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“Ansiedad Generalizada”.

¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?


Este miedo o preocupación es irracional, irreal y desproporcionado, y la vida diaria
se convierte en una preocupación constante. Por tanto, la ansiedad acaba
dominando la vida del individuo, lo que afecta negativamente a su funcionamiento
normal en las distintas áreas de su vida, como las actividades sociales, el trabajo
o las relaciones interpersonales.
Además, el trastorno de ansiedad generalizada también afecta a la capacidad para
imaginar vívidamente posibles situaciones futuras, haciendo que la atención se
centre más bien en las sensaciones negativas que se perciben en el presente.
La ansiedad es una reacción normal de los individuos frente a situaciones de estrés
e incertidumbre. Ahora bien, cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o
algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre, se
diagnostica el trastorno de ansiedad.
Todos ellos, incluido el TAG, tienen en común que dificultan el funcionamiento en
distintas áreas de su vida de la persona que lo sufre. Por ejemplo: las relaciones
sociales y familiares, el trabajo, la escuela. Pero entre los distintos tipos de
trastornos de ansiedad, existen diferencias.
1. Causas
Como sucede con muchas enfermedades mentales, la causa del trastorno de
ansiedad generalizada probablemente surge de una interacción compleja de
factores biológicos y ambientales, que pueden incluir los siguientes:
 Diferencias en la química y la función del cerebro
 Genética
 Diferencias en la forma de percibir las amenazas
 Desarrollo y personalidad

2. Síntomas del trastorno de ansiedad generalizada


Siguiendo los criterios diagnósticos para el TAG como se define por el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-V, la ansiedad y
preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes. En el caso
de los niños, solo se requiere uno de los ítems.
 Inquietud o sentirse agitado
 Fatigarse fácilmente
 Dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
 Irritabilidad
 Tensión muscular
 Trastornos del sueño (dificultad para conciliar o mantener, dormir poco o
inquieto).
 Síntomas autónomos: palpitaciones o taquicardia, sudoración, temblor o
sacudidas, sequedad de boca (no debida a medicación o deshidratación).
 Relacionados con pecho y abdomen: dificultad para respirar, sensación de
ahogo, dolor o malestar en el pecho, náuseas o malestar abdominal.
 Relacionados con el estado mental: sensación de mareo, inestabilidad o
desvanecimiento; desrealización o despersonalización; miedo a perder el
control, a volverse loco o a perder la conciencia; miedo a morir.
 Síntomas generales: sofocos o escalofríos; aturdimiento o sensaciones de
hormigueo; tensión, dolores o molestias musculares; inquietud o
incapacidad para relajarse; sentimiento de estar al límite o bajo presión, o
de tensión mental; sensación de nudo en la garganta o dificultad para
tragar.
Otros síntomas no específicos: respuesta exagerada a pequeñas sorpresas o
sobresaltos; dificultad para concentrarse o “mente en blanco” debido a la
preocupación o la ansiedad; irritabilidad persistente; dificultad para conciliar el
sueño debido a las preocupaciones.
3. Tratamiento.
El inicio de cualquier tratamiento requiere:
 Una valoración diagnóstica precisa
 Un conocimiento exhaustivo de los factores implicados en el origen y
desarrollo del problema: antecedentes, factores desencadenasteis, factores
predisposicionales, factores de mantenimiento, soluciones intentadas, etc.
 Un conocimiento suficiente del paciente y sus circunstancias: grado de
deterioro de la salud y el bienestar, incapacitación e interferencias en planes
de acción o estatus significativos para la persona, recursos personales,
atribución de capacidad y eficacia, rasgos destacados de la personalidad y
del sistema de valores, estado emocional general, etc.
 La formulación de un esquema explicativo que identifique las variables más
relevantes del caso, las relaciones críticas entre ellas, y el proceso que han
ido siguiendo a lo largo del tiempo.
 El establecimiento de una relación adecuada entre el paciente y el especialista
que les permita trabajar juntos de manera eficiente: reconocimiento mutuo,
comunicación eficaz, confidencialidad, seguimiento de prescripciones etc.
 Finalmente, en función de todo lo anterior, el establecimiento de unos
objetivos evaluables y unos medios convenientemente ordenados y
secuenciados. Estos últimos, los medios y su despliegue, en función de la
demanda formulada por el paciente, son los que constituyen el tratamiento
propiamente dicho.
Tratamientos específicos de la Ansiedad Generalizada
Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento
específico ansiedad generalizada son los basados en procedimientos cognitivo-
conductuales. He aquí una relación de aquellas técnicas consideradas más
efectivas:
 Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad generalizada:
mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los
síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.

 Entrenamiento en relajación: respiración diafragmática lenta y relajación


muscular progresiva.

 Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes,


utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad,
contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema.

 Prevención de las conductas de preocupación.

 Entrenamiento en técnicas de solución de problemas y organización del


tiempo.

 Técnicas cognitivas: reestructuración interpretaciones catastróficas, control


pensamientos automáticos, sobreestimación de la probabilidad de ocurrencia
de un hecho negativo. Para favorecer estos cambios es frecuente utilizar
ejercicios estructurados, “experimentos conductuales”, cuestionamiento de
hipótesis mediante “diálogo socrático” o contrastes con la evidencia, etc.

 Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas.

 Desarrollo de habilidades sociales y mejora de la calidad de las relaciones


interpersonales.

 Planificación de actividades agradables y placenteras. Poner el acento en lo


que se quiere que pase, más que en evitar lo que no se desea que ocurra, en
una situación dada.
 Medicación: normalmente en combinación y como apoyo del tratamiento
psicológico, si bien en algunos casos dicha asociación está desaconsejada.
Los medicamentos más utilizados son los ansiolíticos, particularmente las
benzodiacepinas. Las azapironas han demostrado una eficacia similar. Se han
utilizado con éxito antidepresivos tricíclicos e Inhibidores Selectivos de la
Recaptación de la Serotonina (ISRS).El tratamiento farmacológico ha de estar
siempre prescrito y supervisado por el médico.

 Materiales de autoayuda, como complemento de la terapia.


Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el
tratamiento de la ansiedad generalizada. Se ha de tener en cuenta no obstante,
que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren
también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y
convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la ansiedad
generalizada, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la
demanda que efectúa.
Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, aunque en algunos en
ocasiones, en función del caso y del momento, puede estar indicada la terapia
grupal. La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un
año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.
Recomendaciones sobre el tratamiento con Terapia Cognitivo-Conductual
(TCC) para el Trastorno de Ansiedad Generaliza (TAG)

Recomendaciones generales

Se recomienda la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) como uno de los


tratamientos de elección para el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) por su
A efectividad en la reducción de los síntomas de ansiedad, preocupación y tristeza,
tanto a corto como a largo plazo, aunque se deben tener en cuenta las preferencias
del paciente.

Las intervenciones con TCC deben incluir una combinación de intervenciones tales
A como reestructuración cognitiva, exposición, relajación y desensibilización
sistemática.

La TCC debe ser aplicada en unas 10 sesiones (unos 6 meses) como media, ya que
A
no se consigue una mayor efectividad aplicándola durante más tiempo.

La TCC puede ser aplicada de manera individual o en grupo, ya que los efectos son
A
similares, aunque el tratamiento individual conlleva menores tasas de abandono.
Recomendaciones sobre el tratamiento con Terapia Cognitivo-Conductual
(TCC) para el Trastorno de Ansiedad Generaliza (TAG)

Aplicación en el ámbito de Atención Primaria

Se recomienda la aplicación de intervenciones cognitivo-conductuales (relajación,


reconocimiento de pensamientos ansiogénicos y de falta de autoconfianza,
B búsqueda de alternativas útiles y entrenamiento en acciones para resolución de
problemas, técnicas para mejorar el sueño y trabajo en casa) por profesionales
entrenados en los centros de salud.

Se aconseja la realización de talleres grupales basados en relajación y técnicas


B
cognitivas aplicables en los centros de salud.

Los talleres grupales deben tener una duración de al menos 8 sesiones (1 por
√ semana), realizarse de forma reglada y ser dirigidos por profesionales entrenados
de los equipos de atención primaria.

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