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Anatomía Patológica
Osteoarticular.
Dr. Martin Etchart
TUMORES
Los tumores óseos son relativamente poco frecuentes, siendo los benignos el doble más
frecuentes que los malignos. La mayoría se presentan en los huesos que más crecen (fémur,
tibia, húmero), en los sitios que más crecen (metáfisis), y a la edad en que más se crece (14
a 20 años). En estas condiciones, los tumores adoptan sus características típicas.
Algunos tipos tumorales tienen preferencia por ciertas edades: condroblastoma, mieloma,
tumor de células gigantes, etc.
Tomando en cuenta los datos anteriores es posible elaborar un cuadro esquemático como el
que sigue:
CARACTERISTICAS ESQUEMATICAS HABITUALES DE LOS TUMORES
OSEOS
MAYOR
TUMOR EDAD TOPOGRAFIA OBSERVACIONES
FRECUENCIA
Condroma 10-30 Manos y pies Diáfisis Puede ser múltiple
Osteocondroma < 30 Rodilla, húmero Metáfisis Puede ser múltiple
Húmero, fémur, Frecuencia mayor en
Condroblastoma < 20 Epífisis
tibia varones
Fibroma
< 20 Tibia, fémur, tarso Metáfisis Puede recidivar
condromixoide
Huesos axiales, Puede ser secundario a
Condrosarcoma > 35 Diáfisis
fémur osteocondroma
Huesos faciales, Senos
Osteoma < 25 No en otros huesos
calota paranasales
Huesos largos,
Osteoma osteoide < 30 Intracortical
vértebras
Vértebras, huesos
Osteoblastoma < 30 Metáfisis
largos
Osteosarcomas
Genuino < 25 Rodilla, húmero Metáfisis
Paraostal > 25 Fémur, húmero Metáfisis Rx típico
muy Sitio de > 3 años
Posradiación Sitio de radiación
variable radiación > 3000 r
Sarcoma de Ewing 3-20 Fémur, tibia, pelvis Diáfisis A veces múltiple
Linfomas 20-45 Cualquiera Diáfisis
Mieloma > 40 Cualquiera Múltiples
Tumor de células Rodilla, extremo Recidiva. Frecuencia
> 20 Epífisis
gigantes inferior del radio mayor en mujeres
Fibroma 20-40 Huesos largos Metáfisis
Histiocitoma Huesos largos, Hay dos cúspides en
> 20 Metáfisis
fibroso maligno pelvis edad
muy
Hemangioma Calota, vértebras Rx. típica
variable
Cordoma
jóvenes < 20 Región cervical Intervertebral
Región
adultos > 40 Intervertebral
sacrococcígea
Condroma
Es muy frecuente y se ubica de preferencia en los huesos de manos y pies; puede ser
múltiple (condromatosis) y sistematizada (en un hemicuerpo: enfermedad de Ollier) o
asociarse con hemangiomas cutáneos o viscerales (sindrome de Maffucci). Son líticos,
insuflantes y diafisiarios; a rayos, muy bien delimitados y con pequeñas calcificaciones; al
microscopio, se presentan en forma de lóbulos de cartílago hialino normotípico,
confluentes.
No es precisamente una neoplasia, sino que la extrusión de parte del cartílago metafisiario
por defecto del periostio. El cartílago extruido sigue el proceso normal de osificación. Se
ubica, naturalmente, en las metáfisis como masa exofítica constituida por un eje óseo y un
capuchón cartilaginoso hialino de espesor menor de 1 centímetro, histológicamente
normotípico (Fig. 12-10). Osteocondromatosis es la presencia de varias lesiones. La
ubicación más frecuente es en las metáfisis que conforman la rodilla. La degeneración en
forma de condrosarcoma es muy rara; algo más frecuente cuando es múltiple. Los
osteocondromas ubicados en huesos axiales (pelvis, costillas, columna, etc.) debieran ser
extirpados por su frecuente transformación en condrosarcoma.
Condroblastoma
Es un tumor epifisiario y benigno, pero puede recurrir. Algo más frecuente en hombres,
afecta a menores de 20 años. Es una lesión lítica, bien delimitada. Al microscopio se
observa proliferación difusa de condroblastos sin atipias, con frecuentes foquitos necróticos
con depósitos cálcicos , uno que otro foco de aspecto cartilaginoso y moderada proporción
de células gigantes multinucleadas. Puede asociarse con quiste óseo aneurismático.
Fibroma condromixoide
Condrosarcoma
Es raro por debajo de los 30 años y afecta huesos axiales principalmente. Es excepcional en
ubicaciones distales a codo y rodilla. Puede ser secundario a un osteocondroma
(condrosarcoma periférico ) Generalmente es voluminoso, expansivo e infiltrante, con
frecuencia compromete hasta la piel. Histológicamente se observa un tumor obviamente
cartilaginoso, con células irregulares, focos de necrosis y calcificación muy llamativos,
especialmente a rayos X (Fig. 12-11). Algunas lesiones poseen escasos signos histológicos
de agresividad y sólo la clínica o la radiología evidencian su verdadero carácter (presencia
de metástasis generalmente pulmonares). Su pronóstico es malo.
Osteoma
Osteoma osteoide
Osteoblastoma
Al microscopio es igual al tejido del nido del tumor anterior, pero carece de reacción
esclerótica perifocal, mide más de 2 centímetros y no tiene el dolor característico. Es de
ubicación más bien medular y afecta los mismos huesos que el osteoma osteoide. Se han
descrito algunas formas agresivas , recurrentes, pero que no han dado metástasis.
Son tumores malignos en que la célula neoplásica genera directamente sustancia osteoide.
Es muy agresivo y es el más frecuente de los tumores malignos primitivos del esqueleto.
Tiene alguna predilección por los varones, se origina en la medular de la metáfisis de un
hueso largo, preferentemente la inferior del fémur, superior de la tibia y superior del
húmero, pero puede afectarse cualquier hueso. Su mayor frecuencia se observa en la
segunda mitad de la segunda década de la vida. Si aparece más tardíamente casi con
seguridad puede decirse que es secundario a otra lesión: radiación, enfermedad de Paget,
infarto, etc. Se han descrito casos multifocales en niños.
Osteosarcomas posradiación
Se denominan así los que aparecen después de 3 años de la radioterapia, con dosis de 3.000
rads o más, en sitios previamente sanos o con lesión benigna comprobada. Se han descrito
casos de sarcomas por radiación interna (ingestión o inoculación). Son clínicamente muy
agresivos. También se han observado fibrosarcomas e histiocitomas fibrosos malignos
posrradiación.
Sarcoma de Ewing
Es un tumor maligno muy agresivo que afecta principalmente a menores de 20 años, sobre
todo a niños. Se desconoce su histogénesis precisa; se supone que se origina en alguna
célula mielorreticular primitiva.
Tiene preferencia por la pelvis y diáfisis de los huesos de las extremidades inferiores; puede
ser multifocal. Dolor y fiebre son síntomas frecuentes y, entonces, puede confundirse con
una osteomielitis. Es fuertemente lítico, invasor, frecuentemente forma una gran masa
tumoral extraósea. Da sus metástasis en pulmón, ganglios linfáticos y otros huesos.
Macroscópicamente es un tumor blanco, blando, brillante, algo friable, con frecuentes
hemorragias y focos necróticos. Al microscopio hay proliferación monótona de células
pequeñas dispuestas en brotes sólidos (Fig. 12-15); los focos necróticos y hemorrágicos son
frecuentes; a veces las células viables se disponen sólo alrededor de un vaso, dando un
aspecto característico en pseudorroseta. Los núcleos son pequeños, basófilos, irregulares; el
citoplasma es escaso, mal delimitado y puede contener glicógeno, elemento importante en
el diagnóstico diferencial con otros tumores de células redondas pequeñas. La microscopía
electrónica no muestra signos de diferenciación. Se han descrito casos de ubicación
extraesquelética.
Linfomas óseos
Generalmente son multifocales y se ubican de preferencia en las diáfisis, las que con
frecuencia muestra un aspecto radiológico apolillado ; infiltran la cortical y el periostio, con
frecuencia hay invasión de músculos y partes blandas vecinas. Los pacientes son
generalmente mayores de 25 años.
Mieloma
Es una lesión lítica, excéntrica, policíclica e insuflante que llega a comprometer el cartílago
articular (Fig. 12-16 A). Macroscópicamente es rosada, rojiza o parda, con focos
hemorrágicos o quísticos. Al microscopio se encuentran abundantes células gigantes con
citoplasma anfófilo bien delimitado y con decenas de núcleos ovoides con regular cantidad
de cromatina irregularmente distribuida; son más abundantes en relación con focos
hemorrágicos; manifiesta todas las características bioquímicas y estructurales de los
osteoclastos normales, de ahí el nombre de osteoclastoma (Fig. 12-16 B). Sin embargo, el
elemento característico es una célula mononucleada, ovoide, de 10 a 12 micrones de
diámetro mayor, con núcleo semejante al de las células gigantes y citoplasma anfófilo, sin
otros caracteres especiales; en los textos son llamadas células del estroma o estromales , lo
que es un error conceptual. El estroma verdadero está constituido por vasos, escaso tejido
conjuntivo laxo y, sólo cuando ha habido fractura o intervención quirúrgica, escasos focos
cartilaginosos o de sustancia osteoide.
Se aconseja resecar estos tumores en forma relativamente amplia. Muchas veces las
recidivas muestran un aspecto histológico más agresivo que el original. Se han descrito
casos de metástasis pulmonares, que han sido tratadas efectivamente con su resección.
Fibrosarcoma
Hemangioma
Cordoma
Se origina en los restos notocordales que constituyen los núcleos pulposos de los discos
intervertebrales. Aparece en los extremos de la columna, cervical en los menores de 20
años, y sacro-coccígeo en los mayores de 40 años. Es rosado o amarillento, gelatinoso,
expansivo e infiltrante. Al microscopio, muestran células grandes, con abundantes vacuolas
ocupadas por material mucoide PAS positivo (células fisalíforas ; fusaliv" (physalís),
vesícula ). La recidiva postoperatoria es la regla; las metástasis son excepcionales.
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Nomenclatura
Estadios
Conceptos generales de tratamiento
Conclusiones
Discusión
Los tumores benignos de hueso representan un grupo diverso de entidades patológicas y clínicas. Varían
grandemente en la agresividad y la conducta clínica, requiriendo un espectro ancho de tratamiento. Muchas
de estas lesiones pueden observarse sin precisar ningún tipo de intervención, mientras otros requieren
escisión en bloque completa seguido de reconstrucción. Algunas de estas lesiones también poseen potencial
de transformación maligna, seguida por metástasis y representa el tipo más serio de lesión benigna del
hueso. Estas metástasis, mientras aparentan benignidad histológica, puede ser letales. Por ejemplo, las
metástasis pulmonares pueden ser letales debido a la implicación extensa del parénquima pulmonar. Es
importante para el médico tratar de entender estas anchas variaciones de conducta para manejar a los
pacientes adecuadamente.
Las estrategias de diagnóstico para los tumores del benignos hueso se centran alrededor de la presentación
radiográfica inicial. Las radiografías en dos planos son el método mejor para evaluar cualquier lesión del
hueso (Fig. 1-A y 1-B). Inicialmente, se debe determinar si el tumor aparece Radiográficamente benigno,
usando varios parámetros. El primer paso es determinar lo que el tumor le está haciendo al hueso. Un tumor
benigno generalmente se confina por una barrera natural y, puede expandir el hueso, normalmente no
destruye el cortex y se extiende en el tejido blando. El segundo paso es determinar cómo el hueso está
reaccionando al tumor. Una lesión benigna normalmente es de crecimiento lento; esto permite el hueso hacer
un margen, o reaccionar, al proceso neoplásico. Un margen de la esclerótica denso alrededor del tumor es un
signo característico de un tumor benigno del hueso. De la misma manera, si el periostio ha tenido una
oportunidad de reaccionar a la expansión del hueso formando hueso maduro, sugiere un proceso benigno. El
tercer paso es determinar si hay respuesta del periostio. Si el tumor crea un crecimiento secuencial de
periostio nuevo en su superficie (el llamado hojas-cebolla), esto hace pensar en un proceso rápidamente
evolucionando que puede ocurrir en las condiciones benignas y malignas. El triángulo de Codman representa
la elevación del periostio rápida con los cambios reactivos y es otro signo de actividad o, en muchos casos,
un proceso maligno. Una apariencia de sunburst es otro signo radiográfico de malignidad. Cuarto, cualquier
extensión en el tejido blando es un signo ominoso y sugiere un proceso maligno o un crecimiento muy rápido
del tumor benigno. Quinta, las radiografías se usan para determinar si hay cualquier mineralización de la
matriz dentro del tumor. Si el tumor se caracteriza por la destrucción de hueso, la presencia de calcificación u
osificación hará pensar en el tipo de proceso neoplásico. Por ejemplo, una calcificación, la lesión lítica de una
falange hace pensar en la presencia de cartílago que es fuertemente consistente con el encondroma. Sexto,
el margen entre el tumor y el hueso huésped también debe ser caracterizado radiográficamente. La mayoría
de los tumores benignos tiene un tipo geográfico de destrucción del hueso con una zona afilada de
demarcación entre el tumor y el hueso huésped. Por otro lado, la destrucción permeativa representa una zona
gradual de transición y es más común en los tumores malignos. Finalmente, la situación del tumor dentro del
hueso también es útil identificando qué tipo de tumor probablemente está presente. La mayoría de los
tumores benignos son metafisarios; sin embargo, el tumor de células gigantes y condroblastoma son
típicamente epifisarios{15}. Los tumores diafisarios son raros e incluyen displasia fibrosa y granuloma
eosinófilo. Ciertos tumores benignos, como el quiste óseo aneurismático y el osteoblastoma, normalmente se
localizan más en la columna, sobre todo en los elementos posteriores. Las situaciones corticales son más
comunes para el osteoma osteoide e infecciones de hueso. Tumores localizados en la superficie del hueso
incluyen tres lesiones benignas: el condroma perióstico, desmoide perióstico, y el quiste óseo aneurismático
perióstico.
Además de las radiografías simples (Fig. 2-A y 2-B), otros estudios son importantes en la evaluación de los
tumores benignos del hueso (Fig. 2-C, 2-D). La imagen del radioisótopo con difosfonato marcado con
tecnecio-99 es muy útil para determinar si el proceso es monostótico o poliostótico. Ciertos tumores benignos,
como la exostosis múltiple hereditaria, encondromatosis, y displasia fibrosa, pueden ser poliostóticos. Un
examen del hueso con tecnecio también es muy útil identificando el osteoma osteoide. Esta lesión sube a
menudo intensamente el radioisótopo, y el examen es útil identificando la situación del nidus así como
mostrando la suficiencia de la escisión operatoria. La imagen tridimensional de un tumor benigno del hueso
es a veces bastante útil. Esto puede lograrse con tomografía computadorizada o la imagen de resonancia
magnética. Por ejemplo, la tomografía computadorizada es muy útil identificando la situación de osteoma
osteoide. Las imágenes creadas en el examen tomográfico parece similar a la superficie de un reloj;
posicionando el nidus en esta superficie de reloj se facilita el abordaje quirúrgico grandemente. La tomografía
computadorizada también es muy útil abordar un tumor de células gigantes. Es particularmente útil
identificando la destrucción cortical que representa el sitio mejor para la entrada en el hueso cuando se ha
realizado una escisión intralesional. La identificación del bulto neurovascular es muy importante cuando un
tumor de células gigantes se extiende en la fosa poplítea; esta identificación se hace mejor con la imagen de
resonancia magnética. La imagen de resonancia magnética también es útil determinando la extensión coronal
y sagital de un tumor dentro del canal medular.
Después de que se ha realizado la imagen adecuada del tumor, el próximo paso en el diagnóstico es la
biopsia excisional, incisional abierto, o técnicas de la aguja. La biopsia excisional normalmente se ha
realizado más para los tumores benignos del hueso que para los malignos. Raramente se hace una biopsia
excisional para un tumor maligno. Se tratan mejor lesiones como el tumor de células gigantes en un hueso
prescindibles o porción de hueso, como el extremo proximal del peroné, con la escisión del hueso implicado
como un diagnóstico y un procedimiento terapéutico. Otros huesos prescindibles incluyen costillas, porciones
de la escápula, huesos tubulares pequeños del pie, y el arco anterior de la pelvis. Pueden quitarse tumores
benignos en estas situaciones completamente en el momento de la biopsia.
La biopsia incisional abierta es otra técnica que frecuentemente se usa para los tumores benignos del
hueso. Esto debe hacerse cuidadosamente. La biopsia debe hacerse en un sitio anatómico que permitirá el
procedimiento quirúrgico definitivo. Además, debe obtenerse una hemostasis meticulosa para evitar crear un
hematoma postoperatorio. El riesgo de hematoma postoperatorio puede eliminarse haciendo una biopsia
incisional abierta seguida por el examen intraoperatorio de una sección congelada, y haciendo entonces,
inmediatamente el procedimiento definitivo. Finalmente, la biopsia con aguja es útil para algunos tumores
benignos del hueso. Esto es especialmente verdad para lesiones anatómicamente inaccesibles dentro de la
pelvis y columna (Fig.3-A y 3-B). La guía con la tomografía computadorizada puede ser muy útil poniendo la
aguja en la lesión.
Nomenclatura
Los tumores benignos de hueso, generalmente, son clasificados por el tipo de tejido neoplásico dentro de la
lesión. Se describen siete categorías generales de tumores en el sistema de la clasificación de la
Organización Mundial de la Salud (Tabla I). Grupo I incluye los tumores formadores de hueso como el
osteoma, osteoma osteoide, y osteoblastoma. Grupo II incluye los tumores formadores de cartílago como el
condroma (encondroma y condroma perióstico), osteocondroma (solitario o múltiple), condroblastoma, y
fibroma condromixoide. Grupo III incluye los tumores de células gigantes como el osteoclastoma. Grupo
IV incluyen los tumores de la médula; ningún tumor de la médula benigno es incluido en esta clasificación.
Grupo V incluye los tumores vasculares como el hemangioma, linfangioma, y tumor del glomus. Grupo VI
incluye otros tumores del tejido conjuntivo como el fibroma desmoplástico, lipoma, y el histiocitoma fibroso
benigno. Grupo VII incluye otros tumores como el neurilemoma y neurofibroma.
TABLA I
CLASIFICACIÓN DE LOS TUMORES BENIGNOS DEL
HUESO *
I. Tumores formadores de hueso
1. Osteoma
2. Osteoma osteoide
3. Osteoblastoma
II. Tumores formadores de cartílago
1. Condroma
2. Osteocondroma
3. Condroblastoma
4. Fibroma Condromixoide
III. Tumores de células gigantes
V. Tumores vasculares
1. Hemangioma
2. Linfangioma
3. Tumor glómico
VI. Otros tumores del tejido conjuntivo
1. Fibroma de Desmoplástico
2. Lipoma
3. Histiocitoma fibroso
VII. Otros tumores
1. Neurilemoma
2. Neurofibroma
VIII. Tumores Inclasificados (ninguno)
Finalmente, varios síndromes son asociados con la enfermedad poliostótica. Por ejemplo, la displasia fibrosa
poliostótico se asocia con varias anormalidades endocrinas bajo el epónimo de síndrome de Albright. El
granuloma eosinófilo se llama enfermedad Hands-Schuller-Christian cuando se asocia con el exoftalmos y
diabetes insípida, y se llama enfermedad de Letterer-Siwe, potencialmente fatal cuando se asocia con la
afectación de órganos como el hígado y bazo. La encondromatosis puede ser poliostótica (enfermedad de
Ollier), y puede asociarse con anormalidades vasculares bajo el epónimo de síndrome de Maffucci.
Estadios
El estadiaje ampliamente aceptado es el sistema para los tumores benignos y malignos del hueso diseñado
por Enneking et al. en la Universidad de Florida (Tabla II). Tres estadios de tumores benignos son definidos
por números árabes. Estadio 1 es un tumor del hueso benigno latente, Estadio 2 es un tumor del hueso
benigno activo, y estadio 3 es un tumor del hueso benigno agresivo. Una lesión latente (estadio-1) es la que
no progresa o cura espontáneamente. Un ejemplo de una lesión benigna latente de hueso es un fibroma no
osificante (Fig.4). Esta lesión frecuentemente se descubre como un hallazgo incidental en una radiografía, y
ha habido muchos ejemplos de curación espontánea. Una lesión activa (estadio-2) es la que puede extender
e incluso puede deformar el hueso pero se contiene totalmente en sus límites (Fig. 5). El tumor de células
gigantes de hueso frecuentemente es una lesión estadio-2. Una lesión estadio-3 es la que invade y destruye
el hueso y se extiende en los tejidos blandos. Este estadio no se refiere a las metástasis, apariencia
histológica, o proporción de crecimiento. El tumor de células gigantes, osteoblastoma, y condroblastoma
pueden comportarse de esta manera y pueden ser tan destructivos que imitan un tumor maligno (Fig. 6). Este
sistema de estadios es bastante útil porque, generalmente dicta el tipo de tratamiento adecuado para un
tumor benigno del hueso. Las lesiones en estadio-1 generalmente no se tratan. Las lesiones en estadio-2
pueden tratarse con éxito con escisión intralesional. Finalmente, las lesiones en estadio-3 pueden tratarse
con escisión intralesional combinada con un adyuvante (discutido después) o con escisión marginal o en
bloque ancho.
TABLA II
ESTADIOS DE LOS TUMORES BENIGNOS DEL
HUESO
Estadio I (latente)
Fibroma no osificante
Encondroma
Quiste óseo unicameral
Osteocondroma
Osteoma Osteoide
Displasia fibrosa
Granuloma Eosinófilo
Estadio 2 (activo)
Encondroma
Osteocondroma
Osteoma Osteoide
Osteoblastoma
Tumor de células gigantes
Fibroma Condromixoide
Displasia fibrosa
Granuloma de Eosinófilo
Quiste óseo aneurismático
Quiste óseo unicameral
Displasia osteofibrosa
Estadio 3 (agresivo)
Tumor de células gigantes
Osteoblastoma
Condroblastoma
Quiste óseo aneurismático
TABLA III
TRATAMIENTO DE LOS TUMORES BENIGNOS
DEL HUESO
Estadio 1: - Observación
- Escisión
Estadio 2: - Escisión intralesional con o sin el adyuvante
La escisión marginal y en bloque ancho son procedimientos que quitan el tumor en un pedazo. Una escisión
marginal atraviesa la zona reactiva que rodea el tumor, y un escisión ancha incluye un manguito de tejido
normal que rodea completamente el tumor. Estos tipos de procedimientos quirúrgicos normalmente hacen
necesario la reconstrucción extensa, sobre todo cuando se elimina una superficie de la articulación. La
reconstrucción de un hueso prescindible, sin embargo, no es necesaria. Éstos procedimientos quirúrgicos más
extensos se reservan normalmente para tumores benignos agresivos (estadio-3) o tumores recurrentes.
Conclusiones
El tratamiento de los tumores óseos benignos necesita ser individualizado en base a la historia natural
conocida de la lesión y su conducta biológica.
Hay varias trampas potenciales, pero pueden minimizarse con un abordaje sistemático cuidadoso a estos
tumores. Cuando haya dudas, sin embargo, la consulta con un oncólogo ortopédico experimentado ayudará a
determinar el abordaje mejor para el paciente. Minimizando el riesgo de infra o supratratamiento.
Bibliografía
A. Mahiques