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Sesión 24
Todo Derecho tiene su origen en un hecho, y a esta regla no se substraen las obligaciones que
como hemos dicho, constituyen Derechos personales o de crédito.
Se llaman fuentes de las obligaciones o con términos utilizados por los romanos (Causae
Obligationum) los distintos hechos jurídicos que pueden dar nacimiento al vínculo obligacional.
En el lenguaje corriente se entiende por fuente, el manantial de donde procede el agua. Cuando
se trata de la ciencia jurídica, el significado de la expresión “Fuente” es el mismo.
En tal sentido, se habla de fuentes de las obligaciones para referir las causas que engendran una
obligación, es decir, los hechos jurídicos en virtud de los cuales dos personas se encuentran en la
situación de sujeto activo –acreedor– y sujeto pasivo –deudor–, (Arias-Ramos, 1963, p.586).
Observamos que los hechos generadores de obligaciones son múltiples y variados, los juristas de
todas las épocas han tratado de distribuirlos en grupos, ensayando clasificarlos de acuerdo con
sus caracteres o elementos comunes. Estos autores al mismo tiempo toman muy en cuenta la
mayor o menor intervención que en ellos cabe de la voluntad de los individuos.
Es así como ya un jurisconsulto del siglo I de la era cristiana, Labeón (Fundador de la Escuela
Proculeyana) al referirse a las fuentes de las obligaciones decía: “Unas cosas se hacen, otras se
convienen y otras se gestionan” (Carames, 1953, p.39).
Profesor:Bartolomé Gil
Asignatura: Derecho Romano
Al afirmar esto nos enseña que las obligaciones nacen de diferentes hechos:
Otras se GESTIONAN:
Hace referencia a “otras figuras análogas” o parecidas a los contratos. De esta manera, Labeón
de forma expresa no hace una verdadera clasificación sino una simple enumeración de las
fuentes posibles de obligaciones.
Por esto, Gayo, en sus Institutas primero y luego en las Res Cottidianae cuyos fragmentos los
recoge el Digesto y, por último, los compiladores justinianeos en las Institutas, formularon nuevas
clasificaciones de las fuentes de las obligaciones, que pasamos a analizar.
Gayo nos dice que la principal división de las obligaciones se reduce a dos especies: ya que toda
obligación nace de un contrato o procede de un delito.
Esta es la misma clasificación que emplea este Jurisconsulto cuando se refiere a la división de las
acciones. Enseñándonos la famosa clasificación bipartita o dicotómica, según la cual las
obligaciones nacen de los contratos y de los delitos.
En el Derecho actual, Contrato es todo acuerdo de voluntades destinadas a crear una o más
obligaciones (Artículo 1133 del C.C.V.).
Profesor:Bartolomé Gil
Asignatura: Derecho Romano
Más estricto: porque no todo acuerdo de voluntades era contrato en Roma, para que lo fuera
era necesario que tuviera un nombre y una sanción establecidas por el Derecho Civil.
Aunque en la tercera etapa del Derecho Romano nos vamos a encontrar con acuerdos de
voluntades que no fueron sancionados por el Derecho Civil y fueron considerados contratos, estos
eran los contratos innominados, que carecían de toda denominación.
Más amplio: porque el Derecho Romano aceptó como contratos algunos actos unilaterales en
donde no era necesario o no importaba el acuerdo o convención entre las partes, Ejemplo: La
Stipulatio, el Mutuo.
En Roma, como delito se consideraba a todo acto contrario a Derecho, que por causar un daño
a otro se halla castigado por el Derecho Civil con una pena, que podía ser corporal o patrimonial.
Esta obligación de Gayo parece haberse inspirado, por otra parte, en la Ley de la XII Tablas, que
consideraba el Nexum como contrato y al Furtum y a la Iniuria como delitos generadores de
obligaciones.
De lo expuesto resultaría pues, que el Derecho romano clásico reconoció solo dos fuentes de
relaciones obligatorias: el contrato y el delito.
Pero la insuficiencia de la clasificación bipartita de Gayo resulta manifiesta por existir otros hechos
generadores de obligaciones que no cabían dentro de los contratos ni dentro de los delitos,
como por ejemplo: La obligación de pagar los legados que recaía sobre el heredero que
aceptaba la herencia, o la obligación de restituir que pesaba sobre el que había recibido en
pago lo que no se le debía.
Por cuya razón, el mismo Gayo en una obra a él atribuida –Res Cottidianae califica a las nuevas
fuentes de obligaciones como “Ex variis causarum figuris” (Varias especies de causas).
Según señala en un pasaje del Digesto Gayo quiso abarcar todos aquellos hechos jurídicos
heterogéneos que no estaban comprendidos dentro de las especies iniciales, es decir, los
contratos y los delitos.
Profesor:Bartolomé Gil
Asignatura: Derecho Romano
Esta nueva clasificación, denominada la clasificación tripartita o tricotómica de Gayo presenta
sobre la anterior la ventaja de ser más completa, pero ofrece también el inconveniente que,
mientras en sus dos primeros términos se contemplan categorías jurídicas bien definidas como el
contrato y el delito, en el tercero se agrupan casos que tienen características comunes y resultan,
a veces, muy dispares entre sí.
Las obligaciones que para Gayo derivaban de las Ex variis causarum figuris son las que para
Justiniano nacen como de un contrato (Quasi Ex Contractu) y como de un delito (Quasi Ex
Delicto) (Carames, 1963, p. 43).
Entre las obligaciones que nacen como de un contrato incluye Justiniano diversos casos, éstos
son:
Profesor:Bartolomé Gil
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1.5. Clasificación de autores modernos
Por eso los más distinguidos comentaristas contemporáneos del Derecho romano, como Bonfante
y Arias Ramos, entre otros, rechazan la clasificación de Justiniano por considerarla inadecuada e
incompleta ya que adolece del mismo defecto de la clasificación del Gayo, debido a que deja
de lado las obligaciones “Ex Lege”, es decir, aquellas que nacen por imperio de la ley, de las
cuales ya hablaba Modestito en el Digesto.
En tal sentido, Pietro Bonfante afirma que la clasificación de las fuentes de las obligaciones
puede ser establecida así:
En relación a la primera fuente, es decir, los contratos, afirma este comentarista que las
obligaciones nacen o derivan de negocios jurídicos bilaterales y contratos que son obligatorios
entre las partes contratantes.
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Asignatura: Derecho Romano
La simple promesa o Pollicitatio es suficiente para originar obligaciones en el Derecho Romano,
cuando era hecha frente a una ciudad por una justa causa, por ejemplo: frente a la ciudad de
Roma, ubicada en el Monte Palatino y cuando se haga a la divinidad, generalmente se hacía
frente al dios Jupiter o el dios Hércules.
Justa causa era en Roma un honor que quisiera conceder a una persona o a una calamidad
ciudadana.
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