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TEMA 9:

EL ASCENSO DE LOS TOTALITARISMOS FASCISTA Y NAZI


0.- INTRODUCCIÓN.
Entre 1922 y 1939 la democracia retrocedió en aquellos países europeos con escasa tradición
democrática y se fueron imponiendo dictaduras nacionalistas de derechas.
La desestabilización fue producto de la revolución rusa de 1917 y del desarrollo de las
organizaciones derechas conservadoras, antidemocráticas y nacionalistas.
Los partidos fascistas se caracterizaron por el violento rechazo al sistema parlamentario
liberal, un odio intenso al socialismo y comunismo, un acusado ultranacionalismo, que
ensalzaba la nación y la raza, el culto a la violencia y la capacidad de movilización de las masas
atraídas por el poder de un líder carismático.

1.- DEMOCRACIAS Y DICTADURAS EN LA EUROPA ENTREGUERRAS.


La crisis de las democracias tuvo su origen en la conjunción de una doble amenaza: Por un
lado la amenaza de las organizaciones de derechas conservadoras, antidemocráticas y
nacionalistas, grupos de ideología totalitaria y ultranacionalista, los movimientos fascistas y
por otro el comunismo soviético que actuaba por medio de la Komintern.
Estos extremismos se vieron reforzados por las dificultades internas debido a la I Guerra
Mundial y al crack de 1929.
1.1 El contexto de la crisis de las democracias.
Tras la I Guerra Mundial la democracia se consolida en la Europa occidental y nórdica y se
extiende por los nuevos países de Europa central y del este. La ampliación de los derechos
individuales y del sufragio universal masculino y en algunos casos del femenino, significó la
generalización de la democracia parlamentaria y del pluralismo político. Sin embargo, muchos
Estados democráticos no fueron capaces de resolver los problemas políticos, económicos y
sociales de la Europa de entreguerras. Por esta razón amplios sectores de la población
defendieron la necesidad de contar con Estados fuertes y autoritarios para afrontar la
situación de crisis.
En un primer momento la búsqueda de gobiernos autoritarios se justificó por la necesidad de
evitar el contagio comunista y por el estallido de revoluciones comunistas en Hungría y
1
Alemania. Posteriormente por la crisis económica de los años 30 y sus terribles consecuencias
que se traducen en una profunda desconfianza de la población hacia los gobiernos democráticos.
La burguesía y las clases medias esperaban que un Estado fuerte impusiese disciplina y
cohesión frente a la crisis; mientras que las clases bajas veían en la revolución la única salida.
Amparándose en la necesidad de frenar la revolución el fascismo y nazismo defendieron un
nacionalismo exaltado y agresivo, el totalitarismo y el partido único.
1.2 El triunfo de las dictaduras.
En esta situación, la democracia solo subsistió en los países en los que estaba más asentada;
las viejas democracias de la Europa occidental (Francia, Reino Unido Bélgica, Países Bajos y
Suiza) y en algunos países centroeuropeos como Checoslovaquia. Aunque en estos países
también surgen organizaciones y partidos fascistas, no llegaron a triunfar.
Sin embargo, en los países de Europa central, oriental, balcánica y mediterránea con escasa
tradición democrática y con una grave crisis económica y social, se impusieron dictaduras
nacionalistas radicales de derechas entre 1922 y 1939. En Austria, España, Hungría y
Rumanía las organizaciones fascistas tuvieron un papel importante.

2. IDEOLOGIA Y BASES SOCIALES DEL FASCISMO.


El término “fascismo” presenta muchas connotaciones de difícil precisión. El Fascismo1
histórico hace referencia al régimen fundado por Mussolini en Italia en el periodo de
entreguerras y por extensión a todos los regímenes dictatoriales que se inspiran en el modelo
italiano.
Existe cierta confusión entre Fascismo y otros conceptos como totalitarismo, autoritarismo o
dictadura:
Totalitarismo: régimen político caracterizado por la concentración de poderes en un partido
único y su jefe, la abolición de los derechos individuales y la pretensión del Estado de dirigir
todas las facetas de la vida de los individuos.

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Su nombre viene de fasces, antiguo símbolo romano de autoridad.
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Autoritarismo o dictadura: régimen político que se instala y se mantiene por la fuerza
caracterizado por la desaparición de las libertades individuales, concentración de poderes en una
persona que se apoya en un partido único y el recurso a la violencia para intimidar o eliminar a
la oposición.
Fascismo: ideología que se sirve del Estado Totalitario o Autoritario y se caracteriza por su
antiliberalismo, anticomunismo, anticapitalismo, irracionalismo y vitalismo.
2.1.-La ideología fascista.
La ideología fascista tenía unas características bien definidas.
 Defendían un Estado totalitario con el control sobre todas las esferas de la vida
(política, económica y social). Propugnaba la primacía del Estado sobre el individuo y la
negación de los principios liberales: igualdad de los ciudadanos, derechos individuales y
separación de poderes. Oponiéndose de esta manera a cualquier sistema parlamentario y
democrático
 Apoyaban un sistema político dictatorial de partido único. Este partido se sustentaba
en el liderazgo de un líder carismático capaz de crear una voluntad general. El fascismo trató de
moldear una sociedad basada en los principios de la jerarquía, el orden, la obediencia y la
autoridad indiscutible del líder, estableciendo el culto a la personalidad del líder.
 Otra característica era un radical anticomunismo y anticapitalismo inicial. El fascismo
se planteó una tercera vía entre el comunismo y el capitalismo. Defendían la creación de un
“socialismo nacional” capaz de acabar con los conflictos de clases.
 Mantienen un nacionalismo agresivo, expansionista y militarista. Estas ideas
orientaban al fascismo hacia la guerra.
 Los fascistas eran racistas. En el nazismo, el racismo y el antisemitismo se convirtieron
en la doctrina central, basada en la superioridad de la raza aria, que tenía derecho a someter a las
razas inferiores.
 Defendían la violencia frente al oponente político.
 Pretendían movilizar a las masas y encuadrarlas dentro del partido y del sindicato
único y en sus milicias.
 Exaltaban los principios masculinos relegando a la mujer a la crianza delo hijos y al
hogar.
2.2 Las bases sociales del fascismo.
Los partidos fascistas nunca lograron el completo respaldo popular, aunque su base social al
principio, fue incrementándose hasta alcanzar en algunos países una gran fuerza (Alemania e
Italia).
Reclutó a sus primeros seguidores entre sectores sociales desarraigados (oficiales y
combatientes desmovilizados de la I Guerra Mundial) cuya adaptación a la vida civil de la
posguerra les fue difícil. También contaron con el apoyo de jóvenes activistas y románticos
impresionados por la guerra y frustrados por la ineficacia del sistema liberal.
Más tarde se suman personas de las clases medias urbanas y rurales afectados por la
crisis económica y por el miedo a la extensión del comunismo y también un importante sector
de la clase obrera que encontraron atractivo el mensaje extremista y violento del fascismo.
También contó con el apoyo de grandes empresarios y terratenientes. En un principio
financiaron a las organizaciones fascistas para que le sirvieran como fuerza de choque frente a
los socialistas y comunistas. Más tarde ayudaron para favorecer la instauración de un poder
ejecutivo fuerte que reorganiza y controla la economía, ayuda superar la crisis y detiene las
agitaciones obreras.
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Su toma del poder no se puede explicar sin el apoyo del ejército y la policía (instituciones del
Estado liberal) que toleraron e incluso colaboraron con la violencia de estas organizaciones
fascista.
Existen importantes diferencias entre el fascismo italiano y el nazismo. Las fundamentales
son que el fascismo italiano no alcanzó la perfección organizativa del nazismo, mantuvo a la
monarquía para legitimarse y no se aprecia en él el antisemitismo alemán, aunque a partir de
1938 sí se llegaron a matar judíos en Italia por su simple condición de tales. Por otra parte, los
fascistas nunca consiguieron un total respaldo popular.
3.- LA ITALIA FACISTA.
3.1.- La crisis del régimen liberal italiano.
Al terminar la I Guerra Mundial Italia tenía graves problemas económicos y sociales. Tras
desmovilización de los soldados, el número de parados se elevó a dos millones y la inflación se
disparó. Se vio envuelta en una oleada de huelgas obreras para lograr el aumento de los
salarios y la jornada laboral de ocho horas. Al mismo tiempo estallaron revueltas de las ligas
campesino de pobres que exigían el reparto de la tierra.
En los años 1919 y 1920, el Bienio Negro, las huelgas se extendieron y se ocuparon fábricas
y tierras. Esto atemorizó a empresarios y terratenientes, así como a amplios sectores de las
clases medias ante la amenaza de una revolución bolchevique.
La guerra había acrecentado la crisis de la monarquía liberal y parlamentaria y de los
partidos tradicionales, a la vez que habían crecido el Partido Socialista y el Partido Popular
(partidos de masas) gracias a la implantación del sufragio universal en 1913.
El Partido Socialista no logró unir a las masas obreras por su división interna en dos
sectores irreconciliables: los reformistas, partidarios de colaborar con los grupos de izquierda en
el Parlamento y los maximalistas, que defienden la revolución. Estos últimos fundan en 1921 el
Partido Comunista Italiano.
A la inestabilidad social y política se sumaba la frustración por los resultados de la I Guerra
Mundial, Italia luchó al lado de los aliados. El hecho de que no se cumpliesen las promesas que
los aliados habían hecho provocó la indignación de los nacionalistas, excombatientes italianos
seguidores de Grabiele d’Annunzio (camisas negras), que reivindican Fiume.
3.2.- La marcha al poder del fascismo.

El fundador del fascismo fue Benito Mussolini, que pasó de liderar el ala radical del Partido
Socialista para convertirse en un nacionalista extremo.

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En marzo de 1919 fundó en Milán los Fascios Italianos de Combate, un grupo para militar
de carácter ultranacionalista cuyos miembros se identificaban por sus camias negras. Era un
grupo muy heterogéneo, formado por antiguos anarquistas y sindicalistas, ultraderechistas,
nacionalistas y excombatientes. Los fascistas eran defensores de las reivindicaciones
nacionalistas dentro de un programa socialista revolucionario.
El movimiento fascista fue minoritario entre 1919-1920, pero ante la creciente desconfianza
de la población hacia el régimen parlamentario logró aumentar sus apoyos entre las clases
medias, los empresarios de la gran patronal (La Confindustrial), los terratenientes, así como la
complicidad del ejército y la policía.
Mussolini consciente de su necesidad de consolidar sus apoyos cambió de táctica,
abandonado la línea revolucionaria y preparo el fascismo para el ascenso al Parlamento. En
1921 transformó los fascios en el Partido Nacional Fascista. Al mismo tiempo lo convirtió en
un movimiento de represión de las organizaciones obreras y campesinas. Organizo las
Escuadras Fascistas que perseguían a políticos, periódicos, pensadores de izquierda. Llegaron
a reventar una huelga general convocada por los socialistas en 1922, y eso le dio el apoyo de la
clase media.
Mussolini aprovechó la crisis de gobierno del gabinete de Giolitti para emprender una gran
marcha sobre Roma en octubre de 1922.Las camisas negras ocupan los principales edificios
de gobierno y comunicación de la capital y fuerzan la dimisión del gobierno. Ante la
concentración de camisas negras, el rey Víctor Manuel III encargó a Mussolini que formase
gobierno.

3.3 La etapa parlamentaria.


Entre los años 1922-1925 se produjo el paso del régimen liberal a la dictadura fascista. Al
principio Mussolini, como primer ministro, mostró cierto respeto por el régimen liberal y
organizó un gobierno de coalición con fascista, liberales y conservadores y consiguió plenos
poderes del Parlamento. Ello permitió a Mussolini reforzar sus poderes personales y la reforma
de la ley electoral permitió a los fascistas obtener mayoría absoluta (64% de los votos y 404
escaños de los 553 que componía la Cámara) en las elecciones de 1924. Cuando el Parlamento
abrió sus sesiones, el líder socialista Matteoti criticó la violencia empleada por los fascistas
durante la campaña electoral y pocos días después Matteoti fue asesinado. La oposición
decidió abandonar el Parlamento. El rey no cesó al dictador por miedo a volver a la anarquía.
Mussolini decidió acabar con las libertades. No dudó en emplear métodos violentos para acabar
con la oposición e impide que los socialistas ocupen sus escaños.
3.4.- La dictadura fascista.
En 1925 fue nombrado jefe de Gobierno. Desarrolló las llamadas “leyes fascistísimas”, que
incluían mediadas como: creación de un tribunal de delitos políticos y una policía secreta
OVRA (Organización de Vigilancia y Represión del Antifascismo) para perseguir y eliminar a
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los opositores (partidos políticos y sindicatos). La prensa fue censurada. Mussolini ejerció un
control total sobre la cultura y los medios de comunicación mediante el Ministerio de Prensa y
Propaganda y el Cultura Popular. Sus poderes fueron desde entonces ilimitados.
La fascistización del Estado condujo a un régimen totalitario de partido único, el Partido
Nacional Fascista, que se encargaba de la propaganda y del control ideológico de las masas. El
poder residía en el Duce que estaba asistido por el Gran Consejo Fascista (órgano superior del
partido). En 1938 se abolió el Parlamento y se sustituyó por la Cámara de los Fascios y de las
Corporaciones.
Con los Pactos de Letrán (1929), el Papa Pío XI reconoció el reino de Italia y a Roma
como su capital e Italia reconoció la independencia del Papado. Nace oficialmente el Estado del
Vaticano. El catolicismo se convierte en la religión oficial del Estado italiano, que pasaría al
Vaticano una renta anual. El apoyo del Papado al régimen consolidó su situación.
El Estado fascista aspiró a controlar la forma de pensar y las actividades de la población.
Todo italiano debía pertenecer al Partido o sus sindicatos. Se establece una educación fascista,
una cultura fascista y religiosa. La comunicación y propaganda lo controlaban todo. Los niños
y jóvenes debían formas parte de las organizaciones juveniles controladas por el partido como
la “Obra Nacional Balilla”.
La economía fue de total intervencionismo estatal, proteccionismo y tendencia a la
autarquía. El Estado fue haciéndose con el control de sectores estratégicos (electricidad,
siderurgia, construcción naval, química...). Sólo se autorizan las importaciones indispensables,
pero la industria perdió competitividad. Tres ejes básicos fueron: las obras públicas, las
“batallas” agrarias (como la del trigo que pretendía lograr el autoabastecimiento del cereal sin
necesidad de importarlo), y la política natalista. El paro aumentó y bajo el poder adquisitivo de
los italianos, mientras los dirigentes fascistas concentraban la mayor parte de la renta. El
fascismo italiano adoptó el corporativismo como modelo económico, en un intento de
armonizar los intereses de obreros y patronos, para eliminar la lucha de clases, con leyes
laborales como la Carta del Trabajo, que solo permitía los sindicatos fascistas y prohibía las
huelgas. En 1933 se creó el Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI) para canalizar las
inversiones estatales hacia las industrias de valor estratégico y a partir de 1936 se diseñó una
economía de guerra que sustentará el expansionismo fascista.
En política exterior se produce una remilitarización, y una expansión en la frontera con
Yugoslavia, así como el expansionismo colonial (Túnez y Albania, guerra y ocupación de
Etiopía en 1935). La conquista de Etiopía (1935-36) provocó la oposición de las potencias
europeas y Sociedad de Naciones condenó esta acción e impuso a Italia sanciones económicas.
Mussolini tuvo un acercamiento al régimen nazi de Berlín y abandono la SDN.
4.- LA ALEMANIA NAZI.
En noviembre de 1918, tras la abdicación del káiser Guillermo II el Partido Socialdemócrata
(PSD) proclamó la república y su líder, Ebert, fue nombrado canciller. La joven república tuvo
que enfrentarse a: la firma del armisticio con los aliados, a los intentos insurreccionales de la
izquierda radical y de la derecha nacionalista, así como a los problemas económicos y políticos
de la posguerra.
4.1 La República de Weimar.
En de 1919 la República tuvo que hacer frente a la insurrección de los espartaquistas, que
pretendía instaurar una república socialista. Los socialdemócratas, con el apoyo del ejército y de
los cuerpos de voluntarios, aplastaron la revuelta con violencia y sus líderes (Karl Liebknecht y
Rosa de Luxemburgo) fueron asesinados.
En medio de esta crisis se celebraron elecciones a una Asamblea Constituyente que se
reunió en la ciudad de Weimar. La Asamblea elaboró una Constitución que estableció una
república federal basada en los principios democráticos con un parlamento bicameral elegido

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por sufragio universal masculino y femenino. Presidente de la república elegido cada 7 años y
con poderes extraordinarios. El canciller era designado por el Presidente de la República y
necesitaba el respaldo del Parlamento (Reichstag).
Tras las elecciones los tres grandes partidos moderados, el Partido de Centro, el Partido
Democrático y el Partido Socialdemócrata, formaron un Gobierno de coalición (Coalición de
Weimar). La primera decisión de este gobierno fue la firma del Tratado de Versalles con los
vencedores de la Primera Guerra Mundial, un tratado humillante para los alemanes. La I Guerra
Mundial tuvo efectos muy negativos para Alemania (inflación y devaluación del marco), que se
vieron agravadas por el pago de las indemnizaciones de guerra impuestas por los vencedores.
En los primeros años de la República se vivió una gran inestabilidad política, sobre todo
entre 1922 y 1923, debido a una hiperinflación que arruinó el país. Esta situación provocó un
gran malestar social y político y una creciente desconfianza de la población en el sistema
republicano (más movilizaciones obreras e intentos golpistas del ejército y de la ultraderecha
nacionalista). En este clima se produce una radicalización política y el descontento con la
democracia.
Entre 1924 y 1929 se produce un periodo de estabilidad, después de que las potencias
vencedoras de la I GM decidan ayudar a Alemania a salir de crisis. (Plan Dawes, Pacto de
Locarno e ingreso de Alemania en la Sociedad de Naciones en 1926).
4.2.- Los comienzos del Nazismo.

En 1919, en Múnich se fundó el Partido de los Trabajadores Alemanes (DAP). Con el


ingreso de Adolf Hitler (austriaco que había participado en la Gran Guerra como cabo) en este
partido se inicia el movimiento nazi. En 1920 es nombrado jefe de propaganda y elaboró un
programa de 25 puntos que incluía entre otros: la revisión del Tratado de Versalles, la
participación de los trabajadores en los beneficios de las empresas, y el rearme. En 1921 aparece
el NSDAP (Partido Nacionalistas de los Trabajadores Alemanes), tras unirse tres pequeños
partidos al DAP, cuya jefatura ostenta Hitler desde 1921, que crea una estructura elitista y
jerarquizada, en la que el führer, es el soporte central de la organización. Ese mismo año
aparecen dentro del partido las SA (Secciones de Asalto, organización paramilitar que se
distinguían por sus camisas pardas y el brazalete con la esvástica) que pronto ejerció la violencia
contra los adversarios.

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La ideología del partido nazi era un confuso conjunto de postulados dirigidos a las clases
sociales. Defendían, al igual que el fascismo italiano un socialismo nacional que superase la
lucha de clases en beneficio de los intereses de la nación. Las ideas centrales eran dos:
- La necesidad de establecer una dictadura nacionalista fuerte y capaz de preservar la
pureza racial (antisemitismo) y eliminar a los enemigos de Alemania: demócratas,
marxistas y judíos.
- El deseo de unir a todos los alemanes en una Gran Alemania, dotada de un espacio vital
que asegurase el desarrollo de la raza aria.
En 1923, en medio de la hiperinflación y de la exaltación nacionalista por la ocupación del
Rhur por las tropas franco-belgas se produce el "putsch" de la cervecería en Múnich,
patrocinado por Hitler, que pretende la revolución, pero el golpe se frustra y Hitler es apresado.
En prisión escribiría Mein Kampf ("Mi lucha"), un libro donde se recoge la ideología nazi.
En 1925, tras su salida de prisión, Hitler refundó el partido y replanteó su programa
para ampliar sus apoyos sociales: limitó sus postulados anticapitalista a la lucha contra los
financieros judíos y utilizó eficazmente la corriente antisemita y anticomunista que existía en
aquel momento en Alemania y la impopularidad el Tratado de Versalles. Cambia su estrategia
para transformar su partido en un movimiento de masas y decidió aceptar el juego
parlamentario. Este mismo años crea la SS (Escuadra de protección), guardia pretoriana,
tropas selectas del partido para proteger al Führer, que acabarían convirtiéndose en formaciones
paramilitares para imponer el terror y el control de la población.
4.3 La crisis de la república y el ascenso del nazismo.
La Gran depresión incrementó apoyo electoral al nazismo. La crisis tuvo efectos
catastróficos. La repatriación de capitales estadounidenses provocó la quiebra del sistema
bancario alemán en 1931 y la producción descendió 44%. El desempleo llegó en 1932 a seis
millones de parados, lo que provocó la miseria de amplias capas de la población. Los partidos
de la coalición Weimar no supieron dar respuesta la crisis y perdieron el apoyo social, por el
contrario los nazis ampliaron sus bases entre las clases medias, la clase obrera y los grandes
industriales y terratenientes.
En la elecciones de 1930 el NSDAP pasó de 12 a 127 escaños y se convirtió en el segundo
partido más importante del Reichstag. Hitler aprovechó éxito para intensificar sus contactos con
la derecha tradicional, el Ejército, los grandes empresarios industriales y los grandes
propietarios.
En la elecciones presidenciales de 1932 solo dos candidatos tenían posibilidades de ganar.
Hindenburg, que se presentaba a la reelección con el apoyo de la derecha moderada y de los
socialdemócratas y Hitler. Venció el presidente Hindenburg que nombró canciller a Von
Paper y se convocaron nuevas elecciones, en las que el NSDAP logró el 37% de los escaños,
convirtiéndose en el primer partido del país, pero aun lejos de la mayoría absoluta. Von Paper
intentos debilitar a los nazis convocando nuevas elecciones donde perdieron dos millones de
votos.
En enero de 1933 Hindenburg nombró canciller a Hitler en un Gobierno de coalición entre
los nazis y la derecha clásica. Pensaba que elevándolo al poder se tendría que someter a las
directrices de la derecha tradicional, pero se equivocó. Fue a partir de ese momento cuando
Hitler comenzó a construir su Estado totalitario.
4.4.- La dictadura nazi y el nacimiento del Tercer Reich.
Entre febrero de 1933 y agosto de 1934 se construyó en Alemania un Estado totalitario. Una
vez en el gobierno Hitler mantuvo su radicalismo y se empeñó en acaparar todo el poder,
ignorando a sus socios de coalición. Consiguió de Hindenburg la disolución del Reichstag y la
convocatoria de nuevas elecciones en marzo de 1933 para reforzar el ejecutivo. La campaña
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electoral se desarrolló en un clima de violencia extrema, donde las SA y las SS hostigaron a los
partidos de izquierda.
En este ambiente se produjo el incendio del Reichstag (febrero 1933) que puso fuera de la
circulación a comunistas y socialistas acusados de haber provocado el incendio, cuando en
realidad había sido provocado por los nazis.
En marzo de 1933 se celebraron las elecciones, a pesar de la represión contra los partidos de
izquierda, el NSDAP no logró la mayoría de cámara (43,9%). Pero los nazis se apoyaron de
nuevo en los partidos de derechas. El nuevo Parlamento aprobó una ley que le daba al canciller
plenos poderes durante cuatro años y podía promulgar leyes sin consultar al Reichstag. Hitler
se había convertido en un dictador y a Alemania en una dictadura de partido único.
Hitler se dedicó a construir un nuevo Estado y para ello necesitaba el apoyo del ejército y de
la oligarquía económica, por lo que decidió eliminar a los elementos más radicales de las SA. El
30 de junio de 1934 en “la noche de los cuchillos largos” se ordenó el asesinato de Röhm, jefe
de las SA, de sus principales dirigentes y de destacados opositores.
A la muerte de Hindenburg en agosto 1934, Hitler asoció la cancillería a la presidencia del
Reich, lo que significó la subordinación del nuevo ejército y la policía al partido nazi. Las SS y
la Gestapo (policía secreta) se convierten en garantes del Tercer Reich.
4.5.- La política nazi de adoctrinamiento y propaganda.
El régimen nazi llevó a cabo una campaña masiva de adoctrinamiento y control ideológico
para empapar a toda la sociedad de la ideología nacionalsocialista y fomentar el culto al führer.
Este adoctrinamiento se hizo a través de la educación y de las organizaciones juveniles. Las
Juventudes Hitlerianas les inculcaban la camaradería, la obediencia y sentido del deber. La
educación estaba controlada para inculcar las teorías racistas, el antisemitismo y el militarismo.
También se suprimió la libertad de expresión y se censuraron todas las actividades
literarias. Se creó una lista de autores y libros prohibidos.
La propaganda nazi utilizó los medios de comunicación y la cultura para difundir sus
valores patrióticos y racistas. Goebbels fue el encargado de ello a través del Ministerio para la
Formación del Pueblo y la Propaganda.
4.6.- Racismo y antisemitismo.
Uno de los objetivos prioritario del Estado nazi fue asegurar la cohesión social, sustituyendo
la división de las clases sociales por la unidad y la supremacía de la raza aria. Para ello era
necesario eliminar las impurezas que no se ajusten al estereotipo ario. Se introdujo un
programa de eutanasia que afectaba a los enfermos mentales, a las personas con taras físicas
o enfermedades incurables.
Sin embargo el grupo de victimas más amplio fue la comunidad judía. Las medias contra
ellos se realizaron en tres fases:
- Entre 1933 -1938 se impulsó una legislación que eliminó todos sus derechos políticos y
sociales de los judíos y el expolió sus bienes. En 1935 se promulgaron las leyes de
Núremberg, que excluyen a los judíos de la ciudadanía alemana y prohibía los
matrimonios mixtos.
- Desde 1938 el antisemitismo se hizo más violento. En la noche del 9 al 10 de noviembre
de 1938, “la noche de los cristales rotos”, tiendas y sinagogas judías fueron saqueadas
y destruidas por las SA y las SS: Inmediatamente después, miles de judíos alemanes y
austriacos fueron detenidos y encerrados en campos de concentración.
- A partir de 1942 Hitler ordenó la “Solución Final”, un programa de eliminación total de la
población judía de Europa, que se llevó a través de una inmensa red de campos de

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concentración y de exterminio situados en diferentes países. Murieron seis millones de
judíos

4.7.- Autarquía y rearme.


El Gobierno nazi intervino en la economía. En las fábricas se introduce una rígida estructura
para asegurar el orden y la disciplina de los trabajadores. Los obreros estaban obligados a
integrarse en el sindicato nazi Frente Alemán del Trabajo.
Se distinguen dos periodos:
- Entre 1934-1936 que se centran en los problemas más importantes: reactivación de la
economía, el impulso al comercio exterior (control de las importaciones y exportaciones
para paliar la carencia de materias primas) y al desempleo. Para reducir el paro se
emprenden obras públicas (carreteras, aeropuerto…..).
- Desde 1936 con un plan cuatrienal, se puso en marcha una política de autarquía y
rearme intensivo, incrementado las inversiones en los sectores relacionado con la

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industria de guerra (armamento, siderúrgica, química….). También se congelaron los
salarios, se amplió la jornada laboral y los derechos sindicales suprimidos.
La autarquía no fue total por la falta de materias primas estratégicas y de alimentos. La
solución consistió en la ampliación del espacio vital alemán; es decir la guerra para
anexionarse territorios y recursos de otros países, sobre todo de los pueblos eslavos de raza
inferior. Ello conduce a la ocupación de Polonia, Ucrania, etc. Sus habitantes quedarían al
servicio de la raza superior. El expansionismo hacia ese espacio vital conduciría a la Segunda
Guerra Mundial
El aumento de la producción y el pleno en empleo hicieron olvidar a los alemanes los
sacrificios impuestos a los obreros. Las clases medias y campesinos se convierten en soporte
social del régimen.

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