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desarrollo
PABLO DEL RÍO Y AMELIA ÁLVAREZ
Volviendo a Ítaca
Para la mayor parte de la psicología actual, el comportamiento y el desarrollo del
sujeto parecen producirse en el ámbito informático-simbólico de la mente. Hablar
del contexto y del desarrollo desde ese modelo tiene algo, si no de irónico, al
menos de contradictorio.
La fragmentación.
La fragmentación y la dicotomización (división de dos partes de una cosa),
exacerbadas por el positivismo y por la dominante cultura mosaica impuesta por
los medios-modelos de comunicación imperantes, no es sólo un problema del
occidente actual si escuchamos a Buda, Demócrito o Zenón. Pero sí parece
carecer hoy de un adecuado contrapeso metodológico en la ciencia psicológica.
Desde una fragmentación dualista que impide tomar como unidad de análisis la
entidad psicológica constituida por lo externo-interno.
Han obviado u oscurecido quizá la línea de desarrollo más potencial del modelo
vygotskiano, su auténtica ZDP teórica: el desarrollo de los sistemas funcionales
como una construcción simultáneamente interna y externa, la edificación de las
funciones culturales o superiores sobre los dos pilares de las neoformaciones
cerebrales internas y de los sistemas mediadores de la cultura.
Además del realizado hacia el interior del cráneo, el de las redes neuro-culturales
que unen funcionalmente organismo y medio, sujeto y contexto. La interiorización,
en esta perspectiva, no es una mera etapa del proceso outside-in, sino una
vertiente parcial del sistema, la parte interna de la nueva construcción,
complementaria de la externa. En que, más que una ZDP, lo que tendríamos es
una Zona funcional de préstamo cristalizado (las distribuciones funcionales de
tareas y actividades psicológicas en un matrimonio servirán como ejemplo claro, al
menos para el lector-a casado-a).
Son las características básicas de la acción natural más las culturales que añade
el hombre a la acción las que acabarán determinando que una actividad sea o no
significativa. Basándonos
Nuestra opinión es que deberíamos exigirnos con más rigor el análisis sistémico y
aceptar la irrelevancia teórico-metodológica de realizar un diagnóstico individual
sin realizar a la vez un diagnóstico de todo el sistema sociocultural. ¿?
Es diagnostico del sistema sociocultural antes que diagnostico individual Ese
análisis debe explicar el flujo y la dinámica (ontogenético e histórico-genético) de
actividad y de conciencia y su estructura de organización psicológica, sus
sistemas de mediación y regulación.
Nuestra opción instrumental para abordar este reenfoque del objeto y del sujeto
intentó pues captar a la vez el «flujo grueso», las grandes fibras mantenidas a
largo plazo de la actividad del sujeto, y las secuencias aisladas, las pequeñas
fibras micro-ecológicas de la actuación del sujeto, (incluso a veces la «instantánea
» de una breve secuencia o microfibra). Pero con un plan sistemático para
integrarlas en el «tapiz de la vida».
Su actividad pues, (contenidos de actividad) pero también sus contenidos de
conciencia: sus visiones individuales y compartidas, su perspectiva y las de los
que conforman con él los grupos de conciencia.
Que podamos pasar a ser útiles no sólo como investigadores del contexto del
desarrollo sino del desarrollo del contexto. De un contexto sociocultural cambiante
cuya evolución histórica no deja de ser responsabilidad nuestra.
En otras palabras, estas perspectivas son autosuficientes: al examinar las
explicaciones causales de los niños no se requiere de contextos ni variaciones
culturales; por el contrario, al estudiar el conocimiento de las normas es
imprescindible la comunicación dentro del sistema cultural. Al investigar dentro de
un enfoque se vive literalmente en un mundo científico incomunicable con el otro.
Por ello, la psicología sería hoy para Vigotsky una manera de “hacer significado”
para entender como los niños piensan el mundo, sitúando sus acciones en el
contexto cultural.