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Revista internacional

de ciencias
sociales Junio 1993 136

La sociología política
comparativa
Editorial 173

Seymour M a r t i n Lipset, Análisis comparado de los requisitos sociales de


Kyoung-Ryung Seong l a democracia 175
y John Charles Torres

Mattei Dogan E l declive de los nacionalismos e n Europa


Occidental: l a dinámica de las generaciones 199

Fred W. Riggs L a fragilidad de los regímenes del Tercer M u n d o 227

Francisco C. Weffort ¿Qué es una nueva democracia? 279

Peter H. Merkl ¿Cuáles son las democracias de hoy? 293

Frederick C. Turner Igualdad y democracia 309


y M a r i t a Carballo de Cilley

John P. LeDonne L a clase gobernante: l a Rusia zarista


como modelo perfecto 325

El ámbito de las ciencias sociales

Frederick H. Gareau Un análisis gramsciano de las disciplinas


de las ciencias sociales 343

Servicios profesionales y documentales

Calendario de reuniones internacionales 355

Libros recibidos 359

Publicaciones recientes de l a U N E S C O 36 1

Números aparecidos 363


~

Los artículos publicados en la parte temáti- Las comparaciones constituyen uno de


ca de este número están dedicados a los análi- los principales métodos empíricos -siendo los
sis de la sociología política, partiendo de dis- otros los métodos experimentales y estadísti-
tintos temas que van de la democracia al con- cos- de las ciencias sociales nomotéticas, con
cepto de la clase dirigente, pasando por e l e l fin de establecer las generalizaciones y las
nacionalismo y los regímenes políticos del Ter- teorías explicativas.
cer Mundo. Sin embargo, estas contribuciones Igualmente, e l estudio comparativo bajo
-diversas por sus respectivas sustancias- están sus diversas formas, así como los difíciles pro-
enlazadas entre s í por s u carácter comparati- blemas de método que conlleva, han sido tra-
vo. tados muy a menudo e n números monográfi-
Así mismo, e l artículo de John P. LeDonne cos o artículos individuales de l a RICS. Pode-
constituye una contribución a la teoría compa- mos citar, entre otros, los números 133 (sep-
rativa, a pesar de estar consagrado al análisis tiembre 1992) sobre “La sociología histórica:
de la clase dirigente de un solo país. Demos- debate sobre sus métodos” y 103 (febrero
trando que la clase dirigente de l a Rusia zaris- 1985) sobre las “Comparaisons internationa-
ta es un modelo perfecto de este concepto, este les: théorie, méthode, et études de cas”.
estudio de un caso empírico puede servir de Habiendo sido dedicados, e n esta ocasión,
referencia para proceder a comparaciones y a cuatro artículos a la democracia, menciona-
evaluaciones relativas a otras clases dirigentes. mos también los dos números anteriores de la
Los demás artículos son explícitamente Revista consagrados a este tema: «La hora de
comparativos, ya que incluyen e n e l análisis l a democracia» (núm. 128, junio 1991) y «Re-
fenómenos como l a democracia (Lipset, pensar la democracia» (núm. 129, septiembre,
Seong, Torres; Weffort; Werkl y Turner, de 1991).
Cilley), l a fragilidad de los regímenes del Ter- Por último, en la sección «El ámbito de las
cer Mundo (Riggs) y e l declive de los naciona- ciencias sociales», F.H. Gareau presenta un
lismos e n Europa Occidental (Dogan), de nu- original análisis de las ciencias sociales, apli-
merosas variables procedentes de los sistemas cando a estas disciplinas e l paradigma grams-
políticos, económicos, sociales y culturales de ciano relativo a l a ideología y los intelectuales.
diversos países.
A.K.

RICS 136/Junio 1993


Análisis comparado de los requisitos
sociales de la democracia

Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

E l hecho de que muchas naciones que adqui- cluye la aceptación de las normas del juego
rieron su independencia después de l a Segun- democrático, como característica inherente al
da Guerra Mudial no hayan podido establecer sistema político (Lipset [ 19601 198 1, 64-80;
un régimen democrático supone un desafío Lipset [ 19631 1979, 16-23, 245-247).
para los estudiosos que tratan de determinar Durante los decenios de 1960 y 1970 mu-
los elementos característicos necesarios de una chos países en desarrollo experimentaron un
democracia. Los primeros esfuerzos en ese espectacular crecimiento económico, pero en
sentido, que se remontan a finales de los años un gran número de ellos la democratización
50 y comienzos de los 60, daban prioridad a l a política prevista no se materializó. Algunos
relación entre los sistemas Dolíticos y las con- países con extraordinarias cifras de crecimien-
diciones socioeconómicas to económico mantuvieron
y estructurales e n que se regímenes rígidamente au-
Seymour M a r t i n Lipset es titular de la
desarrollan los procesos de Cátedra Hazel de Política Pública de toritarios, como ocurrió en
crecimiento industrial y l a Universidad George Mason, Fairfax, Brasil, España, República
modernización, a saber, un VA22030-4444, Estados Unidos, y de Corea, Taiwan, etc. E n
profesor principal en l a Institución
aumento de la alfabetiza- Hoover de Stanford. Asimismo es pre- esa época se publicaron
ción, la urbanización, e l sidente de la Asociación Sociológica muchos trabajos que llega-
producto nacional bruto, Americana para 1992-93. Su libro más ban a conclusiones discre-
reciente es Continental Divide: The Va-
etc., como elementos expli- lues and Institutions of the United Sta- pantes acerca de l a rela-
cativos del desarrollo de- tes and Canadá. Kyoung-Ryung Seong ción entre e l desarrollo
mocrático. Un cierto nú- se doctoró en Sociología por la Univer- económico y l a democra-
sidad de Stanford y es Profesor Adjun-
mero de análisis cuantita- to e n la Universidad Hallym, Corea. cia. Estas conclusiones re-
tivos de la ciencia política John Charles Torres está preparando flejaban invariablemente
y l a sociología determina- un doctorado en l a Facultad de Socio- las diversas metodologías
logía de l a Universidad Stanford.
ron que e l desarrollo eco- adoptadas, pero algunos
nómico. un PNB Dor habi- resultados empíricos po-
tante mas elevado- y l a democratización políti- nían e n duda l a existencia mínima de dicha
ca eran factores inextricablemente vinculados relación (Chudde y Neubauer 1969; Lijphart
entre sí (Lerner 1958, 43-107; Lipset 1959, 1972, 4:417-432; Huntington y Domínguez
69-103); Lipset 1960 [1981], 27-64, 469-476). 1975, 59-66). E l auge de las dictaduras, espe-
Según esos estudios, para que la democracia cialmente e n América Latina, corroboró l a
eche raíces y adquiera estabilidad los procedi- idea de que es e l autoritarismo, y no la demo-
mientos y normas de las nuevas estructuras cracia, l o que facilita e l crecimiento económi-
democráticas, de escasa legitimidad inherente, co (Linz y Stepan 1978; O’Donnell 1973; y
han de ser efectivos, y para ello se necesitan Collier 1979)’. Analistas tales como Samuel
decenios de progreso económico. L a prolonga- Huntington, Guillermo O’Donnell y los teóri-
da efectividad servía para crear una base a l a cos de la dependencia latinoamericana augura-
legitimidad, un «derecho a gobernam, que in- ban un mal futuro para la democracia. En

RICS 136/Junio 1993


176 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

términos generales, estos estudiosos sostenían ríamos introducir factores que no se han pro-
que las instituciones políticas y económicas de ducido en otras partes.
Occidente tenían consecuencias disfuncionales
para las economías del Tercer Mundo. Hun-
tington y O’Donnell afirmaban que n o era po- El modelo de crecimiento
sible gobernar a las masas con un régimen económico y la democratización
democrático porque las exigencias sociales y
de bienestar de la clase trabajadora y de los ¿Cuál es la relación entre e l desarrollo político
pobres impedirían e l progreso económico. Los y e l rendimiento e c ~ n ó m i c o ?E~l problema
teóricos de la dependencia observaban la desi- consiste en saber cuál de los dos factores pre-
gual relación entre e l núcleo de países indus- cede al otro. ¿Puede decirse que e l crecimiento
trializados y la periferia; los inversores extran- económico hace progresar la causa democráti-
jeros pocas veces estimulaban las economías ca? ¿Son los regímenes políticos democráticos
locales y s i n embargo extraían abundantes re- los mejores para obtener un rendimiento eco-
cursos primarios, dejando poco margen para e l nómico positivo? (Haggard 1990). Además, s i
crecimiento; las naciones periféricas eran la relación entre la democracia y la riqueza
mantenidas deliberadamente e n una situación económica (o cualquier otra condición o re-
de subdesarrollo. Aun en 1978, e l distinguido quisito socioeconómico) no se considera im-
sociólogo Fernando Enrique Cardoso señalaba portante, ¿cómo rendir cuentas a las correla-
l a ((reaparición del autoritarismo» e n América ciones observadas entre ambos fenómenos?
Latina, observando que l a democracia es «más (Weede 1983; K a r l 1990).
una planta exótica que un modelo hacia e l que E n primer lugar, la hipótesis que propusie-
l a sociedad debería avanzan>.Y se preguntaba ron Lerner y Lipset a finales de los años 50, de
Cardoso: «¿qué significado podemos atribuir a que «cuanto más rica sea una nación, mayores
l a idea de que toda una región se está moder- serán sus posibilidades de mantener una de-
nizando y al propio tiempo se hace más autori- mocracia (Lipset [ 19601 198l,3 l; véase tam-
taria desde e l punto de vista político?»*. bién Lerner 1959, 63), ha suscitado un consen-
En todo caso, a mediados de los años 70 se so muy amplio. Esta correlación positiva entre
produjo un nuevo ciclo, caracterizado por la e l crecimiento económico y la democratiza-
aparición de «jóvenes» democracias primero ción se ha sometido a pruebas empíricas y ha
e n Europa meridional y después en e l este de sido confirmada por muchos investigadores
Asia y en casi toda América Latina (Herz (Cutright 1963; Needler 1968; Neubauer 1967;
1982; O’Donnell, Schmitter y Whitehead Olsen 1968; Banks 1970; Winham 1970; Fla-
1987; Malloy y Seligson 1987; Diamond, Linz ningan y Fogelman 1971; Kim 1971; Flora
y Lipset 1989). Es digno de mención e l hecho 1973; Marquette 1974; Coulter 1975; Bollen
de que estas transiciones se registraron e n na- 1979, 1980). Un intento global de Bollen y
ciones ((autoritarias burocráticas» de alto cre- Jackman de localizar los correlatos de la de-
cimiento3. Esta evolución más reciente hace mocracia e n más de 100 países, utilizando
que e l paradigma d e l desarrollo propuesto e n indicadores políticos para 1960 y 1965, llegó a
los años 50 merezca de nuevo un estudio dete- la conclusión de que «el nivel de desarrollo
nido, poniendo otra vez a prueba los datos de económico tiene un efecto considerable en l a
los años 70 y 80. democracia política, aunque se consideren
Esta investigación, objeto del presente trabajo, otros factores no económicos». Estos factores
se centra en las relaciones cruciales de las va- son: un índice de fraccionamiento etnolingüís-
riables económicas y sociales con los valores y tico, l a proporción de protestantes, e l que se
estructuras políticas nacionales. Ello nos per- trate o n o de una antigua colonia británica, y
mitirá también determinar s i l a reciente ten- la nueva nacionalidad (el que haya sido o no
dencia hacia la democracia forma parte de los colonia). El PNB por habitante sigue siendo la
movimientos pendulares entre l a democracia y «variable explicativa dominante», también
e l autoritarismo que se producen e n diferentes para los países no pertenecientes al núcleo in-
épocas históricas4. N o vamos a considerar dustrializado (Bollen y Jackman 1985; 38-9).
aquí los acontecimientos e n Europa oriental y El vínculo entre desarrollo y democrati-
l a ex U n i ó n Soviética, ya que para ello debe- zación debe considerarse en términos cuanti-
Análisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 177

Ceremonia colonial en Conakry, Guinea, en 192 1. ~~us<ration/~ygrna

tativos comparados, como se hace con los miento de los dirigentes puede hacer progresar
procesos sociopolíticos de las diversas nacio- o impedir l a democratización e n cualquier na-
nes-Estado, especialmente ahora que los indi- ción-Estado, o grupo de ellas, e n general o e n
cadores económicos y sociales disponibles son un momento determinado. Un sistema autori-
más fiables y abarcan una mayor variedad de tario económicamente decadente y e n crisis
naciones-Estados6.L o más importante es que puede desplomarse, como ocurrió e n Argenti-
la relación puede estudiarse e n períodos más na, Haití, Pakistán, Filipinas, l a U n i ó n Sovié-
prolongados. Como aduce Howard Wiarda, tica y Europa oriental e n general.
«el enfoque desarrollista aparece mucho mejor E n uno de los estudios más amplios e inte-
retrospectivamente y desde una perspectiva a resantes que se han hecho recientemente sobre
largo plazo que s i se considera solamente a esta materia, Samuel Huntington, después de
finales de los años 60 y e l decenio de los 70 observar en 1984 que «la correlación entre
(1990, 80). riqueza y democracia es bastante pronuncia-
El presente artículo no parte del supuesto dan, llegaba a l a sorprendente conclusión de
de que e l desarrollo económico produce por sí que «con unas pocas excepciones, quizás se
solo l a democratización. Como se indica con haya llegado a los límites d e l desarrollo demo-
más detalle e n este mismo trabajo, las idiosin- crático e n e l mundo» (Huntington 1984, 199,
crasias nacionales, la acción de las fuerzas his- 218). Y s i n embargo, s i existe verdaderamente
tóricas, culturales y políticas y e l comporta- l a correlación entre riqueza y democracia que
178 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

Huntington afirmaba, y s i un elevado número Los datos indican que las perspectivas de
de Estados conocen un crecimiento económico riqueza económica y, por consiguiente, e l po-
sostenido, como demuestra e l Cuadro 1, ca- tencial de democratización, son poco halagüe-
bría esperar también un progreso en l a libertad ñas en los países menos adelantados. E l ingre-
política’. so nacional de la mayoría de los países de
Los datos disponibles sobre los niveles eco- bajos ingresos no aumenta con rapidez, y estos
nómicos y la democratización hacen pensar países tampoco pertenecen a la categoría de
(véase e l Cuadro 1), que l a correlación entre «libres». Con excepción de la India y China,
los dos factores fue más pronunciada a co- las naciones pertenecientes a la categoría esta-
mienzos de los años 80 que a finales de los 50. dística de ((economías de bajos ingresos» regis-
Los datos políticos proceden del informe traron una tasa de crecimiento de sólo e l 1,l %
anual sobre e l estado de la libertad en e l mun- al año entre 1960 y 1982, mientras que los
do, compilado por la Freedom House. Los pertenecientes a las tres categorías de ingresos
Estados se clasifican como «no libres» (autori- más elevados según l a clasificación del Banco
tarios), {{parcialmente libres» (semidemocráti- Mundial crecieron con mucha mayor rapidez.
COS) «y libres» (democráticos), con arreglo a L a mediana del crecimiento anual del PNB de
los derechos políticos y libertades civiles exis- once de las naciones de menores ingresos dis-
tentes y a la capacidad de los ciudadanos de minuyó durante este períodolo.
cambiar de gobierno e n elecciones libres, orga- Estos indicadores socioeconómicos reflejan
nizar partidos políticos y expresar opiniones la probabilidad de que estos países se demo-
críticas s i n que e l gobierno intervenga (Gastil craticen. Por ejemplo, la «redemocratización»
1985, 3). U n a indicación de l a fiabilidad de es exactamente l o que cabía esperar de Espa-
este índice puede encontrarse e n e l informe de ña, que pertenecía a l a categoría de economías
Sirowy e Inkeles, según e l cual las intercorrela- industriales de mercado con un PNB por habi-
ciones entre diez medidas seleccionadas de tante de 5.430 dólares (en general de 1982). A
democracia, incluida la medida de Gastil, eran comienzos de los años 70, España era la única
por término medio de r = 0,75, y podían llegar de las 19 economías industriales de mercado
hasta una correlación de r = 0,90. Estos auto- que no tenían un régimen democrático, ha-
res llegaban a la conclusión de que «este nivel biéndose convertido e n la novena potencia in-
de intercorrelación hace pensar que una serie dustrial del mundo, con bastante más de l a
distinta de operaciones de medida han propor- mitad de l a población perteneciente a l a clase
cionado resultados bastante acordes e n cuanto media y sólo una quinta parte de la población
a la división de los sistemas según s u nivel de e n e l sector agrícola. Como dijo un observa-
democracia política» (Sirowy e Inkeles 1990, dor: «Cuando Franco murió a finales de 1975,
153). Las variables independientes y las cate- España era un país moderno e n todos los as-
gorías basadas en los ingresos y e l PNB proce- pectos, excepto e l político» (Roskin 1978,
d e l del Informe Mundial sobre e l Desarrollo, 630).
del Banco Mundial8. Como hemos dicho antes, las correlacio-
L a relación general puede verse en e l Cua- nes socioeconómicas señalan probabilidades.
dro l.Entre las naciones de menores ingresos Otros factores, como e l efecto de los incidentes
por habitante sólo India es «libre» (democráti- históricos en las políticas internas, los factores
ca), mientras que todas las economías indus- culturales, los acontecimientos e n países veci-
triales de mercado son democráticas9. E l nú- nos, los efectos de difusión de otros países y e l
mero de regímenes considerados autoritarios comportamiento de los dirigentes y de las ma-
disminuye de categoría en categoría, paralela- sas, pueden afectar a la naturaleza del régimen
mente al aumento de los ingresos nacionales. político. Así por ejemplo, e l resultado de l a
Pasando de la categoría de ingresos «medianos guerra civil española, determinado en parte
bajos» a la categoría de ingresos «mediano por e l comportamiento de otros Estados euro-
altos», l a proporción de Estados «no libres» peos, sometió a España a un molde autorita-
(autoritarios) disminuye, y la de Estados libres rio, al igual que la atribución de Europa orien-
(democráticos) aumenta. Estas observaciones tal a la U n i ó n Soviética después de la Segunda
han sido corroboradas por todos los análisis Guerra Mundial determinó e l futuro político
estadísticos subsiguientes. de esta región.
Analisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 179

CUADRO 1. Tipo de régimen político, PNB por habitante y tasas de crecimiento económico

YO Tasa
% Mediana mediana
% Régimen % del PNB anual de
Régimen semi- Régimen por habitante crecimiento
autoritario democrático democrático 1982$ 1960-1982
Economías de bajos
ingresos N = 32" 75 25 O 230 121
Economías de bajos
ingresos N = 34b 74 24 3 260 1,1
Economías de
ingresos
medianos-bajos
N=27 37 51 11 580 231
Economías de
ingresos
medianos-altos
N=33 12 48 39 1.910 394
Economías
industriales
de mercado N = 19 O O 1O0 10.930 391
a Con exclusión de la India y China.
b Con inclusión de la I n d i a y China.
Fuente: Las evaluaciones de los regímenes políticos son de Raymond D. Gastil, en su obra Freedom in the World
Political Rights and Civil Liberties, 1985. Wesport: Greenwood Press. 1985. Los datos económicos proceden del
Informe Mundial sobre el Desarrollo, 1984 del Banco Mundial: New Y o r k Oxford University Press, 1984.

Terry K a r l aduce que la búsqueda de pre- sociedad que con frecuencia hace posible estos
rrequisitos para l a democracia está mal orien- pactos.
tada. Para esta autora, las transiciones demo- Los requisitos sociales constituyen e l fun-
cráticas se explican por observaciones de los damento de l a consolidación del régimen de-
procesos pactistas de los regímenes y los parti- mocrático. Los pactos son los medios para
dos políticos. K a r l sostiene que: «Más que em- institucionalizar l a democracia, y las probabi-
prender una búsqueda fútil de nuevas condi- lidades de que ésta se imponga o persista de-
ciones previas, es importante aclarar cómo el penderán de l a presencia o ausencia de tales
modo de transición del régimen (condicionado requisitos. N o es necesario elegir de modo ex-
a su vez por la caída del sistema autoritario) clusivo entre e l estudio de las condiciones de-
establece el contexto en el que pueden producir- mocráticas y l a concertación de pactos, ya que
se interacciones estratégicas, porque estas inter- son elementos complementarios.
acciones, a su vez, contribuyen a determinar si Las estadísticas e n que se basa e l Cuadro 1
se implantará y sobrevivirá la democracia polí- reflejan importantes diferencias regionales y
tica...)) (subrayado en e l original, K a r l 1990, culturales. Los niveles de libertad de los países
19). K a r l y otros estiman que e l análisis del africanos e islámicos son bajos, mientras que
comportamiento de la elite e n la concertación l a transición hacia l a democracia ha consegui-
de pactos y e l estudio de los requisitos demo- do resultados especialmente notables en Amé-
cráticos son mutuamente exclusivos. rica Latina. Diríase que a finales de los años
Los pactos políticos se conciertan e n con- 70 y en los años 80, se produjo e n América
textos sociales diferentes. Parece lógicamente Latina un «contagio» democrático, a medida
incompatible controlar las condiciones de una que se adoptaban instituciones libres en toda
180 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

l a región. E n 1985, e l asistente especial para otras variables de control. En e l Cuadro 2 se


América Latina del presidente Reagan podía exponen los resultados de la regresión a partir
afirmar que «hoy en día, 26 de los 33 países al de 1960 y hasta 1985. Los paneles utilizados
sur de los Estados Unidos, con un 90 O/o de la corresponden a intervalos de cinco años, ex-
población de l o que llamamos América Latina, cepto e l panel de 197013.
son democráticos o se encuentran en un proce- A continuación figura una serie de hipóte-
so auténtico de transición hacia la democra- sis que debemos poner a prueba por e l presen-
cia» (Menges 1975, 39). te análisis. 1) E n primer lugar, el desarrollo
Estos datos corroboran la hipótesis de la económico debería tener un efecto positivo en
relación existente entre e l desarrollo económi- e l nivel de democracia (hipótesis original de
co y l a democratización. Dejando aparte los Lipset de 1959). A continuación considerare-
países exportadores de petróleo, los ingresos mos otras cuatro hipótesis relacionadas con las
por habitante e n América Latina están situa- variables de control en nuestra regresión. 2) A l
dos e n un punto intermedio entre los países de crear variables ficticias para las antiguas colo-
la OCDE y e l resto d e l Tercer Mundo, muy nias británicas y francesas, partimos de l a hi-
por encima de África y de los países islámicos. pótesis de que e l pasado colonial británico va
Haití es e l único Estado latinoamericano in- seguido de un proceso de democratización,
cluido entre las «economías de bajos ingresos» mientras que e l pasado colonial francés tiene
del Cuadro 1. Los otros 33 países son asiáticos efectos negativos. Más adelante se exponen los
o africanos. Los países latinoamericanos con e l pormenores y los motivos de estas hipótesis. 3)
PNB por habitante más bajo, clasificados El carácter coercitivo de un régimen debería
como «libres» entre los de «economías de in- tener una influencia negativa. 4) L a moviliza-
gresos medianos-bajos», son Bolivia y Hon- ción política debería reducir las posibilidades
duas, mientras que nueve países, de un total de democratización. 5) Para la dependencia
de 14 países «libres» (democráticos) pertene- comercial se han adoptado hipótesis contra-
cientes a la categoría de «economías de ingre- dictorias: l a creciente incorporación de los paí-
sos medianos-altos», se encuentran e n Améri- ses e n desarrollo al sistema mundial, con la
ca Latina. consiguiente difusión económica, tecnológica
Para facilitar l a comprensión de estos aná- y cultural, contribuye al desarrollo político; sin
lisis, dividiremos nuestro informe en dos par- embargo, hay quienes sostienen que l a incor-
tes: 1) una regresión multivariada para evaluar poración a la economía mundial crea vínculos
l a relación existente entre e l crecimiento y la de «dependencia» desiguales entre e l centro y
democracia, y 2) un examen de la representa- l a periferia (argumento de la «dependencia»),
ción transversal de las relaciones de curva en y reduce las perspectivas de democratización.
N entre la democracia y e l crecimiento, con L a s medidas utilizadas para esta regresión
objeto de identificar l a forma verdadera de l a se exponen en forma resumida al pie del Cua-
relación. dro 2, pero no estará de más describirlas bre-
vemente. El desarrollo económico (ECON) re-
presenta una medida del PNB por habitante14.
Sección 1: Regresión multivariada
Como se ha observado antes, se crearon varia-
Utilizando una serie de datos para diversas bles ficticias (BR y FR) para codificar e l pasa-
naciones, se aplicó un análisis de regresión do colonial británico y francés. El carácter
multivariada a los datos de un panel. En la coercitivo del régimen (MILEXP) se midió
presente sección se establece una relación en- con arreglo al volumen de gastos militares
tre e l desarrollo económico y e l régimen políti- como porcentaje del PNB. Sin embargo, para
coll. Los casos utilizados, e n este análisis e l panel de 1960 e l carácter coercitivo del
transversal, se limitan a los países que estuvie- régimen se midió con arreglo al INTSEC, e l
ron sometidos al régimen colonial, de modo porcentaje de l a población laboral que prestó
que pueda determinarse e l efecto de un legado servicio en las fuerzas internas de seguridad.
colonial específico en l a forma del régimen L a falta de consistencia de esta medición-se
subsiguiente1*. Se construyeron variables ficti- deriva de las delimitaciones de los datos. L a
cias correspondientes al régimen colonial bri- dependencia comercial (WSTRAD) represen-
tánico y francés, y se incluyeron y definieron ta e l comercio total, l a suma de las exportacio-
Análisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 181

CUADRO2. Coeficientes de regresión para e l desarrollo político con diversas variables


independientes: datos de diversos países en paneles quinquenales

Variables dependientes
~

Variables
independientes BOLLEN 60 B O L L E N 65 FREE 75 FREE 80 FREE 85
INTSEC - 0,353" - - - -
( 0 2 16)
RESIST - 0,253 - 0,267 - 0,005 0,015 0,008
(0,253) (- 0,525) (0,059) (09012) (0,O 11)
ECON 11,240' 15,097' 1,794' 1,20Y 1,872'
(3,387) (2,256) (0,271) (0,292) (0,279)
BR 20,9 15b 11,694b 1,315b 0,816 0,44 1
(9,869) (5,498) (0,698) (0,796) (0,7731

FR -5,558 -10,122b -1,303b - 2,l 75b - 2,585'


( 5,426) (5,489) (0,7841 (0,9 10) (0,841)
WSTRAD 9,445 3,830 - 0,757a - 0,281 - 0,978b
( 5,105) (8,363) (0,594) (0,600) (0,590)
MILEXP - - 2,948' - O, 180' - o, 190b - 0,163b
(1,004) (0,070) (0,0981 (0,09 1)
CONSTANT 5,149 - 30,558b -4,l 17b - 0,297 - 4,048b
(24,405) (14,063) (1,795) (2,05 1) (1,937)
Ajustado R2 0,423 0,538 0,422 0,29 1 0,462

N 22 66 86 85 83
a p <,05, b p < 0,01, 'p < ,001.
Los números entre paréntesis son los errores estándar.
* E C O N representa el logaritmo (PNB por habitante); BR y FR son las construcciones artificiales para antiguas
colonias británicas y francesas: M I L E X P = gastos militares como porcentaje del PNB; I N T S E C = porcentaje de
población trabajadora que sirvió en las fuerzas internas de seguridad; W S T R A D = suma de exportaciones e
importaciones como porcentaje del PNB; RESIST = suma anual de protestas, disturbios y huelgas; BOLLEN =
índice Bollen de democracia en una escala de 100 puntos, y FREE = escala de 13 puntos de Gastil y Freedom
House, para las libertades políticas y civiles.
** Se codifican variables independientes y dependiente del mismo año con dos excepciones. El panel de 1960
incluye las variables independientes atrasadas. MILEXP se atrasó dos años en los dos últimos paneles, debido a l a
disponibilidad de datos.

nes y las importaciones como porcentaje del tivo. Los tres últimos miden las libertades po-
PNB. L a movilización política (RESIST) re- líticas: 4) libertad de prensa, 5) libertad de
presenta e l total anual de protestas, disturbios oposición y 6) represión gubernamental. U n a
y huelgas. escala de 100 puntos combina estas clasifica-
Nuestra variable dependiente abarca dos ciones, desde un mínimo (1) hasta un máximo
medidas distintas. Para los paneles de 1960 y (100) de democracia. Para todos los demás
1965 se utilizó e l índice Bollen de democracia. paneles se utilizó l a escala 13 de la Freedom
Este índice se compone de seis indicadores. House, no disponible para los años anteriores
Los tres primeros miden la soberanía popular: a 1973, que mide un conjunto de libertades
1) elecciones libres, 2) método de selección del políticas y civiles. Como las variables depen-
ejecutivo, y 3) método de selección del legisla- dientes son distintas, las comparaciones e n e l
182 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

tiempo con paneles de diferentes variables de- no (control de los conflictos domésticos y l a
pendientes no son adecuadas, mientras que inestabilidad). Stepan denomina esta tenden-
con e l índice Bollen para 1960 y 1965 pode- cia «nuevo profesionalismo», diferenciándolo
mos hacer comparaciones y establecer l a rela- del «viejo profesionalismo)) que consistía e n
ción entre nuestros resultados y las conclusio- prestar mayor atención a la seguridad y a la
nes de Bollen y Jackman para los años 60 defensa del país con objeto de conjurar ame-
(1985, 27-48). Nuestras conclusiones ponen a nazas exteriores, y no para defender e l orden
prueba las hipótesis desde los años 70 hasta c i v i l (Stepan 1973). Así pues, irónicamente, e n
mediados de los años 80. los países del Tercer Mundo los gastos cuan-
L a calidad del ajuste es muy considerable; tiosos en l a defensa guardan relación con la
véase, por ejemplo, l a casilla R y l a casilla R inestabilidad política y no con e l orden civil.
ajustada para los paneles del Cuadro 215. L a L a movilización política no tiene conse-
conclusión más significativa de Bollen y Jack- cuencias significativas para l a democracia po-
man para los años 60 -y la nuestra para los lítica. S i n embargo, la dependencia comercial
años 70 y 80- es que e l desarrollo económico sí produce un ligero efecto negativo e n l a de-
es e l factor más importante de predicción de la mocratización en los paneles de 1975 y 1985:
democracia política cuando se controlan otras e l valor-p es de 0,103, l o que l o hace escasa-
variables; esto corrobora en gran medida las mente significativo al nivel de 0,lO y, para
generalizaciones derivadas de los datos de los 1985, el valor-p es significativo a 0,051. En
años 50. Asimismo determinamos, como ha- términos generales, los efectos de la dependen-
bían hecho ya Bollen y Jackman, que las anti- cia comercial en l a democratización dieron
guas colonias británicas tenían más probabili- resultados no consistentes.
dades de conseguir una democracia política e n
los años 70 que los países que habían estado
Sección II: Representación transversal
sometidos a otras potencias coloniales. Sin
de relaciones de curva en N
embargo, esta relación n o es significativa para
1980 y 1985. Esta disparidad no parece refle- En 1959 Lipset describió una relación lineal
jar una disminución media de l a democracia entre e l crecimiento económico y l a democra-
e n estos Estados, sino más bien un aumento de cia política, que puede verse e n e l gráfico A
las libertades políticas e n naciones que fueron (Lipset 1959, 75-85; Lipset 1960[1981], 31).
colonizadas por otras potencias. Las conclusiones empíricas de Jackman condi-
Nuestro análisis indica, para todos los pa- cionaron l a hipótesis de Lipset indicando que
neles, que las antiguas colonias francesas tie- la relación es curvilínea (1973, 61 1-621). S i n
nen más probabilidades de estar sometidas a embargo, s i la curva se transforma logarítmi-
un régimen no democrático que las que fueron camente, l a relación entre e l crecimiento eco-
colonias británicas. Otras colonias sojuzgadas nómico y l a democracia política se hace lineal.
e n gran parte por regímenes autoritarios son El modelo de Jackman anterior a la transfor-
los países, e n menor número, que fueron colo- mación logarítmica puede verse e n e l gráfico
nizados por los portugueses, los holandeses y B.
los belgas. L a colonización francesa tiene un Aunque e l modelo de Jackman funciona
efecto negativo para l a democracia política, bien e n general, no considera, puesto que las
previo control de las demás variables. L a co- ignora, las amplias variaciones potenciales del
rrelación negativa entre l a colonización fran- segmento b) del gráfico B. S i se incorpora al
cesa y l a democracia es, de hecho, más sustan- modelo un umbral máximo, podrá observarse
cial que l a positiva entre l a colonización britá- claramente una variación en b).
nica y l a democracia. Guillermo O'Donnell, cuyas predicciones
Los resultados de regresión apuntan tam- sobre l a democratización son más pesimistas,
bién a una relación inversa entre e l carácter sobre todo e n los países con regímenes cauto-
coercitivo del régimen, que se refleja en los ritarios burocráticos)) (BA), presenta una de
gastos militares, y l a democracia política. Al- las posibles variaciones del segmento b) del
fred Stepan aduce que e n la mayoría de los modelo de Jackman. O'Donnell sugiere que
países del Tercer Mundo lo que preocupa a los en los países de reciente industrialización un
militares es e l mantenimiento del orden inter- régimen autoritario burocrático es benefi-
Análisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 183

cioso. Este tipo de régimen promueve la susti- cracias liberales en Europa y a las políticas
tución de las importaciones, favoreciendo los populistas e n América Latina. A medida que
bienes de capital en detrimento de los bienes los países pasaban a l a fase de industrializa-
intermedios y de consumo, Los regímenes BA, ción basada e n los bienes de capital, regímenes
que constituyen típicamente una alianza entre autoritarios se hicieron con e l poder: gobier-
militares y tecnócratas, imponen programas nos fascistas-corporativistas en Europa y regí-
de austeridad económica, limitan e l consumo, menes autoritarios burocráticos en América
reprimen e l movimiento laboral y proporcio- Latina. Después de l a Segunda Guerra Mun-
nan l a estabilidad política necesaria para atra- dial, al paso que las naciones europeas recupe-
er inversiones extranjeras y a largo plazo. raban la democracia, fueron entrando en la
O’Donnell afirma que los regímenes BA dan
a los países e n desarrollo l a ventaja que nece-
sitan para conseguir una rápida industria- A. Democracia
lización16. 1

O’Donnell aduce, e n resumen: «Un mayor 11


1
desarrollo socioeconómico equivale a más plu- I
1
ralización política pero no a más probabilida- 1
1
des de democracia.. . e l autoritarismo político 1
-y no la democracia política- es e l elemento
desarrollo
concomitante más probable que los niveles económico
máximos de modernización» (1973, 8). L a
curva del gráfico C es l a representación del
Relación lineal positiva, como sugirió S.M. Lipset, en
argumento de O’Donnell. Según la teoría de un punto temporal único con datos de sección cruzada.
este autor, la curva debería dejar de subir una
vez iniciada en la fase de los bienes de capital. B. Democracia
A pesar de estas diferencias, e l nivel de análi- >
sis utilizado por O’Donnell es claramente dis-
tinto; e l gráfico C se aplica a los estudios de
casos o a países aislados durante un período
prolongado. N o es un argmento transversal,
sino que se aplica a diversos puntos tempora-
les. desarrollo
James Kurth sugiere una relación tipo N económico
entre las fases de industrialización y la forma
de los regímenes políticos. Utilizando prece- Jackman afirmó que existía una relación curvilínea
dentes históricos de Europa y América Latina, entre l a democracia y e l crecimiento económico. Este
planteamiento se utiliza también con datos transversa-
este autor identifica tres fases distintas: la fase les, con un solo punto temporal.
de los bienes de consumo simples no durade-
ros, que abarca por ejemplo la producción de
C. Democracia
textiles, calzado y artículos del hogar, es la
primera. A continuación viene la fase de los
bienes de capital, como son los productos side-
rúrgicos (raíles, locomotoras, buques mercan-
tes y maquinaria, etc.). E l último período, o
fase de los bienes de consumo duraderos, se
caracteriza por la producción de artículos tales
como automóviles y electrodomésticos.
Kurth observa que las sociedades preindus-
triales estuvieron gobernadas típicamente por Guillermo O’Donnell defiende también la relación cur-
monarquías absolutas en Europa y por elites vilínea, pero después de una correlación positiva inicial
oligárquicas de terratenientes e n América La- entre l a democracia y el desarrollo económico viene
una relación negativa a largo plazo. Este argumento es
tina. El período de los bienes de consumo aplicable a distintos puntos temporales en los diversos
simples no duraderos abrió e l paso a las demo- países.
184 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

fase de bienes de consumo duradero. Es posi- D. Democracia


ble que América Latina siga esta trayectoria, a
medida que aumenta su producción de bienes
de consumo «duros». El gráfico D resume los
argumentos de Kurth (1979, 3 19-62).
Nosotros proponemos una modificación
del argumento de Kurth para indicar que exis-
t e una relación transversal de tipo N entre e l agricultura fases de industrialización
crecimiento económico y la democracia políti- bienes de capital bienes de consumo
no duraderos
ca (véase e l gráfico E). En nuestro modelo, l a
democracia n o está estrictamente vinculada a James Kurth sostuvo que existe una relación de tipo-N
las fases de industrialización. Basta con que entre la clase de régimen político y las fases de indus-
trialización. Obsérvese que este argumento atañe tam-
haya un umbral máximo de desarrollo econó- bién a una «línea de desarrollo genético» de un solo
mico, más allá del cual e l aumento no produz- país, con datos correspondientes a distintos puntos
ca mayores posibilidades de democratización temporales.
política. En otros términos, por encima de un
determinado nivel de desarrollo económico
(digamos un PNB por habitante de 5.000 dóla-
E. Democracia
res), las posibilidades de democratización polí-
tica se estabilizan e n grado considerable.
Esta relación, s i se confirmase empírica-
mente, aclararía la hipótesis de linealidad del
modelo original de Lerner-Lipset (véase e l grá-
fico A), demostrando l o que ocurre en un
11 I
período prolongado. Esta nueva hipótesis de
l a relación entre e l desarrollo económico y la desarrollo económico
democracia política denota una correlación
En el presente artículo se propone la relación indicada
positiva a largo plazo, a pesar de l a posible en este gráfico. Vemos una relación transversal de cur-
existencia de relaciones negativas a niveles in- va en N en puntos únicos de tiempo o paneles. Además,
termedios (por ejemplo, al nivel del PNB por existe un umbral máximo de desarrollo económico a
partir del cual un nivel creciente de desarrollo económi-
habitante situado entre los 1.500 y los 3.500 co no afecta al nivel de democracia política. Más allá del
dólares) umbral, la democracia política se estabiliza.
E l modelo de ecuación de la hipótesis es e l
siguiente:
países con un PNB por habitante de menos de
Y =aX3 - b X 2 = c X = d
4.000 dólares, como se muestra e n e l gráfico F.
en l a que X = PNB por habitante e Y = nivel Las variables A3, A2 y PNBPH 70 son estadís-
-de libertad política, con arreglo a l a escala de ticamente significativas y la hipótesis relativa
13 puntos de Gastil y la Freedom House. Para a la naturaleza y dirección de la relación (posi-
ponerlo a prueba, hay que excluir a las siguien- tiva o negativa) se confirman. Las representa-
tes naciones de la muestra: a) países exporta- ciones de la curva en N para los paneles de
dores de petróleo, como Omán, Libia, Arabia 1980 y 1985 (columnas 3 y 4 del Cuadro 3)
Saudita, Kuwait y los Emiratos Arabes Uni- son significativas con un umbral de 5.000 dó-
dos, b) países comunistas, y c) países muy lares (como puede verse en los gráficos H e 1).
desarrollados de economías industriales de L a calidad del ajuste de todos los modelos de
mercado, situados muy por encima del umbral curva en N es impresionante.
económico máximo''.
L o s resultados para todos los paneles, pre-
Advertencias
sentados en e l Cuadro 3 y en los Gráficos F a
1, muestran que existe una relación estadística- El modelo de curva en N no permite afirmar,
mente significativa de l a curva en N. E n e l obviamente, que l a superación de un determi-
panel de 1973 (Cuadro 3, columna 1), se pro- nado umbral económico suponga una garantía
duce una relación de curva en N para los de democracia. Nuestro análisis trata simple-
Análisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 185

CUADRO3. Coeficientes de regresión no normalizados para e l desarrollo político


en variables independientes:
cuadradas y cúbicas - la relación de la curva-N: Datos de paneles de varios países

Variables Dependientes
(1) (2) (3) (4)
Variables
independientes FREE 73 FREE 75 FREE 80 FREE 85
ECON 0,009' 0,006' 0,009' 0,OOF
(0,003) (0,OO 1) (0,002) (0,002)
ECON2 - 4,44E-06b - 1,75E-06' - 3,55E-06' - 2,97E-06b
(2,2 5 E-06) (6,16E-07) (1,25E-06) (1,24E-06)
ECON3 7,502E- 1Ob 1,79e- 1O' 4,3 9E- 1Ob 3,72E- 1Ob
(4,156E-1 O) (7,05E-11) (2, O 1E-1O) (1,91E-10)
CONSTANT 3,405' 3,675' 1,871b 2,256b
(0,905) (0,665) (0,837) (0,859)
Ajustado 0,266 0,33 1 0,363 0,336
R'
N 1O0 104 89 91
ap < 0,05, b p < 0,01, c0,OOl.
Los números entre paréntesis son errores estándar.
* ECON representa el logaritmo (PNB por habitante); FREE = escala de 13 puntos de libvertades políticas y civiles
de Gastil y Freedo House.
** Se codifican variables independientes y dependientes para el mismo año. Para el modelo 1), 4.000 dólares es el
umbral máximo. Para el modelo 2), el umbral máximo es de 7.000 dólares. Los modelos 3) y 4) tienen umbrales
máximos de 5.000 dólares. Los gráficos F, G, H e 1 son ilustraciones de esos modelos.

mente de trazar y modelar la relación entre la cesitan apoyo externo para evitar un regreso
riqueza y la democracia a l o largo de los años del autoritarismo. E n e l otro extremo, países
80. Está claro que la reciente oleada de demo- relativamente ricos como Argentina y Colom-
cratizaciones e n América Latina no ha dejado bia también parecen, no obstante, inestables e l
regímenes seguros, sino todo l o contrario. El primero de ellos por las continuas crisis econó-
proceso de democratización e n este continente micas y e l segundo a causa de las tensiones
ha sido cíclico: descendente a mediados de 1ps causadas por la importancia de las drogas e n l a
años 50, ascendente en los años 60 y descen- economía.
dente otra vez hasta los últimos años d e l d8ce- Los fracasos económicos y políticos pue-
nio de 1970, para mejorar de nuevo e n los;80. den socavar a los regímenes autoritarios. En e l
Dada la situación de persistente pobreza y Uruguay, e l nivel de ingresos cayó vertical-
extrema desigualdad, las estructuras democrá- mente e n cada uno de los tres años anteriores
ticas de la región siguen siendo vulnerables. a l a devolución del poder a los civiles por
Las perspectivas para Haití, Bolivia, Hondu- parte de los militares e n 1985Is. En l a Argenti-
ras y El Salvador, países todos ellos de bajo na, una derrota militar y e l malestar económi-
PNB, no son buenas. E l primero de estos paí- co provocaron una rebelión abierta contra e l
ses mantuvo un régimen autoritario hasta régimen militar6 y e l restablecimiento de un
1986. E l segundo cambió de jefe del ejecutivo régimen democrático e n un país cuyas expe-
una vez al año por término medio durante e l riencias de los años 60 y 70 habían dado p i e a
último siglo. L a debilidad y fragilidad de sus l a teoría del ((autoritarismo b~rocrático»'~.
economías parecen las razones primordiales Los fracasos económicos han favorecido
de su inestabilidad. Asimismo, El Salvador y también 16s cambios de las estructuras políti-
Honduras, Estados {{parcialmente libres», ne- cas e n otras varias naciones, como Filipinas y
186 Seyrnour Marfin Lipset, Kvong-Ryung Seong, John Charles Torres

LIBRE 73 general económico y social de un país estable-


ce la pauta de las expectativas, las interrelacio-
media: 13,75
nes y las presiones que hacen que la democra-
(N= 16)
i PNBPH70
cia parezca más atractiva que e l régimen
autoritario. Como ocurrió e n e l Brasil y e n la
$1.780 $2.168 $4.000 Argentina, e l fortalecimiento a largo plazo de
determinados factores económicos y sociales
GRAFICO F que se produce bajo e l régimen militar hace
posible la democracia mientras que, al propio
LIBRE 75
tiempo, los fracasos económicos o políticos
pueden socavar a las dictaduras más firme-
(N= 15) mente establecidas?O.
I
P N B P H 75 Como es natural, e l planteamiento econó-
mico e n e l estudio de los sistemas políticos no
$2.730 $3.775 $7.000
se limita a las correlaciones con e l desarrollo.
GRÁFICO G E n años recientes, un cierto número de espe-
cialistas e n análisis comparado y teóricos de
LIBRE 80 los sistemas mundiales sugirieron que la de-
pendencia económica tiene un efecto negativo
. (N=26) en las posibilidades de democratización políti-
ca de los países menos desarrollados, debido
I
entre otras cosas al aumento de la desigualdad
$2.034 $3.350 $5.000 (Kaufman, Chernetsky y Geller 1975; Higgott
1983). Las pruebas disponibles al respecto son
GRÁFICO H ambiguas, pero por l o general esta hipótesis no
cuenta con un apoyo muy sólido. Bollen, utili-
LIBRE 85 zando diversas medidas de dependencia, de-
i (N = 26)
media = 12,92
terminó la existencia de correlaciones negati-
vas con las estimaciones de la democracia para
1 * P N B P H 80 1965. Sin embargo, este autor no está seguro
1
1
aún de que exista la relación, porque no pudo
$2.346 $2.979 $5.000 estimar la magnitud de los efectos indirectos
de la dependencia e n l a democracia política a
GRÁFICO I través del desarrollo económico. Según Bollen:
* L a medida del nivel de libertad corresponde «Estas influencias indirectas [entre la posición
a los casos superiores al umbral máximo. o dependencia d e l sistema mundial y la demo-
cracia] pueden ser tan importantes (o más) que
los efectos directos analizados e n este análisis))
(Bollen 1983, 478). Nuestro análisis de regre-
la U n i ó n Soviética. E l nivel de bienestar sani- sión puso a prueba esta hipótesis para años
tario y económico de la población filipina dis- más recientes. Nuestras medidas de dependen-
minuyó en los últimos años de l a dictadura de cia (cantidad de exportaciones e importacio-
Marcos. E n l a U n i ó n Soviética, l a glusnost fue nes como porcentaje del comercio mundial),
una reacción social y la alienación producida sustituto poco aproximado d e l concepto, no
por un largo período de «estancamiento» eco- muestran relaciones consistentes que sean es-
nómico. tadísticamente significativas2'.
Los ejemplos de regímenes autoritarios que Otro hecho que contradice e l énfasis e n los
son derribados como consecuencia de fracasos efectos distorsionantes de l a dependencia es e l
económicos no contradicen necesariamente descubrimiento de la posible relación entre un
nuestra teoría de l a relacion positiva entre e l tamaño menor de la población y la presencia
crecimiento y la democratización. S i bien l a de instituciones políticas libres e n los países
decadencia económica puede dar un impulso d e l Tercer Mundo. Esta relación es analítica-
momentáneo a la democratización, e l nivel mente importante ya que, como observaron
Analisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 187

Simon Kuznets y Robert Triffin, los Estados dos, que t i e n e n que ganarse la legitimidad «en
pequeños son de por s í mucho más dependien- e l contexto de exigencias simultáneas de l a
tes económicamente de sus interlocutores co- masa, que reclama l a participación y la distri-
merciales que los Estados más grandes (Kuz- bución, y que han conducido al colapso de las
nets 1963, 16; Triffin 1963, 248). U n a elevada instituciones representativas en un país e n de-
proporción de países con una población igual sarrollo tras otro, y l a creciente convicción de
o inferior a los tres millones de habitantes son sus elites políticas de que e l poder e n e l siste-
democráticos como, por ejemplo, Belice, Bots- ma debe concentrarse rigurosamente s i se
wana, Costa Rica, Bahamas, Mauricio, Gam- quieren resolver las múltiples crisis plantea-
bia, Trinidad, Jamaica, Fiji, y Papua Nueva das. Así pues, los países e n desarrollo de la
Guineaz2. E l primer Estado occidental posco- posguerra se encuentran e n situación desven-
lonial, Islandia, cuya población es escasa, fue tajosa, porque se les niega e l lujo de una evolu-
capaz de institucionalizar fácilmente un go- ción gradual lenta, deliberada y sucesiva de
bierno representativo mucho antes que Euro- estas crisis, lujo de que gozaron e n cambio
pa (Tomasson 1980). L a escasez de l a pobla- muchos países europeos (Diamond 1980, 122;
ción reduce al parecer las posibilidades de un véase también L a Palombara y Weiner 1966;
conflicto potencialmente represivo. N o obs- 14-8; Huntington 1968, 46). Como observó
tante, la relación empírica entre un tamaño Lipset y continuó Larry Diamond.
pequeño y la democracia puede ser engañosa,
como aduce Myron Weiner, señalando e l he- En l a edad moderna existe un vínculo cada vez
cho que una elevadísima proporción de Esta- más ineludible entre e l desarrollo socioeco-
dos pequeños fueron colonias británicas (Wei- nómico y la creencia en la legitimidad y l a
ner 1987, 18-22). efectividad de un régimen. Con cada dece-
L a tesis de que e l desarrollo económico es nio que pasa, los efectos internacionales de
crucial para la democracia fue impugnada por demostración de las naciones ricas están
Dankwaret Rustow, que adujo la prueba histó- cada vez más extendidos y se hacen apre-
rica de l a existencia de regímenes democráti- miantes, y las expectativas populares res-
cos en países ahora ricos pero que antes tenían pecto de la acción gubernamental van e n
niveles relativamente bajos de desarrollo eco- aumento. Sólo las naciones más autárqui-
nómico, como los Estados Unidos en 1820, cas podían constituir, incluso e n principio,
Francia en 1870 y Suecia en 1890 (1 970, 352). una democracia sobre unas bases de pobre-
S i n embargo, estas y otras democracias primi- za persistente; e n un mundo que se va
tivas tuvieron l a ventaja histórica de crear sus haciendo cada vez más pequeño estas na-
instituciones políticas antes de que apareciese ciones han desaparecido prácticamente. Es
e l sistema mundial de comunicaciones, que les difícil pues imaginar cómo una democra-
habría hecho ver que otros países eran mucho cia del mundo de hoy puede sobrevivir s i n
más ricos (como era e l caso), y antes también hacer por l o menos un cierto progreso visi-
de que aparecieran movimientos populares ble hacia l a modernización (1980, 106;
con un considerable peso electoral, que exigían véase Lipset 1981[1960], 27-86).
una distribución más equitativa de los bienes.
U n a condición para que un régimen político
sea estable es que e l nivel de expectativas po- Pautas y variables subyacentes
pulares sea proporcional al nivel económico en la relación
de l a sociedad, modelo característico de estas
democracias primitivas. En cambio, los países LA qué se debe la relación aparente entre los
menos desarrollados de hoy fijan sus expecta- niveles de los ingresos y la probabilidad de que
tivas con arreglo al patrón de las naciones más una nación adopte estructuras democráticas?
ricas, y dependen culturalmente de ellas (Hun- En términos generales, detrás de la variación
tington 1968; 46; L i p s e t 1963, 15-60). Ade- de los niveles de ingresos que puede verse e n e l
más, los regímenes políticos democráticos del Cuadro 1 se encuentran las correspondientes
siglo XIX no tuvieron que hacer frente a las diferencias nacionales e n las estructuras de
continuas crisis políticas de los regímenes con- clase y los grados de desigualdad, que se refle-
temporáneos de los países menos desarrolla- jan en e l suministro de atenciones sanitarias y
188 Sevmour Martin Lipsel, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

en la calidad general de vida. E n otro análisis los esfuerzos d e l Estado para resolver e l estan-
de regresión basado en los mismos datos, un camiento económico abriendo e l sistema a un
«poderoso factor de predicción de las liberta- mayor número de iniciativas personales y, en
des políticas y civiles» es la calidad física de l a particular, introduciendo la liberalización po-
vida, medida con arreglo a la mortalidad in- lítica. L a descentralización de la autoridad
fantil, la esperanza de vida al año de edad y la económica puede demostrar con e l tiempo que
alfabetización de los adultos. «Esta conclu- las decisiones relativas a la sociedad suelen ser
sión, particularmente llamativa e n los países mejores cuando la participación de los ciuda-
menos desarrollados del mundo, implica que danos es auténtica. En su examen de las con-
e l desarrollo económico incrementa las pers- clusiones de muchos estudios nacionales sobre
pectivas de democracia al facilitar una amplia las actitudes y los valores, Alex Inkeles y Larry
mejora e n los niveles de bienestar popular» Diamond presentan pruebas convincentes en
(Diamond, Linz y Lipset 1987, 10). Con un favor de l a hipótesis de que e l nivel del desa-
aumento significativo del ingreso nacional, e l rrollo económico de un país afecta indepen-
consumo se hace más equitativo, la clase me- dientemente las tendencias de democratiza-
dia aumenta, las personas t i e n e n acceso a los ción de sus ciudadanos. Según estos autores,
servicios sanitarios, e l nivel de analfabetismo existen relaciones consistentes entre e l PNB
disminuye y hay un mayor número de adoles- por habitante de los países y características
centes que cursan estudios secundarios. Esto tales como la satisfacción personal, la eficacia
es así en todas las sociedades, islámicas o personal, e l antiautoritarismo y l a confianza.
ateas, marxistas o de mercado, africanas, asiá- Las correlaciones de orden de clasificación de
ticas o europeas. ( D e nuevo una importante las medianas (dentro de los grupos socioeco-
excepción la constituyen los Estados exporta- nómicos), entre e l PNB por habitante y estas
dores de petróleo, donde un acusado aumento características, son las siguientes: 0,76 para e l
del ingreso por habitante no produjo necesa- antiautoritarismo, 0,8 5 para l a confianza, O, 5 5
riamente estas consecuencias). Es más proba- para la eficacia y 0,60 para la satisfacción
ble que las personas con mayores ingresos, e n (Inkeles y Diamond 1980, 63-109). Así pues,
situaciones laborales complejas y ampliamente según estos autores: «En una amplia variedad
interdependientes, con un nivel más alto de de estudios, con diversas muestras y todos los
educación y un mejor acceso a los servicios tipos de países representados, se observa una
sanitarios y de otro tipo, reclaman una mayor tendencia clara y consistente según la cual e l
libertad política. autoritarismo y sus manifestaciones conexas
Los datos del Cuadro 1 indican que, a me- están inversamente relacionados con e l nivel
dida que aumenta e l nivel de los ingresos por de desarrollo nacional» (1 980, 83).
habitante e n un país, los productores económi- L a situación de la economía ejerce una im-
cos desean cada vez más un sistema que au- portante influencia independiente e n la confi-
mente su influencia en los dirigentes políticos guración de las actitudes y los valores de los
y son capaces de apoyarlo. Allí donde los in- ciudadanos y este efecto es generalmente con-
gresos son bajos, las conexiones económicas sistente a todos los niveles de las jerarquías
entre los ciudadanos no son complejas. Mu- socioeconómicas domésticas, como los basa-
chos sobreviven por su cuenta cultivando sus dos en la educación o e l trabajo.
propios alimentos, labrando las tierras de los
demás o produciendo para un mercado local. L a mayoría de los observadores considerarían
E l aumento de los ingresos por habitante y la e n general «positivo» e l efecto que se deja
disponibilidad de avances técnicos señalan sentir. Vivir e n un país desarrollado parece
la aparición de relaciones económicas más ser favorable para la autoestima y confiere
complicadas entre los ciudadanos, y de nuevas a las personas un mayor sentido del valor
normas y valores. A medida que aumentan los personal, la satisfacción y la competencia,
ingresos las exigencias de los ciudadanos se más allá de l o que s u educación y e l trabajo
hacen más visibles, y aumenta e l interés por que llevan a cabo permiten suponer. Ade-
un sistema político que pueda responder a más, cuanto más económicamente adelan-
estas exigencias. En Europa oriental, las revo- tado sea un país, más ciudadanos cuya
luciones democráticas fueron precedidas por condición es por l o demás igual parecen
Analisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 189

CUADRO4. Variaciones en la matriculación escolar, 1965-1985


Mediana de matriculación en la Mediana de matriculación en l a
escuela secundaria como escuela terciaria como porcentaje
porcentaje del grupo de edad d e l grupo de edad
1965 1985 1965 1985
Economías de bajos
ingresos 3.5 18 O 1
Economías de ingresos
medianos-bajos 8.5 29 1 7
Economías de ingresos
mediaos-altos 25 55 4 16
Economías de mercado
industrializadas 62 96 13 30
Fuente: Banco Mundial, Informe Mundial sobre el Desarrollo, 1990. (New York: Oxford University
Press, 1990).

desarrollar cualidades que contribuyen a tado que la educación que haya recibido))
una política estable y a un comportamien- (1974, 133). Estos autores observan que l a
t o económico efectivo, porque confían más enseñanza superior hace que las actitudes y los
e n los demás, son más tolerantes con ellos valores de la gente sean más «modernos» por
y al mismo tiempo confían más en sus varios conceptos, y estas mismas actitudes
capacidades (Inkeles y Diamond 1980, «modernas» imbuyen a los ciudadanos de la
1O 3- 104). convicción de que tienen algo que decir a pro-
pósito de la acción d e l gobierno de su país23.
U n o de los efectos más marcados del au- En e l Cuadro 4 se ve claramente la medida
mento de los ingresos es la posibilidad de me- en que l a oferta de enseñanza secundaria y
jorar la educación. Existe una relación marca- universitaria varía según e l nivel del ingreso
da entre los niveles de ingresos y la proporción nacional. Entre los países de bajos ingresos,
del grupo correspondiente de edad e n la escue- algunas naciones proporcionan mucha más en-
l a secundaria; la mediana de asistencia a l a señanza secundaria que l a medida correspon-
escuela secundaria fue de sólo e l 18 % d e l gru- diente a su categoría, como ocurre e n e l caso
po de edad en 1985 en los países de bajos de la India, China o S r i Lanka, y otros propor-
ingresos (incluida China y l a India), mientras cionan menos, como Uganda y Haití. Puede
que en las economías de mercado industriali- existir un elevado nivel de enseñanza secunda-
zadas más ricas l a proporción correspondiente ria con diferentes sistemas políticos: dicho ni-
fue del 96 Oh. L a correlación entre l a propor- vel puede reforzar a una sociedad «libre» (In-
ción de matriculaciones e n la enseñanza supe- dia) o a una sociedad «parcialmente libre» (Sri
rior y los niveles de libertad política es s i n Lanka), o bien socavar una sociedad «no li-
duda alguna significativa. E l aumento de l a bre» (China). Sin embargo, e n los lugares e n
escolaridad, más la mayor renta nacional, pue- los que l a distribución de la enseñanza es tan
den surtir un efecto espectacular en las actitu- deficiente como e n Uganda o en Haití, sigue
des y las exigencias políticas de l a nueva gene- siendo muy difícil señalar normas modernas
ración educada. Alex Inkeles y David Smith de participación para los ciudadanos.
llegan a l a conclusión siguiente, sobre l a base El Cuadro 4 muestra también que la pro-
de entrevistas a 6.000 personas de seis países porción de personas en edad de escolarización
en desarrollo: «En las sociedades complejas y secundaria aumentó espectacularmente e n
e n gran escala ningún atributo de l a persona muchos países entre 1965 y 1985: d e l 35 al
permite predecir sus actitudes, valores y com- 63 O/o e n S r i Lanka (economía de bajos ingre-
portamiento de modo más consistente y acer- sos), del 41 al 65 O%I e n Filipinas (economía de
190 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

ingresos medianos-bajos), del 28 al 60% en británicas)) (subrayado e n e l original. Weiner


Argentina (economía de ingresos medianos- 1987, 20). Los británicos, los estadounidenses
altos), del 35 al 94 O/o e n l a República de Corea (Filipinas) y los australianos (Papua Nueva
(economía de ingresos medianos-altos) y del Guinea) contribuyeron a enseñar los princi-
38 al 91 Yo e n España (economía de mercado pios de la democracia a sus poblaciones colo-
industrializada). E l acusado aumento de los niales estableciendo sistemas de representa-
alumnos de las escuelas secundarias e n todo e l ción electoral y gobierno local antes de la
mundo e n los Últimos decenios d e l siglo XX independencia, participación nativa e n e l fun-
puede haber influido particularmente en las cionariado y enseñanza primaria y a veces
exigencias de los ciudadanos y, por consi- secundaria e n los idiomas vernáculos. Este
guiente, de modo indirecto, en las estructuras proceso fue mucho menos relevante e n otros
políticas. sistemas coloniales europeos. Asimismo, la
transferencia del poder fue más gradual y or-
denada e n las colonias angloamericanas (von
Factores culturales Albertini, 1982). En e l Cuadro 5, que es una
tabulación cruzada de las potencias coloniales
Hay que recordar que los factores económicos y los niveles de libertad, pueden verse clara-
sólo explican en parte e l proceso de causali- mente estas relaciones.
dad. Entre las influencias no económicas que La evolución del continente americano re-
deben tenerse en cuenta a este respecto figuran salta la importancia de los procesos anteriores
los «factores culturales)), o sea la religión y los a la independencia y l a naturaleza de l a transi-
valores, y determinadas experiencias históri- ción a ésta. Las sociedades de colonos blancos,
cas. Como se ha observado anteriormente, las predominantemente británicos, de los Estados
naciones posteriores a la Segunda Guerra Unidos y e l Canadá (así como de Australia y
Mundial -o sea los Estados poscoloniales-, Nueva Zelanda) tenían una considerable expe-
que estuvieron sometidas al poderío anglo- riencia de sistemas electorales, autogobierno e
americano, y en particular británico, tienen instituciones judiciales sólidas, antes de l a in-
más probabilidades de democratizarse que las dependencia. En la América española, e n cam-
que fueron colonizadas por Francia, Portugal, bio, e l paso a la independencia, con un sistema
los Países Bajos o Bélgica (Blondel 1972, 169- electoral para la selección de los gobernantes,
170; Smith 1978, 70-102; Huntigton 1984, fue repentino y, al igual que ocurrió en gran
205-206). Este principio es válido para e l Asia parte de África no británica más de un siglo
meridional y del sudeste, Oceanía, e l Caribe y después, no echó raíces. L a historia de Brasil
África. Como hemos visto, e l impacto de la es más complicada por e l papel especial de la
colonización británica se observa claramente monarquía y no l a examinaremos aquí.
e n los análisis estadísticos comparados de Bo- Hay otros factores que hacen de América
l l e n y Jackman (1985, 34-41), mientras que Latina un caso aparte. Esta región tiene ante-
tanto l a colonización francesa como l a británi- cedentes culturales e institucionales comunes.
ca producen relaciones significativas e n nues- Sus raíces se encuentran e n gran parte e n la
tros resultados. Aunque un cierto número de península ibérica, con su larga historia de con-
antiguas colonias británicas, como Bangla- flictos armados durante los muchos siglos de
desh, Birmania, Ghana, India (brevemente), la Reconquista, que exaltó los valores milita-
Kenya, Nigeria, Pakistán, Tanzania, Uganda y res. A esto debe añadirse e l impacto de los
más recientemente Singapur, pasaron de la de- ideales de la Ilustración, que las elites hicieron
mocracia a un sistema autoritario, Myron suyos a finales del siglo XVIII y comienzos d e l
Weiner ha señalado un fenómeno sorprenden- siglo XIX. Desde los liberadores de comienzos
t e que se revela en las estadísticas: «Todos los del siglo XIX hasta los abnegados demócratas
países con una población de por lo menos un de los últimos años, como Raúl Alfonsín y
millón de habitantes (y casi todos los países José Napoleón Duarte, la historia de América
más pequeños también) que han surgido de un Latina se caracteriza por e l compromiso públi-
régimen colonial después de la Segunda Guerra co hacia los valores democráticos, sobre todo
Mundial y han conocido una experiencia de- entre las elites educadas. Pero su cultura con-
mocrática continuada son antiguas colonias tiene importantes elementos contradictorios.
N i v e l de libertad e n 1989 Situación actual
Herencia Democrática Semi-
colonial (clasificación democrática Autoritaria: Row
predominante de FH = 2-5) (FH 6-9) (FH= 10-14) Total
Británica 25 (48,l) 10 (19,2) 17 (32,7) 52
N=52 (65,8) (4595) (34,7) (48,O)
Francesa O 4." (16,O) 21 (84,O) 25
N=25 (182) (42,9) (23,O)
Española 9 (52,9) 6 (3533) 2 (1 1 3 ) 17
N= 17 (23,7) (2773) (04,1) í 16,O)
Portuguesa lb
(16,7) O 5 (83,3) 6
N=6 (02,6) (10,2) (06,O)
Belga O O 3 (100) 3
N=3 (06311 (0330)
Holandesa O lC
(50,O) 1 (50,O) 2
N=2 (043 (0290) (02,O)
Estadounidense l(lO0) O O 1
(02,6) (0 1,o>
Australiana l(lO0) O O 1
N=1 (0276) (0 1,o>
Japonesa (50,O) 1" (50,O) O 2
N=2 (02,6) (04s) (0290)
Columna 38 22 49 109
Total (35,O) (20,O) (45,O) (10030)
aMadagascar, Senegal, Túnez, Guayana Francesa.
bBrasil.
CSurinam.
dRepública de Corea.
eTaiwan.

S i bien s u literatura, sus valores políticos y sus temporal puede ser muy tenue o incluso confu-
héroes nacionales exaltan los valores democrá- sa, con frecuencia son remisos a resolver pro-
ticos, también mantiene los estereotipos nor- blemas temporales mediante un simple re-
mativos del caudillaje y e l machismo. Es una cuento de votos» (Trudeau 1968, 108). Lipset
región católica, característica que según Pierre observó que e l catolicismo parecía antitético a
Trudeau y otros es importante. A l tratar de la democracia en la Europa anterior a l a Se-
explicar la debilidad relativa de la democracia gunda Guerra Mundial, así como e n América
antes de 1960 e n la provincia católica cana- Latina ([ 19601 198 1, 72-73). Este autor señaló
diense de Quebec, en comparación con los que en tiempos pasados e l catolicismo «se alia-
sistemas democráticos más institucionalizados ba con los grupos políticos de derechas o con-
d e l Canadá protestante anglófono, Trudeau servadores», mientras que e n los países católi-
afirmó que «las naciones católicas no siempre cos las fuerzas izquierdistas, incluidos los
han sido partidarias decididas de la democra- moderados, eran anticlericales. Esto contri-
cia. E n e l ámbito espiritual son autoritarias; y buía con frecuencia a hacer de l a política de
como la línea divisoria entre l o espiritual y l o partidos un «hondo conflicto entre Dios y Sa-
192 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

tán... Y, como los vínculos religiosos refuerzan intelectuales, fueron resultado también de la
los alineamientos políticos seculares, las posi- mejora educativa.
bilidades de compromiso e intercambio demo-
crático son escasas»z4.
América Latina está situada geográfica- Conclusiones
mente cerca de los Estados Unidos, y las pre-
siones norteamericanas l a afectan considera- Las transiciones a l a democracia registra-
blemente, para bien y para mal. E l coloso del das a finales de los años 70 y e n e l decenio de
Norte ha contribuido a desestabilizar varios 1980 plantean e l consabido problema de las
países, tanto democráticos como autoritarios. relaciones entre el desarrollo económico y la
Más recientemente, la importancia atribuida a democratización. Las comparaciones de las es-
las libertades civiles y a los derechos humanos tructuras políticas con los niveles de los ingre-
e n l a administración Carter y la insistencia en sos por habitante indican que a finales de los
exigir estructuras democráticas durante e l se- años 80 esta relación era aún más acentuada
gundo mandato de Reagan tuvieron un efecto que en los años 50, cuando empezaron a apa-
e n las políticas internas de los países situados recer notas sobre esta correlación e n la litera-
al sur d e l Río Grande. tura cada vez más abundante sobre e l desarro-
Algunos estudiosos afirman que la religión llo. Esto es lógico, ya que e n los decenios
islámica hace difícil aceptar una democracia comprendidos entre 1960 y los primeros años
política e n e l sentido occidental, ya que en e l de 1980 se registraron incrementos espectacu-
Islam n o existe una separación entre e l mundo lares de los diversos indicadores sociales, así
secular y e l mundo religioso. E n 1989, en las como de los índices relativos a la capacidad
clasificaciones de Gastil no figuraba ningún económica nacional y a las expectativas y exi-
país islámico entre los países libres (democrá- gencias de los ciudadanos. Durante este perío-
ticos). En su análisis de las ideas islámicas en do, e n los países cuyos ingresos nacionales
relación con e l Estado, P.J. Vatikiotis llega a l a iban en constante aumento, una proporción
conclusión de que e l mundo musulmán y e l muy superior de las cohortes de jóvenes siguie-
mundo occidental tienen ((tradiciones cultura- ron estudios secundarios y terciarios, y los
les y actitudes intelectuales sumamente discre- empleos técnicos y de servicios proliferaron
pantes». Esto se refleja en particular en e l considerablemente.
hecho de que das nociones de libertad política Antes de que se iniciara l a ola de transicio-
no son comunes... y son extrañas al Islam» nes a la democracia a mediados de los años 70,
(1988, 114, 118)25. algunos negaban que l a relación hipotética de
Puede observarse también que e n e l pasado los años 50 no fuera ciertaz6. Pero los hechos
l a influencia geopolítica de l a U n i ó n Soviética subsiguientes permiten afirmar la existencia
impidió a los Estados de Europa oriental cual- de una interrelación entre las estructuras de-
quier desviación de las prácticas aceptables mocráticas y los niveles crecientes de ingresos,
para los soviéticos, e n particular e l régimen de aunque e l crecimiento económico no determi-
partido único, aunque sus niveles de ingresos y n e de por sí la democracia política.
de educación hacían pensar que estaban ma- Dado e l historial cíclico de los cuatro últi-
duros para un sistema pluralista. Los ciudada- mos decenios, la proposición de que e l desa-
nos de l a República Democrática Alemana, rrollo económico es un requisito para l a
Hungría, Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, democracia política no puede hacerse s i n re-
Rumanía y Albania demostraron vigorosa- servas. Los resultados de nuevas encuestas con
mente su afán de libertad en los alzamientos y estadísticas técnicas muy perfeccionadas no
las protestas masivas de 1953, 1955, 1956, corrobaran este aserto. S i bien e l crecimiento
1968 y sobre todo e n 1989 y 1990. Pero sólo económico no es más que un elemento de la
después del hundimiento del totalitarismo e n democratización, su importancia es induda-
l a U n i ó n Soviética pudieron restablecer regí- ble. Aunque no podemos suponer que e l creci-
menes democráticos. Los esfuerzos de libera- miento fomente automáticamente e l pluralis-
ción, que contaban e n gran parte con e l apoyo mo, debemos reconocer que las naciones que
de l a «intelligentsia», así como de las clases son capaces de elevar sus niveles de vida y de
educadas de administradores, profesionales e educación sientan las bases para las estructu-
Análisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 193

ras democráticas, aumentando las probabili- sigan siendo democráticas. Pero, s i bien las
dades de institucionalización y legitimización correlaciones pueden ser mucho menores con
de los esfuerzos de democratización. datos de los años 90, las anteriores investiga-
Por último, puede observarse que l a apari- ciones quizá n o permitan predecir las posibili-
ción de sistemas pluripartidistas en África y en dades de desmembramiento de los regímenes,
los Estados ex-comunistas de Europa oriental es decir, cuáles de los regímenes democráticos
y l a U n i ó n Soviética a finales de los años 80 y más recientes es probable que sean derribados.
comienzos de los 90 habrá reducido mucho Así por ejemplo, Haití, muchos de los países
estas relaciones, cuando se completen las in- africanos más pobres y las repúblicas ex sovié-
vestigaciones basadas en los datos del decenio ticas del Asia central n o reúnen muchas proba-
de 1990. Muchos países muy pobres gozan bilidades de mantener una democracia estable.
ahora de mucha más libertad que antes. L a Hay que proceder con mucho cuidado e n lo
difusión de l a democracia en muchos Estados relativo a las perspectivas a largo plazo de las
africanos es consecuencia e n parte del final de estructuras pluripartidistas e n muchos de los
l a bipolaridad mundial. L a conclusión de l a sistemas más recientes. Se trata de países po-
guerra fría permitió utilizar el sistema interna- bres y con regímenes de dudosa legitimidad.
cional para promover los derechos humanos y Como demuestra e l presente artículo, l o que
los sistemas pluripartidistas. Los dictadores necesitan sobre todo es eficacia, especialmente
del Tercer Mundo no pueden seguir aprove- e n el terreno económico, pero también e n el
chándose de l a rivalidad entre l a U n i ó n Sovié- político. Si pueden emprender s i n vacilaciones
tica y e l Occidente. El Banco Mundial y el l a vía hacia e l desarrollo económico, podrán
Fondo Monetario Internacional han empeza- mantener l a casa en orden desde el punto de
do a fijar condiciones polítidas a l a ayuda. Las vista político. Pero también puede ocurrir l o
naciones que pertenecieron a la U n i ó n Soviéti- contrario.
ca están sometidas también a presiones inter-
nacionales para democratizarse, o para que Traducido del inglés

Notas
U n a versión anterior del presente caracterizada por golpes militares estructura social, con l a esperanza
texto se presentó en septiembre y e l auge de regímenes de movilizar e l capital gracias
de 1990 en l a 86.a Reunión Anual autoritarios» (1978, 1, 24, 32). a la represión de los movimientos
de la Asociación Americana de L a tesis de Cardoso. que coincide populares y l a promoción de
Ciencias Políticas, San Francisco. con hipótesis similiares de los vínculos con el capital y l a
Debemos dar las gracias a Leo Guillermo O’Donnell, se basaba tecnología del extranjero
Goodman, Alex Inkeles, Bruce en datos fácticos de los años 60 y (O’Donnell 1973).
Bueno de Mesquita y Fred Turner 70. Estos autores escribieron
por su amable asesoramiento. antes de que se produjeran las 4. Seligson (1987) aduce que el
experiencias de redemocratización ciclo actual de democratización
1. Más popularmente, véase en América Latina, el sur de e n América Latina es más sólido
Reve, 1985. Europa y algunos países asiáticos. y duradero que los anteriores.

2. Cardoso escribió que debemos 3. El autoritarismo burocrático 5. Nos referimos concretamente


rechazar «la nostalgia por la es una consecuencia del fracaso al nivel de crecimiento
lógica y la coherencia de las de los regímenes populistas económico, y n o a l a tasa de
precedentes explicaciones que progresistas en América Latina, crecimiento.
ignoran los aspectos imprevistos y que n o pudieron controlar el
contradictorios de l a vida política estancamiento económico, los 6. Como sugirió M a t t e i Dogan
real», que hemos de tratar de problemas de la^ balanza de pagos (1979, 747) l a sociología y l a
entender «la disparidad entre l o y las crecientes exigencias ciencia política en l a era
que se proponía como populares en los años 30 y 40. posbehavioral, necesitan acumular
consecuencia política de L a burguesía industrial, los el conocimiento mediante l a
crecimiento económico (esto es, burócratas civiles y militares, los comparación sistemática.
l a democratización) y l a evolución tecnócratas y las elites se unieron
real de la historia política para regular l a economía y l a 7. A corto plazo puede producirse
194 Seymour Martin Lipset, Kyong-Ryung Seong, John Charles Torres

una inversión de l a relación, y Árabes Unidos), y a las ocho una variable dependiente. La
aparecer regímenes autoritarios a «economías de Europa oriental clasificación de Gastil se publicó
pesar de los niveles cada vez más que n o son de mercado)) p o r primera vez en 1973.
altos del desarrollo. N o obstante, (Hungría, Rumania, Albania,
a largo plazo se observan una Bulgaria, Checoslovaquia, l a 14. El PNB p o r habitante
clara tendencia en l a relación República Democrática Alemana, (ECON) y l a movilización política
entre e l desarrollo económico Polonia y l a URSS). Todos ellos (RESIST) se transformaron
y l a democracia política. Todas son Estados autoritarios: con logarítmicamente porque eran
las consecuencias del desarrollo arreglo a l a clasificación de l a sesgados.
económico producen un «cambio Freedom House, Polonia,
correlativo)) en el régimen Hungría, Khwait y los Emiratos 15. Obsérvese que el panel de
político, haciéndolo más pluralista Arabes Unidos «son parcialmente 1960 debe considerarse con
y variado. D e ahí que exista una libres)) (semidemocráticos) y los precaución porque el número
«compatibilidad estructural)), una otros Estados son autoritarios. de casos efectivos (N= 22) es
«atracción interna)), una Todos los «exportadores de demasiado reducido y, por
«afinidad electiva)) o una petróleo de altos ingresos)) son consiguiente, los resultados quizá
«tendencia inevitable)) entre las Estados islámicos del norte de n o sean m u y sólidos.
dos variables (Almond y Powell África y de l a Península Arábiga,
1978; Hoogvelt 1982). En cierto y las «economías de Europa 16. (Véase O’Donnell 1973).
sentido, l a pluralización política oriental que n o son de mercado)) Téngase en cuenta que,
o l a democratización son un son todas ellas países próximos técnicamente, l a relación de
imperativo estructural, o una a l a U n i ó n Soviética, y m u y O D o n n e l l n o es sólo una
cuestión de eficiencia. Así p o r influenciados por ésta. N o variación del segmento b) e n e l
ejemplo, Gorbachev sugiere que obstante, el Banco M u n d i a l modelo de Jackman; existe un
los regímenes comunistas deben clasifica a estas naciones por descenso permanente e n e l
liberalizarse si se quiere que sus separado, porque todas tienen segmento c). (Véase Sirowy
sociedades se desarrollen de modo algún rasgo distintivo: elevados e Inkeles 1990, 126-134).
adecuado (Dahl 1971; White, ingresos derivados del petróleo, o
Gardner y Shopflin, 1987). dependencia de l a URSS (Banco 17. Los países de a) y b) se
M u n d i a l 1984, 218-19). excluyeron porque sus regímenes-
8. Los datos del Banco M u n d i a l políticos están muy influenciados
n o reflejan el coste de l a vida en 10. Durante e l período por l a religión y l a ideología.
cada país, por lo que sus comprendido entre 1960 y 1982
comparaciones del producto e l crecimiento medio anual del 18. El ingreso nacional de
nacional bruto (PNB) pueden P N B disminuyó para los once Uruguay, e n comparación con el
inducir hasta cierto punto a error países siguientes: Chad, Etiopía, del año anterior, disminuyó un
en el caso de determinadas Nepal, Zaire, Uganda, Níger, 9,4 % en 1982, un 4,7 Yo en 1983
naciones. L a Organización de Madagascar, Sri Lanka, Ghana, y un 1,8 % e n 1984 (Sanders
Cooperación y Desarrollo Sudán y Zambia. 1985, 6).
Económico (OCDE) ha estimado
el coste de l a vida e n sus países 11. Todos los datos de los 19. Para un análisis detallado de
miembros mediante un índice diversos análisis del presente los datos de l a encuesta sobre las
cuidadosamente calculado de las artículo fueron proporcionados reacciones d e l público argentino
paridades de l a capacidad por un proyecto e n gran escala a l a guerra de las Malvinas y la
adquisitiva (PCA), y e n este caso de l a Hoover Institution e n l a campaña electoral de Raúl
l a capacidad adquisitiva de una Universidad de Stanford. Este Alfonsin, véase Smith y Turner
persona con un ingreso medio por proyecto comprende un vasto 1984; 809-813.
habitante en los Estados Unidos archivo de investigación de datos
es más elevada que l a de los agregados sobre cada país, y h a 20. Después de l a Segunda
ciudadanos de diversas naciones encargado estudios de casos sobre Guerra Mundial, la URSS se
europeas en las que, según las 27 naciones del Tercer M u n d o urbanizó, se industrializó y creó
comparaciones del Banco (Diamond, L i n z y Lipset 1988-89, una vasta clase intelectual
Mundial, el ingreso p o r habitante xix). educada (clase media), aunque
parece más alto (OCDE 1980; con Brezhnev las condiciones de
97-97; OCDE 1982, 31-2). 12. Si una nación estuvo vida empeoraron.
sometida al dominio colonial
9. El Informe sobre el Desarrollo de diferentes países, sólo se 21. En dos análisis de regresión
Mundial del Banco M u n d i a l lo consideró l a potencia colonial distintos que utilizaron también
clasifica p o r separado a los cinco más reciente. e l banco de datos de l a Hoover
«exportadores de petróleo de altos Institution, las medidas de
ingresos)) (Omán, Libia, l a Arabia 13. El panel de 1970 n o se dependencia, que comprendían
Saudita, K u w a i t y los Emiratos incluyó porque n o se disponía de un índice del grado de
Análisis comparado de los requisitos sociales de la democracia 195

concentración de los productos influencia... Su sentido d e l tiempo católica en sus ecuaciones, pero
y de concentración de los era diferente, y su sentido de l a n o han comunicado ninguna
interlocutores comerciales, n o se eficacia personal y social más relación estadísticamente
consideraron estadísticamente acentuado; estas escuelas significativa con el protestantismo.
significativos para influir e n la participaban de modo m u y activo
democracia política. e n los asuntos de l a comunidad y 25. Véase también el número de
eran más abiertas a las nuevas abril de 1988 de l a Third World
22. Este factor tampoco produce ideas. experiencias y personas: Quarterly. dedicad a l «Islam y a
una relación invariante, como se su interacción con los demás era la política)).
deduce de los recientes diferente, y se preocupaban más
acontecimientos en Singapur. de los subordinados y las 26. Kenneth Prewitt (1982, 10)
Para un examen general de l a minorías. Atribuían mayor escribe, p o r ejemplo, que «La
cuestión véase D a h l y Tufte 1973. importancia a l a ciencia, hipótesis de Lipset ... sostenía que
aceptaban más fácilmente los l a estabilidad política democrática
23. Según estos autores: cambios y estaban más dispuestas y e l desarrollo económico se
((Nuestros datos muestran sin a limitar el número de alumnos. fortalecían mutuamente. Y s i n
ambigüedad alguna que las En breve, gracias a l a embargo, el desarrollo económico
escuelas de cada uno de los seis escolarización más formal, su h a covariado tanto o más
países en desarrollo [Argentina, carácter personal era frecuentemente con los regímenes
Chile, India e Israel, Nigeria y decididamente más moderno)) autoritarios (Taiwán, República
Pakistán oriental]. por defectuosas (1974, 143). de Corea, Argentina, Sudáfrica,
que sean, surtieron claramente un el I r á n anterior a Khomeini ...)».
efecto considerable e n los 24. Bollen y Jackman (1985,
alumnos expuestos a su 38-41) n o incluyeron l a influencia

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El declive de los nacionalismos
en Europa occidental:
la dinámica de las generaciones

Mattei Dogan

L a tesis que tratamos de demostrar en este considerar que este comportamiento es nacio-
trabajo puede expresarse en pocas palabras. nalista. Su trivialidad se revela e n e l hecho,
Los países de Europa occidental, habiendo al- que en Europa ocurre con frecuencia, de que
canzado su integración nacional hace mucho hay jugadores d e l equipo nacional que son ex-
tiempo, se encuentran hoy en una fase posna- tranjeros.
cionalista e n la que aspiran a una cooperación Existen definiciones discrepantes de nacio-
supranacional como consecuencia de profun- nalismo, por l a diversidad del fenómeno mis-
dos procesos de interpenetración económica, mo. Demasiados observadores se han conten-
social, cultural y política. E n cada país de Eu- tado con teorizar acerca del nacionalismo s i n
ropa occidental la actitud nacionalista hacia buscar suficientes pruebas empíricas. Algunos
los otros países de la mis- -estudiosos, como J o h n
ma región se encuentra en Mattei Dogan es jefe de investigación Marriott, han admitido
vías de erosión, en e l senti- del Centro Nacional de Investigación que e l principio de l a na-
do de que esta característi- Científica, en París, y profesor de cien- cionalidad se opone a toda
cia política en la Universidad de Cali-
ca no parece ya e l rasgo fornia, Los Angeles. Preside e l Comité
definición e incluso análi-
predominante de la cultura de sociología comparativa de la Aso- sis, y James Bryce abando-
cívica. E l nacionalismo si- ciación Internacional de Sociología, y nó todo intento de definir-
gue siendo e l valor político el Comité sobre las élites políticas de la lo. Louis L. Snyder, en The
Asociación Internacional de Ciencias
básico más importante del Políticas. Entre sus obras recientes Meaning of Nationalism
mundo contemporáneo, cabe destacar Comparing Pluralist De- (1954), denunció esta «ti-
pero no en Europa occi- mocracies ( 1 988) y Pathways to Power ranía de las palabras», pa-
( 1 989). Su dirección: 72, Boulevard
dental. Arago, París 75013, Francia. sando revista a una serie
de afirmaciones acerca de
la dificultad de dar una de-
Diversas clases finición científica del na-
de nacionalismos cionalismo. Para D. Rus-
tow, «la nación se ha convertido no sólo e n un
E l debate sobre e l nacionalismo se presta a concepto clave de la teoría política sino tam-
confusión porque los eruditos atribuyen dife- bién en un arma favorita de las polémicas
rentes significados al término. Su semántica políticas» (Rustow, 1968, pág. 8). «Pocas ma-
ha cambiado con e l tiempo. En la época de la terias de la ciencia social o de l a historia están
Revolución Francesa contra e l poder monár- conformadas por creencias metacientíficas en
quico y la aristocracia, e l nacionalismo era un una medida tan considerable como e l naciona-
valor de izquierdas; hoy día es más bien de lismo» (van Bayme, 1986, pág. 227). «¿Por ~

derechas. Un partido entre dos equipos de qué es tan difícil definir e l nacionalismo?», se
fútbol puede ir precedido de los himnos nacio- preguntan Balibar y Wallerstein. Y responden:
nales, y acompañado de toda clase de exclama- «Porque e l concepto no opera por sí solo, sino
ciones patrioteras: sin embargo, sería un error que se presenta siempre e n un encadenamien-

RICS 136/Junio 1993


200 Mattei Dogan

to ... de términos intermedios o extremos: ci- prestaremos atención a estas respuestas infun-
vismo, patriotismo, populismo, etnicidad, et- dadas, sino que nos concentraremos en los
nocentrismo, xenofobia, chauvinismo, impe- valores básicos.
rialismo, patrioterismo ...» (Balibar y Wallers-
tein, 1988, pág. 66). Las teonas modernas no
tienen en cuenta l a multiplicidad de criterios ¿Qué se entiende por declive?
que sirven a los nacionalistas para definir a las ¿Con qué debe compararse
naciones. E n e l presente trabajo, pues, enten- este concepto? &A qué período
deremos por nacionalismo la devoción hacia se aplica?
e l propio país, una devoción tan intensa que
domina todos los demás sentimientos de iden- N o es posible determinar una fecha exacta
tidad colectiva, incluso e l de identificación re- para e l comienzo del declive d e l nacionalismo.
ligiosa. En e l contexto europeo, e l siglo XIX empezó
L a etnicidad y e l nacionalismo son eviden- e n 18 14, con l a caída de Napoleón y la confi-
temente dos nociones distintas, y por consi- guración por Metternich de un nuevo orden
guiente excluiremos de este análisis los movi- europeo. Antes de 1800 e l nacionalismo no
mientos encaminados a establecer una identi- existía a nivel de masas. Los herederos de l a
dad étnica regional. Erik Allardt (1981) hizo Revolución Francesa difundieron las ideas na-
un recuento de más de 40 minorías étnicas o cionalistas por toda Europa. El siglo XIX ha
lingüísticas en Europa. E l concepto de nacio- sido llamado e l «siglo de las nacionalidades»,
nalismo no es e l más adecuado para definirlas. proceso que culminó con la Primera Guerra
Excluiremos también del análisis las reaccio- Mundial. L a Segunda Guerra Mundial -con-
nes racistas contra los inmigrantes no euro- flicto tanto entre ideologías como entre nacio-
peos. E l racismo y e l nacionalismo son dos nalismos- provocó en algunos países e l co-
fenómenos distintos, que coinciden sólo mar- mienzo del declive del nacionalismo, y en
ginalmente. Para ciertas personas n o hay nin- otros l o aceleró.
guna incompatibilidad entre e l declive de las E l punto ideal de partida para e l análisis
actitudes nacionalistas hacia otras naciones longitudinal sería e l decenio de 1930, en e l que
europeas y e l mantenimiento simultáneo, e se produce e l apogeo de los regímenes totalita-
incluso la intensificación, de l a hostilidad ra- rios en seis países europeos y la aparición de
cista hacia los inmigrantes procedentes de movimientos de extrema derecha e n otros. En
África o del Asia meridional. Este fenómeno 1938, de los 22 países de Europa oriental y
racista ha suscitado ya una literatura impor- central 11 eran dictaduras, y e n l a mayor parte
tante. de los restantes se registraba un auge de los
Concentraremos pues nuestro análisis e n la partidos nacionalistas. Pero en aquella época
percepción que cada país de Europa occidental las encuestas se encontraban aún en su infan-
tiene de los otros países de l a misma región y cia.
e n e l declive de las tendencias nacionalistas e n Es posible que en 1939 los jóvenes no fue-
Europa occidental, pasando por alto las actitu- ran a la guerra con excesivo entusiasmo. N o se
des que puedan adoptar estas naciones hacia les había consultado; e l suyo fue un acto de
otras regiones del mundo, excepto los Estados obediencia colectiva. Hoy día los gobiernos
Unidos y e l Japón. democráticos no obtendrían la obediencia de
Existe una diferencia importante entre una sus gobernados s i no fueran capaces de con-
opinión y un valor básico: la primera es mu- vencerles de que van a luchar por una causa
cho más volátil, mientras que e l segundo cam- moral. L a socialización de los jóvenes era muy
bia lentamente con e l tiempo. En una encuesta diferente e n los años 30. N o disponemos de
de ((Eurobarometer))sobre l a influencia previs- encuestas basadas en muestras nacionales para
ta del parlamento europeo o l a conveniencia ese período, pero sí tenemos un considerable
de crear un banco central europeo, l a mayoría acervo de investigaciones históricas acerca de
de los interrogados no fueron capaces de ex- las creencias de masa, que recalcan la impor-
presar más que una opinión superficial, por- tancia del contexto nacionalista y e l adoctrina-
que estaban mal informados acerca de estos miento. Centenares de libros publicados en
vagos proyectos. E n e l presente trabajo no todos los países europeos antes o después de la
E l declive de los nacionalismos en Eiiroua occidental 20 1

El Roya1 Ulster Constabulary impide a los manifestantes protestantes el paso por un barrio católico en Portadown,
Irlanda del Norte, 1985. Jon Slurrock/Neiwork/Rapho

guerra son testimonio de ello. Los análisis lon- tipos y los prejuicios. L a capacidad de las aso-
gitudinales de los Últimos 50 años resultarían ciaciones de veteranos para convocar enormes
empobrecidos s i se limitasen exclusivamente a manifestaciones callejeras (en Italia en 1922),
las encuestas. Por ejemplo, no necesitamos da- y la difusión de sus panfletos de propaganda
tos de encuestas para determinar la existencia e n ese mismo decenio, contrastan con la relati-
de una atenuación del sentimiento nacionalis- va discreción de los veteranos después de l a
ta italiano hacia Austria, después del colapso Segunda Guerra Mundial. El predominio de
d e l imperio austríaco. A este respecto, pode- ciertas ideologías e n los años 30 no deja lugar
mos confiar e n los historiadores italianos. a dudas acerca de l a intensidad de los senti-
Los análisis d e l contenido de los medios mientos nacionalistas de millones de personas
populares, los medios elitistas y los libros de en aquella época. E n que los años 30 represen-
texto para los estudios elementales y superio- taran en Europa occidental e l momento álgido
res en los años 30 y en los 80, son fuentes del Weltanschauung nacionalista no es simple-
significativas de información acerca del estado mente una hipótesis: muchos historiadores
de l a opinión pública en estas épocas. Un aná- han demostrado este hecho. A este respecto,
l i s i s comparado de los mensajes transmitidos existe un consenso general entre los especialis-
por diversos vectores de los procesos de socia- tas europeos e n ciencias sociales (Hobsbawn,
lización de la juventud en los años 30 y en los 1970).
años 80 en muchos países (como los informes Otro punto posible de inflexión de l a curva
y afirmaciones de maestros de escuela en Ita- es 1945. Desde este momento, se observa una
lia, España, Francia o Alemania) subrayan los tendencia que se refleja de modo intermitente
cambios en los valores nacionales, los estereo- e n las encuestas, aunque a veces da muestras
202 Mattei Dogan

de volatilidad como e n e l caso de Inglaterra tes de la demostración empírica proceden del


durante l a guerra de las Malvinas. Eurobarometer de la Comunidad Europea
Hay que tener presentes las circunstancias para e l período de 1971 a 1991, así como de
históricas. Siete países europeos (Inglaterra, las publicaciones de diversos institutos de opi-
Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos, España y nión pública en Francia, Inglaterra, Alemania
Portugal) poseyeron colonias e n ultramar y su e Italia.
dominio se extendió sobre más de la mitad del Se tendrán en cuenta todos los datos dispo-
planeta. Es notable que e l desmantelamiento nibles de las encuestas, pero esta clase de datos
de estos imperios, con l a descolonización que no son una fuente exclusiva, y desde luego
siguió a la Segunda Guerra Mundial, no diese tampoco son suficientes. L a labor de los histo-
lugar a una reacción nacionalista en estos paí- riadores es de importancia primordial. Para
ses. este tipo de análisis de los cambios en e l tiem-
Otros países no perdieron sus colonias pero po, e l enfoque comparado es esencial.
sí una gran parte de sus poblaciones, s i n que se
manifestara ninguna fiebre nacionalista. E l
número de personas de origen irlandés que Asincronia de los nacionalismos
viven hoy fuera de Irlanda es más elevado que
l a población de la propia Irlanda, y l o mismo L a diversidad de los nacionalismos se debe e n
puede decirse de Hungría y quizás, también de parte a la «edad» de las naciones, según las
Grecia. diversas fases de s u constitución. Como las
Remontándose e n e l pasado, debemos re- naciones se sitúan no sólo e n e l espacio sino
cordar que, e n 1914, para la mayor parte de también e n e l tiempo, resulta difícil encerrar a
los miembros de los partidos socialdemócratas los nacionalismos e n una sola definición. U n a
de Alemania o de Francia la llamada naciona- visión asincrónica nos ayudaría a entender
lista fue más fuerte que l a ideología socialista- mejor la originalidad de Europa occidental e n
internacionalista. e l mundo de hoy.
L o que queremos determinar es la trayecto- E l nacionalismo como doctrina apareció e n
ria de un largo proceso, una tendencia que Europa a comienzos del siglo XIX. Es un pro-
abarca varias generaciones. Idealmente, qui- ducto del pensamiento europeo. Se produjo e n
siéramos obtener pruebas empíricas de mu- un período concreto de l a historia de Europa y
chos países en dos momentos determinados, a más adelante se propagó por todo e l mundo.
una distancia de 30 o 40 años, porque los China ofrece un ejemplo a este respecto. Entre
valores básicos cambian lentamente. Sin em- los habitantes de China existía ciertamente un
bargo, los datos disponibles de las encuestas sentimiento de superioridad, pero que distaba
sólo abarcan de modo suficiente los períodos mucho de ser nacionalista. E n e l sentido mo-
más recientes. Parte de las pruebas empíricas derno del término, e l nacionalismo apareció
que vamos a presentar aquí se basan e n análi- e n China e n 1919. Incluso entonces, tenía que
sis secundarios de una encuesta realizada por pasar mucho tiempo antes de que e l Reino del
e l Grupo de Estudios de los Sistemas de Valo- Medio se convirtiese e n una nación-Estado.
res Europeos (véase Ester y Halman, 1990) e n L a mayor parte de los Estados del Tercer
nueve países europeo en 1981, que más tarde Mundo tienen fronteras artificiales delimita-
se hicieron extensivos a otros países, e n parti- das por sus antiguos colonizadores. Con dema-
cular los Estados Unidos y e l Japón. En 1990- siado frecuencia estas fronteras dividen a gru-
1991 se llevó a cabo una nueva encuesta en los pos étnicos. D e resultas de ello «la mayoría de
mismos países europeos, con e l mismo cues- los Estados africanos subsaharianos podrían
tionario (con unas pocas excepciones). Respec- describirse como entidades multitribales, ya
to de l a mayoría de los valores básicos, l a que las identidades y lealtades tribales son más
segunda encuesta confirma las conclusiones de importantes que las identidades y lealtades
l a primera, con diferencias porcentuales que nacionales)) (Birch, 1989, págs. 25 y 26).
pocas veces son significativas. Dado e l lapso D e los 170 países independientes, aproxi-
relativamente breve que separa a las dos en- madamente, que existen e n la actualidad, mu-
cuestas, era de esperar que se encontrasen más chos se encuentran e n una fase de construc-
analogías que diferencias, y así fue. Otras par- ción o consolidación nacional, fase que los
E l declive de los nacionalismos en Euroua occidental 203

países de Europa occidental atravesaron hace El tercer tipo presenta una clara ubicación
seis o siete generaciones. Así pues, no es sor- e n e l tiempo y e n e l espacio: e l momento ac-
prendente que en e l mundo actual se observen tual e n Europa occidental, donde l a madurez
dos tendencias contrastantes: un declive del nacional ha ido seguida de una erosión en los
nacionalismo e n l a vieja Europa, que coincide sentimientos nacionalistas. L a distancia entre
con un predominio ideológico de este mismo estas naciones maduras, ya inmunizadas con-
nacionalismo e n otras regiones. Esta asincro- tra e l nacionalismo, y las que sufren aún de
nía podría explicarse por e l hecho de que las una fiebre nacionalista no debe medirse e n
naciones, como los individuos, no tienen l a kilómetros sino en generaciones.
misma edad, desde e l punto de vista tanto de El cuarto tipo, situado e n Europa oriental,
l a maduración nacional como d e l desarrollo se caracteriza por la resurrección del naciona-
socioeconómico. En un momento en que l a lismo después de un largo período de regíme-
mayoría de los países del Tercer Mundo des- nes totalitarios y sometimiento al extranjero.
cubren los valores nacionalistas, en Europa En e l quinto tipo figuran unos pocos países
occidental estos mismos valores e Idesapa- cuyas raíces nacionales no se basan e n e l “sue-
reciendo. Echemos un vistazo a l a oibliografía l o ancestral”, y e n los que por consiguiente e l
del nacionalismo y sacaremos conclusiones nacionalismo ha adoptado una forma nueva,
instructivas: mientras que una proporción im- como e n los Estados Unidos o en Australia.
portante de los trabajos sobre este tema está Esta asincronía es visible en otros muchos
dedicada al Tercer Mundo, e n Europa occi- sectores. Según los indicadores demográficos y
dental apenas se ha prestado atención a este económicos (en particular e l índice de natali-
asunto desde l a Segunda Guerra Mundial. dad, l a mortalidad infantil, l a esperanza de
Los países de Europa occidental y los de vida y la proporción de ancianos a jóvenes),
Asia, África, e l Oriente Medio y Europa orien- Europa adelanta a los países del Tercer Mundo
tal, coexisten sociológicamente en un plano en varias generaciones.
diacrónico. A medida que nos aproximamos al
final del siglo, Europa occidental no es sólo
una realidad geográfica sino también una cate- La excepción estadounidense
goría temporal, una fase de l a historia mun- en una perspectiva europea
dial. Nasser y H o C h i Minh vivieron un siglo
después de Bismarck y Garibaldi. E l declive d e l nacionalismo e n Europa occi-
Podemos distinguir cinco tipos diferentes dental se ve más claramente s i se compara con
de países, que sólo se pueden entender plena- e l patriotismo estadounidense, pero en este
mente s i se sitúan e n una dimensión temporal. trabajo no trataremos de hacer una compara-
En primer lugar están los países cuyas pobla- ción global. El credo del «americanismo» es
ciones son aún leales hacia sus vínculos pri- resultado de un contexto histórico concreto.
mordiales y no han adquirido un sentimiento Hans K o h n (1968, pág. 66) distingue entre
nacional. Estos países se encuentran e n una e l nacionalismo correspondiente a una «socie-
fase prenacionalista y la mayoría de ellos per- dad cerrada» que ((recalca e l carácter autócto-
tenecen al grupo de los países más pobres, e l no de la nación, los orígenes comunes (raza,
llamado Cuarto Mundo. sangre) y e l arraigo en e l suelo ancestral)), y e l
El segundo tipo consiste e n los países en nacionalismo de una «sociedad abierta», que
fase de modernización, los más ricos de los es reflejo de una nación de conciudadanos,
países pobres. Casi todos ellos son naciones independientemente de s u origen étnico. «El
relativamente jóvenes que alcanzaron s u inde- nacionalismo abierto hace hincapié e n l a libre
pendencia nacional hace poco. Estos son los autodeterminación d e l individuo; e l naciona-
más nacionalistas. Antes de l a Segunda Guerra lismo cerrado, e n e l determinismo biológico o
Mundial sólo una reducida minoría de sus histórico». Esta dicotomía parece útil para l a
poblaciones tenían aspiraciones nacionalistas. comparación de los nacionalismos a una y otra
L a maduración de Inglaterra, Francia o Espa- orilla del Atlántico.
ña llevó mucho tiempo. ¿Esposible comprimir Los Estados Unidos son una sociedad mul-
una experiencia de siglos e n una sola genera- tiétnica. Es una nación «nueva» que no invoca
ción? a los «antepasados», a la «raíz común», o a los
204 Mattei Dogan

«vínculos de sangre», ni tampoco a los kvíncu- pecie de cincuenta y un Estado de la Unión.


los con e l suelo», e l «padre mítico» o cualquier Su frontera es permeable porque los canadien-
otro sentimiento atávico. L a sociedad estadou- ses, con excepción de los que viven e n Quebec,
nidense es, para la población blanca, un «cri- son anglófonos. Para e l vecino del sur, Califor-
sol». Esta diversidad étnica se ha visto renova- nia no es, evidentemente, una especie de Alsa-
da continuamente. «Los criterios étnicos, cul- cia-Lorena, aunque e l español de México se
turales o históricos de la identidad de los está convirtiendo lentamente en e l segundo
orígenes no pueden considerarse ya elementos idioma oficial en la California meridional. Las
constitutivos de una nación e n una sociedad reacciones racistas y los prejuicios étnicos son
étnicamente heterogénea)) (Lepsius, 1985, conocidos, pero no deben considerarse como
pág. 49). actos de hostilidad nacionalista hacia un país
H o y día, cuatro de cada diez estadouniden- extranjero. Según todos los datos empíricos
ses tienen por l o menos un abuelo nacido e n e l disponibles, e l patriotismo estadounidense no
extranjero (Ladd, 1985, pág. 13). E n Europa, se encuentra en una fase de erosión.
esta mezcla se observa solamente e n unos po-
cos países que recibieron una importante
afluencia de inmigrantes durante varias gene- La reactivación de los
raciones. Francia -que es e l primer país occi- nacionalismos en Europa
dental de la historia moderna e n registrar un occidental
descenso del índice de natalidad- ha recibido
varias oleadas de inmigrantes de origen euro- Europa es una entidad geográfica, pero desde
peo desde comienzos de siglo: italianos, pola- muchos puntos de vista hay dos Europas. En
cos, españoles, portugueses, húngaros, arme- l o que se refiere a la construcción nacional, las
nios, griegos, etc. Muchas catástrofes naciona- fronteras nacionales, la integración nacional,
les e n todo e l mundo dieron lugar a una l a madurez de la nación y los sentimientos
afluencia de refugidados en Francia. ¿Cuantos nacionalistas, los países de Europa oriental
ciudadanos franceses actuales tienen por l o van muy a l a zaga de los países de Europa
menos un abuelo de origen extranjero? Te- occidental, con un retraso que va de dos a
niendo en cuentas las estadísticas disponibles varias generaciones según e l caso. Polonia, que
sobre las naturalizaciones durante e l siglo pa- sólo alcanzó su independencia e n 1919, vio
sado, e incluyendo a los inmigrantes más re- cómo se desplazaba más de un tercio de su
cientes de origen no europeo, en particular los territorio en 1945, perdiendo en, e l lado orien-
procedentes de Marruecos, Argelia, Túnez y tal l o que ganaba en e l occidental. Rumanía
Viet-Nam, se ha calculado que uno de cada alcanzó también su unificación nacional e n
cinco ciudadanos franceses es hasta cierto 19 19. En esta parte de Europa, e l nacionalis-
punto de «origen extranjero)), la mayor parte mo no cuenta con los mismos ingredientes que
de ellos e n su condición de hijos o nietos de e n Europa occidental.
inmigrantes. L a cifra oficial en 1990 era de E l nacionalismo exacerbado de l a mayoría
más de 10 millones de ciudadanos franceses, de los países de Europa oriental puede deberse
de un total de 53 millones (véase Tribalat, al hecho de que, habiendo nacido de resultas
1991), al que deben añadirse 4 millones de d e l colapso de tres imperios en 1919, e n 1945
extranjeros. E l sistema escolar francés ha faci- se convirtieron en l o que se llamó comúnmen-
litado la asimilación de millones de hijos e te «satélites» de un vecino gigantesco (al que
hijas de esos «extranjeros». E l número de in- odiaban tradicionalmente) permaneciendo
migrantes ha sido mucho menor en otros paí- privados de la independencia nacional hasta
ses europeos. 1989-1990. En sus largas historias, estos países
E n la mayor parte de los casos, e l naciona- sólo han gozado de independencia nacional
lismo exacerbado va dirigido contra un país durante breves períodos, en algunos casos me-
vecino. L a mayoría de las guerras se han libra- nos de 20 años. L a «teoría de l a dependencia)),
do entre países adyacentes, por disputas terri- tan en boga entre los especialistas de América
toriales. Los Estados Unidos tienen dos veci- Latina, puede aplicarse también a Europa
nos directos. El vecino septentrional se ha oriental.
convertido, por muchos conceptos, en una es- E n estas naciones oprimidas, las iglesias
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 205

han constituido históricamente fortalezas de l a nicidad, e l idioma y l a nacionalidad, como


supervivencia nacional, y esta impregnación ocurre también en todos los países no euro-
religiosa es aún visible hoy en día. N o cabe peos de reciente independencia, que han apa-
duda de que, también e n e l Occidente, e l altar recido a raíz d e l colapso del coloso soviético.
ha favorecido los movimientos nacionalistas y L a persistencia de los valores nacionalistas
conservadores e n e l pasado, como ocurrió e n básicos en algunos países de Europa oriental y
Irlanda, España y Portugal. Pero en l a actuali- su agudización en otros, como e n l a ex Yugos-
dad e l nacionalismo de Europa occidental no lavia, son consecuencia también de l a mezcla
se nutre de la religión; las iglesias ya n o son los de diversos grupos étnicos en un mismo terri-
nichos de los movimientos nacionalistas, aun- torio.
que no deja de ser cierto que la cultura españo- Debido a estas raíces religiosas y al contex-
la fue configurada hace siglos por la iglesia to geohistórico, e l nacionalismo e n Europa
católica, y que las sangrientas batallas de la oriental es de una especie distinta al de Europa
Guerra de los Treinta Años dieron lugar a occidental. N o es posible extrapolar al Este l o
la aparición de múltiples entidades políticas dicho acerca de la erosión d e l nacionalismo e n
alemanas, derivadas del enfrentamiento reli- e l Oeste. Este fenómeno de declive parece por
gioso. Sólo e n unas pocas regiones de Europa e l momento limitado a Europa occidental,
occidental mantienen s u fuerza los vínculos aunque debemos admitir que, desde muchos
primordiales, como en e l caso del País Vasco, puntos de vista, Bohemia-Moravia y Hungría
quizá la más conocida de ellos. pertenecen más al Occidente que al Oriente.
En cambio, e n Europa oriental e l naciona- N o conocemos todavía dónde se fijará l a fron-
lismo está aún íntimamente vinculado a l a tera oriental de Europa occidental, ni cuándo.
religión. «Para l a mayoría de los polacos, e l Por e l momento es una frontrea móvil.
catolicismo es e l núcleo de su identidad nacio-
nal. L a convergencia de la conciencia religiosa
y la conciencia nacional dio lugar a la vez al Cinco indicadores del nacionalismo
catolicismo y al nacionalismo. Durante siglos,
e l catolicismo se convirtió e n una necesidad Erosión no significa erradicación. El naciona-
nacional en Polonia, y la fidelidad a l a iglesia lismo no ha desaparecido, obviamente, e n Eu-
fue sinónimo de la fidelidad a la nación» ropa occidental. N o hay que confundir declive
(Chrypinski, 1989, pág. 241). Este vínculo fue con decadencia: nunca e n s u historia ha goza-
e l rasgo característico d e l movimiento de Soli- do Europa de mayor riqueza, cultura, libertad
darnosc, en los años 80. y derechos cívicos que e n e l momento actual.
«El nacionalismo búlgaro nació, creció, se H o y día todos los países de Europa occidental
desarrolló y fue sometido durante 11 siglos por son democracias pluralistas. Así, sólo un mo-
l a Iglesia Nacional Ortodoxa. Patriarcas, obis- ralista rígido y superficial podría deducir que
pos y popes sirvieron su causa bajo los zares y e l declive del nacionalismo en Europa occi-
los sultanes durante siglos» (Raikin, 1989, pág. dental refleja una decadencia de las normas
352). Los popes, pero no los obispos, siguieron morales.
sirviendo esa causa durante la dictadura co- L a mayoría de los datos presentados e n
munista. este trabajo pueden entenderse mejor s i se si-
«Se entiende, en general, que e l nacionalis- túan e n una perspectiva histórica, pero sólo e n
m o y l a Iglesia Católica están íntimamente unos pocos casos podemos remontarnos con-
vinculados e n Lituania, que sus intereses son tra la corriente.
prácticamente los mismos, y que l a actividad Observando las recientes tendencias d e l
nacionalista lituana consiste e n gran parte e n nacionalismo, cinco indicadores parecen espe-
l a defensa de l a iglesia y los derechos religiosos cialmente significativos: e l sentimiento de or-
contra las políticas represivas d e l régimen so- gullo nacional; e l grado de confianza en e l
viético» (Girnius, 1989, pág. 109). L a misma ejército d e l país; l a buena disposición, o l a
relación entre catolicismo y nacionalismo se renuncia, a luchar por e l propio país e n caso
observa en Croacia y Eslovenia. de guerra; l a confianza o desconfianza e n los
En Europa occidental existe claramente países vecinos, y e l sentimiento de pertenencia
una sólida vinculación entre l a religión, l a et- a l a Comunidad Europea. Estos indicadores
206 Mattei Dogan

del nacionalismo están correlacionados pero sólo fue relativa. En cinco países -Alemania,
no son intercambiables. Algunas personas pue- Francia, Italia, Bélgica y los Países Bajos- es
den sentirse orgullosas de s u país, pero no posible observar e l cambio e n un período más
estar dispuestas a luchar por él. Otras se iden- prolongado. En todos ellos se registró un des-
tifican con la nación, pero no se sienten nece- censo del número de personas que se sentían
sariamente muy orgullosas de ella. N o obstan- «muy orgullosas» entre 1970 y 1981.
te, estas variables constituyen configuraciones Existe una clara relación entre e l orgullo
psicológicas significativas que confirman que nacional y la pertenencia a las derechas o las
estamos ante una tendencia profunda (véanse izquierdas. Entre la mayoría de los europeos
los cinco cuadros al final d e l artículo). más orientados a la izquierda, e l 29 O/o se sentía
muy orgulloso de s u nacionalidad en 1981; l a
proporción correspondiente a las derechas es
Orgullo nacional atenuado d e l 60 % (Harding, 1986, pág. 61).
L a gente puede sentirse orgullosa de s u país
«Estar o no orgulloso de mi país es algo que no por diversos motivos como, por ejemplo, e l
entiendo». Así respondió uno de cada tres nivel económico o la solidez de sus institucio-
franceses entrevistados por SOFRES en 1977. nes democráticas. Los portugueses se sienten
N o obstante, l a pregunta sobre s i uno se siente orgullosos de su ((patrimonio histórico», pero
orgulloso de su país figura en todas las encues- no de su nivel de vida. Muchos italianos consi-
tas sobre los valores básicos, desde e l trabajo deran que l o más importante es «la belleza
de Almond y Verba, Civic Culture. Este senti- natural de su país» y «SUS tesoros artísticos)).
miento fue investigado por la Encuesta Inter- E l orgullo nacional no es incompatible con
nacional de Valores e n 1981-1982, e l Grupo la percepción del estancamiento del país. Los
de Estudio de Sistemas de Valores Europeos griegos, por ejemplo, se sienten muy orgullo-
en 198 1 y de nuevo en 1990-1991, una encues- sos de s u país (70 Yo «muy orgulloso», y 20 %
ta de la Comunidad Europea e n 1970, ((Euro- «más bien orgulloso»), pero al propio tiempo
barometer)) e n 1983, 1985 y 1988, y los insti- e l 45 Yo de ellos admitían en 1987 que s u país
tutos de la opinión pública de varios países, e n iba a menos, y sólo e l 34% l o veían todavía
especial Alemania, Inglaterra y Francia. próspero. E l considerable orgullo nacional de
Se ha recogido un considerable acervo de los griegos debe interpretarse con arreglo a l a
datos empíricos sobre e l orgullo nacional, pero perspectiva histórica reciente, sobre todo e n
no es fácil obtener una imagen clara de los Chipre. A diferencia de l o que algunos creen,
mismos. L a pregunta «¿diría usted que está Grecia es una joven nación-Estado, que alcan-
muy orgulloso, bastante orgulloso, no muy or- zó su independencia nacional sólo en 1830,
gulloso, o nada orgulloso de ser (nacionali- después de cuatro siglos de ocupación turca.
dad)?», es excesivamente ambigua. Un modo E l nivel de orgullo nacional tampoco de-
de interpretar esos datos es hacer una distin- pende d e l tamaño del país, puesto que vemos
ción entre l o que podría llamarse nacionalis- que Islandia, Irlanda y Grecia son los países
m o narcisista («muy orgulloso») y e l naciona- cuyos habitantes se sienten más orgullosos de
lismo ecléctico («bastante orgulloso))), supo- su nacionalidad. Pero dentro de los países va-
niendo que la diferencia refleje algo más que ría según e l nivel de educación de las personas.
una sencilla reacción verbal. E l análisis de las Por ejemplo, en Noruega «en todos los grupos
respuestas de diferentes países parece confir- de edad con alto nivel educativo, no son fre-
mar esta distinción. E n sólo tres países -Gre- cuentes los casos de personas que se sienten
cia, Irlanda y España- l a mayoría absoluta de muy orgullosas de su país» (Martinussen,
interrogados se sentían «muy orgullosos» en 1985, pág. 17).
cuatro encuestas por l o menos, entre 1981 y Alemania, Italia, Japón y Bélgica son los
1991. Estos tres países tienen todos ellos una países donde los niveles de orgullo nacional
historia nacional turbulenta, aún presente e n eran más bajos e n 1981: sólo e l 35% de los
la memoria colectiva. En Inglaterra la mayoría alemanes, e l 28 % de los italianos, e l 25 % de
absoluta se sentía también «muy orgullosa» e n los belgas y e l 22 Yo de los japoneses se sentían
1981, 1982, 1983 y 1985, pero e n 1988 y 1991 «muy orgullosos» de pertenecer a su país. E n
l a mayoría de los opinantes en este sentido esos países la proporción de personas que se
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 201

sienten «muy orgullosas» se mantuvo a un El bajo nivel de confianza


bajo nivel durante todo e l decenio siguiente. en el ejército
Alemania puede considerarse, e n este contex-
to, un caso clínico. Parece ser que el síndrome El nivel de confianza en e l ejército puede in-
de l a derrota tuvo un efecto duradero en l a terpretarse a l a luz de una historia militar que
población. «Este efecto n o se declaró con s u los historiadores apologéticos prefieren n o re-
máxima fuerza inmediatamente después de l a cordar. D e l o que se trata es de l a capacidad
guerra, sino que fue extendiéndose a l o largo real de un país de resistir e imponerse e n caso
de un prolongado período» (Noelle-Neumann, de guerra, y no necesariamente de l a compe-
1985, pág. 2). Los debates culturales que tuvie- tencia de los militares.
r o n lugar en Alemania durante los cuatro dece- En l o relativo a l a experiencia militar na-
nios precedentes a l a reunificación contribuye- cional y a l a memoria colectiva, existe una
ron ciertamente a l a difusión de estos senti- diferencia esencial entre las generaciones de
mientos de orgullo atenuado. En cuanto a antes y después de l a guerra. Los padres y los
Bélgica, el motivo de este bajo nivel del orgu- abuelos de las generaciones alemanas presen-
l l o nacional puede deberse a l a profunda divi- tes perdieron la guerra dos veces; Italia empe-
sión que separa a los flamencos de los valones. zó l a Segunda Guerra Mundial e n un campo, y
L a proporción de las personas que n o se l a acabó en el campo opuesto; Francia, des-
sienten orgullosas de s u país aumentó conside- pués de perder l a guerra e n junio de 1940,
rablemente durante los años 80 en Inglaterra y estuvo ocupada durante cuatro años; las fuer-
Bélgica, y permaneció e n un nivel relativa- zas militares de Bélgica, Países Bajos, Dina-
mente alto en Alemania (entre e l 29 y el 3 1 Yo), marca y Noruega, sucumbieron en 1940. El
Italia (15 Yo) y Francia (19 Oh). Pero es muy ejército griego n o fue capaz de preservar l a
posible que e l orgullo nacional de los alemanes independencia d e l país, ni siquiera en las islas;
haya aumentado desde l a reunificación nacio- e l ejército polaco fue aplastado e n 1939; el
nal, y el colapso del coloso oriental. ejército rumano fue dividido entre l a Wehr-
En unos pocos países, algunas personas macht y e l Ejército Rojo; e l ejército español
sienten una especie de «identificación negati- intervino contra l a m i t a d del pueblo español,
va». Las preguntas pertinentes permitendetec- no contra enemigos extranjeros, e n 1936-39; el
tar este sentimiento: «¿en qué país habría que- ejército portugués fue humillado una genera-
rido nacer?», «¿en qué país quisiera vivir?»L a ción después, e n las guerras coloniales. El caso
mayor parte de los húngaros no eligió Hungría europeo más escandaloso es el de Checoslova-
(pero esto era antes de que cayese e l «telón de quia, que «capituló» tres veces s i n combatir,
acero»). Los húngaros creían pertenecer a un ni tener oportunidad de ello, e n 1937, 1948 y
«país desfavorecido», frustración que n o pue- 1968. Pero e n circunstancias similares, l a pe-
de sino debilitar e l orgullo nacional e incluso queña Finlandia optó por combatir, y l o hizo
l a identificación nacional (Cepeli, 1984). Las con éxito. Sólo el ejército británico, protegido
preguntas formuladas hace 30 años e n Italia o por e l Canal de l a Mancha, ha sido plenamen-
e n Inglaterra acerca d e l deseo de emigrar a los te victorioso; pero l a guerra aceleró l a deca-
Estados Unidos indicaban l a existencia de una dencia económica de Inglaterra. L o cierto es
reducida minoría poco arraigada en el país. que s i n l a ayuda masiva del ejército estadouni-
Este deseo ha disminuido considerablemente dense, Europa n o se hubiera liberado de los
en los dos últimos decenios. regímenes totalitarios -de diversos colores- a
Si examinamos los datos de encuestas e n pesar de l a abnegación y e l heroísmo de millo-
15 países, veremos que existe una escasa rela- nes de soldados europeos y resistentes. Para
ción entre e l nivel d e l orgullo nacional y las explicar las tentaciones derrotistas de hoy, es
realizaciones económicas o culturales de los necesario recordar estos importantes hechos
correspondientes países en el mundo moder- históricos.
no. Pero n o procede hacer aquí comentarios El fantasma d e l Ejército Rojo influyó mu-
acerca de las discrepancias más evidentes. cho e n l a pérdida de confianza de los ejércitos
de Europa occidental. Durante cuatro dece-
nios, los pueblos europeos y sus dirigentes han
vivido con este temor. Poco después e l armis-
208 Mattei Dogan

ticio, la mitad de los ciudadanos franceses seguir la carrera militar, como hacían antes de
creían que «en los próximos años estallará una 1940, sino que prefieren ocupar cargos civiles
nueva guerra mundial» (Sondages, 1948:9 1). de la función pública, excepto algunos que
Este temor afectó a una proporción de l a po- pertenecen a familias tradicionalmente milita-
blación situada entre e l 35 y el 45 % durante l a res.
«guerra fría» e n l a mayoría de los países. Ante Existe una fuerte relación entre la confian-
este peligro, los responsables militares y los za e n e l ejército y las creencias religiosas. E n
políticos europeos se percataron de que «SUS» todos los países se observa un contraste muy
ejércitos eran «demasiado pequeños». Las vie- acentuado: la mayoría de los agnósticos no
jas rivalidades entre los pueblos europeos se confían e n e l ejército (87 Oh e n Alemania, 77 %
convirtieron e n «cosa del pasado)). Todos los en España e Irlanda, 71 % e n Francia); la ma-
países europeos dejaron de ser militarmente yoría de las personas religiosas, e n cambio, sí
independientes, cosa que las masas compren- confían e n e l ejército.
dieron enseguida (Sondages, 1948, pág. 92). A la vez que disminuía l a confianza e n e l
Europa occidental se compone de cinco ejército nacional, cobró fuerza la idea de un
países grandes y 10 pequeños. El tamaño del ejército multinacional. U n o de los debates
país n o es un parámetro importante para de- más importantes y apasionados tuvo lugar e n
terminar e l grado de confianza de los ciudada- e l parlamento francés e n 1954, respecto de la
nos hacia e l ejército. En 1981, e l 57 Yo de los propuesta de crear un «ejército europeo». En
holaneses, e l 59 O/o de los daneses y e l 53 O/o de aquella época, l a mayoría de los franceses no
los belgas no tenían confianza e n s u ejército. estaban dispuestos a aceptar «el rearme de un
Incluso los países más grandes, que dedicaron enemigo tradicional». E l proyecto fue rechaza-
una proporción considerable de sus recursos do por 319 votos en contra y 264 a favor,
nacionales a sus ejércitos durante un largo pe- votación que reflejaba la opinión pública: un
ríodo, no se sentían mucho más confiados: e l tercio a favor, un tercio en contra y un tercio
44 % de los franceses, e l 48 O/o de los alemanes, de indecisos (Sondages, 1954, pág. 16). U n a
e l 45 % de los italianos y e l 36 % de los españo- generación después, en diciembre de 1990, e l
les no tenían ninguna confianza e n sus ejérci- 66% de los adultos franceses se declaraban
tos. Sólo los ingleses (que s i n duda tienen una favorables a una «defensa común europea».
vívida memoria colectiva del invierno de E n toda l a Comunidad Europea, siete de cada
1940) se mostraron confiados, cuatro décadas diez adultos se declararon partidarios de esta
después, e n su ejército y en s u insularidad: idea (Eurobarometer, diciembre de 1990).
sólo e l 2 0 % de los ingleses dudaban de la ¡Hizo falta un tercio de siglo para que la idea
capacidad de s u ejército. Los finlandeses, a la madurase!
sombra del coloso, se declararon confiados (un L a baja confianza e n e l ejército corre pare-
68 O/o) e n s u pequeño ejército. E n e l mismo j a con l a oposición al reclutamiento militar.
momento, e l 64 % de los japoneses declaraban Sólo un tercio de adultos franceses condena-
no tener confianza en su ejército; de todas las ban severamente e l intento fraudulento de elu-
democracias desarrolladas, Japón parecer ser dir el reclutamiento (42 % de católicos practi-
l a más antimilitar. cantes, 27 O/o de agnósticos). Sólo uno de cada,
Entre 1981 y 1990-1991 l a proporción me- cinco jóvenes directamente afectados (entre 18
dia de los habitantes de, los 12 países de l a y 24 años) consideraban que este comporta-
Comunidad Europea que manifestaban «mu- miento planteaba un grave problema moral
cha confianza)) en e l ejército disminuyó del 20 (Percheron, 1987, pág. 95). Este mismo fenó-
al 13 %, y l a proporción de los desconfiados meno se ha observado en otros países euro-
aumentó del 38 Oo/ al 48 %. Este era e l senti- peos, e n particular e n Italia y los Países Bajos.
miento dominante antes de l a descomposición Pero en Alemania es donde este «odio al mili-
del imperio soviético. tarismo» es más pronunciado, como demues-
L a carrera de las armas ha perdido gran tran periódicamente las manifestaciones masi-
parte de su prestigio tradicional. U n a indica- vas de jóvenes en las mayores ciudades. Ya en
ción fidedigna e n Francia es e l hecho de que 1955, sólo e l 40 % de los alemanes eran favo-
los titulados de l a Escuela Politécnica, una rables a l a reconstitución del ejército alemán
vieja escuela militar selectiva, n o optan ya por (Noelle y Neumann, 1957, pág. 295). Interro-
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 209

gados en 1990 acerca de las prioridades de te, pocas personas, relativamente, habrían
inversión del Estado, los alemanes situaron al dado una respuesta no conformista, que e n
ejército en Último lugar entre 16 partidas de Alemania, Italia, España, Portugal, Austria,
inversión, manifestando sus preferencias por Francia y Bélgica se hubiera considerado in-
los gastos de salud, vivienda o escuelas (Me- cluso delictiva. Es posible que se tratase sola-
roth, 1991, pág. 14). mente de una reacción verbal y n o de l a expre-
Habiendo perdido l a guerra, Alemania y sión de un sentimiento íntimo. Pero e l com-
Japón han pasado en una generación de un portamiento verbal es un hecho sociológico,
militarismo extremo a un fuerte antimilitaris- confirmado por e l análisis comparativo.
mo. L a ironía de la historia quiere que esos ¿Quiénes estaban dispuestos a luchar, y
dos países hayan conseguido, por su superiori- quiénes eran los derrotistas? Para toda l a
dad tecnológica y s u expansión económica, l o muestra europea, la disposición a luchar era
que no pudieron conseguir con la agresión mi- más frecuente entre los agricultores que entre
litar: convertirse en la segunda y tercera poten- los trabajadores industriales, entre las perso-
cias económicas d e l mundo. nas religiosas que entre los agnósticos, entre l a
N o hace falta ser un profeta para prever derecha que entre l a izquierda, entre los que
que en un plazo no demasiado largo habrá un daban más importancia a l a libertad que entre
ejército europeo profesional, basado e n un cri- los que preferían la igualdad, y entre los pro-
terio hasta cierto punto proporcional; de no pietarios que entre los arrendatarios. En la
ser así, e l ideal de integración europea habrá esfera política, das personas dispuestas a lu-
fracasado. char por su país atribuían una mayor priori-
Así pues, uno de los elementos tradiciona- dad al objetivo de mantener e l orden e n l a
les d e l nacionalismo, la capacidad de defensa nación, confiaban más en las fuerzas armadas,
militar individual de los países, parece estar l a policía, e l parlamento y las instituciones e n
desapareciendo. general, eran partidarias de l a libertad de l a
empresa y tenían un mayor respeto por la
autoridad)) (Stoetzel, 1988, pág. 169).
La renuencia a luchar por el propio Hay importantes diferencias entre los paí-
país: derrotismo ses. En Alemania, sólo e l 35 % de los que
respondieron a la encuesta se mostraron dis-
Otra indicación del declive del nacionalismo puestos a luchar. En Italia l a proporción fue de
es la renuencia que muestra una parte impor- 3 1 %, e n Bélgica de 27 O/o y en Japón de 19 O/o,
tante de la población a luchar por e l propio mientras que en Noruega ascendían al 83 %. E l
país. En la encuesta sobre los valores europeos número de personas indecisas fue particular-
de 1981 se preguntó l o siguiente: «¿está usted mente elevado en Alemania (23 Yo), Bélgica
dispuesto a luchar por su país?» L a pregunta (23 Oh) y Japón (35 Yo). Los alemanes conside-
no especificaba las circunstancias, ni contra raban e n 198 1 que la guerra era un enfrenta-
quién había que luchar. Pero e n e l ambiente miento fratricida entre e l Este y e l Oeste, l o
político de la época, las personas interrogadas que se reflejaba e n e l lema Besser rot als tot
no tenían duda alguna de que e l enemigo im- (Mejor rojo que muerto).
plícito era la U n i ó n Soviética. En los nueve L a relación entre e l derrotismo y l a ausen-
países europeos, una media del 43 O/o de habi- cia de orgullo nacional, o la presencia de un
tantes dijeron en 1981 que estaban dispuestos orgullo atenuado, fue sumamente significati-
a luchar, y e l 40 O/o respondieron negativamen- va. Entre los franceses dispuestos a luchar por
t e (17 Yo no respondieron o respondieron de su país, e l 49 % se sentían «orgullosos» de s u
modo poco claro). nacionalidad, mientras que e l 18 O h «no esta-
Estos promedios no han cambiado mucho ban orgullosos)); e n España, las proporciones
entre 1981 y 1990-1991, y no se preveía que correspondientes fueron del 57 y e l 31 Oh; e n
cambiasen, porque e n e l contexto político y Italia, del 31 y e l 19 Yo, y e n Inglaterra d e l 66 y
militar tampoco l o ha hecho. L a comparación e l 39 O/o (Rose, 1985, pág. 94). Existe también
debe hacerse con la situación de la preguerra. una relación significativa entre un bajo nivel
S i esta misma pregunta se hubiera formulado de confianza e n e l ejército y l a renuencia a lu-
e n 1930, cuando l a presión social era tan fuer- char.
210 Mattei Dogan

En una encuesta de Eurobarometer realiza- del frente durante la Segunda Guerra Mun-
da en noviembre de 1989, se pidió a los en- dial, l o fueron por causa de traumas psicológi-
cuestados que eligieran «una gran causa» por cos. Durante los tres primeros días de l a gue-
l a cual valía l a pena de luchar, entre un total rra de Y o m Kippur, e l 60% de los soldados
de doce. Considerando e4 conjunto de los doce israelíes evacuados sufrían de problemas psi-
países, la ({defensa d e l país» se situó e n sépti- cológicos, y no de heridas físicas. El ejército
m o lugar, después de «los derechos humanos», francés estudió la ((presión psicológica sobre
«la paz», «la protección de la naturaleza)), «la los combatientes» (Armée de Terre, 1989, pág.
lucha contra la pobreza», d a libertad de la 13). El ejército estadounidense que combatió
persona», y «la lucha contra e l racismo». N o e n e l Irak en 1991 contaba con los servicios de
obstante, l a ((defensa del país», quedó mejor psiquiatras.
situada que «la defensa de l a fe religiosa)). Antes de la Primera Guerra Mundial todos
Quizás hay una lógica en todo ello: la defensa los jóvenes alemanes, franceses, italianos y es-
del país es una empresa colectiva, mientras pañoles prestaban servicio en e l ejército du-
que l a fe religiosa es un asunto personal. rante tres años, lo quisieran o no. Era la obli-
En Francia e Italia, entre los que no creían gación nacional suprema: a los desertores se
en la ((supervivencia después de l a muerte» la les privaba de los derechos civiles. Hoy día, un
proporción de derrotistas fue más elevada que gobierno democrático no podría obtener seme-
entre los creyentes (Francia, 51 y 38 Yo; Italia, jante sacrificio en época de paz. L a mentali-
61 y 48 O/O). En otros países, l a diferencia es dad ha cambiado radicalmente a todos los ni-
menos significativa. veles del espectro político; y l o propio ha
H o y e n día e l Japón parece e l país más ocurrido con la tecnología militar.
derrotista, entre todas las democracias desa- N o cabe duda de que, e n caso de una gue-
rrolladas. Encuestas realizadas en 1980 y 1981 rra real, los comportamientos podrían ser muy
indicaron que casi la mitad de los japoneses distintos de l o que indican las reacciones ver-
desertaría probablemente (el 2 1 %), o se rendi- bales a l a encuesta, pero es importante recalcar
ría al enemigo s i n luchar (23 O/o) s i su territorio que las opiniones expuestas sobre diversas
fuera invadido. Sólo e l 31 O h de los japoneses cuestiones son coherentes.
encuestados se declararon dispuestos a luchar
(Nisihira, 1985, pág. 11). L a proporción fue
aún menor cuando la pregunta especificaba Confianza mutua entre las
que l a lucha podía «poner e n peligro su naciones de Europa occidental
vidan.
U n a encuesta realizada simultáneamente Otra indicación del declive del nacionalismo
en e l Japón y en los Estados Unidos e n 1983 es la confianza que las naciones europeas
reveló un acentuado contraste entre los dos muestran hacia sus vecinos, como revelan las
países. S i su país fuera atacado por otro, sólo encuestas de Eurobarometer, encargadas por l a
e l 21 % de los japoneses estarían dispuestos a Comisión de las Comunidades Europeas y rea-
luchar, mientras que e l porcentaje correspon- lizadas e n 1970, 1976, 1980, 1982, 1986 y
diente a los Estados Unidos era d e l 73 O h (Nisi- 1990. Durante esos 20 años, los resultados de
hira, 1985, pág. 11). E n marzo de 1981 se pi- las encuestas han variado, pero no han inverti-
dió a los japoneses que eligieran «la cosa que do las conclusiones básicas. N o es necesario
más quisieran protegen>; sólo e l 8 % de los incluir aquí muchos cuadros estadísticos. Nos
adultos eligieron muestro país, nuestra tie- concentraremos e n primer lugar en la encuesta
rra», mientras que un 44 % indicaron «la liber- realizada e n octubre de 1980, que fue la más
tad y l a paz» y un 45 % «uno mismo, la fami- detallada de las seis encuestas. Las preguntas
lia, la propiedad» (Índice de l a Znternational no hacían ninguna distinción entre la confian-
Public Opinion, 1981-82, pág. 458). za en las personas a título individual, la con-
N o hay que olvidar e l aspecto psicológico. fianza e n e l país como órgano colectivo y l a
L a tecnología de las armas contemporáneas confianza e n los dirigentes en e l poder e n e l
tiene importantes consecuencias psicológicas momento en que se realizó la encuesta. Sólo
para l a capacidad de combate. U n o de cada estas distinciones habrían hecho posible inter-
cuatro soldados estadounidenses evacuados pretaciones más claras. Los datos disponibles
El declive de los nacionalisrnos en Europa occidental 21 1

contienen varios estereotipos. En las respues- en seis encuestas; sólo e n mayo de 1957 l a
tas de algunos fraceses acerca de los italianos, proporción disminuyó al 18 O/o, y siete meses
e l estereotipo era e l de la “puñalada por la después al 15 O/o (Sonduges, 1958, 1, pág. 46).
espalda”, que 40 años antes habían propinado E n septiembre de 1952, y en diciembre de
a Francia los dirigentes fascistas. El estereoti- 1955, uno de cada tres franceses creía que, e n
po para los Estados Unidos es e l «capitalismo» caso de guerra con l a U n i ó n Soviética, Francia
y e l «imperialismo», aunque con ello no se no podía confiar en Alemania, y sólo e l 9 %
hace referencia a los estadounidenses a título dijeron confiar en su antiguo enemigo. En esta
individual. Es bien conocido que los hombres misma encuesta, una elevada proporción de
de negocios estadounidenses y europeos con- los encuestados mostraron una confianza s i n
fían en los hombres de negocios japoneses y reservas e n Inglaterra y los Estados Unidos
chinos, aunque no tengan ningún motivo par- (Sonduges, 1958, 1, pág. 50). En 1954, sólo e l
ticular para confiar e n e l Japón ni en China 24 O/o de los franceses hubieran confiado e n un
como naciones. En la práctica, es difícil obte- tratado con Alemania, mientras que e l 43 % de
ner datos «asépticos». ellos eran contrarios a un tratado de este tipo
U n a mayoría absoluta de los europeos con- (Sonduges, 1958, 1, pág. 64). E n esta misma
sultados en 1980 en nueve de los treces países época, los viejos estereotipos seguían prospe-
europeos considerados confiaba en los demás rando: «El pueblo alemán es fundamentalmen-
países. Sólo cuatro países -Italia, Grecia, Es- t e guerrero)), declaraba en 1954 uno de cada
paña y Portugal- se consideraban dignos de dos franceses. «La mentalidad alemana no ha
confianza por menos de la mitad de los euro- cambiado»; «será mejor para Francia que los
peos pertenecientes a los otros nueve países. alemanes permanezcan divididos)) (Sonduges,
Después de varias generaciones de antagonis- 1958, 1 pág. 74). L a misma persona que a los
mo nacionalista entre Francia y Alemania, tres 25 años de edad, en 1954, sostenía estos luga-
guerras y una tenaz memoria colectiva llena de res comunes, puede haber cambiado s u opi-
prejuicios, se ha producido un importante nión a los 54 años de edad, admitiendo e n
cambio e n la histoira europea: hoy día la ma- 1983 que Alemania era e l mejor aliado de
yoría de los alemanes confían e n los franceses, Francia.
y viceversa. En encuestas realizadas en Fran- E n 1980, la mayoría de los franceses dije-
cia y Alemania e n mayo de 1983 y octubre de ron confiar e n los ingleses, pero e l sentimiento
1988, en respuesta a la pregunta: «Entre los no era mutuo (había quizás algún resentimien-
siguientes países, ¿cuáles son los dos que con- to residual debido a l a política exterior gaullis-
sidera amigos de su país?», Francia figuraba ta encaminada a mantener al Reino Unido
e n e l primer lugar de la lista e n las muestras fuera del Mercado Común). Más ingleses con-
alemanas, y Alemania en las francesas (SO- fiaban en los alemanes (60 O/o) que en los fran-
FRES, 1990, pág. 145). Un cambio milagroso, ceses (30 Yo). D e modo análogo, los franceses
dirían los que refrescan la memoria ojeando tendían a confiar más e n s u ex enemigo (60 O/o)
los archivos. que en su antiguo aliado (53 Oh): las guerras
En julio de 1954 uno de cada dos franceses mundiales pertenecen a la historia, l a unifica-
interrogados e n una encuesta nacional (2.562 ción de Europa representa e l futuro.
encuestados) respondió a los entrevistadores L a mayoría de los italianos confiaban e n
que había sido una «víctima» de las guerras los franceses y e n los alemanes, pero una ma-
con Alemania en 1914-1918 o en 1939-1945, yor proporción de franceses y alemanes con-
por haber perdido a un miembro de la familia, fiaban e n los italianos. Se observaba una fuer-
haber sufrido heridas o haber padecido la des- te afinidad entre los belgas y los holandeses.
trucción de s u casa (Sonduges, 1958, 1, Curiosamente, la mayoría de los irlandeses
pág. 54). En febrero de 1955 e l 30 % de los confiaban e n e l Reino Unido, y viceversa.
franceses creían que Alemania representaba U n a elevada proporción de griegos no con-
un «peligro», mientras que e l 40 O%I temía sobre fiaba en los estadounidenses (53 %), los alema-
todo a la Unión Soviética. Entre noviembre de nes (45 %), los italianos (45 %) o los británicos
1954 y mayo de 1956, la proporción de los (42 %). L a desconfianza era mutua: un tercio
franceses que tenían una opinión «mala o muy de los europeos no confiaba e n los griegos (un
mala» de los alemanes fluctuó d e l 26 al 31 O/o 27 O/o n o respondieron a la pregunta). N o sólo
212 Mattei Dogan

muchos europeos no confiaban e n los griegos, nos, porque demasiadas personas se abstuvie-
sino que incluso uno de cada cuatro griegos no ron de opinar sobre los países más pequeños:
confiaba e n sus conciudadanos. E l país que estos países parecen ignorarse mutuamente y
inspira más confianza a los griegos es Francia gravitar hacia los países más grandes. Por
(58 %), a no dudar por razones históricas que ejemplo, e l 54% de los irlandeses no tenía
se remontan al siglo XIX. ninguna opinión sobre los griegos y, recíproca-
El caso más interesante es e l de Italia. En mente, e l 42 O h de los griegos no sabían qué
1980, uno de cada dos europeos (en particular pensar respecto del pueblo irlandés. U n a ele-
los alemanes, con un 64%), decía no confiar vada proporción de irlandeses no expresó nin-
en los italianos. A l propio tiempo, los italianos guna opinión acerca de otros países europeos
no confiaban en sus vecinos mediterráneos, y más pequeños: e l 48 % no tenía opinión alguna
e n especial e n los griegos (45 %) -sin duda sobre los belgas. E l porcentaje correspondiente
debido al recuerdo de l a guerra de 1941 entre a los daneses fue del 46 %, a los holandeses e l
Italia y Grecia- pero tampoco e n los españoles 40 % y a los luxemburgueses e l 53 %; s i n em-
(45 %) ni en los portugueses (42 O/o). bargo, sólo un 7 % carecía de opinión clara
¿Reflejan estos datos la persistencia de ten- acerca de los ingleses. D e modo análogo, mu-
dencias xenófobas e n Italia? ¿Odebemos tener chos griegos respondieron que no tenían nin-
e n cuenta una característica de la cultura polí- guna opinión respecto de otros países peque-
tica italiana, especialmente e n e l Mezzogiorno, ños: los belgas (37 O/o), los daneses (36 %) y los
que es resultado de mil años de historia: la holandeses (33 Oh). Un tercio de belgas no sa-
desconfianza e n los demás, incluidos los com- bían s i los portugueses o los griegos eran dig-
patriotas, con excepción de l a propia familia? nos de confianza. Un tercio de franceses y e l
Este bajo nivel de confianza mutua ha sido 44% de los italianos tenían la misma duda
observado por muchos escritores italianos, y acerca de los irlandeses. Parecía como s i algu-
se confirmó e n los años 50 e n una encuesta nos de los pequeños países «periféricos» -1r-
sobre los prejuicios. Edward Banfield l o califi- landa, Portugal o Grecia- no estuvieran verda-
có de ({familismo amoral». U n a encuesta reali- deramente integrados en la conciencia euro-
zada e n doce países europeos e n 1986 mostró pea. Otros países «pequeños» -Suiza, Bélgica
que Italia era e l país donde existía una mayor y los Países Bajos- figuraban entre los más
desconfianza hacia los compatriotas (35 Oh); dignos de confianza; muy pocas personas des-
los porcentajes correspondientes eran del 25 Yo confiaban de ellos porque, al ser pequeños, no
en Grecia, e l 17 % e n Portugal, e l 16 Yo en se les veía como una posible amenaza.
España, e l 17 Yo en Francia, e l 14 O/o en Irlanda Entre 1976 y 1990 e l nivel de confianza
y Bélgica y e l 11 O/o e n e l Reino Unido y los mutua aumentó e n todos los países, a excep-
Países Bajos. Esta desconfianza es una caracte- ción del Reino Unido. L a confianza en los
rística cultural que no debe confundirse con e l cuatro pequeños septentrionales (Bélgica, Di-
nacionalismo y la xenofobia, porque s u objeto namarca, Países Bajos y Luxemburgo), que ya
son los propios conciudadanos. L a distribu- era alta en 1976, siguió aumentando. Se ha
ción geográfica de este fenómeno, mucho más observado un considerable aumento de la con-
habitual e n e l sur de Italia que e n e l centro o e l fianza e n relación a Italia, España y Francia.
norte, confirma esta interpretación (Doxa, Entre 1986 y 1990 Italia alcanzó e l nivel de
1986, pág. 164). confianza de que gozan los otros países más
L a falta de confianza de muchos europeos importantes. Irlanda mejoró también su ima-
con respecto a los italianos se remonta a la gen entre 1976 y 1990, y l o propio ocurrió con
Segunda Guerra Mundial, cuando e l ejército Portugal y Grecia. El Único caso de disminu-
italiano n o dio prueba de mucho entusiasmo ción perceptible de l a confianza es e l d e l Reino
e n los combates. Esto ha sido objeto de inter- Unido entre 1980 y 1990 -«el alumno remo-
pretaciones erróneas porque, para muchos sol- lón»-, pero este país sigue siendo no obstante
dados italianos, un alto espíritu combativo se uno de los que más confianza despierta entre
habría interpretado como apoyo al régimen los europeos. L a visibilidad de los países más
fascista. pequeños ha mejorado entre 1986 y 1990 (Ho-
Es difícil clasificar a los países según e l frichter y Niedermayer, 1991, págs. 13 a 19).
grado de confianza que despiertan e n sus veci- E n breve, sólo una reducida minoría de
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 213

europeos occidentales n o confían e n los euro- en sus vecinos. Estos cuatro indicadores están
peos de l a misma región, y la mayoría muestra relacionados con múltiples parámetros, pero
en cambio confianza no enturbiada por e l na- tienen un efecto acumulativo combinado que
cionalismo. No es difícil imaginar cuáles ha- contrarresta la tendencia secular del naciona-
brían sido los resultados de una encuesta simi- lismo.
lar e n los años 30 e n Francia, Alemania, e l Tres preguntas formuladas por Eurobaro-
Reino Unido o Italia. H o y en día, todos los meter permitieron obtener datos empíricos so-
países de Europa occidental son democracias bre e l desarrollo de l a conciencia europea. L a
pluralistas; como apuntó Michael Doyle, los primera consistía e n determinar s i l a gente
Estados liberales no suelen combatirse entre sí. estaba a favor o e n contra de la unidad euro-
L a confianza mutua entre los pueblos de pea, o s i era indiferente a esta idea, y se repitió
Europa occidental contrasta con l a desconfian- 31 veces entre 1952 y 1990 e n Francia, el
za reinante e n Europa oriental. E l verdadero Reino Unido, Alemania occidental, Italia y
significado de las cifras se desprende de s u Bélgica. Más tarde se incluyeron otros países
comparación con las de Europa occidental. E n e n la encuesta (Países Bajos en 1962, Dina-
una encuesta realizada e n octubre de 1990, l a marca en 1973, Grecia e n 1980 y Portugal e n
mayoría de los polacos declararon «no confiar 1981). E n todos esos países la actitud favora-
mucho» o «no confiar nada» en los rusos ble hacia la unificación de Europa ha ganado
(69 %), los ucranianos (75 Oh), los bielorrusos terreno (incluso e n Inglaterra, donde pasó d e l
(63 Oh),los rumanos (64 O/o), los búlgaros (56 O/o) 58 al 74%). L a media correspondiente a los
y los checos (61 Yo). Sólo un 2 % de polacos diez países pasó del 63 O/o e n 1973 al 80 O/o e n
aconfiaban mucho» en los rusos, los ucrania- 1990.
nos o los bielorrusos. Los estadounidenses, los En segundo lugar se quería saber s i l a parti-
ingleses, los franceses, los italianos y los suizos cipación en e l Mercado Común era «buena,
eran los únicos que suscitaban una «gran con- mala o ninguna de las dos cosas», para e l país
fianza» entre un 10 O/o de polacos, por l o me- de la persona entrevistada. Esta pregunta, re-
nos. L a memoria coletiva sigue viva después petida 37 veces entre 1973 y 1990 e n l a mayo-
d e l final de la guerra. El 70 % de polacos des- ría de los países (en España, Portugal y Grecia
confían de los alemanes (Eurobarometer, di- desde 1980) denota, e n su respesta, un aumen-
ciembre de 1990, pág. A47). Podemos llegar a t o significativo de los juicios positivos en to-
l a conclusión de que la mayoría de los polacos dos los países s i n excepción. Para la entera
creen vivir en un entorno hostil. Este senti- Comunidad l a media pasó de un 56 O/o e n 1973
miento ha de nutrir forzosamente un fuerte al 68 O/o e n 1990.
nacionalismo. L a tercera pregunta: «Tomandolo todo e n
Los checos creen también estar viviendo e n cuenta, i d i r í a usted que l a participación e n l a
un entorno hostil. L a mayoría de los checos n o Comunidad Europea ha beneficiado o no por
confían en los rusos (62%), e n los polacos término medio a su país?», reveló, e n 17 en-
(77 %), en los rumanos (77 %), en los húngaros cuestas, un ligero descenso de las respuestas
(67 O/o), o en los búlgaros (64 O/o); s i n embargo, positivas entre 1983 y 1990 e n Italia y e n los
sólo e l 44 Yo de ellos dijeron no confiar en los Países Bajos, y un fuerte incremento e n los
alemanes. L a conclusión más curiosa es que cuatro países que más se han beneficiado de l a
una minoría considerable de checos no confia- redistribución de los ingresos comunitarios, a
ba e n los eslovacos (Eurobarometer, diciembre saber, España, Portugal, Irlanda y Grecia, que
de 1990, pág. A-47). son los menos ricos de los doce países. En
general, las respuestas favorables aumentaron
de una media del 4 6 % en 1986 al 59% e n
El desarrollo de la conciencia 1990 (Eurobarometer, número especial, Ten- .
europea dencias, 1974-1990).
¿Cómo se explica esta tendencia? El nacio-
Como hemos visto, muchos europeos expresan nalismo va a menos e n Europa occidental por-
un orgullo nacional relativo, n o confían del que está apareciendo una conciencia suprana-
todo en e l ejército de s u país ni están dispues- cional, derivada de una interacción progresiva
tos a luchar por éste, pero e n cambio confían a varios niveles, económicos, militares, socia-
214 Mattei Dogan

les, culturales y políticos. función militar. Es significativo que los círcu-


Las consecuencias de la interpenetración los militares de los países de Europa occiden-
de las economías europeas son evidentes y tal ya n o sean nacionalistas. Ninguna demo-
decisivas. Cada país necesita comerciar con cracia europea puede afirmar hoy día que es
los otros países y, sobre todo, con sus vecinos militarmente autónoma: e l nacionalismo ha
inmediatos. En la mayoría de los países, alre- perdido sus fundamentos militares. L a depen-
dedor de la mitad del PNB se basa en e l co- dencia militar y la interdependencia económi-
mercio exterior, principalmente dentro de Eu- ca han operado simultáneamente.
ropa. Las economías de Europa occidental A l mismo tiempo, las fronteras entre los
conocen un proceso de interpenetración mu- viejos Estados de Europa occidental han ad-
tua. Sin duda compiten entre ellas, pero tam- quirido, por así decir, visos de perpetuidad:
bién acusan una dependencia recíproca. S i una guerra entre esos países es inconcebible
consideramos los actuales requisitos tecnológi- hoy día, excepto en Irlanda del Norte. Por
cos, ningún país europeo -ni siquiera Alema- consiguiente, a diferencia de l o que ocurre e n
nia, Francia o e l Reino Unido- dispone de un Europa oriental, e l nacionalismo e n Europa
espacio económico viable. Esta interdepen- occidental no puede ya nutrirse de disputas te-
dencia da lugar a un mercado supranacional, rritoriales.
contrario a los intereses del anticuado aislacio- L a creciente complejidad de la estratifica-
nismo o proteccionismo económico. ción social es otro aspecto importante de esta
Sin duda alguna e n Europa occidental per- tendencia al desarrollo de una conciencia eu-
sisten las rivalidades económicas, sobre todo a ropea. Cada país europeo se caracteriza por
nivel regional, pero las ventajas que ofrece e l una considerable diversidad interna, desde
Mercado Común en la competición económica muchos puntos de vista. Existe una sorpren-
con las otras dos potencias, los Estados Uni- dente similitud entre los países, e n l o que con-
dos y sobre todo e l Japón, relegan a un segun- cierne a estas diversidades internas. Hay más
do plano estas rivalidades. Está surgiendo una puntos comunes entre un burgués francés y
especie de nacionalismo económico en e l Ja- otro inglés, que entre una persona de la clase
pón, que se formuló hace tiempo en términos media inglesa y un trabajador manual inglés, o
doctrinarios: «El nacionalismo económico un abogado francés y un agricultor del mismo
puede considerarse un tipo de nacionalismo país. Existen más diferencias sociales dentro
importante de la posguerra que es cualitativa- de cada país que entre los diversos países, a
mente distinto de la versión anterior a la gue- todos los niveles: índice de natalidad, propor-
rra. S i bien un nacionalismo que sirva princi- ción de divorcios, crecimiento de algunos sec-
palmente como ideología de la clase dominan- tores de la economía y decadencia de otros
t e tiene pocas posibilidades de ser compatible sectores, índices de desempleo, crisis financie-
con l a democracia, e l nacionalismo económico ra d e l sistema de seguridad social, etc. (Dogan
parece tener e l potencial de reflejar las aspira- y Pelassy, 1987).
ciones populares...)) (Noguchi, 1966, pág. 97). En e l plano cultural, la conciencia europea
L a reacción a este nacionalismo económico ha progresado enormemente en los últimos
externo contribuye a la erosión d e l nacionalis- decenios. U n a serie de encuestas da una idea
m o clásico dentro de Europa occidental. de la rápida internacionalización de las cultu-
E n segundo lugar, en e l plano militar, cua- ras nacionales. H o y día, personas, ideas y mer-
tro décadas de guerra fría en l a era de los cancías circulan libremente e n l a Comunidad
misiles, bajo la protección d e l «paraguas ató- Europea. Más europeos han cruzado las fron-
mico)) estadounidense, convenció a muchas teras internas de Europa durante los cuatro
personas ya e n los años 60 de que ninguna últimos decenios que durante los ocho siglos
nación europea podía resistir a un ataque de la anteriores. Cada verano millones de personas
U n i ó n Soviética, lo que, a su vez, puede haber emigran de las tierras del norte a los mares
dado lugar a l a misma reacción frente a la meridionales. L a televisión ignora las barreras
Alianza Atlántica. L a nación-Estado, que du- nacionales: la Eurotelevisión es ya una reali-
rante varios decenios fue demasiado débil dad. A pesar de la diversidad lingüística, las
para proteger a sus ciudadanos contra la su- culturas son cada vez menos nacionales y más
perpotencia del Este, ha perdido parte de s u eclécticas, sobre todo entre los jóvenes. Como
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 215

es natural, l a mezcla de culturas no penetra no europea, y no hacia otros países europeos.


por igual e n todas partes. Tres de cada cuatro Un análisis del contenido de l a ideología neo-
alemanes han tenido ocasión de pasar sus va- fascista d e l Frente Nacional de Francia mues-
caciones en otro país europeo e n los últimos tra que se trata de un movimiento más racista
decenios. España e Italia reciben cada año un que nacionalista, e n e l sentido tradicional de
número de turistas mayor que e l número de l a palabra. Este movimiento derechista, que
sus habitantes adultos. L a mayoría de adoles- ataca violentamente a los inmigrantes de las
centes holandeses conocen dos idiomas ex- antiguas colonias francesas e n África, n o
tranjeros. muestra una hostilidad abierta hacia otros paí-
Es posible clasificar a los países según e l ses europeos, porque sus dirigentes saben que
nivel de sus «sentimientos proeuropeos». Eu- esta actitud no sería popular. L a «inmigra-
robarometer ha hecho varias mediciones de l a ción» es su únicoJ argumento eficiente a nivel
proporción de personas favorables a la integra- electoral, en un momento e n que una décima
ción europea. E n tres grupos de países las acti- parte de la población activa masculina está
tudes favorables alcanzaron un nivel máximo desempleada. El destino de los partidos tradi-
entre 1973 y 1990. En primer lugar, los países cionales de extrema derecha e n Europa occi-
cuya actividad económica depende e n gran dental es una consecuencia del declive del na-
parte del comercio exterior -en particular los cionalismo. Los grupos activistas de extrema
Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo- fueron derecha pueden atraer l a atención de los me-
los que más proeuropeos se mostraron. En dios de comunicación con sus actos violentos,
segundo lugar venían los países para los cuales pero son demasiado pequeños para dar indica-
la Comunidad Europea era un escudo de pro- ciones significativas en las muestras naciona-
tección, como l a República Federal de Alema- les.
nia antes de l a caída d e l muro de Berlín. En También e l vocabulario político ha cam-
esta época, Grecia sentía también la necesidad biado. M u y pocos políticos utilizan hoy un
de la protección europea. En tercer lugar figu- vocabulario xenófobo o patriotero. En Italia,
raban unos pocos países que creían poder re- la palabra «patria» ha sido sustituida e n los
solver con más eficacia sus problemas nacio- debates políticos por la palabra «pueblo», y
nales delegando algunas facultades a una su- por palabras aún más neutrales como aterrito-
perestructura europea. Muchos italianos creen rio» o «país». E l político italiano que pronun-
que l a eficiencia de su administración e n algu- cia enfáticamente l a palabra «nazione» e n una
nos sectores podría mejorarse s i se tomasen reunión electoral se sitúa asimismo e n l a extre-
algunas decisiones e n Bruselas, en vez de de- ma derecha, salvo e l Presidente de la Repúbli-
batirse en Roma. Por su parte, los belgas ven a ca e n ocasión de las ceremonias oficiales.
la Comunidad Europea como fuente de legiti- Los datos de las encuestras reflejan esta
midad para su «sistema tribal». En e l caso de realidad. Podríamos aceptar fácilmente la opi-
un conflicto entre un reglamento francés y un nión de R. Inglehart (1 990, pág. 412), según la
reglamento europeo aceptado por Francia, es cual: «El sentimiento de que la nación-Estado
e l segundo e l que prevalece. Con lentitud, pero encarnaba un valor supremo, como refugio y
con seguridad, e l parlamento europeo aumen- defensa exclusiva de un modo único de vida,
ta s u campo de intervención. Los Eurobarome- ha desaparecido en gran parte de l a Europa
ters indican periódicamente e n qué sectores l a occidental de nuestros días».
población está dispuesta a aceptar una regla-
mentación común y la «armonización» de las
leyes. La Torre de Babel europea
En la mayoría de los países los partidos
nacionalistas de extrema derecha representan U n a de las principales dificultades para crear
una fracción insignificante d e l electorado. una comunidad europea es l a multiplicidad de
Francia y Austria son los únicos países euro- los idiomas. Durante mucho tiempo, e l vector
peos donde los extremistas de derecha obtu- más eficiente del nacionalismo popular e n Eu-
vieron más de una décima parte de los votos ropa ha sido e l idioma nacional.
e n los años 80, y ello como expresión, princi- A los cinco principales idiomas (alemán,
palmente, de hostilidad hacia la inmigración español, francés, inglés e italiano) debemos
216 Mattei Dogan

añadir otros siete ((idiomas estatales»: holan- parcial en algunas profesiones, por un lento
dés, danés, sueco, noruego, finlandés, portu- proceso que llevaría muchos decenios, de los
gués y griego, s i n contar con los idiomas como idiomas europeos secundarios y, en una segun-
el catalán, e l vasco o e l galés. E n la Torre de da tendencia secular, la difusión de un nuevo
Babel de Europa occidental resuenan doce len- latín vulgar, e l «inglés chapurreado» (que se
guas. Europa oriental es e l espacio histórico de practica ya en la industria turística y e n las
otra cacofonía: e n ella coinciden e l húngaro, e l reuniones internacionales de científicos), e n
polaco, e l rumano, e l checo, e l eslovenio, e l competencia con e l inglés literario elitista.
serbio, e l croata, e l búlgaro, e l albanés, e l litua-
no, e l letón y e l estonio. E n total, en Europa
occidental y oriental hay 24 idiomas oficiales, Declive del nacionalismo, ascenso
19 de los cuales son prácticamente desconoci- del individualismo
dos fuera de su comunidad. Un griego y un
sueco, o un finlandés y un portugués, o un Algunos moralistas pretenden que «la gente n o
holandes y un italiano, sólo pueden comuni- cree ya en nada». E n realidad, los valores tra-
carse en un tercer idioma, en l a mayoría de los dicionales, están siendo sustituidos por nuevos
casos inglés o francés. E l bilingüismo e n un valores, entre los cuales predomina e l indivi-
solo país es posible, pero sobre una base terri- dualismo. E n nuestra sociedad de masas anó-
torial, como e n Suiza, Bélgica o Canadá. nimas, un número cada vez mayor de personas
U n a encuesta realizada poco después de la sitúan al individuo en l a cumbre de la jerar-
unificación de Alemania en los doces países de quía de valores, por encima de las masas, las
la Comunidad Europea, en la que se pregunta- iglesias y las naciones. Sólo l a familia nuclear
ba l o que todos los alemanes tienen e n común, elude esta clasificación jerárquica.
mostró que e l idioma se consideraba como Cuando se les pidió que indicaran «la ca-
elemento más importante, aún más que la me- racterística más importante de una persona»,
moria histórica colectiva, los parientes, l a lite- una fuerte mayoría de franceses respondieron
ratura, e l modo de vida o incluso el sentido de «la personalidad» y, muy pocos, «la nacionali-
l a identidad nacional. Los propios alemanes dad» o «la clase social» del individuo (CNRS,
colocaron a su lengua materna e n e l primer 1968). «¿De qué depende l a mejora de su si-
lugar (91 O/O). Encuestas similares e n otros paí- tuación personal?», se preguntó al público
ses darían resultados análogos. ¿Qué tienen en francés en julio de 1968. «Ante todo mi esfuer-
común las gentes del Veneto y de Calabria?: e l zo personal», fue la respuesta del 49 O/o de los
idioma italiano. interrogados; un 23 % respondió «las conquis-
Los compromisos son posibles en muchos tas de mi clase social», y un 25 %, «el progreso
sectores, pero no en cuestiones lingüísticas. económico de mi país».
Un idioma sobrevive o muere: no puede con- En una encuesta de Eurobarometer llevada a
vertirse e n una lengua mitad francesa y mitad cabo e n 1O países europeos e n 1982 se pregun-
flamenca, como hemos visto e n Bélgica. Los tó: «¿Por cuál de las siguientes causas estaría
idiomas seguirán siendo los vehículos de las usted dispuesto a sacrificarse o a correr ries-
identidades nacionales. Las barreras lingüísti- gos?» L a respuesta «por mi religión» obtuvo
cas limitarán las migraciones dentro de Euro- un 7 O/o en Alemania y Bélgica y un 4 O/o en
pa de modo que durante las próximas genera- Francia y Dinamarca. Sólo e n Irlanda aumen-
ciones, como ocurría antes, la mayoría de los t ó de manera considerable la proporción, has-
europeos vivirán y morirán en e l país en e l que ta un 22%. L a respuesta «en defensa de mi
nacieron. Este continente no se convertirá pro- país» obtuvo un número de adherentes que
bablemente nunca e n un «crisol». L a mayoría haría temblar a muchos generales. «La paz»,
de las personas serán europeos y otra cosa «la pobreza», «los derechos humanos», y «la
más: europeos-franceses, europeos-ingleses, igualdad sexual» consiguieron muchas más
europeos-alemanes, etc. Pero l a persistencia de menciones. Pero la respuesta más frecuente
varios idiomas no impedirá -si los demás fac- fue «la libertad d e l individuo»; es evidente
tores surten sus efectos- un declive lento pero que al responder así todos pensaban e n s u
continuo de los nacionalismos. propia libertad.
Un escenario futurista sería la eliminación «¿En qué clase de sociedad vivimos?» se
El declive de los nacionalismos en Europa acidental 217

preguntó al público inglés e n 1987. «En una 198 1 y en 1990-199 1 e n nueve países revela, a
sociedad e n que cada uno va a l o suyo», res- una distancia de sólo 10 años, una creciente
pondieron e l 88 O/o de los ingleses. L a mayoría disociación entre los adultos más jóvenes y
de los adolescentes y adultos jóvenes entrevis- más viejos e n cada uno de esos países. Mien-
tados e n siete democracias desmintieron que tras que las cohortes de más edad no regresan
l o más importante para ellos era «hacer que l a a los valores más tradicionales, los más jóve-
propia vida fuera satisfactoria)). A continua- nes adoptan crecientemente valores no confor-
ción vino la respuesta «hacer algo para l a so- mistas, sobre todo en l o relativo a l a nacionali-
ciedad)), excepto e n los Estados Unidos. dad y l a religión.
Los datos disponibles sobre la opinión pú- Otro modo de observar la tendencia poten-
blica hacen pensar que los individuos tienden cial de las diversas generaciones es distribuir a
a ver s u desarrollo personal como una oportu- los individuos e n las muestras nacionales por
nidad que no ha de conseguirse necesariamen- cohortes de cinco años. Para obtener e l núme-
t e en e l seno de l a comunidad nacional, sino a ro suficiente de individuos de cada cohorte, se
pesar de ella. E n consecuencia, existe un fuerte combinaron dos encuestas de Eurobarometer
incentivo para poner los intereses por encima (abril de 1982 y abril de 1983). L a primera
de los del grupo, con e l resultante menoscabo cohorte se componía de los nacidos antes de
de los valores tradicionales de grupo, como es 1915, la segunda de los nacidos entre 1916 y
e l patriotismo. 1920, etc.; en l a última cohorte figuran los
El individualismo está ganando terreno al nacidos entre 1954 y 1958 (Eurobarometer,
nacionalismo y a la solidaridad social, pero no junio de 1983, págs. 55-57). Se calculó un
debe confundirse con e l egoísmo. E l indivi- índice que mostraba una relación significativa
dualismo es resultado del carácter pluralista entre las cohortes y e l nivel de orgullo nacional
de las democracias desarrollads y los conflic- e n 1982-1983. L a proporción de las personas
tos entre los múltiples papeles que desem- «orgullosas» es más elevada entre las cohortes
peñan en las complejas sociedades llamadas más viejas, sobre todo e n Francia, los Países
postindustriales. L a dicotomía nacionalismo- Bajos y Bélgica.
individualismo debe considerarse en e l marco En los seis países para los cuales podía
de un declive general de todas las ideologías, establecerse una comparación, e l sentimiento
incluida la religión. En los decenios recientes, de orgullo nacional fue a menos entre 1970 y
e l nacionalismo y la religión han retrocedido 1982. E l índice perdió e l 10 O/o de s u valor.
paralelamente, mientras que en épocas prece- (Eurobarometer, junio de 1982, pág. 28).
dentes se aliaban para mantener sus posicio- En una encuesta especial entre los jóvenes
nes predominantes e n e l sistema de valores. de 15 a 24 años de edad de diez países euro-
H o y día e l individualismo desafía a estos valo- peos, realizada e n 1988, los jóvenes se declara-
res tradicionales. ron «muy orgullosos» de su nacionalidad con
menos frecuencia que sus mayores (26 y 40 Oh).
En 1970 se había efectuado una encuesta casi
La dinámica intergeneracional idéntica e n cinco países. Así pues, es posible
del declive del nacionalismo comparar, con un intervalo de doce años, l a
opinión de l a misma cohorte (nacida e n 1946-
El declive del nacionalismo continuará proba- 1950) en 1970, cuando tenían de 21 a 24 años
blemente, porque es un proceso inherente a la de edad y, e n 1982, cuando sus edades estaban
pirámide demográfica. En efecto, encuestas comprendidas entre los 33 y los 36 años. En
realizadas e n casi todos los países europeos este contexto hay dos conclusiones que mere-
muestran que las tendencias nacionalistas son cen atención. En primer lugar, e l sentimiento
menos comunes entre las nuevas generaciones de orgullo nacional era más elevado entre las
que entre las de más edad. Montones de esta- personas de mayor edad que entre los jóvenes
dísticas demuestran la importancia de esta di- en los dos momentos de la encuesta. En segun-
námica. do lugar, l a intensidad del orgullo nacional
U n a comparación entre los resultados de disminuyó para todos los grupos de edad entre
las encuestas realizadas por e l Grupo de Estu- 1970 y 1982. L a trayectoria de las curvas se-
dio de los Sistemas de Valores Europeos e n gún la edad varía ligeramente entre un país y
218 Mattei Dogan

otro, y entre las dos fechas; e l descenso más e l 61 Yo de los interrogados de menos de 25
acentuado se registró en Bélgica y e l menos años de edad, e l servicio militar tenía una
acentuado e n Alemania (para este país, l a in- influencia negativa; esta misma respuesta la
tensidad del orgullo era ya muy reducida en dio e l 46 % de las personas de 25 a 34 años de
1970) (Eurobarometer, diciembre de 1982, edad, e l 32 Yo de las personas de 35 a 49 años
págs. 87-90). de edad, e l 37% de las personas de 50 a 64
L a disparidad entre las generaciones se años de edad y e l 24 % de las personas de más
vio confirmada por una nueva encuesta reali- de 65 años de edad (Duhamel, 1978, pág.
zada en abril de 1983. L a proporción de per- 104).
sonas de diez países europeos que se sentían E n caso de invasión del territorio francés
«muy orgullosas» de s u país fue mucho menor por un ejército extranjero, sólo e l 7 Yo de los
entre los jóvenes que entre los mayores: 29 Yo jóvenes de 18 a 25 años de edad estarían dis-
de los jóvenes de 15 a 24 años de edad; 35 O h de puestos a ((arriesgar sus vidas» en cualquier
las personas de 25 a 34 años de edad 39 O/o de las circunstancia, sea cual fuera la causa de l a
personas de 45 a 54 años de edad; 52% de guerra; e l 56 O h sólo l o haría s i estuvieran segu-
las personas de 5 5 a 64 años de edad y 54 Yo ros de que su país «defendía una causa justa».
de las personas de 65 años o más (Euroba- E l patriotismo ya no es incondicional, sin rela-
rometer, junio de 1983). ción alguna con los principios ideológicos o
E n una encuesta acerca de las «causas que morales; muchas personas no han dejado de
merecen que se haga algo e n su favor» realiza- creer que l o que es bueno para su país es a
da e n diez países en abril de 1982 entre jóve- priori moral y justo (Blanchet y Daniel, 1978,
nes de 15 a 24 años de edad, dos «causas» pág. 138).
tradicionales -«la defensa de mi país» y «mi fe En junio de 1987 SOFRES hizo una pre-
religiosa»- fueron las menos mencionadas de gunta similar a una muestra nacional: ((Supon-
las nueve causas propuestas, algunas de las ga que Francia está en peligro de invasión
cuales eran, por ejemplo, d o s derechos huma- extranjera, jcuál sería su reacción?»... L a pro-
nos», «la lucha contra l a pobreza) o «la paz porción de franceses que respondieron que
mundial» (Eurobarorneter, abril de 1982). «no sacrificarían su vida por s u país» fue au-
En julio de 1989 se formularon las mismas mentando gradualmente con las generaciones,
preguntas a toda la población adulta (Euroba- pasando d e l 25 % entre los mayores de 65 años
rometer, noviembre de 1989). U n a compara- a 44 O h entre los de edades comprendidas entre
ción de los resultados de las dos encuestas los 18 y los 24 años.
muestra importantes diferencias en los diez L a mitad de los jóvenes franceses de eda-
países, e n l o que respecta a las actitudes de los des comprendidas entre los 18 y los 25 años e n
muy jóvenes y de l a población madura. 1977 admitieron que se sentían más próximos
Como los valores básicos se forjan median- a un extranjero de s u clase social que a un
t e procesos de socialización e n una fase tem- francés de una clase distinta; y más de l a mitad
prana de la vida, l o que creen hoy los adoles- (58 O/o) se consideraban más cercanos a un ex-
centes y los adultos muy jóvenes da una buena tranjero de su propia edad que a un francés de
indicación de l o que serán sus creencias e l día l a edad de sus padres. Es evidente la existen-
de mañana. En respuesta a una pregunta for- cia de una solidaridad generacional y de clase
mulada en Francia e n 1977 sobre l a importan- entre las naciones (Blanchet y Daniel, 1978,
cia de l a patria, sólo e l 28 Oo/ de la muestra pág. 139).
declaró que este concepto era menos impor- E n Alemania, a una pregunta formulada
tante hoy que en e l pasado, y para e l 48 % era por Emnid e n 1987 acerca de la importancia
igualmente importante. Pero entre los jóvenes de la bandera como símbolo nacional, la pro-
de menos de 25 años, l a mitad aproximada- porción de los que respondieron «es innecesa-
mente dijeron que atribuían menos importan- ria» varió considerablemente según la edad:
cia a la idea de patria (SOFRES, 1984, págs. 15 % entre las personas de más de 65 años,
151 y 152). 19 % entre las personas de 50 a 54 años; 25 %
¿Puede decirse que e l servicio militar ejer- entre las personas de 30 a 39 años; 49 Yo entre
ce una influencia positiva -o negativa- e n los las personas de 20 a 29 años y 46 O h entre las
sentimientos patrióticos de l a juventud? Para personas de menos de 19 años. L a pregunta
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 219

correspondía a la bandera de Alemania occi- las fronteras nacionales. ¿Cuál es e l significado


dental (Zndex to Znternational Public Opinion, real de estas disparidades? Hay dos interpreta-
1987, pág. 478). Es muy probable que l a acti- ciones teóricas posibles, según tratemos de
tud hacia la bandera como símbolo de la Ale- grupos de edad o de generaciones. E n e l pri-
mania unificada sea muy distinta. mer caso, se trata de un ciclo vital: los jóvenes
El público es consciente de esta diferencia de hoy adoptan las mismas actitudes que
entre las generaciones. En e l Reino Unido l a adoptaban sus padres cuando tenían s u edad.
mayoría de las personas de menos de 34 años Más tarde estos jóvenes adoptarán las mismas
de edad declararon e n marzo de 1988 que se opiniones que sostienen hoy las personas de
sentían menos patriotas que sus mayores. (Zn- edad.
dex to Znternational Public Opinion, 1987-8, E l ejemplo más famoso del fenómeno cro-
sección sobre «Símbolos»). Reacciones pareci- nológico es e l papel político de los estudiantes.
das se han registrado en otros países europeos. E n e l siglo XX se registran movimientos polí-
Incluso en Irlanda, e l país más tradiciona- ticos iniciados por estudiantes e n cincuenta
lista de Europa, está operando una dinámica países, desde E l Cairo hasta la Plaza de Tia-
generacional: la proporción de los que no con- nanmen. L a irrupción de los estudiantes en e l
fían en e l ejército, o no confían mucho, es muy área política ha adoptado las formas más di-
superior entre los jóvenes que entre los mayo- versas, desde la extrema derecha hasta l a ex-
res (40 Oh de la cohorte de 18 a 24 años, y 11 O/o trema izquierda. Apareció por primera vez en
de la cohorte de más de 65 años). Los jóvenes Europa a comienzos de siglo, pero se difundió
se sienten menos orgullosos de ser irlandeses a todos los demás continentes antes o después
que los mayores (Fogarty, 1984, págs. 161- de que accedieran a la independencia numero-
25 1). sos países de Asia o África, e l Oriente Medio o
El declive del nacionalismo es más visible e l Lejano Oriente. En 1968 se difundió como
e n las capas más educadas. N o hay ninguna una epidemia e n diez países. Tenemos aquí un
excepción a esta tendencia entre los países fenómeno cronológico evidente, que explica e l
europeos. L o contrario ocurría durante e l apo- lugar privilegiado que ocupan los estudiantes
geo d e l nacionalismo, e n torno a 1848, cuando de l a sociedad, y que se renueva periódica-
fue la elite intelectual la que llevó la antorcha mente. N o se trata, pues, de un fenómeno ge-
del patriotismo por toda Europa. E l hecho de neracional.
que los ciudadanos que disponen de una mejor En e l segundo caso, observamos un efecto
educación tiendan a ser menos nacionalistas, generacional: los jóvenes de hoy han sufrido la
en e l antiguo sentido de la palabra, tiene im- influencia de una serie de factores propios de
portantes consecuencias potenciales. Como ha las circunstancias históricas contemporáneas,
comentado Richard Rose (1985, pág. 89): hasta e l punto de que sus creencias pueden
«Los gobiernos que dedican grandes cantida- explicarse mejor recurriendo a las experienias
des de dinero a elevar e l nivel de educación de históricas y a los cambios de la sociedad en
sus ciudadanos pueden encontrarse con que general, que a su condición de jóvenes.
sus medidas tengan la consecuencia imprevis- L a primera hipótesis debe excluirse s i n va-
ta de reducir e l orgullo nacional de los jóvenes, cilación por una razón evidente: existe un con-
a medida que adquieren una mejor educa- traste real entre las creencias de los jóvenes de
ción». D e hecho, las fracciones más jóvenes y nuestros días y las de los jóvenes de hace
más viejas de la población no son socialmente treinta o cuarenta años. Podemos demostrar
idénticas. Este fenómeno es visible e n todos empíricamente este contraste porque existen
los países, s i n excepción. datos suficientes de encuestas de los años 50,
Existe una fuerte relación entre la religiosi- cuando los padres de los jóvenes de hoy eran a
dad y e l nacionalismo: los jóvenes, al sentirse su vez jóvenes. Además, como hemos señalado
menos atraídos hacia los valores religiosos, ya, hoy e n día las generaciones jóvenes y las
ocupan lugares relativamente bajos e n la esca- generaciones más maduras son sociológica-
la de las actitudes nacionalistas. mente muy distintas en l o referente a l a educa-
En resumen, existen evidentemente impor- ción y l a orientación religiosa.
tantes diferencias entre los jóvenes y los mayo- S i n duda alguna, hay jóvenes que cambia-
res en todos los países, independientemente de rán sus actitudes cuando crezcan. Empero, no
220 Maftei Dogan

sólo nos encontramos ante categorías de edad, tes de la Segunda Guerra Mundial.
sino también ante un cambio generacional. Los grandes países que desde l a Segunda
U n a gran parte de los jóvenes de hoy seguirán Gerra Mundial han conseguido e l mayor creci-
asumiendo los nuevos valores que han adopta- miento económico, Alemania y e l Japón, son
do acerca de la religión, la libertad, la igual- también los que han manifestado actitudes
dad, la ética del trabajo, l a sexualidad y e l más antimilitaristas durante los últimos dece-
nacionalismo. L a generación de los mayores nios. ¿Son antimilitaristas por su vívida me-
parece situarse e n la retaguardia, defendiendo moria colectiva de la derrota o, como sugiere
los valores tradicionales contra los más jóve- Richard Rosecrance, por su rendimiento como
nes que propugnan valores no conformistas. «Estados comerciales»? ¿Son conscientes los
pueblos alemán y japonés del hecho de que e l
crecimiento económico de su país se haya vis-
Conclusión to favorecido en gran parte por sus bajos gas-
tos militares? ¿Hasta qué punto es racional su
E l declive del nacionalismo obedece a múlti- actitud antimilitarista?
ples factores, uno de los cuales es de extrema Un aspecto significativo de esta compara-
importancia pero difícil de concretar con da- ción longitudinal y transnacional es la ubicui-
tos empíricos: la percepción del papel de Euro- dad de las mismas tendencias básicas: todos
pa e n los asuntos mundiales, e n e l pasado y e n los países se desplazan en la misma dirección,
e l presente. Ningún país de Europa occidental aunque la velocidad del cambio n o sea la mis-
es de gran tamaño. Todos son de tamaño me- ma e n todos ellos.
diano o pequeño, y dos de ellos son miniesta- Otra lección a extraer es la relativa al con-
dos. Pero todos juntos representan un poten- cepto de cultura cívica. S i los valores básicos
cial demográfico, económico, cultural, científi- pueden cambiar tanto de una generación a l a
co, militar y político que podría desmentir las siguiente, j n o deberíamos considerar la perti-
ideas de Oswald Spengler acerca de la cdeca- nencia de los conceptos de cultura cívica y
dencia de Occidente)) como las de un falso carácter nacional que a tantos estudiosos han
profeta, sobre todo s i e l Atlántico Norte se seducido desde 1963 hasta nuestros días?
convierte e n un mare nostrum euroamericano. Una de las conclusiones más importantes
Europa occidental ha experimentado más de este análisis puede ser que, e n l a distribu-
cambios sociales desde 1945 que en los dos ción de los valores básicos, las diferencias den-
siglos anteriores, entre otras cosas en e l nivel tro de las naciones son mayores que las dife-
de la educación. Entre todas las variables que rencias entre los diversos países. L a heteroge-
influyen en los sentimientos nacionalistas, la neidad de cada nación es más significativa que
educación ha resultado e n todas partes una de la diversidad de las naciones.
las más importantes. Así pues, podríamos pro- E l fantasma del Ejército Rojo surtió efectos
poner la siguiente relación: cuanto más eleva- catalizadores en e l desarrollo de l a conciencia
do es e l nivel educativo menor es l a intensidad europea occidental entre las masas y las elites,
de las actitudes nacionalistas. Esta relación es como puede observarse analizando los debates
válida también para e l análisis longitudinal. S i parlamentarios y las autobiografías de muchos
comparamos las personas que eran jóvenes en dirigentes. A l implosionar e l imperio soviéti-
los años 30 con las que l o eran e n los años 80, co, esta amenaza ha desaparecido, pero entre-
sólo e n parte estaremos comparando edades tanto la integración europea ha dado un paso
propiamente dichas. En realidad, nos estare- decisivo, y e l nacionalismo dentro de Europa
mos refiriendo a dos clases diferentes de po- occidental ha sufrido un declieve s i n prece-
blación, a dos generaciones distintas. dentes.
E l que los Estados liberales no suelen en- N o hay medios de comparar los sentimien-
frentarse entre sí parece una proposición acep- tos pacifistas del público occidental con los de
tada. Así pues, e l declive del nacionalismo los ciudadanos de l a Union Soviética en un
puede obedecer también al hecho de que hoy mismo momento. Pero la implosión puede dar
e n día todos los países de Europa occidental lugar a especulaciones retrospectivas.
son Estados liberales, que han repudiado las L a dosificación de la lealtad nacional y la
dictaduras que muchos de ellos padecieron an- conciencia supranacional varía significativa-
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 32 1

mente entre los países y entre las categorías por una especie de amplia soberanía confede-
sociales dentro de cada país. Durante los tres ral, llamada vagamente «Comunidad». Los
últimos decenios, los Países Bajos han sido los ciudadanos toman cada vez más posición fren-
más entusiastas europeístas y e l Reino U n i d o te a las cuestiones de política europea, y expre-
e l que menos por diversas razones, entre las san opiniones sobre muchos asuntos económi-
cuales las económicas ocupan un lugar predo- cos y sociales, dejando de lado los valores
minante. Las personas dedicadas a actividades nacionales básicos.
agrícolas tienden a proteger más sus intereses Por el momento, y durante mucho tiempo,
regionales que los que trabajan en e l sector l a fuente del poder y l a legitimidad seguirá
terciario. L a opinión de los trabajadores urba- siendo l a nación-Estado, dentro de un territo-
nos varía según l a competitividad de s u sector r i o claramente definido. L a integración de Eu-
industrial. Los hombres están mejor informa- ropa occidental es un proceso dinámico y al
dos que las mujeres acerca de las cuestiones parecer irreversible, pero n o es aún una reali-
relacionadas con e l Mercado Común y están dad d e l todo. Puede predecirse l a dirección,
más dispuestos a adoptar una posición, favo- pero no l a velocidad d e l cambio. Es posible
rable o contraria. Pero l a disparidad más im- que quede aún un camino m u y largo por reco-
portante, como ya se ha indicado, es l a genera- rrer.
cional. Los promedios nacionales ocultan di-
versidades dentro de los propios países. Traducido del inglés
En el presente artículo hemos tratado las
actitudes, valores y sentimientos de los ciuda-
danos s i n considerar suficientemente los as-
pectos institucionales. cuyo análisis exigiría un
planteamiento diferente. N o obstante, es evi- CUADRO 1. Derrotismo
dente que las naciones se organizan e n Estados
y, de hecho, nos hemos referido a naciones- «Todos esperamos, desde luego, que n o haya
Estados, con complejas sociedades sumamente otra guerra, pero s i hubiese una, ¿estaría usted
intervenidas y reguladas por las administracio- dispuesto a luchar por s u país?»
nes estatales. L a integración europea implica Sí No ?
no solamente una alteración del equilibrio en- (%) (%) (Yo)
tre l a lealtad nacional y l a orientación supra-
nacional, sino también lo que se denomina l a Reino Unido 61 29 10
«armonización» de las leyes y los reglamentos. Francia 43 46 11
El Parlamento Europeo, e l Consejo, l a Comi- Alemania 35 41 23
sión y los funcionarios adoptan iniciativas y Italia 31 54 15
decisiones que causan l a reducción de l a sobe- España 54 28 18
ranía nacional de los distintos países. Esta Bélgica 27 49 23
transferencia d e l poder del nivel nacional a l Países Bajos 46 35 19
nivel supranacional pocas veces es espectacu- Dinamarca 59 23 19
lar, pero siempre es coherente y eficaz. Existe Suecia 79 11 10
ya un conjunto impresionante de reglamentos Noruega 83 10 7
europeos e n varios sectores, que afectan a l a Finlandia 69 24 7
vida cotidiana de l a gente. Las encuestas pe- Irlanda 50 31 19
riódicas a escala nacional y europea revelan e l EE.UU. 66 24 10
alcance y l a rapidez de los progresos de los Canadá 57 32 10
«eurócratas». L a legislación supranacional ali- Australia 71 22 7
menta constantemente l a lealtad supranacio- Japón 19 46 35
nal. L a soberanía de las naciones-Estado se ve Fuente: Grupo de Estudio de los Sistemas de Valor
reducida, lenta pero ininterrumpidamente, Europeo, 1980 y 1982
222 Mattei Dogan

CUADRO 2. Confianza en e l ejército

Mucha Bastante N o mucha Ninguna ?


(W (W (Oh) (OW (OW

Reino Unido 34 44 18 2 1
Francia 13 38 22 22 4
Alemania 10 42 38 10 -
Italia 17 38 28 17 -
España 24 38 25 11 2
Bélgica 7 33 34 19 6
Países Bajos 6 35 43 14 2
Dinamarca 9 30 43 16 1
Suecia 8 50 29 5 1
Noruega 16 50 29 5 1
Finlandia 9 59 29 2 1
Irlanda 33 43 21 3 1
EE.UU. 37 42 17 3 1
Canadá 17 40 32 7 3
Australia 22 44 29 4 1
Japón 6 28 50 14 3
México 21 28 35 16 -

Fuente: Grupo de Estudio de los Sistemas de Valores Europeos, 1981 y 1982.

CUADRO 3. Religiosidad y confianza e n e l ejército

Religiosos N o religiosos Ateos Todos


~~

Confianza Sí No Sí No Sí No Sí No
e n e l ejército (VO) (O?) (%) (%) (Yo) (010) (Yo) (%)
Reino Unido 82 17 79 20 69 31 79 19
Francia 64 32 42 54 26 71 51 43
Alemania 60 39 41 59 13 87 52 48
Italia 60 40 31 69 22 78 55 45
España 71 27 47 52 23 77 62 37
Países Bajos 49 49 27 71 24 72 42 56
Bélgica 42 53 38 59 25 60 41 54
Irlanda 78 28 69 31 27 77 74 24
EE.UU. 81 19 73 27 59 41 76 20
Japón 37 56 35 62 27 70 35 62
Fuente: Grupo de Estudio de los Sistemas de Valores Europeos, 198 1 y 1982.
El declive de los nacionalismos en Europa occidental 223

CUADRO 4. Individualismo frente a nacionalidad y clase

«En su opinión, jcuál es l a característica más importante del individuo: su nacionalidad, s u clase
social o s u personalidad?»
Católicos No
practicantes practicantes Agnósticos Todos
(O/O) (O/O) (Oh)
Francia
Nacionalidad 6 4 1 4
Clase social 7 10 8 8
Personalidad 83 78 84 81
Otros 4 5 6 5
? 1 3 1 2
Fuente: Encuesta CNRS-IFOP, Muestra Nacional 3200, julio de 1968 (resultados no publicados).

CUADRO 5. Causas por las que vale l a pena hacer algo

Respuestas Fran- Reino Alema- Italia Bélgica Países Dina- Irlanda Grecia Lu-
mú1t ip1es cia Unido nia Bajos marca xem-
burgo
(%) (053) (940) (%) (VO) (Yo) (%) @/o) (Yo) (%)
L a defensa
de mi país 19 24 15 17 11 7 16 13 37 21
Mi fe
religiosa 4 12 7 15 7 11 4 22 18 10
L a libertad
del
individuo 57 36 44 41 39 34 28 32 71 51

Derechos
humanos 53 48 48 50 49 59 52 44 68 64
L a lucha contra
l a pobreza 53 26 34 31 38 31 36 36 57 56
~ ~~ ~ ~

L a paz
mundial 75 51 63 72 66 64 66 45 83 84
L a protección
del medio
ambiente 35 30 48 28 38 49 39 25 48 53
L a igualdad
sexual 19 15 27 20 23 22 31 16 50 30
El movimiento
revolucionario 7 3 5 5 4 2 5 2 17 3
Fuente: Eurobarometer, abril de 1982, jóvenes de 18 a 24 años de edad. En julio de 1989 se hicieron las mismas
preguntas a toda la población adulta (Eurobarometer, Número especial dedicado al racismo y la xenofobia,
noviembre de 1989). Una comparación entre los resultados de las dos encuestas muestra diferencias significativas
entre los muy jóvenes y la población madura.
224 Mattei Dopan

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La fragilidad de los regímenes
del Tercer Mundo

Fred W. Riggs

Algunos sistemas políticos no son «regíme- Por l o general, estos regímenes han resultado
new, e n e l sentido en que empleó este término sumamente frágiles por s u incapacidad de ges-
Lasswellian, como un sistema político organi- tionar los graves problemas internos e interna-
zado según una fórmula legitimadora (consti- cionales, incluida la necesidad de financiar y
tución). Cuando un golpe de Estado eleva al controlar un costoso mecanismo burocrático.
poder a los militares, éstos generalmente de-
claran nula la constitución vigente y estable-
Tipos de regímenes
-
cen un gobierno basado e n e l eiercicio del
poder puro y simple'. Sin embargo, e l gobierno Entre esos regímenes es posible hacer una
coercitivo también es precario, y da lugar a distinción significativa: e n una parte están los
nuevos golpes de Estado o que se ajustan a diversos
bien a un intento de adqui- Fred W. Riggs es profesor emérito de
modelos parlamentarios
rir legitimidad mediante Ciencias Políticas en l a Universidad de europeos y, e n l a otra, los
un nuevo proceso constitu- Hawaii, Honolulu, H a w a i i 96822, que adoptaron e l sistema
EEUU. H a publicado diversas obras presidencialista que preva-
cional. En e l presente ar- sobre l a administración pública com-
tículo se examinan estos parativa, el análisis de conceptos y de lece en los Estados Unidos.
casos y se trata de explicar la terminología en el campo de las cien- Los primeros conocieron
e l proceso de ascenso y caí- cias sociales, y de los problemas de los un final desdichado en un
regímenes presidenciales y en particu-
da del poder burocrático. lar el sistema presidencial en l a consti- tercio de los casos aproxi-
tución americana. En 1992, se le dedi- madamente, mientras que
có un festschri& bajo el título de Poli- los segundos han sido de-
Primera parte: tics and Administration in Changing
rribados, e n general, por l o
Societies.
Colapso menos una vez, general-
del régimen y poder mente como consecuencia
burocrático de un golpe de Estado. N o
obstante, e n ocasiones ha
Deben tenerse e n cuenta dos factores interde- ocurrido que un jefe de Estado frustrado se ha
pendientes y mutuamente complementarios. hecho simplemente con e l poder: l a última
En primer lugar, las dificultades a que hacen usurpación de este tipo se produjo cuando e l
frente los regímenes del Tercer Mundo, que Presidente Alberto Fujimori del Perú suspen-
tropiezan con toda una serie de problemas dió e l Congreso y l a Constitución, poco des-
nuevos derivados del sistema capitalista vigen- pués de su elección en junio de 1990.
te e n e l mundo y, e n segundo lugar, la posición Unos pocos sistemas políticos han mante-
del poder de las burocracias públicas*. Muchos nido las antiguas formas monárquicas de go-
de los nuevos Estados adoptaron fórmulas po- bierno3, pero su capacidad de gestionar los
líticas basadas e n modelos derivados de l a ex- problemas modernos resulta cada vez más in-
periencia de los países septentrionales, es de- suficiente, salvo que l a disponibilidad de re-
cir, de América del Norte y Europa occidental. cursos naturales excepcionales (habitualmente

RICS 136/Junio 1993


228 Fred W. Riggs

petróleo) les permita obtener apoyo, no sólo cos, como e l chino o e l otomano, sobre la base
de sus conciudadanos sino también de la co- de antiguas tradiciones y, por consiguiente,
munidad capitalista mundial. L a guerra del encajaban bien e n e l contexto de las estructu-
Golfo es un caso típico de intervención para ras tradicionales; además, su poder se vio con-
apoyar a un régimen monárquico de este tipo, siderablemente reforzado por los imperios eu-
e l d e l Kuwait. ropeos modernos, que las necesitaban para
Otros países establecieron regímenes auto- administrar los territorios conquistados. Des-
ritarios de partido único siguiendo e l ejemplo pués de l a Segunda Guerra Mundial e l poder
soviético. Hasta ahora han resultado excepcio- de estas burocracias aumentó todavía más,
nalmente resistentes, pero no podemos menos con la introducción de teorías y métodos ad-
que preguntarnos s i estos regímenes no acaba- ministrativos contemporáneos y de programas
rán e n bancarrota4, debido más a sus debilida- de asistencia técnica.
des internas que a un golpe de Estado. Este S i bien los países que adquirieron la inde-
pronóstico refleja e l hecho de que una buro- pendencia en e l siglo XIX (principalmente los
cracia dominada por un partido carece casi de América Latina) heredaron un tipo de bu-
por completo de poder y, por consiguiente, es rocracia basada en e l patronazgo que es menos
incapaz de administrar con eficiencia la cosa eficiente que las de los «nuevos Estados» del
pública o de organizar con éxito un golpe de siglo XX, estas burocracias fueron capaces no
Estado; s u incapacidad administrativa merma obstante de adquirir un importante poder po-
la credibilidad del régimen y conduce, pienso, lítico. Esto se debió principalmente a que los
a l a desmoralización de l a dirección del parti- funcionarios de carrera pudieron establecer re-
do y al colapso consiguiente. des políticas de solidez considerable6. Sin
En Europa y América d e l Norte los Estados duda, desde la perspectiva del tipo ideal de
modernos son producto de una evolución gra- Max Weber, las burocracias basadas e n funcio-
dual y, de ordinario, adquirieron e l control nariados de carrera parecen más patrimoniales
sobre sus burocracias de modo simultáneo a la que modernas y sufren gravemente las conse-
aparición de sus poderosas estructuras buro- cuencias de patronazgo, e l nepotismo, e l per-
cráticas, o incluso antes. En su mayor parte sonalismo, la corrupción y la prioridad de los
estos Estados han sido capaces de mantener l a intereses propios. Estos defectos limitan grave-
autoridad sobre las burocracias públicas, que mente la capacidad de estas burocracias de
necesitaban para llevar a cabo las tareas cada llevar a la práctica l a política oficial, pero
vez más complicadas de l a administración pú- apenas s i obstaculizan los esfuerzos más o me-
blica, l a aplicación de políticas y l a defensa nos exitosos de los funcionarios de designa-
nacional. En cambio, en muchos de los nuevos ción (funcionarios nombrados, militares y ci-
Estados, e l esfuerzo por crear instituciones re- viles) para mantener sus privilegios, aunque
presentativas similares sólo se produjo en vís- esos esfuerzos den lugar a conspiraciones des-
peras de la independencia, después de que las tinadas a derribar regímenes basados e n mo-
potencias imperialistas, por diversas razones, delos constitucionales extranjeros.
hubieran decidido renunciar a sus colonias. Los poderosos funcionarios públicos, en-
D e resultas de ello, los nuevos e inexperimen- frentados a la incapacidad de un régimen polí-
tados regímenes cayeron con frecuencia en e l tico para salvaguardar sus intereses particula-
marxismo y sus dirigentes políticos se vieron res -por los motivos antes indicados- tienen
e n l a incapacidad de resolver los graves pro- toda clase de motivos para apoyar una conspi-
blemas a que hacían frente5. E n estas situacio- ración militar que pueda hacerse con e l poder
nes de crisis, las nuevas instituciones de auto- por la fuerza y prometer una mejora de la vida
gobierno demostraron su inviabilidad, colap- para todos los ciudadanos y, en particular,
sando frecuentemente. para los burócratas. Hemos de recordar que
los oficiales del ejército son también aburócra-
Burocracias modernizadoras tas»; la idea convencional de que los militares
Las estructuras burocráticas heredadas por los no pertenecen a l a burocracia y que los golpes
nuevos Estados del siglo XX son, e n términos de Estado producen «regímenes militares» nos
relativos, mucho más duraderas y potentes. A l oculta la realidad de que todos los oficiales
fin y al cabo, ya existían e n los imperios clási- (civiles y militares) comparten un interés co-
L a jkagihdad de los regímenes del Tercer Mundo 229

Fiesta anual en e l cuartel m i l i t a r de Nasinu. cerca de Suva, Fidji, que señala el fin de los entrenamientos. 1987.
J LangevinlSygrna
230 Fred W. Riggs

mún e n su condición de empleados públicos cional de un golpe de Estado. E n primer lugar,


cuya seguridad, ingresos y condición social de- las fuerzas armadas no actúan institucional-
penden del gobierno. Durante las épocas de mente para tomar e l poder. L o que ocurre,
crisis, estos oficiales apoyan a los grupos de más bien, es que l a organización de los golpes
golpistas que prometen proteger sus intereses. de Estado corre a cargo de pequeños grupos de
Los llamados gobiernos militares establecidos funcionarios públicos conspiradores, com-
por juntas de oficiales del ejército suelen in- puestos (pero no exclusivamente) de militares.
cluir a altos funcionarios públicos, y contar Algunos miembros de estos grupos movilizan
con e l apoyo de l a mayor parte del funciona- a las unidades militares bajo s u mando para
riado. Así pues, para entender la fragilidad que apoyen e l golpe, pero otros oficiales suelen
esencial de todos los regímenes del Tercer resistirse. Muchos funcionarios civiles colabo-
Mundo tenemos que comprender que los regí- ran con los militares en las conspiraciones
menes llamados ({militaristas autoritarios» para tomar e l poder, y participan en e l gobier-
pueden considerarse, con mayor razón, siste- no del país después de que haya triunfado e l
mas políticos burocráticos (Riggs, 1966)7. golpe. S i n e l apoyo de estos funcionarios civi-
U n a limitación inherente a todos los siste- les, los golpes fracasarían con toda seguri-
mas políticos burocráticos se deriva de la falta dadL0.Además, con frecuencia ocurre que un
de una fórmula para establecer l a legitimidad nuevo grupo militar desplace a una junta que
política. S i bien los burócratas pueden nom- ya detenta e l poder (golpe secundario); así
brar a subordinados, no disponen de un proce- pues, muchos golpes de Estado no van dirigi-
dimiento aceptado para seleccionar a un jefe dos contra gobernantes civiles. Los autores
d e l ejecutivo; no pueden elegir a su propio j e f e que definen los golpes militares como movi-
ni heredar e l poder ejecutivo. Por consiguien- mientos de los «militares contra los civiles» se
te, cuando las burocracias se ven enfrentadas a refieren solamente a los golpes primarios.
una crisis profunda, e l único modo de hacerse L o más importante quizás es que los buró-
con e l control de l a situación es mediante una cratas no pueden hacerse con e l poder cuando
conspiración secreta de oficiales (principal- las instituciones políticas de gobierno son via-
mente militares) encaminada a tomar e l poder bles, es decir, capaces de controlar y supervi-
con un golpe de Estado8.Así pues, los sistemas sar la actividad de los funcionarios de designa-
políticos burocráticos son de por sí tan inesta- ción y, a través de ellos, satisfacer las deman-
bles como los regímenes democráticos que das políticas más urgentes con que se enfrenta
destruyen y, de contrario, son sustituidos por e l régimen. Desde este punto de vista, para mí
los organizadores de un nuevo golpe de Estado una adecuada incomprensión de los golpes
provocado por oficiales de una facción rival, o de Estado tiene que ser contextual: en vez
bien por e l restablecimiento de la democracia de centrar nuestra atención en e l comporta-
o por un movimiento revolucionario. Las bu- miento y las actitudes de los militares o de las
rocracias pueden ser muy estables como ins- fuerzas armadas, tenemos que considerar la
trumentos de administración pública cuando capacidad relativa de los regímenes constitu-
están controladas por un sistema político legi- cionalmente establecidos de gobernar y «do-
timador, pero por s í solas no pueden crear mestican) sus propias burocracias. Hemos de
regímenes estables (véase la nota 1). prestar menos atención a las ambiciones de los
militares y más a l a eficacia, o ineficacia, de
Poder militar los regímenes políticos.
E l hecho de que los sistemas políticos burocrá-
ticos se consideren convencional y errónea-
El tratamiento institucional
mente «regímenes militares» da lugar a un
equívoco. L a hipótesis habitual de los estudio- Este planteamiento es ((institucionaln, en e l
sos de estas materias es que los militares, a sentido de que presta atención a las estructu-
pesar de su formación y disciplina, se hacen ras formales del gobierno, basadas en normas
con e l poder por arrogancia y ambición, y para y fórmulas constitucionales". Las reglas del
desplazar a los dirigentes civiles9. Este modo juego son siempre importantes, no sólo cuan-
de ver e l problema, a mi juicio, es excesiva- do se cumplen sino también cuando se infrin-
mente simplista y oculta l a dinámica institu- gen, ya que necesitamos saber por qué. Tene-
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 23 1

mos que basar nuestra consideración e n los diversas formas, todos los regímenes moder-
estudios comparados de formas de gobierno nos de este tipo cuentan con un sistema consti-
tradicionales, pero también e n e l aspecto es- tucional, formado por una asamblea elegida,
tructural/funcional de las políticas compara- un partido y un procedimiento electoral
das y e n las indicaciones derivadas de l a teoría (Riggs, 1969, 245-46). Los principales tipos de
de los sistemas mundiales y l a economía polí- sistemas constitucionales pueden distinguirse
tica e n relación con l a interdependencia de las fácilmente según e l modo de elección de los
economías y los Estados. jefes d e l ejecutivo. Cuando la selección corre a
En esta perspectiva institucional, todas las cargo del partido dirigente, tendremos un sis-
normas de prescripción constitucional y legal tema de partido único; cuando estas funciones
prescritas son en s u esencia precarias y pueden son desempeñadas por las asambleas elegidas,
ser transgredidas. Por consiguiente, tenemos tendremos un régimen parlamentario (que
que hacer hincapié e n l a vulnerabilidad de los puede ser también una monarquía constitucio-
regímenes, no sólo por e l modo e n que funcio- nal); y cuando e l j e f e del ejecutivo es elegido
nan, cuando parecen funcionar bien, sino tam- por e l pueblo, e l régimen es presidencialista.
bién en relación con los problemas a que ha- E n consecuencia, un jefe de gobierno que deba
cen frente y l o que ocurre cuando estos proble- responder ante e l parlamento podrá ser desti-
mas no se resuelven. Cuando un sistema tuido e n todo momento e n una votación de
intrínsecamente adecuado se revela frágil y confianza, pero un jefe de gobierno elegido
puede verse suspendido y sustituido por un por e l pueblo dispone de un mandato preesta-
gobierno burocrático (militar) inconstitucio- blecido.
nal, hemos de pensar e n las alternativas que Estas diferencias afectan profundamente la
tienen más probabilidades de surtir efecto, capacidad de supervivencia de los regímenes
aunque parezcan menos atractivas de por sí. tercermundistas que siguen estos modelos.
Las instituciones extraburocráticas que Este hecho -que se documenta más adelante
consideraremos en e l presente trabajo pueden en l a tercera parte de nuestro trabajo- pone e n
dividirse de un modo aproximado e n «tradi- duda e l supuesto de que las diferencias entre
cionales» o «modernas». L a forma tradicional los estamentos militares puedan explicar los
es monárquica, y e n ella e l poder soberano es intentos de apropiación del poder. S i n embar-
ejercido por reyes, emperadores, shahs o sulta- go, para que esta proposición tenga sentido,
nes, cuyo derecho a gobernar se basa en un hemos de recordar que los sistemas políticos
tipo u otro de mandato divino, típicamente burocráticos (gobierno militar) carecen de legi-
legitimado en una ceremonia de coronación”. timidad constitucional y que, cuando prevén
S i bien e n Europa l a legitimidad monárquica sistemas constitucionales, su función es sola-
acabó basándose en l a herencia y la norma, s u mente simbólica. Tanto los regímenes tradi-
elemento esencial seguía siendo e l «derecho cionales como los modernos disponen de un
divino» de los reyes a reinarL3.Sin embargo, l a mito legitimador, pero los sistemas políticos
secularización y la industrialización socavaron burocráticos dependen de l a violencia y l a
la autoridad sagrada de los monarcas y pusie- coerción para sobrevivir. Así pues, s i las buro-
r o n e n entredicho su capacidad de gobierno. cracias pueden dominar un sistema político,
Esto los redujo a simples detentores «tradicio- conviene que investiguemos las bases de s u
nales», pero cada vez más anucrónicos, del poder.
poder, allanando e l camino hacia la aparición
de formas completamente nuevas de legitimi- Vulnerabilidad y poder
dad política basadas e n asambleas elegidas y Todos los gobiernos contemporáneos tienen
en e l mito de la soberanía popular, y n o di- burocracias. S i las constituciones escritas las
vina. mencionan, suele ser en e l sentido puramente
Esta institución moderna se inscribe en un instrumental de señalar que los funcionarios
contexto asambleario plenamente electoral, o nombrados tienen que supervisar l a aplicación
sea, parlamentos cuya existencia depende en- de las leyes y poner e n práctica la política
teramente de elecciones y que, de ordinario, oficial; en resumen, desempeñar funciones ad-
actúan e n concierto con un sistema político ministrativas, pero no asumir un papel políti-
compuesto de uno o varios partidos. En sus co significativo. N o obstante, e l hecho es que
232 Fred U.. Riggs

e n todos los Estados modernos los burócratas car los golpes de Estado. En primer lugar, las
tienen intereses propios y l a capacidad de in- burocracias modernas son asalariadas; em-
fluir en el desarrollo de los acontecimientos, y plean funcionarios nombrados de dedicación
por consiguiente ejercen poder. Así pues, inde- exclusiva, en l a hipótesis de que n o comple-
pendientemente de lo que disponga l a consti- mentarán sus ingresos e n fuentes externas. En
tución, los burócratas desempeñan un impor- cambio, los sistemas políticos tradicionales no
tante papel en l a política de todos los países. podían permitirse pagar salarios de dedicación
Además, cuando e l sistema constitucional se exclusiva, y suponían que los funcionarios pú-
hunde, los burócratas se convierten en sus he- blicos complementarían sus modestos sueldos
rederos residuales, creando sistemas políticos con regalos, comisiones u otras retribuciones
burocráticos que constituyen un fenómeno de sus administrados. En segundo lugar, las
propiamente «moderno»14. Para entender esta estructuras burocráticas modernas son suma-
desgraciada realidad, tenemos que ver e n qué mente interdependientes, con funciones multi-
se diferencian las burocracias modernas de las lineales cruzadas y cadenas de mando, mien-
tradicionales; su dependencia del salario las tras que las estructuras burocráticas tradicio-
hace vulnerables al control político, pero les nales eran bastante sencillas y unilineales.
da también motivo para apoyar los golpes de Debido a estas diferencias, los funcionarios
Estado. ambiciosos de las burocracias tradicionales
L a frecuencia de los golpes de Estado en e l podían adquirir fácilmente poder y riqueza
Tercer Mundo contemporáneo ha atraído l a mediante su acción personal, y operar con mu-
atención de muchos estudiosos15, pero, a mi cha mayor autonomía que sus equivalentes
juicio, las explicaciones dadas a este fenómeno modernos. En cambio, en las burocracias con-
suelen ser superficiales. Esto puede explicarse, temporáneas los funcionarios dependen en tan
por l o menos e n parte, por e l hecho de que los alto grado de las operaciones interdependien-
analistas n o tienen en cuenta que, s i bien las tes del sistema de organización y del pago
burocracias estatales solían ejercer una in- regular de sus salarios, que n o pueden actuar
fluencia enorme e n los reinos e imperios tradi- por s u cuenta. Su supervivencia como titulares
cionalmente burocráticos, n o se hacían abier- asalariados de un cargo exige que se mantenga
tamente con el poder mediante un golpe de el mecanismo d e l Estado. Cuando e l sistema
EstadoL6.U n a de las burocracias tradicionales constitucional no puede asegurar los recursos
más poderosas fue l a d e l imperio chino, don- necesarios para e l funcionariado, algunos ofi-
de, s i n embargo, el mandarinato confucista ciales estratégicamente situados consideran
ejercía l a mayor parte del poder sustancial que s u mejor esperanza (quizá l a única) es
entre bastidores, dejando intacta l a institución ocupar e l poder y desplazar a los políticos que
imperial”. Más recientemente, como en e l accedieron a é l por l a vía legítima.
caso de los regímenes feudales de Europa y
Japón, los burócratas consideraban que sus Una paradoja
cargos eran propiedades familiares y los trans- L a confianza e n los burócratas asalariados es a
mitían por herencia, l o que privaba de poder a l a vez una ventaja y un inconveniente para el
los monarcasIs. Estado. L a ventaja es evidente s i pensamos
El análisis de este sorprendente contraste que, cuando los funcionarios dependen de sus
permite entender por qué e n e l Tercer Mundo salarios, e l sistema constitucional dispone de
de nuestros días se producen tantos golpes de un arma poderosa para controlar el comporta-
Estado. El hecho de que no hayamos compara- miento de cada asalariado. L a retribución fi-
do las características de las democracias tradi- nanciera es l a «zanahoria» y l a amenaza de
cionales con las de las burocracias contempo- reducir los beneficios e l «palo» con l o que los
ráneas puede atribuirse e n parte a los efectos gobiernos de nuestros días pueden premiar y
omnipresentes del tipo clásico ideal de buro- disciplinar a los oficiales para controlar eficaz-
cracia de M a x Weber que, de hecho, refleja las mente. L a teoría moderna de l a gestión recalca
características básicas de l a burocracia moder- e l uso inteligente de esta ventaja para mejorar
na, pero n o las de sus precursores tradiciona- e l rendimiento administrativo, pero no consi-
les. L a comparación revela finalmente dos di- dera los inconvenientes políticos derivados del
ferencias sumamente importantes para expli- sistema salarial.
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 233

Cuando los funcionarios dependen verda- deremos también e l hecho puramente instru-
deramente de sus salarios, s u interés e n e l mental de que, para tener éxito, dependen de
buen funcionamiento d e l Estado es de orden militares que tomen e l mando de las operacio-
personal. Para los funcionarios públicos, los nes. Como los funcionarios civiles no pueden
fracasos políticos redundan en pérdidas perso- hacerse con e l poder por medios violentos, la
nales. Estos funcionarios están muy interesa- conquista del poder en todos los enfrenta-
dos en e l mantenimiento d e l sistema, hasta e l mientos intraburocráticos deberá premiar al
punto de que se asocian para defender estos grupo de conspiradores que sea capaz de orga-
intereses. Cualquier fracaso importante del or- nizar un mayor poder militar (o la amenaza de
den establecido hace cundir la alarma e induce dicho poder) mayor que e l de sus oponentes.
a los funcionarios a apoyar a uno cualquiera Cuando se produce un golpe de Estado pri-
de sus miembros que prometa mantener las mario y se establece un gobierno burocrático
estructuras de retribución de las que depen- (militar), podemos suponer que e l poder buro-
den. Por consiguiente, l a vulnerabilidad de los crático se ha impuesto a instituciones extrabu-
burócratas asalariados modernos está profun- rocráticas más débiles que no eran capaces de
damente enraizada e n e l poder burocrático resolver los apremiantes problemas naciona-
contemporáneo y es la causa de que los funcio- les. En cambio, los golpes de Estado secunda-
narios públicos de muchos países se sientan rios no hacen más que dar l a medida del poder
movidos a apoyar los golpes de Estado para relativo de facciones burocráticas rivales. S i
hacerse con e l poder. fuera válida, esta premisa básica contribuiría a
U n a comprensión de l a vulnerabilidad bá- explicar la dinámica de un sistema político bu-
sica de los burócratas modernos nos ayudará a rocrático.
superar la noción popular de que los golpes de Distingamos ahora entre las funciones ma-
Estado se deben a la codicia y ambición de los niJiestas y latentes de un golpe de Estado. E l
coroneles o generales, o que e l establecimiento golpe de Estado suele producirse durante una
de un sistema moderno de carreras y progra- crisis de confianza. Esta crisis puede deberse a
mas de formación podría resolver e l problema. una catástrofe de grandes proporciones: infla-
El conspicuo papel desempeñado por los mili- ción galopante, una deuda exterior cada vez
tares e n todos los golpes de Estado puede ex- más elevada y un empeoramiento del desequi-
plicarse más fácilmente s i reconocemos que, librio comercial, presiones revolucionarias e n
como las burocracias son jerarquías seculares, e l interior d e l país causadas por e l extendido
no tienen un procedimiento institucionalizado descontento ante l a situación de injusticia so-
para seleccionar a un jefe d e l ejecutivo. Por cial y pobreza, o un conflicto étnico típica-
consiguiente, no pueden legitimar sus funcio- mente agravado por una administración pú-
nes por referencia a las fuentes tradicionales o blica ineficaz. Los organizadores de un golpe
modernas de legitimidad, basadas e n l a mo- de Estado proclamarán s u intención de resol-
narquía hereditaria o en la soberanía popular. ver los grandes problemas públicos y atacarán
a los gobernantes por sus fracasos políticos y
Violencia institucionalizada administrativos, previendo que esta estrategia
Así pues, los dirigentes de un sistema político les proporcione un vasto apoyo popular. Las
burocrático sólo pueden llegar al poder por la soluciones prometidas constituyen las funcio-
violencia o la amenaza de ésta, y deben recu- nes manifiestas d e l golpe.
rrir a la fuerza para mantenerse e n e l poder y En tanto, las funciones latentes implican
proteger sus intereses. Por consiguiente, los los intereses personales de todos los miembros
líderes de cualquier sistema político burocráti- de l a burocracia pública, tanto civiles como
co serán necesariamente militares, especializa- militares. Como dependen de sus salarios y de
dos e n l a violencia; no obstante, s i n e l apoyo otras ventajas inherentes al cargo, todos los
activo de funcionarios civiles para mantener e l burócratas tienen un interés propio e n e l man-
sistema de gobierno que proporciona los re- tenimiento del Estado y de s u sistema de go-
cursos que necesitan, los militares fracasarán bierno. Cuando vean que e l sistema vacila, o
enseguida. Una vez entendamos que su vulne- cuando las medidas de reforma amenacen con
rabilidad de asalariados induce a los funciona- menoscabar sus privilegios, estos burócratas se
rios civiles a apoyar un golpe de Estado, enten- pronunciarán en favor de cualquier facción
234 Fred W. Riggs

burocrática (militar) que parezca reunir proba- tiempo las estructuras burocráticas imperiales.
bilidades de hacerse con e l poder. L o esencial L a mayoría de estos ambiciosos burócratas
es entender que l a base de poder de un sistema indígenas, e n su empeño por dominar sus nue-
político burocrático es e l funcionario público, vas responsabilidades y gozar de los beneficios
que es quien más se beneficiará de las nuevas de los cargos públicos, no tuvieron tiempo ni
políticas, además de los dirigentes máximos incentivos suficientes para preocuparse de los
que tienen sus propias ambiciones. E l deseo de graves problemas inherentes a la reforma de la
considerar a los «oficiales públicos» como administración pública, necesaria para respon-
«administradores no políticos» no ha de ocul- der mejor a las condiciones prevalecientes en
tarnos las funciones políticas que acostumbran esos países.
a desempeñar. Es más, estos funcionarios n o estaban ver-
daderamente interesados en crear nuevas ins-
tituciones políticas que sustituyeran a las anti-
Algunos factores globales guas estructuras imperiales. L o que hicieron
de fortalecimiento en cambio los burócratas de los nuevos Esta-
El desarrollo de formas burocráticas modernas dos, más interesados en las ventajas que e n las
de organización, con sus subestructuras alta- responsabilidadesde sus cargos, fue embarcarse
mente interdependientes y e l sistema salarial en un apresurado proceso de «indigenización»
e n que se basan, no es fruto de l a casualidad. y hacerse cada vez más corruptos, nepotis-
S i bien e n este trabajo no podemos tratar este tas, incapaces, opresivos y deseosos de poder.
fenómeno i n extenso, es importante situar la Los políticos y reformadores no burócratas
evolución' de las burocracias modernas en s u que trataron de crear las nuevas instituciones
contexto histórico. Podemos mencionar a este necesarias para e l autogobierno con frecuencia
respecto tres fuerzas globales: imperialismo, carecían de calificaciones suficientes y del res-
industrialización y ayuda exterior. paldo precisado para tan formidable tarea, y
su propia desunión obstaculizó su labor.
Imperialismo
El primer factor que tenemos que considerar Industrialización
es e l impacto del imperialismo. Las potencias U n a segunda fuerza de formidable magnitud
dominantes, por lo general, establecieron buro- que sacudió y transformó a todos los países del
cracias coloniales más o menos estructuradas Tercer Mundo fue la revolución industrial. In-
para administrar los territorios conquistados. cluso e n los países que no han acabado de
S i bien los expatriados monopolizaron los industrializarse, como ocurre en l a mayoría de
principales cargos, necesitaban personal local los países del Tercer Mundo, este proceso ha
para los puestos subordinados. Para motivarle afectado profundamente la vida de las clases
a colaborar lealmente con sus conquistadores, acomodadas, los habitantes de la capital y so-
era necesario pagar a ese personal. Los salarios bre todo la burocracia. Los nuevos problemas
acabaron pues desempeñando un papel cada derivados de la industrialización han creado
vez más importante e n l a administración colo- una necesidad continua de infraestructuras, un
nial. Paradójicamente, e n las metrópolis la bu- mayor control del Estado y un aumento de los
rocracia moderna apareció, en un grado consi- servicios públicos y, por consiguiente, un ma-
derable, como fruto de la experiencia de l a yor número de cargos públicos, tan apetitosos
administración de los territorios conquista- siempre. Las nuevas tecnologías -incluidos los
do~'~. métodos para organizar y financiar las organi-
Después de la independencia, la mayoría zaciones e n gran escala- han permitido y obli-
de los funcionarios expatriados volvieron a s u gado a los dirigentes de todos los países a
país y e l personal local se quedó solo a cargo establecer instituciones burocráticas moder-
de l a administración. Algunos de ellos habían nas. Esto es tan cierto para los países e n desa-
desempeñado un papel importante en los mo- rrollo como para los países desarrollados.
vimientos de independencia que condujeron a L o más importante es que dichas tecnolo-
l a formación de los nuevos Estados. Estos fun- gías se aplicaban a estructuras elaboradas y
cionarios se apresuraron a ocupar las posicio- costosas de organización y equipo militar. Es
nes de más alto nivel, manteniendo al mismo significativo a este respecto que, mientras las
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 235

fuerzas armadas de las primeras naciones- industrialización y del sistema capitalista


Estado eran destinadas en su mayor parte a los mundial.
conflictos internacionales, e n e l contexto mun-
dial contemporáneo los Estados fuertes defien- A-vuda exterior
den a los Estados débiles contra los ataques de E l tercer elemento es quizá de menor impor-
sus vecinos (Jackson, 1990, 47-49). Por consi- tancia, pero aun así debemos mencionarlo: se
guiente, la principal función de las fuerzas trata del impacto de los programas de asisten-
armadas e n los nuevos Estados parece ser so- cia técnica. Innumerables proyectos emprendi-
bre todo doméstica, y consiste en ayudar a las dos por los países más industrializados y por
autoridades a mantener e l poder y, a veces, e n organizaciones multinacionales y fundaciones
derribarlas (Manicas, 1988, 190-193). Siempre privadas han proporcionado asistencia econó-
que las fuerzas armadas dejen de desempeñar mica, militar y técnica a los nuevos Estados.
esta función se producirá probablemente una Casi s i n excepción, estos programas se sumi-
situación de fuerte inseguridad y caos, como nistran de una burocracia a otra. Funcionarios
puede verse hoy en Somalia y como ocurrió en de las organizaciones donantes colaboraban
China después de la caída d e l Imperio Man- casi exclusivamente con los funcionarios de
chú e n 1911. los países receptores de ayuda. Esta asistencia
L a difusión de la revolución industrial y la incluía e l asesoramiento sobre l a organización
aparición de un sistema capitalista mundial burocrática, la gestión y e l apoyo a la planifi-
han sido objeto, desde luego, de numerosos cación del desarrollo económico y a todas las
estudios, pero, s i n embargo, se han estudiado funciones d e l gobierno: educación, agricultura,
menos sus consecuencias e n e l desarrollo de salud, transporte, comunicaciones, policía y
una burocracia pública moderna. Aun así, es seguridad militar (Baker, 199 1, 357-362)20.
evidente, con todo, que los modelos contem- Las aportaciones masivas de ayuda exte-
poráneos de producción industrial y consumo rior destinada a reforzar los ejércitos de los
y e l intercambio mundial de bienes, servicios y países receptores, incluida la policía y los ser-
materias primas, no podrían llevarse a cabo vicios secretos, han tenido muchas veces efec-
s i n la existencia de servicios públicos e n gran tos contraproducentes. Se formaba a los mili-
escala, cada vez más ubicuos. Esto es aún más tares e n e l extranjero y en academias militares
cierto e n los países dominados por ideologías de reciente creación y estos militares a veces se
socialistas y sistemas de partido único que en servían de sus relaciones con sus condiscípulos
los países capitalistas ya que, naturalmente, la para crear grupos capaces de derribar a un
nacionalización de las empresas supone una régimen. Los nuevos y poderosos instrumen-
carga aún mayor para las burocracias públicas tos de violencia suministrados por los trafican-
de aquéllos (Moore, 1988, 167). E l hecho de tes de armamentos, o resultantes de acuerdos
que las burocracias dominadas por e l partido intergubernamentales, facilitaron l a conquista
hayan fracasado en su intento de administrar d e l poder por parte de militares desafectos,
eficazmente e l país ha contribuido, a mi jui- con e l apoyo de funcionarios civiles. S i b i e n e l
cio, a la caída de muchos de estos regímenes, objetivo teórico de la expansión de los servi-
especialmente en Europa oriental y e n la ex cios militares es la defensa nacional, la seguri-
Unión Soviética. dad interna a menudo es más prioritaria y crea
Ni que decir tiene que los sistemas políti- l a infraestructura necesaria para l a subversión
cos pluripartidistas de libre empresa siguen del régimen.
expandiendo sus burocracias, aunque e n me- L a noción de que la ayuda exterior puede y
nor grado, para hacer frente a los problemas debe ser de carácter «no político» implica que
cada vez más complejos de la era postindus- no ha de destinarse a reforzar instituciones de
trial de alta tecnología. gobierno. S i n embargo, este enfoque «no polí-
Así pues, puede considerarse que la super- tico» ha dado lugar, de modo no intencionado,
vivencia del régimen es prueba d e l éxito rela- a las más graves consecuencias políticas: al
tivo de un sistema constitucional, y también aumentar e l poder de las burocracias públicas
de una modernización de la burocracia d e l modernizadoras, s i n que se reforzaran al mis-
país en grado suficiente para hacer frente m o tiempo los sistemas constitucionales extra-
a los problemas más urgentes derivados de l a burocráticos, la ayuda extranjera ha contribui-
236 Fred W. Riggs

do mucho al aumento del poder burocrático y recientemente en varios países latinoamerica-


a la caída de regímenes constitucionales (Cari- nos- que e l régimen militar sea sustituido por
no, 1991, 58-73). S i n duda los regímenes más un gobierno representativo2'. Asimismo, los
fuertes del «Norte» no saben aún cómo ayudar sistemas políticos burocráticos tienen que ha-
a los regímenes frágiles del «Sur» que desean cer frente en ocasiones a movimientos revolu-
reforzar sus sistemas constitucionales e n em- cionarios o secesionistas populares, que ponen
brión, pero no aprenderán a hacerlo s i no l o en peligro su supervivencia. S i bien estos mo-
intentan. vimientos pocas veces triunfan, a menudo ali-
Así pues, en respuesta a las fuerzas del mentan nuevos golpes de Estado o provocan
imperialismo, la industrialización y la ayuda incluso e l restablecimiento de sistemas demo-
exterior, las burocracias de todos los países del cráticos.
Tercer Mundo modernizaron y ampliaron sus
actividades, incluido un elemento militar ex-
La dinámica interna
tremadamente potente. E n e l curso de esta
operación, los burócratas modernos han pasa- El sistema político burocrático no es un régi-
do a ser dependientes de sus salarios e interde- men (como se definió en e l párrafo 1), sino
pendientes e n sus funciones. S i bien estos más bien un sistema político no regimentado.
cambios realzan l a capacidad de un sistema Está regido por la lógica del poder, la ambi-
político eficaz para controlar a los funciona- ción y l a codicia de dirigentes burocráticos
rios responsables de poner e n práctica la polí- cuyo uso del poder no está limitado por ningu-
tica oficial, también inducen con mayor fuerza na institución, sea una monarquía tradicional
a los burócratas inseguros y ansiosos a estable- o un sistema constitucional moderno. En con-
cer redes capaces de facilitar l a toma y l a secuencia, podemos hablar de la lógica o la
conservación d e l poder. dinámica de un sistema político burocrático,
A l propio tiempo, los recursos disponibles pero no de sus normas o fórmulas (Riggs,
para desarrollar y legitimar las instituciones 1966, 3 11-366; Girling, 198 1). En otro trabajo
políticas de gobierno e n los sistemas políticos examiné con cierto detalle, en relación con
del Tercer Mundo son muy escasos. A ello se modelos de prismáticos y de sala, las conse-
debe que en más de un tercio de los países del cuencias para l a política y la administración
Tercer Mundo e l poder burocrático haya susti- pública de esta estructura de poder ilimita-
tuido intermitentemente a las instituciones doz2.
políticas extraburocráticas. Examinaremos
ahora, pues, las características de un sistema El jefe político
político burocrático resultante de la toma del En los regímenes monárquicos (véase l a nota
poder por parte de los funcionarios públicos 3) e l cargo de jefe del ejecutivo (es decir e l rey)
(principalmente militares). era normalmente heredado, mientras que e n
los Estados modernos se provee por elección:
en los sistemas parlamentarios mediante una
Segunda parte: La fragilidad de asamblea elegida, e n los regímenes presiden-
los sistemas políticos burocráticos cialistas por elección popular y en los sistemas
de partido único por designación del partido.
L a frecuencia de casos de regímenes constitu- En cambio, las burocracias no disponen de
cionales derribados por un golpe de Estado ha un procedimiento para elegir o legitimar a un
puesto de manifiesto la fragilidad de las insti- jefe. Hay muchas normas, naturalmente, para
tuciones democráticas del Tercer Mundo. S i n la selección de los subordinados, pero estas
embargo, los sistemas políticos burocráticos normas presuponen la existencia previa de un
creados por los grupos golpistas son igualmen- jefe, o un jefe de todos los jefes. N o conozco
te vulnerables, s i no más. Yo sospecho que la ninguna burocracia estatal que haya institucio-
mayoría de los golpes de Estado no van dingi- nalizado con éxito un procedimiento pacífico
dos contra los gobiernos representativos, sino y legítimo para seleccionar al jefe del ejecuti-
contra sistemas políticos burocráticos estable- vo. Podría concebirse un sistema parecido al
cidos: son golpes secundarios, no primarios. que siguen los cardenales para elegir a un
Además, a veces ocurre -como ha sucedido Papa, o bien una institución como e l Senado
L a fragilidad de los regínienes del Tercer Mundo 237

romano, compuesta de titulares de diversos nacionales, que asuman e l mando, pero esto
cargos; los altos funcionarios que reuniesen suele ser un expediente temporal destinado a
determinadas condiciones abandonarían su acelerar e l reconocimiento internacional, en
cargo y pasarían a formar parte de un «cole- tanto que los golpistas se enfrascan en luchas
gio» cuya principal función consistiría e n cu- internas para conseguir l a supremacía e n e l
brir l a vacante d e l jefe del ejecutivo. grupo. Así pues, l a falta de procedimientos
Sin embargo, de n o introducirse una nove- institucionalizados para sustituir al dirigente
dad de este tipo, l a sustitución de un jefe d e l supremo, cualquiera que sea su título, provoca
ejecutivo e n un sistema político burocrático necesariamente una constante lucha entre bas-
sólo puede lograrse mediante l a violencia. Esto tidores de los grupos rivales, que pueden dege-
puede provocar una serie de golpes de Estado nerar en violencia en cualquier m ~ m e n t o ' ~ .
sucesivos, como los que se registraron en Tai- L a lucha interna entre los miembros de un
landia y que describí en detalle en otro trabajo círculo dirigente burocrático -término genéri-
(Riggs, 1966). El problema de l a sucesión in- co que empleo para designar l o que también
troduce necesariamente un elemento de dis- puede llamarse junta, oligarquía, colegio o
cordia e n cualquier junta o consejo supremo consejo- con frecuencia conduce a l a apari-
establecido por los organizadores de un golpe ción de un hombre fuerte, un caudillo o dicta-
de Estado para ejercer conjuntamente e l poder dor. Cuando un miembro del grupo, por s u
y encargarse del gobierno, desde luego e n be- carisma personal, l a intimidación de sus riva-
neficio propio y de sus partidos burócratas, les o cualquier otra táctica, puede perpetuar su
principalmente. posición dominante, nos encontramos ante l o
Sin embargo, es probable que muchos que Heady llama asistemas de elite burocráti-
miembros de un consejo o junta de este tipo ca personalista», a diferencia de los ((sistemas
estén sometidos a tensiones causadas por l a de elite burocrática colegial» (199 1, 3 19-328).
comparación con los otros miembros o por las Ambas opciones son posibles dentro de
ambiciones enfrentadas de dinero, poder o cualquier sistema político-burocrático: los
condición social. Los enfrentamienos entre miembros de un círculo dirigente, al tiempo
miembros de facciones o camarillas son mone- que alimentan rencillas o suspicacias mutuas,
da corriente. Unos miembros pueden conspi- necesitan una colegialidad para preservar s u
rar para eliminar a una facción más débil o poder. Sin embargo, el equilibrio dentro de un
formar alianzas para derribar a una facción grupo es siempre precario. Cuando un miem-
poderosa, provocando con ello l a suspicacia y bro cualquiera d e l círculo dirigente consigue
e l temor entre los demás miembros de l a junta. dominar y expulsar de é l a sus rivales princi-
Alguien que ponga en duda l a autoridad del pales, es probable que ello vaya seguido de un
presidente o dirigente principal puede tratar dominio personal bastante duradero. Algunos
de sustituirlo, como ocurrió e n 1954 cuando dirigentes burocráticos sólo actúan con el con-
e l Coronel Gama1 Abdel Nasser derribó al Ge- sentimiento y el apoyo de un grupo o junta
neral Muhammad Nagib, e l dirigente original militar dominante, mientras que otros se con-
del movimiento de «Oficiales Libres» cuyo vierten e n dictadores personales, eliminando a
golpe puso fin al reino d e l Rey Farouk de Egip- algunos rivales e intimidando a otros. Unos
to, e n 1952. pocos han conseguido conservar el poder du-
U n a y otra vez las luchas intraburocráticas rante mucho tiempo, l o que les ha permitido
por e l poder se resuelven con l a violencia, o l a conferir un fuerte carácter personal a s u go-
amenaza de ésta. Estas luchas surgen inevita- bierno, mientras que los demás eran sustitui-
blemente en cualquier grupo dirigente estable- dos pronto por otros golpistas. A mi juicio, el
cido como resultado de un golpe primario, a «mandato personal» es un accidente u opción
menudo seguido de varios golpes secundarios. dentro de l a categoría de sistemas políticos
Como quiera que sólo pueden resolverse me- burocráticos, y n o un tipo propiamente dicho
diante e l uso o l a amenaza de l a fuerza, parece de sistema p ~ l í t i c o ' ~Sin
. embargo, los estereo-
inevitable que los militares desempeñen los tipos públicos de estos sistemas políticos
papeles principales. A veces los militares pi- acompañan con frecuencia a l a personalidad
den a destacados funcionarios civiles, jueces o de su figura más visible.
incluso funcionarios de organizaciones inter-
238 Fred U.’. Riggs

El círculo dirigente cratas cuyos conocimientos y experiencia tan-


Normalmente, un golpe de Estado va seguido ta falta hacen. Así, por ejemplo, e l ministro de
del establecimiento de un círculo dirigente. Es- relaciones exteriores necesita credibilidad
tos círculos suelen atribuirse diversos nombres frente a las grandes potencias y e l ministro de
como «Junta», «Órgano», «Comité Revolucio- hacienda ha de entender las complejidades de
nario», «Consejo de Seguridad Nacional», l a situación fiscal, bancaria, del comercio exte-
«Consejo Militar de Liberación Nacional», rior y de la economía e n general, así como las
etc. D e ordinario se reservan los ministerios, técnicas para obtener créditos de bancos ex-
siendo los más prestigiosos y de mayor poder tranjeros, inversiones y asistencia técnica. A
para los miembros más destacados del grupo. veces se consigue la participación de funciona-
El dirigente más destacado, e l ((jefe del ejecuti- rios civiles e n un golpe de Estado, y esos fun-
vo», no ha de ser necesariamente e l miembro cionarios pasan a ser miembros fundadores
más poderoso de un círculo dirigente. Cuando d e l círculo dirigente.
e l círculo se compone de varias facciones, vin- Es de prever que se registre un proceso de
culadas por la necesidad común de apoyarse y depuración después de un golpe triunfante.
guardar e l secreto durante la peligrosa fase Los miembros del círculo dirigente rivalizan
previa al golpe, las rivalidades internas entre entre sí para hacerse con los principales cargos
facciones pueden impedir la selección de uno y beneficios. Algunos considerarán una afrenta
de sus dirigentes principales para encabezar e l personal la preferencia dada a otros, o envidia-
sistema. E n cambio, puede llegarse a una solu- rán los cargos atribuidos a personas no perte-
ción de avenencia eligiendo a alguien que sea necientes al círculo dirigente. S i e n e l círculo
aceptable para los gobiernos extranjeros, posi- hay una personalidad dominante, ésta reforza-
blemente un funcionario civil. r á s u posición haciendo de intermediario entre
E n las primeras fases de planificación de los rivales, dando cargos a sus partidarios más
un golpe de Estado, cuando una traición puede fieles y eliminando a los menos útiles o fiables.
acarrear fácilmente la muerte de los conspira- S i e l círculo está compuesto de varias faccio-
dores, la amistad y confianza personal dentro nes rivales, puede producirse una lucha inter-
del grupo de golpistas (de un tamaño mínimo na por e l poder e n la que prevalezca una de las
suficiente para que sea efectivo) son los ele- facciones -tal vez después de l a eliminación
mentos prioritarios, y la solidaridad es una violenta de un oponente-, cuyo dirigente se
necesidad. Con cierta frecuencia ocurre que convertirá e n j e f e del ejecutivo. S i n embargo,
los miembros del grupo son amigos y condiscí- las peores luchas por e l poder e n un círculo
pulos en l a academia militar. Como los que dirigente son las protagonizadas por diversos
ejercen e l poder en aquel momento destruirían grupos o camarillas militares que se enfrentan
seguramente a sus opositores s i los conocieran, entre sí, y no contra los funcionarios civiles.
la conspiración previa al golpe de Estado debe
llevarse a cabo e n absoluto secreto. Por consi-
Dominio burocrático y debacle
guiente, s i bien las funciones oficiales y los
administrativa
recursos disponibles son elementos decisivos
para hacerse con e l poder, más importante es E l problema central de un sistema político
aún que los golpistas sean leales al grupo y burocrático y la principal causa de su inestabi-
mantengan una confianza mutua. S i bien estos lidad y desplome parecen ser las tensiones que
grupos se reclutan entre las fuerzas armadas, se producen entre sus miembros más destaca-
es un error considerar que representan al dos (del círculo dirigente), como se ha explica-
«ejército» o al ((estamento militar» en s u inte- do antes. Sin embargo, estas causas se ven
gridad. agravadas por los problemas más conspicuos
S i n embargo, después de tomar e l poder, la que resultan d e l deterioro y l a corrupción de l a
coherencia interna d e l grupo de golpistas suele administración pública, causados por e l domi-
disminuir y van surgiendo las luchas por e l nio burocrático. Contra l o que suele creerse
poder. Además, para gobernar suficientemente (que son dos cosas distintas, o deberían serlo)
bien y mantenerse e n e l poder, los golpistas e n realidad la política y la administración es-
necesitan partidarios externos, no sólo milita- tán inextricablemente vinculadas entre sí,
res sino también civiles, especialmente tecnó- como funciones interdependientes de gobierno.
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 239

Por l o general, puede afirmarse con seguri- transformación de l a que sólo se esperaban
dad que e l rendimiento administrativo mejora beneficios y, l o que me parece más importan-
cuando los burócratas refuerzan su posición de te, su origen se encuentra e n l a percepción de
poder, pero sólo hasta cierto límite. Se llega a injusticias y desigualdades intraburocráticas,
este límite cuando e l poder burocrático se con- resultantes del dominio burocrático.
vierte en un dominio burocrático. Más allá de
este punto, e l rendimiento administrativo se Corrupción institucionalizada
reduce considerablemente (Riggs, 1992b); con Todos los miembros de una burocracia domi-
frecuencia disminuye antes d e l golpe de Esta- nante conocen e l fenómeno de la relajación de
do, y ayuda a precipitarlo. Cuando e l sistema la disciplina. A medida que los cargos públicos
constitucional es simplemente incapaz de se convierten e n un fin en sí mismos, los titu-
mantener una disciplina efectiva de los funcio- lares de dichos cargos en los países pobres
narios públicos, una amplia variedad de abu- necesitan complementar sus bajos salarios, y
sos se hacen endémicos, como se describe e n uno de los medios para ello es l a corrupción
los modelos de prismático y de sala (véase la oficial. Así pues, de hecho estos funcionarios
nota 22). repiten las prácticas de las burocracias tradi-
N o obstante, cuando se ha producido un cionales «prebendarias» en las que, con fre-
golpe de Estado y se ha instalado un poder cuencia, la venta de los cargos públicos refleja
burocrático ilimitado, estos abusos se aceleran e l hecho de que los funcionarios pueden enri-
hasta el punto en que puede hablarse, s i n exa- quecerse legítimamente recibiendo regalos y
gerar de una debacle administrativa. Esta de- retribuciones por los servicios prestados.
bacle tiene profundas consecuencias políticas, Sin embargo, en las burocracias modernas
al alimentar e l descontento popular, n o sólo e n cuyos funcionarios tienen como único ingreso
las ciudades y entre los ciudadanos más ricos y sus salarios, las prácticas prebendarias son ile-
mejor educados sino también, aunque con ma- gales. L o que e n su día fue legítimo y normal,
yor lentitud, entre las poblaciones rurales y se ha convertido e n paradigma de corrupción.
alejadas del centro. Esta situación puede susci- Los superiores jerárquicos que tratan de man-
tar además la indignación de las potencias ex- tener e l control sobre sus subordinados pue-
tranjeras, que amenacen con intervenir o r e t i - den sancionar o incluso destituir a aquéllos e n
rar los necesarios recursos. Cuando estas po- quienes no confían, utilizando como pretexto
tencias, ingenuamente, adoptan una actitud sus prácticas ilegales. i A veces, l o que se san-
más amistosa y ofrecen asistencia técnica me- ciona en realidad es que los subordinados n o
diante programas de administración pública y han transferido a sus superiores una propor-
formación de los militares, es posible que e l ción suficiente de sus ingresos «ilegales»!
problema empeore incluso, ya que los burócra- Cuando e l pago de estos «derechos especiales»
tas acogen siempre favorablemente los proyec- a otros funcionarios se institucionaliza, todos
tos que mejoren sus propios privilegios (viajes quedan atrapados en e l mecanismo y los que
al extranjero, conferencias internacionales y se niegan a aceptar e l sistema son destituidos,
oportunidades de estudio en e l extranjero, transferidos o degradados. Esto es especial-
etc.). Sin embargo, estas actividades no mejo- mente cierto cuando los subordinados tienen
ran la eficacia de las estructuras de control la posibilidad de aceptar cohechos que no se
político, sino que se limitan a consolidar e l ofrecen a sus superiores. Sin e l ingreso com-
poder burocrático. Además, e l conocimiento plementario derivado de las prácticas de co-
directo de los criterios internacionales de una rrupción, los subordinados no podrían pagar
buena administración pública puede surtir un los «derechos especiales» que les permiten
efecto desmoralizador al aumentar e l descon- conservar sus empleos. L a percepción de desi-
tento de los funcionarios más honrados. Las gualdades e n l a distribución de los recursos
principales fuentes de desmoralización y alie- (legales e ilegales), e n las tareas y los puestos
nación burocrática, típicas de cualquier siste- de trabajo, e n l a condición social y e l reconoci-
m a político burocrático, tienen causas más miento, son otras tantas causas de l a creciente
profundas, que son inherentes a l a situación y insatisfacción hacia e l sistema administrativo
se derivan en parte de l a fuerte desilusión que alimenta nuevos movimientos encamina-
causada por los fracasos manifiestos de una dos a sustituir al círculo dirigente actual, de
240 Fred U’. Riggs

ordinario sumándose a una o más de sus fac- institucionalizado la sustitución de los dirigen-
ciones, o a un grupo que esté planeando un tes por la violencia. Todos ellos disponen de
nuevo golpe de Estado (Riggs, 1964, 260-3 18). procedimientos de sucesión que regulan orde-
L a corrupción burocrática suele estudiarse nadamente las crisis causadas por los atenta-
como una variable dependiente, algo que debe dos políticos.
explicarse y corregirse. Empero, nosotros de- E n cambio e n los sistemas políticos buro-
bemos considerarla también como una varia- cráticos, e l único modo de cambiar e l gobierno
ble independiente: jcuáles son sus consecuen- o sustituir al círculo dirigente es la conspira-
cias? Sin duda incluyen, además del creciente ción y, por consiguiente, los que detentan e l
enojo de los propios funcionarios públicos, un poder temen continuamente por sus vidas. Así
descontento cada vez mayor de los ciudadanos pues, como e l miedo a los golpes de Estado es
por el deterioro de la capacidad administrati- una característica constante de los dirigentes
va del sistema político, así como una irritación de un sistema político burocrático, es de pre-
creciente por la falta de honradez y e l compor- ver que adopten todas las precauciones posi-
tamiento tiránico de los funcionarios públicos. bles, confiriendo un poder considerable a l a
Es de prever, pues, que e l sistema político policía secreta y, sin duda, encarcelando, tor-
burocrático se enfrente e n todo momento a un turando y «ejecutando» (asesinando) a los sos-
descontento popular creciente, a la violencia y pechosos de oposición al régimen. Los valores
a las protestas callejeras, e incluso quizás a la administrativos ideales del servicio público (la
organización de movimientos revolucionarios competencia y la dedicación), ceden e l paso a
o de resistencia. Cuando estos movimientos l a apremiante necesidad que siente e l dirigente
reciben ayuda del exterior, como ocurre a ve- de contar con la lealtad personal y la fiabilidad
ces, pueden convertirse e n grupos bien capaci- de sus subordinados. Con todo, e n último tér-
tados, organizados y disciplinados. Aunque mino ningún régimen de terror puede proteger
explotan situaciones de descontento masivo de a los dirigentes de un sistema político burocrá-
origen étnico o de clase, normalmente están tico contra los riesgos de golpes sucesivos. Un
dirigidos por intelectuales desafectos. Debido ejemplo extremo de ello se registró en Corea
a la debacle administrativa del sistema políti- d e l Sur, cuando e l Presidente Park Chung Hee
co burocrático, e l gobierno se ve en graves (que dirigió un golpe de Estado e n 1961) fue
dificultades para luchar contra los revolucio- asesinado e n 1979 por Kim Jae Kyu, jefe de l a
narios, y pocas veces podrá acabar con ellos. CIA coreana, mientras comían juntos e n un
Empero, raramente estos movimientos refugio de los servicios secretos.
consiguen expulsar a los dirigentes militares Para compensar su vulnerabilidad esencial,
de un sistema político burocrático. L o que los sistemas políticos burocráticos tratan de
hacen simplemente es agravar los temores y incrementar sus fuerzas armadas y proporcio-
descontentos de los burócratas, dando lugar a narles más armas avanzadas. N o podemos
la creación de nuevos grupos de conspiradores atribuir este fenómeno al hecho de que los
golpistas. A estos grupos les es mucho más militares dominen e l sistema político; jacaso
fácil, operando desde dentro del sistema, des- no hacen l o mismo los regímenes civiles pluri-
plazar o reformar un círculo dirigente, mien- partidistas? E l elemento distintivo es la moti-
tras que un alzamiento extragubernamental les vación: en los sistemas políticos burocráticos
resultaría más difícil. Esto es debido en parte a se teme más a los enemigos internos que a los
que la mayoría de los burócratas se sienten externos. El sistema mundial contemporáneo
amenazados por los movimientos revoluciona- garantiza prácticamente las froteras actuales
rios y se unen contra ellos, pero con frecuencia de los Estados, poniendo freno a cualquier
apoyan también a los dirigentes de un nuevo deseo de expansión y protegiendo a los que no
golpe de Estado e n la esperanza de que un son capaces de salvaguardar su t e r r i t ~ r i o ~ ~ .
cambio e n l a cumbre política les beneficie. Así pues, la precariedad del poder en los
sistemas políticos burocráticos induce a sus
Respuestas del régimen dirigentes a buscar asistencia externa, no sólo
Incluso en las democracias que mejor funcio- para e l desarrollo económico y técnico sino
nan hay jefes de Estado, que perecen asesina- también, y sobre todo, para reforzar a los ejér-
dos, pero en ningún régimen de este tipo se ha citos. Sin embargo, esta asistencia menoscaba
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 24 1

la popularidad de los dirigentes, dando crédito Golpes encubiertos


a l a acusación de que se han convertido e n Los proyectos de restablecimiento democráti-
clientes o marionetas de una potencia extran- co adoptan muchas formas y es interesante
jera. Cuando esos dirigentes aprovechan los identificar algunas de ellas, desde las más fal-
programas de asistencia para amasar fortunas sas hasta las más genuinas. Un modo sencillo
personales, e l apoyo de que gozan también de resolver e l problema de l a legitimidad es
disminuye. Además, la expansión de las fuer- pretender que la constitución nunca perdió su
zas militares de un país (si n o va acompañada vigencia. Para ello se da un golpe encubierto, o
del crecimiento económico) aumenta e l núme- «pronunciamiento», con e l cual un grupo de
ro de funcionarios mal pagados e insatisfe- golpistas permanece e n un segundo plano y
chos, que probablemente se sumarán a las obliga a las autoridades civiles a aelegim a
conspiraciones contra e l régimen. Por consi- alguien dispuesto a hacer de «testaferro» d e l
guiente, s i bien la asistencia militar exterior grupo. E n realidad este procedimiento vulnera
puede ayudar al círculo dirigente de un siste- l a constitución, aunque ésta parezca formal-
ma político burocrático a conservar su poder a mente seguir en vigor. E n l a práctica constitu-
breve plazo, a la larga contribuye al colapso de ye una «fachada constitucionalista», o un caso
un grupo dirigente desacreditado. de poder enmascarado, e l Último grito d e l for-
malismo26.
Incluso cuando se establece un gobierno
Fachadas constitucionalistas
burocrático después de un golpe declarado,
Reconociendo las limitaciones básicas de la resulta claro que los gobernantes, para evitar
fuerza como medio de proteger su poder, algu- un final aún peor, tienen que avanzar hacia un
nos círculos dirigentes recurren a proyectos nuevo proceso constitucional. Sin duda las
destinados (por l o menos ostensiblemente) a presiones externas de alguna potencia extran-
reconstituir e l gobierno representativo. A ve- jera u organización internacional pueden ace-
ces sus esfuerzos por crear o vigorizar e l siste- lerar l a decisión e n este sentido. S i n embargo,
ma constituyente conducen al restablecimien- e l principal factor de influencia parece ser e l
to de la democracia. Un análisis de esta incremento de la «clase media» urbana de es-
iniciativa nos ayudará a entender este fenóme- tudiantes e intelectuales, profesionales, comer-
no «pendular» (véase l a nota 21). ciantes y propietarios de tierras, más algunos
L a observancia de las decisiones del gobier- funcionarios públicos desafectos que acaban
no por parte de los ciudadanos varía según e l comprendiendo que un sistema constitucional
grado de legitimidad del régimen. Como se ha revitalizado es preferible al mantenimiento del
indicado antes, los gobiernos tradicionales te- gobierno burocrático. Pese a los esfuerzos por
nían fuentes divinas o sagradas de legitimidad suprimirlas, las protestas y demostraciones de
que sostenían l a autoridad de los monarcas masa pueden desencadenar e l proceso final de
hereditarios, mientras que todos los gobiernos cambio2’.
modernos recurren a la noción de la soberanía Un expediente al que se recurre frecuente-
popular, expresada a través de diversos tipos mente para ganar tiempo es e l de nombrar
de sistemas constitucionales. Los dirigentes públicamente a una comisión encargada de
burocráticos, por definición, no pueden invo- redactar una nueva constitución; esta comi-
car ninguna de estas dos fuentes de legitimi- sión emplea muchísimo tiempo e n «estudiar»
dad, l o que les obliga a suspender las constitu- e l problema y, cuando finalmente publica un
ciones vigentes y recurrir a la fuerza para documento, éste adopta típicamente una for-
perpetuar su poder. ma que los dirigentes esperan aprovechar: los
N o obstante, muchos de ellos acaban com- dirigentes creen que, mientras se siguen los
prendiendo que esto no puede funcionar inde- trámites establecidos podrán retener su poder
finidamente y que, por motivos descritos e n y revestirlo de una capa de legitimidad. Cuan-
anteriores secciones, corren e l peligro de ser do por último se celebran «elecciones», e l
derrotados e incluso muertos por sus rivales círculo dirigente se asegura de que ganen sus
intraburocráticos y por ello les atrae más l a partidarios, o que los ganadores no dispongan
posibilidad de crear o restablecer un sistema de poder real, como e n los parlamentos «títe-
constitucional. res» y, sobre todo, un dirigente puede contro-
242 Fred W. Riggs

lar las elecciones de modo que se asegure l a Los dirigentes burocráticos (militares) que
presidencia. Este proceso de pseudoconstitu- quieren legitimar su poder y, por ende, estabi-
cionalización conduce, e n este caso, a la erec- lizarlo, suelen sentirse atraídos por este mode-
ción de una nueva fachada para enmascarar e l l o de constitucionalización, que les parece e l
poder. Consideremos los siguientes ejemplos: medio más prometedor de mantenerse en e l
e l Parlamento tailandés tiene un largo historial poder. Por l o menos 21 sistemas políticos bu-
de funcionamiento bajo dominio militar. Se rocráticos habían adoptado esta estrategia an-
autorizó a los partidos políticos a que presen- tes de 198519. D e estos 21 sistemas, 15 consi-
tasen candidatos en elecciones genuinas, pero guieron evitar un golpe subsiguiente. N o obs-
como la mitad de los parlamentarios eran fun- tante, esta estrategia no ofrece ninguna garan-
cionarios nombrados por e l gobierno, y e l régi- tía de estabilidad: seis de ellos habían sido
men podía siempre obtener e l apoyo de algu- víctimas de golpes de Estado en 1985, después
nos miembros elegidos, nunca se puso en duda de haberse instaurado un partido oficial.
que e l legislativo ratificaría las decisiones del En un país con uno de estos regímenes,
gobierno (Riggs, 1966, 32 1-323). En Corea d e l Sudán, e l Coronel Ja'far Muhammad Numayri
Sur, e l General Park Chung Hee y sus colabo- dio un golpe de Estado y se hizo con e l poder
radores se hicieron con e l poder e n 1961 y e n 1969. Su primer gobierno, compuesto prin-
establecieron e l Consejo Supremo de Recons- cipalmente por civiles, entre ellos algunos co-
titución Nacional como círculo dirigente del munistas, no fue capaz de mantener l a paz y
país, suspendiendo la vieja constitución y pro- seguidamente se registró un putsch y la pro-
mulgando, e n 1963, una constitución nueva mulgación de una constitución temporal en
con l a cual Park y su Partido Republicano 1971. E n virtud de esta constitución, Numayri
Democrático, patrocinado por e l gobierno, fue elegido presidente, disolvió e l Consejo Re-
«ganaron» las elecciones presidenciales y legis- volucionario y estableció la Unión Socialista
lativas. En e l Irak, e l «Presidente» Saddam de Sudán como único partido oficial reconoci-
Hussein, que ocupó e l poder e n 1979 como do del país. E n 1974 se celebró una elección
líder del Consejo d e l Poder Revolucionario, para la Asamblea Popular Nacional, que si-
anunció en julio de 1990, e n vísperas de l a guió a la promulgación de la nueva Constitu-
guerra d e l Golfo, una nueva constitución que ción e n 1973. En 1975 hubo un golpe de Esta-
establecería l a elección directa del presidente do fracasado y un motín del ejército, al tiempo
para un mandato renovable de ocho años, y la que proseguía la guerra civil endémica e n e l
sustitución del CPR por un Consejo Consulti- sur. En 1983 Numayri fue presentado como
vo compuesto de un número igual de miem- candidato por la U S S para un tercer mandato
bros designados y elegidos28. como presidente, y fue reelegido e n un plebis-
cito nacional; s i n embargo, en 1985 fue derri-
Pseudorregírnenes de partido único bado por un golpe dirigido por e l General
Un tipo de régimen constituyente es e l régi- 'Abd al-Rahman Siwaral-Dahab. Un Consejo
men autoritario funcional, o sea, un régimen Militar de Transición tomó e l poder y trató de
e n e l cual los dirigentes crean un partido oficial restablecer l a democracia pluripartidista, pero
patrocinado por e l gobierno, se prohihen los fue derribado a su vez por otro golpe de Esta-
auténticos partidos de oposición y tanto l a do en 1988. Dado que e l país sigue sumido e n
asamblea como e l gobierno están dominados la guerra civil, es prematuro especular sobre
nominalmente por e l partido oficial. Estos cuál será e l resultado final.
partidos no son más que pantallas del círculo E l pseudorrégimen de partido único que
dirigente y hay que distinguirlos de los parti- más «éxito» ha tenido es e l de Myanmar. El
dos dirigentes de los regímenes de partido úni- Partido del Programa Socialista de Birmania
co. A diferencia de estos últimos regímenes, fue creado e n 1963 por e l General N e Win,
donde una organización del partido y sus diri- que había sido nombrado «presidente» des-
gentes dominan realmente e l gobierno, los par- pués de hacerse con e l poder un año antes.
tidos oficiales no son más que instrumentos de H o y día su partido mantiene su posición de
fachada para l a legitimación política. Yo lla- facto, aunque con un nuevo nombre (Partido
m o a estos sistemas pseudorregírnenes de parti- de Unidad Nacional), después de que los mili-
do único. tares fueran excluidos del partido e n 1988.
L a fiagilidad de los regímenes del Tercer Mundo 243

Además, posteriormente se l e privó de su con- «Frente Revolucionario», llamado después


dición de partido único, y se ha permitido la Partido Democrático Nacional. S i n embargo,
constitución de más de 200 «partidos», mu- e n 1985 se relajó l a prohibición que pesaba
chos de ellos con e l apoyo del gobierno. Entre sobre los partidos de l a oposición, y dos años
estos partidos, sólo l a Liga Nacional para la después se promulgó una nueva constitución
Democracia, dirigida por Daw Aung San Suu q u e establecía un confuso régimen pluriparti-
K y i como secretaria general, atrajo un apoyo dista cuasi-parlamentario con e l que, no obs-
masivo durante las elecciones de 1990 para l a tante, e l Consejo Militar y e l Comandante Jefe
nueva Asamblea del Pueblo. N o obstante, de Bouterse parecían mantener e l poder absoluto.
hecho la Asamblea no se ha reunido todavía, y En este caso, un régimen de partido único de
N e W i n sigue ejerciendo e l poder entre basti- breve duración parece haber evolucionado ha-
dores. cia una democracia pluripartidista y, s i n em-
Un régimen de este tipo puede sucumbir a bargo, e n ambos casos diríase que l o que ha
la guerra civil y una derrota militar, como prevalecido es un régimen militar encubierto.
ocurrió en Etiopía, donde e l régimen monár- Un pseudorrégimen de partido único re-
quico del Emperador Haile Selassie fue derri- ciente fue e l que se creó a finales de 1985 e n l a
bado por un golpe de Estado en 1974. Después República Centroafricana. El Coronel Jean-
de una lucha caótica subsiguiente al golpe, e l Bedel Bokassa tomó e l poder e n este país con
Comandante Mengistu Haile-Mariam emergió un golpe de Estado en 1966, y promulgó una
como e l «hombre fuerte» de l a situación. A fachada constitucionalista en 1972, año e n e l
continuación, después de un periodo turbulen- cual orquestó s u «elección» al cargo de «presi-
to de disturbios civiles y conflictos con l a Re- dente vitalicio)). Todavía insatisfecho, e n 1977
pública de Somalia, e n 1984 se promulgó una se hizo coronar «emperador», e n una ceremo-
constitución de estilo soviético, bajo l a égida nia espléndida. Harto de sus excesos, un grupo
del Partido Oficial de los Trabajadores de de conspiradores dirigidos por e l ex Presidente
Etiopía, que servía de pantalla a un círculo David Dacko, con e l apoyo de Francia, depuso
dirigente llamado Consejo Administrativo Mi- al emperador. E n virtud de la nueva constitu-
litar Provisional, creado e n 1974. N o se per- ción, Dacko fue elegido presidente a comien-
mitió ningún partido de oposición. Mengistu zos de 198 1, pero tras una serie de conflictos
retuvo e l poder combinando los cargos de se- violentos «dimitió» a favor de un Comité Mi-
cretario general del partido, presidente de l a litar (CMRN) dirigido por e l General Ande-
república y líder d e l CAMP. Un golpe fracasa- Dieudonne Kolingba. E n septiembre de 1985
do e n 1989 y la constante guerra civil conduje- Kolingba disolvió e l C M R N y asumió la fun-
ron al régimen a un callejón s i n salida e n 199 1, ción doble de presidente y primer ministro,
año en que Mengistu, cediendo a la presión con un gobierno dominado por militares e n e l
internacional y nacional, dimitió finalmente y que no obstante figuraba un número mayor de
huyó d e l país. Antes de esto, e n marzo de civiles. E n 1986, Kolingba creó l a Asamblea
1990, Mengistu había abandonado e l mamis- Democrática Centroafricana, único partido
m o y s u propio partido oficial, mostrándose político del país. Con arreglo a l a nueva consti-
así claramente que l a organización era una tución e l partido presentó la candidatura de
creación de s u jefe, y no la fuente de s u po- Kolingba y e l 9 1 O/o d e l electorado «aprobó» s u
der. nombramiento como presidente para los seis
U n a posible evolución hacia un auténtico años siguientes. Es demasiado pronto, desde
sistema parlamentario pluripartidista se ha re- luego, para suponer que e l régimen vaya a
gistrado en Suriname, donde en 1980 un grupo durar, y sobrevivan diversos partidos ilegales
de militares tomó e l poder y suspendió la e n l a oposición30.
constitución, nombrando sin embargo a civiles
para los principales cargos políticos. Posterio- Restablecimientos auténticos
res discrepancias se resolvieron en favor d e l A veces (y no es sorprendente), los cálculos de
Consejo Militar Nacional, dirigido por e l Sar- un círculo dirigente se revelan falsos. N o siem-
gento Mayor D e s i Bouterse. E n 198 1 hubo un pre es fácil apaciguar las fuerzas populares que
intento fracasado de establecer un sistema de reclaman una constitución auténtica, y las ma-
partido Único, a través del partido oficial nifestaciones de masa son poderosos factores
244 Fred W. Riggs

de movilización del sentimiento de oposición. tura del General Augusto Pinochet para un
Con frecuencia los universitarios desempeñan mandato de ocho años como presidente. Esto
un papel destacado e n este proceso. Incluso en condujo a l a elección, al año siguiente, del
los casos en que un miembro del círculo diri- presidente Patricio Aylwin. Otro ejemplo es
gente es elegido formalmente con arreglo a las e l de Argentina, donde e l jefe del ejecutivo, e l
nuevas normas constitucionales, e l poder del Teniente Coronel Leopoldo Galtieri, renunció
círculo puede resultar considerablemente mer- a su cargo después de ser derrotado por e l
mado. Quizá fue esto l o que ocurrió en Surina- Reino Unido e n l a guerra de las Malvinas e n
me, como comentamos anteriormente. Ello 1982. Su sucesor, e l general Antonio Bignone,
parece haber ocurrido también e n Corea del organizó elecciones para el mes de octubre de
Sur, donde, e l 16 de diciembre de 1987, 1983, en las que salió elegido e l presidente
e l General R o h Tae Woo, presentado por e l Raúl Alfonsín con un mandato constitucional.
grupo dirigente, ganó las elecciones por una Incluso e n estos casos los militares suelen per-
mayoría relativa de alrededor del 36 O/o del manecer e n un segundo plano, esperando rea-
voto popular, contra una oposición dividida. sumir e l poder s i e l gobierno civil da señales
Cuando los partidos de l a oposición obtuvie- de fallar, o bien trata de llevar a los tribunales
r o n l a mayoría en l a Asamblea (abril de 1988), a los oficiales culpables de delitos graves.
e l régimen constitucional de fachada cedió e l
paso, por l o menos e n parte, a un sistema
Ciclos lunares
constitucional verdadero.
L o s que detentan e l poder, temerosos de L a necesidad que sienten los círculos dirigen-
estos cambios no deseados de l a situación, tes o los líderes de un golpe de Estado de
pueden montar un putsch (o sea, un golpe de constitucionalizar e l poder hace que los siste-
Estado fracasado), que les dé una excusa para mas políticos burocráticos tengan dos caras,
adoptar medidas «preventivas», consistentes como e l dios Jano. En l a cara positiva, e l siste-
e n e l encarcelamiento y l a persecución de sus ma se ve obligado a legitimarse mediante una
oponentes; ejemplo de ello es l a ejecución del apariencia de constitucionalismo, una prome-
Ayatollah Muhammad Bakr al Sadr, dirigente sa más o menos vacía de restablecimiento del
sunita, por Saddam Hussein e n 1980, la deten- poder civil. Entretanto, en su cara negativa, e l
ción de Suu K y i y otros dirigentes del NLD régimen trata de perpetuar su dominio me-
por e l régimen de N e W i n e n Myanmar, y la diante una violencia franca u oculta, destru-
condena a muerte de Kim Dae Jung en 1980, yendo a sus enemigos o intimidando a aqué-
aunque en este último caso las protestas mun- llos cuya obediencia pasiva exige.
diales obligaron al régimen surcoreano de Sin embargo, l a imagen del dios Jan0 gira
Chun Doo Hwaan a conmutar l a sentencia. sobre s í misma, de manera que en un momen-
Cuando se sienten verdaderamente presiona- to determinado puede aparecer una cara, nega-
dos, los dirigentes de los sistemas políticos tiva o positiva, al tiempo que desaparece l a
burocráticos pueden organizar un falso golpe otra. Así pues, un país que en un momento
e n forma de una purga (o sea, l a expulsión de parezca estar sometido a un «dominio mili-
los rivales temidos del círculo dirigente) o in- tan), puede parecer poco después sujeto a
cluso declarar suspendida l a nueva constitu- «control civil»31. Otra metáfora quizá sea más
ción y reintroducir la ley marcial. idónea: la luna, en sus fase cíclicas, a veces se
N o obstante, a veces los cálculos de los ve como una gran esfera y otras como una
dirigentes burocráticos se revelan verdadera- delgada raja de melón. N o obstante, las apa-
mente falsos, o bien éstos pueden estar tan riencias engañan; la luna conserva su identi-
desacreditados y desmoralizados por e l fracaso dad esencial durante todos los ciclos. D e modo
de sus políticas que se sientan obligados a análogo, un sistema político burocrático n o
abandonar el poder, cediéndolo a nuevos diri- pierde sus características propias cuando, en
gentes elegidos mediante un proceso constitu- sus diferentes fases, muestra s u cara militar o
cional. Esto es l o que ocurrió e n Chile cuando, constitucional. El estudio de l a lógica o la di-
con l a nueva constitución promulgada por los námica necesaria de un sistema político buro-
militares, e n un plebiscito celebrado e l 5 de crático nos permitirá entender estas transfor-
octubre de 1988 el pueblo rechazó la candida- maciones cíclicas.
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 245

CUADRO 1. Regímenes derribados, por tipo de régimen (en 1985)

Tipo de régimen Total Regímenes Regímenes


derribados: derribados:
por golpe por otros Supervivencia
de Estado medios
Regímenes monárquicos* 32 8 (25 O/o) 12 (38 9'0) 12 (38 %)
Regímenes constitucionales 111 49 (44 Yo) 4 (04 %) 58 (53 %)
Regímenes de partido único 35 6 (17 9'0) 1 (03 %) 28 (80 O/o)
Regímenes parlamentarios 43 13 (31 %) O (O0 Oh) 30 (69 O/o)
Regímenes presidencialistas 33 30 (91 9'0) 3 (O9 010) o (O0 %o)
* Sólo desde 1920.

Mientras que un gobierno constitucional Proporción de regímenes derribados


puede ser duradero y estable, la vida de un
L a tendencia de algunos regímenes a hundirse
sistema político burocrático es necesariamente
con más frecuencia que otros puede demos-
transitoria y sujeta a transformaciones erráti-
trarse empíricamente con los datos de 1985
les. Un gobernante o un círculo dirigente sali-
resumidos e n e l Cuadro 133.Las causas d e l
dos de un golpe de Estado, que no estén satis-
colapso pueden no estar claras, y no siempre
fechos de las limitaciones impuestas por la
deberse a un golpe organizado por los burócra-
«constitución» que han promultado ellos mis-
tas. Sin embargo, por término medio estas
mos, pueden revisarla o incluso suspenderla s i
cifras proporcionan un útil punto de partida
consideran que sus disposiciones son verdade-
para e l análisis, aunque en análisis subsiguien-
ramente inaceptables.
tes quizás debamos revisar algunas de las con-
Quizás hayamos dicho ya l o suficiente para
clusiones.
demostrar por qué un régimen burocrático es
Por l o general, según las cifras d e l Cua-
tan frágil como un gobierno constitucional en
dro l los regímenes monárquicos muestran
los sistemas políticos del Tercer Mundo. N o
una elevada propensión al colapso, frecuente-
obstante, s i consideramos con más deteni-
mente (pero no siempre) por causa de golpes
miento la historia d e l medio siglo último, ve-
de Estado. A veces l a causa son revoluciones
remos que los regímenes de base constitucio-
de palacio organizadas por cargos de designa-
nal del Tercer Mundo difieren entre s í por s u
ción política, y no encajan en l a imagen clásica
duración o su fragilidad. Un análisis empírico,
de los golpes dirigidos por oficiales de carrera
seguido de las correspondientes explicaciones,
(militares). Los regímenes constitucionales (es
ilustrará este punto.
decir, los que tienen un sistema constitucio-
nal) tienen más probabilidades de superviven-
Tercera parte: el destino de los cia que los monárquicos, pero cuando se hun-
den ello es debido casi siempre a un golpe de
regímenes constitucionales Estado, que crea un sistema político burocráti-
contemporáneos co. Sin embargo, s i comparamos los diferentes
tipos de regímenes constitucionales, veremos
S i bien todos los regímenes contemporáneos que e l índice de supervivencia de los regíme-
del Tercer Mundo corren e l peligro de ser nes de partido único es mucho más elevado
derribados y sustituidos por un sistema políti- que e l de los sistemas presidencia lista^^^, y que
co burocrático, por los motivos antes expues- los regímenes parlamentarios se sitúan entre
tos algunos son más vulnerables que otros. los dos. Pasemos ahora a examinar las cifras y
U n a explicación de estas diferencias puede a especular acerca de los motivos de los dife-
abonar e l argumento de que la fragilidad de rentes niveles de duración.
estos regímenes es imputable a diversas varia-
bles constitucionales, además del poder buro-
crátic~~~.
246 Fred W. Riggs

CUADRO 2. Regímenes monárquicos

A. Regímenes monárquicos en e l poder en 1985: 12


# *Bahrein, 1971- Nepal
Bhután #*Omán, 1951-
# *Brunei, 1983- #*Qatar, 1971-
Jordania, 1946- # Arabia Saudí, 1932-
# Kuwait, 1961- *Swazilandia, 1968-
Marruecos, 1956- # *Emiratos Arabes Unidos, 197 1-

B. Regímenes monárquicos que perdieron el poder por golpes de Estado: 8


Primer golpe
Afganistán 1973 3 Golpes subsiguientes, 1946- 1984
9, 37
Burundi 1966 2 ”
9, 9,
Egipto 1952 1 ”
9, n
Etiopía 1974 2 ”
7
Irak 1958 3 ”
97 7,
Libia 1969 1 ”
9, 9,
Tailandia** 1932 7 ”
n 3,
Rep. Árabe del Yemen 1962 4 ”

C. Regímenes monárquicos que perdieron e l poder por otros medios: 7


Uganda*** revolución de palacio 1966 3 golpes subsiguientes
9, 9,
Camboya** ” 1955 2 ”
n
Laos** ” 1954 3 ”
3, n
Lesotho** ” 1966 (1970) 1 ”
9,
Viet N a m Meridional ” 1955 3 ”

Malasia evolución parlamentaria


n 7,
Tonga
n 9,
Samoa Occidental
9, 9,
Japón e intervención extranjera
Irán revolución
Albania intervención extranjera
Imperio Otomano intervención extranjera
# Seis de estos regímenes cuentan con abundantes reservas petrolíferas
* Seis regímenes son miniestados con poblaciones inferiores a l m i l l ó n de habitantes.
** Cuatro reyes mantuvieron sus tronos con poderes limitados, pero hoy solamente sobreviven las monarquías
de Tailandia y Lesotho.
*** Uganda podna clasificarse más adecuadamente como «república». El rey de su reino tradicional más grande
(Buganda), Sir Edward Frederick Mutesa 11, fue elegido «presidente» de Uganda en 1963. Por desgracia para
Mutesa, su imagen soberana resultó políticamente inaceptable y e n 1966 perdió el poder en una revolución de
palacio dirigida p o r el Primer Ministro Apollo M i l t o n Obote.
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 247

derribe al íégimen, o bien que éste evolucione


Regímenes monárquicos hasta convertirse en una monarquía constitu-
Como se muestra en e l Cuadro 1, 20 de los 32 cional.
regímenes monárquicos del Tercer Mundo que A juzgar por los antecedentes (de 20 mo-
existían e n 1920 ya no son vigentes, ocho de narcas, 8 perdieron e l poder de resultas de un
ellos de resultas de golpes de Estado y 12 por golpe de Estado), e l golpe es la causa más
otros motivos, como revoluciones, interven- común del colapso de un régimen monárqui-
ciones extranjeras y l a devolución de los pode- co. Considerando e l tamaño creciente y la
res a un régimen parlamentario. Cinco monar- complejidad de las burocracias de carrera y
cas fueron depuestos por revoluciones de pala- la pérdida gradual de confianza e n e l m i t o
cio organizadas por políticos civiles, típica- r n o n á r q u i ~ o legitimado
~~, por s u origen sagra-
mente un primer ministro. S i denominamos do o sobrenatural, parece inevitale que sus
a estos acontecimientos «golpes de palacio)), reyes se encuentren cada vez más presionados
podremos añadirlos a la lista de regímenes que para ceder e l poder. Durante una situación
cayeron por cauda de un «golpe de Estado)), grave de crisis o desorganización, un grupo de
pero a mi juicio esto induciría a error (véase la oficiales, principalmente militares, se hará
nota 8). probablemente con e l poder y acabará con
Los regímenes examinados se enumeran e n todas las monarquías, o permitirá que subsis-
e l Cuadro 2. L a clasificación que propongo tan con poderes limitados.
podría muy bien impugnarse porque se han E n la actualidad la posibilidad de interven-
producido grandes cambios de las situaciones ción extranjera parece haber desaparecido,
respectivas. Quizás un esquema distinto refle- pero las otras tres posibilidades, revolución de
jase mejor la realidad diversa. L a historia polí- palacio, revolución real y evolución parlamen-
tica de las tres antiguas dependencias france- taria, siguen siendo viables. Es de esperar que
seas de Viet Nam, Camboya y Laos no facilita la Última posibilidad sea la que prevalecería.
la clasificación; en este caso, podríamos con- Varios de los regímenes monárquicos supervi-
cluir que los regímenes monárquicos perdie- vientes (Bhután, Jordania, Kuwait, Marruecos
r o n tanta legitimidad bajo e l régimen colonial y Nepal) habían avanzado ya e n esa dirección
francés que no pudieron sobrevivir después de e n 1985. En este mismo año los cinco países
la independencia. A estos regímenes monár- citados eligieron asambleas, confiriéndoles
quico, y a Lesotho, los h e clasificado como funciones consultivas.
víctimas de ((revoluciones de palacio». N o En 1986, e l poder real e n Nepal se redujo
obstante, todos ellos fueron víctimas después considerablemente e n comparación con e l de
de golpes militares (Cuadro 2). la Asamblea Nacional semielegida, que en ju-
nio de este año designó Primer Ministro a
Destinos probables M.M.S. Shrestha. El país se había convertido
Sobre la base de la experiencia contemporá- al régimen parlamentario e n 1980. L a Asam-
nea, los 12 regímenes monárquicos restantes blea Nacional de Jordania y l a Cámara de
pueden conocer cuatro destinos diversos. Ca- Representantes de Marruecos se han converti-
sos de intervención extranjera y de conquista do e n importantes órganos legislativoskonsul-
no se han producido desde e l colapso d e l Im- tivos. En Kuwait, la constitución de 1962 esti-
perio Otomano, la conquista italiana de Alba- pulaba que l a autoridad legislativa se reparti-
nia y l a ocupación estadounidense del Japón. ría entre e l emir y una asamblea nacional
N o parece probable que se repitan en un mun- elegida. Cuando, e n marzo de 1991, se resta-
do caracterizado por e l mantenimiento de las bleció e l régimen kuwaití después de l a guerra
fronteras entre los Estados. Las revoluciones del Golfo, e l emir prometió nuevas elecciones
populares, como la del Irán, son algo más pro- a la Asamblea Nacional y una evolución hacia
bables, pero no veo señales de este tipo de e l parlamentarismo. Así pues, e n cuatro de
revolución en los regímenes monárquicos a estos cinco casos, e l monarca sigue gobeman-
que nos referimos, aunque la mayoría de ellos do, pero las perspectivas del parlamentarismo
son islámicos y por consiguiente vulnerables a parecen prometedoras.
la influencia islámica del Irán. Hay otras dos E n cambio, otros seis países, Bahrein, Bru-
posibilidades realistas: que un golpe de Estado nei, Omán, Qatar, Arabia Saudí, y los Emira-
248 Fred U'. Riggs

tos Árabes Unidos, están aún gobernados por ron derribados por golpes de Estado, mientras
dirigentes hereditarios y no hay asambleas ele- que 30 (9 1 9'0) de los 33 regímenes presidencia-
gidas. El «parlamento» de Swazilandia se com- listas sufrieron golpes de ese tipo. Los sistemas
pone de miembros seleccionados por un cole- parlamentarios obtuvieron resultados mucho
gio electoral que representa a los consejos mejores que los presidencialistas, y sin embar-
tribales, más los miembros de designación go 13 (31 Yo) de un total de 43 conocieron e l
real. Queda por ver s i algunos de estos siete mismo fin. S i suponemos que e n todos estos
reinos evolucionará hacia e l parlamentarismo, regímenes se han establecido burocracias mo-
o s i s u evolución se verá interrumpida por dernas, de ello se sigue que las importantes
golpes de Estado. diferencias existentes entre las repúblicas
constitucionales hacen que a algunas les sea
Circunstancias atenuantes más fácil que a otras mantener e l control sobre
Diríase por l o general que e l régimen monár- sus burocracias.
quico ya no es una opción viable para los
países d e l Tercer Mundo. Esto se debe princi-
Regímenes de partido Único
palmente, en mi opinión, a que las premisas
básicas sobrenaturales de l a legitimidad mo- E l elevado índice de supervivencia de los regí-
nárquica se han visto mermadas por la difu- menes de partido único, que puede verse e n e l
sión d e l laicismo y la creciente complejidad de Cuadro 3, es verdaderamente sorprendente s i
los problemas gubernamentales en todo e l se compara con e l destino de todos los siste-
mundo. Circunstancias especiales contribuyen mas políticos que permiten e l pluripartidismo.
a explicar que una docena de leyes permanez- Aunque estos datos se compilaron e n 1985 y
can aún en e l poder. L a mitad de ellos poseen no ha sido posible actualizar e l análisis, yo
importantes reservas de petróleo, las cuales creo que las conclusiones sustantivas presenta-
proporcionan unos ingresos tan considerables das son aún válidas. Se han añadido notas
que permiten un bajo nivel de fiscalización y para actualizar los datos relativos a unos pocos
un elevado nivel de salarios para los funciona- países y para especular sobre las consecuencias
rios públicos. Estas circunstancias contribuyen del colapso de los regímenes de Europa orien-
a la aceptación de estos dirigentes autocráti- tal y l a URSS.
COS, aunque los fundamentos sagrados 'de la Puede haber diversas razones ideológicas y
legitimidad monárquica no sean ya l o que eran prácticas que expliquen l a capacidad de super-
(véanse las notas 12 y 13). vivencia de los regímenes de partido único,
Además, la mitad de estos sistemas políti- pero no las vamos a discutir aquí. L o que
cos son miniestados con poblaciones de menos deseamos destacar es l a relación existente en-
de un millón de habitantes. Es posible que a t r e esos regímenes y sus burocracias. L a falta
esta escala tan reducida e l rey pueda mantener de una oposición organizada permite al régi-
con relativa facilidad un control efectivo sobre men de partido único no sólo controlar asam-
la burocracia, especialmente cuando sus jefes bleas débiles (mediatizadas por e l partido úni-
principales son miembros de l a familia real. A co), sino también dominar la burocracia es-
l a larga, no obstante, la creciente complejidad tatal.
de la administración pública y la expansión de U n a técnica empleada con este fin es la
la burocracia en todos los Estados contempo- consistente en nombrar comisarios políticos en
ráneos planteará problemas cada vez más difí- las organizaciones tanto militares como civi-
ciles para los monarcas reinantes. L a supervi- les. Se trata de funcionarios del partido o acti-
vencia de algunas monarquías es probable s i vistas (llamados también «cuadros») que tra-
aceptan un gobierno parlamentario. S i recha- bajan con los burócratas para vigilar sus acti-
zan esta opción, un golpe de Estado acabará vidades e informar de las desviaciones con
seguramente con ellas. respecto a la conducta prescrita. Esta técnica
Como se ha indicado anteriormente, los fue ideada por los bolcheviques en la Unión
diferentes tipos de regímenes constitucionales Soviética y se aplicó en todos los países donde
acusan una considerable variación con respec- e l Partido Comunista se hizo con e l control del
to a sus índices de supervivencia. Sólo seis régimen36.Poco a poco, e l sistema de los comi-
(17 %) de 35 regímenes de partido único fue- sarios fue sustituido por e l nombramiento de
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 249

CUADRO 3. Regímenes de partido único

A. Regímenes supervivientes de partido único, originados en movimientos de resistencia: 17


Albania, 1946- Kampuchea, 1976-79
Argelia, 1965- Corea d e l Norte, 1948-
Angola, 1976- Laos, 1975-
China, República Popular de, 1949- Mongolia, 1924-
China Nacionalista, 1927- Mozambique, 1975-
Cuba, 1959- Nicaragua, 1979-
Guinea*, 1958-1984 Viet Nam, 1945-
Guinea-Bissau, 1974- Yemen, República Democrática Popular del, 1967-
Irán, 1979-

B. Regímenes de partido único supervivientes, no originados en movimientos de resistencia: 11


Camenín, 1960- Malawi, 1964-
Islas del Cabo Verde, 1975- Tanzania, 1964-
Gabón, 1960- Túnez, 1956-
Costa de Marfil, 1960- Zambia, 1964-
Kenya**, 1969- Zimbabwe**. 1987
Madagascar, 1960-

C. Regímenes de partido único derribados por golpes de Estado, 1946-1984: 6


Fecha de l a Primer golpe Período entre Número
independencia de Estado indep. y 1"'. golpe de golpes
Birmania 1948 1962 14 1
República Centroafricana 1960 1966 6 3
Ghana*** 1960 1966 6 5
Malí 1960 1968 8 1
Mauritania 1960 1978 18 3
Níger 1960 1974 14 1

D. Regímenes de partido Único reemplazados por otros medios: 1


Senegal, 1963-1976 (¿se convirtió e n un régimen presidencialista pluripartidista?)
*El régimen de partido único de Guinea fue derribado por un golpe militar e n 1986.
**Kenya accedió a l a independencia como régimen parlamentario en 1963 y e n 1969 se convirtió e n un Estado de
partido único. Zimbabwe accedió a l a independencia e n 1980 como régimen parlamentario y se convirtió e n
régimen de partido único e n 1987.
***Ghana accedió a l a independencia en 1957 y se convirtió al régimen de partido único e n 1960.
250 Fred W. Riggs

miembros activos d e l Partido e n cargos de l a mayoría de estos casos un dirigente excepcio-


burocracia y para supervisar e l trabajo de los nal, que intervino de modo decisivo e n las
n o miembros. Como es lógico, esto hizo tan negociaciones para la independencia, asumió
imprecisa l a distinción entre funcionarios de e l poder como jefe d e l nuevo Estado3*.S i bien
Partido y burócratas de la administración esta- encabezaban regímenes de partido Único, estos
tal que e n muchos países acabó por desapare- dirigentes tendieron a adoptar políticas de
cer. consenso, recabando e l apoyo al partido de
Este sistema, desde luego, fue mucho más elementos muy diversos. Como es de suponer,
allá de l o previsto inicialmente. N o sólo se aunque estos partidos generalmente afirmaban
controlaba a los funcionarios políticos, sino perseguir objetivos «socialistas», la mayoría
que éstos acabaron sintiéndose tan intimida- de los Estados enumerados e n e l Cuadro 3.A
dos y desmoralizados que su capacidad de ad- no aplicaron políticas marxistas propiamente
ministración se resintió en consecuencia (o dichas. L a capacidad de supervivencia de es-
nunca se de~arrolló)~’. Lejos de ser capaces de tos Estados es notable.
organizar un golpe de Estado triunfante, las Sin embargo, l a existencia de un régimen
burocracias de los regímenes del partido único de partido único s i n oposición no es garantía
se convirtieron en peones dóciles y con fre- de supervivencia, y en e l Cuadro 3.C se enu-
cuencia ineficaces del Partido. meran seis regímenes que han sido víctimas de
golpes de Estado; un séptimo, e l del Senegal,
Tipos de regímenes de partido único se transformó e n un régimen parlamentario
N o obstante, en algunos regímenes de partido pluripartidista en 1980. Aunque con variacio-
único se han registrado golpes de Estado. Esta nes individuales, ninguno de estos regímenes
aparente contradicción con respecto a nuestra fue precedido por l a lucha armada de un movi-
afirmación anterior rlos obliga a establecer una miento de resistencia. Parece indicado con-
distinción entre dos tipos de regímenes de par- cluir que los regímenes de partido único basa-
tido único, sobre la base de l a dinámica de sus dos e n un movimiento de resistencia tienen
orígenes. Un elevado número de regímenes de muchas menos probabilidades de sufrir un gol-
partido único tienen su origen en movimien- p e de Estado que los regímenes análogos que
tos de la resistencia. D e resultas de su lucha y no cuentan con’estos antecedentes. No obstan-
de su solidaridad que ésta creó, y debido tam- te, la calidad del liderazgo de que dieron prue-
bién al modelo de organización d e l partido ba los regímenes indicados e n e l Cuadro 3.B
inspirado en la experiencia bolchevique de la fue suficiente para permitirles evitar las conse-
URSS (tanto s i los asesores soviéticos ayuda- cuencias de un golpe de Estado. Además de su
ron a organizar la resistencia, como s i no), capacidad de controlar la burocracia, me pare-
cada uno de estos movimientos de ((libera- ce que ello se debe también e n gran medida a
ción» tendieron a convertirse e n un poderoso s u tendencia a conciliar oponentes potenciales
partido de gobierno después de la independen- invitándoles a sumarse al partido gobernante.
cia. El nivel de coherencia de esos partidos y Sin embargo, aquí no podemos estudiar esta
su capacidad de mantener e l control sobre e l hipótesis con más detenimiento. Examinare-
aparato d e l gobierno eran considerables. En e l mos e n cambio e l destino de los regímenes
Cuadro 3.A figuran 17 casos de este tipo. En- constitucionales pluripartidistas; de un total
tre ellos, sólo en Guinea fue derribado e l régi- de 76 de ellos, como puede verse en e l Cua-
men por un golpe de Estado en 1984, un més dro l,43 (o sea e l 57 Yo) sufrieron golpes de
después de que e l Presidente Ahmed Sekou Estado. Tres fueron derribados por otras cau-
Touré muriera e n e l curso de una operación sas y 30 (todos los parlamentarios) sobrevi-
quirúrgica e n los Estados Unidos. vieron.
N o obstante, la participación e n un movi-
miento de resistencia armada no es indispen-
Regímenes presidencialistas
dable para l a supervivencia de un régimen de
partido único. Como puede verse e n e l Cuadro Treinta y tres de los 76 sistemas políticos
3.B, nueve Estados nuevos de partido Único abiertos eran presidencialistas, con un jefe de
que negociaron s u acceso a la independencia gobierno (presidente) y una asamblea mutua-
han sobrevivido sin sufrir ningún golpe. E n l a mente independientes y elegidos por e l pueblo.
L a fvagilidad de los regímenes del Tercer Mundo 251

CUADRO 4. Regímenes presidencialistas

A. Regímenes creados antes de 1920, derribados por golpes de Estado entre 1946 y 1948: 21
Argentina 8 Haití 5
Bolivia 12 Honduras 5
Brasil 6 Liberia 1
Chile 1 México O
Colombia 2 Nicaragua 1
Costa Rica 1 Panamá 4
Cuba 1 Paraguay 3
República Dominicana 3 Perú 5
Ecuador 7 Uruguay 1
El Salvador 5 Venezuela 6
Guatemala 5

B. Regímenes creados después de 1920, derribados por golpes de Estado: 9


Año de l a l.er
golpe Período entre Golpes
Independencia indep. y l.er
golpe 1946-1984
Benin 1960 1963 3 6
Burkina Faso (Alto Volta) 1960 1966 6 5
Guinea Ecuatorial 1968 1979 11 1
Ghana 1957 (1960)* 1966 6 3
Corea del Sur 1948 1961 13 2
Magadascar 1960 1972 12 2
Rwanda 1962 1973 11 1
Togo 1960 1963 3 2
Viet N a m del Sur 1955-1975* 1963 6 6

C. Otros regímenes presidencialistas: 3


Chipre, 1960- (intervención extranjera e n 1974)
Djibouti, 1977-1981 (se convirtió e n un régimen de partido Único)
Filipinas, 1946- (dominado entre 1972 y 1986 por e l régimen autoritario d e l Presidente Ferdi-
nand Marcos, elegido por votación popular).
* Ghana accedió a l a independencia con un régimen parlamentario pero poco después adoptó un sistema
pseudopresidencialista bajo l a dirección de Kwame N. Nkrumah, quien trató de imponer al país un sistema de
partido único dominado p o r el Partido Popular de l a Convención de Nkrumah. El régimen «monárquico» dirigido
por el Emperador Bao D a i en Viet N a m del Sur se convirtió en u n a república en 1955, y el hasta entonces Primer
Ministro Ngo Dinh D i e m pasó a ser presidente de l a república. Su administración sobrevivió con un descontento
creciente de l a población, hasta que fue derribado por un golpe de Estado encabezado por e l General Duong V a n
Minh, e n 1963. Después vino una serie de gobiernos militares caóticos hasta que en 1975, a pesar de l a
intervención militar de los Estados Unidos, el régimen de partido único de Viet N a m del N o r t e conquistó l a
totalidad del país.
252 Fred W. R iggs

El índice de colapso de ese tipo de regímenes Ferrer dirigió otro levantamiento que fue se-
fue mucho mayor que e l de los sistemas parla- guido, poco después, por e l restablecimiento
mentarios: e l 91 O/o (30 casos) para los prime- de un sistema de elecciones presidenciales pe-
ros, y e l 31 % solamente (13 casos) para los riódicas.
segundos (véase e l Cuadro 1). Resulta pues Quizá más importante es que varias repú-
que un sistema político parlamentario tiene e l blicas latinoamericanas, después de unos pri-
doble de probabilidades de sucumbir a un gol- meros años algo tumultuosos, pudieron esta-
pe militar que un régimen de partido único y blecer regímenes presidencialistas bastante só-
que e l sistema presidencialista tiene seis veces lidos, como por ejemplo los de Chile, Argenti-
más probabilidades de conocer este fin. S i ul- na o Uruguay. N o obstante, también estos
teriores acontecimientos no invalidan estas países sufrieron posteriormente golpes de Es-
conclusiones, podemos por l o menos especular tado: e l golpe de Chile e n 1973 fue organizado
acerca de los motivos. Los datos básicos figu- por la junta de cuatro personas cuyo hombre
ran en e l Cuadro 4. fuerte resultó ser e l general Augusto Pinochet,
que fue nombrado presidente al año siguiente,
Estados nuevos y Estados antiguos cargo que retuvo hasta que en 1990 fue susti-
Los regímenes enumerados e n e l Cuadro 4.B tuido por e l presidente Patricio Aylwin; en
corresponden a l a categoría de Estados recien- Uruguay, un golpe encubierto en 1973 dio lu-
tes con burocracias modernizadas. En estos gar a una sucesión de presidentes civiles que
nueve países, a los ocho años de s u indepen- disimulaban e l gobierno de un grupo militar,
dencia, por término medio, la constitución hasta que e n 1985 fue elegido presidente Julio
presidencialista fue suspendida por un grupo María Sanguinetti; en Argentina, tras unos pri-
militar que se hizo con e l poder. Además, en meros años turbulentos, los presidentes elegi-
1985 habían sufrido otros tres golpes de Esta- dos se sucedieron e n e l poder hasta 1930,
do, también por término medio. cuando se produjo e l primero de una serie
Los países enumerados en e l Cuadro 4.A ininterrupida de golpes militares. E l último
adquirieron su independencia antes de 1920, y golpe de Estado se registró en 1976, pero e l
se enumeran por separado porque los datos no grupo de golpistas abandonó el poder en 1983,
incluyen los golpes de Estado que sufrieron tras haber sido derrotados e n l a guerra de las
antes de esta fecha. Entre ellos, sólo México no Malvinas contra e l Reino Unido, y fue sucedi-
sufrió ningún golpe de Estado después de do por los gobiernos civiles d e l presidente
1920, pero s u violenta historia de revolucio- Raúl Alfonsín y, e n 1989, del presidente Car-
nes, guerra civil e intervenciones extranjeras los Saúl Menem39.
(especialmente de los Estados Unidos) es bien
conocida. El General Porfirio Díaz, que había Fragilidad de la fórmula presidencialista
dirigido la resistencia contra e l régimen de L a mayoría de las debacles sufridas por todos
Maximiliano de Austria, protegido por los los regímenes presidencialistas, salvo en e l
franceses, y después contra l a administración caso de los Estados Unidos -donde tuvo su
d e l Presidente Lerdo de Tejada, fue «elegido» origen e l sistema de elección de un jefe de go-
presidente e n 1877 y gobernó hasta 1911. N o bierno (el «presidente») para un mandato de
obstante, desde la elección d e l General Lázaro duración fija- se explican por e l enfrentamien-
Cárdenas en 1934 e l país ha conocido eleccio- to que crea necesariamente esta fórmula entre
nes regulares cada seis años, bajo l a dirección e l ejecutivo y e l legislativo, como dos centros
d e l Partido Revolucionario Institucional independientes de legitimidad y de poder. L a
(PRI). organización y la gestión de un sistema consti-
Costa Rica se considera e n general e l régi- tucional presidencialista causa otras dificulta-
men presidencial de más éxito de América des ineludibles, que no examinaremos aquí40.
Latina. N o obstante, e n 19 17 Federico Tinoco S i examináramos en cambio las relaciones
organizó un golpe de Estado triunfante y se entre e l sistema constitucional y la burocracia
proclamó «presidente» del país, con una nue- e n todo régimen presidencialista. En la medi-
va constitución. Tinoco permaneció en e l po- da en que los golpes de Estado son expresión
der hasta que fue expulsado por una contrarre- de la insatisfacción de los burócratas con un
volución, en 1919. E n 1948, José Figueres régimen y de la capacidad de los funcionarios
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 253

públicos, dirigidos por los militares, de derri- los que l o ocupan pasajeramente. Sólo los fun-
barlo y sustituirlo con un sistema político bu- cionarios de mandatos prolongados pueden
rocrático, nos es preciso entender esta relación movilizar e l poder burocrático; s i l o desean,
crucial. E n toda lucha entre dos antagonistas, pueden organizar redes coherentes («organiza-
hay que examinar a cada uno de ellos e n rela- ciones informales))), capaces de ejercer una
ción con e l otro. considerable influencia. En cambio, los fun-
cionarios pasajeros o temporales no tienen la
Poder y rendimiento misma oportunidad, porque abandonan e l ser-
E n otras palabras, debemos tener e n cuenta no vicio público antes de que hayan tenido tiem-
sólo l a debilidad inherente a todo sistema po de crear redes de este tipo.
constitucional presidencialista, sino también S i bien los funcionarios de mandatos pro-
l a fuerza y la capacidad administrativa de l a longados pueden movilizar e l poder burocráti-
burocracia. S i la burocracia es suficientemente co, no todos tienen la misma capacidad de
débil no podrá derribar a un régimen político, administrar efectivamente. Los contratados
y cuanto más eficaz sea la administración de con arreglo a sus calificaciones -los .funciona-
una burocracia menores serán sus motivos rios de carrera- son administradores más ca-
para desencadenar un golpe de Estado. L a ca- paces que los beneficiarios de sistemas de pa-
pacidad administrativa de l a burocracia esta- tronazgo que pueden mantenerse mucho tiem-
dounidense es superior a las de los otros regí- po e n sus funciones, y a los cuales llamaremos
menes presidencialistas. Además -lo sorpren- funcionarios permanentes (véanse las notas 6
dente- es que la burocracia estadounidense y 44). En este caso, los funcionarios de carrera,
carece de poder e n comparación con las demás aunque puedan organizar golpes de Estado
democracias, tanto parlamentarias como pre- triunfantes, no es probable que l o hagan, ya
sidencialistas, pero tiene más poder que las que entenderán que e l mantenimiento d e l sta-
burocracias de los regímenes de partido único. tu quo es más ventajoso para ellos que los
L a llamaremos, pues, una burocracia semipo- beneficios dudosos de hacerse con e l poder4'.
derosa4I. En cambio, las deficiencias administrativas
Para que esta proposición tenga sentido, de los funcionarios permanentes crean un
hemos de considerar la relación existente entre círculo vicioso. Como no pueden administrar
e l poder potencial de cualquier burocracia y s u adecuadamente, todo sistema constitucional
composición y capacidad. Ambos elementos que recurra con frecuencia a este tipo de fun-
guardan relación con e l sistema constitucional. cionarios no podrá hacer frente a los proble-
Un golpe de Estado ocurre cuando la burocra- mas cada vez más complejos de la economía
cia es poderosa, pero su rendimiento adminis- mundial interdependiente de nuestro siglo, y,
trativo es escaso. U n a burocracia poderosa por consiguiente, n o obtendrá los recursos ne-
cuyo rendimiento sea elevado no es probable cesarios paa financiar una burocracia en ex-
que organice un golpe de Estado. Esta relación pansión. E l sistema de funcionarios perma-
parte del supuesto de que un rendimiento po- nentes aumenta automáticamente e l volumen
sitivo no sólo agradará a los ciudadanos de un y e l costo de la burocracia, y fomenta la des-
Estado y fomentará su apoyo al régimen, sino moralización de los burócratas. En la Argenti-
que además permitirá obtener los recursos ne- na, por ejemplo, los nombramientos políticos
cesarios para financiar a la burocracia, garan- o de patronazgo han ((conducido a una acumu-
tizándole e l salario, condición social y seguri- lación de estados burocráticos, que bate ré-
dad que requiere cada funcionario a cambio cords históricos e n cada gobierno sucesivo...
de sus servicios. E l resultado neto de esta situación es una bu-
S i bien parecen razonables, estas propues- rocracia fraccionada e n l a que l a motivación
tas plantean no obstante cuestiones acerca de principal de los empleados es l a superviven-
las condiciones previas del poder y e l rendi- cia y la garantía de continuidad del puesto
miento de los burócratas. En l a composición de trabajo, y no e l rendimiento...)) (Graham,
de todas las burocracias modernas (asalariadas 1992, 8).
e interdependientes) encontramos típicamente Además, una excesiva utilización de fun-
dos categorías distintas de funcionarios: los cionarios permanentes reduce la capacidad ad-
que permanecen mucho tiempo e n e l cargo, y ministrativa de cualquier régimen. Por consi-
254 Fred W. Riggs

guiente, a medida que disminuyen los ingresos dos Unidos ha elevado hasta tal punto e l ren-
fiscales o aumenta la inflación y los regímenes dimiento administrativo que tanto la pobla-
dejan de sostener la infraestructura básica de ción como los burócratas se sienten suficiente-
los servicios públicos, e l descontento popular mente satisfechos para no sentirse motivados
va e n aumento, surgen movimientos revolu- a dar un golpe de Estado44. Además, e l uso
cionarios, se intensifican los conflictos étnicos extensivo de funcionarios temporales e n los
y de clase y e l gobierno se ve en l a imposibili- niveles más altos del Gobierno de los Estados
dad de mantener e l orden y promover la justi- Unidos debilita gravemente a l a burocracia y
cia social. ¿Cabe sorprenderse si, e n estas cir- obstaculiza los esfuerzos de los funcionarios
cunstancias, los funcionarios permanentes, in- de carrera que quisieran preparar un golpe de
quietos y alienados, se movilizan e n apoyo de Estado. N o obstante, debido precisamente al
cualquier grupo militar que, e n nombre del elevado número de funcionarios de carrera e n
orden y l a justicia, se hace con e l control d e l los Estados Unidos, podríamos suponer que
gobierno? los burócratas estadounidenses son sobrada-
Temerosos de un golpe de este tipo, los mente capaces de organizar un golpe durante
regímenes amenazados recurren a la coerción épocas de crisis extrema. Las presiones que
cuando su legitimidad disminuye. Acrecientan sufren por parte de diversos centros de autori-
las fuerzas armadas, tanto la policía como los dad deben inducir seguramente a muchos fun-
militares, y adquieren nuevas armas. Irónica- cionarios a desear sustituir e l régimen vigente.
mente, esto reduce aún más los recursos de Dados los motivos y l a capacidad, jcómo es
que disponen para los servicios públicos y los que nunca han intentado un golpe de Estado?
salarios de los funcionarios. Sin embargo, los Para responder a esta pregunta, hemos de
militares son miembros también de la buro- reconocer la diferencia básica existente entre
cracia, y comparten las preocupaciones de ésta l a estructura del sistema de funcionarios de
acerca de los ingresos personales, l a condición carrera y l a que prevalece habitualmente en los
social y la seguridad del empleo. Reconocien- sistemas parlamentarios. Esta diferencia refle-
do que sólo ellos pueden organizar y llevar a l a j a la falta de generalistas de categoría superior
práctica un golpe de Estado, inevitablemente en la burocracia estadounidense. Cuando se
acaban encabezando los movimientos de los contrata a los generalistas e n una edad tempra-
burócratas desafectos. na, una vez finalizados los estudios universita-
Cuando una burocracia de funcionarios rios, y un equipo de especialistas proporciona
permanentes coincide con un régimen presi- una formación intensiva y una experiencia ro-
dencialista, la combinación resultante es espe- tatoria, se crea una clase elitista de mandari-
cialmente explosiva. Los obstáculos inherentes nes (Dogan, 1975; Campbell y Szablowski,
a l a fusión de los poderes ejecutivo y legislati- 1979; Suleiman, 1984; Chapman, 1970; Riggs,
vo en un régimen de este tipo impiden ejercer 1992a). Esta clase se encuentra e n muchos
un control integral sobre l a burocracia y, por regímenes parlamentarios, pero no en los Esta-
consiguiente, promover los niveles de rendi- dos Unidos.
miento administrativo y satisfacer las necesi- En cambio, cuando se contrata a especialis-
dades básicas de los funcionarios públicos. Por tas para los organismos programáticos o de
l o tanto, las frustraciones y l a irritación de los política, estos especialistas se convierten en
burócratas permanentes pueden alcanzar pro- funcionarios (profesionales). S i bien en todas
porciones peligrosas y, durante una grave cri- las burocracias hay funcionarios, no ocurre l o
sis acompañada de disturbios populares, pro- mismo con los mandarines. Cuando los man-
porcionarles los motivos y l a capacidad de darines ocupan las posiciones más altas, pue-
provocar un golpe de Estado43. den coordinar o integrar los muy diversos or-
Esta situación se ha producido e n todos los ganismos especializados que operan bajo su
regímenes presidencialistas salvo en e l de los autoridad. Esto les permite, como funciona-
Estados Unidos, excepción que debe explicar- rios de carrera, adquirir un extraordinario po-
se para hacer más convincente este análisis. der y ejercer una gran influencia sobre la for-
Hemos de considerar ante todo que la utiliza- mación y l a aplicación de l a política oficial.
ción de funcionarios de carrera en detrimento Toda burocracia compuesta de mandarines en
de los funcionarios permanentes en los Esta- un régimen presidencialista adquiere s i n duda
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 255

CUADRO 5. Regímenes parlamentarios de 1920-1985

A. Regímenes aún vigentes: 30


Antigua y Barbuda, 1980- Maldivas, 1965-
Bahamas, 1973- Malta, 1964-
Barbados, 1966- Mauricio, 1968-
Belice, 198 1- Nauru, 1968-
Botswana*, 1966- Papua Nueva Guinea, 1975-
Dominica, 1978- Santa Lucía, 1979-
Fiji**, 1970- San Vicente, 1979-
Gambia*, 1965- Santo Tomé y Príncipe, 1975-
Guayana, 1966- Singapur***, 1965-
India, 1947- Islas Salomón, 1978-
Jamaica, 1962- S r i Lanka, 1948-
Kiribati, 1982- Tonga, 1970-
Líbano, 1946- Trinidad y Tobago, 1962-
Lesotho, 1966- Vanuatu, 1980-
Malasia, 195 7- Samoa Occidental, 1962-

B. Regímenes derribados por un golpe de Estado: 13


Independencia Primer golpe Período entre Golpes
indep..y l.er
golpe 1946-1984
Bangladesh 1971 1975 4 2
Islas Comores 1975 1975 O 2
Congo 1960 1963 3 4/5?
Nigeria**** 1960 1966 6 5
Pakistán 1947 1958 11 5
Sierra Leona 1961 1967 6 2
Somalia 1960 1960 9 1
Sudán 1956 1958 2 2
Seychelles 1976 1977 1 1
Surinam 1975 1980 5 2
Siria 1946 1961 15 12
Turquía***** 1950 1960 10 2
Zaire 1960 1965 5 2
C. Otros: Granada, que se independizó e n 1974, sucumbió a una insurrección en 1979, seguida
por un golpe de Estado e n 1983 y una intervención estadounidense que condujo al restableci-
miento d e l parlamentarismo en 1984.
* Al jefe de gobierno en Botswana y Gambia se le llama «presidente», aunque es elegido por el parlamento
para un mandato fijo. Algunos lectores quizá prefieran considerar a estos regímenes presidencialistas. Son casos
claros de regímenes híbridos, pero yo decidí clasificarlos en l a categoría de regímenes parlamentarios p o r l a
evidente interdependencia de las instituciones parlamentarias y presidenciales.
** En 1987 se registró un golpe de Estado en Fiji, cuando ya se habían reunido los datos del presente tra-
bajo.
***Algunos lectores pueden creer más bien que en Singapur hay un régimen de partido único: el Primer
Ministro Lee K u a n Yew, jefe del Partido de Acción Popular, gobierna este Estado-ciudad desde 1959. No
obstante, existen auténticos partidos de oposición legalizados, algunos de cuyos miembros h a n sido elegidos al
Parlamento. En 1991, el Parlamento aprobó una legislación que autorizaba l a elección directa de un presidente
con mayores atribuciones. Actualmente, con el Gobierno del Primer Ministro G o h Chok Tong, el país mantiene
una estructura parlamentaria.
256 Fred W. Riggs

**** Nigeria conoció un periodo presidencialista entre 1979-1983, precedido y seguido por regímenes militares.
E n la actualidad se ha aprobado una constitución presidencialista para la «Tercera República» que entrará en
vigor en octubre de 1992, y se mantiene un régimen militar moderado, con dos partidos políticos patrocinados por
el Gobierno.
***** E n Turquía, l a primera república, creada en 1923, era un régimen de partido único, organizado por e l
Partido Popular Republicano, cuyo jefe era Mustafa Kemal Ataturk. En 1950 llegó al poder el Partido Democráti-
co de la oposición, constituido e n 1946, tras ganar unas elecciones libres celebradas con arreglo al sistema
parlamentario; este régimen duró hasta un primer golpe de Estado en 1960. E n este caso e l período previo al
primer golpe de Estado no puede contarse a partir de l a independencia, sino más bien a partir de la creación de un
régimen parlamentario abierto en 1950. L a Constitución de 1961 mantuvo el régimen parlamentario hasta el golpe
de Estado de 1980. L a Constitución de 1982 reforzó los poderes del Presidente, que aún es elegido por l a
asamblea. Sin embargo, e l régimen sigue siendo parlamentario. El aumento de los poderes presidenciales estableci-
do en la Constitución de 1982 tenía por objetivo principal reducir l a inestabilidad gubernamental (si no es posible
constituir un nuevo gobierno dentro de los 45 días siguientes a la caída del anterior gobierno, el Presidente puede
convocar nuevas elecciones). E l Primer Ministro es responsable ante el Parlamento.

alguna un control efectivo sobre e l sistema zadas en su sistema constitucional -en las rela-
constitucional, mediante l a penetración pacífi- ciones entre e l ejecutivo, e l legislativo elegido,
ca o e l golpe de Estado. Sólo un gobierno e l partido y los sistemas electorales- un factor
organizado a base de principios parlamenta- .subyacente y, e n último término, decisivo, es
rios podrá integrar de modo suficiente un sis- e l relacionado con la posición de poder y l a
tema constitucional para mantener un control capacidad administrativa de la burocracia.
efectivo sobre la burocracia de los mandari- Por desgracia, como revelan los datos presen-
nes, situación que se ha registrado, de hecho, tados en e l Cuadro 4, esta situación provoca
e n muchos países del Tercer Mundo y e n casi golpes de Estado y un dominio burocrático
todos los países industrializados, excepto en durante períodos indeterminados en casi to-
los Estados Unidos. dos los regímenes presidencialistas, excepto e n
En cambio, e n los Estados Unidos los altos el de los Estados Unidos, cuya excepción pare-
funcionarios de carrera son profesionales, y no ce deberse a su historia peculiar y a s u estruc-
mandarine~~ ~ . significa que su actividad
Esto tura b ~ r o c r á t i c a Por
~ ~ . fortuna, y por los moti-
se centra en los problemas y prioridades de los vos antes expuestos, los sistemas políticos
departamentos u oficinas especializados don- burocráticos son tan frágiles como los gobier-
de trabajan, y ello les impide prestar mayor nos representativos y, como ellos, no pueden
atención a las preocupaciones de toda la buro- durar mucho tiempo. Inevitablemente sucum-
cracia o formar redes con sus colegas de los birán también a golpes secundarios o, quizás,
organismos competidores. Es importante re- a intentos de restablecer un gobierno represen-
cordar que tanto los mandarines como los fun- tativo.
cionarios pueden se excelentes administrado-
res; la principal diferencia entre ellos es l a
Sistemas parlamentarios
capacidad de los primeros para movilizar e l
poder a nivel de toda la burocracia, cosa que Juan Linz ha hecho un análisis penetrante de
los segundos no pueden hacer. S i n duda algu- los «peligros del presidencialismo», contras-
na los funcionarios ejercen un poder conside- tándolos con e l carácter aparentemente dura-
rable en sus propios nichos o redes de intere- dero de los sistemas parlamentarios (1978a)47.
ses, pero no pueden establecer los vínculos S i bien Linz menciona a los Estados Unidos
necesarios e n todo e l sistema que les permitan como un caso excepcional de sistema político
imponer e l dominio burocrático. Además, presidencialista que, a pesar de los peligros, ha
como e n los Estados Unidos los cargos más consiguido sobrevivir, no trata de explicar esta
altos siguen siendo ocupados por funcionarios excepción. Los argumentos empíricos e n favor
temporales y no por funcionarios de carrera, e l de sus. afirmaciones figuran e n los Cuadros 4
poder potencial de la burocracia estadouni- y 5. M i s propias explicaciones teóricas pueden
dense continúa estando gravemente limitado. encontrarse e n Riggs (1988a y 1993). Ni Linz
En resumen, s i bien las dificultades básicas ni ningún otro autor, en la medida de mis
de todo régimen presidencialista están enrai- conocimientos, han considerado que la condi-
L a fiagilidad de los regímenes del Tercer Mundo 257

ción de la burocracia estadounidense contribu- Mi conclusión es que s i los altos burócratas


ya a explicar l a excepcional duración del régi- estadounidenses fueran funcionarios perma-
men de los EE.UU. Y s i n embargo, yo creo nentes o mandarines, habrían sido capaces de
que existe, desde luego, una conexión funda- hacerse con una posición dominante en e l sis-
mental.48 tema político estadounidense y, en consecuen-
Esta explicación se basa e n las comparacio- cia, anular o suspender la Constitución. H e -
nes efectuadas entre los tipos de burocracias mos visto ya cómo e n la mayoría de los
que se encuentran e n muchos regímenes parla- regímenes presidencialistas las burocracias
mentarios, s i no e n casi todos ellos, donde los compuestas principalmente de funcionarios
funcionarios generales de carrera (mandarines) permanentes conquistan e l poder. &No cabría
ocupan los puestos más elevados del escalafón, esperar, por l o tanto, que las burocracias de
y hay POCOS funcionarios temporales o de de- mandarines dominasen siempre los regímenes
signación política. S i una burocracia de este presidencialistas a los que pertenezcan?
tipo existiera e n un sistema presidencialista, L a fusión de los poderes
estoy casi seguro de que dominaría e l régimen, Así pues, jcómo es posible que tantos sistemas
o b i e n haciéndose con e l poder (como ocurrió parlamentarios d e l Tercer Mundo (la mayoría
en Viet N a m del Sur y en Corea del Sur) o más de los cuales tenían también burocracias de
pacíficamente manipulando a los funcionarios mandarines) hayan retenido e l poder, como ha
elegidos. Una condición necesaria (aunque no ocurrido prácticamente con todos los regíme-
suficiente) para la supervivencia del presiden- nes de los países industrializados? Puesto que
cialismo en los Estados Unidos es e l semipoder e n todos los nuevos Estados se registra una
de que goza la burocracia. A pesar de los cam- considerable disparidad entre los sistemas
bios fundamentales registrados en su composi- constitucionales recién establecidos y las buro-
ción durante los dos siglos de existencia de cracias relativamente bien afincadas, j n o es
este país, su burocracia nunca ha sido tan sorprendente que, no obstante, tantos de ellos
poderosa como las burocracias de los funcio- hayan podido crear y mantener sistemas cons-
narios permanentes que se encuentran en la titucionales, a pesar del considerable poder de
mayoría de los regímenes presidenciales, o los que gozan sus burocracias? S i bien n o todos
sistemas de mandarinatos generalistas de la ellos tienen éxito -como puede verse e n l a lista
mayor parte de los sistemas parlamentarios. del Cuadro 5- parece evidente que incluso un
En Riggs (1992a y b) figuran argumentos e n sistema parlamentario mal organizado tiene
favor de esta c o n c l ~ s i ó n ~
Debido
~. al carácter suficiente poder para mantener un control más
rotatorio de los nombramientos, los funciona- o menos eficaz de su burocracia, aunque ésta
rios de designación política e n los Estados constituya un mandarinatosO.
Unidos carecen del poder de los funcionarios Los regímenes parlamentarios del Primer
permanentes del partido, que se encuentran e n Mundo, aún más exitosos, demuestran con
la mayoría de los regímenes presidenciales: creces l a eficacia de l a norma básica según la
son funcionarios temporales, que n o pueden cual e l jefe del gobierno está sometido a l a
crear redes intraburocráticas duraderas. Ade- votación de confianza e n e l Órgano legislativo.
más, e n la burocracia estadounidense los fun- L a fusión resultante de los poderes ejecutivo y
cionarios de carrera son especialistas asigna- legislativo permite que estos sistemas políticos
dos a programas concretos cuya carrera se controlen a una burocracia que, de l o contra-
desarrolla dentro de un mismo organismo, o no, derribaría fácilmente a cualquier régimen
de una asociación profesional y sus grupos basado e n l a separación de esos poderes5'. Sin
conexos (Wilson, 1989, 59-65), y no mandari- duda alguna existen amplias diferencias entre
nes capaces de cambiar de organización y ocu- los regímenes parlamentarios, y no todos ellos
par cargos de coordinación y planificación son capaces de vigilar y dirigir su burocracia
central, o de gestión integral de toda l a buro- de manera integral y sostenida, como se ha
cracia (Aberbach et al., 1981; Dogan, 1975, y indicado aquí. N o obstante, e n muchos casos
Suleiman, 1984). En cambio, los puestos clave l o que bien puede ser factible para un régimen
que ocupan los mandarines en los regímenes parlamentario, parece imposible para un siste-
parlamentarios e n e l gobierno estadounidense ma pre~idencialista~~.
están ocupados por funcionarios temporales. Hay que recordar a este respecto l a comple-
258 Fred W. Riggs

mentariedad entre e l poder burocrático y la que todos los Estados nuevos del Tercer Mun-
capacidad administrativa. E n primer lugar, do eran aún, en cierto modo, sociedades tradi-
una estructura consolidada de poder permite cionales liberadas y capaces de emprender la
al gobierno gestionar y controlar una burocra- vía dorada del desarrollo, y e l posterior pesi-
cia mucho más poderosa que la que puede mismo que las veía como víctimas del sistema
controlar un régimen presidencialista. E n se- capitalista mundial, han cedido e l paso a unas
gundo lugar, los funcionarios de carrera (tanto expectativas más realistas que distinguen gran-
los mandarines como los funcionarios corrien- des diferencias entre los países menos desarro-
tes) reúnen las calificaciones necesarias para llados y los que están e n proceso de rápido
una administración eficaz, a condición de que desarrollo. L a visión de Robert Jackson pro-
estén adecuadamente controlados por un siste- pone un mundo de cuasi-Estados que carecen
ma constitucional idóneo. Podemos llegar de los requisitos fundamentales para un creci-
pues a la conclusión de que l a burocracia par- miento autosostenido y padecen regímenes de
lamentaria es capaz de aplicar una política poder personal (Jackson, 1990 y Jackson y
oficial con l a misma eficacia, por l o menos, Rosberg, 1982). Existen escenarios pesimistas
que cualquier burocracia presidencialista. L a que prevén e l colapso de los regímenes demo-
principal diferencia atañe a los niveles de cráticos (Linz y Stepan, 1978) y otros más
coordinación; de ordinario un régimen parla- optimistas en los cuales las autocracias se con-
mentario puede integrar programas interinsti- vierten en democracias (Diamond, Linz y Lip-
tucionales con más éxito que cualquier sistema set, 1989). Por su parte Heady (1991, 344-357)
presidencialista (véase la Nota 52). N o obstan- habla de Estados péndulo que oscilan entre
te, debido a las diferencias fundamentales en- fases democráticas y fases autoritarias y Si-
t r e los diversos regímenes parlamentarios, esta vard divide los sistemas políticos e n regímenes
hipótesis no siempre resulta cierta. militares y regímenes civiles.
Así pues, tenemos dos aseveraciones mu- Para explicar estos sorprendentes fenóme-
tuamente complementarias: una administra- nos disponemos de complejos modelos pluri-
ción pública más eficaz ayuda al gobierno par- dimensionales que tratan de reducir a factores
lamentario a conservar l a confianza del públi- una gran variedad de consideraciones geográ-
co y a contrarrestar las protestas revoluciona- ficas, históricas, económicas, étnicas, sociales,
rias, a la vez que mitiga los agravios,de la culturales, religiosas y de seguridad, incluidos
burocracia y reduce así la capacidad de forma- los niveles de institucionalización (véase Zim-
ción de grupos golpistas. A l mismo tiempo, la merman, 1978/9). Puede considerarse que los
capacidad de controlar con mayor eficacia una regímenes derribados fueron los que tropeza-
burocracia significa que cualquiera que trate ron con los problemas más difíciles, o aquéllos
de organizar un golpe de Estado tendrá menos en los que e l apoyo popular al mito político
probabilidades de triunfar. Por consiguiente, (legitimador del Estado) era más débil; e n
mi conclusión es que los regímenes parlamen- cambio, los que han prosperado deben de ha-
tarios pueden mantener sus sistemas constitu- ber gozado de oportunidades más favorables.
cionales y evitar que un golpe de Estado los Sin negar de antemano todos esos plantea-
derribe con mucha mayor facilidad que los mientos, yo creo que podríamos considerar
sistemas presidencialistas. Asimismo, los re- también e l anticuado enfoque institucional.
gímenes parlamentarios son menos vulnera- Sobre la base de los datos expuestos en los
bles -aunque no inmunes, como demostraron Cuadros 1 a 5, parece razonable pensar que las
H i t l e r y Mussolini- a l a captura del poder limitaciones jurídicas o constitucionales son
autocrático por parte del jefe de gobierno. importantes y merecen un estudio serio. Par-
Concluiremos pues nuestro trabajo con algu- tiendo de la premisa de que e n e l medio siglo
nas breves observaciones. último se ha demostrado la fragilidad esencial
de todos los regímenes del Tercer Mundo, e
incluso también e n algunos del Primero y e l
Cuarta parte: conclusión Segundo, podemos preguntarnos qué clase de
regímenes reúnen más o menos probabilidades
El optimismo de los primeros tiempos que de sobrevivir y qué pautas pueden determinar-
siguieron a l a independencia, cuando se creía se que nos permitan hacer predicciones y dise-
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 259

ñar estrategias más aptas para alcanzar los que fijan un mandato determinado para e l j e f e
resultados previstos. del gobierno (regímenes presidencialistas que
E l reciente derrumbamiento de los regíme- institucionalizan la separación de los poderes
nes de partido único e n Europa Oriental y l a ejecutivo, legislativo y judicial) son mucho
U n i ó n Soviética ha reavivado e l interés por más vulnerables a los golpes de Estado que los
la institucionalización al macronivel de l a es- regímenes cuyo gobierno puede ser derribado
tructura constitucional. Algunas hipótesis, que con una votación de confianza en e l parlamen-
parecen corroboradas por los datos que hemos to (o sea, regímenes parlamentarios en los que
facilitado en este estudio merecerían un exa- los poderes ejecutivo y legislativo están fusio-
men más detenido. Entre ellas figuran las si- nados). Esto puede explicarse por la mayor
guientes: capacidad de los regímenes parlamentarios de
ejercer e l control sobre sus burocracias y, en
consecuencia, mantener un rendimiento admi-
Algunas hipótesis
nistrativo más elevado para que tanto los fun-
1. Todos los regímenes monárquicos tro- cionarios del Estado como e l público e n gene-
piezan con dificultades, aunque algunos han ral confíen e n ellos y respeten voluntariamente
tenido suerte y sobreviven todavía. ¿Es posible s u autoridad.
ayudar a los regímenes monárquicos subsis- 5. Todas las burocracias modernas han
tentes a hacer la transición al constitucionalis- institucionalizado tanto e l sistema asalariado
m o parlamentario, y evitar así los desastres y las complejas relaciones interactivas que l a
causados por un golpe de Estado, una renova- perturbación de estos esquemas amenaza a los
ción o una intervención militar extranjera? funcionarios (militares y civiles) y les induce a
2. Todos los regímenes autoritarios de par- apoyar golpes de Estado destinados a resolver
tido Único (tanto de derechas como de izquier- los problemas políticos por la fuerza. El poder
das) están condenados e n último término al se asocia positivamente al rendimiento admi-
fracaso, aunque a corto plazo es posible que no nistrativo hasta el punto e n que e l régimen se
sean derribados por un golpe de Estado, sino derrumba y l a propia administración pública
que se desintegren por crisis internas especial- colapsa también debido al ejercicio ilimitado
mente e n los comités centrales d e l partido do- del poder burocrático. En cambio, las tradicio-
minante -y sobre todo por la incapacidad de nales burocracias feudales y prebendarias nun-
sus burocracias constantemente dominadas ca organizaron golpes de Estado, ya que care-
por los cuadros d e l partido y las ideologías cían de los incentivos y l a solidaridad necesa-
oficiales, que se oponen a la utilización de ria para ello.
conocimientos y técnicas especializadas y des- 6. Entre las burocracias modernas, tanto
moralizan a los funcionarios públicos, provo- las que consisten e n mandarinatos de funcio-
cando e l colapso de servicios e infraestructuras narios generalistas rotatorios en l a parte alta
gubernamentales esenciales. del escalafón, como las que se componen de
3. Todos los gobiernos representativos funcionarios permanentes contratados con cri-
pueden sufrir colapsos, especialmente e n los terios de patronazgo o recomendaciones per-
regímenes recientes del Tercer Mundo. S i bien sonales, son suficientemente poderosas para
las revoluciones y las intervenciones extranje- destruir cualquier sistema constitucional me-
ras son factores posibles, las causas más proba- diante un golpe de Estado y establecer un siste-
bles son las derivadas d e l desequilibrio entre e l ma político burocrático. Es posible que los
potencial de poder efectivo de los sistemas regímenes parlamentarios del Tercer Mundo
constitucionales y las burocracias estatales so- mantengan e l control sobre estos dos tipos de
metidas a su autoridad. Funcionarios enojados burocracia, pero un régimen presidencialista
y frustrados, ansiosos de proteger sus ingresos, no podrá hacerlo. Los Estados Unidos son l a
prerrogativas y condición social, se hacen con única excepción real a esta norma, porque e n
e l poder bajo la dirección de una camarilla de este país se ha desarrollado un singular siste-
militares y, con e l apoyo popular, tratan de ma administrativo generalmente adecuado,
.restablecer e l orden y l a seguridad al tiempo basado e n una burocracia semipoderosa. Este
que promueven las ambiciones de desarrollo. nivel excepcionalmente bajo de poder buro-
4. Entre los gobiernos representativos, los crático refleja una combinación de caracterís-
260 Fred W. Riggs

ticas: 1)un sistema rotatorio para los altos político de este tipo es breve, y habitualmente
cargos; 2) un cuerpo de funcionarios de carrera se produce un segundo golpe de Estado. D e
profesionales; 3) una fragmentación burocráti- ordinario los dirigentes de un sistema político
ca debida al federalismo y al fuerte gobierno burocrático tratan de ejercer un poder colegial
local, y 4) un elevado recurso a l a privatiza- mediante una junta o consejo, pero estos siste-
ción, encargando a organizaciones comerciales mas son siempre precarios y a menudo desem-
o no lucrativas la realización de muchas fun- bocan en la dictadura personal de un autócra-
ciones públicas (véase l a Nota 4 1). Esta combi- ta. Las variaciones de los regímenes de dicta-
nación es casi imposible de repetir en cual- dura personal dependen de los motivos, prin-
quier otro régimen presidencialista. cipios y objetivos del dictador. Frente a las
7. Los sistemas políticos burocráticos se frustraciones y desastres a que da lugar un
diferencian entre sí e n diversos aspectos im- gobierno arbitrario, algunos círculos dirigentes
portantes: s i bien todos ellos son frágiles, un tenían de legitimar s u dominio mediante una
análisis comparado revelará varias diferencias fachada pseudoconstitucional, o «poder en-
significativas. Por desgracia, en e l presente tra- mascarado», creando un partido dirigente ofi-
bajo no podemos hacer un análisis de este cial y, en algunos casos, cediendo e l poder a
tipo, pero sí podemos mencionar algunas de gobiernos representativos civiles.
las principales variables. L a duración de estos 9. Sin duda alguna la supervivencia de los
regímenes es un indicador clave y puede me- regímenes no es, de por sí, un tema muy inte-
dirse e n función del tiempo transcurrido entre resante de estudio. Nos preocupan mucho más
los diversos golpes de Estado y10 restauracio- las cuestiones sustantivas: los problemas de
nes del régimen. L a básica inestabilidad de las desarrollo económico y de crecimiento; las li-
juntas (véase la Sección 2A) obedece a tensio- bertades civiles y los derechos humanos; las
nes internas entre los miembros de un círculo relaciones étnicas y de clase, y las crisis am-
dominante, reforzadas por la oposición secreta bientales cada vez más graves que amenazan
de los burócratas no pertenecientes al círculo, e l futuro de la humanidad. A mí m e parece
especialmente de los militares. Un factor sub- que todas estas cuestiones dependen sobrema-
yacente es e l crecimiento o e l estancamiento nera de las características de los regímenes en
de la economía, e n relación con la importancia e l poder, y es más probable que las resuelvan
de las tensiones étnicas y de clase existentes los gobiernos democráticos que los autorita-
entre la población en general. L a estructura y rios. N o obstante, en la medida en que los
e l alcance de la participación civil/militar en e l gobiernos representativos de los países d e l
círculo es dominante y la distribución del po- Tercer Mundo son especialmente frágiles y co-
der entre sus miembros se complica con fre- rren e l peligro de ser sustituidos por regímenes
cuencia por la violencia cívica resultante de burocráticos y autoritarios, las cuestiones rela-
los conflictos intraburocráticos, interétnicos o tivas a la supervivencia del régimen informan
interclasistas, o los sentimientos revoldciona- también todas las cuestiones sustantivas de
rios populares. E l contexto internacional, es política. N o afirmaré que los regímenes parla-
decir la medida e n que los países vecinos, mentarios, por s u propia naturaleza, sean más
otras potencias extranjeras o las organizacio- capaces que los presidencialistas de resolver
nes internacionales apoyan o atacan al nuevo estos problemas, aunque me parece que esta
régimen, puede ser otro elemento de conside- afirmación podría ser cierta. Empero, s i los
ración. S i estas y otras variables se proyecta- regímenes presidencialistas son mucho más
ran e n una matriz, ello permitiría determinar vulnerables a los golpes de Estado que los
probablemente algunas relaciones interesantes parlamentarios, será lógico que demos prefe-
y significativas que podrían servir de factores rencia a esta última fórmula constitucional,
de predicción de la supervivencia/colapso de por constituir un medio más prometedor de
los regímenes. alcanzar nuestros objetivos a largo plazo.
8. E l dominio burocrático produce siste- Todas estas aseveraciones pueden ser fal-
mas políticos que son tan frágiles como cual- sas. Por e l momento no son más que hipótesis
quier tipo de gobierno representativo, y quizás pero, con arreglo a las indicaciones reunidas y
aún más. Por consiguiente, la duración media a un razonamiento por l o menos plausible,
del predominio de un grupo e n un sistema creo que merece l a pena investigarlas. Por l o
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 26 1

menos, espero que otros que consideren inte- Tercer Mundo, y quizá nos permitan entender
resante este planteamiento participen e n una mejor e l por qué de l a fragilidad de los regíme-
investigación continua para poner a prueba las nes del Tercer Mundo.
proposiciones expuestas. Estas investigaciones
contribuirán seguramente a aumentar e l cono- Traducido del inglés
cimiento de la política y l a administración d e l

Notas

1. «Así pues, el régimen frente a funcionarios temporales; -un régimen presidencialista n o


(‘gobierno’, ‘ordenamiento meritocracia frente a puede, p o r definición, ser
político’ ...) es l a pauta de las nombramientos de patronazgos, y monárquico- (véase l a N o t a 35).
formas políticas. El régimen opera funcionarios de nivel medio Sin embargo, hay p o r lo menos
de modo que se reduzca a l frente a altos funcionarios. dos sistemas políticos
m í n i m o el elemento de coerción En e l contexto estadounidense, burocráticos que son monarquías,
e n e l proceso político)) (Lasswell y por «burocracia» -cuando ese a saber, Tailandia y Lesotho. Los
Kaplan, 1950, 132). En cambio, término se utiliza técnica y n o organizadores del golpe de Estado
por «gobierno» entendemos aquí peyorativamente- se entiende a de 1932 que acabó con el sistema
«... e l modo en que se distribuye menudo (con cierta confusión) un monárquico en Tailandia son un
y ejerce el control en un cuerpo organismo u organización del caso excepcional porque, s i bien
político...» (208). D e ahí que el gobierno o una subclase de inicialmente querían abolir l a
«poder puro y simple» sea el funcionarios públicos: monarquía, después aceptaron el
ejercicio del control sin autoridad, funcionarios de carrera más que compromiso ofrecido p o r el rey,
es decir, el gobierno p o r l a permanentes, nombramientos n o según e l cual éste desempeñaría
violencia o l a amenaza de ésta. partidistas más que partidistas, un papel limitado en el gobierno,
funcionarios civiles más que a título de jefe de Estado
2. Cuando se acuñó e l término militares, funcionarios de nivel «constitucional» (Riggs, 1966.
burocracia en el siglo XVIII, intermedio más que altos o bajos 106-9). En realidad ésta fue u n a
significaba un sistema político funcionarios (Riggs, 1979). Para opción afortunada, ya que
dominado por funcionarios estas importantes nociones utilizo después l a monarquía h a ejercido
designados, un concepto básico sólo los términos más específicos. una influencia estabilizadora y h a
de este análisis. Para evitar En e l análisis comparado, e l incrementado incluso s u poder
confusiones, yo utilizo el término empleo del término burocracia mediante un uso juicioso de las
sistema político burocrático para para designar a una cualquiera prerrogativas reales. En Lesotho,
reflejar este concepto (véase l a de estas subseries da lugar a una e l Rey Moshoeshoe 11 perdió el
N o t a 14 infra). considerable confusión. poder ejecutivo en 1966 de
Subsiguientemente, el término se resultas de u n a revolución de
aplicó a los funcionarios como 3. El término monarquia se aplica palacio dirigida p o r su Primer
clase dominante, a l igual que el a todos los regímenes políticos Ministro, el Jefe Leabua
término aristocracia acabó cuyo gobernante es hereditario, Jonathan. Subsiguientes golpes
significando una clase, más que tanto s i se tratan de monarquías de Estado en 1986 y 1991 han
un tipo de régimen. Por limitadas (constitucionales) como elevado a l poder a oficiales del
extensión, e l término puede si son monarquías tradicionales ejército, pero persiste e l régimen
aplicarse a todos los funcionarios cuyos titulares incluso gobiernan. monárquico limitado.
públicos de designación, En e l presente trabajo m e refiero Además, algunas monarquías del
independ@ternente del poder que solamente a las monarquías pasado n o eran «monárquicas».
ejerzan. Este es un concepto tradicionales, pero para evitar C o n el régimen feudal en Europa
genérico necesario para validar las este término impreciso y y en Japón, los reyes acabaron
comparaciones internacionales. engorroso, emplearé el adjetivo siendo poco más que figurones, y
Por consiguiente, en el presente monárquico, en el sentido d e un en e l Nepal, entre 1840 y 195 1, l a
trabajo utilizaremos l a palabra régimen e n el que se ejerce «el familia Rana dominó el gobierno
burocracia solamente en este poder absoluto)). H o y día, desde del país, ocupando sus miembros
sentido. Para designar a luego, muchas monarquías n o son el cargo de «primer ministro)). Así
subgrupos de burócratas pueden «monárquicas», y y o las clasifico pues, e l sistema monárquico es un
utilizarse otros términos, como según e l sistema de gobierno término más limitado que el de
servicio civil frente a casta efectivo que prevalezca en ellas. monarquía tradicional. En
militar; funcionarios de carrera Casi todas son parlamentarias cambio, el sistema monárquico es
262 Fred W. Riggs

más amplio que e l absolutismo Los funcionarios permanentes son 8. Riggs (1985, 116-125), propone
real, porque los poderes del capaces de crear redes poderosas una taxonomía que distingue
soberano no siempre eran para proteger sus intereses de entre los golpes de Estado (que
automáticamente absolutos. C o n funcionarios públicos. Sin llegar consiguen hacerse con el poder),
frecuencia los reyes estaban a hacerse con el poder mediante los putschs (no golpes, o golpes
sujetos a restricciones religiosas, un golpe de Estado, pueden que fracasan), y las purgas (golpes
jurídicas y prácticas e n e l concentrar sus esfuerzos de de l a facción dominante,
ejercicio de su poder. D e ahí que defenderse contra los intentos parecidos a los golpes de Estado
p o r un sistema monárquico no se de los reformadores que quieren destinados a eliminar los rivales).
entienda necesariamente introducir un sistema de Cuando un grupo de golpistas
absolutismo, o lo que Juan L i n z funcionarios de carrera o desplaza ilegal e
llama sultanismo (véase l a «meritocracia». En cambio, los inconstitucionalmente a un
N o t a 24). temporales carecen esencialmente régimen civil, se produce un golpe
de poder; los más inteligentes primario, que es la clase de golpes
4. Un examen más detallado de pueden promover redes más comúnmente estudiada. En
esta tesis puede verse en Riggs extragubernamentales que se cambio, cuando un grupo de
(1992 b). El término «bancarrota» ayudarán cuando dejen de golpistas sustituye a otro, tenemos
suele corresponder al mundo de pertenecer a l servicio público, un golpe secundario, en e l cual los
las finanzas, se habla por ejemplo, pero carecen de los motivos que ocupan el poder ya están
de l a bancarrota de una empresa, o de la oportunidad para gobernando de modo ilegal y
pero parece apropiado referirnos organizar estructuras anticonstitucional. Es probable
también a l a bancarrota de un intraburocráticas de poder, que que se registren más golpes
sistema político causada por su les permitan tomar el poder o secundarios que primarios,
propio desorden interno, más que salvaguardar sus intereses aunque no hemos hecho un
p o r una revolución, un golpe de especiales contra las iniciativas de recuento preciso.
Estado o una conquista externa. los reformadores que promueven En algunos países, una rápida
sistemas nuevos de funcionariado sucesión de golpes secundarios
5. Robert Jackson afirma que el de carrera. denota l a bancarrota total del
sistema internacional régimen. En cambio, en otros
contemporáneo h a dado lugar a l a casos puede ocurrir que se
formación de «cuasi-Estados» de 7. L a dicotomía entre la política restablezca pacíficamente un
creación artificial, que carecen de y l a administración, en torno régimen constitucional, lo que
legitimidad y capacidad de a l a cual giran las teorías hace pensar que las estructuras
gobernar, factores éstos que en los estadounidenses de l a políticas anteriores al golpe
países septentrionales se administración pública, presupone habían permanecido intactas y/o
consideraban requisitos previos un sistema viable de gobierno que se llegó a un compromiso con
para l a constitución de un Estado dentro d e l cual funcionarios de las autoridades militares salientes.
(Jackson, 1990). Véase también carrera n o pertenecientes a un Un buen ejemplo es el de Chile
Jackson y Rosberg, 1982. partido (o sea, funcionarios donde, el 11 de marzo de 1990, el
públicos) se dedican a aplicar las régimen dirigido por el General
6. Utilizamos el término políticas ideadas por sus Augusto Pinochet cedió el poder
funcionario permanente para superiores políticos. Esta premisa pacíficamente a l recién elegido
designar a los funcionarios de especiosa (Riggs, 1988 b)) resulta gobierno, presidido por Patricio
designación política que son aún más implausible cuando los Aylwin.
capaces de conservar su cargo burócratas (incluidos los A veces se define un golpe de
durante un largo período; en militares) se adueñan d e l poder. Estado en términos generales
cambio, los funcionarios Harry Friedman da algunos como cualquier acto político
temporales son los que forman buenos ejemplos de la «unidad de anticonstitucional o violento.
parte de l a burocracia durante l a política y l a administración» en Como los golpes secundarios
períodos cortos, al ser su países como Filipinas, Indonesia están destinados a derribar a
nombramiento por breve plazo. o el Pakistán, donde el dominio dirigentes anticonstitucionales,
En el caso excepcional de los burocrático es endémico (1 992, yo dudo que puedan clasificarse
Estados Unidos, el poder 115-121). Si bien l a dicotomía como anticonstitucionales.
incipiente de los funcionarios políticdadministración levanta Además, algunos golpes no son
permanentes fue suprimido sospechas por doquier, todo abiertamente violentos, como en
mediante el establecimiento de un intento de importarla e n el los casos de golpes de Estado no
sistema rotatorio del servicio contexto del sistema político sangrientos. Todos los golpes
público (el sistema de «despojos») burocrático es completamente suponen una amenaza de
durante l a administración del absurdo, en particular allí donde violencia, pero a veces l a evidente
Presidente Andrew Jackson, en el las fuerzas armadas están superioridad de los oponentes
decenio de 1830; véase la N o t a 44 arbitrariamente excluidas de l a hace que los gobernantes cedan el
y (Riggs, 1992a), 8). noción de administración. poder u opten por huir. Cuando
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 263

esto ocurre, el nivel general de Gobernador General) ocupó el Estado secundarios o purgas.
violencia y represión de un cargo de «presidente» y nombró a Para los ejemplos históricos en
sistema político autoritario puede un gobierno cuyo primer ministro Tailandia, véase Riggs (1966).
ser relativamente bajo, y los que era un destacado político civil,
detentan e l poder tratarán de Ratu Mara, mientras que era 9. L a importancia atribuida
acumular una considerable nombrado 'ministro del interior a los estamentos militares como
fortuna exportable, para e l General Sitiveni Rabuka (que promotores de los golpes de
sobrevivir e n e l exilio. En había dirigido los golpes de Estado se ve claramente en el
cambio, cuando los golpes son Estado del 14 de mayo y e l 25 de título de las obras que analizan
violentos, los que ocupan el poder septiembre). Este arreglo facilita este fenómeno. Véanse, por
temen por sus vidas y, en e l reconocimiento internacional y ejemplo, Janowitz 1977, Kennedy
consecuencia. intensifican e l a veces puede ocultar una lucha 1974. Finer 1976, Thompson
terror para perpetuar su poder. secreta por el poder entre 1973. y Perlmutter 1980. N o
Algunos golpes son tan poco facciones rivales de golpistas. obstante, este ú l t i m o autor
sangrientos que n o son fáciles de El término «golpe de palacio)) se reconoce que «los golpes militares
reconocer, como ocurre cuando utiliza con frecuencia en un y las intervenciones militares en
los militares se limitan a ejercer sentido m u y amplio para referirse l a política corren a cargo de
presión entre los dirigentes civiles al hundimiento de una monarquía activistas políticos de l a
para que introduzcan cambios, por abdicación, cesión de poderes organización militan>, y los
por ejemplo l a sustitución d e l jefe o disolución; yo prefiero llamar a grupos de golpistas pueden acabar
del ejecutivo. Si bien l a estos acontecimientos convirtiéndose en una (coalición
constitución n o varía revoluciones de palacio, o bien de civiles y militares ...)) (1980,
formalmente, e l poder real se revueltas o rebeliones. Sin 16- 17). Si bien las ambiciones de
transfiere a los «jefes» que embargo, tampoco son los golpistas son desde luego una
permanecen en un segundo plano. revoluciones en el verdadero consideración importante, en el
En español, a estos golpes de sentido de l a palabra, p o r cuanto presente trabajo he preferido
Estado se les llama n o se produce un levantamiento centrarme e n e l contexto político
«pronunciamientos». Podríamos en masa. Por consiguiente, ambos que conduce al autoritarismo
llamarlos también golpes términos están sujetos a burocrático, incluida l a fuerza
encubiertos. Este tipo de golpe ambigüedad, pero como en el o debilidad relativa de los
desarticula un régimen, pero presente trabajo hablamos mucho regímenes y las circunstancias
permite mantener una fachada de «golpes» y tenemos poco que históricas que indujeron a algunos
de poder. Los cuasi-regímenes decir acerca de las funcionarios (principal, pero n o
basados en un golpe encubierto «revoluciones», este ú l t i m o exclusivamente, militares) a
son característicos de América término tiene menos conspirar para adueñarse del
Latina, pero también han probabilidades de ser ambiguo. poder. En Heady (1991, 281-289)
ocurrido en otros lugares. Como es natural, los militares figura un buen resumen de las
A veces un régimen sigue suelen intervenir en las recientes obras sobre
gobernando, pero l a amenaza revoluciones de palacio, pero yo ((intervención y control militan>.
de una intervención militar me l i m i t o a esta acepción cuando
-un golpe latente- obliga a las las operaciones están dirigidas por 10. Algunos analistas, aunque
autoridades a ceder ante las civiles (típicamente, un primer reconocen que hay funcionarios
exigencias de un bloque de poder ministro). civiles que participan e n los
militar-burocrático. N o cabe duda L a estructura interna de un grupo regímenes militares, n o reconocen
de que dentro de muchas golpista determina algunas l a importancia de esta
democracias viables, el «complejo variaciones importantes. En los participación. Por ejemplo, Ferrel
militar-industrial» ejerce un raros casos en que l a dirección Heady escribe que d o s
considerable poder en s u calidad del golpe corre a cargo de una profesionales del ejército carecen
de importante grupo de intereses, sola persona, ésta es probable que de l a formación, y quizás incluso
pero cuando e l régimen está bien después sea nombrada jefe d e l d e l interés necesarios para l a
arraigado, n o hay peligro alguno ejecutivo y que quizá conserve el planificación económica y l a
de golpe latente. cargo durante mucho tiempo. En administración de los programas
Podríamos hablar s i n embargo de cambio, e n e l caso más corriente civiles, lo que conduce a su
un golpe oculto o enmascarado de que e l grupo sea una coalición dependencia de l a burocracia c i v i l
cuando una camarilla militar se de facciones rivales, puede y a l a necesidad de llegar a un
hace con el poder y suspende l a suceder que se elija a un modus vivendi con los altos
constitución, pero elige a una mediador para que represente a l a funcionarios civiles)) (1 99 1, 287).
personalidad civil bien conocida junta como jefe de gobierno. Aunque esto es probablemente
para que dirija e l régimen, como Estos arreglos suelen ser de corta cierto, hemos de tener en cuenta
ocurrió en Fiji e l 5 de diciembre duración porque las facciones que sin l a participación de los
de 1987, cuando Ratu Ganilau enfrentadas luchan por e l poder funcionarios civiles los militares
(que había dimitido del cargo de y podrían provocar golpes de que establecen sistemas políticos
264 Fred W. Riggs

burocráticos tienen bastantes en condiciones de administrar coronación presidida por los


probabilidades de fracasar. estos territorios y defenderse bramanes, los papas o los califas,
contra los enemigos externos, conferían a los reyes una potencia
11. Robert Jakson (1988, 30) tareas todas ellas para las que se inalterable que legitimó su mando
pide que se preste una renovada necesitan burocracias. N o durante miles de años. En
atención a l a ciencia civil, obstante, después de l a segunda Europa, durante el interregno
entendiéndose por este término guerra mundial se han creado entre las monarquías y las
«...las normas que constituyen y muchos «cuasi-Estados», repúblicas, a medida que
regulan l a vida política dentro especialmente en Africa, cuya avanzaba e l racionalismo, e l
y entre los Estados soberanos»; supervivencia depende de l a secularismo, la ciencia y la
de ahí l a importancia del enfoque protección del sistema industrialización estas creencias
institucional adoptado en el internacional (véase l a N o t a 25). fueron desapareciendo y acabaron
presente ensayo. M e he referido fosilizándose, como afirma
en otro trabajo a l enfoque 13. En su interesante relación con correctamente Manicas.
neoinstitucional, diferente en las profundas controversias sobre
algunos aspectos básicos del las bases de l a soberanía en l a 14. En su sentido original, por
antiguo institucionalismo (Riggs, Europa de los siglos X V I y XVII, burocracia se entiende un sistema
1990, 206-9). Empero, no parece Manicas (1988, 177-179) asienta polifico dominado p o r
necesario utilizar este término en l a noción tradicional expresada funcionarios nombrados o de
nuestro trabajo, ya que algunos por e l término «kingship» designación; véase a este respecto
autores l o utilizan en acepciones (monarquía) en sus raíces l a nota 2 (Albrow, 1970; Riggs,
más concretas que no nos etimológicas, en relación con 1979). Como este término se
convienen aquí, por ejemplo para «kinship» (parentesco), y estima aplica actualmente a los propios
analizar el modo en que las que «el derecho divino de los funcionarios, o bien a l mecanismo
normas establecidas afectan a las reyes» es una idea nueva y de organización a través del cual
expectativas recíprocas de los reaccionaria destinada a mantener actúan, necesitamos un término
actores. Si bien esta perspectiva el statu quo. En cambio, Hocart distinto, p o r ejemplo el de
presupone l a existencia de normas (1 927) -véase l a N o t a 12- reveló, sistema político burocrático, que
bien estableciedas, es posible que con su análisis comparado, cómo sustituya a l término original de
n o abarquen las situaciones las ceremonias de coronación, que «burocracia». Estos sistemas
formalistas en las que las normas con mayor o menor pompa, se políticos están dominados por
se promulgan pero no se aplican y registran en tantas sociedades se funcionarios públicos de
las «constituciones» se redactan consideraban universalmente designación, principal pero no
y promulgan fácilmente para, a como un medio de imbuir, de los exclusivamente, militares. En
continuación, ser violadas o poderes sagrados, a l a persona del casos excepcionales, los civiles
suspendidas. Necesitamos un rey, para dar mayor fuerza a l a toman el mando de las
término mejor para el enfoque institución monárquica y revoluciones de palacio (véase l a
«institucional», o de l a «ciencia revitalizar el país. Sobre l a base nota 8). El autoritarismo
civil», que tenga en cuenta l a de esta explicación, yo creo que burocrático puede servir de
importancia de las normas y sus las fuentes originales de l a sinónimo d e l sistema político
consecuencias. legitimidad monárquica eran burocrático, pero como este
supernaturales, pero en l a Europa término se utiliza con frecuencia
12. Hocart (1927, 1936) h a hecho moderna ya nadie se acuerda de e n un sentido distinto para
un amplio y penetrante análisis ellas. designar a los regímenes
de l a institución monárquica, sus L a explicación tradicionalista de corporativistas -por ejemplo,
fundamentos rituales y los la legitimidad monárquica, según Brasil, Argentina- e n los cuales
principios religiosos o sagrados en la cual ésta se basa únicamente en los burócratas desempeñan un
que se inspira (véase también l a una antigua costumbre, no m e importante papel político s i n
nota 13). Como es natural, h a parece muy convincente. Los monopolizar e l poder (O’Donnell
habido en l a historia primeros regímenes monárquicos 1973, 1988), prescindiremos de
ciudades-Estado n o monárquicas, no podían alegar esta sanción utilizarlo aquí.
y repúblicas urbanas. Si bien con «tradicional». Yo creo más bien,
frecuencia se las considera el siguiendo en esto a Hocart, que 15. Las estadísticas disponibles
prototipo de las democracias las bases de l a institución sobre el número y l a frecuencia
modernas, hoy día ya no existen. monárquica deben buscarse en las de golpes de Estado son
Quizás el motivo básico de s u prácticas sacerdotales o mágicas, desiguales, pero impresionantes.
inexistencia es que carecían de que prometen ventajas A continuación ofrecemos en
burocracias y, p o r ende, no supernaturales para los que forma resumida los datos de seis
podían administrar territorios honran y obedecen a l rey. autores:
extensos. En el sistema mundial Gradualmente estas creencias
moderno, los Estados sólo han sagradas o mágicas, que se L a comparación entre estos datos
podido sobrevivir cuando estaban plasmaban en los ritos de l a es desconcertante: ¿por qué hay
L a fraailidad de los reaímenes del Tercer Mundo 265

Golpes por país Total


de
N . O de
N . O de
N . O Por de golpes
Autor golpes Estados Fechas años Total decenio Por año
Sivard 108 56 60-82 22 1,9 0,76 4,9
Janowitz 128 52 45-75 30 2,4 0,8 4,27
Taylor 238 72 48-77 29 333 1,14 82
Kennedy 284 91 45-72 27 3,12 1,16 10,5
Finer 130 50 58-73 15 226 1,7 8,66
Thompson 274 59 56-70 24 424 1,9 11,4

tanta diferencia en el número de seguidores que rodeaban a l a dominaban el Estado sin


golpes de Estado por decenio, por persona real, mientras que un sustituirlos; véase a este respecto
ejemplo? Parte de l a respuesta copero de confianza o cualquier Riggs (1991, 491-2).
radica en l a definición de «golpe otro cortesano, cuyos deberes l e
de Estado» (véase l a nota 8). Los daban acceso a l a persona d e l rey, 18. Sobre l a base del análisis
tres últimos autores del cuadro propinaba a éste e l golpe fatal; los comparado, Rushton Coulborn
contaban entre ellos a los putschs, conspiradores elegían a reconstruye un escenario según el
o sea a los golpes de Estado continuación a uno de ellos para cual el feudalismo surgió entre las
fracasados. Esto n o explica e l trono vacanten. Obsérvese una cenizas de imperios burocráticos
todavía la elevada cifra de los distinción básica: los mamelucos derribados. Entre sus
datos de Taylor. Sin embargo, su aceptaban l a legitimidad características figuraba e l carácter
categoría «transferencias tradicional de l a monarquía y el hereditario de los cargos
irregulares del poder ejecutivo» dirigente victorioso del golpe era (Coulborn, 1956, 4-6). Según
incluye probablemente coronado por el califa cautivo. Strayer (1956, 16), «La posesión
acontecimientos que los dos Los actuales dirigentes de golpes del poder de los señores feudales
primeros autores n o consideran de estado n o tienen esta y l a realización por parte de éstos
golpes de Estado. C o n una posibilidad. de l a mayoría de las funciones de
definición más cuidadosa de gobierno (sistema hereditario) es
«golpe de Estado», y una 17. Como determinó M a x Weber, lo que distingue claramente al
distinción entre sus diversos en l a China imperial, existía una feudalismo (en Europa) de otros
tipos, podrían obtenerse lucha constante entre el personal tipos de organización». D e modo
seguramente cifras más de palacio y l a burocracia análogo, los señores feudales
fidedignas. N o obstante, estos confucionista. «A l a larga los japoneses ((incluidos los vasallos
trabajos documentan claramente intelectuales ganaban l a batalla, y enfeudados (daimyo) y los
l a extensión del fenómeno: en esto se repitió una y otra vez» asalariados sin tierras (samurai)»,
datos m u y aproximativos, entre (Weber, 1946, 442). Eisenstadt se convirtieron en una
los años 40 y los años 70 se (1963. 259) ha analizado l a ((burocracia hereditaria a l a que
registraron por lo menos cinco tendencia de algunas burocracias se confiaba diversas funciones
golpes de Estado al año, y imperiales a «eludir toda gubernamentales de carácter
alrededor de dos golpes de Estado supervisión política desde altamente organizado, y e n
p o r país en unos 50 sistemas arriba...)). para actuar algunos aspectos muy avanzado
políticos del Tercer Mundo. principalmente en su propio ((desde el punto de vista
interés. Excepto por algunas económico» (Reischauer,
16. U n a excepción a l a regla es la referencias a l a ((usurpación 1956, 35).
dinastía de los mamelucos en militan) (340), este autor n o En términos más generales, todas
Egipto. Según Lane-Poole (1968, indica casos análogos de golpes las burocracias tradicionales eran
244-5), «En los anales del contemporáneos. Carney h a hecho prebendarias en el sentido de que
dominio mameluco (Egipto, un análisis fascinante de los gran parte de sus ingresos
1250- 15 17) proliferan los casos de tortuosos procedimientos con los legítimos provenían de fuentes n o
un gran señor que aniquila l a que los funcionarios bizantinos gubernamentales, y los dirigentes
autoridad de un sultán reinante y, administraban el imperio en su que querían elevar el rendimiento
a continuación, asciende a l trono propio interés, s i n molestarse de sus funcionarios tropezaban
pasando por el cadáver de este siquiera en tratar de reemplazar con graves dificultades; véase en
ú l t i m o ...Se formaban coaliciones a l emperador (197 1, L i b r o 11, Corpuz (1957) un estudio
entre un cierto número de nobles págs. 106-111). M e he referido ya monográfico m u y ilustrativo
desafectos, con el apoyo de a algunos de los modos en que las sobre los problemas con que
oficiales de palacio o de l a burocracias tradicionales obtenían tropezaron los colonizadores
guardia, y una multitud de sus poder de sus señores, o españoles en las Filipinas hasta
266 Fred W. Riggs

finales del siglo XVIII. Si bien Si estas reformas «han fracasado, entorno altamente formalístico
las burocracias feudales o o han tenido solamente un éxito en el que las leyes destinadas
prebendarias socavaban relativo, no ha sido por falta de a atraer el apoyo de una
gravemente el poder monárquico, voluntad» escribe l a autora (1991, superpotencia o una organización
n o pudieron, o no quisieron, 302). M i l t o n Esman (1991) internacional pueden cumplirse o
hacerse con el poder directo enuncia los principios en que se no según l a conveniencia de los
mediante un golpe de Estado. basan los esfuerzos por mejorar l a que detentan el poder. La fachada
«capacidad administrativa» de los de un cargo público oculta en
19. Esto se ve más claramente en países en desarrollo. realidad l a madriguera de un
el caso del imperio británico, e n tirano, l o que y o llamo una sala.
el cual las dificultades inherentes 21. L a repetición de este L a invocación arbitraria de
a l a administración del vasto fenómeno indujo a Ferrel Heady normas mutuamente
territorio de l a I n d i a impusieron a proponer una categoría contradictorias, universales o
diversas reformas que adicional de regímenes de particularistas, realizadas o
posteriormente se trasladaron a péndulo, caracterizada por l a asignadas, específicas o difusas,
Inglaterra, a mediados del siglo buena disposición de los crean personalidades
XIX (Chapman, 1990; Teng, dirigentes militares a prometer polinormativas y situaciones de
1943). Los imperios ibéricos que «el juego de l a competencia presión recíproca. El bazar y l a
no habían conocido nunca una política se normalizará en cuanto cantina reflejan l a
evolución similar, de modo que las condiciones l o permitan»: indeterminación de los precios
los Estados sucesores de América entretanto los militares el resultado de un sistema de
Latina heredaron una burocracia permanecen e n un segundo plano mercado superimpuesto a una
menos modernizada que los preparados, para «un nuevo economía sustantiva (no líquida)
nuevos Estados del siglo XX; movimiento pendular hacia un regulada por l a reciprocidad y l a
un análisis esclarecedor de las elitismo burocrático)), siempre redistribución. Estas prácticas
prácticas administrativas que e l régimen competitivo no enriquecen a los que detentan e l
españolas e n el siglo XIX figura consiga «mantener l a ley y el poder, y penalizan a los que
en Corpuz (1957). Mi énfasis en orden...)) (Heady, 1991, 294). carecen de él. En este trabajo no
l a importancia del imperialismo Yo interpretaría esto en el sentido podemos extendernos sobre estas
como factor de modernización de de que, cuando el sistema nociones, que se analizan de
l a burocracia no presupone una constitucional o l a oligarquía modo más complejo en Rigss,
explicación exclusiva. L a militar se mantienen en un 1964. Aquí nos limitaremos a
evolución de l a administración equilibro precario o inseguro, demostrar que l a magnificación
moderna en Prusia, por ejemplo, cada uno de estos regímenes de esos fenómenos bajo un
tuvo evidentemente raíces más puede reemplazar al otro durante dominio burocrático produce
indígenas (Barker, 1944: una crisis. Nuestras tipologías, sistemas políticos sumamente
Gladden, 1972). basadas en acontecimientos inestables, sometidos a presiones
históricos, tienden a suponer recíprocas.
20. U n a historia y evaluación una especie de tenacidad de las
globales de los prolongados instituciones que bien podría 23. Existe ya un considerable
esfuerzos del Gobierno de los n o estar justificada cuando las número de trabajos sobre l a
Estados Unidos por reforzar l a opciones disponibles sean frecuencia de los golpes de
«administración del desarrollo)) igualmente inestables y se Estado. En las series de Banks y
en los países del Tercer M u n d o sustituyan periódicamente entre sí. Europa figuran datos por países.
figura en l a obra de Dennis Análisis generales de los golpes de
Rondinelli (1987). Administración 22. El modelo prismatico describe Estado como procesos políticos,
del desarrollo h a constituido una l o que cabe prever cuando las más datos estadísticos, pueden
especie de talismán para celebrar instituciones, valores y prácticas encontrarse en Clapham y Philip,
y poner de manifiesto una amplia tradicionales y modernos se 1985; Finer, 1988; Fitch, 1977;
variedad de métodos destinados a yuxtaponen de modo Janowitz, 1977; Kelleher, 1974;
ayudar a los Estados a poner en recíprocamente contradictorio e Kennedy, 1974; Linz, y Stepan,
práctica con más eficacia los irreconciliable, como h a ocurrido 1978; Loveman y Davies, 1978;
proyectos y objetivos de en los países donde los Perlmutter, 1977 y 1980; Stepan,
desarrollo; un análisis agudo e funcionarios públicos nombrados 1988; Sivard (informes anuales);
ingenios o de las limitaciones y para servir a un soberano, sea e l Taylor, 1983; Thompson, 1973 y
las ventajas de esta vaga noción monarca o el pueblo, usurpan el Zimmermann, 1978/9. En Heady,
figura en William Siffin (1 99 1, poder y se hacen dueños de l a 1991, 319-368, se ofrece una
5-12). Karen Ruffing-Hilliard, situación. Las formas perspectiva administrativa,
funcionario de U S A I D , hizo una tradicionales de autocracia complementada p o r reciente
evaluación crítica de l a reforma patrimonial se unen a las información bibliográfica.
«meritocrática» promovida e n nociones modernas de
varios países de América Latina. responsabilidad para crear un 24. A mi juicio, los regímenes
L a )agilidad de los regímenes del Tercer Mundo 267

personalistas son patologías que Felix Houphouet-Boigny de Costa dirigente del golpe de Estado
pueden producirse en casi de Marfil; Hastings Kamuzu de 1968.
cualquier tipo de sistema político Banda* de Malawi; Leopold Sedar Algunos países se convierten en
en el que un jefe de gobierno Senghor del Senegal; *Julius wleptocracias)). y sus dirigentes
ambicioso o s i n escrúpulos usurpe Kambarage Nyereri de Tanzania; amasan vastas fortunas que
el poder autocrático. H a ocurrido H a b i d Burguiba de Túnez; exportan a lugares seguros del
en regímenes monárquicos, *Kenneth D a v i d Kaunda de extranjero: buen ejemplo de ello
presidenciales, en dictaduras de Zambia y Jomo Kenyatta de es e l General D. M o b u t u del
partido único e incluso e n Kenya. Los asteriscos indican Zaire (en e l poder desde 1965). El
sistemas parlamentarios, s i n a los ((presidentes vitalicios)). término sultanismo. originario de
cambiar de modo permanente el Esta longevidad es superior a M a x Weber, se ha utilizado para
tipo de régimen. Esta misma todo l o que puede encontrarse definir estos sistemas políticos.
patología es quizás aún más en los sistemas políticos Juan L i n z escribe que un
probable en los sistemas políticos burocráticos. El dictador más dirigente sultanista «...ejerce su
burocráticos. antiguo quizá sea el General N e poder de modo discrecional y sin
N o cabe duda de que puede Win, que llegó a l poder en restricciones, y sobre todo sin
aprenderse mucho de la Myanmar (Birmania) en mayo de someterse a ninguna norma ni
observación del modo en que los 1958 como jefe de un gobierno compromiso hacia una ideología
autócratas ejercen e l poder. provisional, pero que en marzo o sistema de valores» (1973,
Jackson y Rosberg (1982a. 10) de 1962 dirigió un golpe de pág. 259). Jackson y Rosberg
consideran que el régimen Estado para derribar el régimen rechazan e l sidtanismo porque
personalista es característico de parlamentario de U Nu. A pesar implica falsamente normas
las situaciones en la que «...el de ciertas operaciones tradicionales de regímenes
titular de un cargo n o está subsiguientes para crear monárquicos, que n o existen e n
vinculado efectivamente por éste, regímenes de partido único o bien las condiciones actuales de los
y puede cambiar su autoridad y pluripartidistas, durante las cuales dirigentes personalistas. Además,
sus poderes según sus necesidades se nombró a otros políticos como estos autores muestran que e l
personales o políticas ...» y «...los jefes titulares, N e W i n se régimen personalista n o siempre
dirigentes ...prevalecen sobre las considera aún e l «árbitro ú l t i m o es arbitrario, y prefieren hablar de
normas formales del juego de la situación» (Banks. 1991, tiranía cuando se refieren a los
político: las normas n o regulan de 462). El Coronel Gama1 Abdel excesos «sultanistas» de los
modo efectivo e l comportamiento Nasser e n Egipto (1954-1970). regímenes personalistas (1982,
político...)) y mucho depende de e l General Park Chung Hee en 74). En e l caso de l a República
l a voluntad d e l dirigente. Como Corea (1961-1979) y el Mariscal Centroafricana, el Coronel
sugiere el subtítulo de l a obra de de campo Mohammad Ayub Jean-Bedel Bokassa, que tomó e l
Jackson/Rosberg ((Príncipe, K h a n e n Pakistán (1958-1969) poder e n 1966 y fue depuesto
autócrata, profeta, tirano)), las son algunos de los dirigentes más como aEmperadom. título que
amplias diferencias de duraderos de los sistemas había asumido en 1977, fue
personalidad y circunstancias políticos burocráticos. evidentemente un tirano brutal
entre los diversos autócratas Como ilustran estos ejemplos, (Jackson y Rosberg, 242-244). En
configuran las diferencias entre algunos gobernantes personalistas cambio, su sucesor el General
esos sistemas políticos. poseen condiciones auténticas de Andre-Dieudonne Kolingba, que
Es posible que e n diferentes tipos líderes y hombres de Estado. En se adueñó del poder en 1981,
de regímenes, e l gobierno cambio, otros están dominados disolvió su «Comité» militar en
personal tenga consecuencias por creencias, prejuicios u 1985 y promulgó una constitución
diversas. Por ejemplo, en los obsesiones que les inducen a de partido único a l año siguiente,
regímenes de partido único, es oprimir a las comunidades con arreglo a l a cual fue «elegido»
frecuente que este gobierno dure minoritarias, nacionalizar presidente. En 1988 conmutó l a
más tiempo que en los sistemas empresas, emprender genocidios sentencia de muerte de Bokassa
políticos burocráticos. Muchos de despiadados o asesinar a sus p o r l a de cadena perpetua en
los dirigentes africanos de críticos u opositores. En Uganda, confinamiento solitario, l o que
regímenes de partido único que el General Id¡ Amin Dada ocupó demuestra que un dirigente
llegaron al poder por negociación, el poder con consecuencias personalista en un sistema
y n o después de una prolongada violentas después del golpe de político burocrático puede ser
lucha revolucionaria, han Estado de 1971, hasta que l a también misericordioso.
permanecido en el cargo durante intervención de Tanzania puso fin
largos períodos. Podemos a su criminal gobierno en 1979. 25. Como explica Robert
mencionar a título de ejemplo a Después de varios golpes Jackson, los cuasi-Estados
Ahmadou Babatoura Ahidjo del secundarios, en 1979 el dictador contemporáneos, creados por el
Camerún; Arístides María Pereira irakí Saddam Hussein ocupó l a colapso de los sistemas
de Cabo Verde, El Hadj Omar del presidencia. sucediendo al imperiales, han conseguido un
Gabón; Sekou Touré de Guinea; General Ahmad Hassan al-Bakr, (micho de protección» en el
268 Fred W. Riggs

marco del derecho internacional. masivas en favor de l a como un instrumento de sus


Ello supone un apoyo a las democracia hicieron que se fines, pero hasta cierto punto el
regiones subdesarrolladas del concertara un acuerdo para partido tiene una base autónoma
mundo, incorporándolas y nombrar primer ministro a un de poder que podría sobrevivir a
protegiéndolas «...como Estado miembro elegido del Parlamento. l a presencia de Hussein. Mucho
soberano, independientemente de En septiembre se celebraron las dependerá, probablemente, de
su nivel o perspectivas de elecciones parlamentarias, con l a cómo se produzca esta
convertirse empíricamente en un victoria del Partido Democrático eventualidad.
Estado» (Jackson. 1990. 48). por mayoría relativa, y el
Recientes ejemplos son l a guerra dirigente de este partido, Chuan 31. U n a comparación de la
del Golfo para proteger l a Leekpai, pudo organizar un clasificación de los países de
soberanía de Kuwait, y el caos gobierno de coalición mientras Sivarg, según e l control «militar»
actual de Somalia, que n o ha que el nuevo dirigente militar, el o «civil» e n años sucesivos,
inducido a un Estado vecino o General Wimal Wongwanich. muestra algunas alternativas. Yo
a una Potencia occidental a prometía mantener a los militares supongo que en muchos de estos
intervenir militarmente. fuera de la política. Como casos el adjetivo «civil» se deriva
muestra el caso tailandés, el de una confusión entre un
26. El Uruguay ofrece un buen «péndulo» puede n o adoptar l a régimen militar encubierto y un
ejemplo de ello. En 1973 un forma de transformaciones régimen constitucional auténtico.
grupo de militares se hizo con el súbitas, sino más bien de
poder pero permitió a l Presidente oscilaciones frecuentes en favor o 32. En relación con l a frecuencia
Juan María Bordaberry en contra del gobierno de los golpes se han considerado
permanecer en e l cargo, después representativo, a medida que los muchas variables. Por ejemplo,
de que hubiese aceptado todas sus dirigentes burocráticos sopesan el Zimmerman (1978/9, 394) ofrece
exigencias. Durante los 12 años p r o y el contra de l a resistencia o una compleja matriz
siguientes se celebraron varias el compromiso, en su lucha pluridimensional dentro de l a
elecciones y se eligió a diversos contra los manifestantes. cual se analizan diversas variables
presidentes civiles, pero siempre ambientales -sociales,
bajo l a égida de las fuerzas 28. Los datos de estas breves económicas, culturales, históricas,
armadas. El Presidente Julio descripciones, y de otras que étnicas, intervención extranjera,
María Sanguinetti llegó a l poder figuran a continuación, proceden guerra, etc.- para determinar s i
después de una elección abierta de Banks (1991). Pueden guardan relación, y cómo, con l a
en 1985, pero subsiguientemente encontrarse otros detalles en The frecuencia de los golpes de
declaró una amnistía para todos Europa Yeurbook. Estado. Este autor concluye que
los militares acusados de violar estas variables «...muestran
los derechos humanos. Si bien ya 29. A continuación figura una relaciones solamente débiles o
n o detentan el poder, los militares lista de 21 países con moderadas...)). Sus variables
siguen siendo claramente una cuasi-regímenes de partido Único. incluyen l a ainstitucionalización
importante fuerza política y una Los cuatro primeros grupos n o política)), que define como el
amenaza potencial para l a habían sufrido otros golpes de nivel de institucionalización de
restablecida democracia uruguaya. Estado en 1985. Estos 15 países un régimen, independientemente
se enumeran con arreglo a los de l a categoría a la que
27. En el caso tailandés, el orígenes de su régimen, j u n t o con pertenezca. N o se incluyen los
régimen militar promulgó una datos relativos a l a fecha e n que diferentes tipos de regímenes
constitución en 1968 que los militares se hicieron con el políticos que examinamos aquí.
restablecía un limitado gobierno poder, y l a fecha de constitución Mis datos, que figuran en el
parlamentario, pero retiró estas del partido dominante. Los seis Cuadro 1, sugieren que los tipos
concesiones en 197 1, países del quinto grupo son los de regímenes están relacionados
desencadenando protestas que, e n 1985, habían sufrido por e n grado considerable con l a
estudiantiles en octubre de 1973 lo menos un golpe de Estado frecuencia de los golpes de
que condujeron al colapso del después de la creación del partido Estado. Yo acepto la importancia
régimen autoritario. dominante. eventual de las diversas variables
A continuación vino un período ambientales y espero que sean
parlamentario más bien caótico, 30. El Partido Baasista d e l I r a k objeto de una investigación más
que terminó con l a imposición de puede constituir una excepción a detenida. Sin embargo, yo creo
un nuevo régimen militar, en la regia. Se trata de una rama ante todo que deberíamos
1976. Después se registraron regional de un movimiento considerar las variables
varios golpes de Estado hasta que, nacionalista árabe (con fuerte institucionales más claramente
e n 1992, tras el restablecimiento presencia en Siria), encabezada pertinentes (véase la nota 11).
y posterior cancelación de las por el «Presidente» Saddam
prácticas parlamentarias bajo Hussein. Hussein domina 33. Los datos aquí presentados
dominio militar, demostraciones probablemente el partido, que ve proceden de Riggs (1985) y del
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 269

1. Cuatro cuasi-regímenes de partido único, de origen monárquico:


Fecha d e l golpe
de Estado inicial Proclamación d e l partido único
Egipto 1952 1957 (se convirtió en régimen pluripartidista en 1976)
Etiopía 1974 1984
Irak 1958 1968
Libia 1969 1971

2. Cinco regímenes de orígenes parlamentarios


Seychelles 1977 1979
Sierra Leona 1967 1978
Somalia 1969 1976
Surinam 1980 198 1 (se convirtió en régimen pluripartidista en 1976)
Zaire 1965 1978

3. Cuatro regímenes de orígenes presidencialistas


Benin 1963 1972
Madagascar 1972 1975
Rwanda 1973 1978
Togo 1963 1969
República Centroafricana 1981 1986

4. Dos regímenes precedidos por sistemas de partido único:


Birmania 1962 1974
Malí 1968 1974

5. Seis cuasi-regímenes de partido Único que sufrieron golpes de Estado posteriormente


Afganistán 1973 1978
Burundi 1966 1966
Congo 1963 1963
Sudán 1971 1985
Siria 1961 1963
Uganda 1966 1969

resumen que figura en Riggs especialmente a varios de Africa 34. Esta simple tipología es
(1991). Ni que decir tiene que un que consideré erróneamente convencional pero útil para
nuevo estudio produciría presidencialistas. Por desgracia, nuestros fines, a condición de que
resultados algo distintos: algunos esta tarea tendrá que esperar s u tengamos presentes algunas
Estados parlamentarios, como momento oportuno. Entretanto, premisas. Un régimen de partido
Fiji, han sufrido golpes de Estado los datos que aquí ofrecemos único es aquél en que n o se
con posterioridad a l a encuesta y, proporcionan una base adecuada permite l a existencia de partidos
a l a luz de las investigaciones para el examen teórico que figura importantes de l a oposición. En
subsiguientes, podríamos a continuación. cambio, tanto e n los regímenes
reclasificar a algunos países, presidencialistas como en los
270 Fred W. Riggs

parlamentarios es posible l a evitar ambigüedades, es necesario partidarios secretos de l a dinastía


existencia de partidos un término concreto y en e l M i n g derrotada y, por
hegemónicos que controlen presente trabajo yo utilizo el de consiguiente, establecieron su
repetidamente e l gobierno: presidencialismo. H a y que tener propio sistema de «comisarios»
ejemplos de ello podrían ser e n cuenta que muchos regímenes nombrando a guardianes
México y Japón. Estos sistemas parlamentarios se denominan manchúes que debían vigilar l a
n o me parecen de ((partido único» también «presidenciales» cuando conducta de los funcionarios
porque e n ellos están legalizados el jefe de Estado es elegido. Las chinos y comunicar cualquier
importantes partidos de l a acepciones 1 y 2 supru incluyen actitud sospechosa de deslealtad.
oposición, que son m u y votados. a muchos regímenes que n o son Los bolcheviques se vieron
Los regímenes parlamentarios se «presidencialistas» con arreglo enfrentados a l mismo problema
identifican por el criterio de que a l a cuarta acepción. cuando, en un principio, tuvieron
e l jefe del gobierno puede ser que recurrir a los funcionarios
destituido por una votación de 35. Para los fines de l a militares y civiles del antiguo
confianza en e l parlamento. El clasificación, es necesario precisar Imperio Ruso para las
jefe de Estado puede ser un e l significado de los términos necesidades de sus fines
monarca constitucional o un técnicos. Aquí utilizamos el revolucionarios. Como es natural,
«presidente» elegido. Los adjetivo monárquico para denotar gradualmente los fueron
presidentes de los regímenes cualquier propiedad genérica sustituyendo con su propia gente,
parlamentarios pueden ejercer imputable a todas las monarquías, pero e l sistema de comisarios
amplios poderes. como en la sean constitucionales o absolutas. subsistió como medio de asegurar
Quinta República de Francia o Quizá l a única propiedad de este l a obediencia de los burócratas.
desempeñar una función tipo sea la presencia de un jefe de
puramente ceremonial, como en Estado hereditario, llamado rey. 37. Fainsod (1958) expone
las Repúblicas Tercera y Cuarta Podemos utilizar e l adjetivo pruebas basadas en documentos
de este mismo país. En e l régimen «monárquico» para las del período de preguerra. Riggs
pude haber dos o más partidos, o propiedades relacionadas con las (1 992b) ofrece algunas reflexiones
incluso un elevado número de monarquías constitucionales, pero sobre l a debilidad básica de todas
ellos. Existen vastas diferencias es mejor calificar a estos las burocracias en los regímenes
entre los diversos regímenes regímenes de parlamentarios de partido Único, y su
parlamentarios, que explican s i n o burocráticos. incapacidad de llevar a cabo una
duda alguna l a relativa estabilidad En el contexto actual, las Únicas administración eficaz, como
de algunos y l a debilidad de otros. monarquías que examinamos son causas subyacentes del colapso de
El tema merece un análisis aquellas en las que el monarca los regímenes comunistas en
detenido, que n o podemos hacer ejerce de jefe de gobierno, o sea Europa oriental y l a URSS.
aquí. los regímenes monárquicos.
En otro trabajo (Riggs. 1988a, Algunas monarquías tradicionales 38. Es probable que haya una
248) ha identificado cuatro n o eran monárquicas en este relación circular de causa y
sentidos diferentes del término sentido, y algunos regímenes efecto: los dirigentes más capaces
presidencial. Estos son: monárquicos n o son absolutistas. podían negociar mejor l a
1) cualquier sistema político Por consiguiente, evitaremos independencia y sus cualidades
dirigido por un «presidente»; referirnos a las monarquías personales les permitieron
2) un régimen en el cual el «tradicionales» y «absolutas» y a también, después, mantener su
«presidente» es elegido por el los regímenes «monárquicos» liderazgo. L a mayoría de estos
pueblo; 3) un sistema político (véanse las notas, 3, 12 y 13). dirigentes se enumeran en la
cuyo presidente ejerce un nota 24.
liderazgo eficaz, y 4) un régimen 36. Es interesante observar que el
en el cual la autoridad del jefe de primer régimen que utilizó esa 39. Podemos mencionar varios
gobierno («presidente») es técnica fue quizá la dinastía casos precoces de
independiente de la asamblea Manchú (Ching) de China, de presidencialismo, que n o procede
elegida (congreso), por ejemplo, 1644 a 19 1 1. Los conquistadores examinar en el presente trabajo.
cuando la «separación de manchúes carecían de l a En l a Segunda República
poderes)) se h a institucionalizado experiencia y el conocimiento Francesa, basada en la
mediante la norma básica de que necesarios para administrar una Constitución presidencialista de
los presidentes elegidos sociedad más vasta y compleja 1848, Louis Napoleón fue elegido
desempeñan sus funciones que la suya propia. Por presidente pero pronto se v i o
durante un plazo determinado y consiguiente, recurrieron casi envuelto en conflictos con l a
n o pueden ser destituidos en una exclusivamente a mandarines Asamblea y, finalmente, en 185 1
votación de confianza del (renegados) chinos para sostener dio un golpe de Estado
congreso. Sólo l a cuarta su régimen. Como es lógico, presidencial, creando a l año
aceptación es pertinente para los desconfiaban profundamente de siguiente el segundo imperio
datos que aquí ofrecemos. Para esos mandarines p o r considerarlos napoleónico. En Filipinas, los
L a fragilidad de los regímenes del Tercer Mundo 27 1

dirigentes nacionalistas y 7) l a rigidez de los ciclos presidencialismo en otros países,


promulgaron en 1898 l a electorales que producen el que contribuyen a explicar las
Constitución presidencialista fenómeno que llamaríamos de causas subyacentes de su
Malolos, y e l «General» E m i l i o ((presidencia disminuida» (dame fragilidad como fórmula
Aguinaldo, dirigente de l a («O dead») duck») (Riggs, 1988a, constitucional de gobierno.
rebelión contra el dominio 1993).
español, fue elegido presidente. En vista de l a supervivencia del 41. Entre los motivos de l a
Al año siguiente, los disidentes presidencialismo en los Estados singular condición de semipoder
del Congreso se pronunciaron Unidos, l a mayoría de los de l a burocracia estadounidense
a favor de los conquistadores politólogos estadounidenses han figuran los siguientes: 1) el
estadounidenses, l a Asamblea se llegado a l a conclusión de que la principio de l a rotación en los
disolvió y Aguinaldo condujo sin fórmula es esencialmente viable y cargos, en virtud del cual muchos
fortuna l a resistencia contra los que s i en otros sistemas políticos ex funcionarios siguen siendo
americanos. Poco después, e n no ha tenido éxito ello es debido nombrados para altas posiciones
China, tras el hundimiento de la a causas culturales, económicas, e n l a burocracia: 2) l a
dinastía Manchú en 1911, se sociales, geográficas o de otro tipo profesionalización de los
redactó una constitución no institucional, que en cada caso funcionarios de carrera sobre l a
presidencialista bajo l a dirección han conducido al desastre. Entre base de criterios únicos de
de Sun Y a t Sen, que se había esas causas, los críticos más selección y planes de carrera
educado en los Estados Unidos, y radicales han supuesto que la basados e n l a especialización,
e l General Yuan Shih K a i fue principal es el imperialismo cuyo origen se encuentra en l a
nombrado presidente. Yuan, que americano, o que esos fracasos se Ley Pendleton de 1883 (veáse l a
había organizado un nuevo pueden atribuir a l sistema nota 45); 3) l a fragmentación de
ejército para los manchús, no fue capitalista mundial o a l síndrome l a burocracia debida a l
capaz de colaborar con el de dependencia. federalismo y a los gobiernos
congreso y al poco tiempo l o N o obstante, si consideramos el locales autónomos, y 4) el fuerte
disolvió, tratando vanamente de sistema estadounidense de énfasis en l a privatización y l a
convertirse en el emperador de gobierno en un marco administración por organizaciones
una nueva dinastía. comparativo, llegaremos a l a privadas de muchos programas
conclusión de que en los Estados oficiales que, en otros países, se
40. En otro trabajo he estudiado Unidos hay algunas prácticas encargarían a los burócratas.
varios problemas esenciales del paraconstrtucionales (Riggs, Los funcionarios no permanentes
sistema presidencialista, todos los 1988a), entre ellas el modo e n carecen del tiempo o l a
cuales podrían obstaculizar y que funcionan su burocracia motivación para movilizar un
desacreditar un régimen y semipoderosa y e l frágil sistema poder intraburocrático efectivo.
provocar un vasto descontento constitucional presidencialista (es L a profesionalización de los
popular, movimientos de protesta decir, los sistemas electorales y de servicios de funcionarios de
y, finalmente, l a intervención partido, el Congreso y l a carrera significan que los grupos
militar. Entre ellos figuran los Presidencia), que explican l a de referencia
siguientes: 1) l a probabilidad de supervivencia de este único extragubernamentales y los planes
una situación de bloqueo entre el sistema presidencialista de de carrera e n el interior de los
ejecutivo y el legislativo; 2) un carácter excepcional. Por organismos generan
programa extraordinariamente desgracia, muchas de esas especializaciones burocráticas que
cargado para l a legislatura; 3) la prácticas son ampliamente orientan a los funcionarios hacia
debilidad probable o l a condenadas por las redes de intereses (a menudo
fragmentación de los partidos de ((antidernocráticaw como, por llamadas «subgobiernos» o
oposición y el descenso del apoyo ejemplo, los distritos electorales ((triángulos de hierro))), lo que
popular a las políticas de un solo miembro, que hacen provoca conflictos
presidenciales, especialmente s i en que muchos grupos minoritarios intraburocráticos y obstaculiza l a
l a elección se aplica algún tipo de estén insuficientemente solidaridad panburocrática. L a
representación proporcional; 4) l a representados en el proceso fragmentación burocrática y l a
precariedad del poder judicial; político. En otras repúblicas privatización l i m i t a n gravemente
5) los problemas de encontrar presidencialistas se suele seguir el número de funcionarios que
gente para el gobierno, sin ceder un cierto tipo de representación trabajan para e l gobierno central,
poder al congreso o a l a proporcional, que conduce a l a en contraste con l a relativa
burocracia; 6 ) las contradicciones proliferación de partidos políticos abundancia que se registra en casi
inherentes a l a función o facciones, l o que agrava las todos los demás países: para más
presidencial entre las amplias tensiones inevitables entre el detalles, véase Riggs (1992b). Las
expectativas populares y los presidente y el congreso. L a únicas burocracias que, a mi
límites inevitablemente impuestos referencia al caso excepcional de juicio, son menos poderosas que
a cada presidente p o r los Estados Unidos nos permite l a de los Estados Unidos son las
innumerables grupos de presión, identificar características del pertenecientes a los regímenes de
272 Fred W. Riggs

partido único, por los motivos supervisión. Además, estas 45. Como los reformadores cuyos
expuestos en este artículo y en l a burocracias carecían de la esfuerzos culminaron en l a
nota 37. coherencia necesaria para realizar promulgación de l a Ley Pendleton
un golpe. con éxito. utilizaron el modelo británico de
42. E n casos excepcionales, mandarinato como ejemplo
incluso los funcionarios de 44. Podríamos preguntarnos por principal en su campaña, es
carrera, a pesar de su capacidad qué los funcionarios permanentes interesante saber por qué e l
administrativa, pueden apoyar n o adquirieron también e l poder sistema estadounidense carece de
una conspiración para adueñarse e n los Estados Unidos. Después una clase generalista
del poder cuando el sistema de todo, como ha explicado (mandarines). Sin duda alguna,
constitucional n o puede hacer Leonard D. White. «El espíritu ello refleja en parte l a actitud
frente de modo eficaz a una crisis del sistema federalista favorecía l a generalmente antagónica de los
importante. Esto parece cierto continuidad en e l servicio desde miembros del Congreso hacia e l
para cualquier tipo de régimen, los niveles más altos hacia los elitismo del sistema de
tanto parlamentario como más bajos... Nunca se estableció mandarinato. N o obstante, ello
presidencialista. Sin embargo. ni se propugnó seriamente un fue motivado, más concretamente
debido a l a separación de poderes derecho de propiedad sobre el p o r sus propias necesidades de
inherente a l presidencialismo, y a cargo desempeñado, pero el patronazgo; los nuevos dueños de
l a necesidad de dotar los empleo permanente y continuado, l a situación querían simplemente
escalones más altos de la carrera a condición de que l a conducta distribuir cargos a los candidatos
administrativa mediante e l del empleado fuese correcta, se de todos los estados, y n o sólo a
sistema de patronazgo, estos daba por supuesto)) (White, 1951, los de los estados d e l este,
regímenes n o pueden 369). Así pues, el proceso de titulados de las universidades más
proporcionar l a dirección establecimiento de un sistema prestigiosas (Ivy League). Ningún
unificada de l a burocracia tal y auténtico de funcionariado miembro del Congreso podía
como lo suelen hacer los permanente en l a incipiente apoyar una política que impediría
regímenes parlamentarios. Su burocracia de los Estados Unidos automáticamente que sus
ineptitud política l i m i t a l a había comenzado ya cuando electores fuesen nombrados para
capacidad del régimen de Andrew Jackson ocupó la cargos públicos, y por
controlar l a burocracia y reduce presidencia en 1829. Sin embargo, consiguiente insistieron en que los
por consiguiente las normas de el sistema era demasiado reciente cargos nombrados por mérito se
rendimiento administrativo, hasta y reducido para impedir que «distribuyesen» entre los estados
e l punto que provoca un creciente Jackson institucionalizase l a con arreglo a l a población,
desafecto popular y l a irritación rotación en los cargos públicos práctica que se utilizaba ya desde
de los burócratas. El colapso de (White, 1954, 4-5). Véase la hacía tiempo para seleccionar a
los regímenes presidencialistas de N o t a 6. los cadetes de l a Academia
Viet N a m del Sur y de Corea d e l Si bien algunos funcionarios M i l i t a r de West Point.
Sur -donde existían sistemas de estadounidenses nombrados por el Como los exámenes «teóricos»
mandarinato ya antes de la sistema de patronazgo pudieron habrían eliminado a candidatos
independencia- después de las mantenerse en sus cargos después de muchas regiones del país, los
primeras administraciones de 1829, muchos fueron congresistas estipularon que se
presidenciales parece corroborar destituidos con objeto de crear llevasen a cabo exámenes
este punto. vacantes para los beneficiarios de «prácticos», y que e l ingreso n o se
nuevos sistemas de patronazgo, limitase al «grado inferiom. En l a
43. Las burocracias coloniales los «spoilsmen». L a extendida práctica, este sistema benefició a
premodernas ejercieron un fuerte corrupción y l a incompetencia los titulados de las universidades
poder opresivo sobre las administrativa que caracterizaron de los nuevos estados, que daban
poblaciones sojuzgadas, pero n o el período subsiguiente dieron prioridad a l a capacitación
organizaron golpes de Estado. lugar a un poderoso movimiento profesional, lo que permitió l a
Explicar esta diferencia nos de reforma que condujo a l a incorporación de personas
llevaría demasiado lejos, pero un subsiguiente creación de un experimentadas que se
excelente estudio de l a última sistema meritocrático ajeno a los encontraban a mitad de carrera.
posesión española que se reveló partidos, a partir de l a Ley Ello facilitó también la presencia
contra l a metrópolis ofrece Pendleton de 1883. A l tomar e l prioritaria de funcionarios de l a
algunas claves para entenderla. mando de las operaciones los burocracia estadounidense, y
Como explica O.D. Corpuz funcionarios n o permanentes, los bloqueó l a emergencia de una
(1957) esos funcionarios eran permanentes residuales n o fueron clase de mandarines (véase la
suficientemente poderosos para capaces de bloquear l a reforma, a nota 52).
explotar a las poblaciones locales diferencia de lo que yo creo que
y enriquecerse a su costa, a pesar ocurrió en casi todos los demás 46. En los países donde prevalece
de los esfuerzos de l a Corona regímenes presidencialistas. Veáse un sistema de gran escala de
para imponer una mayor también l a N o t a 46. funcionarios permanentes
L a fiagilidad de los regímenes del Tercer Mundo 273

nombrados con criterios 48. L a burocracia estadounidense característica del sistema de


de patronazgo, los poderosos semipoderosa, de carácter funcionariado estadounidense,
funcionarios permanentes verdaderamente excepcional. h a perjudicó a los rebeldes y
pudieron resistir bien a l a hecho que los politólogos contribuyó a su fracaso. Sin
reforma meritocrática del sistema. estadounidenses n o vieran l a embargo, l a debilidad básica d e l
L a desgraciada experiencia de los omnipresencia del poder presidencialismo en Filipinas se
esfuerzos para promover sistemas burocrático e n los otros países. puso de manifiesto cuando el
de funcionarios de carrera en El m i t o de una dicotomía entre Presidente Ferdinand Marcos
América Latina, patrocinados por l a política y l a administración, consiguió hacerse con e l control
los Estados Unidos, fue descrita resultante de l a campaña de los autocrático d e l régimen, entre
por Karen Ruffing-Hilliard. reformadores por crear servicios 1972 y 1987. Es importante
Refiriéndose a estas iniciativas, l a públicos «no políticos)) (es decir, distinguir entre l a autocracia
autora dice: «Si bien l a tecnología n o dependientes de los partidos presidencial, patología
necesaria para reformar el sistema políticos), les hizo suponer que intraconstitucional relativamente
(de personal público) existía, todas las burocracias (incluidos rara del presidencialismo, y l a
como también existían los medios los mandarinatos, los frecuencia de golpes de Estado,
para su difusión, incluso con las funcionariados y también los que es una característica del
normas de medición establecidas funcionarios permanentes de poder burocrático.
en aquella época las reformas han designación partidista) eran, y
fracaso en l a mayoría de los debían ser, neutrales en política. 50. H a y otras explicaciones de
países)) (1 99 1, 3 10). Es evidente Los especialistas en esta diferencia. Podríamos
que los obstáculos para l a administración pública de los recalcar, por ejemplo, las
introducción de sistemas de Estados Unidos refuerzan esta diferencias entre las Potencias
funcionariado de carrera en percepción errónea estudiando a imperiales. Algunas metrópolis
América Latina n o han sido de los burócratas como agentes ayudaron más que otras a sus
carácter tecnológico, sino que los inherentemente n o políticos, colonias en el camino hacia l a
poderosos intereses de l a preocupados p o r los problemas de independencia. L a lista de los
burocracia han sido capaces de l a política y l a aplicación de los 30 Estados que figuran e n e l
bloquearlos. programas, considerando su Cuadro 5.A parece apuntar hacia
rendimiento administrativo sin una influencia positiva d e l Reino
47. En este contexto hacemos tener en cuenta su poder Unido; el 83 O/o de estos países
hincapié en l a palabra duracibn. potencial. Se h a descuidado el (25) estuvieron sometidos al
porque n o pretendo comparar los estudio d e l poder burocrático dominio británico. Si bien el
regímenes presidencialistas y como una realidad ubicua, y en amodelo de Westminster)) h a
parlamentarios en cuanto a l a cambio se h a centrado l a atención suscitado críticas. parece haber
medida en que son en los distintos elementos de un sido útil para muchos países, s i se
((democráticos)) o «justos», sistema constitucional, ignorando compara con otros sistemas que
salvaguardan los ((derechos sus relaciones siempre se han puesto a prueba. En
humanos)) y las ((libertades problemáticas con l a burocracia. cambio, el legado imperial ibérico
cívicas)), o garantizan una L a influencia de los estereotipos y l a subsiguiente influencia
ejecución «efectiva» y ((eficiente)) políticos y administrativos de los estadounidense, asociadas con l a
de los programas. Los argumentos Estados Unidos es tan vasta en el mayoría de los regímenes
relativos a esos criterios son Tercer Mundo. que n o podemos presidencialistas, pueden ser
complejos y al mismo tiempo pasar p o r alto este hecho. responsables de sus fracasos.
comunes, y además n o Si bien este argumento merece un
corresponden al tema de nuestro 49. U n a posible prueba de esta análisis serio, n o m e es posible
artículo. Sin embargo, aunque proposición l a ofrece Filipinas discutirlo aquí. Además, m e
afirmásemos la superioridad del donde, debido a l a ocupación y al parece poco prometedor, porque
presidencialismo por uno subsiguiente protectorado el índice de fracasos entre las ex
cualquiera de esos conceptos, o estadounidense, se estableció un colonias británicas n o es m u y
por todos ellos (una afirmación sistema de funcionarios de carrera inferior al de otras metrópolis. en
bien dudosa, desde luego), aún que refleja, por muchos proporción al número de casos
podríamos preferir un tipo de conceptos, e l existente en los (véase el Cuadro 5.B.). Un
régimen menos atractivo pero Estados Unidos. Su debilidad planteamiento mucho más
más duradero, en comparación política se observa en el hecho de interesante sería e l basado e n
con uno más frágil cuyas virtudes, que ninguno de los seis intentos comparaciones entre Jamaica,
por deseables que sean, sólo de organizar golpes militares entre India, Pakistán, Sri Lanka,
existen en l a medida en que el 1987 y 1991 -durante l a Bangladesh, Malasia, Singapur y
sistema funciona y quedan disminuida presidencia de l a Nigeria. S i bien todos estos países
reducidas necesariamente a l a Sra. Corazón Aquino- tuvieron compartieron l a experiencia del
nada cuando el régimen es éxito. Yo sospecho que l a falta dominio imperial británico,
derribado. de coherencia intraburocrática, después de l a independencia han
274 Fred W. Riggs

seguido caminos m u y distintos. Como quiera que e n los Estados universal y el único país
Por consiguiente, sus Unidos apareció accidentalmente industrializado donde un elevado
características no pueden una burocracia semipoderosa, yo número de pobres no disponen de
'
explicarse en función de un creo que debemos promover el estos servicios son los Estados
legado común. conocimiento de esta relación Unidos. ¿Por qué? M e parece que
Otra línea de razonamiento se adventicia para garantizar l a hay dos razones importantes.
basaría en l a importacia del supervivencia de un sistema En primer lugar, los poderosos
tamaño: 20 de los regímenes constitucional necesariamente intereses privados, incluidos los
enumerados en e l Cuadro 5.A (o frágil. No cabe duda de que los médicos independientes, los
sea el 67 O/o) son mini Estados con debates políticos de los que se hospitales privados, las
una población de menos de un derivó primero una burocracia organizaciones de cuidados
m i l l ó n de habitantes. Además, en permanente en 1789, y después sanitarios, las empresas
general estos Estados fueron los un sistema rotatorio de cargos en farmacéuticas y, quizá lo más
últimos e n obtener su 1829, y finalmente un sistema de importante, las compañías de
independencia, por lo que su funcionarios de carrera en el seguros que tienen enormes
historia posterior a l a liberación decenio de 1880, fueron resultado intereses financieros en el
es relativamente breve. Asimismo, de un detenido análisis de las mantenimiento de l a situación y
muchos de ellos siguen estando diversas opciones y sus probables se resisten vivamente a cualquier
bajo l a protección informal de sus consecuencias, tanto para el país esfuerzo serio por crear un
antiguas metrópolis. N o obstante, como para los políticos servicio universal de atención
dos mini Estados que figuran en implicados. sanitaria, administrado por el
e l Cuadro 5.B (las Islas Comores No obstante, que yo sepa ningún Estado. Los profesionales de l a
y las Islas Seychelles) sufrieron participante en esos debates salud pertenecientes a l a
golpes de Estado poco después de políticos reconoció nunca los burocracia comparten estos
s u liberación, y e l gobierno riesgos potenciales de l a propósitos. Debido a las
parlamentario de Granada fue promoción del poder burocrático cuantiosas contribuciones a las
derribado p o r una insurrección e n un frágil régimen campañas políticas en los Estados
popular e n 1979. El golpe de presidencialista. Parece claro, por Unidos, que constituyen una base
Estado de Fiji en 1987 se produjo consiguiente, que l a evolución de indispensable para l a
después de que se recolectaran los una burocracia semipoderosa en supervivencia del
datos del Cuadro 5. El régimen los Estados Unidos que presidencialismo en este país
parlamentario mayor, el de Zndia, contribuye en gran medida a l a (Riggs, 1993), sólo es posible una
h a mantenido una continuidad supervivencia del sistema sea, reforma marginal del sfatu quo.
institucional desde su desde luego, accidental -nunca U n a segunda razón puede ser aún
independencia en 1947. No fue éste el propósito. Incluso hoy, de mayor peso, aunque también
podemos suponer, pues, que los l a mayoría de politólogos y sea más imprevista. L a gestión
regímenes parlamentarios comentadores estadounidenses gubernamental de un sistema
pequeños hayan de sobrevivir ignoran esta importantísima global de atenciones sanitarias
necesariamente, ni que los relación. Más información sobre requiere una estrecha
grandes estén condenados a l este asunto puede encontrarse en coordinación entre muchos
fracaso. las notas 40, 44 y 45 y en Riggs organismos ofíciales y esta
(1992a y b). coordinación sólo podría
51. A l haber solamente un caso conseguirse mediante un equipo
de régimen presidencialista de 52. Un análisis comparado de las poderoso de mandarines. Y, sin
larga duración en el que se políticas oficiales corroboraría, embargo, un mandarinato de este
practica l a separación de los creo, este argumento. tipo en l a burocracia socavaría s i n
poderes, no podemos probar Consideremos un solo ejemplo. El duda alguna l a viabilidad del
fácilmente las proposiciones actual debate político sobre los presidencialismo estadounidense;
basadas en esta única excepción; problemas inherentes a l a l a autonomía profesional de los
quizás haya otros factores extensión de l a atención sanitaria funcionarios es necesaria para l a
culturales, económicos, sociales, a todos los ciudadanos de los supervivencia del
geográficos y de otro tipo que Estados Unidos plantea muchas presidencialismo y, a l mismo
ofrezcan mejores explicaciones. cuestiones de política pero nunca, tiempo, constituye un obstáculo
Sin embargo, yo supongo que, de que yo sepa, se han formulado insuperable a una gestión eficaz
hecho, una condición necesaria cuestiones acerca de las del complejo sistema
(aunque n o suficiente) de l a limitaciones impuestas por el interinstitucional de atenciones
supervivencia del contexto presidencialista. Y sin sanitarias. Por consiguiente, las
presidencialismo es l a existencia embargo yo creo que este factor condiciones administrativas
de una burocracia semipoderosa; impone una grave limitación. necesarias previas para una
una burocracia de mandarines Casi todos los regímenes gestión eficiente de un sistema
sería simplemente demasiado parlamentarios del primer mundo global de atenciones sanitarias e n
poderosa. ofrecen.atención sanitaria los Estados Unidos no pueden
L a fragilidad de los regirnenes del Tercer Mundo 275

establecerse sin poner e n mucho más estrictas al régimen presidencialista, será


entredicho la supervivencia de su funcionamiento del sector privado seguramente autodestructivo por
sistema presidencialista de y organizar y coordinar un los problemas terriblemente
gobierno representativo. sistema extremadamente complejo complejos, administrativos e
E n cambio, los regímenes e interactivo de salud pública. interinstitucionales, que crearía.
parlamentarios con una Todo esfuerzo por hacer l o
burocracia de rnandarines pueden mismo en los Estados Unidos, en Traducido del inglés
a la vez imponer limitaciones la medida e n que sobreviva e l

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¿Qué es una nueva democracia?

Francisco C. Weffort'

Introducción curso de una crisis social y económica que


acentúa e l efecto de las extremas desigualda-
¿Qué significa «nueva democracia)? S i bien l a des sociales existentes y de las que están empe-
expresión merece un cierto examen, por ahora zando a aparecer. En estas circunstancias, las
bastará una definición descriptiva como punto nuevas democracias asumen una conforma-
de partida. Con l a expresión «nueva democra- ción institucional peculiar que da más impor-
cia» me refiero a los regímenes democráticos tancia a l a delegación que a l a representación
que surgieron desde e l decenio de 1970, e l (o participación).
primero de ellos de l a «revolución de los clave- Siguiendo e l mismo razonamiento, sosten-
les» e n 1974 e n Portugal. que marca e l inicio go también que e l liderazgo (así como las insti-
de una corriente histórica tucioies' y los atributos
que llegó a su fin con los Francisco C. Weffort es profesor de vinculados a él, como l a
recientes cambios políticos Ciencias Políticas y miembro del Cen- habilidad política) tiene
en Europa oriental e n 1989 tro para e l estudio de l a cultura con- importancia para consoli-
temporánea, e n la Universidad de Sao
y de la Unión Soviética e n Paulo, Brasil. Es autor de diversas
dar la democracia y debe-
19912. Creo que esta des- obras sobre e l movimiento obrero bra- mos estar dispuestos a re-
cripción se aplica a los re- sileño, e l populismo, y l a transición a conocer que l a consolida-
la democracia e n América Latina. Su ción de las muevas demo-
gímenes políticos actuales libro más reciente es Qual Democracia?
de países tan distintos (1992). Su dirección: CEDEC/USP, cracias)) entraña muchas
como Espada, Brasil y Po- Rua Airosa Galvao 64,05002 Sáo Pau- más dificultades que e l ~

lonia. Naturalmente, estos lo. Brasil. proceso mismo de transi-


regímenes difieren entre sí ción.
en aspectos importantes.
S i n embargo, coinciden e n
e l hecho de que han salido Viejas y nuevas
recientemente de una dic- democracias
tadura, l o que allana e l camino para e l estable-
cimiento de una democracia que nunca se ha- Así como e n los decenios de 1960 y 1970
bía consolidado realmente e n l a historia de los América Latina ofreció numerosos ejemplos
respectivos países3. Desde nuestro punto de de regímenes autoritarios, e n e l decenio de
vista éste es e l factor común fundamental. 1980 presenta una multitud de casos de « m e -
El argumento central d e l presente trabajo vas democracias». Algunas de ellas, e n parti-
es que «las nuevas democracias» son democra- cular la de Argentina, Brasil, Perú y Guatema-
cias en construcción. Se están construyendo e n la, se toman e n este trabajo como paradigmas.
e l contexto político de un proceso de transi- Por otra parte, en las actuales circunstancias
ción e n e l que inevitablemente debieron incor- históricas mundiales, no sólo es conveniente
porar un importante legado d e l pasado autori- sino también inevitable establecer algunas
tario. Se están construyendo también e n e l comparaciones con Europa oriental. Por l o

RICS 136/Junio 1993


280 Francisco C. Weffort

tanto, examinaré también los casos de Rusia, nal de las «viejas democracias)) parten de una
Polonia y Hungría, aunque no de forma siste- convicción ampliamente difundida de que los
mática. Asimismo consideraré por l o menos dirigentes de esos regímenes se caracterizan
una «vieja» democracia latinoamericana, a sa- por su constante preocupación e n mejorar los
ber, Chile, e l ejemplo más evidente e n la re- procesos de adopción de decisiones5.Por otra
gión de una democracia consolidada que fra- parte, también es cierto que e n algunos casos
casó en un momento de s u historia, con l o que e l entusiasmo democrático abre l a puerta al
e l país quedó sujeto al mismo ciclo de autori- comportamiento instintivo y a hábitos más o
tarismo seguido de una transición democrática menos mecánicos. Con todo, como sugiere
y un régimen democrático que ha caracteriza- Dankwart Rustow, al ser competitivo por defi-
do otros países de América Latina. El segundo nición, «el proceso mismo de la democracia
ejemplo en la región de este giro desafortuna- instituye una doble (...) selectividad que favo-
do de los acontecimientos es e l de Uruguay. rece a los demócratas convencidos: una entre
Existe s i n embargo un amplio consenso e n e l los partidos e n las elecciones generales y l a
sentido de que Chile y Uruguay son hoy e n día otra entre los políticos que compiten por la
ejemplos positivos de la restauración de la de- dirección de sus partidos respectivos»6.Pese a
mocracia. la considerable atención de que es objeto l a ola
Aunque siempre sean de lamentar, los ca- de desencanto que se observa en las democra-
sos e n que se quebrantan las democracias con- cias estables de hoy e n día, creo que los diri-
solidadas sugieren guías para analizar los re- gentes de estos regímenes permanecen alerta y
cientes procesos de democratización. E n este conscientes de la situación, lo que contribuye
punto seguiré las sugerencias formuladas por a explicar la tendencia visible y permanente a
Juan L i n z en s u examen del estudio de K a r l reafirmar y facilitar e l funcionamiento de las
D i e t r i c h Bracher sobre la República de Wei- instituciones frente a las crisis.
mar4. Puesto que m e propongo analizar las Por l o tanto, e l estudio de las «viejas demo-
perspectivas de consolidación de las «nuevas cracias» demuestra, para bien y para mal, que
democracias», la experiencia de l a caída de las la distancia entre «una nueva democracia» y
((viejas democracias» debería servir como se- una democracia consolidada puede ser menor
ñal de alerta para los dirigentes de los procesos de l o que piensan muchos analistas. L o que es
de transición actual. Estos fracasos históricos esencial para las democracias, viejas o nuevas,
sugieren, en primer lugar, que algunas de las es la existencia de un sólido entramado de
debilidades que vemos hoy día en las nuevas relaciones e instituciones políticas. Aunque los
democracias pueden manifestarse incluso en dirigentes antidemocráticos o incompetentes
una democracia consolidada. En este sentido, pueden dañarlo, puede ser restaurado y re-
las circunstancias que en Chile llevaron al gol- construido por dirigentes democráticos y com-
pe de Estado de 1973 tienen un interés y una petentes. Esta perspectiva analítica es funda-
vigencia especiales para e l pensamiento políti- mental para evaluar las perspectivas de conso-
co latinoamericano. Más que e n ningún otro lidación de las nuevas democracias.
caso de América Latina, la experiencia chilena S i las muevas democracias)) son democra-
pone o debería poner de relieve la necesidad cias en construcción, s u consolidación entraña
de un liderazgo responsable. S i n embargo, hay mucho más que una mera restauración del
una segunda consideración que hace subrayar régimen democrático anteriormente en e l po-
e l interés de los fracasos del pasado: la expe- der. E l «renacimiento» de regímenes democrá-
riencia de las ((viejas democracias» da tam- ticos en su forma pura es excepcional. En e l
bién motivos de esperanza. S i bien se sabe que caso de la democracia, l o normal es un proceso
las muevas democracias» aún no consolidadas de cambio. Es por ello que hablamos, por
son políticamente inestables e institucional- ejemplo, de democracia consensual, democra-
mente frágiles cuando estudiamos l a caída de cia de masas, democracia liberal, social demo-
las «viejas», resultó que las diferencias entre cracia, etc. Cada denominación corresponde a
democracias «viejas» y «nuevas» es bastante distintos criterios utilizados para analizar un
sutil y más bien esotérica. determinado período de la historia de la de-
Los intentos de las ciencias políticas por mocracia. Aun s i damos por sentada, como e n
explicar l a estabilidad y l a fortaleza institucio- todo discurso histórico, l a persistencia de un
¿Qué es una nueva democracia? 28 1

Estatua de Lenin en Sofía. Bulgaria, 1989. Mike .Abraharns/Rapho

núcleo central, en este caso un concepto gene- mayoría de los casos, las desviaciones son de
ral de democracia, siempre se producirán cam- tal magnitud que es imposible no sacar conclu-
bios en torno a esa tendencia central. siones pesimistas. E n general, habría que en-
S i podemos hablar de distintos períodos de tender que las muevas democracias» son de-
la democracia, ¿por qué no l o hacemos tam- mocracias «no consolidadas», o incluso «no
bién de distintos tipos de democracia? Aunque democracias».
e l concepto de democracia exige un contenido S i n embargo, l a noción de muevas demo-
general y límites estrictos, la idea de muevas cracias» como democracias e n construcción
democracias» sugiere l a necesidad de un rela- implica una crítica que puede contribuir a
tivismo conceptual y amplitud de criterio. E l contrarrestar un cierto «negativismo» que pre-
primer paso para establecer una tipología con- valece e n e l estudio de la consolidación. Las
siste e n combinar un concepto estricto con cosas se complican un poco cuando se trata de
una amplia elasticidad en la tarea de compren- investigar e interpretar efectivamente casos
der diferentes situaciones. L a amplitud de cri- empíricos. Con todo, e l uso de estos conceptos
terio no debe equipararse a una búsqueda de relativistas tal vez nos permita percibir mejor
soluciones fáciles. E n realidad, sería más sen- las realidades y los problemas de la consolida-
cillo abstenerse de pensar en términos de tipo- ción democrática.
logías o periodizaciones y entender e l concep- L a segunda pregunta es ¿qué tipo de demo-
to general de democracia sobre la base de cracias son las muevas democracias))? Queda
criterios estrictos derivados de la experiencia mucho por hacer hasta poder progresar e n for-
moderna de Europa oriental o de Norteaméri- ma sistemática y convincente e n l a construc-
ca. Desde esta perspectiva, e l paso siguiente ción de una tipología. S i n embargo, un buen
consistiría en determinar s i las «nuevas demo- punto de partida consiste e n evaluar los regí-
cracias» se ajustan o no a esos criterios. En l a menes desde l a perspectiva de un conjunto de
282 Francisco C. Weflort

circunstancias históricas, institucionales y so- valores democráticos) de dirigentes d e l anti-


ciales. Entre esas circunstancias, debe prestar- guo régimen. E l primer elemento se refiere a
se especial atención a las estructuras institu- instituciones como las fuerzas armadas (que
cionales, e l liderazgo (incluidos los procesos de en algunos casos incluyen los servicios de inte-
reclutamiento), l a participación popular y e l ligencia), los bancos de propiedad estatal y
contexto económico. L a anterior no pretende otras empresas públicas, así como todo tipo de
ser una lista exhaustiva sino una enumeración instituciones encaminadas a la intervención
de ciertos elementos que pueden resultar útiles económica, la afirmación de la primacía de los
e n l a elaboración de una tipología. jefes ejecutivos sobre los parlamentos y e l
mantenimiento de la subordinación de las aso-
ciaciones civiles al apartado del Estado. El
Instituciones: regímenes híbridos segundo elemento se refiere a los dirigentes e
instituciones conexas, tema al que volveré más
Las muevas democracias» son regímenes hí- adelante.
bridos. L a mezcla de mecanismos institucio- E l ((supuesto democrático» que está por
nales no es una novedad e n materia política; detrás de este primer aspecto es la preocupa-
por e l contrario, es bastante común. L a mayor ción clásica por la autonomía de la sociedad
parte de los regímenes políticos reales son hí- civil e n relación con e l aparato del Estado, en
bridos, por l o menos en parte. En efecto, algu- su origen un concepto liberal. S i n embargo,
nos de los sistemas representativos más mo- sería excesivamente simplista reducir s u signi-
dernos se han combinado con mecanismos de ficado a las raíces liberales ya que, como ocu-
participación directa o con mecanismos corpo- r r e con muchas ideas democráticas, ésta ha
rativos. E n algunos sistemas nacionales, los adquirido una forma y una legitimidad muy
regímenes presidenciales están tan combina- generales, con l o que también su significado
dos con procedimientos de estilo parlamenta- ha trascendido e l original. Además del libera-
r i o que resulta difícil determinar s i se trata de lismo, l a idea general de autonomía de l a so-
un parlamentarismo modificado o de un presi- ciedad civil respecto del Estado procede de
dencialismo modificado. E n un sentido más otras fuentes, como e l anarquismo, y de ciertas
general, podríamos decir que una democracia formas de pensamiento socialista, como se ob-
liberal es un híbrido institucional al que fue serva e n conceptos básicos como e l control por
muy difícil llegar históricamente y que alcanzó los trabajadores y la sociedad autorregulada,
la forma que hoy conocemos tras una larga por ejemplo. Distintas corrientes del pensa-
evolución. miento político sostienen que l a democracia
Sería posible citar otros ejemplos de híbri- no es posible a menos que la sociedad civil y la
dos, pero no interesa distinguir aquí las for- política gocen de autonomía respecto del apa-
mas híbridas de las que no l o son. L o que rato d e l Estado. Esto no significa que l a auto-
interesa es determinar qué tipo de híbrido re- nomía deba considerarse condición suficiente
presentan las ((nuevas democracias». Remi- para la democracia, se trata más bien de una
tiéndome a la sugerencia de Philippe Schmit- condición necesaria. Aunque l o considero váli-
t e r e n e l sentido de que para saber cuáles son do, creo que e l supuesto sobre la autonomía de
las perspectivas de consolidación en e l presen- la sociedad civil debe plantearse con mayor
t e o e n e l futuro debemos mirar al pasado, me precisión. E n este ámbito, al igual que e n mu-
propongo, pues, examinar l a transición’. chos otros, siempre son posibles las formas
Mi hipótesis general es que las muevas hi%ridas. Mencionaré algunos ejemplos que,
democracias)) son regímenes políticos en los según este criterio, deberían considerarse con-
cuales la transición entraña una combinación traproducentes e n cierto sentido y, como míni-
de instituciones democráticas con un impor- mo, fuente de tensión política. Sin embargo,
tante legado del pasado autoritario reciente. e n la práctica la autonomía completa de la
Este legado está constituido, en primer lugar, sociedad civil respecto del Estado es poco co-
por l a relativa continuidad de las estructuras mún y la gente que participa directamente e n
del Estado heredadas d e l anterior régimen au- la tensión política entre la sociedad civil y e l
toritario y, e n segundo lugar, por l a relativa Estado suele tener distintas opiniones acerca
persistencia (o la ((conversión ideológica)) a los de las situaciones híbridas.
¿Qué es una nueva democracia? 383

Según las circunstancias, los actores que se miento de las confederaciones nacionales in-
mueven en estas situaciones híbridas pueden dependientes de trabajadores (centrais sindi-
considerarlas potencialmente negativas para l a cais). Si bien estos cambios fueron de alcance
democracia o potencialmente positivas. Esa limitado, cabe reconocer que, para un segmen-
fue s i n duda l a experiencia de muchos países t o concreto de l a sociedad civil, representaron
de América Latina, como el Brasil entre 1978 efectivamente una mayor autonomía respecto
y 1984, cuando tras el período de las dictadu- del Estado. Aunque todavía persisten las ten-
ras de mano dura de Medici y Geisel experi- siones entre las restricciones impuestas por el
mentó una abertura firmemente controlada Estado y las presiones de los sindicatos, es
desde arriba. Naturalmente n o es esto l o que evidente que l a sociedad civil ha adquirido
ocurre con los regímenes totalitarios. Sin em- mayor autonomía.
bargo, los regímenes híbridos deben conside- Otro tipo de situación híbrida es l a de los
rarse una victoria de l a democracia cuando se países e n que las instituciones políticas n o
los compara con las dictaduras totalitarias que pueden poner al sector militar bajo e l control
reemplazan. Esta afirmación probablemente civil. Chile constituye un ejemplo claro. Las
es válida para ciertos países de Europa orien- elecciones e n que Patricio Aylwin obtuvo l a
tal, empezando por Rusia. presidencia representan un evidente progreso
El objetivo principal de este tipo de análi- hacia l a democracia política. Pero también re-
sis es determinar una gama posible de situa- sulta claro que este progreso democrático n o
ciones empíricas y desarrollar l a capacidad se ha traducido, al menos por el momento, e n
analítica necesaria para descubrir distintas va- leyes que reafirmen l a autoridad de los civiles
riedades de híbridos, grados de hibridación y sobre los militares. El acuerdo que conformó
otros fenómenos semejantes. A título ilustrati- l a transición garantizó a Pinochet una presen-
v o examinaré un ejemplo concreto y conocido cia como Comandante e n Jefe dentro d e l mar-
de híbrido institucional: l a subordinación his- co constitucional. Así pues, Pinochet fue saca-
tórica a l Estado de los sindicatos e n el Brasil, do del gobierno, pero n o del Estado (o por l o
que persistió a l o largo de los períodos de menos n o perdió todo el poder que detentaba).
democracia populista (1945 a 1964) y e n l a En e l complejo proceso de l a transición demo-
nueva democracia (desde 1984). Esta subordi- crática chilena también se crearon nuevos car-
nación no sólo se caracterizó por el comporta- gos para dar «seguridad e n el empleo)) a cien-
miento dependiente de los trabajadores res- tos de funcionarios públicos. Como resultado
pecto del Estado sino que fue también una de ello, e l gobierno democráticamente electo
cuestión de restricciones institucionales resul- está obligado a trabajar con parte del aparato
tantes de l a compleja estructura construida administrativo de l a dictadura anterior y n o
después de 1945 para preservar l a herencia de puede seguir l a práctica democrática normal
l a dictadura d e l Estado Novo (1937-1945). de designar nuevos funcionarios para esos
Esta última había creado un conjunto de i n s t i - mismos cargos.
tuciones jurídicas encaminadas a controlar a Otro ejemplo de hibridismo es e l fenómeno
los sindicatos y a los trabajadores, que in- de decretismo, o e l uso de «medidas de emer-
cluían restricciones constitucionales, e l minis- gencia)) por el poder ejecutivo de algunos paí-
terio de trabajo, instituciones de seguridad so- ses, como procedimiento administrativo ruti-
cial, una estructura sindical oficial y un im- nario. En virtud de estas prácticas d e l gobier-
puesto sindical que recaudaba el Estado con n o por decreto, e l congreso y, por extensión,
objetivo expreso de financiar las actividades los partidos y las elites políticas quedan relega-
sindicales8. dos a una función subordinada e n relación con
L a Constitución de 1988, que constituye e l el poder ejecutivo. El decretismo es práctica
principal marco institucional de l a democracia imperante e n e l Brasil, donde constituye una
brasileña, preservó l a mayor parte de estas forma de distorsión de l a doctrina constitucio-
instituciones autoritarias. Sin embargo, intro- nal. L a Constitución del Brasil otorga a l presi-
dujo también algunos cambios democráticos dente facultades para adoptar medidas proviso-
significativos, como el reconocimiento del de- rias con fuerza de ley e n circunstancias críticas
recho de huelga, l a independencia de los sindi- y excepcionales y a título transitorio. En reali-
catos del ministerio de trabajo y el reconoci- dad, esas medidas son utilizadas de forma casi
284 Francisco C. Weffort

permanente: Sarney promulgó 142 decretos de cia de otro ámbito de reformas en que las
emergencia en los 525 días e n que gobernó muevas democracias» no han tenido éxito.
baja l a nueva Constitución (lo que equivale a M e refiero concretamente a las políticas enca-
uno cada cuatro días); en 1990, e l gobierno de minadas a la reforma económica y social. Los
Collor promulgó otras 150 medidas provisio- fracasos e n este frente socavan las institucio-
nales, casi una cada dos días9. nes políticas y restan legitimidad a los líderes
políticos.
E l «supuesto democrático» e n que se basan
Liderazgo: continuismo. nuestras reflexiones es que e l liderazgo, y las
y conversión instituciones conexas como los partidos, l a es-
cuela, la prensa, los sindicatos y la iglesia,
L a segunda parte de mi reflexión se refiere al desempeñan un papel en la consolidación de l a
papel del liderazgo. N o m e refiero exclusiva- democracia. E n primer lugar, las posibilidades
mente a los individuos o a las personalidades, de consolidación de la democracia son mayo-
sino que me interesan especialmente los parti- res s i los dirigentes tienen conciencia demo-
dos, los sindicatos, la prensa, l a escuela, l a crática. Como sugirió Rustow, las perspectivas
iglesia y otras organizaciones de l a sociedad de éxito de los dirigentes «democráticos» son
civil. Cabe subrayar que este segundo aspecto mayores e n una democracia establecida. En
interactúa con e l primero, e l relativo a las este momento, s i n embargo, me refiero a los
instituciones políticas, por l o menos en este dirigentes e n e l proceso de transición política,
sentido: e l momento fundamental d e l lideraz- es decir, e n una situación en que aún no se ha
go democrático reside e n l a construcción de establecido l a democracia. E n este contexto, la
instituciones democráticas. A los efectos de existencia de líderes con conciencia democrá-
este trabajo, diría que e l momento fundamen- tica tiene aún mayor importanciaL0.En segun-
tal de los líderes democráticos es aquel en que do lugar y recíprocamente, las perspectivas de
adoptan medidas que contribuyen a consoli- una consolidación democrática son menores s i
dar las instituciones democráticas. Así pues, al los dirigentes son autoritarios. En tercer lugar,
menos parte del problema de crear un nuevo las posibilidades son apenas mejores que e n e l
liderazgo democrático consiste e n crear y con- caso anterior s i los dirigentes, que en otros
solidar nuevas instituciones democráticas. aspectos son democráticos, no son conscientes
Cabe subrayar la importancia que tienen d e l papel que desempeñan e n la consolidación
para la consolidación las estrategias de refor- de la democracia o s i forman parte de una
m a que adoptan los líderes democráticos, ám- agrupación difusa que hace un «juego» perso-
bito éste e n que las muevas democracias)) han nal o partidista.
alcanzado un éxito considerable. M e refiero a Para usar una expresión de Maquiavelo, la
reformas institucionales del tipo de las revisio- consolidación democrática no es sólo cuestión
nes constitucionales, así como a l a promulga- de fortuna, sino también de virtu, e n este caso
ción de nuevas leyes que rigen las elecciones, virtu democrática por parte de los dirigentes.
l a formación de los partidos políticos, las acti- Evidentemente, ni siquiera e n política demo-
vidades de las asociaciones, etc. N o diré que crática se podrá construir o consolidar la de-
estas democracias hayan tenido pleno éxito e n mocracia s i no se dan las circunstancias propi-
e l plano de las reformas constitucionales, que cias. Pero también es evidente que e n cual-
aún no se han resuelto enteramente en países quier lista de circunstancias propicias debe
como Brasil, Chile, Argentina y Polonia, don- incluirse la presencia de dirigentes democráti-
de aún persisten los problemas institucionales. cos. L a consolidación de la democracia no se
Sin embargo, éste es e l ámbito e n que más se produce por generación espontánea.
ha avanzado e n e l sentido de la consolidación Hay un amplio consenso en e l sentido de
democrática, lo que nos hace abrigar esperan- que las condiciones más apropiadas para la
zas de que surja un liderazgo democrático. Sin democratización n o son necesariamente las
embargo, e l papel del liderazgo tiene también más agradables. L a existencia de formas de
otra dimensión: l a construcción de institucio- liderazgo y regímenes híbridos tiene algo que
nes políticas democráticas (así como e l lide- ver con las dificultades de l a transición. Los
razgo político democrático) entraña l a existen- procesos de democratización suelen entrañar
¿Qué es una nueva democracia? 285

un considerable grado de conflicto e incluso de d e l conflicto y la violencia, también es posible


violencia. En este contexto podemos conside- afirmar que la mayor parte de sus dirigentes
rar las teorías modernas de la democracia, nacen de la dictadura. En este sentido, Havel
como e l axioma teórico básico de Dahl, de que e n Checoslovaquia y Walesa en Polonia son
ésta es e l resultado de una situación en que los excepciones e n e l Este, mientras que Gorba-
enemigos estiman que la coexistencia es una chev, Yeltsin e innumerables otros personifi-
posibilidad menos onerosa que l a destrucción can la regla general. Aparte de unos pocos
recíproca, o la propuesta básica de Przeworski casos muy conocidos de ex disidentes que pa-
de que la democracia es un resultado d e l con- san a ser dirigentes, l a mayor parte de los
flicto. dirigentes de la transición se convierten a la
Las teorías modernas de la democracia van democracia sobre la marcha.
un paso más allá que las teorías clásicas del En América Latina, l a presencia de dirigen-
Estado, como las de Engels o Weber. Pese a tes democráticos de oposición, como Raúl Al-
pertenecer a distintas tradiciones filosóficas, fonsín y Carlos Menem en Argentina y Patri-
Engels y Weber describieron la violencia que cio Aylwin y Ricardo Lagos e n Chile o Ulysses
existe e n e l origen del Estado y que debe ser Guimaráes, Mario Covas, Leonel Brizola y
reprimida, al menos l a violencia privada, a fin Luis Inacio Lula da Silva e n e l Brasil, fue tal
de que e l Estado pueda ser reconocido como vez más importante en e l proceso de transi-
tal. El Estado es necesario, según Engels, por- ción que en Europa oriental. Algunos de los
que s i n é l la sociedad queda dividida entre dirigentes latinoamericanos eran veteranos de
campos e n conflicto; por l o tanto, la función anteriores regímenes democráticos o personas
primaria del Estado es mantener la cohesión que aprovecharon las oportunidades políticas
de la sociedad1'. Weber hace una observación dentro del «pluralismo limitado» para usar la
paralela: e l Estado es un conglomerado de in- expresión de Linz, de los regímenes autorita-
dividuos que ha logrado monopolizar e l ejerci- rios. Europa oriental experimentó un período
cio legítimo de la violencia en un territorio más prolongado de régimen no democrático,
determinado. Esto significa que la violencia, durante la mayor parte d e l cual no hubo espa-
en s u expresión pública y legal, es un «privile- cio para ningún tipo de pluralismo. S i n embar-
gio» d e l Estado y que la construcción del Esta- go, incluso e n América Latina, las nuevas de-
do es un proceso de centralización de la vio- mocracias tienen un cierto número de dirigen-
lencia, o de expropiación de la capacidad de tes democráticos recién convertidos, como
las personas o grupos privados de usar la vio- José Sarney y Fernando Collor en e l Brasil.
lencia'*. Existe una diferencia fundamental en- Brasil es simplemente uno de los muchos
tre las teorías d e l Estado y las teorías de la ejemplos de «nuevas democracias» en que los
democracia: la construcción del Estado es un dirigentes que formaban parte de los círculos
proceso de represión de la violencia privada, de poder (homens do sistema) d e l régimen au-
mientras que la democratización no es un pro- toritario anterior siguen desempeñando pape-
ceso de represión del conflicto sino de institu- les protagonistas.
cionalización d e l conflicto. Cabe suponer que los dirigentes recién con-
L a teoría política puede desempeñar distin- vertidos han cambiado sus opiniones sobre e l
tas funciones. U n a de ellas es la de recordar- Estado y la sociedad, pero no es ésta l a consi-
nos que las situaciones de transición o consoli- deración principal. E n e l caso de los dirigentes
dación democrática, o las situaciones de cons- d e l Brasil, Rusia o cualquier otra democracia
trucción del Estado, no son necesariamente nueva, nuestra preocupación principal consis-
claras y definidas (para disipar las dudas e n tirá e n determinar la profundidad de estos
este sentido basta considerar los casos de Yu- cambios y la influencia que puedan tener en e l
goslavia, Rumania y Georgia). Incluso cuando comportamiento de las elites políticas y la cul-
la teoría revela una tendencia general de pro- tura política d e l país. El nudo de l a cuestión es
greso en e l sentido de la libertad y la participa- éste: jademás de perseguir sus legítimos inte-
ción popular, la mayor parte de las transicio- reses políticos, procuran también estos diri-
nes democráticas fueron encabezadas por per- gentes lograr objetivos generales que podrían
sonas que no «nacieron» demócratas. Así ayudar a consolidar la democracia política
como puede decirse que las democracias nacen como sistema?
286 Francisco C. Weffort

E n esta reflexión sobre e l liderazgo queda entre sectores moderados, que expresaba las
de relieve que, aunque la continuidad y la realidades de poder e n e l país. Dicha solución,
ruptura con e l pasado histórico son por natu- que sólo rechazaron pequeños grupos de iz-
raleza factores distintos y contrapropuestos, quierda, representa l a característica esencial
n o siempre son mutuamente excluyentes en e l de la democracia brasileña, a saber, que es un
contexto de las estructuras del Estado y la producto de l a ((transición conservadora». L a
política. E n algunas situaciones, no es fácil conversión y e l continuismo pueden conside-
distinguir entre l o que queda del pasado auto- rarse como caminos alternativos que toman
ritario o totalitario y l o que es realmente de- determinados dirigentes en e l proceso de for-
mocrático y nuevo. A efectos de la compara- mación de este híbrido que hemos llamado «la
ción, l o más importante es e l grado relativo de nueva democracia)).
continuidad que se observa e n determinado
proceso de transición. Desde esta perspectiva,
un enfoque centrado e n e l grado de disconti- Democracia, del movimiento
nuidad y continuidad puede ser útil para en- a la delegación
tender algunas diferencias importantes entre
las transiciones de América Latina y de Euro- .La supervivencia de la democracia en condi-
pa oriental. Mi hipótesis general a este respec- ciones de extrema desigualdad social pue-
t o es que, considerando l a transición global- de explicarse por los mecanismos internos de
mente, es decir, considerándola como un pro- ajuste que posee e l sistema. Sin embargo, l a
ceso que influye no sólo e n las instituciones democracia puede resultar deformada por las
públicas sino también e n las estructuras de condiciones sociales. También cabe concebir
poder político y e n las estructuras económicas estas distorsiones como posibilidades dentro
y sociales, las transiciones de Europa oriental de un sistema democrático concreto que en-
se caracterizan por una relativa ruptura con e l frente dificultades sociales y económicas. Las
pasado mientras que las transiciones e n Amé- expresiones d e l estilo de «distorsiones» y ((de-
rica Latina se caracterizaron generalmente por formaciones» sugieren una crítica de las es-
una continuidad histórica. tructuras democráticas que parecen dejar ex-
Pese a las diferencias generales entre las cesivo margen para la delegación en los casos
transiciones de Europa oriental y de América que, muy por e l contrario, l o que se necesita es
Latina, todavía vale la pena considerar algu- precisamente más representación y participa-
nas experiencias de Europa oriental desde e l ción.
punto de vista de América Latina. E l sociólogo Un economista brasileño acuñó un nombre
húngaro Elemer Hankiss, se refiere a la «con- ingenioso para criticar las desigualdades socia-
versión)) o transformación política de l a vieja les de su país. «Belindia» significa que e l Bra-
clase gobernante de Hungría e n un nuevo tipo s i l rico es tan pequeño como Bélgica y que e l
de clase g ~ b e r n a n t el'o~ que sugiere una forma Brasil pobre es tan grande como l a India. A
de continuidad de la clase gobernante e n un partir de este juego de palabras, un colega
régimen económico y político e n transición. planteó esta interesante pregunta ¿qué sentido
D e no ser así, resultaría innecesaria la trans- tiene la democracia política en Belindia s i los
formación de l a clase gobernante. A partir de gobiernos son elegidos por e l pueblo de la
esta interesante sugerencia conceptual, debe- India y e l poder real está bajo e l control de la
mos hacer una clara distinción incluso e n e l gente de Bélgica?
contexto del continuismo latinoamericano, no A mi juicio, esta expresión es una metáfora
sólo porque éste asume distintas formas sino que pone de relieve las desigualdades sociales
también porque algunas de ellas se aproximan extremas del Brasil, que se manifiestan e n una
mucho al concepto de conversión de Hankiss. especie de apartheid social. Pero sugiere tam-
E n la transición de Brasil, por ejemplo, e l bién las distorsiones concretas o, para emplear
continuismo no sólo fue impuesto por los gru- un término neutral, las características que es-
pos militares que dejaban e l poder sino que tán asumiendo las muevas democracias)), al-
fue también e l resultado de decisiones políti- gunas de las cuales han sido calificadas de
cas de las fuerzas más democráticas. Estas de- democracias delegativas por O'Donnell:
cisiones entrañaron una solución de avenencia
¿Qué es una nueva democracia? 287

«Las democracias delegativas se apoyan e n paradójicamente, una democracia plebiscita-


este supuesto básico: e l hombre (o l a mu- ria.
jer, por ejemplo Corazón Aquino, Indira Personalmente n o estoy de acuerdo con
Gandhi y tal vez Isabel Perón) que gana Rousseau pero coincido con O’Donnell en que
una elección presidencial adquiere faculta- l a representación siempre incluye cierto grado
des para gobernar al país como estime con- de delegación. Los sistemas políticos rnoder-
veniente... El Presidente es l a encarnación nos basados en l a nación-Estado, que está fue-
de l a nación, el árbitro principal del interés r a de l a concepción de Rousseau, optaron por
nacional, que é l mismo define14.» una forma de democracia e n que l a delegación
y l a representación n o sólo son posibles sino
Mientras que l a democracia representa- que también son parte de l a misma familia
tiva se considera, al menos idealmente, un democrática y, por ende, conflictual. Esto n o
sistema basado e n individuos iguales e in- significa que las ideas de Rousseau hayan de-
dependientes que pueden representarse, l a saparecido. Aunque ya n o se adaptan a l a orga-
((democracia delegativa» debe considerarse un nización institucional de los sistemas políticos
sistema basado en individuos no iguales y de- de las naciones-Estados, persisten bajo l a for-
pendientes que n o pueden representarse. Se- m a de movimientos políticos y sociales demo-
gún esta definición estricta, el último tipo de cráticos.
democracia sería tan débil por estar construi- U n a de las características principales de l a
do sobre l a base de individuos incapaces de difusión universal de l a democracia e n e l se-
representarse, que cabe preguntarse s i e n reali- gundo y el tercer mundo en los decenios de
dad puede existir. 1980 y 1990 es l a escisión entre l a democracia
L o importante es, s i n embargo, que en l a como movimiento y l a democracia como régi-
realidad nunca se dan situaciones puras. Esto men. En un sentido general, la mayor parte de
significa que l a democracia delegativa n o debe las nuevas democracias de América Latina pa-
considerarse como e l polo opuesto de l a demo- recen asemejarse a las democracias europeas
cracia representativa. D e hecho, las democra- modernas por l o menos en un sentido: l a pre-
cias representativas, por l o menos e n estos sencia de un desencanto generalizado con las
tiempos, incorporan una combinación de re- perspectivas de l a democracia. Sin embargo, l o
presentación, delegación, participación directa que exacerba e l sentido de frustración en Amé-
y otras formas de intermediación de los intere- rica Latina es que las nuevas democracias pa-
ses en que l a representación constituye l a prin- recen casi un anticlimax. Como regímenes po-
cipal pauta institucional. Ahora bien, ¿qué líticos dan l a sensación de representar un
cabe decir de las verdaderas «democracias de- espacio demasiado estrecho y poco eficaz para
legativas»? expresar el amplio movimiento e n favor de l a
Sabemos que fueron precisamente los pro- participación política y las reformas socioeco-
blemas relativos a l a delegación los que lleva- nómicas que surgió en el período de resisten-
r o n a Rousseau a rechazar l a representación en cia democrática y derrocamiento de l a dicta-
El Contrato Social. Consideraba imposible l a dura. Incluso cuando estas democracias han
delegación de la volonté puesto que estimaba demostrado suficiente eficiencia en e l plano
que nadie puede delegar su voluntad. Por con- institucional, hay una sensación general de
siguiente, l a representación, que se basa su- que han fracasado en l o referente a las refor-
puestamente e n e l acto de delegar, era una mas sociales y económicas que exigían los mo-
ilusión y una promesa imposible de cumplir. vimientos democráticos.
Rousseau rechazó l a representación como tal y ¿Cuál es entonces el diagnóstico apropiado
también l a noción de una democracia basada para estas muevas democracias»? Antes de
e n l a representación. Si bien hay mucho desa- contestar cabe hacer dos advertencias. En pri-
cuerdo sobre cuál era l a opinión exacta de mer lugar, l a democracia delegativa es más
Rousseau sobre l a democracia, parece incli- que una simple combinación de principios de
narse a aceptar un tipo de democracia alterna- representación y delegación, y es también más
tiva. Según qué parte de s u trabajo se cite, l a que una situación en que, como diría Aristóte-
democracia de Rousseau puede considerarse o les, el vicio delegativo pervierte l a virtud re-
bien una democracia directa, o bien, un tanto presentativa. En segundo lugar, esta forma de
288 Francisco C. Wefforí

democracia no debe equipararse con e l popu- Los mejores ejemplos, e n un sentido analí-
lismo, aun cuando tome cosas de é l o, para tico y no normativo, son e l Brasil y e l Perú.
decirlo con más exactitud, aun cuando e l po- Las últimas elecciones presidenciales celebra-
pulismo tome cosas de ellas. L a democracia das en los dos países en 1989 crearon situacio-
delegativa es un concepto más general que nes políticas e n que e l plebiscitarismo y e l
incluye todo tipo de situación o régimen de- personalismo adquirieron un papel protago-
mocrático caracterizado por la primacía de la nista. El modus operandi de los dos presiden-
delegación respecto de otros principios de in- tes que resultaron electos, Fernando Collor y
termediación de intereses. Alberto Fujimori, constituye un ejemplo de la
Aparte de las «nuevas democracias)), otros política de la antipolítica. L o mismo podría
regímenes o situaciones políticas en e l curso decirse de sus principales oponentes, Luis Ina-
de la historia se han caracterizado por una cio Lula da Silva y Mario Vargas Llosa. Sin
primacía similar, o aún más notable de la dele- embargo, es importante observar que tanto las
gación. Por ejemplo, e l liberalismo europeo elecciones brasileñas como las peruanas fue-
del iluminismo se justificó como un tipo de r o n organizadas según las reglas representati-
delegación hasta principios d e l siglo XX. L a vas de l a democracia y se caracterizaron por la
misma insistencia e n l a delegación se puede incertidumbre. Algo semejante podría decirse
observar e n e l fenómeno del coronelismo e n de la elección de Carlos Menem e n la Argenti-
Brasil durante los primeros decenios de este na, aunque Menem y s u principal adversario
siglo o e n e l d e l gamonalismo en Perú, basados eran dirigentes de partidos políticos bien defi-
ambos e n un difundido y poderoso sistema de nidos en un país e n que los partidos se consi-
clientela. E n e l coronelismo, como ocurre e n deran elementos decisivos del sistema político.
muchos otros sistemas de clientela, la mayoría ¿Acaso podría decirse que e l Brasil y e l
de votantes dependían social y económica- Perú son casos de «neopopulismo»? Personal-
mente d e l candidato, l o que significa que l a mente, la tendencia de los analistas a asimilar
mayoría de votantes eran ciudadanos a me- e l presente al pasado m e plantea dudas. E l
dias, mientras que la mayoría de los dirigentes populismo que caracterizó e l período com-
eran ciudadanos de pleno derecho. Probable- prendido entre e l decenio de 1940 y e l decenio
mente e l mejor ejemplo de democracia delega- de 1960 entrañó un progreso social, es decir,
tiva sea e l bonapartismo de Napoleón 111 en un aumento mensurable de la igualdad social.
que, como señaló Marx, e l dirigente represen- Las victorias de Collor y Fujimori, que tuvie-
tativo trataba a quienes l o elegían como s i ron lugar en un contexto nacional más amplio
fueran sus súbditos. Así, pues, e l populismo, e l de una extrema desigualdad social y de una
coronelismo, e l gamonalismo y e l bonapartis- prolongada crisis económica, demostraron que
m o son todos ejemplos de democracia delega- la gente pobre y la gente común quería a al-
tiva que, s i n embargo, es un concepto general guien que resolviera problemas económicos
que no puede equipararse con ninguna de sus inmediatos y urgentes que no podían resolver
manifestaciones concretas. por sí mismos. Para la gente que los votó,
L a democracia delegativa debe entenderse Collor y Fujimori representaban la promesa de
como una forma particular de democracia re- soluciones inmediatas a los problemas econó-
presentativa, caracterizada por la prevalencia micos. Este es e l nudo de la cuestión.
de un comportamiento y relaciones de delega- Las experiencias populistas de América La-
ción e n una pauta institucional general defini- tina partían de un contexto de protesta y mo-
da por e l sistema representativo. Se distingue vilidad social ascendente de las masas popula-
predominantemente, entre otras cosas, por un res. L a coyuntura actual es distinta. Se caracte-
liderazgo personalista, elecciones plebiscita- riza por un profundo desencanto social, raya-
rias y una votación basada más e n la clientela no e n la anomia y la desarticulación. U n a
que e n las relaciones parlamentarias y centra- característica típica de estos períodos es que a
das e n los partidos políticos. Aunque las insti- la gente no l e preocupa s i sus dirigentes cam-
tuciones se definen con un criterio representa- bian de idea en materia económica de un día
tivo, e l comportamiento de la población y de para otro después de asumir e l poder como
los dirigentes es de carácter principalmente Fujimori o incluso Menem. Por l o general,
delegativo. estos nuevos presidentes delegativos no son
¿Qué es una nueva democracia? 289

hombres de un partido político e incluso s i l o dos por funcionarios electos, e l observador tie-
son, como en e l caso de Menem, están dispues- n e la clara impresión de que e l verdadero
tos a cambiar los programas políticos y econó- poder está e n otra parte.
micos de un momento para otro. L a mayoría L a «democracia vacía» n o es un fenómeno
de quienes los han elegido no exigen determi- nuevo. También podemos observar procesos
nadas políticas, ni siquiera los modestos y va- similares e n la experiencia de las viejas demo-
gos programas del período populista. En las cracias europeas. L o que es peculiar de las
elecciones argentinas, e l lema de Menem era muevas democracias» es precisamente e l he-
«Síganme». Esta era s u verdadera plataforma: cho de que podemos utilizar etiquetas viejas
ganar la confianza de la gente. E n la Polonia para describirlas. Es posible observar demo-
de Walesa se observa un cuadro similar: parti- cracias que reanudan procesos históricos inte-
dos débiles, dirigentes personalistas fuertes y rrumpidos, o restablecen instituciones que ha-
la política de l a antipolítica. bían sido destruidas, tendiendo a una mayor
¿Cómo deberíamos llamar entonces a estas representación, al mismo tiempo que estas
muevas democracias))? Algunos hablan de pautas representativas son desplazadas por
((democracia pobre», e n e l sentido de pauperi- otros mecanismos de poder.
zación, de una democracia en vías de extin- Calificar a las nuevas democracias de tar-
ción o de debilitamiento de la democracia”. días o decir que nacieron muertas es tal vez
Otros usan la expresión «democracia de los una exageración en e l caso de Argentina y
pobres» para sugerir que los mecanismos de- Brasil y posiblemente falso e n e l caso de Chile.
mocráticos están siendo usados con mayor fre- ¿Pero qué cabe decir de Guatemala? Hace al-
cuencia por los pobres; sostienen que este pro- gunos años, las referencias a l a agonía de l a
ceso se produce de forma paralela a una democracia, a l a que O’Donnell llamaba
pérdida de la eficacia real de estos mecanis- «muerte lenta», se habrían circunscrito a cier-
mos. Otros hablan de una «democracia vacían. tos países de América Central. S i todos los
Probablemente todas estas expresiones inten- candidatos en las elecciones de Guatemala te-
tan decir l o mismo, aunque desde distintos án- nían l a misma plataforma, ¿cuál es e l verdade-
gulos. ro contenido democrático de esas elecciones?
L a expresión ({democracia vacía» tiene D e la misma manera, ¿cuál era e l verdadero
más connotaciones de l o que sugeriría una sentido democrático de las anteriores eleccio-
simple definición. Parece que s u característica nes en E l Salvador? ¿Qué podemos decir de
principal sea que las elecciones legislativas y Perú, con su catastrófica crisis económica y las
los vínculos de representación n o correspon- alianzas de Sendero Luminoso con traficantes
den ya a las relaciones de poder entre e l Esta- de drogas que siembran la violencia y e l te-
do y l a sociedad. Las elecciones y los vínculos rror?16
de representación son sólo parte del proceso «Democracia vacía», «democracia de los
de estructuración de las relaciones de poder y pobres», «democracia pobre» son los distintos
de ningún modo pueden considerarse l a parte nombres de una verdad común: que las nuevas
más importante. En cambio, e n muchos países democracias son débiles. Probablemente hay
y situaciones estos mecanismos y vínculos distintos tipos de debilidad democrática. En
pierden importancia e n comparación con los todo caso, estas expresiones n o describen una
movimientos sociales, grupos tecnoburocráti- situación estática sino un proceso que fluye,
COS, formas de comportamiento corporativo una tendencia a desplazar los procesos tradi-
de los militares, grupos de intereses especiales, cionales de representación.
diversos tipos de corporativismo social e i n s t i - E n esta situación dinámica, una prueba im-
tucional, etc. L a importancia cada vez mayor portante del vigor de una democracia dada es
de estas nuevas formas de crear poder e n e l l a capacidad del régimen para tratar los pro-
Estado y l a sociedad da la impresión de que l a blemas de la economía y l a sociedad. Esto
democracia representativa «tradicional» ha significa que e n una época como l a actual, en
quedado vacía de contenido. A l contemplar a que la opinión pública exige reformas, la veri-
los representantes democráticos del pueblo, ficación de cambios sustanciales e n l a política
sobre todo e n e l poder legislativo, pero tam- económica y social podría dar contenido y
bién e n algunos cargos ejecutivos desempeña- significado y, por l o tanto, cierta solidez a las
290 Francisco C. W’eSfort

nuevas democracias. Los ejemplos de la ne- de hoy con las llamadas democracias de facha-
cesidad de estas reformas son omnipresentes. da de finales del siglo XIX y principios del
Lamentablemente, s i n embargo, tan grande siglo XX e n América Latina. Esta expresión se
como l a necesidad de reformas es e l fenómeno usó mucho e n los círculos intelectuales de la
del desencanto, la apatía, la alienación política región en los decenios de 1930 y 1940 para
y l a menor participación. Asimismo, por más describir las democracias oligárquicas que e n
que e l deseo de reforma esté muy difundido, ese momento estaban en crisis. Sin embargo,
también l o está la sensación actual de frustra- m e atrevería a decir que las democracias de
ción para con los gobiernos democráticos que fachada del período oligárquico no eran vacías
para empezar debían haber hecho estas refor- ni pobres e n e l sentido en que usamos actual-
mas. mente esas expresiones. Se las llamó «facha-
Las descripciones de este malestar demo- das» no porque carecieran de contenido social
crático recuerdan l a crisis del Estado e n Amé- y económico sino, por e l contrario, precisa-
rica Latina e n e l decenio de 1930, que algunos mente porque l o tenían: un contenido oligár-
socióloggs solían caracterizar como un vacío quico. Puesto que eran democracias de y para
de poder. Ese fue un momento histórico e n los oligarcas, no eran ni democracias pobres ni
que se registró una gran crisis económica y democracias de pobres.
una conciencia generalizada de la necesidad N o creo que las nuevas democracias se
de reformas sociales y económicas. También caractericen por una fachada político-institu-
fue un momento en que los gobiernos no pare- cional que oculte su particular contenido so-
cían contar con apoyo alguno por parte de la cioeconómico o por una ilusión política for-
sociedad y fueron incapaces de adoptar deci- mal que encubra l a realidad de la estructura
siones eficaces e n cuestiones económicas. Esta del poder económico y social. Estas dernocra-
descripción se aplica a países como e l Brasil y cias deben considerarse débiles porque ocultan
e l Perú de hoy en día, pero también podría decisiones adoptadas por verdaderos centros
aplicarse a Polonia y posiblemente a otros paí- de poder que están e n otra parte y que, e n la
ses d e l Este. mayoría de los casos, representan meramente
S i bien las comparaciones con e l decenio un legado del Estado autoritario del pasado
de 1930 parecen útiles, recomendaría no lle- más reciente.
varlas demasiado lejos. Habría que abstenerse
de equiparar las democracias vacías y pobres Traducido del inglés

Notas

1. Este texto fue preparado Helen Kellog Institute de la de transición a la democracia a


originalmente para e l East-South Universidad de Notre Dame y lo partir de u n gobierno autoritario
System Transformations Seminar terminé en el Woodrow Wilson cuando no ha existido
cuyos miembros aportaron Center, en Washington, en enero anteriormente una democracia
valiosas críticas y comentarios. de 1992, como parte de m i consolidada.
E n particular, debo agradecer a proyecto sobre «Democracia y
Adam Przeworski, Guillermo Crisis». Expreso mi sincero 4. Linz, Juan, The Breakdown of
O’Donnell. José María Maravall, agradecimiento al Kellogg Democratic Regimes: Crisis,
Luis Carlos Bresser Pereira y Institute y a l Wilson Center. Breakdown and Reequilibration,
Philippe Schmitter y, fuera del The Johns Hopkins University
grupo East-South, a Joseph 2. Schmitter, Philippe y Karl, Press, 1987, tercera edición,
Tulchin, Regis de Castro Andrade Terry, «What Democracy 1s... and Baltimore y Londres. Linz y
y Samuel Valenzuela. Silvia Raw, 1s Not)), Journal of Dernocracv, Alfred Stepan reiteran e l mismo
mi colega en el Wilson Center, verano de 1991, pág. 75. argumento e n ((Political Crafting
Scott M a r t i n y Kate Snow o f Democratic Consolidation or
aportaron su valiosa ayuda para 3. Según Samuel Valenzuela e n Destruction: European and South
traducir mi «portugués» a un sus observaciones sobre el primer American Comparisons)), en
idioma más parecido al inglés. borrador de este texto, las Pastor, Robert, Democracy in the
Comencé este texto en 1991 en e l muevas democracias)) son ((casos Americas: Stopping the Pendulum,
¿Qué es una nueva democracia? 29 1

Holmes & Meier, Nueva Schmitter, Philippe, Interest se publica también como Capítulo
York-Londres, 1989. Conflict and Political Change in 9 de Hankiss, East European
Brazil, Stanford, Stanford Alternatives: Are There Any?,
5. Naturalmente, l a estabilidad University Press, 197 1. Un buen publicado en 1991 por Oxford
implica más que esto. Implica análisis de l a historia y estructura University Press.
también, por ejemplo, como de los sindicatos se hace en
mostró Seymour M. Lipset en Erickson, Kenneth, The Brazilian 14. O’Donnell, Guillermo,
Political Man (The Johns Hopkins Corporative State and the «¿Democracia Delegativa?)),
University Press, Baltimore, Working Class Politics, Berkeley Novos Estudios CEBRAP, 3 1,
198 1) incluso a riesgo de cierto and Los Angeles, University o f octubre de 1991.
determinismo económico, un California Press, 1977.
nivel más alto de desarrollo 15. L a expresión ((democracia
económico y un cierto nivel de 9. Véase Power, Timothy, pobre» es una sugerencia de
eficacia del régimen democrático. ({Politicized Democracy: Caputo, Dante y Sábato, Jorge en
Competition, Institutions, and «La integración de las
6. Rustow, Dankwart A., “Civic Fatigue’’ in Braziln, democracias pobres:
((Transitions t o Democracy)), versión mimeografiada, Dept. o f oportunidades y peligros)), texto
Comparative Politics, Volumen 2, Government, University o f Notre inédito, Buenos Aires, 1990.
N . o 3, abril de 1970. Dame, 1991.
16. A l examinar diversos estudios
7. Tomo de Schmitter sólo su 10. Para usar l a expresión de sobre América Central debemos
perspectiva general sobre l a Rustow, en este texto hablamos preguntarnos s i su visión
relación entre transición y desde una perspectiva «genética» pesimista de esa región n o refleja
consolidación. El autor desarrolla centrándonos en l a génesis de l a también algo de l a situación
esta idea e n «The Consolidation democracia política, que es general de las democracias en
o f Democracy and the Choice o f distinta de una perspectiva otros países latinoamericanos.
Institutionso, East South System funcional, que estudia el Véase también Edelberto
Transformations, Working Paper funcionamiento de democracias Torres-Rivas, Centroamérica: la
7 , Department o f Political establecidas. Véase Rustow, democracia posible, San José,
Science, University o f Chicago, Dankwart, op. cit. Costa Rica, EDUCA y FLACSO,
Chicago, Illinois, septiembre de 1987 y Susanne Jonas, The Battle
1991. 11. Véanse las diversas obras de for Guatemala, Westview Press,
Engels, principalmente El origen San Francisco, 1989; y, desde
8. Esta compleja estructura es de la familia, la propiedad privada perspectivas teóricas distintas,
m u y conocida en Brasil, en razón y el Estado. Giuseppe Di Palma, «The
de varios estudios sociológicos y European and the Central
políticos que comenzaron con el 12. L a definición de Weber figura American Experiencen, en
de Evaristo de Moraes Filho, O en Politics as a Vocation, en Giuseppe Di Palma y Laurence
Problema do Sindicato Unico no Gerth, Hans y Mills, C. Wright, Whitehead, The Central American
Brasil, y Azis Simáo, O Estado e From M a x Weber: Essays in Impasse, St. Martin’s Press,
o Sindicato. Sobre este tema se h a Sociology, Nueva York, Oxford Nueva York, 1986, y Terry Karl,
escrito una larga lista de artículos University Press, 1958. ((Dilemas de l a democratización
y libros entre los cuales los de en América Latina)), en Julio
Leoncio Martins Rodrigues y José 13. Hankiss, Elemer, «A Grande Cotler, Estrategias para el
Albertino Rodrigues merecen Coalizao (As Mudancas n a desarrollo de la democracia en
especial atención. Hungria))), Revista Lua Nova, 22 Perú y América Latina, Instituto
En inglés, el mejor análisis del (diciembre de I990), CEDEC, S2o de Estudios Peruanos (IEP),
corporativismo brasileño es e l de Paulo, págs. 35 a 68. Este artículo Lima, 1990.
G Cuáles son las democracias de hoy?

Peter H. Merkl

En nuestros días existe consenso e n que cabe 1. Legitimidad popular: L a legitimidad consis-
considerar democráticos de 25 a 35 países te evidentemente en l a afirmación popular,
(véase e l Cuadro 1). Algunos países son candi- bajo la forma de elecciones periódicas, y e n l a
datos obvios para integrar la lista mientras que centralización de la toma de decisiones en re-
otros, bien por haber ingresado hace poco presentantes elegidos por e l pueblo para e l
tiempo o por otras razones, constituyen ejem- ejercicio de los poderes legislativo y ejecutivo.
plos más marginales. S i tomamos como crite- El pueblo «soberano» por l o general tiene que
r i o la introducción d e l sufragio universal, unos compartir e l control con la burocracia, la in-
pocos países l o habrían cumplido antes de termediación de intereses y los medios de co-
1900 v no más de 20 entre l a Primera Guerra municación y, para controlar v reducir s u in-
Mundial y la Gran Depre- fluencia, generalmente se
sión. Más de media docena Peter H. Merkl es profesor de Ciencias establecen complejas dis-
de países dejaron tempo- Políticas e n la Universidad de Califor- posiciones constituciona-
ralmente de ser democra- nia, Santa Bárbara. E n 199 1, fue &he- les y salvaguardias judi-
pard Stone Visiting Profeson) e n la
cias tras su conquista y Universidad Libre de Berlín. Entre sus ciales.
ocupación por ejércitos obras más recientes. cabe destacar Ger-
alemanes e n la Segunda man Unification i n the European Con- 2. L a política abierta: Las
t a t (1993) y, con Kay Lawon. When
Guerra Mundial y, después Parties Fail (1988). Su dirección: De-
elecciones abiertas y e l
de ésta, e l comunismo im- partamento de Ciencias Políticas. U n i - proceso de representación
pidió que se estableciera versidad de California, Santa Bárbara para asegurar l a manifesta-
un número similar de de- CA 93106. EE.UU. ción de l a voluntad popu-
mocracias nuevas. En los lar y, e n última instancia,
decenios de 1950 y 1960 se su materialización, consti-
registró e l mayor aumento tuyen requisitos centrales
del número de democra- de la democracia. L a de-
cias y, a pesar de algunos mocratización en Europa
intervalos notables, los años 1970 y 1980 fue- oriental comenzó cuando e l partido comunis-
ron testigo de nuevas olas de democratización ta, e l partido estatal, perdió s u monopolio. Sin
en las regiones d e l M a r Mediterráneo, Améri- embargo, e l resultado de este proceso de hacer
ca Latina y Europa oriental'. S i incluimos los prevalecer l a voluntad popular es bastante in-
conatos que tuvieron lugar e n e l período 1989- cierto, habida cuenta de las complicaciones
1991, bien puede ocurrir que estemos e n la que entrañan ciertos sistemas electorales, de l a
cresta de la ola de democracia. legislación electoral y d e l arte de l a persuasión
Conviene pasar revista a l a lista de países política. Más allá de los requisitos de que haya
democráticos y a las diversas teorías sobre elecciones periódicas, igualdad para postular
democracia para confirmar l a presencia de una candidatura y de que e l sufragio sea uni-
atributos estructurales y criterios comunes. versal y secreto, no hay garantía de que existan

RICS 136íJunio 1993


294 Peter H. Merkl

CUADRO 1. Países democráticos e n e l decenio de 1980


~

Índices de
Freedom House
1 11 111
A. «Antiguas» democracias
Australia 1 1 3
Austria 1 1 3
Bélgica 1 1 3
Canadá 1 1 2
Costa Rica 1 1 3
Dinamarca 1 1 3
Estados Unidos 1 1 2
Finlandia 1 1 2
Francia 1 1 3
Irlanda 1 1 3
Islancia 1 1 2
Israel 2 2 3
Italia 1 1 3
Jamaica 2 2 4
Japón 1 1 3
Nueva Zelanda 1 1 2
Noruega 1 1 2
Países Bajos 1 1 3
Reino Unido 1 1 3
República Federal de Alemania (Alemania Occidental) 1 1 3
Suecia 1 1 2
Suiza 1 1 3
Venezuela 1 3 4
B. «Nuevas» democracias
Argentina 1 2 3
Brasil 2 2 4
Bolivia 2 3 5
Ecuador 2 2 4
España 1 1 3
Filipinas 2 3 -
Grecia 1 2 3
India 2 3 5
Perú 2 4 -
Portugal 1 2 3
República de Corea 2 3 4
Turquía 3 3 4
Uruguay 1 2 4
Nota: N o se han incluido los países democráticos de menos de un m i l l ó n de habitantes. Se entiende por países del
grupo A aquellos e n que salvo regímenes de emergencia que duraron menos de un año, l a democracia ha estado
firmemente implantada en los decenios de 1960, 1970 y 1980. Los índices de Freedom House están tomados de R.
Bruce McColm, «The Comparative Survey of Freedom: 1990», Freedom at Zssue 60. N . O 112, enero y febrero de
1990, págs. 6 a 9, 18 y 19. Los índices son los siguientes: 1) un índice de «derechos políticos)) que, para poder
asignar una calificación de 1 Ó 2, requiere un «proceso electoral absolutamente abierto)) y que sean d a r a m e n t e los
elegidos quienes gobiernan)); 11) un índice de derechos civiles que abarca las salvaguardias normales de los
derechos individuales; y 111) un índice de «adelanto de l a mujer», citado ibid., N . O 106, enero y febrero de 1989 de
un borrador de Raymond L l o y d titulado «Women and M e m , 3 de septiembre de 1988. Se trata de índices
ordinales de siete puntos, el más bajo de los cuales constituye l a calificación más alta, si bien L l o y d optó p o r n o
asignar un «uno» a ningún país p o r concepto de adelanto de l a mujer.
¿Cuáles son las democracias de hoy? 295

verdaderas opciones ni que e l engaño o la librado al juicio de cada uno determinar e l


incompetencia no pueden desbaratar la forma- punto a partir d e l cual un gobierno democráti-
ción de,la voluntad popular. co comparte demasiado poder con la democra-
cia o e l neocorporativismo. Es en este punto
3. El papel de los partido. Los partidos políti- también donde la racionalidad d e l consenti-
cos han constituido e l mecanismo fundamen- miento puede verse menoscabada por la inge-
tal para facilitar la formación de la voluntad nuidad de los votantes s i n experiencia (o por
popular, para que haya verdaderas opciones y su actitud indiferente respecto a l a crítica fun-
para que esta voluntad pueda influir en e l ción de control que les cabe), ya se trate de los
gobierno. A estos efectos debe haber por l o electores e n una democracia nueva, inmadu-
menos dos partidos, pero también ehesultado ros y s i n experiencia, o de votantes encantados
puede verse viciado por l a fragmentación de la por e l uso que hacen de la televisión los nue-
oposición y, e n la mayoría de los casos, no vos formadores de imágenes. Por más que las
llegar al ideal de Westminster (Merkl, 1985, aptitudes de comunicación de los políticos y
págs. 483 a 515). E l gobierno de un partido sus asesores sirvan e n gran medida de pretex-
democrático, incluso en l a mejor de sus mani- to, e n última instancia son los votantes quie-
festaciones, se verá sometido a limitaciones nes deben estar a la altura del papel que les
externas tales como e l sistema de control polí- corresponde en una democracia.
tico y l a necesidad de compartir e l poder con En cuanto a los criterios segundo y tercero,
la burocracia y con rivales no elegidos. elecciones abiertas y partidos políticos, l a vul-
nerabilidad de las democracias reside especial-
4. Derechos civiles, políticos y sociales. Por ú1- mente en las dificultades que entraña organi-
timo, la democracia, e n los términos en que l a zar a l a población (por conducto de l a afilia-
hemos definido, se ha basado siempre e n los ción a partidos y l a formación de partidos) e n
derechos civiles y políticos del liberalismo y, un sistema de competencia tanto en e l plano
e n los últimos tiempos, también en ciertos electoral como e n e l de representación. Para
derechos económicos y sociales, s i bien hay un hablar de una democracia que funciona como
grado considerable de controversia e n cuanto tal no hay por qué esperar un proceso e n un
a cuáles serían estos derechos. Entre los dere- solo sentido, desde e l pueblo, a fin de determi-
chos civiles y políticos del liberalismo se en- nar quiénes serán los líderes, cuáles serán los
cuentran e l derecho a voto, e l derecho de peti- problemas y cuál será la política d e l gobierno,
ción, l a libertad de expresión y de prensa y e l pero, e n todo caso, es preciso que las bases
derecho de reunión y de organización para tengan gran influencia en estos procesos. Ha-
fines políticos y democráticos, s i n los cuales l a bienda cuenta de los grandes recursos que
política democrática n o puede prosperar. Los existen e n las democracias avanzadas, la fi-
derechos económicos y sociales, según l a inter- nanciación de las campañas y otras activida-
pretación que tienen en e l «consenso social des de los partidos reviste importancia espe-
demócrata» de l a mayoría de los países demo- cial, ya que puede hacer que una elite reducida
cráticos industrializados en los decenios de y poderosa convierta a l a democracia e n pluto-
1960 y 1970, se refieren a la participación cracia. L a tan ponderada declinación de los
organizada de los trabajadores e n las decisio- partidos políticos e n algunos sistemas demo-
nes económicas y e n l a negociación colectiva. cráticos (Castles y Wildenmann, 1986) consti-
Estos cuatro criterios indican l a posible tuye una tendencia particularmente inquietan-
perfección de los regímenes democráticos y te porque hasta ahora n o se ha inventado una
diversos tipos de imperfecciones o de vulnera- alternativa práctica de los partidos políticos
bilidad que sufre la democracia en distintas como mecanismos que hagan funcionar l a de-
circunstancias. Existen muchas razones por las mocracia.
cuales (la imposición deliberada de controles E l cuarto criterio, e l mantenimiento de los
sobre los representantes elegidos, como sucede derechos políticos de l a democracia liberal y
e n e l caso de l a Constitución de los Estados de los derechos económicos y sociales del Esta-
Unidos, por ejemplo) puede ocurrir que una do-providencia moderno, no parece correr un
determinada democracia no cumpla íntegra- peligro real e n las democracias avanzadas. Es-
mente e l ideal del pueblo soberano. Queda tos derechos corren mucho más peligro e n al-
296 Peter H. Merkl

gunas de las democracias nuevas, e n que e l tia y Bolivia por ejemplo, y e n los estilos y las
Estado-providencia moderno (que hace que la tradiciones militares. Ofrecen las mejores
gente tenga un interés directo e n e l sistema) no perspectivas de una democracia estable las so-
está aún firmemente arraigado, por l o cual las ciedades pluralistas y sumamente organizadas,
crisis económicas pueden convertirse en gran- donde existe un cuadro razonable de coopera-
des factores de desestabilización. Estas obser- ción, e incluso coalición, entre los grandes gru-
vaciones deben dejar e n claro cuáles son los pos. E n todo caso, incluso la democracia más
elementos que distinguen los países del grupo pluralista de América Latina puede desapare-
A, democracias más antiguas y bien estableci- cer bajo un gobierno militar o ser desestabili-
das, de los países del grupo B, regímenes de- zada desde e l extranjero. Con excepción de
mocráticos nuevos o que recientemente han India, los demás países del grupo B, como
experimentado sacudidas. Un período más Filipinas, la República de Corea y Turquía,
prolongado de democracia ininterrumpida son e n este momento democracias realmente
constituye e n sí mismo un importante indicio marginales y no está claro s i van a perdurar.
de estabilidad democrática y, e n general, de Desde los primeros tiempos de l a especula-
una democracia que funciona en forma satis- ción teórica sobre los regímenes políticos e n e l
factoria. N o hay que tomarse e n serio e l abuso decenio de 1960, las obras al respecto se han
propagandístico de la palabra «democracia»2. centrado e n e l estudio del espacio ideológico,
Procede ahora hacer algunas observaciones e l que existe entre la izquierda y l a derecha, y
adicionales acerca de las antiguas y nuevas otras características de los regímenes democrá-
democracias e n América Latina. S i bien las ticos contemporáneos, en lugar de analizar
nuevas democracias e n Europa, tales como Es- más a fondo sus antecedentes con un criterio
paña y Portugal, son resultado de la prolonga- comparativo. Esta información es interesante
da transición de las fuerzas autocráticas a fuer- pero no d e l todo pertinente al tema que nos
zas democráticas, e n América Latina se en- ocupa. Nunca se ha refutado e l modelo, pro-
cuentran varias democracias que, aunque eran puesto por Seymour M. Lipset y Stein Rok-
de carácter oligárquico, ya funcionaban a prin- kan, de las etapas de la construcción de una
cipios de este siglo o incluso antes. En Chile, nación y de la formación de divisiones en
Uruguay, Colombia y Costa Rica regían cons- una nación. En realidad, no es difícil encon-
tituciones efectivas y un régimen de dos par- trar ejemplos de partidos formados para la de-
tidos, uno liberal, radical o blanco y uno fensa territorial y agraria e incluso para la
conservador, moderado o colorado, que se defensa religiosa contra e l poder centralizador
alternaban en e l poder. Se trataba de apoliar- del Estado-nación, s i bien, e n su mayor parte,
quías» pluralistas que no estaban sujetas a la esos partidos se han identificado con e l poder
dominación de los militares ni de otra fuerza. establecido en contra de quienes tratan luego
Lamentablemente, las tres primeras no sobre- de impugnarlo. Estos partidos revisten espe-
vivieron, por razones muy distintas, hasta la cial importancia como representantes de sub-
actual era democrática, s i bien Uruguay, tras culturas étnicas, agrarias o religiosas en los
un decenio de eclipse, resurgió para sumarse a sistemas pluripartidistas de las democracias
una serie de nuevos sistemas democráticos ta- más pequeñas cuyas estructuras descentraliza-
les como Venezuela o incluso Argentina y Bra- das o fundadas sobre e l principio de alianzas
sil, tres posibles gigantes económicos. Bolivia, les han defendido de las presiones centraliza-
Ecuador y Perú se han sumado también a esta doras y homogeneizantes de la sociedad indus-
tendencia pero están bastante atrás, s i bien trial (Lijphart, 1977, págs. 99 a 134).
Argentina dista aún de tener la estabilidad Los más recientes aspirantes al poder, los
democrática de Venezuela por ejemplo. Entre movimientos laboristas y los partidos socialis-
los países del continente se encuentran nota- tas dimanados de la revolución industrial, sur-
bles diferencias e n cuanto al equilibrio rural- gieron con gran fuerza e n razón del sufragio
urbano, por ejemplo, entre Uruguay, país muy universal de los hombres (limitados por las
urbanizado, y Colombia, país relativamente restricciones que existían al sufragio, pero al
rural (por no mencionar Ecuador y Perú), e n la mismo tiempo unidos e n l a lucha por levantar-
fuerza y e l carácter de la organización de los las) y de l a movilización electoral de las masas.
trabajadores, e n Venezuela, Uruguay, Argen- El poder cada vez mayor de este nuevo ele-
;Cuáles son las democracias de hoy? 291

Estación de Roma, 1976. Militantes del Partido Comunista distribuyen octavillas a los emigrantes procedentes de
Francia para ir a votar en e l sur de Italia. HeNe GloageniRapho

mento no sólo desbarató algunas democracias apremiantes, agrarias, de razas o de política


incipientes (como así l o demuestra, por ejem- exterior.
plo, e l auge del fascismo de entre guerras) sino En contraposición a los casos e n que sub-
que también impuso a las democracias sobre- sistieron sociedades divididas o en que los
vivientes un nuevo patrón de polarización en- acontecimientos tomaron un curso muy dife-
tre l a izquierda y l a derecha en e l cual queda- rente, podemos encontrar países en los que un
ron por una parte los partidos laboristas o partido laborista o socialista y un movimiento
socialistas y, por la otra, los de los grupos de obrero fuerte y unido cobraron gran influencia
negocios, los terratenientes y restos de grupos y crearon la alineación típica administración-
sociales más antiguos. L a antigua bipolaridad trabajo. A la luz de l a organización política y
liberal-conservadora pronto cedió s u lugar a de l a asistencia a las urnas de las clases bajas,
una alineación bipolar de los partidos por cla- s i n duda procede, pero hasta cierto punto, cen-
ses e n las democracias más grandes, especial- trar l a atención en los sindicatos y en un parti-
mente de polarización extrema. También en do laborista. Esto sirve para medir s i las clases
este caso los Estados Unidos constituyen una trabajadoras estaban efectivamente organiza-
excepción; e l hecho de que este país haya cons- das tanto e n l a vida cotidiana como en la vida
tituido una democracia desde la época prein- política o s i se encontraban a merced de los
dustrial y su relativa apertura a l a movilidad ricos y poderosos. Pero además establece una
espacial y social parece haber creado condicio- relación con l a génesis y l a evolución de un
nes menos propicias para e l desarrollo de un gran componente del régimen democrático, la
gran partido socialista o laborista que en cual- afiliación e n partidos, e n lugar de limitarse a
quier otro lugar del mundo, mientras l a aten- reflejar identificaciones contemporáneas o los
ción popular se centraba e n otras cuestiones accidentes de determinados sistemas de parti-
298 Peter H. Merkl

dos. Habida cuenta de que, e n general, los lismo tradicional de las grandes empresas y las
partidos políticos son entes voluntarios que redes entre patrono y cliente predominan en l a
dependen íntegramente de los líderes, las política e n detrimento de la política sindical y
creencias y situaciones pasajeras, es muy poco del socialismo. Las democracias latinoameri-
probable que tanto ellos como los intereses canas, tanto las viejas como las nuevas, con-
económicos o culturales de sus integrantes se funden aún más e l cuadro e n razón de los
ajusten exactamente e n todas partes a concep- complejos elementos de sus sistemas de parti-
tos tales como e l de un partido laborista o un dos. E l Partido Laborista de Jamaica, por
partido de clase baja. E n cambio, s i varios ejemplo, está a la derecha del Partido Nacio-
partidos, o todos, tienen un grado considera- nal Popular s i bien ambos cuentan con cierto
b l e de apoyo de la clase trabajadora, e l poder grado de apoyo sindical, habiendo seguido e l
efectivo de los trabajadores puede quedar divi- PNP una trayectoria moderadamente socialis-
dido por igual, por ejemplo, socialistas y co- ta. Asignamos al país un índice de 2 porque
munistas. parece funcionar bien dentro del sistema orto-
Podemos encontrar varias democracias doxo de dos partidos. Costa Rica, país donde
más antiguas e n las que hay un alto grado de hay cuatro partidos importantes y un conside-
sindicalización y un partido socialista fuerte, rable grado de inestabilidad en la historia polí-
como ocurre e n Austria, Bélgica, Dinamarca, tica de los 40 últimos años, se parece mucho
Finlandia3, Islandia, Israel, Noruega y Suecia. más a las pequeñas democracias multipartidis-
E n otros, como Alemania occidental, Austra- tas de Europa, salvo que tiene un régimen
lia, España, Francia, Gran Bretaña, Grecia, presidencial. Venezuela es básicamente un sis-
Italia, Nueva Zelanda y Portugal, los partidos tema bipolar pero ninguno de los grandes par-
laboristas son más grandes que l o que indica- tidos puede ser calificado de socialista.
ría su grado de sindicalización, s i bien la bipo- Es más difícil aún tratar de enmarcar entre
laridad es l a misma y los partidos de los traba- las democracias más viejas a los demás países
jadores, por más que estén divididos, constitu- latinoamericanos (de la lista del grupo B). En
yen uno de los dos polos. L o mismo cabe decir la Argentina, e l Partido Peronista (MNJ) ha
de los Estados Unidos, pero únicamente e n l a incluido tradicionalmente a elementos sindi-
medida muy limitada en que quepa calificar al cales pero siempre ha sido más un partido
Partido Demócrata de partido de los trabaja- nacionalista^^ que laborista, l o que es resulta-
dores. El caso de Francia, e n que los partidos do, más que de los aspectos internos del con-
de los trabajadores están bastante divididos, flicto entre trabajador y administración, de un
puede ser distinto por otras razones. En los sentido de rebelión contra las dependencias
Últimos años, e l grado de sindicalización ha liberales. L a U n i ó n Cívica Radical de Raúl
disminuido aún más e n las democracias indus- Alfonsín representa la vieja tradición liberal/
trializadas y, para fines de 1989, era del orden radical y hay más partidos entre los cuales sólo
del 1O % en Francia, e l 43 O/o e n Alemania occi- corresponde a los socialistas (PI) una pequeña
dental y Gran Bretaña (menos aún según otras parte del electorado. L a CGT, recientemente
estimaciones), e l 39 Yo en Italia (según los sin- unificada, puede haberse convertido e n un
dicatos es del 45 Oh), e l 80 O/o e n Dinamarca, e l foco de oposición pero no está controlada por
75 O/o e n Bélgica, e l 60 O/o e n Portugal, e l 59 Yo los sindicatos peronistas ni por e l partido jus-
en Irlanda, e l 35 O h e n Grecia, e l 30 Yo e n los ticialista (Floria, 1987, págs. 153 a 178). U n o
Países Bajos y e l 17 % e n España. de los grandes partidos de Brasil, e l Movi-
En esta lista ya han quedado incluidos la miento Democrático, partido de oposición
mayoría de los países d e l grupo A y algunos de apenas tolerado e n los días de distensbo y aber-
los países del grupo B, con l o que quedan unas tura entre 1974 y 1984, incluía también ele-
pocas democracias. Entre ellas se encuentran mentos de otro partido laborista anterior, e l
Canadá, Países Bajos y Suiza, donde la diver- viejo Partido Laborista Brasileño (PTB) de
sidad regional y e l federalismo han constituido Goulart y Vargas cuya índole también era más
obstáculos para e l desarrollo de partidos repre- nacionalista y corporativista que representati-
sentativos de los trabajadores, e Irlanda y e l va de los sindicatos. El partido, revivido en
Japón, donde problemas tradicionales como l a 1979 como socialismo moreno (PTD), no era
independencia de los irlandeses o e l paterna- más que una máquina política personal al ser-
icuáles son las democracias de hoy? 299

vicio de Leonel Brizola y apoyaba al partido basa, y haber llevado a una adaptación más
de gobierno con e l engañoso nombre de De- pluralista de la democracia, como la democra-
mócratas Sociales. E l único partido verdadera- cia fundada sobre e l principio de alianzas u
mente obrero era e l militante Partido de los otras limitaciones al control centralizado de
Trabajadores, surgido de las huelgas de 1978 a los partidos. En muchos de los países de Euro-
1980 y que obtuvo un 3,6 Yo e n las elecciones pa occidental la industrialización trajo consigo
de miembros de la Cámara de Diputados que s i n embargo un grado considerable de sindica-
tuvieron lugar en 1982 (Smith, 1987, págs. 200 lismo y, a la larga, dio lugar a los grandes
a 213). partidos socialistas (o combinaciones de parti-
E n las elecciones celebradas e n Uruguay en dos socialistas y comunistas) que normalmen-
1984 y 1989 quedó también restablecido e n su te asociamos con l a transformación de los sis-
mayor parte e l sistema de dos partidos y me- temas modernos según criterios de clase, parti-
dio implantado e n 1971, integrado por los Co- do, o coalición basada en los trabajadores o
lorados, los Blancos y e l Frente Amplio, coali- basada e n l a administración o los propietarios.
ción encabezada por los demócratas cristia- Este ha sido e l cuadro más común entre las
nos, e n cuyas filas se encontraban algunos de democracias estables de la época contemporá-
los elementos de izquierda que habían sido nea.
objeto de represión por los militares e n e l ínte-
rin. L a dictadura había ((suspendido)) las fac-
ciones moderadas y proscrito todos los grupos Condiciones económicas
marxistas o violentos. S i bien entre los inte- y sociales de la democracia
grantes del Frente Amplio se encuentran unas
dos terceras partes que se identifican con «la A partir de Alexis de Tocqueville, y e n forma
izquierda», los votos que obtuvieron e n 1984 sistemática con James Bryce y Seymour Mar-
y 1989 (incluso sus dos terceras partes) no tin Lipset, para mencionar únicamente l a in-
llegaron exactamente a los votos de un partido vestigación de índole más filosófica, se ha ha-
obrero en las democracias más antiguas (Rial, blado de l a relación entre democracia y un
1987, págs. 241 a 265)5. En ninguno de los determinado marco económico y social como
demás países latinoamericanos de nuestra lis- condición necesaria, aunque no suficiente.
ta, Bolivia, Ecuador o Perú, existe nada que se Hasta ahora hemos hablado sobre todo de l a
parezca a un partido de los trabajadores, por cultura política, esto es, de los requisitos de
más que algunos se califiquen a s í mismos de procedimiento, organización e institucionales.
partidos social demócratas o incluso de revo- No es fácil establecer una relación entre l a
lucionarios. Esto tampoco significa necesaria- democracia en general y la riqueza relativa, e l
mente que no puedan establecer un régimen capitalismo o un determinado tipo de socie-
democrático que funcione, pero sí indica que dad, s i se t i e n e e n cuenta la larga historia de
sus sistemas de partidos se configuraron en la democracia que encuentra antecedentes e n
forma muy distinta a la de nuestro grupo bási- la sociedad griega y e n sociedades urbanas de
co de democracias. diversa índole, así como e n las diversas formas
Para que haya un régimen democrático no de democracia e n los primeros tiempos de los
es preciso que exista un partido de los trabaja- Estados Unidos, especialmente después d e l de-
dores. Las primeras democracias oligárquicas, cenio de 1830, época en que la población no
como la de la Gran Bretaña del siglo XIX, las era particularmente rica ni la economía se ca-
de gran parte de América Latina a principios racterizaba por e l capitalismo industrial. E l
del siglo XX y la de los Estados Unidos desde auge actual de la democracia e n Europa orien-
los inicios del régimen democrático e n e l dece- tal plantea cuestiones aún más complejas e n
nio de 1830, establecieron sistemas de dos cuanto al deseo de prosperidad y los vestigios
partidos o, por l o menos, sistemas bipolares que quedan de la economía colectivista. Tal
s i n que hubiera un partido de los trabajadores. vez la mejor forma de caracterizar las condi-
E n muchos casos, las divisiones territoriales y ciones socioeconómicas para la democracia
culturales preexistentes parecen haber demo- consista en afirmar que ésta ha demostrado
rado e l desarrollo de un partido de los trabaja- una impresionante adaptabilidad a condicio-
dores y de la estructura sindical en que se nes muy diferentes y no necesariamente muy
300 Peter H. Merkl

igualitarias. En muchos casos, las sociedades cación y a la salud pública constituye una
elitistas y l a plutocracia han demostrado ser forma de medir en qué grado la productividad
sorprendentemente compatibles con la demo- de l a maquinaria económica ha sido aplicada
cracia. efectivamente en beneficio de las masas, una
Para los efectos del presente artículo, los forma de medir la democratización de las ga-
marcos económicos y sociales indican afortu- nancias, por así decirlo7. N o hay un estándar
nadamente una similitud básica mucho mayor absoluto de financiación pública para la edu-
que la observada e n e l curso de la historia. cación y la salud, pero los índices revelan una
Esto facilita enormemente l a comparación y cierta proporcionalidad e n e l esfuerzo que es
nos permite concentrarnos en ciertos indica- bastante distinta del nivel de riqueza a que nos
dores de importancia e n lugar de vernos obli- referimos anteriormente, s i bien sigue guar-
gados a tener e n cuenta diferencias más com- dando relación con e l grado de desarrollo eco-
plejas entre las democracias6. L a dimensión nómico y la urbanización. Las sociedades me-
más evidente es l a de la riqueza relativa e n nos desarrolladas y más rurales, por l o general,
1988 en comparación con la mayoría de los gastan menos en educación y salud pública.
regímenes no democráticos, por más que cuan- Los primeros datos, correspondientes al perío-
do se trata del PNB siempre se encuentran a la do comprendido entre 1960 y 1975, indican
cabeza países del tercer mundo productores de un aumento considerable del gasto en educa-
petróleo, como los Emiratos Árabes Unidos o ción pública entre las democracias del grupo
Qatar, y las proporciones pueden verse distor- A, l o que refleja un importante intento de
sionadas por las idas y venidas del tipo de redistribución e n e l curso de esos quince años
cambio d e l dólar y del mercado del petróleo. de prosperidad y desarrollo económico conti-
En todo caso, l a mayor parte de los países nuado. Existen s i n embargo varios países que
democráticos del grupo A tenían en 1989 un superaron claramente e l aumento medio,
producto nacional 'bruto superior a los 12.000 como Israel (del 4,6 al 8,5), Jamaica (del 2,4 al
dólares per cápita. Un número menor de paí- 7,6 O/o), Australia (del 3,5 al 7,l O/o), Portugal
ses, entre los que se hallan Irlanda y también (del 1,9 al 6,l Yo), Irlanda (del 3,3 al 6,2 O/o) y
Israel, Grecia y España, registran valores que Costa Rica (del 3,5 al 6,l %), y otros donde e l
fluctúan entre 5.000 y 10.000 dólares. E l resto gasto público e n educación disminuyó en la
corresponde a la categoría de un país de re- práctica entre 1960 y 1975, como l a Argentina
ciente industrialización, 1.O00 a 3.500 dólares (del 3,4 al 2,4 Oh). E n cuanto al gasto en salud
(Costa Rica, Ecuador, Jamaica, Venezuela, Ar- pública, contexto en e l cual se registraron au-
gentina, Brasil, Portugal, Perú y Uruguay) o a mentos similares e n la mayoría de los casos,
países económicamente marginales y, por lo estos fueron espectaculares e n algunos países
tanto, muy vulnerables a l a ingerencia externa que ya habían aumentado su gasto público en
o a las crisis económicas, como los casos de educación, a saber, Israel, Australia, Jamaica,
India y Bolivia, o países africanos que aspiran Irlanda, Portugal, Francia e Italia. Estos au-
a l a democracia tales como Senegal, Kenya o mentos de los presupuestos de educación y
Zimbabwe (Diamond, Linz y Lipset, 1988; salud representan probablemente un proceso
Fatton, 1987; Keller y Rothchild, 1987). India de ponerse a la altura de los países que mar-
constituye una vez más un caso excepcional, chan en cabeza. E n cambio, la disminución del
dado que está relativamente protegida de las porcentaje de gasto público puede indicar una
crisis y de l a ingerencia extranjera e n razón de crisis o una declinación, como en e l caso de la
su enorme tamaño y de la unidad de su direc- ex U n i ó n Soviética (el gasto e n educación bajó
ción política. S i bien es cierto que un determi- del 7,3 al 4,5 O/o), Polonia, Filipinas (del 5,5 al
nado nivel de vida facilita l a democracia, vale 2,2 O/o) o Ghana (del 4,2 al 1,5 %) e n e l período
l a pena comparar e l PNB per cápita de países comprendido entre 1960 y 1975.
que aspiran a ella, tales como Hungría, Polo- E l índice de consumo de energía constituye
nia, l a ex Yugoslavia o Turquía. L a República una forma muy fiable de medir e l desarrollo
de Corea, Chile y México parecen también económico, mucho mejor que e l PNB per cápi-
candidatos más promisorios que Filipinas, ta. S i partimos de la hipótesis de que esos 25 a
Honduras o Tailandia. 35 regímenes democráticos se encuentran en-
L a proporción del PNB destinada a la edu- tre los países más desarrollados desde e l punto
icuáles son las democracias de hoy? 301

de vista económico, sus números de orden 1O0 años, e l sector de los empleados de oficina
deberían encontrarse entre los 40 más altos, y trabajadores de servicios creció d e l 7 O/o al
por ejemplo, y e n ningún caso por debajo de 48 9'0 de l a fuerza de trabajo (Stat. Jahrbuch
ellos. Costa Rica, India y Brasil están aún muy der BRD). Actualmente, los integrantes de este
lejos de alcanzar un grado tan alto de consumo enorme sector de la administración y de servi-
de energía y Portugal, España, Grecia, Argen- cios se cuentan e n l a actualidad entre los parti-
tina y Jamaica recientemente se están acercan- darios más volubles del C D U K S U , e l SPD, e l
do a él. Para poder interpretar correctamente F D P y los Verdes, todos los cuales se ven
las cifras hay que mencionar s i n embargo que obligados a dirigirles reiterados llamamientos.
algunos de los países no democráticos produc- En e l curso de los años, e l SPD ha perdido
tores de petróleo ocupan los primeros lugares progresivamente s u carácter de partido pri-
de la lista. Evidentemente, en este caso corres- mordialmente de los trabajadores, aunque los
ponde un papel importante a la propensión de sindicatos y los trabajadores manuales que
que sea e l Estado e l que tenga la propiedad de quedan* sigan desempeñando un papel impor-
los recursos energéticos y decida su destino, tante e n esta agrupación que, desde 1959, vie-
así como a una política que fomente e l desa- n e insistiendo e n que es un «partido del pue-
rrollo de la infraestructura y l a industria pe- blo» y no un «partido d e l proletariado)).
sada. Alemania occidental es un país razonable-
Antes de l a Segunda Guerra Mundial, la mente representativo de l a proporción de la
población trabajadora de los países industriali- fuerza de trabajo, que corresponde al sector de
zados más avanzados, especialmente los de- los servicios e n casi todas las democracias
mocráticos, se caracterizaba por un gran por- de nuestros días. Más del 50 9'0 de la fuerza de
centaje de obreros, cuyo aumento fomentó trabajo se encuentra e n este sector e n varios
también e l auge de sindicatos masivos y parti- países, empezando por los Estados Unidos y e l
dos socialistas. A l madurar e l desarrollo indus- Canadá (64 Oh). El promedio en e l sector de los
trial, poco antes de la guerra y especialmente a servicios es d e l orden del 45 al 5 5 9'0 y, por
partir de 1945, los sectores intelectuales y de debajo de él, encontramos que fluctúa entre e l
servicios habían cobrado tales proporciones 35 y no más del 45 O h e n Italia, Irlanda, Costa
que hicieron cambiar la gran división política Rica, e l Brasil, Portugal y España. En cuanto a
original entre capital y trabajo. E l nuevo sector Venezuela y Argentina, los otros países lati-
de los empleados (de grandes dimensiones) se noamericanos de los cuales tenemos esta infor-
ha dispersado políticamente e n muchas direc- mación, la proporción es del 45 % o más. Uni-
ciones, desde la derecha radical hasta la nueva camente India, e n que un 16 O/o de l a fuerza de
izquierda de los partidos ecológicos, con gran- trabajo corresponde al sector de servicios, se
des diferencias entre los distintos países. En encuentra muy por debajo d e l promedio. En
todas las democracias industrializadas, e l ca- todo caso, tenemos que recordar que actual-
rácter de los principales partidos socialistas o mente incluso los países con menor consumo o
laboristas ha cambiado por de pronto, intro- con un porcentaje inferior e n e l sector de los
duciéndose e n e l terreno político gran canti- servicios, probablemente están consumiendo
dad de nuevos problemas sociales. más energía que en e l caso de hace unos años
Como ejemplo de los cambios en la compo- de los principales países democráticos actua-
sición de la fuerza de trabajo y las consecuen- les. Simplemente estamos describiendo rasgos
cias políticas de éstos, podemos mencionar los típicos de las sociedades democráticas de hoy
que tuvieron lugar en Alemania antes de 1945 y ¿no estamos fijando condiciones mínimas
y en la República Federal de Alemania antes necesarias para que se pueda hablar de un
de la unificación. En 1882, los dos mayores régimen democrático que sea viable?
componentes ocupacionales de la sociedad ale-
mana eran los trabajadores manuales (57 Yo de
l a fuerza de trabajo) y los trabajadores agríco- Otros indicadores sociales
las y por cuenta propia (36 O/O). Para 1986, los
trabajadores manuales constituían únicamente Para completar nuestro cuadro de los regíme-
un 39 % y los trabajadores agrícolas e indepen- nes democráticos hacia fines del siglo XX po-
dientes únicamente un 13 Yo. E n los mismos demos mencionar otros indicadores sociales,
302 Peter H. Merkl

como e l ingreso y l a igualdad sectorial, l a carga t r e las dos terceras y las tres cuartas partes de
impositiva, l a tasa de alfabetización y e l USO todo e l ingreso del país. Es notable que India
de medios de comunicación. A diferencia de l o se encuentra ahora por debajo del límite del
que muchos creen, e l hecho de que l a desigual- 50 O/o, l o cual tal vez constituye e l reflejo de la
dad entre los ingresos de los distintos estratos base e n que se apoya la cultura política demo-
sociales no sea demasiado alta constituye un crática del país, especialmente a partir de
rasgo distintivo en la mayoría de las democra- 1971, año en que en virtud de l a vigésimo
cias capitalistas. Ciertamente en esos países sexta enmienda de la Constitución se abolie-
hay gente muy rica, pero la masa de la pobla- r o n los privilegios de príncipes y maharajaes.
ción trabajadora también se encuentra en una E l porcentaje correspondiente a India e n e l
situación relativamente aceptable. L a situa- decenio de 1960 era del 52 %, muy respetable
ción es muy distinta en la mayoría de los e n términos comparativos.
países e n desarrollo, donde e l abismo entre los E l coeficiente de Gini mide la desigualdad
muy ricos y los muy pobres es mucho mayor. sectorial e n e l ingreso, especialmente entre los
En muchas sociedades e n transición se en- sectores rural y urbano donde se encuentran
cuentran también diferencias muy considera- las mayores disparidades en muchas de las
bles entre los sectores avanzados de la socie- democracias. Cuanto más alto es e l número de
dad y grandes focos tradicionales que se hallan orden, mayor es la igualdad entre los sectores
especialmente en la agricultura de subsisten- (un valor de 1 indicaría la mayor desigualdad).
cia, las granjas familiares tradicionales, la pe- También e n este caso la mayoría de las demo-
queña empresa o entre ciertas minorías étnicas. cracias registró excelentes resultados, que- van
L a desigualdad e n e l ingreso puede medirse de 90 a 111. Cabe observar una importante
con un índice del porcentaje de todos los in- desigualdad sectorial en e l caso del Japón,
gresos que percibe la quinta parte superior de Costa Rica, Italia, España, Irlanda, India y
los trabajadores remunerados. S i centramos Portugal (70 a 89). L a mayor desigualdad en-
la atención en e l 20% más alto, y no en un t r e sectores de la economía se encuentra e n
porcentaje más pequeño de los que más ganan, Jamaica, Venezuela e Islandia (50 a 69), mien-
podemos desestimar las desigualdades dentro tras que Brasil, Grecia y los demás países de-
de l a quinta parte más alta y entre la punta y la mocráticos latinoamericanos del grupo B com-
base de la pirámida de ingresos. Según los parten e l desarrollo sectorial sumamente desi-
resultados, e n l a mayor parte de los países gual e n la mayoría de los países n o democráti-
democráticos d e l grupo A e l 20 % de ingresos cos del tercer mundo. Tanto la igualdad entre
más altos gana alrededor del 40 O/o del total. E n los sectores como un mínimo de igualdad e n e l
las sociedades más igualitarias, como Austra- ingreso individual guardan estrecha relación
lia, Finlandia, Suecia, Noruega y Gran Breta- con e l tipo de sociedad que hace posible un
ña, e l porcentaje está un poco por debajo d e l régimen democrático'0.
40 O/09 y, e n l a mayoría de los demás, incluida Los impuestos redistributivos constituyen
España, llega hasta un 45 O/o. Es interesante una forma de alcanzar la igualdad. L a gestión
observar que la desigualdad era mayor e n algu- fiscal macroeconómica caracteriza también la
nas democracias hace un decenio; así ocurre, economía mixta de nuestros días, o e l «Esta-
por ejemplo, con Noruega (41), Suecia (44), do impositivo)), como l o llamó Manfred G.
Gran Bretaña (44), Japón (46), Dinamarca Schmidt en una monografía sobre e l creci-
(48), Finlandia (49), Alemania occidental (53), miento del gobierno (Schmidt, 1983, págs. 261
Francia (54), Jamaica (62) y Venezuela (65). a 285 y 11 a 22). Solía decirse que l a democra-
En cambio, hay países democráticos como Ja- cia liberal únicamente podía prosperar e n un
maica, Bélgica, Irlanda, Venezuela y Argentina sistema capitalista o, por l o menos, que nunca
e n que e l quinto superior percibe más de la se había dado una combinación distinta. Sin
mitad de los ingresos. E l Brasil (66,6 O/o) y pro- embargo, e n nuestros días es s i n duda más
bablemente los demás países democráticos de correcto hablar de una economía mixta con
América Latina e n e l grupo B son tan poco una considerable intervención d e l gobierno y
igualitarios como la mayoría de los países no un gran sector público. D e hecho, e n e l último
democráticos del tercer mundo, e n los cuales cuarto de este siglo e l porcentaje del producto
la quintila más alta percibe normalmente en- interno bruto absorbido por los impuestos (y
¿Cuáles son las democracias de hqv? 303

redistribuido en parte) ha aumentado en for- Estados Unidos, por ejemplo, e n la actual


ma prodigiosa desde e l decenio de 1950, época campaña de alfabetización se ha estimado que
e n que la mayoría de las democracias occiden- los analfabetos funcionales constituyen por l o
tales eran un «Estado impositivo» que «única- menos un 20 9'0 de la población adulta y, según
mente» representaba las quintilas 20 a 25 y 30 algunas estimaciones, esa proporción puede
a 35. Ese crecimiento y, con e l tiempo, la llegar hasta una tercera parte, l o cual se en-
predominancia de l a socialdemocracia e n la cuentra e n marcada discrepancia con e l 99 %
política de algunos países democráticos, como de estadounidenses oficialmente calificados de
Austria o Noruega, tal vez haya tenido algo alfabetizados a principios d e l decenio de 1970
que ver con e l crecimiento del Estado imposi- y e l 94 9'0 en 1987. Teniendo presentes estas
tivo, tal como la predominancia conservadora reservas, deberíamos también mencionar los
e n un país como Japón parece haber contra- progresos e n materia de alfabetización regis-
rrestado. S i n embargo, una influencia política trados en e l decenio de 1970 e n varias demo-
conservadora en Francia, Italia, Bélgica o Ca- cracias, como Costa Rica, Israel, Jamaica,
nadá no ha surtido efectos notables, como Grecia, India, Portugal y España, e n todos los
tampoco e l cuasiequilibrio entre izquierda y casos resultado de esfuerzos concertados que
derecha e n la política de Suecia o de los Países probablemente incluyeron e l aumento del gra-
Bajos que ha impedido que esos países se con- do de alfabetización de todos los alumnos. Es
viertan en e l epítome de los impuestos eleva- bastante claro que, e n la mayoría de los países
dos. Carecemos de datos para la comparación democráticos, entre e l 95 y e l 100% de l a
con democracias más marginales o con países población tuvieron la educación académica
no democráticos del tercer mundo, pero pode- necesaria para la alfabetización según las con-
mos suponer que sus tasas tributarias sean venciones estadísticas. Venezuela, Grecia y
mucho más bajas, por más que en esos países Portugal se encuentran un tanto por debajo de
haya mucho menos que gravar. L a posible de- esa proporción. Brasil y especialmente India
mocratización de Europa oriental, ex Estados tienen tasas de analfabetismo comparables a
comunistas con un enorme sector público y un las de gran parte d e l tercer mundo no demo-
sistema de tributación indirecta, plantea pro- crático '.
blemas de otra índole. L a tasa de alfabetización tiene que ser
N o procede examinar e n este artículo la combinada con los índices de utilización de
cuestión de s i existe una tendencia intrínseca medios de comunicación en todo e l mundo.
en los regímenes democráticos a autodestruir- Antes de que todo e l mundo tuviera acceso a
se por la vía d e l gasto público y la tributación, la televisión, e l número de ejemplares de pe-
supuestamente para consolidar su legitimidad riódicos por cada 1.000 residentes solía ser
incierta dando «regalos» a grupos de votan- una buena forma de evaluar la utilización de
tes" e n épocas electorales o incluso la de s i es medios de comunicación y todavía pone de
posible determinar «cuánto es demasiado)). manifiesto la existencia de una población
Nuestro último grupo de índices se refiere a la consciente a los efectos de participación e n la
alfabetización y utilización de medios de co- política democrática. Esta evaluación nunca
municación. Para muchos observadores, la al- ha sido absolutamente fiable s i se tiene e n
fabetización casi universal constituye un re- cuenta e l uso propagandístico de los periódi-
quisito obvio para una democracia que funcio- cos por las dictaduras o los complejos proble-
ne, con l o cual suelen olvidarse de que l a mas que suscita la libertad de prensa respecto
democracia estadounidense d e l siglo XIX y la de los gobiernos, de las empresas más podero-
latinoamericana de principios del siglo XX sas o de otros intereses organizados. En todo
probablemente tuvieron que manejarse con caso, nos encontramos con que l a mayoría de
enormes números de votantes analfabetos o las democracias más fiables se encuentran en
semianalfabetos (Dahl, 1971, págs. 75 y 76)12. los primeros 25 números de orden, encabeza-
Las estadísticas sobre alfabetización, además, das por países como Japón14 (562 ejemplares
no reúnen mayores datos acerca de la naturale- por cada 1.O00 habitantes e n 1984), Finlandia
za y la intensidad de l a alfabetización, s u posi- ( 5 3 9 , Suecia (521) y Noruega (501) y con los
ble sesgo antidemocrático y la consiguiente Estados Unidos mucho más abajo con 268
facilidad de lectura d e l votante adulto. En los ejemplares por 1.000 habitantes, s i bien bas-
304 Peter H. Merkl

tante por encima del Canadá (220) y de Fran- aumentan la distribución de periódicos y la
cia (212). Tal vez merezcan especial mención tenencia de aparatos de televisión.
los 1O o 15 primeros países, pero lo que real- Las democracias más recientes o margina-
mente nos debe interesar son los países que les del grupo B deberían resultar particular-
están considerablemente por debajo de los 25 mente beneficiadas por e l aumento aparente
primeros, como Costa Rica y Brasil donde e l de la participación electoral de los que aún no
bajo grado de alfabetización y las grandes desi- se expresan por l a vía de las urnas, del mejora-
gualdades sociales pueden constituir la razón miento de sus estructuras institucionales y de
por l a cual la mayoría de l a población no tiene la consolidación de sus sistemas de partidos o
acceso a la palabra impresa. L a propiedad de grupos, incluso s i no optan por conformarse al
aparatos de televisión, asimismo, puede ser «modelo de Westminster)) o no demuestran
considerada una fuente adicional de informa- mayor interés e n construir un sistema de dos
ción política, s i bien nos dice bastante poco partidos que se alternen e n e l poder y de los
acerca de cuán informativos e imparciales son cuales uno sea laborista o socialista.
los programas o d e l grado en que los adultos Las nuevas democracias superan más y
utilizaran l a televisión para estos efectos. Ade- más cada día los umbrales de afluencia y desa-
más, la televisión puede estar políticamente rrollo económico y social (PNB per cápita,
esterilizada, l o cual constituye en los Estados consumo de energía, urbanización) o de madu-
Unidos un factor de despolitización. Habida rez socioeconómica (porcentaje del PNB desti-
cuenta de que la televisión tiende a competir nado a la salud pública y a la educación, creci-
con l a palabra impresa, y e n muchos casos l a miento d e l sector de servicios, e l ((Estado
reemplaza con dudosos resultados para la polí- impositivo»), que parecen existir. E l ingreso
tica democrática, deberíamos buscar diferen- individual en esas sociedades es más igualita-
cias notables entre los dos grupos de números r i o y algunos sectores de la economía están
de orden. Cabe preguntarse, por ejemplo, s i e l dejando de ser tan atrasados. D e ser ésos los
hecho de que Bélgica o Estados Unidos tengan signos de un mayor pluralismo y un mayor
un número de orden mucho más alto e n cuan- avance político, todas esas democracias margi-
to a la propiedad de aparatos de televisión que nales serán consideradas con e l curso del tiem-
respecto a la lectura de periódicos indicaría po tan estables como las sociedades democrá-
que, de hecho, la televisión ha comenzado a ticas establecidas.
reemplazar a la palabra impresa como fuente Cabe preguntarnos e n este punto qué es
de noticias. En efecto, de los diez países e n los realmente l o que ha fortalecido la democracia
cuales había un mayor número de propietarios en algunos países haciéndola más fuerte e n
de aparatos de televisión en 1986, los Estados algunos que e n otros. Los indicadores socio-
Unidos (8 13 por cada 1.OOO), e l Japón (585), económicos parecen reflejar e l crecimiento y
e l Canadá (546), Gran Bretaña (534), Finlan- la diferenciación social, pero en e l centro
dia (450), Australia (472), Países Bajos (467), de una democracia fuerte se encuentra siem-
Austria (436), Suiza (411) y Francia (402), pre una afianzada cultura política democráti-
únicamente cuatro (Japón, Gran Bretaña, Fin- ca, una creencia de la población e n la demo-
landia y Suiza) se encuentran también entre cracia y preferencias que se hacen valer inclu-
los 10 primeros en l o que atañe a la lectura de so en los momentos más difíciles.
periódicos (UNESCO, 1988). En todo caso, para que la democracia
L a impresión predominante que deja esta triunfe no basta con que se materialice e n la
reseña de la democracia a fines del siglo XX es práctica la educación cívica democrática; tam-
la de un fenómeno que es extiende de forma poco existe una receta para hacerla mejor. Pa-
inexorable, afianzado por e l avance constante rece haber cinco condiciones o circunstancias
de los indicadores económicos y sociales. Las necesarias para que prospere una verdadera
democracias bien establecidas del grupo A tie- democracia. U n a es un principio dramático,
nen instituciones sólidas, buenos hábitos y su algo así como e l sentido de un cambio revolu-
avance económico y social, años tras año, re- cionario, la fundación de un novus ordo seculo-
dunda en beneficio de l a estabilidad de sus rum, la «ruptura» de viejas tiranías y e l naci-
regímenes. E l acceso a l a información política miento de un régimen justo y libre (Share
parece aumentar e n esos países a la par que 1986, O’Donnell y Schmitter, 1987; Malloy y
iluáles son las democracias de hov? 305

Seligson, 1988, págs. 3 a 11) o la resurrección consiste e n que haya una buena constitución
de una ((sociedad civil» que sale del puño de la que funcione y existan además e l sentido co-
dictadura. Es mucho más probable que, más mún y l a flexibilidad suficientes para adaptar-
que una transición gradual, para generar un la a los cambios y necesidades, e n lugar de que
fuerte mito democrático que inspire e l desa- aparezca e l temor, cada vez que haya que in-
rrollo de la democracia e n e l futuro se necesite troducir un ajuste, de que se abra un caja de
un acontecimiento catastrófico, como una gue- Pandora de cambios que nadie quiere. El últi-
rra, la intervención extranjera o una revolu- m o requisito, en modo alguno menos impor-
ción violenta y e l consiguiente colapso de un tante, es la paz externa y una relativa seguri-
sistema autoritario. El cataclismo de las dicta- dad internacional.
duras comunistas en Europa oriental de 1989- A medida que avanza e l decenio de 1990,
1990 podría constituir e l nacimiento de nue- las dificultades con que tropiezan las nuevas
vas y vibrantes democracias, siempre que esos democracias en América Latina y Europa
países puedan superar los terribles problemas oriental ponen de manifiesto cuán débil y vul-
de organización que ello entraña. Diga l o que nerable es la democracia en general. E n países
diga Thomas Jefferson, un principio dramáti- como Argentina y Brasil, la carga incesante
co puede sostener la fe democrática durante que suponen para su economía l a inflación y la
una generación o dos, s i n tener que repetirse austeridad y e l consiguiente descontento de
tras algunos años. l a población tienen gran influencia e n la esta-
Un segundo requisito para que haya una bilidad democrática. L a deuda externa y los
democracia fuerte consiste en que en una na- problemas de la privatización de la economía
ción preexista un sentido de comunidad aun- constituyen también una carga para e l avance
que ésta no sea necesariamente tan igualitaria de l a democracia e n Europa oriental, s i bien
como podría sostener l a teoría democrática. e n forma un tanto distinta y, tal vez, más fácil
D e hecho, ha sido una sociedad elitista de de remediar. E n todo caso, todavía es preciso
clases con una fuerte tradición de administra- establecer y afinar las instituciones, las organi-
ción pública también elitista, como Gran Bre- zaciones y l a cultura política de l a democracia
taña, o con elites educadas que tienen a su e n circunstancias de que grandes conflictos
cargo e l gobierno y la sociedad, como en e l étnicos ofrezcan una fácil excusa para abando-
continente europeo, en Japón y en los países nar e l difícil camino de la democratización y
más europeizados de América Latina, l a que la purga interna.
ha sido capaz de sentar una buena base para Cabe entonces preguntarse cómo se podía
un gobierno democrático. En todo caso, ello es afianzar l a democracia e n los casos más margi-
cierto únicamente e n la medida e n que l a elite nales. Resulta difícil proporcionar un m i t o re-
esté dispuesta a competir y tome una actitud volucionario democrático o un mínimo de ar-
de servicio en lugar de comportarse como los monía nacional. Las tres últimas condiciones
zánganos o los mandarines, tal como l o hacen para que prospere l a democracia permiten ha-
los ((rnaharajaew burocráticos de Brasil, a los cer esfuerzos adicionales como e l de concebir
que sólo interesa aprovechar su posición. En métodos más efectivos para resolver conflic-
una plutocracia bien puede ocurrir que esto n o tos, revisar la constitución y proteger e l vulne-
funcione y, con e l tiempo, la codicia puede rable régimen democrático con l a intervención
corromper e l justo orden del régimen demo- extranjera (aunque esto Último s i n duda es
crático y hacerlo desaparecer. más fácil de decir que de hacer). Otra forma de
L a tercera condición constituye e n cierta consolidar la democracia e n los casos margina-
manera la contrapartida de la segunda, en e l les puede consistir e n tratar con buena fe de
sentido de que, para prosperar, l a democracia mejorar l a observancia de los derechos políti-
necesita una relativa ausencia de conflictos cos y civiles. Las democracias nuevas y margi-
sociales importantes entre clases o entre gru- nales suelen tener problemas de tolerancia res-
pos religiosos y étnicos. Un procedimiento pecto a l a libertad de expresión o l a libertad de
bien establecido para l a solución de conflictos, prensa, mientras que e l derecho a reunirse u
sea por un voto a la mayoría o sobre l a base de organizarse para fines políticos suele ser obje-
consenso, es al principio tan bueno como l a to de abierta ingerencia (Wolfgang, 1989, págs.
armonía o incluso mejor. L a cuarta condición 36 a 39).
306 Peter H. Merkl

Otro punto de apoyo para las democracias poderoso medio de afianzar la lealtad nacional
nuevas y marginales consiste precisamente e n y e l sentido de solidaridad entre l a comuni-
los derechos económicos y sociales que, a par- dad. Incluso e n una sociedad clasista, e l ciuda-
tir de 1945, los ciudadanos de las democracias dano se siente aceptado e n la comunidad y
más viejas dan por sentado. Los regímenes de tiene interés en ella en lugar de sentirse un
seguridad social y bienestar, además de resol- tercero aislado.
ver los problemas más apremiantes de la vejez,
l a enfermedad y e l empleo, constituyen un Traducido del inglés

* El autor desea expresar su reconocimiento por las útiles observaciones formuladas p o r Mattei Dogan, Eric
R.A.N. Smith y Fernando López-Alves, a los que n o cabe naturalmente imputar responsabilidad alguna por los
juicios expresados o los errores cometidos.

Notas

1. U n a gran cantidad de obras n o marxista; así queda de cuenta el ingreso indirecto


teóricas describen estas etapas de manifiesto e n una gran cantidad e n l a forma de bajo coste de l a
expansión de l a democracia desde de obras teóricas de G i n o vivienda, l a atención médica
que James Bryce empezó a Germani, Peter Snow, Guillermo y l a educación ni los privilegios
estudiarlas (Bryce, 1921). Véanse O’Donnell y muchos otros. de la elite.
las fuentes citadas por
G. Bingham Powell (Powell, 1982, 5. Había un partido socialista y 10. Este coeficiente, s i bien mide
pág. 238) y. más recientemente, un partido comunista, así como la desigualdad, n o l a relaciona
Tatu Vanhanen (1 990, capítulos 2 varios grupos divididos que, específicamente con l a de las
Y 3). sumados, representaban menos minorías étnicas. H a y otras
del 10 O/o del total de votos. formas de medir l a división
2. Pensamos aquí en el caso de étnica o incluso l a violencia
Nicaragua, país que incluso antes 6. Si bien las diferencias e n las política que obedece a factores
de 1990 tenía un gobierno sociedades pluralistas y las formas étnicos, pero, por más que pueda
libremente elegido. Sin embargo, en que resuelven los conflictos existir una relación entre ellas y
las restricciones a los derechos pueden arrojar tipologías útiles l a desigualdad económica, nunca
políticos y la inexistencia de un para la comparación de las ha sido establecida
sistema de partidos, j u n t o con democracias, nos interesa más específicamente.
una situación continua de encontrar entre ellas factores
desorden civil (por más que haya comunes que diferencias (véase 1 1. Autores neomarxistas tales
sido impulsada en su mayor parte Lijphart, 1977, capítulos 3 y 4). como Jürgen Habermas y Claus
desde el extranjero) hacen que Offe parecen haber llegado a un
Nicaragua n o sea un buen 7 . Naturalmente, los índices n o curioso consenso acerca de l a
candidato siquiera para la lista revelan por sí mismos dinámica de esta situación, que
del grupo B. peculiaridades de los países, tales ha sido descrita también en forma
como la estructura de las más científica por D a v i d
3. En Finlandia, e l Partido Social instituciones educacionales Cameron y Aaron Wildavksy
Demócrata comparte este poderío o las diferencias en la política entre otros. Véanse aismismo las
con la Liga Democrática Popular en materia de atención a la salud diversas contribuciones a l a obra
(comunista) y, en Dinamarca y o en los sistemas de seguros de de Taylor (1 983) en que se
Bélgica, la proporción obtenida salud no permitiendo hacer más estudian los diversos aspectos de
por los socialistas ha sido que comparaciones generales. la medición de l a magnitud del
reducida en razón de la existencia sector público.
de muchos partidos. 8. El CDU/CSU obtuvo también
una parte importante del resto de 12. H a y que tener en cuenta
4. L a tradición nacionalista en los votos de los trabajadores, también el problema que significa
Argentina tiene ciertas raíces especialmente entre los católicos. el idioma para los nuevos
preperonistas de tendencia inmigrantes, cuyo conocimiento
hispánica, de Maurras y fascistas 9. Huelga decir que algunos de deficiente del idioma de su nuevo
que Perón amalgamó con el los ex países comunistas país constituye una barrera
populismo y el nazismo bajo ocupaban un lugar incluso más psicológica para l a participación
símbolos hábilmente manipulados bajo, s i bien sus porcentajes política.
de justicia social y sindicalismo correspondientes n o tienen en
¿Cuáles son las democracias de hoy? 307

13. L o s regímenes comunistas se Nicaragua y los comunistas y los 14. Las cifras absolutas están
enorgullecen de haber conseguido rebeldes en Afganistan. El índice tomadas del Anuario Estadístico
l a alfabetización de sus pueblos y de analfabetismo entre las de l a UNESCO (1988 T.7, 17), y
n o es sorprendente que l a mujeres, en particular, hace que en ellas Bélgica aparece también
alfabetización de las masas haya las tasas generales sean bajas en en el decimoquinto lugar según el
constituido un gran motivo de muchos países en desarrollo. número de propietarios de
división entre, por ejemplo, los aparatos de televisión.
sandinistas y los contras en

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igualdad y democracia

Frederick C. Turner y Marita Carballo de Cilley

Durante los últimos 150 años, los estudiosos Concretamente, en l o que se refiere a las com-
de los procesos democráticos han supuesto paraciones d e l crecimiento económico, l a
que la igualdad social y económica conduce igualdad y los derechos políticos, los nuevos
naturalmente a la igualdad política, y que es datos del Banco Mundial de l a Freedom Hou-
más probable que las instituciones y compor- se, y de la Encuesta de los Valores Mundiales
tamientos democráticos florezcan e n las socie- de 1990, permiten un análisis comparado es-
dades que son también más igualitarias por pecialmente fructífero. N o podemos dejar de
otros conceptos. Esto parece a l a vez lógico e lado las viejas controversias, pero sí podemos
históricamente exacto: antes de la Revolución -utilizando datos de mejor calidad y de una
Francesa las aristocracias europeas y los autó- mayor variedad de países, que hace unos po-
cratas de otras partes del cos años n o estaban dispo-
mundo monopolizaban e l Frederick C. Turner es profesor de Cien- nibles- investigar las con-
poder político, los privile- cias Políticas en la Universidad de Connec- secuencias de l a igualdad y
gios económicos y la dis- ticut y fue presidente de la Asociación la desigualdad para la con-
Mundial para la Investigación de la Opi-
tinción social. Por otra nión Pública. solidación de los regíme-
parte, muchos especialistas Marita Carballo de Cilley es profesora y n e s democráticos sobre
de las ciencias sociales y presidenta del Departamento de Sociolo- una base más sustancial.
gía de la Universidad de Argentina y pre-
ministros de planificación sidenta del Instituto Gallup de Argentina.
Antes de hacerlo, no obs-
han supuesto, explícita o tante, convendrá pasar re-
implícitamente, que los vista a l a literatura y a las
procesos d e l «desarrollo» hipótesis de l a ciencia polí-
al final del siglo XX con- tica y la sociología con res-
tribuyen e n cierto sentido pecto a l a igualdad y a la
a crear una mayor igual- democracia.
dad en las esferas econó-
mica, social y política.
Y sin embargo, s i tenemos en cuenta l a Las perspectivas de la igualdad
espectacular aparición de «nuevas democra- y la democracia
cias» e n las dos últimas décadas del siglo XX,
¿hasta qué punto podremos decir que estas L a base más esencial de nuestras concep-
hipótesis tradicionales se cumplen? ¿Qué da- ciones acerca de la influencia de l a igualdad
tos podemos utilizar para medir estas tenden- social e n l a democracia e n e l siglo XX procede
cias, y cuáles son sus implicaciones? de las interpretaciones de l a sociedad estado-
En e l decenio de los 90, la difusión de l a unidense e n e l siglo XIX. En su estudio de l a
poliarquía ha ido acompañada de una acumu- Democracia en América, que tanta influencia
lación de datos económicos y políticos de ma- ha tenido, Alexis de Tocqueville vio e n l a
yor alcance y, por lo menos e n cierto sentido, igualdad de l a (condición social» en los Esta-
más precisos que los que se recogían antes. dos Unidos e l requisito previo más fundamen-

RICS 136IJunio 1993


310 Frederick C. Turner, Marita Carballo de Cillev

tal de su democracia. Tocqueville observó que ropa oriental y l a ex U n i ó n Soviética durante


l a aristrocracia no había echado raíces en los los años 80 y comienzos de los 90, la tesis de
Estados Unidos, que la singular igualdad so- Lipset ha vuelto a ganar credibilidad. Las
cial y económica de los americanos había con- comparaciones cuantitativas cronológicas de
figurado su interacción política, y que incluso los niveles de ingresos y la democracia, que
los niveles educativos hacían que los america- llevaron a cabo Lipset y sus colaboradores,
nos fueran más iguales entre sí e n una socie- han confirmado l a validez esencial de la tesis
dad compuesta, según él, de «tan pocas perso- de Lipset y s u capacidad de predicción'.
nas ignorantes, y al propio tiempo de tan
pocas personas educadas»'. Durante la segun-
da mitad del siglo XIX, según la tesis clásica Igualdad entre las naciones
de Frederick Jackson Turner, l a igualdad de l a
condición e n la frontera móvil de los Estados A l evaluar las correlaciones de igualdad econó-
Unidos estableció los requisitos previos para mica y democracia, hay que distinguir en pri-
l a poliarquía2, y en los años 60 Seymour Mar- mer lugar entre dos niveles distintos de la
tin Lipset afirmó que, por diversos conceptos, igualdad: la igualdad entre las naciones, y la
l a experiencia inicial de l a República de los igualdad dentro de éstas. E l primer nivel plan-
Estados Unidos constituía e l prototipo de las tea una cuestión que ha sido una de las cons-
naciones «de reciente aparición» del Tercer tantes de l a teoría de las ciencias sociales des-
Mundo, a medida que iban adquiriendo «con- de los años 60: ¿tienen más probabilidades las
ceptos populistas igualitarios~~. naciones ricas de ser democráticas y, de ser
Al propio tiempo, Lipset añadió convin- así, los procesos e n curso de crecimiento eco-
centemente un nuevo elemento a l a ciencia del nómico fomentan l a democratización y l a con-
comportamiento, e l concepto de que a la larga solidación de los regímenes democráticos? En
el desarrollo económico debe conducir a la este debate, uno de los problemas esenciales,
democratización y que nos es posible medir señalado con vigor y eficacia por Mattei Do-
estos cambios y relaciones con un criterio cro- gan y otros, es que e l PNB por habitante ha
nológico comparado. Como escribió Lipset, y constituido una medida extremadamente im-
demostró ampliamente e n su obra Political precisa de l a riqueza real de las naciones-
Man, «Cuanto más rica sea una nación, mayo- Estado*. Históricamente, esta medida se ha
res serán sus posibilidades de mantener una basado e n los tipos de cambios comparados y
democracia^^. A finales de los años 60 y en los no ha reflejado las muy sustanciales diferen-
años 70, l a reaparición de regímenes totalita- cias e n e l costo de l a vida, tendiendo así a
rios e n e l Tercer Mundo, especialmente en sobreestimar e l PNB de naciones tales como
América Latina, puso e n duda seriamente las Japón e Italia, e n relación con los Estados
hipótesis de «modernización» de L i p s e t y Unidos o e l Reino Unido.
otros, de modo que las interpretaciones con- Sin embargo, actualmente las nuevas medi-
trastantes de «dependencia» y ((autoritarismo das toman en cuenta las paridades de la capa-
burocrático» adquirieron un apoyo considera- cidad de compra (PPP), no sólo e n las publica-
ble. Guillermo ODonnell afirmó que l a teoría ciones de l a OCDE sino también en las com-
de l a modernización había interpretado equi- paraciones más recientes del Banco Mundial.
vocadamente e l principio fundamental de cau- Los datos que figuran e n e l Cuadro 1 utilizan
salidad, ya que «a mi juicio, l o verdaderamen- las PPP, y no los tipos de cambio como facto-
te importante es saber cuáles efectos puede res de conversión9, con l o que se aproximan
tener l a acción política en los factores socioe- mucho más a la idea de una comparación in-
conómi~os»~. Terry K a r l y Philippe Schmitter ternacional precisa de la riqueza de las nacio-
han sostenido recientemente que tanto e l cre- nes-Estado. Las mediciones de los ingresos por
cimiento económico como una distribución habitante y e l crecimiento de los ingresos entre
más equitativa de los ingresos deben conside- 1965 y 1990 se combinan con las cuidadosas
rarse como resultados de los procesos demo- estimaciones de la Freedom House con respec-
cráticos y n o como requisitos previos de ellos6. t o a los niveles de derechos políticos y liberta-
No obstante, con l a implantación de regíme- des civiles que gozaban diversas naciones en
nes democráticos e n América Latina, Asia, Eu- 1991. En e l Cuadro 1 figuran todos esos Esta-
Inualdad v democracia 311

Estación de Shunjuku a las siete de la mañana, 1984. Marc TulandRapho

dos, con arreglo a la clasificación de «econo- tes ha de condicionar forzosamente los valores
mías de altos ingresos)) del Banco Mundial de sus ciudadanos y las estructuras políticas.
para 1992IO. Como l a riqueza de estos tres Estados es relati-
D e las 23 naciones más ricas que figuran e n vamente reciente, cabe esperar que sus efectos
e l Cuadro 1, las estimaciones de Freedom condicionantes operen en las políticas a más
House clasifican a 20 como «libres», a Singa- largo plazo, promoviendo l a democratización
pur como {{parcialmente librei) y a Kuwait y de los valores y las instituciones e n un período
los Emiratos Árabes Unidos como «no libres)). más prolongado.
Los dos Estados petrolíferos son claramente S i consideramos que estos tres países son
excepciones, ya que su riqueza no proviene de «casos especialeswmtre las naciones más ri-
una producción interna e n la que participan la cas, e l Cuadro 1 confirma que los países más
mayoría de los ciudadanos sino de la exporta- ricos tienden también a ser los más democráti-
ción de un producto lucrativo que estas nacio- cos. Puede considerarse que quince de los 24
nes poseen e n grandes cantidades, mientras países gozan de la ({máxima libertad» (1 e n l a
que sus poblaciones son relativamente reduci- escala de 1 a 7), con arreglo a las evaluaciones
das. Como ha recalcado recientemente A.F.K. de Freedom House para los derechos políticos
Organski, no podemos esperar que esta rique- y las libertades civiles. Incluso allí donde un
za tenga los mismos efectos en la política in- trato discutible de las minorías hace que l a
terna que la riqueza generada por l a labor clasificación de las libertades civiles se reduz-
productiva del conjunto de la sociedad". Ade- ca a 2, como ocurre e n Reino Unido, Israel y
más, tanto para Singapur como para Kuwait y Japón, estas naciones todavía destacan por s u
los Emiratos Árabes Unidos, e l contexto histó- respeto de las libertades civiles en e l contexto
rico del autoritarismo de las zonas circundan- mundial más amplio. Sin duda alguna, las co-
312 Frederick C. Turner, Marita Carballo de Cilley

CUADRO1. Niveles de ingresos, crecimiento económico, democratización


y libertades civiles en los países de elevados ingresos
Crecimiento
PIB por anual medio Derechos Libertades
habitante, del PNB por políticos, 1991 civiles, 1991
estimaciones habitante, (escala de 7 (escala de 7
Naciones IPC, 1990 1965-1990 (Oh) puntos) (a) puntos) (a)
Suiza 21.690 1 1
Estados Unidos 21.360 1 1
Canadá 19.650 1 1
Noruega 17.220 1 1
Japón 16.950 1 2
Emiratos Árabes Unidos 16.590 6 5
Alemania 16.290 1 2
Australia 16.050 1 1
Suecia 16.000 1 1
Finlandia 15.620 1 1
Dinamarca 15.380 1 1
Francia 15.200 1 2
Reino Unido 14.960 1 2
Singapur 14.920 4 4
Austria 14.750 1 1
Países Bajos 14.600 1 1
Italia 14.550 1 1
Nuea Zelanda 13.490 1 1
Bélgica 12.950 1 1
Israel 11.940 2 2
España 10.840 1 1
Irlanda 9.130 1 1
Kuwait - 6 5
Fuentes: Los datos de los ingresos proceden del Banco Mundial, World Development Report: Development and the
Environment (Nueva York: Oxford University Press, 1992). Las estimaciones políticas son de R. Bruce McColm y
otros, Freedom in the World: Political Rights and Civil Liberties, 1991-1992 (Nueva York Freedom House,
1992).
(a) En la Escala de 7 puntos, 1 representa el nivel máximo de libertad y 7 el nivel mínimo.

rrelaciones entre los derechos políticos, las li- via, Honduras, Papua Nueva Guinea, Benin,
bertades civiles y los altos niveles de ingresos Bangladesh, Nepal y Zambia. Estos países
por habitante no es fruto de l a casualidad ni pueden analizarse en parte en función de sus
del azar. situaciones particulares, como e l consenso
L a relación entre los niveles económicos y para establecer un régimen pluripartidista a
la democracia se confirma e n e l Cuadro 2, que que llegaron los exiliados de Benin en la Con-
contiene datos de los 38 países menos ricos, ferencia de París de 1989, la brusca dimisión
con arreglo a la clasificación más reciente del d e l General Hossain Mohammad Ershad e n
Banco Mundial. E n este cuadro, según las esti- Bangladesh e n 1990, o la situación hemisférica
maciones de Freedom House sólo siete nacio- de Bolivia y Honduras, países fuertemente in-
nes son «libres», 15 son ({parcialmente libres» fluenciados por las presiones de los Estados
y 16 «no son libres». E n acusado contraste con Unidos, incluidas las tendentes a l a {(democra-
e l Cuadro 1, las excepciones notables del Cua- tización)). Sean cuales fueren las razones de
dro 2 son los siete Estados «libres» con bajos estos casos excepcionales, subsiste e l hecho de
niveles de ingresos por persona, a saber, Boli- que e l Cuadro 2 demuestra la fuerte relación
Igualdad v democracia 313

CUADRO2. Niveles de ingresos, crecimiento económico, democratización y libertades civiles


en los países de bajos ingresos
Crecimiento Escala de Escala de
PIB por anual medio derechos libertades
habitante, del PNB por políticos, 1984 civiles, 1984
estimaciones habitante, (escala de 7 (escala de 7
Naciones IPC, 1990 1965-1990 (%) puntos) (a) puntos) (a)
Zimbabwe 1.970 o, 7 5 4
China 1.950 53 7 7
Bolivia 1.910 - 0,7 2 3
El Salvador 1.890 - 074 3 4
Pakistán 1.770 2x5 4 5
Ghana 1.720 - 1,4 6 6
Lesotho 1.700 499 6 4
Honduras 1.610 0s 2 3
Costa de Marfil 1.540 o, 5 6 4
Papua Nueva Guinea 1.500 o, 1 2 3
Nigeria 1.420 o, 1 5 4
Mauritania 1.240 - 0,6 7 6
Sudán 1.180 - 7 7
India 1.150 129 3 4
Benin 1.130 - 071 2 3
Kenya 1.120 1,9 6 6
Bangladesh 1.050 o, 7 2 3
Togo 990 - 0,l 6 5
Haití 960 022 7 7
Zaire 950 - 2,2 6 5
Nepal 950 o, 5 2 3
República Centroafricana 900 - 0,5 6 5
Zambia 810 - 1,9 2 3
Uganda 800 - 2,4 6 6
Madagascar 740 - 1,9 4 4
Malawi 670 o79 7 6
Mozambique 620 - 6 4
Rwanda 610 1,o 6 6
Burundi 600 374 7 6
Níger 590 - 2,4 6 5
Sierra Leona 580 0,o 6 5
Burkina Faso 560 1,3 6 5
Malí 560 1,7 6 4
Somalia 540 - 0,l 7 7
Tanzania 540 - 0,2 6 5
Bhután 520 - 6 5
Chad 440 - 1,l 6 6
Etiopía 310 - 0,2 6 5
Fuentes: Los datos de los ingresos proceden del Banco Mundial, World Development Report: Development and [he
Environment (Nueva Y o r k Oxford University Press, 1992). L a s estimaciones políticas son de R. Bruce M c C o l m y
otros, Freedom in the World: Political Rights and Civil Liberties, 1991-1992 (Nueva York: Freedom House,
1992).
(a) En la escala de 7 puntos, 1 representa el máximo nivel de libertad y 7 e l nivel mínimo.
314 Frederick C. Turner. Marita Carballo de Cilley

existente entre un bajo nivel de ingresos por encuesta, con las estimaciones de los derechos
habitante y e l mantenimiento de regímenes políticos de Freedom House para 1991. El
autoritarios. Banco Mundial ha proporcionado informa-
L a relación entre los niveles de ingresos y ción reciente sobre la distribución de los ingre-
l a democracia que tan claramente se despren- sos e n todas esas naciones, que se diferencian
de de los Cuadros 1 y 2 da un mayor signifi- considerablemente e n su grado de igualitaris-
cado a las estadísticas de crecimiento del Cua- mo. Por ejemplo, tanto e n Hungria como en
dro 2. Cuando una nación como China crece a Bangladesh los hogares situados e n e l 20 Yo
un ritmo del 5,8 O h al año durante un cuarto de más bajo de la escala de ingresos obtienen un
siglo, s u nivel de ingresos llega a un punto en porcentaje del ingreso nacional cuatro veces
que, a l a larga, e l movimiento democrático superior al del grupo correspondiente d e l Bra-
debería ser cada vez más difícil de contener. sil. N o obstante, como demuestra claramente
E n cambio, las naciones cuyo ingreso anual e l Cuadro 3, no existe una relación aparente
por habitante ha disminuido en más del 2 Oh al entre la igualdad de l a distribución de íos in-
año durante e l mismo cuarto de siglo, como gresos y e l nivel de derechos políticos. Los
Zaire y Uganda, se ven ante unas perspectivas Estados que conceden un trato relativamente
cada vez más problemáticas de democratiza- igualitario a sus ciudadanos menos afortuna-
ción efectiva. Como l a poliarquía es mucho dos, como Hungría y Bangladesh, muestran un
más probable a niveles más altos de ingresos, considerable respeto por los derechos políti-
las políticas nacionales e internacionales que cos, pero l o propio ocurre e n los países que
promueven e l crecimiento económico vienen a deparan e l trato más desigual a sus ciudadanos
ser un medio de contribuir al establecimiento menos ricos, como Brasil, Botswana y Costa
de l a democracia a largo plazo, aunque otras Rica. En cambio, algunas naciones relativa-
políticas puedan condicionarla o propagarla mente igualitarias, como Marruecos o Indone-
e n determinados casos y momentos. sia, respetan poco los derechos políticos, pero
l o mismo ocurre e n otras naciones menos igua-
litarias, como Malasia.
La igualdad dentro de las naciones L a diversidad y la calidad de los datos del
Cuadro 3 permiten llegar a la conclusión de
En cuanto a la relación entre democracia y la que, por l o menos a comienzos de los años 90,
distribución interna de los ingresos en los años no existe una relación clara entre los niveles de
90, los mejores datos no confirman la existen- poliarquía y la igualdad en l a distribución de
cia de una relación entre la poliarquía y una los ingresos. Podemos criticar los datos del
mayor igualdad de la distribución. Es más, la Banco Mundial, como los han criticado los
popularidad de l a democracia ha aumentado mismos que los compilaron, porque no se re-
claramente incluso e n lugares donde las desi- cogieron con instrumentos uniformes de en-
gualdades son extremas y han empeorado e n cuesta destinados a este fin”. Los datos de
los últimos decenios. E n este contexto, tanto la Freedom House se derivan de estimaciones
opinión pública como los datos sobre los in- personales sobre e l nivel de los derechos políti-
gresos son esenciales para entender l o que está cos, realizadas por expertos regionales sobre la
ocurriendo e n determinadas sociedades, y los base de criterios específicos y mediante una
datos recogidos hasta ahora sobre cuarenta na- supervisión cuidadosa de los cambios políticos
ciones por e l Proyecto de Encuesta de los Va- e n cada país todos los años13. Aunque estas
lores Mundiales de 1990 y 1991, son especial- dos series de datos adolecen de deficiencias,
mente útiles para mostrar cómo los ciudada- las órdenes de magnitud son tales que, s i hu-
nos de diferentes países conceptualizan los biera una relación entre la poliarquía y la
papeles correspondientes al igualitarismo y la igualdad e n la distribución de los ingresos a
oportunidad personal. nivel nacional, íos datos la revelarían, l o que
Para establecer la comparación más básica no es e l caso.
entre la distribución y la poliarquía, en e l Cua- Además, s i investigamos más de cerca esta
dro 3 se equipara la distribución de los ingre- relación a nivel nacional, a veces resulta que l o
sos en 25 países entre 1979 y 1989, calculada contrario es más cierto. Ésta es la situación en
con arreglo a los diferentes instrumentos de Brasil, un país cuyo análisis es fundamental
Igualdad y democracia 315

CUADRO 3. Distribución de los ingresos y democratización


Porcentaje de Porcentaje de
ingresos de los ingresos de los
hogares situados en hogares situados e n Derechos políticos,
e l 20 O/o más bajo de e l 20 Oh más alto de 1991 (escala de
Naciones la escala, 1979-1989 la escala, 1979-1989 7 puntos) (a)
Hungría 20,7 2
Bangladesh 23,2 2
Marruecos 25,4 5
Polonia 21,o 2
Indonesia 26,5 6
Japón 22,4 1
India 26,7 3
Suecia 2078 1
Pakistán 31,3 4
Ghana 28,5 6
Yugoslavia 26,6 6
Guatemala 40,8 3
Filipinas 32,l 3
Jamaica 33,4 2
Costa de Marfíl 36,3 6
S r i Lanka 43,O 4
Venezuela 34,2 1
Estados Unidos 25,O 1
Malasia 34,8 5
Australia 25,8 1
Perú 35,8 2
Colombia 37,l 2
Costa Rica 38,8 1
Botswana 42,8 1
Brasil 46,2 2
Fuentes: Los datos sobre la distribución de los ingresos proceden del Banco Mundial, World Development Report:
Developmeni and the Environment (Nueva York Oxford University Press, 1992). Las estimaciones políticas son
de R. Bruce McColm y otros, Freedom in the World: Political Rights and Civil Liberties, 1991-1992 (Nueva York:
Freedom House, 1992).
(a) En la escala de 7 puntos, 1 representa e l máximo nivel y 7 e l nivel mínimo.

porque desde siempre l e ha correspondido l a sobre la base de amplios datos de encuesta de


pauta de distribución más desigual comunica- las elites y las masas en Brasil, de que ha
da por e l Banco Mundial y porque e n e l dece- mejorado la dimensión democrática de l a cul-
nio precedente consiguió llevar a buen puerto tura política brasileña e n estos mismos dece-
l a transición a l a democracia. El cuidadoso nioslS.
análisis de Nelson do Valle Silva, basado e n Este ejemplo no recuerda l o importante
los datos del censo, demuestra que todos los que es entender y analizar e n detalle los con-
deciles de ingresos brasileños se han beneficia- textos nacionales específicos de los que proce-
do del crecimiento económico entre 1960 y den nuestros datos, e n vez de limitarse a sacar
1990, aunque hay que reconocer que algunos conclusiones de las comparaciones internacio-
grupos se beneficiaron más que otros en cada nales e n forma tabular o en estadísticas resu-
decenio14.En este contexto, n o es sorprenden- midas. Considerando solamente las compara-
te que Bolívar Lamounier y Amaury de Souza ciones internacionales d e l Cuadro 3, podría
hayan llegado recientemente a la conclusión, llegarse a la conclusión equivocada de que e n
316 Frederick C. Turner, Marita Carbalío de Cillev

Brasil, con su extrema desigualdad de la distri- giado que los otros y que las diferencias de
bución de los ingresos, las capas socioeconó- clases sociales no fueran tan acentuadas». E n
micas más bajas no se beneficiaron e n absolu- esta columna aparecen grandes diferencias na-
to d e l crecimiento económico, o perdieron cionales, desde China, donde casi los dos ter-
incluso e n términos absolutos y relativos. Que cios de la población está de acuerdo con esta
esto no es así puede verse claramente e n los afirmación, hasta Alemania Occidental, los
datos del censo. Además, s i bien los salarios Estados Unidos y Estonia, donde menos de un
iniciales de los empleos manuales en las ciuda- cuarto acepta e l postulado. Estas conclusiones
des brasileñas no aumentaron, l a mayoría de coinciden con las mejores conclusiones de la
empleados de esta categoría vieron cómo au- encuesta sobre l a igualdad de los años 80,
mentaban sus ingresos y mejoraba su condi- como l a conclusión de Sidney Verba y sus
ción social, ya que desde los años 50 estos colegas de que, e n comparación con Japón y
empleos se han cubierto frecuentemente con Suecia, los ciudadanos de Estados Unidos re-
inmigrantes recientes d e l interior, a medida chazan totalmente las políticas de redistribu-
que sus anteriores titulares adquirían nuevas ción económica'E.
especializaciones y ocupaban puestos de traba- Las cifras de la segunda columna d e l Cua-
j o urbanos de nivel superior. A l igual que ocu- dro 4, que reflejan la creencia de que debe
rrió en los orígenes de la teoría clásica de l a promoverse la igualdad de los ingresos de cada
privación relativa, cuando la primera inver- país, ofrece un marcado contraste con las no-
sión en gran escala e n una encuesta, efectuada ciones sistémicas de l a columna 1. Aquí, mu-
por e l Gobierno de Estados Unidos, propor- cho parece depender de l a igualdad en la dis-
cionó dividendos imprevistos a la teoría so- tribución de los ingresos en e l pasado, de la
cial16, estas conclusiones en Brasil ponen de medida e n que los ciudadanos creen que las
relieve que debemos concentrarnos e n las ex- políticas d e l gobierno promovieron e l igualita-
pectativas y los grupos de referencia percibi- rismo e hicieron que los ingresos estuvieran
dos por los segmentos de la población, y no más igualados de l o que es justo. Así pues,
limitarnos a sacar inferencias de comparacio- vemos que muy pocos ciudadanos de los Esta-
nes agregadas. dos Unidos afirman que deberían igualarse los
E n este proceso, los datos de la encuesta ingresos, pero l o propio sucede con los ciuda-
complementan naturalmente los datos agrega- danos de China, Moscú y Estonia, donde las
dos, como ocurrió con e l estudio de The Ame- políticas de los ingresos han sido mucho más
rican Soldier. En e l Cuadro 4 pueden verse igualitarias en e l pasado y las medidas e n fa-
datos de 22 de las 40 naciones de la segunda vor de la «privatización» de las industrias y las
serie de la Encuesta de los Valores Mandiales, explotaciones agrícolas han hecho que muchos
proyecto que utilizó casi e l mismo cuestiona- exijan que la paga esté vinculada a la producti-
r i o en 1990 y 1991, y que había procedido a vidad y no a las normas de igualdad.
una operación similar en la mayoría de los Los mismos resultados pueden verse e n l a
países un decenio antes". Tampoco aquí exis- columna 3 del Cuadro 4, cuando se planteó a
t e una relación consistente entre las pautas de los interrogados e l caso de dos secretarias hi-
las creencias respecto de la igualdad y los nive- potéticas, una más eficiente que la otra, y se
les de los derechos políticos, pero los datos de les pidió que decidieran s i la secretaria más
la encuesta muestran que las pautas de las eficiente debería percibir una mayor paga. D e
creencias son mucho más complejas de l o que hecho, e n China, Estonia y Moscú, e l 94 O/o o
supondría a primera vista. más de los interrogados dijeron que la secreta-
Las cifras de la primera columna del Cua- ria más eficiente debería cobrar más. La pro-
dro 4 son mediciones de las ideas sobre la porción de los que creen que los más eficientes
igualdad a un nivel sistémico. Es decir, refle- deben cobrar más supera como mínimo en un
jan e l acuerdo con la afirmación de la Encues- 10 O/o a l a de Estados Unidos y Alemania occi-
ta de los Valores Mundiales, según la cual dental. L a «privación» histórica de una paga
«Tanto la libertad como la igualdad son desde más alta para muchos de los ciudadanos más
luego importantes. Pero s i tuviera que elegir productivos en China y la ex Unión Soviética
entre las dos, m e parecería más importante la en los últimos decenios podría muy bien expli-
igualdad, esto es, que nadie sea menos privile- car en gran parte estas respuestas. En cambio,
Igualdad y democracia 317

En un solar en Nueva York. N. TuuyiSygma

e n un país como Sudáfrica, cuya distribución divergentes, y e l crecimiento y la consolida-


de los ingresos estructurada y desigual se basa ción de las instituciones democráticas se basan
e n l a raza, o en México, España, Portugal, en otros factores además de l a igualdad. Allí
Francia o India, donde las diferencias e n los donde la igualdad se ha impuesto por decreto,
ingresos han seguido siendo muy considera- las respuestas de los ciudadanos parecen espe-
bles, de cada diez interrogados dos o tres res- cialmente favorables a la meritocracia, y, e n
pondieron que había que promover la igual- un contexto como e l de la ex U n i ó n Soviética,
dad de los ingresos donde la privatización de las empresas estata-
En términos más generales, ¿qué indican les coincide con los esfuerzos por introducir l a
los datos de la Encuesta de los Valores Mun- poliarquía e n e l mundo político, las actitudes
diales? Por una parte, los públicos están divi- e n favor de l a privatización y la democracia
didos respecto de los problemas de la igualdad pueden ser mutuamente complementarias.
o la libertad, las políticas de los ingresos y la Pero la mayoría de los que valoran las normas
paga más elevada para los trabajadores más e instituciones democráticas las valoran por s í
productivos. N o es fácil ni evidente dividir a mismas, y no por s u relación con las cuestio-
las naciones en «igualitarias» o «antiigualita- nes de igualdad económica y meritocracia.
riaw, según sus valores y actitudes populares, Dentro de este contexto general, algunas
y esta es la razón fundamental de que no exista naciones parecen no obstante más partidarias
una correlación entre las medidas de l a igual- del igualitarismo que otras. En la columna 3
dad, las actitudes igualitarias y l a poliarquía. del Cuadro 4, e n tres países sólo menos de dos
A l final del siglo XX, las masas tienen concep- tercios de la población son partidarios de una
ciones discrepantes d e l igualitarismo; por con- paga más alta para los más eficientes, a saber,
siguiente, las políticas nacionales también son Suecia, Chile y Japón. En cada uno de estos
318 Frederick C. Turner, Marita Carballo de Cilley

CUADRO4. Actitudes públicas sobre la igualdad y la libertad en veintidós naciones, 1990- 199 1
L a igualdad Los ingresos L a eficiencia Nivel
es más deberían debería de derechos
importante ser más recompensarse políticos (escala
Naciones hogar que l a libertad equitativos mejor de 7 puntos)
de la encuesta (a) (b) (W (c) ( O W (d)
China 64,8 5,3 96,6 7
Portugal 54,3 29,6 73,3 1
Irlanda 52,7 13,2 72,7 1
India 50,O 17,l 773 3
Francia 46,8 21,3 78,5 1
Italia 46,5 16,2 81,4 1
España 45,3 21,4 74,3 1
Países Bajos 41,3 774 68,2 1
Polonia 40,9 774 - 2
Moscú 40,6 495 94,O -
Chile 37,9 19,8 62,l 2
Japón 37,6 924 58,9 1
Sudáfrica 35,9 32,8 - 5
Nigeria 35,8 10,l 793 5
México 34,3 19,9 85,l 4
Canadá 333 13,2 82,4 1
Reino Unido 32,O 8,8 78,8 1
República de Corea 28,3 27,3 73,2 2
Suecia 28,l 8,O 62,O 1
Alemania occidental 24,9 12,l 84,6 1
EE.UU. 24,4 824 84,8 1
Estonia 24,O 4,8 94,8 -

Fuente: Los datos de las tres primeras columnas proceden de las entrevistas de l a Encuesta de los Valores
Mundiales realizadas en un total de 40 países en 1990 y 1991. Los datos de l a última columna son de R. Bruce
M c C o l m y otros, Freedom in the World: Political Rights and Civil Liberties, 1991-1992 (Nueva York: Freedom
House, 1992).
(a) L a pregunta decía l o siguiente: «¿Cuál de estas dos afirmaciones (muéstrese l a tarjeta) refleja mejor s u opinión?
(A) Para mí tanto l a libertad como l a igualdad son importantes. Pero s i tuviera que elegir entre las dos,
consideraría que la libertad personal es más importante, o sea, que todo el mundo pueda vivir e n libertad y
progresar s i n trabas. (B) Tanto l a libertad como la igualdad son desde luego importantes. Pero s i tuvieran que
elegir entre las dos, m e parecería más importante l a igualdad, esto es, que nadie sea menos privilegiado que los
otros y que las diferencias de clases sociales n o fueran tan acentuadas». Los datos indicados son el porcentaje de
los interrogados que eligieron l a respuesta B.
(b) L a pregunta decía lo siguiente: «Me gustaría que m e expusiera su opinión sobre diversas cuestiones. Para cada
par de cuestiones contrastadas, 1 significa que está usted completamente de acuerdo con l a afirmación de l a
izquierda y 10 significa que está usted completamente de acuerdo con l a afirmación de l a derecha; además, puede
elegir cualquier número intermedio. ¿Cómo situaría usted su opinión en esta escala? (ENTREVISTADOR:
Entregue l a papeleta y un lápiz a l interrogado). (A) Habría que conseguir una mayor igualdad de los ingresos. (B)
Deberían proporcionarse mayores incentivos para el esfuerzo individual». Los datos indicados son los porcentajes
de interrogados que estaban decididamente de acuerdo (números 1 y 2) con l a afirmación A.
(c) L a pregunta decía lo siguiente: ((Imagine dos secretarias, de l a misma edad, que hagan prácticamente el mismo
trabajo. U n a descubre que l a otra gana 50 dólares (la cantidad varía según el país) más a l a semana. Sin embargo,
l a secretaria mejor pagada es más rápida, más eficiente y más fiable en su trabajo. A su juicio, ¿es justo o n o que se
pague más a una secretaria que a l a otra?» Los datos indicados son los porcentajes de los que dijeron que era jus-
to.
(d) En l a escala de 7 puntos, 1 representa el máximo nivel de libertad y 7 el mínimo.
Igualdad y democracia 319

países, e l «igualitarismo» puede responder en relación con l a libertad, ¿refleja l a tradición


la práctica a normas propias y experiencias católica de estas naciones y, e n términos más
históricas. A pesar de la derrota de los social- generales, las orientaciones religiosas en rela-
demócratas suecos en 1991, después de 53 ción al igualitarismo? Los bancos de datos
años e n e l poder (derrota que refleja claramen- rebosan de datos sólidos que pueden servir
te e l hecho de que sólo un 8 % de los suecos para investigar estas y otras importantes cues-
interrogados e n l a encuesta sobre los valores tiones, que deberían figurar s i n duda alguna
afirmaron que debía promoverse la igualdad entre los temas más importantes de investiga-
de los ingresos), Suecia cuenta con una tradi- ción de los años 90.
ción impresionante de normas igualitarias sos- Por último, no puede concluirse adecuada-
tenidas por políticas estatales en e l siglo XX, mente este análisis s i n considerar otros datos
de modo que cabría esperar que las normas de las encuestas y l a advertencia implícita que
puramente meritocráticas de la columna 3 fue- resulta de los datos favorables a las alternati-
ran más cuestionadas e n Suecia que e n otros vas autoritarias a l a democracia y los modos
lugares. En Chile, un tercio del electorado lle- e n que dichos datos pueden relacionarse con
vó a Salvador Allende a l a presidencia e n las desigualdades en la distribución de los in-
1970, y en las cifras de l a columna 3 pueden gresos. Venezuela constituye uno de los casos
verse reflejadas las tendencias de estos votan- más instructivos y preocupantes. En términos
tes, sobre todo teniendo e n cuenta que, des- generales, e l crecimiento económico de Vene-
pués de la muerte de Allende en 1973, l a dicta- zuela alcanzó e l 9,l O/o en 1991, pero la distri-
dura de Augusto Pinochet impuso políticas bución de los ingresos fue extremadamente
altamente desigualitarias durante casi dos de- desigual, y e l crecimiento fue acompañado de
cenios. En Japón, como ha señalado reciente- un grave deterioro de los niveles de vida de los
mente Seymour Martin Lipset comparando los pobres. Por ejemplo, según una comisión pre-
muy distintos criterios de realización e n ese sidencial la proporción de ciudadanos venezo-
país y e n los Estados Unidos, se atribuye una lanos que no pueden satisfacer ni l a mitad de
alta prioridad al esfuerzo y a l a realización de las necesidades nutricionales que se conside-
grupo, con exclusión del i n d i v i d ~ a l i s m o ' ~y, ran básicas pasó del 11 Yo e n 1984 al 33 Yo e n
esto es desde luego e l motivo central de q u e un 1991. Cuando los militares intentaron un gol-
menor número de japoneses se declaren e n p e de estado e l 4 de febrero de 1992, e l golpe
favor de una mayor paga para los trabajadores fracasó pero obtuvo un amplio apoyo de l a
más eficientes, e n comparación con los ciuda- opinión pública.
danos de cualquier otra nación de las del Cua- Este apoyo d e l público se refleja en e l nivel
dro 4. de credibilidad que los venezolanos atribuyen
Los datos de l a encuesta plantean una serie a las diversas instituciones e n 1992: e l 31 O/o
de cuestiones que permanecen s i n respuesta. para los militares (la más importante de las
En China, por ejemplo, l a vasta diferencia en- instituciones mencionadas), e l 6 % para e l Pre-
tre los dos tercios de los interrogados que dije- sidente y e l Congreso, y sólo e l 2 O/o para los
ron que atribuían mayor valor a l a igualdad partidos políticos2'. Los resultados de esta en-
que a la libertad y la altísima prioridad atri- cuesta suponen una clara amenaza contra e l
buida a la paga mayor para las personas más mantenimiento de l a democracia venezolana,
productivas hace que nos preguntemos, ¿he- y reflejan e n parte e l hecho de que muchos
mos de entender que la respuesta socialmente ciudadanos estiman que no han participado
orientada sobre l a igualdad refleja normas vá- suficientemente en l a distribución de la rique-
lidas socializadas durante decenios de régimen za nacional. Los datos señalan l a necesidad, e n
comunista, o bien una orientación hacia otros Venezuela y e n otros países, de vigilar l a dis-
criterios puramente nacionales, o quizás un tribución de los ingresos y e l apoyo a las i n s t i -
medio de imponer una respuesta «deseada» e n tuciones democráticas de modo permanente,
un país extremadamente autoritario donde las así como de realizar análisis e n profundidad
respuestas a las encuestas deben interpretarse de las relaciones planteadas e n determinados
aún con gran precauciÓn?'O. E n Portugal, Ir- países.
landa y España, l a proporción relativamente
alta de respuestas favorables a l a igualdad e n
320 Frederick C. Turner, Marita Carballo de Cilley

Conclusiones de Corea definió e n los años 60 como de 2.000


dólares de ingreso por habitante, los procesos
N o obstante, incluso sin estos estudios com- y normas democráticas son mucho más fáciles
plementarios es posible extraer importantes de institucionalizar22.Es más, podría produ-
conclusiones relativas a l a igualdad y la de- cirse una mayor presión popular e n favor de
mocracia. Por una parte, e l análisis de los su institucionalización. S i n embargo, una vez
datos de finales del siglo XX confirma que las se han instalado las instituciones democráti-
desigualdades internacionales e n los niveles de cas, y se ha emprendido un proceso de consoli-
vida que prevalecían antes del siglo XX obsta- dación, los ciudadanos y los dirigentes pueden
culizaron o impidieron la difusión de los regí- decidir la adopción de políticas económicas
menes democráticos e n todo e l mundo. En los más o menos igualitarias o meritocráticas. Po-
años 90, e l grupo más rico de naciones es e l dríamos aducir que las normas meritocráticas
más consistentemente democrático, y en las son más eficaces para acelerar e l crecimiento
naciones más pobres es donde menos prospera económico elevando los niveles de vida, inclu-
l a poliarquía. A l propio tiempo, a medida que so e n naciones como Japón donde la «merito-
l a mayoría de las naciones conseguían progre- cracia» no puede considerarse un legado de l a
sos considerables de los ingresos por habitante cultura occidental2’. Datos de recientes en-
a l o largo de varios decenios, las oportunida- cuestas indican que incluso en China, India y
des de establecer poliarquías han aumentado la República de Coreaz4, por l o menos tres
mucho y, de hecho, a comienzos de los años 90 cuartas partes de los ciudadanos son partida-
e l número de poliarquías ha progresado de rios de l a «meritocracia», aunque e n esos paí-
manera espectacular. ses no habríamos esperado que estos valores
¿Qué decir, por otra parte, de la igualdad tuvieran tanto predominio. Las estructuras
dentro de las naciones? ¿Qué efectos surte e n meritocráticas, s i bien son anatema para la
la democracia o en la democratización? S i igualación obligatoria de l a distribución de los
bien e n teoría este factor puede facilitar la ingresos, se adaptan muy bien a otros tipos de
poliarquía, y quizás haya sido de importancia igualdad, como la igualdad de oportunidades,
capital e n la experiencia histórica de los Esta- y en particular de oportunidades educativas,
dos Unidos, no existe una correlación con e l que también promueven nuestras libertades,
establecimiento o la consolidación de demo- como recalcó R.H. Tawneyz5.
cracias nacionales al final d e l siglo XX. Los Así pues, son las normas meritocráticas,
Estados que gozan de una distribución más más que las igualitarias, las que casan particu-
equitativa de los ingresos no tienen mayores o larmente bien con e l rechazo del estatismo y e l
menores probabilidades de convertirse en po- crecimiento de l a aprivatización)), procesos
liarquías. Los dirigentes y sus electorados pue- tan evidentes e n los años 90. Pero esto fue
den optar por políticas que sean más o menos precedido por el impresionante crecimiento
igualitarias e n la distribución de los ingresos, y económico de los siglos XIX y XX, que pro-
más o menos participativas en la vida política, porcionó a muchas personas un nivel de co-
pero estas políticas no están necesariamente modidad y seguridad de que antes sólo goza-
conectadas entre sí. ban los aristócratas y l a alta burguesía. S i bien
En este sentido, la igualdad entre las nacio- los ciudadanos están separados aún por enor-
nes guarda relación con la igualdad e n e l inte- mes diferencias de los ingresos reales, éstas no
rior de ellas; una vez se ha conseguido l a pri- son tan grandes como l o eran hacen dos siglos,
mera, l a segunda ya no es tan necesaria. Es y los votantes democráticos pueden optar por
decir, una vez las naciones salen de la pobreza mantenerlas, eligiendo (o esperando) trabajar
colectiva, y alcanzan e l nivel aproximado que en sistemas meritocráticos, en vez de soñar en
e l Presidente Park Chung H e e de l a República sistemas más igualitarios.

Traducido del inglés


Igualdad y democracia 33 1

Notas

1. Alexis de Tocqueville. colaboradores ha demostrado una de l a obtención de esos datos,


Democracy in America, ed. vez más que el desarrollo veáse Banco Mundial, World
Phillips Bradley (2 vols., Nueva económico es e l precursor más Development Report, 1992:
York; Alfred A. Knopf, 1972), habitual de l a democracia aunque Developrnent and the Environment
Vol. 1, pág. 52. n o es en absoluto un requisito (Nueva York: Oxford University
previo necesario de ella. Es Press, 1992), págs. 287-288.
2. Frederik Jackson Turner, The posible alcanzar niveles más
Frontier in American History elevados de alfabetización mucho 10. H o n g K o n g n o se incluye e n
(Nueva York: Henry H o l t and antes de que se instale un el análisis porque es u n a colonia
Company, 1920). régimen democrático, como británica que se restituirá a China
demuestran las campañas masivas en 1997.
3. Seymour M a r t i n Lipset, The de alfabetización de los militares
First New Nation: The United japoneses en los años 30, o de 11. A.F.K. Organski, «The
States in Historical and Fidel Castro después de 1959. En Institutional Debate)). Conference
Comparative Perspective (Nueva cuanto a l a «distribución más on the Prospects for Quantitative
York: Basic Books, 1963), pág. 76. equitativa de los ingresos)), n o se Research on L a t i n America,
trata en modo alguno de un University o f Michigan, Ann
4. Seymour M a r t i n Lipset, requisito previo de l a democracia, Arbor, 18 de j u l i o de 1992.
Political Man: The Social Bases of sino que se convierte en un
Politics (Carden City, N.Y.: «producto» de ella sólo en los 12. Los economistas del Banco
Anchor Books, 1963), pág. 31. Un casos en que los votantes, después M u n d i a l advierten de que «los
estudio especialmente detenido de la democratización, tienen l a datos (sobre l a distribución de los
sobre las diversas relaciones entre voluntad y la energía de impulsar ingresos) se derivan de encuestas
el crecimiento económico y l a el proceso que conduce a dicha destinadas a otros fines, las más
democracia es el que figura e n redistribución. de las veces encuestas sobre los
Samuel P. Huntington, The Third gastos de los consumidores que
Wave. Democratization in the 7. Véase Larry Diamond, recogen también información
Late Twentieth Century (Norman: ((Economic Development and sobre los ingresos. Estas encuestas
University o f Oklahoma Press, Democracy)), American utilizan diversos conceptos de
1991), págs. 59-72. Behavioral Scientist, Vol. 35, Nos. ingresos y diseños de l a muestra,
4 y 5 (marzo/junio, 1992) y S.M. y en muchos casos su alcance
5. Cuillermo A. O’Donnell, Lipset, K.R. Seong y J.C. Torres, geográfico es demasiado limitado
Modernization and «A Comparative Analysis o f the para obtener estimaciones
Bureaucratic-Authoritarianism: Social Requisites o f Democracy)) nacionales fiables sobre l a
Studies in South American Politics (trabajo n o publicado, 199 1). distribución de los ingresos. Si
(Berkeley: Institute o f bien los datos aquí presentados
International Studies, University 8. Dogan afirma que para los representan las mejores
o f California, Berkeley, 1973), efectos de l a comparación de las estimaciones disponibles, n o
pág. i13. U n a crítica equilibrada políticas, el P N B p o r habitante eluden todos esos problemas y
de esta interpretación puede verse puede inducir fácilmente a error, deben interpretarse con
en D a v i d Collier, ed., The New porque no incluye l a actividad n o precaución)). World Development
Authoritarianism in Latin comercial, ni valora Report. 1992. pág. 30 1.
America (Princeton: Princeton suficientemente las contribuciones
University Press, 1979). de l a agricultura y e l trabajo del 13. C o n relación a las cuestiones
hogar, y debido también a las metodológicas planteadas, véase
6. Terry L y n n K a r l y Philippe C . distorsiones de los tipos de Josep E. Ryan, «A Comparative
Schmitter, «Modos de transición cambio y al artefacto estadístico Survey o f Freedom, 1991-1992:
en America Latina, Europa del según e l cual l a distancia Survey Methodoiogyo, en R.
Sur y Europa del Este)), en L a monetaria entre e l P N B por Bruce McColm, ed., Freedom in
hora de la democracia: L a habitante en un país rico y en the World: Political Rights & Civil
transición democrática en el Este otro menos rico puede reducirse Liberties. 1991-1992 (Nueva
y en el Sur, Vol. 128 de l a Revista si en términos porcentuales l a York: Freedom House, 1992,
Internacional de Ciencias Sociales economía menos rica crece con págs. 65-70).
(mayo de 1991), pág. 289. D e mucha más rapidez. M a t t e i
hecho, l a exactitud de esta Dogan, «Limits t o Quantification 14. Según estos datos, e l
observación depende de las in Comparative Politics» (trabajo crecimiento económico de Brasil
variables consideradas. El reciente no publicado, 1992), págs. 6-8. e n los años 60 fue del 5.5 %, en
trabajo de Larry Diamond, los años 70 del 4 O/o y en los años
Seymour M a r t i n Lipset y sus 9. Para una descripción técnica 80 del 1,7 O/o; en los años 60 los
322 Frederick C. Turner, Marita Carballo de Cilley

deciles inferiores se beneficiaron Life (2 vols., Princeton: Princeton America, Vol. 23 (Los Angeles:
muy poco, mientras que en los University Press, 1949) Vol. 1, U C L A L a t i n Amencan Center
años 70 se obtuvieron las pág. 25 1. Subrayado en e l original. Publications, 1984).
máximas ganancias para los
hogares situados en el 10 % más 17. Para más información sobre
2 1. José Vicente Carrasquero y
bajo de la escala, y en los años 80 l a encuesta, sus conclusiones y la
Marco Cupolo. «The Venezuelan
aumentaron los ingresos reales de distribución de datos, sírvanse
Democratic System and the
todos los grupos por encima de la dirigirse al Profesor Ronald F.
Failed Coup Attempt» (trabajo
mediana y disminuyeron los de Inglehart, Institute o f Social
presentado e n la conferencia
todos los grupos por debajo de Research, University o f Michigan,
anual de la Asociación Mundial
ella. Nelson do Valle Silva, A n n Arbor, Michigan 48106-1248.
para la Investigación de la
((Analyzing Social Inequality:
Opinión Pública, Saint
Race, Class, and Genden), 18. Verba escribe que «Los
Petersburg, Florida, 16 de mayo
Conference on the Prospects for Estados Unidos se distinguen algo
de 1992), págs. 8 y 21.
Quantitative Research on L a t i n de las otras dos naciones ...todos
America, Univesity o f Michigan, los grupos, incluidos los situados
A n n Arbor, 18 de julio de 1992. más a la izquierda, se oponen a 22. E l Presidente Park dijo que
las políticas redistributivas ...En los coreanos no podían alcanzar
15. Bolívar Lamounier y Amaury Suecia y Japón, l a redistribución efectivamente la democracia hasta
de Souza, ((Démocracia e se pone e n duda; en los Estados que el ingreso nacional por
Reforma Institucional no Brasil: Unidos, ni siquiera se consideran. habitante no alcanzase los 2.000
U n a Cultura Política e n Sidney Verba y otros, Elites and dólares. Aunque durante un
Mudanca», Dados, Vol. 34, No. 3 the Idea of Equality (Cambridge: decenio y medio de crecimiento
(1991). Harvard University Press, 1987), económico muy rápido la nación
pág. 261. Véase también Sidney alcanzó casi este nivel, el
16. E n este vasto estudio sobre l a Verba y Gary R. Orren, Equality Presidente Park cayó asesinado
moral de las tropas in America: The Viewfrom the antes de que pudiera ver los
estadounidenses en la Segunda Top (Cambridge: Harvard progresos de su pueblo hacia la
Guerra Mundial, los psicólogos University Press, 1985); y Mickey democracia, después de 1979.
sociales partieron de la hipótesis Kaus, The End of Equality (New
de que los miembros de l a policía Y o r k Basic Books, 1992). 23. E n el Japón, los ciudadanos
militar tendrían una moral más no quieren destacarse de la masa,
baja y menores expectativas de 19. Seymour M a r t i n Lipset, «Two de manera que, literalmente,
ascenso que e l personal del Traditional Societies: Japan and cuando cuentos como «Blanca
Ejército del Aire, porque los America» (trabajo presentado en Nieves» o d a p e r u c i t a Roja» se
pilotos gozaban de un prestigio y el Joint Symposium o f the traducen para los niños japoneses,
rápidos ascensos, mientras que los Research Committees on hay cinco Blanca Nieves y cinco
miembros de l a policía militar Comparative Sociology and the Caperucitas Rojas, niñas que
estaban poco prestigiados y tenían Sociology o f Organizations o f the sufren y triunfan colectivamente y
una escasa movilidad. Sin International Sociological no individualmente. N o obstante,
embargo, ocurrió más bien l o Association, Tokio y Kurashiki la cultura japonesa sigue siendo
contrario y e l personal del City, Japón, 3-7 de julio de profundamente meritocrática e n
Ejército del Aire dijo sentirse en 1992). Véase especialmente l a el sentido de que se concede gran
realidad ((relativamente interpretación de Lipset sobre la importancia a los logros y a las
desfavorecido)), porque s u grupo importancia en el sentido de realizaciones educativas,
de referencia (el Ejército del Aire) participación e n un grupo entre especialmente entre los hombres.
había suscitado en ellos grandes los pilotos «kamikaze» y los
esperanzas, mientras que éste no prisioneros de guerra japoneses
era el caso para los miembros de durante l a Segunda Guerra 24. Véanse los datos del Cuadro
l a policía militar. Samuel Stouffer Mundial. Ibíd., págs. 8-9. 4.
y sus colaboradores llegaron a la
conclusión de que era necesario 20. Sobre la dificultad de 25. Tawney concluía e l epílogo a
establecer una «teoría según la interpretar los resultados de las su famoso libro con la afirmación
cual estas opiniones de los encuestas e n los sistemas políticos siguiente: «Una sociedad es libre
militares representan una relación autoritarios, véase Brian H1Smith e n l a medida, y sólo e n ella, e n
entre sus expectativas y sus logros y Frederick C. Turner, «The que, dentro de los límites fijados
en comparación con otros «que Meaning o f Survey Research in por la naturaleza, e l conocimiento
van en la misma barca», o sea, l o Authoritarian Regimes: Brazil and y los recursos, sus instituciones y
que se convertiría e n l a teoría de the Southern Cone o f Latin políticas son tales que permiten
la privación relativa. Samuel A. America Since 1970», en James que todos sus miembros alcancen
Stouffer y otros, The American W. Wilkie y Adam Perkal, eds., su completo desarrollo, cumplan
Soldier: Ajustment during Army Statistical Abstract of Latin su deber tal como lo conciben
Igualdad y democracia 323

...Por consiguiente. l a acción que doblemente bendita. N o sólo Tawney, Equality (Londres:
permite que estas oportunidades reduce la desigualdad, sino que George Allen & Unwin, Ltd.,
se compartan más ampliamente es aumenta la libertado. R.H. 1964), pág. 235.
La clase gobernante: la Rusia zarista
como modelo perfecto

John P. LeDonne

E l concepto de clase gobernante, a veces criti- S i bien ello se acerca al concepto marxista
cado por no corresponder al concepto de las de propiedad monopólica de los medios de
sociedades democráticas modernas, constituye producción, e l concepto de clase gobernante
un excelente instrumento para analizar la es- no constituye una variación sobre e l tema del
tructura de las sociedades preindustriales y las marxismo aunque sólo sea porque la lucha de
sociedades comunistas e n e l proceso de indus- clases, núcleo de la teoría marxista, l e es total-
trialización forzosa. Así ocurre en particular mente ajena. Como ha señalado Ralf Dahren-
en e l caso de Rusia. E n todo caso, para evitar dorf, la teoría de la clase gobernante «se redu-
equívocos es importante que e l investigador ce a un modelo e n que no hay clases y e n e l
formule claramente s u definición de clase go- cual únicamente e l grupo dominante funciona
bernante. como clase propiamente dicha»'. Más bien
L a clase gobernante la cabe decir que e l marxis-
constituye un conjunto de m o es simplemente una
John P. LeDonne es miembro del Cen-
individuos que tienen una tro de Investigaciones sobre Rusia de variación sobre e l tema de
función, la de gobernar. l a Universidad de Harvard. Entre sus la clase gobernante.
Estos tienen e l monopolio obras pueden citarse Ruling Russia: N o es necesario que l a
Politics and Administration in the Age
de esa función, l o que los ofAbsolutism 1762-1796 (1984), y tam- clase gobernante sea una
distingue marcadamente bién Absolutism and Ruling Class: The casta. En Rusia estaba
de l a población subordina- Forination of the Russian Political Or- abierta a terceros que in-
der 1700-1825 (1991) que h a recibido
da a l a cual gobiernan. el premio Wayne S. Vucinich de l a gresaban e n ella sobre di-
Junto a este monopolio tie- American Association for the Advan- versas bases, e l talento, la
nen privilegios que realzan cement o f Slavic Studies. Su dirección. necesidad y la lealtad entre
1727 Cambridge Street, Cambridge
s u condición y afianzan s u M A 02138, EE.UU. ellas, directamente o tras
conciencia. una etapa intermedia e n
L a clase gobernante segmentos estratégicamen-
constituye además un gru- te ubicados de l a población
PO relativamente unificado subordinada. Por l o tanto,
cuyos miembros llevan a cabo e n forma inter- la clase gobernante estaba permanentemente
cambiable diversas funciones; l o importante empeñada e n un proceso de rejuvenecimiento
no es la separación profesional sino e l ejerci- social para mantener su legitimidad. L a pobla-
cio del poder sobre todos los integrantes de ción subordinada tenía que aceptar l a legitimi-
la población subordinada. E n una sociedad dad de la dominación de la clase gobernante
de esa índole, la riqueza n o confiere poder para que ésta siguiera siendo efectiva. S i n em-
pero e l poder confiere acceso a las fuentes bargo, esa necesidad no era incompatible con
de riqueza y la clase gobernante tiene acce- e l hecho de que l a sociedad rusa, en la cual l a
so exclusivo a una combinación de recursos clase gobernante tenía e l monopolio del ejerci-
tales como tierras, seres humanos y erario cio del poder político sobre una población su-
público. bordinada que carecía de derechos políticos,

RICS 136/Junio 1993


326 John P. LeDonne

constituyera una estructura jerárquica. Dentro las tendencias autónomas e n la sociedad que
de l a propia clase gobernante, en todo momen- fueran incompatibles con ese objetivo.
to se mantenía una estricta jerarquía, esperán- L a unificación política que llevó a cabo
dose una obediencia incondicional. L a misma Iván e l Terrible en e l siglo XVI tuvo como
situación caracterizaba las relaciones entre los consecuencia una consolidación de los séqui-
diversos grupos sociales que comprendían la tos de diversos príncipes que, voluntaria o
población subordinada y, de hecho, dentro de involuntariamente, se fueron a la corte de
la propia familia. Estas son las premisas bási- Moscú. El desarrollo de l a práctica de conce-
cas de nuestro análisis. der tierras a cambio de servicios propició una
vasta ampliación del séquito d e l gobernante,
que comenzó a cobrar las características de
I una clase gobernante. Los intereses de esta
clase pasaron a ser los primordiales cuando se
U n o de los legados políticos de l a historia de derrumbó l a dinastía y comenzó la búsqueda
Rusia e n los primeros años del medievo con- de una nueva en medio de una guerra civil e n
siste e n que e l príncipe gobernaba con un sé- e l primer decenio del siglo XVII. E l acceso al
quito (druzhinu) que é l mismo elegía y con e l poder de la dinastía Romanov e n 1613 y la
cual no estaba obligado e n virtud de relación promulgación de un Código de Leyes en 1649
contractual alguna. Constituye ésta una de las constituyeron una reformulación del pacto de
diferencias fundamentales entre e l régimen dominio entre gobernante y clase gobernante,
político de Rusia y e l feudalismo occidental. en virtud del cual e l absolutismo del gobernan-
En un contrato no sólo se establecían derechos te era aceptado a cambio de que reconociera e l
y obligaciones y se regulaba e l ejercicio del monopolio de l a clase gobernante respecto de
poder entre las partes sino que se partía tam- la propiedad de tierras y seres humanos.
bién de l a base de l a existencia de un interés L a nueva clase gobernante rusa experimen-
común, ya que e l contrato era concertado a los t ó e n e l siglo XVII un largo y doloroso proceso
efectos de l a satisfacción de las reivindicacio- de consolidación. Para trazar con mayor clari-
nes de todos. L a extensión de los procedimien- dad su perfil social tenía que hallar una identi-
tos contractuales e n e l curso de los siglos, a fin dad que correspondiera a su función y estable-
de regular las relaciones dentro de una red cer privilegios que incorporaran s u condición
cada vez más amplia de productos económicos y pusieran de manifiesto s u conciencia cada
y sociales e n l a sociedad occidental, encontró vez mayor. Gradualmente se produjo una fu-
eco e n los filósofos de l a Ilustración, que veían sión entre los nobles de la corte, que pasaron a
e n e l logro del bien común e l fundamento de l a constituir un alto mando de la clase gobernan-
legitimidad del sistema político2. te e n virtud de su estrecha cercanía con e l
Evidentemente ese supuesto no se daba e n príncipe y d e l matrimonio entre las distintas
Rusia. E l propósito del gobierno consistía casas reales, y l o que los historiadores califican
e n l a conquista y e n la distribución del botín, de clase media de servicios. Sus miembros
tanto en sentido real como figurado, así como vivían e n pueblos dispersos por todo e l territo-
e n l a optimización del poder colectivo, sobre r i o y estaban más que dispuestos a consolidar
todo e l poder militar, del príncipe y d e l séqui- s u condición mediante una asociación más es-
to. Existía e n todo caso un pacto, no de dere- trecha con e l alto mando. D e esta manera,
chos y obligaciones, sino de dominio respecto desde e l centro, e l séquito construyó redes de
del resto de l a población, que subsistía e n ra- clientes por toda la Rusia moscovita. L a vio-
zón de que ésta estaba dispersa, de l a inseguri- lencia seguía generalizada a medida que l a
dad, de l a mala situación económica y de l a nueva dinastía se afirmaba, pero l a que ejer-
inexistencia de redes comerciales en e l conti- cía e l alto mando contra ciertos integrantes
nente y fuera de él. Ese pacto hacía que gober- de la clase media de servicios no era menor
nantes y séquito constituyeran una fuerza polí- que la ejercida por los integrantes de esa clase
tica unificada, impulsada por l a codicia y e l para expulsar a sus hermanos más desfavoreci-
egoísmo, con miras a subordinar todas las acti- dos. Este proceso de consolidación e n busca de
vidades de gobierno al objetivo primordial de una identidad colectiva creó una clase gober-
l a propia exaltación y a l a destrucción de todas nante suficientemente unificada y consciente
L a clase nobernante: L a Rusia zarista como modelo uerfecto 327

D e la estrella de Belén a la estrella roja. Cuadro de D. Moor titulado Viva el ejércitopacíjko de los trabajadores. mi-
media

de su papel de liderazgo, s i n la cual la obra de taba era el talento, la diligencia y l a aptitud de


reforma de Pedro 1 (1689-1725) habría sido mando. El ingreso e n l a clase gobernante signi-
imposible y los sacrificios que exigía jamás ficó también un acceso a l a riqueza, al menos
habrían sido aceptados como contribuciones para aquellos cuya codicia y crueldad iban a la
legítimas a la transformación política de Ru- par de su diligencia, como se ve e n e l caso de
sia. L o importante no es que haya generado Menshikov, ex pastelero, que llegó a mariscal
oposición sino que ésta haya sido duradera de campo y confidente del zar.
partiendo del supuesto de la existencia de un E l retorno de la paz dio al cuerpo de oficia-
consenso sobre la nueva redacción y sobre una les, crisol e n que los ex nobles de l a corte, l a
base social donde sustentarse. clase media de servicios y los extraños se fun-
L a movilización general de la clase gober- dían en una clase gobernante unificada, un
nante, que tuvo lugar e n los primeros años de papel dominante en la administración civil del
la guerra con Suecia (1700-1721), hizo que reino. Un siglo atrás, los civiles se habían con-
ésta se identificara con e l ejército y con la vertido e n oficiales; ahora, los oficiales asu-
guardia del príncipe y, e n última instancia, l e mían funciones civiles e n l a administración de
confirió una condición y una conciencia que pueblos y distritos, la administración de justi-
sólo pueden ser resultado de la victoria e n una cia y l a recaudación de impuestos. Nunca an-
gran guerra. Ingresaron asimismo e n s u seno tes ni nunca después como en e l reinado de
un gran número de extraños, procedentes de l a Pedro habían sido tan intercambiables las fun-
población subordinada y extranjeros, a los que ciones. Como consecuencia, se afianzó e l con-
formó para puestos de poder. Como cabía es- cepto tradicional de sociedad rusa como ejér-
perar e n tiempos de guerra, l o que más impor- cito encabezado por e l Zar e n calidad de
328 John P. LeDonne

comandante en jefe y una clase gobernante de los escalones más altos estaban situados
constituida por oficiales. A medida que los entre las categorías de cuatro a seis: tenientes
nobles regresaban a sus propiedades con títu- generales que comandaban varios regimientos
los de capitanes y comandantes, a medida que y coroneles que tenían regimientos a s u cargo,
los voevodus de provincias asumían sus pues- de presidentes y miembros de organismos eje-
tos con e l rango de coroneles y los gobernado- cutivos del poder central y de gobernadores.
res con e l de teniente general, parecía que Los puestos administrativos más bajos (de las
Rusia hubiese quedado sometida a la ley mar- categorías siete y ocho), correspondían a te-
cial. nientes coroneles y comandantes de regimien-
Transcurrida una generación desde l a tos, voevodus, en condados y distritos. Cabe
muerte de Pedro, l a clase gobernante había también incluir e n esta categoría a los terrate-
desarrollado una estructura interna que puede nientes que tenían entre 20 y 100 siervos. En
ser descrita e n la forma siguiente. Consistía e n la tercera jerarquía quedaban los demás oficia-
tres grupos principales: e l cuerpo de oficiales y les de batallones y compañías y los terrate-
los altos círculos civiles (que pueden ser agru- nientes con menos de 20 siervos. N o tenían
pados bajo l a etiqueta de aparato político) y equivalente en e l sistema c i v i l pero, a menudo,
una infraestructura política de terratenientes ocupaban cargos de policía y supervisión tras
e n e l campo. Estos tres grupos, que constituían dejar e l servicio militar activo.
toda l a nobleza hereditaria, se superponían a L a clase gobernante constituía una vasta
medida que los oficiales se convertían e n te- red de patronazgo. El gobernante designaba
rratenientes (y viceversa, s i bien las transfe- los miembros de la elite, tal como e l príncipe
rencias del aparato civil al militar deben haber medieval designaba antes a s u séquito; ahora
sido poco comunes). E n todo caso, una carrera bien, en e l siglo XVIII normalmente l o hacía
normal incluía unos años en la guardia o e l e n e l seno de familias vinculadas con la casa
ejército, seguidos del traslado a la estructura gobernante, s i bien l a selección de favoritos
civil, siendo l a Academia Militar la que adies- durante e l reinado de tres emperatrices hizo
traba indiscriminadamente a los jóvenes no- que incluso entraran e n esa elite hombres que
bles tanto para carreras civiles como mili- venían de fuera de l a clase gobernante (como
tares. Razumovski con l a emperatriz Isabel) y ex-
En la clase gobernante existían también las tranjeros. S i bien e l gobernante proveía tam-
jerarquías. En la cima había una elite dirigente bién los cargos en e l plano administrativo su-
que correspondía a los tres primeros niveles de perior, normalmente l o hacía previa recomen-
l a jerarquía (según e l Cuadro Jerárquico de dación de los miembros de la elite. Todos
1722). Se trataba de los mariscales, generales y estos nombramientos se hacían en e l marco de
tenientes generales e n e l ejército y de los adlá- s u red directa de patronazgo. L a elite gober-
teres y consejeros del rey e n e l medio civil. nante, por conducto de sus representantes e n
Eran los sucesores de los boyardos d e l siglo la Academia de Guerra y e n e l Senado, hacía
XVII, los okolnichie, y los nobles de l a Duma las designaciones para puestos administrativos
que constituían todos ellos un gran consejo más bajos, así como la de oficiales de batallo-
extraoficial del imperio, integrado por unas nes y compañías y de miembros de la policía
200 a 250 personas, en e l cual se sopesaban las en los condados y e l campo.
opciones, se formulaban recomendaciones y se Inevitablemente se plantea la cuestión de
llegaba a un consenso. S i incluimos en la elite por qué la clase gobernante no aprovechó la
gobernante a los terratenientes que tenían más debilidad política de las emperatrices para im-
de 100 siervos, encontramos que ésta había poner un gobierno oligárquico y dejar al go-
llegado a consistir e n e l decenio de 1720 e n bernante autocrático reducido a una mera fi-
unas 6.000 personas y tal vez e n unas 9.000 en gura decorativa. L a respuesta es sencilla. En
e l decenio de 1770, época e n que toda la no- un sistema político en que no se aceptaba que
bleza hereditaria constaba de 60.000 (un 5 por las relaciones contractuales fueran obligato-
1.000 de la población). rias, e n que l a lealtad personal dentro de las
L a segunda jerarquía, del cuarto al octavo redes de patronazgo trascendía los intereses de
rango, consistía en e l nivel administrativo de las instituciones, e n que la falta de suficientes
l a clase gobernante, de los cuales los ocupantes diferencias económicas y sociales conspiraba
L a clase gobernante: L a Rusia zarista como modelo perfecto 329

para que no aparecieran grupos de intereses res generales y la descentralización de las fun-
con demandas complementarias -por no ha- ciones de mando e n e l ejército.
blar ya de demandas contrapuestas suficiente- Estas tendencias, cuyas consecuencias para
mente fuertes como para encontrar partidarios l a constitución interna de l a clase gobernante
e n la clase dominante y en la elite a efectos de eran peligrosas, fueron revertidas brutalmente
renegociar e l pacto de dominación-, e l gober- por Pablo 1 (1796-1801) y sus dos hijos, Ale-
nante y la clase gobernante estaban unidos jandro I ( l 8 0 1 - 1 8 2 5 ) y Nicolás I(l825-1855).
indisolublemente por ese pacto. El intento de Sin embargo, esta política a s u vez fragmentó
debilitar la casa gobernante desestabilizaría la unidad de la clase gobernante y suscitó in-
todo e l sistema, pues la única manera de impe- quietantes dudas acerca de l a legitimidad del
dir la anarquía consistía e n aceptar un
gober- orden político y sus fundamentos sociales.
nante absoluto cuyas decisiones no conocieran E n este medio siglo vemos cómo resurge
apelación. L a anarquía constituía siempre una por primera vez desde e l siglo XVII la familia
amenaza en un sistema que subsistía e n razón imperial, pero en la cual ya no hay matrimo-
de la creencia de que la autocracia del gober- nios cruzados con familias rusas; las casas de
nante justificaba e l despotismo desatado de Hessen-Darmstadt, Würtemberg y Prusia
quienes ocupaban cargos de autoridad e n to- aportan ahora los cónyuges a una casa gober-
dos los planos de l a clase gobernante y de ésta nante cada vez más germanizada. L a aparición
sobre la población subordinada, también se de cortes de grandes duques y grandes duque-
veía justificada por ese despotismo. Por ello es sas dentro de una corte imperial cada vez ma-
dudoso que los acontecimientos de 1730 se yor dio a ésta un sentido de identidad dimana-
asemejaran de alguna forma a un experimento da de la separación biológica e institucional y
constitucional. revivió un interés en la autonomía que final-
Las reformas introducidas por Catalina 11 mente llevaría a la casa gobernante por e l ca-
(1762-1796) entre 1775 y 1785 coincidieron mino del aislamiento y e l olvido.
con e l apogeo de la servidumbre, cimiento del Pablo 1instauró una política de centraliza-
orden social a partir del decenio de 1650 y la ción militar intensiva e insistió e n una estricta
más clara expresión d e l rechazo de la existen- separación de las funciones militares y las civi-
cia de un bien común entre la clase gobernante les aunque ello significara que tuvieran que
y la población surbordinada. S i bien se ha duplicarse los organismos para desempeñar
aducido que esas reformas afectaban única- funciones que antes eran intercambiables a
mente a la mitad de los campesinos de propie- cargo de oficiales y civiles. Durante las guerras
dad de terratenientes, incluida la familia im- napoleónicas l o importante era organizar l a
perial, una reciente historia económica de la concentración y e l desplazamiento de números
Rusia del siglo XVIII aplica e l término asier- s i n precedentes de soldados, para l o cual era
vo» a toda la población campesina3.S i bien los necesaria la profesionalización, al menos e n
siervos de propiedad del Estado eran teórica- los estratos más altos. Surgió así e l espectro de
mente libres, esa libertad no servía de defensa un orden militar autónomo, regido por nor-
contra e l poder arbitrario de capitanes o go- mas formales obligatorias y un espíritu de efi-
bernadores, y eran deportados e n masa a re- ciencia, abierto a la influencia extranjera pero
motas regiones como e l Cáucaso septentrional menos abierto a la voluntad discrecional del
e n virtud de decisiones de las cámara provin- gobernante, que vinculaba cada vez en mayor
ciales, confirmadas por e l Senado. D e hecho, medida e l destino de la casa gobernante al de
l a servidumbre, entendida como la carencia un ejército en e l que tenía un interés infantil y
total de derechos, era también aplicable a la nocivo. E l movimiento diciembrista, producto
población urbana con excepción de los comer- de este ambiente, puso al gobernante a l a de-
ciantes de los dos primeros gremios. Las refor- fensiva; e n l o sucesivo habría que optar entre
mas de l a época de Catalina institucionaliza- l a eficacia y l a subsistencia de la integración
ron e l despotismo de la clase gobernante4, al política.
tiempo de reducir considerablemente la inten- Los administradores en la clase gobernante
sidad del control dentro de esa clase tras l a del siglo XVII no constituían una burocracia
eliminación de los órganos ejecutivos centrales porque no existían normas oficiales que regu-
del gobierno, e l nombramiento de gobernado- laran los ascensos dentro de la estructura polí-
330 John P. LeDonne

tica. Para avanzar e n l a carrera era requisito sociedad civil que ya no rechazaba l a educa-
previo encontrar un patrono e ingresar e n una ción aduciendo que no tenía nada que ver con
red de clientes de una de las familias gober- e l ejercicio del poder sino que ahora l a consi-
nantes, ya que para ascender se necesitaba e l deraba necesaria para la compleja gestión de
apoyo de la Academia Militar y del Senado. A un imperio. L a clase gobernante seguía cons-
partir de 1799, s i n embargo, los ascensos em- ciente de sus derechos colectivos y, cada vez
pezaron a tener lugar por orden de antigüedad más, de los derechos de cada uno de sus inte-
(número de años e n l a categoría) y e n virtud grantes; las restricciones de 1845 obedecían al
de las normas de 1809, que n o eran aplicables propósito de proteger su integridad social para
a los militares, la educación universitaria era que no siguieran ingresando en ella plebeyos a
requisito para e l ascenso a las categorías admi- los que favorecían las normas sobre antigüe-
nistrativas más altas. A partir de ese momento dad. L a participación cada vez mayor de ple-
se puede hablar de una mayor burocratización beyos en la vida intelectual y económica del
del aparato político, que creció a toda veloci- país dio a esas restricciones un carácter más
dad a medida que los ministerios, creados e n ofensivo y exclusivo, pero dejó de manifiesto
1802 y reorganizados e n 1811, competían por e l monopolio político de la clase gobernante
construir imperios con redes de organismos y e l hecho de que seguía negándose a compar-
locales distribuidos e n todo e l país. Este proce- tir e l poder. El escaso debate político que
so dio a los administradores e l sentido de una había hacia fines del período seguía siendo un
identidad separada de l a infraestructura políti- debate entre los elementos constitutivos de la
ca que había sido e l principal logro de las clase gobernante y no entre ésta y la población
reformas de Catalina y, s i n romperla del todo, subordinada, ya que la sociedad política se-
al menos alteró su identificación con ella. A guía identificada con la clase gobernante. L a
partir de entonces comenzamos a observar humillación sufrida e n Crimea planteó, por
l a aparición de elites estratégicas5dentro de la primera vez desde los años 1650, e l interro-
clase gobernante. gante de s i la clase gobernante seguía siendo
Esta infraestructura política, que había apta para mandar.
constituido antes l a principal fuente de la legi-
timidad de Catalina, se encontró relegada al
papel secundario de formación auxiliar, ,débil
guardián de la legitimidad de un orden social
que se remontaba a los años 1650. Nicolás 1 L a abolición oficial de la servidumbre en vir-
seguía considerándose e l primer terrateniente tud d e l manifiesto de febrero de 1861 consti-
del reino y podía seguir declarando e n marzo tuyó uno de los mejores ejemplos del consenso
de 1842 con la conciencia limpia que la aboli- e n la política rusa, ya que conjugó la autoridad
ción de la servidumbre «en este momento sería d e l gobernante para instaurar un curso de ac-
un crimen de sacrilegio contra la seguridad ción y la idea de la elite gobernante y adminis-
pública y e l bienestar del Estado9, s i bien trativa de que la servidumbre redundaba en
entre l a elite gobernante y los administradores grave desmedro del progreso de la organiza-
estaba surgiendo e l consenso de que la servi- ción política de Rusia y de los intereses de la
dumbre era un anacronismo. E n ese caso, infraestructura política. Este acuerdo, que cu-
¿dónde habría la clase gobernante de encon- riosamente contó con muy poca oposición,
trar l a fuente de una nueva legitimidad? destruyó e l pacto de dominación que había
A pesar de este evidente quebrantamiento mantenido durante dos siglos al gobernante y
de su unidad, la nobleza hereditaria (el acceso a la clase gobernante e instauró una crisis de
a l a cual fue restringido e n julio de 1845 a los legitimidad de la cual la casa Romanov y la
que llegaran a la categoría ocho en e l ejército y elite gobernante jamás se recuperaron.
a l a categoría cinco e n la estructura civil’) Con la Emancipación se acabó l a justicia
siguió siendo la clase gobernante d e l Imperio. señorial y la infraestructura política quedó li-
Su aptitud para gobernar había quedado triun- berada de las funciones que la habían conver-
falmente confirmada e n 18 14 cuando e l ejérci- tido en uno de los tres componentes esenciales
to ruso entró e n París. Antes, una clase brutal de la clase gobernante. L a Emancipación pri-
y codiciosa se estaba transformando e n una vatizó la infraestructura, hizo que su función
L a clase gobernante: L a Rusia zarista como modelo perfecto 33 1

Manifestación de Pamyat. partido ruso de extrema derecha. N.G.i\gency/imapress

quedara obsoleta y la lanzó por un curso autó- Según el censo de 1897, había 620.000 hom-
nomo que quebrantó la unidad de l a clase bres de todas las edades con un cargo de noble-
gobernante. L a Emancipación fue e l factor que za hereditaria (0,95 Yo de la población t ~ t a l ) ~ .
dio lugar a una reevaluación general de los L a elite gobernante y e l personal administrati-
valores e n todo e l espectro de l a sociedad rusa vo, limitado ahora a quienes estuvieran e n ~

y a un debate general acerca de la forma de cargos de la categoría cuatro, comprendía


configurar su destino. Como consecuencia, la 3.490 personas e n 1901, incluidas 1.047
distinción entre la clase gobernante y l a pobla- (30%) que eran propietarias de más de 100
ción subordinada se hizo más confusa aunque desiatins (270 acres). Sabemos que en 1905 e l
no desapareció por completo. 3 Oo/ de los nobles, 18.600 personas, tenía más
En 1856, e l acceso a la nobleza era heredi- de 100 desiatins, superficie mínima para que
tario pero aún más limitado a quienes estuvie- una propiedad tuviese importancia económi-
ran e n la categoría cuatro e n e l sistema civil y calo. S i las incluimos e n la elite gobernante,
quienes hubiesen sido ascendidos a coronel nos queda un grupo integrado por unas 20.000
(categoría seis) en e l ejército; en 1892 y e n personas e n comparación con unas 14.500 e n
1900 se fijaron condiciones más estrictas para los años 1820. Cabe decir que l a política de
ascender a los cargos más altos de la adminis- limitar la definición de l a elite gobernante a un
tración para así mantener fuera de l a elite a número más reducido de las categorías más
quienes no tuviesen origen noble. Sería nece- altas del aparato político, e n un momento e n
saria una revolución para que terminara l a que la infraestructura política estaba perdien-
nobleza automática por conducto del Cuadro do su razón de ser, dio lugar 50 años después a
Jerárquico y en 1906 los nombramientos pasa- una desintegración de la clase gobernante,
ron a ser independientes del origen social*. acompañada de l a consolidación de una elite
332 John P. LeDonne

gobernante y administrativa que quedó en- Zar de reprimir las primeras manifestaciones
frentada con la casa gobernante por un lado y de l a revolución que se avecinaba.
con una sociedad de elites incipientes por la L a elite no podía imponer su voluntad al
otra. gobernante no sólo porque seguía aceptando
L a turbulencia política y social a que dio
lugar la Emancipación dejó a l a casa gobernan-
t e a l a defensiva. Alejandro 11 (1855-1SSl), a
su papel tradicio
d de druzhina, no afectado
por obligaciones c ntractuales puesto que la
relación se basaba en un pacto de dominio
diferencia de su padre, ya no tenía e l mando sobre la población subordinada (aceptación
indiscutido sobre la elite gobernante y murió para l a cual no obstaba la existencia de opinio-
e n manos de grupos revolucionarios que re- nes discrepantes sobre l a conveniencia de di-
chazaban la legitimidad de su gobierno. Su versas decisiones), sino también, y tal vez fun-
hijo, Alejandro 111 (188 1-1894), mantuvo e l damentalmente, porque ya no podría crear
poder en sus manos a fuerza de voluntad y una nueva legitimidad entre las elites que sur-
obstinación mientras apoyaba plenamente un gían.
proceso de industrialización que necesaria- U n a elite gobernante no puede mandar s i n
mente habría de diversificar l a población su- una base social. L a clase media de servicios a
bordinada y hacer que se impugnara desde fines d e l siglo XVII y la infraestructura políti-
todos los sectores la aptitud de mando de los ca de la clase gobernante en el siglo XVIII
Romanov. L a debilidad y las locuras de s u habían proporcionado esa base. Como resulta-
propio hijo, Nicolás 11 (1 894-19 17), destruye- do de la emancipación de los siervos, esta
r o n la legitimidad de la dinastía e n e l contexto infraestructura comenzó a formular reivindi-
de una guerra con Alemania y la casa gober- caciones políticas. Las reformas de Catalina
nante fue calificada con desprecio de «dinastía habían institucionalizado e l dominio de la cla-
de los Holstein»ll. se gobernante sobre la población subordinada
L a fuerza de la dinastía se había basado en l a ciudad y e l campo. Después de 186 1, las
siempre e n la de s u elite gobernante y s u apa- reformas apuntaban a institucionalizar la par-
rato administrativo, en la unidad de propósito ticipación de esa infraestructura e n l a vida
de s u druzhina. En e l siglo X V I I I , las intrigas política de la capital y, de esa manera, com-
políticas en cuanto a la distribución del botín pensaba e l debilitamiento de su poder a nivel
no eran incompatibles con la unidad de go- local. Sin embargo, e l gobernante y la elite
bierno, ni siquiera con la existencia de un gobernante se negaron a ampliar e l marco del
«primer ministro)) e n la persona del procura- debate y a entablar una relación de confronta-
dor general, cuyo matrimonio o e l de sus hijos ción con los miembros dirigentes de l a clase
vinculaba a las dos familias más importantes gobernante de los cuales estaban acostumbra-
de la elite gobernante". L a red familiar desa- dos a esperar obediencia incondicional. Se
pareció tras la guerra de 1812 al no nacer prohibió que en las asambleas de nobles se
herederos mientras se ampliaba e l aparato po- discutiera la emancipación o se pidiera l a cele-
lítico, l o cual debilitó considerablemente la bración de una asamblea consultiva. Alejan-
unidad d e l gobierno, que Nicolás 1 sólo pudo dro 11, poco antes de s u asesinato, estaba dis-
compensar actuando con mano de hierro. Para puesto a aceptar un cierto grado de participa-
fines d e l siglo XIX las relaciones entre e l go- ción de delegados electos en e l Consejo del
bernante y la elite eran tensas y e l experimento Estado, Órgano legislativo consultor del Impe-
constitucional que siguió a la revolución de rio, pero su sucesor cedió ante los ruegos de
1905 llevó la tensión a un estado de guerra no los miembros de la elite gobernante que te-
declarada hasta tal punto que e l asesinato de mían e l cambio y la pérdida de su viejo senti-
Stolypin e n 1991 fue atribuido por muchos a do de misión.
los malos designios de la Corte13. L a victoria Las divisiones entre rusos y no rusos en la
pírrica del gobernante dio por última vez a los antigua infraestructura agravaron aún más e l
Romanov la ilusión de que e l poder autocráti- aislamiento que la elite gobernante se había
co n o había sufrido desmedro. L a derrota e n la impuesto a sí misma. En su etapa de forma-
guerra dejó al descubierto que se trataba de ción, e l imperio se había basado en la conver-
una ilusión y la dinastía se derrumbó cuando gencia de intereses entre la clase dominante
e l alto mando se negó a cumplir l a orden del rusa y la de los distintos territorios aledaños,
L a clase gobernante: L a Rusia zarista como modelo perfecto 333

sobre la base del mismo pacto de dominación Después de 1861 salieron al escenario otros
en las provincias del Báltico, Ucrania e incluso grupos sociales, que comenzaban a aparecer en
Transcaucasia. L a Emancipación, al destruir medio de una población subordinada bastante
l a legitimidad d e l viejo orden social, dio lugar uniforme respecto de la clase gobernante, y l a
e n todas partes a l a misma reivindicación polí- elite gobernante tuvo que prestarles atención.
tica de que se volviera a formular e l pacto, E l más importante era e l de los industriales, ya
pero ya no fue posible encontrar elementos que l o constituían los arquitectos de la transi-
comunes porque l a elite gobernante había ción de la era agraria a la industrial; s i n em-
adoptado una actitud de defensa y por los bargo, su propiedad privada no se consideraba
factores de división que entrañaban las pecu- legítima y, por l o tanto, no podía darles legiti-
liaridades de cada región. Así pues, la elite midad social1’. N o se trataba tanto de que l a
gobernante ya no pudo volver a crear una base propiedad privada como concepto jurídico
social dentro de la antigua clase gobernante y, fuese inaceptable, se trataba más bien del cre-
de esa manera, restablecer la unidad de esa do político de que la propiedad de tierras y
clase respecto de l a población subordinada. personas debía ser monopolio de la clase go-
Como consecuencia, perdió s u aptitud de bernante a pesar de que l a comercialización de
mando y se desintegró durante la Primera tierras después de 1801 y las actividades aún
Guerra Mundial. marginales de una pequeña clase comerciante
L a clase gobernante socavó aún más su hicieron que la realidad discrepara de la teo-
aptitud de mando al i n s i s t i r e n e l viejo concep- ría. Como resultado de la concentración de los
to maniqueo de una población subordinada bienes raíces e n la clase gobernante (aparato e
fuera de la sociedad política y civil. Los cam- infraestructura), después de 1861 las activida-
pesinos estaban emancipados, pero la solución des industriales seguían estrechamente vincu-
de los conflictos entre ellos estaba a cargo de ladas con l a política de la elite gobernante y su
tribunales especiales que no formaban parte aparato administrativo y dependían de ella.
del nuevo poder judicial y e l nombramiento de D e la misma forma, e l fuerte espíritu de comu-
«comandantes de la tierra)) a partir de 1889 nidad y la no aceptación d e l rico como modelo
dejó a los campesinos (más del 70% de la siguieron haciendo que la propiedad privada
población) a merced de los gobernadores, los fuera ilegítima e n e l seno de la población su-
administradores provinciales de l a elite gober- bordinada a pesar de la tendencia cada vez
nante y s u jefe, e l ministro del interior. L a mayor hacia la separación de la comunidad y
infraestructura política quedó privada de s u la compra de lotes de tierra. L a negativa a
función tradicional de administrar e l campo y, reconocer la legitimidad de la nueva clase co-
e n su reemplazo, e l aparato administrativo mercial llevó a ésta, contra su voluntad, a l a
hacía las designaciones entre terratenientes oposición.
del lugar, funcionarios civiles y oficiales e n re- Los académicos que ya formaban parte d e l
tiro14. Cuadro Jerárquico mientras sus integrantes
E l exceso de población rural hizo que un conservaban sus puestos, nunca fueron acepta-
gran número de trabajadores se dirigieran a l a dos en realidad por la elite gobernante y la
ciudad, donde se hallaban igualmente exclui- clase políticals, porque e l intelecto es intrínse-
dos de participar en l a sociedad civil; incluso camente subversivo de la primacía del poder y
en 1900, las nueve décimas partes de esos porque los profesores encontraban s u público
trabajadores seguían figurando en sus pasapor- entre la población subordinada que reacciona-
tes como campesinos15. D e hecho, la imagen ba ante e l trato despectivo de que era objeto
tradicional de l a clase gobernante y l a pobla- rechazando la legitimidad de la elite. S i bien
ción subordinada e n una estructura de mando durante e l reinado de Nicolás 1 se había desa-
era absolutamente vigente e n vísperas de l a rrollado una clase intelectual, ésta tuvo que
revolución de 1905 cuando Plehve, e l Ministro radicalizarse para poder desarrollar una postu-
del Interior, expresó s u admiración por e l ejér- ra crítica respecto del gobierno y justificar así
cito de Napoleón como modelo para la organi- su existencia19,pues la elite gobernante seguía
zación de la clase trabajadora, a cargo de los calificando la crítica política de delito de lesa
industrialistas bajo e l mando general de la eli- majestad y traición. Los intelectuales radicales
te gobernante16. se convirtieron en «especialistas en ideolo-
334 John P. LeDonne

gía»'O y ocuparon un lugar predominante en e l que se da se quita y, e n las llamadas contrarre-


debate público en su postura de enfrentamien- formas del decenio de 1890, lo que se hizo fue
to con la elite gobernante. Como resultado, quitar una parte.
surgieron dos colectividades políticas, cada Estas contrarreformas no obedecieron úni-
una de las cuales excluía a la otra siendo enca- camente al propósito de limitar e l ámbito de
bezadas por una elite que compartía e l mismo reformas concretas sino también al de reafir-
objetivo de la sociedad como estructura de mar la primacía del poder arbitrario sobre los
mando, la misma conciencia de su papel de derechos y los procedimientos previstos e n la
liderazgo y la misma insistencia en la primacía ley. Antes de 1861, y para alcanzar este fin, se
del poder. Sin embargo, la nueva colectividad había concentrado e n l a policía de ejecución
estaba integrada por grupos sociales aún no de las decisiones de los tribunales y otros órga-
coordinados y configurados por la extensión nos, recurriendo a la censura y a la policía
gradual de los beneficios de la sociedad c i v i l política. A partir del decenio de 1870, l a de-
fuera de la clase dominante, l o que constituía portación por decreto administrativo se había
una consecuencia inevitable de l a abolición de convertido en e l medio normal y preferido de
l a servidumbre. Cabe llamarlas elites con mu- neutralizar las decisiones políticamente ina-
chas reservas; para convertirse en elite, es pre- ceptables de un poder judicial que cada vez se
ciso que e n e l grupo social funde su legitimi- rendía menos ante la presión administrativa.
dad e n e l reconocimiento de su valor superior E n 1879 se designaron gobernadores generales
por l a sociedad y e n la aceptación recíproca de «temporales» con facultades extraordinarias;
otras elites en una sociedad e n que los grupos en 1881 se proclamó un estatuto de emergen-
compiten en pie de igualdad ante la ley. S i n cia que, en uno u otro momento, fue aplicado
embargo, fue precisamente la persistente acep- a partir del decenio de 1890 e n la mayor parte
tación de l a sociedad dura como estructura de d e l país. L a elite gobernante, s i bien se vio
mando lo que puso trabas a l a aparición de obligada a aceptar a la Duma, se negó a coope-
nuevas elites; no puede haber elites cuando rar con ella, y e l artículo 87 de la Constitución
todos dependen de la voluntad arbitraria de de 1906 dio al Zar y al primer ministro oca-
un superior?'. sión de soslayarlo por completo, como hizo
E l reconocimiento de la existencia de una Stolypin en 1907 y e n 1910; para é l y para
sociedad c i v i l fuera de la clase gobernante, muchos otros integrantes de l a elite gobernan-
esto es, l a desaparición gradual de la vieja t e «los conceptos de ley y procedimiento cons-
separación radical de l a clase gobernante y la titucional carecían de sentido»22.
población subordinada, quedó de manifiesto
en una serie de reformas como la creación de
consejos locales (zemstvu) en 1864, donde se
hallaban representados nobles, ciudadanos y
campesinos, de concejos municipales e n 1870, L a guerra, la revolución y la guerra civil des-
l a reforma universitaria de 1863 y la reforma truyeron al gobernante, a la elite gobernante,
judicial de 1864. En virtud de estas reformas, a l o que quedaba de l a vieja infraestructura
que obedecían al propósito de atender los inte- política y a las elites difusas que habían surgi-
reses del aparato administrativo, se descentra- do en circunstancias desfavorables después de
lizó e l funcionamiento de los ministerios del la emancipación, borrando e l «tenue, delgado
interior, justicia y educación a fin de dar a y frágil barniz de cultura»23 que constituyó l a
quienes no estaban e n e l gobierno ocasión de última contribución del período imperial a
debatir medidas que les afectaban directamen- la historia de Rusia y asignando un papel pre-
te. Las reformas no fueron resultados de un ponderante a las grandes masas de una pobla-
conflicto prolongado tras e l cual la clase políti- ción subordinada, despreciada hasta entonces,
ca se haya visto obligada a ceder, sino que que se empeñó en la destrucción cataclísmica
constituyeron la respuesta a l a insistente, y e n d e l viejo orden.
última instancia determinante, duda e n e l sen- Más de 10 años antes, e n e l segundo con-
tido de que s u aptitud de mando había queda- greso del Partido Social Demócrata celebrado
do gravemente comprometida e n razón de la en 1903, Lenin (19 17-1924) había podido im-
humillación sufrida e n la guerra de Crimea. L o poner su opinión de que e l partido debía tener
L a clase gobernante: L a Rusia zarista como modelo perfecto 335

una base estrecha de revolucionarios de dedi- ex régimen ya estaban condenados a la des-


cación exclusiva y estrictamente subordinados trucción.
a los dirigentes, mientras Martov, su adversa- E l nuevo absolutismo, a fin de establecer
rio, insistía en que los miembros del partido s u legitimidad y dar a la clase gobernante una
participaran activamente e n l a formulación de condición proporcional al lugar que ocupaba,
l a política de éste. L a base social sería e l prole- tenía que facilitar la movilidad social, desarro-
tariado, esto es, la formación urbana de la llar una ideología y establecer un nuevo con-
antigua población subordinada, que «rodearía cepto de l a propiedad. S i bien e l partido tenía
e l Partido sin pertenecer a él»24 y, después de 23.600 miembros en enero de 1917, ese núme-
la revolución, e l proletariado ejercería una dic- r o había llegado a 350.000 siete años después
tadura de clase sobre e l resto de la población. (el 0,26 O/o de una población que e n 1922 era
L a visión política de Lenin era muy tradicio- de 136 millones). L a llamada leva de Lenin
nal, salvo una diferencia, la de que e l gobierno abrió las puertas a masas de trabajadores y
estaría plenamente empeñado e n la rápida soldados semianalfabetos y e l número de afi-
transformación de una sociedad agraria e n liados al Partido llegaba a 9 14.307 e n enero de
una industrializada. L a dictadura del proleta- 1928 (un 0,62 O/o de una población de 147 mi-
riado significaba en realidad gobernar con la llones de habitantes en 1926)’*. El coeficiente
ayuda de una estructura de mando, interna- entre afiliados al Partido y la población total
mente y e n la relación entre e l proletariado y era, pues, de forma aproximada e l mismo que
l a población subordinada. En tan alta estima e l correspondiente a la nobleza hereditaria e n
se habían tenido los valores militares e n la e l siglo XVIII. Estos hombres y mujeres apor-
sociedad imperial que no sólo Plehve les había taron a la nueva clase dominante l a vulgari-
cantado sus loas; e n e l extremo opuesto del dad, la brutalidad y la ceguera estética de s u
espectro social, «trabajadores conscientes» medio social. Naturalmente, dicha elite domi-
como Kanatchnikov se enorgullecían de estar nante configuró s u ideología e n torno a los
«en las primeras filas del ejército que avan- valores del trabajo, e l culto al trabajo físico, l a
z a ~ Los~ ~ extremos
. siempre se tocan, ya se anarquía moral y un estilo rudimentario de
trate de María Fedorovna y Lenin, como escri- mando que no aceptaba disidencias. L a elite
bió Yuri Got’e e n su diarioz6, o d e l Ministro dominante reivindicaba y hacía cumplir un
del Interior y un obrero. monopolio absoluto del poder para definir l a
Las consideraciones tácticas hicieron acon- cultura, interpretar e l bien y e l mal y castigar a
sejable una alianza con e l campesinado duran- los transgresores con la ayuda de una nueva
te la revolución D e haberse matenido esa policía política endurecida en l a escuela de l a
alianza, e n un momento e n que más d e l 80 Yo guerra civil. Restablecía además e l viejo m i t o
de la población todavía vivía en e l campo2’, se de la infalibilidad y omniciencia de sus diri-
habría eliminado la vieja discusión entre clase gentes, que había ocupado un lugar tan central
dominante y población subordinada, pero l a e n l a ideología d e l viejo régimen’9.
nueva clase dominante seguiría estando basa- L a elite dominante proclamó asimismo la
da en l a ciudad (por más que muchos de los abolición de la propiedad privada y l a trans-
nuevos residentes urbanos hubiesen sido hasta formó e n propiedad colectiva de l a nueva clase
hace poco de origen campesino) y s u odio y gobernante. D e esta manera, los administrado-
desprecio por los campesinos encontrarían su res lograron su acceso a los fondos del erario
última expresión en la colectivización, pocos público y a los que dimanaban de l a produc-
años después de que e l problema de l a suce- ción de granjas y fábricas, de los que podían
sión de Lenin quedase zanjado e n favor de usar y abusar para fines personales como pre-
Stalin. A mediados del decenio de 1920, se rrogativas de s u cargo mientras durasen e n él.
había vuelto a crear una estructura social muy Se encontraban en la nueva política ecos de l a
tradicional sobre las ruinas de l a antigua: una vieja teoría moscovita de la propiedad; los
elite gobernante, una nueva clase gobernante bienes raíces no podían ser transmitidos a
integrada por miembros del Partido y una po- los herederos, pero podían ser confiscados y
blación subordinada e n cuyo seno e l proleta- «alquilados» de nuevo en una constante distri-
riado iba quedando gradualmente relegado. bución de las tierras que no cesó hasta e l siglo
Los «elementos socialmente indeseables» del X V I I I cuando la propiedad colectiva de la
336 John P. LeDonne

clase gobernante se transformó gradualmente en que la clase gobernante procedía a transfor-


en propiedad de los terratenientes. A l igual mar la sociedad tradicional y e l frenesí que
que e n tantas otras cosas, e n e l período soviéti- desató no hizo más que endurecer la exigencia
co se encuentran indicios de un regreso a acti- de obediencia incondicional en todos los nive-
tudes moscovitas que habían quedado enterra- les de la sociedad. En virtud de la colectiviza-
das e n la conciencia colectiva de l a población ción y de la industrialización forzada se abolió
subordinada durante e l período de San Peters- l a propiedad privada prácticamente en todos
burgo. los casos y se estableció una nueva base econó-
El establecimiento de una dictadura d e l mica para sustentar la ampliación de la clase
Partido, armada de una ideología exclusivista gobernante. E l marxismo, doctrina oficial del
y alimentada por l a propiedad monopólica de régimen soviético, experimentó pues un giro
todos los activos de la economía d e l país, hizo sustancial; las nuevas relaciones económicas
imposible que surgieran elites autonómas. Se n o crearon una nueva superestructura, pero la
volvió a crear una clase gobernante unificada superestructura creó una nueva sociedad y una
e n la cual la línea d e l Partido, decretada por e l nueva economía para sustentar su poder. Esto
Comité Central y e l Politburó era sacrosanta; es l o que ha venido a llamarse «la utopía al po-
como resultado, l a oposición a esa línea era der~~'.
calificada de oposición al nuevo orden social y D e esta manera, la clase gobernante sovié-
de traición al país. S i bien seguía siendo posi- tica volvió a afirmar un objetivo tradicional;
ble e n e l ámbito administrativo y dentro de la e l poder tiene como objetivo la satisfacción
elite dominante discutir sobre política econó- egoísta de sus necesidades y la optimización
mica y exterior, las controversias pasaron a del poder militar. L a insistencia e n la industria
formar parte inseparable de l a ambición de pesada y l a industria bélica puso de manifiesto
distintas personalidades empeñadas en la lu- que las condiciones políticas y militares eran
cha por e l poder. Por otra parte, ya había un preeminentes y explicaba por qué «el nivel de
consenso inimpugnable e n e l sentido de que la vida (era) l o que menos interesaba a los nue-
elite dominante tenía e l monopolio del debate vos dueños»32. Se seguía rechazando e l bien
político y sus agentes debían ocupar los cargos común, como se había hecho durante siglos, y
claves de los organismos dedicados a activida- respecto al terrible atraso e n que se vivía en e l
des sociales, económicas y culturales. D e esta campo e l alza relativa de los niveles de vida no
manera se neutralizaba cualquier intento de era más que e l complemento de una industria-
establecer tendencias autónomas y se ponía lización desproporcionada, como pondrían de
asimismo de relieve que los cargos en e l Parti- manifiesto los acontecimientos e n e l período
do eran intercambiables; los dirigentes del siguiente a Stalin. Igualmente, l a política de
Partido eran asignados a cargos e n la policía, autarquía económica afianzó l a dictadura de
e l ejército o la administración civil según l o l a clase gobernante. L a economía moderna es
requirieran las circunstancias, ya que e l objeti- cada vez más interdependiente y está sujeta a
vo fundamental de su trabajo consistía e n afir- consideraciones racionales de índole técnica
mar l a supremacía del poder sobre cualquier que limitan e l margen de maniobra del poder
otra consideración. El efecto consistió en vol- político. Constituía, pues, una paradoja, que
ver a desplegar y en recargar30e l viejo aparato encuentra explicación en la obsesión por apli-
de dominio, que tan debilitado había quedado car s i n trabas e l poder para solucionar todos
después de l a Emancipación, y en preparar e l sus problemas33, e l hecho de que bajo tales
camino para la corrupción desenfrenada del auspicios la industrialización de la Unión So-
poder durante e l gobierno de Stalin (1928- viética llevara consigo elementos que, e n últi-
1953). m a instancia, harían que la clase gobernante
Esta generación fue testigo d e l desarrollo a no pudiera seguir gobernando. En e l ínterin,
ultranza de una sociedad jerárquica y de la s i n embargo, e l triunfo sobre Alemania confir-
sumisión incondicional de l a elite gobernante, m ó e l éxito de esa política y garantizó s u legiti-
la clase gobernante y l a población subordina- midad.
da, e n un estado de histeria colectiva, a la Para llevar a cabo un programa tan ambi-
voluntad de un líder. L a colectivización cons- cioso e l Partido siguió ampliándose aumentan-
tituyó la consagración de la forma despiadada do su composición interna. Para 1939 tenía
L a clase gobernante: L a Rusia zarista como modelo perfecto 331

1,5 millones de afiliados (0,87 OO/ de la pobla- l l o ~A~finales


~ . del decenio de 1950, los logros
ción), cifra que e n 1952 había llegado a seis de la U n i ó n Soviética e n materia de tecnología
millones (2,87 % de una población de 208,s militar y su continua insistencia en l a indus-
millones e n 1959)34.Para ello, no sólo se obli- tria pesada la habían transformado en e l se-
gó a afiliarse al Partido a un gran número de gundo país más poderoso de l a Tierra y, e n
trabajadores y soldados sino que además se 1960, s u población urbana llegó a sobrepasar
regresó a una política anterior que conspiraba la población Esos buenos resultados,
contra la admisión de técnicos y personal de s i n embargo, ocultaban los primeros indicios
gestión cuya contribución a la industrializa- de una parálisis política y e l derrumbe de la
ción era f ~ n d a m e n t a l E
~~l Partido,
. al proceder economía.
de esa forma, politizó actividades profesiona- Khrushchev (1953-1964) f u e e l primer diri-
les que, de l o contrario, se habían desarrollado gente soviético que reconoció la necesidad de
fuera del ámbito de la política nacional. A l reforma. Las leyes de tiempo de guerra e n
mismo tiempo, s i n embargo, asimiló actitudes virtud de las cuales se podian movilizar traba-
y procedimientos de dirección y se convirtió jadores e n su lugar de trabajo, e l sueño nunca
en un poder ((unificador de e l i t e s ~ ~Como ~. cumplido de Plehve, fueron abolidas e n 1956
consecuencia, se intensificó la unidad de l a y e l libre movimiento de la mano de obra
clase gobernante al impedir que se desarrolla- constituyó «un grave golpe a la coherencia del
ran tendencias autónomas, unidad que se ma- sistema»40,ya que reconocía la autonomía de
terializaba e n la práctica no sólo en manos de un proceso socioeconómico que ya no era po-
la policía política sino también e n virtud de un sible controlar mediante decreto administrati-
consenso, impuesto por l a capacitación ideoló- vo. Tres años más tarde, la doctrina de la
gica de una comunidad de creyentes, e n e l dictadura d e l proletariado sobre los campesi-
sentido de que toda forma de disensión consti- nos fue reemplazada por la d e l ((Estado de
tuía herejía y traición, como quedó de mani- todos)). Para ello fue necesario reformar e l
fiesto e n los terribles resultados de los juicios Partido (su política de afiliación y l a distribu-
políticos. ción de los funcionarios e n los cargos de la
Stalin, en un discurso pronunciado ante e l nomenklatura) y poner e n duda la infalibilidad
pleno del Comité Central en 1937, comparó e l de sus dirigentes, que constituyó e l propósito
Partido con un ejército que, cabe suponer, del famoso discurso e n que se denunciaron los
apuntaba a imponer su voluntad sobre la po- abusos de poder cometidos por Stalin contra e l
blación. Según describió, las «capas superio- Partido. Esto colmó la paciencia de la elite
res» del Partido constaban de dirigentes de dominante y Khruschev fue derrocado. En e l
primera fila (3.000 a 4.000 generales), dirigen- proceso se puso de manifiesto que se estaba
tes de rango medio (30.000 a 40.000 oficiales) estableciendo una ominosa dicotomía entre un
y mandos medios (100.000 a 150.000 subofi- Partido e n e l cual cabía instituir una sociedad
~iales)~’. Se trataba de una nomenklatura espe- civil para protegerse contra e l poder arbitrario
cial, encargada de la selección para proveer y una población e n que e l poder arbitrario
todos los puestos reservados en la administra- debía seguir siendo la norma, especialmente
ción, las empresas y las organizaciones socia- entre los nuevos círculos intelectuales creados
les. A su vez, estos cargos reservados consti- por la industrialización y empeñados en pro-
tuían la nomenklatura, en e l sentido más bar e l fruto prohibido de la libertad impug-
amplio, de puestos para los cuales eran nom- nando los dogmas establecidos.
brados miembros del Partido. E l hecho de crear una sociedad civil dentro
Esta imponente estructura de jerarquía y del Partido tenía que agravar necesariamente
unanimidad Únicamente podía mantenerse e n las tendencias centrífugas e n e l ejército, la po-
virtud de la personalidad excepcional de un licía política, l a gestión de l a economía y la
líder y del trauma de la guerra y la reconstruc- administración del Estado4’. Es bien sabido
ción. Basile Kerblay señala acertadamente que que las estructuras jerárquicas crean mecanis-
e l «culto de la personalidad» fue resultado del mos e n los cuales los funcionarios responsa-
subdesarrollo de la sociedad y que e l ((sobrede- bles tratan de protegerse d e l poder arbitrario
sarrollo» del poder fue «una técnica empleada de sus superiores y la desaparición de un líder
por Stalin para sacar al país del subdesarro- despiadado hizo más fácil esta tarea. N o era
338 John P. LeDonne

raro, pues, encontrar a cierta distancia de según como l e vaya a l a propia clientela, sino
Moscú miembros de l a clase gobernante que también porque e l cargo en la dirección políti-
calificaban a su fábrica, su granja colectiva, su ca no puede ser transmitido a los hijos. Así, la
instituto o su teatro de propiedad personal42, condición de miembro de l a clase intelectual
actuaban de forma arrogante y farisea e insis- da mayor seguridad e inevitablemente sirve en
tían en l a misma obediencia incondicional de cierta medida para determinar la lealtad. U n a
la cual ellos mismos trataban de protegerse en tendencia de esa índole apunta a la aparición
los ministerios y los órganos superiores del de elites, pero únicamente s i estas nuevas for-
Partido. El propio hecho de que l a elite gober- maciones pueden liberarse de directivas políti-
nante hubiese ubicado a su propia gente en cas que siempre subordinan la función profe-
cargos de responsabilidad en l a economía y en sional y l a lealtad al ejercicio s i n trabas del
la sociedad, la hacían receptiva a l a necesidad poder, como ocurre, por ejemplo, cuando un
de cambio inherente en la sociedad moderna, psiquiatra declara insano a un disidente políti-
en la cual la motivación más importante está co o cuando se ordena a los administradores
constituida por la demanda de bienes de con- de una granja del Estado que hagan plantar
sumo y, en consecuencia, por una economía de patatas e n suelo congelado4s.
mercado que es la única que puede satisfacer- D e esta manera, la elite dominante se vio
la. A l mismo tiempo, sus intereses creados la ante un dilema similar a aquel al que había
hacían renuente (y su propia incompetencia hecho frente la elite dominante de la Rusia
l a hacía incapaz) a abordar cambios que lleva- zarista a principios del siglo XX. E l Partido, s i
ran a una situación incompatible con e l ejerci- bien seguía creciendo (en 1981 tenía 17,5 mi-
cio del poder arbitrario. En esas circunstan- llones de afiliados, un 6,6 O h de la población
cias, los privilegios de la clase gobernante del país, 262,4 millones) se veía enfrentado
(vivienda, almacenes especiales, viajes al exte- cada vez e n mayor medida a tres opciones:
rior) parecían más excesivos que nunca. L a segura absorbiendo más miembros entre los
imposibilidad de atender esas expectativas obreros y l a clase intelectual, englobar e n s u
cada vez mayores durante los largos años de seno un número cada vez mayor de intereses
estancamiento que siguieron a Brezhnev discrepantes que terminarían por destrozarlo,
(1964-1982) y sus dos sucesores inmediatos reclutar sus miembros entre las masas y esta-
impugnaron por primera vez l a idoneidad de blecer una relación de enfrentamiento con la
l a clase gobernante para gobernar y, por l o clase intelectual u optar por e l ejercicio de sus
tanto, s u legitimidad. funciones como clase dominante y correr e l
Fuera del control del Partido se había desa- riesgo de quedar aislado de las masas. E l viejo
rrollado una clase intelectual que ya no consti- debate entre Lenin y Martov, trasplantado a
tuía simplemente «un estado de ánimo» ni una nueva situación, seguía teniendo vigencia.
«una forma de vida)) e n lugar de una clase
como había sido después de la Eman-
cipación, sino una clase de individuos que IV
trabajaban en la administración, las profesio-
nes y las artes y disponían de los conocimien- E n una mirada retrospectiva al curso de la
tos técnicos indispensables para e l funciona- historia moderna de Rusia podemos fácilmen-
miento de una economía moderna y los cono- t e observar la persistencia de un sistema de
cimientos especializados y culturales que dis- gobierno en e l cual la vida política está con-
tinguen a una civilización moderna. Como centrada e n un conjunto bien definido de per-
consecuencia, los conceptos de clase gobernan- sonas, se trate de la nobleza hereditaria en e l
te y clase intelectual habían dejado d e ser sinó- siglo XVIII o d e l Partido Comunista e n el
n i m o ~ Algunos
~~. sectores de la clase intelec- siglo XX. L a característica fundamental con-
tual habían preferido abstenerse de la política siste en que la afiliación a la clase gobernante
en un intento de salvaguardar su nueva condi- constituye un requisito previo para ser nom-
ción. Era evidente que la participación en la brado e n cargos de poder respecto de todos los
clase gobernante era fuente de incertidumbre, demás. En l a Rusia previa a l a Emancipación,
no sólo en razón de las vicisitudes de la políti- sólo un noble podía ser administrador o juez.
ca, e n la cual se hace o deshace su carrera También se podía ingresar en la clase gober-
L a clase goberiianle: L a Rusia zarisla como modelo perfecto 339

nante cuando se ascendía a oficial e n e l ejérci- dominante respecto de la clase dominante) lle-
to o se ascendía dentro de una estructura civil, va a la parálisis política. L a vida política nun-
pero esto no hace más que subrayar la identifi- ca se detiene y encuentra cauces de salida e n
cación entre la nobleza hereditaria y los cargos nuevas elites, como ocurrió en Rusia después
de mando y gestión. Los ascensos con arreglo de la emancipación y como ocurre aún e n
al Cuadro Jerárquico zanjaban la brecha entre nuestros días; así la elite dominante se vio
la clase gobernante y la población subordinada obligada a aceptar e l desafío a su legitimidad.
al establecer una etapa de transición entre dos Esta impugnación del ejercicio egoísta del po-
partes claramente diferenciadas de la sociedad der constituye la expresión de grupos profesio-
rusa y s e r v i r de medio por e l cual la clase nales y ocupacionales que insisten e n que sus
dominante se rejuvenecería continuamente necesidades son autónomas. En e l marco de l a
mientras reafirmaba su legitimidad. rivalidad entre grupos autónomos se configura
L a transformación industrial de Rusia mo- gradualmente e l sentido de interés común y
dificó, aunque no substancialmente, las carac- bienestar general y nacen los políticos profe-
terísticas esenciales de este sistema tradicional sionales. L a tragedia de Rusia ha consistido
de gobierno. La vida política quedó reducida a siempre e n que jamás ha tenido Estado, sino
la vida del Partido y los cargos fundamentales una clase gobernante egoísta a l a que no l e
de mando y gestión fueron reservados a sus interesa e l bien común porque nunca pudo ser
miembros que procedían de los ciudadanos y obligada a reconocer cómo funcionan las nor-
e l ejército. E l ejército y l a ciudad se convirtie- mas, sean las de la ley de una economía de
ron en la base social del Partido mientras la mercado o simplemente las del valor autóno-
población rural seguía identificada con la po- m o de una persona. Tal vez l a revolución tec-
blación subordinada, despreciada y violenta- nológica, tan incompatible con la injerencia
mente sacudida por l a colectivización. política subjetiva, pueda por fin imponer e n e l
En ambos casos, había una elite dominante país un tejido de normas impersonales que
que gobernaba e n forma perentoria y se auto- propicien l a iniciativa y la libertad individua-
perpetuaba cada vez más a pesar de la admi- les y obliguen a abandonar «la costumbre au-
sión de nuevos miembros que habían subido toritaria e n favor del cálculo independiente»
por las filas de l o que no podía calificarse de l o cual, a juicio de Marshall Hodgson, consti-
burocracia, porque no se regía por normas tuye la caracterísica esencial de l a moderniza-
obligatorias que no admitieran l a injerencia ~ i ó n En~ ~todo
. caso, es difícil acabar con las
deliberada de los dirigentes. El consenso sobre antiguas tradiciones y no cabe descartar l a
las cuestiones políticas fundamentales tenía posibilidad de que vuelvan a imponerse.
que alcanzarse e n e l seno de l a elite dominante
y se esperaba luego la adhesión formal a ese
concepto no sólo dentro de esa elite sino tam-
bién dentro de l a clase gobernante e n su inte-
gridad, ya que se trataba de una estructura El modelo de l a clase gobernante reviste utili-
jerárquica caracterizada por l a obediencia in- dad para estudiar no sólo e l sistema político de
condicional d e l subordinado al superior. Rusia sino también otros. E n todo caso, como
S i n embargo, las estructuras con un alto requisito fundamental, debemos definir nues-
grado de disciplina no se ajustan bien al cam- tros conceptos, por más que l a definición de
bio al qual tratan de poner trabas, hasta que categorías políticas y sociales nunca pueda al-
tienen que actuar con-urgencia. L a concentra- canzar la precisión de ias definiciones e n las
ción del poder e n una clase gobernante cobra ciencias exactas. N o hay una definición satis-
carácter autodestructivo porque priva a sus factoria para todos de Estado, burocracia, cla-
miembros de una base ideológica social y ne- se y otras expresiones que pueden usarse en
cesaria para impugnar una mayor concentra- forma tan indiscriminada. A l tiempo de inda-
ción d e l poder en l a elite dominante y, poste- gar a fondo acerca de la naturaleza de l a clase
riormente, en los órganos administrativos de gobernante, debemos aceptar también e l he-
esa elite. El ejercicio s i n trabas d e l poder (el cho de que l a definición que formule un erudi-
credo fundamental de l a clase gobernante res- to siempre será impugnada por otros.
pecto de l a población subordinada y de l a elite S i admitimos la validez de l a definición
140 John P. LeDonne

que se formula al principio de este artículo, mos que preguntarnos s i cabe hablar de clase
debemos ponerla a prueba en un estudio de gobernante en un sistema político que distin-
otros sistemas políticos. Dominic Lieven, e n guía entre las {{elites de poden) y ({elites de
su reciente estudio de la elite dominante de prestigio», entre l a institución gobernante y la
Rusia y l a clase gobernante imperial a princi- institución musulmana tanto en Turquía
pios d e l siglo XX, trazó un paralelo con la como e n Irán. E l modelo de la clase gobernan-
Inglaterra victoriana y l a Alemania del Empe- te no parece haberse empleado e n China, don-
rador Guillermo. Los autores de ensayos reco- de es más evidente e l carácter intercambiable
pilados por Frederic Jaher estudiaron la for- de las funciones entre e l sabio, e l funcionario
mación y e l funcionamiento de una clase público y e l militar. L a subordinación de l a
gobernante e n l a Grecia antigua, Roma y la población, incluidos los comerciantes próspe-
Inglaterra victoriana, prestando especial aten- ros, a l a clase dominante es un hecho bien
ción a l a unidad de l a elite, e l carácter inter- conocido. Podemos aplicar un modelo de l a
cambiable de las diversas funciones y la exis- clase gobernante en las sociedades a que co-
tencia de una población subordinada, pero s i n rresponde la mayor parte de la humanidad, a
llegar a un acuerdo e n cuanto a qué configura condición de que haya acuerdo preliminar e n
exactamente una clase gobernante4’. Arno Ma- cuanto a qué debe ser una clase gobernante. A
yer examinó la persistencia del antiguo régi- efectos del estudio, se requiere e l esfuerzo co-
men e n Francia, Alemania, Inglaterra, e l Im- lectivo de los académicos interesados. En todo
perio Austro-Húngaro y Rusia insistiendo en caso, debe quedar claro que no se avanzará en
e l carácter permanente de la tierra como fuen- modo alguno hasta que se haya descartado por
t e de riqueza hasta l a Primera Guerra Mun- completo la injustificada asociación entre cla-
dial, a pesar de l a industrialización. Perry An- se gobernante y marxismo.
derson empleó una definición más rigurosa en Por más que se deba aceptar la hipótesis de
su estudio del Estado absolutista en Europa que e l modelo de l a clase gobernante no es
occidental, Rusia, e l Imperio Otomano, e l Im- válido e n una sociedad democrática moderna,
perio Chino y e l Japón, en la que se indicaba cabe preguntarse s i tenemos que suponer
la relación entre clase gobernante y absolutis- igualmente que no será válido e n los mismos
n-10~~. sistemas políticos que siguen representando a
Mucho queda por hacer para poner a prue- la mayor parte de la humanidad. Es evidente
ba la validez de una definición de clase gober- que China no ha cambiado de rumbo y que
nante en los Imperios Otomano, Persa y Chi- sigue insistiendo e n la conciliación de intere-
no, cuyas similitudes y diferencias con Rusia ses diversos dentro del marco de una elite
son tan evidentes. Hace mucho tiempo, Albert unificada y e n e l rechazo de la legitimidad de
Lybyer acuñó la expresión {{institución domi- cualquier elite que surja fuera del seno de la
nante» en e l Imperio Otomano y Hamilton clase gobernante. &Y no cabe por l o demás,
Gibb y Harold Bowen llegaron a l a conclusión decir l o mismo del fundamentalismo musul-
de que había en é l una clase gobernante al mán, con s u «prelado político» y sus ({asesinos
i n s i s t i r en la marcada distinción entre gober- con autorización divina»?50.
nante y gobernado, que constituye s i n duda
alguna un elemento fundamental en la defini- Traducido del inglés
ción de clase g ~ b e r n a n t e S~ i~n.embargo, tene-

Notas
1. R. Dahrendorf, Class and gobernante, véase R. Dahl, «A ofSociology, 1 (1950), págs. 1 a
Class Conflict in Industrial Critique o f the Ruling Class 16, 126 a 143. Aron retorna el
Society (Stanford, 1959), pág. Model)), American Political tema de l a clase gobernante e n
199. Para un ensayo breve, pero Science Review, LII:2 (1 958), &lasse sociale, classe politique,
muy interesante, sobre las págs. 463 a 469. Véase también classe dirigeante)), Archives
preguntas que hay que hacer a l R. Aron, «Social Structure and Européennes de Sociologie, 112
examinar el concepto de clase the Ruling Class)), Briiish Journal (1 960), págs. 260 a 28 1, y
L a clase gobernante: L a Rusia zarista como modelo perfecto 341

datégories dirigeantes e t classes Politics and Administration in lhe población vivía e n zonas urbanas
dirigeantes)), págs. 7 a 27. L a gran Age of Absolutism 1762-1796 y, en 1922, únicamente e l 16 %.
falla de este artículo y otros (Princeton, 1984), págs. 25 a 30,
similares consiste en suponer que 57 a 67 y J. LeDonne, «Ruling 28. Kerblay, págs. 246, 24 y 25;
e l concepto de clase gobernante Families in the Russian Political Fainsod, págs. 249 y 252.
no es aplicable a una sociedad Order 1689-1825)», Cahiers du
industrializada moderna: rara vez monde russe et soviétique, 29. Kerblay, pág. 244.
se pregunta s i es pertinente al XXVIII:3/4 (1 987), págs. 233
concepto de una sociedad a 322. 30. L a expresión fue empleada
preindustrial, así como al de una por Perry Anderson e n relación
sociedad comunista. 13. Times of Troubles. págs. 53 con e l absolutismo del siglo X V I I ;
y 54. Las relaciones entre e l Zar véase Lineages of the Absolutist
2. Esta primera sección se basa y Witte constituyen un buen State (Londres, 1974), pág. 18.
en m i libro Absolutism and ejemplo de guerra no declarada.
Ruling Class: The Formation of 3 1. M. H e l l e r y A. Nekrich.
the Russian Political Order 14. Rogger, pág. 74. Utopia in Power (Nueva York,
(Oxford, se publicará 1986).
próximamente). Cabe remitir al 15. Zbíd., pág. 112.
lector a esta obra para encontrar 32. M. Djilas, The New Class,
bibliografía teórica. L a forma del 16. T. McDaniel, Autocracy, Harcourt Brace, (Nueva York,
presente ensayo hace necesario Capitalism, and Revolution in 1957), pág. 115.
limitar la documentación a citas Russia, University o f California
directas. Press, Berkeley, 1988, págs. 92 y 33. Esto es l o que quiere decir
223. Balint Balla cuando niega que e l
3. A. Kahan, The Plow, the sistema soviético sea burocrático
Hammer, and lhe Knout, 17. Zbíd., págs. 17 a 19. e n e l sentido de Weber; e l Partido
University o f Chicago Press, dejó de prestar importancia a die
Chicago, 1985, pág. 23. 18. S. Kassow, Students. Macht der Technik y l o reemplazó
Professors, and the State in Tsarist por die Technik der Macht;
4. Time of Troubles. The Diary of Russia (Berkeley, 1989), págs. 365 B. dalla, Kaderverwaltung. Versuch
Zurii Vladimirovich Got 'e, a 369 y 387 a 391. zur Idealt.vpisierung der
T. Emmons, traductor y editor, «Bürokratie»
Princenton University Press, 19. N. Riasanovsky, «Notes o n sowjetisch- volksdemokratischen
Princeton, 1988, pág. 303. the Emergence and Nature o f the Tvpus (Stuttgart, 1972).
Russian Intelligentsia», en Th. Soziologische Gegenwartsfragen.
5. E l término fue empleado por Stavrou, ed., Art and Culture in Neue Folge, N. 37), pág. 268.
Suzanne Keller e n «Elites», Nineteenth-Century Russia Esta referencia procede de Edgar
Znlernational Encyclopedia of the (Bloomington, 1983), págs. 3 a 25. Melton. Véase tambien A. Nove,
Social Sciencies. V (1 968), págs. «Is There a Ruling Class in the
26 a 29. 20. McDaniel, pág. 185. USSR?», Soviet Studies, X X V I I : 4
(1975), págs. 615 a 638.
6. H. Seton-Watson, The Russian 21. McDaniel se explaya sobre
Empire 1801-1917, Oxford esta cuestión, págs. 102 y 103 y 34. Faisond, pág. 249.
University Press, Oxford, 1967, 155 a 157.
pág. 227. 35. Balla, pág. 158.
22. Seton-Watson, pág. 633.
7. Ibíd.. pág. 239. 36. L a expresión fue empleada
23. Time of Troubles. pág. 45. por Paul Hollander y es citada e n
8. H. Rogger, Russia in the Age o j M. Hirszowicz, «Is There a
Modernisation and Revolution 24. M. Fainsod, How Russia is Ruling Class in the URSS-A
1881-1917, Longman, Nueva Ruled, edición revisada, Harvard Comment», Soviet Studies,
York, 1983, págs. 44 y 45. University Press, (Cambridge, X X V I I I : 2 (1976), pág. 269.
Mass., 1967) pág. 42.
9. Seton-Watson, pág. 534: 1,2 37. Citado en Fainsod, pág. 205.
millones de una población total 25. Citado e n McDaniel, pág. 202. En e l decenio de 1950 habría sido
de 125.6 millones de habitantes. posible dividir l a clase gobernante
26. Time of Troubles, págs. 35 e n una elite dominante integrada
10. Rogger, págs. 89 y 90. y 40. por la nomenklatura especial y
funcionarios del Partido, unas
11. Time of Troubles, pág. 40. 27. B. Kerblay, Modern Soviet 800.000 personas; un cuadro
Society (Londres, 1983), págs. 208 administrativo superior e inferior
12. J. LeDonne, Ruling Russia. y 212; e n 1913, e l 18 Oí6 de la integrado por unos 2 millones de
342 John P. LeDonne

funcionarios, el llamado 41. Hirszowicz, pág. 270. Rich, the Well-Born, and the
nachal’stvo, y miembros Powerful, Urbana, 1973.
ordinarios, unos 3 millones; 42. Kerblay, Gorbachev’s Russia.
véanse Hirszowicz, págs. 265 y pág. 8. 48. A. Mayer, The Persistence of
266, y Kerblay, pág. 249. Kerblay the Old Regime. Europe to the
dice que l a nomenklatura equivale 43. Kerblay, Modern Soviet Great War, Nueva York, 198 1;
al Cuadro Jerárquico en l a U n i ó n Society, pág. 21 1. P. Anderson, Lineages of the
Soviética, pág. 210. Véase una Absolutist State, Londres, 1979.
monografía sobre la nomenklatura 44. Ibíd., pág. 261
en M. Voslensky, Nomenklatura. 49. A. Lybyer, The Government of
The Soviet Ruling Class. An 45. Kerblay, Gorbachev’s Russia. the Ottoman Empire in the Time
InsiderS Report (Garden City, pág. 104. of Suleiman the MagniJicent,
N.Y., 1984). Cambridge, 1913 ; H. Gibb y H.
46. M. Hodgson, The Venture of Bowen, Islamic Society and the
38. Kerblay, pág. 245. Islam, University o f Chicago West, parte 1, 2 vols., Londres,
Press, Chicago, 1974, 111, 188. 1950.
39. Ibid., pág. 55.
47. D. Lieven, Russia’s Rulers 50. B. Lewis, &ate and Society
40. B. Kerblay, Gorbachev’s under the Old Regime, New under Islam», Wilson Quarterly,
Russia (Nueva York, 1989), p. 12. Haven, 1989; F. Jaher, ed., The 1989 (otoño), págs. 39 a 53.
Un análisis gramsciano de las disciplinas
de las ciencias sociales

Frederick H. Gareau

Un estudio cefalométrico realizado en 99 es- pués de su muerte) las que dieron renombre a
pecímenes humanos que habitaban en l a isla Gramsci. Fue encarcelado por e l gobierno fas-
de Cerdeña permitió concluir al Vicepresiden- cista italiano para poner término a s u activi-
te de la Sociedad de Medicina de París que los dad revolucionaria y poner freno a un «cere-
nativos del lugar eran seres inteligentes. S i n bro» que Mussolini consideraba una amenaza
embargo, no todos los «científicos» pertene- para e l régimen. Por ironías de l a vida, fue
cientes a l a prestigiosa Sociedad Antropológi- durante esta reclusión cuando e l revoluciona-
ca de París que se hallaban presentes e n l a r i o sardo escribió l o mejor de su obra, Cuader-
reunión del 20 de abril de 1882, consideraron nos de la Cárcel, trabajo de madurez que reco-
estas pruebas concluyentes. Entre los no con- ge anotaciones de los últimos años de su vida.
vencidos se contaba e l Dr. Su obra fue censurada en
Charles Letourneau, biólo- Frederick H. Gareau es Catedrático de
l a prisión, al igual que gran
go, etnólogo, y fundador Ciencias Políticas de l a Universidad parte de las fuentes de in-
de la «sociología de las tri- del Estado de Florida, Tallahassee, Flo- vestigación a las que tenía
rida 32306-2049, Estados Unidos. H a acceso. Gallino critica l a
bus primitivas)), quien ob- efectuado investigaciones y publicacio-
jetaba que la isla no había nes en el campo de las ciencias sociales interpretación de Gramsci
dado ni un solo personaje como disciplinas, en las organizaciones de las ciencias sociales, ta-
ilustre o eminente (Tava- internacionales y sobre Africa. En 199 1 chándola de superficial y
Garland publicó su The Political Eco-
res de Jesus, 1989:13). nomy of the Social Sciences. de estar llena de lagunas, y
Nueve años después de de limitarse a Italia, dejan-
aquella reunión, nacía un do de lado otros centros de
prometedor candidato a l a d i s c i p l i n a (Gallino,
tal honor, Antonio, e l cuar- 1972: 19 y 24). Sus princi-
to hijo de los Gramsci, una pales críticas recaen sobre
familia de la baja clase me- e l etnocentrismo de l a
dia sarda. Los vínculos fa- obra, que se explica por l a
miliares poco tuvieron que ver con su reputa- condición de preso del autor y por e l hecho de
ción, e n un entorno e n e l que l a pertenencia a que sólo l e era posible acceder a l a obra de un
una clase social era determinante. Su padre, e n número reducido de especialistas e n ciencias
efecto, pasó un tiempo en la cárcel, destino sociales. E l paradigma sociológico imperante
que, desafortunadamente, sufriría asimismo en la época era el spenceriano, y Gramsci reac-
más tarde su famoso hijo. Tampoco influyó e n cionó rechazando l a sociología como campo
la fama de Antonio s u complexión física; joro- legítimo de la ciencia social.
bado, de apenas metro y medio de altura en l a Desde entonces, Gramsci ha adquirido
edad adulta, y de naturaleza enfermiza duran- fama. Se calcula que durante la última década
te toda su vida. un tercio de las disertaciones sobre la educa-
Fueron sus ideas, cuya verdadera propaga- ción realizadas en e l Brasil aplican una defini-
ción no se produjo hasta 1948 (once años des- ción de educación derivada de Gramsci y en-

RICS 136/Junio 1993


344 Frederick H. Gareau

tendida como proceso general en la lucha por llevaron a admirar la perspicacia de Gramsci.
la hegemonía, y no l a tradicional definición Este supo llevar a cabo con acierto la delicada
restringida (Tavares de Jesus, 1989:14). En la y decisiva labor de vincular disciplinas e inte-
actualidad, los economistas políticos interna- reses, permitiéndoles conservar al mismo
cionales buscan en los Cuadernos de la Cár- tiempo su integridad al dejarles una cierta in-
cel y otras fuentes, perlas gramscianas con las dependencia. A continuación se estudiará, por
que enriquecer su disciplina y rescatarla de lo tanto, e l lugar que ocupan las ciencias socia-
un «economicismo» saturador. (Augelli & les en la sociedad, s u relación con los intereses
Murphy, 1988; Gill, 1986). L a actual reputa- económicos y e l grado de autonomía e inde-
ción del intelectual italiano se debe a s u espe- pendencia de que disfrutan.
cial aportación sobre e l concepto de superes- E l artículo consta de tres partes principa-
tructura, e n particular con l a noción de asocie- les. L a primera establece una relación entre las
dad civil», que comprende l a ideología y a los ciencias sociales y e l concepto de ideología, las
intelectuales en un marco que evita e l reduc- sitúa e n e l ámbito social y presenta sus princi-
cionismo idealista y asigna menor importancia pales funciones. L a segunda pone de relieve s u
a los intereses materiales. importancia, y la tercera explica las principa-
Merquior, con bastante acierto, clasificó a les características del legado gramsciano.
Gramsci entre los marxistas occidentales, es
decir los marxistas que privilegian la dimen-
sión cultural, defienden una visión humanísti- El ámbito social y las funciones
ca del conocimiento y se comprometen con e l de la ciencia social
eclecticismo conceptual (Merquior, 1986: 19).
Eso no impide, s i n embargo, que existan tam- E n e l pensamiento gramsciano, la ciencia so-
bién elementos deterministas en s u teoría del cial es una forma de ideología, y los especia-
conocimiento, de l o que es buena prueba la listas e n ciencias sociales un tipo de intelec-
tercera sección substantiva, en la que se pone tual. Pero la ciencia social y sus profesionales
igualmente de relieve su habitual enfoque hu- son más que eso, ya que poseen funciones
manístico d e l conocimiento. Los marxistas oc- específicas que no comparten con otras ideolo-
cidentales cumplen con frecuencia los dos pri- gías y otros intelectuales'. En l a concepción de
meros requisitos «volviendo» a Hegel, recorri- Gramsci, que asocia a los intelectuales al capi-
do innecesario para Gramsci, influenciado ya talismo en su carácter de especialistas e n eco-
por Benedetto Croce, e l hegeliano más notable nomía política, técnicos industriales y organi-
de l a época. Aunque cabe considerarle como zadores de la cultura y la ley capitalistas, se
marxista occidental, Gramsci fue un revolu- establece explícitamente una relación entre los
cionario consagrado, un admirador de Lenin y intelectuales y las ciencias sociales. Gramsci
de la revolución bolchevique, y miembro fun- aceptaba la economía política como un campo
dador, y durante un tiempo jefe, del Partido de estudio legítimo, que e n este artículo consi-
Comunista Italiano. Macciocchi ha escrito un deraremos un ejemplo representativo de las
volumen en e l que defiende la vocación revo- ciencias sociales e n general. Se sugiere igual-
lucionaria de Gramsci (Macciocchi, 1980) y mente una visión global del concepto de inte-
Petras lamenta que últimamente se hayan lectual, que Gramsci hizo extensivo a artistas,
puesto e n duda estas credenciales (Petras, al clero y a activistas políticos. Asimismo, am-
1991:57-59). Pero no son estas cuestiones e l plió aún más e l concepto al establecer e n or-
objetivo del presente artículo, sino otras bien den descendente los principales centros de ac-
diferentes. Las ideas del revolucionario sardo ción de los intelectuales de l a siguiente forma:
nos s i r v e n aquí para ofrecer una visión global, escuelas, iglesias, periódicos y revistas, y e l
y quizás una comprensión general, de las cien- comercio de libros (SPN, 197 1:34 1-342). En
cias sociales, una ciencia social de las ciencias realidad, Gramsci sostenía que e n cierto senti-
sociales e n este caso a través d e l paradigma do todo ser humano era un intelectual, pero
gramsciano. El autor ha publicado reciente- hacía una distinción entre aquellos cuya fun-
mente un volumen en e l que persigue este ción social era la propia de un intelectual y
mismo objetivo (Gareau, 1991), y en cuya ela- aquellos que no desempeñaban tal función.
boración adquirió unos conocimientos que l e Las categorías mencionadas más arriba se ha-
Un análisis gramsciano de las disciplinas de las ciencias sociales 345

Gramsci. Postal editada en 1934 por la sección italiana d e l Socorro Rojo internacional y dedicado por D i m i t r o f f .
Edirnedia

llaban abarcadas e n e l primer tipo, y las masas seno. N o obstante, otra vertiente de s u pensa-
pertenecían al segundo. Pero las masas son miento se acerca más a la visión tradicional de
intelectuales s i n ideología, que es reemplazada l a ciencia social. E n la discusión sobre l a in-
por e l sentido común. Mientras que la ideolo- fluencia que e l partido moderado había tenido
gía es formalizada, coherente y comparable a e n la Italia del Risorgimento, sostuvo que la
l a filosofía, e l sentido común es fragmentario, actividad universitaria había influido «en gran
a menudo incoherente y está formado de reta- medida» en los intelectuales a l a sazón y poste-
zos de ideología, de folklore y religión. riormente (SPN, 197 1:103). En efecto, las con-
Esa visión de intelectual tiene e l tono de ferencias de los estudiosos de la época agrupa-
igualitarismo que Gramsci reforzó al afirmar r o n y concentraron a «los eruditos de más alto
que los seres humanos no son sólo trabajado- nivel» y contribuyeron a aumentar s u influen-
res, sino también pensadores. Ese sesgo iguali- cia. Dicha influencia se ejercía en varias direc-
tarista suyo se entiende fácilmente, ya que por ciones, pero de forma específica se menciona-
algo era un revolucionario que pensaba que e l ban los agrados inferiores que tienden por l o
objetivo por é l perseguido sería alcanzado por general a seguir a los profesores universitarios
intelectuales del proletariado y surgidos en su y a los grandes eruditos, por un espíritu de
346 Frederick H. Gareau

casta». (SPN, 197 1:104). Cabe suponer que e n L a diferencia entre éstos es que los primeros se
esas conferencias se daba por sentada l a con- hallan vinculados al modo de producción ac-
vención relativa a las ciencias sociales, una de tual, y los segundos, a un modo anterior.
cuyas características es, en efecto, e l sistema Ejemplos del tipo tradicional son e l clero y las
de castas (Gareau, 199 1:75-76). L a función de elites agrícolas que quedaron de la era aristo-
las esGuelas es difundir e l conocimiento de las crática; al no estar orgánicamente vinculados a
disciplinas, producido originalmente por los la clase e n e l poder, tienden más a sentirse
profesores universitarios, e n su calidad de pensadores independientes, libres de intereses.
«grandes eruditos». E l paradigma gramsciano El concepto de bloque histórico, que explicare-
se halla configurado de tal manera que posibi- mos en e l apartado siguiente, es esencial e n e l
lita e l análisis de las ciencias sociales como esquema gramsciano. Baste saber, por ahora,
tipos especiales de ideologías, y permite in- que un bloque histórico es un grupo de más de
cluir a sus especialistas e n l a categoría general una clase, que necesita ser racionalizado. Los
de intelectual. intelectuales de las clases dominantes y sus
Gramsci definió la ideología como visión o aliadas cumplen esta función. No sólo se con-
concepción desarrollada y coherente del mun- vierten en agentes ideológicos de una clase,
do, y l a función d e l intelectual como la pro- sino que tienen igualmente por misión articu-
ducción de tales concepciones y visiones. Ob- lar una razón de ser, una ideología, de la base
servó que e l número de intelectuales crecía a más amplia que es e l bloque histórico (Tavares
medida que se iban especializando, y planteó de Jesus, 1989:64).
l a cuestión de s i los intelectuales constituyen Las funciones generales y la tipología de los
«un grupo (clase) social independiente y autó- intelectuales y de las ideologías se aplican tam-
nomo, o s i cada grupo (clase) social posee su bién a los profesionles de las ciencias sociales
propia categoría especializada de intelectua- y a sus disciplinas. U n a ciencia social consta
les» (SPN, 1971:5). Optó por l a segunda alter- de dos partes, una ideológica y racionalizado-
nativa, rechazando, con ello, l a afirmación de ra, y la otra analítica, lógica e informativa.
que los intelectuales forman una clase aparte, Dichas partes son analíticamente separables,
autónoma, y de que son capaces por tanto, de pero e n un paradigma correcto se funden para
elaborar teorías y de aportar información «im- formar una combinación lógica y convincente.
parciales» u objetivas, s i n influencias de l a L a parte analítica, lógica e informativa de las
clase cuyos intereses defiende. Según este pun- disciplinas queda reflejada en las tres defini-
to de vista, e l sentido más generalizado con ciones más corrientes de ciencia social: estudio
respecto a los intelectuales es pretender carac- de la humanidad de la sociedad, estudio d e l
terizarlos de forma abstracta, centrándose ex- ser humano e n s u grupo o e n la vida asociati-
clusivamente e n la naturaleza intrínseca de su va, o grupo de disciplinas académicas, parcial-
actividad, y no e n e l contexto general de las mente coincidentes, que estudian al ser huma-
relaciones e intereses sociales. E n efecto, los no e n su contexto social. L a contribución de
intelectuales son miembros de clases diferen- estas disciplinas se aprecia cuando se las sitúa
tes, y constituyen ideologías que s i r v e n a esas e n su contexto histórico (Gareau, 199 1:85-
clases. 136). Proporcionan otras explicaciones huma-
Desde la Óptica gramsciana, l a primera nísticas de la sociedad, basadas e n la experien-
función de carácter general del intelectual es cia real s i n referencias a espíritus, dioses, o a
dar a una determinada clase conciencia de l a Dios. Este es e l tipo de secularización que, por
propia existencia, una sensación de homoge- su carácter progresista, aprobaba Gramsci.
neidad y una conciencia de sus propias funcio- Los espíritus y las deidades se han dejado de
nes e n los ámbitos económico, social y políti- lado como explicaciones, pero a veces, Dios
co. S u labor es reflejar e l punto de vista y los vuelve o continúa sirviendo de marco ideoló-
intereses de dicha clase e n estos campos. L a gico para las versiones de inspiración religiosa
segunda función general de los intelectuales, es de las disciplinas, s i bien no es un hecho co-
dotar de respaldo ideológico y de racionaliza- rriente, ya que la ideología cumple por l o gene-
ción a un bloque histórico, lo que es más tarea ral tales propósitos. Las disciplinas se han ido
de los intelectuales orgánicos que de los tradi- especializando cada vez más al igual, según
cionales, s i bien ambos pueden llevarla a cabo. Gramsci, que toda la tarea intelectual. Dicha
Un análisis gramsciano de las disciplinas de las ciencias sociales 347

especialización hace que cada vez resulte más q u e e l Primer Mundo y las universidades de
difícil descubrir l a ideología básica que apun- prestigio actúan como centro, en tanto que la
taba a una determinada disciplina como vi- gran mayoría de las instituciones y e l Tercer
sión del mundo. Mundo se ven relegados a la periferia. Aunque
Que Gramsci percibió una vertiente analí- Gramsci no hiciera mención expresa de este
tica, lógica y educativa en la ciencia social l o aspecto, su enfoque parece confirmar, e n prin-
prueba s u interpretación de la contribución de cipio, la idea de que l a ciencia social contem-
Ricardo a las ciencias económicas. Admitió poránea constituye un gran negocio, l o que, no
que l a obra del economista inglés, especial- obstante, habrá de contrastar con su rechazo a
mente en l o referente a la teoría del valor, la afirmación de que los progresos científicos
proporcionaba un punto de referencia para los derivan de los avances tecnológicos. Para él, e l
análisis marxistas. Sin embargo, l a existencia progreso deriva del pensamiento científico.
de puntos concomitantes sobre ciertos aspec- Gramsci alude a la influencia ejercida por gru-
tos, no bastaba forzosamente para suscitar una pos de intelectuales extranjeros e n ciertos paí-
alabanza e n Gramsci, ni tan siquiera para sua- ses, que interpreta no como acción de indivi-
vizar sus críticas, como l o prueba la polémica duos, sino como acción de individuos que
que entabló contra e l ((vulgar economicismo» expresan la ideología de un bloque extranjero
de Bakunin. Ensalzó al economista inglés por (Gramsci, 1989:67). Típicamente, sus ejem-
haber desarrollado e l concepto de mercado y plos se centraban e n Italia, tanto en l a influen-
por su método general (SPN, 1971:410-412). cia de los intelectuales extranjeros como e n l a
Consideraba que dicho concepto permitía una condición histórica de los intelectuales italia-
cierta previsibilidad y certeza; hace referencia nos e n calidad de cosmopolitas (es decir, n o
éste a determinadas fuerzas sociales limitadas realmente italianos). S i se transponen estas
por una determinada estructura. Estas fuerzas nociones a las ciencias sociales, contribuyen a
son las de la superestructura: políticas, mora- formar una perspectiva transnacional según l a
les y judiciales. E l concepto proporciona un cual, los poderes politicoeconómicos prepon-
esquema abstracto que sirve para analizar una derantes son los poderes «cientificosociales»
sociedad. Gramsci se opuso a los ((economis- predominantes, mientras que los poderes peri-
tas puros» porque, decía, sus conceptos hacían féricos cumplen una función subordinada (Ga-
referencia a l o natural y eterno, y no a l o reau, 1991:43-46). Sus referencias a los inte-
históricamente relativo. Aceptaba cierto grado lectuales tradicionales tienen s u contrapartida
de regularidad en la evolución económica, en las ciencias sociales basadas e n l a religión,
pero n o suficiente como para poder descubrir de la que es ejemplo ilustrativo l a sociología
leyes metafísicas y deterministas. Otro aspecto católica de Quebec. Dentro de esta categoría
por e l que felicitó a Ricardo fue s u método puede incluirse igualmente l a visión general de
general, que partía de la premisa para llegar a l a economía que tiene e l Vaticano con s u re-
la conclusión, y por s u percepción intuitiva de chazo del marxismo pero también del libera-
la historia mediante dicho método. lismo.
Cabe inferir otras líneas del pensamiento
de Gramsci a partir de breves referencias su-
yas a otras características y actividades de l o s Significación de las ciencias
intelectuales. Como se dijo, Gramsci observó sociates
que los intelectuales se reúnen y muestran una
tendencia a especializarse, fenómenos ambos Como marxista, Gramsci admitía que l a es-
aplicables a los profesionales de las ciencias tructura económica es determinante; pero
sociales, especialmente e n l a actualidad. como marxista occidental, aducía que, s i bien
Gramsci no pensaba que la ideología pertene- esto se verificaba e n períodos largos, n o se
ciera a l a industria del saber, por l o que su cumplía necesariamente a corto plazo. Evitan-
perspectiva no puede proporcionar un enfoque do con ello e l reduccionismo económico, puso
adicional a estas disciplinas. En la actualidad, de relieve e l valor de la superestructura, así
desde luego, las ciencias sociales forman parte como e l de las ciencias sociales. L a ideología,
de la industria2: un gran negocio, fuertemente incluida l a ciencia social, posee sustancia y
capitalizado, y de ámbito multinacional, en e l significación. Gramsci cortó e l pastel social e n
348 Frederick H. Gareau

tres porciones desiguales, y, e n ocasiones, am- predilecto era l a unificación de Italia. Pudién-
biguas y parcialmente superpuestas: la estruc- dose referir a formaciones de menor trascen-
tura económica, la esfera política, y l o que dencia, este concepto se reservó para denomi-
convino e n llamar ((sociedad civil». E n última nar a las que desembocan en un cambio
instancia, estas tres partes se hallan conecta- gubernamental significativo, incluso e n la re-
das mediante la estructura de clases subyacen- volución. Gramsci denominó hegemonía a l a
tes, pero pueden y deben ser separadas con- formación social resultante. L a influencia de
ceptualmente por cuestiones prácticas y opera- Maquiavelo se hace patente e n ambos concep-
tivas. El pensador sardo presenta a la esfera tos: l a dialéctica del consentimiento y de l a
política, por una parte, e n un sentido restringi- coerción, la dominación y e l liderazgo intelec-
do, con e l concepto central de fuerza, y por tual y moral. El grupo social emergente dirige
otra, e n una versión más amplia en la que a sus aliados y a los grupos afines a él, y
incluye la coordinación de l a sociedad para sojuzga a los grupos antagónicos. Toma e n
abarcar la tercera porción, es decir, la sociedad cuenta los intereses y las tendencias de los
civil. Ésta representa esencialmente l o que los grupos subordinados
- ~ ~~ sobre los que se ejerce l a
liberales consideran, en su mayor parte, priva- hegemonía, realizando e n su favor algunos sa-
do, y n o público, como son l a cultura, l a reli- crificios que n o comprometan su posición eco-
gión, las comunicaciones, l a educación, y la nómica primordial ni sus intereses (SPN,
ideología. Las clases tienen origen en la estruc- 1971:16 1). Está obligado a ejercer e l liderazgo
tura, y es s u lucha la que e n último término antes de acceder al poder gubernamental, y
configura a una sociedad. una vez que l o ha hecho debe continuar con
Gramsci aplicó e l término peyorativo «eco- este papel (SPN, 1971:57-58). E l grupo emer-
nomicismo» a las teorías que consideraban las gente ejerce una poderosa atracción sobre inte-
relaciones económicas como causa inmediata lectuales de diferente índole, y sus intelectua-
de los acontecimientos sociales, o como e l te- les prevalecen sobre los de otros grupos socia-
rreno abonado por excelencia para las activi- les. U n a vez alcanzada la hegemonía, e l ele-
dades revolucionarias o conservadoras. Estas mento coercitivo del poder cede e l paso al
explicaciones y estrategias no dan cabida a la elemento consensual (Gill, 1986:323), al me-
hegemonía establecida por e l bloque histórico, nos en los países occidentales. Para que subsis-
y subestiman e l valor real de l a esfera política ta la hegemonía, es necesario que, de forma
y de l a sociedad civil. En época temprana, continuada, se consiga convencer a los grupos
cuando aún vivía e n Cerdeña, Gramsci fue que acepten e l liderazgo de la elite; la hegemo-
fuertemente influido por e l idealismo de Cro- nía de un bloque histórico ((intelectual, moral
ce, gracias al cual aprendió a valorar a la sacie- y político», así como económico. Para formar
dad civil, especialmente e n Occidente, donde dicho bloque es preciso formular una nueva
surgió con mayor fuerza que e n Oriente (léase concepción del mundo, cometido claramente
Rusia), cuya esfera política, considerada como intelectual.
fuerza bruta, veló por l a preservación del siste- L a importancia crucial de los especialistas
ma. En Occidente, la sociedad c i v i l es e l prin- en ciencias sociales y de su labor radica, como
cipal aglutinante social, y l a fuerza bruta que- intelectuales y como ideología, en su contribu-
da e n reserva. Esta diferencia explicaba e l ción a l a formación y al mantenimiento de los
éxito de la Revolución rusa y por qué no se bloques históricos o, l o que es más probable,
había extendido al resto de Europa. e n la otra faceta de l a lucha de clases, en el
Aunque no excluyera otros frentes, Grams- intento de destrucción de los mismos. Los es-
c i consideraba a l a sociedad civil como e l prin- tudiosos de las ciencias sociales cultivan disci-
cipal campo de batalla para l a lucha política. plinas que contienen ideologías racionalizado-
Es éste e l terreno preferido para l a construc- ras, que a su vez proporcionan dichos servi-
ción de bloques históricos y sus consiguientes cios y funciones, además de la misma función
hegemonías, s i bien los bloques históricos racionalizadora ejercida sobre las clases. En
abarcaban también los demás aspectos de l a este artículo se hace especial hincapié en e l
sociedad. Que e l bloque histórico es quizás e l servicio más amplio mencionado primeramen-
concepto más significativo del léxico grams- te, e n parte debido al lugar central que e l
ciano l o sugiere e l hecho de que su ejemplo bloque histórico ocupa en e l esquema grams-
Un análisis gramsciano de las disciplinas de las ciencias sociales 349

ciano general (después de todo se trata del nificación de la ideología, y por l o mismo,
equivalente de «la revolución)) y d e l manteni- implícitamente, a la ciencia social, e n su co-
miento del status quo en la mayoría de las rrosiva interpretación de l o que calificó de
formulaciones marxistas). Este servicio racio- vulgar reduccionismo, e l economicismo, teoría
nalizador adquiere proporciones aún mayores o principio práctico que va directamente de la
cuando se sitúa e n e l contexto de los conceptos estructura económica a la conclusión, s i n in-
generales de autoridad y legitimidad, nociones tervención alguna de la ideología ni del bloque
corrientes e n la ciencia política. Los gobiernos histórico, que, al fin y al cabo, deriva en gran
ordenan y los súbditos obedecen por una va- parte de la ideología. Por ejemplo, e l economi-
riedad de razones, entre las que se hallan la cismo hace depender enteramente l a motiva-
coerción, la fuerza y e l poder, por una parte, y ción económica de los actos políticos persona-
e l liderazgo, la persuasión, la influencia, por les, como s i existiera una relación directa y
otra. L o que distingue a l a autoridad de las exacta, y rechaza las pruebas concluyentes de
enumeraciones anteriores es la legitimidad l o contrario mediante argumentos poco con-
(Peabody 1968:474). Los superiores que ejer- vincentes y engañosos. Los partidarios del eco-
cen l a autoridad dan por sentado s u derecho a nomicismo no t i e n e n en cuenta e l hecho de
mandar, y los subordinados perciben como que tras un cambio e n la economía se esconde
una obligación e l obedecer. L a autoridad al- otro e n los factores ideológicos y que las creen-
canza s u mayor grado cuando los subordina- cias populares constituyen fuerzas materiales.
dos se anticipan a las órdenes, incluso antes de Tampoco tienen en cuenta que e l ser humano
que éstas sean dadas. Cuando la autoridad percibe l a existencia de una serie de conflictos
falla o se relaja, los que están al mando recu- fundamentales e n e l plano ideológico, y que
rren a la fuerza. este principio no es puramente psicológico y
L a función racionalizadora que, según moral por su naturaleza, sino también estruc-
Gramsci, ofrecía e l intelectual a las clases do- tural y epistemológico (SPN, 197 1:164).
minantes es una función legitimadora, ya q u e Como ideologías que son, las ciencias so-
contribuye a autentificar y a reforzar s u auto- ciales poseen sustancia y valor similares. El
ridad, de modo que puedan ejercer s u hegemo- hecho de que las creencias populares constitu-
nía tranquilamente, s i n e l constante recurso a yan una fuerza material sugiere asimismo l a
la fuerza. Desde una perspectiva histórica, la substancia ontológica de la ideología. Gramsci
legitimación de l a autoridad ha sido de dos sostenía que las creencias populares (sentido
grandes tipos: la espiritual y la civil. L a prime- común), se originan e n fragmentos de ideolo-
ra utiliza deidades para la racionalización, e l gías que se filtran hasta las masas. Por otra
emperador no es otro que Dios, o e l rey go- parte, e l estudio de la ideología nos ayuda a
bierna «simplemente» por derecho divino entender la sociedad, y l o mismo puede decir-
(Sternberger, 1968:244-245). E l tipo civil se se de las ciencias sociales. Ambas actúan como
racionaliza por referencia a un supuesto acuer- agentes racionalizadores y como marcos analí-
do entre súbditos o unidades gubernamentales ticos para e l análisis racional. L a perspectiva
menores, que se unen para promover e l bien gramsciana les proporciona cierta independen-
común. Gramsci reconoció la importancia de cia y autonomía, además de cierto grado de
este último punto, cuando sostuvo que la clase credibilidad. D e hecho, e l campo de batalla
hegemónica debe perseguir objetivos que so- elegido por estas disciplinas, de sustancia y
brepasen los estrechos intereses de clase, e n s u valor epistemológico, es l a sociedad civil. Am-
ideología, desde luego, e incluso en los hechos, bas contribuyeron a preservar e l status quo o a
e n l o que a los intereses de los grupos aliados propiciar e l cambio social, incluso e l cambio
dominantes se refiere. L a ciencia social tiene revolucionario. E l mejor elogio que pueda ha-
otra vertiente, la analítica, lógica e informati- cerse de una ciencia social «correcta» es que
va, cuya importancia reconoció Gramsci; pero s i r v e de guía hacia la liberación.
mucho más significativa era l a correcta visión
del marxismo, que denominó «filosofía de la
praxis», cuyo objetivo es, ni más ni menos,
que l a búsqueda de la liberación.
Gramsci volvió a rendir homenaje a l a sig-
350 Frederick H. Gareau

Un paradigma humanístico N o cabe duda de que e l legado gramsciano


y revolucionario se sitúa en la columna del cambio radical.
Apoyar con datos esta decisión resultaría te-
Burrell y Morgan hablan de dos dimensiones, dioso; s i n embargo, conviene formular un co-
a partir de las cuales hacen derivar cuatro mentario general y algunos más particulares.
metaparadigmas que s i r v e n para clasificar pa- Aunque en contadas ocasiones, Gramsci haga
radigmas sociológicos (Gareau, 1991: 184). Es- referencia a la liberación. Además, vaticina
tas dimensiones se utilizan aquí para construir que en un momento dado de la evolución his-
metaparadigmas genéricos de las ciencias so- tórica se producirá un «paso del reino de la
ciales e n general, y posteriormente se vincula- necesidad al reino de l a libertad» (SPN,
r á e l legado gramsciano a uno de los cuatro. L a 1971:404). Se hará necesario en tal caso una
primera dimensión se denomina subjetiva/ nueva ciencia social. El comentario general se
objetiva, y la segunda, regulación/cambio radi- refiere a la tendencia contemporánea a utilizar
cal. L a primera divide a los paradigmas según las ideas de Gramsci, quizá de forma superfi-
e l grado en que l a realidad investigada se con- cial o incompleta, para promover e l análisis
sidera externa a los investigadores, o una cons- tradicional. Esto ha suscitado réplicas en apo-
trucción de los propios investigadores. Esta yo de sus credenciales revolucionarias, como
dimensión opone igualmente a l o positivista las citadas de Macchiocci y Petras. E l hecho de
contra l o antipositivista (el primero busca le- que Gramsci restara importancia a la violen-
yes que expliquen y sirvan para predecir, e l cia como medio para llevar a cabo la revolu-
segundo se propone Únicamente comprender). ción en Occidente parecería apuntar e n esa
Otros opuestos son e l voluntarismo frente al dirección. En este sentido merece mencionarse
determinismo y l o ideográfico frente a l o no- igualmente s u hincapié e n la ideología, sobre
motético. L o ideográfico vincula l a investiga- todo porque no se trata de un mero racionali-
ción a l a experiencia directa, acercándose al zador, sino que posee una existencia intrínse-
objeto investigado, viéndolo «desde dentro». ca, ya que n o autónoma. L a excepción más
L o nomotético tiene puntos en común con e l evidente es e l bloque histórico y la hegemonía
positivismo, en l a medida e n que ve e l objeto que de é l deriva. Algunos observadores han
desde e l exterior y hace hincapié en las ,técni- interpretado esta situación como una alianza
cas de investigación. Los partidarios de esta mutuamente benéfica, sitando así este concep-
teoría publican libros explicativos a modo de to central de Gramsci en e l lado de la regula-
«recetarios» sobre las técnicas de investiga- ción, y no e n e l d e l cambio radical, l o que
ción de la ciencia social. L a obra de Gramsci parece injustificado. S i bien e l bloque históri-
que pudiera incluirse e n este tipo es tan dis- co puede ser una alianza de clases, una de ellas
persa y fragmentaria que n o cabe considerarla es dominante, y dicha dominación se ejerce en
un verdadero «recetario» (SPN, 197 1: 175- e l nivel de la estructura y de la superestructura
185). Esta sección está e n su mayor parte dedi- (Portelli, 1987:78-80). Por otra parte, las cla-
cada al tema mencionado, s i bien se tratará ses aliadas pueden ser beneficiarias, pero las
igualmente l a segunda dimensión. clases subordinadas sufren.
L a mejor manera de presentar la segunda Así pues, e l legado gramsciano se sitúa en
dimensión, regulaciónícambio radical, es en e l lado del cambio radical, y no en e l de regula-
forma de opuestos, como se indica a continua- ción. Asimismo, se halla casi siempre e n la
ción: (Burrell y Morgan, 1979: 18): parte subjetiva y no en la objetiva de la prime-
ra dimensión de Burrell y Morgan. L a primera
status quo cambio radical parte de esta dimensión es la vieja polémica
equilibriq sobre s i la realidad es externa a los observado-
integración conflicto res o es su propia construcción. Gramsci dejó
consenso coerción, dominación clara su posición general al establecer las dife-
solidaridad emancipación rencias entre e l enfoque de Bertrand Russell y
satisfación de las e l suyo propio. El filósofo británico afirmaba
necesidades privación que, s i n la existencia de la humanidad es im-
realidad potencialidad posible concebir la existencia de Londres y
Edimburgo, y sólo se puede pensar e n dos
Un análisis gramsciano de las disciplinas de las ciencias sociales 35 1

puntos en e l espacio, uno al norte, y e l otro al para favorecer l a unidad cultural en e l mundo,
sur, donde se encuentran las ciudades. Grams- pero, algún día, l a ciencia social cumplirá
c i replicó diciendo que s i n la humanidad, no igualmente esta función.
se puede concebir e l pensamiento, porque es l a Gramsci abandonó e l ámbito de l o incier-
humanidad la que piensa (SPN, 1971:447). to, al referirse a l a estructura económica, e n e l
Además, ¿qué significado tendrían e l norte o discurso sobre e n qué momento (en qué nive-
e l sur s i n la humanidad, o mejor aún, s i n l a les) debían analizarse las fuerzas sociales. Las
civilización? Más al caso todavía viene l a dis- fuerzas sociales vinculadas a este nivel son
tinción entre Occidente y Oriente, ya que para «objetivas, e independientes de la voluntad
estas normas mundiales la perspectiva euro- humana», «y pueden medirse con los mismos
pea se ha convertido en la perspectiva mun- métodos que las ciencias físicas o exactas»
dial. Ese es e l resultado de la hegemonía euro- (SPN, 1971: 180). Este nivel proporciona l a
pea. Gramsci insistió por l o tanto, no sola- base de l a que surgirán las clases, cuyas rela-
mente en una perspectiva humana de l a reali- ciones se establecerán siempre de la misma
dad, sino en una perspectiva humana propia manera. Cuando Gramsci pasó de l a estructu-
de un determinado tiempo y lugar, que n o es r a a las esferas políticas y militares, s u discur-
sólo e l resultado de factores objetivos, sino so volvió a su habitual incertidumbre y admi-
también de las relaciones de poder. tió l a subjetividad humana. E n este terreno
Gramsci hizo remontar e l origen de l a idea intelectualmente peligroso, interviene l o hu-
de un mundo externo e independiente de l a mano, por l o que son posibles los resultados
humanidad al sentido común (parte d e l cual contradictorios.
tenía orígenes fundamentalmente religiosos). Gramsci se mantuvo en la misma línea al
L a noción de separación surgió de l a creencia tratar los otros tres aspectos de l a dimensión
de que Dios creó e l universo, e l mundo, y l a subjetiva/objetiva. Dedicó una atención espe-
naturaleza antes que a l a especie humana. Así, cial a l a previsión de los acontecimientos so-
cuando llegaron los seres humanos, se encon- ciales, y estableció una distinción entre las
traron con un mundo ya hecho, catalogado, y leyes de las ciencias naturales, que pronosti-
d e f i n i d o de u n a v e z p o r todas (SPN, can, y las explicaciones intuitivas que aporta
1971:44 1). Es éste un hecho incontrovertible l a ciencia social. Insistió en e l hecho de que
d e l sentido común, aunque en nuestros días diferentes disciplinas tienen diferentes méto-
haya desaparecio e l sentimiento religioso o al dos, y e n que l a voluntad humana, más aún l a
menos se haya adormecido. Gramsci encontró voluntad humana colectiva, desempeña un im-
una relación entre l a afirmación idealista de portante papel e n e l rumbo que toman los
que l a realidad es una creación de l a mente acontecimientos sociales. Como activista revo-
humana y la filosofía de la praxis (marxismo), lucionario que era, se identificó con l a pers-
que defiende la historicidad y l a transitoriedad pectiva introspectiva, con l o ideográfico por
de las ideologías, según son modificadas por oposición a l o nomotético (enfoque positivista
los cambios estructurales. L a filosofía de la que observa desde e l exterior y que valoriza las
praxis expone en términos realistas l o que los técnicas de investigación).
idealistas explican de forma teórica. L a reali- Gramsci creía e n l a posibilidad de una cier-
dad, e l saber, l a objetividad, todos ellos están ta «previsibilidad» y «automatismo» e n e l ám-
relacionados con la humanidad e n l a historia. bito de l o social. Además, l a búsqueda de uni-
Las divisiones que separan a las culturas hu- formidades y l a utilización de técnicas estadís-
manas son las mismas que las que dan lugar a ticas l e parecían métodos adecuados. Pero
las ideologías, y, por ende, a las disputas sobre dichas técnicas sólo pueden utilizarse eficaz-
e l saber y la falta de objetividad. L a lucha por mente mientras las masas permanezcan pasi-
la objetividad es, por tanto, l a misma lucha vas. El propósito principal de l a acción políti-
que l a que persigue la unificación de l a raza ca es sacarlas de la pasividad, esto es, destruir
humana. L a objetividad en las ciencias socia- «la ley de las masas» (SPN, 1971:429). Recu-
les se convierte en un proyecto de l a sociedad rrió a Marx e n busca de apoyo para aprobar
entera, y n o sólo, o primordialmente, de sus las previsiones, las basó e n la economía políti-
estudiosos3.Hasta ahora, han sido las ciencias ca, como hiciera Ricardo, y n o en ninguna
naturales las que más han abonado e l terreno derivación de l a ciencia natural. Las leyes de
352 Frederick H. Gareau

regularidad que se encuentran e n la ciencia en continuo movimiento, y no se pueden redu-


natural no existen e n las ciencias sociales, que cir nunca a cantidades fijas. Se sabe l o que es y
deben tomar e n cuenta la voluntad humana l o que ha sido, pero no l o que será. El futuro es
(SPN, 1971:171). L a noción de previsión im- inexistente, y «por l o tanto insondable por
plica considerar e l pasado y e l presente como definición)) (SPN, 1971:348). Esto no coincide
un movimiento, es decir saber distinguir con con l a aceptación de Gramsci de que la ciencia
precisión los elementos fundamentales y per- natural puede prever un futuro que, por su-
manentes del proceso. U n a previsión forma puesto, es igualmente inexistente; pero todo
parte de este proceso, y no se pueden excluir ello l e sitúa e n e l plano subjetivo -por contra-
elementos voluntaristas, incluidos los propios, posición con e l objetivo- de la dimensión de
en ninguna previsión. Se puede prever la lu- Burrell y Morgan.
cha, pero no e l momento preciso en que se
producirá. Además las fuerzas opuestas están Traducido del inglés

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Un análisis gramsciano de las disciplinas de las ciencias sociales 353

Notas

1. El concepto gramsciano del 197152~s.).Para un comentario 2. Para más información sobre el


intelectual resulta a veces sobre estas ambigüedades, tema de las ciencias sociales como
ambiguo, pero e n este artículo no remitirse a Antonio Tavares de parte de l a industria del saber,
tiene una importancia especial. Jesús, Educacao e Hegemonia no remitirse a Gareau, 199 1,
Comparar su interpretación del Pensamento de Antonio Gramsci. págs. 45-54.
intelectual en general (SPN, Campinas: Editora U N I C A M P ,
1971:23) con l a que realizó antes 1989, págs. 63-64. 3. Para una conclusión similar,
de la unificación italiana (SPN, véase Gareau, 199 1, pp. 342-343.
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Calendario de reuniones internacionales


La redacción de la Revista no puede ofrecer ninguna información complementaria sobre esta reuniones.

1993

Trier Centro de estudios europeos: 2.a Conferencia europea de ciencias socia-


(Alemania) les.
Centro de Estudios Europeos, Prof Bernd Hamm, Universidad de Trier,
B.P. 3825, 0-5000 Trier (Alemania)

15- 16 mayo L'Arbesle Centro Thomas More: Coloquio (Tema: Europa, naciones y religión -
(Francia) Herencia atomana. El Islam y los Balcanes)
Centre Thomas More, B.P. 105, L a Tourette, 60210 L'Arbesle (Francia)

26 mayo L'Arbesle Centro Thomas More: Coloquio (Tema: Religiones, teologías - ciencia,
(Francia) religiones y sociedades)
Centre Thomas More, B.P. 105, L a Tourette, 69210 L'arbesle (Francia)

2-4 junio Banguí Universidad francesa de redes informativas: Jornadas científicas sobre
demografía - Evaluación de las políticas de programas de población -
métodos y resultados.
Bureau européen de I'UREF, 4 Place de la Sorbone, 75005 París (Fran-
cia)

6-11 junio Jerusalén Public Service Ethics: 3.a Conferencia Internacional sobre ética en e l
servicio público.
Public Service Ethics c/o International Ltd, 10 Rothschild Bvd, P.O. Box
29313, 61292 Te1 Avic (Israel)

10-26 junio Viena Naciones Unidas: Conferencia M u n d i a l de Derechos Humanos.


(Austria) M. Blanca, Centre des Droits de I'homme, Nations Unies, Palais des
Nations, 1211 Ginebra 10 (Suiza)

15-18 junio Maastricht European Network for Information Technology and H u m a n Services:
(Países Bajos) International Conference on Information Technology and the Quality
o f L i f e and Services.
Projectbureau HUSITA-3, P.O. Box 1142, 6201 B C Maastricht (Países
Bajos)

21-25 junio París Institut international de sociologie: Congreso del Centenario - Cien
(Francia) años de sociología: Retrospectiva y prospectiva.
CEAQ, 12 rue de I'École de Médecine, 75005 París (Francia)
356 Calendario de reuniones internacionales

27 jun.-3 jul. Okinawa Asociación Científica del Pacífico: 7.0 Congreso (Tema: El Pacífico -
(Japón) Plataforma de cultura y naturaleza).
PSA, P.O. Box 7801, Honolulu. HI 9681 7-0801 (Estados Unidos de Amé-
rica)

4-9 j u l i o Budapest Asociación Internacional de Gerontología: 15.O Congreso.


(Hungría) International Association of Gerontology, Duke Medical Centre, Dur-
ham, NC 27710 (Estados Unidos de América)

26-29 jul. Toluca Instituto Internacional de Ciencias Administrativas: 2.a Conferencia


(México) Internacional (Tema: Redefinir e l perfil del Estado en vista a los cam-
bios y desarrollo socio-económicos).
IIUSA, 1 rue Defacqz, Bte 11, 8-1050 Bruselas (Bélgica)

18-22 agost. Yokohama International Council for Health, Psysical Education and Recreation:
36.0 Congreso Mundial.
Dr. Y. Hatano, Org. Committee for 1993 ICHER World Congress,
Tokyo Gakugei University, Dept. Health and Sport Science, 4-1-1 Nukui-
kitamachi, Koganei City, Tokyo 184 (Japón)

22-27 agost. Budapest Neue Kriminologische Gesellschaft: 1 1.O Congreso Internacional de Cri-
(Hungría) minología.
H .J. Kerner, NKG-Bureau, Corrensstr. 34, D- 7400 Tübingen (Alemania)

23-27 agost. Chiba City Federación Mundial por la Salud Mental: Congreso mundial (Tema: L a
(Japón) Salud mental en el siglo XXI - Tecnología, cultura y calidad de vida).
WFMH’93 Japan, c/o Congress Corp., Namiki Bldq, 3-5 Kamiyamacho.
Shibuya-ku, Tokyo 150 (Japón)

24 agost-l sept. Montreal U n i ó n internacional para el estudio científico de la población: 22.a


(Canadá) Conferencia Internacional.
UIESP, Liliane Rapaille-Zegielski, 34 rue des Augustins. 4000 Lieja
(Bélgica)

28 agost.-5 sept. México 13.O Congreso Internacional de ciencias antropológicas y etnológicas:


L a s dimensiones culturales y biológicas del cambio global.
Dr. L. Manzanilla, UNAM, Ciudad Universitaria, 045 10 México DF
(México)

15-18 sept. Berlín Asociación europea de institutos de investigación y formación en mate-


(Alemania) ria de desarrollo: 7.a Conferencia general (Tema: Transformación y
desarrollo - L a Europa del Este y del Sur). Secrétariat EADI, 10 r u e
Richemont, CH-1211 Ginebra 21 (Suiza)

20-23 sept. Gadong South East Asian Research and Review Group; University Brunei Da-
(Negara russalam: Interant. Conference «Towards Education for All».
Brunei Org. Committee, Internat. Conf ctTowards Education for A h , Univer-
Darussalam) sity Brunei Darussalam, Gadong 3186 (Negara Brunei Darussalam)

27 sept.-2 oct. Helsinki Federación Internacional para la vivienda, e l urbanismo y ordenamien-


(Filandia) t o territorial: Congreso Mundial (Tema: Casas para e l mañana - direc-
ciones para un cambio).
FIHUAT, Asuntohallitus, Asemapaallikonkatu 14, P L Box 100,OO-521
Helsinki (Filandia)
Calendario de reuniones internacionales 357

1994

Cuba Federación Internacional de Asociaciones de bibliotecarios y bibliote-


cas: Conferencia general.
IFLA. P.O. Box 95312, 2509 CH L a Haya (Países Bajos)

5-7 mayo Miami Population Association o f America: Reunión.


(Estados Unidos) PAA, 1722 N. Street NW, Washington, D C 20036 (Estados Unidos de
América)

3-7 jul. Helsinki Consejo Internacional de Acción Social: 26.a Conferencia Internacional.
(Filandia) Global Welfare 94, Conference Secretariat. P.O. Box 63, SF-O0501 Hel-
sinki (Filandia)

20-26 agost. Manchester 6.0 Congreso Internacional de Ecología.


(Reino Unido) The Secretary, 6th Internat. Congress ofEcology, Dept. of Environmental
Biology, The University, Manchester, M I 4 9 P L (Reino Unido)

22-26 agost. Praga U n i ó n Geográfica Internacional: Conferencia regional sobre e l entorno


(Checoslovaquia) y calidad de vida en Europa Central.
Dr. T. Kucera. Secret. of the Organizing Committee, IGC, Albertov 6,
12843 Praga 2 (Checoslovaquia)

5-13 sept. E l Cairo Fondo de Población de Naciones Unidas: Conferencia Internacional


(Egipto) «Población y Desarrollo».
Population 94, ICPD Secretariat c/o UNFPA, 220 E. 42nd Street, Nueva
York. N Y 10017 (Estados Unidos de América)

1995

Cuba U n i ó n Geográfica Internacional: Conferencia regional.


I G U Secretariat, Depl. of Geography, University of Alberta, Edmonton,
Aiberta T6G 2H4 (Canada)

30 marzo- Population Association o f America: Reunión


1 abril PAA. 1722 N Street NW, Washington, DC 20036 (Estados Unidos de
América)

1996

4-10 agosto L a Haya U n i ó n Geográfica Internacional: 28.0 Congreso Internacional


Dr. J. de Vries, President, 28th I G C Org. Committee, Faculty of Spatial
Sciences. University of Groningen, P.O. Box 800, 9700 A V Groningen
(Países Bajos)
Libros recibidos

Generalidades, Baker, Johnathan: Pedersen, Poui -. Yearbook of Labour Statistics,


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dition: L’Equation saoudienne. St. sommation / Fuentes y métodos - Frank Peck and I a n Stone. ILon-
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United Nations Conference on Tra- cidn 25 aniversario de Cien años de
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Bibliographie internationale des Culture et développement: De la re- ques, par Olivier Bertrand. París,
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Routledge l f o r l The British Library L a déclaration universelle des droits Prix UNESCO de I’enseignement
o f Political and Economic Science; de I’homme: 40e anniversaire - des droits de I’hornme / UNESCO
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383 p. (Diffusion: Offilib, París). bibl. 110 F. P.
1120 F.
Développement culturel et environ- Répertoire d’organisations de soins
Bibliographie internationale des nement, par Georges Tohmé. París, et d’éducation de la prime eufame
sciences sociales: Sociologie / Inter- UNESCO; BIE, 1992. 127 p. 50 F. en Afrique subsaharienne. París,
national Bibliography of the Social UNESCO, 1992. 3 16 p. tabl. index.
Sciences: Sociology, vol. 39, 1989. ((Droits des femmes du Maghreb,
London; N e w York, Routledge, Paris, 6-8 mars 1990: Actes du co- Répertoire international des orga-
Kort The British Library of Politi- lloque», Babel, janv. 1992 (3-4). nismes de jeunesse i International
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de investigación y de formación en de recherche en droit international /
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Information and Documentation ción sobre las ciencias sociales). 90
Services, 3rd ed. / Inventaire sélectij World Directory of Peace Research F.
des services d'information et de do- and Training Institucions. 7th ed. /
cumentation en sciences sociales / Répertoire mondial des institutions World List of Social Science Perio-
Inventario selectivo de servicios de de recherche et de formation sur la dicals, 1991, 8th ed. / Liste mondia-
información y documentación en paix / Repertorio mundial de insti- le des périodiques spécialisés dans
ciencias sociales. París, UNESCO; tuciones de investigación y de for- les sciences sociales / L i s t a mundial
Oxford, Berg Publishers, 1988. 680 mación sobre la paz. París, UNES- de revistas especializadas en cien-
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ciales l Repertorios mundiales de t i o n en sciences sociales / Reperto- vices mondiaux d'information en
información sobre las ciencias so- nos mundiales de información so- sciences sociales / Servicios mun-
ciales). Broché 150 F. bre las ciencias sociales). 120 F. diales de información sobre cien-
cias sociales). 150 F.
L e sens de I'autre: Stratégies, ré- World Directory of Social Science
s e a n et cultures en situation inter- Institutions, 1990, 5th ed. / Réper- Cómo obtener estas publicaciones:
culturelles. París, UNESCO; Dakar, toire mondial des institutions de a) Las publicaciones de la UNES-
Institut culturel africain, 1991. 169 sciences sociales / Repertorio mun- C O que llevan precio pueden obte-
p. tabl. bibl. 90 F. L dial de instituciones de ciencias so- nerse en las Ediciones de l a UNES-
ciales. París, UNESCO, 1990, 12 ll CO, Servicio de Ventas, 7 Place de
L a terre et les hommes; L e monde p. (World Social Science Informa- Fontenoy, 75352 París 07 SP o en
ou il va, le monde d'ou i l vient, par t i o n Directories / Répertoires mon- los distribuidores nacionales; b) las
A l f r e d Sauvy. París, UNESCO; diaux d'information en sciences so- co-publicaciones de l a UNESCO
Económica, 1990. 184 p. ciales / Repertorios mundiales de pueden obtenerse en todas aquellas
información sobre las ciencias so- librerías de alguna importancia o
World Directos, of Human Rights ciales). 225 F. en las Ediciones de l a UNESCO.
Teaching and Research Institutions,
2nd ed. / Répertoire mondial des World Directory of Teaching and
institutions de recherche et de for- Research Institutions in Internatio-
Números aparecidos

Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de Znternational Social Science Bulletin/Bulletin international des
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, l a RZCS se ha publicado regularmente en español y. en 1987, ha reiniciado su edición
española con el número 114. Todos los números de l a Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la UNESCO. División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a través de l a University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road, Ann Arbor, MI 48 106
(USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, NY 10017 (USA). Las microfichas
también están disponibles en la UNESCO, D i v i s i ó n de publicaciones periódicas.

Vol. XI, 1959 Vol. XVIII, 1966


Núm. 1 Social aspects o f mental health* Núm. 1 H u m a n rights in perspective*
Núm. 2 Teaching o f the social sciences in the USSR* Núm. 2 Modern methods in cnminology*
Núm. 3 The study and practice of planning* Núm. 3 Science and technology as development
Núm. 4 Nomads and nomadism in the a n d zone* factors*
Núm. 4 Social science in physical planning*
Vol. XII, 1960
Vol. XIX, 1967
Núm. 1 Citizen participation in political life*
Núm. 2 The social sciences and peaceful Núm. 1 Linguistics and communication*
co-operation* Núm. 2 The social science press*
Núm. 3 Technical change and political decision* Núm. 3 Social functions o f education*
Núm. 4 Sociological aspects of leisure* Núm. 4 Sociology o f literary creativity

Vol. X I I I , 1961 Vol. XX, 1968


Núm. 1 Post-war democratization in Japan* Núm. 1 Theory, training and practice
Núm. 2 Recent research on racial relations* in management*
Núm. 3 The Yugoslav commune* Núm. 2 Multi-disciplinary problem-focused research*
Núm. 4 The parliamentary profession* Núm. 3 Motivational pattems for modernization*
Núm. 4 The arts in society*
Vol. XIV, 1962
Vol. XXI, 1969
Núm. 1 Images o f women in society*
Núm. 2 Communication and information* Núm. 1 Innovation in public administration
Núm. 3 Changes in the family* Núm. 2 Approaches t o rural problems*
Núm. 4 Economics o f education* Núm. 3 Social science in the Third World*
Núm. 4 Futurology*
Vol. XV, 1963
Vol. XXII, 19 70
Núm. 1 Opinion surveys in developing countries*
Núm. 2 ComDromise and conflict resolution* Núm. 1 Sociology o f science*
Núm. 3 O l d age* Núm. 2 Towards a policy for social research*
Núm. 4 Sociology o f development in Latin America* Núm. 3 Trends in legal learning*
Núm. 4 Controlling the human environment*
Vol. XVI, 1964
Vol. XXIII, 19 71
Núm. 1 Data in comparative research*
Núm. 2 Leadership and economic growth* Núm. 1 Understanding aggression
Núm. 3 Social aspects o f Afncan resource Núm. 2 Computers and documentation in the social
development* sciences*
Núm. 4 Problems o f surveying the social science Núm. 3 Regional variations in nation-building*
and humanities* Núm. 4 Dimensions of the racial situation*
Vol. XVII, 1965 Vol. XXIV, 1972

Núm. 1 M a x Weber today/Biological aspects o f race* Núm. 1 Development studies*


Núm. 2 Population studies* Núm. 2 Youth: a social force?*
Núm. 3 Peace research* Núm. 3 The protection o f privacy*
Núm. 4 History and social science* Núm. 4 Ethics and institutionalization in social
science*
364 Números aparecidos

Vol. xxv, 1973 Vol. XXXIV, 1982

Núm. 1/2 Autobiographical portraits* Núm. 91 Imágenes de l a sociedad mundial


Núm. 3 The social assessment o f technology" Núm. 92 E l deporte
Núm. 4 Psychology and psychiatv at the crossroads Núm. 93 E l hombre en los ecosistemas
Núm. 94 L o s componentes de l a música
Vol. XX VI, 1974
Vol. XXXV, 1983
Núm. 1 Challenged paradigms in international
relations* Núm. 95 El peso de la militarización
Núm. 2 Contributions to population policy* Núm. 96 Dimensiones políticas de la psicología
Núm. 3 Communicating and diffusing social science* Núm. 97 L a economía mundial: teoría y realidad
Núm. 4 The sciences o f life and o f society* Núm. 98 L a mujer y las esferas de poder

Vol. XXVII, 1975 Vol. XXXVI, 1984


Núm. 1 Socio-economic indicators: theories Núm. 99 L a interacción por medio del lenguaje
and applications* Núm. 100 L a democracia en el trabajo
Núm. 2 The uses o f geography Núm. 1O 1 Las migraciones
Núm. 3 Quantified analyses o f social phenornena Núm. 102 Epistemología de las ciencias sociales
Núm. 4 Professionalism in flux
Vol. XXXVII, 1985
Vol. XX VIII, 19 76
Núm. 103 International comparkons
Núm. 1 Science in policy and policy for science* Núm. 104 Social sciences o f education
Núm. 2 The infernal cycle o f armament* Núm. 105 Food systems
Núm. 3 Economics o f information and information Núm. 106 Youth
for economists*
Núm. 4 Towards a new international economic Vol. XXXVIiI, 1986
and social order* Núm. 107 Time and society
Vol. XXIX, 1977 Núm. 108 The study of public policy
Núm. 109 Environmental awareness
Núm. 1 Approaches to the study o f international Núm. 110 Collective violence and security
organizations
Núm. 2 Social dimensions of religion Vol. XXXIX, 1987
Núm. 3 The health o f nations Núm. 111 Ethnic phenomena
Núm. 4 Facets o f interdisciplinarity Núm. 112 Regional science
Vol. XXX, 1978 Núm. 113 Economic analysis and interdisciplinary
Núm. 114 L o s procesos de transición
Núm. 1 L a territorialidad: parámetro político
Núm. 2 Percepciones de la interdependencia mundial Vol. XL, 1988
Núm. 3 Viviendas humanas: de la tradición Núm. 1 15 L a s ciencias cognoscitivas
a l modernismo Núm. 116 Tendencias de la antropología
Núm. 4 L a violencia Núm. 1 17 L a s relaciones locales-mundiales
Vol. XXXi, 1979 Núm. 118 Modernidad e identidad un simposio

Núm. 1 L a pedagogía de las ciencias sociales: Vol. X L I , 1989


algunas experiencias Núm. 119 El impacto mundial de la Revolución
Núm. 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rurales francesa
N ú m . 3 Modos de socialización del niño Núm. 120 Políticas de crecimiento económico
Núm. 4 En busca de una organización racional Núm. 121 Reconciliar la biosfera y la sociosfera
Vol. XXXII, 1980 Núm. 122 El conocimiento y el Estado

Núm. 1 Anatomía del turismo Vol. X L I I , 1990


Núm. 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología Núm. 123 Actores de las políticas públicas
contra comunidades? Núm. 124 El campesinado
Núm. 3 El trabajo Núm. 125 Historias de ciudades
Núm. 4 Acerca d e l Estado Núm. 126 Evoluciones de la familia
Vol. XXXIII, 1981 Vol. X L I I I , 1991
Núm. 1 L a información socioeconómica: sistemas, Núm. 127 Estudio de los conflictos internacionales
usos y necesidades Núm. 128 L a hora de la democracia
Núm. 2 En las fronteras de la sociología Núm. 129 Repensar l a democracia
Núm. 3 L a tecnología y los valores culturales Núm. 130 Cambios en e l medio ambiente planetario
Núm. 4 L a historiografía moderna
Números aparecidos 365

Vol. XLIV, 1992 Vol. XLV, 1993


Núm. 13 1 L a integración europea Núm. 135 L a innovación
Núm. 132 Pensar l a violencia
Núm. 133 L a sociología histórica
Núm. 134 América: 1492-1992

*Números agotados
CIS
Centro de

Reis
Investigaciones
Sociológicas

Revista Española Honorlo Velasco Teresa Bazo


de Investigadones Malllo La nueva sociologia
Socioldgiur Los significados de de la vejez de la
cultura y los teoria a los metodos
significados de pueblo.
Una historia Juan Jose Lopez
inacabada Jlménez
La jubilacion opcion c

60
Enrique Salnr imposicion social
Snchez
Elementos para una Emilio Castilla
teoría de la acción No- Para la invectigacion
corporativa deducidas de estructuras
de la obra de James grandes procesos
Coleman amplios y
Octubre-Diciembre 1992 comparaciones
Ruth V. Aguilera enormes
Para una sociologia
del racismo: análisis Fernando Reinares
comparativo de las Presenlacion Prologo
pautas de matrimonio a un texto de Florian
entre personas de Znaniecki
raza blanca y negra
Florlan Znaniecki
Gema Martln Muñoz Principios para la
Mujer y cambio social seleccion de dalos
en el mundo árabe culturzles
Critica de libros
HOMINES
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el país y otras partes de América Latina.
Con una visión amplia de las ciencias sociales, esta
revista examina aspectos interdisciplinarios de la historia,
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Homines es una revista para investigadores, maestros,
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Revista de l a CEPAL

Santiago de Chile Abril de 1993 Número 49

Mujeres en la región: los grandes cambios.


Miriam Krawczyk
La cuenca del Pacífico y América Latina.
Dae Won Choi
Gestión estratégica, planificación y presupuesto.
Juan M. F. M d n P. yArtut-0 Núriez del Prado
Internacionalización de empresas industriales
latinoamericanas.
Wlson Peres Núiiez
Régimen jurídico del agua: la experiencia de Estados Unidos.
Carl J. Bauer
Pobreza y ajuste: el caso de Honduras.
Jorge Navmo
Pasado y perspectivas del sistema sindical.
Fernando Calderón G.
Búsqueda de competitividad en la industria maderera chilena.
Dirk Messner
Cómo mejorar el transporte urbano de los pobres.
Ian Thomson
Las privatizaciones y el bienestar social.
Robert Devlin
Orientaciones para los colaboradores de
la Revista de la CEPAL
Publicaciones recientes de la CEPAL

La Revista de la CEPAL se publica en español e inglés, tres veces por año, y


cada ejemplar tiene un valor de UQlO (diez dólares o su equivalente en
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Naciones Unidas, Sección Venias: DC-2-8&5, Nueva York, 10017, Estados
Unidos de América, o Palais des Nations, 1211 Ginebra 10, Suiza.
EJltor Consejo dc Rcdaccl6ii
Konrad.Adciiaucr-SUIung CarlotaJ:icklscli
Asoclacldn Clvil llermann Scliiicidcr
Centro Iiilcrdisciplliiario de Lwra Vlllartucl
Ksiudlos sobre el I)ciirrollo
LaUiiwriiicrlcmo Sccrctarh tlc Rctlnccl6ii
Lsura Vill;irriicl
Dlrcclor
Ileriiiann Scliiicidcr

Edltoriai Eloísn TréUez Solis. César A. Qiilró~I > c n l o


La coticieiicfu ambienraly b ~ n l l d ~ deduWn en los
países del Convenio A t i ü ~ éBello
~
Temas
k u l Klemmer
Concientización ambieritalypollticn ambiental
en Alemanla M Ensayos
Ulrich Lirpcn
Aibcno Moián I .tm/~ort~iricIu
fiel marco Jirrldlco pcirrr el (lesan-odio
Campos de accidn pura pmfutidfzar la coiicíencia democrdtíco
ambiental en Argentina
Albcno Slmci
Erick Rotlr lil riluel mztiinl del L;rtndo de Bereclio eii AiiiCrfc~i
B o i i v k Métodospara profutidfzar los fnslrumenlos I*tti11a
y la conciencia nmbiental
Emst R. Hajek
1.a conciencia ambíentnl en Chfle H Docunieiitos. coiiiciitarios y Iiedios
Ualaiiccprelii~rfrrrrde 161 ecoiiomfrr de Alii6rlCn
Rocío Dastidas Gnnlzo el Crrrlbe
1.~1tiii~iy
La wrideircla umbíentul en el Ecunb'or
Vlceiitc Gonmlo M;ISSOI
Gabriel Quadd de la Torre
MLLYIVeber y su som6rn. I.n poléin fca sobre Iu relígf611
CorisWeracfones sobre medí0 ambbnte y actores
y el cnl,itcrlisrno,
sodales en Méxlco
por Enrlqiic Agiillar
Rosa Meza Moyano
La corideida ambfental eri el P e d
Claudla Cliávcz de Capnro. José Luis Colmenares
El desanwllo de la conciencia s ~ a l u m b í e r i t a l
en Venezuela

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Hecho el depddto que marca la ley 11.723
estudios sociales
NQ75 /trimestre 1 / 1993

PRESENTACION............................................. 5 ¿COSAS NUEVAS EN LA AGRICULTURA 7


Sergio Qómez ............................................ 141
ARTlCULOS CONTRIBUCIONES PARA UNA
LA PRESIDENCIA EN EL GOBIERNO DISCUSION SOBRE LA RUTA DE CAMBIO
DE LA CONCERTACION DE LA SOCIEDAD CHILENA
Alirdo Rehren.............................................. 15 RaQlAIrla Benaprh................................... 155
POBREZA EN LA DECADA DE LOS 90 Y
DESAFIOS FUTUROS RESEflAS BlBLlOORAFlCAS
Pablcla Mallo L Rosa Camhl P.................. 39 'CALIDAD DE LA EDUCACION: LOS
LA ECONOMIA CHILENA EN EL NUEVOS EDUCADORES'
GOBIERNO DE LA CONCERTACION: (Gabrlel De Pujadas)
UNA EVALUACION PRELIMINAR M.Loreb Newl............................................. 1~
Fmnclsco Rosende R ................................... 57
LA POLlTlCA ECONOMICA DURANTE DOCUMENTOS
LA TRANSICION A LA DEMOCRACIA LA 'CRISIS MORAL' COMO EJEMPLO
EN CHILE 1990-92 DE DISPUTA ENTRE MODOS DE
-
Carmen Cdedón Oscar Muñoz Q .............ii CONOCER
LA POLlTlCA EXTERIOR CHILENA EN Rodrlgo Larraln.......................................... 185
LOS AfJOS 90: EL GOBIERNO DEL LA UNIVERSIDAD EN UN CONTEXTO
PRESIDENTE AYLWIN DE CAMBIO
Y ALQUNAS PROYECCIONES Augusto Parra M......................................... 21 1
Manhed Wllhelmy Marla Teresa -
lnlanb ........................................................... 97
LAS UNIVERSIDADES PEDAGOGICAS
Y EL DESAFIO DE LA FORMACION DE
AVANCES, LIMITES Y PERSPECTIVAS PROFESORES
DE UNA POLlTlCA CULTURAL Alejandro drmeño O. ................................ 225
Manuel Anlonlo Qanetón.......................... 113 PRESENTACION DEL LIBRO 'LA
EL DESEMPEfiODEL SECTOR INVESTIGACION UNIVERSITARIA EN
AQRICOiA ENTRE 1991 Y 1993 CHILE: REFLEXIONES CRITICAS
Rodrlgo Mulica A ........................................ 129 Jorge E. Alknde .......................................... 231

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EL TRIMESTRE
ECONOMICO
COMITÉ DICTAMINADOR: Carlos Bazdresch P., Jorge Cambiaso, Benjamín Contreras,Carlos Márquez,
Lucía Segovia, John Scott, Rodolfo de la Torre. CONSEJO EDITORIAL: Edmar L. Bacha, José
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Vol. u( (2) México. Abril-Junio de 1993 Núm. 238

ART~CULOS

Rodrigo Parot Un modelo de formación de precios: Inflación monetaria


e inercia1

Felipe Larrain y Rodrigo Vergara Inversión y ajuste macroeconómico:El caso del Este de
Asia

Leslie Young y José Romero Crecimiento constante y transición en un modelo diná-


mico dual del Acuerdo de Libre Comercio de la América
del Norte

Santiago Levy Mercados de trabajo, migración y bienestar: La agricul-


y Sweder van Wijnbergen tura en el Tratado de Libre Comercio entre MBxico y los
Estados Unidos

Ricardo Martner F. Un análisis de cointegración de las funciones de de-


y Daniel Titelman K. manda de dinero: El caso de Chile

DOCUMENTOS:

Balance preliminar de la economía de América Latina y el Caribe 1992

Precio de suscripción por un año, 1993


La suscripción en México cuesta $90 000; N$90.00

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