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Córdoba sin

vicegobernador
Por Víctor H. Martínez Para La Nación

SÁBADO 27 DE NOVIEMBRE DE 1999

N o hubiera querido escribir este comentario porque, en definitiva, se basa una vez más en
otra provocada anormalidad institucional.

En 1991, ante la renuncia al cargo del vicepresidente de la Nación que optó por ser gobernador
de la provincia de Buenos Aires, fundamenté la necesidad de llamar a elecciones para
reemplazar al dimitente. Dije entonces -y lo reitero ahora- que hacíamos abstracción de toda
intencionalidad política ocasional y de consideraciones personales para limitarnos a los
problemas que hacen a las instituciones de la República y su adecuado funcionamiento.

Presidente, vicepresidente, gobernador y vicegobernador no son funcionarios cualesquiera.


Están expresamente incorporados a la Constitución Nacional y a las Constituciones
provinciales respectivamente. Su forma de elección, cargas y obligaciones, atributos y derechos
están minuciosamente regulados.

El vicepresidente de la Nación es elegido por sufragio universal directo del pueblo de la


República (artículo 94). A éste de ninguna manera le es indiferente saber o no acerca de la
personalidad de los primeros mandatarios que elige, los cuales comprometen la continuidad de
una conducción gubernamental; la duración de su mandato es de cuatro años (Art. 91); debe ser
argentino nativo o por opción y tener las demás calidades exigidas para ser elegido senador.
Casos de inhabilidad
En el artículo 88, la Constitución reza: "En caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte,
renuncia o destitución del presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de
la Nación. En caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del presidente y
vicepresidente de la Nación, el Congreso determinará qué funcionario público ha de
desempeñar la Presidencia, hasta qué haya cesado la causa de inhabilidad o un nuevo
presidente sea electo".

A su vez, el artículo 75 inciso 21 incluye entre las atribuciones del Congreso "admitir o desechar
los motivos de la dimisión del presidente o vicepresidente de la República; y declarar el caso de
proceder a nueva elección".

Obsérvese que si bien el citado artículo 88 no se refiere a un nuevo vicepresidente, el artículo


130 emplea la conjunción disyuntiva o , lo que permite interpretar que si media sólo la ausencia
del vicepresidente, debe el Congreso determinar sobre una nueva elección.

Según la Constitución de Córdoba, el vicegobernador es elegido en forma directa por el pueblo


de la provincia a simple pluralidad de sufragios (Art. 140), dura en su función cuatro años (Art.
139) y debe reunir las condiciones del Art. 130: 1) tener treinta años, 2) ser argentino nativo o
por opción, 3) tener residencia en la provincia durante los cuatro años anteriores inmediatos a
la elección, salvo caso de ausencia motivada por servicios a la Nación o a la provincia o ser
organismos internacionales de los que la Nación forma parte.

Su remuneración, tratamiento, inmunidades e incompatibilidades, atribuciones y deberes están


precisados constitucionalmente (artículos 87, 131, 132, 136, 137, 139, 144).

El artículo 134 dice: "En caso de muerte del gobernador o de su destitución, dimisión, ausencia,
suspensión u otro impedimento, las funciones de su cargo pasan al vicegobernador, quien las
ejerce durante el resto del período constitucional, si es por alguno de los tres primeros
supuestos u otro impedimento permanente; y si la acefalía se produce por acusación, ausencia,
suspensión u otro impedimento temporal, hasta que cese dicho impedimento".
En el apartado "Acefalia simultánea", el artículo 135 estatuye: "En caso de separación o
impedimento simultáneo del gobernador y vicegobernador, el mando es ejercido por el
presidente pro visorio del Senado, y en su defecto por el presidente de la Cámara de Diputados,
quien convoca dentro de treinta días a la provincia a una nueva elección para llevar el período
corriente, siempre que de éste falten cuanto menos dos años, y que la separación del
gobernador o vicegobernador fuese permanente".

Si bien en la primera parte del artículo se menciona la separación o impedimento simultáneo


del gobernador y vicegobernador, en la última parte del mismo se emplea no la conjunción y ,
sino la o con respecto a la separación o impedimento del gobernador y vicegobernador.

Asimismo, el artículo 143 dispone que en caso de considerarse dimitentes el gobernador o el


vicegobernador por no asumir sus cargos, se aplican los artículos 134 y 135. Es necesario tener
en cuenta que entre las atribuciones del Poder Legislativo, el artículo 110, inciso 3º, incluye la
de admitir o rechazar las renuncias que presenten el gobernador o el vicegobernador.

Historia repetida
En la provincia de Córdoba se ha dado el caso de un vicegobernador electo que deberá
renunciar al cargo por haber resultado ganador en las últimas elecciones, como intendente de la
ciudad capital. O sea, la provincia queda sin vicegobernador, no debido a muerte, destitución o
inhabilidad sobreviviente, sino por un acto voluntario, motivado por la opción de mejor destino
según libre juicio del dimitente.

Esta circunstancia refleja sin duda una burla a las aspiraciones de la ciudadanía desde el
momento de llamarla a seleccionar un vicegobernador, quien, entre otras obligaciones, debe
sustituir al gobernador y presidir el Senado de la provincia.

Aun cuando desde 1870 -año en que se dispuso en la provincia mediterránea la creación del
cargo de vicegobernador- hasta la fecha ha habido más de treinta vicegobernadores, no
encontramos precedente alguno sobre el tema que nos ocupa. No obstante, insistimos en que
debe convocarse a elección para cubrir el cargo con un nuevo vicegobernador.
Somos conscientes de las dificultades que ello implica: la fatiga ciudadana ante otro proceso
electoral; el riesgo de tener un vicegobernador de signo partidario distinto del gobernador, las
cargas financieras que toda elección requiere. Pero ello no puede superar las exigencias
constitucionales y tanto la ley como los protagonistas deberían prever las circunstancias para
impedir actitudes irresponsables, entre ellas, el haber sido elegido para un cargo y casi a
renglón seguido de obtenerlo, postularse para otro distinto. Y esto, lamentablemente, ya es
historia repetida.

El autor fue vicepresidente de la Nación (1983-1989).

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