Вы находитесь на странице: 1из 2

La Gratitud y la Salud Mental

Los meses de diciembre y enero constituyen un punto importante en nuestra cultura, coinciden muchas
celebraciones que poseen significados compartidos e individuales, independientemente de nuestras
creencias. Es un período del año en el que pensamos mucho en principios y finales, en lo ganado y lo
perdido, se hace un inventario mental de éxitos y reveses. Con frecuencia, estas reflexiones suelen tener
efectos en nuestro estado de ánimo, siendo frecuentes las manifestaciones de tristeza, ansiedad y
depresión.

Resulta pertinente incluir en este balance de fin de año y de comienzo del próximo un espacio para la
gratitud, uno de los valores que buscamos promover en CHMX, ya que esta permite no sólo visibilizar
aquellas cosas que hemos conseguido, obtenido o nos han sido dadas y no hemos incluido en nuestro
inventario sino además permite valorar las cosas que recibimos y que no siempre contabilizamos
debidamente.

En el campo de la psicología la gratitud no se incluyó como tema de estudio hasta bien entrados los años
50, paulatinamente su importancia en la salud mental de los seres humanos comenzó a ser reconocida y
el número de investigaciones sobre ella comenzó a aumentar exponencialmente hasta ser integrada en
la actualidad a modelos terapéuticos de tratamiento, incluso ganando un lugar en la investigación
neurológica.

Desde Santo Tomás de Aquino hasta las modernas investigaciones psicológicas se han identificado dos
elementos de central importancia relacionada con la gratitud:

1. El reconocimiento. Tanto el benefactor como el beneficiado reconocen el valor del otro y de lo


entregado. Solo entrego algo de valor a quien pienso que se lo merece, sólo lo recibo aprecio
cuando le asigno un valor y puedo reconocer que el otro no estaba obligado a dármelo, lo hace
porque reconoce un valor en mí. En pocas palabras es un acto de reconocer, valorar al otro y a
lo recibido.
2. La retribución. Luego de poder valorar lo recibido el beneficiado se siente receptor de dos
cosas, la confianza del otro y en posesión de aquello de lo que el benefactor se ha desprendido.
Esto genera un movimiento de retribución, de dar ganas de ofrecer algo que tenga valor para él.

Bajos estos elementos podemos entender la gratitud no sólo entre las personas, sino también a Dios, a
la naturaleza y a nuestras mascotas, por sentir que hemos recibido algo valioso y valorar así mismo
como bueno o positivo a aquello que se ha desprendido de un tesoro para entregarlo a nosotros y
finalmente darnos cuenta de que hemos sido seleccionados para recibir una gran variedad de obsequios
vitales que pueden pasar desapercibidos a otros ojos.

Siguiendo a lo anterior es posible estar agradecidos por la salud que tenemos, la educación que
recibimos, el amor que diariamente alguien dirige hacia nosotros, los alimentos, la confianza etc. ¿Es
posible estar agradecido con uno mismo? Aparentemente es muy importante poder reconocer las cosas
buenas que uno hace por uno mismo para poder valorarlas y reforzar así el “amor propio”.

Para poder sentirse agradecido en necesario entonces: el reconocimiento del otro y de uno mismo, la
capacidad de valorar positivamente lo ajeno y lo propio, poder reflexionar sobre los dones recibidos, la
humildad y el compromiso. Agradezco la paciencia que haya tenido el lector para llegar al final de estas
palabras y espero que sirvan para aproximarse a su propio agradecimiento.

Вам также может понравиться