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derecho humano de naturaleza política cuyo ejercicio se concreta por diferentes medios, cumpliendo un deber
individual o estableciendo un principio organizativo dela Administración Pública.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y POLÍTICA: Según el Proyecto de Ley Orgánica de Participación Ciudadana (2005),
el principio de participación ciudadana se relaciona directamente con los conceptos de ciudadanía, gestión
pública, la relación entre la sociedad civil y el Estado. El término participación se utiliza en el sentido de lo que
representa el tomar parte (Pars y capio) de la cosa pública en la gestión de lo colectivo. Siendo la cosa pública (res
pública) lo que afecta a la sociedad en su conjunto, y el término gestión un sinónimo de intervención, interés,
preocupación, fuera de su orientación en el campo organizacional. El fortalecimiento de la participación
ciudadana debe asegurar la capacidad de los ciudadanos de intervenir en “lo público” y este derecho sólo es
posible si se promueve una nueva articulación de Estado, sociedad civil y ciudadanos, siendo el gobierno a nivel
de las localidades el más propicio para así promover estos procesos de participación. La gran dificultad que existe
actualmente sobre la representatividad y legitimidad de las democracias representativas como sistema de
gobierno demandó otras formas de participación en el trabajo político de cara al Estado, y que abrió espacios a
distintos liderazgos políticos a través de nuevas herramientas jurídicos entre las que se pueden mencionar: la Ley
de Descentralización, Ley Orgánica de Régimen Municipal, y todo lo concerniente a la participación ciudadana en
las Constituciones de 1961 y 1999 de Venezuela, así como la Ley de los Consejos Locales de Planificación Pública,
la Ley de Contralorías, entre otros. Ahora bien, según el Proyecto de Ley Orgánica de Participación Ciudadana
(2005), la positiva mediación de la sociedad civil en las políticas públicas supone una serie de condiciones mínimas
sin las cuales la participación ciudadana sería imposible, entre ellas: a) un sistema de efectivas libertades civiles y
políticas; b) el acceso popular a la información; c) un federalismo sólido; d) una adecuada descentralización
político administrativa; e) el funcionamiento de las instituciones democráticas; y f) las expectativas, deseos y
voluntades de los ciudadanos.
FORMAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y POLÍTICA: Prats (1992; citado por Camacho, 1999) distingue la forma
en que la ciudadanía participa en: participación-reivindicación, participación-control y participación-gestión. Estas
se pueden entender de la siguiente manera:
- Formas pasivas: las formas pasivas de participación de los ciudadanos encierran la trabajo de los funcionarios
públicos para comunicar a la colectividad de los problemas y de los planes para resolverlos, así como para
establecer qué percepción tienen la sociedad respecto de los problemas y así como su opinión acerca de los
planes y opciones. Los burócratas suelen recurrir a las formas pasivas de participación ciudadana, para lograr el
apoyo del público hacia los proyectos que esperan llevar a cabo.
- Formas activas: son aquellas, en las que los ciudadanos participan de modo directo en la organización o en la
gestión pública, participación esta que se puede expresar de manera individual (derecho a solicitar información o
a optar a cargos públicos, por ejemplo) y de manera colectiva (grupos de interés, sectores laborales, partidos
políticos, entre otros).
PARTICIPACION DE LA MUJER EN VENEZUELA: La historia de las mujeres en Venezuela combina la acción política
con la experiencia de postergación e invisibilidad. Habiendo participado activamente en las luchas por la
independencia, el accidentado proceso político, caracterizado hasta 1958 por dictaduras y represión, impulsó a
grupos femeninos significativos a la acción rebelde y con frecuencia clandestina. Su aporte a la construcción de las
instituciones políticas y sociales del país fue innegable. Sus organizaciones surgieron antes que los partidos que
dieron estabilidad al sistema político y sus propuestas fueron tempranamente incorporadas al quehacer estatal.
Obtuvieron el derecho a voto sólo en 1947, tras años de reivindicación, y su ascenso a posiciones de poder se
apoya en su temprana articulación, en la emergencia, constitución y consolidación del modelo democrático
partidista y en el aumento de la calidad y cuantía de su formación por su incorporación masiva al sistema
educativo. Las mujeres venezolanas han modificado en forma apreciable sus características sociodemográficas en
los últimos decenios: ahora son principalmente jóvenes-adultas (en vez de jóvenes, como en los años cincuenta),
han acentuado su carácter tempranamente urbano y han reducido a la mitad el número promedio de hijos que
tienen durante su vida fértil (tenían seis hace cuatro décadas). Como se sabe, este perfil basado en cifras
promedio -útil para su comparación con el de los hombres- presenta diferencias según sectores. Ciertamente,
este crecimiento ha tenido lugar modificando sólo lentamente la segmentación profesional: las mujeres siguen
ocupándose básicamente en el sector servicios, principalmente en calidad de empleadas de oficina y comercio o
como empleadas de servicios sociales y personales. Destaca, sin embargo, la apreciable proporción de
venezolanas que se ocupan como técnicas y profesionales: cerca de un cuarto de la fuerza laboral femenina. Por
otra parte, si bien la presencia femenina ha sido baja en cargos de representación y en el Poder Ejecutivo, sus
reivindicaciones se han legitimado progresivamente a partir de la acción concertada de mujeres de partidos
políticos, de organizaciones sociales y en cargos públicos. En 1979 tuvieron una primera Ministra de Estado para
la Incorporación de la Mujer al Desarrollo y en 1989 la segunda. Desde ese año disponen de una Comisión
Bicameral de los Derechos de la Mujer en el Parlamento; desde 1990 de una Oficina de Atención a los Derechos
de la Mujer en el Ministerio Público; en 1992 se creó mediante ley el Consejo Nacional de la Mujer; y
recientemente, en septiembre de 1993, fue promulgada una Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer que
pretende la eliminación de toda discriminación en su contra. También han obtenido cuotas mínimas para los
cargos directivos en varios partidos. En el ámbito de la acción social colectiva de mujeres, Venezuela cuenta con
organizaciones, centros académicos, organismos no gubernamentales de acción social, casas de la mujer,
organizaciones políticas y asociaciones gremiales y profesionales. Con una Coordinadora de Organizaciones No
Gubernamentales de Mujeres ha logrado articular demandas y movilizarse por cambios legislativos destacando la
Ley Orgánica del Trabajo aprobada en 1990 y la leyes antes mencionadas.
MUJERES DESTACADAS EN LA POLITICA VENEZOLANA: Uno de los temas de mayor insistencia en la opinión
pública de los medios internacionales con respecto a los derechos humanos es el de la igualdad de géneros. Es
increíble cómo determinados sectores de la opinión venezolana emiten declaraciones en desmedro del papel que
la mujer venezolana ha venido desempeñando en la gestión pública. Venezuela, lo podemos asegurar con todo
énfasis, es el país donde prevalece el mayor respeto por lo igualdad de género en lo más altos cargos de las
funciones públicas; así, el género femenino aparece en posición estelar en varios de ellos. Veamos:
Asamblea Nacional: Su directiva está compuesta íntegramente por hombres. Es el único Poder Público dominado
por la oposición. Con los años, la incorporación de la mujer en la gestión pública ha venido en aumento y cada vez
recibe más oportunidades, a la vez que ellas mismas reclaman su participación mediante la efectividad y
eficiencia de sus trabajos. En este momento, aunque en este período la participación de las mujeres disminuyó, se
mantiene por encima del 20 por ciento.
Tribunal Supremo de Justicia. Preside este importantísimo Poder Público una dama, la Dra. Gladys Gutiérrez. El
órgano está integrado por 32 magistrados, de los cuales 16 son damas y 16 hombres. De las seis salas, tres están
presididas por damas y tres por hombres.
Poder Ejecutivo. Está Presidido por Nicólas Maduro, Jefe del Estado. De su gabinete Ejecutivo participan nueve
mujeres, a saber: Iris Varela, Blanca Eckout, Aloha Núñez, Luisana Melo, Carmen Meléndez, Érika Farías, Marleny
Contreras, Lorena Freites y Delcy Rodríguez. Durante la presidencia del Comandante Hugo Chávez: Carmen
Meléndez, Edmée Betancourt, Mary Pily Hernández, Victoria Mata, Yadyra Córdova, Maryann Hanson, María
Eugenia Sader, María Cristina Iglesias, Elsa Gutiérrez, Isis Ochoa, Nancy Pérez, Jacqueline Faría, Cilia Flores. Otras
más pertenecieron al primer, segundo y tercer gabinetes del Comandante, sumando en total más de treinta
damas.
Durante la segunda presidencia del Dr. Rafael Caldera, 1994-1998, solo fueron llamadas por breves períodos las
Dras. Maritza Izaguirre y Mercedes Pulido de Briceño; mientras que durante su primera presidencia solo la dra.
Haydée Castillo. En los dos gabinetes de Carlos Andrés Pérez, en tanto, fueron llamadas las doctoras Eglée Iturbe
de Blanco, Imelda Cisneros, Armida Quintana, Marisela Padrón, Senta Essenfeld, Fanny Bello, Beatrice Rangel
Mantilla, Mabely de León Ponte y Teresa Albánez.
El Consejo Nacional Electoral lo preside la dra. Tibisay Lucena, y de los cinco directores, cuatro son mujeres.
Asimismo, son numerosas, y en cantidades cada vez más importantes, las mujeres que ocupan cargos públicos.
Tanto en calidad de Gobernadoras de estados, como Alcaldesas, diputadas y concejalas, las mujeres venezolanas
están presentes de manera creciente.
Recientemente, de siete personas que conformaron la delegación de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas, siete eran damas, y entre ellas la Canciller Delcy Rodríguez. Y en un futuro próximo
avizoramos que esta importancia se acrecentará, dado que más del 65 por ciento del estudiantado universitario
está conformado por mujeres. Y en las actividades más vivas de la República, en cada uno de sus espacios, allí
están las mujeres como emprendedoras, empresarias, editoras, investigadoras, científicas, rectoras, decanas,
directoras de escuelas primarias, secundarias, facultades, de hospitales, de clínicas, en el cuerpo diplomático, en
la fuerza armada, en la policía, en el cuerpo de bomberos, en la defensa del ecosistema, en fin, en toda la gama
de la actividad humana.
En la lucha por la participación comunitaria, en los Consejos Comunales, en las Comunas, nuestras mujeres llevan
la voz cantante. Están incorporadas de manera muy activa en todos los sectores productivos del país. La mayor
cuota de damas son hoy médicas egresadas de nuestras universidades, copan las aulas de los postgrados y
significan un valioso soporte para el mejoramiento del nivel de vida, de los niveles de bienestar de la población
venezolana. Constituyen prácticamente la inmensa mayoría de arquitectos, de economistas, administradores,
contadores, el noventa por ciento de la profesión de odontólogos del país, y en la carrera del derecho, de las
ciencias jurídicas y de la ciencia política, han desplazado abruptamente a los hombres.
Como docentes, constituyen la gran mayoría en todos los niveles del sistema educativo venezolano: pre-escolar,
primaria, secundaria y en estudios de tercero y cuarto nivel.
PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN EL MUNDO: la participación laboral de la mujer en la sociedad, más allá del
núcleo familiar, no es prioritaria para todas las mujeres. Hay muchas mujeres que hacen foco en su rol de madres
y se dedican de lleno a su familia sin realizar ningún trabajo profesional fuera del hogar. Aquí es importante hacer
una mirada diferente y destacar que la mujer administra una empresa llamada HOGAR. En dicha empresa, se
requiere de finanzas, de cumplimiento de horarios, de actividades concretas, de educación, de tolerancia, de
integración de equipo, de servicio, de conocimientos, de motivación, de pasión, etc. El problema es que la
sociedad no valora esta gran tarea, ya que asume que ser madre y eje del hogar es prácticamente una obligación
de la mujer adquirida por el mero hecho de ser mujer, y que esta tarea no es remunerada como cualquier otra
actividad. Las mujeres de hoy se desenvuelven y se desarrollan en un medio que estimula la persecución de
nuevas metas, por lo cual, muchas veces se debaten entre la procreación y la administración del hogar y la
necesidad de crecimiento personal. Si trabajan, se debaten entre la culpa por la disminución del tiempo con su
familia y la lucha por crecer en un universo laboral que les demanda atención completa, llevando a la mujer a un
nivel de autoexigencia enorme para sostener los pilares del trinomio hijos, pareja y trabajo. Hablamos de los roles
de la mujer en la sociedad actual: madre, esposa o pareja, trabajadora, administradora y sostén emocional del
hogar, pero no debemos olvidar que el primer rol de la mujer en la sociedad es justamente ser mujer, con su
identidad y su femineidad, es no adoptar características masculinas para ser más aceptada en un mundo en el
que todavía existen desigualdades de oportunidades.