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APLICANDO LO APRENDIDO

LA FAMILIA

La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene


derecho a la protección de la sociedad y el estado.
La familia supone una profunda unidad interna de dos grupos humanos:
padres e hijos que se constituyen en comunidad a partid de la unidad
hombre – mujer. La plenitud de la familia no puede realizarse con personas
separadas o del mismo sexo.

Toda familia autentica tiene un “ámbito espiritual” que condiciona las


relaciones familiares: casa común, lazos de sangre, afecto reciproco,
vínculos morales que la configuran como “unidad de equilibrio humano y
social”. La familia es el lugar insustituible para formar al hombre-mujer
completo, para configurar y desarrollar la individualidad y originalidad del
ser humano.

DIA INTERNACIONAL DE LA FAMILIA

El Día internacional de la familia de las Naciones Unidas ha inspirado una serie de


actos de sensibilización, entre los cuales destaca la celebración de esos días en el
plano nacional. En numerosos países, ese día ofrece una oportunidad para poner
de relieve los distintos ámbitos de interés para la familia. Entre las actividades se
incluyen cursos prácticos y conferencias, programas de radio y televisión,
artículos periodísticos y programas culturales que hacen hincapié en los temas
pertinentes.

EL DISCUSO SOBRE LA FAMILIA: PARADOJA Y CONTRADICCIONES

1. La familia contemporánea se ha encogido, replegado sobre la pareja. Habiendo dejado de ser un lugar de producción,
ya no es más que un motivo para el consumo. La familia ya no asegura las funciones de asistencia de la que en otros
tiempos se encargaba. Las funciones que se conserva como la socialización de los hijos, son compartidas con otras
instituciones. En esta representación, la celular familiar parece débil.
2. Otro discurso, por el contrario, la reconoce una fuerza
formidable, en la medida que ella se ha hecho refugio, lugar
privilegiado de la efectividad. La pareja, y en segundo lugar los
hijos, capitalizarían todos los sentimientos que no pueden
expresarse en una sociedad deshumanizada.
3. Una forma de desmitificar el discurso de la crisis de la
familia es reconociendo que este no es una novedad, pues a lo
largo del siglo XIX este tema es recurrente.
4. En lugar de analizarla en términos de crisis, hay que
preguntarse cómo ha vivido la familia las transformaciones
económicas, sociales y culturales de los últimos 150 años, como
ha resistido y como ha contribuido.

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