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Sistema endocrino

Generalidades y control de la secreción hormonal


Cárdenas Romero Evelyn
171623

El sistema endocrino se encarga de las secreciones internas del cuerpo, las cuales son unas sustan-
cias químicas denominadas hormonas, producidas en determinadas glándulas endocrinas. Los órga-
nos endocrinos también se denominan glándulas sin conducto o glándulas endocrinas, debido a que
sus secreciones se liberan directamente en el torrente sanguíneo, mientras que las glándulas exocri-
nas liberan sus secreciones sobre la superficie interna o externa de los tejidos cutáneos, la mucosa
del estómago o el revestimiento de los conductos pancreáticos, las hormonas secretadas por las
glándulas endocrinas regulan el crecimiento, el desarrollo y las funciones de muchos tejidos, y coor-
dinan los procesos metabólicos del organismo. La endocrinología es la ciencia que estudia las glán-
dulas endocrinas, las sustancias hormonales que producen estas glándulas, sus efectos fisiológicos,
así como las enfermedades y trastornos debidos a alteraciones de su función. Tipos de trasmisión
química: las células interactúan unas a otras y modifican su actividad metabólica por acción de sus-
tancias químicas denominadas transmisores. Existen diferentes tipos de transmisión química: neuro-
crina, neuroendocrina, endocrina, paracrina y autocrina. Transmisión Neurocrina: Es la que ocurre
en el sistema nervioso a través de la liberación de sustancias químicas denominadas neurotransmi-
sores, al espacio intersináptico y que se une a un receptor post-sináptico modificando la actividad
metabólica de la célula post-sináptica. Transmisión Endocrina Es la que ocurre en el sistema endo-
crino a través de la liberación de sustancias químicas denominadas hormonas, que actúan a distan-
cia sobre una célula efectora. Transmisión Neuroendocrina: Es la que ocurre por la liberación de
sustancias químicas (neurohormonas) en los terminales nerviosos hacia la circulación, y actúan a
distancia sobre una célula efectora. El ejemplo clásico es la secreción de las neurohormonas (hor-
monas liberadoras e inhibidoras) del hipotálamo a la eminencia media y que a través de la vía san-
guínea porta-hipofisiaria se van a trasladar a la adenohipófisis (hipófisis anterior) donde van a ac-
tuar. Transmisión paracrina. Es la transmisión que ocurre entre dos células adyacentes, donde una
de las células secreta la sustancia (parahormona), que actúa por difusión en la célula vecina modifi-
cando su función. Se le conoce también como control local. En este caso no hay participación de la
vía sanguínea. Bajo este sistema de transmisión se puede regular la acción de una hormona aumen-
tando o disminuyendo su acción. Transmisión autocrina: Es cuando una sustancia química actúa so-
bre la misma célula que la produce para regular su secreción. Las principales glándulas que compo-
nen el sistema endocrino humano incluyen: el hipotálamo, la hipófisis, la glándula tiroides, las glán-
dulas paratiroideas, las glándulas suprarrenales, la glándula pineal, las glándulas reproductoras (que
incluyen los ovarios y los testículos. El hipotálamo: un conjunto de células especializadas ubicado
en la parte central inferior del cerebro, es el principal nexo de unión entre los sistemas endocrino y
nervioso. Las células nerviosas del hipotálamo controlan el funcionamiento de la hipófisis, segre-
gando sustancias químicas que bien estimulan o bien inhiben las secreciones hormonales de esta úl-
tima glándula. La hipófisis, se considera la parte más importante del sistema endocrino. Se suele de-
nominar la "glándula maestra" porque fabrica hormonas que regulan el funcionamiento de otras
glándulas endocrinas. La fabricación y secreción de hormonas hipofisarias puede verse influida por
factores como las emociones y los cambios estacionales. A tal efecto, el hipotálamo envía informa-
ción procesada por el cerebro (como la temperatura medioambiental, los patrones de exposición so-
lar y los sentimientos) a la hipófisis. La diminuta hipófisis se divide en dos partes: el lóbulo anterior
y el lóbulo posterior El lóbulo anterior regula la actividad de las glándulas tiroidea, suprarrenales y
reproductoras, y produce diversas hormonas, entre las que cabe destacar: la hormona del creci-
miento, que estimula el crecimiento óseo y de otros tejidos corporales y desempeña un papel impor-
tante en la utilización de los nutrientes y minerales la prolactina, que activa la producción de leche
en las mujeres que dan el pecho la tirotropina, que estimula a la glándula tiroidea a producir hormo-
nas tiroideas la corticotropina, que estimula a las glándulas suprarrenales a producir determinadas
hormonas. La hipófisis también segrega endorfinas, unas sustancias químicas que actúan sobre el
sistema nevioso reduciendo la sensación de dolor. Además, la hipófisis segrega hormonas que esti-
mulan a los órganos reproductores a fabricar hormonas sexuales. La hipófisis también controla la
ovulación y el ciclo menstrual en las mujeres. El lóbulo posterior de la hipófisis libera la hormona
antidiurética, también denominada vasopresina, que ayuda a controlar el equilibrio entre agua y sa-
les minerales en el organismo. El lóbulo posterior de la hipófisis también produce oxitocina, que
desencadena las contracciones uterinas necesarias para dar a luz. La glándula tiroidea:ubicada en la
parte anterior e inferior del cuello, tiene forma de pajarita o mariposa y produce las hormonas tiroi-
deas tiroxina y triiodotironina. Estas hormonas controlan la velocidad a la cual las células queman
el combustible de los alimentos para producir energía. La producción y liberación de hormonas ti-
roideas está controlada por la tirotropina, secretada por la hipófisis. Cuantas más hormonas tiroideas
haya en el torrente sanguíneos de una persona, más rápidamente ocurrirán las reacciones químicas
que tienen lugar en su organismo. ¿Por qué son tan importantes las hormonas tiroideas? Por diver-
sos motivos; por ejemplo, ayudan a crecer y desarrollarse a los huesos de los niños y jóvenes y
desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso en los niños.
Las glándulas paratiroideas: Pegadas a la glándula tiroidea, hay cuatro glándulas diminutas que fun-
cionan conjuntamente denominadas glándulas paratiroideas. Liberan la hormona paratiroidea, que
regula la concentración de calcio en sangre con la ayuda de la calcitonina, fabricada por la glándula
tiroidea. Los glándulas suprarrenales En el cuerpo humano también hay dos glándulas suprarrena-
les, de forma triangular, una encima de cada riñón. Las glándulas suprarrenales constan de dos par-
tes, cada una de las cuales fabrica distintas hormonas y desempeña distintas funciones. La parte más
externa, la corteza suprarrenal, produce unas hormonas denominadas corticoesteroides, que contri-
buyen a regular el equilibrio entre sales minerales y agua, la respuesta al estrés, el metabolismo, el
sistema inmunitario y el desarrollo y la función sexuales. La parte más interna, la médula suprarre-
nal, produce catecolaminas, como la adrenalina. También denominada epinefrina, esta hormona
eleva la tensión arterial y la frecuencia cardiaca en situaciones de estrés. La glándula pineal La
glándula pineal se encuentra justo en centro del cerebro. Secreta melatonina, una hormona que pro-
bablemente influye en que tengas sueño por las noches y te despiertes por las mañanas. Las góna-
das: son la principal fuente de hormonas sexuales. La mayoría de la gente no piensa en ello, pero
tanto los hombres como las mujeres tienen gónadas. En los hombres, las gónadas masculinas, o tes-
tículos, se encuentran en el escroto. Segregan unas hormonas denominadas andrógenos, la más im-
portante de las cuales es la testosterona. Estas hormonas indican a los chicos cuándo ha llegado el
momento de iniciar los cambios corporales asociados a la pubertad, incluyendo el crecimiento del
pene, el estirón, el cambio de voz y el crecimiento de la barba y del vello púbico. En colaboración
con otras hormonas secretadas por la hipófisis, la testosterona también indica a los chicos cuándo ha
llegado el momento de producir esperma en los testículos. Las gónadas femeninas, los ovarios, se
encuentran dentro de la pelvis. Producen ovocitos y secretan las hormonas femeninas: el estrógeno
y la progesterona. El estrógeno indica a las chicas cuándo tienen que iniciar los cambios corporales
asociados a la pubertad. Durante esta etapa del desarrollo, a las chicas les crecen los senos, empie-
zan a acumular grasa en caderas y muslos y experimentan un estirón. Tanto el estrógeno como la
progesterona participan también en la regulación del ciclo menstrual y desempeñan un papel impor-
tante en el embarazo. A pesar de que las glándulas endocrinas son las principales productoras de
hormonas, algunos órganos que no forman parte del sistema endocrino –como el cerebro, el cora-
zón, los pulmones, los riñones, el hígado y la piel– también producen y segregan hormonas. El pán-
creas forma parte tanto del sistema de secreción hormonal como del digestivo porque también pro-
duce y secreta enzimas digestivas. Este órgano produce dos hormonas importantes: la insulina y el
glucagón. Ambas colaboran para mantener una concentración estable de glucosa, o azúcar, en san-
gre y para abastecer al cuerpo de suficiente combustible para que produzca la energía que necesita y
mantenga sus reservas de energía. Receptores: Muchas células son expuestas a las hormonas, sin
embargo, sólo algunas responden. De esto nace el concepto de especificidad. Tal especificidad de la
acción hormonal parece residir en la presencia de receptores en el órgano blanco que pueden reco-
nocer específicamente su señal. Se ha comparado este proceso, como aquel que ocurre entre la llave
y su cerradura. Los receptores son proteínas cuyo número y afinidad pueden modificarse de
acuerdo a las circunstancias. Estos pueden ser de membrana, citoplásmicas y nucleares. Por lo gene-
ral tienen receptores de membrana aquellas hormonas que por su tamaño no pueden entrar a la cé-
lula o aquellas que por su poca liposolubilidad tampoco lo pueden hacer. Las proteínas no pueden
atravesar la membrana por su tamaño, en tanto que los esteroides que son moléculas pequeñas y li-
posolubles si la atraviesan. Las hormonas amínicas (serotonina, dopamina), peptídicas (GnRH) y las
proteicas se unen a receptores de membrana, y las hormonas esteroidales lo hacen a receptores in-
tracelulares. Recientemente se ha demostrado que algunos sistemas celulares tienen receptores de
membrana para los esteroides; por ejemplo el espermatozoide tiene receptores de membrana para
progesterona. Los receptores de los andrógenos pertenecen a una superfamilia de receptores nuclea-
res que emplean mecanismos genéticos complejos para controlar el desarrollo y las funciones de los
tejidos “blanco”. Los receptores de andrógenos activan o reprimen la transcripción de genes a través
de su asociación a segmentos específicos del DNA (Elemento de Respuesta) y/o proteínas. Las hor-
monas que actúan a través de receptores de membrana activan la formación de un segundo mensa-
jero, que lleva el mensaje de la hormona al interior de la célula para la elaboración de la respuesta
biológica o acción hormonal. En la membrana plasmática existe también un tipo de receptores que
son tirosinas kinasas. En este tipo de receptores se unen la insulina, el factor de crecimiento similar
a insulina (IGF), y el factor de crecimiento epidermal (EGF). De lo anterior se deduce que la hor-
mona se constituye en el primer mensajero. En algunos casos es necesario que la hormona se una
previamente a una proteína ligadora que circula en sangre y sólo después de esta unión se puede ac-
tivar el receptor de membrana. En estos casos se considera a la proteína ligadora como el receptor
extracelular. Este es el caso para la proteína ligadora de hormona del crecimiento y en algunos ca-
sos para la globulina ligadora de hormonas sexuales (SHBG) .El control de las concentraciones hor-
monales en sangre es determinante para el correcto funcionamiento de los sistemas de un orga-
nismo, y para procesos tales como el desarrollo embrionario, la diferenciación celular y el inicio de
la vida reproductiva durante la pubertad y adolescencia. Este control estará dado por mecanismos de
retroalimentación hormonal (feedbacks), los cuáles operarán aumentando y/o disminuyendo la con-
centración de determinadas hormonas en la sangre, dependiendo de las necesidades del organismo.
Estos son 3 y operan de la siguiente manera: Retroalimentación negativa: es el mecanismo de regu-
lación hormonal más común y generalizado en el sistema endocrino. Cuando una glándula co-
mienza a secretar hormonas al torrente sanguíneo y estas llegan y mediante una respuesta hormonal
en sus células blanco, la misma respuesta “informa” a la glándula que ya no se requiere de más se-
creción hormonal, por lo que la glándula cesa la liberación de estas. Retroalimentación positiva:
mecanismo de acción contrario al negativo, presente en ciclos hormonales específicos como el de la
hormona oxitocina (respuesta hormonal: contracciones uterinas). Cuando la glándula (para el ejem-
plo, hipófisis) secreta oxitocina y esta actúa sobre su blanco (paredes uterinas), se produce la res-
puesta hormonal en forma de contracciones uterinas. Esta respuesta “informa” a la hipófisis que se
requiere aún más oxitocina para incrementar la constancia y fuerza de las contracciones, por lo que
se libera aún más hormona. Este mecanismo es vital para que los partos sean exitosos. Retroalimen-
tación anticipatoria: mecanismo de acción que opera en “situaciones límite” o de alto estrés. Posee
una fuerte impronta nerviosa donde, el organismo se prepara para el escape, miedo o ataque. Las
glándulas comienzan a liberar hormonas antes de que se ejecute un estímulo concreto que gatille
esta liberación, de modo que el organismo está basalmente preparado para remontar una respuesta
hormonal de manera más rápida. La secreción hormonal es regulada por estímulos directos y por
mecanismos de retroalimentación. Los sistemas hormonales se integran en ejes donde hay un sis-
tema de regulación superior, conformado por el sistema nervioso central (SNC), que a través de una
regulación neurocrina actúa sobre el hipotalálamo. El hipotálamo es la glándula maestra a partir del
cual se desarrolla la integración con la hipófisis. Esto quiere decir que el SNC, el hipotálamo y la
hipófisis son comunes para todos los ejes de regulación hormonal; a partir de la hipófisis se diversi-
fican las funciones.
Enrique G, El sistema endocrino, 1ª edición, Medellín Colombia, editorial universidad de Antio-
quia, PP: 442-465;2006.

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