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¿Cuál es la función del cerebro?

Podríamos decir que la función del cerebro, como parte del Sistema
Nervioso Central (SNC), es la de regular la mayoría de funciones del
cuerpo y la mente. Esto incluye desde funciones vitales como respirar o el
ritmo cardíaco, pasando por funciones más básicas como el dormir, tener
hambre o el instinto sexual, hasta las funciones superiores como pensar,
recordar o hablar.

En las partes del cerebro se analiza cómo las funciones vitales más
básicas están medidas por las estructuras cerebrales más antiguas, es
decir, aquellas situadas en el rombencéfalo (bulbo raquídeo,
protuberancia, cerebelo) y el mesencéfalo. En cambio las funciones
cerebrales superiores como el razonamiento la memoria, la atención están
controladas por los hemisferios y lóbulos cerebrales que forman parte del
córtex.

¿Qué son las funciones cognitivas?

Las funciones cognitivas son los procesos mentales que nos permiten
recibir, seleccionar, almacenar, transformar, elaborar y recuperar la
información del ambiente. Esto nos permite entender y relacionarnos con
el mundo que nos rodea.

En el curso de un solo día, utilizamos nuestras funciones cerebrales


continuamente. ¿Te apetece prepararte un buen desayuno? ¿Quieres leer
un libro? ¿Conduces? ¿Tienes una charla estimulante con tus amigos?
Todas las actividades que realizamos requieren millones de conexiones y
complejos cálculos mentales entre las diferentes partes del cerebro para
desenvolvernos adecuadamente con el mundo que nos rodea.

¿Cuáles son las funciones cognitivas?

Muchas veces cuando hablamos de funciones cognitivas superiores nos


estamos refiriendo a las habilidades cognitivas que necesitamos para
entender e interaccionar con el mundo. A pesar de que a veces las
estudiamos como entes separados, tenemos que tener en cuenta de las
funciones cognitivas están interrelacionadas y en ocasiones se solapan.
Veamos cuáles son las funciones cognitivas principales:

ATENCIÓN: La atención es un proceso mental muy complejo que no


puede ser reducido a una simple definición, una estructura anatómica
concreta y que no puede ser evaluado con una única prueba ya que
engloba diversos procesos distintos. Para simplificar podemos decir que la
atención es la función cognitiva con la que seleccionamos entre los
estímulos que llegan simultáneamente al cerebro, tanto externos (olores,
sonidos, imágenes…) como internos (pensamientos, emociones…), los que
nos son útiles y adecuados para realizar una actividad motora o mental.
En el fondo, se trata de todo un conjunto de procesos, que varían en
complejidad y que nos permiten realizar el resto de funciones cognitivas
adecuadamente. Para simplificarlo se habla de diferentes tipos de atención
según su menor o mayor complejidad:
ATENCIÓN FOCALIZADA: Es el estar alerta. La capacidad para
responder a un estímulo.

ATENCIÓN SOSTENIDA: Es la capacidad de mantener la atención


durante un período de tiempo de al menos 3 min. Es lo que llamamos más
comúnmente como “concentración”. Cuando leemos un libro estamos
concentrados.

ATENCIÓN SELECTIVA: Es la capacidad que nos permite mantener la


atención en una tarea inhibiendo las distracciones del entorno, como los
ruidos de fondo. Siguiendo con el ejemplo anterior, la atención selectiva
nos permite leer el libro aunque estés oyendo música o empiece a
centrifugar la lavadora.

ATENCIÓN ALTERNANTE: Es la flexibilidad mental que nos permite


cambiar nuestro foco de atención de una tarea a otra de manera fluida.
Por ejemplo, cuando estamos leyendo y suena una canción que nos
encanta, puede que dejemos de leer y que por un momento nos
pongamos a cantar o escuchar esa canción, pero rápidamente podremos
volver a la lectura por donde lo habíamos dejado.

ATENCIÓN DIVIDIDA: Es la capacidad de responder a más de una tarea


al mismo tiempo, es decir, atender dos cosas a la vez. Por ejemplo,
cuando hablamos con un amigo en un bar mientras escribimos un
whatsapp a otro, o cuando hablamos por teléfono (vemos la tele,
escuchamos música…) mientras cocinamos

No existe una sola estructura anatómica que se encargue de la atención,


sino que son varios los circuitos que están implicados en estos procesos.
Se suele hablar de tres sistemas atencionales:

Sistema reticular o de arousal: Es el estado o nivel base de conciencia


que optimiza el procesamiento de los estímulos sensoriales que llegan al
córtex cerebral. Está formado por el sistema reticular, el tálamo, el
sistema límbico, los ganglios basales y el córtex frontal.

Sistema atencional posterior: Es el que permite la orientación y


localización de estímulos, sobretodo visuales. Está implicado en la
percepción, en la atención visoespacial, el procesamiento de nueva
información… Las principales estructuras relacionadas están en el córtex
parietal posterior, el pulvinar lateral, el hipocampo y el cingulado anterior.

Sistema atencional anterior: Es el que permite dirigir la atención a la


acción. Regula y controla las áreas que posibilitan tareas cognitivas
complejas. Forman parte de este sistema el cingulado anterior, el córtex
prefrontal dorsolateral, el orbitofrontal, el neoestriado, el área motora
suplementaria y el área tegmental ventral.

MEMORIA: La memoria es un proceso muy complejo que permite la


codificación, almacenamiento y recuperación de la información. Para que
podamos hacer todas estas cosas, necesitamos que el sistema atencional
opere correctamente. Si no se presta atención a algo, no podremos
codificar y mucho menos almacenar y recuperar toda esa información.
Para entender la memoria podemos clasificarla según dos criterios:

1- CRITERIO TEMPORAL:

Memoria a corto plazo:

- Memoria inmediata

- Memoria Operativa o de Trabajo: Sistema de almacenamiento pasivo a


corto plazo que nos permite trabajar con la información. Por ejemplo,
cuando intentamos recordar un número de teléfono antes de apuntarlo en
un papel.

Memoria a Largo Plazo

2 -DOMINIOS SOBRE LOS QUE OPERA LA MEMORIA:

Memoria declarativa (explicita): Hace referencia a los recuerdos que


se pueden evocar de forma consciente

- Episódica: es la memoria autobiográfica, la que nos permite recordar


cosas de nuestro pasado. Por ejemplo, ¿dónde fuimos de vacaciones el
año pasado?¿cuando acabé de estudiar?¿cuando me casé?

- Semántica: Esta memoria hace referencia a lo que hemos aprendido y


nuestro conocimiento general del mundo ¿cuál es la capital de Francia?
¿Qué es una raíz cuadrada?

En este tipo de memoria están implicadas estructuras del lóbulo temporal


medial y el diencéfalo

Memoria No declarativa o implícita: Hace referencia a los recuerdos


inconscientes, y también algunas habilidades o destrezas como por
ejemplo montar en bici o patinar. Intervienen estructuras del neocórtex,
estriado, amígdala (cuando intervienen emociones) y cerebelo, y las vías
reflejas.

Por si no fuera suficiente toda esta complejidad, hemos de tener en


cuenta que, por ejemplo, las zonas de almacenamiento de información
residen en los lóbulos temporales, pero que los componentes más
estratégicos están más relacionados con los lóbulos frontales.

FUNCIONES EJECUTIVAS: Las Funciones Ejecutivas son las funciones


cognitivas más complejas. Aunque existen varias definiciones de función
ejecutiva, casi todas hacen referencia al control de la cognición y
regulación de los pensamientos y la conducta a través de varios procesos
relacionados entre sí. Comprende todo un conjunto de habilidades
complejas como la dirección de la atención, la planificación, programación,
regulación y verificación de la conducta intencional. Se localizan en el
lóbulo frontal del cerebro. Según Lezack, estas funciones se pueden
agrupar en una serie de componentes:
1- Formulación de metas:

- Motivación

- Conciencia de uno mismo

- Modo de percibir nuestra relación con el mundo

2 -Planificación de etapas y estrategias para lograr objetivos:

- Capacidad de abstracción

- Flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de tener pensamientos


alternativos

- Capacidad de evaluar entre las diferentes posibilidades y elegir una de


ellas para dirigir la conducta

3- Habilidades implicadas en la ejecución conducta:

- Capacidad de iniciar, mantener y secuenciar conductas de modo


ordenado e integrado.

4- Aptitudes para llevar acabo conductas o actividades de forma


eficaz:

- Control del tiempo

- Uso del feedback

- Autorregulación de la conducta.

En nuestra vida diaria las usamos constantemente, por ejemplo cuando


nos vamos de vacaciones y tenemos que planificar el viaje: la elección del
lugar de vacaciones, ¿Qué tiempo disponemos y qué podemos hacer en
ese tiempo? ¿qué ruta es la que más nos interesa?¿qué transportes
utilizaremos para desplazarnos de un lugar a otro? Cuando cocinamos
también ponemos en marcha nuestras habilidades ejecutivas para
conseguir el fin: desde la selección de los alimentos y utensilios que
utilizaremos para hacer la comida, hasta el el tener que atender a varias
ollas o sartenes a la vez, calcular los tiempos de cocción, seguir los pasos
de la receta en orden y de forma adecuada… Por ejemplo, si queremos
hacer una tortilla de patata, antes tendremos que batir los huevos, pelar y
cortar las patatas.

LENGUAJE: El lenguaje es un sistema de comunicación simbólico que se


manifiesta, en el caso de los humanos, a través de las lenguas. El
lenguaje no solo es importante para comunicarnos con los demás sino que
también estructura nuestro pensamiento interno. En el procesamiento del
lenguaje intervienen diferentes áreas cerebrales que actúan de modo
integrado mediante diversos sistemas funcionales que involucran, sobre
todo, al hemisferio izquierdo. Podríamos hablar de 2 áreas corticales que
se encargan de la expresión y recepción del lenguaje, principalmente en el
hemisferio cerebral izquierdo:

1- ÁREA DE EXPRESIÓN DEL LENGUAJE: Incluye diferentes áreas del


córtex cerebral

- Área pre-frontal: involucrado en los procesos motivacionales del


lenguaje. Es donde se inicia la comunicación, tanto verbal como escrita
(relacionado con las funciones ejecutivas)

- Área de Broca: situada en el lóbulo frontal izquierdo, está relacionada


con la producción del habla y procesamiento del lenguaje hablado.

- Corteza motora primaria: Inicia los movimientos bucofonatorias para


pronunciar las palabras y los movimientos que guían la escritura.

2- ÁREA DE RECEPCIÓN DEL LENGUAJE: Incluye:

- Lóbulo Occipital: Permite la identificación de imágenes lingüísticas.

- Lóbulo parietal: encargada de integrar los estímulos visuales y


auditivos.

- Lóbulo temporal izquierdo: Encargada de los procesos de síntesis de


los sonidos del habla y de la comprensión. Está integrada por: El Área de
Helsch (área auditiva primaria. Recibe los sonidos para codificarlos en el
área multimodal) y el Área de Wernicke (está relacionada con la
comprensión del lenguaje. Dota de significado a esos sonidos percibidos.)

Pero no solo son necesarias áreas corticales, sino que para un correcto
funcionamiento del lenguaje se necesita la interconexión de estas áreas
con otras estructuras subcorticales como el fascículo arqueado (que
conecta el área de broca con la de Wernicke), el tálamo (importante para
la regulación del lenguaje ya que conecta áreas comprensivas con
expresivas), núcleo pulvinar y geniculados, ganglios basales y cerebelo
(que intervienen en la fluidez del lenguaje y el ritmo y el tono del habla),
etc…

FUNCIONES VISOPERCEPTIVAS Y VISOESPACIALES: Las funciones


visoperceptivas son aquellas que nos permiten reconocer y discriminar los
estímulos. Nos ayudan a interpretar, atribuir y asociar lo que vemos a
categorías conocidas e integrarlo en nuestro conocimiento. El
funcionamiento correcto de estas funciones nos permite, por ejemplo,
reconocer las caras de nuestros familiares y amigos, o saber si un objeto
es un peine, unas llaves o un sombrero.

Las funciones visoespaciales son utilizadas para analizar, comprender y


manejar el espacio en que vivimos (ya sea en dos o tres dimensiones).
Estas funciones incluyen procesos como la navegación mental, la
percepción de distancia y profundidad, la construcción visoespacial,
rotación mental. Tareas como leer un mapa u orientarnos por la ciudad,
pero también otras cosas como adivinar a qué distancia está el coche para
decidir si cruzar o no en rojo, y caminar sin golpearnos con las cosas que
están en nuestro caminar.

Si para el lenguaje el hemisferio dominante era el izquierdo, para las


funciones que implican la percepción el hemisferio dominante es el
derecho. El análisis espacial, el reconocimiento de caras, mapas u objetos,
el procesamiento musical, las sensaciones somestésicas, la mímica y
gestualidad facial, y las actividades motoras que no requieran control
verbal están regulados predominantemente por los lóbulos occipitales y
parietales del hemisferio derecho y sus conexiones con el resto del
cerebro.

¿Para qué utilizamos las funciones cerebrales?

En el curso de un solo día, utilizamos nuestras funciones cerebrales


continuamente, se realizan miles de tareas físicas que requieren millones
de complejos cálculos mentales de las diferentes partes del cerebro. Aquí
te mostramos algunos ejemplos de cómo en tu vida diaria combinas de
muchas formas diferentes tus habilidades cognitivas y funciones
cerebrales:
 ¿Preparar una comida es un buen ejercicio para el cerebro?
Cuando estás cocinando, tienes que atender a varias ollas y
cazuelas, mientras piensas en los invitados y recuerdas la receta.
 ¿Para dirigir con éxito una reunión qué funciones cerebrales
deben activarse en el cerebro? Dirigir correctamente una reunión
del trabajo, o una reunión familiar es una tarea muy compleja,
requiere que tu cerebro active determinadas redes de conexiones
neuronales y funciones cerebrales relacionadas con la atención,
concentración, capacidad de escuchar activamente, rapidez de
respuesta, etc..
 ¿Volar una cometa? La mayoría de la gente asume que la
relajación es algo natural, pero no podrías relajarte sin algunas
capacidades cognitivas fundamentales.
 ¿Conducir un coche? Incluso si eres un conductor experimentado,
llegar a tu destino requiere habilidad, concentración y una amplia
gama de habilidades cognitivas
 ¿Reunirse con un amigo? La vida sería muy solitaria sin las
habilidades cognitivas que nos permiten conocer y saludar a las
personas que nos rodean.

El desarrollo de las funciones ejecutivas durante la infancia y


la adolescencia guarda una estrecha relación con la maduración del lóbulo
frontal y de sus conexiones con otras estructuras corticales y
subcorticales.

El cerebro tardará algo más de dos décadas de vida para alcanzar el


desarrollo que culminará en la etapa adulta.

Las diferentes regiones del cerebro se desarrollan a diferentes velocidades


y las conexiones entre estas regiones se desarrollan también
gradualmente a lo largo de toda la infancia y la adolescencia.

Estos cambios tendrán un impacto sobre el funcionamiento cognitivo del


niño y en particular sobre sus funciones ejecutivas.

Existe una gran variabilidad en la velocidad a la que los niños desarrollan


el control ejecutivo. Algunos experimentarán retrasos en el desarrollo de
estas importantes habilidades, otros conseguirán superarlos pero otros
arrastrarán las debilidades ejecutivas en la edad adulta.

Teniendo en cuenta la importancia de las funciones ejecutivas tanto para


el rendimiento escolar como para el bienestar social, la identificación
temprana de estos problemas de autorregulación cognitiva y del
comportamiento es, evidentemente, muy importante.

Las funciones ejecutivas incluyen, como ya sabemos, un grupo de


habilidades cognitivas cuyo objetivo principal es facilitar la
adaptación de las personas a las nuevas situaciones. Estas
capacidades son primordiales para un adecuado aprendizaje académico
desde la infancia temprana. Son funciones que se desarrollan de forma
secuencial y curvilínea durante los diversos períodos sensibles, entendidos
como ventanas de tiempo, en las cuales la plasticidad cerebral está
incrementada, posibilitando así que el funcionamiento ejecutivo sea
promovido y estimulado a través de adecuadas experiencias.

3 períodos sensibles

Sobre este tema la literatura marca la existencia de 3 períodos


sensibles, observándose tres picos intensos de activación entre los 4 y
8 años, los 9 y 12 años y posteriormente, entre los 15 y 19 años.
Se produce un intenso progreso durante la infancia, especialmente entre
los 6 y 8 años, y una desaceleración a inicios de la adolescencia. El
desarrollo del cerebro ejecutivo culmina, como así lo confirman las
técnicas de neuroimagen funcional, en la segunda década de vida, la
cúspide se alcanzará entre los 20 y 29 años

ETAPA DE 0 A 4 AÑOS

Es importante resaltar que las funciones ejecutivas son disposiciones


cognitivas y conductuales que se empiezan a desarrollar desde el
primer año de vida del ser humano. Durante esta etapa, el desarrollo
del sistema ejecutivo es menos intenso debido al menor grado de
activación y desarrollo de las áreas asociativas del cerebro.

En los primeros seis meses de vida, el bebé puede recordar


representaciones simples. Sin embargo, si el bebé está jugando con un
juguete y lo cubrimos con una toalla, para él, éste deja de existir: no
busca el juguete, y se comporta como si no existiera. Alrededor de los
ocho meses, los bebés ya son capaces de buscar el objeto que les ha sido
ocultado y recuperarlo. Esta conducta en sí misma sugiere una forma
“embrionaria” de funciones ejecutivas: el bebé puede mantener en línea
información que no se halla presente, (la representación del juguete y su
ubicación espacial), para la consecución de un objetivo, (levantar la toalla
y recuperar el juguete).

Durante el primer año emerge la habilidad de suprimir respuestas


dominantes. El niño empieza a controlar la emisión de conductas
automáticas, por lo que puede inhibir su comportamiento y realizar
acciones planificadas en conductas exclusivamente motoras. La
capacidad de establecer objetivos y de elaborar planes se inicia antes del
primer año de vida, pero usan estrategias ineficaces, torpes y
fragmentadas.

A los dos años, empieza a ser capaz de mantener y manipular la


información, que de forma coordinada con la capacidad de inhibir sus
respuestas, le permite realizar un control relativo de su conducta.

A partir de los tres años emergen capacidades como la flexibilidad


mental y la capacidad para orientarse en el futuro. Comienza a
incrementarse paulatinamente el control consciente sobre el
comportamiento y pueden elaborar planes simples y resolver conflictos de
moderada dificultad. Aparecen las primeras formas de automonitoreo de
la conducta.

A los cuatro años, aunque todavía no son capaces de inhibir sus


respuestas sí son capaces de establecer una autorregulación interna de
sus actos. Muestran dificultades para inhibir respuestas verbales, pero
empiezan a desarrollar uno de los mecanismos del control inhibitorio:
el control de impulsos. Surge una competencia clave para el
funcionamiento socioemocional del niño: la teoría de la mente, lo que le
permite representar mentalmente el estado mental de otra persona.

ETAPA DE 5 A 8 AÑOS

La función reguladora del lenguaje interno, que nos guía en nuestras


acciones, evoluciona entre los 6 y 8 años. Este periodo de edad es en el
que se produce el mayor desarrollo de la función ejecutiva, por lo
tanto, es importante la detección precoz de los posibles déficits en
estas capacidades ya que la temprana estimulación y promoción del
funcionamiento ejecutivo, a través de programas especializados de
intervención neurocognitiva, puede ser un modo de favorecer el
aprendizaje escolar y reducir su fracaso.

En esta etapa empiezan a realizar ya un control inhibitorio sobre sus


manifestaciones verbales. Adquieren la capacidad de autorregular
sus comportamientos y conductas, comienzan a dirigir su
comportamiento de forma autónoma, pueden fijarse metas y anticiparse a
los eventos sin depender de las instrucciones externas, aunque
continúan manifestando cierto grado de descontrol e impulsividad.
Esta capacidad cognitiva está claramente ligada al desarrollo de la
función reguladora del lenguaje (lenguaje interior), a la aparición del nivel
de las operaciones lógicas formales y a la maduración de las zonas
prefrontales del cerebro. Las habilidades de planificación y organización se
desarrollan rápidamente, manifestando conductas estratégicas y
habilidades de razonamiento más organizadas y eficientes.

ETAPA DE 9 A 14 AÑOS

Aproximadamente entre los 9 y 10 años el desempeño del control


inhibitorio sobre las respuestas automatizadas alcanza su máximo nivel de
control.

De ahí en adelante mantiene una estabilidad consistente, siendo


alrededor de los 10 años cuando se logra un nivel de inhibición similar
al del adulto.

Entre los 12 y 14 años, algunas funciones ejecutivas como el control


inhibitorio alcanzan su techo en el desarrollo, pero otras como la
flexibilidad cognitiva, la resolución de problemas y la memoria de
trabajo continúan evolucionando. Son capaces de ejercer un control
cognitivo sobre su conducta y aunque esto les permite la posibilidad
de razonar y considerar las consecuencias de sus decisiones, aún
continúan tomando decisiones arriesgadas sin anticipar las
consecuencias.

ETAPA DE 15 A 19 AÑOS

Durante esta etapa se consolidan las funciones de planificación y la


resolución de problemas así como la autorregulación, lográndose un
mayor autocontrol de impulsos.

Entre los 14 y 18 años, se pone de manifiesto un mayor nivel de


control afectivo por lo que los adolescentes muestran ya la capacidad de
evaluar las consecuencias de las decisiones. Durante esta etapa aumentan
las demandas de autonomía y autorregulación. Sin embargo, este
período se caracterizará por la alta prevalencia de conductas de
riesgo, lo que podría relacionarse con el incompleto desarrollo de las
funciones ejecutivas, principalmente de aquellos factores que están
relacionados con ciertos aspectos del control emocional, la conducta moral
y el desarrollo del juicio.

Algo que caracteriza a este período es la discrepancia entre la


comprensión teórica que tienen de las consecuencias
potencialmente negativas de una conducta y, las opciones que los
adolescentes realizan en la vida real bajo situaciones emocionales
como cuando, por ejemplo toman ciertas decisiones contrarias a sus
propios valores o deseos bajo la presión de sus iguales. Esto podría
explicarse por el hecho de que las estructuras relacionadas con las
funciones ejecutivas puramente cognitivas, se desarrollan de forma más
temprana que las que están asociadas con la conducta reflexiva. De forma
tal que, la capacidad para ejercer el control cognitivo en un contexto
emocional alto, puede quedar obstaculizado por la información
motivacional destacada, de manera que no valoren los riesgos y
consecuencias de una conducta si se les presenta una perspectiva de
recompensa inmediata y alta.

Las consecuencias de un desorden o déficit de las funciones


ejecutivas, también denominado síndrome disejecutivo, son
determinantes a cualquier edad y en cualquier ámbito de la vida en el que
sea necesaria la adecuación de conductas adaptadas. Los programas de
intervención centrados en el entrenamiento de estas funciones han
demostrado ser eficientes para mejorar y optimizar el éxito escolar y
las destrezas socio-emocionales, además pueden conducir a cambios
en los circuitos cerebrales. Por lo tanto, la temprana detección de
estos déficits y su consecuente estimulación y promoción a través de
programas de intervención y entrenamiento, puede ser un modo de
favorecer tanto el aprendizaje escolar reduciendo su fracaso, como
de optimizar las relaciones sociales mejoradas, entre otros factores,
por el incremento de conductas reflexivas.

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