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Los tres términos que dan título a este artículo son, en ocasiones, tomados como sinónimos (o
casi), y en otras, confundidos unos con otros. En realidad, el término de SCM (Supply Chain
Management/Gestión de la Cadena de Suministros) engloba a los dos anteriores.
La logística moderna.
I. CONCEPTO
El ámbito de gestión de la logística de distribución engloba todas las actividades en las que se
materializa el flujo de productos e información desde que se encuentran listos para su venta,
por la finalización de su fabricación, hasta que se ponen a disposición del cliente. Para ello, se
ocupa de gestionar: a) el transporte: acarreando la mercancía y entregándola el cliente, b) el
almacenaje: guardando la mercancía y manipulándola para componer las unidades de carga en
que ha de ser transportada, c) el stock: administrándolo para saber qué se ha de reponer
(momento del pedido al proveedor, tipo de producto y cantidad a pedir) y, d) la información:
procesándola según que venga del departamento comercial al concretarse en un pedido o del
propio cliente por razón de una reclamación presentada. Todos estos ámbitos de gestión
generarán unos costes por su desempeño que pueden venir expresados en euros por tonelada
o metro cúbico transportado, por pallet almacenado, por pedido preparado o por el dinero
invertido en el stock, entre otros. No obstante, la tendencia a la hora de interpretar los costes
logísticos es hacia su conversión de costes fijos a costes variables, mediante el recurso a los
especialistas denominados operadores logísticos.
La distribución física pasa a convertirse en uno de los atributos intangibles de los productos
que pueden afectar positiva o negativamente a su percepción por el mercado (un producto
con una buena relación calidad-precio puede perder esa ventaja si continuamente faltan
existencias en los comercios donde se vende). De aquí que este ámbito de gestión tenga cada
vez más importancia en las empresas al margen de su papel en la dirección de Marketing como
integrante de una de las cuatro variables de acción comercial: la Distribución Comercial. Así, no
sólo es fuente de beneficios al actuar como instrumento incentivador de las ventas, sino que
también es fuente de ahorro, ya que su eficiente gestión puede reducir sus costes (del stock,
de transporte...), pero también los que se derivan de los pedidos que se cancelan por no
cumplir con los plazos de entrega.
Hay una serie de elementos de servicio al cliente sobre los que gira la logística comercial y de
los que dependerá el éxito de su prestación:
a) El tiempo de entrega: es el período de tiempo que transcurre desde que se realiza el pedido
hasta que se le entrega al cliente. Éste debe saber con exactitud a partir de cuándo va a poder
disponer de su mercancía.
b) Fiabilidad: el pedido se entrega correctamente, sin fallos y en plazo. Una medida habitual a
la hora de determinar el nivel de servicio logístico es:
Si hay un porcentaje de servicio del 90 por ciento significa que en 10 por ciento de las
ocasiones no se han servido los pedidos demandados (cliente insatisfecho y posible pérdida de
este).
I. CONCEPTO
La Distribución Comercial es un concepto amplio que tiene dos acepciones principales según su
ámbito, esto es, la Distribución Comercial como sector de la economía, por un lado; o bien
como un proceso empresarial, por el otro.
Como sector económico, la Distribución Comercial es el nexo entre los centros de producción y
los centros de consumo, a través del que se superan las diferencias o desajustes entre estos
orígenes y destinos de los productos. La Distribución Comercial aproxima la oferta de las
empresas con su demanda, siendo los responsables de esta aproximación los intermediarios
comerciales que frente a las empresas del sector productivo o industria conforman las
empresas comerciales o de la intermediación comercial, que a su vez pueden ser distribuidores
y no distribuidores. Los distribuidores integran a los comerciantes, que llegan a adquirir la
propiedad de las mercancías que revenden (mayoristas y minoristas); mientras que en los
segundos no es así, ya que se limitan a representar al fabricante en la venta de su mercancía a
cambio de una contrapartida variable sobre el montante de la operación (agentes
comerciales).
En España, la Distribución Comercial es un sector clave, no ya sólo por las consecuencias que
pueden derivarse de un sistema de distribución ineficiente o poco competitivo; sino porque su
peso específico dentro del sistema económico le convierte en un sector estratégico .
- Utilidad del lugar: permite el acercamiento físico entre los puntos de fabricación y los de
consumo. Las prendas de ropa o los juguetes fabricados en China hay que llevarlos al resto del
mundo; por tanto, tienen que transportarse.
La estructura de la distribución comercial tiene dos dimensiones, según que los flujos
generados en sus canales de distribución tengan un contenido transaccional o logístico:
a) Canal o dimensión transaccional: compuesto por los flujos destinados a potenciar las
transacciones comerciales a lo largo del canal. Dichos flujos conforman la intermediación
comercial y tienen el cometido de transmitir la propiedad del objeto de la distribución (bienes
y servicios).
- Flujo financiero: los aplazamientos de pago entre las empresas se convierten en mecanismos
financiadores del canal, ya que frecuentemente el fabricante cobra del distribuidor mucho
después de entregarle la mercancía). Incluso aunque no fuera así, el fabricante puede disponer
de fondos antes de que el consumidor adquiera sus productos gracias al distribuidor. Además,
con las tarjetas de crédito los consumidores finales pueden fraccionar los pagos de sus
compras.
- Flujo de riesgo: con la transmisión de la mercancía tiene lugar la del riesgo de llevarse a cabo,
bien sea por la depreciación de los productos, descenso de demanda, bajadas de precios o
deterioro de los productos.
- Flujo de transporte: permite el desplazamiento de los productos entre los diferentes destinos
del canal (fábricas, almacenes, puntos de venta y residencia del consumidor final). En la
ejecución de este flujo juega un papel muy importante la subcontratación de entidades
especializadas (agencias de transporte y operadores logísticos).
• Las características del producto: precio, complejidad técnica, tamaño, fase del ciclo de vida
en que se encuentra, perecibilidad, frecuencia de compra y posicionamiento. Con todo ello se
podrá determinar el nivel de servicios necesario para atender al cliente.
También es relevante decidir sobre la cobertura del canal o grado de presencia del producto
del fabricante en los canales seleccionados. Los productos se pueden vender a través de
muchos establecimientos (distribución intensiva), a través de subgrupos escogidos de
establecimientos (distribución selectiva) o a través de un sólo punto de venta por área definida
de mercado (distribución exclusiva).
La distribución selectiva implica seleccionar los mejores establecimientos para la venta del
producto en cada zona. Es una alternativa adecuada para los productos de compra reflexiva,
diferenciados, en los que se hace un esfuerzo de búsqueda para comparar calidades y precios
en varios comercios. El fabricante busca concentrar los esfuerzos en su segmento objetivo,
ejerciendo un control sobre el canal. Por ejemplo, una camiseta de más de 60 euros que lleva
un crack que juega en un equipo de fútbol seguramente se encontrará en unas pocas tiendas
de deporte especializadas, en tiendas propias o en grandes almacenes por secciones de alta
categoría. Limitando el número de establecimientos a unos cuantos de prestigio el fabricante
busca mantener la imagen de marca de sus productos, poner a disposición de los clientes su
línea completa de ropa y ejercer la supervisión de los precios de venta.
Si se utilizan canales de distribución indirectos la empresa tiene que escoger los intermediarios
que van a actuar más eficientemente en el proceso de colocación de sus productos en el
mercado. Los factores determinantes en la elección del canal son la referencia de los criterios
que van a servir para seleccionar los intermediarios: ¿cuánto vende y cuanto me cuesta
atenderle?, ¿qué zona geográfica cubre?, ¿qué niveles de existencias mantiene? ¿qué
compromisos contrae en cuanto a servicios?, ¿mantiene algún conflicto con otro miembro del
canal?. En la selección de los intermediarios es preciso investigar acerca de los candidatos a
intermediarios, aunque el grado de investigación es función del riesgo que lleve aparejado su
designación (cuando se ofrezca una relación contractual a largo plazo habrá que preocuparse
de estudiar minuciosamente la calificación crediticia y la política de ventas del distribuidor -
caso de los franquiciadores respecto a los franquiciados- o cuando la imagen del producto esté
en juego también habrá que ser muy prudente a la hora de seleccionar a uno que la asegure).
Documentación
• Ley 3/2004, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las
operaciones comerciales, de 29 de diciembre.
• Directiva 1999/44 del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre determinados aspectos de la
venta y las garantías de los bienes de consumo, de 25 de mayo.
• Directiva 98/6 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a la protección de los
consumidores en materia de indicación de los precios de los productos ofrecidos a los
consumidores, de 16 de febrero.
• Reglamento 852/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativo a la higiene de los
productos alimenticios, de 29 de abril.
Libros
• Labajo, Victoria. Trade Marketing. La gestión eficiente de las relaciones entre fabricante y
distribuidor, Pirámide, 2007.
• Liria, Eduardo. Triunfar vendiendo a los líderes de la distribución mundial, ESIC, 2001.
• Sainz de Vicuña Ancín, José María. La distribución comercial: opciones estratégicas, ESIC,
2001.
• Soret de los santos, Ignacio. Logística y Marketing para la Distribución Comercial. ESIC, 1999.
• Stern, Louis, El-Ansary, Adel, Coughlan, Anne, Cruz Roche, Ignacio. Canales de
Comercialización, Prentice-Hall, 1998.
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