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HALLAZGO CULTURA ANIMAS EN EL OLIVAR

Tan pacientes como solo los muertos pueden llegar a ser, hombres, mujeres y niños de las culturas
agroalfareras del Norte Verde están comenzando a explicarnos como vivieron, que hacían y en que
creían y con tanto detalle, como sólo una gran necrópolis puede entregar. Se trata de El Olivar, el
sitio arqueológico que está reescribiendo la prehistoria de la Región de Coquimbo.

Ubicado al norte de La Serena, el sitio posee una superficie estimada de 35 hectáreas. Bajo ella
hay vestigios habitacionales y funerarios que hablan de una ocupación continua de siete siglos,
desde los Molles en adelante, pero especialmente de gentes de las culturas Ánimas y Diaguita.

Con cuanto cariño trataban a sus niños, la importancia protectora que atribuían a sus camélidos, la
diferenciación de actividades entre hombres y mujeres, son algunas de las revelaciones que ha
entregado hasta ahora el mayor rescate arqueológico realizado en El Olivar (2015-2017), que tuvo
como testigos privilegiados a 70 profesionales liderados por los arqueólogos Paola González y
Gabriel Cantarutti.

"En 13 campañas de excavación, fue tanto el material rescatado que se completaron 1.300 cajas
de vestigios: 211 cuerpos humanos articulados; 53 camélidos y 4 cánidos, además de una gran
cantidad de cerámicas y materiales líticos y óseos. Ello fue encontrado en apenas el 2% del sitio,
en las áreas llamadas FUN 6 y FUN 8" nos cuenta Paola González, quien acaba de publicar en la
web del Museo Arqueológico de La Serena un artículo sobre la importancia del hallazgo y rescate
de El Olivar para la reconstruir la prehistoria nacional.

Más allá de la cantidad de piezas encontradas "lo mas sobresaliente es que los factores de
contexto están muy bien rescatados y ese es un factor único en esta excavación que nos permitirá
tener una buena radiografía de la vida de las comunidades. Ya no solo contamos con hermosas
vasijas sin contexto para reconstruir parcialmente nuestra prehistoria. Ahora serán hombres,
mujeres y niños concretos quienes darán luces acerca de una historia cultural de siete siglos".

Como en una investigación forense donde la posición de un cuerpo, los objetos que lo rodean y
hasta los últimos alimentos consumidos se registran y relacionan para resolver un crimen, la visión
de escenas completas en las tumbas de El Olivar permitió conocer, por ejemplo, diferencias en las
actividades de cada género.

"Las ofrendas en las tumbas no están al azar. En las de hombres se encontraron mayormente
objetos asociados a la caza mientras que en las mujeres se destacan las piezas textiles".
Lo que descubrieron en los entierros de menores fue más impactante.

Jarro Pato con forma de mama, El Olivar

Jarro zapato con forma de mama, El Olivar

"Los niños pequeños recibían una cuidadosa preparación, con ofrendas como collares o cuentas,
ajuares con guijarros y conchas y cerámicas pequeñas. Pero lo que fue tremendamente
conmovedor para todos fue encontrar lactantes junto a jarros zapato con forma de pecho de
mujer para seguir amamantando, simbólicamente, a sus bebés".

También se encontraron sepulturas de Ánimas, con humanos abrazando a sus camélidos


demostrando lo cercano que era este pueblo a dichos animales. Aunque esta costumbre era
conocida, en El Olivar se constató que la práctica de entierro de camélidos se extendió hasta las
primeras etapas de la cultura Diaguita.

Para González el intrincado vínculo entre las culturas Ánimas y Diaguita podría "poner en tela de
juicio si efectivamente estamos frente a dos entidades diferenciadas".

En la mirada de contexto obtenida en El Olivar, un papel muy relevante para González fue el
aporte de las distintas especialidades de los investigadores, que además de arqueólogos sumaron
antropólogos físicos y conservadores. Así se pudo detectar, por ejemplo, un daño en el oido de los
hombres Ánimas que es característico del buceo en aguas frías. En compensación, tenían una
buena salud bucal aparentemente por su dieta marina. Por el contrario los Diaguitas, presentan
más caries, probablemente por el mayor consumo de carbohidratos (agricultura).

Los análisis del sitio apuntan a desentrañar múltiples aristas como cronología, procedencia, salud,
calidad de vida, relaciones de género, dieta, conocimientos tecnológicos, prácticas culturales y
procesos sociales. Y todo ello se continúa estudiando ahora a través de la microexcavación, que es
la extracción final, en laboratorio, de la tierra de los bloques recuperados del sitio, como el que se
ve en la imagen principal. Luego vienen los análisis de ADN, carbono, isótopos, químicos y todos
los estudios ayudarán a precisar la información.

Además el sitio fue grabado con tecnología 3D y con tomas aéreas desde un dron. "Así podemos
regresar virtualmente a las áreas de excavación y seguir investigando".

Sin ocultar su emoción por ser parte de una investigación clave para desentrañar la prehistoria del
norte semiárido chileno, la arqueóloga Paola González cree firmemente que la necrópolis de El
Olivar va a dar respuesta a muchos vacíos. "Se van a responder muchas preguntas y, al mismo
tiempo, descubriremos otras nuevas".

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