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Yucatán, los altos costos de la “borrachera populista”

José Luis Sierra V.

Pasó el Bicentenario, sin dejar en Yucatán algo digno de recordar. ¿Seguimos como
antes? Noooo, dimos un paso más hacia el precipicio. La estrategia mediática
aplicada por el “Gobierno de la Nueva Mayoría” ha impuesto una cuota muy alta de
corrupción y autoritarismo. La descomposición moral rebasa las instituciones
públicas y alcanza a sectores señalados de la sociedad (camioneros, fraccionadores
y desarrolladores de vivienda, medios de comunicación, turisteros, artesanos, etc.).
La economía sigue virtualmente paralizada, pero las finanzas estatales, en quiebra,
ya arrastran dificultades para pagar salarios (siguen sin pagar deudas a sus
abastecedores y contratistas) y entran sin margen de maniobra a la temporada de los
aguinaldos. La deuda pública se disparó a niveles nunca conocidos; ya se echó
mano de los Fondos de Pensiones del ISSTEY (y siguen sin entregarse las cuotas
retenidas a los empleados y las participaciones del Gobierno); se carece de los
recursos suficientes para cubrir siquiera los compromisos estatales de los
“paripasus”, poniendo en riesgo de cancelar la inversión federal correspondiente.

No nos reponíamos aún de la cruda moral y económica del Informe Ciudadano


cuando se decidió convertir el Grito de Dolores en reventón, con Juanga y en el
escenario del Carnaval. Y viene, en octubre, “el otro Informe” y empieza la Feria de
Xmatkuil que el gobierno de la Madame ya alargó a un mes de festejos despojándola
de su objetivo promocional en materia industrial, comercial, turística y ganadera. ¿Y
la Semana de Yucatán en el D.F.? Kaputt, c’est fini, se gastó… ¿Y el KIUIC
turístico?

De acuerdo con el reporte del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO,


2010), Yucatán cayó 5 lugares en la escala nacional y ocupa el ÚLTIMO LUGAR en
el rubro de inversión pública en obras de infra-estructura.

¿Pero cómo diantres no íbamos a caer si en Yucatán los cursos escolares


empezaron una semana después que en el resto del país y, con menos de dos
semanas de clases, fuimos los primeros en anunciar el megapuente por las fiestas
del Bicentenario?

¿Que somos el último lugar en recursos públicos destinados a obras de infra-


estructura? No se invierte en obras materiales, pero tampoco en materia de
producción, en innovación. Ahí está el dato revelador de la Fundación Produce
Yucatán, que no ha podido recibir 15 millones de pesos del gobierno federal por no
haber cumplido el gobierno del estado el pago de su participación: pinchurrientos 4
millones de pesos que reforzarían los empeños de casi 5 mil productores
agropecuarios.

El dengue se disparó porque no se cumplieron las tareas de prevención. La


influenza, según datos del cirujano de cabecera de la Ñora de los Afeites, ya alcanzó
la escandalosa cifra de ¡¡ 400 mil afectados en los 45 días de agosto y septiembre!!
Pero los hospitales de Valladolid y de Tekax no han podido ser terminados; el
Hospital de San Carlos, en Tizimín, funciona de milagro; Kanasín, la segunda
población del estado, sigue sin hospital, atendidos sus 55 mil habitantes por ¡¡dos
centros de salud!!

¡¡Aaaaaahhh, pero que no se le ocurra, amable lector, lectora amiga, que no se les
ocurra revisar las nóminas estatales, que se han inflado con ejércitos de
“paracaidistas”, que sólo ocurren a las dependencias a “checar tarjeta” y, desde
luego, al cobro quincenal!! No traten de indagar cómo se les pagan los millones y
millones de pesos a los propietarios de los medios y, mes a mes, los “chayotes” a
sus locutores, editorialistas y reporteros. No intenten conocer la cifra canalizada a
TELEVISA o Tele Azteca, al Por Esto!! o Radio Fórmula, porque no sólo se van a
perder en un bosque de subterfugios y engaños sino que van a sentirse aplastados
por el monto escandaloso de este pago “por protección” a un gobierno ineficiente y
corrupto.

Hace años que un servidor señaló el carácter populista-autoritario de este gobierno y


describí con detalle la catadura moral y política de sus integrantes, empezando por la
Ñora del Justam. Los hechos incontrovertibles, las evidencias al alcance de quien
quiera verlas, nos dieron ya la razón y engrosaron las filas de los críticos y de
quienes reprueban a un gobierno sin rumbo, sin proyecto …y sin ética. ¿Por qué
insistir entonces en los señalamientos, hirientes para ellos, dolorosos para nosotros?

Porque no hemos tocado fondo. Porque las debilidades y los riesgos, desatendidos,
se han acumulado, agravando aún más los costos que paga y que pagará la
sociedad yucateca por este remedo de gobierno, por esta borrachera quinquenal.
Sabiendo, convencidos, que “no hay mal que dure cien años”, en preparación para la
fase de recuperación que habrá de vivirse en Yucatán tras esta noche populista,
tenemos que hacer un registro detallado de los daños y de sus causas, debemos
tener claridad de las cosas que se hicieron mal, las que dejaron de hacerse, para
construir sobre estas enseñanzas una salida sólida, adecuada al momento, adaptada
al entorno socio-político, a las necesidades económicas.

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