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Una vez que el agua vuelve a la tierra en forma de precipitación atmosférica, los humanos
captamos las aportaciones de los cursos altos de los ríos o de los embalses construidos para
almacenar los recursos hidrológicos. En la parte alta de los ríos, el agua es más pura y
garantiza un suministro de mayor calidad. En el caso de la Mancomunidad de Aguas del
Sorbe, el agua del curso alto del río se embalsa en la presa de Beleña, cuya gestión
corresponde a la Confederación Hidrográfica del Tajo.
Una vez tratada, el agua potable es tranportada por grandes conducciones hasta los
depósitos municipales de los Ayuntamientos abastecidos. El agua permanece muy poco
tiempo en los depósitos, para ser distribuida por tuberías que recorren la localidad hasta
todos los puntos donde hay una toma de agua, de forma que siempre que se abra un grifo
pueda disponerse del agua necesaria.
Con los diferentes usos que los humanos hacemos del agua, deterioramos sus características
y dañamos su pureza. Para devolver el agua usada a la naturaleza en las mejores
condiciones posibles, desde los desagües es transportada por la red de saneamiento hasta las
plantas depuradoras de aguas residuales. En estas instalaciones se elimina la mayor parte de
la suciedad e impurezas que el uso humano ha incorporado al agua. Una vez depurada, el
agua es devuelta a los cauces públicos de los ríos. A partir de ese momento, cada gota de
agua comienza nuevamente su ciclo hidrológico.