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La ecología y la conservación del medio ambiente son temas que cada día interesan a más
colombianos y colombianas gracias a las distintas campañas de sensibilización y educación
ambiental que se han venido realizando en nuestro país. Por esta razón, la ciudadanía ha
adquirido una mayor conciencia del hecho de que la naturaleza es la más grande maravilla a la
que tiene acceso y que el equilibrio ecológico es imprescindible para la preservación de la
biodiversidad o totalidad de la diversidad de vida.
Desde 1972 en todo el planeta se celebra el Día del Mundial del Medio Ambiente, WED, por
sus siglas en inglés. Declarado por Naciones Unidas, el 5 de junio, se ha posicionado en uno
de los principales eslogan de movilización para divulgar el mensaje de solidaridad con la madre
Tierra.
Para la protección del ambiente, Colombia cuenta con una legislación que se ha desarrollado y
complementado ampliamente en las últimas tres décadas. Las primeras leyes de defensa
ambiental fueron promulgadas por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inderena),
mediante el Código de Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente
(Decreto Ley 2811 de 1974). Luego en 1991, como resultado de la nueva constitución política,
se reestructuro la protección medioambiental elevándola a la categoría de “derecho colectivo” y
fijando para su custodia mecanismos de conservación que involucran tanto a l Estado como a
la ciudadanía en general, especialmente a las comunidades con tradición en el cuidado de la
naturaleza, como las indígenas y afrodescendientes.
El 10 de julio de 2015 el ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio, Luis Felipe Henao Cardona,
presentó el nuevo reglamento de construcción sostenible, que busca que la renovación urbana
esté en sintonía con el medio ambiente.
¿Qué es el reglamento?
Es una normativa que establece los parámetros y lineamientos técnicos relacionados con el
uso eficiente del agua y la energía en nuevas edificaciones.
Lograr un ahorro en los recursos hídricos y energéticos de las obras de hasta un 45%, gracias a
las buenas prácticas de diseño y construcción.
Impactar de forma positiva el bolsillo de las personas. Quienes habiten o trabajen en edificios
más sostenibles, podrán ahorrar en sus cuentas de luz y agua.
Dentro del reglamento, ¿cómo se establecen las exigencias del ahorro de los recursos
naturales?
Debido a que es muy diferente un hotel en Bogotá, a una casa en Medellín o un centro
comercial en Barranquilla, en el texto se especifican los indicadores a cumplir según la
tipología del proyecto y la región donde se vaya a llevar a cabo.
¿Quiénes lo desarrollaron?
La norma será obligatoria a partir de julio de 2016, pero por el momento las entidades que lo
deseen pueden empezar a apropiarse de ella y cumplirla de manera voluntaria.
Conocer desde ahora este reglamento hará más fácil la transición para las empresas y les dará
herramientas para conseguir mejores resultados a la hora de crear proyectos más sostenibles.
Es un material complementario al reglamento que les da ideas a los constructores sobre cómo
construir edificaciones que permitan la eficiencia energética y la conservación del agua.
Hace sugerencias puntuales como implementar tecnología para regular la iluminación en los
proyectos, y propone diseños arquitectónicos que posibilitan ambientes con climas
placenteros, sin la necesidad del uso de aire acondicionado.
Además, contiene una serie de buenas prácticas que permiten mitigar el impacto ambiental
del sector de la construcción.
No, debido a que este se centra en temas de eficiencia energética e hídrica. Sin embargo, en la
guía se habla de la necesidad de usar materiales de construcción de baja energía embebida y
de la importancia de reciclar los residuos de las obras.
Aunque existe una ley que establece el programa para el uso eficiente y ahorro del agua en
edificaciones –Ley 373 de 1997–, la misma no está dando frutos.
La ley solo exige que si las obras no pueden implementar medidas para disminuir su consumo
del recurso hídrico, los ingenieros y arquitectos deben exponer sus razones del por qué no.
Algunas constructoras solo han esgrimido argumentos como la falta de presupuesto, para así
no sacar adelante proyectos sostenibles.
Con esta nueva legislación la exigencia de obras que cuiden el medio ambiente será una
realidad.
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