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RECURSO DE APELACIÓN

S.J.L. Árbitro

MARÍA DE LOS ANDES VALENZUELA CORALES, por la parte


demandante JUAN TAPIA MELLA, en autos sobre arbitraje caratulados
“TAPIA CON METLIFE “, causa ROL 11-2015, a US., con respeto, digo:

Que estando dentro de plazo legal, vengo en deducir recurso de


apelación en contra de la sentencia definitiva de fecha 25 de agosto de
2016, notificada con fecha 2 de septiembre de 2016, en virtud de la
cual S.S. acogió la excepción perentoria de prescripción extintivas de
las demandas de Cumplimiento Forzado Contractual y de
Indemnización de Perjuicios por Daño Moral; lo anterior, para que la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Talca, conociendo del recurso y
haciendo lugar a él, revoque la sentencia recurrida por ser agraviante a
los intereses de mi representado y no encontrarse ajustada a derecho,
de acuerdo a las consideraciones que paso a exponer:

Fundamentos de hecho:

Que es del caso SS., señalar que la referida resolución causa


agravio a mi representado don JUAN TAPIA MELLA al acoger la
excepción perentoria de prescripción extintiva de las demandas de
Cumplimiento Forzado Contractual y de Indemnización de Perjuicios
por Daño Moral deducidas por esta parte, lo anterior, en razón a que -
como se argumentará de forma suficiente en este recurso- las referidas
acciones, no se encuentran prescritas, no obstante, haber realizado el
sentenciador a quo, observaciones equivocadas o haber obviado otras
de vital importancia.

Que así las cosas, consta en autos, a fojas 53 a 60, que esta parte
ha demandado de cumplimiento forzado contractual a la aseguradora
“MetLife Chile Seguros de Vida S.A.”, por la obligación de pagar 600
unidades de fomento pactadas mas reajuste intereses y costas, en
razón al seguro de accidentes, contratado por mi representado Juan
Tapia Mella, por intermedio de la “Corredora de Seguros Paris”, con la
“Interamericana Compañía de Seguros de Vida S.A”, en la actualidad, la
referida “MetLife Chile Seguros de Vida S.A.”.

Que con fecha 28 de febrero de 2006, en circunstancia de


encontrarse trabajando en su taller de desabolladuras de automóviles
ubicado en calle 18 oriente, realizando la labor de cuadratura de la
carrocería de un vehículo, mi representado sufrió un grave accidente,
al soltarse un “porta power” de aproximadamente 15 kilogramos de
peso, el cual cayó en su cabeza, originando un traumatismo encéfalo
craneano, con profundo sangramiento, como bien describe el
sentenciador a quo en el considerando primero del fallo recurrido.

Que en este mismo orden de cosas, con fecha 28 de julio de 2006,


mi representado sufrió un accidente vascular, consecuencia directa,
pero espacio temporalmente desfasada del accidente sufrido el 28 de
febrero de 2006 ya descrito. La referida situación, le generó secuelas
graves a su salud, las que condujeron a su posterior declaración de
invalidez por parte del Instituto de Normalización Previsional,
mediante resolución de fecha 24 de febrero de 2007.
Con tales antecedentes, mi representado concurrió a la empresa
aseguradora ya singularizada, a fin de hacer efectivo el seguro
contratado, no obstante, ésta rechazó el pago formalmente el 31 de
agosto de 2011, mediante carta remitida al domicilio de don Juan Tapia
Mella.

Son los hechos anteriormente descritos, los que motivan la


demanda de autos, de Cumplimiento Forzado Contractual y de
Indemnización de Perjuicios por Daño Moral, en el primer otrosí del
libelo de esta parte, en la cual se exige el pago de $27.000.000
(veintisiete millones de pesos chilenos) por concepto de daño moral
sufrido por el asegurado a raíz del no pago del seguro contratado.

Así pues, frente a la demanda interpuesta, la contraria opone


excepción perentoria de prescripción, argumentado que la acción, cuya
prescripción es de 4 años, de conformidad al artículo 822 del Código de
Comercio, se encontraba prescrita al momento de su notificación con
fecha 10 de diciembre de 2014; siendo precisamente esta
circunstancia, la que esta parte viene en controvertir, pues a juicio de
la demandante, no ha existido un razonamiento lo suficientemente
crítico y fundado que dé a estimar como prescrita la referida acción.

Con todo, cabe mencionar que no son hechos controvertidos en


la causa, los siguientes:

- Existencia de un contrato de Seguros, suscrito por las partes y


vigente al momento del accidente; respecto del contrato de seguros ,
señalaremos en primer término, que a fojas 180, en “CONDICIONES
PARTICULARES DE LA PÓLIZA DE MÁXIMA SEGURIDAD”, se expresa
textualmente: “La compañía pagará al asegurado el monto definido en
la póliza por incapacidad Total y Permanente 2/3 por accidente , de una
sola vez y mediante un único pago, cuando la compañía certifique que
efectivamente el asegurado se encuentra incapacitado ,en los términos
señalados en el punto 1º precedente (2/3 de incapacidad)”.

- El contrato, a fojas 182, en CONDICIONES GENERALES (de la


póliza), artículo PRIMERO, indica textualmente lo siguiente: “El
asegurador pagará al asegurado o a sus beneficiarios, a consecuencia
de lesiones producidas por accidentes o de hospitalización a causa de
enfermedad, las cantidades señaladas en las Condiciones Particulares”.
Por lo tanto, queda claro que la compañía de seguro debe pagar
producidos dos tipos de eventos distintos; POR ACCIDENTE O POR
HOSPITALIZACIÓN. En el inciso segundo del mismo artículo y en lo
referido al caso del accidente, este inciso entrega una definición del
mismo.

- Por otro lado, la vigencia del contrato no ha sido discutida por la


contraria, agregaremos al respecto que mi representado aún paga
regularmente la prima. En esta parte el sentenciador hace una serie de
afirmaciones que distraen al lector, para lograr que este olvide que el
seguro debe pagarse en caso de accidente y en caso de enfermedad con
hospitalización ; U.S. indica que la poliza que pr3esentó esta parte es
incompleta , pero olvida que lo observado es en relación a la copia de la
poliza que acompaña la propia Cia,. de Seguros .(profundizar NO
COMPRENDO BIEN ESTA PARTE).

- Existencia de dos accidentes y de dos Hospitalizaciones; En


efecto, la contraria no ha negado la existencia de los dos accidentes y
de las dos respectivas hospitalizaciones, por lo que estos hechos
tampoco requieren prueba.
- Incapacidad de mí representado como hecho posterior a los
accidentes descritos, hecho que tampoco requiere prueba alguna
porque las partes están contestes en que don JUAN TAPIA MELLA se
encuentra con un grado de incapacidad superior a los 2/3 exigidos por
la póliza ; esta circunstancia se ve refrendada por dos documentos
aportados por ambas partes, en el caso de esta parte, uno de los
documentos que dan cuenta de esta incapacidad rola a fojas 114 a fojas
119, y corresponde a la Solicitud de Declaración de Invalidez y la
resolución del I.N.P. ,que concede una pensión a don JUAN TAPIA
MELLA, por INVALIDEZ ABSOLUTA. Asimismo, a fojas 161 a fojas 162
vuelta, rola informe médico interconsultor, extendido por la doctora
PILAR CANALES FERNANDEZ y presentado como prueba por la
contraria, en su parte pertinente señala: “Grado de Incapacidad Total
77,56 %”.

Es pues, en definitiva, la prescripción de la acción, aquel hecho


sustancial, pertinente y controvertido, en razón al cual versarán los
fundamentos de derecho del presente recurso, toda vez que se han
estimado como hechos pacíficos en la causa, que al efecto no requieren
prueba, aquellos previamente mencionados.

Fundamentos de Derecho:

Sobre la prescripción extintiva en términos generales:

El artículo 2492 del Código Civil define la prescripción en los


siguientes términos: “La prescripción es un modo de adquirir las cosas
ajenas, o de extinguir las acciones y derechos ajenos, por haberse poseído
las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y derechos durante cierto
lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales. Una acción
o derecho se dice prescribir cuando se extingue por la prescripción”.
De la definición legal, se desprende que la prescripción puede ser
adquisitiva y extintiva, llamada también liberatoria y que es la que nos
ocupa en el caso sub lite, ya que produce la extinción de las acciones y
derechos ajenos y se incluye por ende entre los modos de extinguir las
obligaciones.

Así pues, la prescripción extintiva o liberatoria como se venía


diciendo, es un modo de extinguir las acciones y derechos ajenos, por
no haberse ejercido dichas acciones y derechos durante cierto lapso de
tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales.

El artículo 2514 del Código Civil señala que “La prescripción que
extingue las acciones y derechos ajenos exige solamente cierto lapso de
tiempo, durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones. Se cuenta
este tiempo desde que la obligación se haya hecho exigible”.

En virtud de lo anterior, no es la deuda la que prescribe sino las


acciones y derechos de los que es titular el acreedor y que le habilitan a
perseguir el cumplimiento de la obligación. La obligación se hace
exigible desde que se produce la contravención o desde que se cumple
el plazo o condición. Así pues, no discutimos el hecho de que la
obligación en este caso, se ha hecho exigible al momento de producirse
la contravención, esto es, el 31 de agosto de 2011, al formalizarse el no
pago del seguro, mediante carta remitida al domicilio de mi
representado.

Así mismo, y sobre la prescripción extintiva en términos


generales, debemos tener presente la existencia de la institución
conocida como “interrupción de la prescripción”. En este sentido, la
interrupción de la prescripción es el hecho impeditivo de la misma que
se produce al cesar la inactividad del acreedor o del deudor. En el
primer caso será civil y en el segundo natural. La prescripción extintiva
puede interrumpirse, esto es, se pierde todo el tiempo transcurrido de
la prescripción hasta el momento en que aquella se produce, ello en los
siguientes casos:

Interrupción natural:

Artículo 2518 del C.C: Se interrumpe naturalmente por el hecho


de reconocer el deudor la obligación ya expresa, ya tácitamente.

Este reconocimiento del deudor debe hacerse mientras el plazo


de prescripción esté pendiente, pues en caso contrario esa actitud
constituye renuncia tácita a la prescripción. Así prescribe el artículo
2494 C.C: “La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente;
pero sólo después de cumplida.

Renúnciase tácitamente, cuando el que puede alegarla manifiesta


por un hecho suyo que reconoce el derecho del dueño o del acreedor; por
ejemplo, cuando cumplidas las condiciones legales de la prescripción, el
poseedor de la cosa la toma en arriendo, o el que debe dinero paga
intereses o pide plazo”.

Interrupción civil:

Artículo 2518 del C.C: Se interrumpe civilmente por la demanda


judicial.
Sobre la prescripción extintiva y el caso sub lite:

Pues bien, ya expuestas estas consideraciones generales en torno


a la prescripción extintiva, cabe reflexionar la institución descrita,
aplicada a la cuestión controvertida en este caso.

Así las cosas, de lo expuesto en la causa, lo cierto y efectivo es


que de realizarse un razonamiento lógico en torno a los hechos
analizados en ésta, no es plausible acoger la institución de la
prescripción alegada por la contraria en la contestación de su
demanda, tal como se ha expuesto por esta parte, particularmente
mediante la réplica a la contestación, pues en los hechos jamás se ha
verificado una inactividad clara y manifiesta en la relación jurídica
existente entre las partes, requisito de la prescripción extintiva.

En este sentido, la jurisprudencia y doctrina, es conteste en


estimar como requisitos de la prescripción extintiva, primero, la
existencia de un derecho que se pueda ejercitar; segundo, la falta de
ejercicio por parte del titular, y por último, el transcurso del tiempo
determinado en la Ley.

De esta forma, es requisito de la prescripción la inactividad del


acreedor durante el plazo que la ley marque; el comienzo de dicho
plazo se calcula desde que la actividad de aquel, siendo posible, no
tiene lugar; lo cual ocurre: bien inicialmente cuando hay inactividad
desde el principio, o bien después cuando habiendo nacido y ejercitado
el derecho, la actividad cesa posteriormente; entonces se dice que el
repetido accionar interrumpe la prescripción y una vez cesada aquella
comienza a correr de nuevo el plazo de prescripción.
a.- Acerca de la interrupción de la prescripción: Así pues, el
requisito de silencio o inactividad en la relación jurídica entre las
partes, no tiene lugar de modo alguno en los hechos expuestos, toda
vez que como ya se ha señalado en la causa, el deudor, en este caso la
compañía de seguros, no ha mantenido una actitud pasiva en el vínculo
contractual con la demandante, produciéndose una interrupción
natural que obsta a la prescripción.
Esta parte sostiene que la prescripción se vio interrumpida por
cuanto, de forma tácita la contraria ha reconocido el derecho del dueño
o del acreedor mediante el vasto intercambio de actividad vía
correspondencia y la realización de peritajes médicos, toda actividad
verificada a partir del año 2007, como se evidencia en los documentos
acompañados en la causa.
En este sentido, la interrupción de la prescripción extintiva
como el hecho impeditivo de la prescripción que se produce al cesar la
inactividad del acreedor o del deudor; en el primer caso civil y en el
segundo natural, como se ha señalado, constituye la institución jurídica
que precisamente olvida la contraria en su contestación.
A este respecto, René Abeliuk M, citado en el fallo de la Corte
Suprema, señala: “La interrupción natural se trata siempre de un acto
unilateral, que no requiere de aceptación del acreedor para su
perfeccionamiento. La interrupción natural es, en consecuencia, todo
acto del deudor que importe un reconocimiento de la deuda, ya sea que
lo diga así formalmente, o se deduzca de actuaciones suyas“.
Así pues, ha quedado suficientemente probado en la causa que,
desde ocurrido el accidente que afectó a mi representado, la compañía
de seguros desplegó una serie de actos que van precisamente en este
sentido; desde el día en que se verificó el accidente la aseguradora fue
informada y luego de ello hubo contacto permanente con la misma,
desplegando una serie de actos que se enmarcan dentro de la
interrupción natural de la prescripción; a modo ejemplar, cabe
mencionar la carta remitida por la demandada a mi representado en
que se hace mención al peritaje realizado por la compañía, al que se
sometió de buena fe mi don Juan Tapia Mella. Ese solo hecho implica
un reconocimiento de la demandada, pues del tenor de la contestación,
aparece la contradicción de afirmar por un lado, tener la certeza de
que, de acuerdo al grado de incapacidad que le imputan al accidente y
lo expresado en la póliza, no corresponde pagar al demandante, y por
otro lado, encargar un examen médico, destinado a reevaluar el
siniestro.
Así pues, la ambivalencia de la contraria es manifiesta, pues si
tenían la convicción de que el siniestro no ameritaba pago alguno, por
qué razón entraron en un proceso ininterrumpido, que duro desde el
accidente hasta después del 16 de agosto de 2012, en que la
Superintendencia de Valores y Seguros se pronuncia respecto del
reclamo de esta parte, recomendando resolver en sede judicial el
asunto.
En este sentido, la Corte Suprema, ha reiterado en su
jurisprudencia (Sentencias Corte Suprema rol Nº 4689-05, rol Nº
2349-05, rol Nº 127-05, rol Nº 3437-04, entre otras ) la consecuencia a
aquella situación en que la contraria ha desplegado una serie de actos
que evidentemente interrumpen la prescripción, pero por otro,
pretende alegar la prescripción de la acción; el fallo en comento indica:
“DECIMO: Que a lo dicho, cabe agregar, que conforme se ha señalado por
este tribunal, a nadie le es lícito hacer valer un derecho civil o procesal
en contradicción con su anterior conducta jurídica.. Esta doctrina,
conocida como "de los actos propios", ha sido recogida en diversas
disposiciones de nuestro Código Civil, como los artículos 1683, 1481,
1546 y, en su forma de expresión conocida como buena fe, informa en
carácter de principio general todo el referido cuerpo de leyes”.

El mismo fallo en comento, agrega luego que “Así, se impide


jurídicamente el que una persona afirme o niegue la existencia de un
hecho determinado, en virtud de haber antes ejecutado un acto, hecho
una afirmación o formulado una negativa en el sentido precisamente
opuesto, pues de acuerdo a este principio, nadie puede contradecir lo
dicho o hecho por él mismo, con perjuicio de un tercero”.

Así pues, el sentenciador a quo, erra en su razonamiento, al


teorizar que dicho intercambio de actividad entre las partes no
constituye interrupción a la prescripción, ya que en toda oportunidad
se trataría de negativas al pago del seguro por parte de la compañía. Lo
anterior, por cuanto bajo tal teoría del caso, el hecho indubitado que
constituiría la supuesta interrupción de la prescripción, como lo
designa el sentenciador, estaría dado por la carta mediante la cual la
aseguradora con fecha 28 de abril de 2011, decide proponer un
peritaje médica a don Juan Tapia Mella, con el fin de reevaluar el
siniestro.
En tal sentido, el sentenciador a quo, es claro en sostener que no
es posible que se verifique la interrupción natural de la prescripción en
abril de 2011, pues a la fecha, ya habrían transcurrido 5 años desde la
exigibilidad de la obligación, en el año 2006.

Sin embargo, aún en el caso hipotético de considerar correcto tal


razonamiento, obviado el intercambio de actividad verificado con
anterioridad a la carta del año 2011, no podemos pasar por alto el
hecho cierto y efectivo, de que este olvida la existencia de otra
institución ya mencionada en el cuerpo de este escrito, como es la
“Renuncia a la prescripción”, consagrada en el artículo 2494 del C.C.
y a la cual ya nos hemos referido en términos generales.

b.- Acerca de la renuncia de la prescripción: Constituye renuncia


tácita a la prescripción aquella que deriva de actos que suponen que el
derecho adquirido ha sido abandonado.

Así pues, podemos estimar como renuncia a la prescripción la


actitud de la contraria llevada a efecto con fecha 28 de abril de 2011
una vez cumplido el plazo ordinario de prescripción, cuando decide
renunciar a ella, sometiendo a reevaluación el siniestro acaecido a mi
representado.

No estimar la concurrencia de dicha institución, significa un


grave perjuicio a los intereses de mi representado, pero vulnera
además un principio esencial, sustento de nuestro sistema jurídico,
como es la seguridad jurídica, pues somete al acreedor, en este caso
don Juan Tapia Mella, a la completa incerteza de quedar al arbitrio de
la ambivalente voluntad de la compañía de seguros de pagar o no la
póliza contratada.

Ahora bien, nuestro tribunales superiores de justicia, se han


pronunciado respecto a tal institución en los siguientes términos:
“SEPTIMO: Que, de lo anterior, no cabe sino colegir que el prescribiente,
teniendo en sus manos en la referida época la opción de accionar
persiguiendo la declaración de la prescripción que ahora intenta,
admitió la existencia, términos y vigencia de la obligación, optando por
no hacer valer este beneficio y procedió a efectuar abonos a la deuda,
celebrando convenios de pago -lo que revela un perfecto conocimiento de
la deuda e implícitamente una aceptación de la misma-, reconociendo así
el derecho del acreedor y evidenciando su voluntad inequívoca de
abdicar unilateralmente a su derecho de alegarla y su ánimo de desistir
de la misma”. [Corte de Apelaciones de Antofagasta, ROL 224-2011].

HASTA AQUÍ VOY, EL RESTO ES LO QUE ESTABA DEL ARCHIVO DE


ANTES, UN POCO CORTADO PORQUE HE SACADO ALGUNAS COSAS Y
OTRAS NO. CREO QUE SOLO FALTA PROFUNDIZAR UN POCO ACA Y
OTRAS COSAS QUE TE TINQUEN IMPORTANTES.

MUCHOS SALUDOS   

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Sin perjuicio de lo expuesto previamente , esta


parte señalará como una cuestión previa , que
A mayor abundamiento , si lo expresado por mi representado ,en
orden a reclamar el cumplimiento del Contrato de Seguro ,en su
opinión ,sin fundamento alguno , tenia la posibilidad en su oportunidad
de pedir fuere demandado por el asegurado ,según prescriben los
artículos que se citan ;” Art. 269 (259). Cuando alguna persona
manifieste corresponderle un derecho de que no esté gozando, todo
aquél a quien su jactancia pueda afectar, podrá pedir que se la obligue
a deducir demanda dentro del plazo de diez días, bajo apercibimiento,
si no lo hace, de no ser oída después sobre aquel derecho. Este plazo
podrá ampliarse por el tribunal hasta treinta días, habiendo motivo
fundado. Art. 270 (260). Se entenderá haber jactancia siempre que la
manifestación del jactancioso conste por escrito, o se haya hecho de
viva voz, a lo menos, delante de dos personas hábiles para dar
testimonio en juicio civil”; osea ,la jactancia era la herramienta Jurídica
que tenia a mano la contraria y que no tomo .

A continuación, incluyo en este escrito la carta remitida por la


demandada a mi representado .
POR TANTO, en mérito a lo expuesto y de acuerdo con las
disposiciones referidas y lo estatuido por los artículos 186 siguientes
del Código de Procedimiento Civil,

RUEGO A US.: tener por interpuesto recurso de apelación en contra de


la sentencia definitiva de fecha 23 de octubre de 2015 por medio de la
cual S.S. rechazó las excepciones opuestas por esta parte , para que la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Talca ,conociendo del recurso y
haciendo lugar a el ,revoque la sentencia recurrida y acceda a las
peticiones concretas que se formularan oportunamente , todo ello con
costas de la causa y del recurso .A U.S. solicito sea rechazada la
excepción de prescripción extintiva de la acción opuesta por la
contraria .

JURISPRUDENCIA

LA INTERRUPCIÓN NATURAL DE LA PRESCRIPCIÓN EN MATERIA


DE RESPONSABILIDAD POR VICIOS DE LA CONSTRUCCIÓN.
COMENTARIO A LA SENTENCIA PRONUNCIADA POR LA
EXCELENTÍSIMA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, CON FECHA DE 29
DE OCTUBRE DE 2008 EN EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL
FONDO.

Revista Chilena de Derecho, vol 37 N°3, pp. 553-564 [2010]


Libro : Civil - 4727 - Estado Fecha : 05/09/2007 Hora
2007 Recurso: Vigente :10:59

Ubicacion: Fallado y
Estado Procesal: Fallada
devuelto

Santiago, veintinueve de octubre de dos mil ocho. VISTO: En estos


autos rol Nº 3.051-2004, del Segundo Juzgado Civil de Puerto Montt,
juicio en procedimiento sumario, caratulado ?Lazcani Solar, Fuad Elías
c/ Inmobiliaria Fourcade S.A.?

QUINTO: Que el artículo 2492 del Código Civil ha definido


conjuntamente la prescripción adquisitiva y extintiva, ésta última
puede entenderse ?como un modo de extinguir los derechos y acciones
ajenos, por no haberlos ejercitado el acreedor o titular de ellos durante
cierto lapso, concurriendo los demás requisitos legales.? (René Abeliuk
M, Las Obligaciones, Ediar Conosur, pág. 766). Esta inactividad puede
verse afectada por la interrupción de la prescripción o la renuncia de la
misma. La interrupción natural de la prescripción encuentra su
consagración en el inciso segundo del artículo 2518 del Código Civil, de
acuerdo al cual ?Se interrumpe naturalmente por el hecho de
reconocer el deudor la ob ligación, ya expresa, ya tácitamente?. De
dicha norma se desprende que esta interrupción puede adoptar dos
formas de manifestación: expresa o tácita, pero es siempre un acto del
deudor. La interrupción natural se trata siempre de un acto unilateral,
que no requiere de aceptación del acreedor para su perfeccionamiento.
?La interrupción natural es, en consecuencia, todo acto del deudor que
importe un reconocimiento de la deuda, ya sea que lo diga así
formalmente, o se deduzca de actuaciones suyas, como efectuar
abonos, solicitar prórrogas, o rebajas, otorgar nuevas garantías,
constituirlas si la obligación no las tenía, etc.? (René Abeliuk M, op. cit.,
pág. 781). La interrupción natural se asemeja a la renuncia de la
prescripción, especialmente a la tácita, con la diferencia de que ésta
puede tener lugar únicamente una vez cumplida la prescripción,
mientras que la interrupción se produce precisamente en el transcurso
de ella. Los mismos actos constituirán según la época en que se
produzcan, interrupción natural o renuncia de la prescripción; SEXTO:
Que corresponde analizar entonces si los jueces del grado incurrieron
o no en error de derecho al no atribuir efectos jurídicos al documento
de fojas 75, que se titula ?Informe Ordenes de Trabajo Adicional?,
emanado de la empresa demandada y acompañado a los autos por el
actor, no objetado por la contraria, el cual da cuenta del requerimiento
de reparaciones por parte del propietario del inmueble de calle Isla
Maillén Nº 197, Puerto Montt y de trabajos efectuados por Empresa
Fourcade en respuesta a dichas solicitudes, con fechas 7 de septiembre
de 1998, el 2 de agosto de 1999, el 7 de mayo de 2000 y el 11 de
octubre de ese mismo año, actuaciones que por lo demás, fueron
expresamente reconocidas por la demandada, en cuanto al hecho de
haberse verificado, en su escrito de contestación a la demanda;
SEPTIMO: Que, sobre el particular, resulta oportuno recordar que el
plazo de prescripción de las acciones para hacer efectivas las
responsabilidades a que se refiere el artículo 18 de la Ley General de
Urbanismo y Construcciones, vigente a la fecha en que fue adquirida la
vivienda y en que la demandada efectuó las reparaciones antes
aludidas, según el texto legal que aquél registraba a la época, sin las
modificaciones posteriores introducidas por la Ley 20.016, publicada
en el Diario Oficial el 27 de mayo de 2005, era indistintamente del tipo
de fallas o defectos que afectasen a la vivienda de cinco años, contados
desde la fecha de recepción definitiva de las obras por parte de la
Dirección de Obras Municipales. Posteriormente la aludida Ley 20.016
introdujo la distinción entre las fallas o defectos que afecten a
elementos de terminaciones o de acabado de las obras; de los
elementos constructivos o de las instalaciones; y que afecten a la
estructura soportante del inmueble, estableciendo, en consecuencia,
plazos diferenciados de prescripción de tres, cinco y diez años,
respectivamente;

DECIMO: Que a lo dicho, cabe agregar, que conforme se ha señalado


por este tribunal, a nadie le es lícito hacer valer un derecho civil o
procesal en contradicción con su anterior conducta jurídica.
(Sentencias. Corte S uprema rol Nº 4689-05, rol Nº 2349-05, rol Nº
127-05, rol Nº 3437-04, entre otras). Esta doctrina, conocida como "de
los actos propios", ha sido recogida en diversas disposiciones de
nuestro Código Civil, como los artículos 1683, 1481, 1546 y, en su
forma de expresión conocida como buena fe, informa en carácter de
principio general todo el referido cuerpo de leyes. Ella permite al
sentenciador ponderar la actitud lógica del actor o de su contraparte,
que puede incidir en la acción misma o en un simple incidente. (Raúl
Díez Duarte, "El contrato: Estructura civil y procesal", Editorial Jurídica
Conosur, 1994, pág. 365 y siguientes). Así, se impide jurídicamente el
que una persona afirme o niegue la existencia de un hecho
determinado, en virtud de haber antes ejecutado un acto, hecho una
afirmación o formulado una negativa en el sentido precisamente
opuesto, pues de acuerdo a este principio, nadie puede contradecir lo
dicho o hecho por él mismo, con perjuicio de un tercero. De esta
manera, los actos propios encuadran el derecho de los litigantes, de
forma que no puedan pretender que cuando han reclamado o negado
la aplicación de una determinada regla en beneficio propio, puedan
aprovechar instrumentalmente la calidad ya negada precedentemente,
con perjuicio de los derechos de su contraparte; UNDECIMO: Que, en
consecuencia, al no tener por establecida la interrupción natural
indicada, circunstancia que al estar acreditados los hechos en que se la
hace consistir, e ra procedente que se la fijara, han incurrido los
magistrados de la instancia en infracción al artículo 2518 del Código
Civil, con influencia substancial en lo dispositivo del fallo, de forma tal
que procede, acoger el recurso y anular la sentencia impugnada;

condenarse a esta parte a pagar las costas .

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