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La Madurez Ética y Moral en el Desempeño del Trabajador Publico

Cristian Custodio

La madurez ética y moral es un proceso por el cual las personas van creciendo en

su formación como seres humanos, proceso por el cual la persona es cada vez más única y

capaz de actuar, de manera que pueda tomar decisiones o elegir de acuerdo con una serie

de valores morales, pero todo esto no sería posible si es que no podemos tener una

referencia ética total mente clara.

Albert Einstein decía que “La madurez comienza a manifestarse cuando sentimos

que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”. Y no estaba

lejos de la realidad, pues el hombre cuando actúa lo hace como una unidad consciente,

voluntaria, libre y responsable, pero el modo de actuar ha de estar regulado por una serie de

valores que le dan la cohesión y la coherencia necesaria para que el proceso de madurez sea

ascendente y no vaya degradándose.

Es ahí cuando nos cuestionamos que es lo que pasa en américa latina, cuando vemos

que en la encuestas, una de las regiones del mundo que tiene mayores índices de

corrupción, es la nuestra, la cual la entendemos como la utilización del poder y los recursos

públicos o privados para beneficio personal o de un grupo (Emmerich, 2004).

Es por eso cuando hablamos del desempeño en la organización , debemos

desarrollarlo bajo el marco de los programas que puedan desempeñar estos, la cual señala

que la evaluación es la medición sistemática de la operación o impacto de un programa o

política pública, comparada con estándares implícitos o explícitos en orden a contribuir a su

mejoramiento (Weiss,1998).

Por otra parte podemos buscar el mejoramiento al cual se aspira va de la mano de

los valores que podamos tener cuando realizamos nuestro trabajo, Según opinan García y
Dolan (1997), los valores éticos son estructuras, del pensamiento que se mantienen

preconfigurados en el cerebro humano; identificados como, honestidad, lealtad, solidaridad,

responsabilidad, respeto de los derechos humanos, entre otros. Estos valores se practican en

relación con las demás personas, y al incorporarlos, si no se traducen en conductas

consecuentes tienden a generar sentimientos de culpabilidad o, al menos, de malestar

consigo mismo.

Es por eso que el tema del desempeño cobra una importancia mayor en la medida

que a diferencia del sector privado los parámetros para identificar el cumplimiento de

resultados requiere construir medidas explicitas de lo que se considera un buen desempeño.

Las instituciones públicas o privadas, no cuentan con un sistema que pueda medir este

cumplimiento de objetivos mensuales, lo que sí tienen las instituciones privadas a través de

los beneficios o pérdidas de su gestión. En efecto, la justificación de la existencia pública

de esa entidad gubernamental, está dada por un mandato legal, que la faculta a realizar

dicha producción de bienes y servicios. Sin embargo a diferencia del sector privado, las

instituciones públicas enfrentan un conjunto de dificultades para precisar e identificar

claramente el tema del mandato que se entiende como lo que se debe producir, los usuarios

y los parámetros con los cuales se juzgará el buen o mal desempeño. Entre las dificultades

más relevantes podemos mencionar:

- Ambigüedad de los objetivos que tienen que cumplir los organismos

públicos.

- Escasa precisión de los productos relevantes o estratégicos.

- No existe claridad de quiénes deben responder por los resultados.

Dado algunas de las dificultades que se presentan actualmente en la gestión

gubernamental, la ética podemos definirla como el código de conducta que en el servicio


público es una declaración en la que se definen las actitudes esperadas por parte de los

servidores públicos. Debemos señalar además que estos principios éticos son aplicables en

su ámbito laboral y esto abarca también un compendio de valores y antivalores así como

una lista de responsabilidades y obligaciones jurídicas. Ya sean de carácter legal o

administrativo, los códigos desempeñan un papel orientador y de control al establecer las

restricciones de comportamiento.

Es por eso cuando vemos en conjunto la ética y a el desempeño, lo vemos como

soporte básico para alcanzar el éxito empresarial, y en este caso es conveniente mencionar a

Enrique de Mulder-Duclós y José María Ortiz-Ibarz (2001), quienes ratifican que en los

tiempos de hoy la ética surge como el mejor navegador de los comportamientos correctos

en las relaciones de convivencia para transitar por un mundo globalizado y plantear

relaciones mercantiles atractivas que permitan apuntarle al ganar-ganar como el mejor

camino para alcanzar el crecimiento socioeconómico colectivo. En este sentido, el

trabajador del sector público debe entender que el trabajo que realiza esta bajo este enfoque

de ganar colectivamente, y considerar que ,si uno de los cambios más notorios que se han

dado en el mundo de los negocios en los últimos tiempos, ha sido pasar del predominio del

poder del producto y la calidad individual de las organizaciones, al dominio del poder del

cliente como individuo y la calidad percibida de manera colectiva, se podría ver con mayor

claridad la importancia de la ética, como el camino adecuado para cautivar mercados y

cimentar el futuro (Senger, 2007).

En materia de equidad y frente a los cambios positivos que la sociedad reclama, de

modo parecido, Patricia Debeljuh (2009) dice que la ética tiene variedad de

especificaciones; esto permite hablar de ética individual, familiar, profesional, social y

empresarial, entre otras, y que su significado se ajusta a las distintas exigencias derivadas
de su aplicación a los diferentes ámbitos de actuación humana. La ética empresarial y

llevada al sector público no es, en sí misma, algo diferente de la ética en general y, por el

contrario, la ética de la empresa solo es la aplicación concreta de los principios y objetivos

de la ética para que quienes trabajan en el mundo de los intercambios económicos

adquieran los hábitos operativos adecuados que les facilite alcanzar la felicidad, meta

última de cualquier persona; esto deja notar que la persona actúa conforme a la ética

siempre y cuando elija hacer las cosas bien y de manera coherente con el entorno en donde

se desempeñe, para que el correcto actuar se interiorice y forme parte inquebrantable de su

estilo de vida.

Entendiendo como la ética está ligada al desempeño, nos lleva a recomendar

algunos puntos clave, para que de esta forma podamos tener un buen desempeño como

trabajador dentro del sector público, es por esto que uno debe apoyarse en las cualidades

que son parámetros que uno va ganado en su experiencia, y es tal como lo dice Reyes

(2000), existen cualidades que influyen en el desempeño laboral del empleado dentro de la

empresa. Estas cualidades, conocidas técnicamente con el nombre de características,

pueden dividirse en dos grandes grupos: objetivas y subjetivas. Las objetivas son las que

admiten una cuantificación directa, comprobable por medio de los registros o estadísticas

llevadas en la empresa como lo son puntualidad, asistencia, cantidad de trabajo realizado,

entre otros.

Las subjetivas son aquellas que no admiten una cuantificación directa y precisa, sino

exclusivamente una apreciación subjetiva, sólo en forma indirecta puede medirse o

ponderarse, como el sentido de responsabilidad, honradez, lealtad, cooperativismo,

iniciativa, confiabilidad, entre otros.


Entonces, de lo considerado por el autor antes mencionado, estas características

vistas como objetivas y subjetivas deben ser tomadas en cuenta cuando se trata de medir el

desempeño del empleado, por cuanto muchos aspectos que se ven, son tangibles, así como

medibles, y se convierten en indicadores, conformado por diversas dimensiones como antes

se mencionó, debe tomarse en cuenta sus dimensiones intelectuales, por lo conocido acerca

de las funciones y tareas a realizar según lo establece el cargo que ocupa.

Es por ello, que los siguientes indicadores de desempeño van a ser que el trabajador

pueda llevar un trabajo ético en el ámbito Público:

- Disponibilidad para el trabajo. De acuerdo Sherman, Bohlander y Shell

(1999), es la actitud de un individuo para efectuar un trabajo de principio a fin con

resultados visibles.

- Cooperativismo. Según Murray et. al. (1996), es la creencia en la capacidad

de trabajar y hacer que los demás trabajen, colaborando unos con otros, participando en la

formación de equipos con propósitos comunes a la empresa.

- Responsabilidad. Para Gamargo y Rojas (1998), es el extra y toque personal

que el hombre manifiesta en el cumplimiento de sus tareas.

- Iniciativa. Para Murray et al (1996), es la predisposición para emprender

acciones, mejorar resultados y crear oportunidades, con originalidad.

- Calidad. En opinión de Tapscott y Caston (1996), se refiere a las nociones

de consistencia, productividad, motivación, compromiso y medición del desempeño del

empleado.

- Cantidad. Según Robbins (1999), es el volumen de producción y

contribución que aporta un individuo en sus tareas laborales para el desarrollo de su

organización.
De esta manera podemos decir que, siguiendo estos indicadores y sobre todo

cumpliéndolos podremos identificar y mejorar los valores éticos que se relacionan con el

desempeño laboral de los empleados administrativos del lado humanístico, ya que esto

podrá ayudarnos a constatar la relación positiva entre la honestidad, democracia, sinceridad,

lealtad, solidaridad, confianza y respeto, lo cual evidencia el logro de la hipótesis propuesta

para la presente investigación.

El proceso de lectura sobre este tema en particular permito entender que hay una

relación positiva entre los valores éticos y el desempeño laboral del personal

administrativo, es decir, que en la medida que se practique la honestidad, democracia,

sinceridad, lealtad, solidaridad, confianza y respeto entre estas personas puede lograrse

mayor disposición para el trabajo, cooperativismo, responsabilidad, iniciativa, calidad y

cantidad en el trabajo realizado.


Referencias

Debeljuh, Patricia (2009). Ética empresarial: en el núcleo de la estrategia corporativa.

Buenos Aires: Editorial Cengage.

Diego, Oscar, 2007, “Los códigos éticos en el marco de las administraciones públicas:

valores para un buen gobierno”, Revista de las Cortes Generales, (65), 123-154.

Emmerich, Gustavo E., 2004, “Transparencia, rendición de cuentas, responsabilidad

gubernamental y participación ciudadana”, Polis: Investigación y Análisis

Sociopolítico y Psicosocial, 2(4), 67-90.

Gamargo, R. & Rojas, J. (1998). Docencia y Valores. Caracas. Fondo Editorial de la

Universidad Pedagógica Experimental Libertados (UPEL).

García, S. & Dolan, S. (1997). La Dirección por Valores. España: Editorial McGraw–Hill

de España, SAU.

Mallo, Carlos; Kaplan, Robert S.; Meljem, Sylvia & Giménez, Carlos M. (2002).

Contabilidad de costos y estratégica de gestión. Madrid: Prentice Hall

Mulder-Duclós, Enrique de & Ortiz-Ibarz, José María (2001). Ética para seguir creciendo

Cuando la globalización se ha instalado en la empresa. Madrid: Prentice Hall.

Murray, M., Cubero, J. & Fernández, G. (1996). Las Competencias: Clave para una

Gestión Integrada de Recursos Humanos. España: Editorial Deusto.

Robbins, S. (1999). Comportamiento Organizacional y Práctica. México: Prentice Hall.

Senger, Harro von (2007). 36 estratagemas para directivos. Barcelona: Ediciones Deusto.

Sherman, Bohlamber & Shell (1999). Administración de Recursos Humanos. España:

Internacional Thomson.

Topscott, D. & Caston, A. (1996). Cambios de Paradigmas Empresariales. México:

McGraw–Hill.
Weiss, Carol (1998), Evaluation: Methods for Studying Programs and Policies. New

Jersey: Prentice Hall.

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