.
Los Rucellai, aliados de los Medici pero también de los Strozzi, hicieron fortuna con la importación
de un liquen oriental del que se extraía un tinte rojo (la rocella) del cual tomaron el nombre. Su
emblema era una vela hinchada por el viento, símbolo del comercio marítimo.
El arquitecto Leon Battista Alberti diseñó la que tal vez fue la primera residencia privada inspirada
en modelos antiguos — un paso adelante del Palazzo Strozzi. Una comparación entre los dos
edificios es esclarecedora. Es evidente en ambas fachadas la disposición ordenada de las
ventanas y la piedra almohadillada, pero la de Alberti es mucho menos intimidante. Alberti dedicó
una proporción mucho mayor de la superficie de paredes a ventanas, lo que aligera el aspecto del
frente, y llenó el resto con elementos de la Antigüedad clásica rigurosamente ordenados. El
resultado, aunque aún es adusto, se parece menos a una fortaleza, y Alberti buscaba ese efecto
(hay registro de su opinión de que sólo los tiranos necesitaban fortalezas). Irónicamente, el
Palazzo Rucellai fue construido unos 30 años antes de que el Palazzo Strozzi. Las ideas cívicas
de Alberti tuvieron poca influencia en los palacios florentinos que siguieron. A los florentinos del
Renacimiento, el poder — en la arquitectura como en la vida — les impresionaba tanto como la
belleza. Mire la fachada, dé la vuelta y observe la Loggia dei Rucellai cruzando la calle. Era la
"terraza" privada de la familia Rucellai. Sus grandes alturas y grandes arcos son testimonio firme
del status y riqueza de la familia.

Iglesia Ognissanti
Piazza Ognissanti; gratis; abre iglesia 7–12 y 15–18 hs, Última Cena lun, mar, y sáb 9–12 hs.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
Ubicada en la plaza del mismo nombre, la iglesia fue fundada por la orden de los humillados,
originaria de Lombardía. En el siglo XVI pasó a los franciscanos. Es inusualmente suntuosa para
esta orden. Exterior e interior son barrocos; sobre el portal hay una terracota vidriada del siglo XVI

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que representa la Coronación de la Virgen. El interior está dominado por el arco con la Gloria de
San Francisco, pintada en el siglo XVIII.
Lo que hace interesante la visita — que sólo se recomienda para quien ya conoce Florencia — es
la presencia de algunas obras maestras. Sobresale el crucifijo de madera de Giotto situado en el
transepto izquierdo, recientemente restaurado y muy colorido. A la derecha de la nave central está
la Madonna de la Misericordia de Ghirlandaio; un poco más adelante, de Botticelli, San
Agustín en su estudio. Del otro lado lo acompaña un San Jerónimo de Ghirlandaio.
Atravesando el claustro que está junto a la iglesia (donde hay unos frescos muy malos), en el
refectorio hay una espléndida Última Cena de Ghirlandaio (FirenzeCard ¿?). En los alrededores,
numerosas tiendas de antigüedades.

**Palazzo Strozzi
Via Tornabuoni, Piazza degli Strozzi; www.palazzostrozzi.org/; patio accesible gratis 8-23 hs
(jueves hasta 23:30 hs); muestra 10-20 hs, jueves 10-23 hs, acceso hasta una hora antes del
cierre. Para la muestra actual que termina a fines de enero, el boleto cuesta 8,50 € para mayores
de 65 y poseedores de boleto Trenitalia con destino Firenze, 4 € niños de 6 años o más, gratis
hasta 6 años; los sábados 2 pax 10 € para poseedores de boleto Trenitalia con destino Firenze;
hay otras combinaciones como para volverse loco calculando, incluso descuentos en el Mercado
Central, copa de vino, etc.; hay que ver cuánto sale la que está programada para marzo;
aparentemente se puede entrar gratis con FirenzeCard. Podría haber audioguía y audioguía para
niños a 5 €. Verificar en el momento.
Duración de la visita: 1-2 horas
El último gran palacio privado del Renacimiento sigue siendo una de las mejores realizaciones de
la arquitectura civil de la época. El rico mercader Filippo Strozzi encargó su construcción a
Benedetto da Maiano en un intento de eclipsar al cercano Palacio Medici-Riccardi. El exterior es
simple, grave y masivo, testimonio de la riqueza de una familia patricia florentina del siglo XV. El
patio interior, al cual se accede por la parte de atrás del palacio, es harina de otro costal: todos los
elementos del vocabulario clásico — columnas, capiteles, pilastras, arcos y cornisas — se
expresan potentes y sin inhibiciones.
El palacio comprende dos espacios de exposiciones y eventos que hoy están entre los más
activos y mejor curados de Florencia, Piazza Strozzi en el piso principal, y el sótano Strozzina.
Muestra Da Kandinsky a Pollock. La grande arte dei Guggenheim
A partir del 19 de marzo de 2016 el Palazzo Strozzi expone más de 100 obras maestras de
Europa y EE.UU. entre los años 20 y los 60 del siglo XX, en una colaboración con la Fundación
Solomon R. Guggenheim de Nueva York que permite comparar las obras más importantes de
maestros europeos como Marcel Duchamp, Max Ernst, Man Ray y los informalistas europeos —
Alberto Burri, Emilio Vedova, Jean Dubuffet, Lucio Fontana —, con las de enormes figuras del arte
estadounidense como Jackson Pollock, Marc Rothko, Wilhelm de Kooning, Alexander Calder, Roy
Lichtenstein, Cy Twombly. La muestra es un relato a buen ritmo del nacimiento de la nueva
vanguardia de post-guerra en diálogo denso y constante entre los artistas europeos y
norteamericanos. Las obras son préstamo de las colecciones del Guggenheim de Nueva York y
Venecia y de otros museos de prestigio internacional.

Piazza Santa Trinita


En el centro de la Piazza Santa Trinita hay una columna de las termas de Caracalla de Roma,
entregada al Gran Duque Cosimo I Medici por el Papa Pío IV en el siglo XVI. Típico de ellos, los
Medici la llamaron Columna de la Justicia y la pusieron donde Cosimo escuchó la noticia de que
las fuerzas ducales florentinas habían vencido a un ejército improvisado de florentinos exiliados
republicanos y sus aliados franceses; la victoria hizo su poder prácticamente absoluto.

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MUSEO SALVATORE FERRAGAMO
Piazza Santa Trinità 5R; www.museoferragamo.it/; €6 o FirenzeCard, gratis para mayores de 65 y
menores de 10 años; abre 10-19:30 hs
Si existe un templo para el calzado, es éste. Unos 16.000 zapatos diseñados por Salvatore
Ferragamo (1898-1960) van rotando para ser exhibidos de manera espectacular. Ferragamo,
nacido en el sur de Italia, comenzó su carrera en Hollywood creando zapatos para artistas como
Mary Pickford y Rodolfo Valentino. Luego regresó a Florencia y se instaló en el Palazzo Spini
Ferroni. Hay muestras temporarias y a veces valen la pena (ver).

Basílica de Santa Trinità


Piazza Santa Trinità, muy cerca del Ponte Vecchio; Lun-Sáb 8–12 y 16–18 hs, Dom 8–11 hs;
gratis.
Duración de la visita: menos de 1 hora.
Comenzada en el siglo XI por los monjes de Vallombrosa y originariamente en estilo románico, la
iglesia tuvo una remodelación gótica en el siglo XIV (se ven restos de la construcción románica en
la pared frontal interior). Tiene un bello interior cuyos centros de interés son el ciclo de frescos
sobre la vida de San Francisco y el retablo de la Capilla Sassetti, el segundo a la derecha del altar
mayor, una Adoración de los Pastores donde Ghirlandaio representó con orgullo y gracia el paisaje
urbano de su ciudad natal en el siglo XV.

San Lorenzo y el Mercato Centrale


La iglesia de San Lorenzo está escondida tras los puestos de venta de cuero y recuerdos del gran
mercado callejero de San Lorenzo. La venta ambulante y el bullicio del comercio caracterizan a
todas las calles del barrio, centradas en la iglesia y el Mercato Centrale. Es una escena colorida,
pero de las más concurridas por los carteristas — tenga cuidado.

**Palazzo Medici-Riccardi
Via Cavour 1; www.palazzo-medici.it/; 7 € o FirenzeCard, 4 € niños de 6 a 12 años, gratis
menores; se puede reservar telefónicamente en el nº 055 276 0340; abre jueves a martes, 9-19
hs, acceso hasta 30 min antes de la hora de cierre. Sólo se permiten 10 visitantes por vez, por un
máximo de 7 minutos (a veces, sin embargo, hay guardias indulgentes).
El palacio fue construido en el siglo XV por Michelozzo para Cosme de Médicis, pero su principal
ocupante fue su nieto Lorenzo el Magnífico, acompañado de su brillante corte de humanistas. De
forma voluntaria, el aspecto exterior del edificio — que se considera prototipo de la arquitectura
civil renacentista — no refleja el lujo de su interior. La mole robusta y austera del palazzo fue,
durante un siglo, la imagen más directa y eficaz del primado político y cultural de los Medici en
Florencia. (Tuvo intervenciones barrocas en el siglo XVII, después que lo compraron los Riccardi.)
Lo mejor de la planta baja es el patio, pero lo que justifica la visita es la Cappella dei Magi en el
primer piso. En sus paredes está la famosa Procesión de los Magos de Benozzo Gozzoli.
Gozzoli no fue un pintor revolucionario y tampoco tuvo una técnica impecable; sin embargo dejó
un regalo para los ojos, no para la mente: entrar en la capilla es como entrar en un cuento de
hadas; es una de las habitaciones más agradables de la ciudad.

Cenacolo del Fuligno


Via Faenza 42; gratis, FirenzeCard (¿?); abre martes, jueves y sábado 9–13 hs.
Es una encantadora Última Cena ejecutada en el siglo XV y atribuida a Perugino o uno de sus
discípulos. Su ubicación en el extremo de una larga habitación, antiguo refectorio del convento de

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Foglino, resulta impresionante, en medio de paredes blancas sin otro adorno. Arriba al centro, en
medio de la luneta, Cristo aparece en el Huerto de Getsemaní con los apóstoles dormidos. Las
delicadas pinceladas de las hojas de los árboles son exquisitas. Judas, como es típico, aparece
sentado del otro lado de la mesa, marginado de los otros 11 apóstoles. El artista ha etiquetado
cuidadosamente a cada uno, excepto a Judas. Los tondos que rodean el fresco muestran retratos
de franciscanos prominentes — San Antonio de Padua, San Francisco de Asís, San Bernardino de
Siena y San Luis de Toulouse.

Complejo Mediceo-Laurenziano

*Basílica de San Lorenzo, Sacristía Vieja y Tesoro


Abre 10-17 hs, 13:30 a 17 hs
domingos y festivos. No se permiten
fotos ni filmaciones. Ingreso por el
portón lateral izquierdo de la fachada;
4,50 € o FirenzeCard.
En el sitio se levantó la primer
catedral de Florencia, consagrada
por San Ambrosio al terminar el siglo
IV Pero de ella no queda nada.
Filippo Brunelleschi comenzó a
construir la imponente basílica actual
a inicios del siglo XV, bajo los Medici
(cuyo palacio estaba cerca). En ella
se celebraron matrimonios, bautizos
y funerales de la familia, y allí están
enterrados todos sus muertos.
El interior es similar en diseño y
efecto a Santo Spìrito, en el Oltrarno,
del mismo arquitecto, pero San
Lorenzo tiene una grilla de líneas de
mármol oscuro incrustadas en el
suelo, que aumenta considerablemente el efecto dramático. La grilla resalta inmediatamente la
rigurosa geometría del interior, y es una lección de perspectiva. Si uno se para en el centro de la
nave a la entrada de la iglesia, en la línea que se extiende hasta el altar mayor, cada elemento —
la grilla, las columnas de la nave, las naves laterales, el techo artesonado — parece marchar
inexorablemente hacia un punto de fuga hipotético más allá del altar mayor, exactamente como en
un cuadro con un único punto de perspectiva. El artista rompió con el gótico e inauguró el
renacimiento florentino, aunque no vivió para ver su obra terminada. La basílica conserva hasta
hoy la vastedad melodiosa y el sentido de perfecta armonía del diseño original. Donatello trabajó
en los estucos polícromos de la Sacristía Vieja y en los púlpitos de la nave.
Justo antes del claustro mayor, una escalera conduce a la Biblioteca Laurentina. El ábside
comunica con las Capillas Medici (¿acceso abierto?). En los extremos del transepto están las
Sacristías, Vieja (a la izquierda) y Nueva (a la derecha).
El Tesoro de San Lorenzo se expone en parte en la cripta, y en parte en las sacristías que están
a los lados del altar en la Capilla de los Príncipes. Las piezas más antiguas provienen de lo que
quedó del tesoro de Lorenzo el Magnífico, después que las piezas se dispersaron tras ser
expulsados los Medici de Florencia y ser saqueado su palacio. Hay vasos de cristal de roca y
amatista, objetos preciosos — seculares y religiosos — y relicarios.

Claustros
El aspecto actual del claustro mayor de la basílica, o Claustro de los Canónigos, fue diseñado
en el siglo XV. Amplio y armónico, es de dos órdenes soportados por elegantes columnas jónicas:
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la logia inferior, más alta y airosa, tiene arcos de medio punto; el nivel superior tiene un arquitrabe.
Todo alrededor daban frente en un tiempo las habitaciones de los canónigos y del prior, y los
espacios comunes, como la cocina, el refectorio y la sala capitular; aún hoy se ven sobre las
puertas, las letras que distinguían los alojamientos.
El claustro menor probablemente data de fines del siglo XIV; es la parte más antigua del
monumento, la única que ha mantenido las características que tenía el edificio antes de la
intervención de Brunelleschi.

Archivo capitular
El archivo capitular de San Lorenzo, al que se accede desde el claustro menor (siglo XIV),
contiene un relato cronológico detallado de la parroquia desde el siglo XI hasta la fecha. A través
de sus documentos se puede rastrear no sólo la historia de la Basílica y el Capítulo, sino también
muchos aspectos de la vida cotidiana de la época, y las huellas dejadas por los miembros más
importantes de la familia Medici, que a lo largo de los siglos patrocinaron a la que consideraban
iglesia de la familia.
El archivo está compuesto en su mayor parte por volúmenes de manuscritos en pergamino unidos
con tientos; tienen catálogos que, aunque escritos en diferentes momentos, permiten la consulta
de la mayor parte de la documentación.

Capillas Medici
Piazza Madonna degli Aldobrandini 16; http://www.polomuseale.firenze.it/musei/?
m=cappellemedicee; abre 8:15 - 13:50 hs; acceso hasta 13:20 hs; cierra 2º y 4º domingo y 1º; 3º y
5º lunes del mes; boleto que incluye la Sacristía Nueva, 6 € o FirenzeCard, gratis menores de 18
años. Hay audioguía — en italiano — 6 € ó 10 € para dos personas. Se puede reservar (3 €)
llamando al tel. 055 294883.
Se accede desde la plaza, por la cripta subterránea realizada en los siglos XVII a XIX, donde
están los restos de los integrantes de la familia Medici. Tras el altar se encuentra la cripta
lorenesa (más de lo mismo).
Dos escaleras de piedra llegan a la Capilla de los Príncipes, octogonal, concebida como una
iglesia de planta central conectada con el presbiterio y coro de la Basílica de San Lorenzo.
Emblemática autoafirmación Medici, fue concebida por Cosimo I como capilla y mausoleo de la
dinastía, pero su construcción se inició bajo Fernando I, en el siglo XVII. Los grandes duques
querían cubrir sus paredes con los materiales más preciosos e incorruptibles: mármol y granito
polícromos, jaspe, alabastro y lapislázuli e incluso coral y madreperla. El octógono, marcado por
pilastras, incluye los cenotafios de los Grandes Duques (Cosimo I, Francesco I, Fernando I,
Cosimo II, Fernando II, Cosimo III) con inscripciones dedicatorias, pero en los nichos destinados a
las estatuas de cada uno, sólo hay dos, de figura entera, en bronce dorado: las de Fernando I y la
de Cosme II. Las labores fueron extremadamente lentas y se comieron la fortuna de los Medici. El
Opificio delle Pietre Dure se dedicó durante siglos a decorar el gran salón fúnebre (el suelo se
completó en 1962, y siguen trabajando).

***Sacristía Nueva
Un corredor conecta el Mausoleo con la Sacristía Nueva, construida en la primer mitad del siglo
XVI, por voluntad de quien sería el segundo Papa de la familia Medici, Clemente VII, para acoger
las tumbas de la familia. Miguel Ángel la diseñó y trabajó en ella unos 14 años, con muchas
interrupciones. En ese período se produjeron el saqueo de Roma, el asedio de la República de
Florencia que Michelangelo defendió como arquitecto militar, y el retorno al poder de los Medici
sostenidos por la armada española, perdida toda esperanza de restablecer una democracia
republicana. Cuando Miguel Ángel se fue a Roma, la terminaron Vasari y Ammannati.
Siguiendo el modelo de la Sacristía Vieja, es un cubo coronado por una cúpula semiesférica,
donde los elementos arquitectónicos destacan por el uso de la piedra. Sin embargo, el espacio es
animado por un nuevo concepto plástico, en el cual la dicromía entre la estructura de piedra gris y
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la superficie enlucida realza el dramatismo de los grupos escultóricos de las tumbas.
Arquitectónicamente, Miguel Ángel fue tan original e inventivo como siempre, pero lo que domina
el ambiente son las poderosas tumbas.
Sobre el sepulcro donde están los restos de Lorenzo el Magnífico y su hermano Giuliano, hay tres
esculturas: en el centro, una Madonna con el Niño de Michelangelo; a la izquierda está San
Cosme y a la derecha San Damiano, protector de la familia.
Las tumbas de Giuliano, duque de Nemours, y Lorenzo, duque de Urbino, dos jóvenes que
dedicaron a las armas sus cortas vidas, fueron construidas por Miguel Ángel. A la derecha, donde
está Giuliano (hijo de Lorenzo el Magnífico y hermano de León X) hay dos figuras alegóricas
tendidas sobre los rollos del sarcófago: el día y la noche. A la izquierda está Lorenzo, hijo de
Pedro el Fatuo (destinatario de El Príncipe de Maquiavelo); las figuras tendidas sobre su tumba
representan el amanecer y el ocaso.Por encima están las esculturas idealizadas de los dos
hombres, que por lo general se interpretan como la vida activa y la vida contemplativa. Se podría
decir que el tema de la Sagrestia Nuova es la inmortalidad del alma, alcanzada gracias a la
inmortalidad del arte; el tiempo y la caducidad de la vida, tronchada por un destino que interrumpió
las promesas de gloria de los dos jóvenes capitanes. Pero los significados alegóricos son
secundarios; lo más importante es la intensa presencia de las figuras y la fuerza con la que
impactan en el espectador.
Finalmente, hay un altar con dos candelabros monumentales diseñados por Michelangelo y
sobre él, cuatro más (siglo XVII) y un bello crucifijo atribuido a Giambologna.

***Biblioteca Medicea Laurenziana


Piazza San Lorenzo 9, entrada a la izquierda de San Lorenzo; http://www.bmlonline.it/it/acc.htm; el
área monumental (vestíbulo, escalinata y biblioteca de Michelangelo) sólo se abre al público
cuando hay alguna muestra bibliográfica (ver en el sitio web), en esos casos se puede pagar el
boleto (3 €) con FirenzeCard.
La Biblioteca Medicea Laurenziana fue encargada por el Papa Clemente VII para albergar la
preciosa colección de manuscritos de la familia Medici. La diseñó Miguel Ángel, quien dirigió
personalmente el trabajo durante unos 11 años hasta que se mudó a Roma. La terminaron Giorgio
Vasari y Bartolomeo Ammannati. A diferencia de Brunelleschi (el arquitecto del Hospital de los
Inocentes), Miguel Ángel no estaba obsesionado con la proporción y la geometría perfecta; le
interesaba más experimentar e inventar, y expresar una visión personal que a veces era muy
peculiar — tal es lo que ocurre en este edificio.
Se accede por el claustro mayor (puerta a la izquierda de la iglesia) o por el lateral izquierdo de la
basílica. La entrada está diseñada como si fuese un exterior. El vestíbulo de acceso, una
antesala de forma extraña, ha tenido a los estudiosos entretenidos durante siglos. En un espacio
de más de dos pisos de altura, ¿por qué limitó el uso de columnas y pilastras a los dos tercios
superiores de la pared? ¿Por qué no las apoyó en fuertes pedestales en lugar de hacerlo sobre
enormes volutas decorativas, que les roban todo apoyo visual? ¿Por qué las retiró hacia adentro
de la pared, lo que las hace ver aún más débiles? Los elementos arquitectónicos no se mantienen
firmes ni fuertes ni altos, como en el interior de San Lorenzo que está al lado; en cambio, parecen
haber sido presionados contra la pared como si ésta fuese de masilla, dando a la habitación un
aspecto suave y gomoso que es uno de los efectos más extraños jamás alcanzados por la
arquitectura del siglo XVI. Es casi como si Miguel Ángel se burlase intencionadamente de las
convenciones del Alto Renacimiento, para ver qué clase de efecto estrafalario, amanerado, podría
resultar. Sus innovaciones tuvieron tremenda influencia; provocaron un período de
experimentación arquitectónica. Como dijo su contemporáneo Giorgio Vasari: "Los artesanos han
estado infinita y perpetuamente en deuda con él, porque rompió los lazos y cadenas de una forma
de trabajo que el uso había convertido en habitual."
Domina el vestíbulo una majestuosa escalinata. El mejor ángulo para mirarla es directo hacia ella.
Emerge de la biblioteca con la fuerza visual de un flujo de lava imparable. En su concepción y
ejecución altamente escultural, y aunque Miguel Ángel la haya proyectado en nogal y Ammannati
la realizó en piedra, es, sencillamente, una de las escaleras más originales y fluidas del mundo.
Arriba, un gran pórtico introduce al vasto salón de lectura, uno de los pocos ambientes del siglo
XVI que ha llegado a nosotros casi intacto: todo es original, el techo de madera de tilo tallado
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sobre dibujos de Miguel Ángel, los hermosos vitrales con los escudos Medici diseñados por
Giorgio Vasari, el pavimento de baldosas rojas y blancas ideado por Niccolò Tribolo (discípulo de
Miguel Ángel). Hasta los bancos de madera (o parapetos), que corren en dos filas paralelas a
ambos lados de la sala, se construyeron siguiendo los planos de Miguel Ángel, con doble función
del atril y custodia: los códices disponibles para consulta se almacenaban horizontalmente en los
estantes más bajos, fijados al banco por cadenas.
Se exponen en forma rotativa cerca de 10.000 manuscritos. El núcleo original atestigua el clima
culto y humanista de la corte de Cosme el Viejo y Lorenzo el Magnífico. Hay preciosos
manuscritos de escritores griegos y latinos que prueban el interés por los autores clásicos en la
corte de los Medici — surgido gracias a la influencia de la filosofía neoplatónica.
Al comenzar el siglo XIX, se añadió la Tribuna dell’Elci, una rotonda diseñado para albergar una
colección de manuscritos y libros antiguos donados por el literato y bibliófilo florentino Angelo
Maria d’Elci.

Cenacolo di Sant’Apollonia
Via XXVII Aprile 1, San Marco; abre 8:15–13:50 hs.; cierra 1°, 3° y 5° domingo y 2° y 4° lunes del
mes; gratis (FirenzeCard ¿?)
Los frescos del refectorio del antiguo convento benedictino fueron pintados en estilo vigoroso por
Andrea del Castagno, un seguidor de Masaccio. Su Última Cena es una potente versión del
tema. Desde la entrada, camine hacia la derecha hasta dar la vuelta a la esquina y eche un
vistazo en el precioso claustro del siglo XV que perteneció al monasterio, en Via San Gallo 25 —
ahora forma parte de la Universidad de Florencia.

Convento y Museo di San Marco


Piazza San Marco 1; www.polomuseale.firenze.it/musei/sanmarco; 4 € o FirenzeCard, gratis para
menores de 18; abre lun-vie 8.15-13.50 hs, sab-dom y fest 8.15-16.50 hs, acceso hasta 30 min
antes de la hora de cierre, cierra 1er, 3er y 5º dom del mes, 2º y 4º lun del mes.
En el s. XV Cosme el Viejo encargó a Michelozzo la construcción de este convento, para los
dominicos. Todo el lugar es la obra magna del artista dominico Fra’ Angelico, que pintó con
delicada belleza y precisión matemática. Contiene numerosas obras del artista, que decoró cada
celda del piso superior con un fresco contemplativo. Aunque el maestro exploró las posibilidades
de la perspectiva y la expresividad de sus contemporáneos, en su universo predominaron siempre
la dulzura y la fe. También es de él la Anunciación que preside la escalera. Abajo en la galería del
claustro, se exponen su hermoso Juicio Final, donde como de costumbre las torturas de los
condenados son mucho más creativas e interesantes que los placeres de los redimidos, y una
serie de retablos.
En el refectorio hay una Última Cena de Domenico Ghirlandaio. También existe una bellísima
biblioteca.

Chiostro dello Scalzo


Via Cavour 69, San Marco; Lunes, jueves, 1°, 3° y 5° sábado del mes, 2° y 4° domingo del mes:
8.15-13.50 hs; gratis; FirenzeCard (¿?)
Duración de la visita: menos de 1 hora.
A menudo pasado por alto, es un pequeño y tranquilo claustro del siglo XVI, pintado al fresco en
una delicada escala de grises por Andrea del Sarto con escenas de la vida de San Juan Bautista,
santo patrón de Florencia. Emocionante. Un folleto explica la historia del ,lugar (donde hubo una
iglesia de monjes que iban descalzos) y de las obras.

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***Galleria dell'Accademia
Via Ricasoli 60; http://www.polomuseale.firenze.it/musei/?m=accademia; €12,50 o FirenzeCard,
gratis menores de 18 años, reserva €4 en el teléfono 055 294 883 o en el sitio web (ahorra una
larga cola); abre mar-dom 8:15–18.50 hs., acceso cada 15 minutos y hasta 30 min antes de la
hora de cierre.
Duración de la visita: 1-2 horas
Hasta el 30 de abril hay una muestra de Carlo Portelli; fue un pintor florentino del siglo XVI, poco
conocido; no parece merecer mucho interés. La colección de pinturas florentinas de los siglos
XIII al XIX proviene de las Academias de Diseño y de Bellas Artes y de dos conventos suprimidos
cuyos edificios se integraron en el de la Galería. Destacan las pinturas sobre fondo dorado y los
retablos del gótico tardío, pero no justifican una visita. Son las esculturas de Miguel Ángel lo que
vale bien el precio de la entrada.
La visita de la Galería comienza en la Sala del Colosso (llamada así por una estatua que se
exhibía en ella en el siglo XIX). En el centro está el modelo en arcilla, yeso y estopa del Rapto de
las Sabinas del escultor flamenco Jean de Boulogne — Giambologna —, cuya versión de
mármol está en la Loggia dei Lanzi de la Piazza della Signoria. Es una escultura manierista y
ofrece puntos de vista diferentes e inesperados desde todos los ángulos (a diferencia del arte
clásico que siempre tenía un punto de vista privilegiado). Lo rodean pinturas religiosas de
principios del siglo XVI; la más conocida es un retablo de la Iglesia de la Santissima Annunziata de
Florencia, el Descendimiento de Cristo de la cruz*, iniciada por Filippino Lippi (son de él la
multitud de cuerpos en las escaleras, su equilibrio precario, la elegante cinta rosa que envuelve
sinuosamente el brazo horizontal de la cruz y luego flota al viento) y completada por Perugino tras
la muerte del primero.
A la izquierda, la Galleria dei Prigioni contiene esculturas de Miguel Ángel en un recorrido que
culmina en la Tribuna. Sus cuatro grandes Esclavos* sin terminar, luchando por salir de sus
prisiones de mármol, fueron pensados para la tumba del muy exigente patrón de Miguel Ángel, el
papa Julio II. Pero no se usaron, y fueron a parar a los jardines de Boboli hasta comienzos del
siglo XX. La técnica del “non-finito” fue muy usada por Miguel Ángel para mostrar la dificultad de
cavar y extraer la figura del trozo de mármol — o puede interpretarse como una alegoría del
esfuerzo humano por liberar al espíritu, de la materia. En la sala hay también una estatua de San
Mateo, la única que el artista realizó de una serie de doce que le habían encargado para
representar a los doce apóstoles en la Catedral de Florencia, y el grupo de la Piedad de
Palestrina, proveniente de la capilla del Palazzo Barberini en Palestrina, cerca de Roma, cuya
autoría por un muy joven Miguel Ángel es hoy ampliamente negada por los críticos. Acompañan a
las esculturas, algunas pinturas de artistas estrechamente vinculados a Miguel Ángel, como
Granacci y Ridolfo del Ghirlandaio.
El centro de la colección es el original del David*, una de las esculturas más famosas del mundo,
trasladado a la Tribuna bajo la cúpula (desde la Piazza della Signoria) en el siglo XIX. La Opera
del Duomo encargó el David al comenzar el siglo XVI a un escultor de 26-años, al cual entregó un
bloque sobrante de mármol, arruinado por al menos tres escultores sucesivos. Michelangelo
entregó la obra dos años después. Su éxito fue tan dramático que la ciudad lo colmó de honores,
y la Opera del Duomo votó construirle una casa y un estudio donde vivir y trabajar. Entre las
pinturas que acompañan a la magna obra, destaca una Anunciación de Alessandro Allori cuya
novedad es que la Virgen mira hacia el público.
En la Sala de los Jóvenes de Milán y Orcagna, entre otras pinturas con fondo de oro hay un
Lamento sobre Cristo Muerto* de Giovanni di Milano, de quien se tienen pocos datos
biográficos, aunque se lo reconoce como uno de los mejores pintores italianos del siglo XIV.
Los amantes de la música quizás quieran visitar el Museo degli Instrumenti Musicali que integra
la Academia; hay algunos instrumentos medievales; su Stradivarius es la atracción principal.
En la otra cuadra de la misma calle Ricasoli, en dirección al Duomo, está la heladería Carabé.

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David y sus peripecias
El David de Michelangelo, de mármol blanco y más de 4 metros de altura, no es exactamente lo
que parece. Tan serena y elegante y alerta, tan milagrosamente viva, a menudo se considera que
la estatua es la realización escultórica definitiva de la perfección del Alto Renacimiento. Sin
embargo, su verdadero lugar en la historia del arte es un poco más complicado.
Como Miguel Ángel sabía muy bien, la pintura y la escultura del Renacimiento que precedieron su
trabajo estaban profundamente comprometidos con la forma ideal. La proporción perfecta era el
siempre buscado Santo Grial; durante el Renacimiento, proporción ideal era sinónimo de belleza
ideal, y la belleza ideal se equiparaba con la perfección espiritual. Pero David, a pesar de su
postura sumamente tranquila y digna, se aparta de esos ideales. Miguel Ángel no le dio a la
estatua proporciones perfectas. La cabeza es ligeramente grande para el cuerpo, los brazos son
demasiado grandes para el torso, y las manos son dramáticamente grandes para los brazos. El
maestro sabía exactamente lo que estaba haciendo: la estatua estaba destinada a un contrafuerte
de la Catedral de Florencia, y por supuesto, para parecer proporcionada desde la perspectiva del
espectador, la parte superior del cuerpo, la cabeza y los brazos tendrían que ser más grandes;
pero además él quería expresar y encarnar la historia bíblica con tanta fuerza como fuese posible
en una sola figura. Las manos de David son grandes, pero también lo era Goliat, y ésas son las
manos que iban a matarlo.
La interpretación de Michelangelo contrasta con las representaciones previas. Goliat no aparece
(se interpreta casi unánimemente que aún no ha sido vencido). El pastor David está retratado
como un poderoso héroe de la Antigüedad, no un muchachito. Su musculatura está tensa y
palpitante, preparada para el combate. El cuerpo en torsión preludia el movimiento: la pierna
izquierda se adelanta a la derecha; el brazo izquierdo se eleva y se curva hasta que la mano casi
toca el hombro, y el derecho baja hasta tocar el muslo; el torso se curva sutilmente; la cabeza mira
hacia la izquierda con los ojos fijos en su objetivo, el ceño fruncido y las aletas de la nariz bastante
abiertas. En el rostro hay tensión contenida y gran concentración. David ha tomado la decisión de
atacar; siente el peso de la magnitud de su acción mientras calcula su golpe; el combate está a
punto de comenzar.
El tratamiento del tema llevó a las autoridades encabezadas por Soderini a reconsiderar la
ubicación de la estatua: fue a la Piazza della Signoria, frente al Palazzo Vecchio (sede del
gobierno florentino), a manera de emblema de la República, mirando hacia Siena, la rival de
Florencia.
El David ha sufrido numerosos percances a lo largo de su historia. Mientras se producía el
traslado a la Piazza della Signoria, fue apedreado por jóvenes partidarios de los Médici. Diez años
después, un rayo cayó sobre la base de la escultura. Pasaron otros 10 años y un banco lanzado
desde una ventana, durante una revuelta popular contra los Médici, le amputó el brazo izquierdo,
que sería repuesto dieciséis años después. A mitad del siglo XIX lo limpiaron con ácido clorhídrico
y le quitaron la pátina protectora que había aplicado Miguel Ángel para proteger el mármol de las
inclemencias meteorológicas. Finalmente fue trasladado a la Galería de la Academia, para evitar
más daños.
Hoy David no está acosado por Goliat ni por Siena sino por los turistas, y ver la estatua puede ser
una prueba (ni pensar en estudiarla con detenimiento). La rodea una barrera de plexiglás, tras el
ataque a martillazos por un autoproclamado anarquista del arte en 1991, que destruyó un dedo del
pie izquierdo — reconstruido posteriormente. La última restauración se realizó hace 12 años, en
medio de fuertes polémicas sobre el método a utilizar y hasta una campaña internacional
solicitando la cancelación de los trabajos.

**Museo dell’Opificio delle Pietre Dure


Via degli Alfani 78; http://www.opificiodellepietredure.it; €4 o FirenzeCard, niños gratis; abre lun-
sáb 8:15–14 hs, acceso hasta 30 min antes del cierre.
Junto a este fascinante pequeño museo hay un taller establecido por Fernando I en el siglo XVI
para capacitar a los artesanos en el arte de trabajar mármol y piedras preciosas y semipreciosas.
Cuatrocientos años más tarde, el taller es un centro mundialmente reconocido de restauración de

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mosaicos e incrustaciones en piedras semi preciosas. El museo es muy informativo, e incluye
magníficos ejemplos de este arte bello y altamente especializado.

Basilica della SANTISSIMA ANNUNZIATA


Piazza di Santissima Annunziata; abre 16–17:15 hs; gratis.
La iglesia de la orden de los Siervos de María fue fundada a mediados del siglo XIII fuera de las
murallas y de la Porta di Balla, en el noreste del centro — cerca del Hospital de los Inocentes —.
En el siglo XV la remodeló Michelozzo y le dio un poco común (y precioso) claustro de entrada
con frescos de Andrea del Sarto, Pontormo (queda algo sobre el arco central del pórtico) y
Rosso Fiorentino. Arriba del portal central hay una Anunciación en mosaico, de David
Ghirlandaio. El interior es una rareza para Florencia: un ejemplo abrumador de barroco. Pero en
realidad no es un ejemplo claro, porque es decoración barroca del siglo XVII aplicada de cualquier
manera a una estructura anterior — exactamente el tipo de remodelación violenta que ha dado
mala fama al estilo. La Cappella dell'Annunziata, la primera a la izquierda, ilustra el punto: la
mitad inferior, con sus señoriales columnas corintias y friso tallado con las armas de los Medici,
fue encargada en el siglo XV; la mitad superior, con sus curvas en erupción y traviesos querubines
esculpidos, se añadió 200 años más tarde. Los fanáticos de los frescos del siglo XV también
deberían ver la muy buena Santísima Trinidad con San Jerónimo de Andrea del Castagno, en
la segunda capilla de la izquierda. Muestra a un enjuto y demacrado San Jerónimo con Paula y
Eustoquio, dos de sus seguidores más cercanos.

Piazza Santa Croce y alrededores

Museo Hebraico y Sinagoga


Via Farini 4-6; http://www.jewishtuscany.it; €6,50 o FirenzeCard, niños de 6 años o más € 5, multi-
ingreso hasta 4 boletos € 16, menores gratis; abre en marzo dom-jue 10-17.30 hs, viernes 10-15
hs; acceso hasta 45 min antes de la hora de cierre, cierra en festividades judías. Se ingresa de a
un adulto por vez; los hombres deben cubrirse la cabeza (ellos tienen gorros); no se permiten
fotos ni filmaciones.
A fines del siglo XVI, los judíos asentados en Florencia fueron obligados a vivir dentro de un gran
ghetto en el lado norte de la actual Plaza de la República, por decreto de Cosme I, que había
hecho un trato con el Papa Pío V: a cambio recibió el título de Gran Duque de Toscana.
La construcción de la moderna sinagoga de estilo morisco se inició a fines del siglo XIX como
legado de un particular. El edificio, en planta de cruz griega, tiene galerías en el crucero y en el
techo lleva tres cúpulas de cobre que se ven desde toda la ciudad (verdes). El exterior alterna
bandas de travertino color canela y granito rosa, en un estilo islámico que se repite en el interior.
Son de particular interés las puertas de hierro forjado, la “luz eterna” y los mosaicos de cristal de
Murano. Las puertas doradas del arca morisca, que da frente al púlpito y está flanqueada por
extravagantes candelabros, están decoradas con símbolos del antiguo Templo de Jerusalén y
llevan marcas de bayoneta de vándalos. La sinagoga fue utilizado como garaje por los nazis, que
no pudieron hacer mucho daño a pesar de un intento de volar el lugar con dinamita. Sólo
destruyeron las columnas del lado izquierdo, y aún así, el Balcón de las Mujeres que apoyaba en
ellas no colapsó. En el pavimento hay una estrella de David incrustada en mármol negro y
amarillo. Los capiteles originales se pueden ver en el jardín.
Algunos de los artefactos rituales judíos más antiguos y hermosos de Europa se muestran arriba,
en el pequeño Museo Hebraico que documenta la historia de la comunidad judía de Florencia.
Los objetos se remontan a fines del siglo XVI, y fueron donados por familias locales. Hay piezas
de plata y bordados exquisitos. Abajo hay una pequeña pero bien surtida tienda de regalos.

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Casa Buonarroti
Via Ghibellina 70; www.casabuonarroti.it/; €6,50, mayores de 65 años 4,50 €, combinado con
basílica de Santa Croce €8,50, o FirenzeCard; abre en marzo mie-lun 10-17 hs, cierra Domingo
de Pascua.
El museo está en la casa donde vivió Miguel Ángel durante 9 años; se la dejó a su sobrino, y el
hijo de éste la convirtió en galería dedicada a su tío abuelo. Los descendientes del artista la
llenaron de tesoros artísticos y homenajes al maestro. Son destacables: en la Sala Arqueológica,
las piezas etruscas, y en el primer piso, la Sala de dibujos y diseños, los bocetos escultóricos en
diversos materiales, la maqueta para la fachada de la iglesia de San Lorenzo y dos obras
tempranas en mármol — la Virgen de la Escalera y la Batalla de los Centauros —que muestran
cómo trabajaba el genio, de niño.

Piazza Santa Croce


La iglesia de Santa Croce fue construida fuera de las murallas de la ciudad, en una zona pobre,
pantanosa y aún escasamente habitada donde era posible liberar un gran espacio para dar cabida
a multitudes durante los sermones. En el Renacimiento se celebraban justas y juegos de fútbol
(que se repiten cada año en junio, luego de cubrir la plaza con tierra). Allí también hubo Hoguera
de las Vanidades en el siglo XVI.
Hoy es un espacio rodeado de tiendas de souvenirs y atestado de turistas, buen sitio para
descansar y ver pasar la gente, donde a veces se organizan espectáculos. La rodean varios
palacios renacentistas: en el nº 1 (frente a la iglesia) se alza el palacio Serristori, del s. XV; en el
lado sur, nº 21-22, a la derecha de una casa antigua en saledizo como él, está el Palazzo
Antellesi, una bien conservada casa patricia del siglo XVI con frescos, cuyos departamentos se
alquilan a unos 4.000 €/semana.

***Basílica de Santa Croce


Piazza Santa Croce 16; www.santacroceopera.it/; €6 iglesia y museo, gratis para menores de 11
años; €8.50 boleto combinado con Casa Buonarroti, o FirenzeCard; abre lun-sáb 9:30–17:30 hs,
dom y fest. 14-17:30 hs, acceso hasta 30 min antes de la hora de cierre, cierra Pascua
(¿Domingo?). En el sitio web ofrecen aplicación interactiva para guiar la visita (para Smartphone);
está en GooglePlay. Bajé mapa en pdf. Se entra por Largo Bargellini, la calle a la izquierda de la
fachada de la iglesia, donde está la boletería. Se sale por la puerta del claustro que da frente a la
plaza Santa Croce, a la derecha de la fachada. Se permiten fotos y filmación sin flash.
Duración de la visita: menos de 1 hora (pero puede llevar hasta 2 horas).
La iglesia franciscana de Santa Croce se empezó a construir al terminar el siglo XIII según
proyecto de Arnolfo di Cambio. Como el Duomo, es de estilo gótico y su fachada neogótica data
del s. XIX. La fachada presenta la curiosidad de estar coronada por una estrella de David en
mosaico, presumiblemente en homenaje a su arquitecto judío, enterrado fuera, a los pies del
portal principal. El interior está organizado en torno a un presbiterio rodeado por cinco capillas con
frescos del siglo XIV; los espléndidos vitrales son de la misma época. Hay tumbas, altares y
púlpitos realizados por los mayores escultores florentinos del siglo XV.
Como sitio de enterramiento, la iglesia contiene más esqueletos de celebridades renacentistas
que ninguna otra. La tumba de Miguel Ángel está a la derecha, en la parte delantera de la
basílica; se dice que eligió ser enterrado allí, con los pies hacia la catedral, para que la cúpula de
Brunelleschi a través de puertas abiertas de Santa Croce sea lo primero vea cuando la tapa de la
sepultura vuele y él se levante en el Día del Juicio Final. La tumba de Galileo Galilei está en la
pared izquierda — no se le concedió un entierro cristiano hasta 100 años después de su muerte
debido a su temeraria afirmación de que la Tierra no era el centro del universo. La tumba de
Nicolás Maquiavelo, el teórico político cuya filosofía pragmática tan brutalmente influyó a los
Medici, está a la mitad de la nave derecha. La tumba de Lorenzo Ghiberti, creador de las puertas
del Baptisterio, está a medio camino por la nave de la izquierda. El compositor Gioachino Rossini
está enterrado en el fondo de la nave de la derecha. El monumento a Dante Alighieri, el más

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grande poeta italiano, que está en la pared de la derecha, cerca de la tumba de Miguel Ángel, no
es tumba (está enterrado en Rávena).
Su colección de arte es de lejos la más importante en una iglesia de Florencia.
En la altísima y amplia Capilla Mayor, Agnolo Gaddi (hijo de Tadeo Gaddi) pintó al final del siglo
XIV, con gran vivacidad, la Leyenda de la vera Cruz. La historia se desarrolla de arriba hacia
abajo, primero en la pared derecha y después en la otra. La iluminan los vitrales diseñados en su
mayor parte por el mismo artista y su taller.
Las obras más famosas son los frescos de Giotto en las dos capillas inmediatamente a la
derecha del altar mayor. Ilustran escenas de la vida de San Juan Evangelista y San Juan
Bautista (en la capilla Peruzzi, a la derecha) y escenas de la vida de San Francisco (en la
capilla Bardi, a la izquierda). El tiempo no ha sido amable con ellos; a lo largo de los siglos,
recibieron tumbas de pared, fueron encalados y enyesados, y en el siglo XIX sufrieron una mala
restauración. Pero la realidad que Giotto introduce en la pintura aún se puede ver. No pintó iconos
religiosos bellamente estilizados, como el estilo bizantino que lo precedió; pintó drama — San
Francisco rodeado de frailes en duelo, en el momento mismo de su muerte. Fue un cambio radical
en el énfasis: antes de Giotto, el papel de una pintura era simbolizar los atributos de Dios;
después de él, fue imitar la vida. Su trabajo es primitivo en comparación con la pintura posterior,
pero a principios del siglo XIV provocó una sensación inigualada en los siguientes 100 años. Fue,
para su tiempo, el igual de Masaccio y Miguel Ángel.
Otros hitos destacados son la Anunciación de Donatello, con una emotiva expresión de sorpresa
(en la pared derecha, a dos tercios del camino por la nave central); el crucifijo del mismo autor,
criticado por Brunelleschi porque Cristo parece un campesino (en la capilla en el extremo del
transepto izquierdo), y los frescos del siglo XIV de Taddeo Gaddi que ilustran escenas de la vida
de la Virgen María, mostrando clara influencia de Giotto (en la capilla al final del crucero derecho).
Los claustros son tres. El principal, claustro de Arnolfo, atribuido a Arnolfo di Cambio, se
extiende a lo largo de la nave lateral de la iglesia y lleva delgados pilares con capiteles
octogonales. En parte sirvió como cementerio; hoy es un jardín con muchos cipreses. Un elegante
portal con el escudo de armas de la familia Spinelli introduce al segundo claustro, el claustro de
Brunelleschi; donde la galería inferior lleva columnas de piedra y techos abovedados, y la logia
superior, columnas delgadas y un entablamento. Allí se filmaron algunas escenas de la película
Hannibal en 2001. El claustro antiguo, dominado por el campanario, es el núcleo del complejo.
Al fondo, la capilla de los Pazzi atestigua la perfección geométrica de la arquitectura de
Brunelleschi. Comenzada en el siglo XV, nunca se terminó, porque la familia sufrió las
consecuencias de la conspiración tramada contra los Medici por Jacopo y Francesco de Pazzi
junto con el arzobispo de Pisa, durante la cual Giuliano, hermano de Lorenzo el Magnífico, fue
asesinado en la catedral, durante la misa. La capilla se utiliza como capítulo — lugar de encuentro
— de los frailes de la Santa Cruz. La precede un atrio de seis columnas corintias que flanquean un
arco central. Tiene planta cuadrada con cúpula que culmina en el emblema de la familia Pazzi
(dos delfines opuestos) realizado por Luca della Robbia en terracota vidriada, y dos alas cubiertas
con bóvedas de cañón con casetones. La pared trasera se abre a un pequeño ábside cuadrado
cubierto por cúpula que representa el cielo de Florencia. Distintos artistas contribuyeron a
completar la decoración.
Fuera de la iglesia, en el antiguo refectorio y el ala del convento que divide los claustros está el
Museo dell'Opera di Santa Croce. Después de la inundación de 1966, cuando el agua alcanzó
los 5 metros, el museo estuvo cerrado mucho tiempo; reabrió en 1975 y terminaron de reubicarse
obras en el 2009. Las tres primeras salas tienen frescos, dibujos preparatorios, relieves,
esculturas y muebles de madera. En la cuarta sala hay obras en terracota vidriada de Della
Robbia y fragmentos de decoraciones que alguna vez tuvieron las paredes. La pared posterior del
pequeño refectorio adyacente lleva un fresco en luneta con tema afín: San Francisco de Asís
agonizante distribuye pan a sus hermanos. El antiguo refectorio principal es una gran sala
rectangular con techo de vigas descubiertas, cuya pared del fondo fue pintado por Taddeo Gaddi:
su Última Cena está dominada por un árbol de la vida; el fresco debió ser retirado y luego
repuesto tras la inundación de 1966: una intervención extraordinaria. La sala exhibe obras
significativas: una Cruz Triunfante de Cimabue (siglo XIII), muy dañada pero que ahora puede
izarse en caso de inundación; fragmentos de un magnífico fresco de Andrea Orcagna sobre el
triunfo de la muerte, el Infierno y el Juicio Final, que estaba en la pared derecha de la iglesia; un
tabernáculo idéntico al de Orsanmichele con una gran estatua de bronce dorado de San Luis de
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Tolosa, realizada por Donatello, que estuvo allí y luego en la fachada de Santa Croce hasta que
ésta se completó en el siglo XIX.

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