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Templado

(Fragmento)
Jorge Eslava
LUNES 2 DE ABRIL
Deslumbramiento. Hoy llegué al patio y parecía que había dos chicos nuevos
en el salón. Quiero decir, una chica y un chico. Al comienzo no me importó el
chico (¡después demasiado!), porque apenas entré vi una mancha en la puerta
del salón. Y ella estaba al medio: era la chica más linda que había visto en mi
vida. Estaba en pantalones y se le veía sencilla (¡me llegan las creídas!), hasta
un poco tímida, porque alguien la fastidió y se puso rojaza.
Cuando la profe de historia tomó lista y dijo su apellido, ella levantó el brazo y
dijo “presente”. ¿Era eso contestar? Porque su manera de inclinar la mano y su
voz no eran como las de todas…. Me pasé toda la mañana mirándola (por
suerte la sentaron dos carpetas adelante) y pudo jurar que me la sé de memoria:
pelo corto marrón, nariz respingada, ojos inmensos. Unas pestañas como
sombrillas. Tenía una curita en el codo. Parte de la clase se la pasó pintando
en la carpeta. Cuando salió al recreo vi y era su nombre.
¿Y el chico nuevo? Era yo (que tengo mil años en el cole), solo que me sentía
otro. Apenas conocí a Lorena, me computé un superhéroe capaz de volar y
hacer papilla a cualquiera. Pero me duró poco la ilusión, porque enseguida
empezaron todos a fastidiarme: “Oe, Bécquer, ¿de qué planeta eres?” o “ay,
qué romántico” y tantas estupideces. Fue culpa de Sofi, que había estado
enseñando el poema que le regalé. Una traidora. Estoy hecho: apenas empieza
el año y ya tengo chapa y encima me friegan con lo de “si eres poeta y versos
compones, bájame la bragueta y chúpame los…”. Pero no importa, porque
existe Lorena.
MARTES 3 DE ABRIL
Nadie sabe que tengo esta curita. Tampoco nadie sabe lo que significa (ni yo),
pero la emoción que sentí al recogerla fue maravillosa. Estábamos saliendo al
recreo cuando le dijeron que se le estaba cayendo y Lorena trató de pegársela
y alguien le preguntó qué le había pasado y ella dijo que no era nada, que se
había arañado en la piscina y agrego al toque: “¡ya no sirve!” y entonces se la
arranchó.
Camino al tacho y la dejó caer como cualquier cosa, pero yo la recogí como si
fuera una flor.
JUEVES 5 DE ABRIL
Estoy con el corazón partió. Si pudiera le cantaría esa canción a Lorena. Mi voz
sería una brisa en su oído, pero es imposible porque no me atrevo ni a
acercarme. Solo pienso en ella cada día más y me desespero por verla. Es un
vértigo. Como estar al filo del abismo y querer lanzarme con todo: con mi cama,
mis libros, mi guitarra…
El viernes cumplo años y de pronto me he sentido menos inocente. Debe ser
por amor. Es que voy a hacer un tono el sábado y Tavo me ha animado a una
movida: “Tienes licencia para matar: es tu santo”. Como él es el único que sabe
que me muero por Lorena, hemos planeado un pretexto para que yo pelee con
Sofi y caerle a Lorena. Total, si no me liga me hago el loco (lo más probable es
que me vuelva loco).
Porque estoy templado. He leído que escribí: ¿Quién no da todo, no da amor?
Ahora sí empiezo a sentir que podría darlo todo.
VIERNES 6 DE ABRIL
¡Es mi santo! Papá y mamá entraron tempranito a saludarme. “Vamos a tomar
desayuno”, nos apuró mi papá. Y ahí estaba en el comedor la bicicleta más paja
del mundo: una trek de aluminio, blanca como una luz de hielo.
DOMINGO 8 DE ABRIL
Sofía es una desgraciada. Unas cervezas y agarró suave con Tavo. Fue un
chongo cuando los ampayé. “¡Son un par de perros!”, les grité fuerte para que
ellos y todos los de la fiesta escucharan. Sofía llamó al toque a su casa para
que la recogieran y Tavo salió con unos patas a dar una vuelta. Cuando regresó,
ya Sofía se había quitado y yo seguía con una cara de tragedia. Creo que
parecía a punto de suicidarme.
La verdad es que me sentí una basura, a pesar de que el plan había resultado.
Me porte peor que Sofía. ¿Por qué los tímidos tenemos que actuar brutalmente
como si no tuviéramos alma? Claro que me libré de Sofía (ahora sé que nunca
estuve enamorado y ella menos), pero algo se ha roto dentro de mí. Es de
madrugada y estoy demasiado triste y no quiero que llegue el amanecer. No
podré mirarte a los ojos, Lorena, con esta mala conciencia de haberte
engañado.
Te amo, Lorena, porque tiemblo cuando pienso en ti. Porque sufro y no puedo
dormir. Porque lo hice por ti y tú no lo sabes. Porque quisiera decirte la verdad
y que no me odies. Porque te necesito y estoy solo, más solo que nunca…
Memorias y deseos
De cosas que no existen,
Accesos de alegría,
Impulsos de llorar.
(Rima III)

Yo nado en el vacío,
Del sol tiemblo en la hoguera,
Palpito entre las sombres
Y floto con la niebla.
(Rima V)

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