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MÓDU

LO

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ESTUDIO BÍBLICO DE LA CARTA A LOS
ROMANOS
La prueba de la culpa universal (Romanos 3:9-20)
LA DEMOSTRACIÓN (v.10-18)
Las tesis humanas pueden ser rebatidas, pero lo inalterable es siempre la Palabra inspirada de
Dios. Esa es la causa por la que el apóstol apela ahora a la Escritura para sostener la verdad de
la universalidad del pecado. De un modo muy característico en la Epístola hace alusión al texto
bíblico como aquello que está escrito. No es, por tanto, algo nuevo, no se trata de un invento
humano, ni razonamiento paulino, es algo predicado en nombre de Dios a lo largo del tiempo.

Mediante las citas bíblicas, el apóstol va a demostrar la evidencia de la acusación anterior. La


Escritura expresa la verdad suprema como palabra inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16), por lo
que es inapelable en sus manifestaciones. La Palabra actuará en tres modos al acusar al
pecador: Lo hará como un fiscal (v. 10-12); como un médico (v. 13-15) y como un historiador (v.
16-18). En las referencias bíblicas que siguen, aparecen catorce evidencias de la universalidad
del pecado.

LA APLICACIÓN (v.19-20)

Nadie puede justificarse, por cuanto nadie es capaz de cumplir la Ley de Dios. El resumen de la
ley pone de manifiesto esa incapacidad. La función de la ley, que es dar "el conocimiento del
pecado", haciéndolo en tres formas: 1) Manifestando aquello que Dios aprueba y lo que reprueba.
2) Poniendo de evidencia la esterilidad del esfuerzo humano por cumplirla. 3) Dictando sentencia
condenatoria sobre el transgresor. De tal manera que la Ley quebrantada, sólo puede condenar.
De otro modo, la Ley enseña al hombre a comprender que es pecador.

Los judíos que están bajo la ley, como los gentiles que no tienen ley (Romano 2:12). Todos los
hombres son, por tanto, injustos, y es imposible que la práctica en el cumplimiento de los
mandamientos de la Ley, pueda ser considerada como una acción de restitución por el que se
eliminaría la responsabilidad penal del pecado. La Ley no tiene capacidad justificativa alguna,
como se enseñará más adelante (Romanos 8:3). En cierta medida solo serviría para poner de
manifiesto a quien fuese realmente justo (Romanos 2:14), inexistente absolutamente (Romanos
3:10). Se desprende, pues, que las obras de la Ley no cuentan en la justificación porque todos los
hombres sin excepción son pecadores y, además, la justificación del pecador no es asunto de la
Ley.
PARA DIALOGAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS PEQUEÑOS

Los judíos se apoyaban en la ley. Hoy en día, también muchas sectas y personas sinceras
piensan defenderse delante de Dios cumpliendo con algunas normas. Algunos se basan en los
diez mandamientos o el sermón del monte. Otros siguen reglas que otros hombres han inventado.
¿Qué nos enseña este pasaje acerca de este intento? ¿Qué resultado se logrará?

Estudio desarrollado por el departamento de Formación Cristiana


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