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INTENSIDAD Y
EXTENSIÓN1
El trabajo a turnos.
Largas jornadas de trabajo
La intensificación del trabajo
Las formas de intensificar
Concepto y medida de la intensificación
Las causas de la presión sobre el ritmo de trabajo.
Influencia de la intensidad en las condiciones de trabajo y
en la salud
Bibliografía citada
1
Este texto procede de la tesis titulada: LA DEGRADACIÓN DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO.
TENDENCIAS DE FLEXIBILIZACIÓNEN LAS RELACIONES DE EMPLEO. INTENSIFICACIÓN DEL ESFUERZO Y
CONSECUENCIAS EN LASALUD DE LOS TRABAJADORES, presentada en 2015 cuyo autor es Francisco Javier
Pinilla García.
funcional menos rígido de los trabajadores. De hecho, todas las prácticas
de flexibilidad conllevan una característica común, la de la reducción del
horizonte temporal (Nantheuil. 2000: 10) Todas ellas traducen la
dominación del corto plazo, sobre el medio o largo plazo. Tanto la
temporalidad del contrato o de la relación entre empresas, los cambios
regulares y frecuentes de la organización del trabajo como la creciente
irregularidad e imprevisibilidad del tiempo de trabajo participan de la
misma lógica cortoplazista.
El trabajo a turnos.
Se entiende por trabajo a turnos a aquél en que un trabajador sustituye
a otro en la misma tarea durante un período de 24 horas o que cubre
una parte de la jornada lo bastante grande para necesitar la sucesión
de al menos dos equipos. Esta sucesión puede ser de forma rotativa o
permanente para el trabajador. Como señala la OCDE (1998: 394)
"existen muchos tipos (de trabajo a turnos) y su incidencia varía según
el sector, el tamaño y el proceso de producción”. En la Industria el
trabajo a turnos cubre dos funciones, en unas actividades asegura una
utilización intensiva de equipos e instalaciones y, por ello, contribuye a
rentabilizar antes las inversiones y mejorar la productividad y, en otras
industrias como las energéticas y transformadoras asegura la
continuidad de un proceso que por imperativos tecnológicos no puede
interrumpirse. En el sector Servicios a las tradicionales actividades de
atención sanitaria, servicios sociales y hostelería, se han unido otras
muchas, en particular las comerciales. No obstante, el que cada día
haya más actividades que no se interrumpen a lo largo del día, ello no
significa que haya necesariamente más trabajadores afectados. En las
industrias de proceso continuo, por ejemplo, la automatización permite
realizar las labores de control continuo a lo largo del día y de la noche
con escaso personal.
2
Tanto a nivel europeo con la Directiva 2003/88/CE; como a nivel nacional Ley 31/1995 LPRL Art.25; RD
1561/1995, se imponen restricciones a su empleo derivadas de su probada influencia sobre la salud de quien
los sufre.
3
No utilizamos aquí este término en la acepción empleada actualmente para referirse a la situación de
estar en el puesto de trabajo físicamente presente y mentalmente ausente que se considera como una
respuesta al estrés. Cox, et al Research on Work-related Stress. European Agency for Safety and Health at
Work. Luxemburgo. 2000, 98.
horas de trabajo sobre la fatiga son evidentes. Las pausas a lo largo
de la jornada reguladas o aconsejadas por los ergónomos para ir
reduciendo la fatiga tanto física como mental de determinados
trabajos, especialmente exigentes, no son suficientes para
contrarrestar la acumulación de fatiga cuando las jornadas se amplían.
Esta fatiga cuando compromete de forma excesiva determinadas
articulaciones a través de movimientos repetitivos de mano o brazo
ocasiona frecuentes lesiones invalidantes. Si el trabajo implica
fundamentalmente el uso de funciones mentales puede traer como
consecuencia la aparición de síntomas de estrés. También buen
número de estudios han relacionado la frecuencia de accidentes y su
gravedad con la hora de la jornada en que se producen, hallando una
mayor incidencia en las últimas horas del día, en particular a partir de
la octava hora (OIT. 1998). También, debe atenderse a una posible
exposición a riesgos físicos, químicos o biológicos y tener en cuenta los
valores de exposición a fin de no sobrepasar los límites establecidos o
recomendados. Por otra parte, en caso de trabajos con exigencias
físicas o mentales elevadas una prolongación en el tiempo de trabajo
puede influir en la fatiga y en las alteraciones musculoesqueléticas.
Hemos visto que son varias las dimensiones en las que es posible
analizar el tiempo de trabajo. En primer lugar, la dimensión más sencilla
de comprender y, por ello, de negociar es la de su extensión 4. Otra es
la de su ordenación, la de su ubicación en el conjunto del tiempo de
vida. La tercera dimensión del tiempo de trabajo se refiere a su
intensidad. De esta forma, el tiempo se constituye en una variable
interna al trabajo. Es la variable a través de la que se mide su eficiencia,
su productividad. Esta dimensión marca el grado de contribución del
4
Carlos Prieto y Ramón Ramos se preguntan si hay en el trabajo algo más obvio que el tiempo. Así es
desde el nacimiento del movimiento obrero con el objetivo de la reducción del tiempo de trabajo a las
ocho horas, el trabajo de pensadores como Marx y el ritual colectivo del 1º de Mayo. El tiempo ha estado
desde los orígenes de la industrialización en el centro de las luchas sociales y los debates intelectuales.
«El tiempo de trabajo, entre la competitividad y los tiempos sociales», pg. 463, en Las Relaciones de
Empleo en España 1999. Siglo XXI.
trabajador al proceso de trabajo; en qué medida se da y, por tanto,
también le sirve a éste para juzgar el balance entre lo que da y lo que
recibe. Sin embargo, realizar tal balance no es fácil pues, por interna,
la dimensión intensidad es difícilmente mensurable. Además, de
manera también intencionada se la oculta. Así, tradicionalmente la
contribución del esfuerzo laboral de los trabajadores se suele medir en
cantidad (número de horas), y no en calidad (densidad de esas horas).
De estas dos formas de entender el tiempo de trabajo se deriva la
contradicción de intereses en lo relativo al esfuerzo de trabajo medido
por unidad de tiempo. Para la empresa el tiempo es dinero y cuanto
más rápido se ejecute la tarea mejor 5 y cualquier tiempo no utilizado
en producir es tiempo desperdiciado. El trabajador por el contrario,
debe medir su esfuerzo, evitar el agotamiento, pues éste compromete
su salud, su valor de cambio actual y futuro en el mercado de trabajo
y su tiempo de vida remanente (Nova y López.2013).
5
Fernández Steinko, analizando la modernización industrial en España señala como el tiempo se convierte
en el rey del taller. En una de las empresas que analiza se “ha introducido el factor tiempo como un criterio
directo de costes y beneficios. Contabiliza el output en términos de horas de fabricación vendidas”.
“Continuidad y ruptura en la modernización industrial en España” .CES. 1997, 317.
mecanización son las primeras reorganizaciones racionalizadoras que
modificaron las condiciones en que se realiza el esfuerzo de trabajo.
(Marx. 1975). Los estudios de tiempos-y-movimientos, aún hoy
frecuentemente empleados, ayudaron a racionalizar la contribución de
los empleados a la empresa. La intensidad del trabajo hoy no se
circunscribe a las formas de control del trabajo bajo las "cadencias
infernales " denunciadas en la década de los años setenta, aunque éstas
no han desaparecido en forma de la clásica “cadena de producción o
montaje”.
6El debate en los años ochenta giró en torno a las consecuencias laborales de las nuevas tecnologías, y
en particular respecto a sus consecuencias sobre el volumen del empleo.
disponibilidad del trabajador para facilitar la gestión previsora de la
empresa e imprevisibilidad para el trabajador para gestionar su tiempo
de vida. Además, la alta rotación en los puestos de trabajo, sobre todo
por parte de los jóvenes, más allá de un requisito de flexibilidad exigido
por los sistemas de producción, incrementa así la competitividad con
empleo muy flexible y barato. (Nova y López. 2012:300-303)
7
En concreto respecto a las lesiones musculo-esqueléticas el 98% de las quejas de los trabajadores eran
ratificadas por el médico. (Ver Organisation du travail, charge de travail, performance. ANACT. (2000)
pág.8
producción, concentrándose, además, en categorías concretas de
trabajadores siguiendo muy férreamente las líneas de la división del
trabajo o el lugar que se ocupa en el proceso de producción”. Así, “una
variación en esos sectores, y en partes identificables de los mismos
puede indicar tendencias de evolución”. Sin embargo, este indicador es
limitado pues para la mayoría de la población asalariada la probabilidad
del accidente en el trabajo no es mucho mayor que la de accidentarse
en el hogar o realizando cualquier otra actividad. Sin embargo, su salud
puede estar igualmente amenazada por otras causas. Por ello “no
pueden usarse los accidentes de trabajo como indicador de la
información inexistente sobre daños a la salud no físicos ni súbitos,
introducidos por la intensificación del trabajo a través de
reestructuraciones y modernizaciones productivas, y cuyos efectos son
menos identificables inmediatamente: estrés, neurosis, desgaste
acelerado de determinadas capacidades. (Castillo. 1994: 241).
Las formas de imponer una presión sobre los ritmos son muy variadas.
Unas son dependientes de los dispositivos técnicos: trabajo en cadena,
desplazamiento automático de un objeto, cadencia de una máquina,
límite temporal de aceptación de una señal en un proceso
automatizado o informatizado. Otras dependen de la organización del
trabajo, bien sea de la organización técnica (normas de producción,
plazos a cumplir, dependencia directa de otros compañeros o colegas,
demandas exteriores de clientes o público, etc.), de la organización
social del trabajo (control o vigilancia jerárquica), o de la incitación
económica, ligando la remuneración individual con objetivos de
rendimiento.
Bibliografía
ANACT (Agence National pour l´Ameliorement des Conditions du
Travail) (2000). Organisation du travail, charge de travail,
performance. Lyon.
Adam, B. (1999). “Cuando el tiempo es dinero. Racionalidades de
tiempo conflictivas y desafíos a la teoría y la práctica del trabajo”.
Sociología del Trabajo. nº 37, 5-39.
Evans, J., y Marianna, P. (1998). “La durée du travail dans huit pays
de l`OCDE”. Futuribles. París