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La triste realidad de la ficción

Por:Rodrigo Antezana Patton


A la literatura boliviana no le faltan novelas históricas, precisamente,
hace unos años, Ramón Rocha ganó el premio nacional de novela
con Potosí 1600, para después presentar ¡Qué solos se quedan
los muertos!, relatando magníficamente las desventuras del
Mariscal Antonio José de Sucre. También Edmundo Paz Soldán, que
siempre coquetea con realidad llevada a la literatura,
presentóPalacio Quemado donde se narra en clave creativa los
eventos que desembocaron en la caída de Gonzalo Sánchez de
Lozada. Finalmente, Gonzalo Lema, se decidió a reencontrar y contar
parte del pasado político del país, memorias incluidas, en Contra
nadie en la batalla, que de ficción casi sólo tiene el formato. Es un
síntoma del preocupante momento en que vivimos que un gran
número de autores se decidiera a visitar la historia pasada del país
para dejar testimonio, descubrir lazos e identidad, o buscar
explicarse/nos la situación que atraviesa el país hoy en día. La lista,
por supuesto, es incompleta, espero me disculpen, y a la misma se
debe añadir Ciudadano X – La historia secreta del Evismo de
Emilio Martínez.
Ciudadano X no es, en verdad, una historia secreta. La obra está
relatada haciendo uso de un diálogo ficticio entre el autor y un
personaje denominado Ciudadano X, y es cierto que el libro contiene
algunas revelaciones sorprendentes y poco conocidas, como la
amplia participación de Soros en la proyección de quien fuera en ese
momento sólo el líder de los cocaleros del Chapare, sin embargo, el
resto es una triste remembranza de lo hecho, dicho y planificado, por
el actual gobierno, es historia, conocida, vivida y lamentada. Emilio
ha trabajado como periodista y es el tipo de personas que tiene los
oídos bien abiertos, lo escrito en el libro proviene de fuentes
confiables, tal vez en alguna ocasión tenga una conclusión
equivocada, pero no hay mentiras. El autor hace uso de
informaciones periodísticas, documentos adquiridos y declaraciones
de testigos, casi todo lo narrado es de conocimiento público, se lo
dijo, se lo comunicó. Emilio se dio el gran trabajo de ordenar toda esa
información, de escuchar y preguntar por los pormenores, los
arreglos y tramas detrás de bambalinas de la obra teatral a la que
asistimos. ‘Ciudadano X’ se convierte en un ejercicio de memoria, un
trabajo que denuncia y advierte, todo en uno.
No sólo es llamativo el aporte argumental que Ciudadano X nos
presta en un momento como el actual—démonos cuenta que sí un
40% de lo escrito no fuese cierto, eso querría decir que el 60%, que
es de conocimiento público, sí lo es, y eso es más que suficiente—
también está el estilo propio del libro, Ciudadano X es un relato ágil,
dinámico de principio a fin. Como una serie de misterio, la
conversación que es el texto, va develando una historia que es
tristemente cierta, corrupción, amenazas, cercos “populares”, uso
ilegal de aviones presidenciales, mas en ningún momento aburrida.
Tampoco hay que olvidar los atisbos de esperanza que se
vislumbran, el contacto y simpatía entre sectores productivos de
Santa Cruz y El Alto, la oposición democrática en oriente, occidente,
norte y sur del país, o el valor ante el avasallamiento estatal sin ley o
escrúpulos, en Sucre, en Cochabamba, en Cobija y otras ciudades
más. Ciudadano X es el testigo escrito del momento que vivimos, y
venimos viviendo, marca el territorio, nos recuerda el esfuerzo ya
hecho, nos impulsa a seguir por el camino de la oposición racional a
la locura que en este momento vive el país.
Fuente: www.lostiempos.com

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