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ALIMENTACION DE OVINOS

Alimentos para lanares:


Los ovinos son alimentados en la mayoría de los casos con pastos naturales aunque comienza a generalizarse el
convencimiento de la necesidad de brindarles pasturas mejores que aquéllas, para poder obtener mayores rendi-
mientos económicos. Su adaptabilidad a una gran variedad de alimentos los hace adaptables a una diversidad de
zonas con suelos y climas muy diferentes.
La alimentación con concentrados se utiliza a veces para la terminación de los corderos, para el flushing o
sobrealimentación en la época de los servicios y en el período de parición para asegurar la supervivencia de las crías.
Los lanares tienen hábitos definidos de pastoreo, son gregarios y prefieren los pastos finos y cortos, por lo que se
prestan para su mantenimiento junto con los bovinos, de hábitos distintos. Utilizan para su alimentación tanto las
gramíneas como hierbas de hojas anchas, pero prefieren las leguminosas. En caso de necesidad pueden ramonear
plantas leñosas, arbustos y árboles de pequeño tamaño.
Los corderos suelen ser el fiel reflejo de los pastos que han consumido las madres mientras los amamantaban y ellos
mismos mientras se terminaba su preparación.
Si bien durante todo el año pastorean plantas naturales -no cultivadas por el hombre- estos forrajes pueden no ser
todo lo nutritivos que sería de desear, de modo que es bastante frecuente. encontrarse con deficiencias proteicas,
energéticas, de fósforo y de pro-vitamina A o caroteno. Todo esto es más evidente en los casos en que se produce el
sobrepastoreo o atraviesan un período de sequía; las ovejas en gestación o en lactancia muestran aún más agravadas
las consecuencias de tales carencias.
Cuando resulta necesaria la suplementación se deben preferir en primer lugar los henos de leguminosas produ cidas
sobre suelos fértiles, cortadas en el período de prefloración y bien secadas para que tengan gran cantidad de hojas y
pocos tallos leñosos. Se trata de un forraje muy palatable, rico en proteínas, calcio y vitaminas A y D, pero puede ser
suplantado por heno obtenido de pasturas de gramíneas mezcladas con leguminosas.
Según las zonas pueden utilizarse el maíz, los sorgos y los rastrojos de cereales verdes y aún las pajas de diversas
clases, teniendo en cuenta que el valor nutritivo de estos forrajes fibrosos varía según el estado de crecimiento en
que fueron utilizados, la cantidad de hojas que presentan y la coloración verde que puedan conservar.
Cuando se utilizan forrajes no leguminosos hay que suplementar con proteínas y minerales, en especial calcio y
fósforo.
Los ovinos consumen sin dificultad ensilajes de gran variedad de forrajes como maíz, sorgo, leguminosas, pasturas,
papas, remolachas, girasol, etc.
Los ensilajes se preparan cortando plantas verdes y jugosas en madurez temprana que luego se pican y comprimen
con fuerza en un silo, dejándolas fermentar hasta que se desdoblan parte de los azúcares, formándose ácidos
orgánicos mientras se desprende anhídrido carbónico. El producto que se obtiene es semejante en valor nutritivo a
las pasturas verdes.
Cuando se utilizan ensilajes hay que calcular un consumo de 2 a 3 kg. por animal y por día, complementado con
heno de leguminosas, en lo posible.
Los lanares pueden consumir tubérculos y bulbos, como remolacha forrajera, nabos y zanahorias, que cons tituyen
alimentos suculentos con hasta un 90% de agua. Su uso es restringido a determinadas circunstancias debido a su
elevada costo de cultivo y las dificultades de cosecha y almacenamiento.
Todas esas raíces pueden suministrarse enteras o cortadas y en EE. UU. se calculan alrededor de 2,5 kg. por animal
y por día mientras que en Europa se suele llegar a los 5 a 6 kg. por oveja y por día.
Para el consumo de los lanares, conviene cortar las papas en rebanadas o picarlas para hacerlas más apetecibles y
facilitar el consumo, debiendo acostumbrarse al ganado pues en grandes cantidades pueden causar diarreas. Antes de
suministrarlas hay que eliminar los brotes y las papas sin madurar, por su contenido en solanina que es una sustancia
venenosa.
Para corderos en engorde, 100 kg. de papas equivalen en valor nutritivo a 10 kg. de granos y otros concentrados más
22 kg. de heno de alfalfa.
Los concentrados -con poca proporción de fibra y alto valor nutritivo- son poco utilizados para los ovinos, pero
pueden ser necesarios en períodos críticos. Los principales concentrados utilizados para esta especie son los granos
de avena, maíz, cebada, trigo, centeno y sorgo, los subproductos de la industria molinera, de los ingenios azucareros
-melazas- y hasta de la industria vitivinícola, tal como sucede en la provincia de San Juan para el engorde de
corderos.

Flushing:
Se trata de hacer aumentar de peso a ovejas flacas antes de la época del servicio, para lo cual se las coloca sobre
buenas pasturas entre 2 y 8 semanas antes o se les suministra entre 2 y 3 kg. diarios de una mezcla por partes iguales
de avena y maíz por ejemplo, o avena sola que da excelentes resultados.
Otro de los efectos del flushing es que la parición se produce durante un período más corto, con lo cual se uniforma
el tamaño de la corderada a comercializar, los animales se manejan con mayor facilidad y las ovejas cuentan con
más reservas corporales para enfrentar la crianza.
Ovejas en gestación:
Si se desean corderos fuertes y sanos hay que comenzar por proporcionar a las madres raciones balanceadas que les
provean de lo necesario para su propio mantenimiento, la producción de la crìa y el desarrollo del feto. Durante el
período de gestación las ovejas deben aumentar entre 10 y 15 Kg. para poder llegar al amamantamiento con
suficientes reservas.
Una vez que han parido, las ovejas deben disponer de buenas pasturas, pero cuando ello no resulta posible se ha de
preferir la provisión de heno de leguminosas de buena calidad, calculando sobre la base de 2 kg. diarios de heno
para un animal de 70 kg. de peso.
No olvidar que durante las últimas seis semanas de gestación la nutrición deficiente resulta ser la mayor causa de las
enfermedades de la preñez, de las muertes neonatales, del menor rendimiento lechero de las madres y del pobre
crecimiento de los corderos.
Los suplementos comerciales en forma de pellets resultan poco económicos y sólo debieran tenerse en cuenta en los
casos en que sea absolutamente imposible la obtención de heno de leguminosas.

Ovejas en parición:
Cuando se trata de ovejas de alto valor que se alimentan con grano, poco antes de la parición se reduce la cantidad y
se les suministra forraje seco a voluntad, de buena calidad y palatable. Durante los primeros días se suministran
alimentos laxantes y voluminosos como por ejemplo, una mezcla de avena y afrecho de trigo y avena.

Ovejas en lactancia:
La cantidad de alimentos requeridos por las ovejas aumenta una vez nacidos los corderos, ya que deben producir
entre uno y cuatro litros diarios de leche, mantener su estado corporal y continuar la producción de lana, mientras
que las borregas deben continuar su propio crecimiento. Todo ello hace que sea de primordial importancia la
adecuada nutrición de la oveja durante la lactación.
La secreción de leche está directamente influenciada por la edad de las ovejas, el estado sanitario, el número de
corderos amamantados, los factores genéticos correspondientes a cada raza y el nivel de nutrición que reciben. La
producción láctea puede ser estimulada mediante la ingestión de pasturas de buena calidad. Si los forrajes con que se
cuenta no son suficientemente nutritivos, se puede suplementar poco más o menos 2 kg. de heno de alfalfa más 0,5 a
1,0 kg. de grano. Si se dispone de ensilaje, se puede formar un suplemento con 0,250 kg. a 1,000 kg. de heno, 2,0 a
2,5 kg. de ensilaje y 0,5 a 1,0 kg. de granos. Hay que tener en cuenta que todos estos sustitutivos de las pasturas en
definitiva resultan antieconómicos, por lo que hay que tratar de utilizarlos sólo en situaciones críticas.

Carneros:
Una alimentación deficiente puede producir la infertilidad de los carneros, por lo que se deben mantener sobre muy
buenas pasturas antes de echarlos a las ovejas. En general, se alimentan con los mismos forrajes que las ovejas pero
en cantidades algo mayores.

Corderos:
El crecimiento y terminación de los corderos es la etapa que va desde el nacimiento hasta los 4 a 6 meses de edad,
siendo suficiente alimentarlos con la combinación de forrajes verdes y leche materna.
En los casos en que resulta dificultosa la alimentación con forrajes verdes es preferible optar por la venta de los
corderos al destete para su posterior engorde en mejores campos.
Las pasturas para corderos deben estar compuestas de especies palatables suculentas y de gran valor nutritivo. La
ración a corral permite obtener mejores precios por corderos muy bien terminados en épocas de escasez de estos
animales en mercado, pero hay que realizar una serie de ajustados de cálculos antes de decidirse por este sistema que
permite obtener corderos de primera calidad, con razas no especializadas.
Los corderos requieren 2 a 3 kg. promedio de alimento adicional por cada kilo de aumento de peso y además pueden
ser enviados a mercado en 100 a 120 días, con lo cual se evita el tener que desparasitarlos y atenderlos durante más
tiempo. Pueden comenzar su racionamiento entre los 10 y los 15 días de edad, proporcionándoles al principio una
pequeña cantidad de alimento que se va aumentando paulatinamente.
En nuestro país los corderos se terminan directamente a campo, utilizando las mejores pasturas, para lo cual se
requiere poco trabajo e inversiones mínimas, aunque el porcentaje de mortandad suele ser mayor.

Intensificación de la producción por hectárea:


El potencial productivo de las zonas ganaderas donde se logran implantar pasturas permanentes adecuadamente
manejadas, puede ser muy bien aprovechado utilizando al mismo tiempo.
Las pasturas deben ser seleccionadas de acuerdo a los tipos de suelos y climas y en lo posible, debieran ser
fertilizadas.
En la Estación Experimental de Balcarce del I.N.T.A. se realizaron algunas experiencias que permitieron sacar
conclusiones sobre la carga animal admitida por ciertos tipos de pasturas artificiales fertilizadas, habiéndose llegado
a obtener una media de 8 equivalentes ovejas y 0,8 equivalente vaca por hectárea, es decir que la proporción fue de
10 a 1.
Los resultados obtenidos indican que es factible la intensificación de la producción ganadera con muy buenos
resultados económicos; la utilización de praderas permanentes fertilizadas sometidas a un adecuado manejo permite
obtener como mínimo producciones tres veces mayores en comparación con los métodos tradicionales.
Se destaca muy especialmente que el ovino puede criarse junto con el vacuno sin que este último presente
detrimento alguno en su producción, aumentando la eficiencia en la utilización de los recursos forrajeros dispo-
nibles, dado que entre otras razones, ambas especies tienen hábitos pastoriles distintos que se complementan, a
punto tal que mientras los vacunos consumen los pastos más altos, los lanares consumen los pastos más cortos.

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