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CARACOLES
SE MUEREN SIEMPRE?
CÓMO TRATAR lA MUERTE
EN EDUCACIÓN INFANTIL
--
-='1
EDltlONES DE lA TORRE
MADRID, 2000
©
Del texto:
Agustín de la Herrán, Isabel González, María Jesús Navarro,
Soroya Bravo y María Vanesa Freire.
De las ilustraciones: Pilar Coaona
De esta edición: Ediciones de la Torre
Espronceda, 20 – 28003 Madrid
Tel.: 91 692 20 34
Fax: 91 692 48 55
info@edicionesdelatorre.com
www.edicionesdelatorre.com
ET Index: 442DQI06
Primera edición: septiembre 2000
ISBN: 978-84-7960-444-1
Depósito legal: M. 27.879-2000
Impreso en España/Printed in Spain
Fotocomposición: M&A
Gráficas Cofás
Polígono Industrial Prado de Regordoño
Móstoles (Madrid)
FUNDAMENTACIÓN 15
l. Un marco de referencia 15
11. La muerte como contenido educativo 24
INVESTIGACIÓN 27
l. Coordenadas 27
11. La experiencia realizada 33
CONCLUSIÓN 291
ANEXOS 293
ÍNDICE DE FIGURAS 297
BIBLIOGRAFÍA CITADA Y CONSULTADA 299
He visto reflejada mi imagen
en la quieta agua del charco.
¡lVO me mires!
Ahora soy un árbol retorcido y feo,
mis ramas parecen muñones inútiles,
mis últimas hojas las arrebató el viento.
Desnudo pasaré el invierno.
Pero dentro de mí dormita la vida
esperando otro sol, otro aire, otro tiempo.
Vén a verme entonces,
floreceré de nuevo O"OSEFINA RAMos, 1994).
«La muerte sólo será triste para los que no hayan pensado en
ella.» (FÉNELON).
l. UN MARCO DE REFERENCIA
Pretensiones: El fondo del asunto no es más que un mal aprendizaje (de mie-
do, angustia, terror, sufrimiento sin sentido, etc.), transmitido de genera-
ción en generación como «arquetipo» (C.G. ]UNG), y alimentado conti-
nuamente desde el ego humano y la resistencia al desempeoramiento. Sin
embargo, muchos maestros del bien común han propuesto, una y otra vez,
soluciones convergentes como respuesta a ese condicionamiento aversivo.
16 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
La etapa infantil: el tramo mds adecuado para una respuesta curricular. Es-
tatuto curricular de una educación para la muerte.' En un congreso interna-
cional de Educación Infantil, decíamos:
ÁREAS CURRICULARES
(<<LONGITUDINALIDAD»)
cular actual no sólo para Educación Infantil, sino para el resto de las eta-
pas educativas (en primaria, secundaria y, ¡ojalá algún día!, en la universi-
dad, al menos en las carreras docentes).
y es que, a pesar de responder a la realidad, de su importancia para la
vida y de ser capaces de llevar la vida a la escuela, los transversales, nor-
malmente, no se comprenden ni se aplican bien. El hecho de que en los
distintos materiales para la reforma y en diversas publicaciones editoriales
suelan ofrecerse aparte, no ha ayudado mucho a su planificación y a su
programación. De hecho, cuando se hace, suelen incluirse después y a ca-
pón. Quizá por éstas, entre otras razones, en algunas escuelas podría ha-
blarse de «transversales atravesadas» (l. GONZÁLEZ), porque han sido ob-
jetos de una combustión rápida o porque casi se han bloqueado. Quizá una
manera no forzada de resolver este nudo gordiano sea expandiéndolos a lo
profundo, desde temas como la integración de la muerte en la vida, de mo-
do que, por aportar una complejidad lógicamente construida, pueda sim-
plificar el panorama.
Desde este estatus curricular, la educación para entender la muerte apa-
recería para el niño como la paz en las pesadillas, rabietas, desasosiegos; ·la
aceptación sexual para su placer y continuación; la seguridad vital en lo
vial; la salud en su cuerpo y psique sanos; el cuidado ambiental de una
Tierra que nos salva, porque todos somos vivos puntos de colores en este
cuadro impresionista.
humanidad. Por eso hay dos clases de vida: la vida que rpuere y la vida que
trasciende y que nunca muere del todo (MANu, 1997, p. 17).
Es verdad que el dolor ante la muerte de alguien querido puede ser tan
concreto que hasta tenga un fundamento neurológico. De hecho se veri-
fica en los sufrientes un vacío funcional o una interrupción brusca de la
inercia emotivocognitiva relativa a sinapsis tanto más intensas y densas
cuanto mayor sea la afectividad y el apego hacia la figura de referencia.
Quizá sea bueno actualizar las enseñanzas y las propuestas educativas
comunes de los grandes maestros del bien común (Lao zi, Buda, Zhuang zi,
Confucio, Yeshua, Eckhart, Maharsi, etc.), orientadas a aspirar a minimi-
zar el miedo y a activar la idea de la muerte como posible plenitud tras-
cendente. Pero más allá de las metafísicas, de lo que sobre todo estamos
convencidos es de la conveniencia, casi sustantiva, de que los docentes de
todas las etapas educativas, y especialmente los maestros y maestras de
Educación Infantil, a quienes se destina de un modo principal este mate-
rial curricular, reflexionen, o mejor, indaguen profunda, crítica e íntima-
mente en el asunto, antes de pretender educar en torno a él.
y otra muy distinta, como decía A. EINSTEIN, «pensar mil veces al día
que la propia vida, externa e interna, se basa en el trabajo de otros hom-
bres, vivos o muertos». Cuando se es consciente de esto, la propia labor
se transforma automáticamente en una tarea compartida, en quehacer
cooperativo cuya principal fuente de motivación es esa responsabili-
dad naturalmente heredada. Esto es algo que, además, puede ayudar-
nos a percibir la vida más allá del ego, quizá desde la conciencia, has-
ta llegar a darse la justa importancia. Entonces, sólo entonces, puede
experimentarse que: «El ser humano es un reflejo de la Consciencia
Pura. Cuando uno disuelve su ego en la Consciencia, vivir o morir ca-
rece de importancia» (R.A. CALLE, 1997, p. 164). Porque, si se con-
templa desde las coordenadas de la evolución, cada muerte es un pa-
so hacia una mayor evolución, con lo que, aunque dolorosa, no es
negativa, y compone un continuo indiferenciado con la vida.
c) El deseo (no egótico) de trascendencia, como síntesis de un buen
aprendizaje desarrollado entre las variables anteriores [ego, con-
ciencia, evolución interior, muerte]. Porque, como decía M. GAS-
CÓN (1996), ocurre que no hay tema más «constante» e «indife-
rente» que la muerte. Quizá no sea el acto de morir lo que ocasione
mayor rechazo, sino la indiferencia que conlleva:
Por eso he pensado que toda muerte humana está inserta entre dos
posibilidades o límites: el de la indiferencia, que la mayoría de las gentes
no sabe cómo superar, y el de la trascendencia, con múltiples versiones,
unas más seguras que otras, pero cuya certidumbre se alcanza cuando la
vida humana tiene un objetivo calificable como trascendente. Y a mí me
parece que no hay ninguno mejor que el de existir empujando o acele-
rando el proceso de evolución y mejoramiento de la VIDA HUMANA
(comunicación personal).
INVESTIGACiÓN
l. COORDENADAS
d) Experimental'
¿Qué ha pasado?
¿Se muere igual una flor que una persona?
¿Qué pasa después (de morir)? Dibújalo (en su caso).
¿Qué siente (el muerto)? ¿Qué piensa (el muerto)? ¿Cómo se sien-
te al morir / de muerto?
¿Dónde estabas antes de nacer?
Si cumples (cumplieras) estos, estos, estos, estos y estos años, ¿cómo
eres (serás) tú?, etc.
a) Natural, espontáneo.
b) En su caso, gradual (en varios días).
c) Simbólico, mágico y lúdico.
d) Desde el entorno concreto que le rodea.
e) Individual y grupal.
VINCULACiÓN DE LOS TEMAS
TRANSVERSALES CON LA EDUCACiÓN
PARA ENTENDER LA MUERTE
INTRODUCCiÓN
A continuación, trataremos más a fondo las relaciones entre los temas trans-
versales tradicionales, vinculándolos con una educación para entender la muerte.
Una buena Educación para la Salud debe pretender que los alumnos
desarrollen hábitos y costumbres sanos, que los valoren como uno de los
aspectos básicos de la calidad de vida y que realicen las pautas de com-
portamiento que nos conducen a la adquisición de un bienestar físico y
.mental» (Ministerio de Educación y Ciencia, 1993, p. 84)
1. Alimentación
2. Educación sexual
Los niños acaban por interiorizar la moral sexual de los adultos, que a
veces es errónea. Es muy importante satisfacer las diferentes curiosidades
sexuales y no sexuales de los niños, sin sobrepasarlas ni sobrepasarles.
Cuando nos pregunten algo relacionado con el sexo o con cualquier otro
tabú, no tendamos a callar, ni a reír, o a decir «ya te lo explicaré luego» o
«cuando seas mayor». Procuremos dar una respuesta sentida y vivida des-
de nuestra experiencia que lleve a la aceptación de sus límites, de su se-
xualidad actual y su autoconocimiento, educando en libertad y respeto a
los demás y a sí mismo.
4. Actividad física
5. Prevención de accidentes
6. Salud e higiene
Hace algo más de cien años, un ginecólogo pensó, que lavarse las manos
antes de una intervención podría salvar la vida de sus pacientes. Hoy nadie
duda de la relación, científicamente contrastada, entre higiene y salud. Hoy
la escuela debe incluir, en todas sus programaciones, actividades educati-
vas que establezcan hábitos de l1igiene: no coger alimentos del suelo, de-
jar la clase ordenada y limpia, utilizar papeleras, lavarse las manos antes y
después de comer, de tocar a un animal, de preparar una comida, de lim-
piarse el culito, de sonarse los mocos, etc.
7. Salud mental
Los niños perciben y amplían los estados de ánimo de quienes les ro-
dean. Como consecuencia, deberíamos plantearnos nuestras reacciones.
Así, por ejemplo, los padres y madres deben saber separarse del niño para
que el o ella pueda crecer feliz, transmitiéndole la seguridad y confianza
que le permita ser autónomo y equilibrado, y realizar una inserción social
sin conflictos.
Expresar sentimientos y emociones es para ellos una tarea difícil pero
necesaria que generalmente realizan mediante un lenguaje no verbal que
nosotros debemos comprender y devolver, bien con otro gesto o precisa-
do en palabras.
Enseñarles a controlar sin reprimir, a posponer el placer o a superar las
pequeñas frustraciones es mostrarles el camino hacia la autonomía y la li-
bertad.
Aunque hoy en día no se asusta a los niños con cocos, ogros, lobos,
hombres del saco, etc., estos siguen experimentando miedos habituales (el
ridículo, el rechazo, su monstruo particular, etc.), que algunos adultos no
dudan en emplear como recurso para el inmediato manejo del niño, como
ya denunciaba J.J. ROUSSEAU. Lo que sobre todo se consigue con esto es
la fobia o el miedo del niño hacia el que asusta o intimida, y ninguna edu-
cación.
Por otra parte, ocurre lo contrario: hay otros miedos, como a dormir,
a la oscuridad, a la enfermedad, a la muerte... que el adulto quisiera erra-
dicar, sin tener en cuenta su base psicobiológica. Sólo desde el respeto, la
comprensión y la empatía les ayudaremos a que evolucionen en sus mie-
dos y a paliar sus consecuencias.
campo, el jardín o el huerto, con sus plantas y frutos, la granja con sus
animales etc. La naturaleza es una gran y divertida maestra.
(<<niño querido, niño que quiere»). Así, con la edad, llegará progresivamen-
te a comprender, compartir, cooperar, compadecer, etc., que pasarán a for-
mar parte de su actitud frente a la vida: «ser con» no «contra».
El Principio X de la Declaración Universal de los Derechos del Niño,
dice: «El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar
la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole». Educándole
desde el respeto didáctico y atención individualizada en un clima seguro y
solidario, cumplimos con la obligación educativa que implica tal derecho.
En la escuela encontramos diferencias sociales, culturales, físicas, fun-
cionales, intelectuales, de actividad, etc. Y es en el terreno de la educación
donde la promoción de la igualdad tiene mayores éxitos. Y más en Edu-
cación Infantil, por ·su importancia preventiva, paliativa y encauzadora,
para promover la igualdad de oportunidades del individuo y de los gru-
pos. Por encima de las condiciones previsibles o diagnosticadas, ya sean
económicas, culturales, será tanto o más eficaz cuanto antes comience, y
cuanto más claras tenga las dificultades que se deben superar.
Lo mejor sería no tener que hablar de diferentes grupos, etnias o pa-
tologías, sino de diferentes individuos y referentes, relativizando la iden-
tidad-diversidad, luego la semejanza, y estableciendo una diferenciación
positiva no discriminatoria que permita y facilite la integración.
Hasta que la muerte nos iguale, como puede comprobarse en la visita
a un cementerio, podríamos plantearnos hasta qué punto merece la pena
distinguir o distinguirse por un estar, un tener o un identificarse a grupos
e ismos destinados fundamentalmente a su propia pervivencia.
Convivir es conmorir, con nosotros·, con los otros y con nuestro tiempo.
la siniestralidad en el origen
Ventajas
Inconvenientes
Nuestros niños desarrollan una capacidad para el uso de las máquinas, vi-
deos, ordenadores, electrodomésticos etc. que parece innata, mientras que
algunos adultos aprenden a utilizarlos con más esfuerzo, con un manual y
con temor. El adulto le ofrece experiencias y estímulos, pone palabras, pero
puede no saber actuar como modelo lúdico, y observar cómo los objetos
que los niños aprecian varían de año en año, sin actualizarse con ellos.
El progreso y la tecnología que los niños asimilan tan fácilmente con-
lleva, además del abuso de materias primas, medios de producción, ex-
plotación de los recursos etc., un consumismo excesivo, actualmente ne-
cesario, capaz de hacerles perder la referencia de las formas naturales y
gratuitas de vivir, y a nosotros con ellos.
El adulto quizá aprenda a desmitificar las máquinas, a buscar con los
niños el «¿por qué no?» de las cosas que a ellos les gustan, pero también
debe conseguir, con paciencia y respeto, que el niño valore la importancia
del medio, que consuma con prudencia y contribuya de esta forma, des-
de los primeros aprendizajes, a ser una persona más saludable, solidaria,
crítica y consciente.
No debemos esperar resultados llamativos, sino buscar un aprendiza-
je continuo en un consumo responsable que el niño pueda transferir a
otros ámbitos y momentos de su vida.
En resumen, educar para el consumo significa analizar nuestro entorno,
buscando soluciones viables para cada caso, atendiendo al ahorro y buena
utilización del agua, la energía, tratamiento de los residuos, el cuidado y
mantenimiento de la naturaleza, el uso de productos reciclados o recicla-
bIes. Todo ello para ir ampliando esta preocupación al resto del planeta,
rechazando los productos que dañan la capa de ozono, la calidad del agua
y valorando otros hábitos y otros esfuerzos que, desde otras culturas, con-
tribuyen a un desarrollo sostenible.
Porque no se trata de tener más, sino de un mejor ser y un mejor vi-
vir, que no solo se mida por la cantidad, sino por la calidad, posibilitan-
do un futuro mejor. De ello podría depender que nuestro ciclo de vida-
muerte pueda llegar a ser de «vida-muerte-plenitud» con el consumo.
4 Ser buen modelo es caminar desde el discípulo interior al maestro interior, como de-
cía K. G. DÜRKHEIM, o encaminarse hacia la plenitud humana tantas veces expresada por
los EUCKEN, MAHARsI, BLAY, PANIKKAR Y tantos otros a los que la educación sigue dan-
do la espalda, de manera injusta, inconcebible y sólo explicable por la ignorancia de los
que más ruido «epistemológico» hacen.
56 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
a) «Los niños pequeños tienen los dos miedos innatos (miedo a los
ruidos repentinos e intensos y a caer de lugares elevados), pero no
temen a la muerte» (E. KÜBLER-Ross, 1993, p. 84).
b) Para SPITZ, dentro del primer año de vida del niño, las fuentes de
miedo cambian:
1) Miedos a animales.
2) Miedos a fenómenos naturales (truenos, rayos...).
3) Miedo al daño corporal y a enfermedades.
4) Miedo a la muerte (propia y de las figuras de apego) ya los sím-
bolos de muerte.
5) Miedo a situaciones sociales y a relaciones personales hostiles o
agreSIvas.
6) Miedo a lugares cerrados.
7) Miedo a la violencia física, a las peleas, etc. (en A. SANCHEZ
SANCHEZ, 1997, pp. 47,48, adaptado).
De 3 a 6 años
4) De inserción socia~
Predominantemente físicos: Los miedos al dolor físico se in-
tegran en lo social a través de la cultura que les rodea, gene-
rando temores que perduran en los adultos, como el miedo
, a ser atropellados, a viajar en avión, a la velocidad, a aso-
marse por un precipicio, ventana o puente, a las peleas, a ser
empujados, a los gritos y manifestaciones de violencia, etc.
Predominantemente psíquicos: Como por ejemplo, el miedo a
quedarse solo, al ridículo (a que se rían de él/ella, a llevar una
ropa diferente, etc.), al rechazo, a las situaciones de cambio (a
personas y situaciones diferentes), etc.
Un caso especial· el miedo a la propia muerte: Una elaboración mucho más com-
pleja es la elaboración del miedo y concepto de la propia muerte, por ejemplo
en los casos de niños diagnosticados de cáncer. Estos niños probablemente ten-
gan una elaboración distinta de los niños en situación de normalidad, porque
pueden ver sus vidas limitadas. Según Á. CARRIZOSA EsQUIVEL (1998), <<Aun-
que no manifiestan de forma clara su preocupación ante la muerte, sí revelan
miedos ocultos relacionados con ella». Más concretamente, señala que:
AURORA (3 años)
-¿Cómo te llamas?
-Aurora.
-¿Cuántos añitos tienes?
-Tres.
-¿Qué cuento te he contado?
-El de Caperucita roja.
-¿Qué ha pasado en el cuento? Cuéntamelo.
-Que se ha comido a Caperucita.
-¿Quién se ha comido a Caperucita?
-El lobo.
- y ¿a quién más se ha comido?
-A la abuelita.
-¿Dónde están Caperucita y la abuela?
-En la tripa del lobo.
-¿Cómo están en la tripita del lobo?
-Mal.
-¿Cómo están dentro de la tripita del lobo vivas o muertas?
-Vivas.
-¿Qué piensan Caperucita y la abuela?
-Nada.
-¿Y dicen algo?
-No.
-Después de estar en la tripita del lobo, qué pasa, hasta cuando están allí?
-Hasta un minuto.
- y luego, ¿qué pasa?
-Que los cazadores van y sacan a Caperucita y a la abuelita.
-¿ Y fueron felices?
-Sí.
-Muchas gracias Aurora.
[Figura 12: «Lobo fantasma»]
68 ¿ Tódos los caracoles se mueren siempre?
SERGIO (3 años)
-¿Cómo te llamas?
-Sergio.
-¿Cuántos añitos tienes?
-Tres.
-¿Qué cuento te he contado?
-El de Caperucilla.
-Caperucilla...
- ...roja.
-Cuéntame qué ha pasado en el cuento.
-No lo sé.
-¿Te ayudo un poquito?
-Estoy pensándolo.
-¿Qué ha hecho el lobo? ¿A quién se ha comido?
-A Caperucilla y a la abuela.
-¿Dónde están Caperucilla y la abuela cuando se las come?
-En la tripa
- y allí, ¿cómo están?
-Mal.
-¿Y por qué están mal?
-Porque se las ha comido
-¿Y allí dentro tú crees que estarán vivas?
-No.
- y si no están vivas, entonces, ¿cómo estarán? ¿Y qué piensan ahí den-
tro?
-Nada.
-¿Y dicen algo?
-No.
-¿Y dónde se van después de estar en la tripita del lobo? ¿Se van a algún
sitio o se quedan ahí?
-Se quedan ahí y les dicen los cazadores que quieren matar al lobo: «¿Por
qué te has comido a Caperucita y a la abuela?» «Porque quiero».
-¿Qué hacen los cazadores? ¿La salvan?
- y el lobo se va corriendo y casi que le matan.
-¿Y le mataron de verdad?
-Le mataron y salió corriendo.
-Muchas gracias, Sergio.
[Figura 13: «Caperucilla»]
El discurso de los niños 69
LAURA (4 años)
-¿Cómo te llamas?
-Laura.
-¿y cuántos añitos tienes?
-Cuatro.
-¿Qué cuento te sabes? El cuento...
-¡El de Caperucita roja!
-¿ y qué pasa en el cuento?
-Que Caperucita se encuentra al lobo.
-¿Y qué. le dice Caperucita al lobo?
-Que busque un ramo de flores.
-¿Y qué más?
-¿Qué tal estás, Caperucita?
-¿El lobo engaña a Caperucita? ¿Y cómo la engaña?
-La dice que es un lobo bueno, y es un lobo muy malo.
-¿Caperucita a dónde iba?
-A casa de su abuelita.
-¿Y qué le dijo el lobo a Caperucita?
[Silencio] .
-Tú vete por este caminito más...
- ...largo.
- y el lobo se fue por el camino más...
- ...pequeño.
-¿Quién llegó antes a casa de la abuelita?
-El lobo.
- y cuando llegó el lobo a casa de la abuelita, ¿qué hizo el lobo?
[Silencio] .
-Se metió en la cama de...
- ...la abuela.
- y esperó a que llegara...
- ...Caperucita.
-¿Y cuando llegó qué paso?
-Que se la comió.
-¿Y dónde están Caperucita y la abuela, dónde están?
-Adentro de su barriga.
-¿Y cómo crees que estarán dentro de su barriga?
-Gritando.
-¿Están vivas o muertas, cómo crees que están?
-Vivas.
-¿Cómo se sienten Caperucita y la abuela?
-Mal.
70 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
-¿Qué dicen?
-«¡¡Socorro!!»
-¿Qué piensan?
-Que las van a salvar.
-¿ y las salvan?
-Sí.
-¿Quién las salva?
-Un cazador.
-¿Me quieres contar algo más del cuento de Caperucita?
-Sí, que el cazador saca a Caperucita y a la abuela, y se van a su casita.
-Muy bien, muchas gracias Laura.
[...]5
-¿Has visto la película de Bambi?
-Sí.
-¿Y qué pasa en la película de Bambi?
-Que un conejo se llama Tambor, y primero no sabía hablar Bambi.
-Porque era pequeñito... ¿Y después qué pasa?
-Que se muere la mamá.
-¿Y por qué se muere?
-Porque la disparan.
-¿Quién la dispara?
-Los malos.
-¿Cómo se siente Bambi?
-Mal.
-¿Cómo crees que está la madre de Bambi?
-Muerta.
-¿Qué siente la madre de Bambi al morir?
-No lo sé.
-¿Qué piensa la mamá de Bambi?
-Que se muere.
-¿Dicen algo los muertos?
-No.
-¿Y piensan algo?
-No.
-¿Cómo están?
-Muertos.
-Muchas gracias Laura.
[... ]
-¿Has visto la película «El Rey León»?
5 El signo «[...]» indicará que una y otra entrevista no se han realizado el mismo día.
El discurso de los niños 71
-Sí.
-Cuéntame qué pasa en la película.
-Que hay un malo y que muere su papá.
-¿Cómo se siente el papá al morir?
-Mal.
-¿Dónde está? Se muere, ¿y dónde está?
-En una roca.
-¿Cómo está en la roca?
-Muerto.
-Muchas gracias, Laura.
AHINüA (4 años)
-¿Cómo te llamas?
-Ahinoa.
-¿y cuántos añitos tienes?
-Cuatro.
-¿Has visto la película de Bambi?
-Sí.
-¿Qué le pasa a la mamá de Bambi?
-No lo sé.
-¿Qué le quieren hacer los cazadores?
-Que la quieren matar.
-¿ y le matan?
-Sí.
-¿Y cuándo se muere la mamá de Bambi, qué siente cuando se muere?
-No lo sé.
-¿Y cómo se quedará la mamá de Bambi cuando se haya muerto?
-Viva.
-¿Y dónde se va?
-Al hospital.
- y allí, cuéntame qué pasará.
-La curan allí.
-Muy bien, muchas gracias, Ahinoa.
-¿Cómo te llamas?
-David.
-¿Y, cuantos añitos tienes?
-Cuatro (y cinco meses).
-¿Y qué cuento te he contado?
72 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
-En la olla.
-¿Y cuándo alguien se muere dónde se va?
-Al entierro.
-¿Y qué pasa después de que se han muerto el gallo, la oveja y la vaca?
-Qué les llevaron al entierro.
-¿Y allí que ha pasado?
-Que ya no han existido.
-Muy bien, muchas gracias Diego.
-Muchas gracias, adiós, adiós.
IRIS (5 años)
-¿Cómo te llamas?
-Iris.
-¿Y, cuántos añitos tienes?
-Cinco.
-¿Qué cuento te he contado?
-El de Caperucita roja.
-¿Y qué ha pasado en el cuento? Cuéntamelo.
-Que se ha comido el lobo a Caperucita roja.
-¿Por qué se la ha comido?
-Porque ha entrado.
-Ha entrado y que ha pasado...
-Que... No me acuerdo.
-¿Qué siente Caperucita al morir? ¿Tú crees que siente algo?
-No.
-¿Cómo crees que se está de muerto? Imagínatelo.
-Haciéndose el muerto.
-¿Y qué piensan?
-No lo sé.
-¿ Y dicen algo?
-No.
-¿Dónde está Caperucita ahora?
-En la tripa del lobo.
-¿Y cómo está en la tripa del lobo?
-No lo sé.
-¿Y qué pasa ahora después de que a Caperucita se la ha comido el lo-
bo? ¿Tú qué crees que le puede pasar a Caperucita?
-No lo sé.
-Muchas gracias, Iris.
[... ]
-¿Has visto la película «El Rey León»?
El discurso de los niños 75
-Sí.
-Cuéntame qué pasa.
-Que el tío de Simba la agarró al padre con las uñas en la mano y se
murió.
-y se murió... ¿y qué siente al morir?
-Nada.
-¿y dónde se va?
-Al cielo.
-¿y allí cómo está?
-Con Jesús.
-¿Dice algo?
-No.
-¿y piensa algo?
-No.
-Muy bien, muchas gracias Iris.
[... ]
-¿Has visto la película de Bambi?
-Sí.
-¿y te ha gustado?
-Sí.
-Cuéntame lo que pasa en la película de Bambi.
-Que había fuego.
-y entonces...
-Se encontró a una chica Bambi y la madre de Bambi se murió porque
la dieron con una pistola.
-¿y cómo crees que está madre de Bambi después de que le paso eso?
-En el cielo.
-¿y piensa algo la madre de Bambi?
-No.
-¿Bambi está muy triste?
-Sí.
-Muchas gracias, Iris.
FERNANDO (5 años)
-¿Cómo te llainas?
-Fernando.
-¿y cuántos añitos tienes?
-Cinco.
-¿Qué cuento te he contado?
-El de Caperucita roja.
-Cuéntame a ver de qué te acuerdas.
76 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
PATRICIA (5 años)
-¿Cómo te llamas?
-Patricia.
-¿Y cuántos añitos tienes?
-Cinco.
-¿Has visto Bambi?
-Sí, claro.
-¿Te gusta?
-Sí.
-¿Qué es lo que pasa en Bambi? Yo no lo he visto contigo.
-Pues que un cazador mata a la mamá de Bambi y después él se hace mayor.
-¿Qué le pasa entonces a su mamá?
-Se va al bosque y llega un cazador y la mata.
-¿Qué siente?
(Patricia se encoge de hombros.)
-¿Cómo está la mamá de Bambi?
-Con los ojos así [los abre todo lo que puede], pero está muerta.
-¿Puede pensar?
(Vuelve a encoger los hombros y sonríe.)
I El discurso de los niños 77
ADRIÁN (5 años)
-¿Cómo te llamas?
-Adrián.
-¿y cuántos añitos tienes?
-Cinco.
-¿Has visto Bambi?
-Sí, yo la tengo.
-¿Sabes de qué va?
-Sí, de Bambi que de pequeño tiene una amiga y de mayor se enamora
de ella.
-¿Tiene mamá?
-Sí, pero se muere.
-¿Cómo está su mamá?
-Muerta.
-¿ y cómo está cuando está muerta?
-Muerta, y no puede nunca volver a la Tierra.
-¿La mamá de Bambi puede pensar?
-Sí, pero en el cielo, los cazadores van corriendo pero ella va al cielo y
piensa.
-¿Siente?
-Sí, tiembla por Bambi porque no está con él. Está triste.
IRENE (5 años)
-¿Cómo te llamas?
-Irene.
-¿ y cuántos añitos tienes?
-Cinco.
-¿Has visto Bambi?
-Sí.
-¿Qué pasa en Bambi?
-Pues que Bambi y su amigo ratón, no es un conejo, juegan sobre el hie-
lo, y Bambi se resbala y le aplasta.
-¿Bambi tiene mamá?
-Sí, pero se muere.
-¿Cómo se muere?
-La matan los cazadores.
-¿Y dónde va?
-Se la llevan por el prado.
-¿y puede sentir?
-Sí, la clavan la flecha y se muere.
78 ¿ Tódos los caracoles se mueren siempre?
-¿ y cómo está?
-Así [abre las piernas y los brazos].
-¿Puede pensar?
-No, está muerta.
CARLOS (5 años)
-¿Cómo te llamas?
-Carlos.
-¿ y cuántos añitos tienes?
-Cinco.
-¿Has visto Bambi?
-Sí.
-¿Qué pasa?
-Se muere su mamá y luego crece.
-¿Qué le pasa a su mamá?
-Pues que la persiguen los cazadores, y como ella no puede correr de-
prisa, la disparan y la matan.
-¿Dónde va después de la muerte?
-Al entierro.
-¿Qué siente?
-Pues se asfixia y se muere.
---:.¿Puede pensar?
-No.
DANIEL (5 años)
-----¿Cómo te llamas?
-Daniel.
-¿Cuántos añitos tienes?
-Cinco.
--¿Has visto Bambi?
(Asiente).
-¿Qué pasa?
(Evade el tema. Su abuelito ha muerto hace poco).
[... ]
(Viendo un gusaniro de seda muerto, al que los niños nliran sin decir na-
da).
-Si habláis... a lo lnejor... ¿No queréis decir algo?
-Seño, se mueren. Seña, file estoy empezando a poner ITIUY triste...
El discurso de los niños 79
JONATHAN (6 años)
-¿Cómo te llamas?
-Jonathan.
-¿Qué cuentos te he contado?
-El del tío Perico.
-Las bodas...
- ...del tío Perico.
-¿Qué ha pasado en el cuento?
-Que se ha muerto.
-¿Quién se ha muerto?
-El gallo.
-¿ y quién más?
-No me acuerdo.
-Imagínatelo, a ver qué puede sentir.
-No me acuerdo.
-~.Q' ue puede sentIr....
. t
-La muerte.
-¿Cómo se está de muerto?
-No lo sé.
-¿Está como tú?
-No.
-¿Cómo está entonces?
-Muerto.
-¿ y qué piensan los muertos?
-Nada.
-¿ y dicen algo?
-Nada.
-¿ y dónde están el gallo y el gusanito ahora?
-En la lumbre.
-¿Y qué pasa después de que se han muerto?
-Nada.
-Muchas gracias Jonathan.
-Adiós.
[Figura 16: «Las bodas del tío Perico»]
CAROL (6 años)
-¿Cómo te llamas?
-Caro!.
-¿Cuántos añitos tienes?
-Seis.
80 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
JUDITH (6 años)
-¿Cómo te llamas?
-Judith.
-¿ Y cuántos añitos tienes?
-Seis.
-¿Qué cuento te he contado?
-El de Caperucita roja.
-Cuéntame que ha pasado en el cuento.
El discurso de los niños 81
-Que el lobo le dijo a Caperucita que se fuera por el camino más largo
y él se fuera por el camino más corto.
-¿y qué pasaba luego?
-Que el lobo... Pues fue el lobo llega más antes que Caperucita a casa de
su abuelita y se la comió y luego él se metió en la cama y llegó Caperuci-
ta y luego se la comió.
-¿ y por qué crees que se las come?
-Porque tenía mucha hambre.
-¿Y dónde están ahora Caperucita y la abuela?
-En la panza del lobo.
-¿Crees que dentro de la panza del lobo siguen vivas o no?
-Sí.
-Muchas gracias, Judith.
[... ]
-¿Has visto la película de Bambi?
-Sí.
-Cuéntame qué pasa en la película de Bambi.
-Que luego cuando se van al campo a comer que la mamá de Bambi va
y luego están los cazadores y la matan es lo que me da más pena.
-¿Te da pena?
-Lloro y todo.
-¿Por qué te pones tan triste?
-Porque como la matan, Bambi se queda sin madre y luego tiene que ser
con el padre.
-¿Dónde se va la madre de Bambi? ¿Cuándo se muere, dónde se va?
-Eso no lo vemos.
-¿Pero dónde crees que se puede ir?
-Con los cazadores.
-¿Y dónde se la llevan?
-¿Cómo se siente la madre de Bambi al morir?
-No lo sé.
-¿Y Bambi?
-Pena.
-Ahora que la madre de Bambi ya está muerta, ¿tú crees que dice
algo?
-¿Quién?
-Pues la madre de Bambi.
-No.
-¿Cómo se está de muerto? ¿Cómo puede estar la madre de Bambi?
-No lo sé.
-Gracias, Judith.
82 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
ESTEFANfA (6 años)
-¿Cómo te llamas?
-Estefanía.
-¿Cuántos añitos tienes?
-Seis..
-¿Qué cuento te he contado?
-El de Caperucita roja.
-¿Qué ha pasado en el cuento?
(Silencio).
-Lo recordamos juntas, ¿vale? La mamá de Caperucita, ¿a dónde manda
a Caperucita?
-A casa de su abuelita.
-¿y su abuelita cómo estaba?
-Mal.
-Entonces, yendo por el bosque...
- ...se paró a coger flores y se encontró con el lobo.
- y el lobo ¿qué le dijo a Caperucita?
-¿Dónde vas Caperucita?
-A llevarle a mi abuelita miel y pasteles.
-¿Y qué dijo el lobo? Vete por este camino más...
- ...corto.
-¿Quién se fue por el camino más corto?
-El lobo.
- y Caperucita se fue por el más...
- .. .largo.
-Porque el lobo engañó a...
- ...Caperucita.
-¿Quién llegó antes a casa de su abuelita?
-El lobo.
-¿ y qué hizo?
-Se comió a la abuela.
-Después que se comió a la abuela, ¿qué hizo el lobo?
-Se metió en la cama de la abuelita.
-Yen ese momento llegó...
- ...Caperucita.
-Llamó a la puerta y dijo:
-Entra, entra que la puerta está entornada, y entró y se la comió.
-¿Dónde están Caperucita y la abuela?
-En la barriguita del lobo.
-¿Y cómo crees que estarán allí? ¿Mal, bien, tristes, contentas?
-Mal.
El discurso de los niños 83
ELENA (6 años)
-¿C6mo te llamas?
-Elena.
-¿y cuántos añitos tienes?
-Seis.
-¿Te sabes el cuento de Caperucita roja?
-Sí.
-Cuéntamelo.
-La mamá de Caperucita le manda llevar una botella de vino y unos pas-
teles a su abuelita. En medio del campo se encontr6 un lobo y le dijo: «Yo
no soy el lobo bueno yo soy el lobo malo», y le dijo también: «¿Quieres
llevar estas flores a tu abuelita?» «Pues sí». «Mira, este camino es el más
corto y éste es el más largo». Y se fue por el corto y ella por el más largo.
Después llegó al más corto y se fue corriendo, y Caperucita fue a coger
flores en el campo y se entretuvo un poco, y luego fue a la casa de la abue-
lita, se puso el lobo el camis6n y lleg6 Caperucita y dijo: «Poro, pom,
abuelita, soy yo, Caperucita roja». Y le dijo: «¿Puedo entrar?» «Sí». Entró
y se la comió también a ella, y le dijo: «¡Qué ojos tan grandes tienes!» «Pa-
ra verte mejor...». «¡Qué boca tan grande tienes!» «Para comerte mejor... ».
«¡Qué orejas tan grandes tienes!» «Para oírte mejor...». «¡Qué nariz tan
grande tienes!» «Para oler mejor...» Y se comió a Caperucita roja y después
se durmi6 la siesta y llegó el cazador, después que llegó el cazador le cor-
t61a barriga al lobo y después salió Caperucita y la abuelita, y colorín co-
lorado este cuento se ha acabado.
-Muy bien Elena, muchas gracias.
[... ]
-¿Has visto la película de Bambi?
-Sí.
-¿Y qué pasa en la película de Bambi?
-Que se muere su madre.
- y ¿sabes por qué se muere?
-Porque le matan los cazadores.
-¿Qué siente la mamá de Bambi al morir?
-Que su hijo se ha quedado solo.
-Muy bien, ¿y c6mo se está de muerto? ¿Ahora que la mamá de Bambi
está muerta c6mo crees que estará?
-Dormida.
-¿y d6nde estará?
-En el cielo.
-Muy bien, ¿y crees que piensa algo la mamá de Bambi?
-Sí.
El discurso de los niños 85
-¿Qué pensará?
-Que si volviera a la tierra estaría con su hijo.
-Muy bien, ¿y tú crees que la mamá de Bambi desde el cielo dice algo?
-No.
-Muy bien Elena, muchas gracias.
a) En una sesión de vídeo sobre «El Rey León» y ante la muerte del
rey Mufasa, Dani, de 2 años y medio, se cuestiona: «¿Qué hace
Mufasa dormido?». La identificación con el estado de sueño es la
primera idea de muerte del niño proveniente de las experiencias di-
rectas y de juego.
b) Cuando Ana, de 3 años, dice de otro niño que se hace el muerto,
o del hámster muerto: «está dormido» o «está tumbado», nos mues-
tra que no es capaz de diferenciar entre realidad y representación.
«Esta clase de representación de roles es útil para los niños porque
les ayuda a comprender experiencias extrañas o temibles» (M.A.S.
PULASKI, 1981, p. 173).
Las descripciones del estado físico (signos) son cada vez más detalla-
das apareciendo asociaciones con el sentimiento de abandono. Comienza
a intuir que no es posible la comunicación con los «moridos-matados-
muertados-muertos». Carlos, de 3 años y 2 meses, aclara: «Estabamos dor-
midos, tumbados que significa muertos».
Para el niño la muerte es como el sueño. Por tanto, se cura, se termi-
na en el instante en que el movimiento aparece. «Tú eras el perro "True-
no", que estaba tumbado [muerto] aquí solito. No hablaba, ni te oía, por-
que estaba tumbado. Tú me curabas. "Trueno" te da las gracias y te
acaricia» (Carlos, de 3 años y 2 meses).
y una caras de los infantilismos adultos, cuyo origen (el ego huma-
no) parece invisible para la educación y la cultura convencionales.
b) Desvitalización del objeto: No es lo mismo que se muera una plan-
ta (sin movimiento ni sistema nervioso), que un animal (que no
habla ni razona) o que una persona.
c) Establecimiento de provisionalidad de la muerte: No es lo mismo
morirse temporalmente que hacerlo de manera permanente. Por
ejemplo, los niños pueden pensar que una planta muerta revivirá al
plantarla de nuevo. En las actividades de juego simbólico, también
se observa esto en animales y personas, y suele obedecer a los obje-
tivos del juego: «Yo estaba aquí tumbado (muerto) porque me ha
picado un bicho venenoso. Tú me curabas (Mario, 4 años).
Además de las causas de miedo ligadas al desarrollo del niño, cabe des-
tacarse que, en la sociedad del bienestar y del consumo, los medios son
fuentes de miedos. Pensemos en aquellos programas de impacto que deben
su éxito a la cantidad y variedad de accidentes que presentan.
En una época en que reina la imagen y, por ella, el movimiento de la
razón hacia lo superficial, lo exteriorizantey lo efímero, la idea de la muer-
te, como concepto básico, se va fraguando en un ciclo de realidad-repre-
sentación que nunca llega a atrapar su significado. Al familiarizarse, co-
nocer y buscar las causas de la muerte, el niño parece pretender revestirla
de realismo, descargando así el miedo y la ansiedad con que sus fantasmas
la arropaban. Por ello, estamos con G. SARTORI (1998) en que: «Todos los
conceptos importantes: familiares, culturales no tienen correspondencia
visual».
4) «¡El malo lo serds tú!» (Postura del espectador exigente): En sus jue-
gos es un gran cazador que dispara y mata, pero, -cuando el que
mata es el otro, pide cierta responsabilidad ante experiencias di-
rectas, mostrando aflicci6n por la muerte del cerdito (matan-
zas), del pescado (mercado), etc., expresando, por ejemplo: «¡Es
un rollo que los cacen para eso {para comer)!», o: «Los cazado-
res furtivos son hombres malos porque matan animales» (Car-
los, 5 años y 2 meses).
«Cuando yo sea mayor trabajaré con las máquinas y tú, papá, jugarás
con las tablitas» (Francisco, 4 años).
CONCLUSIONES
6 En la cultura Maya (por ejemplo en las comunidades Mam y Q'anjob'al) los niños
emplean cotidianamente la voz kaminaq, muerto, «para decir Inhabilitado para jugar, suspen-
dido [momentáneamente]; pero Kaminiiq no significa expulsado. Me resultó muy interesan-
te puesto que yo también en compañía de amiguitos he jugado a las bolitas o canicas y em-
pleábamos la palabra Kaminiiq para decir suspendido, para ingresar nuevamente, cuando se
reanuda el juego» O. MuerA BATZ, 1996, p. 36).
7 Es frecuente encontrar, en la tradición popular, encomiendas, jaculatorias e invo-
caciones a santos, vírgenes y otras figuras de la tradición religiosa católica, para librarse
100 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
de tormentas, espantos, mala "muerte, malos partos, etc. Algunos ejemplos son: «Santa
Bárbara bendita.. ,», «San Bartolomé Santo... », «Cuatro esquinitas tiene mi cama», «Con
Dios me acuesto, con Dios me levanto», etc.
PROPUESTAS CURRICULARES
PREVENTIVAS PARA LA
INVESTIGACIO "
" -ACCION
INTRODUCCiÓN
OBJETIVOS COMUNES
l. MOMENTOS SIGNIFICATIVOS
a) Deseados. Las primeras palabras, los primeros pasos, apagar la velas del
primer cumpleaños, la caída del primer diente, el primer control de
esfínteres (pis y caca), jugar ante el espejo, etc. Son momentos signi-
ficativos, porque el adulto los espera y significa positivamente.
b) No deseados: Los pequeños accidentes, las enfermedades, las situa-
ciones peligrosas, la visita al médico o a la peluquería, el corte de
uñas, miedo «al extraño» etc.
C9 Duración: 90'.
* Metodologia
Se utilizó una metodología grupal, para propiciar una innovación, el
acercarse a un tema, con la participación de los presentes, mediante un su-
puesto en el que todos se impliquen:
10 A veces, por esta falta de integraci6n, en las primeras figuras humanas y animales
los nifios de 3 afias dibujan elementos sueltos que van enumerando, que quedan distri-
buidos como un rosario, lo que se conoce como morceau.
106 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
@ Objetivos
a) Explorar las actitudes, las creencias, los prejuicios, las resistencias, los
fundamentos, las justificaciones, etc. relativas a un tema polémico, de
. cara a su implementación en un centro escolar de Educación Infantil.
b) Desarrollar actitudes críticas y reflexivas que desemboquen en la
idea de que éste es un tema de todos.
I Contenidos:
Conceptos:
Procedimientos:
Actitudes:
@ Organización y desarrollo
11 Proponemos varias, para proporcionar ideas diversas, que podrían llevarse a cabo en
función de las circunstancias y los recursos locales o que se tengan por más adecuados.
Propuestas curriculares preventivas para la investigación-acción 111
~ Evaluación. Se analizarán:
IV. MURGA
12 En su caso, la clase puede decidir aprovechar total o parcialmente los disfraces del
NOTAS IMPORTANTES:
1) Para el desarrollo de esta obra hay que favorecer la máxima concentra-
ción de los niños, evitando distracciones externas. 2) Cada vez que se oi-
gan los GRITOS VOCÁLICOS, se ilumina en el fondo un cartel con la
vocal y su color, cuya correspondencia se ha definido previamente con los
niños en las aulas, o bien según los colores del escenario.
Esta historia empieza hace muchos, muchísimos años. Era la Edad del
¡río. Por entonces, todos eran inmortales. Y aún no había aparecido el ser
humano sobre la Tierra.
Propuestas curriculares preventivas para la investigación-acción 125
Hasta donde alcanzaba la vista, todo estaba helado y blanco. Sólo una
pequeña pradera, escondida entre montañas, conservaba su verdor. La lla-
maban el valle de los peludos.
Allí se refugiaban, protegidos de los dioses de todos los tiempos y lugares,
los animales con pelo: los caballos primitivos, los mamuts, los bisontes...
~nus, Zeus, Minerva, Thor, Isis, Tao, Brahma, Ormuz, Ald, Abba,
Amor: .. y el resto de los dioses habían votado y decidido concederles largas
lanas que llegaban hasta el suelo, patas fuertes y pezuñas antideslizantes.
Pero los favoritos de los dioses era una manada de caballitos blancos,
donde recientemente ¡había saltado la sorpresa! Uno era distinto a todos
los demás. Era Rai, el hijo de Akal y Sirocal, que acababa de nacer, y no
era blanco, sino pelirrojo. [Figura 23: «El pequeño Rai»]
Fueron pasando los años y los siglos.
Miles de años después, en otro lugar, más allá de las montañas, apare-
ció ¡otra sorpresa! Un ser completamente nuevo había surgido. Era muy
raro. Porque no tenía lanas ni patas. En lugar de eso, tenía cuatro pelos y
unas piernas. Y algunos ni eso, porque eran calvos.
Además había pensado el modo de robar sus secretos a los dioses. Es
por esto por lo que a los dioses, que empezaban a preocuparse, se les ol-
vidó cuidar el valle de los peludos. [Figura 24: «El valle de los peludos»]
Cada día era más difícil la vida allí. El agua estaba helada, el viento so-
plaba más fuerte, el verde amarilleaba. Las manadas de animales se empe-
zaron a dispersar.
Los caballitos siguieron el curso del río buscando un lugar por donde
poder cruzarlo sin peligro.
Una mañana, Rai, que se iba haciendo mayor, se separó del grupo.
Quería ser el primero en encontrar un puente, para decírselo a los demás.
Todo el día buscó, pero acabó por perderse.
Al anochecer, solo, triste y abatido, se sentó junto a un árbol pensan-
do lo que podría hacer por la mañana. Entonces, miró al cielo, que esta-
ba oscuro. Miró al río y... vio la imagen de la diosa Isis, que parecía lla-
marle desde el centro de un remolino.
Quedó como hipnotizado, pero poco a poco se fue escuchando su lla-
mada. Se metió en el río, hasta llegar junto a Isis, y se durmió entre sus
brazos.
Al despertar, estaba en la otra orilla. Se sentía alegre. Un paisaje de
hierba, flores y mariposas le rodeaba. Pudo comer y beber hasta saciarse.
Entonces, recordó a su manada: ¿Dónde estaría su mamá? ¿Y sus herma-
nitos blancos? Su alegría se empañó y el cielo se nubló. Comenzó a llover.
126 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
Entre sus lágrimas, que se mezclaban con la lluvia, pudo distinguir dos
mariposas que revoloteaban junto a él y le llamaban. Eran Psique, la diosa
Mariposa, e Iris, la diosa de todos los colores. Se puso a correr detrás de ellas y,
sin darse cuenta, se encontró volando muy alto, muy alto, a su lado.
¡Qué bonito regalo le habían hecho Iris y PsiqurA ¡Unas alas de colores
que ahora le ayudaban a extender y extender, desde el sol hasta el suelo!
Recogiéndolas un poco, voló en busca de la manada. Al encontrarla,
todos le acogieron con alegría y le preguntaron que qué dios le había re-
galado esas alas de colores.
Rai les contó su historia. Cuando terminó, lucía el sol, y Rai había de-
saparecido.
Todos se entristecieron, pensando que de nuevo los dioses les habían
abandonado.
Pero al poco tiempo, volvió a llover, y al salir el sol, vieron el Arco Iris,
que devolvió al valle su verdor.
Desde entonces, cuando sale el Arco Iris, las manadas de caballos salva-
jes piensan en Rai y en la cantidad de colores que visten a la naturaleza.
13 Propuesta realizada por el grupo de trabajo formado por los siguientes maestras y
maestro: Virginia Aguado, Pilar Gaona, Miguel Á. Helguera, Silvia Llorente, Ana M. Ló-
pez, Carmen Orruno.
Propuestas curriculares preventivas para la investigación-acción 127
@ Objetivos didácticos
Contenidos
BLOQUE DE CONTENIDOS l.
BLOQUE DE CONTENIDOS l.
1. La familia: los miembros de la familia, relaciones de parentesco,
funciones y ocupaciones. El propio lugar enla familia (c).
3. Percepción de las modificaciones y alteraciones de objetos y perso-
nas en sus espacios habituales, por el paso del tiempo (p).
2. Defensa de los propios derechos y opiniones con actitud de respeto ha-
cia las de los demás (compartir, escuchar, saber expresar, atender) (a).
BLOQUE DE CONTENIDOS IV
1. Los seres vivos: cambios (evolución, ciclo vital) que se dan en los
seres vivos en el curso de su desarrollo (c).
4. Observación guiada del ciclo vital de alguna planta (p).
S. Cuidado de alguna planta (p).
4. Iniciativa en la asunción de pequeñas responsabilidades y encargos
relacionados con el cuidado y la conservación de la planta (a).
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
BLOQUE DE CONTENIDOS 11
BLOQUE DE CONTENIDOS VI
4. Introducción a la estimulación y medida del tiempo (mucho rato,
poco rato, rápido, lento, día, semana) (c).
I Contenidos diddcticos
Procedimientos:
® ©
Nombre del cuento
¿Triste o alegre?
¿Por qué?
Cámbialo
¿Cómo se llamaba?
¿Sacaba buenas notas?
¿En qué trabajaba?
¿Cómo era? Amable, simpático, serio, etc.
¿Se cayó alguna vez de pequeño? ¿Haciendo qué?
¿Tiene mote?
¿Qué le gustaba hacer?
¿Practicaba a algún deporte?
¿Cuál era su plato favorito?
¿Cómo murió?
-Fotografías antiguas.
-Papel continuo.
-Ceras.
Para el «dibufórum»:
Actividad
Adecuación de los materiales
Accesibilidad de los materiales
Adecuación de los objetivos
Cumplimiento de los objetivos
Adecuación de las actividades
Realización de las actividades
Respuesta de los alumnos
Dificultades encontradas
Cosas a modificar
Observaciones
136 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
«El cuentacuentos»
«Dibujar el miedo» ©
«Ya no nos da miedo»
«Los ciclos» ®
«Historia del pueblo
fantasma»
«Dibufórum»
Exteriorización de
emociones
Participación con
los demás de los
miedos propios y
comunes
1. Fundamentación
trar su sitio entre los brazos de su madre y el pezón entre los labios. Poco
a poco, ese recuerdo se va ampliando, y sentirá que le van a cambiar o a
acostar, tras determinadas señales. Si los ritmos y ritos no se rigen con re-
gularidad, el niño crecerá inseguro, y necesitará dedicar sus energías a con-
trolar su propia inseguridad.
La posibilidad de anticipar lo que va a pasar puede dar lugar a proce-
sos que le ayudarán a tener un sentimiento de sí mismo, de su autocon-
trol y a actuar más adecuadamente respecto a los otros y a su entorno in-
mediato. Es una capacidad que nunca se logra totalmente, pero que, en la
medida en que se consigue, tranquiliza, porque adelanta, de un modo fia-
ble, una expresión de la regularidad de la naturaleza o de la fidelidad de la
naturaleza a sí misma, dentro de su complejidad y variedad infinitas.
El adulto, desde un infantilismo más, también necesita ampliar el
campo de control de lo anticipable. Por ello, con cierta frecuencia y con
independencia de su cultura, y de su formación social, académica y pro-
fesional, acude a adivinos, futurólogos, religiosos, etc.
La inteligencia se manifiesta a través de las actuaciones y la solución a
situaciones nuevas y/o conflictivas. ]. PIAGET ha dicho que la inteligencia
no copia la realidad, sino que, como el arte, la interpreta y la transforma.
o.. GOLEMAN, actualizando las expresiones de los cerebros reptiliano y de
mamífero inferior de Mc LEAN, nos ha recordado la existencia e impor-
tancia de otra forma de inteligencia ligada al carácter, la afectividad y la
personalidad: la inteligencia emocional
La inteligencia cognitivo-emocional se desarrolla con mayor rapidez y
eficacia desde que el niño accede a la representación y a la simbolización,
gracias a la imitación diferida, al juego, al lenguaje y al dibujo. Pero, so-
bre todo, gracias a la capacidad de anticipar, a la posibilidad de planificar
(prever, preparar, calcular, etc.). Es frecuente oír que el monólogo de un
niño de unos 2 ó 2.S años se refiera a lo que va a hacer a continuación.
Ésta es una capacidad que debemos potenciar.
Para planificar, el niño necesita anticipar lo que quiere conseguir, y
adelantar qué pasos debe dar para lograrlo, y esto no es posible sin unos
referentes espacio-temporales, que al principio son casi inmediatos, y po-
co a poco se amplían.
En un principio, el concepto de espacio se refiere al entorno físico en
que actúa y durante el tiempo en que actúa. Conviene, por tanto, ade-
cuarse a su zona de desarrollo próximo, para ir ampliándola, acordando
unos proyectos y colaborando con él para conseguirlos, proponiéndole fa-
ses de realización e informándole regularmente de cuál es el inicio del que
138 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
2. Propuestas didácticas
(Los niños, indican con sus manos las dimensiones de la estrella y res-
ponden a otras preguntas que hace la maestra).
Para finalizar, tras un ejercicio de relajación, la maestra les pide que cie-
rren los ojos recordando el viaje imaginario y realicen un dibujo. [Figura 29:
«El viaje imaginario»] y [Figura 30: «El viaje imaginario de Pili»]
3) «Placeres aplazados». El viernes se manda a los padres una nota, en
la que se les pide que compren al niño siete golosinas que él elija. Se les
envía además un gráfico donde apuntarán todos los dulces que coman du-
rante la semana. Se advierte a los niños que las chucherías compradas de-
ben durar los siete días: una para cada día. El lunes deberán traer seis; es
decir, el domingo pueden comer una.
El lunes comprobaremos quiénes traen las seis golosinas, felicitándoles
por su fuerza de voluntad, memoria, etc. Les preguntaremos qué chuche de-
cidieron comer y por qué. Así lo haremos a lo largo de la semana. El viernes
deberán quedarles dos, y traerán el gráfico realizado por sus padres. Se ha-
blará el1 la asamblea de las chuches y de la dificultad de aplazar su consumo,
resaltando que el niño que ha cumplido el plan tiene derecho a repetirlo.
Piruleta
Chicle
Nube
Regaliz
Frutas secos
Gusanitos
Chocola~
Picapica
1--+
--+----+-----t------+----..----+------f
C9 Duración. 45'.
@ Objetivos.
III Contenidos.
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
BLOQUE DE CONTENIDOS 11
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
7. Los miembros de la familia: relaciones de parentesco (c).
2. Discriminación de comportamientos y actitudes adecuadas o ina-
decuadas a los diferentes grupos a que se pertenece (p)
6. Respeto por la diversidad de sexos, de roles, edades, etc. (a)
BLOQUE DE CONTENIDOS 11
BLOQUE DE CONTENIDOS IV
3. Canciones del folklore (e)
l. Disfrute con el canto, el baile y la interpretación musical (a)
Propuestas curriculares preventivas para la investigación-acción 149
BLOQUE DE CONTENIDOS VI
forma convierten en abuelos a sus padres, y, cuando los «hijos» ya han es-
cuchado su nana, pedirán a los abuelos que les cuenten la historia de la fa-
milia. Cuando les enseñen «Una tarde florida de mayo» podrán salir a bus-
car pareja, pero quizá no queden «hijos disponibles».
111. Tercera fase: 3 a Generación. Como pueden no quedar hijos, es ne-
cesario que alguien cambie su papel: que el abuelo decida morirse (para po-
der ser de nuevo niño), que alguien se separe, etc. Se proponen cambios a
las familias. Todos menos la última generación pueden separarse y buscar
nuevas parejas o abandonar la familia. Quedarán libres para seguir jugando
como hijos. También pueden elegir hacer una nueva casa donde vivir solos,
o vivir con otrola amigola de distinto o del mismo sexo. Después de con-
seguir lo que cada uno ha elegido, se da por terminado el juego.
~ Evaluación.
a) Cada niño explicará su historia familiar en el juego, dirá cómo se
ha sentido y representará en un árbol genealógico su posición y la
de sus familiares en el juego.
b) Con ayuda de los padres, sobre otro árbol genealógico, reflejará los
componentes de la familia real.
c) Explicar en clase el árbol genealógico y la historia de cada compo-
nente familiar [Figura 34: «Sigue la bola»]
d) Contar la historia de los abuelos, o cómo fueron, pudieron ser o son
los abuelos. [Figura 35: «Abuelos inventados»].
AA Edad. 5 años
@ Objetivos.
11 Contenidos:
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
BLOQUE DE CONTENIDOS II
BLOQUE DE CONTENIDOS V
l. Primera fase: Construcción de una nave tipo «Apolo». Se les dice que
vamos a preparar una cápsula para viajar en ella mucho tiempo. Que de-
bemos poner dentro de ella todo lo que una persona quiera o necesite. En-
tre todos realizaremos una lista, y distribuiremos los trabajos. No se nece-
sita perfección, sino entusiasmo. La nave puede ser la mesa invertida.
Finalmente, la pondremos un nombre y la probaremos. [Figura 36:
Rumbo a lo desconocido» (1 a fase)]
11. Segunda fase: Elección del astronauta y lanzamiento. Se pedirá la
--:ipación de un niño que no quiera crecer mucho [símbolo], pues no ca-
la cápsula. Si hay muchos, le elegiremos a suertes, por ejemplo,
.. una pluma [símbolo], a pies, tocándole al que «no quepa» [sím-
~tc. Podemos terminar el trabajo dando vueltas de entrenamiento,
_-,ces de sentarnos a ver cómo el astronauta entra en la nave. Entonces co-
menzaremos la cuenta atrás: «j5, 4, 3, 2, 1, 0/». [Figura 37: «Rumbo a lo
desconocido» (2 a fase)]
111. Tercera fase: Viaje e incidencias. Comienza el viaje, que se inicia a
la par que una música apropiada (por ejemplo, «Los Planetas», de GUSTAV
HOLST). Se arrastra la nave, primero tapada. Se descubre al llegar a la es-
tratosfera. El niño ve un nuevo espacio, que los demás del grupo han dis-
puesto y decorado rápidamente, mientras el astronauta volaba:
154 ¿ Tódos los caracoles se mueren siempre?
@ Objetivos:
I Contenidos.
BLOQUE DE CONTENIDOS I
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
BLOQUE DE CONTENIDOS 11
2. Gusto y placer por oír y mirar un cuento que el adulto lee al gru-
po de niños (a).
3. Cuidado de los libros como un valioso instrumento que tiene inte-
rés por sí mismo y deseo de manejarlos de forma autónoma (a).
BLOQUE DE CONTENIDOS V
@ Desarrollo
-«Bambi»
-«El Rey León»
-«El Rey León 2, el Tesoro de Simba»
-«La familia Adams», entre otros.
@ Objetivos.
I Contenidos
BLOQUE DE CONTENIDOS 1
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Figura 2: «Más dinosaurios» (3 años)
Figura 3: «El león y la mosca»
Figura 4: «Arañas»
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Figuras 5: «Lo grande»
III
Figuras 6: «Lo pequeño»
IV
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Figura 9: «Antropomonstruos»
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Figura 16: «Las bodas del tío Perico»
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Figura 17: «Señales de peligro»
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Figura 18: «Morceau» (3 años)
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Figura 42: «El rey león»
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Figura 43: «Cementerio de mascotas»
XXVI
Figura 44, Secuencias 1: «El ciclo del sol», «Las fases de la luna» y «El ciclo del agua»
Figura 45, Secuencias 11: «La vida de la planta», «El árbol» y «El ciclo del papel»
XXVII
Figura 46, Secuencias 111: «Las flores del jarrón», «Vida de una tarta» y «La vida del río»
Figura 47, Secuencias IV: «El atropello» », «Esa piel fue un animalito del bosque» y «La torotura»
XXVIII
Figura 48, Secuencias V: «Los pollitos del nido», «La enferma se pone peor» y
«¿Dónde está el abuelito?»
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BLOQUE DE CONTENIDOS V
@ Desarrollo:
i6 Evalua ci6n. Se pide a los niños una valoración del vídeo; que expre-
sen qué es lo que más les ha gustado, lo qué menos y porqué, estable-
ciendo un diálogo conjunto. Les pediremos que nos digan qué hubieran
hecho ellos si hubieran sido Skar o el cazador, etc.
Por otra parte, el mural cooperativo, nos servirá para evaluar las emo-
ciones, sentimientos, ideas y conceptos modificados y actualizados por los
niños, desde las cuestiones respondidas en la fase 11, para comprobar su
posible evolución.
y COLORíN, COLORADO, ESTE VíDEO TAMBIÉN SE HA TERMINADO.
[Figura 42: «El rey león»]
164 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
... Observación.
a) Los más mayores (5-6 años) pueden entender y realizar esta activi-
dad anticipadamente, es decir, previa a la muerte del animal. ~in
embargo, creemos que con los más pequeños sólo puede desarro-
llarse si el desenlace ya ha ocurrido.
b) Si, desgraciadamente, la muerte de la mascota se debiera al descui-
do o crueldad de algún niño, sería conveniente darle la oportuni-
dad y conseguir que expresara lo ocurrido, para que él libere su cul-
pa y los demás disuelvan su ira, y así entre todos perdonarle y
acogerle de nuevo.
@ Objetivos.
I Contenidos.
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BLOQUE DE CONTENIDOS IV
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BLOQUE DE CONTENIDOS 11
El niño es vulnerable: Ya casi nadie cree que los accidentes sean cosa del
destino infausto de cada uno, ni que dependan del azar. Por tanto, en gran
medida, lo externo se puede prevenir y el niño se puede educar. Sin em-
bargo, normalmente las causas externas y las circunstancias propias se su-
man para orIgInar percances.
Las características personales, los hábitos, las capacidades de discrimi-
nación y atención, las motivaciones inconscientes, etc., influyen de forma
determinante en la producción y consecuencias de un accidente. Debido
a que los niños aún no tienen hábitos que automaticen las respuestas ade-
cuadas frente a peligros, su discriminación es inmadura y su atención cor-
ta y sesgada por su egocentrismo, presentando por ello una mayor pro-
pensión a los accidentes.
Niña normal:
Examen realizado en la escuela maternal
C. Marie-Laure, 3 años 11 meses
5 años I-----f----jf-----f-----+-----f-----f---
4 años I - - - -. . . . . ._ . . . . . . . . .;::----t---~k:_----t---
3; 11
3 años 1----4-------lI-------I-------.;~--~---~ __
2 años i-----i--------If------+----i--------i------t---
Niña superprotegida:
H. Pauline, 5 años
5;
5 años
4 años
3 años
V
2 años
El Entierro de la Sardina.
El Día de los Todos los Santos, Haloween o la fiesta de todos
los moridos.
Días en que se conmemore la paz.
- Todas las fechas referidas a la conservación del medio ambiente.
Recursos diddcticos 175
«Bambi».
«Blancanieves y los Siete Enanitos».
«La Bella Durmiente».
«Pinocho».
«Peter Pan».
«El Rey León».
«El Tesoro de Simba» (El Rey León 11).
«Hormigas».
«La Familia Adams».
«Los Monster»,
«Tarzán», etc.
«Bambi».
«Caperucita Roja» (PERRAULT).
«Estirar la Pata».
«Blancanieves».
«La Bella Durmiente».
«Pinocho».
«Hansel y Gretel» o «La Casita de Chocolate».
«1O1 Dálmatas».
«Juan sin Miedo».
«Peter Pan».
«Los Tres Pelos del Diablo».
«La Gallina de los Huevos de Oro».
«Pocahontas».
«Hipersúper ]ezabel».
«Nadarín».
«Ferdinando el Toro».
«El Médico Carbonero» (adaptado por A. DÍAZ PLAJA), etc.
«El Entierro» (libro de imágenes, ilustradas por ROSER CAPDE-
VlLA, desde 3 años).
176 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
d) Poemas:
e) Canciones:
f) Epitafios con buen gusto o graciosos, realizables por los niños o como
los que recoge R. GÓMEZ DE LA SERNA (1961), útiles, para pro-
puestas metodológicas concretas, como el proyecto de «El entierro
de la mascota» o para otras situaciones. En el apartado que titula-
mos «Se ha dicho... » recogemos unos cuantos.
g) Secuencias concretas (véanse en las figuras correspondientes). [Figu-
ras: 44, 45, 46, 47 Y48]
h) Botdnica relacionada.'
- Crisantemos.
- Dalias.
- Violetas.
- Siemprevivas.
- Claveles.
- Laureles.
- Margaritas.
- Cipreses.
- Dragos.
- Higueras, etc.
i) Alimentos típicos.'
- Calabazas.
- Dulces de difuntos.
- Chuches con formas que evocan la muerte, etc.
- »)
«Querro morrer eiquí (cando me chegue... [«Quiero morir
aquí (cuando me llegue...»] (<<Eiqui será», de CELSO EMILIO FE-
RREIRO).
- «Cuando yo era pequeño, estaba siempre triste» OOSÉAGUSTfN
GOYTISOLO).
- Algunas «Leyendas» de G.A. Becquer.
- Algunas poesías de J .R. Jiménez (1999).
- «Ponette» (escrita y llevada al cine por Jacques Doillon).
- «Ghost», etc.
Fundamentación:
1) Las obras de arte pueden emplearse como un recurso expresivo ex-
cepcional Su aplicación didáctica pasa, necesariamente, por la cultura y la
sensibilidad del maestro. Su apreciación, interpretación, sensación o rela-
ción con los contenidos didácticos están ligados al cultivo de la estética y
a la emocionalidad infantiles, pero sobre todo al interés y al placer del ni-
ño. Consideramos pertinente su empleo como recurso, si su didáctica está
presidida por el respeto al interés y al sentir del niño, la adecuación fun-
cional y la mesura, para no vulgarizar la obra artística ni violentar o satu-
rar la natural inquietud por el conocimiento de cada alumno.
2) Partimos del hecho cotidiano de que: «La imagen de la muerte no
sólo se nos transmite a través de la experiencia directa (familiares, amigos,
desconocidos...). La cultura, el 'imaginario colectivo', también se encarga
de hacerlo, entre otros, mediante algunos hitos dentro de la Historia del
Arte» (C. BLANCO, 1999, comunicación personal). En este sentido, la
obra artística se puede transforma en un recurso fundamental para la in-
serción social.
Ejemplos
Interpretables como hitos, dentro de la Historia del Arte:
l. ACERCAMIENTO A LA EVENTUALIDAD
Fase de ignorancia.'
Fase de abandono:
Fase de desesperanza:
Fase de aceptación:
Nivel 1: El niño cree que la tiene, aunque no venga, y que algún día
volverá.
Nivel 11: El niño cree que la tiene, pero que no volverá más.
Nivel 111: El niño cree que la tiene, pero que no vendrá porque ha
muerto.
Fase de positivación:
15 Las respuestas a la primera pregunta del anexo 1 (<<¿Tiene su hijo/a o ha tenido al-
gún miedo, fobia u obsesión?») se han empleado para desarrollar el epígrafe titulado «Al-
gunos miedos infantiles. De 3 a 6 años».
16 Queremos puntualizar que este chantaje relativo puede acabar siendo un chantaje
boomerang (o de ida y vuelta), por dos razones: Una, porque el niño aprenda del mode-
lo y termine por practicarlo. Otra, porque, al intentar amedrentarlo, la figura que asus-
ta puede pasar a ser aterradora y rechazada.
17 Procedimiento medieval, normalmente empleado por las clases altas de Francia e
Inglaterra, que recurrían a servidores que desarrollaban estas prácticas «educativas» basa-
das en el control y el miedo (según E. WIRTH MAR\VICK,1994).
18 Cuando Luis Miguel, de 6 años, realizó el dibujo, se mostraba feliz, porque la no-
che anterior había conseguido dormir en la cama con sus padres. Cuando mostró su di-
bujo, pidió que la maestra le escribiera: «Esta noche he tenido una pesadilla, y me he me-
tido en la cama de mis padres. He soñado con el monstruo de la noche, y aunque me
tapaba para no verle, notaba que metía la mano debajo de la almohada. Y, ¿sabes qué? Se
murió cuando acabó la noche».
188 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
4) Dos casos aislados nos han llamado la atención, por lo que nos
han enseñado:
Un 400/0 optó por sustituirlo por otro igual' «Le compré otro».
Casi un 200/0 lo cambió por otro animal con una esperanza de
vida más larga: «Cuando se le murió el pajarito, estaba muy
triste, y le compré un perro».
2) Sin embargo, ante la pregunta: «¿Cuál cree que debe ser (esa res-
puesta)?», prácticamente la mitad no respondió, lo que no es de
extrañar. Lo que nos sorprendió fue que la otra mitad sí que lo
hicieran. De quienes lo hicieron, encontramos las siguientes de-
mandas y sugerencias:
Así pues, partiendo de que «En todas partes cuecen habas y en algu-
nas a calderadas», es posible que esta radiografla de actitudes y disposiciones
incipientes refleje una situación de cambio con buen pronóstico, tan sólo
a medio plazo.
b) El niño:
1) Edad.
2) Personalidad.
3) Entorno: físico, social y educativo.
1) Padres y madres.
2) Maestrosy maestras.
3) Equipos de orientación psicopedagógica (orientadores, asisten-
tes sociales).
Pautas de actuación
Pautas específicas
Actitudes idóneas
a) Complejidad, porque:
b) Apertura, porque:
198 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
c) Inmediatez, porque:
Fases del duelo directo: Para el desarrollo de las referencias empíricas a que
hacíamos alusión, en el caso de que los padres, la voluntad del niño y la
circunstancia lo permitan, proponemos conceptuarlas en tres momentos
significativos:
Orientaciones previas:
Pautas didácticas
a) Inmediato intercambio de información. Del maestro a componentes
del equipo directivo y educativo, pero evitando que la noticia sea
la comidilla de la escuela.
b) Planificación educativa conjunta. Dar prioridad a las demandas y so-
licitudes de la familia, procurando hacerlas converger con las postu-
ras del proyecto educativo y proyecto curricular sobre el tema.
Denominaciones
22 Algunos de ellos tomados de J.B. BERGUA (1992, pp. 246, 335, 336) Yde L. JUN-
CEDA (1995, pp. 332, 333).
210 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
Mitos-cuentos
Un mito: «Polifemo».
Un cuento: «Juan sin Miedo».
«¿Por qué a mí? ¿Por qué a nosotros?» A través de los sentidos y las ex-
periencias compartidas, el niño aprende que no todo es él, y, tras el des-
cubrimiento del otro y de los objetos, tiene miedo a perder los objetos de
su apego: sus padres, sus juguetes, etc. Este miedo es una emoción natu-
ral, pues si se cumple la amenaza, peligra su vida.
Según E. KÜBLER-Ross (1993): «Los niños son conscientes de su de-
pendencia, y los que han vivido situaciones traumáticas tienen miedo. Ne-
cesitan superarlo y aprender a liberarse del pánico, el dolor, la ansiedad y
la rabia del abandono» (p. 84).
Cuando un niño sufre la muerte de un ser querido, su incapacidad de
descentrarse le hace sentirse causa. En los niños en esta situación, la ma-
duración de la idea de muerte es cualitativa y cuantitativamente diferen-
te, y varía con la edad.
Las culturas buscan también un sentido y/o una solución simbólica a
los conflictos emocionales, que surgen cuando alguien se nos muere. la pe-
na, el dolor, la culpa, la rabia de seguir latiendo y gozando, etc., y que po-
dría denominarse complejo de vivo. Esta necesidad es más acuciante en las
catástrofes naturales, las guerras, las epidemias... Las explicaciones serán
diferentes pero hay una que surge como factor común en casi todas las so-
ciedades: la muerte como castigo.
La elaboración de estos sentimientos frecuentemente se traducirá en la
búsqueda de alivio y consolación, y se proyectarán en el rito compartido.
«Morir, dormir, tal vez soñar. .. »: Día y noche, vida y muerte, movimiento
y quietud, los contrastes, las parejas de contrarios; son la forma en que un
niño puede encontrar un sentido a lo que le rodea. También están en el
origen de muchos mitos. Con el desarrollo intelectual estos conceptos se
llenan de matices y suelen ser extremos-juntos de un continuo complejo.
Ruido y silencio, tener o no tener son otros contrastes que, unidos a
los anteriores, nos acercan a la imagen que el niño atisba de la muerte: «Lo
que el niño cree que la muerte significa, es decir, que ya no se puede dis-
poner de una persona, que ésta ya no sirve para nada» (B. BETTELHEIM,
1981, p. 252). Desde esta perspectiva funcional la dialéctica servir-no ser-
vir representaría formas análogas a vida-muerte.
Noche y nocivo son palabras con el mismo origen. Los niños se asustan
ante la oscuridad. En los ensueños, el espíritu.se evade en ilusiones y es-
216 ¿ Tódos los caracoles se mueren siempre?
Un mito: «Selene»
Un cuento: «La Bella Durmiente».
«Éxito - salida»,' Hasta hace poco, los expedientes médicos se cerraban con
el alta del enfermo o con la palabra «éxito» (del latín exitu?3, salida) que,
111. SE HA DICHO...
Relación con la comunicación didáctica: Hay contenidos para los que re-
sulta fundamental, además de una adecuada formación técnica y profe-
sional de las maestras y maestros, una búsqueda de madurez y reflexión
personales. Estas cuestiones no suelen ser proporcionadas, ni siquiera pre-
tendidas por la enseñanza universitaria o las diversas modalidades de for-
mación permanente.
Por ello, en esta ocasión no nos dirigimos directamente a la reflexión
sobre la metodología con los niños, sino al enriquecimiento interior de los
docentes, y, desde ella, quizá, a su posible evolución interior. Y sin embar-
go, estamos convencidos de que, como decía CONFUCIO, éste es el orden
correcto o más lógico: madurar primero uno mismo, antes de pretender
hacer madurar a los demás.
En ciertos temas fundamentales, madurez y reflexión pueden converger
en cierta actitud de interiorización, algo que tampoco se enseña en las escue-
las ni en las universidades, pese a ir ligado a la propia condición humana.
Trabajamos con la hipótesis de que, en toda persona sana, una serena
y continuada meditación sobre los aspectos fundamentales del ser humano
capacita para mejorary crecer como personas y enseñar mejor. Pero, cuan-
do de quien se trata es de educadores, esta explicación es un imperativo.
Porque es real, y tanto más cuanto menor es el niño, que a los alum-
nos se les enseña sobre todo la propia madurez, o sea, lo que uno es o ha
conseguido llegar a ser como persona. Y, en la gran Investigación-Acción
que puede ser la vida, esta evidencia debería ser un conocimiento habitual
de quien tiene por profesión la educación de los otros.
Genialidady ceguera: una advertencia para los maestros y maestras: Los con-
tenidos de estas citas albergan mucho conocimiento. A veces expresan el
mismo saber dispuesto por nuestra propia conciencia y expreso de mane-
ra genial. Sin embargo, hemos de reconocer que ni siquiera un contenido
extraordinario, unido a una forma genial de expresión, es suficiente.
Hemos realizado la experiencia consistente en poner en boca de niños
y de adultos algunas de estas citas, y comprobar cómo pasaban completa-
mente desapercibidas por una amplia diversidad de oyentes: familia, ma-
estros de escuela, docentes y alumnos de enseñanza secundaria y de uni-
versidad. Es una versión sui géneris pero muy extendida del «En casa del
herrero, cuchillo de palo», que más bien podríamos reformular, diciendo:
«A palabras sabias, oídos necios».
Es, por tanto, básico reconocer el poder relativo del protagonista, la si-
tuación yel entorno, para que su valor quede realzado. Una cita genial pue-
Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 221
l. Animales
2. Aborto
3. Cerebro
4. Causas de muerte
5. Fin de la vida
6. Injusticia
7. Bien
8. No-bien
9. Amor
10. Sexo
11. Relatividad
12. Diversidad
13. Conocimiento
14. Verdad
15. Matar
16. Matar la muerte
17. Deseo de muerte
18. Suicidio
24 Cuando uno de ellos se repita por partcipar a la vez de dos o más campos de in-
dagación, se notará con «[R]».
222 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
19. Remedio
20. Fenómeno natural
21. Fenómeno y conocimiento del fenómeno
22. Miedo
23. Paradoja del miedo a la muerte
24. Mitos
25. Ritos
26. Tiempo
27. Vivos y muertos
28. Vivos como muertos
29. Vida y muerte
30. Vida = muerte
31. Ciclo vida-muerte
32. Orientación para la escritura y la poesía
33. Esperanza personal
34. Evolución de la humanidad
35. Muerte total
36. Autoconciencia
37. Liberación
38. Paz
39. Sueño-vigilia
40. Muerte de hijos y jóvenes
41. Viejos
42. Sufrimiento del vivir
43. Sufrimiento
44. Inevitabilidad
45. Enfermedad terminal
46. Previsión de muerte
47. Sufrimiento (del finado)
48. Moribundo
49. Anuncio de muerte, duelo
50. Epitafios
51. Haikus
52. Donación de órganos
53. Eutanasia
54. Experiencia de tránsito
55. Transitoriedad, impermanencia
56. Orientación para la vida
57. Yo
Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 223
58. Alma
59. Existencia tras la muerte
60. Reencarnación y metempsicosis
61. Más allá
62. Más acá
63. Nostalgia, recuerdo negativo
64. Distorsión del recuerdo
65. Olvido
66. Gloria
67. Grandeza y fama
68. Riqueza
69. Ejemplaridad
70. Igualdad
71. Trascendencia
72. Trascendencia
73. Apego a la vida
74. Aprendizaje
75. Meditación
76. Cambio interior
77. Verdadera muerte (del ego)
1. Animales
W.B. Yeats:
«El miedo y la esperanza no acompañan
al animal que está muriendo;
el hombre aguarda su final
temiendo y esperando todo [...]»
(en G. ALBIAC, 1996, p. 67).
2. Aborto
3. Cerebro
4. Causas de muerte
5. Fin de la vida
6. Injusticia
7. Bien
8. No-bien
9. Amor
A.MACHADO:
70. Sexo
El sexo y la muerte son los dos tributos que pagamos al progreso evo-
lutivo. Son dos fenómenos complementarios, pero sorprendentemente
contrastados. El primero transcurre en medio de la alegría, el placer y la
esperanza; el segundo en el sufrimiento, el horror y la nada (J. RUFFIÉ,
1988, p. 273).
«El sexo y la muerte: la puerta de delante y la puerta de atrás del mun-
do» (W FAULKNER).
En eseácrono instante
que precede a la vida
y es antecámara de la muerte,
tu amor y mi amor
se vencen (1. GONZÁLEZ).
«Pero como decía el otro: 'la vida es sólo una enfermedad de transmi-
sión sexual', evidentemente crónica y mortal de necesidad. Sin embargo,
siempre mueren los otros» (S. MARQUÉS ANDRÉS, Y R. OSLÉ RODRíGUEZ,
1998, p. E.2).
77. Relatividad
12. Diversidad
13. Conocimiento
·-14. Verdad
JORGE GUILLÉN:
15. Matar
muerto. As dead as death. «Nada está tan muerto como la muerte; nada es
más bello que la belleza misma». Es ésta la representación (Bild) bajo la
cual se piensa la realidad (Realitiit): la belleza, la muerte, etc., son las sus-
tancias puras (concentradas) mientras que, en todo objeto, están presen-
tes y mezcladas (G. ALBIAC, 1991, p. 69).
18. Suicidio
«El que se mata corre tras una imagen que se ha formado de sí mis-
mo: uno no se mata más que para existir (A. MALRAUX).
«Mejor se puede disculpar el que se muere de miedo que el que de
miedo se mata; porque allí obra sin culpa la naturaleza; y en éste, con de-
lito y culpa, el discurso apocado y vil» (R DE QUEVEDO).
La edición de 1980 de Stadistical Abstract of the United States revela
que el suicidio figura entre las cinco causas principales de muerte entre los
varones de raza blanca y edades comprendidas entre los 10 y 55, Y es la
segunda causa principal para los varones de 15 a 24 años (E.WD ..
YOUNG, 1992, p. 241, nota).
El ego es quietud, vagancia, y lo contrario, la andadura, la indagación,
es el ser que impulsa a evolucionar, a marchar hacia un HACIA. Yevolu-
cionar es como un seguro de vida. Porque cuando la persona opta por un
contenido vital, un sentido de la vida para la cooperación, es imposible
que pueda suicidarse. ¡Sólo se suicidan los egóticos ignorantes! (MANU).
19. Remedio
Las cosas que pasan no perturban a los hombres, sino las opiniones
que se tienen de las cosas: por ejemplo, la muerte no es terrible, porque si
así fuese así lo hubiese percibido Sócrates. La opinión de que la muerte es
terrible es lo terrible (EPICTETO).
«Lo terrible de la muerte es el misterio que la envuelve» (MANERO).
Temer a la muerte es atribuirse un saber que no se posee (PLATÓN,
adaptado).
«La muerte en modo alguno es un mal. No obstante, opinamos todo
lo contrario. Esto sí que es un verdadero mal» (EPICTETO) [R].
«Quien no sabe qué es la vida, ¿cómo puede saber qué es la muerte?»
(KUNG Fu TSÉ).
«Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella que el pensamien-
to de la muerte sin peligro» (B. PASCAL).
«La muerte es .algo tan tremendamente airado, que sólo la desnudez,
la elemental desnudez, puede escindirla del ridículo» (C.J. CELA).
«No me disfraces la muerte» (HOMERO).
«Hay multitud de pruebas de que los niños tienen un conocimiento
interno de la muerte» (E. KÜBLER-Ross, 1993, p. 166).
22. Miedo
manifiesto las impurezas de los demás. Brilláis de tal manera, que no pa-
rece sino que andáis con el sol y la luna en las manos; y por eso no podéis
evitar las desgracias que os vienen encima. Tiempo ha que oí a un hom-
bre de gran perfección [se refiere a Lao zi (p. 401, nota)] decir: «El que se
ensalza, carece de mérito; el que triunfa, cae; el que alcanza, carece de mé-
rito; el que triunfa, cae; el que alcanza la fama, pierde». ¿Quién será capaz
de renunciar a su mérito y a su renombre para tornarlos a la humana mul-
titud! (sic) El Tao fluye sin detenerse en su brillo; la Virtud se expande sin
asentarse en la fama (p. 202). [...]
El hombre perfecto es ignorado por todos. ¿Por qué vos, en cambio,
gustáis tanto de ser conocido?»
-«¡Bien decís! -exclamó Confucio. y se despidió de sus amigos, de-
jó a sus discípulos y se retiró al vasto yermo. Allí se vistió de pieles y de
estopa, y comía bellotas y castañas. Cuando entraba en una manada de
animales salvajes, no se dispersaban; ni huían volando las aves, cuando se
metía por entre una bandada. Si las aves y las bestias no le aborrecían,
¡menos habían de aborrecerle los hombres!» (p. 203).
24. Mitos
25. Ritos
«Quisiera abolir las pompas fúnebres. Hay que llorar a los hombres
cuando hacen y no ya cuando mueren» (BARÓN DE MONTESQUIEU).
Un enfermo grave no es conservado nunca en la casa; por falta de lu-
gar y de medios (en particular de personal), aquel o aquella que trabaja de
día no puede de noche convertirse en enfermero o enfermera. Lo ingresan
en la clínica y a partir de entonces ya no pertenece más, o pertenece muy
poco, a su familia [...] Toda esta fase es cosa de médicos, de cuidadores,
de tanatólogos [...]. El difunto, limpio y bien vestido, apenas será entre-
visto por sus allegados en el momento de ser introducido en el ataúd. La
ceremonia, religiosa o civil, se ha abreviado. Y la inhumación misma se
hace deprisa y corriendo «en la más estricta intimidad» (J. RUFFIÉ, 1988,
p.289).
«Creo que a los muertos les importa poco obtener suntuosas honras
fúnebres. Esto no es más que una pompa vana que halaga el orgullo de los
vivos» (EURfpIDES).
«Deja que los muertos entierren a sus muertos» (LUCAS).
Según C. GARRIDO TORRES (1998), era una tradición en Menorca ce-
rrarle los ojos al cadáver de una forma peculiar, para evitar el mal de ojo
que su mirada podía producir:
Para evitar ese aojamiento que llevaría al sepulcro a otro miembro de
la familia, se utilizaban varios sistemas.
El más primitivo era simplemente estirar de los dedos de los pies al ca-
dáver, con lo cual -al parecer--':'" se logra cerrar sus párpados. Para mayor
seguridad se utilizaba también un pañuelo blanco de punto, ya confec-
cionado con vistas a tan fúnebres usos, que cubría la faz del muerto (pp.
143, 144).
26. Tiempo
Oración sioux:
con espada centelleante nos arrojara del paraíso primero, donde todo
hombre una vez ha vivido libre del aguijón de la muerte. ¡Años de niñez
donde el tiempo no existe! Un día son entonces cifra de la eternidad.
¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño? (L. CERNUDA).
«Morir es un proceso que lleva su tiempo» (AURORA BAU, de la Aso-
ciación Derecho a Morir Dignamente).
«Si nada dura, ¿por qué sólo ella (la muerte) sería eterna? (A. GAlA,
1997, p. 122).
«No hay mayor ego (temporal) que desear o prometer la vida eterna»
(A. DE LA HERRÁN) [R].
«Carretas, navíos.- Se verá a los muertos llevar a los vivos» (L. DE VIN-
el, 1965, p. 150).
«Los muertos gobiernan a los vivos» (A. COMTE).
«El sol de los vivos ya no calienta a los muertos» (A. DE lAMARTINE).
«Los salones mienten, las tumbas son sinceras. Pero ¡ay! los muertos,
esos fríos recitadores de la historia, hablan en vano a la multitud furiosa
que sólo comprende el lenguaje de la pasión viva» (H. HEINE).
«Un Maestro y un discípulo fueron a unos funerales. El discípulo pre-
guntó al Maestro, señalando el ataúd: '¿Está vivo o muerto?'. El Maestro
le respondió: '¡No puedo responder, no puedo hablar!'. El Maestro era há-
bil, ni positivo ni negativo» (T. DESHlMARU, 1982, p. 43).
«Los mejores maestros resultan ser aquellos que sólo has conocido por
sus escritos o mensajes, y no por su apostolado, que siempre termina en
confesional» (MANu).
«Vale más un instante de vida verdadera que años vividos en un si-
lencio de muerte» (M. BAKUNIN).
«La vida de los muertos consiste en hallarse presentes en el espíritu de
los vivos» (CICERÓN) [R].
'Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 243
«La gente vive, envejece y muere. No hay nada malo en ello» (en A.
Casson, y V. Thompson, 1990, p. 275).
Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 247
G. MARAÑ6N:
36. Autoconciencia
37. Liberación
«Si soy tan desdichado, hay un puerto seguro: la muerte... Así que na-
da es difícil en la vida. Cuando quieres, sales de ella y ya no te molesta el
humo» (EPICTETO).
Cuanto más pienso en ello, más cuenta me doy de que la muerte, por
la gran invasión e intromisión de todo lo nuevo que representa en nues-
tro desarrollo individual, es una liberación y un alivio, aun a pesar de lo
que tiene de esencialmente doloroso (por ser esencialmente renovadora y
desasidora) (F. KELLY NEMECK, O.M.I., 1985, pp. 121, 122).
«No viviera con esperanza de descansar si no esperara la muerte» (F.
DE QUEVEDO).
«Yo camino entre vosotros como dios incorruptible, librado de la
muerte para siempre» (EMPÉDOCLES).
38. Paz
39. Sueño-Vigilia
41. Viejos
43. Sufrimiento
En uno de los libros interiores (Nei Pian) del Zhuang Zi, se cuenta có-
mo Qin yi fue a presentar sus condolencias por la muerte del maestro Lao
tse. Finalmente, dijo a los presentes:
44. Inevitabilidad
«Deber esperar la muerte para poder vivir, he aquí una proeza anto-
lógica» (R. MUSIL).
«Sabemos todos que es indispensable morir, y no debe la hora del mo-
rir preocuparnos» (LUCRECIO).
«La mejor razón para esperar sin miedo la muerte es pensar que es ine-
vitable» (SAINT-EvREMOND).
Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 257
d) Preocupación temporal'
g) Fallecimiento.
48. Moribundo
«El que está para morir siempre suele hablar verdades» (CERVANTES).
«Los moribundos que hablan de su testamento pueden confiar en ser
escuchados como si fueran oráculos» (J. DE LA BRUYERE).
50. Epitafios
«Anastasio Tardón.
(¡Tardón, y ya está ahí!) (p. 86).
Otros epitafios:
-«Fue» (p. 83).
-«Solo el cuerpo» (p. 83).
-«Su pie resbaló,
al suelo cayó.
'¡Socorro!', exclamó,
yeso se acabó (p.8S).
-Viajero que vas de paso,
detén el paso,
y mira al paso
mi último paso» (p. 86).
-«A Da Matilde Bortoldín.
Su esposo, Liborio Monteleón» (p. 93).
-«Aquí yace un español que, estando bueno, quiso estar mejor»
(p. 127).
26 Apto para caracoles, tortugas, conejos dormilones y toda clase de mascotas tran-
quilas.
266 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
57. Haikus27
El espíritu es un cielo
vaciado de toda oscuridad
y luna:
límpido y perfecto, se asoma
a las montañas de poniente
(SAIGYO, 1989, p. 63).
Imprecisión:
¿por qué en otoño
cae todo y sólo queda
esta tristeza inexplicable?
(SAIGYO, 1989, p. 21).
Pino centenario,
yo te ruego: luto
eterno por mí y una
tumba para mi cuerpo: no hay
otro aquí que pueda reconocerme
(SAIGYO, 1989, p. 83).
Soy huérfano.
Parezco una luciérnaga
que no da luz
(1. Ko BAYASHI, 1986, p. 49).
Luna.
El grillo ha sobrevivido
a la inundación
(1. KoBAYAS HI, 1986, p. 53).
27 También conocidos por haikai o hokku, los haikus son pequeños poemas en tres
versos de 5, 7 Y5 sílabas (en idioma original), que, como buenas impresiones de la natu-
raleza, comunican su belleza esencial e informan de la espiritualidad del poeta. Son tra-
dicionales en la literatura japonesa. En tanto que extremadamente bellos y dirigidos a la
conciencia profunda, son análogos a las percepciones y expresiones infantiles. Por todo
ello, son de interés educativo para todas los docentes de todas las etapas educativas. Re-
producimos unos cuantos de algunos maestros consumados, cuyo contenido está rela-
cionado con el ciclo muerte-vida.
Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 267
En la rama muerta
se ha posado un cuervo.
Anochecer de otoño
(BASHO) (p. 18).
Despierta, despierta
te tomo como amiga
mariposa
(M. BASHO) (p. 43).
Nadie emprende
este camino salvo
el crepúsculo de otoño
(M. BASHO) (p. 45).
53. Eutanasia
«La muerte debe ser una gran aventura» (PETER PAN) (en J.M. Barrie,
1987, p. 208).
«Morir no es otra cosa que cambiar de residencia» (MARCO AURELIO).
«La muerte no es más que un cambio de misión» (L. TOLSTOI).
«Morir es cambiar de cuerpo como el act0r cambia de traje» (PLOTINO).
«Envejecemos después de haber madurado, porque nos acercamos a la
muerte, que no es más que un cambio de teatro» (G.W LEIBNIZ).
«Por la vía de la muerte se asciende hacia otro estado» (SILO, 1996, p. 31).
«¡No existe la muerte! Lo que tal parece es una simple transición»
(LONGFELLOW).
«Tránsito» tiene el sentido de «pasaje», al modo del «pasar por una
puerta» O.L. ARANGUREN, 1958, p. 400).
Muere la gente
y la verdad del mundo transitorio
me golpea a veces...
Sin embargo, mis pobres
luces dejan tan gran verdad apagarse
(Sato Norikiyo (Saigyo), 1989, p. 95).
«Todas las cosas son impermanencia, todas las cosas son sufrimiento»
(en Thich Nhat Hanh, 1978, p. 133) [R].
En nuestra mente los cambios siempre equivalen a pérdida y sufri-
miento. Y, cuando se producen, procuramos anestesiarnos en la medida
de lo posible. Damos por supuesto, tercamente y sin ponerlo en tela de
juicio, que la permanencia proporciona seguridad y la impermanencia no.
Pero, en realidad, la impermanencia es como algunas personas que en-
contramos en la vida: difícil e inquietante al principio, pero, cuando se la
conoce mejor, mucho más amigable y menos perturbadora de lo que hu-
biéramos podido imaginar (S. Rimpoché, 1994, p. 47).
La impermanencia impele a la totalidad a su autogénesis. A su conti-
nuo alumbramiento acompaña el sufrimiento. Acaso como parto con do-
lor (Autores) [R].
«El sol de los vivos ya no calienta a los muertos» (A. DE lAMARTINE) [R].
«Los hombres sólo mueren por lo que no existe» (A. MALRAUX).
«Los muertos abren los ojos a los vivos» (español) [R].
Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 273
objetivo se es, tanto menos expuesto se halla uno a error. Hay que llegar
al fondo de las cosas y buscar la causa fundamental de cada fenómeno. So-
mos débiles, enclenques, caducos: nuestra generación se compone de neu-
rasténicos y gemidores; [...] Somos neurasténicos, débiles, despreciables;
pero, ¿quién sabe si todo esto no será conveniente y hasta necesario para
las generaciones futuras? [...] nosotros aseguramos que, tanto en la natu-
raleza como los medios humanos, nada es producto de la casualidad. To-
do se encadena y nada hay que no sea necesario. Y desde el momento que
es así, ¿para qué escribir cartas desesperadas? (A. TCHEKOV, 1912, p. 201).
«Quien está conmovido por la majestad de la muerte, sólo puede ex-
presarlo a través de una vida en consonancia. Esto no es, naturalmente,
una explicación, sino colocar un símbolo en vez de otro. Una ceremonia
en vez de otra» (L. WITTGENSTEIN, 1996, p. 54).
57. Yo
(El yo) Es, más bien, el personaje clave de la pieza teatral que se desa-
rrolla en los escenarios. Debe existir, y actuar en el centro del escenario,
porque los sentidos están situados en el cuerpo y el cuerpo crea la mente
para que represente el gobierno de todas las acciones conscientes. Por ello,
el yo y el cuerpo están fusionados de manera inseparable: el yo, a pesar de
la ilusión de su independencia creada en los argumentos, no puede existir
Dichos, hechos y trechos: curiosidades para pensar 275
58. Alma
C. Vela de Almazán (1988) decía que el sueño era como una mini-
Jnuerte en la que el alma salía del cuerpo. Y que, semejante a la muerte,
nada había como la meditación profunda y el ensueño (comunicación per-
sonal, adaptado).
Sabido es que la doctrina cristiana de los primeros siglos establecía la
Trinidad en el ser humano, o sea, el hombre físico, el psíquico y el pneu-
mático. Cuerpo, alma y espíritu. (...] Pues bien, en el año 869 y en el oc-
tavo Concilio Ecuménico celebrado en Constantinopla, se tomó la deci-
sión en cuyo texto se omite completamente al hombre pnemático o
espiritual. Este hecho, que se mantiene hasta nuestros días, causa situa-
ciones insostenibles al olvidar que el alma sirve de nexo entre el cuerpo y
el espíritu (C. VELA DE ALMAZÁN, 1978, p. 35).
Según ].G. Frazer, el autor de «La rama dorada»: «Los malayos conci-
ben el alma humana como un hombrecito [...], correspondiendo en figu-
ra, proporciones y hasta en el color de la tez al hombre en cuyo cuerpo re-
side» (en L. Wittgenstein, 1996, p. 77).
universo no hay más que un solo qi, y por eso el sabio venera la unidad
(en Lie zi, 1987, p. 29).
Porque, ¿qué es el morir, sino permanecer desnudos en el viento y
fundirnos en el sol?
y ¿qué es dejar de respirar, sino liberar el aliento de la incesante ma-
rea, para que pueda alzarse y expandirse libre de ataduras buscando a
Dios? (G.l. GIBRÁN, 1998, p. 116).
Como acostumbraba a suceder en estas tragedias [la matanza de Mo-
na, en torno al año 50], los romanos no mostraron ningún tipo de pie-
dad. El exterminio puede considerarse total; además, a los cadáveres de los
druidas se les cortó la cabeza y, luego, se arrojaron al mar, porque se sabía
que esto les impediría «reencarnarse» en el otro mundo (M. YÁÑEZ SOLA-
NA, 1998, p. 147).
Las primeras fantasías imaginadas por los hombres respecto al más allá
y sobre la existencia de las almas en un supuesto mundo luego de la muer-
te, describían los lugares adonde iban las almas, como tristes, sombríos,
aburridos, sin esperanza y sin color. Tales, por ejemplo, el Cheol judío y
el Hades primitivo griego. La vida en estos lugares que no eran ni paraí-
sos ni infiernos, era asimismo monótona y desesperante (J.B. BERGUA,
1964, p. 292).
La idea de un más allá más atractivo constituye un género especial en
los diálogos socráticos, que tienen su fuente en los misterios órficos, co-
mo ya se ha hecho notar en las citas del Fedón y en las que hace Hick. Só-
crates, poco antes de morir, afirma claramente en el Fedón el hecho de la
inmortalidad (J.C. ECCLEs, 1986, p. 260).
Y de transcurrir la existencia póstuma en la propia tumba, lo mismo:
una existencia melancólica, sombría, llena d~ recuerdos de la vida anterior,
mejor y perdida. Naturalmente, los que tal imaginaban, es decir, todos los
antiguos hasta que aparecieron las creencias a base de «Misterios», estaban
seguros de que las almas cuanto deseaban era volver, acercarse, frecuentar los
lugares mucho más gratos que muriendo habían perdido. Y consecuencia de
esta idea y del miedo que siempre ha inspirado lo sobrenatural y descono-
cido, las prácticas encaminadas precisamente a evitar que los espíritus de los
muertos volviesen; y por evitarlo y tenerlos contentos (pues se creía asimis-
mo que de no estarlo volvían para vengarse de quienes les olvidaban), las
prácticas destinaqas a ello consistentes, en general, en enterrarles con cuan-
to creían que podían necesitar en la otra vida (alimentos, armas, utensilios,
adornos, etc.); y antes aún de aparecer esta idea, evitando que «volviesen»
poniéndoles en condiciones de no hacerlo, es decir, atando, agarrotando los
cadáveres o cubriéndolos de piedras cuanto mayores y más pesadas, mejor
O.B. BERGUA, 1964, pp. 292,293).
tes hasta por interés; es decir, que el arrojo constituía en ellos una necesi-
dad, un verdadero vicio incluso; vicio sabrosos [sic] a fuerza de costum-
bre, como la amarga cerveza de sus banquetes terrestres, o el más dulce hi-
dromiel de los esperados ágapes celestiales (p. 300).
Este país (Hua Xu shi) está situado al oeste de Yan zhou y al norte de
Taiz zhou, a no se sabe cuántas decenas de millones de li. A él no se puede
llegar ni en barco, ni en carro, ni a pie; sólo viajando en espíritu. En él no
hay caudillos ni jefes, todo allí sucede espontáneamente. El pueblo no tie-
ne deseos ni ambiciones, todo allí discurre por sí mismo. Ignoran lo que es
amar la vida y no saben lo que es aborrecer la muerte, y por eso allí no se
da la muerte prematura. Desconocen el egoísmo y tampoco conocen la in-
comunicación con los demás seres: de ahí que allí no exista ni el amor ni el
odio. No hay animosidad contra lo adverso, ni tampoco simpatía hacia lo
favorable; por eso no existe ni beneficio ni perjuicio. Nadie tiene preferen-
cias ni recelos hacia los demás. Se sumergen en el agua sin ahogarse y atra-
viesan el fuego sin quemarse. Cuando reciben un golpe, no sufren heridas
ni sienten dolor. Cuando se rascan tampoco sienten irritación ni prurito.
Vuelan por los aires, igual que si caminaran por tierra firme. Descansan en
el vacío, igual que si durmieran sobre una cama. Las nubes y la niebla no
impiden su visión, y el retumbar del trueno no ensordece sus oídos. Su co-
razón no se interesa por la belleza o fealdad; su caminar no es estorbado por
montes y cañadas: se desplazan en espíritu (LIE ZI, 1987, pp. 54,55).
«Aproximadamente hasta el siglo IV (Concilio de Nicea, 325), los an-
tiguos cristianos creían en la reencarnación. La hipótesis del cielo-infier-
no sustituyó a esta creencia, que se adoptó, por conveniencia, de la cultu-
ra romana» (Autores) [R].
Tal es (como hemos dicho) la noche y purgación del sentido en el al-
ma; la cual en los que después han de entrar en la otra más grave del es-
píritu para pasar a la divina unión de amor (porque no todos, sino los me-
nos, pasan ordinariamente) suele ir acompañada con graves trabajos y
tentaciones sensitivas que duran mucho tiempo, aunque en unos más que
en otros. Porque [a] algunos se les da el ángel de Satanás (que es el espíri-
tu de fornicación) para que les azote los sentidos con abominables y fuer-
tes tentaciones y les atribule el espíritu con feas advertencias y representa-
ciones más visibles en la imaginación, que a veces les es mayor pena que
morir (2 Cor 12,7) (en San Juan de la Cruz, 1991, p. 252, 253).
«No creo que el alma suba al paraíso o baje al infierno. El alma no
puede salir del ataúd y no puede ir a ninguna parte. Pero la influencia de
la conciencia continúa» (T. DESHlMARU, 1982, p. 43).
282 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
«La muerte es el fin de una prisión oscura para las almas nobles; es an-
gustia para las otras que han puesto en el fango toda su solicitud» (F. PE-
TRARCA) [R].
El maestro Yan (s. V a.n.e.) habló de «'el pensamiento de los antiguos
sobre la muerte: reposo del hombre virtuoso (ren zhe) y castigo para el que
carezca de virtud'» (LIE ZI, 1987, p. 49).
Los bantúes creen que la muerte es otra forma de(l) ser. Basándose en
testimonios personales, muchas tribus de África creen que los muertos es-
tán vivos y que se manifiestan de dos formas: forma física, denominán-
doseles fantasmas, y forma no-física, en cuyo caso se habla de espíritus.
«Se jubilaba y hacía grandes proyectos. Iba a hacer esto, lo otro y lo
de más allá. Y, en efecto, muy pronto fue a parar al más allá» (J. BLACK).
65. Olvido
66. Gloria
68. Riqueza
«Nada falta en los funerales de los ricos, salvo alguien que sienta su
muerte» (chino).
-Epitafio de Alejandro el Grande: «Bastó una tumba para aquel a
quien no bastó el mundo» (en R. Gómez de la Serna, 1961, p. 78) [R]
«Santos. - Estos muertos desde hace mil años pagarán los gastos de mu-
chos vivos» (L. DE VINCI, 1965, p. 150).
284 ¿ Todos los caracoles se mueren siempre?
69. Ejemplaridad
70. Igualdad
71. Trascendencia
73. Aprendizaje
Todas las hijas sin madre son conscientes de que su duelo les ha marca-
do y endurecido, pero también les ha impulsado a elegir caminos que en cir-
cunstancias normales no hubieran recorrido. No pocas afirman que la gran
pérdida hizo brotar en ellas un torrente inesperado de energía vital y creati-
va. No debe ser simple coincidencia el hecho de que docenas de mujeres no-
tables perdieran de niñas a sus madres: Marie Curie, Gertrude Stein, Elea-
nor Roosevelt, Jane Fonda, Madonna, Liza Minelli, Oprah Winfrey,
Virginia WoIE .. Son· muchas las hijas sin madre que no sólo superan aque-
lla privación y aquel dolor, sino que resurgen con más fuerza y vuelven a vo-
lar. Como hace el ave fénix, el pájaro de plumas de oro y escarlata de la le-
yenda egipcia, que después de quemarse y fallecer revive y asciende
victorioso desde sus propias cenizas (L. ROJAS MARcos, 1996, p. 152).
Por «trabajo de duelo», J. LAPIANCHE, y J.B. PONTALIS (1979) en-
tienden el: «Proceso intrapsíquico, consecutivo a la pérdida de un objeto
de fijación, por medio del cual el sujeto logra desprenderse progresiva-
mente de dicho objeto» (p. 457). En otro lugar, afirman:
Después de Freud, los psicoanalistas han intentado explicar el fenó-
meno del duelo normal a partir de sus formas patológicas, depresiva y me-
lancólica, pero también maníaca, insistiendo especialmente en el papel
desempeñado por la ambivalencia y la función de la agresividad hacia el
muerto, en la medida en que aquélla permitiría el desprendimiento con
respecto a éste (p. 158).
«El modelo de experiencia transpersonal está en las experiencias en el
umbral de la muerte, donde aquellos que regresan de su viaje a este um-
bral han comprendido que lo único que cuenta es el amor y el servicio»
(M.-A. DESCAMPS, 1999, p. 19).
La muerte es el epítome de la certidumbre que a cada instante nos
empuja hacia lo desconocido. Aquí toda adhesión a la seguridad se ve
obligada a cesar y es entonces cuando la vida se renueva. La muerte es lo
desconocido donde todos hemos vivido antes de nacer.
Nada es más creativo que la muerte, puesto que ella es el secreto ín-
tegro de la vida. Esto implica que el pasado debe ser abandonado, que no
puede evitarse lo desconocido, que «yo» no puede continuar y que nada
puede ser completamente asegurado. Cuando una persona sabe esto, vive
por primera vez en su vida. Al contener tu respiración, la pierdes. Al sol-
tarla, la encuentras (A. WATTS, 1984, p. 123).
74. Meditación
«El hombre perfecto no tiene yo, el hombre espiritual no tiene éxito, los
grandes sabios no tienen nombre» (Libro interior del ZHUANG ZI, 1996, p. 38).
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CONCLUSION
Ciclo / Nivel:
Años de experiencia en Educación Infantil:
,ESTRATO 7: I EXTRAORDINARIA I
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CONCIENCIA UNIVERSAL NEUROCIENCIAS
CIENCIAS DE LA COMPLEJIDAD
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