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REFLEXIÓN PERSONAL
1. Personas que me ayudaron y personas que no me ayudaron.
2. ¿Cuáles de estos mensajes y mandatos marcaron mi historia personal en lo físico y psíquico en forma
positiva o bloqueando, inhibiendo, culpando, reprimiendo…?
3. ¿Cómo son mis relaciones afectivas y sexuales con el varón y con la mujer?
4. ¿Voy a seguir dejando que estos mandatos dirijan mi historia afectiva y sexual? O ¿qué voy a decidir
que guíe mis relaciones afectivas y sexuales?
NECESITAMOS HABLAR
Más allá de los cursos de anatomía, biología y sexología que nos ayudan a conocer nuestro cuerpo, sus
funciones y sus reacciones, vamos reconociendo con mayor transparencia la necesidad que tenemos de
compartir nuestra propia experiencia de la sexualidad, nuestra vivencia como seres humanos sexuados.
En general, cuando hablamos de experiencias profundas (íntimas) que han marcado nuestra vida
personal, pedimos a quien nos escucha una actitud de verdadero respeto, de acogida y discreción. A pesar
de que estas experiencias están indudablemente teñidas por nuestro ser sexuado, hablar directamente de
experiencias sexuales personales resulta mucho más difícil por el tabú que las envuelve. Cuando las
compartimos, lo hacemos con la amiga(o) más "íntima(o)", con aquélla a quien hemos decidido darle
entrada a nuestro rincón más profundo y de quien esperamos no sólo acogida sino comprensión y fidelidad.
Sabemos que la sexualidad es una realidad común al género humano pero no estamos habituadas a
hablar de ella seria y profundamente, antes al contrario, sentimos miedo, temor, culpa, angustia, vergüenza
y callamos el grito o el susurro, el canto o el lamento, el gozo o el dolor que llevamos dentro.
Desde muy pequeñas(os) aprendemos, inconsciente pero muy lúcidamente, que el área de la sexualidad
es un área prohibida y sucia, que se localiza en nuestros genitales y que éstos son el lugar de nuestro cuerpo
donde reside el pecado. Si los tocamos, nos pegan; si preguntamos, nos callan; si confesamos, nos preguntan
y condenan; si jugamos los juegos de inocente curiosidad infantil, nos culpan; si nos hostigan, nos regañan;
si nos violan, nos acusan... Rara vez encontramos alternativa, comprensión o explicación que nos ayude a
amar esta fuente fecunda, este manantial humano de vida y de amor muy plenos.
Así nos enseñan a callar y a desconocer el poder que nuestro silencio da a otros -incluso al padre o a
los hermanos (as)- para jugar con nuestros cuerpos profanándolos y violándolos, dejando en ellos heridas
difíciles de sanar y sentimientos de culpabilidad y autodesprecio. Nuestro silencio asegura a otros en el
poder y nos mantiene muy vulnerables a sus formas de control y de violencia.
Sin embargo, también aprendemos a no callar, a hablar como nos han mostrado que se puede hablar:
desvirtuando, envileciendo y rebajando lo que de divino hay en nuestra realidad sexuada;
deshumanizándola a través de chistes, albures, dobles sentidos, revistas pornográficas, canciones
erotizadas. Aprendemos a abordarla en forma indirecta e impersonal como si en nada nos afectara. Lo real
es que sí nos afecta.
En el seno de una amistad profunda, fiel, comprensiva y compasiva, acabamos compartiendo el misterio
inmanente y desbordante de nuestra experiencia sexuada.
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No podemos, no debemos negar, bloquear, silenciar nuestras búsquedas y nuestros hallazgos, nuestras
experiencias y nuestros deseos, nuestras preguntas y nuestras respuestas sobre la sexualidad humana
porque, sencillamente, está como una realidad que tiñe los afectos que impulsan o paralizan nuestras
opciones, nuestras prácticas, nuestra búsqueda de felicidad.
Es necesario abordar el tema de la sexualidad ya que es una realidad profundamente humana que,
aunque silenciada, es vivida, sentida y muchas veces sufrida, necesitada de liberación y transformación.
NUESTRO CUERPO
Somos una unidad
Nuestro cuerpo es el único recinto del que somos -o estamos llamadas a ser- dueñas(os). Es un cuerpo
habitado por mil posibilidades y promesas, es la expresión de nuestra persona, es el medio privilegiado de
comunicación y de relación con todo, con todos y todas las que nos rodean. Nuestro cuerpo es bello y muy
bueno, es amable y creador; merece ser contemplado, acariciado y amado pues es imagen de Dios.
Constatamos, sin embargo, que hemos aprendido a hacer del cuerpo nuestro enemigo y de nuestra
conciencia (deformada) su verdugo más temible. Por eso lo silenciamos negando su lenguaje,
desconociéndolo y atemorizándonos ante lo que él expresa o pueda expresar.
Nos hemos aprehendido divididas por una herida que aún sangra y que nuestro cuerpo se resiste a
aceptar. No somos materia mala y espíritu bueno sino que nuestro espíritu bueno se expresa a través de
nuestro cuerpo también bueno. No somos cabeza que piensa y carne que siente, somos una unidad, personas
totales, pensantes y sentientes. No somos corazón puro y genitales impuros, antes bien, del corazón humano,
de nuestra más profunda intimidad, nace lo bueno o lo malo y nuestro cuerpo-espíritu-uno puede actuar lo
mejor o lo peor, lo justo o lo injusto.
Nuestra sexualidad no es mala en sí misma, no es una realidad sucia donde reside el pecado; tampoco
es una dimensión que se localiza y expresa solamente a través de los genitales. Toda entera, cada una,
somos personas sexuadas y, como tales, nos expresamos en todas nuestras acciones y decisiones.
El lenguaje de nuestro cuerpo
Nuestro cuerpo sexuado tiene su propio lenguaje. Expresa sus deseos (que son los nuestros) y sus
carencias; sus gozos y sus sufrimientos, sus necesidades y sus posibilidades. Con nuestro cuerpo
expresamos la ira o la alegría, la opresión o la liberación, la agresividad o el amor. Con nuestro cuerpo
sentimos el lenguaje de los otros cuerpos, su acogida o su rechazo, su cercanía o su distancia, su amistad o
su hostilidad. Por nuestro cuerpo nos incorporamos al mundo, a la naturaleza, a la sociedad y, en él,
conocemos su equilibrio o su ruptura, su explotación o su justicia, su marginación o su inclusión.
En nuestros propios cuerpos de mujer descubrimos los ciclos y los ritmos, los tiempos y los espacios,
los encuentros y los desencuentros, los sonidos y los silencios. En nuestros cuerpos conocemos la pausa y
el movimiento, la humedad y la sequedad, el vacío y la plenitud, la guerra y la paz, la vida y la muerte, lo
finito y lo infinito, lo amable, lo amado, el amor.
Nos permitimos sentir y entender el lenguaje de nuestro cuerpo o lo mantenemos olvidado, reprimido,
castigado? No nos está prohibido sentir con nuestra piel, sentir en nuestro cuerpo y en las fibras todas de
nuestro ser.
El placer es bueno, es santo y divino, es creador.
Pocas veces reconocemos, gozamos y agradecemos aquello que nos causa placer: pisar descalzas las
hojas secas en el otoño, tirarnos en el pasto para darnos un baño de aire y de sol, beber una cerveza helada
en compañía de quienes queremos, dejar que el agua corra por los surcos de nuestro cuerpo, leer un libro
agradable, cantar nuestra música interior, compartir con el hermano sus penas y sus alegrías, celebrar
nuestro caminar como pueblo de Dios, compartir con los pobres el pan y la vida, la mesa y la alegría, buscar
en Dios su rostro de mujer, llevar buenas noticias...
Cada una sabemos qué situaciones, experiencias, relaciones y acontecimientos nos causan placer y
dinamizan nuestro impulso creador.
Dar un abrazo y recibir una caricia también produce placer. Un placer que nuestro cuerpo siente y
nuestro espíritu agradece, un placer que es santo y divino, que es creador.
Desgraciadamente no es raro reconocer que somos poco libres para aceptar esta verdad, para dar y
recibir un abrazo, para agradecerlo. Y lo necesitamos. Todas y todos necesitamos caricias. Nuestro mundo
necesita ser acariciado. Nuestros cuerpos están habitados por esa posibilidad y por esa riqueza. La ternura
oculta, reprimida y, a veces, temida, necesita ser liberada y expresarse. Necesitamos abrazar y ser abrazadas
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(os) para activar el amor que, en potencia, reside en nuestros cuerpos, para liberar de cadenas la ternura que
llevamos dentro.
Podemos aprender a acariciar, acariciando, arriesgando, dando y recibiendo. Sin retener, sin
apropiarnos, sin buscar poseer sino sólo amando. Envolviendo y absolviendo, amando en libertad para en
libertad pregonarlo.
Aprendizajes equivocados.
Desde pequeñas -y como fruto de una cultura pre-establecida- aprendemos a ser de una determinada
manera, a hacer lo que otros esperan que hagamos y a pensar (o a no pensar) de acuerdo a los intereses de
quienes son más fuertes.
En edades muy tempranas se nos enseña a vivir en función de otras personas: sea cuidando a los
hermanos pequeños o jugando a las muñecas. Conforme va pasando el tiempo aprendemos a
embellecernos, a cuidar nuestros cuerpos para gustar a otros, a coquetear y a sentirnos felices cuando nos
miran y nos dicen piropos. En la adolescencia aprendemos a soñar con nuestro príncipe azul y con los hijos
que procrearemos. Para ser halladas por él, nos ponemos adornos y nos pintamos los ojos. Medio en sueños,
medio en realidad, vamos descubriendo que sólo nos encontrará si nos vamos haciendo como "cenicientas":
bellas y hacendosas, dóciles y sumisas, capaces de sufrir calladamente desprecios e imposiciones y de
esperar con paciencia a que llegue la recompensa. Así empiezan a germinar entre nosotras los celos, la
competencia y la rivalidad por el hombre de nuestras fantasías.
Jugamos el juego de sentirnos "la mujer más bella". Nos sabemos observadas y "valoradas", a un paso
de ser elegidas por aquél que llenará de sentido nuestras vidas; a punto de alcanzar la felicidad de tener un
esposo, un hogar y unos hijos que darán razón a nuestro existir. Sabemos que de no lograrlo, seríamos
señaladas como frustradas, amargadas, solteronas, egoístas, fracasadas. Lo real es que, detrás de este juego,
muchas veces lo que descubrimos es una mujer devaluada e insegura.
Cuando llegamos a la juventud ya hemos aprendido que la vida afectiva y la relación senso-maternal
debe totalizar nuestras vidas, que debemos priorizar el desarrollo de nuestra sensibilidad y el despertar de
nuestro "instinto" maternal. El matrimonio y la maternidad aparecen como nuestra alternativa de
realización. De aquí que vamos aprendiendo a reaccionar -ante diferentes problemáticas- con mucha
sensibilidad y poca reflexión, cerrando nuestro entendimiento y encerrando nuestros pensamientos en uno
que lo abarca todo.
Con el fin de alcanzar la meta que la sociedad nos impone y de realizar el proyecto de vida que se nos
asigna por nuestra biología (y que nosotras aceptamos como lo normal) luchamos con astucia y suspicacia
entre nosotras, lloramos y a veces hacemos berrinches, agredimos y criticamos a quienes obstaculizan el
logro del objetivo.
De esta manera, nuestra vida toda acaba por depender del hombre, de los hijos y del hogar. Nuestros
afanes son todos por ellos, nuestras ilusiones y esperanzas están puestas en ellos, nuestras alegrías y
nuestros sufrimientos sólo de ellos pueden venir.
Desgraciadamente no son pocas las mujeres que muy pronto sufren el desencanto de saberse no-
personas por haber sido utilizadas y violadas en sus cuerpos y en su dignidad. No son pocas las mujeres
que descubren que el universo patriarcal nos ha convertido en una mercancía muy barata que se alcanza
con unos cuantos piropos y que se luce para ser mirada. No son pocas las mujeres que, por experiencia, han
ido tomando conciencia de que se nos trata como objetos para usarse hasta el abuso. No son pocas las
mujeres que, en el sufrimiento vivido, han comprendido que es un pequeño agujerito de nuestro cuerpo la
causa de tanto mal, la muerte disfrazada de vida, el dolor que a otros causa placer, el egoísmo encubierto
de amor, la desesperanza y el sinsentido revestidos de sueños y de promesas.
La cultura y las relaciones entre hombre y mujer, aprendidas de generación en generación, han hecho
de nuestro cuerpo y de nuestro sexo una fuente permanente de humillación, opresión y sufrimiento para
nosotras mujeres, y una fuente permanente de poder y dominación para un número significativo de hombres
que necesitan sentirse muy machos.
Culpables o víctimas
Hay hombres que dicen que las mujeres somos culpables de nuestra situación. Hay mujeres que creen
que ellos son los responsables. Rara vez nos reconocemos ambos, hombres y mujeres, víctimas de un
sistema de relación que, por ser el más antiguo, creemos es normal y natural.
Nosotras evidentemente somos víctimas. Ellos de alguna manera también lo son. Nosotras aprendemos
a desconocernos afectivizando y totalizando la relación con el varón mientras que ellos aprenden a
genitalizar y a relativizar la relación con la mujer.
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Por herencia cultural muchos hombres aprenden a medir el valor de la mujer en función de su propio
placer donde, creen, radica su masculinidad. La negación de los afectos, la represión de los sentimientos y
la genitalización de la ternura constituyen una seria mutilación que a todos y a todas nos afecta.
Desde muy chicos les enseñan que la mujer es para mirarse y gozarse con ella. Aprenden a mirar
piernas, pechos, caderas y rostros; conocen albures y dicen piropos. La relación con ella es como con un
objeto.
Por otra parte, si ellos lloran, les dicen "maricas" pues tienen que aprender a ser muy machos y si
muestran ternura, si son atentos y detallistas con otros hombres, los señalan como "afeminados" y encargan
a alguien que los lleve a casas de prostitución para curarlos.
Aunque aprenden a reaccionar genitalmente, su experiencia y su práctica sexual es destotalizante. La
genitalidad abarca un amplio espacio dentro de sus campos de interés pero la relación sexual o la mujer con
la que se tuvo dicha relación es un momento más o una mujer más dentro de su trayectoria. No es de
hombres gastar el tiempo en "sentimentalismos" o "afectividades"; en cambio, es signo de virilidad aludir
frecuente a las formas y a las mujeres que producen placer genital. Este es abarcante y el sexo obsesivo
pero la mujer y la relación sexual con alguna es una experiencia puntual que muy rara vez afecta la totalidad
de sus vidas.
El universo patriarcal, por su parte, no sólo justifica esta forma de relación sino que la admite como
algo normal y hasta necesario para el hombre aunque esté totalmente privada de amor, de ternura y de
fidelidad. Sólo cuando se descubren tendencias o prácticas homosexuales se les condena, rechazándolos y
marginándolos del grupo de los "hombres".
CONCEPTOS
LA SEXUALIDAD:
Es la primera realidad existencial de la persona humana, que se apoya en una estructura biológica
cualificadota y se manifiesta en todos los niveles biopsicológicos, hasta alcanzar una dimensión social.
Es un modo de ser diferenciado – masculinidad y feminidad – reconocible a varios niveles
(fisiológico/biológico, psicológico, racional-espiritual), en el que está grabado el hecho fundamental
respecto a la existencia humana: la vida es un don recibido que tiene que ser bien donado. Existe una
SEXUALIDAD GENÉRICA, unida a la propia identificación o pertenencia sexual (masculina o femenina)
y que se manifiesta en toda actitud y una SEXUALIDAD GENITAL, más ligada al uso de la actividad de
los órganos genitales.
OTROS CONCEPTOS:
Energía que impregna todo lo humano.
Energía que empuja fuera de sí.
Fuerza que permite establecer lazos con otros y con el mundo.
Dimensión constitutiva de la persona.
Condición básica en la que se encuentra instalada la existencia personal.
Es una expresión personal que va más allá de la necesidad o instinto.
Es la corticalización de la sexualidad.
Supone, expresa y realiza el misterio integral de la persona.
Expulsa fuera de sí y evita el repliegue sobre el yo.
Vence la esterilidad y proyecta a la esfera del amor.
Realidad dinámica abierta al otro y que crea el nosotros.
Es el lenguaje de las personas.
LA GENITALIDAD:
Es un aspecto de la sexualidad, por el que el yo y el tú tienden a dialogar a través de la unión de los
cuerpos, con especial participación de los órganos genitales. Objetivos de la genitalidad son la expresión
física de la comunión interior de la pareja y la profundización de esta comunión.
Además de una genitalidad manifiesta, existe una genitalidad latente, reconocible en aquellas relaciones
en las que la unión de los cuerpos se busca inconscientemente o es vagamente deseada y puesta en acto sin
una implicación inmediata y directa, explicita e intencionalmente de los órganos genitales.
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La genitalidad representa un aspecto importante de las relaciones conyugales, pero el ejercicio de los
órganos genitales no es indispensable en absoluto para la realización de la sexualidad humana o para el
sano funcionamiento de la persona en su totalidad.
LA CONTINENCIA:
Es la abstención del uso de la genitalidad. Puede ser total o periódica y puede tener un significado
positivo o negativo, para el crecimiento de la persona, según sean los motivos reales, conscientes o
inconscientes en los que se base la voluntad de abstención.
La condición primera para el dominio de sí está en el reconocimiento de la superioridad de la persona,
en su totalidad, sobre los valores “parciales”, como pueden ser los valores sexuales desgajados de una
perspectiva antropológica global. En este caso la continencia es un camino que lleva a la castidad.
En toda situación y en todo género de vida es necesaria cierta capacidad de continencia. Esta capacidad
no es ajena a la misma sexualidad, sino que es una condición y exigencia imprescindible que permite a la
sexualidad realizar su propio fin natural, la capacidad receptiva-oblativa.
La capacidad de continencia expresa la renuncia radical a la forma de amor propia del matrimonio,
implícita en un proyecto de vida por el reino. En este caso la renuncia se realiza con el fin de asumir más
plenamente el dinamismo de apertura oblativa a los otros y de potenciarlo y transfigurarlo mediante la
presencia del Espíritu, el cual nos enseña a amar al Padre y a los hermanos como el Señor Jesús.
LA CASTIDAD:
Es la virtud moral que regula el uso de la sexualidad según el estado de vida de la persona y en función
de los valores y de los objetivos que quiere realizar.
La castidad pone en movimiento el dinamismo que hace posible y mueve el proceso de humanización
de la sexualidad.
Es una condición fundamental para el don de sí y la acogida del don del otro. Esta no se identifica con
una continencia que se fija sólo en el deber, sino que nace de la percepción del valor del otro y se orienta
a su plena valorización. Es decir nace del amor y se dirige a donarse. En consecuencia la castidad no puede
ser sólo fruto del ejercicio represivo de la voluntad, sino integración de la emotividad y del afecto en un
proyecto de donación personal. En la lógica evangélica la castidad es la “buena noticia” de la pertenencia
a Dios y de la búsqueda de su rostro, de la transparencia del amor y de la felicidad de un corazón unificado.
EL PUDOR:
Es un componente de la castidad, más aún, es el componente de la personalidad, pudiendo considerase
como “el vigilante consciente que defiende la dignidad de la persona y del auténtico amor”.
La educación al pudor lleva a respetar el propio cuerpo como don de Dios, miembro de Cristo y templo
del Espíritu Santo, a tener una mirada y una imaginación limpia, a buscar y manifestar en el encuentro
afectivo con las personas un amor verdaderamente humano con todos sus componentes espirituales. El
pudor auténtico esta en función del respeto a la sexualidad y sus valores. El falso pudor es artificial,
formalista, hipócrita, preocupado por la apariencia externa y la imagen social.
EL CELIBATO:
Es el estado de vida de una persona no unida en matrimonio, ni comprometida en una relación de pareja.
Requiere personas capaces de hacer una opción madura y libre. Sienten la exigencia de encontrar una
expansión y realización de sí más allá o fuera de la plena realización de la pareja lo que supone que estas
personas han llegado a una actitud psicológica real de compromiso personal en la vida de la pareja, es
decir, la opción por el celibato no puede ser una huida defensiva por la incapacidad de establecer una
relación de pareja.
LA VIRGINIDAD:
Es la castidad específica de quien se consagra a Dios en el celibato. Es común a los dos sexos y no
consiste sólo en la renuncia a toda actividad sexual – genital, sino que representa una transformación
profunda en el que se compromete, como mujer o hombre, en una especial relación con Dios y el prójimo.
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Esta transformación profunda con Dios y con el prójimo consiste sustancialmente en la adquisición
de la libertad para autotrascenderse con amor teocéntrico, es la libertad típica de la persona virgen. Y
manifiesta en una relación de esponsalidad con Dios, que la/el virgen ama con todo el corazón, con toda su
mente, con todas sus fuerzas y que al mismo tiempo se siente amado con una amor, en términos bíblicos
“celoso”.
Esta relación esponsal con la divinidad realiza una transformación profunda en la vida de la /del virgen,
que se hace capaz de amar a la manera y en la medida como ama Dios.
La virginidad es un misterio, es decir, un hecho sobrenatural presente en sí mismo y que se hacen
signo: escatológico (anticipo de la vida resucitada) eclesial (expresión y acción de la Iglesia esposa y madre)
cristológico (como Jesús virgen y especial relación con el misterio de la unión hipostática) mariológico
(continuación del misterio de María) y antropológico (disponibilidad amorosa de la criatura en el
cumplimiento del plan de salvación, unida con la libertad de autotracendencia del amor teocéntrico.)
DIMENSIONES DE LA SEXUALIDAD
BASE
1. CELULAR, GENÉTICO O CROMOSÓMICO: Primer segundo de vida.XX/XY
2. GLANDULAR: Séptima semana de gestación. Ovarios/Testículos
3. HORMONAL: Séptima semana de gestación. Estrógeno.Foliculina/Tetosterona SEXO
SIGNO recibido
4. ANATÓMICO: Genital: Tercer mes de gestación.
Características sexuales secundarias. Pubertad-Adolescencia
HUMANO
5. PSICOLÓGICO: Modos diferenciados de pensar, querer, sentir, desear…
6. SOCIOCULTURAL O EDUCATIVO: Modos aprendidos de comportamiento GÉNERO
7. CEREBRAL: Capacidad de conocimiento, decisión, libertad y autogobierno construido
La integración de los tres niveles es el proyecto global de vida que respeta el bien integral de
la persona.
NIVEL PSICO – FISIOLÓGICO – CORPORAL
Se refiere al propio cuerpo, caracterizado por la capacidad física y la cualidad estética. En
este nivel se ubica la identidad sexual.
La identidad se refiere al propio cuerpo, es un dato perceptible, caracterizado por capacidad
física y la cualidad estética. Las actividades psíquicas están unidas a actos físicos a de
bienestar y satisfacción.
En el área de la sexualidad es en este nivel en el que se encuentra la identidad sexual que
implica una relación con el propio cuerpo, la propia sexualidad. Aquí existe no sólo
información genética, desarrollo hormonal y de estructuras internas reproductivas y
morfología externa, sino que incluye también un auto concepto, una relación intrapsíquica
consigo misma/o, donde la persona se siente verdaderamente mujer o verdaderamente
hombre.
La finalidad de la sexualidad a este nivel, es la tipificación sexual a nivel orgánico y como
orientación en la vida. Se da una aceptación significativa del propio cuerpo y de la propia
sexualidad.
Desde la perspectiva corporal de la MUJER
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El cuerpo de la mujer está La capacidad generativa está El cuerpo de la mujer es capaz
preparado para acoger, para unida al dolor y al riesgo de de nutrir al bebé y establecer
ser habitado. muerte. un lazo inicial que es muy
En el acto sexual es ella quien La mujer siente fuertemente los importante para el desarrollo
contiene al hombre y en el ritmos de la vida por el ciclo de la niña/o
momento de la fecundación menstrual y vive con mayor
se hace portadora de una sufrimiento la pérdida de la
nueva creatura dentro de sí capacidad generativa.
IMPULSOS BÁSICOS
(RUAJ)
EL IMPULSO SEXUAL:
Es llamado también “pulsión sexual”. Entre sus funciones destacamos la tendencia al acercamiento, al
calor. Garantiza la supervivencia y potencia la creatividad. Es la posibilidad de decir “HOLA”. Representa
nuestro lado femenino, el “ánima”.
EL IMPULSO AGRESIVO:
Es llamado también “pulsión agresiva”.Tiene funciones defensivas ante la frustración, la dificultad o
el miedo. Está asociado a la necesidad de afirmación. La maduración de la agresividad lleva a superar el
“qué dirán”, aprender a decir NO y a recibir NO sin sentirse culpable. Es la posibilidad de decir “ADIÓS”.
Representa nuestro lado masculino, el “ánimus”.
REFLEXIÓN PERSONAL
1. ¿Cómo me siento con mi cuerpo?
2. ¿Conozco mi cuerpo, sus manifestaciones, su funcionamiento?
3. ¿Entiendo el lenguaje de mi cuerpo?
4. ¿Cómo lo cuido?
5. ¿Qué partes de mi cuerpo me agradan y cuáles me desagradan?
6. ¿Qué partes me dan temor?
7. ¿Cómo vivo el cuerpo que acoge, sufre, nutre u ofrece, protege, busca alimento en este nivel?
8. ¿Identifico cómo funcionan en mí estos impulsos?
9. ¿Con cuál de ellos experimento mayor facilidad?
10. ¿Qué necesito perdonar y/o perdonarme en relación con mi cuerpo?
Elaborado por alumnas y alumnos del noviciado del Instituto de Vida Religiosa. Asunción. 2004
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La relación interpersonal, a diferencia del nivel anterior, es más significativa y humana,
en las modalidades del afecto, la amistad, el enamoramiento. Se vive el sentido
relacional que da el significado típico a la sexualidad.
En el nivel de la sexualidad se verifica no sólo una relación intrapsíquica con la propia
identidad sexual, sino también interpersonal que ayuda a la verdadera integración
sexual.
Se trata de un sentido relacional que hace referencia al significado típico de la
sexualidad, y al sentido unitivo y fecundo en el cual se manifiesta la finalidad horizontal
de la sexualidad.
El fruto sería la integración de la polaridad femenina y masculina, del “anima” y del
“animus”, como una renovación en la unidad de un ser todavía no dividido.
Es totalmente necesario que la persona tipificada sexualmente sepa vivir la relación
con el otro sexo como “otro”, diverso y complementario.
Se llega a la madurez sexual cuando es posible integrar y realizar la función de dar y
recibir, de amar y ser amada (feminidad y masculinidad).
La mediación inevitable para la madurez en este estadio es la relación interpersonal. La
conciencia que se deriva de esta madurez sería la de la propia limitación e insuficiencia,
la experiencia de la propia privación ontológica: tenemos necesidad de los otros, somos
criaturas limitadas. Al mismo tiempo la conciencia de la propia individualidad y
autonomía: se vive la tensión entre alteridad “somos seres separados” la fusión
“necesidad”del otro y capacidad de pertenecer.
La homosexualidad sería la incapacidad de abrirse a la diversidad, a la alteridad y
homologar al otro, a la otra.
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Desde el punto de vista de la función, la sexualidad puede definirse como déficit del organismo que
hace sentir la necesidad del otro. Cuando la sexualidad se entiende como sensación de carencia o déficit,
ésta se vive en clave compensativo – defensiva, con el objeto de llenar el vacío o defenderse y eliminar
alguna tensión. Se vive entonces la sexualidad según la lógica del VACÍO A LLENAR o de la TENSIÓN
A ELIMINAR. Cuando sólo se vive así se reduce a solo una dirección de lo relacional.
COMO POSIBILIDAD:
Pero también es una posibilidad natural, un potencial enérgico emotivo que impulsa a la persona a salir
de sí misma y a entrar en relación con los otros en general y con un tú en particular, por medio de la
donación de sí y la acogida del otro. Esta relación está destinada a ocupar el centro de la existencia y de los
afectos del yo, pero se convierte en fecundidad de vida y de amor para los otros tú a los que se dirige.
Potencia la vida, la sexualidad es vivida como riqueza y crece en la medida en que se convierte en capacidad
efectiva de acoger el don y de hacerse don. Se vive entonces la sexualidad según la lógica de la POTENCIA
A REALIZAR o de la ENERGÍA ACTIVA. Cuando sólo se vive así se reduce a solo una dirección de lo
relacional.
REFLEXIÓN PERSONAL
1. ¿Soy alguien? ¿Soy para alguien?
2. ¿Me siento conforme con mi identidad de mujer o varón?
3. ¿Cómo me siento en las relaciones interpersonales?
4. ¿Cómo soy en las relaciones?
5. ¿Cómo vivo la amistad?
6. ¿Acepto la diversidad?
7. ¿Cómo vivo el cuerpo que acoge, sufre, nutre u ofrece, protege, busca alimento en este nivel?
8. ¿Identifico cómo se dan en mí estas funciones de la sexualidad?
9. ¿Cuál de las funciones de la sexualidad privilegio más en este momento de mi vida?
10. ¿Qué necesito perdonar y/o perdonarme en las relaciones interpersonales?
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Cuerpo que ACOGE Cuerpo que SUFRE Cuerpo que NUTRE
Acoger y custodiar la Inclinada a captar los Se da generosamente en
Palabra, guardar las cosas en sufrimientos del mundo y de la cuerpo y alma a las hermanas
su corazón, ser morada de humanidad. y hermanos, en esto vive el
Dios Su oración puede ser de misterio eucarístico: ser
Es capaz de descender a los intercesión por el mundo y su alimento para los demás.
aspectos más concretos y vida una donación solidaria a La vida de relación
vitales. las hermanas y hermanos que transformante con Dios es una
sufren, “vicarias de Cristo”. característica de esta etapa.
Lleva en sí la Pasión y la Cruz
de Jesús.
Ambos principios no son opuestos, sino armónicamente complementarios. La lucha de uno contra otro
pone de manifiesto una educación represiva.
REFLEXIÓN PERSONAL
1. ¿Soy libre?
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2. ¿Vivo con bloqueos, miedos, represiones?
3. ¿Qué orientación doy a mi vida y sexualidad?
4. ¿Cuál es el sentido de mi vida?
5. ¿Cómo vivo la creatividad?
6. ¿Cómo vivo el cuerpo que acoge, sufre, nutre u ofrece, protege, busca alimento en este nivel?
7. ¿Cómo funcionan en mí los principios de placer y realidad?
8. ¿Cómo se da en mí el SI-NO?
9. ¿Qué necesito perdonar y/o perdonarme?
10. Consigo integrar todos los niveles?
REFLEXIÓN PERSONAL
1. ¿Estoy permitiendo “ser a mi sexualidad”?
2. ¿Cómo elijo vivir mi sexualidad?
3. ¿Qué necesito para hacerme cargo de mi sexualidad?
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Cuando somos niños encerramos en nosotros mismos todas las posibilidades de desarrollo de la
sexualidad…A lo largo del tiempo, vamos recorriendo toda una serie de fases o etapas que nos permiten
llegar a la maduración de nuestras pulsiones.
Si el clima educativo ha sido suficientemente normal, el niño irá pasando por las diversas etapas o fases,
que desembocan en la integración.
La madurez del adulto depende en parte de cómo hay vivido las etapas anteriores:
1- MADUREZ: Puede desarrollarse normalmente y se va llegando a una vivencia madura.
2- UN RECORTE: Si algo ha fallado, si se queda fijada en algo, pueden ocurrir los trastornos de
carácter con alguna cierta fijación sexual. Lo importante es ver que ha pasado y desbloquear.
3- UNA ENFERMEDAD: Puede darse un fracaso de la integración de las pulsiones sexuales en el
inconsciente, lo cual da origen a atrofias o a enfermedades mentales, psicosomáticas, o neurosis.
CAUSAS DE LAS DISTORSIONES LOS DESTINOS DE LA SEXUALIDAD:
Educación basada en el temor
Privación encubierta de cuidados
Falta de información adecuada
Acontecimientos traumáticos
DESARROLLO SEXUAL
Infancia
0 a 3 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
o Capta la aceptación del sexo de los padres
o Conoce y siente placer a través de la boca
o Toca para conocer
o Necesita ver los genitales de los padres y hasta tocar
o Se autoestimula
ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o No se les deja tocar
o No se les toca
o Se les estimula excesivamente
o Duerme permanentemente en la cama de los padres u otros adultos
PREGUNTAS PERSONALES
1- ¿Qué me enseñaron mis padres y/u otras personas sobre el cuerpo humano?
2- ¿Hoy cómo vivo el placer?
3- ¿Me quedo en el placer de la boca?
4- ¿Cómo es mi curiosidad del cuerpo?
5- ¿Me quedo en la fase infantil de sentir, tocar, total no importa y nadie se da cuenta?
3 a 6 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
o Control de efinters
o Juega con la orina y eses
o Curiosea y pregunta
ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o Es castigado cuando no controla los efinter
o Rigidez
o El no nombrar las cosas por su nombre, sobre todos los genitales
o El abuso sexual (formas de mirar, tocar y mostrar a los niños)
PREGUNTAS PERSONALES
1. ¿Se hablaba con respeto de los órganos sexuales, se les llamaba por su nombre?
2. ¿Qué preguntas me hubiera gustado hacer?
3. ¿Qué juegos sexuales hice? (edad, lugar, personas)
4. ¿Qué experiencias positivas o negativas tengo?
5. ¿Qué personas me acompañaron? ¿cómo?
8 a 10 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
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o En grupo trabaja, compite, se prueba
o Se compara para afirmarse y autovalorarse
o Investiga su cuerpo
ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o Impedir que se relacionen
o Reprimiendo sus juegos, se reprime su fantasía, creatividad, espontaneidad, libertad.
PREGUNTAS PERSONALES
1- ¿Cómo es hoy mi creatividad, fantasía, espontaneidad, reracionamiento con los pares?
2- ¿Cómo expreso lo que llevo dentro?
3- ¿Me doy espacios de gratuidad y placer o todo es trabajo?
Pubertad - Adolescencia
10 a 12 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
o Se revive con fuerza lo que el cuerpo siente como a los 5 años
o Confusión ante sus sentimientos y sensaciones
o Exploración homosexual
o Autoerotismo
ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o Rigidez en la educación. Separación por sexos
o Ausencia de límites. Los límites son también expresión de cuidado
o Burlarse de la nueva imagen que van teniendo
o El abuso entendido como violentar o no respetar su privacidad e intimidad puede producir: culpa,
impotencia, confusión, rechazo al sexo opuesto
CRITERIOS PARA UN ACOMPAÑAMIENTO DEL PROCESO DE MADURACIÓN
o Acordar con ellos los límites
o Acompañarles sin asustarse
PREGUNTAS PERSONALES
1- ¿Recuerdo los cambios? ¿Cuáles fueron los más significativos?
2- ¿Qué cambios me dieron más vergüenza?
3- ¿Cuáles me dieron orgullo?
4- ¿Cómo vivo hoy con mi cuerpo? ¿Lo tengo que ocultar?
5- ¿Siento que alguien ha abusado de mi sexualidad con palabras, hechos, gestos? ¿Cómo he
respondido? ¿Cómo me siento marcada/o hoy por esto?
6- ¿He abusado sexualmente alguna vez de mí o de otra persona? ¿Cómo me he reconciliado?
7- ¿Qué significa para mi se mujer o ser varón?
8- ¿En qué momentos y situaciones de mi vida fui tomando conciencia de ser mujer o varón?
9- ¿Qué me gusta de ser mujer o varón?
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La masturbación filtro es practicada emergente y eventualmente para desfogar su tensión genital, evitando
así caer en situaciones más graves.
La masturbación vicio la practica quien busca el placer erótico de forma obsesiva, suele estar acompañada
de libertinaje sexual (uso de pornografía, aventuras fugaces, desviaciones) y promiscuidad. Es vivida en un
ambiente de angustia y en un climaobseivo-compulsivo.
Su incidencia acumulativa se sitúa alrededor de noventa y siete por ciento de los varones y ochenta por
ciento de las mujeres.
La Iglesia dice que la masturbación es un acto intrínseco y gravemente desordenado, pero en una postura
de gran equilibrio aclara que, para emitir un juicio crítico sobre los sujetos que se masturban, es necesario
tomar en consideración algunos factores psicológicos que reducen e incluso anulan la culpabilidad moral
(Catecismo de la Iglesia Católica. Art. 2355)
Desde el punto de vista psicológico la masturbación se considera un síntoma sólo cuando sugiere una
inhibición del comportamiento orientado hacia los demás pero especialmente hacia la pareja.
La experiencia parece demostrar que son poquísimas las personas que no se sienten culpables si se
masturban. Por un lado, se vive la humillación de la falta de señorío, de control, sobre los propios impulsos,
por otro, la naturaleza que lleva solamente a un alivio temporal del malestar.
Se puede distinguir:
ACTO masturbatorio: como el acto que conduce a la satisfacción sexual autoerótica.
COMPORTAMIENTO masturbatorio: cuando el acto masturbatorio pasa de aislado a repetido y de
libremente actuado se torna compulsivo y obsesivo.
ESTRUCTURA CARACTERIAL masturbatoria: a demás del comportamiento la persona tiene una
estructura psicológica fallida en u sector no propiamente sexual, como puede ser un fallo de integración
en algún rasgo esencial de la personalidad fijada en un estadio más inmaduro.
La sexualidad humana es una capacidad de autodonación, mientras la masturbación es una actividad
solitaria, un repliegue sobre sí misma/o.
La masturbación y otras formas de autoerotismo son síntomas de problemas más profundos que provocan
una tensión sexual que la persona busca superar recurriendo a este comportamiento.
Quien no supera la decepción o la confusión cae en una soledad nociva, pero antes de llegar al cuadro
crítico “vicio” puede caer en la masturbación “filtro” separadas por una línea de bajada o puede pasar la
línea hacia arriba, a la espera edificante.
ESPERA
EDIFICANTE
Soledad Nociva
MASTURBACIÓN
MANIFESTACIONES: VICIO
Un fuerte deseo de autonomía y agresión
Desfogamiento narcisista.
Tolerar poco la tensión normal de la vida. Ansiedad
Expresión de rencor
Complejos de inferioridad
Miedo a la soledad
Necesidad de sentirse viva/o, arropada/o.
Síntoma de una actitud general egoísta, desencadenada por la búsqueda de placer, debilidad, carencia
de objeto sexual, carencia afectiva…
CONSECUENCIAS:
Despersonalización.
Insatisfacción en crecimiento.
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Fijación en un momento de crisis que no evoluciona.
VALORACIÓN MORAL
No se puede hacer una valoración abstracta de la masturbación, en el sentido de que prescinda de las
condiciones personales en que se da.
Estas condiciones personales no han de considerarse en la línea de la mayor o menor libertad (dentro
de los principios morales), sino como elementos objetivos de ese realidad moral que es la
masturbación. Por ello no se puede formar una valoración universal válida desde el punto de vista
objetivo.
Las condiciones personales que introducen esa variabilidad objetiva dentro de la masturbación
podrían resumirse en dos aspectos de la estructura sexual humana: temporal y espacial entendidas
como categorías humanas.
La categoría temporal nos dice que la masturbación participa de la realidad evolutiva de la sexualidad
humana.
La categoría espacial nos dice que la masturbación engloba diversos valores y compromete diferentes
estratos de la personalidad humana: el estrato biológico, psicológico, personal, opción de vida….
Según sea un estrato u otro que prevalezca, así habrá que valorarla.
Correlacionando las dos categorías tendremos la dimensión real auténtica de la masturbación en
cuanto fenómeno humano; a distinta etapa de evolución dinámica sexual suele corresponder la
prevalencia de un estrato humano determinado; por ejemplo la época de la pubertad suele estar
condicionada por la prevalencia del estrato biológico.
La incoherencia de la masturbación reside en comprometer la evolución armónica de la dinámica
personal. Compromete la maduración progresiva de la personalidad, que es uno de los imperativos
básicos del hombre en cuanto ser sexuado, al mismo tiempo, compromete la armonización de los
distintos valores o estratos de la personalidad, es decir, compromete la integración de la persona, base
de la integración interpersonal y de la integración con la trascendencia.
En esa frustración de la evolución armónica de la personalidad puede existir un más y un menos, esta
variabilidad depende de factores: intensidad del acto, número de acciones, momento evolutivo,
estrato humano comprometido,…no hay una medida única y absoluta.
La masturbación ha de medirse por sus valores personales, de integración personal y de comunicación
interpersonal.
RECOMENDACIONES ÚTILES:
Evitar el ocio.
Elaborar un plan de organización.
Plantearse objetivos claros.
Hacer deportes
No buscar programas, películas, revistas que contengan escenas de sexo.
Controlar la imaginación erótica cambiando las imágenes.
CAMINOS DE CRECIMIENTO:
Existe una gran diferencia entre el esfuerzo serio y un esfuerzo angustiado y desesperado de superar
el problema. Para ello es necesario desmitificar y desmoralizar. Las formas de culpa refuerzan el
repliegue sobre sí mismo.
Contextualizar: ¿cuándo sucede? ¿Por qué sucede?
Identificar la raíz del problema que generalmente no es de carácter sexual. Trasladar el “centro de
gravedad” del problema y orientarlo a la causa más profunda. Una causa es la del orgullo, en cuanto
a resistencia a aceptarse y aceptar la propia vida con las desilusione inherentes, por lo tanto el camino
es la aceptación reconciliadora de sí misma/o y de la situación e historia concretas.
Ir integrando dentro del proyecto global. Abrirse e interesarse por otros. Ir creciendo en el amor de
donación propio de una afectividad madura.
Dejarse acompañar.
Llevar una cierta disciplina: vivir una vida ordenada (lecturas, películas…)
Aceptar con humildad, porque nos humilla el no saber manejar nuestra sexualidad. Y allí entonces
“echa tu incapacidad ante Dios y encontrarás la paz”
HOMOSEXUALIDAD
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Es la inclinación manifiesta u oculta hacia la relación erótica con individuos del mismo sexo y la
práctica de dicha inclinación.
Atracción constante y unidireccional, emotiva y sexual, hacia personas del mismo sexo, con o sin
relaciones físicas, y con poca capacidad para controlar esa atracción en el pensamiento y/o acciones.
Aproximadamente cinco por ciento de la población adulta del mundo posee atracción hacia personas
de su mismo sexo. Alrededor de ocho por ciento de los varones son homosexuales. Dos tercios de los
homosexuales, incluyendo mujeres, participan también de relaciones heterosexuales. Alrededor de de
veinte por ciento de los varones homosexuales y treinta y tres por ciento de las mujeres lesbianas se casan.
Sólo cinco por ciento de los gays poseen aspecto afeminado.
Generalmente se habla de homosexualidad, en algunos estudios más clínicos y en la opinión popular,
como si se diese un modo único y específico de serlo. Sin embargo, hay toda una diferenciación tipológica
en el mundo homosexual.
L. Ovesey distingue tres factores en la motivación de las relaciones o tendencias homosexuales que nos
llevan a una distinción válida para afrontar este tipo de situaciones. Los factores motivacionales son:
dependencia afectiva, poder sobre el otro/a y la gratificación sexual en sentido estricto.
TIPOLOGÍA DE LA HOMOSEXUALIDAD:
Homosexualidad auténtica y abierta: el motivo primero y fundamental de la inclinación hacia una
persona del mismo sexo es la gratificación sexual. En este caso el deseo sexual es impersonal: toda
persona del mismo sexo, relativamente atractiva, puede ser objeto del deseo. Por lo tanto tiende a
satisfacerse con varias personas y no se “conforma”con una sola relación.
Falsa homosexualidad (pseudohomosexualidad): el objetivo principal es satisfacer la dependencia
afectiva y/o el poder sobre el otro, y sólo después la vinculación adquiere matices erótico-sexuales.
En este caso la relación es decididamente unipersonal, con una persona concreta ( o con pocas
personas concretas)
Homosexualidad imaginaria y temida o el miedo a ser homosexual, cuyas causas son múltiples.
- la persona está atravesando una época de especial inseguridad sobre su propia identidad, que puede
contribuir a la incertidumbre sobre la propia tipificación sexual.
- Un residuo de adolescencia, aún no superada.
- A veces se tienen frecuentes fantasías o deseos en esa dirección.
Se es un/a conquistador/a al uso de cierta pseudo cultura actual. El andrógeno estimula la aparición de
caracteres sexuales masculinos (vello en la cara, voz ronca, aumento de masa muscular en pecho y
brazos…)
El estrógeno estimula la aparición de caracteres sexuales femeninos (voz aguda, ensanchamiento de
caderas, crecimiento de senos…)
En el cuerpo de hombres y mujeres circulan
CAUSAS
HORMONALES:
El andrógeno estimula la aparición de caracteres sexuales masculinos (vello en la cara, voz ronca,
aumento de masa muscular en pecho y brazos…)
El estrógeno estimula la aparición de caracteres sexuales femeninos (voz aguda, ensanchamiento de
caderas, crecimiento de senos…)
En el cuerpo de hombres y mujeres circulan hormonas femeninas y masculinas, entremezcladas, en un
correcto equilibrio de acuerdo con el sexo respectivo.
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Estudios han comprobado la falsedad de que las lesbianas o los gays posean más hormonas del sexo
opuesto que del suyo propio. También se ha comprobado que en homosexuales afeminados poseen un nivel
hormonal normal.
Sólo en el raro caso del hermafroditismo(el bebé nace con los dos aparatos reproductores) se presenta
la necesidad de definir el sexo mediante cirugía plástica y homonoterapia. Se ha comprobado que ni los
hermafroditas son homosexuales natos, pues siempre se comportan en relación con el papel sexual, único,
en el que son educados.
Un varón homosexual posee hormonas de varón, una mujer homosexual pose hormonas de mujer.
GENÉTICAS:
Hasta la fecha no hay ninguna evidencia de que exista un gen que predisponga a la homosexualidad,
pero supongamos que algún día la ciencia descubriera un gen gay, ocurriría como con otros genes
heredados, que si las personas no se dedican, mediante actos específicos, a aprender las facultades que
“heredan”, éstas jamás se manifestarán.
Los genes sólo indicarían mayor o menor facilidad para desarrollar las características.
Aprendiza
je de la Única salida, sobre la misma ruta
conducta
homosexu
al
fantasías
HOMOSEXUALIDAD
Posible degradación
irreversible
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Homosexualidad masculina:
1. En la mayoría de los casos (aunque no en todos) el hijo homosexual tenía una relación demasiado
erótica con la madre, con connotaciones de este tipo más o menos escondidas.
2. La madre frecuentemente prefería este hijo a su marido; en cambio, la relación padre-hijo era agresiva
y competitiva (en la mayoría de los casos el padre estaba al margen y era hostil, en una menor cantidad
de casos se debía a la indiferencia del padre y a la falta de atención). Lo importante y decisivo de esta
afirmación es que el cese de la relación infantil del joven muchacho con la madre y el inicio de su
identificación con el padre, es muy difícil, porque la figura del padre es insignificante para una
identificación general y sexual.
El joven que se hace homosexual deja la infancia con un profundo odio y miedo a su padre, pero
también con un enorme anhelo del afecto y la aceptación paterna.
Homosexualidad femenina:
El desarrollo de la homosexualidad femenina no ha sido estudiado con tanta atención, parece que es
menos frecuente. En el desarrollo la niña debe alcanzar tres logros:
- Mientras permanece identificada con su madre, debe establecer una independencia suficiente de ella
para adquirir su propia identidad.
- Debe aprender de su madre un sentido de valoración de su ser mujer.
- Debe lograr además una suficiente seguridad en la relación con los hombres y sobre todo con su
padre.
Este proceso puede resultar defectuoso favoreciendo así la tendencia homosexual.
1- La madre puede no permitir suficientemente la individuación de la hija.
2- La madre transmitiría a la hija el mensaje de que ser mujer es una desgracia y que relacionarse con un
hombre sólo trae sufrimiento.
3- El padre es a menudo rígido y serio y no hace sino confirmar en su hija la sospecha y el miedo al varón.
4- La hija trata de conciliar su sexualidad con el miedo al hombre y el deseo de seguridad y esto puede
empujarla a las relaciones homosexuales, usándola como estrategia defensiva.
Cuando se trata de la homosexualidad auténtica la relación con los otros posee unas características muy
concretas:
- Carácter defensivo – instrumental de la relación misma. La relación del homosexual con su progenitor
del mismo sexo contiene una carencia que trata de compensar con relaciones con personas del mismo
sexo. Es una relación parcial ente personas que se sienten incompletas como hombres o mujeres y que
se “utilizan”, inconscientemente, entre sí para completarse, deseando no solamente una gratificación
sexual, sino también seguridad, protección, comprensión, autoestima, consuelo. En su manifestación
externa, los dos fingen ser una persona más completa.
- Falta de diversidad y complementariedad, tiende a homologar al otro consigo mismo. Elimina la tensión
entre alteridad y fusión, entre ser distintos y una sola cosa. Es la búsqueda desesperada de la simbiosis
impidiendo la fase de la diferenciación. Le resulta difícil aceptar la diversidad del otro tanto si es de
opinión como de carácter, convierte en conflictivas todas las situaciones en que advierte alguna
diversidad. Lo distinto es una amenaza.
- Aquí pueden darse dos situaciones límites en el plano espiritual:
a. Tender a anular la distancia que separa de Dios, tratando de llegar a una fusión con lo divino desde
una actitud religiosa narcisista y regresiva en la que Dios tendría que satisfacer normalmente sus deseos
(sustituyendo a la madre) porque de lo contrario sería como un rechazo, una desconsideración.
b. Puede pasar lo contrario, no soportan la intimidad con Dios por miedo a sus propuestas y exigencias.
Terminan por relacionarse con Dios a distancia, fría e insignificantemente como lo hicieron con su
padre.
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La conducta invertida no es una enfermedad, por lo tanto, no puede curarse. Es una conducta aprendida
que tratada puede cambiarse.
El primer reto para la rehabilitación es que su egocentrismo se quebrante y reconozca que desea dejar
el vicio. El principal problema de los homosexuales es que su ego es más duro que el de los alcohólicos.
No reconocen su desviación. La mayoría acude a la terapia para ser aceptados como son y superar los
conflictos que tienen con sus padres, amigos o parejas. Pocos desean cambiar.
Es posible que un tratamiento psicológico dé un resultado positivo pero sólo si las personas lo solicitan
voluntariamente.
En cuanto a la falsa homosexualidad las previsiones son mejores. Hay que valorar cada caso para
constatar especialmente tres aspectos relacionados con la maduración afectiva – sexual:
1. El nivel de autocontrol en general y en particular en lo sexual.
2. La humildad y fuerza de voluntad para dejarse guiar, para aceptar los propios límites (incluidos los
sexuales) y no mantener a toda costa las posturas personales (autocondenas)
3. Ideales y personalidad lo bastante sólidos como para posibilitar la maduración afectiva – sexual y en
general.
Se puede hablar de superación cuando las tendencias homosexuales dejan de molestar y de invadir
indebidamente el corazón y la mente, los sentidos y la fantasía por periodos cada vez más largos. Con ello,
lo normal es que desaparezcan los conflictos relacionados con la necesidad de dependencia y dominio.
Los llamados miedos homosexuales no son propiamente un problema real, sino, casi siempre, un signo
de una identidad frágil. Pero también lo que hay que tener en cuenta es la persona de la/del joven en su
globalidad, ayudándola a crecer y consolidarse.
ABUSO SEXUAL
Es un fenómeno en el ámbito social que se ha venido dando con mayor precisión en los últimos 20 años.
No es que antes no existiera pero se ocultaba tras una pantalla de silencio.
¿QUÉ SE ENTIENDE POR ABUSO SEXUAL?
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Alguien abusa a otra persona cuando la somete a una condición donde se ejecutan acciones que van
más allá de la decisión conciente de realizarlas.
Es un capítulo de la violencia sexual, que a su vez es parte de un fenómeno más global, ed de la
violencia como expresión de la dominación.
Se puede definir a partir de dos aspectos importantes.
1. La coerción entendida como la fuerza física, presión o engaño.
2. La diferencia de edad, rol o status entre el agresor y la víctima: Marca una relación desigual, en
asimetría, impidiendo una verdadera libertad de decisión y una actividad sexual común, ya que los
participantes tienen experiencias, grado de madurez biológica/psicológica y expectativas muy
diferentes.
ATMÓSFERA QUE RODEA EL ABUSO SEXUAL:
La gran mayoría de abusos sexuales y/o incestos ocurre sin violencia objetiva pero sí otro tipo de
violencia porque se invada sin el consentimiento de una de las personas. Aún si el primer acto puede
definirse como violación, la víctima lo vive en una especie de estado de conciencia reducida. El
abusador impone la ley del silencio a través del miedo y la amenaza, lo que es más traumático y facilita
la reiteración de los contactos.
La niña/o queda atrapada/o entre el terror, la vergüenza y la fantasía de ser castigado si revela el
secreto. Este encierro se potencializa si la familia tiene algunas características:
. La madre es distante y poco cuidadosa
. La madre, carece de poder, es sumisa o maltratada
. El padre u otros varones a su alrededor no han aprendido a distinguir entre caricias sexuales y no
sexuales.
. Acostumbran a desconfiar de lo que la hijo o el hijo les dicen.
. Educan a la hija o hijo para obedecer y callarse frente a los adultos.
CONSECUENCIAS DEL ABUSO:
Se notan en la infancia y en la edad adulta.
Anulan el desarrollo psicosexual normal, introduciendo violenta y abruptamente un quiebre en la
ingenuidad y descubrimiento del niño/a.
Perjudican la integración de la identidad personal y el mantenimiento de una adecuada autoestima.
El impacto o trauma que la persona sufre está generalmente asociado a la reacción de la familia. Esta
a su vez está relacionada con la identidad del agresor. Si el abusador tiene una figura de control o
relevancia en la familia, el trauma o la crisis será más severa. Los niños cuyos padres no los apoyan,
no les creen o no los protegen, son más seriamente alterados que los que tienen padres que los apoyan.
Es muy importante el apoyo de la familia y la realización de un tratamiento psicológico adecuado y
oportuno, que permita a la niña/o recuperar la confianza en sí misma/o y hacia el mundo adulto.
ALGUNAS MANIFESTACIONES EN LA PERSONALIDAD:
Periodos frecuentes de depresión.
Baja autoestima, sentimiento de ser querida/o y deseable solo cuando puede satisfacer las necesidades
y expectativas de los demás.
Confusión entre afecto y sexualidad, muchas veces resultando en disfunciones sexuales como
promiscuidad y/o abuso.
Miedo a confiar (o confiar en todo sin mantener una adecuada distancia y mirar primero la situación)
Enfermedades somáticas: dolores de cabeza, disfunciones en el intestino grueso, úlceras, infecciones
urinarias frecuentes, a menudo desde una edad temprana, dismenorrea…
Desórdenes en el comer: anorexia/bulimia
Adicciones: alcohol, droga
Confusión en la identidad sexual.
Sentimientos de culpabilidad extremos y falsos: hasta sentimiento de ser culpable porl ser.
Sentimientos extremos de falta de límites o de no saber cuál es la conducta apropiada. Algunas veces
dificultad para comprender cuál es el espacio personal, frecuentes confusiones en lo que concierne a
la conducta de tocar, lo que lleva a más abuso.
Una vida entera de búsqueda de cariño y pertenencia. Confusiones en los signos que muestran cuidado
y afecto apropiado.
Aislamiento y sentimientos extremos de soledad.
Tener un modelo de relaciones destructivas o marginarse de las relaciones humanas.
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Compulsividad a lo secreto. Tendencia a crear y llevar vidas separadas (públicas y privadas) a veces
desarrollando modelos de mentir compulsivamente.
Vergüenza internalizada. Tienden a llevar sobre sí la vergüenza, lo mismo que la vergüenza y el dolor
del sistema familiar en su totalidad.
Represión de sentimientos.
PROCESO DE ELABORACIÓN SANA DEL DOLOR Y RECUPERACIÓN
Cualquier trauma o situación en la cual nuestra vida ha sido expuesta, necesita ser comprendida, mirada y
aceptada:
1. REVIVIR: Para poder elaborar la situación vivida es necesario “sufrirla” reconocer el hecho, “la
maldad de quienes lo produjeron”, no negarlo. Dejar aflorar los sentimientos provocados y guardados.
Tocar de nuevo la experiencia. Si este hecho estuviere guardado en nuestro inconsciente, nuestra mente
nos lo recordará con su lenguaje simbólico: “imágenes repentinas” que aparecen en la oración o en otro
momento de silencio, o en los sueños. Cuando la persona esté preparada podrá traducir estos símbolos
a la memoria actual. A medida que la persona recuerda la experiencia en su totalidad, la podrá poseer
y ya no podrá ser controlada por la experiencia como antes. Cuando se va rompiendo el “hechizo de la
represión” la persona se va liberando del miedo del que estaba prisionera.
2. Definición del hecho concreto que me hace sentir mal: Estoy mal…
3. Preguntarme: ¿Qué me pone fatal de este hecho…?
4. Seguir preguntándome: ¿Qué me impide aceptarlo? ¿Qué es lo que en concreto no acepto de esa
situación?
5. Sigo con la pregunta aunque parezca reiterado: ¿Qué es lo que me duele en concreto de esto que vivo?
6. Y aunque parezca una pregunta absurda o dura, permitirme dar la vuelta y preguntarme: ¿Qué es lo que
evito con el dolor?
7. Ahora me hago otra pregunta dura, pro me doy el permiso para hacérmela: ¿Qué beneficios sacas
quedándote fijada en ese sufrimiento? (Aunque aparentemente creas que ninguno, frecuentemente
sacamos beneficios secretos de nuestro sufrimiento y aunque nos quejemos, nos aferramos a él para así
impedirnos cambiar y afrontar alguna realidad que resulta más dura todavía)
8. Preguntarme de nuevo: ¿A quién o a qué he dado el poder de hacerme sufrir? ¿Cómo le doy a esta
persona o situación el poder de hacerme sufrir? (esta es la gran pregunta que puedo hacerme cuando
sufro. Sufro porque he decidido llamar sufrimiento , fracaso o dolor a esta situación)
9. ACEPTAR: Acoger como parte de la vida, asumir la herida que acompaña. Vamos hacia la salida:
¿Qué es lo peor que puede ocurrir en esta situación, con esto qué me ha pasado? (Se trata de que te
dejes exagerar hasta el extremo).
10. Doy un paso más y busco una alternativa preguntándome: ¿Con qué cambio superaría yo esto? (no
podemos concebir el fin del sufrimiento si no es con un movimiento objetivo. El cambio tiene que
concretarse en hechos y conductas) ¿Qué tiene que cambiar? ¿Qué tengo yo que cambiar de forma
realista, tajante o gradual? ¿Elijo cambiarlo? ¿Quiero cambiarlo? (mientras no elija cambiar, no voy a
salir de la situación)
11. TRANSFORMAR: La mirada creyente nos permite reconocer que Dios se hace presente fortaleciendo
la debilidad. Y por fin la pregunta del sentido. La clave antropológica y religiosa de todo el proceso la
busco con esta pregunta: ¿Qué sentido encuentro yo en mi sufrimiento y cómo se muestra Dios en él?
¿Qué me dice?. Esta pregunta es lo mismo que decirme: ¿Qué amo realmente? El amor me hace más
grande que mi dolor. Lo radical que supera el dolor es lograr encontrarle el sentido y desde la fe, poder
descubrir al Señor Resucitado “venciendo a la muerte”.
Todo este proceso lleva a la persona a la reconciliación profunda con su historia, con ella misma, con
la vida. Quedará siempre marcada por la experiencia, “herida”, pero se transforma la experiencia en
camino de humildad, conversión, en historia de salvación.
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Actualmente las personas se encuentran sustancialmente satisfechas de su propia condición, no tienen
grandes contrastes, ni hay expectativas y aspiraciones particulares para sí y para los otros y hay más interés
de vivir lo mejor posible el momento que proyectar y preparar el futuro. Por un lado existe la presunción
de saber cuánto es necesario para vivir y por otro, la sensación de no poder conocer ni el misterio del propio
yo y mucho menos algún Misterio que nos supere. La pregunta, sobre aquello más radical queda muda y
en lugar de la maravilla que la provoca, se presenta una especie de indiferencia o entorpecimiento. La
capacidad de interpretar tiende a dejar el puesto a las asociaciones, o collages con pérdida de profundidad
de los significados y de sus relaciones. La tensión o inquietud provocan un estado de ansiedad. La decisión
queda suspendida y la voluntad más o menos paralizada tienden a diferir la elección dejando a la persona
incapaz de asumir el pasado cultural y de orientarse a un futuro con un proyecto y a la expectativa.
Esta pérdida del sentido del misterio tiene también su reflejo en la sexualidad. En todas las culturas, la
sexualidad ha sido siempre considerada un misterio, que tiene que ver con las fuentes de la vida y de la
muerte y al que por eso se accede con respeto y temor y ha sido rodeado de reglas, prescripciones,
prohibiciones que nuestra mentalidad neoiluminista se ha apresurado en catalogar como tabúes y
supersticiones, pero que tiene por el contrario, la función de custodiar la profundidad del misterio y ha
creído poder eliminar estos límites fruto – en su opinión – de pura y simple represión. El sexo se ha
convertido en objeto de consumo, se ha exorcizado su tremenda y fascinante potencia, banalizándolo u
ocultándolo. De esta forma la sexualidad ha dejado de ser un misterio, un horizonte vital, un regazo
escondido y fecundo dentro del cual ahondamos las propias raíces. La persona queda reducida a una sola
dimensión la de los estímulos epidérmicos. Al perder la dimensión del misterio no estimula ninguna
búsqueda, no inspira ningún camino, ninguna inquietud y tensión hacia un significado que permita
descubrirlo y vivirlo responsablemente.
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Es el síndrome de quien no reconoce el afecto recibido, no se conforma o lo desprecia porque es
limitado o porque proviene de personas limitadas o lo da por descontado, como si fuera un derecho, sin
sentir alguna gratitud. Es una mezcla de ingratitud y de glotonería o un triste extraño enamorado de sí,
furioso porque siente que la vida no le ha dado lo suficiente, pero todavía está más enojado consigo
misma/o, porque está necesitado del afecto de los otros y es incapaz al mismo tiempo de dejarse querer y
de reconocer el amor que le es ofrecido. En realidad el narcisista está condenado a mostrarse atrayente, de
depender de la estima y benevolencia de alguien, se arriesga en un permanente búsqueda de amor jamás
satisfecha y por eso frustrante. El yo se va debilitando por la falta de dos certezas: 1- Haber sido amado 2-
Poder y saber amar. Sin estas dos certezas un proyecto de celibato se hace casi imposible. La /el virgen no
es una heroína/un héroe, ni deprimida/o, ni enfurecida/o con la vida, simplemente es un creyente que
reconoce la grandeza del amor recibido y frente a tal constatación descubre que no puede hacer otra cosa
que ofrecer su vida.
LEY DE LA TOTALIDAD
Implica la totalidad del objeto – o del valor en cuestión- y la totalidad del sujeto – y de su estructura
intrapsíquica. Es decir una implicación unitaria intapsíquica de las facultades típicamente humanas (
corazón, mente, voluntad) cada una según su propia especificidad, consciente de alcanzar la totalidad del
objeto o bien, la verdad, la belleza, la bondad de un ideal y de reconocer la propia identidad.
TOTALIDAD OBJETIVA
Esta totalidad significa ver y revelar la intrínseca verdad-belleza-bondad, hasta el punto de adherirse a
ella. Es pensar y sentir que consagrarse a Dios es bello porque Él es bello y pertenecerle en la virginidad es
confiarse a la plenitud de una inédita relación afectiva. Esto implica:
a) El coraje de bendecir la sexualidad
b) La recuperación de la virginidad como valor
TOTALIDAD SUBJETIVA
Es la intuición primero vaga y cada vez más segura de que allí, en este valor, está escondida la propia
identidad e ir experimentando que va centrando mi corazón, mente y voluntad Implica recorrer el proceso
de:
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la belleza intrínseca. Es casto y bello el amor que es renuncia a volver sobre sí misma/o o a plegar
al otro a sí.
c) El ideal de la libertad afectiva (formarse para la virginidad) La virginidad expresa el fin hacia
donde la castidad se dirige, ordenando en sentido positivo la energía sexual. La condición que
permite embarcarse en la aventura del amor a Dios como sumo bien, por encima de las criaturas,
al punto de superar el amor muy deseado de una persona única es la LIBERTAD AFECTIVA.
Libertad afectiva quiere decir amar a aquel que se es y lo que está llamada/o a ser y amar según la
propia vocación.
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1. CENCINI, Amedeo. Por amor, con amor en el amor. Libertad y madurez afectiva en el celibato
consagrado. Atenas. Madrid 1996 p. 455-461
2. CENCINI, Amedeo. La fascinación siempre nueva de la virginidad. Del silencio “impuro” al coraje
juvenil. Paulinas. Lima. 2002 p.50
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Para poder vivir esa experiencia del compartir afectivo y superar la soledad a este nivel, se requiere
vivir la relación humana en el mismo plano y nivel. Es el nivel horizontal, propio de de la hermana/o y
amiga/o, el amor de amistad.
El prójimo, la compañera/o, la madre-padre, la novia/o, la esposa/o, la hija/o, la hermana/o, no nos
acompañan afectivamente, ni nos ayudan a superar la soledad a este nivel si no nos aman con verdadero
amor.
“Por su celibato, el consagrado es una persona sola, pero su soledad no es el vacío, porque está llena
de Dos y de la exuberante riqueza de su reino…Para esta soledad que debe ser plenitud interior y exterior
de caridad, él se ha preparado, la ha elegido concientemente y no por el orgullo de ser diferente de los
demás, no por sustraerse a las responsabilidades comunes, no por desentenderse de sus hermanos o por
desestima del mundo. Segregado del mundo el consagrado no está separado del Pueblo de Dios, porque ha
sido constituido para provecho de los hombres, consagrado enteramente a la caridad y trabajo para el cual
lo ha llamado el Señor”(SACERDOTALIS CAELIBATUS. Encíclica. Pablo VI.58)
SOLEDAD SOCIAL:
Es la compañía que nos brindan las personas que están a nuestro lado y viven con nosotras/os. Su estar
y compartir niveles menos profundos de la vida, como son los bienes materiales, culturales, el trabajo,…son
también motivo de ayuda y enriquecimiento. Y en este sentido nos ayudan a superar la soledad y el
aislamiento físico y social.
A este nivel humano, también podemos sentir la compañía y superación de la soledad en cierto grado,
por la compañía de animales.
La soledad es una experiencia dolorosa, pero también positiva y rica. Para evitar el sufrimiento que
significa vivir en aislamiento y solitariedad, el dolor de la soledad, nos motiva a salir de nosotras/os
mismas/os. Salir para conseguir compañía y con ella la riqueza y complementos que nos faltan.
La afectividad y el amor son esos dinamismos que nos llevan a superar el dolor de la soledad y a salir
en busca de compañía, en busca de Dios y las personas.
Los religiosos no solemos vivir esta soledad social por la compañía de la comunidad y la pastoral.
El magisterio de la Iglesia en la carta encíclica Sacerdotalis Caelibatus, ha abordado el tema de la
soledad humana desde la perspectiva del celibato por el Reino y habla de:
UNA SOLEDAD SACRIFICIAL-PASCUAL:
“A veces la soledad pasará dolorosamente sobre el consagrado pero no por eso se arrepentirá de haberla
escogido generosamente. También Cristo, en las horas más trágicas de su vida, se quedó solo, abandonado
por los mismos que Él había escogido como testigos y compañeros de vida, y que había amado hasta el fin,
pero declaró. “Yo no estoy solo, porque el padre está conmigo” (SC 59)
UNA SOLEDAD QUE NO IMPIDE SU MADURACIÓN HUMANA:
“El deseo natural y legítimo del hombre de amar a una mujer y de formar una familia son, ciertamente
superados por el celibato: pero hay que negar que el matrimonio y la familia sean la única vía para la
maduración integral de la persona humana. En el corazón del consagrado no se ha apagado el amor. La
caridad, bebida en su más puro manantial, ejercitada a imitación de Dios y de Cristo y concreta, ensancha
hasta el infinito el horizonte del consagrado, hace más profundo y amplio su sentido de responsabilidad,
índice de personalidad madura, educa en él, como expresión de una más alta y vasta paternidad, una plenitud
y delicadeza de sentimientos, que lo enriquecen en medida sobreabundante” (SC.56)
UNA SOLEDAD LLENA DE DIOS:
“El que ha escogido se todo de Cristo, hallará ante todo en la intimidad con Él y en su gracia la fuerza
de espíritu necesaria para disipar la melancolía y para vencer los desalientos; no le faltará la protección de
la Virgen, Madre de Jesús, los maternales cuidados de la Iglesia a cuyo servicio se ha consagrado” (SC. 59)
UNA SOLEDAD LLENA DE AMOR A LOS HOMBRES:
“Cristo ha dicho de sí:” Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, quedará solo, pero si muere,
llevará mucho fruto”. Y el apóstol Pablo no dudaba en exponerse a morir cada día, para poseer por sus
fieles la gloria de Cristo Jesús. Así el consagrado, muriendo cada día totalmente a sí mismo, renunciando
al amor legítimo de una familia propia por amor de Cristo y de su reino, hallará la gloria de una vida en
Cristo plenísima y fecunda, porque como Él y en Él, ama y se da a todos los hijos de Dios” (SC. 30)
ORACIÓN EN LA SOLEDAD
(Joyce Rupp)
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Imagen:
Al comenzar a orar, observo un objeto incompleto. Ese objeto te demuestra cómo te sientes en tu
soledad: incompleta/o, necesitada/o, vacía/o, anhelando la plenitud que se siente al amar a otro. Tal vez
quieras escribir lo que sientes al observar ese objeto. Prosigue tu oración leyendo los siguientes textos,
hazlo lentamente y reflexiona sobre ellos. Elige uno de los tres y deja que las frases y las palabras bañen tu
espíritu solitario.
Palabra de Dios:
“Dios en su santa Morada es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios y hace salir con felicidad a los cautivos,
mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.” (Salmo 68, 6-7)
“Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo.
Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En
el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo». (Juan 16, 32-33)
“Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní, les dijo: «Quédense aquí,
mientras yo voy allí a orar». Y llevando con él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse
y a angustiarse. Entonces les dijo: «Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando
conmigo». Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: «Padre mío, si es posible, que
pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Después volvió junto a sus discípulos
y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: «¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos
conmigo, ni siquiera una hora?” (Mateo 26, 36-40)
Oración:
Únete a Jesús y acompáñalo en su soledad en el monte de los Olivos. Pídele que te hable de su soledad.
Permanece en silencio y escucha. Luego háblale a Jesús de tu soledad. Cuéntale qué sientes. Pídele que te
acompañe en tus momentos de soledad.
Únete con todos los que están solos en el mundo. Pídele a Dios que les otorgue la benéfica presencia
del amor y de una compañía a los que mencionamos a continuación:
- Quienes hace poco padecieron la muerte de un ser querido;
- Quienes creen que nadie los ama, o que ellos no son dignos de ser amados;
- Los huérfanos, los desposeídos, las viudas y los viudos, los ancianos y los que yacen solitarios en
los hospitales de todo el mundo;
- Quienes no pueden dormir de noche y permanecen despiertos largas horas con su soledad, sus
miedos, sus angustias y su tristeza;
- Quienes sienten que están solos por ser incomprendidos, rechazados, abandonados o traicionados:
- Quienes sienten que están solos cuando sueñan con un mundo donde reine la paz y se mantengan
vivos los valores del Evangelio
Oración final:
Gracias, Dios de los solitarios, por la vocación de combatir la soledad. Ayúdame a no huir de ella, o no
ceder a ella, comprando cosas, apartándome de los demás o compensándola comiendo o bebiendo en
exceso. Suplico que yo pueda soportar este sentimiento de dolor, y la ansiedad de tener una compañía y de
ser feliz. Dios, dijiste que instalarás en tu hogar a los solitarios. Bien, ahora necesito tanto un hogar, necesito
pertenecer a alguien y ser amada/o, necesito tener un hogar en el corazón de otro. Por favor, ayúdame a
darme cuenta de lo mucho que me amas, y de lo poderosa que es tu compañía para mí en todo momento.
Ven, visítame con tu paz y tu amor. Ven, que yo sea tu hogar y yo haré en ti el mío. Ayúdame a llegar hasta
los demás y a que desde ahora prosiga mi camino con esperanza en mi corazón.
EL DESEO
(Carlos Domínguez, SJ)
CONCEPTO:
Puede ser entendido como una estructura humana que expresa una aspiración de fondo nunca cumplida,
o también como una concreción particular, determinada, de esa aspiración de fondo, equivalente a lo que
designamos también con términos como “anhelo”, “ganas”, “aspiración”… En este sentido, habría que
determinar que una cosa es el deseo como movimiento o tendencia básico, como pasión o deseo básico y
otra diferente los deseos como formulaciones explícitas de esa tendencia en relación a alguien o a algo.
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LA SEPARACIÓN EN EL ORIGEN DEL DESEO:
Sólo a partir de nuestra condición de seres separados, adquirida desde el día y por el hecho mismo de
nuestro nacimiento, podemos acercarnos a comprender la dinámica originaria del deseo humano. Porque,
en efecto lo que constituye una realidad elemental y una evidencia física que no escapa mínimamente a
nuestra consideración (yo no soy tú. Me eres, en una medida infranqueable, distante y diferente) moviliza,
sin embargo, una de las resistencias más profundamente enraizadas en nuestro mundo afectivo.
En alguna medida existe en nosotras/os de modo permanente una aspiración a la fusión, a la
recuperación de un estado originario (intrauterino) en el que no tendría lugar distancia ni deferencia alguna.
Sólo mediando un complejo proceso lo que fue la separación biológica que nos entrega a la vida, se podrá
hacer realidad como separación psíquica que nos haga sujetos separados y en cuanto tales,
permanentemente deseantes.
La separación será por siempre, brecha abierta, herida jamás plenamente cicatrizada, falta de fondo,
falta de ser, desfondamiento original constituyente que abre y origina la fuerza de lo que llamamos deseo.
Dinamismo que al mismo tiempo nos constituye como sujetos y que genera una aspiración latente a
recuperar lo perdido.
OSCURO OBJETO DEL DESEO:
Se satisfacen necesidades y se realizan ciertas aspiraciones. El deseo, sin embargo tan sólo metafórica
o metanímicamente puede encontrar su realización. Objetos (un amor, un proyecto…) son sucedáneos, el
objeto verdaderamente añorado no está a nuestro alcance. La frustración aparece siempre de algún modo,
incluso cuando realizamos nuestro más ardiente deseo. Lo cual nos hace comprender la importancia que en
un proyecto de vida desempeña la educación en la tolerancia y en la frustración, como único modo de evitar
el desencadenamiento de la violencia contra el agente de la frustración o contra uno mismo, en forma de
autoagresión.
El deseo a diferencia de la necesidad no nos cierra al presente y en nosotras/os mismas/os, sino que nos
abre y empuja hacia el futuro y hacia lo otro y hacia el Otro.
RECONOCER LA AUSENCIA:
Sólo a través del laborioso reconocimiento de nuestra separación constituyente, de la sunción de la
carencia que nos constituye y nos introduce en un orden de presencia-ausencia, podemos ser animados por
el deseo, liberarlo de la búsqueda de sus realizaciones y vivir dinamizados por el empuje, evitando el
extravío de la quimera y en su límite el estrago de la locura. Sólo desde el reconocimiento de la ausencia,
desde la real asunción de la soledad que nos constituye, el mundo se entreabre como horizonte de
posibilidades.
Ese reconocimiento de la ausencia no conduce al desaliento ante la vida. Todo lo contrario: ella misma
brinda la posibilidad del encuentro con uno mismo, con los otros y con la realidad. Un encuentro auténtico,
porque ya no brota de la necesidad que devora y aniquila la realidad del otro en cuanto que se manifiesta
distante y diferente. El encuentro se produce desde el deseo que reconoce su carencia y desde ella, se dirige
como demanda al otro libre y diferente. Desde el reconocimiento de la falta pueden surgir los otros como
hombre o como mujer, como compañeros de existencia. Surge el mundo como un potencial de creación, de
sentido y de proyecto a realizar.
Se trata de aceptar que no lo somos todo para nadie, y que nadie podrá nunca serlo todo para nosotras/os.
Esta condición nos concede constituirnos como acompañantes y solidarios unos de otros, en diversos modos
y registros: en el amor apasionado de la pareja, en el compromiso íntimo de la amistad, en el proyecto
solidario de la fraternidad…siempre desde el convencimiento de que esa compañía nunca pretenderá
eliminar la distancia y la diferencia que respeta nuestra carencia más íntima y constituyente.
LOS HIJOS DEL DESEO:
El deseo genera multiforme aspiraciones, anhelos, ansias, apetencias, afanes, ambiciones, ganas,
antojos, caprichos… que en cada cual, se van conformando al hilo de su propia historia. Los auténticos
objetos de deseos pueden quedar ignorados, escindidos de la conciencia a través de la represión. La
ignorancia de los propios deseos puede generar situaciones que, aparte de inauténticas, deriven en una
importante mutilación personal o en un conflicto abierto. No sabemos lo que queremos y podemos hacer
derivar nuestra vida por caminos que no son sino expresión de deseos equivocados. Invadidos por el deseo
de los otros, podemos acabar ignorando cuáles son nuestros propios deseos. Nuestras aspiraciones
profundas pueden llegar a convertirse en tendencias incompatibles y encontradas entre sí, lo que origina
una guerra interna, difícil de solucionar.
LOS DIVERSOS REGISTROS DEL DESEAR:
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Las estructuras del deseo en la constitución misma de la persona, así como la contingencia de sus
objetos de satisfacción que se actúa con las incidencias psicobiográficas y condiciones socioculturales
hacen que la acción del deseo venga a extenderse por todos los campos de la actividad humana.
Su acción se despliega, en complejas e importantes mutaciones, a través de los vínculos que el ser
humano va estableciendo con todo su entorno. Las grandes pasiones humanas del saber, del poder o del
tener se ven así impregnadas también por esta dimensión desiderativa, que encuentra en ellas y en sus
formaciones socioculturales respectivas, cauces para su particular dinámica de búsqueda y satisfacción. El
deseo se articula así en diversas modalidades de demandas, con las que va obteniendo sus satisfacciones y
sus inevitables frustraciones. Arte, ciencia, religión, economía, política…se ofrecen, pues, como campos
en los que el deseo corre de modo más o menos perceptibles y con diversos mecanismos de actuación.
El campo religioso, constituye probablemente, después del ámbito de la sexualidad, el espacio en el
que el deseo puede pretender más intensamente la prosecución de sus aspiraciones más hondas. En la unión
con Dios, el deseo completaría su mayor expectativa de fusión amorosa, de totalidad y de falta de limitación.
Las promesas de la religión crearon siempre la fascinación del deseo, porque promete tanto y de manera
radical: amor, protección, pervivencia más allá de la muerte…
En la relación con Dios seguirá siendo verdad que el deseo ha de morir a sus ciegas pretensiones para
posibilitar el encuentro. Sólo en el reconocimiento de la ausencia y de no coincidencia, entre la aspiración
de nuestro deseo y Dios como Otro que nos sale al paso, se abre la posibilidad de una auténtica relación.
Para que no confundamos a Dios con nuestro anhelo. Para que Dios mismo pueda también constituirse ante
nosotras/os como otro libre y diferente y no como un mero alimento devorado por la carencia que se niega
a ser reconocida y aceptada.
Si también hacia Dios nos sentimos movidos, tendremos que reconocer, que Él se sitúa en un orden
diferente del de la realización de nuestro deseo. Dios sólo se hace presente en la alternancia de ausencia y
presencia, de palabra y silencio, de la luz y la oscuridad, de la tierra fértil y el desierto. Lo cual nos obliga
a reconocer que tampoco Dios es todo para nosotros, ese todo que añora la carencia que se inscribe en
nuestro deseo. Porque si Dios se convirtiese en ese Todo, quedaríamos por ello mismo anulados,
contradiciendo así el deseo del mismo Dios, que es que seamos y vivamos.
El respeto a la libertad de Dios, que garantiza el respeto a la nuestra, se hace de esta manera
imprescindible como condición de encuentro. Sólo cuando hayamos pronunciado nuestro “hágase”
estaremos en plena disposición de encontrar al Otro de nuestra fe, que no coincide, por más que hacia él
nos sintamos empujados, con el Otro al que aspira nuestro deseo.
REFLEXIÓN PERSONAL:
Cuándo te quedas a solas contigo misma/o, de verdad
1. ¿Qué deseas?
2. ¿Qué te hace vibrar?
3. ¿Dónde está tu tesoro?
ORACIÓN
Imagen:
Al comenzar a orar, observo un objeto una planta o la tierra seca. Ese objeto te demuestra cómo te
sientes en tus deseos: sedienta/o, vacía/o, anhelando la plenitud que se siente en la fusión con otro/a. Tal
vez quieras escribir lo que sientes al observar ese objeto. Prosigue tu oración leyendo los siguientes salmos,
hazlo lentamente y reflexiona sobre ellos. Elige uno de ellos y deja que las frases y las palabras bañen tu
espíritu sediento.
Palabra de Dios:
SALMO 63 y alzaré mis manos en tu Nombre.
Oh Dios, tú eres mi Dios, yo te busco Mi alma quedará saciada
ardientemente; como con un manjar delicioso,
mi alma tiene sed de ti, y mi boca te alabará
por ti suspira mi carne con júbilo en los labios.
como tierra sedienta, reseca y sin agua. Mientras me acuerdo de ti en mi lecho
Sí, yo te contemplé en el Santuario y en las horas de la noche medito en ti,
para ver tu poder y tu gloria. veo que has sido mi ayuda
Porque tu amor vale más que la vida, y soy feliz a la sombra de tus alas.
mis labios te alabarán. Mi alma está unida a ti,
Así te bendeciré mientras viva tu mano me sostiene.
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y la guiaba hacia la Casa de Dios,
SALMO 42. entre cantos de alegría y alabanza,
Como la cierva sedienta busca las corrientes de en el júbilo de la fiesta!
agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. De día, el Señor me dará su gracia;
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: y de noche, cantaré mi alabanza
¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios? al Dios de mi vida.
Las lágrimas son mi único pan Diré a mi Dios: «Mi Roca, ¿por qué me has
de día y de noche, olvidado? ¿Por qué te deprimes, alma mía?
mientras me preguntan sin cesar: ¿Por qué te inquietas? ».
«Dónde está tu Dios?» Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,
Al recordar el pasado, me dejo llevar por la a él, que es mi salvador y mi Dios.
nostalgia: ¡cómo iba en medio de la multitud
Oración final:
“¿Qué amo, cuando te amo? No la belleza corporal, no el esplendor del mundo, no el brillo del mediodía
que le gusta tanto a mis ojos; no dulces melodías de canciones de rica configuración estética, no la fragancia
de flores, cremas y especies; no el maná, no la miel; no tiernos miembros que nuestra carne desea abrazar.
Todo eso no es lo que amo, si Te amo a Ti, Dios mío. Sin embargo te amo, como si fueras luz y melodía y
fragancia y manjares y abrazo, cuando te amo a Ti, oh Dios mío: ¡Tú, Luz y Melodí y Fragancia y Manjar
y Abrazo de mi yo interior” (San Agustín)
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IGNACIO DE LOYOLA: EL DISCERNIMIENTO DEL DESEO
En San Ignacio el camino del deseo es un cambio radical desde “el hombre dado a las vanidades del
mundo” y que “se determinaba a seguir al mundo” a, “aquel loco de Nuestro Señor Jesucristo” y un preciso
análisis del mismo. Empieza entre asombro y duda, por la constatación de la diversidad de los deseos: “Por
los cuales(Vida de Cristo y de los santos), leyendo, algún tanto se aficionaba a lo que allí había escrito.
Más dejándolas de leer, algunas veces se paraba a pensar en las cosas que había leído, otras veces, en las
cosas del mundo que antes solía pensar…Había todavía esa diferencia: que cuando pensaba en aquello
del mundo, se deleitaba mucho; mas cuando después de cansado lo dejaba, hallábase seco y descontento
y cuando…en hacer todos los rigores que veía en los santos, no solamente se consolaba, mas aun después
de dejado, quedaba contento y alegre… Una vez se le abrieron un poco los ojos y empezó a maravillarse
de esta diversidad…poco a poco viniendo a conocer la diversidad de los espíritus que se agitaban , el uno
del demonio y el otro de Dios:”
Se afianzará después, no sin tentaciones y altibajos, el deseo de Dios y la voluntad del seguimiento: “Y
cobraba no poca lumbre de aquesta lección., comenzó a pensar muy de veras en su vida pasada, y en
cuánta necesidad tenía de hacer penitencia…” (Autobiografía)
Es sólo desde el comienzo del deseo, que alcanzará aumentos y plenitudes insospechadas aún, por el
trabajo incansable de la gracia.
EL DON: CASTIDAD
Aquí aparece claramente cómo la sexualidad, no constituye, en el hombre, una realidad autónoma,
enquistada en el individuo o la pareja, una mera función biológica, sino que es una compleja dinámica de
la persona total y de la misma comunidad humana.
La sexualidad, guiada por un camino de madurez, lejos de reducir los horizontes de la vida del hombre
al mezquino reducto del egoísmo, aporta significados fundamentales para la comprensión global de la
existencia, para la interpretación y armonización de aquellos dos modos fundamentales del existir humano,
de aquello dos modos de ser y de quehacer: varón - mujer.(58)
EDUCACION Y PROYECTO DE VIDA. Equipo Episcopal de Educación Católica.Oficina del Libro. C.E.A. Bs As
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EL AMOR VIRGINAL
(Evelio Ferreras, OP)
El amor virginal, como modalidad de amor humano, es también capaz de forma adecuada y correcta, de
dar sentido y cauce a las necesidades humanas. Es capaz de llenar la soledad humana, en sus diversos
niveles, conduciendo a la consagrada/o al grado máximo posible de madurez afectiva y fecundidad en el
amor. Estos son algunos de los caminos que nos ofrece la espiritualidad del amor virginal:
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AMOR DE COMUNIÓN FRATERNA:
En el amor virginal el fundamento de la fraternidad es doble: a) la paternidad-maternidad de Dios y la
comunión, el don de la fe y el evangelio. b) la comunión en el mismo carisma de espiritualidad y misión,
recibido de Dios a través del carisma de la congregación.
La comunicación de bienes materiales por la pobreza, de trabajo y misión por la obediencia y de lla
vida personal por el amor virginal con expresión de la fraternidad.
De múltiples formas la fraternidad es fuente de maduración afectiva en la vida consagrada: En el amor
a las/os hermanas/os somos reconocidas/os, afirmadas/os y valoradas/os, y en consecuencia recibimos
consistencia y seguridad psicológica; experimentamos compañía que nos libera de la soledad y el
aislamiento; somos exigidas/os a salir de nosotras/os mismas/os y sacrificarnos por su bien. Esto nos lleva
a madurar en el amor fecuendo.
1. ¿Qué experiencia psicológica y espiritual tengo del amor fraterno?
2. ¿Qué dificultades o resistencias encuentro en la vida comunitaria para la vivencia del amor?
3. ¿Hasta que punto voy aprendiendo en la relación comunitaria a madurar?
AMOR PASTORAL: PATERNO-MATERNO ESPIRITUAL
El amor virginal está llamado y orientado hacia la fecundidad de la Iglesia y en la comunidad humana.
Este amor de fecundidad es el amor paterno-materno en el trabajo y ministerio pastoral. Para que el amor
pastoral sea fecundo, maduro y madurante se requiere que sea un amor que tenga estos ingredientes:
Conocimiento del otro, aceptación de las personas no por lo que hacen sino por lo que son; aceptación de
su manera de ser, ritmos, tiempos, cultura y modos de vida; cuidar y preocuparse por su bien; servirle con
solicitud traducido en gestos de amor, sin esperar recompensas; perdonar y comprender; devolver bien por
mal y dar la vida que es dar el máximo bien y expresión máxima de del amor como Jesús.
1. ¿Qué experiencia psicológica y espiritual tengo del amor paternal-maternal?
2. ¿Cómo se expresa mi amor en el apostolado?
3. ¿Cuáles de estos ingredientes tiene mi amor paterno-materno?
REFLEXIÓN PERSONAL
1. ¿Cómo es mi amor hacia los demás? Y ¿hacia Dios?
2. ¿Me abro a los demás como un don, en la amistad, en la comunidad, en el trabajo pastoral?
3. ¿Sé leer en los detalles, en la naturaleza, en los gestos, en los acontecimientos…el amor de Dios por mí?
Y ¿Sé expresar a través de ellos mi amor a Dios?
4. ¿Ma dejo querer por los demás? Y ¿por Dios?
5. ¿Dónde me siento en casa? ¿Allí donde estoy establecida/o? ¿Me siento en casa sólo donde hay personas
cariñosas con las que puedo conversar? o ¿realmente me siento en casa junto a Dios a pesar de la
soledad que experimento?
ORACIÓN
Imagen:
Al comenzar a orar, simplemente me siento y me imagino que Dios me mira con benevolencia y que
su mirada amorosa penetra todo. Puede ayudarme para esto sentarme en el sol o al menos orientada/o hacia
la luz, cerrar los ojos y ofrecer mi cuerpo a la luz, e imaginarme cómo con el rayo de luz, la mirada amorosa
y cálida de Dios penetra todo mi cuerpo, comenzando por las mejillas, que quizás se habían endurecido;
pasando por la garganta, donde quizás tenga un nudo; por los hombros, donde siento el peso de cada día;
por el tórax, que se ensancha al recibir la luz y el calor cuando permito que el amor de Dios lo penetre. De
tal manera, puedo pasar por todas las partes de mi cuerpo y dejar entrar el amor de Dios justamente en
aquellos lugares que no quiero mirar, donde me cierro, me defiendo ante mí misma/o. Todo puede revivir
en mí, estableciendo contacto con el Dios que amo.
Palabra de Dios:
SALMO 16 ¡tú decides mi suerte!
Protégeme, Dios mío, Me ha tocado un lugar de delicias,
porque me refugio en ti. estoy contento con mi herencia.
Yo digo al Señor: Bendeciré al Señor que me aconseja,
«Señor, tú eres mi bien, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
no hay nada superior a ti». Tengo siempre presente al Señor:
Ellos, en cambio, dicen a los dioses de la tierra: él está a mi lado, nunca vacilaré.
«Mis príncipes, ustedes son toda mi alegría». Por eso mi corazón se alegra,
Multiplican sus ídolos y corren tras ellos, se regocijan mis entrañas
pero yo no les ofreceré libaciones de sangre, y todo mi ser descansa seguro:
ni mis labios pronunciarán sus nombres. porque no me entregarás la Muerte
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.
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Me harás conocer el camino de la vida, de felicidad eterna a tu derecha.
saciándome de gozo en tu presencia,
Oración final:
“Te consagro mi amor, Señor: este corazón grande que he recibido de Ti. Te quiero más que
a nadie y que a nada. Con todo mi corazón y con todas mis fuerzas. Por Ti dejé mi familia. Por Ti
renuncié al matrimonio y a los hijos. Por tu amor he podido sublimar y trascender, en la
comprensión y el diálogo, las crisis afectivas de mi vida. Por amor a Ti vivo entre problemas y
angustias día a día, Señor y Dios mío, Tú sabes que te quiero. Es un amor que es tuyo; que ha nacido de
Ti y vuelve a Ti de una manera grande e inexplicable, pues te encuentro en cada persona que pones en mi
camino. Por eso me consagro a Ti, Señor, para amarte sincera y profundamente en todos los que me rodean.
Es un sí a la amistad profunda; a la complementariedad. Un amor humano y de verdad, pero sin
exclusivismos; sin guardarme a nadie para mí. Dejándome comer por todos. Dándoles todo mi tiempo, sin
derecho a espacios reservados, ni a devolución. Atajando siempre la rienda de la sexualidad. Nadie para mí
del todo; pero yo me debo a todos. Para mi intimidad profunda estás Tú, Señor de mi vida. Sólo Tú. Por
eso esta vida de soledad y de plenitud a la vez.
Y todo esto en comunión profunda con otros compañeros con los mismos ideales. Me gusta trabajar en
equipo: sentirme y hacer hermanos. No importa mucho de la congregación que sean. Cada vez se borran
más las diferencias congregacionales y formamos como una nueva Congregación los que nos sentimos
unidos por el mismo ideal de fe al servicio de los pobres.
En el ambiente actual, teniendo presente mi historia, y conociendo bien a lo que me
comprometo, reelijo el celibato como consagración del amor; reelijo mi vida pobre entre los
pobres; reelijo la vida religiosa; reelijo la Iglesia. Sin amarguras, aunque con dolor. Pero con una
gran fe en el corazón. Y con la esperanza puesta en Dios, sólo en Dios, porque creo que Dios es
bueno. (José Luis Caravias, SJ)
Es un cambio en el objeto y en el fin del impulso, un modo de actividad que extrayendo la fuerza de la
energía libidanal, se desplaza hacia fines y objetivos socialmente valorados: arte, investigación, política,
prácticas profesionales, experiencias religiosas…Estos objetivos atraen hacia si estos impulsos.
Para sublimar es preciso separar parte de la pulsión sexual para ponerla al servicio de la civilización.
Esto es posible porque la pulsión sexual posee la notable particularidad de poder cambiar su finalidad
(el placer sexual) por otro tipo de placer (cultural, social, religioso…)
El proceso se sublimación es lento. Y nunca voluntarista. No se subliman súbitamente las energías
sexuales por mera decisión de la persona. Es preciso un proceso educativo. No siempre la persona consigue
movilizar todo el dinamismo de las energías sexuales hacia el objeto y fin elegidos.
La fase de la vida más propicia para la sublimación es cuando define su proyecto vital.
ENERGÍA
SUBLIMADA ENERGÍA QUE CAMBIA DE OBJETO Y FINALIDAD
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arte, investigación científica, experiencia religiosa,
profesión, deportes….
La sublimación nunca es total. No es posible sublimar toda la energía sexual. La biografía particular de
cada sujeto determina su capacidad de sublimar. A veces la capacidad de sublimar real del sujeto no sigue
con facilidad lo que determinados ideales de vida pueden pretender porque no es cuestión de voluntad. Se
sublima lo que se puede, no siempre lo que se quiere. Cuánto más posibilidades de sublimar más capacidad
existe para un proyecto de vida religiosa.
La sexualidad madura comporta no sólo la aceptación del valor sexual integrado en el conjunto de los
valores, sino también la potencialidad “oblativa”, es decir la capacidad de donación, de amor altruista.
Cuando esta capacidad se realiza en la medida adecuada, la persona se hace idónea para establecer un
contacto espontáneo, para dominarse emocionalmente y comprometerse con seriedad. El aspecto oblativo
de la sexualidad comporta el sentimiento de ser para el otro.
La meta del manejo correcto de la sexualidad no es el dominio, sino el mayor amor
PROCESO DE SUBLIMACIÓN: Momentos importantes:
1. Renuncia a la satisfacción sexual genital: Es la renuncia a un valor positivo humano y cristiano. Tal
renuncia produce insatisfacción y retención de energía vital que no es negación, ni represión ya que es una
renuncia no impuesta, ni obligada, sino consciente y libre. Al ser una opción querida, elegida y libre no
desemboca en agresión o culpabilidad sobre nadie, ni contra nadie.
2. Canalización en el proyecto del Reino: Desvinculada del amor sexual conyugal, la energía y
potencialidad de la sexualidad es orientada y dirigida hacia el proyecto del Reino libremente elegido y
considerado mejor que el proyecto de amor conyugal. Esta canalización hacia el proyecto del Reino,
desempeña una doble función. Por una parte libera a la persona de la posible presión que le ocasionaría la
retención de las energías sexuales, y por otra parte las transforma en fuente de vida fecunda en bienes y
valores en el nuevo proyecto.
El amor virginal se hace fecundo. Y esta fecundidad produce como consecuencia gran satisfacción y
alegría en la persona de la/el célibe.
3. Canalizada a través de la afectividad y el amor: En este proceso es muy importante la maduración
afectiva en el amor, pues la afectividad madura en la mediación y el canal de transferencia. El proyecto del
Reino libremente elegido ha de ser interiorizado hasta lo más profundo de la persona. Y lo más profundo
es su mundo afectivo.
Esta transformación sublimatoria no es posible si el proyecto del Reino es aceptado por obligación,
deber o imposición. Tampoco es suficiente que la/el célibe lo conozca y quiera con voluntad general o
deseo infantil. Tampoco alcanza el mero esfuerzo voluntarista del sujeto. Es necesaria la interiorización
profunda y afectiva del propio proyecto. Es decir, que el proyecto de vida evangélico además de ser un
valor ideal sea para el sujeto un valor vital y existencial. Interiorizado y convertido en una necesidad
afectiva. Aquí tiene su base y esencia el amor oblativo y maduro.
Querer a Jesús y el proyecto al que nos convoca tanto y más que a una/o misma/o. La voluntad
de Dios y el bien de las/os hermanas/os, en especial de los más pobres no solo son un valor, sino
también un bien para mí. Y por eso su vida, su bien y su alegría son también míos y me hacen feliz.
4. Consecuencia: Satisfacción y equilibrio afectivo: Nuestra dinámica psico-afectiva funciona así.
Cuando una necesidad humana no es satisfecha produce insatisfacción, malestar y desequilibrio en toda la
persona. Pero si esa insatisfacción es libremente elegida por un bien mayor, la satisfacción mayor que ese
bien elegido produce, compensa con creces la insatisfacción de esta dinámica psico-afectiva.
La renuncia libremente elegida por el sujeto, es un sacrificio, pero un sacrificio hecho y vivido con
alegría, con satisfacción porque contribuye al bien global de la persona.
En el amor virginal por el Reino se renuncia a la sexualidad genital, al amor conyugal y a todos los
legítimos bienes y satisfacciones que conlleva. Como renuncia produce un vacío, una insatisfacción afectiva
que no hay que negar, ocultar o reprimir, sino aceptar y asumir.
Pero se hace consciente, libremente y por otro bien que se considera mayor y más satisfactorio. Por
consiguiente la renuncia afectiva queda compensada y el equilibrio psico-afectivo restablecido.
Este proceso no es fácil ni realizable por cualquier persona, por eso requiere don y gracia y también la
madurez integral humana, que es afectiva, moral y espiritual, para hacerlo.
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El problema de la madurez y salud afectiva, no tiene causas y motivos vocacionales. Su raíz está en la
forma inmadura de afrontar la realidad de la vida, con sus inevitables conflictos y frustraciones. Aunque no
se puede negar que la vocación influye en la forma de afrontar la complejidad de la realidad.
REFLEXIÓN GRUPAL
1. ¿Cuáles es la inmadurez más frecuente en la forma de vivir el amor virginal en la vida consagrada?
2. ¿Cuáles son las características de un/a religioso/a que ha madurado en su amor virginal?
3. ¿Qué piensa y cómo valora la gente el celibato y la virginidad de los religiosos?
4. ¿Qué problemas les plantea el voto de castidad?
5. ¿Cómo explicarían la sublimación de la sexualidad en el celibato y el amor virginal?
BIBLIOGRAFÍA
CENCINI, Amadeo. La fascinación siempre nueva de la virginidad. Del silencio
impuro al coraje juvenil. Paulinas. Lima. 2002
CENCINI, Amadeo. Vida consagrada. Itinerario formativo. San Pablo. Madrid. 1994
CENCINI, Amadeo. Por amor, con amor, en el amor. Libertad y madurez afectiva en
el celibato consagrado. Atenas. Madrid. 1996
FERRERAS, Evelio José, O.P. Acompañamiento personal en la vida consagrad. IV.
Madurez afectiva y vida consagrada. Centro de estudios Santo Tomás de Aquino.
Buenos Aires. 1999
GONZÁLEZ CASAS, Rosaura. Sexualidad y desarrollo integral. Perspectiva
femenina. Ed. Enrique de Ossó. Guadalajara. 2002.
GRÜM, Anselm Célibes por amor a la vida. Ediciones Mundo. Santiago. 1989
SEXUALIDAD Y CELIBATO
(Georgina Zubiría Maqueo, rscj)
Nuevos aprendizajes
En lo cotidiano de la relación con compañeros del otro sexo podemos ir descubriendo los ciclos y los
ritmos de nuestro cuerpo, los juegos que nos juega nuestra fantasía y nuestro modo concreto de relación
con ellos.
REFLEXIÓN GRUPAL:
1. ¿En qué te ha tocado y enriquecido el artículo?
2. ¿Qué experiencias tienes que confirmen o cuestionen la reflexión de este trabajo?
3. ¿Estás de acuerdo con los caminos de futuro que aparecen a lo largo del artículo?
4. ¿Qué aspectos de la persona de Jesús en relación con las mujeres, te parecen importantes para la
espiritualidad de las mujeres hoy?
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Y DIOS ME HIZO MUJER
de pelo largo,
ojos
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas,
y me cavó por dentro
me hizo taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me injertó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños
el instinto
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos,
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
todas las mañanas
y bendigo mi sexo
Gioconda Belli
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REFLEXIONES SOBRE LA SEXUALIDAD HUMANA Y
EL CELIBATO CRISTIANO
Necesitamos hablar
Más allá de los cursos de anatomía, biología y sexología que nos ayudan a conocer
nuestro cuerpo, sus funciones y sus reacciones, vamos reconociendo con mayor transparencia
la necesidad que tenemos de compartir nuestra propia experiencia de la sexualidad, nuestra
vivencia como seres humanos sexuados.
En general, cuando hablamos de experiencias profundas (íntimas) que han marcado
nuestra vida personal, pedimos a quien nos escucha una actitud de verdadero respeto, de
acogida y discreción. A pesar de que estas experiencias están indudablemente teñidas por
nuestro ser sexuado, hablar directamente de experiencias sexuales personales resulta mucho
más difícil por el tabú que las envuelve. Cuando las compartimos, lo hacemos con la amiga(o)
más "íntima", con aquélla a quien hemos decidido darle entrada a nuestro rincón más profundo
y de quien esperamos no sólo acogida sino comprensión y fidelidad.
Sabemos que la sexualidad es una realidad común al género humano pero no estamos
habituadas a hablar de ella seria y profundamente, antes al contrario, sentimos miedo, temor,
culpa, angustia, vergüenza y callamos el grito o el susurro, el canto o el lamento, el gozo o el
dolor que llevamos dentro.
Desde muy pequeñas aprendemos, inconsciente pero muy lúcidamente, que el área de
la sexualidad es un área prohibida y sucia, que se localiza en nuestros genitales y que éstos son
el lugar de nuestro cuerpo donde reside el pecado. Si los tocamos, nos pegan; si preguntamos,
nos callan; si confesamos, nos preguntan y condenan; si jugamos los juegos de inocente
curiosidad infantil, nos culpan; si nos hostigan, nos regañan; si nos violan, nos acusan... Rara
vez encontramos alternativa, comprensión o explicación que nos ayude a amar esta fuente
fecunda, este manantial humano de vida y de amor muy plenos.
Así nos enseñan a callar y a desconocer el poder que nuestro silencio da a otros -incluso
al padre o a los hermanos (as)- para jugar con nuestros cuerpos profanándolos y violándolos,
dejando en ellos heridas difíciles de sanar y sentimientos de culpabilidad y autodesprecio.
Nuestro silencio asegura a otros en el poder y nos mantiene muy vulnerables a sus formas de
control y de violencia.
Sin embargo, también aprendemos a no callar, a hablar como nos han mostrado que se
puede hablar: desvirtuando, envileciendo y rebajando lo que de divino hay en nuestra realidad
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sexuada; deshumanizándola a través de chistes, albures, dobles sentidos, revistas
pornográficas, canciones erotizadas. Aprendemos a abordarla en forma indirecta e impersonal
como si en nada nos afectara. Lo real es que sí nos afecta.
En el seno de una amistad profunda, fiel, comprensiva y compasiva, acabamos
compartiendo el misterio inmanente y desbordante de nuestra experiencia sexuada.
No podemos, no debemos negar, bloquear, silenciar nuestras búsquedas y nuestros
hallazgos, nuestras experiencias y nuestros deseos, nuestras preguntas y nuestras respuestas
sobre la sexualidad humana porque, sencillamente, está como una realidad que tiñe los afectos
que impulsan o paralizan nuestras opciones, nuestras prácticas, nuestra búsqueda de felicidad.
Es necesario abordar el tema de la sexualidad ya que es una realidad profundamente
humana que, aunque silenciada, es vivida, sentida y muchas veces sufrida, necesitada de
liberación y transformación.
Nuestro cuerpo
Somos una unidad
Nuestro cuerpo es el único recinto del que somos -o estamos llamadas/os a ser-
dueñas/os. Es un cuerpo habitado por mil posibilidades y promesas, es la expresión de nuestra
persona, es el medio privilegiado de comunicación y de relación con todo, con todos y todas las
que nos rodean. Nuestro cuerpo es bello y muy bueno, es amable y creador; merece ser
contemplado, acariciado y amado pues es imagen de Dios.
Constatamos, sin embargo, que hemos aprendido a hacer del cuerpo nuestro enemigo y
de nuestra conciencia (deformada) su verdugo más temible. Por eso lo silenciamos negando su
lenguaje, desconociéndolo y atemorizándonos ante lo que él expresa o pueda expresar.
Nos hemos aprehendido divididas por una herida que aún sangra y que nuestro cuerpo
se resiste a aceptar. No somos materia mala y espíritu bueno sino que nuestro espíritu bueno se
expresa a través de nuestro cuerpo también bueno. No somos cabeza que piensa y carne que
siente, somos una unidad, personas totales, pensantes y sentientes. No somos corazón puro y
genitales impuros, antes bien, del corazón humano, de nuestra más profunda intimidad, nace lo
bueno o lo malo y nuestro cuerpo-espíritu-uno puede actuar lo mejor o lo peor, lo justo o lo injusto.
Nuestra sexualidad no es mala en sí misma, no es una realidad sucia donde reside el
pecado; tampoco es una dimensión que se localiza y expresa solamente a través de los genitales.
Toda entera, cada una, somos personas sexuadas y , como tales, nos expresamos en todas
nuestras acciones y decisiones.
Aprendizajes equivocados.
Desde pequeñas/os -y como fruto de una cultura pre-establecida- aprendemos a ser de
una determinada manera, a hacer lo que otros esperan que hagamos y a pensar (o a no pensar)
de acuerdo a los intereses de quienes son más fuertes.
En edades muy tempranas se nos enseña a vivir en función de otras personas: sea
cuidando a los hermanos pequeños o jugando a las muñecas. Conforme va pasando el tiempo
aprendemos a embellecernos, a cuidar nuestros cuerpos para gustar a otros, a coquetear y a
sentirnos felices cuando nos miran y nos dicen piropos. En la adolescencia aprendemos a soñar
con nuestro príncipe azul y con los hijos que procrearemos. Para ser halladas por él, nos
ponemos adornos y nos pintamos los ojos. Medio en sueños, medio en realidad, vamos
descubriendo que sólo nos encontrará si nos vamos haciendo como "cenicientas": bellas y
hacendosas, dóciles y sumisas, capaces de sufrir calladamente desprecios e imposiciones y de
esperar con paciencia a que llegue la recompensa. Así empiezan a germinar entre nosotras los
celos, la competencia y la rivalidad por el hombre de nuestras fantasías.
Jugamos el juego de sentirnos "la mujer más bella". Nos sabemos observadas y
"valoradas", a un paso de ser elegidas por aquél que llenará de sentido nuestras vidas; a punto
de alcanzar la felicidad de tener un esposo, un hogar y unos hijos que darán razón a nuestro
existir. Sabemos que de no lograrlo, seríamos señaladas como frustradas, amargadas,
solteronas, egoístas, fracasadas. Lo real es que, detrás de este juego, muchas veces lo que
descubrimos es una mujer devaluada e insegura.
Cuando llegamos a la juventud ya hemos aprendido que la vida afectiva y la relación
senso-maternal debe totalizar nuestras vidas, que debemos priorizar el desarrollo de nuestra
sensibilidad y el despertar de nuestro "instinto" maternal. El matrimonio y la maternidad aparecen
como nuestra alternativa de realización. De aquí que vamos aprendiendo a reaccionar -ante
diferentes problemáticas- con mucha sensibilidad y poca reflexión, cerrando nuestro
entendimiento y encerrando nuestros pensamientos en uno que lo abarca todo.
Con el fin de alcanzar la meta que la sociedad nos impone y de realizar el proyecto de
vida que se nos asigna por nuestra biología (y que nosotras aceptamos como lo normal)
luchamos con astucia y suspicacia entre nosotras, lloramos y a veces hacemos berrinches,
agredimos y criticamos a quienes obstaculizan el logro del objetivo.
De esta manera, nuestra vida toda acaba por depender del hombre, de los hijos y del
hogar. Nuestros afanes son todos por ellos, nuestras ilusiones y esperanzas están puestas en
ellos, nuestras alegrías y nuestros sufrimientos sólo de ellos pueden venir.
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Desgraciadamente no son pocas las mujeres que muy pronto sufren el desencanto de saberse no-
personas por haber sido utilizadas y violadas en sus cuerpos y en su dignidad. No son pocas las mujeres
que descubren que el universo patriarcal nos ha convertido en una mercancía muy barata que se alcanza
con unos cuantos piropos y que se luce para ser mirada. No son pocas las mujeres que, por experiencia, han
ido tomando conciencia de que se nos trata como objetos para usarse hasta el abuso. No son pocas las
mujeres que, en el sufrimiento vivido, han comprendido que es un pequeño agujerito de nuestro cuerpo la
causa de tanto mal, la muerte disfrazada de vida, el dolor que a otros causa placer, el egoísmo encubierto
de amor, la desesperanza y el sinsentido revestidos de sueños y de promesas.
La cultura y las relaciones entre hombre y mujer, aprendidas de generación en
generación, han hecho de nuestro cuerpo y de nuestro sexo una fuente permanente de
humillación, opresión y sufrimiento para nosotras mujeres, y una fuente permanente de poder y
dominación para un número significativo de hombres que necesitan sentirse muy machos.
Desde temprana edad se nos enseña …
Culpables o víctimas
Hay hombres que dicen que las mujeres somos culpables de nuestra situación. Hay
mujeres que creen que ellos son los responsables. Rara vez nos reconocemos ambos, hombres
y mujeres, víctimas de un sistema de relación que, por ser el más antiguo, creemos es normal y
natural.
Nosotras evidentemente somos víctimas. Ellos de alguna manera también lo son.
Nosotras aprendemos a desconocernos afectivizando y totalizando la relación con el varón
mientras que ellos aprenden a genitalizar y a relativizar la relación con la mujer.
Por herencia cultural muchos hombres aprenden a medir el valor de la mujer en función
de su propio placer donde, creen, radica su masculinidad. La negación de los afectos, la
represión de los sentimientos y la genitalización de la ternura constituyen una seria mutilación
que a todos y a todas nos afecta.
Desde muy chicos les enseñan que la mujer es para mirarse y gozarse con ella. Aprenden
a mirar piernas, pechos, caderas y rostros; conocen albures y dicen piropos. La relación con ella
es como con un objeto.
Por otra parte, si ellos lloran, les dicen "maricas" pues tienen que aprender a ser muy
machos y si muestran ternura, si son atentos y detallistas con otros hombres, los señalan como
"afeminados" y encargan a alguien que los lleve a casas de prostitución para curarlos.
Aunque aprenden a reaccionar genitalmente, su experiencia y su práctica sexual es
destotalizante. La genitalidad abarca un amplio espacio dentro de sus campos de interés pero la
relación sexual o la mujer con la que se tuvo dicha relación es un momento más o una mujer más
dentro de su trayectoria. No es de hombres gastar el tiempo en "sentimentalismos" o
"afectividades"; en cambio, es signo de virilidad aludir frecuente y albureramente a las formas y
a las mujeres que producen placer genital. Este es abarcante y el sexo obsesivo pero la mujer y
la relación sexual con alguna es una experiencia puntual que muy rara vez afecta la totalidad de
sus vidas.
El universo patriarcal, por su parte, no sólo justifica esta forma de relación sino que la
admite como algo normal y hasta necesario para el hombre aunque esté totalmente privada de
amor, de ternura y de fidelidad. Sólo cuando se descubren tendencias o prácticas homosexuales
se les condena, rechazándolos y marginándolos del grupo de los "hombres".
A las mujeres desde pequeñas se les dice que los hombres…
Nuevos aprendizajes
En lo cotidiano de la relación con compañeros del otro sexo podemos ir descubriendo los
ciclos y los ritmos de nuestro cuerpo, los juegos que nos juega nuestra fantasía y nuestro modo
concreto de relación con ellos.
CONCEPTO:
El aborto es la interrupción del embarazo cuando el feto no es viable, es decir, cuando no puede
subsistir fuera del seno materno. El ser humano en gestación comienza su peculiar trayectoria
mediante la fecundación o fertilización, pasada la primera semana hasta el segundo mes, se le
conoce por embrión, desde el segundo mes, es un feto. Se admite comúnmente que el feto es viable
a las veintiocho semanas.
ALGUNAS CONSIDERACIONES:
Para formular el valor ético de la vida hay que tener en cuenta las siguientes características:
Ser positiva: La vida humana tiene una exigencia de ser respetada y desarrollada
Ser teleológica: Tener en cuenta las implicancias y consecuencias.
Ser absoluta: Inviolable pero abierta al juicio preferencial en el conflicto de valores.
ESTUDIO DE CASO:
Ana es una joven soltera de 20 años que quedó embarazada al tener relaciones con su novio. Este
al enterarse le sugiere un aborto, ya que no la mantendrá, ni se casará con ella, “ya que ella era
sólo un entretenimiento”. Además los padres de Ana no la comprenderán y la echarán de la casa.
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CUESTIONES PARA DEBATIR:
1. ¿Cuál es el conflicto?
2. Con el aborto ¿Queda resuelto el conflicto?
3. ¿Qué le dirías a Ana?
4. ¿Qué harías en su lugar?
5. ¿Qué haría Jesús?
6. ¿Con qué pasaje evangélico relacionas esta situación?
7. ¿A qué conclusión llegas?
CONCEPTO:
La palabra eutanasia está compuesta de dos términos griegos eu (buena) thánatos (muerte). Su
significado propio es el de causar directamente la muerte, sin dolor, de un enfermo incurable o de
personas minusválidas o ancianas. En sentido corriente, eutanasia es un homicidio por compasión
ALGUNAS CONSIDERACIONES:
Para formular el valor ético de la vida hay que tener en cuenta las siguientes características:
La vida humana tiene valor por ella misma, posee una inviolabilidad axiológica.
La vida humana no adquiere ni pierde valor ético por situarse en condiciones de
aparente “descrédito”, como la vejez, inutilidad social, etc.
La vida humana no puede ser instrumentalizada por el mismo individuo que goza de
ella
También se afirma el valor de la muerte digna. Se habla entonces de conflicto de valores
cuando entran en juego el valor de la vida humana y el valor de morir dignamente.
Dentro del morir dignamente es necesario considerar lo siguiente: atender al moribundo
con todos los medios que posee actualmente la ciencia médica, favorecer la vivencia
del misterio humano-religioso de la muerte brindando asistencia religiosa y brindando
la posibilidad de asumir su propia muerte, brindar todos los medios necesarios para
calmar el dolor, auque este tipo de terapia suponga una abreviación de la vida y sume
al paciente en un estado de inconciencia aunque no se le puede privar de asumir
libremente su opción lúcida por la vida aunque con dolor.
ESTUDIO DE CASO:
Juan es un anciano que lleva una agonía de muchos días. Tiene respirador y los médicos afirman
que con o sin el respirador morirá. Si le retiran el respirador morirá más prontamente, pero también
el respirador le permite tener una agonía serena. Sus familiares tienen suficientes recursos
económicos para seguir pagando su hospitalización pero no saben que hacer.
CONCEPTO:
La manipulación genética implica un conjunto de procedimientos técnicos encaminados a: - lograr
la concepción de un ser humano por una vida diversa de la unión sexual como es el caso de la
fecundación artificial, - eliminar características no deseable para la especie humana, evitar o
eliminar una descendencia defectuosa como en el caso de la eugensia – la consecución de órganos
con fines terapéuticos o lograr personas iguales como en el caso de la clonación.
ALGUNAS CONSIDERACIONES:
Para formular el valor ético de la vida de los hijos hay que tener en cuenta las siguientes
características:
Todo ser humano tiene derecho a ser concebido, llevado en las entrañas y educado en
el matrimonio, no tiene así mismo el derecho a la procrear, si a crear las condiciones
que hagan posible el ejercicio de una procreación como proceso humanizado y
humanizador.
El hijo que se busca no es un bien útil que sirve para satisfacer necesidades, en sí muy
nobles. El hijo es un valor en sí y como tal hade ser amado y buscado.
El bien del hijo ha de dar el sentido principal a todos los intentos por solucionar las
dificultades de la esterilidad.
La recta comprensión de la procreación humana tiene en cuenta los límites de lo
humano, asume las carencias de la naturaleza, si bien lucha para vencerlas cuando la
expectativa de éxito es razonable.
Los procedimientos de la eugenesia eu (buen) genics (origen) han de respetar la
dignidad de la persona, la intimidad, la libertad y dar las informaciones adecuadas a las
personas para que puedan tomar decisiones libres y responsables.
Mantener la vida de embriones humanos para fines experimentales o comerciales es
completamente contrario a la dignidad humana.
Los embriones humanos obtenidos in vitro son seres humanos con dignidad y derecho
a la vida.
ESTUDIO DE CASO:
Carmen y Daniel son una pareja que se han casado hace un año. Han descubierto que Carmen tiene
problemas en la trompa lo que hace difícil la concepción, si no se queda embarazada tendrán que
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vaciarle quedando estéril y la única manera de quedar embarazada es recurrir a la inseminación
artificial.
Relaciones
homosexuales
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DESARROLLO SEXUAL
Infancia
0 a 3 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
o Capta la aceptación del sexo de los padres
o Conoce y siente placer a través de la boca
o Toca para conocer
o Necesita ver los genitales de los padres y hasta tocar
o Se autoestimula
ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o No se les deja tocar
o No se les toca
o Se les estimula excesivamente
o Duerme permanentemente en la cama de los padres u otros adultos
PREGUNTAS PERSONALES
6- ¿Hoy cómo vivo el placer?
7- ¿Me quedo en el placer de la boca?
8- ¿Cómo es mi curiosidad del cuerpo?
9- ¿Me quedo en la fase infantil de sentir, tocar, total no importa y nadie se da cuenta?
3 a 6 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
o Control de efinters
o Juega con la orina y eses
o Curiosea
o Pregunta
ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o Es castigado cuando no controla los efinter
o Rigidez
o El no nombrar las cosas por su nombre, sobre todos los genitales
o El abuso sexual (formas de mirar, tocar y mostrar a los niños)
PREGUNTAS PERSONALES
6. ¿Qué preguntas me hubiera gustado hacer?
7. ¿Qué juegos sexuales hice? (edad, lugar, personas)
8. ¿Qué experiencias positivas o negativas tengo?
9. ¿Qué personas me acompañaron? ¿cómo?
8 a 10 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
o En grupo trabaja, compite, se prueba
o Se compara para afirmarse y autovalorarse
o Investiga su cuerpo
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ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o Impedir que se relacionen
o Reprimiendo sus juegos, se reprime su fantasía, creatividad, espontaneidad, libertad.
PREGUNTAS PERSONALES
4- ¿Cómo es hoy mi creatividad, fantasía, espontaneidad, reracionamiento con los pares?
5- ¿Cómo expreso lo que llevo dentro?
6- ¿Me doy espacios de gratuidad y placer o todo es trabajo?
Pubertad - Adolescencia
10 a 12 años
ELEMENTOS QUE SE DAN EN UN PROCESO SEXUAL NORMAL
o Se revive con fuerza lo que el cuerpo siente como a los 5 años
o Confusión ante sus sentimientos y sensaciones
o Exploración homosexual
o Autoerotismo
ELEMENTOS QUE PUEDEN REPRIMIR, BLOQUEAR O INHIBIR EL PROCESO
o Rigidez en la educación. Separación por sexos
o Ausencia de límites. Los límites son también expresión de cuidado
o Burlarse de la nueva imagen que van teniendo
o El abuso entendido como violentar o no respetar su privacidad e intimidad puede
producir: culpa, impotencia, confusión, rechazo al sexo opuesto
CRITERIOS PARA UN ACOMPAÑAMIENTO DEL PROCESO DE MADURACIÓN
o Acordar con ellos los límites
o Acompañarles sin asustarse
PREGUNTAS PERSONALES
10- ¿Recuerdo los cambios? ¿Cuáles fueron los más significativos?
11- ¿Qué cambios me dieron más vergüenza?
12- ¿Cuáles me dieron orgullo?
13- ¿Cómo vivo hoy con mi cuerpo? ¿Lo tengo que ocultar?