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El argentinismo Es de lindo…

y la gramática de la exclamación

Ángela Di Tullio
Universidad Nacional del Comahue

RESUMEN: En la construcción que aquí analizamos, la partícula de (“de ponderativo”) presenta


comportamientos diferentes a los propios de la preposición más extendida del español. Estos pueden ser
atribuidos a su naturaleza cuantificativa, que emerge cuando va seguido tanto por adjetivos o adverbios
como por sustantivos. La cuantificación, acompañada del énfasis, contribuye a dotar de un valor
exclamativo a la oración en su conjunto; su correlato prosódico es la entonación suspendida. A diferencia
de otras oraciones exclamativas no pronominales, que suponen una coda consecutiva (o comparativa)
intensiva, el efecto de grado extremo proviene aquí de una expresión de medida implícita, ubicada a la
izquierda del sintagma cuantificado. De acuerdo con esta hipótesis, esta construcción corresponde a un
partitivo desnudo no específico.

ABSTRACT: The construction analyzed contains the quantitative de; this particle presents a different
behaviour from the preposition de, the most general preposition in Spanish. The particle de is a
quantitative word that can be followed either by Adjectives and Adverbs or by Nouns. The quantifier, that
is an Emphatic word in Spanish, gives an exclamative force to the whole sentence; the prosodic
counterpart is the suspended intonation. While other exclamative sentences have a consecutive (or
comparative) code, the extreme grade effect comes from an implicit measure on the left side of the
quantified phrase. This hypothesis means that it is a nude non specific partitive construction.

PALABRAS CLAVE: ARGENTINISMO MODALIDAD PARTITIVO EXCLAMACIÓN CUANTIFICACIÓN


ARGENTINIAN CONSTRUCTION MODALITY PARTITIVE EXCLAMATION QUANTIFICATION

0. INTRODUCCIÓN

En una obra clásica -El argentinismo Es de lindo...Sus variantes y sus antecedentes


peninsulares. Estudio de sintaxis comparativa-, Fritz Krüger (1960) trazó un fascinante
panorama de la modalidad ponderativa en el ámbito románico. La riqueza de los datos,
el riguroso enfoque filológico-dialectológico, la comparación sistemática entre
diferentes estructuras (exclamativas, causales, partitivas) y entre diversas variedades
románicas preservan la vigencia de la obra, pionera en la selección de un fenómeno de
alcance dialectal correspondiente al ámbito de la modalidad. Lamentablemente, no se
continuó en esta línea, iniciada en nuestro país con la Biblioteca Dialectológica, creada
por Amado Alonso y desarrollada por Berta Vidal de Battini.
Durante los últimos cincuenta años, la variación –interlingüística, interdialectal,
interlectal- despertó un escaso interés para la gramática, preocupada por los principios
generales del lenguaje, a la vez que los estudios dialectológicos prestaron atención
preferente a factores externos (pertenencia sociocultural, edad, sexo de los hablantes),
sin atender a menudo a las condiciones y límites internos de los fenómenos registrados.
Es hora de zanjar la brecha; este trabajo pretende ser una modesta contribución a este
objetivo.
Intentaré aquí analizar una estructura modalizada propia del español rioplatense
coloquial, que contiene la partícula de seguida de un sintagma adjetivo, adverbial o
nominal1. Como se diferencia de la preposición homónima por una serie de propiedades
prosódicas, gramaticales y semánticas concernientes a la cuantificación, distinguiré esta
partícula con el nombre de de ponderativo. En (1) se ejemplifican sus diferentes
posibilidades:

1
(1) a. Es de simpático…
b. Está de flaca…
c. Lo compró de barato…
d. Tiene unos ojos de grandes…
e. Llegó de rápido…
f. Se portó de mal…
g. Vino de gente….
h. Trajo de regalos…
El de ponderativo se caracteriza por un esquema tonal suspendido propio de una
construcción incompleta o “abierta”; sin embargo, la ausencia de un elemento
anticipado (una coda o apódosis consecutiva o comparativa) se interpreta como
“intensificación afectiva” (Beinhauer 1978:322-333).
Krüger estudió estas construcciones comparándolas con otras similares españolas y
románicas; reconoció dos clases: la adjetivo o adverbial, que vinculó a la expresión de
la causalidad, y la nominal, a la que atribuyó un significado partitivo. En la introducción
se refiere a la complejidad del tema: “Resulta imposible encontrar en sí mismo la
explicación de un giro tan raro” (1960:11); por eso, el peso principal recayó en la
explicación histórica.
Hoy se impone que este tipo de explicación se complemente con una estrictamente
gramatical. Los instrumentos que proporciona la gramática actual permiten profundizar
las vertientes abiertas por el romanista alemán, al refinar el análisis en términos de los
constituyentes sintácticos, de sus condicionamientos léxico-semánticos y de su
funcionamiento pragmático. La variación sintáctica, relegada por mucho tiempo al
terreno de la casuística dialectológica, merece ser acogida en los estudios gramaticales;
no solo por el interés intrínseco en la riqueza y la versatilidad de los datos, sino también
porque permite llenar los huecos de la lengua estándar con posibilidades que el teórico
puede conjeturar o prever pero que no se reparten de modo uniforme. Como señala
Benincà: “il campo dei dialetti neolatini è probabilmente il più straordinario complesso
di dati sperimentali sul linguaggio, per qualsiasi teoria empirica, sincronica o
diacronica, riguardanti la grammatica” (1994.8). Se trata, entonces, de entender las
condiciones en que de se recicla y de ubicar las construcciones de (1), entre las
expresiones de la modalidad del español de América y del español en general, como
oraciones ponderativas (= exclamativas no pronominales).
El trabajo consta de dos partes. En la primera, el análisis de la construcción comenzará
con el reconocimiento de la naturaleza cuantificativa del de ponderativo y sus
manifestaciones: rasgos prosódicos que la acompañan, selección de la categoría que le
sigue y funciones sintácticas del sintagma cuantificado. En la segunda, se comparará la
construcción de de ponderativo con otros subtipos de oraciones exclamativas: las
pronominales y las consecutivas suspendidas; la falta de movimiento y el carácter
abierto, vinculado a la entonación, diferencian nuestra construcción de las primeras y la
acercan a la segunda, de las que, sin embargo, difieren por ser estructuras partitivas.

1. EL ANÁLISIS GRAMATICAL

1. A. FUNCIÓN SINTÁCTICA DEL SINTAGMA CUANTIFICADO

Para iniciar nuestro análisis, comparemos los casos de de ponderativo con otras
construcciones aparentemente similares. De hecho, los siguientes pares de oraciones
parecen constar de los mismos constituyentes sintácticos:

2
(2) a. Llegó de viejo.
b. Llegó de viejo…
(3) a. Te traje del chocolate que te gusta (Treviño. 2003.=2b)
b. Te traje de chocolate…

A diferencia del italiano o del francés, en el español moderno la construcción partitiva


es escasamente productiva; aunque hay evidentes diferencias dialectales, en la lengua
estándar sólo se presenta en alternancias (Fuma siempre (de) mis cigarrillos; Comió
(d)el pastel y bebió (d)el vino. Moliner. DUE). Se registra también fijada en algunas
locuciones (dar de golpes, dar de palos, hacerse de amigos) y, sobre todo, en el
genitivo pronominal de todo (Treviño. 2003): Nos pasó de todo, Comieron de todo:
pescado, carne, ensaladas2. Este genitivo pronominal constituye un fuerte sustento a la
Hipótesis Inacusativa (Di Tullio.1997. p.95, nota 5; Treviño. 2003), ya que puede
funcionar como OD (4) o como sujeto de verbos inacusativos (5), pero no como sujeto
de inergativos (6)3. Exactamente la misma distribución sintáctica 4 presentan las
oraciones con de ponderativo, como se pone de manifiesto en los siguientes pares:

(4) a. Nos sirvieron de todo.


b. Nos sirvieron de cosas…
(5) a. Llegó de todo.
b. Llegaron de paquetes…
(6) a. *De todo trabaja5.
b. *De gente trabaja…
Ambos tipos de construcciones están sometidos a estrictas restricciones formales, que le
impiden, por ejemplo, emerger en posición preverbal, como demuestra la
agramaticalidad de (6). A pesar del paralelismo sintáctico, es evidente que no expresan
el mismo tipo de cuantificación: mientras que de todo se interpreta distributivamente
(una cierta cantidad de cada producto), las de entonación suspendida indican una
cantidad muy grande, sin significado distributivo. Es claro que esta diferencia no es
ajena al respectivo tipo oracional: declarativo y exclamativo, respectivamente.
Asimismo, el de ponderativo adjetivo o adverbial puede ser predicativo obligatorio
(orientado hacia el sujeto o hacia el objeto) (7); o bien complemento adverbial (8):
(7) a. Es de simpático…
b. Lo consideran de simpático…
(8) a. Se portó de mal…
b. Vive de lejos…
En los ejemplos precedentes el de ponderativo se halla en posiciones argumentales: el
nominal, como objeto directo de verbo transitivo o como sujeto de verbo inacusativo; el
adjetivo, como predicativo obligatorio y el adverbial como complemento de un verbo.
Esta condición no es, sin embargo, obligatoria. A diferencia del partitivo (genitivo o
no), puede ser también un adjunto. De hecho, se presenta en todos las clases de
cuantificación verbal: no solo en la argumental –ya considerada- sino en las que
corresponden a dependencias no argumentales, como la eventiva (a), la durativa (b) y la
inherente (c) (Bosque&Masullo.1999), siempre que aparezca en posición posverbal:
(9) a. Ya se lo he dicho de veces…
b. Se queda charlando de horas…
c. Corre de rápido…
Asimismo, el predicativo facultativo –tanto subjetivo como objetivo- puede estar
encabezado por un de ponderativo. Esto ocurre en las oraciones de (7) y de (10), en
que el constituyente siempre es predicado de una cláusula reducida, incluso cuando

3
parece estar incluido en un sintagma nominal más amplio: la pronominalización –cf.
(10d) y la agramaticalidad de *Los tiene en esa interpretación- además de la
imposibilidad de una elipsis parcial:(10f)-, demuestra que se trata de un predicativo
independiente:

(10) a. Llegó de cansado…


b. Lo compró de barato…
c. Tiene unos ojos de grandes…
d. Los tiene de grandes….
e. Aplaudieron a [los muy estudiosos]
f. *Aplaudieron a [los de estudiosos]…

La comparación entre los partitivos propiamente dichos y el de ponderativo ha puesto


de manifiesto notables similitudes, derivadas de la común naturaleza cuantificativa. No
obstante, teniendo en cuenta la oración en su conjunto, ambas construcciones presentan
una clara diferencia en relación con el tipo: además de cuantificadas, las oraciones con
de ponderativo son exclamativas. Este carácter enfático, intensivo, afectivo, atribuible a
un rasgo [+Enf.] (con el sentido de énfasis, tomado de Brucart.1993a), proviene de un
elemento externo que se aloja en la proyección que determina la modalidad de la
oración, en la periferia izquierda.

1. b. LA NATURALEZA CUANTIFICATIVA DE ‘DE’

Volviendo a las diferencias entre (2) y (3), nos centraremos ahora en el contraste
derivado de la diferencia categorial: el adjetivo que sigue a de en (2b) y el nombre sin
determinación (3b). El primero se combina con expresiones predicativas. En efecto,
adjetivos y adverbios de manera (1.e y 1.f) son elementos predicativos que denotan
propiedades que se predican de entidades y acciones, respectivamente; ambos son
cuantificables por adverbios de grado que indican la medida que se le atribuye a la
propiedad predicada. En cambio, el de ponderativo nominal se encuentra en expresiones
cuantificadas en relación con el número o la cantidad. La falta de un cuantificador
explícito ha recibido diferentes interpretaciones: entre otras, se ha postulado un
cuantificador nulo o se le ha atribuido caso partitivo (Bosque. 1996, Contreras.1996.
Lois.1996). Esta segunda interpretación es la que aquí adoptaremos.
En las dos oraciones de (2) de precede a un adjetivo predicativo orientado hacia el
sujeto, como lo indican los rasgos de concordancia; pero entre ambas se perciben
diferencias sintácticas. En (a) es posible sustituir de por un gerundio: siendo viejo; el
gerundio o la preposición6 son responsables de la ubicación temporal del predicativo
incluido. En (b), en cambio, el adjetivo predicativo está cuantificado por de; este
carácter de cuantificador se pone de manifiesto en las posibles sustituciones: por un
formante morfológico (Llegó re(quete)viejo, Llegó viejísimo) o por un adverbio de
grado (Llegó muy viejo o, con entonación suspendida, Llegó tan/ más viejo…). Estas
diferencias sintácticas van acompañadas también por contrastes semánticos, como el
cambio del significado del adjetivo (“siendo anciano” y “muy avejentado”,
respectivamente).
La de (3a) es una construcción partitiva en la que ningún sustantivo o pronombre indica
la parte de un todo definido (Lapesa, 1964.I,80; Milner.1978; Brucart. 1993a). Treviño
se refiere a estos casos como ‘specific bare partitive’ “the partitive denotes a smaller set
than the embedded definite referent” (2003: 2). Aunque aparentemente similares, la
presencia del artículo en (3a) revela precisamente el carácter definido del todo; en

4
cambio, el de (b), un Nº sin determinación, es no específico: no es una expresión
referencial sino una cuantificada7, como lo indican los siguientes contrastes:
a. A diferencia de (3a), que contiene una relativa, (3b) no admite ulteriores
modificadores, salvo los adjetivos clasificadores o relacionales:
(11) a. Te traje de chocolate blanco …
b. *Te traje de chocolate delicioso…
(12) a. Llegaron de paquetes navideños…
b. *Llegaron de paquetes pesados…
c. *Llegaron de paquetes que habías encargado…
Este comportamiento es propio de las expresiones no referenciales que denotan tipo
(Vergnaud&Zubizarreta.1992). Como en estas construcciones el elemento nominal es
un Nº -y no un SN- no admite que lo modifiquen proyecciones máximas.
c. Los ejemplos (a) admiten adverbios de grado y determinantes, respectivamente;
los de (b) los rechazan:
(13) a. Llegó de muy viejo.
b. *Llegó de muy viejo…
(14) a. Te traje del chocolate que te gusta (Treviño. 2003.=3a)
b. *Te traje del chocolate…
Este comportamiento no puede explicarse si se analiza de como preposición, que, como
lo muestran los ejemplos de (a), no impone este tipo de restricciones; pero sí se explica
si se analiza como cuantificador ponderativo: el SA, ya cuantificado en (b), no admite
otra cuantificación; a su vez, como la de (16b) no es una expresión referencial, no lleva
determinantes. En conclusión, de solo puede combinarse con expresiones predicativas
susceptibles de ser cuantificadas.

d. También la selección semántica que de realiza sobre la palabra que le sigue


(sustantivo, adjetivo o adverbio) puede explicarse a partir de su estatuto cuantificativo,
pero no si se la analiza como preposición. De selecciona una propiedad aspectual
común: cualquiera sea su categoría gramatical, los predicados con los que de se
combina no pueden ser delimitados. Esta condición transcategorial se precisa en
restricciones específicas para cada clase. En efecto, los sustantivos tienen que ser
cuantificables, es decir, designar una cierta suma de elementos (o bien de partículas de
materia en los nombres continuos (15a) o bien de entidades en los contables en plural
(15b)), y no una entidad única, como la que corresponde a un sustantivo contable en
singular (15c)). Los adjetivos deben ser graduables (16a), por lo que quedan excluidos
los clasificadores y relacionales (incompatibles con la gradación) y los elativos (que
contienen la cuantificación de grado máximo) (16b); una condición similar de
graduabilidad requieren los adverbios (cfr.(17 y (18))

(15) a. Cayó de agua / de piedra / de gente…


b. Cayeron de piedras / de personas…
c. *Cayó de telón…
(16) a. Era de simpática /elegante / inteligente…
b. *Era de peatonal /soltera/ magnífica…
(17) c. Quedaba de lejos…
b. *Quedaba de encima /allí…
(18) a. Llegó de tarde…
b. *Llegó de ahora / ayer /entonces…
Como es de prever, los verbos que seleccionan dos argumentos internos en condiciones
de funcionar sintácticamente como objetos directos, por ejemplo los de la alternancia

5
locativa, solo admiten las construcciones con de en el argumento no delimitado (el que
denota la materia, y no el contenedor):

(19) a. Cargaron arena /bananas/de todo en el camión


b. Cargaron de cosas en el camión…
(20) a. Cargaron el camión con cosas.
b. *Cargaron de camión /de todo con cosas…

e. Como muestran los ejemplos de (15), el verbo concuerda con el sustantivo que
sigue a de, lo cual demuestra fehacientemente que no se trata de una preposición sino de
un constituyente que determina o modifica al sustantivo núcleo del sujeto.

f. Apoya también el carácter cuantificativo de de la diferencia interpretativa con


los otros intensificadores que se combinan con entonación suspensiva (cfr, §1.C):
mientras que con éstos (a) la ponderación es cualitativa -recae sobre la calidad del
objeto-, de (b) fuerza la interpretación cuantificativa - concierne al grado, la cantidad o
el número (Torrego.1988):

(21) a. Dice cada disparate…


b. Dice de disparates…
(22) a. Tiene unos amigos…
b. Tiene de amigos…

Entre las construcciones nominales, se distinguen las partitivas (una parte de los
senadores, un grupo de los manifestantes, la mitad de los locutores, la mayoría de los
niños. Brucart. 1993b) y las pseudopartitivas (un grupo de senadores, una infinidad de
hombres); nuestra construcción corresponde a la segunda, ya que carece de
determinante; como ya se ha señalado, se trata de una partitivo desnudo no específico.
Ahora bien, la naturaleza cuantificativa que hemos reconocido en de a lo largo de este
recorrido ¿puede explicarse a partir de esta construcción partitiva o es necesario
reconocer dos partículas homónimas deprep y decuant? La primera hipótesis resulta más
interesante porque evita la proliferación de elementos homónimos. Desde esta
interpretación, el de ponderativo, entonces, no es más que la preposición, portadora de
caso partitivo, en una estructura partitiva desnuda no específica. Para dar cuenta del
carácter cuantificativo que le hemos reconocido, postularemos la existencia de un
operador nulo que, al ligar la variable correspondiente a un sintagma de grado, la dota
del rasgo enfático, propio de las oraciones exclamativas.

1. C. ENTONACIÓN SUSPENDIDA

Si volvemos una vez más a los contrastes entre (2) y (3), veremos que existe una notable
diferencia de entonación (Alonso-Cortés.1999. §62.2), que en la lengua escrita se
representa mediante el punto y los signos suspensivos, respectivamente.
Las dos oraciones (a) son declarativas y, como tales, terminan en un tono final
descendente; las (b), en cambio, no lo son: presentan una línea tonal suspendida, con
leve ascenso final. La cima melódica de la oración, marcada por tono, duración e
intensidad del acento, recae precisamente sobre el constituyente encabezado por de. Por
el contrario, ninguno de los constituyentes de (a) resulta particularmente destacado;
como la preposición es átona, se apoya en el término, mientras que en (b) de tiene un
acento propio, que lo separa de la palabra siguiente. El conjunto de los rasgos
suprasegmentales –entonación, acento y juntura - revela, pues, no solo una manera

6
diferente de presentar la información, como es propio del orden de las palabras, sino su
diferente naturaleza: descriptivo-denotativa en (a), expresivo-afectiva en (b).
Precisamente este carácter lo diferencia de un adverbio de grado como muy (o, según la
categoría del constituyente que le sigue, de un cuantificador como mucho y sus
variables flexivas): de denota no un grado cualquiera sino un grado extremo positivo. El
carácter cuantificativo que corresponde al rasgo [+Enf.] no es inherente a de; por tanto,
tiene que ser activado por factores que conduzcan a tal interpretación. La entonación
suspendida lo hace, como lo demuestra la agramaticalidad de la secuencia cuando se le
superpone una entonación “cerrada”:

(23) a. *Es de simpático.


b. *Vino de gente.
¿Qué contenido transmite esta particular línea tonal? Lo que la diferencia de las
correspondientes a los otros tipos oracionales es que queda abierta: no se cierra ni con
un final descendente, como el de las declarativas o el de las exclamativas pronominales,
ni marcadamente ascendente, como el de las interrogativas.
Este final abierto no resulta, en las oraciones estudiadas, una marca arbitraria sino que
debe ser interpretada icónicamente como la señal de una ausencia. Ausencia y presencia
se combinan, de manera que el segmento que falta tiene que ser recuperable a partir de
algún elemento presente. Esta doble condición la cumplen los constituyentes
discontinuos, que constan de dos segmentos: un intensificador y una coda. La ausencia
de la coda se compensa por el intensificador que la anuncia –más para las comparativas
de desigualdad y tan para las consecutivas- y por el sentido intensivo que cabe suponer
en el elemento tácito:
(24) a. Es más bueno…
b. Está tan flaco…
La expresión del grado extremo no va necesariamente asociada a una oración
exclamativa; puede emerger, por ejemplo, en las consecutivas y las comparativas
prototípicas, que son estructuras cerradas como las siguientes:
(25) a. Es más bueno que el pan.
b. Está tan flaco que pueden contársele las costillas.
Por el contrario, las “abiertas”, que contienen un intensificador y finalizan en
entonación suspendida, no tienen otra posibilidad que interpretarse como exclamativas.
¿Cómo se ubican las construcciones de de ponderativo en la clase de las exclamativas?,
¿cuál es el eslabón que media entre la preposición de y la estructura cuantificada? Para
situar el de entre las oraciones exclamativas, en la segunda parte del trabajo trazaremos
un plano esquemático de la zona de la exclamación.
Intentaré demostrar que el rasgo [+Enf.] atribuido a de ponderativo está asociado a un
tipo particular de oraciones: las exclamativas de grado no pronominales y que es
incompatible, en cambio, con declarativas, interrogativas, directivas y con otros tipos de
exclamativas. Tales restricciones fuerzan a interpretar de como una partícula ligada a
un operador que se aloja en la proyección funcional –probablemente el SModalidad-
que define el tipo (o subtipo) oracional. El comportamiento observado se explica por la
incompatibilidad del operador exclamativo con los otros posibles.

2. A. LA CLASE DE LAS EXCLAMATIVAS:


PRONOMINALES Y NO PRONOMINALES

7
La heterogénea clase de las oraciones exclamativas se caracteriza tanto por rasgos
prosódicos –una figura tonal formada por contornos ascendentes-descendentes, con una
cima melódica caracterizada por el tono, la duración y la intensidad de los sonidos-
como por su fuerza ilocutiva –la expresión de una actitud emotiva hacia un determinado
valor extremo (cualitativo o cuantitativo) en el contenido del enunciado (Gutiérrez
Rexach.1996) 8.
Se suelen reconocer dos tipos de exclamativas según vayan marcadas o no por una
palabra qu. Las primeras, las EXCLAMATIVAS PRONOMINALES - O PARCIALES , si se quiere
mantener el paralelismo con las interrogativas- se caracterizan por un conjunto de
comportamientos gramaticales: foco inicial, movimiento-Qu, presencia optativa del
complementador que (25a) y alternancia de la palabra interrogativa con el artículo (¡Lo
mal que se portó!). Algunos de estos comportamientos no son específicos de las
exclamativas sino que van asociados a todas las palabras Qu –pronombres y adverbios
relativos, interrogativos y exclamativos- y, en particular, a un rasgo propio de estas
palabras, el rasgo [+Q]. Las similitudes formales entre interrogativas y exclamativas
pronominales impiden obviar la referencia a la fuerza ilocutiva del enunciado: mientras
que el acto de habla de la pregunta parte de la incertidumbre y la búsqueda de una
respuesta (26a), lo propio de la exclamación es la ponderación expresiva del grado que
se predica de una cierta propiedad, sin cuestionar la verdad del contenido proposicional
del enunciado (26b) (Bosque. 1984, Zanuttini &Portier. 2000):
(26) a. ¿Cómo se portó?
b. ¡Cómo se portó!
Las oraciones que constituyen el objeto de este trabajo, en cambio, forman parte del
segundo grupo, el de las EXCLAMATIVAS NO PRONOMINALES (27). Estas carecen de
palabras exclamativas especializadas, pero contienen elementos funcionales 9 que, en
combinación con la entonación suspendida, se interpretan como partículas ponderativas.
Como indican el grado en que se cuantifica una cierta propiedad (de una entidad o de un
evento), un número o una cantidad, se trata de exclamativas de grado:
(27) a. Es de lindo…
b. ¡Se portó de mal…!
c. Me regaló de libros…
d. Cayó de agua …
Tanto en las pronominales como en las no pronominales, la presencia de un sintagma de
grado cuantifica las proyecciones sintagmáticas de un núcleo adjetivo, adverbial o
nominal. De hecho, el núcleo de SGr puede saturarse con operadores pronominales
como qué o cómo o bien con elementos puramente funcionales como de, estos últimos
asociados a un operador nulo que los liga desde una proyección más alta. Sin embargo,
el valor de grado intensivo de ambos tipos de expresiones exclamativas emerge de
diferentes maneras en la sintaxis. La expresión cuantificada que contiene el rasgo [+Q]
se traslada a la izquierda, a la posición de Especificador de una proyección funcional -
SModalidad o tal vez S, propuesto por Laca (1990))-, desde la que tiene alcance sobre
el resto de la oración y, en particular, sobre la variable que queda ligada. En las no
pronominales –el de ponderativo de (27)-, como el elemento funcional carece del rasgo
[+Q], no provoca traslado y tiene que ser interpretado en la Forma Lógica. La existencia
de un operador nulo10 que liga la variable de grado permite que la oración sea
interpretada como exclamativa, es decir, como una estructura modalmente marcada11.

2. B. LAS EXCLAMATIVAS NO PRONOMINALES CON DE PONDERATIVO

8
Entre las exclamativas pronominales y las no pronominales se manifiestan nítidas
diferencias. En la línea tonal, el tono final descendente de las pronominales contrasta
con el final ascendente de la suspendida de las no pronominales. El movimiento
obligatorio del constituyente exclamativo que contiene la palabra Qu contrasta con el
orden canónico de las no pronominales, en las que no hay desplazamiento del sintagma
cuantificado, que queda in situ (28b), a menos que se trate de una focalización (28c):
(28) a. ¡Qué mal (que) se portó Juan!
b. ¡Juan se portó de mal...!
c. ¡DE MAL se portó Juan…!
Las oraciones exclamativas pueden ser independientes –las exclamativas directas- o
subordinadas –las indirectas. Los verbos que seleccionan exclamativas pertenecen a
unas pocas clases (Bosque.1984), como los de afección emotiva, algunos cognitivos y
los de lengua:
(29) a. Me sorprendió cómo se portó de mal 12.
b. Imaginate qué calor hacía.
c. Me dijo (que) qué bien se había sentido Juan en mi casa.
Las no pronominales, en cambio, no pueden subordinarse propiamente; de los tres
grupos de verbos ejemplificados en (29) sólo los de lengua parecen admitirlas:

(30) a. *Me sorprendió que se portara de bien…


b. *Imaginate que hacía de calor...
c. Me dijo que allí Juan se había sentido de bien…
La entonación suspendida de (30) choca, sin embargo, con las características del
discurso indirecto, que borra la prosodia del directo. Conviene, pues, considerarla una
forma híbrida que combina un contexto subordinante con los rasgos miméticos del
discurso directo13.
A pesar de la ausencia de movimiento, las exclamativas no pronominales son oraciones
modalizadas, a las que no pueden superponerse los rasgos de los otros tipos: no pueden
ser interrogadas ni pueden servir como órdenes ni como deseos:

(31) a. *¿Se portó de bien…?


b. *Portate de bien…
c. *Si te portaras de bien…
El operador modal que permite interpretar estas oraciones como exclamativas ocupa una
posición que no puede compartir con los otros. Como otras construcciones ponderativas
(Di Tullio.1996, Hernanz.1999), el constituyente ligado actúa como término de
polaridad afirmativa que rechaza la negación, a excepción de la metalingüística:

(32) a. *No es de elegante…


b. *No se portó de bien…
Los enunciados exclamativos presentan una fuerte conexión con la situación
enunciativa: el hablante expresa su actitud en relación con la situación compartida con
el oyente, por lo que el enunciado queda deícticamente anclado. Precisamente este
anclaje deíctico legitima grados crecientes de “incompletitud”:
(33) a. ¡Qué encantadora tu amiga!
b. ¡Qué mujer (tan) encantadora!
c. ¡Qué encantadora mujer!
c. ¡Qué encantadora!

9
Las no pronominales no están igualmente ancladas en la situación enunciativa; el estado
de cosas referido no coincide necesariamente con los parámetros situacionales. Mientras
que la emisión normal de ¡Qué hermoso día! supone un emisor y un receptor ubicados
en la misma coordenada espaciotemporal, Es un día de bonito… puede aportar una
información a quien no tiene un contacto directo con las condiciones enunciativas del
locutor. El de ponderativo requiere de un contexto oracional. No sobrevive como
fragmento porque, además de los factores pragmáticos, la falta de anclaje deíctico,
requiere condiciones estructurales que lo cubran:

(34) a. *¡De encantadora tu amiga…!


b. *¡Una mujer de encantadora…!
c. *¡De encantadora mujer!
c. *¡De encantadora…!
Las exclamativas de grado no pronominales se han caracterizado, pues, por una serie de
comportamientos negativos que las distinguen de las pronominales: ausencia de
movimiento QU-, rechazo a la superposición de otros tipos oracionales,
incompatibilidad con la negación, incapacidad de aparecer subordinada como
complemento. Todos ellos pueden ser interpretados en el sentido de la presencia de un
operador que al ocupar un lugar en el SModalidad en la periferia izquierda de la oración
impide que se alojen allí los operadores alternativos. Este operador es responsable de la
interpretación modal que recibe el Sintagma de Grado y, en particular, la partícula de
que ha pasado a ocuparlo.

2. C. LAS EXCLAMATIVAS DE ENTONACIÓN SUSPENDIDA

A diferencia de las pronominales, las exclamativas no pronominales no cuentan con


ningún elemento especializado en activar la interpretación de grado extremo, por lo que
se requiere una combinación de factores prosódicos, gramaticales y semántico-
pragmáticos que lo hagan interpretable como tal. Ya se ha señalado la incidencia de la
línea tonal y de la presencia de un intensificador que encabeza la proyección
sintagmática de SA, SAdv o SN para activar la interpretación exclamativa de estas
oraciones.
Como muestran los ejemplos (21) y (22), aquí repetidos, la entonación suspendida no es
exclusiva del de ponderativo sino que se superpone a oraciones que contienen otros
elementos funcionales:

(35) a. Dice cada disparate…(=21a)


b. Tiene unos amigos…(=22a)
c. Es más bueno…
d. Se portó tan mal …
e. Hace un frío…

Como en las construcciones que presentan el de ponderativo, también las de (35) se


interpretan como ‘abiertas’, y también en ellas cabe postular un operador que aporte la
información modal. En todas ellas el constituyente ligado (SA, SAdv, SN) se halla en
posición posverbal. En algunos términos se trata de un término especializado, como los
intensificadores más y tan, pero otros carecen de este carácter: un cuantificador que ha
perdido su valor distributivo en (c) o un artículo indefinido, el un enfático, en (e) y
(f)14); el de ponderativo se asimila a éstos. Como se anticipó en §1.c, todos ellos se

10
interpretan como el primer componente de un constituyente discontinuo trunco 15: una
oración comparativa (a) o consecutiva (en las otras) o, alternativamente, de adjetivos
elativos o de construcciones preposicionales con un valor expresivo similar16:
(36) a. Es más bueno…(que el pan).
b. Dice cada disparate… (que nos hacer reír a carcajadas).
c. Hace un frío…. (que pela / glacial / de perros).
En (36), a la “comparativa prototípica” de a. o a las consecutivas de los otros les
compete fijar el valor de grado máximo que el intensificador anticipa; sin embargo, tal
información resulta prescindible. Como se desprende de la intercambiabilidad de las
expresiones de (c), ni la diferencia categorial –oración consecutiva, SA, SP-, ni la
léxica, ni siquiera la existencia de estas codas son relevantes. Esta información es
prescindible porque de alguna manera ya está presente en la oración abierta tanto por su
entonación como por su sintaxis. Si comparativas prototípicas y consecutivas coinciden
en seleccionar una coda que indica el ‘grado extremo’ en que se presenta una cierta
propiedad, este significado resulta más o menos previsible e incluso suele estar
lexicalizado o semilexicalizado.
Por otra parte, los intensificadores que anuncian codas presentan algunas diferencias.
Entre las oraciones anteriores y las que tienen el de ponderativo, las hay en cuanto a su
conformación morfológica y a su capacidad de combinación. Mientras que un se
flexiona en género y número en concordancia con el sustantivo al que determina, los
otros carecen de flexión; pero cada solo se combina con sustantivos singulares. Por el
contrario, de carece de toda estructura morfológica y, por lo tanto, no está en
condiciones de imponer restricciones ni de naturaleza flexiva ni categorial. En todo
caso, como se comprobó en (15), (16) y (17), atiende a distinciones aspectuales.
Los ejemplos de (36) muestran que todos los intensificadores mencionados pueden
integrarse en un constituyente discontinuo que se completa hacia la derecha; en la
misma dirección pueden integrarse también los de de ponderativo, que solo admiten una
coda consecutiva de interpretación cuantificativa:
(37) a. Es de tonto …(que se cree todo)
b. Está de flaca…(que se le ven los huesos)
c. Lo compró de barato…(que le sobró dinero)
d. Tiene unos ojos de grandes…(que parecen faroles).

La presencia de la coda cierra la construcción tanto desde el punto de vista prosódico


como gramatical; el Sintagma de Grado discontinuo, con sus dos segmentos, la cabeza y
la coda, modifica al núcleo léxico, en este caso adjetivo, tal como se representa en (38):

11
(38) S

Opi
SFL

SA

SGrado

Gradoº (A’)…Coda A’

[+Q] / [+Enfi] Aº

tan /de ……..que se cree todo tonto


(“de tonto que se cree todo”)

Hay, sin embargo, una diferencia entre de y los otros intensificadores: mientras que
estos solo pueden completarse mediante las codas intensivas de la derecha (consecutivas
o comparativas), la incompletitud de los ejemplos con de se resuelve también en la
dirección contraria; es más, la dirección básica es precisamente hacia la izquierda –
imposible, en cambio, para los otros. Compárense los ejemplos de (39) (que repiten los
de (1) para comodidad del lector) y sus respectivas formas cerradas de (40):
(39) a. Es de simpático…
b. Está de flaca…
c. Lo compró de barato…
d. Tiene unos ojos de grandes…
e. Llegó de rápido…
f. Se portó de mal…
g. Vino de gente….
h. Trajo de regalos…
(40) a. Es la mar de simpático.
b. Está esquelética de flaca.
c. ¡Cómo lo compró de barato!
d. Tiene unos ojos así de grandes…
e. Llegó en un santiamén de rápido…
f. Tanto se portó de mal…
g. Vino una de gente….
h. ¡Cuánto trajiste de chocolate…!
Como se advierte, la ‘incompletitud’ de (39) se resuelve en las construcciones
“cerradas” mediante alguna expresión de medida –un pseudonúcleo- que fija el grado
en que está cuantificada la propiedad, la cantidad o el número. Esta expresión del grado
máximo puede recibir diferentes realizaciones: cuantificadores indefinidos (una) o
exclamativos (cómo /cuánto), expresiones deícticas (así) o anafóricas (tanto), elativos
adjetivos (esquelético), adverbiales (en un santiamén) o nominales (la mar de…).
Ninguna es obligatoria; son solo algunas de las posibilidades de la expresión de grado
extremo, perfectamente intercambiables e incluso suprimibles.
Este constituyente, tácito en (39) y expreso en (40), resulta, pues, el elemento
cuantificativo que va seguido de una coda en la que se indica la propiedad cuantificada.
Los mismos componentes -pseudonúcleo que expresa el grado máximo y coda- presenta
el superlativo, otro tipo de construcción partitiva (Brucart. 1993. Bosque y Brucart.

12
1991). No obstante, lo peculiar del de ponderativo es su carácter abierto, más incierto
que en los ejemplos de (37) por la doble posibilidad de interpretar la dirección del
‘hueco’ (hacia la derecha, como consecutiva suspendida; hacia la izquierda, como
pseudopartitiva enfática). La ausencia se compensa, sin embargo, con dos
características: la curva melódica sin cierre y la naturaleza cuantificativa que adquiere
la preposición, a través del ligamiento con el operador nulo.
El análisis propuesto se representa a continuación: la estructura de las construcciones
pseudopartitivas (43a) (propuesto por Brucart (1993b)) se adapta para el de ponderativo
nominal (43c) y para el adjetivo (44c):

(43) a. [SDun [SNgrupo [SNde [SNtrabajadores]]]]


b. [SDuna [SN  [SPde [SNgente]]]]
c. [SN  [[SPde [SNgente]]]
(44) a. [SX así / un sueño / tanto / espléndido [SPde [SAlindo]]]
b. [SX  [SPde [SAlindo]]]

CONCLUSIÓN
Intenté demostrar que la presencia del de ponderativo está asociada a un tipo particular
de oraciones: las exclamativas de grado no pronominales. Para ello, consideré
sucesivamente los tres factores que las definen: el carácter de partitivo desnudo de la
construcción, la naturaleza cuantificativa enfática del de ponderativo y la entonación
suspendida. Una vez definida internamente la construcción, la comparé con las
exclamativas pronominales y con los otros subtipos de exclamativas no pronominales a
los que se superpone la entonación suspendida. Como el cuantificador de queda ligado a
un operador que define el tipo (y subtipo) oracional, la naturaleza cuantificativa enfática
que adquiere esta partícula la hace incompatible con los otros tipos oracionales.
Como señala Milner, “las exclamativas combinan de manera original una interpretación
y la presencia de indicadores que, en su heterogeneidad, tienen en común el no poder
justificar aquélla” (.p.119). La expresión del grado extremo a través de un elemento
gramatical tan despojado como de confirma sus palabras.

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15
1
Aunque el lingüista alemán la caracteriza como propia del español rioplatense, se registra también en otras variedades del
español de América y de Europa; en éste, en alternancia con otras construcciones desconocidas en el americano: Es de un
cursi… Resta, además, estudiar la vigencia de la construcción en el español rioplatense actual; es probable que se halle en
retroceso, sobre todo entre los jóvenes, que prefieren indicar el valor cuantificativo mediante el prefijo re- en adjetivos,
adverbios y verbos (Di Tullio, 1996) o mediante artículo enfático (véase n.3) y estructuras pseudopartitivas en las
construcciones nominales: una bocha de gente…
2
La ausencia de la preposición en la aposición de este ejemplo ha sido interpretada como prueba de que de no es una
verdadera preposición; de hecho, Treviño la analiza como Determinante.
3
A menos que la presencia de un locativo antepuesto cambie la índole del verbo, inacusativizándolo o bien que, con
entonación enfática, el constituyente inicial se interprete como foco:
*?
i. De gente trabaja…
ii. Aquí trabaja de gente…
iii. DE GENTE trabaja…
En ambos casos la oración pasa a ser gramatical.
4
Esporádicamente en el español actual, el genitivo pronominal de todo puede ser término de la preposición con: un hot dog
completo con de todo (CORDE. Edwards. 1984. El anfitrión). En cambio, en el español medieval se registran abundantes
casos de con seguida del partitivo de nombres continuos: úntenla con de la manteca, mézclenla con de la sal molida,
amássenlo con de la miel (CORDE. Abraham de Toledo). De todos modos, ninguna de las dos construcciones resulta
aceptable con el complemento de régimen, aunque, en mi opinión, es ligeramente más aceptable con el de ponderativo:
i.a. *Cuentan con de todo para el congreso.
i.b. *?Cuentan con de cosas para el congreso…
ii.a. *El libro abunda en de todo.
ii.b. *?El libro abunda en de consejos…
5
Como de todo, por su flexión neutra, no puede tener como referente entidades humanas, la agramaticalidad de esta oración
resulta una prueba débil para demostrar la imposibilidad de funcionar como sujeto de verbos inergativos, que seleccionan
sujetos agentivos y, por tanto, animados.
6
Como de introduce, en realidad, una oración reducida con sujeto PRO correferencial con el de la oración, corresponde
considerar a de un complementador, más que una verdadera preposición. Para profundizar el análisis de estas
construcciones, véase Suñer 1992.
7
No son excepción a la incompatibilidad entre determinantes y expresiones cuantificativas los artículos que encabezan
superlativos (i) o los enfáticos (ii), puesto que en ninguno de los casos se trata de expresiones referenciales:
i. Te traje el chocolate más rico del mundo (Bosque. )
ii. Te traje EL chocolate… (Di Tullio.1996)
8
No incluyo en el tipo los casos en que los rasgos prosódicos de la exclamación se superponen a oraciones pertenecientes a
los otros tipos (declarativa (i), interrogativa (ii), imperativa (iii), y optativa (iv)), puesto que el perfil estrictamente
gramatical se diluye frente al predominio de los factores prosódicos:
i. ¡Me lo estás haciendo a propósito!
ii. ¡¿Me lo estás haciendo a propósito?!
iii. ¡Hacéselo a propósito!
iv. ¡Si lo hicieras a propósito….!

9
Han recibido también la denominación de Exclamativas escondidas (Suñer. 2004 tomado de Hidden Exclamatives de
Masullo); sin embargo, como en español se suele usar esta denominación para hacer referencia a las construcciones
nominales que se interpretan como enunciados exclamativos (correlatos de las preguntas escondidas o Concealed
Questions), prefiero evitarla. Alonso-Cortés (1999) se refiere a las exclamativas nudas, término menos confuso.
10
Los operadores de grado son cuantificadores que ligan variables que indican una cierta medida.
11
Villalba (2003) supone que el movimiento del operador nulo se activa para ligar la variable de grado introducida por el
adjetivo. Suñer&Rafert (2000) postulan un SGrado como proyección máxima de la oración, cuya prótasis es el Esp y cuya
coda es la consecutiva. En todos las propuestas se da cuenta de la invisibilidad del movimiento para la sintaxis, pero no
para la Forma Lógica, en oposición a las Exclamativas pronominales.
12
Téngase en cuenta que el adverbio exclamativo cómo va seguido –en forma discontinua- por un constituyente encabezado
por la preposición de (Torrego. 1994). no debe confundirse, por tanto, con la construcción objeto de este trabajo.
13
Esa misma cuasi-subordinación se presenta con las estructuras incompletas:
i. Juan dijo que excelentes los calamares.
ii. Ya lo decía yo que muy buena tu idea.
14
Milner (1978) señala como una de las características de las exclamativas precisamente el estar marcadas por palabras
‘vacías’: “Les divers marqueurs des exclamatives son des mots “vides”: ils n’ont pas de contenu interprétatif propre. De
plus, ils ne sont “spécialisés”, aparaissant dans des contextes syntaxiques fort différents” (253).
15
Comparten con los ejemplos de (4) la existencia de una coda sobrentendida los casos de artículo definido enfático,
concordante (i. y ii.) y neutro (iii):
i.. Pedro tiene EL coche…
ii. Ayer escuché LA conferencia…
ii. María es LO prolija…
En este caso la coda faltante no es una oración consecutiva ni comparativa sino la correspondiente a la del superlativo: EL
coche (más lujoso) de la ciudad, LA conferencia (más interesante) de mi vida, LO más prolijo del mundo. Sobre esta
construcción, véase Di Tullio (1996).
16
En secuencias como cuestión capital, error garrafal, fe ciega, ignorancia supina, hambre canina, odio mortal y similares,
“el adjetivo, normalmente restrictivo o especificador, constituye un signo enfático: más que restringir la extensión semántica
del sustantivo o especificar su significado en un contexto concreto, cumple una función elativizadora o cuantificadota!”
(García-Page.2001,155).

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