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Hemos analizado ya el concepto de ficción y verosimilitud (en relación con la narración

literaria); también abordamos la “ciencia ficción” como género; estudiamos ejemplos y


realizamos textos que responden a este género.

Para retomar y dejar en claro algunas perspectivas e ideas diremos que cuando leemos
literatura, nos adentramos en un universo diferente, ingresamos en mundos posibles,
imaginados por diferentes autores. Detengámonos por un momento a pensar en las
producciones que nosotros, como alumnos (escritores) hemos imaginado, creado.
Como lectores, entramos en un texto literario y salimos de él a gusto; nos
identificamos o no con la historia que se cuenta; nos asustamos, reímos a partir de la
realidad que se nos presenta.

Los mundos posibles que la literatura nos ofrece pueden ser de terror, ciencia ficción,
humorísticos, fantásticos, o de la forma que cada autor decida. Y lo que permite su
construcción es la ficción, es decir, la creación de una realidad imaginaria.

En los textos literarios, cada escritor inventa un universo con los materiales que tiene a
mano: experiencias, recuerdos, anécdotas, y con otros que imagina para contar una
historia. Es por ello que podemos decir que la literatura es ficción y la ficción es
invención. Crea otra realidad, otro mundo, que puede estar cerca o lejos de aquello
que consideramos real en nuestras vidas.

El género fantástico nace en el siglo XIX en oposición al género realista y en


contraposición al pensamiento positivista, que decaía frente a los cambios que
comenzaban a darse en las sociedades. El positivismo se basa en que los auténticos
conocimientos solo pueden surgir a partir del método científico y de las teorías
relacionadas con él y con la razón. Lo otro o lo desconocido, entendido como algo
sobrenatural, empieza a transformarse en uno de los temas inquietantes para la
producción literaria del momento ya que genera un quiebre con el modelo positivista
de ver y analizar el mundo.

En el género fantástico, se presenta aquello que no podría haber sucedido en el


mundo en el que habitamos. A diferencia de la ciencia ficción, en el género fantástico
nunca se resuelve la incertidumbre a través del pensamiento racional.

Lo fantástico implica una ruptura del orden reconocido, una irrupción de lo inadmisible
dentro de la legalidad de todos los días o de la cotidianeidad.

Los relatos fantásticos giran alrededor de los siguientes temas:

- La metamorfosis:
- El doble.
- La transformación del espacio y del tiempo.
- La presencia de lo “anormal”.

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