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Atiende al consejo, Joven

Oye joven, sé prudente;


apártate para Dios
Entrégate a El por completo;
toma hoy la decisión.

El mundo mucho te ofrece;


se presenta en su esplendor
Pero al final del camino
todo es desilusión.

La carne con sus pasiones


provoca a la tentación
Si no la vences a tiempo,
te lleva a la perdición.

Es una trampa, no cedas;


es lazo del tentador
Repréndelo en el momento,
si no, te espera el dolor.

Mira arriba, hacia el cielo;


busca el rostro del Señor
Es el refugio seguro,
el lugar de bendición.

El es el Amigo fiel;
conoce tu corazón
Es el que llena el vacío;
da plena satisfacción.

Sé sabio, sigue a la meta;


haz tú como el corredor
se sacrifica a sí mismo
por tener el galardón.

Si así hacen los atletas


que ejercitan con tesón,
aprende el ejemplo, joven;
el cielo es de más valor.

Nunca, nunca menosprecies


a tan grande salvación
Te aconsejo que la guardes
con temor y con temblor.

-- Zaida C. de Ramón –
El Joven Rico

Rico y apuesto heredero,


alto de alcurnia y de talla,
se llega a Jesús pidiendo:
-Maestro bueno, ¿qué hace falta
para que la vida eterna
posea para mi alma?

-Los mandamientos conoces:


No toques mujer extraña,
no mates, hurtes ni engañes,
sea veraz tu palabra,
respeta de tus mayores
la dignidad de las canas...

-Maestro, todo he guardado.


Dime qué otra cosa falta.

Una muy simple: ve y vende


cuanto a la tierra te ata,
dalo a los pobres, que cubran
su miseria por tu gracia,
y echando tu cruz al hombro
ven a seguir mis pisadas.

Perdió el joven su apostura,


bajó al suelo su mirada
y se encaminó afligido
hacia sus riquezas vanas.

A Jesús le va corriendo
por la mejilla una lágrima
que a contraluz pareciera
de sangre tornasolada.

-¡Pudo y no quiso salvarse,


por su riqueza malvada!
¡Cuán difícil es que un rico
entre en mi eterna morada!
¡Un camello por el ojo
de una aguja, mal se pasa!

-- Santos García Rituerto --


No seas Necio, sino Sabio

Estaba escuchando un día


conversación muy amena;
alguien con su entrevistado
hablaban de varios temas.

Cierto punto se tocó


que oírlo valía la pena
pues es una gran verdad
aunque lo hablara una piedra.

Decía que el odio embrutece


al que así lo manifiesta
es necio y es ignorante;
odiar no vale la pena.

En mi mente elaboré
y completé el pensamiento,
"lo que da sabiduría
es el amor del Dios nuestro."

Es el temor del Señor,


de los sabios el principio;
es mantener con tesón
el corazón puro y limpio.

Es sabio aquel que se guarda


para Dios en su camino;
aquel que aborrece el mal
y se goza en lo divino.

Deja hoy la necedad,


busca la sabiduría;
Teme a Dios y a su Palabra;
y serás feliz cada día.

-- Zaida C. de Ramón --
El Poder de la Alabanza

Cuando dijiste que sí


al Salvador de tu alma
entraste a un camino nuevo...
la senda de la esperanza.

Senda hermosa que marcó


nuevo rumbo a tus andanzas,
Camino lleno de luz
que tus pasos afirmaba.

Continuaste la carrera
con valentía y audacia
pues no caminabas solo
el Señor te acompañaba.

Comenzaste a comprender
en la lucha y la batalla
que hay una arma poderosa
que nunca debes obviarla.

No es la fuerza ni la astucia,
tampoco tus propias armas
pues en toda adversidad
el poder es... la Alabanza.

En la lección que aprendiste


descanso sintió tu alma
testificando de la paz
a los que a ti se allegaban.

Pronto todos conocieron


mientras juntos batallaban...
"Por cruenta sea la guerra,
por fuerte sea la asechanza,
nada tienen que temer,
pues la victoria es de aquel
que abre la boca y le alaba."

Cantar su misericordia,
dar en todo acción de gracias,
adorarle y alabarle...
¡Dios habita en la Alabanza!

-- Zaida C. de Ramón --

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