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Título del artículo 129

El tecno: 1. Introducción
variaciones sobre
la globalización E n este trabajo intentamos forzar una
contienda para reparar la asimetría
generada por un acto generalizado,
recurrente y fundacional del quehacer científi-
co que consiste en amordazar a un objeto de
investigación con una ontología construida,
con una representación, y un acto correlativo
de soberbia o ingenuidad por parte de un suje-
to investido de una condición desencarnada,
Amparo Lasén e Iñaki Martínez distante y desinteresada respecto de aquello
que conoce. La contienda se desplegará a par-
de Albeniz tir de la puesta en relación de dos items, glo-
balización y música tecno, y un árbitro que se
quiere neutral: la sociología. Es ésta una rela-
ción en principio disonante, revestida, a lo
sumo, de cierto aire de familia, o cuya conso-
nancia ha sido, en todo caso, formulada desde
cierto síntoma sociológico, al que llamaremos
teoría del reflejo o de la sustitución, que asume
axiomáticamente –y así recusa su pretendida
neutralidad– una relación asimétrica entre la
tecnología de lo social, a saber, aquellos facto-
res o funciones sociales que explican, y las
cosas que han de ser explicadas; asimetría que
tiene como corolario la sustitución de las cosas
por los factores o las funciones que constitu-
yen su latencia (Merton) o estructura invisible
(Bourdieu), esa segunda voz que hablando por
ellas las traduce, explica y constituye.
Aquejada de este síntoma, la sociología esta-
blece una relación asimétrica entre las formas
que históricamente ha adoptado la música y los
factores sociales que las explican. A partir de
aquí se despliega un juego de isomorfismos o,
mejor, de causalidades: la música tonal refleja-
ría –o sería explicada por– la «armoniosa»
sociedad burguesa (Muñoz, 1998), la música
dodecafónica por la sociedad de masas (Ador-
no, 1973; Muñoz, 1998), la experimental por la
sociedad posmoderna (Baricco, 1999) y, por fin,
la música tecno por la sociedad globalizada.
La contienda se desplegará en tres asaltos de
duración variable. En el primero, amagaremos
un cambio de óptica: trataremos de desentra -
ñar el quehacer sociológico como ejercicio de
traducción (y poder) mediante una crítica de su
política de inscripción (Woolgar, 1991;
Latour, 1999, 2000). La sociología será, desde
esta perspectiva desnaturalizadora, una dispo -
sición (más) que mediante la producción de

Amparo Lasén, London School of Economics e Iñaki Martínez de Albeniz, Univ. del País Vasco
Política y Sociedad, 36 (2001), Madrid (pp. 129-149)
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inscripciones trata no tanto de explicar cuanto trante (Latour, 2000) que reivindica un uso
de disciplinar al resto de las disposiciones1 difractado –los guardianes de la sociología
implicadas en la red social que constituye toda dirían que impropio– del término globalización
representación. Tomaremos como base para (y sus correlatos espacio, tiempo, identidad y
ello los estudios de ciencia y tecnología y su flujo) mediante la movilización/articulación
replanteamiento contra-intuitivo de las catego- (Haraway, 1999) de sus recursos/disposiciones.
rías de sociedad y ciencia; la sociología como
ciencia de la sociedad, bien que entendiendo la
noción de sociedad no como una categoría
que, al modo de un concepto-dosel, sería el 2. Teoría de la sustitución,
explanans de todo lo que cae bajo su jurisdic- política de la inscripción
ción, sino como aquello a ser explicado: la
asociación o articulación de multiplicidades, la y recalcitrancia de los objetos
asamblea/ensamblaje de actantes heterogéneos

L
en disposiciones múltiples (Deleuze y Guatta-
ri, 1997); y la ciencia como la actividad que a historia de las ciencias sociales ha
busca la objetividad de las cosas, bien que sido la historia de un malentendido.
entendiendo esta noción como la capacidad de Desentrañar este malentendido pasa
los objetos de «elevar objeciones» (Latour, necesariamente por superar la imagen de las
2000) a lo que de ellos dice la ciencia. ciencias naturales que las ciencias sociales han
En el segundo asalto, analizaremos las ins- construido y dejar de ir al rebufo de esta erró-
cripciones de la globalización que la sociolo- nea definición de la situación. Latour (2000)
gía ha producido. Es ésta una brega necesaria sostiene que si las ciencias sociales cambian
habida cuenta de que son estas inscripciones esta definición, es decir, si imitan para bien a
(factores y funciones sociales) las que tradu- las ciencias naturales tal y como éstas han sido
cen y sustituyen, disciplinándolo, al objeto retratadas por los estudios sociales de ciencia y
tecno y hablan por él. Abordaremos la articu- tecnología (en adelante ESCT) sobrevendrá un
lación espacio-temporal, la identidad y los flu- doble efecto: por un lado, la redefinición de la
jos como las inscripciones más salientes de las sociología como ciencia de las inscripciones y
lecturas sociológicas de la globalización. las disposiciones (en detrimento de los binaris-
El tercer asalto aspirará a restituir la simetría mos más al uso, a saber, estructura/acción,
en la relación globalización/tecno; a reconocer sociedad/naturaleza, humanos/no-humanos)
también en el tecno una política de la inscrip- neutralizará la distinción entre ciencias duras y
ción. Esta restitución implica, entre otras blandas, transcodificando la noción de ciencia,
cosas, que el tecno, lejos de hallarse postrado y, por otro lado, estará en disposición de reju -
a la espera de que la ciencia lo nombre (expli- venecer esa otra noción que constituye su
que), es en sí mismo una instancia generadora especificidad, a saber, la noción de sociedad.
de inscripciones y disposiciones, es decir, des- En este sentido, los ESCT han sabido transmi-
pliega su objetividad: hace objeciones a lo que tir una imagen en principio contra-intuitiva de
de él dice la sociología, bien formulando pre- las nociones de ciencia, objetividad y sociedad
guntas en sus propios términos, bien habilitan- que las ciencias sociales pueden revertir en
do nuevos contextos de enunciación en los que beneficio propio. En este epígrafe veremos en
las inscripciones sociológicas arriba señaladas qué ha consistido el malentendido y cuál es el
se resignifican y desinstitucionalizan, al tiem- nuevo giro que las ciencias sociales han de
po que adquieren un sentido insospechado que tomar si quieren superar esa «envidia de la
la sociología, revestida de su nueva condición física» (Latour, 2000) que las ha aquejado.
de ciencia de las asociaciones/articulaciones/tra- Para la sociología al uso dar una explicación
ducciones, no está en condiciones de desaten- social de un fenómeno significa que alguien es
der. El tecno dejará así de ser un mero epife- capaz de sustituir un objeto que pertenece a la
nómeno de una globalización figurada por la naturaleza por otro que pertenece a la sociedad
sociología. Pasará, en términos de Foucault, de y representa su verdadera sustancia. Este «algo
ser objeto de una información a sujeto de una más» que añade la sociología al objeto de la
comunicación; mudará en un objeto recalci- naturaleza y constituye su verdadera sustancia
El tecno: variaciones sobre la globalización 131

es una función o un factor. Así, el objeto inves- nados factores ni funcionalidad social alguna.
tigado reviste el carácter de fetiche: es un con- Es la asamblea o el ensamblaje de estas cosas
tenedor de algo más. Una vez que la sustitu- lo que, en todo caso, dará lugar a la(s) socie-
ción del falso objeto por el objeto verdadero de dad(es). Como bien señala Latour, «el adjetivo
la sociedad se ha consumado no hay más que social no se refiere a una sustancia, a un ámbi-
comprender el poder social que el objeto susti- to de la realidad (por oposición a lo técnico o
tuido esconde y expresa. Para la sociología, a lo económico), sino a un modo de atar, de
pues, «proveer una explicación social de un unir (asociar) cargamentos heterogéneos, de
objeto significa destruirlo, desacreditar las fal- traducir un determinado tipo de entidades en
sas creencias que la gente común tiene sobre otro 2 –siendo la traducción lo contrario de la
ellos, sustituyendo estos ídolos por el verdade- sustitución– (…) [se refiere] a la capacidad de
ro objeto de la ciencia» (Latour, 2000: 110). los artefactos de construir, literalmente que no
Pero, ¿qué entienden las ciencias sociales metafóricamente, el orden social, incluido el
por lo social? Lo social no es más que una cer- infame dilema acción /estructura. Estos arte-
teza construida por (y para) las ciencias socia- factos no reflejan lo social, como si la sociedad
les. Las cosas no están de suyo hechas de fun- reflejada existiese en algún otro lado o estu-
ciones y factores sociales ocultos tras la piel viese hecha de otro material. Son en gran
del sentido común. El interés por lo social no medida los materiales de los que la sociedad
nos conduce, pues, a la sociedad como fuente está hecha» (Latour, 2000: 113).
de explicación. Las funciones, los factores y la La práctica de la sustitución a la que más
sociedad misma son constructos –inscripcio- arriba aludíamos es consecuencia de la ontolo-
nes, documentos, representaciones–, y como gización de la noción de sociedad que la socio-
tales hay que analizarlos. logía produce. Los ESCT invertirán este pro-
La dificultad de los términos sociedad y ceso: desontologizarán o deconstruirán la
sociología radica en la confusión entre los noción de sociedad, revelando su carácter de
niveles de su doble articulación. De una parte, constructo, de inscripción 3. Ahora bien, el que
en el nivel sintagmático, la noción de socie- sea un constructo no significa que sólo se
dad, tal y como la sociología al uso la emplea, mueva en el reino de los signos, los documen-
es una inscripción, una representación, una tos y los discursos (en suma, del lenguaje). Es
disposición (que como toda disposición no es, preciso atender a su «catéctica»; conviene
sino que haciendo(se) puede llegar a ser) de la estudiar cómo holla el terreno, cómo se vincu-
que, a lo sumo, habrá que dilucidar el poten- la, a través de redes, con el mundo de las
cial de enrolamiento que es capaz de desple- cosas, con situaciones reales (materiales y
gar. La sociología, por su parte, es, desde esta simbólicas), disciplinándolas, enrolándolas,
perspectiva, la ciencia que sujeta, disciplina, a traduciéndolas a su código; en definitiva, es
los diversos actantes, impidiendo otras dispo- preciso analizar cómo la noción de sociedad
siciones mediante la sustitución de las cosas produce disposiciones y se convierte en un
por las funciones y los factores, es decir, for- punto de paso obligado. Si, como hemos sos-
zando la traducción de lo múltiple a la retórica tenido, la sociedad que anuncian los profetas
de la socialidad y su reducción a la escala de de la sociología es, en el nivel sintagmático,
los factores y las funciones sociales. En el una inscripción, para hacernos una idea cabal,
nivel paradigmático, en cambio, la sociedad, no sobre qué es –atenerse al ser de la sociedad,
tal como es redefinida por los ESCT, es toda a su identidad, sería naturalizar una ontología
asociación o asamblea de cosas heterogéneas, en perpetuo proceso de construcción–, sino
y la sociología la ciencia que estudia estas aso- sobre cómo se hace y qué hace, esto es, sobre
ciaciones y disposiciones múltiples, esto es, su potencia performativa 4, nos vemos obliga-
las múltiples formas de atar las cosas, de hacer dos a analizar su política.
sociedad(es). La política de la inscripción es una política
En ésta su segunda acepción, la sociedad no de la información en el sentido etimológico
es explanans, sino explanandum; no explica del término: es la política mediante la cual
nada, ha de ser explicada a través de la presen- unas cosas dan forma (in-forman) (Latour,
cia de otras pequeñas cosas que no son socia- 1999; Melucci, 1996) a otras, resultando en
les por naturaleza, que de suyo no tienen asig- nuevas asociaciones de cosas, nuevas multipli-
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cidades. «La información –advierte Latour– ven objeciones a lo que de ellos se dice, y
no es un signo, sino una relación establecida reaccionen de forma indisciplinada al protoco-
entre dos lugares, el primero convertido en lo de investigación al que se les somete; en
periferia y el segundo en centro, que se da con suma, porque se muestran recalcitrantes
la condición de que entre los dos circule un (Latour, 2000).
vehículo al que se suele llamar forma» A resultas de este malentendido, las ciencias
(Latour, 1999: 162). El segundo lugar, el cen- sociales, tanto las de orientación cuantitativis-
tro (de cálculo), selecciona, extrae y reduce ta como las de orientación hermeneútica, emu-
aquello (forma) que ha de ser tenido en cuenta lan chapuceramente a las ciencias naturales;
del primero (materia), transformándolo en una las primeras por acción, calcando sus disposi-
inscripción móvil (de ahí su transportabilidad tivos, y las segundas por omisión, tratando de
entre el centro y sus periferias, entre las formas evitarlos. Así, las escuelas de orientación
y las materias de las que dan cuenta) e inmuta- cuantitativista tratan de encontrar casos en que
ble (el desplazamiento no significa merma de los sujetos no influyan en el resultado. Para
la forma) que no ha de ocuparse más de la ello, ocultan de la vista del sujeto aquello que
materia, pues la tiene a la vista y puede actuar manipula su conducta. Sólo el científico
sobre ella a distancia (Latour, 1999: 164). «sabe» (be «in the know») y es así que produ-
No son éstos, el centro (de cálculo) y la peri- ce lo que se considera conocimiento sólido,
feria, dos lugares inconmensurables. El mundo habida cuenta de que es un conocimiento no
de las cosas (las materias) y el mundo de las corrompido por la participación subjetiva de
palabras (de los signos, del lenguaje) no exis- los investigados. Las escuelas interpretativas,
ten por separado; no han de ser tenidos por por su parte, acusan a las ciencias naturales del
solipsismos paralelos 5. No hay un mundo de pecado de tratar a los objetos como si fuesen
las palabras y un mundo de las cosas, sino dis- cosas. Ahí reside el malentendido, en tratar de
posiciones que provocan que las materias se evitar que los sujetos sean tratados como
convierten en signos y los signos remitan a las cosas, como objetos recalcitrantes: los objetos
materias. El foco de atención no ha de alum- de las ciencias naturales, dada su natural recal-
brar, por tanto, los polos de la relación, lo que citrancia, no han de ser protegidos contra nada
los distingue, sino la relación misma que ata (¡poco les importa lo que los científicos pue-
materias y signos: las disposiciones semiótico- dan decir de ellos!). Son los sujetos que las
materiales (Haraway, 1999) o las redes que ciencias sociales estudian los que han de ser
vinculan estos dos extremos y los hacen con- protegidos contra éstas, pero no, como postula
mensurables 6. Este empeño retórico y político la escuela interpretativa, porque corran el peli-
correrá de cuenta de las inscripciones7. La gro de ser tratados como meras cosas despro-
sociología, ciencia de las asociaciones, las vistas de intencionalidad, conciencia y reflexi-
redes y las escalas múltiples en su acepción vidad, ni tampoco porque, como afirma la
paradigmática, escruta este desplazamiento de sociología cuantitativa, podrían influir en el
ida y vuelta entre materias y formas y hace de resultado, sino porque precisamente por no ser
él, esta vez sí, su objeto de estudio –objeto que tratados como cosas podrían perder su recalci-
es también sujeto pues es disposición. Hasta trancia haciendo aquello que los científicos
aquí la revisión que los ESCT han llevado a esperan de ellos.
cabo de las nociones de sociedad y sociología. Es cuando los sujetos están interesados, son
Pero demos un paso más. activos, desobedientes, implicados, cuando las
Como apuntábamos más arriba, los ESCT ciencias sociales comienzan a imitar para bien
han mostrado en sus trabajos de campo que las a las ciencias naturales. En consecuencia, si
ciencias sociales son víctimas de un malenten- quieren ser objetivas, las ciencias sociales han
dido cuando afirman –con alivio, todo sea de forzar situaciones en las que los sujetos
dicho– que las ciencias naturales son ciencias puedan mostrarse objetores ante ellos y elevar
objetivas. Si las ciencias naturales son objeti- preguntas en sus propios términos: proponer
vas, no es porque, como creen las ciencias inscripciones y promover disposiciones que no
sociales, manipulan a su antojo los objetos que tienen por qué coincidir con las que los cientí-
estudian, sino precisamente por todo lo contra- ficos proponen/promueven. Sólo así podrán
rio: porque dejan que los objetos objeten, ele - las ciencias sociales advertir las disposiciones
El tecno: variaciones sobre la globalización 133

que operan en el nivel molecular (Deleuze y sociología, a los procesos de resignificación


Guattari, 1997), disposiciones que, atareadas que sus objeciones ponen en marcha y, en su
como están en que los sujetos no interfieran en caso, a las inscripciones que produce ex novo
sus pesquisas o en atribuir a sus acciones un y las líneas de fuga que traza.
sentido que habla más de la máquina deside -
rativa de la sociología que de otra cosa, se les
escapan, pues se producen en los márgenes de
su campo de visión, y constituyen líneas de 3. Inscripciones de la
fuga o flujos que renuncian a pasar el trámite
de presentar sus credenciales ante la jurisdic- globalización: espacios,
ción de la sociología. tiempos, identidades y flujos
En este trabajo abordamos, con las precau-
ciones señaladas, una de estas disposiciones: la
música tecno. En principio, la pregunta que la
sociología ha planteado a la música es una pre-
gunta destructiva ya que parte del cuestiona-
L a elección del espacio/tiempo, la iden-
tidad y la estructura como las princi-
pales inscripciones de la globaliza-
miento de las definiciones que otros campos del ción dista mucho de ser casual. En efecto, estas
conocimiento y la experiencia social han elabo- inscripciones son ubicuas y presentan una arti-
rado sobre el hecho musical. La sociología, culación mutua que atraviesa la mayoría de las
pues, se enroca en su «objetividad», lo social, y propuestas teóricas sobre la globalización
desecha cualquier otro tipo de «objetividad», (Barañano, 1999). Destacaremos aquí miniatu-
mediación o representación. En oposición a este rizándolas –esperamos que no caricaturizán-
sesgo, defenderemos que si bien «una defini- dolas– algunas de estas propuestas, que, si
ción estrecha de sociología de la cultura sugiere bien difieren en aspectos esenciales, presentan,
que ésta es una explicación de la cultura que es no obstante, un elemento común: una suerte de
consecuencia de extender su campo de análisis «nostalgia» de la noción de sociedad, de un
sin cuestionarse a sí misma, la definición de sujeto centrado al que preexiste una identidad
sociología de la cultura que perseguimos impli- y de una acción inscrita en unas coordenadas
ca una sociología que se ve alterada por el espacio temporales precisas que le atribuyen
encuentro con su objeto: la cultura» (Connor, sentido; nostalgia que impedirá contemplar
1996: 340). Apostar por una sociología de la la posibilidad de la globalización como un
traducción en detrimento de una sociología de proceso en el que sujetos, acciones y socie-
la sustitución o el reflejo implicará «negarse a dades se funden con o son absorbidos por
esta reducción de las realizaciones musicales a disposiciones múltiples que, ignorándolos,
una causa primera (…) que remita a la sereni- saturan sus lógicas.
dad última del objeto o a la servidumbre ciega Una de las propuestas teóricas insoslayables
de los sujetos» (Hennion, 1983: 173). cuando de hablar de globalización se trata es la
Pero antes de pasar al análisis de las dispo - de Anthony Giddens. En ella aborda las trans-
siciones que el tecno despliega y las inscrip- formaciones estructurales de la modernidad
ciones (móviles inmutables) que genera, con- reflexiva (Giddens 1984, 1994, 1995; Baraña-
viene señalar, siquiera brevemente, cuáles son, no, 1999) acaecidas en el tránsito de las socie-
parafraseando a Deleuze y Guattari, las líneas, dades tradicionales a las modernas. Para Gid-
segmentos y fronteras en los que la sociología dens, la modernidad se resuelve básicamente
ha tratado de contener la multiplicidad del en una rearticulación de las coordenadas espa-
tecno; cuáles las inscripciones sociológicas a cio-temporales que operaban en las sociedades
través de las cuales se ha entendido el tecno tradicionales. En éstas, el cuándo estaba casi
como reflejo de la globalización y desde las universalmente conectado con el dónde y las
que se ha procedido a explicarlo –lo propio dimensiones espaciales de la vida estaban
sería decir disciplinarlo– sesgadamente. Sólo dominadas por la presencia de los otros. La
en un segundo momento analítico estaremos modernidad altera estas coordenadas: sobre-
en disposición de atender a las objeciones que viene una uniformización y un vaciado del
el tecno hace a estas inscripciones «prestadas» tiempo. El tiempo-reloj se compenetra con la
o transferidas aproblemáticamente desde la organización social del tiempo, hasta entonces
134 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

sometido a los ciclos naturales. Este hecho, a tanto, al proceso por el cual los compromisos
su vez, provoca el vaciado del espacio 8 o, lo anónimos son trasformados por la presencia en
que es lo mismo, la separación del espacio y el fiabilidad del sistema, en integración sistémi-
lugar 9: «el advenimiento de la modernidad ca. La fiabilidad enlaza así la distancia en
paulatinamente separa el espacio del lugar al tiempo y espacio con las localidades y de esa
fomentar las relaciones entre los ausentes manera asegura no sólo la integración social
«localizadas» a distancia de cualquier situa- sino, sobre todo, la seguridad ontológica del
ción de interacción cara a cara (…) El lugar se individuo. Aquí es donde emerge la nostalgia
hace crecientemente fantasmagórico, es decir, de sujetos, identidades y acciones con sentido
los aspectos locales son penetrados en profun- a la que aludíamos antes, en esta confianza
didad y configurados por influencias sociales básica que es el «elemento cenital en el con-
que se generan a gran distancia de ellos» (Gid- junto general de relaciones con el entorno
dens, 1993: 29). social y físico, porque la forja de la confianza
Este «despegarse» de las relaciones sociales es primordial para el reconocimiento de la
de sus contextos locales de interacción y su clara identidad tanto de los objetos como de
reestructuración en indefinidos intervalos espa- las personas» (Giddens, 1993: 98). En suma, la
cio-temporales lo denomina Giddens proceso reorganización del espacio y del tiempo pro-
de desanclaje. La separación entre los lugares vee de las bases para la constitución de la
en los que rige la acción entre copresentes y los sociedad en razón de que asegura la seguridad
espacios-tiempos distantes/diferidos no ha de ontológica del sujeto y preserva su agencia y
entenderse, sin embargo, como un dualismo su identidad (Giddens, 1995).
irreconciliable, sino, antes bien, como una dua- Siguiendo este breve recorrido teórico, en el
lidad no conflictiva: dualidad entre sistemas polo opuesto a Giddens, el de la posmodernidad
desterritorializados y acciones localizadas (Barañano, 1999), encontramos a Fredric Jame-
entrelazadas por estructuras (estructurantes y son, quien, de entrada, invierte los términos de
estructuradas, tal como reza el adagio del la articulación espacio-temporal, dando priori-
sociólogo británico); dualidad entre espacios- dad causal al espacio: con el advenimiento del
tiempos globales y locales unidos por procesos hiperespacio de la posmodernidad se agudizan
correlativos de regionalización y extensión los procesos ya iniciados en la modernidad, se
espacio-temporal (Giddens, 1984). disuelve el hegemónico espacio tradicional
Giddens distingue dos tipos de integración: sagrado, localista y heterogéneo y se afirma la
la integración social, privativa de los contexto posibilidad de codificar la realidad de acuerdo a
de co-presencia, y la integración sistémica, la lógica geométrica y euclidiana de un espacio
más propia de las relaciones distantes y anóni- que empieza a perder enraizamiento territorial
mas, y establece un puente entre ambas a par- en la modernidad, hasta desterritorializarse
tir de relaciones mediadas por señales simbóli- completamente en la actual fase del capitalismo
cas (móviles inmutables en terminología de financiero 10. Una vez consolidado, el hiperes-
Latour) y sistemas expertos de entre los cuales pacio de la posmodernidad provoca el vacia-
la sociología no es el menos importante. Estas miento temporal: «la separación entre lo viejo y
mediaciones logran la confianza de (enrolan a) lo nuevo se difumina, y el pasado y el presente
unos actores que ni los producen, ni saben de son completamente colonizados por el futuro, la
ellos, pues son producidos por agentes no pre- promesa de radical novedad de este último se
sentes en los ámbitos concretos de acción. desvanece y las mismas nociones del cambio,
Pero ¿cómo se traduce todo esto en clave de innovación y vanguardia, pierden sus connota-
articulación espacio-temporal? Gracias a la ciones modernistas. Es entonces cuando la tem-
fiabilidad que generan las señales simbólicas y poralidad se espacializa y la geografía desbanca
los sistemas expertos, a todo proceso de desan- a la cronología» (Ibidem, 1999: 107). Lo que en
claje le sigue otro de reanclaje, de «reapropia- la teorización de Giddens era una complemen-
ción o disposición de las relaciones sociales tariedad no conflictiva entre los espacios local y
desvinculadas, para relacionarlas con (aunque global, en la de Jameson se define como «una
sea sólo parcial y transitoriamente) las condi- discontinuidad entre el ámbito de la experiencia
ciones locales de tiempo y lugar» (Giddens, fenomenológica cotidiana, preferentemente
1993: 81). El reanclaje hace referencia, por local, concreta, y el hiperespacio abstracto y
El tecno: variaciones sobre la globalización 135

global, irrepresentable para el sujeto» (Baraña- sión o deslocalización cabe esperar un residuo
no, 1999: 111). refractario a la misma» (Ibidem, 54) que se
Ahora bien, que se invierta el orden de la arti- materializa en modalidades «cronotópicas» de
culación espacio-temporal no obsta para que en localidad, esto es, en formas idiosincrásicas de
este caso también se detecte cierta nostalgia del vincular espacios (heterotopías) y tiempos
sujeto, la identidad y una acción situada en las (heterocronías) distintos. Los lugares y los no-
coordenadas espacio-temporales. En efecto, la lugares (Auge, 1994), los tiempos atemporales
subjetividad característica de la posmodernidad y los tiempos glaciales (Castells, 1998), en
es una nueva superficialidad, una subjetividad definitiva lo local y lo global, no son categorí-
fragmentada, patológica. En este marco y habi- as absolutas, sino polos de un continuum
da cuenta de las trabas que el hiperespacio pos- (topo/cronológico) a partir del cual los sujetos
moderno le impone, la resolución del problema temporalizan el tiempo universal y se posicio-
del sentido, la recuperación de las condiciones nan en el espacio abstracto, componiendo pas -
de posibilidad de lo que Jameson llama el gesto tiches o combinaciones de espacios y tiempos
hermeneútico de la modernidad, se vuelve una en los cuales negocian sus identidades 11.
cuestión política y cultural prioritaria. Si bien En su impresionante fresco de las sociedades
no se trata de volver al pasado, «a un antiguo informacionales Castells ha apostado por una
espacio nacional transparente o a un tranquili- nueva topología del espacio social en la que en
zador enclave perspectivista o mimético más principio puede atisbarse la posibilidad de supe-
tradicional» (Jameson, 1996: 72), prevalece la rar las reminiscencias de una globalización pen-
necesidad de revitalizar el sujeto, revitalización sada en y desde la dialéctica modernidad/pos-
que pasa por nombrar el nuevo sujeto de la pos- modernidad. Es ésta la noción de red: topología
modernidad con arreglo a las condiciones histó- de suyo vieja pero que ha cobrado un impulso
ricas que ésta impone: recuperar el sentido del renovado en la era de la información, pues «la
espacio y así elaborar una cartografía cognitiva sociedad moderna y los cambios que se han
del hiperespacio global, historizar el momento producido en ella favorecen la adopción de las
presente y así superar los esquizoides presentes redes informacionales como las formas más efi-
puros sin conexión en el tiempo, y recuperar lo cientes de organización. Una vez adoptadas y
social. fortalecidas por la tecnología de la información,
Por su parte, y en la misma línea nostálgica, «las redes informacionales eliminan gradual-
la antropología ha insistido en que, por mucho mente formas organizacionales enraizadas en
que se hable de los procesos de reanclaje o de otras lógicas sociales» (Castells, 2000: 15). En
la construcción de cartografías cognitivas, de principio podría pensarse que la noción de red
la lógica misma de perspectivas estructurales habilita a Castells para superar la nostalgia por
de la globalización como las dos referidas se esas otras lógicas sociales que hallan su más
sigue su incapacidad de visualizar los procesos depurada versión en la tradición filosófica kan-
de rearticulación espacio-temporal concretos tiana: el ciudadano (sujeto de identidad), la
que se dan bajo la lógica aparentemente uni- sociedad (cosmopolita) y la acción (encuadrada
forme de la globalización. Con el fin de con- en un espacio/tiempo). No obstante, su plantea-
trarrestar este sesgo, la antropología ha apela- miento incurre finalmente en tensiones que le
do explícitamente a la necesidad de abordar las impiden ir más allá de las lecturas más conven-
relaciones entre los procesos de articulación cionales de la globalización.
local-global y la reflexividad nativa. Por refle- Castells parte de dos axiomas que se nos
xividad nativa –reflexividad que poco tiene antojan difícilmente conciliables en el plano
que ver con la noción moderna, universal y teórico y que hacen que su propuesta se mueva
unívoca que maneja Giddens– «se entiende el en la ambigüedad. Por un lado sostiene que las
conjunto de los dispositivos de autorreconoci- redes informacionales dan forma a las relacio-
miento inscritos en el discurso y la práctica nes de producción, consumo, poder, experien-
cotidiana de los agentes, por medio de los cua- cia y cultura, y «tienden a afirmar el predomi-
les regulan su acción y construyen su sentido» nio de la morfología social sobre la acción»
(Cruces, 1997: 53). Descree la antropología (2000: 15), afirmación tras la que se puede
del vaciamiento del tiempo y el espacio: tras intuir una atribución de agentividad a la red
toda operación de «vaciado, control, compre- que le acercaría a la noción de disposición de
136 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

la teoría del actor-red. Mientras que, por otro inscripciones) que nombran los polos del dua-
lado, afirma que las estructuras sociales son lismo (acción/estructura, identidad/red) y sus-
series de regularidades organizacionales pro- tituirlos por otros términos (otras inscripcio-
ducidas históricamente por actores sociales, nes) que indiquen su umbral de saturación sea
constantemente desafiadas y en última instan- más que un juego de palabras 13.
cia transformadas por una acción social deli- En un artículo reciente (Urry, 2000), John
berada. A lo que añade que la sociedad-red no Urry se pregunta cuáles son las metáforas o
es una excepción a esta ley sociológica (Cas- inscripciones adecuadas para dar sentido a los
tells, 2000: 22). ¿Son las redes disposiciones, complejos procesos de transformación de las
actores de pleno derecho (actores-redes) o son sociedades globales. Encuentra la respuesta en
mera superioridad morfológica? ¿Por qué, si las topologías sociales de Mol y Law (1994):
se afirma el predominio de las redes sobre las éstas son, en orden creciente de complejidad
acciones, siguen siendo los actores sociales los morfológica, las regiones, las redes y los flujos.
que programan las redes? Se sitúa así, nueva- Lo más llamativo de esta propuesta es que reto-
mente, en la matriz teórica convencional de la ma el pulso simmeliano de atribuir agentividad
globalización y arrastra todo su lastre: accio- a las formas sociales (Simmel, 1988). Es sin
nes, sujetos, estructuras y sociedades. duda el topoi de los flujos el que más producti-
Creemos que Ramos acierta plenamente cuan- vo resulta para abordar la complejidad, pues
do afirma que las tensiones del planteamiento de supera las agujetas que advertíamos en el con-
Castells son, en buena parte, consecuencia de no cepto de sociedad (al que correspondería la
haber sabido sortear una dificultad recurrente en topología de las regiones) y resuelve algunas
las ciencias sociales, a saber, la dualidad estruc- tensiones que, como hemos advertido en el
tura/acción y sus binarismos correspondientes empleo que Castells hace de él, genera el con-
red/identidad, acción-hacer/identidad-ser: «su cepto de red. En la topología de los fluidos que
idea dramática de una sociedad informacional se fluyen, ni fronteras (noción sólo asumible en
estructura a partir de la contraposición agónica las regiones) ni relaciones entre nodos (carac-
de un cambio estructural que se muestra en obje- terísticas de las redes) marcan la diferencia
tos, organizaciones o formas de hacer y comuni- entre un lugar y otro. Los flujos trazan fronte-
carse restrictivas, y de un eventual cambio social ras efímeras que permiten goteos y desapare-
que será el resultado de los planes de conforma- cen sin que las relaciones se fracturen. Los flui-
ción del mundo de los sujetos individuales o dos globales son movilidades de personas,
colectivos. En razón de esto, la lucha entre red e información, objetos, símbolos, etc. que se
identidad se acaba planteando, al modo de Tou- mueven caóticamente entre regiones y redes.
raine, como enfrentamiento entre el ser y el Estos fluidos no muestran un punto claro de
hacer» 12 (Ramos, 1999: 385). partida: se mueven sin un propósito claro y no
Desde este sesgo, las estructuras (redes) precisan de un estado final. Son movimientos
sociales se conciben menos como estructuran- desterritorializados (rizomáticos más que arbo-
tes (posibilitadoras) que como estructuradas rescentes) que responden a temporalidades
(como limitadoras); las redes, aunque morfo- específicas (no cronológicas o cronométricas).
lógicamente superiores a la acción, no hacen En lo que a su identidad toca, los flujos son
identidad, ni mucho menos son identidad, pues híbridos. En ellos, lo humano y lo no-humano
el ser (la identidad), agazapada tras la unitaria están imbricados y no pueden ser analizados
presencia del sujeto, es necesariamente ante- por separado con arreglo a binarismos como
rior al hacer y orienta este hacer. Ramos sociedad/naturaleza o humanos/no humanos.
sugiere prescindir del concepto fuerte de iden- Por tanto, «las concepciones de la agencia que
tidad y sentido por el que apuesta Castells e se centran en la capacidad humana de atribuir
invertir el sesgo: no hay más ser que el que es sentidos a las cosas o seguir una regulación
a partir de un hacer(se); la red no sólo no impi- social no se compadecen con la complejidad
de la identidad sino que la posibilita. De de esta topología social. La agencia no es una
hecho, no hay más identidad que la que se hace cuestión de humanos actuando con indepen-
en y a través de redes, de prácticas o disposi- dencia de objetos en términos de su capacidad
ciones estructuradas y estructurantes. Quizás de atribuir significados o seguir reglas. Si no
la tentativa de prescindir de los términos (o hay un ámbito autónomo de agencia humana,
El tecno: variaciones sobre la globalización 137

no ha de ser pensado como un nivel distinto de 4.1. EL TIEMPO DEL TECNO:


la realidad social que es consecuencia de la RITMO, MEMORIA SONORA
acción humana, o de acción basada en sus Y UTOPÍA
capacidades específicas» (Urry, 2000: 194). Si
todas las entidades sociales implican redes de En el tecno el ritmo ocupa un lugar primor-
conexión entre humanos y no-humanos no dial, la polirritmia prevalece sobre la melodía.
existen sociedades humanas como tales. No La música tecno sigue el «teorema funk» de
existe tal cosa llamada sociedad. Es necesario James Brown: tratar cada tono como un ritmo
cambiar de óptica y pasar de lo social como y sincronizarlos en texturritmos, en ritmome-
sociedad a lo social como movilidad, como lodías que se entretejen formando laberintos
disposición. sonoros. La forma rítmica no es una mera com-
Ahora podemos abordar las objeciones que binación de elementos, de sonidos o de movi-
el tecno hace al retrato que de él elabora la mientos, sino una estructura que se impone, al-
sociología de la globalización. No serán éstas go nuevo, un tipo especial de disposición. Los
objeciones ni deliberadas ni intencionales, ritmos constituyen ciertos tipos de orden detec-
sino que se mostrarán en disposiciones, en un tados en los fenómenos de percepción y de
hacer(se) concreto que satura y resignifica las memoria, «un sentimiento de regularidad en el
categorías que la sociología de la globaliza- infinito» (DJ Spooky, 1997: 6). Este acento rít-
ción emplea, un hacer(se) que es, por otra mico del tecno está estrechamente relacionado
parte, irreductible al sentido en que la sociolo- con la escucha global buscada, en la que el cuer-
gía, en sus distintas variantes, lo encierra: po toma parte y el sonido excita tanto las fa-
señal simbólica de un pretendido geist cosmo- cultades intelectuales como las sensuales. Los
polita en las visiones más modernizadoras, ritmos biológicos regulan las diferentes activi-
bien de consumo sujeto al proceso general de dades corporales y el ritmo también correspon-
mercantilización de la cultura en las más apo- de a la «pulsación del pensamiento» (Ibidem).
calípticas o estrategia de reanclaje o reterrito- Los ritmos compartidos favorecen las relacio-
rialización, reserva de sentido de las dinámicas nes, refuerzan los lazos comunitarios, nos ligan
globales alienantes, en las más ingenuas y a un entorno, nos arraigan en el medio en que
reactivas. Es a estas resignificaciones de las vivimos 15. Los ritmos sociales, como los bioló-
categorías de espacio, tiempo, identidad, flujo gicos, contribuyen a la creación de un presente
y la más genérica de globalización a las que la común gracias a la sincronización de individuos
sociología, investida de su nueva condición de y grupos, o mejor dicho, de presentes comunes
ciencia de las disposiciones, tendrá que abrir- de los grupos que comparten una organización
se, dando cuenta de las objeciones que el obje - rítmica particular en un momento dado. En
to tecno elabora mediante la movilización de música, el diseño rítmico se constituye de varia-
sus recursos retóricos y materiales. ciones de valores de intensidad combinadas con
las de sonoridad, de timbre, de movimiento
(disminución de la velocidad, aceleración, etc.).
Así podríamos decir parafraseando a DJ Spo-
4. Global tecno oky que la modulación rítmica, tanto en la obra
musical, en la labor del DJ, como en la organi-
zación temporal de lo cotidiano, establece cons-

L as músicas y culturas tecno se caracte-


rizan por dinámicas globalizadoras y
por un deseo de globalidad 14, de tras-
trucciones, estructuras, órdenes, en un tiempo
encogido que se repite en espiral, desarrollán-
dose como un flujo.
pasar e invalidar las fronteras y límites entre esti- La fiesta tecno, en la rave 16 o en la discoteca,
los musicales, generaciones, campos de expe- constituye una situación de efervescencia social,
riencia, lugares y también entre cuerpo y mente, donde nos encontramos con un tiempo que arti-
racionalidad, emoción y sensualidad, tanto en la cula lo efímero y lo periódico, la plenitud del
composición musical como en la escucha, donde instante vivido, de la ocasión que la música y los
se redefinen las nociones de autor, público y con- otros proporcionan y la repetición periódica de
cierto, nociones desde las que tradicionalmente dichas situaciones. Dicha periodicidad contribu-
se concebían la identidad y la acción. ye a dar un ritmo al devenir en el seno de un
138 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

esquema cíclico, un ritmo hecho de momentos de ciencia ficción, que muestra cómo en una
de efervescencia y de intervalos que, en la reali- misma realidad coexisten distintas posibilida-
dad, no están tan claramente separados como las des. El interés de algunos de estos músicos por
cifras negras y rojas del calendario. Pues toda la filosofía, especialmente por autores como
una serie de redundancias, ecos, recuerdos «con- Gilles Deleuze 18, reside en esa misma razón,
taminan» los días laborables. El kairos, esto es, expresar la multiplicidad en el seno de una uni-
la figura temporal que representa la atención a la dad, la riqueza del universo de posibles. Nom-
oportunidad, corresponde también al tiempo de bres como Stockhausen, Cage, los precursores
la efervescencia, en este caso, estar atentos al de la música concreta Schaeffer y Henry, los
buen momento para la ocasión de la fiesta, con- minimalistas americanos, y dentro de la litera-
seguir el buen contacto para la buena rave. El tura Burroughs y el cut-up, el Oulipo, Dada y
kairos introduce parámetros que desbordan el Schwitters, aparecen a menudo en las entrevis-
marco del instante, como la espera o la anticipa- tas con estos músicos. No se trata sólo de refe-
ción del buen momento para la explosión efer- rencias, o de guiños 19 en los seudónimos y títu-
vescente, que debe más a la intuición que al cál- los de canciones, sino también de la adopción
culo racional. Lo mismo sucede con la de técnicas y actitudes, recogiendo una filia-
vigilancia tensa a la espera de la buena ocasión, ción y recreando una herencia. Haciendo por lo
que es en sí misma una especie de efervescencia tanto de la defensa de la novedad radical un
interior. Las situaciones de efervescencia social elemento de vinculación con el pasado. La
muestran el carácter múltiple de los tiempos novedad, la exploración de mundos posibles
sociales. Tienen lugar en un marco instantáneo, que afloran al actual, tiene una dimensión esté-
pero gracias a la periodicidad y al kairos se ins- tica y política. La música se vuelve interesante
criben en la duración. cuando empieza a ser un poco atormentada
El tecno contiene una pretensión de nove- (Matt Herbert, alias RadioBoy, Wishmountain,
dad radical, apoyada en la utilización y la Dr Rockit, Herbert). Crear una música inquie-
importancia de las nuevas tecnologías de com- tante, desconcertante, mostrando la extrañeza
posición y difusión. Sin que esto signifique la comprendida en las cosas simples pero un poco
adopción de una ideología progresista o cienti- retorcidas, confusas, desconcertantes (Aphex
fista. El uso de las tecnologías en el tecno Twin), no es una acción neutra sino política,
corresponde a la banalización de dichos útiles una exhortación a la acción al extraer al oyente
y a menudo obedecen a una lógica de la recu- de sus hábitos y proponerle materias sonoras
peración, el reciclaje y las chapuzas caseras, nuevas (David Thrusell, alias Black Lung,
que vuelven «orgánicas» a las máquinas, Soma y Suog; Richard Pinhas).
sucias, chirriantes, accidentadas, personaliza- La pretensión de novedad radical es defen-
das, lejos de la frialdad high-tech. dida por estos músicos con argumentos que
La búsqueda de la novedad se acompaña de recuerdan a los de las vanguardias artísticas y
una dimensión utópica, de experimentación de también con proclamaciones milenaristas que
mundos posibles, de exploración de virtualida- corresponden a la impresión de estar viviendo
des, en el tratamiento del sonido, en la relación una nueva era. Las nuevas tecnologías conflu-
con los otros y con el cuerpo, así como en la yen así con ecos arcaicos. Por otro lado, la pre-
creación de redes de contacto, distribución, tensión a la novedad radical no supone romper
creación y venta, en la formación de estructu- con el pasado, ni la abolición del devenir al
ras económicas ligadas a la creación y a la difu- establecerse en un presente puntual sin víncu-
sión musical (sellos discográficos, organiza- los con las experiencias pretéritas. La creación
ción de fiestas, etc.). La fiesta y la creación musical tecno pretende crear lo radicalmente
musical tecno son también ejemplos de la «fun- nuevo sin romper los vínculos con la tradición,
ción utópica activa» 17, íntimamente ligada a la con memorias e imaginarios colectivos de
efervescencia social. La importancia de la otros grupos y tiempos. El tecno tiene en
dimensión virtual, de la creación y atención al común con las utopías el sentido de la reden-
descubrimiento de mundos posibles explica los ción del pasado, esto es, el deseo de realizar lo
múltiples vínculos e interés de ciertos artistas que nuestros predecesores intentaron, demos-
tecnos por las vanguardias musicales y litera- trar que el pasado no está cerrado; en este caso,
rias del siglo pasado, así como por la literatura en lo que concierne a la creación musical, que
El tecno: variaciones sobre la globalización 139

en ella residen virtualidades, potencialidades constituyen una forma de trabajo y de tiempo


que piden ser explotadas, desarrolladas, libera- condensado, los DJs pueden crear y distender
das. La redención constituye una síntesis o un nuevo tiempo gracias al mix y al juego con
transcodificación de tiempos heterogéneos en los platos. Buscan vinilos olvidados en anticua-
una unidad múltiple y es posible porque el rios y viejas tiendas de discos polvorientos. A
pasado está inacabado. La cita entre genera- diferencia de los coleccionistas, no buscan teso-
ciones a través de la creación musical muestra ros y rarezas que restituyan su valor pretérito en
que en el pasado es «aún no». En las utopías el la escucha, sino que van a darles una nueva vida
deseo se convierte en el principio de organiza- dentro de nuevas composiciones, sonando en
ción que también da su forma al tiempo. Se raves y clubes, junto a otros sonidos y músicas.
produce una diferenciación cualitativa del Estas músicas no sólo llevan al oyente al pasa-
tiempo gracias a la experiencia absoluta del do del que provienen dichos extractos musica-
ahora de los que se embarcan en la utopía, así les, sino que contribuyen a la creación del pre-
como por su atención tensa al devenir, con el sente, de la música nueva. La utilización
fin de aprovechar el momento propicio. En el distinta que se hace de estas grabaciones mues-
origen de las utopías se encuentra la espera tra que no era música muerta, que aún tenía
expectante, la creencia en que aún se puede cosas que decir, potencialidades que desarrollar,
esperar algo de lo que sucede, el «aún no» de virtualidades que actualizar. La relación entre el
la consciencia utópica y alegórica de la histo- sampling y la memoria tiene un doble aspecto,
ria (Benjamin, 1975). Pues, como dice Ernst por un lado ligar secuencias de la memoria de
Bloch, «el corazón del instante del acontecer los compositores que van a integrar en sus obras
presente es ese hueco indeterminado donde presentes sonidos de su pasado, de su infancia,
todo comienza» (1959: 21). Es un «Aún no», de su tradición familiar, y por otro lado vincular
un «Ahí no». La utopía representa así «la memorias de grupos distintos a través de las dis-
voluntad última de estar verdaderamente en el tintas tradiciones musicales, vincularse a otras
presente» en la apropiación recíproca del ins- familias, grupos, generaciones e incluso recupe-
tante vivido. Este «Aún-no en proceso», hace rar sonidos de la generación de sus padres que
que la utopía sea el verdadero estado de lo ina- éstos nunca escucharon, dar a músicas margina-
cabado. Las utopías intentan reparar los estra- les los oyentes que merecen y que nunca tuvie-
gos del tiempo histórico moderno, la descone- ron, rescatarlas del olvido y de lo irreversible 22.
xión entre el espacio de la experiencia y el La relación con tradiciones musicales y
horizonte de espera, pues expresan el deseo de artísticas pasadas no se reduce al sampling, a la
ligarse al futuro, como la nostalgia es el mismo introducción de extractos musicales ajenos en
deseo de vínculo hacia el pasado. El misterio las composiciones actuales, sino que compren-
cuya oscuridad nunca se aclara es el presente de también el préstamo de prácticas y técnicas
más concreto, el instante vivido, «el instante de composición adaptadas a las condiciones
obscuro»: el enigma real del mundo donde actuales. Así, por ejemplo, el procedimiento
sólo la consciencia utópica puede penetrar, del recorte que relaciona los breakbeats de la
pues el instante escapa a la toma de concien- tecno con las percusiones africanas. El tambor
cia, que siempre se ejerce sobre lo inminente y principal en la música del sudoeste de África
el pasado próximo. sirve para recortar y combinar los otros ritmos
De tal forma que en el tecno la innovación, la en el seno del conjunto, produce líneas que se
invención moderna de lo nuevo, no significa la entrecruzan e interfieren con los demás ritmos
invalidación de la experiencia. La experimenta- provocando sorpresas, el choque de un redoble
ción no se opone a la experiencia, sino que se inesperado, vacíos y perturbaciones a veces
alimenta de ella, de ese tiempo y trabajo con- discordantes que introducen accidentes en el
densados en los discos pasados. Los procedi- desarrollo musical. Esta manera de afrontar la
mientos de sampling 20 permiten la introducción ruptura, sin disimularla sino disponiéndole un
de extractos de obras musicales de otros tiem- lugar es retomada por la utilización de break -
pos en las nuevas composiciones, así como los beats en las músicas tecno: esas sorpresas rít-
DJs al hacer su mix 21, van a mezclar discos nue- micas que interrumpen la secuencia sonora en
vos y viejos en sus actuaciones. A partir de los curso, provocando bifurcaciones, obligando a
discos de vinilo, de las músicas ya grabadas que los que bailan a reajustar el movimiento, como
140 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

en la drum’n’bass 23. El collage, la citación, el y en la masa que se forma. Según el músico


cut-up a la Burroughs, los procedimientos ale- Susumu Yokota, cuando afirma querer crear
atorios de composición son otras tantas técni- varios estilos de música como medio de volver a
cas tomadas prestadas a las vanguardias musi- sus raíces, la noción de raíces equivale a
cales y literarias del siglo pasado 24. «momentos fugaces de identificación con fenó-
Los accidentes y errores, los ruidos impre- menos sónicos emergentes» (2000). Así se cons-
vistos, constituyen un elemento importante truyen los territorios fugaces de la rave y de la
de la composición. En su interés por la imper- masa tecno. Los ritornelos (Deleuze y Guattari,
fección que dota de un aspecto más humano a 1980: 397) y los diferentes procedimientos rít-
su música (como dice Matt Herbert, «elimina micos sirven para desterritorializar y también
los accidentes, eliminarás la humanidad»), para marcar un territorio. El territorio se crea
muchos de estos músicos prefieren conservar desde el momento en que hay expresividad rít-
los sintetizadores analógicos o rescatar las mica, esto es, constancia temporal y alcance
antiguallas tecnológicas. Como las vanguar- espacial, emergencia de cualidades propias. Los
dias del siglo pasado estos músicos practican ritornelos –cantinelas, cantos, movimientos rít-
el «détournement» y la desestructuración en micos– sirven para disponer territorios, pero
el uso de materiales sonoros, en el sampling también para salir de ellos, para desterritoriali-
omnipresente, donde se busca a menudo el zar. La música tecno tiene una función catalítica
humor y lo insólito. En el caso de los compo- en el seno de estos grupos. Aumentan la veloci-
sitores tecno la búsqueda de lo insólito, del dad de los intercambios y de las reacciones ase-
malestar y la turbación que provoca la inquie- gurando las interacciones entre elementos, indi-
tante extrañeza de lo cotidiano a través del viduos, privados de afinidad llamada natural,
sampling coexiste con una preocupación por que podrán así formar masas organizadas.
la memoria, por la fijación del recuerdo, del En los comportamientos rítmicos, la recu-
tiempo que pasa. Su sampladelia es desfami- rrencia de grupos rítmicos, musicales u otros,
liarizadora pero anti-concreta. A diferencia está ligada a manifestaciones motrices. El
de Schaeffer y Henry, no disuelven la memo- movimiento es fuente de satisfacción y la exci-
ria sacando los sonidos cotidianos de su con- tación aumenta con la armonía entre la percep-
texto o resucitando los discos olvidados en el ción rítmica y la actividad motriz 25. La excita-
pasado, sino que juegan con el recuerdo como ción y la eficacia afectiva crecen cuando se
un componente del sampling: «Cuando sam- hace de la experiencia rítmica una experiencia
pleas tomas una pequeña instantánea, captas social, como en el caso de las masas rítmicas.
la atmósfera, la temperatura, un recuerdo y Este término acuñado por Elias Canetti en
construyes un álbum de fotos» (Matt Herbert, Masa y Poder, nos sirve para caracterizar a las
2000: 38). «Los sonidos son producto de mi masas tecno de las raves, discotecas, festivales
memoria, incluyendo los que no he experi- o desfiles. Las masas rítmicas o vibrantes
mentado directamente, como un dejà vu. andan o bailan siguiendo una excitación
Como una escena sacada de las películas de común. Son efímeras, espontáneas y actúan en
mi memoria, aunque no pueda decir de qué la efervescencia. Amorfas por oposición a las
película exactamente»(Susumu Yo k o t a , masas de individuos organizadas, jerarquizadas
2000: 12). y afiliadas a un líder o a una institución, según
un sistema de creencias que ordena el espacio y
el tiempo. Las masas rítmicas se constituyen
bajo la influencia de factores físicos y de con-
4.2. ESPACIO TECNO: DE CÓMO diciones externas. Son por lo tanto sensibles al
LOS SONIDOS Y LAS MASAS kairós, a las variaciones del ambiente social y
RÍTMICAS JUEGAN A HACER natural, incluso meteorológico, que provocan
Y DESHACER TERRITORIOS el momento oportuno.
Las masas rítmicas manifiestan el deseo de
Los participantes en la fiesta tecno experi- ser más numerosas, de ser «más ahora mismo».
mentan la articulación entre la extrañeza que La marcha y la danza con el ruido de los pies que
suscitan un espacio y un tiempo excepcionales y las acompañan dan a los participantes la ilusión
el arraigo en esa nueva situación, en ese espacio de ser más numerosos. También ejercen, por el
El tecno: variaciones sobre la globalización 141

ritmo, una fuerza de atracción sobre aquellos orquesta o de una banda de rock. La espacia -
que están cerca. El número parece tener la capa- lización del sonido constituye uno de los
cidad de captar y de incorporar. Prolonga el aspectos que caracterizan la música electróni-
poder del tacto y de la mano, al reforzar la reso- ca. El espacio pasa a ser un parámetro de la
nancia por el número de participantes que repi- composición como en el caso de Stockhau-
ten los mismos gestos. La cohesión en estas sen, las posibilidades de movimiento de los
masas reside en el contagio afectivo. La partici- sonidos son tomadas en consideración, así
pación afectiva no es moral, no se tienen en como la multidimensionalidad de la escucha
cuenta la cualidad y el valor de los sentimientos espacial en función de la localización de las
de los demás. La forma prima sobre el conteni- fuentes sonoras. En la música electrónica se
do. El contagio afectivo de las masas se basa en pierde la centralidad del intérprete que focali-
la imitación de movimientos y expresiones. En za miradas y oídos. Los DJs no ocupan el
estas masas no son sólo iguales y equivalentes centro de la escena, ni se elevan sobre el
los participantes, sino también los miembros del público. El sonido no sigue una línea que va
cuerpo que realizan los mismos gestos al uníso- del intérprete al público, sino que los envuel-
no, como si de un cuerpo único se tratara. Esta ve y los sorprende, acentuando la pretensión
imitación suscita sentimientos, tendencias e del tecno de lograr una escucha musical
impresiones semejantes que no resultan de una donde todo el cuerpo tome parte 28. En esto
comprensión recíproca, sino de la resonancia consiste el espíritu de la rave, que puede
entre los miembros de la masa. Gracias a la darse en otro tipo de fiesta tecno, en encon-
empatía, cada uno se ve arrastrado por la alegría trarse con sonidos desconocidos que son a la
general, llevado por una corriente. Su ritmo es vez «ruido y funk», que no son sólo sonidos
arrastrado por el de la muchedumbre. La masa inmóviles, sino, como dice Dj Scud, «algo
da un tiempo que sincroniza sus miembros. El hacia lo que te puedes mover».
ritmo actúa en ella, pues captar un ritmo no es
otra cosa que dejarse captar por él. Este contagio
y esta resonancia son recíprocos y acumulativos,
una especie de feed-back positivo en un movi- 4.3. IDENTIDADES-FLUJO: OBRA,
miento cíclico como una avalancha. Las masas AUTOR Y PÚBLICO COMO
rítmicas a menudo se ofrecen en espectáculo. La HÍBRIDOS EN DEVENIR
masa tecno es espectáculo para sí en raves y clu-
bes, y para los otros en los casos de desfiles y La música tecno supone una dimensión
manifestaciones 26. colectiva de la creación musical. Dicha dimen-
La música, siguiendo a Deleuze y Guattari sión colectiva que redefine los roles y distin-
(1980), posee un poder, intenso y colectivo, de ciones entre autor y público recubre varios
desterritorialización. Mientras que el ritmo aspectos. En primer lugar constituye la apertu-
constituye un marcaje de territorio, su devenir ra de la creación musical a aquellos que no son
expresivo es un factor de desterritorialización. músicos. El tecno hereda así la lógica punk de
El ritornelo, según estos autores, consta de tres la desaparición de barreras y la efervescencia
aspectos: el esbozo de un centro estable, esta- creadora en la afirmación de que todo el
bilizante y tranquilizador dentro de un univer- mundo puede subirse a un escenario y tocar.
so caótico, descontrolado y descontrolable, la En este caso, todo el mundo con un mínimo
organización de un espacio, de un «hogar» en equipamiento técnico, un ordenador con los
ese universo caótico, y la apertura de ese cír- programas adecuados, un sampler o hasta una
culo, salir y dejar entrar lo distinto, las virtua- grabadora 29, puede hacer música desde su casa
lidades externas, improvisar, unirse al mundo y encontrar una estructura independiente para
y confundirse con él. El espacio de la rave y de grabar, difundir y programar dicha música, o
la escucha tecno en general comprende estos hacerlo él mismo a través de los útiles infor-
tres aspectos 27. máticos. Esta accesibilidad de los medios de
La difusión de la música electrónica ofrece composición y difusión vuelve a la creación
mayores posibilidades de juego con el espa- musical más abierta y favorece el deslizamien-
cio que otras músicas dependientes de un to, la comunicación entre el mundo de los
conjunto de instrumentistas, se trate de una autores y el del público. La disposición de
142 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

materiales sonoros en la red, que no sólo supo- tocar. Las impresiones recibidas se imprimen
nen la difusión directa entre el autor y el oyen- en un mecanismo cuyo movimiento alteran.
te sino la posibilidad de que este último retra- Los sonidos interactúan con los recuerdos
baje la pieza, añada o quite sonidos, modifique sonoros. Una verdadera creación colectiva se
y recree lo que escucha, acentúa este elemen- establece con el público cuando ya está prepa-
to. Muchos músicos tecno comenzaron siendo rado para lo que la música va a expresar. El
fans, «trainspotters» 30 de otros. Por otra parte auditorio crea el clima que permite al interpre-
la obra no se considera un objeto acabado pro- te o al orador «hablar» con una gran libertad.
piedad del autor. Del mismo modo que las Lo que no significa que el público y los músi-
músicas pasadas son reutilizadas y recreadas cos sepan qué es lo que va a pasar. La costum-
en la nuevas composiciones, éstas pasan a for- bre y la espera favorecidas por la repetición
mar parte del mismo movimiento, como lo crean el contexto del que saldrán las sorpresas
ponen de relieve los múltiples remixes o su si hay suerte, si el momento presente hace
difusión en la red para favorecer esa dinámica valer su fuerza. La improvisación consiste no
de reutilización. Estas músicas electrónicas en programar lo que va a decirse, tocarse o
están siempre sin acabar, siguen así la lógica suceder, sino en crear las condiciones que
de la utopia. favorezcan la creación, la comunicación, la
En segundo lugar, el ritmo subraya también colaboración. Las raves o demás fiestas y
el carácter colectivo de la creación musical, la encuentros tecno en discotecas son otro ejem-
colaboración entre el autor, el interprete y el plo de creación colectiva rítmica entre el DJ y
público. El ritmo da el protagonismo a estos la masa de los que bailan. Así, según las pala-
dos últimos, al momento de la interpretación y bras de Derrick May (DJ de Detroit, pionero
la escucha sobre el de la concepción. La crea- del movimiento tecno y creador en 1986 del
ción es una acción-flujo que produce un desli- sello independiente Transmat, una de las pri-
zamiento que borra distinción entre intérprete, meras compañías tecno) un buen DJ no sigue
autor y espectador. En las artes rítmicas la eje- ningún programa, no sabe con antelación el
cución y la escucha son los que dan el ritmo. orden de los discos que va a hacer escuchar.
En el baile o la poesía se deben pronunciar las Como un maestro de ceremonia, el DJ «works
frases y ejecutar los gesto para que adquieran for the crowd», debe sentir las reacciones de la
ritmo. Debe ser reconocible, reproducible e muchedumbre, trabaja con y para ella. Su
identificable por el oyente o el observador. La capacidad de observar, de captar el ambiente
memoria que rige el aprendizaje y la comuni- que emana de la pista de baile, determina la
cación siguiendo procedimientos rítmicos elección de los discos, en un bucle rítmico
repite un orden, una secuencia. Esta forma de entre la sala y la cabina del pincha.
memoria rítmica remite a una instancia popu- La improvisación en música, pero también
lar o comunitaria. Retomando la imagen de en la disposición de la vida cotidiana y de las
García Calvo, para poder hablar en coro, en trayectorias biográficas, está íntimamente liga-
común y al unísono, hay que hablar de memo- da a los nuevos comienzos, al hacer el camino
ria, par coeur, de corazón, según la expresión en el propio caminar, al devenir que se crea en
francesa. De manera que aquel que habla o el surgimiento del presente. Volver a empezar
actúa de memoria, lo hace, en cierta manera, es vivir. El acto libre es el que se hace hacién-
en coro. De esta forma el protagonismo rítmi- dose, no en la previsión, sino en la invención y
co del tecno constituye un elemento que lo liga la improvisación. Se confía, se acepta el deve-
a la tradición y, casi diríamos, a modos de nir, se instala uno en el movimiento, ya que
expresión y comunicación de las sociedades todo es pasajero, las bifurcaciones se suceden,
tradicionales, en otro ejemplo de esta dinámi- los momentos de incertidumbre serán también
ca globalizadora de novedad y arcaísmo, de efímeros. El gusto por la aventura y la impro-
creación de devenir presente sin olvidar, redi- visación, así como por las bifurcaciones y los
miendo, el pasado. Este tipo de procedimiento nuevos comienzos, manifiesta el deseo de no
aparece también en ciertos momentos de crea- imitarse a sí mismo, de no sucumbir a una iden-
ción, como las improvisaciones musicales tidad hecha de la mera repetición de sí. Múlti-
donde cada momento inspira al siguiente, cada ples desdoblamientos operan. Estos desdobla-
músico reacciona a lo que los otros acaban de mientos se manifiestan en la polivalencia
El tecno: variaciones sobre la globalización 143

artística y estilística de estos músicos, cuya lugar a este sentimiento original de libre crea-
falta de unidad, pasión por la dispersión e iden- ción imaginativa. Gracias al ritmo que duerme
tidad-flujo –«aprendo, vivo y transcurro como y arrulla el alma, nuestra facultad de percibir
un flujo» (Spooky, 2000)– se refleja en el juego oscila de lo mismo a lo mismo, y se desacos-
de seudónimos, de heterónimos, que un mismo tumbra de esos cambios incesantes que, en la
músico crea para dar salida a sus distintas vida diaria, nos devuelven siempre a la cons-
composiciones musicales. En el juego del ano- ciencia de nuestra personalidad. La noción de
nimato y de los heterónimos el nombre verda- Verfremdung, empleada por Bertolt Brecht,
dero, oficial, pude ser uno más que forma parte describe bien ese estado de desdoblamiento.
del juego. Como en el disco de Aphex Twin En su caso a propósito del actor que guarda la
cuyo título es «Richard James», el nombre del distancia con su personaje en una relación de
autor, y en cuya carátula aparece una lápida con extrañamiento. Desdoblamiento de comedian-
dicho nombre, sin que sepamos si se trata de un te que corresponde bien tanto a los músicos y
montaje o la verdadera tumba de un hipotético DJs que juegan con identidades y nombres,
gemelo 31. Este auto-extrañamiento llega al como a los participantes que despliegan sus
punto de que en muchos discos tecno el nom- encantos dejándose llevar por el bucle rítmico
bre del artista y el título de la canción son indis- y la resonancia colectiva en la escena de la
tinguibles, produciéndose un deslizamiento pista de baile. El actor, según Brecht, debe
gramatical entre el sujeto y el objeto (predica- mostrar el personaje al público, ser al mismo
do), entre quien hace algo y lo que hace: la tiempo el que muestra y lo mostrado. Los tea-
identidad como un hacer(se), en detrimento de tros antiguo, medieval y asiático consiguen
un ser, se lleva así a su forma más paroxística. este distanciamiento ayudándose con másca-
La fiesta tecno favorece el desleimiento de ras, con la música o la pantomima, que impi-
la identidad personal en las masas rítmicas. El den la identificación y reposan más sobre una
énfasis recae en la simetría de la relación, la base de sugestión hipnótica. La contradicción
similitud y el sentimiento de estar juntos. Las y la diferenciación entre actor y personaje
conciencias vibran al unísono, sin intermedia- están constituidas por la manera en que las
rios. El arraigo rítmico supone una sincroniza- diferentes características se contradicen:
ción sin puesta en orden ni programa, en una actuar y vivir, tener una percepción interna del
disposición acéfala, sin centro, un ajuste per- otro, hacer la demostración del personaje e
petuo de comportamientos, de ideas y actitu- identificarse con él, son dos procesos antago-
des, sobre una base afectiva, una disposición nistas que se unen en el trabajo del actor
orgánica de las diferentes partes, referida a la (Brecht, 1979: 27-48). El mismo cuerpo con-
relación de los individuos entre sí y con su tiene dos personas y también dos tiempos
entorno, en la participación a un mismo opuestos vividos por el público, el tiempo de
ambiente. Los cuerpos se organizan entre sí y la realidad y el de la representación, de la
forman un cuerpo común que tiene sobre ellos acción ritual o hipnótica, del sueño. La des-
un efecto retroactivo, siguiendo un ritmo de cripción del trabajo del actor como el que
atracción-repulsión, de pérdida en la multitud duerme y se sueña a sí mismo o el sonámbulo,
y de soledad, en la dialéctica yo-nosotros. es un buen ejemplo de la experiencia identita-
El ritmo destruye la consciencia ordinaria ria facilitada por los ritmos. Para observadores
haciendo estallar sus defensas. Los participan- de la vida social como Gabriel Tarde o Jean-
tes en el ritual siguen formas melódico-rítmi- Marie Guyau, el doble constituye la manifes-
cas que tienden a acelerar los ritmos vitales. tación mayor de la sociabilidad. La duplici-
Una vez asimilado este ritmo en una forma dad, al permitir una multiplicidad de rostros,
bailada y convertido en un automatismo, se de máscaras, es, de hecho, una resistencia a la
opera un pasaje repentino a otras formas rít- identidad, a la recepción de rasgos fijos, inmu-
micas. El choque producido por el cambio rít- tables y coherentes. Rasgos distintos e incluso
mico y la incitación inmediata hacia una contradictorios se expresan sin esconderse en
forma diferente provoca una ruptura en la aras de una pretendida coherencia individual,
voluntad consciente y la entrada en trance se experimentan bajo la forma de sinceridades
(Danielou, 1978: 82). El contraste entre las sucesivas, como hacen los músicos tecno con
situaciones ordinarias y la escucha musical da sus heterónimos estilísticos.
144 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

4.4. FLUJOS GLOBALES del establecimiento de una distancia, de un


DE MEMORIAS, SONIDOS, extrañamiento, en un lugar de paso de distintos
OBJETOS Y CUERPOS flujos. La polirritmia y experimentación rítmi-
ca que caracteriza las músicas de Aphex Twin
En las composiciones tecno lo que se crea o de los músicos que comparten la etiqueta
no es una mezcla de cosas previamente exis- drum’n’bass acentúa el juego de la repetición y
tentes: se crea algo nuevo, una nueva articula- de la variación, de la instalación confortable en
ción de cosas que han dejado de ser lo que eran una secuencia rítmica repetida y los movimien-
y constituyen un flujo, una nueva disposición, tos a ella asociados con la posible pérdida de
irreductible a la lógica sociológica del mosai- consciencia adyacente, y de la sorpresa, del
co o el pastiche. La transcodificación (digitali- breakbeat que viene a romper y modificar la
zación o conversión de sonidos, textos, ruidos secuencia sacando al bailarín de su letargo,
y músicas de procedencia dispar en un mismo obligándole a tomar consciencia de nuevo de la
código que las hace compatibles) que la tecno- música y de la situación. El mix o el sampling
logía posibilita da lugar a esta nueva y más en música, como el collage en literatura o en
compleja articulación. En esta transcodifica- pintura, unifica distintos materiales, sonidos en
ción un medio que no es unitario, que existe este caso, encontrando un vínculo entre ellos, a
por repetición periódica, un conjunto de soni- menudo inesperado e insólito, captando el flujo
dos junto a la memoria y el imaginario unidos del momento. Haciendo realidad la ecuación
a dichos sonidos, sirve de base a otro, se esta- 1 + 1 = 3. El DJ juega con la articulación entre
blece sobre otro, se disipa o se constituye en el improvisación y experimentación. La cultura
otro. Como partículas de polvo que siendo las de los platos, afirma Spooky, en su relación
mismas nunca toman la misma forma al espar- «orgánica» con la tecnología, induce una ética
cirse, como la vaguedad de la memoria 32. En móvil, cambiante, un movimiento perpetuo. El
la utilización de máquinas y tecnologías, nue- deseo de experimentación, de romper con las
vas o no tanto, las máquinas se cargan de afec- reglas, le lleva a construir mezclas «caóticas e
tos: la memoria familiar obrera, la memoria histéricas» que no respetan las buenas formas y
personal de los primeros magnetófonos y orde- maneras. Los procedimientos de transcodifica-
nadores, el home studio que supone la integra- ción también corresponden a la utilización de
ción de los útiles de composición y difusión en imágenes en la creación tecno, los llamados
el espacio íntimo del hogar y la relación per- VJ’s (Video-jockeys) y las instalaciones audio-
sonalizada, ritualizada, corporeizada, con las visuales creadas por estos artistas, que no se
distintas máquinas «arregladas» al gusto del limitan a los discos, clubes y raves 33.
autor. Como dicen estos músicos, las máquinas El sampling permite considerar las tradicio-
se vuelven orgánicas, pero también sirven para nes musicales pasadas como un gigantesco
desorganizar, desterritorializar, maquinalizar archivo del que tomar sonidos para las compo-
los sonidos humanos, como en el caso del tra- siciones actuales. Los músicos tecno conside-
tamiento de las voces en el tecno: su robotiza- ran que ese archivo concierne a todas las músi-
ción, sampleado que vacía las voces del senti- cas, las llamadas populares: rock, pop, soul,
do de las letras. Las tecnologías informáticas e funk, jazz, dub… y las cultas, así como las
internet contribuyen a esta fluidez global, a músicas folklóricas, y también otros géneros
este proceso de hibridación, al ignorar la sepa- como las bandas sonoras de películas o las sin-
ración entre emisión y recepción, composición tonías de la televisión. Esa consideración de
e interpretación, natural y artificial, humano y archivo sonoro abarca también los sonidos no
no humano. considerados música, los ruidos. Así ruidos de
El ritmo es un ejemplo de este entredos, del la vida cotidiana 34: electrodomésticos, conver-
paso transcodificado de un medio a otro, de la saciones telefónicas, juguetes, máquinas,
comunicación y coordinación de elementos coches, etc. pasan a integrar las composiciones
heterogéneos. El ritmo y su articulación oscila- musicales. La integración de los ruidos como
toria de repetición y variación producen una sonidos con el mismo valor que los demás
diferencia por la que se cambia de medio, por también incluye la creación sintética de soni-
la que nos deslizamos a otro mundo. El territo- dos en el límite de lo audible, la experimenta-
rio se forma a nivel de cierta descodificación, ción con las barreras de la percepción auditiva
El tecno: variaciones sobre la globalización 145

y con el par placer/dolor en la escucha. Las éxtasis. Y al tiempo se es blanca y negro, apar-
voces también se tratan como los demás soni- tándose los rizos y por la cabeza rapada desli-
dos, como texturas, y no como portadoras de zando los dedos, con ojos sin pupila redondos
un mensaje, la textura de la voz, su grano, de abiertos, y rasgados como los del oriental
prima sobre el significado de las letras. perdido en la marea de besos. El flujo de sen-
En el tecno también se produce una fluidez saciones abarca la alegría y la exasperación,
y un fluir de cuerpos, sensaciones y sentimien- como el placer exasperante del orgasmo y su
tos. Podemos llamar libido a los sentimientos espera. El tecno que experimenta con lo inau-
que dan cohesión a las masas rítmicas del dible y los volúmenes y tempos insoportables
tecno. La hipnosis no es sino otra forma de (más de 180 b.p.m., beats per minute, las pul-
expresión de la voluntad de la fuerza erótica. saciones por minuto, como en el hardcore o
El erotismo está en el centro de la «manera de gabba) también busca el placer de la exaspera-
ser del cuerpo» que es el entrar en trance. Todo ción, del dolor 35.
trance es siempre en cierto sentido un trance La experiencia de la fiesta tecno forma parte
sexual, como los gestos rítmicos encuentran en de lo que Michel Maffesoli denomina «orgias -
la sexualidad un modelo natural. Gilbert mos» (1985), neologismo que reagrupa los
Durand habla de un «gigantesco complejo aspectos orgiásticos, emocionales, sensuales y
mítico» (Durand, 1969: 55) engendrado por el sexuales de la vida social. Aspectos que cons-
gesto sexual rítmico, isomorfo del fuego, del tituyen un factor central y constante de la
calor obtenido por frotación rítmica, de la socialidad y la relación con la alteridad, los
obsesión del ritmo sublimada en la música. cuales, lejos de limitarse al ámbito de la psico-
«Todas las ensoñaciones cíclicas relativas a la logía y la privacidad, ocupan un lugar central
cosmología, a las estaciones, a la producción en la comprensión de las relaciones sociales y
xílica del fuego, al sistema musical y rítmico, la constitución de la comunidad. La comuni-
no son más que epifanías de la rítmica sexual» dad tecno no es un grupo homogéneo, no se
(Ibidem: 389). Podríamos ampliar esta enume- basa en un acuerdo previo sino en la simpatía
ración con los comportamientos de las masas y empatía, en las emociones experimentadas
rítmicas ligadas por una especie de atracción en común en un momento concreto. Por lo
erótica. La equivalencia y la continuidad de tanto se trata de una ética de instantes que se
los cuerpos y de los seres, que se encuentran renueva al ritmo de los encuentros y de la
también en el «cuerpo común» de la orgía intensidad de lo experimentado. Una ética
(Bataille, 1957), las caracteriza. La masa tecno móvil, flujo, como la del trabajo del DJ en
transpira sensualidad. Sus miembros juegan el continuo movimiento. Y como los DJs mis-
juego de la seducción gratuita, de la mirada, mos, verdaderos media, canales de difusión en
pero sobre todo del sentir la presencia de los sí, hombres y mujeres de los flujos por los que
otros cuerpos en la oscuridad de la pista de pasa y se crea la difusión de las músicas tecno.
baile, dejando que los movimientos entren en Así se constituye un tiempo «erótico y poéti-
resonancia. En un cuerpo común impenetrable, co» de instantes renovados periódicamente
pura superficie de labios y de flor de piel. A lo donde las relaciones, como en el seno de las
largo de la noche en la pista, pasillos y recove- masas rítmicas, se establecen por contagio de
cos del club o de la rave se intensifica el bucle pasiones, sentimientos y movimientos. La cul-
de las miradas, sonrisas, roces y caricias. Y así tura tecno desconoce la nostalgia de las identi-
los que bailan se van objetivando, convirtién- dades centradas y de las acciones con sentido,
dose en objetos de pura subjetividad comparti- recrea otra nostalgia más arcaica: la de las
da. Donde los cuerpos, a imagen de la concep- multiplicidades infinitas, sin límites y sin sen-
ción de la libertad anarquista, no acaban en los tido que fluyen por debajo. La confianza no
poros de la piel de cada cual, sino que se pro- afianza una seguridad ontológica, sino que jus-
longan en los de los demás. El cuerpo de una tifica la despreocupación por la identidad per-
es este cuyas piernas firmes llevan la cadencia sonal, musical y objetal, en relación con esa
a las caderas, pero también el de aquellos que, ética fluida que compone con los aconteceres
desnudo el torso, se abrazan, el de la que al impredecibles, heterogéneos y caóticos, de
cielo los brazos echa, y el del amigo que a ti se aquí la importancia dada a los accidentes, erro-
aferra, sujetándose en el desfallecimiento del res y azares en las composiciones. Siguiendo
146 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

una lógica del encuentro y no de la búsqueda aquí forman un bucle, lleva a cabo el deslei-
ni de la programación. Las músicas tecno, miento alegre y liberador de las identidades
como las fiestas donde se consumen, utilizan y adquiridas o adscritas, en los desdoblamientos,
crean, constituyen disposiciones que se hacen híbridos, y juegos de sinceridades sucesivas
haciéndose, experimentándose sin finalidad y descritos. En relación con este aspecto el tecno
sin sentido, sin previsión ni programa, abiertas también plantea objeciones al olvido de la sen-
al riesgo. sualidad en la consideración de las relaciones
sociales, al olvido de la piel, del tacto, del
conocimiento corpóreo que caracteriza una
relación con los otros fuera del ámbito de la
5. Conclusión intimidad, de una relación entre «extraños» que
debe ser reconsiderada, que ya no responde a
las categorías sociológicas al uso. De modo que

C omo acabamos de ver el tecno


plantea una serie de objeciones a
las teorías sociológicas sobre la
el tecno no objeta a la acusación de superficia-
lidad, sino que reivindica y pone en práctica
maneras de conocimiento y de relación superfi-
globalización. La dinámica globalizadora del ciales como la del tacto, de la superficie de la
tecno no lleva a cabo una abolición o vacia- piel a la del vinilo, de las pantallas de los orde-
miento del tiempo, tampoco resucita la histori- nadores a las pistas deslizantes del dancefloor,
zación del presente, ni lo vive en su pureza jugando la lógica de la extensión en lugar de la
esquizoide, puntual e inconexa. El tiempo de invención de profundidades.
la creación tecno es un devenir rítmico que
reanuda un pasado que puede actualizarse,
buscando mundos posibles, alternativas al pre- NOTAS
sente que prolonguen ese devenir, atenta a las
virtualidades prestas a cobrar vida que el pre- 1
Deleuze y Guattari definen la noción de disposición
sente y el pasado encierran. Pasado, presente y (agencement) como «el aumento de dimensiones en una
futuro constituyen un flujo, una temporalidad multiplicidad que cambia necesariamente de naturaleza a
múltiple irreductible a los binarismos más al medida que aumenta sus conexiones» (1997: 20). La pala-
uso en sociología, a saber, el tiempo atemporal bra disposición comprende la doble dimensión de, por una
parte, la organización de una multiplicidad y, por otra, de
de la globalización y los tiempos glaciales, atractivo por, llamada, tendencia hacia otras relaciones.
reactivos, de las reservas de sentido locales. El 2
En el mundo del arte encontramos un claro ejemplo
tecno también objeta a la concepción de un de esta noción de disposición para la que reclamamos la
espacio fantasmagórico fruto de la disociación atención desde una sociología entendida como ciencia de
de lo local y de sus influencias lejanas. Así por la traducción. Nos referimos al proyecto que subyace
tanto en Magritte como en los readymades de Duchamp
ejemplo, internet es un espacio de copresencia de hallar una posibilidad nueva para las cosas: convertir-
también. Las dinámicas de territorialización se se gradualmente en otras.
acompañan de las de desterritorialización y 3
Ha sido Woolgar (1991) quien en su modelo de sepa-
extrañamiento. El espacio consta tanto de ración e inversión de los descubrimientos científicos ha sis-
lugares físicos y virtuales como de dinámicas tematizado los procesos a través de los cuales las inscrip-
ciones escamotean su condición de tales y pasan a
y movimientos de aquellos que participan al considerarse descubrimientos de cosas de cuya existencia
hacer y deshacer territorios. El espacio del el sujeto observador, desinteresado respecto de lo que
tecno, como hemos visto, es tanto el lugar de observa, no haría sino levantar acta. Lo que escamotea el
creación y difusión de su música como las modelo de la separación y la inversión es el proceso mismo
intermitentes masas rítmicas que participan en de ontologización de las cosas mediante el ocultamiento
del momento de producción de las inscripciones, momen-
esa creación. to en el que las cosas se traducen en signos.
Este objetor sin conciencia que es el tecno 4
Sobre la potencia performativa de la sociología, y de
no muestra ningún interés por la construcción la noción de sociedad que maneja nos hacemos eco de las
de «nuevos sujetos», ni por la «negociación de palabras de Knorr Cetina quien afirma que en las socieda-
identidades», presenta con fuerza una objeción des modernas «se da una nacionalización de la responsabi-
lidad social con la gobernabilidad social a través de formas
a la pretendida necesidad de la construcción de conocimiento experto, especialmente el de la sociología
identitaria. La práctica musical en todos sus como ciencia de estas sociedades y de las formas apropia-
aspectos, de la concepción a la recepción que das de ciudadanía social» (en Urry, 2000).
El tecno: variaciones sobre la globalización 147

5
Esto es lo que ha lastrado con frecuencia el debate Bajo esta lógica operarían las comunas culturales, que se
entre realistas y constructivistas. Los realistas miran con centran en significados auto-producidos. El otro mecanis-
desdén los juegos de lenguaje en los que se enrocan los mo es la constitución de redes alternativas, construidas
literatos, ociosos, «magos del performativo», incapaces alrededor de proyectos alternativos, que compiten por esta-
de advertir la mínima señal de un mundo que discurre blecer puentes de comunicación con otras redes en oposi-
delante de sus propias narices y que opone resistencia a ción a los códigos dominantes. Las comunas étnicas, terri-
sus metáforas de celulosa. Mientras, los literatos asisten toriales, nacionales y religiosas son ejemplos de las
risueños a la incomodidad que el trauma del lenguaje primeras; el ecologismo, el feminismo y los movimientos
provoca en quienes, como los realistas, viven en la ilu- de derechos humanos lo son de las segundas.
13
sión de que las cosas, afásicas como ellos, les cuentan (¡y Juego osado aunque tranquilizador pues de renun-
sólo a ellos!) sus confidencias. ciar a él nos veríamos obligados a acudir a la figura retó-
6
Haraway (1999) ha señalado que este cambio de rica del oximoro para nombrar el quicio que separa estos
óptica superadora de la dicotomía kantiana de las dos (y otros) binarismos. En el oximoro el nombre se hace
trascendencias –naturaleza y sociedad; objeto y sujeto– gesto, hacer oscilatorio, en el espacio que habilita la
transforma de raíz la «construcción política de la ver- materialidad de un nombre que literalmente recorremos
dad». En este mismo sentido Latour sostiene que «si que- con la vista de un lado a otro, sin solución de continui-
remos captar cómo llegamos a veces a decir la verdad, dad. Estructuras estructurantes y estructuradas, improvi -
hay que sustituir la antigua distinción entre lenguaje y saciones reguladas, centriferias, factiches, glocalismos,
mundo por esta mezcla de instituciones, formas, materias móviles inmutables, son sólo algunos de estos espacios-
e inscripciones» (1998: 179). nombre tan desasosegantes.
7 14
Las inscripciones aumentan en eficacia, capacidad Cf. por ejemplo los siguientes nombres de grupos,
de enrolamiento y capitalización cuando, como en el sellos, asociaciones, ligados al movimiento tecno: Trans-
caso de la sociología, son traducibles a teorías. Se pro- global Undreground, Global Techno, Global Communi-
duce así un efecto de transcodificación o un desplaza- cation’s Universal Language,
miento sin transformación. Las teorías son las inscrip- 15
Para una exposición más en detalle sobre la noción
ciones más móviles y las menos mudables: transportan de ritmo ver A. Lasén (1997).
con facilidad, comunican con rapidez y solvencia, preci- 16
Fiesta más o menos legal que tiene lugar al aire
san de un pequeño número de elementos a movilizar y libre o en espacios no concebidos a priori para tales
conectan inmediatamente, dada su conmensurabilidad, manifestaciones, como hangares, fábricas y almacenes
con cualquier otra teoría. abandonados. Su organización suele estar rodeada de
8
Giddens establece una prioridad causal del tiempo secreto, al no contar la mayoría de las veces con los per-
sobre el espacio. La coordinación a través del tiempo es misos al uso, lo que obliga a los participantes a buscar la
para Giddens la base del control del espacio información fuera de los canales habituales, produciendo
9
Giddens se muestra favorable a sustituir la noción una sensación de clandestinidad, aventura y peligro que
de «lugar» (cf. Auge, 1994), noción irrecuperable en el acentúa el atractivo y el carácter excepcional y eferves-
sensorio de la modernidad, por la de «local», más adap- cente de la fiesta tecno. El apogeo de este tipo de fiestas
tada a los tiempos que corren. puede situarse en el final de los 80 y primera mitad de los
10
Esta lógica del espacio es correlativa, según Jame- 90, cuando en ciudades como Londres y Berlín tras la
son, a la penetración creciente de la forma mercantil y reunificación, abundaban los lugares fácilmente okupa-
monetaria del valor. No sólo la tierra, el trabajo, el bles para este tipo de eventos. Las raves también han ser-
espacio y el tiempo se mercantilizan. Junto con ellos, vido para cambiar la concepción del club o discoteca, así
también las formas culturales y estéticas (la arquitectu- los nuevos clubes londinenses o berlineses que se ase-
ra es el paradigma de este proceso) comienzan a perder mejan a las viejas fabricas y hangares de las raves, como
contenido concreto y a mercantilizarse (Barañano, las macrodiscotecas españolas a las afueras de las ciuda-
1999). des, a partir de las pioneras valencianas, recrean en parte
11 este ambiente.
Habría que dilucidar, en todo caso, si estas combi-
17
naciones se resuelven al modo de un mosaico o collage Esta expresión es empleada por Karl Mannheim a
de tiempos y espacios separados y contiguos, es decir propósito de la rebelión de campesinos guiada por Tho-
heterotopías y heterocronías, o si, en tanto que permiten mas Münzer, para caracterizar a un movimiento donde
trayectorias transversales o deslizamientos entre ellos, no son las ideas sino «energías orgiásticas procedentes
constituyen nuevas formas de vivenciar un tiempo y un del éxtasis» las que llevan a la acción.
18
espacio múltiples. Mucho nos tememos que de la lógica Interés explícito en las entrevistas de DJ Spooky,
de lo hetero se derivan dos espacios/tiempos irreconci- en el nombre del sello alemán Mille Plateaux, o en los
liables: los flujos globales inescrutables y las reservas de discos colectivos de homenaje al filósofo frances
sentido locales. «Memoriam Gilles Deleuze Mille Plateaux y Double
12
No ha de extrañar, pues, que, entendiendo la superio- Articulation» en Sub Rosa.
19
ridad morfológica de las redes como la capacidad de éstas Así el grupo «Stock, Hausen and Walkman» o el
para encontrar nuevas líneas de actividad mediante la anu- pseudónimo de DJ Spooky, «The Subliminal Kid» saca-
lación de los nodos no compatibles con su programa, Cas- do de la novela de Burroughs Nova Express.
20
tells recluya la posibilidad cada vez más remota del cam- El sampling es la utilización de sonidos provenien-
bio social en dos mecanismos, ambos externos a las redes tes de otras grabaciones gracias al sampler, máquina que
dominantes. El primero es la negación de la lógica de la red graba esas secuencias de sonidos que pueden emplearse
mediante la afirmación de valores que no pueden ser pro- en bucles, modulados o mezclados con otros sonidos
cesados por ninguna red, sino únicamente obedecidos. producidos por estos músicos.
148 Amparo Lasén e Iñaki Martínez de Albeniz

21
Trabajo del DJ que mezcla los discos entre ellos. reconversión/crisis industrial como Detroit, Chicago,
También se llama así a la prestación en directo del DJ. Manchester o Sheffield. Pero también la música y las
22
El músico John Oswald ha acuñado el neologismo fiestas tecno contribuyen a desmarginalizar/globalizar/
Plunderphonics, algo así como «acústica del saqueo o desterritorializar dichos grupos, así la tendencia a las
del pillaje», para hablar de este «mundo escondido de fiestas y locales «polisexuales» y multirraciales.
27
sonidos convertidos y música modificada, donde las Hasta en la escucha individual del walkman encon-
memorias melódicas colectivas y familiares son tritura- tramos los aspectos securizantes del ritornelo y la aper-
das y rehabilitadas en una nueva vida. Un «plunderfono» tura a los sonidos exteriores, en una escucha que como
es una cita no oficial pero reconocible. La innovación y una banda sonora particular funde los sonidos de la
la reproducción fiel concurren juntas al acto creativo» música a traves de los cascos con los ruidos de la ciudad.
(Oswald, 1995). Cf. su disco Plunderphonics difícil de El walkman permite escuchar la música al tiempo que el
encontrar pues comprende samplings no autorizados de resto de los sonidos del entorno, además de los sonidos
Stravinsky, James Brown (probablemente el autor más del cuerpo. En el caso de estas músicas que no aceptan la
sampleado no sólo por los músicos tecno sino también distinción tradicional entre ruido y música, con dificulta-
por los del hip hop) y Michael Jackson, entre otros. des para saber si lo que estamos escuchando proviene de
23
Ritmo electrónico que se sirve principalmente del los auriculares o del exterior. El ruido de los pasos, de las
bajo y de la percusión. Este término designa el trabajo de cremalleras y del frotar de la ropa, los kláxones y las
percusiones y bajos del jungle y representa por extensión voces hacen que el oyente produzca una banda sonora
las diferentes creaciones de este último estilo que se sin darse cuenta. Lo mismo ocurre en la escucha en casa.
apoya en los breakbeats, ritmos de base del hip hop, con A diferencia de las otras músicas, para las que los demás
un tempo rápido, frecuentes rupturas y cambios de ritmo sonidos son ruidos que estorban la escucha, la música
y sonidos de bajo saturado. electrónica se puede componer con los sonidos de los
24
Estas músicas son tan herederas del funk, del disco, electrodomésticos o con los ecos de martillos y taladros
del dub y del tecnopop y el rock industrial de los 70-80, de la obra en el piso del vecino.
como de la sirena de Varèse y de los procedimientos alea- 28
Es el caso de clubs como el Fabric londinense cuya
torios de John Cage. Así por ejemplo Robin Rimbaud, alias pista «bodysonic» está dotada de altavoces bajo el suelo
Scanner, compone una música donde se mezclan conver- para estimular a los que bailan.
saciones telefónicas de móviles captadas con un radar. 29
Así músicos como Richard D. James, alias Aphex
25
«Los movimientos evocan en nosotros ideas de Twin, o Robin Rimbaud, alias Scanner, explican los oríge-
infinito, de deseo sin medida, de vida sobreabundante y nes de su interés por la composición musical no refiriéndo-
loca, un desdén de la individualidad, una necesidad de se a un conservatorio, donde nunca han estado, ni a la pri-
dejarse ir sin moderación, de perderse en el todo» mera guitarra eléctrica, que nunca han tenido, sino al
(Guyau, 1921: 48). magnetófono con el que grababan todo sonido a su alcance.
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Como las manifestaciones de Gay Pride, ejemplos Como es el caso de Chris Jeffs (alias Kinaesthesic,
de ManiFiestAcción donde confluyen las reivindicacio- Cyclob) colaborador del sello de Richard James «Reph-
nes homosexuales y la música y el ambiente de las fies- lex». Este término inglés, popularizado por la novela de
tas tecno. Estas manifestaciones tienen desde hace tiem- Irvine Welsh y sus versiones en cine y teatro, significa
po un carácter festivo y carnavalesco. Camiones, a lo «los que ven pasar los trenes», en este caso los que pasan
largo del cortejo, cargados con enormes baffles, emiten la noche de rave o discoteca observando al DJ y apren-
música de baile a alto volumen. La misma música que se diendo de sus gestos y mezclas.
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puede escuchar en las raves, las discotecas y en las emi- Siguiendo con el juego de correspondencias entre
soras de radio tecno. Los manifestantes bailan al andar. tecno y ciencia ficción, Philip K. Dick, cuya influencia
En la proximidad de los camiones no se oyen ni los gri- citan varios de estos músicos, también trata en algunas de
tos ni los eslóganes, que han prácticamente desaparecido sus novelas del gemelo muerto cuya tumba está a nombre
en beneficio de la música. Estas manifestaciones se pare- del narrador, lo que corresponde a su propia biografía.
cen a los desfiles tecno como la Love Parade de Berlín o Los videos y carátulas de Aphex Twin desarrollan estos
la Street Parade de Zurich, cuyo modelo se sigue en París juegos con la identidad y el rostro: en «Richard D. James
desde septiembre de 1998. La conjunción de formas de Album: Aphex Twin» (1996, Warp) la foto de un extraño
expresión hace posible que aquellos que no frecuentan paisaje lunar resulta ser la imagen aumentada de los poros
las raves bailen también sobre el asfalto, así como que del cutis, en «Come to Daddy» (1997, Warp Records) un
jóvenes poco receptivos a las reivindicaciones de la fies- grupo de niños comparten la misma cara, el rostro barbu-
ta del Orgullo Gay se unan a un cortejo donde las pare- do del autor, en «Windowlicker»(1999, Warp Records)
jas heterosexuales son numerosas. El éxito de esta mani- esa cara es la de una neumática mujer en bikini. En el
festación debe mucho a su éxito como fiesta. La vídeo correspondiente a este disco, el autor corre por una
conjunción de formas también tiene lugar con otros playa perseguido por sus siliconadas clónicas.
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movimientos, como el de los okupas o squatters, que Yokota explica así porque el término «kona»,
comparten con los ravers la voluntad de reapropiarse de polvo en japonés, es la mejor analogía para definir su
espacios, de reterritorializar edificios olvidados, conver- música que se mueve por «las corrientes de datos trans-
tidos en no-lugares a la espera de lo que la especulación continentales».
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inmobiliaria hará de ellos. Estos dos casos son ejemplos Como el ejemplo de «Sound Polaroids» de Scanner
de la presencia del tecno en los márgenes y movimientos y Tonne (www.scanertonne.co.uk), expuesta en el ICA
marginales: de la sexualidad, la política, las minorías (Institut of Contemporary Art), de Londres en el otoño
raciales (negros y latinos en USA) a su localización geo- de 1999, dentro de la exposición de arte digital «Imagi-
gráfica inicial en ciudades «de provincias» en fase de naria ‘99», donde se trata de pintar con sonidos y com-
El tecno: variaciones sobre la globalización 149

poner con luz, gracias al software Metasynth. Los ejes DELEUZE, G y Guattari, F. (1980): Mille Plateaux, Paris,
vertical-horizontal y tono-tiempo se corresponden, así Ed. de Minuit.
como el brillo de las imágenes y el volumen del sonido, DELEUZE, G. y Guattari, F. (1997): Rizoma, Valencia,
como una ejemplificación contemporánea de las corres- Pre-Textos.
pondencias baudelairianas. La instalación parte de imá- DJ Spooky (1997): Octopus, n.° 6, pp. 6-8.
genes y sonidos grabados en distintos lugares de Lon- DURAND, G. (1969): Les structures anthropologiques de
dres, seleccionados tras haber preguntado a cientos de l’imaginaire, Paris, Dunod.
londinenses por el lugar y el sonido que más caracterís- GIDDENS, A. (1984): The constitution of society, Lon-
tico les parece de la ciudad. En la exposición se pueden dres, Polity Press.
escuchar los sonidos tal cuales y la música de Scanner, GIDDENS, A. (1993): Consecuencias de la modernidad,
que retrabaja dichos sonidos, al tiempo que el tempo de Madrid, Alianza.
difusión de las imágenes y su desestructuración/estructu- GIDDENS, A. (1994): Modernidad e identidad del yo,
ración responde al ambiente sonoro de la galería, se sin- Barcelona, Península.
croniza con los sonidos difundidos y responde a los rui- GUYAU, J. M., (1921): Les problèmes de l’esthétique con -
dos del público. temporaine, Paris, Félix Alcan.
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Por ejemplo el disco de Matt Herbert en colabora- HARAWAY, D. (1999): «Las promesas de los monstruos:
ción con la cantante Dani Siciliano. «Around the Una política regeneradora para otros inapropiados/bles»
House»(1998), concebido como un viaje alrededor de un en Política y Sociedad, n.° 30. pp. 121-164.
paisaje doméstico HENNION, A. (1983): «De la etnografía de la enseñanza
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«Miré a la pista de baile y pude ver el dolor y las musical a una sociología de la mediación» en Papers,
sonrisas en las caras de la gente». Así elogia un organi- 29, pp. 153-177.
zador de fiestas tecno de Chicago a DJ Scud por hacer HERBERT, M. (2000): The Wire, 190/191. 37-39.
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