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Bendita es la esposa cuyo marido ofrece por ella oraciones

como las de este libro. Bienaventurado el hombre que


siguiendo el ejemplo de Case ora por ella, porque aprende
a orar a través de un pasaje de las Escrituras para cualquier
cosa, no sólo para los asuntos relacionados a su esposa.
-DONALD S. WHITNEY
Autor de Disciplinas espirituales para la vida cristiana

Para los esposos, o los hombres que desean cumplir el


noble llamado de Dios de amar a sus esposas como Cristo
amó a la, iglesia y se entregó por ella, Agua de la palabra
no sólo proporciona un marco bíblico repleto de versículos
para enfocar la atención y catalizar el pensamiento
espiritual, también agita el alma a la oración devocional a
través de su hermosa prosa. Más que una guía, es más bien
una plataforma de lanzamiento para profundizar una
relación de amor con Dios y con la esposa. He utilizado
este libro personalmente y también como una guía
devocional para la clase de Enriquecimiento Matrimonial.
Es un libro para disfrutar y reflexionar, y después ofrecer
oraciones desde un corazón puro y una buena conciencia.
-WILLIAM R. Cutrer M.D.
Profesor de Ministerio Cristiano, SBTS
Autor de La intimidad sexual en el matrimonio

Andrew Case ha proporcionado para los esposos


cristianos una herramienta ingeniosa y gloriosa, una que
tiene el potencial de unir más a esposos y esposas, a la vez
que estas oraciones pueden animar a una relación más
íntima entre la esposa y Dios. Mediante el empleo de
temas, principios, promesas y súplicas de la Escritura
misma, Case ha creado cientos de oraciones ricas y
significativas para la esposa que cualquier esposo Cristiano
puede orar. Que poder y conocimiento encuentra uno en
estas oraciones, junto con la belleza y variedad. Aquí los
maridos son dirigidos no sólo en oraciones específicas que
se enfocan en las necesidades centrales y más importantes
que tienen las esposas como mujeres, sino también
son dirigidos a cultivar mejor el hábito de orar por sus
esposas, y así por medio de esto, ayudar al crecimiento
espiritual de la persona más cercana a ellos en toda la vida.
-BRUCE A. WARE
Profesor de Teología Cristiana
El Seminario Teológico Bautista del Sur
Autor de La mayor gloria de Dios

Una mujer virtuosa es mucho más valiosa que las piedras


preciosas, y un hombre de oración es uno de los principales
medios que Dios usa para desarrollar estas mujeres
virtuosas. El libro en sus manos es de un valor inestimable
para ayudar a los esposos a perseverar en esta labor de
amor.
-DAVID KOTTER
Director Ejecutivo Anterior
El consejo de virilidad y feminidad bíblica

Muchos creyentes se sienten paralizados cuando se trata


del tiempo de oración. ¿Cuál debe ser el contenido de
nuestras oraciones? Las oraciones para las mujeres por
Andrew Case ilustran en la práctica devocional como las
Escrituras debe ser el combustible a nuestras oraciones.
Lea, medite y ore!
-THOMAS R. SCHREINER
Profesor de interpretación del Nuevo Testamento
El Seminario Teológico Bautista del Sur
Autor de Corre para ganar el premio

Este libro de oraciones original de Andrew Case puede


ser de gran ayuda. Este volumen de oraciones ayuda a
orientar al lector para desear la voluntad de Dios para su
esposa y su vida. Andrew Case debe ser encomendado para
esta rica obra de amor que será de beneficio para muchos.
-MICHAEL A. G. Haykin
Profesor de Historia de la
Iglesia y Espiritualidad bíblica
El Seminario Teológico Bautista del Sur
Autor de El amante cristiano
para

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Andrew Case, Agua de la palabra
Redactado y traducido por Luis y Joy Hernández, Elina Malo
de Molina, Verónica Pérez, Asareel Martínez, Alberto García,
Mainor Rodriguez, Daniel y Dorothy Case, y Andrew Case.

© 2015 por Andrew Case

Para descargar la versión digital de este libro, por favor visite


www.HisMagnificence.com

ISBN 978-1516822119

El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera ©


1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado
1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American
Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

Las oraciones en este libro han sido adaptadas de la versión


Reina-Valera 1909, dominio público.

Una traducción basada en Water of the Word por


Andrew Case © 2008, 2010.
Agua de la palabra
G
Maridos, amad a vuestras mujeres,
Así como Cristo amó a la iglesia,
Y se entregó a sí mismo por ella,
Para santificarla, habiéndola purificado
En el lavamiento del agua por la palabra.
~Efesios 5:25-26
Agua de la palabra

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Agua de la palabra

Contenido
Prefacio 10
Instrucciones a la lectora: Hágalo suyo 14
Oraciones 18
Recomendaciones: 236

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Agua de la palabra

Prefacio
Imitemos a Cristo como él ora por su esposa

“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más


aún, el que también resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”
-Romanos 8:34

[Jesucristo] puede también salvar perpetuamente a los que


por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder
por ellos. -Hebreos 7:25

Jesús ora por nosotros. Él ora por su Esposa. Él da el


ejemplo glorioso del marido, que no se cansa de interceder
por ella. Es una maravilla que nos deja sin aliento, una
verdad sorprendente y maravillosa. ¿Es usted un marido
como Jesús? ¿Te gustaría ser uno?
Cada matrimonio terrenal ha sido ordenado para que
apunte a la unión perfecta en el siglo venidero; para
reflexionar, aunque sea tenuemente, la intimidad y el
éxtasis de conocer nuestro Salvador cara a cara. Y si vamos
a ser obedientes a la orden: “amad a vuestras mujeres, así
como Cristo amó a la iglesia” (Efesios 5:25), no sólo
tenemos que mostrar un amor sacrificial, sino que también
debemos seguir el precedente de Cristo en su intercesión
continua por su esposa, abogando constantemente por su
santificación (Efesios 5:26). Cuando oramos de esta
manera imitamos el hermoso ejemplo de Jesús en orar por
su amada Iglesia.
Por otro lado, no somos Dios. Hay muchas cosas que el
marido no puede hacer por su esposa que sólo Dios puede
hacer. Somos muy pequeños, muy débiles. No podemos al

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Agua de la palabra

final librar a ella del mal, ser su alegría eterna, o cambiar


su lamento en baile. Pero Dios puede. Por lo tanto, orar por
ella no es opcional. Ella necesita a Dios más de lo que nos
necesita. A menudo descuidamos este deber de la oración
debido a la pereza o la falta de memoria. Muchos de
nosotros somos propensos a la necedad, el descuido y la
falta de disciplina en la oración. Lamentablemente, en las
palabras de Alexander Whyte, numerosos maridos están
soñolientos y perezosos y estúpidos cuando se trata de la
oración, incluso la oración por la mujer más cercana a su
corazón.
Que el Señor nos enseñe, nos humille, y nos sostenga
en esta responsabilidad. Que Él nos libre de robar a
nosotros mismos y a nuestras esposas una alegría y un
privilegio llena de espléndida recompensa. ¿De qué sirve
hacer todo por su esposa menos lo mejor? Traer todo tipo
de bienes terrenales delante de ella para su sustento y el
honor es loable, pero es en vano si no la traes a Dios. ¿Será
suficiente levantarla por las palabras de bondad y elogio si
usted no puede levantarla ante su Creador con súplicas y
acciones de gracias? ¿Cómo puede alabarla por su belleza
cuando se omite exaltar su bendito Padre para tal obra sin
igual? Usted no es suficiente para ella. Su fuerza no es
suficientemente fuerte para ella. Usted es incapaz de
cambiar su corazón.
Rogad, pues.
Ora con todo celo y todo el conocimiento por ella.
Muestre Cristo a ella y al mundo caído de esta manera.
Y cuando ore, use la palabra de Dios. ¡Cuán gran tesoro
nos es provisto en la Biblia! Aférrese a la sabiduría de
petición y exaltación en ella, y aprenda a ser conducto de

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Agua de la palabra

su intercesión perfecta, encomendando a su esposa a su


Creador, el soberano supremo de todo el mundo.
Después de diez años de oraciones débiles y distraídas
George Mueller por fin aprendió lo valioso que es orar
citando las Escrituras. Lo que sigue es su descripción de
este descubrimiento maravilloso:

La diferencia entre lo que hacía anteriormente y lo que hago


ahora es la siguiente: Antes, cuando me levantaba,
comenzaba a orar lo más pronto posible.... Pero ¿Cuál era el
resultado? A menudo utilizaba un cuarto de hora, o media
hora, o hasta una hora de rodillas antes de ser consciente de
recibir consuelo, ánimo, humillación de mi alma, etc., y, a
menudo, después de haber sufrido mucho porque mi mente
volaba de un sitio a otro durante los diez primeros minutos o
un cuarto de hora, o incluso media hora, antes de comenzar a
orar de verdad. Ahora rara vez me pasa esto.
Anteriormente, mi costumbre había sido, al menos
durante los diez años previos, entregarme a la oración como
algo habitual después de vestirme por las mañanas. Ahora…la
primera cosa que hacía, después de pedir la bendición del
Señor sobre su palabra preciosa, era empezar a meditar sobre
la palabra de Dios, buscando en cada verso para obtener una
bendición en ello.... El resultado que he encontrado casi
invariablemente es este: que después de pocos minutos mi
alma ha sido dirigida a confesión, o acción de gracias, o
intercesión, o súplica; hasta que, a pesar de que no me
dedicaba a orar, sino a meditar, todo se convirtió casi
inmediatamente más o menos a oración. Cuando así he por
un tiempo confesado, o intercedido, o suplicado, o dado
gracias, procedo al próximo versículo o frase, convirtiendo
todo, mientras sigo adelante, en oración para mí mismo u
otros, en la manera que la Palabra me conduzca. 1

1George Mueller, A Narrative of Some of the Lord's Dealing with George

Mueller, Written by Himself, Jehovah Magnified. Addresses by George Mueller


Complete and Unabridged, 2 vols. (Muskegon, Mich.: Dust and Ashes Publica-
tions, 2003), 1:272-273.

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Agua de la palabra

El propósito de este libro es que sea una ayuda y guía para


esa manera de orar. Consiste de poco más que la palabra de
Dios convertida en la oración. Y más específicamente es un
medio hacia una parte de la oración, la oración para la
esposa que Dios le ha dado. Sería bueno para nosotros
prestar atención al consejo de Thomas Manton: “Implora
por la promesa de Dios en la oración, muéstrale su
escritura; Dios escuchará su propia palabra.”

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Agua de la palabra

Instrucciones al lector
Hágalo suyo
Jesucristo es definitivamente el cimiento de cada
oración al Padre. Pero el lector notará que esta verdad
preciosa no es mencionada específicamente en cada una de
estas oraciones, simplemente porque tienen el propósito de
ser la plataforma que nos lanza a otras oraciones más
específicas y personales. Le animo a usarlas como un
medio de centralizar su mente en la Biblia, a fin de que lo
que sigue en sus súplicas personales sea endulzado y
guiado por la palabra y el Espíritu de Dios.
Por lo tanto, muchas veces lo he dejado a usted, el
lector, estar consciente de que oramos exclusivamente en
el nombre de Cristo. En efecto, como Él mismo ha dicho:
“nadie viene al Padre, sino por mí” (Juán 14:6). Así
debemos venir al Padre en oración siempre por Cristo y
solamente por Cristo. Únicamente porque Él es nuestro
sumo sacerdote podemos acercarnos “confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro” (Heb 4:16). Y debemos
dar “siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efes 5:20).
El propósito de estas oraciones no es de ser leídas nada
más a solas. Para el hombre casado le encomiendo usar
estas oraciones con su esposa a menudo, orando de
corazón, usando su nombre. Esta debe ser la regla y no la
excepción, para que ella recuerde con regularidad que su
esposo la ama y la respeta, y para que la palabra de Dios
abunde con poder santificador. Por esta razón una
exhortación o ánimo para ella está incluida en muchas de

14
Agua de la palabra

las oraciones, empezando en general con “Oh amada....”


Use esto como una oportunidad para levantar su espíritu,
fortalecer su alma, alumbrar su mente, alegrar su corazón,
poner una roca de confianza de bajo de sus pies, corregir
con ternura y humildad, y más que nada, dirigirla a Dios
como su gozo que todo satisface.
Así como en toda oración, éstas oraciones deben ser
dadas con un espíritu de humildad, considerándola a ella
como mejor y superior que a usted mismo (Fil 2:3). Sea
consciente de su condición, que es un hombre pecaminoso
con la necesidad de ser renovado continuamente y
conformado a la imagen de Cristo (Rom 8:29). Por lo
tanto, ore fervientemente, como alguien que reconoce que
es débil. Ore con toda valentía, como alguien que reconoce
que no reside en ella habilidad o confianza. Ore
dulcemente, como alguien que ha reconocido que su vida
todavía está manchada con el fruto amargo de la maldad. Y
ore sabiendo que la verdad es que usted necesita tanta
intercesión al igual que ella. “Miraré a aquel que es pobre y
humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Isa 66:2).
El apóstol Pedro nos advierte que es posible vivir con
nuestras mujeres de tal manera que nuestras oraciones se
vuelven inútiles. Dios no escucha al marido arrogante que
deshonra a su esposa. “Maridos,… vivid con ellas
sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más
frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para
que vuestras oraciones no tengan estorbo” (I Pedro 3:7).
El marido impenitente y orgulloso utilizará este libro en
vano. Porque “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes” (Santiago 4:6).

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Agua de la palabra

Finalmente, yo le exhorto con solemnidad ante el Dios


y Padre de nuestro Señor Jesucristo de nunca ser
negligente al gozo y privilegio de interceder por su esposa.
“El que haya esposa halla el bien y alcanza la benevolencia
de Jehová” (Prov 18:22). Y “de Jehová proviene la mujer
prudente” (Prov 19:14). Dios ha mostrado favor mara-
villoso para con usted, por lo tanto orar por ella con todas
sus fuerzas mientras viva. Muestre a Cristo a ella y al
mundo caído de esta manera. En cualquier cosa que haga
por ella, no falle ni olvide hacer lo mejor de todo. Ella es un
regalo demasiado maravilloso para que sea solamente su
responsabilidad; es esencial que Él que es Gracia Soberana
la guarde, guíe, y gobierne su corazón y vida.

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Agua de la palabra

Anímese, querido lector cristiano, con seriedad fresca para


darse a la oración, si sólo se puede estar seguro de que te pide
cosas que son para la gloria de Dios.
~ George Mueller

La oración, en su mejor momento, es la más noble, la más


sublime, el más magnífico y estupendo acto que cualquier
criatura de Dios puede llevar a cabo en la tierra o en el cielo. La
oración es una vida demasiado principesca para la mayoría de
los hombres. Es alta, y son bajos, y no pueden alcanzarlo.
~ Alexander Whyte

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Agua de la palabra

O
h Guardián de tus escogidos:
Mejor es confiar en ti que confiar en el hombre.
Mejor es confiar en ti que confiar en príncipes. Por
lo tanto, haz que mi esposa confíe solo en ti. Sé tú su
fortaleza y su cántico, su gran salvación.
Déjala tomar la copa de la salvación e invocar tu
Nombre. Ábrele las puertas de la justicia, para que ella
entre y te alabe. Alza sus ojos a los montes para que vea de
dónde viene su socorro. Porque su socorro viene de ti, que
hiciste los cielos y la tierra. No des su pie al resbaladero;
guárdala y no adormezcas. Por favor, guárdala y no te
adormezcas ni duermas. Guárdala de todo mal; guarda su
alma. Guarda su salida y su entrada desde ahora y para
siempre.
Mi amada, ¿sabes quién te guarda? Jehová es tu
guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol
no te fatigará de día, ni la luna de noche.
Señor, guarda a mi esposa. Esperamos ansiosamente tu
venida. Apresura el día maravilloso de tu regreso, la cena
de las bodas del Cordero. Amén (Salmos 118, 116, 121).

18
Agua de la palabra

P
recioso Proveedor:
Maravillosos son tus testimonios; por tanto los ha
guardado mi alma. Que mi esposa los guarde
también. La exposición de tus palabras alumbra; hace
entender a los simples. Que ella abra su boca y suspire,
porque desea tus mandamientos. Mírala, y ten
misericordia de ella, como acostumbras con los que aman
tú Nombre.
Ordena sus pasos con tu palabra, y que ninguna
iniquidad se enseñoree de ella. Líbrala de la violencia de
los hombres, y guardará tus mandamientos. Haz que tu
rostro resplandezca sobre ella, tu sierva; y enséñala tus
estatutos. Que de sus ojos desciendan ríos de agua, porque
la gente no guarda tu ley (Salmos 119).

Un hombre no puede vivir a menos que tome aliento,


ni puede el alma, a menos que exhala sus deseos a Dios.
~ Thomas Watson

19
Agua de la palabra

O
h Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y
temible, que guardas el pacto y la misericordia a
los que te aman y guardan tus mandamientos: esté
ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración
de tu siervo, que hago delante de ti día y noche, por mi
esposa. Dale paciencia continua y tolerancia para vivir
conmigo, un esposo malvado. Porque he cometido pecados
contra ti. En extremo me he corrompido contra ti, porque
no he cumplido mi responsabilidad de guiar nuestro hogar
en justicia y temor tuyo; no he guardado los
mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu
siervo.
Dale valor y sabiduría a mi esposa para reprenderme y
exhortarme cuando sea yo infiel a tu palabra, cuando
descuide la oración, cuando falle en redimir el tiempo,
cuando hable sin cuidado, cuando ande insensatamente,
cuando olvide esperar en ti, cuando busque grandes cosas
para mí mismo, cuando me vuelva afanoso por el día de
mañana. No dejes que cese de orar por mi cuando me
sienta perseguido por el temor del hombre, las
preocupaciones del mundo, o el amor al dinero. Nunca la
dejes perder la confianza en que, a pesar de mis muchas
iniquidades y defectos, soy tu siervo, el cual redimiste con
tu gran poder, y con tu mano poderosa.
Te ruego, oh Jehová, esté atento tu oído a la oración de
tu siervo, y a la oración de mi esposa, quien desea
reverenciar tu Nombre; concede ahora buen éxito a ella, y
dale gracia (Nehemías 1).

20
Agua de la palabra

M
aestro Misericordioso:
Mira su aflicción, y líbrala; que de tu ley no se
olvide. Defiende su causa, y redímela; dale vida
conforme a tu palabra! Lejos está de los impíos la
salvación, porque no buscan tus estatutos. Muchas son tus
misericordias, oh Jehová; vivifícala conforme a tus juicios.
Muchos son sus perseguidores y sus enemigos, más de
tus testimonios no la dejes que se aparte. Que ella vea a los
prevaricadores, y se disguste, porque no guardan tus
palabras. Mira, oh Jehová, considera como ella ama tus
mandamientos; vivifícala conforme a tu misericordia. La
suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu
justicia (Salmos 119).

Comenzar el día con la oración no es más que una formalidad, a


menos que se continúa en oración, para que el resto del día
oremos con acción lo que hemos comenzado con palabras. Se ha
dicho que mientras que la oración es el mejor comienzo del día
no debe ser como la portada hermosa de un libro inútil.
~ P. T. Forsyth

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Agua de la palabra

S
oberano Protector:
Permite que mi querida esposa se levante y te
bendiga a ti, nuestro Dios, eternamente. Bendito sea
tu Nombre glorioso, que es exaltado sobre toda bendición y
alabanza. Tú solo eres Jehová. Tú hiciste a ella. Tú hiciste
los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la
tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay
en ellos; y tú vivificas las cosas, y los ejércitos de los cielos
te adoran.
Gracias por proteger a mi esposa, por guardarla como
tu escogida, por dirigir sus pasos en el camino estrecho.
¡Por favor, continúa protegiendo su vida! Porque tú eres el
Señor, el Dios que la escogiste y la sacaste de la oscuridad e
hiciste fiel su corazón delante de ti. Te agradezco que hayas
cumplido tu palabra, las promesas que son suyas en Cristo
Jesús, porque eres justo. Te alabo porque tú eres un Dios
que perdona, clemente y piadoso, tardo para la ira, y
grande en misericordia, porque no la has abandonado. Aun
cuando se desvíe y su corazón se vuelva engrosado, tú con
todo, por tus muchas misericordias no la abandones. Por lo
tanto, sigue haciendo un nombre para ti mismo por medio
de ella, y envía tu buen Espíritu para enseñarle. Amén
(Nehemías 9).

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Agua de la palabra

T
ú, gran Señor:
Quien hiciste y gobiernas el mundo, pon tu Espíritu
en mi esposa con perfecto poder, para que lleve
frutos en su vida. Que sea una mujer de amor, gozosa y
pacífica; una esposa tolerante, benigna y bondadosa. Haz
que su alma y sus acciones abunden con fe, mansedumbre
y templanza; porque contra tales cosas no hay ley. Por
Cristo Jesús crucifica su carne con sus pasiones y deseos.
Que ella no se canse de hacer el bien, porque a su
tiempo segará, si no desmaya. Y que lejos esté de gloriarse,
sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el
mundo es crucificado a ella, y ella al mundo (Gálatas 5 &
6).

La oración que parecía ser natural para mí, como la


respiración, por lo que las quemaduras internas de mi corazón
tenían ventilación. ~ Jonathan Edwards

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Agua de la palabra

G
ran Dios:
Te suplico que mi esposa sea una mujer inclinada
a partir su pan con el hambriento y a los pobres
errantes albergar en casa, para que nazca su luz como el
alba y sus sombras se convierten en luz de mediodía.
Jehová, pastoréala siempre, y en las sequías sacia su alma,
y dale vigor a sus huesos, para que sea como huerto de
riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca
faltan.
Que sea radiante y su corazón se alegre en decir: “En
gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en
mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me
rodeó de manto de justicia.” Hazla considerar los vestidos
de la salvación como ropa invaluable, valorados por ella
como más preciosos y dignos de cuidado que los adornos
de una reina. Que sus vestidos de justicia sean siempre
prevalecientes, eclipsando vestimentas mundanas. Amén
(Isaías 58 & 61).

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Agua de la palabra

J
usto eres tú, oh Jehová,
Y rectos tus juicios:
Tú has establecido tus testimonios en justicia y en la
fidelidad. Que el celo de mi esposa la consuma, cuando sus
enemigos se olviden de tus palabras. Sumamente pura es
tu palabra; que ella la ame. Aun cuando pequeña y
desechada sea, no la dejes olvidarse de tus mandamientos.
Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad. Cuando
aflicción y angustia se apoderen de ella, tus mandamientos
sean su delicia. Justicia eterna son tus testimonios; dale
entendimiento, y vivirá.
Clamo con todo mi corazón por ella; ¡respóndeme, oh
Jehová! Hazla guardar tus estatutos. A ti clamo; sálvala, y
ella guardará tus testimonios. Me anticipo al alba, y clamo;
que ella espere en tu palabra. Que se anticipen sus ojos a
las vigilias de la noche, para que ella medite en tus
mandatos. Oye mi voz conforme a tu misericordia, oh
Jehová, vivifícala conforme a tu juicio. Cuando se acerquen
a la maldad los que la persiguen, los que se alejan de tu ley,
líbrala, porque cercano estás tú, oh Jehová, y todos tus
mandamientos son verdad. Hace ya mucho que he
entendido de tus testimonios, que para siempre los has
establecido (Salmos 119).

Lo que hace un corazón recto y lo que hace la oración


agradable a Dios es una conciencia sentida de nuestra
tremenda necesidad de misericordia. ~ John Piper

25
Agua de la palabra

M
i Señor de Gracia:
Te ruego que mi esposa se ocupe en su
salvación con temor y temblor, sabiendo que tú
eres el que en ella produce así el querer como el hacer, por
tu buena voluntad.
Que ella se regocije en ti siempre, y que su gentileza sea
conocida de todos los hombres. Por favor no dejes que por
nada esté afanosa, sino sean conocidas sus peticiones
delante de ti en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Para que tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, guarde
su corazón y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, Padre, hazla pensar en todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay
virtud alguna, si algo digno de alabanza, que en esto
piense. Por tu Hijo y para tu gloria te pido estas cosas.
Amén (Filipenses 2 & 4).

Las parejas que no oran están tan mal como las que dejan de
dormir juntos. Al igual que hacer el amor, la oración requiere,
en cierto sentido, quitarse la ropa, quitar los zapatos para tocar
tierra santa. ~ Mike Mason

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Agua de la palabra

P
adre Celestial:
Yo a ti oro, al tiempo de tu buena voluntad, tu oh
Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la
verdad de tu salvación, escúchame. Saca a mi esposa del
lodo del pecado, líbrala de lo profundo de las aguas de la
vanidad. No la anegues en las corrientes de las aguas, ni la
trague el abismo, ni el pozo de desesperación cierre sobre
ella su boca. Respóndeme, oh Jehová, porque benigna es tu
misericordia; mírala conforme a la multitud de tus
piedades. Acércate a su alma, redímela; líbrala a causa de
su fragilidad.
Cuando este afligida y miserable, ¡tú salvación, oh Dios,
la ponga en alto! Entonces alabará tu Nombre con cántico,
y te exaltará con alabanza. ¡Que te busque, se goce y se
alegre en ti!
Oh amada, porque amamos su salvación, digamos
juntos siempre: ¡Engrandecido sea Dios! ¡Apresúrate a
nosotros, oh Dios! Tu eres nuestra ayuda y nuestro
libertador; oh Jehová, ¡no tardes! Sálvanos por tu
maravilloso Nombre (Salmos 69 & 70).

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Agua de la palabra

B
endito Dios:
Aunque príncipes la persigan sin causa, que el
corazón de mi esposa tenga temor de tus palabras.
Que ella, por el poder de tu Espíritu, se regocije en tu
palabra como la que haya muchos despojos. Haz que la
mentira aborrezca y abomine; pero que tu ley ame. Haz
que siete veces al día te alabe a causa de tus justos juicios.
Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos
tropiezo. Que en tu salvación espere, oh Jehová, y tus
mandamientos, ponga por obra. Haz que su alma guarde
tus testimonios, y los ame en gran manera. Ayúdala a
guardar tus mandamientos y tus testimonios, porque todos
sus caminos están delante de ti.
Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; ¡dale
entendimiento conforme a tu palabra! Llegue mi oración
delante de ti; líbrala conforme a tu dicho. Que sus labios
rebosen alabanza cuando la enseñes tus estatutos. Que
hable su lengua tus dichos, porque todos tus
mandamientos son justicia. Esté tu mano pronta para
socorrerla, porque tus mandamientos ha escogido. Crea en
ella un deseo por tu salvación, oh Jehová, y que tu ley sea
su delicia. Viva su alma y te alabe, y tus juicios la ayuden.
Cuando ella ande errante como oveja extraviada, busca a tu
sierva, porque no se ha olvidado de tus mandamientos.
Amén (Salmos 119).

28
Agua de la palabra

A menudo siente que sus oraciones apenas alcanzan el techo.


Pero, oh, entra en este espíritu humilde al considerar cuán
bueno es el Señor, y cuán mal todo lo que eres, y entonces la
oración se levantará alas de la fe al cielo. El suspiro, el gemido
de un corazón quebrantado, de pronto pasarán por el techo
hasta el cielo, sí, hasta el seno mismo de Dios. ~ Charles Simeon

Aún escéptico Dan oró, su escepticismo cayendo de él como una


prenda desechada en este valle de la sombra, que tamiza
corazones y almas, hasta que todos, adulto o los niños, nos
damos cuenta de nuestra debilidad, y, al ver que nuestra fuerza
es débil como una caña sacudida por el viento, nos regresamos
de nuevo humildemente al Dios, el cual hemos soñado en vano
que podríamos prescindir. ~ L.M. Montgomery

29
Agua de la palabra

S
eñor Jesús:
Es por tu muerte y sacrificio voluntario que vengo al
Padre quien me ha amado con un amor eterno por
ninguna otra razón sino por su propio propósito y para su
gloria. Te pido Señor y Soberano ¡que mi esposa sea
perfecta en tu camino! Que ande en la ley de Jehová. Hazle
guardar tus testimonios, y buscarte con todo el corazón;
que no haga iniquidad sino que ande en tus caminos.
Que tus mandamientos sean muy guardados por ella,
por amor a tu gran Nombre. ¡Deseo que sean ordenados
sus caminos para guardar tus estatutos! Que sus ojos estén
fijos en todos tus mandamientos. Por favor, que ella te
alabe con rectitud de corazón cuando aprenda tus justos
juicios. Y haz que tus estatutos guarde; ¡no la dejes
enteramente!
Mantén limpio su camino por medio de guardar tu
palabra. Te pido que ella se convierta en una mujer que con
todo su corazón te busque, clamando: “No me dejes
desviarme de tus mandamientos.” Que en su corazón ella
guarde tus dichos, para no pecar contra ti. Bendito tú, oh
Jehová, ¡enséñala tus estatutos!
Que sus labios no sean dedicados sólo para mí, sino
más para contar todos los juicios de tu boca. Y con todas
mis fuerzas te ruego que ella se goce en el camino de tus
testimonios más que de toda riqueza, más que cuando está
con todos sus amigos, más que en cualquier lujuria o placer
mundano. Estimula su mente a meditar en tus
mandamientos, y que considere tus caminos. Deseo para
ella que nada más se regocije en tus estatutos, y que no se
olvide de tus palabras (Salmos 119).

30
Agua de la palabra

No somos tan tontos como para pensar que podemos aprender


un oficio sin el uso diligente de ayuda. ¿Pensamos que podemos
llegar a ser espiritualmente más hábil y sabio en la
comprensión de este misterio sin hacer ningún esfuerzo real
para utilizar la ayuda que Dios nos ha dado? El más importante
de ellos es la oración ferviente. Ore con Pablo que “los ojos de
vuestro entendimiento sean iluminados para contemplar” la
gloria de Dios en Cristo. Oremos para que el “Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría
y de revelación en el conocimiento de ella.” Llenen sus mentes
con pensamientos espirituales de Cristo. Almas perezosas no
reciben la vista más pequeña de esta gloria. El “león en el
camino” les disuade de hacer el más mínimo esfuerzo.
~ John Owen

31
Agua de la palabra

A
mante Incomparable:
Sólo por la cruz elevo estas oraciones a ti. Por
amor a mi esposa, no dejes que sea una mujer cuyo
atavío sea solamente el externo; de peinados ostentosos, de
adornos de oro o de vestidos lujosos, sino que su adorno
sea el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de
un espíritu afable y apacible, que es de grande estima
delante ti.
Haznos de un mismo sentir, compasivos, amándonos
fraternalmente, misericordiosos, y humildes. Mas el fin de
todas las cosas se acerca. Déjala ser, pues, sobria y que vele
en oración. Y ante todo, que tenga a otros en ferviente
amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
Señor, que según el don que mi esposa ha recibido, lo
administre a los otros, como buena administradora de tu
multiforme gracia. Si habla, que hable conforme a tus
palabras, oh Dios; si ministra, que ministre conforme a tu
poder que tú le has dado, con el fin de que en todo sea
glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenece la
gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén (I
Pedro 3 & 4).

32
Agua de la palabra

D
ios de mi destino:
Hazle bien a mi esposa, tu sierva; que viva, y
guarde tu palabra. Te pido con reverencia
importuna que abras sus ojos, para que ella pueda mirar
las maravillas de tu ley. Oh, Dios que sus ojos brillen con
deleite puro y profundo cuando tu verdad los alumbre con
tu gracia. Forastera es ella en la tierra; ¡no encubras de ella
tus mandamientos!
Quebranta su alma de deseo por tus juicios en todo
tiempo, porque reprendes a los soberbios, malditos los que
se desvían de tus mandamientos. Aparta de ella el oprobio
y el menosprecio, porque tus testimonios ha guardado.
Cuando príncipes se sienten y hablen contra ella, tu sierva
medite en tus estatutos. Que esté en sus labios: “Tus
testimonios son mi delicia, y son mis consejeros.”
Cuando abatida hasta el polvo esté su alma, por favor,
¡vivifícala según tu palabra! Cuando tus caminos no
encuentre; ¡respóndele, enséñala tus estatutos! Hazle
entender el camino de tus mandamientos, para que medite
en tus maravillas.
Cuando se deshaga su alma de ansiedad (porque ella
será experimentada en quebranto si ella es tuyo)
¡susténtala según tu palabra! Aparta de ella el camino de la
mentira, y en tu misericordia ¡enséñala tu ley! Que ella
escoja el camino de la verdad, y ponga tus juicios delante
de ella. Se ha apegado a tus testimonios; oh Jehová, ¡que
ella no sea avergonzada! Ensancha su corazón para que por
el camino de tus mandamientos corra (Salmos 119).

33
Agua de la palabra

D
ios Todopoderoso:
Enséñala a mi esposa el camino de tus estatutos,
para que los guarde hasta el fin. Dale
entendimiento para que guarde tu ley y la cumpla de todo
corazón. Guíalo por la senda de tus mandamientos. Oh
Padre, ¡haz que ella se deleite en tu camino!
Inclina su corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.
Aparta sus ojos, que no vean la vanidad; avívale en tu
camino. Confírmale tu palabra a tu sierva, para que te
tema; que te tema con todo su corazón. Quita de ella el
oprobio que ha temido, porque buenos son tus juicios.
Hazle anhelar tus mandamientos; ¡vivifícala en tu justicia!
Venga a ella tu misericordia, oh Jehová; tu salvación,
conforme a tu dicho. Entonces dará por respuesta a su
avergonzador, que en tu palabra ha confiado. Soberano
Señor, ¡que mi esposa confíe en la Biblia con todas sus
fuerzas! No quites de su boca en ningún tiempo la palabra
de verdad, porque en tus juicios espera. Que guarde tu ley
siempre, para siempre y eternamente. Que ande en
libertad, porque ha buscado tus mandamientos.
Hazle hablar de tus testimonios delante de los reyes, y
no se avergüence; porque ella encuentra regocijo en tus
mandamientos, los cuales ha amado. Que alce sus manos
hacia tus mandamientos, y que medite en tus estatutos.
Amén, ven Señor Jesús (Salmos 119).

34
Agua de la palabra

P
adre de Sabiduría:
Ayúdame a nunca cesar de orar por mi esposa, y de
pedir que sea llena del conocimiento de tu
voluntad, en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para
que ande como es digno de ti, agradándote en todo,
llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el
conocimiento tuyo. Que esté fortalecida con todo poder,
conforme a la potencia de tu gloria, para toda paciencia y
tolerancia con gozo, dándote gracias, quien la hiciste apta
para participar de la herencia de los santos en luz.
¿Recuerdas, mi amada, quien te libró de la potestad de
las tinieblas, y te trasladó al reino de su amado Hijo, en
quien tienes redención por su sangre, el perdón de
pecados? ¡Sí, alábale conmigo por su maravillosa gracia!
Oh Señor Dios, hazle permanecer fundamentado y
firme en la fe, y sin moverse de la esperanza del evangelio
que ha oído, el cual es predicado en toda la creación que
está debajo del cielo. ¡Guárdala! ¡Guárdala! Guárdala en el
amor de Cristo. Amén (Colosenses 1).

Con qué facilidad nos convencemos de que estamos orando al


Señor, cuando en realidad estamos encerrados en nuestros
propios pensamientos. Tenemos que preguntarnos: Si estoy feliz
¿me regocijo en Dios, o me regocijo en mi propia satisfacción?
Si estoy preocupado o asustado, ¿le estoy pidiendo ayuda
verdaderamente y humildemente, o esta ocupada mi mente
tratando de averiguar algún plan (aunque pueda parecer
espiritual) para sacarme de los problemas? ~ Mike Mason

35
Agua de la palabra

D
ador de todo:
Acuérdate de la palabra dada a tu sierva, en la
cual la has hecho esperar. Que ella sea consuelo
de mi esposa en su aflicción, porque tu dicho la ha
vivificado. Los soberbios pueden burlarse mucho de ella,
mas no la dejes apartarse de tu ley. Cuando se acuerde, oh
Jehová, de tus juicios antiguos, que se consuele. Que
horror no se apodere de ella a causa de los inicuos que
dejan tu ley. Y te pido que cánticos sean para ella tus
estatutos en la casa en donde es extranjera. Hazle
acordarse por las noches de tu Nombre, oh Señor, y que
guarde tu ley. Que ella tenga esta bendición: guardar tus
mandamientos.
Cuando se arrodille para orar, que diga: “Mi porción es
Jehová; guardaré tus palabras.” Tu presencia suplico de
todo corazón; ten misericordia de ella según tu palabra.
Cuando ella considere sus caminos, deja volver sus pies a
tus testimonios. Que se apresure y no retarde en guardar
tus mandamientos. Aunque compañía de impíos la hayan
rodeado, no permitas que se olvide de tu ley. También te
pido con esperanza que a medianoche se levante para
alabarte por tus justos juicios. Hazle amiga de todos los
que te temen y guardan tus mandamientos. De tu
misericordia, oh Jehová, está llena la tierra; enséñala tus
estatutos (Salmos 119).

Cualquier persona que tenga poder en la oración debe ser


implacable en el trato con sus propios pecados. ~ R.A. Torrey

36
Agua de la palabra

O
h Dios:
Bienaventurado la mujer que te teme y en tus
mandamientos se deleita en gran manera. Por
favor, Señor, te pido que sigas moldeando a mi esposa para
que sea ese tipo de mujer.
Haz que resplandezca en las tinieblas luz para ella; eres
clemente, misericordioso y justo. Que ella tenga
misericordia y sepa dar; que gobierne sus asuntos con
juicio. No dejes que resbale jamás; acuérdate de ella
eternamente.
Que no tenga temor de malas noticias; y haz que su
corazón esté firme, confiado en ti. Dale un corazón seguro,
para que desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
ella alabe tu Nombre.
Oh amada, ¡confía en el Señor! Él es tu ayuda y tu
escudo. Oh querida esposa, ¡confía en el Señor! Él es tu
ayuda y tu escudo. Tú quien temes a Jehová, ¡confía en él!
Él es tu ayuda y tu escudo. Que seas bendecida por el
Señor, que hizo los cielos y la tierra. Nosotros te
bendeciremos, oh Jehová, desde ahora y para siempre.
¡Alabado sea el Señor! (Salmos 112, 113, 115).

i
Cuánto las oraciones de mi padre en ese momento me
impresionaron nunca puedo explicar, ni podía entender
cualquier desconocido. Cuando, en las rodillas y todos nosotros
de rodillas a su alrededor en la adoración de la familia,
derramó toda su alma con lágrimas por la conversión del
mundo pagano al servicio de Jesús, y para cada necesidad
personal y doméstico, todos nos sentíamos como si estuviésemos
en la presencia del Salvador vivo, y aprendimos a conocer y
amar a él como nuestro amigo divino. ~John G. Paton

37
Agua de la palabra

O
h Gran Sustentador y Dueño de todas las cosas:
Por favor, trata con mi esposa, tu sierva, conforme
a tu palabra. Enséñala buen sentido y sabiduría,
porque tus mandamientos ha creído. Antes que fuera ella
humillada, descarriada andaba; ayúdala ahora a guardar tu
palabra. Bueno eres tú, y bienhechor; enséñala tus
estatutos. Aunque los soberbios forjen mentira contra ella,
ayúdala a guardar de todo corazón tus mandamientos. Se
engrosó el corazón de ellos como sebo, mas ella en tu ley se
ha regocijado.
Bueno le es haber sido humillada, para que aprenda tus
estatutos. Que la ley de tu boca sea mejor para ella que
millares de oro y plata. Tus manos la hicieron; hazle
entender, y aprenderá tus mandamientos. Los que te
temen, la verán, y se alegrarán, porque en tu palabra ha
esperado. ¡Oh, que sea verdadero tan noble pensamiento
en ella! Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y
que conforme a tu fidelidad le afligiste. Sea ahora tu
misericordia para consolarle, conforme a lo que has dicho a
tu sierva.
Vengan a ella tus misericordias, para que viva, porque
tu ley es su delicia. Sean avergonzados los soberbios,
porque sin causa le han calumniado; pero ella, que medite
en tus mandamientos. Vuélvanse a ella los que te temen
para que conozcan tus testimonios. Sea su corazón íntegro
en tus estatutos, ¡para que no sea ella avergonzada! Amén
(Salmos 119).

i
38
Agua de la palabra

O
h Padre Eterno, luz eterna de las luces:
Haz que desfallezca el alma de mi esposa por tu
salvación, y que espere en tu palabra. Sé la causa
de que desfallezcan sus ojos por tu palabra, que diga:
“¿Cuándo me consolarás?” Déjale buscar el consuelo más
profundo en tu amor y tu firme fidelidad. Cuando se vuelva
como el odre al humo, no dejes que se olvide de tus
estatutos. ¿Cuántos son los días de tu sierva? ¿Cuándo
harás juicio contra los que le persiguen? Los soberbios le
han cavado hoyos; mas no proceden según tu ley. Todos
tus mandamientos son verdad; sin causa le persiguen;
¡ayúdala! Cuando casi le hayan echado por tierra, no
permitas que deje tus mandamientos. Vivifícala conforme a
tu misericordia, para que guarde los testimonios de tu
boca.
Porque para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra
en los cielos. De generación en generación es tu fidelidad;
tú afirmaste la tierra, y subsiste. Por tu ordenación
subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te
sirven. Si tu ley no hubiese sido la delicia de mi esposa, ya
en su aflicción hubiera perecido. Que nunca jamás se
olvide de tus mandamientos, porque con ellos la has
vivificado. Tuya es ella, sálvale, porque ha buscado tus
mandamientos. Cuando los impíos le aguarden para
destruirle; que ella considere tus testimonios. A toda
perfección he visto fin; pero tu mandamiento es en
sobremanera amplio. Dale vida en tus caminos. Amén.
¡Ven, Señor Jesús! (Salmos 119).

i
39
Agua de la palabra

Es muy evidente en la palabra de Dios que Dios suele a menudo


probar la fe y la paciencia de su pueblo, cuando claman a él por
una gran e importante misericordia. Y lo hace mediante la
retención de la misericordia que buscan por una temporada. Y
al principio causa un aumento de las apariencias oscuras. Y sin
embargo, sin falta, por fin ayuda a los que siguen en la oración
con toda perseverancia, que no dejan que él se vaya hasta que él
bendice. ~Jonathan Edwards

¡Qué cosa tan bendita es la unión de dos creyentes, de una


esperanza, una disciplina, siervos del mismo Maestro! . . .
Juntos ofrecen sus oraciones, juntos yacen en el polvo, y
mantienen sus ayunos, enseñando el uno al otro, exhortando
uno al otro. Están juntos en la iglesia de Dios, juntos en el
banquete de Dios, juntos en las dificultades, persecuciones,
consolaciones. Libremente los enfermos son visitados e
indigentes apoyados. Hay limosnas sin problema, sacrificios sin
escrúpulos, diligencia diaria sin obstáculos. Cristo lo ve y se
regocija. ~Tertuliano

40
Agua de la palabra

I
nmutable Dios:
Que mi esposa nunca olvide ninguno de tus beneficios.
Ayúdame a recordarle sin cesar de aquel que perdona
todas sus iniquidades, del que sana todas sus dolencias; del
que rescata del hoyo su vida, del que le corona de favores y
misericordias; del que sacia de bien su boca de modo que le
rejuvenece como el águila.
Por favor hazle justicia y derecho cuando padezca
violencia. Muéstrale tus caminos y tus obras a tu preciosa
hija.
Oh amada, ¡escucha otra vez de nuestro maravilloso
Dios! Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la
ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre,
ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho contigo
conforme a tus iniquidades, ni te ha pagado conforme a tus
pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de ti
tus rebeliones.
Oh Señor, como el padre se compadece de los hijos, así
por favor compadécete de mi esposa. Porque tú conoces su
condición; te acuerdas que ella es polvo.
¡Ven pronto, Señor Jesús! Amén, te anhelamos y
esperamos (Salmos 103).

i
No hay nada en lo que tenemos que tomar tantas clases como en
la oración. No hay nada de la que somos tan completamente
ignorantes cuando nos empezamos, no hay nada en la que
estamos tan indefensos. ~Alexander Whyte

41
Agua de la palabra

S
oberano Creador y Sustentador:
¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Que todo el día sea ella la
meditación de mi esposa. Le has hecho más sabia
que sus enemigos con tus mandamientos, porque siempre
están con ella. Dale más entendimiento que todos sus
enseñadores, porque tus testimonios son su meditación.
Que entienda más que los viejos, porque ha guardado tus
mandamientos. Ayúdala a contener sus pies de todo mal
camino, para guardar tu palabra. Que de tus juicios no se
aparte, porque tú le enseñaste. Te ruego, Señor, que ella
pueda decir: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras,
más que la miel a mi boca!” De tus mandamientos hazle
adquirir inteligencia; y que por tanto, aborrezca todo
camino de mentira.
Lámpara es a sus pies tu palabra, y lumbrera a su
camino. Que ella jure y ratifique que guardará tus justos
juicios. Cuando ella esté afligida en gran manera, vivifícala,
oh Jehová, conforme a tu palabra. Que te sean agradables
los sacrificios voluntarios de su boca, y enséñala tus juicios.
Aunque su vida esté de continuo en peligro, más no le
permitas olvidarse de tu ley. Cuando le pongan lazo los
impíos, que no se desvíe de tus mandamientos. Que por
heredad tome tus testimonios para siempre, porque son el
gozo de su corazón. Inclina su corazón a cumplir tus
estatutos de continuo, hasta el fin. Amén (Salmos 119).

42
Agua de la palabra

D
ulce Sustentador y Roca de Salvación:
No ruego que quites a mi esposa del mundo, sino
que le guardes del mal. Santifícala en tu verdad;
tu palabra es verdad. Padre, deseo que mi esposa, a quien
le has dado a Cristo, esté también con Cristo donde Cristo
está, para que vea tu gloria que le has dado; porque lo has
amado desde antes de la fundación del mundo.
Gracias doy a ti mi Dios por mi esposa, por la gracia de
Dios que le fue dada en Cristo Jesús; y pido que en todas
las cosas sea enriquecida en ti, en toda palabra y en toda
ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido
confirmado en ella, de tal manera que nada le falte en
ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo; el cual también le confirmará hasta el fin, para
que permanezca sin pecado en el día de Cristo.
Oh Dios, sé la fuente de su vida en Cristo Jesús, el cual
has hecho para ella sabiduría, justicia, santificación, y
redención. Por lo tanto, haz que se gloríe sólo en ti. Para la
muestra de tu majestad, Amén (Juan 17 & I Corintios 1).

El deseo da fervor a la oración. El alma no puede ser indiferente


cuando algún gran deseo lo fija y lo inflama.... Deseos fuertes
hacen oraciones fuertes.... El descuido de la oración es la señal
temerosa de deseos espirituales muertos.... No puede haber
verdadera oración sin deseo. ~ E. M. Bounds

43
Agua de la palabra

O
h Padre de mi amado Señor Jesús:
Que mi esposa aborrezca los hipócritas; mas ame
tu ley. Sé tú su escondedero y su escudo; hazle
esperar en tu palabra. Aparta de ella a los malignos, para
que guarde los mandamientos de su Dios. Susténtale
conforme a tu palabra, y vivirá; y no quede avergonzada de
su esperanza. Sostenle, para que sea salva, y se regocijará
siempre en tus estatutos. Hollaste a todos los que se
desvían de tus estatutos, porque su astucia es falsedad.
Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la
tierra; por tanto, que ella ame tus testimonios. Que diga en
su corazón: “Mi carne se ha estremecido por temor de ti; y
de tus juicios tengo miedo.”
Juicio y justicia ha hecho; no le abandones a sus
opresores. Afianza a tu sierva para bien; no permitas que
los soberbios le opriman. Que sus ojos desfallezcan por tu
salvación, y por la palabra de tu justicia. Haz con mi
esposa, tu sierva, según tu misericordia, y enséñala tus
estatutos. Tu sierva es ella, ¡dale entendimiento para
conocer tus testimonios! Tiempo es de actuar, oh Jehová,
porque han invalidado tu ley. Por lo tanto, que ella clame
en su corazón: “He amado tus mandamientos más que el
oro, y más que oro muy puro. Por eso estimé rectos todos
los mandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí todo
camino de mentira.” Amén, ven Señor Jesús (Salmos 119).

44
Agua de la palabra

P
adre nuestro que estás en los cielos,
Santificado sea tu Nombre. Por favor mantén tu
santo Nombre en la vida de mi esposa. Hazla
meditar reverentemente en su mente y corazón,
considerándolo como sagrado con sus palabras y conducta.
Venga tu reino, y que ella anhele el día de tu plenitud
venidera mucho más que cualquier otra cosa en esta vida.
Despierta su corazón para que busque primeramente tu
reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Realiza tu buena voluntad en ella; úsala como un vaso para
engrandecer la belleza de tu Hijo. Dale hoy su pan de cada
día, provéele sus necesidades físicas, porque tú eres un
Padre amoroso y misericordioso, que da buenas dadivas a
sus hijos. Enséñala a confiar en ti, y a no afanarse por tener
mucho para el mañana.
Y perdónale sus deudas, como también ella perdona a
sus deudores. Perdónale cuando esté destituido de tu
gloria. Y crea en ella un corazón perdonador, paciente en
todo.
Y no la metas en tentación, mas líbrala del mal.
Rescátala del engaño del pecado. Por tu misericordia
inmerecida guarda su corazón de ser entenebrecido y
llevado a la insensatez. ¡Porque tuyo es el reino, y el poder,
y la gloria, por todos los siglos! Amén (Mateo 6).

i
Dar a Dios buenos consejos y abusar del diablo no es orar.
~ L.M. Montgomery

45
Agua de la palabra

M
i Gozo Abundante:
Ayúdame a no cesar de dar gracias por mi
amada esposa, haciendo memoria de ella en mis
oraciones. Que tú, el Dios de mi Señor Jesucristo, el Padre
de gloria, le des espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento tuyo, alumbrando los ojos de su
entendimiento, para que sepa cuál es la esperanza de su
llamado, y cuáles son las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos, y cuál es la supereminente grandeza
de su poder para con nosotros los que creemos, según la
operación del poder de tu fortaleza.
Oh Jehová, ella no puede conocer y deleitarse en el
misterio y la belleza de tu evangelio a menos que tu
Espíritu intervenga, llevando fruto en ella para justicia. Por
esta causa doblo mis rodillas ante ti, Padre de nuestro
Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los
cielos y en la tierra; que le des, conforme a las riquezas de
tu gloria, el ser fortalecido con poder en el hombre interior
por tu Espíritu; para que habite Cristo por la fe en su
corazón, a fin de que, arraigado y cimentado en amor, sea
plenamente capaz de comprender con todos los santos cuál
sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,
para que ella sea lleno de toda tu plenitud.
Y a ti que eres poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a ti sea
gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por
los siglos de los siglos. Amén (Efesios 1 & 3).
i
46
Agua de la palabra

S
eñor Misericordioso:
Yo sé que es tu buena voluntad dar de ti mismo a los
que te pidan; por lo tanto oro por mi esposa para
que en tu ley esté su delicia, y medite en ella de día y de
noche. Enséñala lo que es servirte con temor y alegrarse
con temblor.
Oh Jehová, sé su escudo alrededor de ella; su gloria, y
el que levanta su cabeza. Ayúdale a poner su confianza en ti
para que su corazón se goce, diciendo: “Tú diste alegría a
mi corazón, mayor que la de muchos cuando abundaba su
grano y su mosto.” En paz hazle acostarse, y asimismo
dormirse; porque sólo tú, Señor, la haces vivir confiada.
Guíala, oh Jehová, en tu justicia, endereza delante de ella
su camino. Y que se alegre porque en ti confía; y de voces
de júbilo para siempre, porque tu la defiendes; que en ti se
regocije porque ama tú Nombre.
Porque tú, oh Señor, bendecirás al justo; como con un
escudo lo rodearás de tu favor. Que te alabe conforme a tu
justicia, y que cante a tu Nombre, oh Altísimo.
Oh amada, alaba a Jehová con todo tu corazón; cuenta
todas sus maravillas. Alégrate y regocíjate en Dios; canta a
su Nombre, al Altísimo.
Porque, oh Jehová, en ti confiarán los que conocen tu
Nombre, por cuanto tú no desamparaste a los que te
buscaron. Recuérdale de que ella es sólo una mujer,
completamente dependiente de ti para vivir y respirar, y
todo lo demás. Te lo encomiendo a ti. Amén (Salmos 2, 4,
5, 9).

i
47
Agua de la palabra

O
Gran Yo Soy:
Eres justo, y amas la justicia; el hombre recto
mirará tu rostro. Por lo tanto haz que mi esposa
ande en rectitud para que pueda hacer aquello por lo cual
fue hecha: para mirar tu maravilloso rostro. Que ella confíe
en tu misericordia; que su corazón se alegre en tu
salvación. Y luego déjala cantarte, porque le has hecho
bien. De nuevo te pido que ella se esfuerce a andar en
integridad y a hacer justicia, y a hablar verdad en su
corazón.
Oh, que ella te diga y continúe diciéndote: “Tú eres mi
Señor; no hay para mí bien fuera de ti. Eres la porción de
mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte.” Que te
ponga siempre delante de ella; confiando que estando tú a
su diestra, no será conmovido. Muéstrale la senda de la
vida; que en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu
diestra para siempre.
Muéstrale a ella tus maravillosas misericordias, oh
Salvador de los que buscan refugio a tu diestra. De los que
se levantan contra ellos; guárdale como a la niña de tus
ojos, escóndele bajo la sombra de tus alas. Que ella vea tu
rostro en justicia; que sea saciada cuando despierte a tu
semejanza. ¡Alabado sea el Señor! (Salmos 11, 13, 16, 17).

i
No hay oración más poderosa que la oración de impotencia, de
pequeñez, de no saber. ¿No es esto lo que significa ser pobre de
espíritu? ~ Mike Mason

48
Agua de la palabra

O
h Dios trino:
Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Sé a mi esposa
su roca, su castillo, y su libertador; Dios suyo, su
fortaleza que en ti confíe; su escudo, y la fuerza de su
salvación, su alto refugio. Sólo tú eres digno de ser alabado.
En tu misericordia sácala a lugar espacioso; líbrala,
porque te agradaste de ella. Pon todos tus juicios delante
de ella, y que no se aparte de tus estatutos. Por tanto tú
encenderás su lámpara; oh Jehová mi Dios, alumbra sus
tinieblas. Hazle permanecer en esta promesa: “En cuanto a
Dios, perfecto es su camino, y acrisolada es la palabra de
Jehová; escudo es a todos los que en Ella esperan.”
Dale asimismo el escudo de tu salvación; y con tu
diestra susténtala, y con tu mansedumbre, engrandécela.
Con tu ley perfecta, oh Jehová, convierte su alma. Con tu
testimonio fiel, hazle sabia. Por tus mandamientos rectos,
haz que se alegre su corazón. Y que tu precepto puro,
alumbre sus ojos.
Preserva también a ella, tu sierva, de pecados
soberbios; que no se enseñoreen de ella. Sean gratos los
dichos de su boca y la meditación de su corazón delante de
ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío (Salmos 18 & 19).

49
Agua de la palabra

P
adre Infinito:
Te ruego en el nombre de Cristo, que tú me
escuches a favor de mi esposa. Como ella es uno de
tus escogidos, santo y amada, vístela, pues, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad, de
mansedumbre, de paciencia; y si alguno tuviere queja de
ella, de la manera que la perdonaste, así también que ella
lo haga. Y sobre todas estas cosas vístela de amor, que es el
vínculo perfecto.
Y que la paz de Cristo gobierne en su corazón, a la que
asimismo fue llamada. Y que sea agradecido. Que la
palabra de Cristo more en ella en abundancia, que enseñe y
exhorte a otros en toda sabiduría. Que cante con gratitud
en su corazón al Señor con salmos e himnos y cánticos
espirituales. Y todo lo que haga, sea de palabra o de hecho,
que haga todo en el nombre del Señor Jesús, dándote
gracias a ti, Dios Padre, por medio de Ella.
Oh amada, persevera en la oración, velando en ella con
acción de gracias. Te encomiendo a nuestro amado y
hermoso Señor Jesús. Ella te sustentará. Amén (Colosenses
3 & 4).

50
Agua de la palabra

R
ey Todo suficiente:
¡Oye a mi esposa en el día de conflicto! Que tú
gran Nombre, Dios de Jacob, ¡le defienda! Dale
conforme al deseo de su corazón, y cumpla todo su consejo.
Que se alegre en tu salvación, y alce pendón en el nombre
de su Dios; ¡Concédele todas sus peticiones!
Estos confían en carros, y aquellos en caballos; más que
ella en el nombre de Jehová, su Dios, tenga memoria.
Llénale de alegría con tu rostro. Engrandécete, oh Jehová,
en tu poder; Permítele cantar y alabar tu poderío.
No te alejes de ella cuando la angustia esté cerca;
porque no hay quien le ayude. Porque tú, oh Señor, eres su
Pastor; nada le faltará. Por favor, en lugares de delicados
pastos hazle descansar; junto a aguas de reposo pastoréale.
Conforta su alma; y por gracia, guíala por sendas de
justicia por amor de tu Nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no la dejes
temer mal alguno, porque tú estarás con ella; tú vara y tu
cayado le infundirán aliento. Que el bien y la misericordia
le sigan todos los días de su vida, y en tu casa more por
largos días (Salmos 20 & 23).

Por mi parte, si yo no puedo orar, prefiero saberlo, y clamar a


causa de la esterilidad de mi alma, hasta que el Señor me vuelve
a visitar con la fertilidad de la devoción. ~ Charles Spurgeon

51
Agua de la palabra

D
ios Dador de la vida:
¡Oh, que la esposa que me has provisto sea limpia
de manos y de un corazón puro! Guárdala para
que no tome en vano tu Nombre, ni jure con engaño.
Guíala para que reciba bendición de ti, y justicia del Dios
de su salvación. Hazla buscarte, buscar el rostro del Dios
de Jacob.
A ti, oh Jehová, levantaré su alma. Dios mío, en ti
confío; no sea ella avergonzado, no se alegren de ella sus
enemigos. Muéstrale, oh Señor, tus caminos; enséñala tus
sendas. Encamínala en tu verdad, y enséñala, porque tú
eres el Dios de su salvación; en ti ha esperado todo el día.
Conforme a tu misericordia acuérdate de ella, ¡por tu
bondad, oh Jehová! Encamina a mi esposa con humildad,
por tus juicios; enséñala su camino. Instrúyele en el
camino que debe escoger.
La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
y a ellos hará conocer su pacto. Es por eso que te pido
insistentemente que llenes su corazón con el temor tuyo
para que ella pueda ser tu amiga.
Haz que sus ojos estén siempre hacia ti. Mírale, y ten
misericordia de ella cuando esté sola y afligida. ¡Guarda su
alma, y líbrala! Que no sea ella avergonzada, porque en ti
confía. Que integridad y rectitud la guarden, porque en ti
ha esperado (Salmos 24 & 25).

52
Agua de la palabra

S
eñor del Cielo:
Haz que mi esposa, el deleite de mis ojos, ande en
integridad. Que en ti confíe sin titubear.
Escudríñala, oh Jehová, y pruébala; examina sus íntimos
pensamientos y su corazón. Manifiesta tu misericordia
delante de sus ojos, para que ande en tu verdad. Redímela
y ten misericordia de ella.
Tú eres su luz y su salvación; ¿de quién temerá? Tú eres
la fortaleza de su vida; ¿de quién ha de atemorizarse?
Oh Señor, me agrada que le hayas hecho tu habitación
y un lugar donde mora tu gloria. Te pido que ella diga
insistentemente como el salmista: “Una cosa he
demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa
de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la
hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.”
Deja que su corazón también diga de ti: “Tu rostro
buscaré, oh Jehová.” No escondas tu rostro de ella. No
apartes con ira a tu sierva. No la dejes y no la desampares,
¡Dios de su salvación!
Oh mi amado, aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese
tu corazón; sí, espera al Señor (Salmos 26 & 27).

53
Agua de la palabra

S
oberano Gobernante del Universo:
Tú eres la fortaleza y escudo de mi esposa; que en ti
confíe su corazón, y sea ayudado, deja que se goce su
corazón, y con su cántico te alabe. Tú eres la fortaleza de tu
pueblo, sé el refugio salvador de mi preciosa esposa. ¡Dale
de esa fortaleza a ella!
Cuando ella esté en lamento, cámbialo en baile; desata
su cilicio, y cíñele de alegría. Que a ti cante gloria y no esté
callado. ¡Jehová Dios mío, te alabaré para siempre!
En ti, oh Jehová, que ella confíe; no sea ella confundida
jamás; ¡líbrale en tu justicia! Hazle gozarse y alegrarse en
tu misericordia. Haz resplandecer tu rostro sobre ella;
¡sálvale por tu misericordia!
Oh amada, ¡mi tesoro terrenal! El Señor a los fieles
guarda; esfuérzate y tome aliento tu corazón, tú que
esperas en el Señor.
Guárdale, Padre; te la encomiendo completamente en
tus manos (Salmos 28, 30, 31).

54
Agua de la palabra

O
h Fuente de todo bien:
Hazle entender a mi esposa y enséñala el camino
en que debe andar; sobre ella fija tus ojos. Que le
rodee tu misericordia porque ella espera en ti. Hazle
alegrarse y gozarse en ti, como un justo; ¡y que cante con
júbilo como un recto de corazón!
Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de ti todos
los habitantes del mundo. Porque tú dijiste, y fue hecho; tú
mandaste, y mi esposa existe. He aquí, cuan bueno es que
tu ojo esté sobre los que te temen, sobre los que esperan en
tu misericordia, ¡Que su alma espere en ti!; sé su ayuda y
su escudo. Y en ti se alegren nuestros corazones, porque en
tu santo Nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh
Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti.
Haz que mi esposa te bendiga en todo tiempo; que tu
alabanza esté de continuo en su boca. Déjale decir: “En
Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se
alegrarán.”
Amado, ¡engrandece a Jehová conmigo, y exaltemos a
una su Nombre! (Salmos 32, 33, 34).

Un hombre de Dios se lleva en las alas del placer. Él nunca está


tan bien como cuando está orando. Él no está obligado por el
miedo, pero encendido con amor. “Los alegraré en mi
casa de oración “ (Isa. 56:7). ~ Thomas Watson

55
Agua de la palabra

B
uscador de corazones:
Te pido con temblor y gozo reverente, que mi
esposa, mi incomparable regalo divino, guste y vea
que eres bueno. ¡Dichoso es el hombre que confía en ti!
Quédate cercano a ella cuando esté quebrantado de
corazón; y sálvala cuando esté contrito de espíritu.
Di a su alma: “Yo soy tu salvación.” Entonces su alma
se gozará en ti; se regocijará en tu salvación. Que todos sus
huesos digan: “Oh Jehová, ¿quién como tú, que libras al
afligido del más fuerte que ella, y al pobre y menesteroso
del que le despoja?”
Tú la has visto, oh Jehová, ¡no calles! Oh Señor, ¡no te
alejes de ella! Entonces su lengua hablará de tu justicia y
de tu alabanza todo el día.
Que se sacie completamente de la grosura de tu casa, y
que beba del torrente de tus delicias. Porque contigo está el
manantial de la vida; en tu luz veremos la luz. Oh Dios,
continúa extendiendo tu misericordia hacia ella, y tu
justicia a los rectos de corazón. No venga pie de soberbia
contra ella; y mano de impíos no la mueva.
Por favor, llénale de gracia cada día, que su vida sea
una fuente de agua dulce. Todo esto te pido en el nombre
de tu Hijo Jesucristo. Amén (Salmos 34, 35, 36).

56
Agua de la palabra

O
h Dios que oyes la oración de tus hijos:
Sólo tú puedes hacer que mi esposa espere en ti y
haga bien; que habite en la tierra, y se apaciente
de la verdad. Sólo tu mano puede inclinar su corazón como
si fuera los repartimientos de las aguas para que ponga
asimismo su delicia en ti, para que tú le des las peticiones
de su corazón.
Oh amada, escucha mi ruego: encomienda al Señor tu
camino, y confía en Ella; y Ella hará. Exhibirá tu justicia
como la luz, y tu derecho como el mediodía.
Padre, te pido que mi esposa guarde silencio ante ti, y
que espere en ti. Que no se altere con motivo del que
prospera en su camino, por el hombre que hace maldades.
Porque por ti son ordenados los pasos de mi esposa, y tu
apruebas su camino. Cuando ella cayere, no quedará
postrado, porque tú sostienes su mano.
Es mi humilde oración que el alma de mi esposa espere
en tus palabras dichas por David: “Joven fui, y he
envejecido, pero nunca he visto justo desamparado, ni su
descendencia que mendigue pan.”
Que su boca hable sabiduría, y su lengua hable justicia.
Que la ley de su Dios esté en su corazón; para que sus pies
no resbalen (Salmos 37).

57
Agua de la palabra

S
eñor de la nube y del fuego:
La salvación de mi esposa eres tú, y tú eres su
fortaleza en el tiempo de la angustia. Tú le ayudarás,
y le librarás; y le libertarás de los impíos, y le salvarás, por
cuanto en ti esperó.
¡No le desampares, oh Jehová! Dios mío, ¡no te alejes
de ella! ¡Apresúrate a ayudarla, oh Señor, mi salvación!
Hazle saber, Jehová, su fin, y cuánta sea la medida de
sus días; ¡sepa ella cuán frágil es! He aquí, diste a sus días
término corto, y su edad es como nada delante de ti;
¡ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive!
Escucha mi oración, que ella pacientemente espere en
ti, inclínate a ella, y oye su clamor. Hazle salir del pozo de
la desesperación, del lodo cenagoso; pon sus pies sobre
peña, y endereza sus pasos. Pon luego en su boca cántico
nuevo, alabanza a su Dios. Que vean esto muchos, y teman,
y confíen en ti.
Bienaventurado el hombre que pone en Jehová su
confianza. Oh Jehová, no retengas de ella tus
misericordias; tu misericordia y tú verdad le guarden
siempre.
Oh amada, ¡Espera en Dios! Amén (Salmos 37, 39, 40).

58
Agua de la palabra

O
h Dios Altísimo y Glorioso:
¡Que te complaces en liberar a mi esposa!
¡Apresúrate a socorrerla! Sean avergonzados y
confundidos los que buscan su vida para destruirla.
Vuelvan atrás y avergüéncense los que su mal desean.
Pero que ella se goce y se alegre en ti; que ama tu
salvación, y diga siempre: “Grande es el Señor”. Su ayuda y
su libertador eres tú; ¡Dios mío, no te tardes!
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
que así clame por ti, oh Dios, el alma suya. Que su alma
tenga sed de Dios, del Dios vivo.
Cuando su alma se abata y se turbe dentro de ella, que
espere en ti; porque aún tiene que alabarte por su
salvación. De día mándale tu misericordia, y de noche que
tu cántico esté con ella, y su oración al Dios de su vida.
Envía tu luz y tu verdad; que loa estés guiando; la
conduzcan a tu santo monte, y a tus moradas. Llévala a tu
altar, déjala deleitarse en ti como la alegría de su gozo; y
que te alabe con arpa, oh Dios, Dios mío.
¿Por qué te abates, Oh amada mía, y por qué te turbas
dentro de ti? Espera en Dios; ¡porque el es digno de
alabanza, tu salvación y tu Dios! (Salmos 40, 42, 43).

Sólo el que es seguro y feliz en el Señor puede orar


efectivamente por los demás. ~ Mike Mason

59
Agua de la palabra

E
lector de Santos:
Que mi querida esposa se gloríe en ti todo el
tiempo, y para siempre alabe tu Nombre. ¡Por favor
redímela por tu misericordia! Sé su amparo y fortaleza, su
pronto de auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no
temerá, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los
montes al corazón del mar.
Oh Dios, que estés en medio de ella; no sea conmovido.
Ayúdale al clarear la mañana. Hazle estar quieta y conocer
que tú eres Dios. ¡Y déjala aplaudir, aclamarte con voz de
júbilo!
Date cuenta, mi amada, que Jehová el Altísimo es
temible; Rey grande sobre toda la tierra. ¡Canta a Dios,
canta! ¡Canta a nuestro Rey, canta! ¡Porque Dios es el Rey
de toda la tierra! ¡Canta con inteligencia!
Hazle acordarse de tu misericordia, oh Dios. Tu
alabanza llega hasta los fines de la tierra. De justicia está
llena tu diestra. ¡Déjala alegrarse! Deja a este hija de Judá
gozarse por tus juicios.
Redime vida del poder del sepulcro, y resplandece en
ella.
Oh amada, ¡Resplandece la gloriosa belleza de nuestro
Señor Jesucristo! Amén (Salmos 46, 47, 48, 49).

60
Agua de la palabra

O
h Dios Viviente:
Inclina el corazón de mi esposa para sacrificarte
alabanza. Ten piedad de ella, oh Dios, conforme a
tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades
borra sus rebeliones. Lávala más y más de su iniquidad, y
límpiale de su pecado. Hazla reconocer sus rebeliones y en
humildad mantener su pecado siempre delante de ella.
Purifícala con hisopo, y será limpia; lávala, y será más
blanca que la nieve. Hazla oír gozo y alegría, y se recrearán
los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de sus
pecados, y borra todas sus maldades. Crea en ella, oh Dios,
un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de
ella.
No le eches de delante de ti, y no quites de ella tu santo
Espíritu. Devuélvele el gozo de tu salvación, y espíritu libre
lA sustente. Y entonces cantará su lengua tu justicia. Oh
Señor, abre sus labios, y publicará su boca tu alabanza.
Oh amada, los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado; y al corazón contrito y humillado A Ella no
despreciarás (Salmos 50 & 51).

i
¿Por qué somos llamados “adúlteras” en orar por algo para
gastar en nuestros placeres? Porque Dios es nuestro esposo y el
“mundo” es una prostituta atrayéndonos dar afectos a ella que
pertenecen sólo a Dios. Esto es cuan sutil el pecado de
mundanalidad puede ser. No siempre aparece en contra de la
oración, sino en la oración y el ayuno. Empezamos a orar y
ayunar, incluso intensamente, no por Dios como nuestro
marido quien nos satisface, pero sólo por sus dones en el mundo
para que podamos hacer el amor con ellos. ~ John Piper

61
Agua de la palabra

S
eñor Santo:
Haz que mi esposa confíe en tu misericordia
eternamente y para siempre. Que te alabe para
siempre, porque la estas salvando. Y que espere en tu
Nombre, porque es bueno.
Oh Dios, sálvale por tu Nombre, y con tu poder
defiéndele. Oh Dios, oye mi oración; escucha las palabras
de mi boca. ¡No te escondas de mi súplica por tú
misericordia! Susténtale mientras ella echa sobre ti su
carga; en el día que tema, déjale que en ti confíe.
En ti alabaré su palabra; en ti hemos confiado; no
temeremos. Que nos pueda hacer la carne? Esto sabemos,
que tú eres por nosotros.
Oh amada no temas, porque ¿qué te pueda hacer el
hombre? ¡Dios es por ti! No necesitas temer.
Libra su vida de la muerte, y sus pies de caída, para que
ande delante de ti en la luz de los que viven. Ten
misericordia de ella, oh Dios, ten misericordia de ella;
porque en ti ha confiado su alma, y en la sombra de tus alas
déjala ampararse, hasta que pasen los quebrantos.
Clamaré a ti, oh Dios Altísimo; cumple tus propósitos
para ella. Exaltado seas sobre los cielos; sobre toda la tierra
sea tu gloria.
Amada, ¡Canta salmos conmigo! Te alabaremos en los
pueblos, oh Señor; cantaremos de ti en las naciones.
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta
las nubes tu verdad (Salmos 52, 54, 56, 57).

i
62
Agua de la palabra

O
h Dios Inmutable:
Libra a mi esposa de sus enemigos; A salvo de los
que se levantan contra ella. Y ella cantará de tu
poder, y alabará de mañana tu misericordia; porque has
sido su amparo y su refugio en el día de la angustia.
Fortaleza mía, a ti cantaremos; porque eres Dios de
nuestro refugio, Dios de nuestra misericordia.
Escucha, oh Dios, mi clamor; a su oración atiende;
desde el confín de la tierra, que te clame a ti mi esposa,
cuando su corazón desmayare; condúcela a la peña más
alta, porque tú has sido su refugio, su torre de fortaleza
delante del enemigo. ¡Déjala habitar en tu tabernáculo para
siempre! ¡Déjala estar segura en el escondedero de tus alas!
¡Pon misericordia y verdad para que la conserven!
Que en ti solamente repose su alma; de ti viene su
salvación. Solamente tú eres su roca, y su salvación; eres su
refugio, no le dejes resbalarse. Su esperanza tiene que venir
de ti.
Mi amado, espera en Ella en todo tiempo; derrama
delante de Ella tu corazón; Dios es nuestro refugio (Salmos
59, 61, 62).

63
Agua de la palabra

M
i Padre:
Que mi esposa sinceramente te busque; que su
alma tenga sed de ti, haz que su carne te anhele
en tierra seca y árida donde no hay aguas. Que mi
maravillosa esposa de madrugada te busque; déjala mirarte
en santidad, viendo tu fortaleza y tu gloria. Porque ella
sabe con todo su ser que mejor es tu misericordia que la
vida, que sus labios te alaben.
Hazla una mujer que te bendiga siempre en su vida;
que en tu Nombre alce sus manos. Sacia su alma como de
meollo y de grosura. Y te pido que se acuerde aun en su
cama y medite en las vigilias de la noche en ti, y con labios
de júbilo te alabe su boca. Porque has sido su socorro; y así
en la sombra de tus alas se regocijará.
Oh amada, que tu alma se apegue a Dios, ¡porque su
diestra te ha sostenido! (Salmos 63).

Necesidad! No me gusta hablar de eso. Prefiero hablar de las


delicias de la oración, la dulzura maravillosa y divina felicidad
que vienen al alma que vive en el ambiente de la oración. John
Fox dijo: “El tiempo que pasamos con Dios en secreto es el
tiempo más dulce, y el más redimido. Por lo tanto, si amas a tu
vida, estar enamorado de la oración. “El devoto señor Hervey
resolvió en el lecho de enfermo: “Si Dios tendrá piedad de mi
vida, voy a leer menos y orar más.” John Cooke, de
Maidenhead, escribió: “el empleo, el placer, el honor, y la
ventaja de la oración pesan sobre mi espíritu con una fuerza
aumentando cada día.” Un pastor fallecido al acercarse su fin,
exclamó: “me hubiera gustado haber rezado más.” Muchos de
nosotros podríamos pronunciar ese deseo. ~ Charles Spurgeon

64
Agua de la palabra

S
eñor y Rey:
¡Que mi esposa se regocije en ti y seas tú su refugio
seguro! Deja que su corazón recto te alabe. Alabado
seas, oh Dios, tú que oyes la oración. ¡Bendito el que tú
escoges y acercas para que habite en tus atrios! Por favor
asegura el lugar de mi esposa entre tales escogidos.
Canta alegre a Dios, mi amado; ¡canta la gloria de su
Nombre, demos a Ella gloriosa alabanza! Decid a Dios:
“¡Cuan asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu
poder se someterán a ti tus enemigos. Toda la tierra te
adorara y cantará a ti; cantarán a tu Nombre.”
Que ella se regocije en ti, tú que gobiernas con
autoridad para siempre. Pruébala, oh Dios; purifícala como
se purifica la plata. Por favor, por favor ¡no eches de ti su
oración, ni de ella tu misericordia! Dios ten misericordia de
ella, y bendícela; haz resplandecer tu rostro sobre ella, para
que tu camino sea conocido en la tierra, tu poder de
salvación entre todas las naciones. ¡Que mi esposa se
alegre y se goce! (Salmos 64, 66, 68).

65
Agua de la palabra

D
ios de Gracia:
Haz que mi esposa este persuadido de esto: que el
que comenzó la buena obra en ella, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Porque tú Señor
eres mi testigo de cómo la amo con entrañable amor de
Jesucristo, y cuando no lo hago, ayúdame a quererla como
debo. Y esto pido en oración: que su amor abunde más y
más en ciencia y en todo conocimiento, para que apruebe
lo mejor; que sea sincero e irreprensible para el día de
Cristo, lleno de fruto de justicia, que son por medio de
Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.
Con una gracia especial te pido que le hagas capaz de
apreciar como pérdidas las cosas que para ella eran
ganancias, por Cristo. Y ciertamente, aun hazle apreciar
todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, su Señor. Que ella sufra
junto conmigo la pérdida de todo, y lo tenga por basura,
para ganar a Cristo, y por ser hallada, no teniendo su
propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de
Cristo, la justicia que es de ti por la fe, para que ella
conozca a Cristo y el poder de su resurrección y la
participación de sus padecimientos, llegando a ser
semejante a Ella en su muerte (Filipenses 1 & 3).

Sólo el que él mismo es seguro y feliz en el Señor puede orar


efectivamente por los demás. ~Mike Mason

66
Agua de la palabra

D
ios Todopoderoso:
Sé para mi querida esposa una roca de refugio,
donde recurra continuamente; porque tú eres su
esperanza, Señor Dios. Sea llena su boca de tu alabanza, de
tu gloria todo el día. Oh Dios, no te alejes de ella; Dios mío,
¡acude pronto a su socorro! Que ella siempre espere, y te
alabe más y más. Su boca publique tu justicia y tus hechos
de salvación todo el día, aunque no sabe el número de
ellas.
Aun en la vejez y en las canas, oh Dios, no le
desampares; hasta que ella anuncie tú poder a la
posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir
(Salmos 71).

67
Agua de la palabra

B
endito sea Jehová, el Dios de Israel:
El único que hace maravillas.
Bendito tu Nombre glorioso para siempre; ¡y toda
la tierra sea llena de tú gloria!
Vengo ante ti con esta petición: que mi esposa siempre
esté contigo; tómala de su mano derecha. Guíale según tu
consejo, porque es perfecto, sabio y bueno.
Haz que estas palabras milagrosas y maravillosas se
derramen en su alma, “¿A quién tengo yo en los cielos sino
a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Yo sé que su
carne y su corazón desfallecerán; por tanto sé la roca de su
corazón y su porción para siempre.
Y en cuanto a mi esposa, el acercarse a ti le hace bien;
déjala poner en ti su esperanza, para contar todas tus
obras. Continúa moldeándola a una mujer que te tema,
porque ¿quién podrá estar de pie delante de ti cuando se
encienda tu ira?
Oh amada, acuérdate de las obras de Jehová; sí, haz
memoria de sus maravillas antiguas. Medita en todas sus
obras, y habla de sus hechos.
Oh Dios, santo es tu camino: ¿Qué dios es grande como
nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas; hiciste
notorio en los pueblos tu poder. ¡Oh, por favor haz
maravillas en ella, y con tu brazo redímela! (Salmos 72, 73,
76, 77).

68
Agua de la palabra

D
ios de paz,
Es mi petición que mi esposa ponga su confianza
en ti, y que no se olvide de tus obras, sino que
guarde tus mandamientos. Y no le dejes ser como esta
generación rebelde y obstinada; una generación que no
dispone su corazón, ni es fiel para con Dios su espíritu. Haz
su corazón recto contigo y que guarde tu pacto. Gracias por
ser misericordioso, perdonando su iniquidad, y no
destruyéndola; apartaste tu ira de ella y no despertaste
todo tu enojo
Acuérdate que ella es carne, soplo que va y no vuelve.
Oh Dios, restáurala; ¡y haz resplandecer tu rostro sobre
ella, para que sea salva!
¡Oh amada, clama a El quien es tu única salvación!
¡Con todas tus fuerzas busca su maravilloso rostro sin
igual! (Salmos 78 & 80).

i
¿Por qué nos llama “adúlteras” en orar por algo para gastar en
nuestros placeres? Porque Dios es nuestro esposo y el “mundo”
es una prostituta atrayéndonos para dar afecto a ella que
pertenece sólo a Dios. Esto es cuan sutil puede ser del pecado de
mundanalidad. No solo puede surgir en contra de la oración,
pero en la oración y el ayuno. Así empezamos a orar y ayunar,
incluso intensamente, no para Dios como nuestro marido que
todo lo satisface, pero sólo por sus dotes en el mundo para que
podamos hacer el amor con ellos. ~John Piper

69
Agua de la palabra

B
endito Padre:
Mi esposa te necesita. ¡Oh, que su alma desee
ardientemente tus atrios!; que su corazón y su
carne canten a ti, el Dios vivo. ¡Dale un corazón
agradecido, siempre cantando tus alabanzas! Bendícele con
un alma agradecida, exaltando tu Nombre para siempre.
Oh amada, canta a Dios, fortaleza tuya; ¡al Dios de
Jacob celebra con júbilo! Entona la canción, y toca el
pandero, el arpa de alegría con el salterio.
Oh Jehová, Dios de los ejércitos, oye mi oración;
¡escucha, oh Dios de Jacob! Tráele a tú presencia, porque
mejor es un día en tú altar que mil fuera de ella. Que ella
escoja antes estar a la puerta de tú casa, que habitar en las
moradas de maldad.
Sé su sol y su escudo; dale gracia y gloria. No le quites
el bien, porque anda en integridad. Oh Jehová de los
ejércitos, ¡dichoso es el hombre que en ti confía! (Salmos
84).

70
Agua de la palabra

O
h Señor, Dios Dadivoso:
Ten misericordia de mi esposa; porque a ti clamo
cada día. Alegra el alma de tu sierva; porque a ti,
oh Señor, levanto su alma.
Enséñala oh Jehová, tú camino para que ella camine en
tu verdad; afirma su corazón para que tema tu Nombre.
Mira en ella, y ten misericordia de ella; fortalece con tú
poder a tu sierva, y guárdala.
Oh amada, canta conmigo las misericordias de Jehová
perpetuamente; ¡de generación en generación haz notoria
su fidelidad con tu boca!
Hazla andar a la luz de tu rostro, alegrándose todo el
día en tu Nombre; y en tu justicia será enaltecida. Enséñala
de tal modo a contar sus días para que traiga a su corazón
sabiduría. De mañana sáciale de tu misericordia, para que
cante y se alegre todos sus días. Alégrale conforme a los
días que la afligiste, y los años en que vio el mal. Aparezca
en ella tu obra, y tu gloria sobre sus hijos. Amén (Salmos
86 & 89).

i
¿Cómo, entonces, reza? ¿Le pide a Dios por su pan de cada
día? ¿Agradezca a Dios por su conversión? ¿Ora por la
conversión de otros? Si la respuesta es 'no', sólo puedo decir que
no creo que todavía es nacido de nuevo. Pero si la respuesta es
‘si’, bueno, eso demuestra que, sea cual sea el lado que usted
pudo haber tenido en los debates sobre esta cuestión en el
pasado, en su corazón cree en la soberanía de Dios no menos
firmemente que cualquier. En nuestros pies podemos tener
argumentos al respecto, pero de rodillas todos estamos de
acuerdo. J.I. Packer

71
Agua de la palabra

D
ios Glorioso:
Sea tu favor sobre mi amada esposa; endereza
sobre ella la obra de sus manos.
Seas tú, oh Jehová, su esperanza; y a ti, Altísimo, que
ponga por su habitación, que no le sobrevenga mal, ni
plaga toque su morada. Manda a tus ángeles cerca de ella,
para que le guarden en todos sus caminos. Porque en ella
has puesto tu voluntad, también líbrala; ponle en alto, por
cuanto ha conocido tu Nombre.
Cuando te invoca, respóndele; que estés con ella en la
angustia; líbrala, y glorifícala. Sáciala de larga vida, y
muéstrale tú salvación. Sáciala con tú belleza.
Oye, amada mía, y te amonestaré. Óyeme: no habrá en
ti dios ajeno, ni te inclinarás a dios extraño. ¡Ve al Señor!
Abre tu boca, y él la llenará y sustentará con lo mejor del
trigo y con miel de la peña te saciará (Salmos 90, 91, 81).

i
Entre todas las influencias formativas que conforman un
hombre honrado de Dios en el ministerio, no conozco ninguna
más poderosa que su propia familiaridad con el
propiciatorio. Todo lo que un curso de la universidad puede
hacer por un estudiante es tosco y externo en comparación con
el refinamiento espiritual y delicado obtenido por la comunión
con Dios. Mientras el ministro no formada está girando en la
rueda de la preparación, la oración es la herramienta del gran
alfarero por la que moldea el recipiente. Todas nuestras
bibliotecas y estudios son mera vacuidad en comparación con
nuestros cuartos de oración. Crecemos, nos llenamos de poder,
prevalecemos en la oración privada. ~Charles Spurgeon

72
Agua de la palabra

F
iel Creador:
Que sea multiplicada tú gracia y paz a mi esposa en
el conocimiento de ti y de nuestro Señor Jesús; que
ella crezca en la gracia, y el conocimiento de nuestro Señor
y Salvador Jesucristo. Cuando sea afligido según tu
voluntad, que te encomiende su alma, como a fiel creador,
haciendo bien.
No le dejes amar al mundo, ni las cosas que están en el
mundo, y que se guarde de los ídolos.
Oh amada, ¡no ames más lo pasajero que a tu Dios!
Mas tú, edifícate a ti mismo sobre tu santísima fe, orando
por el Espíritu Santo; consérvate a ti misma en el amor de
Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor
Jesucristo, para vida eterna.
A aquel, pues, que es poderoso para guardarte sin
mancha, y presentarte delante de su gloria irreprensible,
con grande alegría; al único Dios, de toda gracia que nos
llamó a su gloria eterna en Jesucristo, sea la gloria y
majestad, el imperio y potestad por los siglos de los siglos.
Amén (II Pedro 3, I Juan 2, Judas).

73
Agua de la palabra

G
lorioso y Santo Dios:
Por cuanto me has alegrado, oh Jehová; en las
obras de tus manos me gozo. ¡Cuán grandes son
tus obras, oh Jehová, porque has hecho a mi esposa! ¡Muy
profundos son tus pensamientos! Por lo tanto guárdale en
tus cuidados, disciplínale y en tu ley instrúyele. Porque
bienaventurado el hombre a quien tú corriges, para hacerle
descansar en los días de aflicción. No le dejes, ni
desampares a ella como tu heredad.
Si no le ayudas, Señor, pronto morará su alma en el
silencio. Cuando su pie resbale, susténtala con tu
misericordia, oh Jehová. Cuando esté en la multitud de sus
pensamientos dentro de ella, alegra su alma con tus
consolaciones. Sé su refugio y su roca de confianza.
Ven, mi amada, aclamemos alegremente a Jehová;
¡cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!
¡Lleguemos ante su presencia con alabanza; cantemos a
Ella con júbilo! Porque tú, oh Jehová, eres Dios grande;
Rey grande sobre todos los dioses (Salmos 92, 94, 95).

74
Agua de la palabra

S
eñor Jesucristo:
Sólo por tu sangre y tu justicia atribuida me acerco
al Padre con confianza para clamar por mi esposa.
Por tanto, Padre, de la manera que ha recibido al Señor
Jesucristo, que también ande mi esposa, arraigada y
sobreedificada en Ella, y confirmada en la fe, así como
había sido enseñada, abundando en acciones de gracia.
Oh amada, si has pues resucitado con Cristo, busca las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios. Pon la mira en las cosas de arriba, no en las de la
tierra. Porque has muerto, y tu vida está escondida con
Cristo en Dios.
Padre, ayúdale a andar en su nuevo ser, el cual por el
conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo
creó. Haz morir en ella lo terrenal: fornicación, impureza,
pasiones desordenadas, malos deseos, y avaricia, la cual es
idolatría. Mas ahora, hazle dejar también todas estas cosas:
ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras deshonestas de su
boca. Despójala del viejo hombre y revístela del nuevo.
Purifica a mi esposa por cualquier medio que sea
necesario. Hazle completamente tuya. Amén (Colosenses 2
& 3).

i
Dios ha diseñado no sólo que la oración viene a ser, sino que la
oración a veces sea un medio necesario para el cumplimiento de
los fines que él ha ordenado. En otras palabras, Dios diseñó
deliberadamente como las cosas funcionarían de modo que algo
de lo que él logra sólo se puede lograr cuando la gente ora.
~Bruce Ware

75
Agua de la palabra

S
eñor Dios Todopoderoso:
Haz que mi esposa proclame ante las naciones tu
gloria, en todos los pueblos tus maravillas. Porque
grande eres Jehová y digno de suprema alabanza; temible
sobre todos los dioses. Alabanza y magnificencia están
delante de ti; poder y gloria en tu santuario.
¡Que mi esposa te de la gloria y el poder! Déjala darte la
honra debida a tu Nombre, adorándote en la hermosura de
la santidad. Hazle decir a toda la tierra, “¡Jehová reina!”
Que oiga y se alegre, gozándose con los hijos de Judá
por tus juicios, oh Jehová. Que aborrezca el mal, porque tú
guardas las almas de tus santos; de mano de los impíos los
libras.
Oh amada ven, postrémonos y adoremos;
¡arrodillémonos delante del Señor, nuestro Hacedor!
Porque Él es nuestro Dios; y nosotros el pueblo de su
prado, y ovejas de su mano (Salmos 96 & 95).

76
Agua de la palabra

P
adre Eterno:
Con tu diestra y con el brazo de tu santidad salva a
mí querida esposa. Acuérdate de tu misericordia y
de tu verdad para con tu hijo para que todos los confines de
la tierra vean la salvación de su Dios.
Canta con alegría al Señor, mi amado; ¡levanta la voz y
aplaude, y canta salmos! Únete con el mar que brama, con
el mundo y los que habitan en el, con los ríos que baten sus
manos; con los montes que hacen regocijo delante de
Jehová.
Oh Dios, que ella entienda el camino de la perfección, y
en perfección de su corazón ande. No le dejes poner
delante de sus ojos cosa injusta, y que de ella se aparte el
corazón perverso.
No escondas de ella tu rostro; ¡en el día de su angustia
inclina a ella tu oído! ¡Apresúrate a responderle en el día
que te invocare! Y por tu infinita misericordia haz que su
corazón se derrame en canción; “bendice, alma mía a
Jehová y bendiga todo mi ser tu Santo Nombre” (Salmos
98, 102, 103).

i
La oración es el proceso de acuclillarse y de hacernos pequeños
ante Dios. Esta reducción no es una opción; es la única manera
de entrar en el reino de los cielos. Para crecer en el Espíritu es
llegar a ser poco en relación a cada vez más ámbitos de la vida:
el matrimonio, la familia, la iglesia, el trabajo, hasta que
finalmente es posible ser pequeño e infantil incluso en presencia
de Satanás y todos sus demonios. Porque es Dios, no usted o yo,
quien es más grande que el mal. ~Mike Mason

77
Agua de la palabra

B
endice, alma mía, al Señor:
Oh Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido.
Te has vestido de gloria y magnificencia,
cubriéndote de luz como de vestidura. Y por la sangre y la
misericordia de tu Hijo perfecto, te ruego tu sabio poder a
favor de mi esposa.
Que le sea dulce hablar de ti; que se alegre en ti. ¡Déjale
alabarte por tu misericordia, y tus maravillas para con los
hijos de los hombres! Sacia su alma menesterosa, y llena de
bien su alma hambrienta. Envía tu palabra y sánale, y
líbrala de su ruina. Que alabe la misericordia de Jehová y
sus maravillas para con los hijos de los hombres; ¡que esta
sea su gloria!
¡Despiértate, mi amada! ¡Despertemos al alba! Alaba
conmigo al Señor entre los pueblos; a Ella cantaremos y
entonaremos salmos entre las naciones. Porque más
grande que los cielos es tu misericordia, Oh Dios, y hasta
las nubes tu verdad. ¡Exáltate sobre los cielos, oh Dios!
¡Sobre mi esposa sea enaltecida tu gloria! Amén (Salmos
104, 107, 108).

78
Agua de la palabra

O
h Señor:
Otorga a mi esposa socorro contra el adversario;
¡porque vana es la ayuda del hombre! En ti hará
proezas. Y tú, oh Dios el Señor, haz con ella por amor de tu
Nombre; líbrala, ¡porque tu misericordia es buena! Que te
alabe con todo el corazón en la compañía y congregación
de los santos. Porque tú te pondrás a la diestra del pobre
para librar su alma de los que le condenan a muerte.
¡Alabado seas, Señor! Que te alabe con todo el corazón,
en la compañía y en la congregación de los rectos. Grandes
son tus obras, y quienes las aman, las estudian. Por lo
tanto, ayúdame a estudiar a mi esposa diligentemente,
porque ella es la obra de tus manos.
Manifiéstale el poder de tus obras, que son verdad y
juicio; fieles son todos tus mandamientos; afirmados
eternamente y para siempre, hechos en verdad y en
rectitud.
Oh amada, teme al Señor, porque el principio de la
sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento
tienen todos los que la practican. ¡Su alabanza permanece
para siempre! (Salmos 108, 109, 111).

79
Agua de la palabra

O
h Consolador Divino:
Cuando mí amada esposa siembre con lágrimas,
con regocijo siegue. Hazle esperar en ti, el Dios de
su salvación; porque contigo hay misericordia y abundante
redención.
Que su alma espere en ti, y en tu palabra; hazle una
mujer que te espere más que los centinelas esperan la
mañana.
¡Oh amada, espera en Jehová!; porque en el Señor hay
misericordia, y abundante redención cerca de Él. Espera en
el Señor desde ahora y para siempre.
Señor Dios, que yo sea como la vid que lleva fruto a los
lados de su casa, para que nuestros hijos sean como
plantas de olivas alrededor de nuestra mesa. ¡Que tu
bendición sea con ella! ¡Le bendigo en el Nombre del
Señor!
Te alabo, Señor, porque eres bueno; ¡canto salmos a tú
Nombre, porque eres benigno! Porque has escogido a mi
esposa para ti, ella es posesión tuya. Haz todo lo que
quieras con ella; trata con ella según tu propósito
soberano. Porque yo sé que eres grande, y tú eres mayor
que todos los dioses (Salmos 126, 130, 128, 135).

80
Agua de la palabra

D
ios Viviente:
Mira a mi maravillosa esposa que es humilde,
porque tus misericordias son para siempre.
Aunque ande por medio de la angustia, vivifícala; contra la
ira de sus enemigos extiende tu mano, y tu diestra le salve.
Por favor cumple tus propósitos en ella; tu misericordia, oh
Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus
manos.
Señor, ¡examínala y conócele! Detrás y delante rodéale,
y sobre ella pon tu mano.
Te alabaré, porque le formaste de una manera
formidable y maravillosa, y esto mi alma lo sabe muy bien.
No fue encubierto su cuerpo de ti, aunque ella en lo oculto
fue formada, y entretejida en lo más profundo de la tierra.
Tus ojos vieron su embrión, y en tu libro estaban escritas
todas aquellas cosas que luego fueron formadas sin faltar
una de ellas.
¡Por lo tanto ten confianza, mi amada! El Señor
Todopoderoso del cielo y la tierra hará para ti lo que es
mejor como su hija. No desmayes; no seas abatida sino
duerme en su providencia misericordiosa, porque cuando
despiertes aún estará contigo (Salmos 138 & 139).

81
Agua de la palabra

A
utor de Salvación:
Teniendo un afecto tan grande por mí maravillosa
esposa, hazme estar dispuesto a compartir con ella
no sólo el evangelio de Dios, sino aun mi propia alma;
porque me es querida. Ahora que tú y el Señor Jesús dirijas
su camino, y le hagas abundar el amor para con todos; para
que sea confirmado su corazón en santidad, irreprensible
delante de ti para la venida de nuestro Señor Jesucristo con
todos sus santos.
Por lo cual, asimismo oro siempre por ella, que tú le
tengas por digno de tu llamado, y cumpla todo propósito
de bondad, y toda obra de fe con poder, para que el nombre
de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en ti, y tú en
Ella, por la gracia del Señor Jesucristo.
Te doy gracias por mi amada esposa, porque la
escogiste para ser salva, mediante la santificación del
Espíritu y la fe en la verdad.
Oh amada, a esto te llamó, por el evangelio, para que
alcances la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que,
regalo del cielo, mantente firme, y retén la doctrina que has
aprendido por su palabra.
Y el mismo Señor, nuestro salvador Jesucristo, y tú oh
Padre, quien le amaste, y le diste la consolación eterna, y la
buena esperanza por gracia; conforte su corazón y
confírmale en toda buena palabra y obra. Amén (I
Tesalonicenses 3 & II Tesalonicenses 1 & 2).

82
Agua de la palabra

D
ios de los ejércitos:
Restaura a mi esposa; ¡y haz resplandecer tu
rostro, para que sea salvo! ¡Examínale, oh Dios, y
conoce su corazón! ¡Pruébale y conoce sus pensamientos!
¡Y ve si hay en ella camino de perversidad, y guíala en el
camino eterno!
Pon guarda, oh Jehová, sobre su boca; ¡guarda la
puerta de sus labios! No dejes que se incline su corazón a
cosas malas, a hacer obras impías con los hombres que
hacen iniquidad. Que una palabra justa le castigue; será un
favor; que le reprenda; será un excelente bálsamo, que no
le herirá la cabeza.
Que ella clame a ti, oh Jehová y que diga: “Tú eres mi
esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes.”
Escucha su clamor, especialmente cuando esté muy
afligida.
Hazle acordarse de los días antiguos, y meditar en
todas tus obras, reflexionar en las obras de tus manos. Que
extienda sus manos a ti cuando su alma tenga sed de ti
como la tierra sedienta. No escondas de ella tu rostro, para
que no venga a ser semejante a los que descienden a la
sepultura.
Hazle oír por la mañana tu misericordia, porque en ti
ha confiado. Hazle saber el camino por donde ande, porque
a ti he elevado su alma. Amén (Salmos 80, 139, 141, 142,
143).

83
Agua de la palabra

R
edentor Radiante:
Enséñala a hacer tu voluntad, ¡porque tú eres su
Dios! ¡Tu buen Espíritu la guíe a tierra de rectitud!
¡Por tu nombre, oh Jehová vivifícala! Por tu justicia, saca
su alma de angustia.
Confieso que ella y yo no merecemos ninguna de estas
misericordias, sino solo muerte e ira. Porque, ¿qué es el
hombre, para que en el pienses? ¿O el hijo del hombre,
para que lo estimes? El hombre es semejante a la vanidad;
sus días son como la sombra que pasa. Pero alabado seas
tú, Cristo Jesús, por tu obediencia justa y expiación
perfecta.
Oh amada, ¿conoces su grandeza? Grande es Jehová y
digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable.
Exáltale como tu Dios y tu Rey. Cada día bendícele, y alaba
su Nombre eternamente y para siempre.
Haz, Señor Dios, que ella sea una mujer que hable de la
hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos
maravillosos medite. Una mujer que hable de tus hechos
estupendos, y publique tu grandeza. Una mujer que
proclame la memoria de tu inmensa bondad, y cante tu
justicia. Amén (Salmos 143, 144, 145).

84
Agua de la palabra

R
ey de reyes:
Apelo a tu testimonio acerca de ti mismo: que eres
clemente y misericordioso, lento para la ira, y
grande en misericordia. Bueno eres Señor para con todos;
y tus misericordias resplandecen sobre todas tus obras. Por
lo tanto, sé eternamente bondadoso para con mi amada
esposa. Guárdala en el amor de Cristo, y déjala darte
gracias y bendecirte siempre.
Que la gloria de tu reino diga, y hable de tu poder.
Déjale saber a los hijos de los hombres tus poderosos
hechos, y la gloria de la magnificencia de tu reino. Tu reino
es reino de todos los siglos, y tu señorío en todas
generaciones.
Mi amada, ¡conoce a este Dios! Justo es Él en todos sus
caminos, y misericordioso en todas sus obras. Confía en
este Dios, porque cercano está Él a todos los que le
invocan, a todos los que le invocan de veras. Ama a este
Dios, porque Él cumplirá el deseo de los que le temen, y
guardará a todos los que le aman.
Oh Jehová, que proclame su boca tu alabanza, y todos
bendigan tu santo Nombre eternamente y para siempre
(Salmos 145).

85
Agua de la palabra

P
ríncipe de Paz:
Deja que mi esposa te alabe en su vida; que cante
salmos a su Dios mientras viva. ¡Que se alegre con
su Hacedor; que se goce con su Rey! Que alabe tu Nombre
con danza; con pandero y arpa te cante. Por favor, toma
contentamiento con su canción; hermoséala con tu
salvación.
Que se regocije con gloria; que cante aun sobre su
cama. Que te exalte con su garganta y tu palabra este en
sus manos. ¡Que te alabe en tu santuario; te alabe en la
magnificencia de tu firmamento! ¡Hazle alabarte por tus
proezas; alabarte conforme a la muchedumbre de tu
grandeza!
No confíes en los príncipes, mi amada, ni en hijo de
hombre, porque no hay en el salvación. Bienaventurado
aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza
está en el Señor tu Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el
mar, y todo lo que en ellos hay; el que guarda verdad para
siempre; el que hace justicia a los agraviados; el que da pan
a los hambrientos.
¡Todo lo que respira alabe a Jehová! ¡Alabado sea
Jehová! (Salmos 146, 149, 150).

86
Agua de la palabra

S
abio Consejero:
Te pido que mi esposa oiga la instrucción de su
padre, y que no desapruebe la dirección de su
madre; porque adorno de gracia serán a su cabeza, y
protección a su cuello. Toda cosa buena viene de ti, oh
Dios, por lo tanto haz atento su oído a la sabiduría e inclina
su corazón a la prudencia; sí, hazle clamar a la inteligencia,
y a la prudencia dar su voz, buscándola como a la plata y
escudriñándola como a tesoros. Dale tanto fervor para que
entienda el temor de ti y halle el conocimiento de Dios.
Misericordia y verdad no le desamparen; átalas a su
cuello, escríbelas en la tabla de su corazón.
¡Fíate de Jehová de todo tu corazón, mi amada! Y no te
apoyes en tu propia prudencia. Reconócela en todos tus
caminos, y Ella enderezará tus veredas. No seas sabia en tu
propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal.
Señor Dios, que te honre a ti con sus bienes, y con las
primicias de todos sus frutos; entonces serán llenos sus
graneros con abundancia, y sus lagares rebosarán de vino
nuevo. No le dejes despreciar tu castigo ni se fatigue de tu
corrección, porque tú castigas al que amas y quieres, como
el padre al hijo.
Finalmente, dependo completamente de ti para que me
guardes solamente para ella. Hazme servirle con total
fidelidad, para que ella pueda beber el agua de su propia
cisterna, y los raudales de su propio pozo. ¿Habrán de
derramarse sus fuentes por las calles y sus corrientes de
agua por las plazas?
Hazme fiel a ella también. Que sea bendito su
manantial; y que se alegre conmigo, la mujer de su

87
Agua de la palabra

juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Que mis


pechos le satisfagan en todo tiempo, para que en mi amor
se recree siempre, ni fije sus ojos en la mujer ajena. Amén
(Proverbios 1, 2, 3, 5).

Si no aprendemos a orar, no será por falta de instrucciones y


ejemplos. Mira Abraham, llevandola la carga de hablar al
Señor por Sodoma. Mira Isaac, que sale a meditar al campo a
la caída de la tarde. Mira Jacob, mientras lucha hasta que
rayaba el día en el Jaboc. Mira Ana, mientras habla en su
corazón. Mira David, cuando impide el amanecer del día, y
luego las vigilias de la noche, en un centenar de salmos. Mira
nuestro Señor. Y luego, mira Pablo, tan grande en la oración
como él está en la predicación, o en escribiendo epístolas. No, si
nunca aprende a rezar, no será por falta de las instrucciones
más claras, y los ejemplos más brillantes. ~Alexander Whyte

88
Agua de la palabra

P
adre de nuestro Señor Jesús:
Que tú dirijas el corazón de mi esposa a tu amor y a
la firmeza de Cristo. Obra este milagro de gracia en
ella: que tenga por sumo gozo cuando se halle en diversas
pruebas.
Y si tiene falta de sabiduría, que te la pida, la cual das a
todos abundantemente, y sin reproche, y le será dada.
Hazle ser un hacedor de tu palabra, y no tan solamente
oidor, engañándose a sí mismo.
Aunque no te haya visto, déjale amarte. Y que te crea,
aunque al presente no te vea y que se alegre con gozo
inefable y glorioso, obteniendo el fin de su fe, que es la
salvación de su alma.
Oh amada, es mi gran gozo y privilegio recordarte que
tú eres del linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anuncies las virtudes
de aquel que te ha llamado de las tinieblas a su luz
admirable. ¡Oh recuerda! ¡En el tiempo pasado eras
huérfano, mas ahora eres hijo de Dios; que en el tiempo
pasado no habías alcanzado misericordia, mas ahora ya has
alcanzado misericordia!
¡Sólo a ti, Señor Dios, sea la gloria para siempre! Amén
(Santiago 1 & I Pedro 1 & 2).

89
Agua de la palabra

D
ios de Verdad:
Por favor sé la confianza de mi esposa, y guárda
su pie para que no caiga en trampas. Que ella
retenga el consejo y no lo deje; que lo guarde, porque es su
vida. Hazle encomendarte sus obras para que sus planes
sean afirmados.
Oh amada, mejor es lo poco con el temor de Jehová,
que el gran tesoro donde hay turbación. El temor de
Jehová es manantial de vida, para ser apartado de los lazos
de la muerte.
Padre, importunadamente te pido que ella halle la
sabiduría, y que obtenga inteligencia, porque su ganancia
es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el
oro fino. Que ella considere la sabiduría como más preciosa
que las piedras preciosas, porque largura de días está en su
mano derecha; en su izquierda riquezas y honra. No dejes
que estas cosas se aparten de sus ojos: la sabiduría y el
consejo, porque serán vida a su alma, y gracia a su cuello
(Proverbios 3, 4, 16, 15).

i
Es crucial que las oraciones de un hombre no nos fascinan o
agarran más que los placeres de Dios. Qué fácil es estar más
emocionados por la devoción radical que por la belleza divina.
~John Piper

90
Agua de la palabra

H
acedor de Vida:
A causa de mi esposa, y a causa de tu gran
Nombre, hazme a mí un esposo excelente. Por tu
obra santificadora en mí, que ella considere que mi valor
sobrepasa largamente a la de piedras preciosas. Que su
corazón este en mí confiado, y no carezca de ganancias.
Déjame darle bien y no mal, todos los días de mi vida.
Ayúdame que con voluntad trabaje con mis manos. Dame
la fuerza de levantarme aun de noche, y dar comida a mi
familia. Sólo por tu gracia puedo vestirme con fortaleza, y
esforzar mis brazos. Ayúdame a alargar con mi mano al
pobre, y extender mis manos al menesteroso.
Déjame abrir mi boca con sabiduría; y pon la ley de
clemencia en mi lengua; que le honre a ella considerando
los caminos de mi casa, y no comiendo el pan de balde.
Que yo sea el tipo de esposo que es alabado por sus
hijos que se levantan y me llamen bienaventurado; el tipo
de esposo de quien su esposa también la alaba, diciendo:
“¡Muchos hombres hicieron el bien; más tú los sobrepasas
a todos!” (Proverbios 31).

91
Agua de la palabra

S
eñor y Padre:
Gracias por llamar a mi amada esposa a pertenecer a
Jesucristo. ¡Te alabo por amarla y llamarle a ser
santo!
Que seamos juntamente consolados por la fe que nos es
común. Y que nunca se avergüence del evangelio de Cristo,
porque es poder de Dios para dar salvación a todo aquel
que cree. Porque en el evangelio la justicia de Dios se
revela por fe y para fe.
Ciertamente, cuando ella estaba fuera de Cristo ella
fallo en agradarte; no lo podía hacer. No era justo, y no
había temor de ti delante de sus ojos.
Oh amada, recuerda tu depravación; ¡del abatimiento
del cual te salvó! Por cuanto tú pecaste, y estabas
destituido de su gloria, y eres justificada gratuitamente por
su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús, a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en
su sangre, para manifestar su justicia, a fin de que el sea el
justo, y el que justifica, al que es de la fe de Jesús.
Por lo tanto, ella no puede jactarse, Oh Señor; ¡porque
todo lo que ella tiene es de gracia por Cristo! Que viva y
respire, coma y beba sólo por gracia, sólo para tu gloria
(Romanos 1 & 3).

92
Agua de la palabra

P
adre Santo:
Tu siervo David se regocijó al decir: “Bien-
aventurados aquellos cuyas iniquidades son
perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos.” Por lo tanto,
¡por favor cubre los pecados de mi esposa! Yo sé que a los
que son contenciosos, y que no obedecen a la verdad, habrá
enojo e ira, y mi esposa ha sido mala, igual que yo. Hemos
tenido corazones no arrepentidos y duros, atesorando para
nosotros mismos ira para el día de la ira y de la revelación
de tu justo juicio. Con rebelión a la ley te hemos
deshonrado. Tu Nombre ha sido blasfemado por medio de
nosotros entre los gentiles. Pero gracias que a causa de tu
Nombre tú imputas a mi esposa la justicia de tu Hijo. Por
tu Santo Espíritu hazla continuar confiada sólo en la
perfección de Cristo, porque tú la resucitaste para nuestra
justificación después que había sido entregado por
nuestros pecados.
Por lo tanto, mi amado, como has sido justificado por la
fe, ¡tienes paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo! ¡Oh abrázala y bésala! Porque por Ella también
tienes entrada por la fe a esta gracia en la cual estas firme.
Gloriémonos, pues, en la esperanza de la gloria de Dios.
Y no sólo esto, Padre, sino que también nos gloriemos
en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia, y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza, y
la esperanza no será avergonzada, porque tu amor ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que
nos es dado. Amén (Romanos 2 & 5).
i

93
Agua de la palabra

I
ncomparable Dios:
Te alabo porque cuando aún era débil e impío mi
esposa, a tu tiempo moriste por ella. Ciertamente
apenas muere alguno por un justo, más tú, muestras tu
amor para con ella, en que siendo aún pecadora, Cristo
murió por ella.
Oh amada, pues mucho más ahora, estando ya
justificado en su sangre, por Ella serás salvo de la ira de
Dios. ¡Gloríate! Regocíjate en Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo, por el cual ahora has recibido la
reconciliación.
Padre, no la dejes perseverar en el pecado para que la
gracia crezca, ¡en ninguna manera! Ahora que es muerta al
pecado, no le permitas vivir aún en él. Hazle pensar que
ella de cierto es muerta al pecado; más vive para ti en
Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en su
cuerpo mortal, para que lo obedezca en sus concu-
piscencias. Guárdale de presentar sus miembros al pecado
para instrumentos de iniquidad. Que el pecado no se
enseñoree de ella; porque no está bajo la ley, sino bajo la
gracia.
Del mismo modo que una vez que presentó sus
miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así
ahora para santidad, que presente sus miembros para
servir a la justicia. Pon esta verdad muy profundamente
dentro de ella: Que la paga del pecado es muerte; más la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor
nuestro. Protégela de ganar una paga fatal. Ven pronto,
Señor Jesús. Te anhelamos. Amén (Romanos 5 & 6).

i
94
Agua de la palabra

M
aestro deliciosamente Misericordioso:
Cuando mi esposa se encuentre dividida en sus
deseos, ayúdala. Habrá veces que se deleita en
tu ley en su humanidad interior, más verá otra ley en sus
miembros, que se rebela contra la ley de su mente, y que le
lleva cautivo a la ley del pecado que está en sus miembros.
Y cuando clame, “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de
este cuerpo de muerte?” ¡Hazla esperar en ti por medio de
Jesús su Señor!
Oh amada, es mi gozo recordarte que ahora, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha
librado de la ley del pecado y de la muerte.
Oh Dios, hazle alegrarse en el conocimiento de que tú
hiciste lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil
por la carne. Y enviando a tu Hijo en semejanza de carne
de pecado, y por el pecado, condenaste al pecado en la
carne, para que la justicia de la ley fuese cumplida en
nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu. Aunque su carne está muerta por el
pecado, ¡dale vida por el Espíritu a causa de la justicia!
Amén (Romanos 7 & 8).

i
La conversión verdadera nos hace querer pasar tiempo a solas
en la meditación y la oración. Leemos que esto era cierto para
Isaac (Génesis 24:63). Aún más importante, se lee en los
evangelios que Cristo también necesitaba estar a solas con su
padre. Ocultando sentimiento profundo es difícil, y sin embargo
la sensación verdaderamente llena de gracia es más silenciosa y
privada a menudo de lo que es falso. ~Jonathan Edwards

95
Agua de la palabra

A
bba, Padre:
Te pido por mi amado esposa, que tu Espíritu de
testimonio a su espíritu que ella es tu hija. Porque
no ha recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez
en temor; más ha recibido el Espíritu de adopción de hija.
Hazla vivir conforme a tu Espíritu y no en la carne. Porque
si vive conforme a la carne, morirá; más si por el Espíritu
da muerte a las obras de la carne, vivirá.
Por favor sé fiel para dar testimonio a su espíritu que es
hija tuya, y si hija, también heredera, y coheredera con
Cristo; si es que padece juntamente con Él, para que
juntamente con él sea glorificada.
Por lo tanto dale la fuerza para considerar que las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en ella ha de ser manifestada.
Oh amada, no te desanimes cuando gimas dentro de ti
misma esperando la adopción, la redención de nuestro
cuerpo. Porque en esperanza somos salvos. Con paciencia
espérala.
Oh Señor, anhelamos el regreso de tu hermoso Hijo.
Ven pronto, Cristo Jesús. Amén (Romanos 8).

96
Agua de la palabra

A
amado Dios:
Por tu Espíritu, ayuda a mi precioso esposa en su
debilidad. Porque no sabe pedir como conviene,
por lo tanto, que tu Espíritu interceda por ella con gemidos
indecibles. Porque tú, quien escudriñas los corazones,
sabes cuál es la intención del Espíritu, que conforme a tu
voluntad, intercede por los santos.
Oh mi amado esposa, ten por seguro que para los que
aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, a los que
conforme a su propósito son llamados a ser santos. Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que
Él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Padre, ¡gracias por tu soberano llamamiento; por
amarla en la fe en Cristo, por predestinarla a ser hecha
conforme a tu bendita imagen! Se magnificado y exaltado
por tu obra perfecta en ella. Amén (Romanos 8).

Yo mismo he visto esta rara belleza del rostro de una mujer


joven en la oración, que muy probablemente no tenía idea de
que estaba siendo visto por ojos humanos. Su rostro era
incomparablemente más hermoso que cualquiera cosmetología
de Hollywood es capaz de lograr. De hecho, la gracia divina que
trabaja en un alma receptiva sí produce lo que San Pablo llama
“la obra de arte de Dios” (Ef 2:10). ~Thomas Dubay

97
Agua de la palabra

T
odopoderoso Padre Infinito:
Si tú eres por mi amada esposa, ¿quién será contra
ella? Tú que no escatimaste ni a tu propio Hijo,
sino lo entregaste por todos nosotros, ¿cómo no le darás
también con el todas las cosas? ¿Quién la acusará a ella
como tu escogido? Tú eres el que la justificas. ¿Quién es el
que le condenará? Asegúrale que Cristo Jesús es el que
murió; más aún, el que también resucitó, quien además
está a tu diestra, el que también intercede por ella. Te alabo
porque nadie le apartará del amor de Cristo. Ni tribulación,
o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro,
o espada le podrá separar del amor de Cristo.
¿Confía en su sostén, mi amada? ¿Tienes esperanza en
que sólo Dios triunfará, aun cuando eres muerto todo el
tiempo y contado como oveja de matadero? Porque en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó. Puedes estar seguro que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro (Romanos 8).

98
Agua de la palabra

A
mante Efectivo:
Que permanezca el propósito conforme a la
elección; porque es bello y sabio que hayas
escogido un pueblo, no por sus obras, sino por tu llamado.
Que mi amada esposa aprenda a regocijarse y a temblar al
escuchar tus palabras: “A Jacob amé, más a Esaú aborrecí.”
No le dejes acusarte de injusticia porque tú eres libre.
Porque a Moisés dices: “Tendré misericordia del que yo
tenga misericordia, y me compadeceré del que me
compadeceré.” Entonces hazle alegrarse, que no depende
del que quiere, ni del que corre, sino del que tienes
misericordia.
Déjala amar y temer la verdad que del que quieres
tienes misericordia; y al que quieres, endureces. Guárdala
de no ser una mujer que alterque contigo con arrogancia, o
que ponga sus caminos de justicia por encima de ti, o que
te demande a darle cuentas de lo que ella encuentre
injusto. Que no cuestione a su hacedor, diciendo, “¿Por qué
me has hecho tal?” Porque tú eres el Señor y alfarero, y a ti
pertenece el derecho de hacer un vaso para honra, y otro
para deshonra.
Oh amada, ¡ven y adoremos su misericordia! Para
hacer notorias a nosotros las riquezas de su gloria, Él
soportó con mucha paciencia los vasos de ira, preparados
para destrucción, queriendo mostrar su ira y hacer notorio
su poder.
Padre, que tu Hijo Jesús sea su mayor bien para
siempre. Amén (Romanos 9).

i
99
Agua de la palabra

G
ran Pastor de sus ovejas:
El deseo de mi corazón y mi oración es que mi
esposa pueda ser salvada. Que nunca le dejes ser
una mujer que tenga celo de Dios. Celo no conforme a
ciencia. Guárdala de ignorar tu justicia, y de procurar
establecer la suya propia, no sujetándose a tu justicia.
Porque el fin de la ley es Cristo, para dar justicia a todo
aquel que cree.
Deja que esta seguridad suene nuevamente en su
corazón: Que si confesara con su boca que Jesús es el
Señor, y cree en su corazón que tú lo levantaste de los
muertos, será salva.
Oh amada, ¡adora la bondad gratuita de la salvación de
nuestro Señor! Porque la escritura dice: “Todo aquel que
en Él cree, no será avergonzado.” Porque no hay diferencia
de judío y de griego; pues el mismo Señor es Señor de
todos, rico para con todos los que le invocan. Porque “todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Padre, nos has dicho que la fe es por el oír; y el oír, por
la palabra de Dios. Por lo tanto, usa a mi esposa para
proclamar las buenas noticias para que sean llamados
hermosos sus pies. Amén (Romanos 10).

La magnificencia de Dios es la fuente y medida de la


magnificencia de la oración. ”Piense magníficamente de Dios.”
~Alexander Whyte

100
Agua de la palabra

S
abio Maestro:
Gracias por elegir a mi esposa por gracia. Y si es por
gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia
ya no sería gracia. Gracias que la guardaste del espíritu de
estupor, de los ojos que no ven, y los oídos que no oyen.
Hazla humildemente agradecida de que algunas de las
ramas fueron desgajadas, y ella, siendo olivo silvestre, ha
sido injertada en lugar de ellas, y ha sido hecha
participante de la raíz y de la rica savia del olivo. Nunca la
dejes jactarse contra las ramas, sabiendo que no sustenta
ella a la raíz, sino la raíz a ella. No la dejes que se
ensoberbezca, más hazle temer. Porque si tú no perdonaste
a las ramas naturales, a ella tampoco le perdonarás.
Mi amada, mira entonces la bondad y la severidad de
Dios; la severidad ciertamente es para los que cayeron;
más la bondad para contigo, si permanecieres en Dios;
pues de otra manera tú también serás cortado.
Señor Dios, ayúdanos a no ignorar este misterio, para
que no seamos arrogantes acerca de nosotros mismos: que
ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que
haya entrado la plenitud de los gentiles. Que temblemos
ante tu mano soberana que ha encerrado a todos en
desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Oh, profundidad de tus riquezas de tu sabiduría y de
tu ciencia! ¡Cuán insondables son tus juicios, e
inescrutables tus caminos! Porque ¿quién entendió tu
mente? ¿O quién fue tu consejero? ¿O quién te dio a ti
primero, para que fuese recompensado? Porque de ti, y por
ti, y en ti son todas las cosas. A ti sea la gloria por los siglos.
Amén (Romanos 11).

101
Agua de la palabra

D
ios Magnificente:
Te ruego por tu misericordia, que recibas al
cuerpo de mi amada esposa como un sacrificio
vivo, santo, agradable a ti. Y ayúdale a presentar su cuerpo
en esta manera, porque esto es su culto racional. No la
dejes conformarse a este siglo; más transfórmala por la
renovación de su entendimiento, para que compruebe cuál
sea tu buena voluntad, agradable y perfecta.
Que no tenga más alto concepto de sí del que debe
tener; sino que piense de sí con cordura, conforme a la
medida de fe que Dios repartió a cada uno. Ayúdale a usar
sus dones según la gracia que le fue dada; si es de profecía,
conforme a la medida de su fe; si de servicio, en servir; o si
enseña, en su enseñanza; si exhorta, en exhortar; si
reparte, que lo haga con liberalidad; si preside, con
solicitud; si hace misericordia, con alegría.
Oh amada, que tu amor sea sin fingimiento. Aborrece
lo malo, sigue lo bueno. Ama con amor fraternal.
Prefirámonos con honra los unos a los otros. En lo que
requiere diligencia no perezoso; sé ferviente en el espíritu;
sirve al Señor.
Señor Dios, sólo por tu gracia soberana podrá mi
esposa ser gozosa en la esperanza, sufrido en la tribulación
y constante en la oración. Ayúdanos a los dos mientras nos
esforzamos a compartir para las necesidades de los santos,
practicando la hospitalidad. Amén (Romanos 12).

102
Agua de la palabra

S
eñor Asombroso:
Sólo por tu favor inmerecido crecerá mi esposa en
semejanza de Cristo Jesús. Entonces pido tú
misericordia en su favor que le ayudes a bendecir a los que
la persiguen; bendecir y no maldecir. Déjala gozarse con
los que se gozan; llorar con los que lloran, y vivir unánime
entre su familia celestial. Que no sea altiva, más
asociándose con los humildes, dándose a tareas humildes.
No sea sabio en su propia opinión, no pagando a nadie mal
por mal. Al contrario, haz que ella procure lo bueno delante
de todos los hombres. Si se puede hacer, en cuanto
dependa de ella, hazle estar en paz con todos los hombres.
Oh amada esposa, nunca te vengues tú misma; antes da
lugar a la ira de Dios, porque escrito está: “Mía es la
venganza; yo pagaré, dice el Señor.” Así que, si tu enemigo
tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de
beber: Que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas
sobre su cabeza.
Santo Dios, que no sea vencido de lo malo; más ayúdale
a vencer con el bien el mal, a desechar las obras de las
tinieblas, y vestirse con las armas de la luz. Déjale andar
como de día, honestamente; no en glotonerías y
borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y
envidia. Más hazle vestirse del Señor Jesucristo, y no
provea para los deseos de la carne.
Ven, Señor Jesús. Anhelamos el día que tu belleza se
revele. Amén (Romanos 12 & 13).

103
Agua de la palabra

O
h tú que eres Fiel cuando somos infieles:
No dejes que mi amada esposa viva para sí. Que si
vive, para ti viva; y si muere, para ti muera. Así
que si vive o muere permanezca en ti. Porque Cristo para
esto murió, y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor de los
muertos como de los vivos.
Oh amada, no juzgues a tu hermano, ni menosprecies a
tu hermano. Porque todos compareceremos ante el
tribunal de Cristo; porque escrito está: “Vivo yo, dice el
Señor, que a mí se doblará toda rodilla, y toda lengua
confesará a Dios.” De manera que, cada uno de nosotros
dará a Dios cuenta de sí.
Así que, Padre, no le dejes juzgar más los unos a los
otros, sino más bien que decida no poner tropiezo u
ocasión de caer al hermano. Hazla seguir lo que contribuye
a la paz, y a la mutua edificación.
Recuérdale de su obligación como una mujer fuerte que
debe soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarse a
ella mismo.
Te pido, por causa de tu Nombre, que por la paciencia,
y por la consolación de las escrituras, tenga esperanza. Que
tú des entre nosotros un mismo sentir según Cristo Jesús,
para que unánimes, a una voz te glorifiquemos a ti, el Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 14 & 15).
i
En la oración de nuestro Señor, él nos enseñó a orar, “Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra” (Mateo 6:10). Esto indica que la perfecta voluntad de
Dios precede a mi oración y los suyos. No nos enseña a orar,
“que tu voluntad sea formado,” pero “hágase tu voluntad.”
~Bruce Ware

104
Agua de la palabra

D
ios de Esperanza:
Que tú llenes a mi esposa de todo gozo y paz en el
creer, para que abunde en esperanza por el poder
del Espíritu Santo. Llénale también de bondad, y de todo
conocimiento, de tal manera que pueda amonestar a otros.
Te ruego, mi amada, por nuestro Señor Jesucristo, y
por el amor del Espíritu, que intercedas con oraciones ante
Dios por mí, para que sea librado de mi tendencia a
desviarme del camino estrecho, para que por la voluntad
de Dios te pueda servir y sea recreado juntamente contigo.
Y te ruego a ti, Señor Dios, que le des a mi esposa
discernimiento y vigilancia para poder mirar a los que
causan divisiones y tropiezo en contra de la doctrina que
ella ha aprendido; y que se aparte de ellos. Cuídale de sus
suaves y lisonjas palabras, por las cuales engañan a los
corazones de los ingenuos. Porque su obediencia ha venido
a ser notoria a todos, así que me gozo de ella; más quiero
que sea sabia para el bien, e ingenua para el mal.
Y al que puede confirmarle según el evangelio y la
predicación de Jesucristo, por tu revelación del misterio
que se ha mantenido desde tiempos eternos; a ti, al único
sabio Dios, ¡sea la gloria para siempre en Jesucristo! Amén
(Romanos 15 & 16).

105
Agua de la palabra

C
risto Jesús:
Te alabo porque en estos postreros tiempos Dios
nos ha hablado por ti, su Hijo, al cual constituyó
heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo.
Padre, que mi preciosa esposa se plazca en mirar a tu
Hijo como el resplandor de tu gloria, y la misma imagen de
tu sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra
de su poder. Que le exalte como hecho tanto más superior
que los ángeles, por cuanto alcanzó por herencia más
excelente nombre que ellos.
Oh amada, únete conmigo en decir: “Tu trono, Señor
Cristo, es por los siglos de los siglos; cetro de equidad es el
cetro de tu reino. Tú amaste la justicia, y aborreciste la
maldad; por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de
alegría más que a tus compañeros.”
Tú, Señor, en el principio fundaste la tierra; y los cielos
son obras de tus manos; ellos perecerán, más tú
permaneces; y todos ellos se envejecerán como una
vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán
mudados; pero tú eres el mismo, y tus años nunca se
acabarán.
Padre, hazla adorar a tu magnificente Hijo sin cesar y
abundar en gratitud por cada destello de su belleza.
Anhelamos verle cara a cara (Hebreos 1).

i
Mejor ser algo demasiado atrevido y algo indecoroso que por
completo descuidar y olvidarse del Dios todopoderoso. Mejor
decir aquel dicho atrevido, “No te dejaré,” que orar con tanta
pereza y somnolencia y estupidez como ahora oramos.
~Alexander Whyte

106
Agua de la palabra

P
adre de Gracia:
Me inclino por Cristo en oración por la esposa que
me has dado. He merecido la muerte, pero tú me
has dado protección. He ganado el infierno, pero tú has
provisto una esposa fiel para mí. Y por esto ofrezco
alabanza a tu gran Hijo.
Que mi esposa, quien participa del llamamiento
celestial, considere al apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra
profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó,
como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios, como
mucho más honra tiene el constructor de una casa que la
casa misma. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de
Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como Hijo sobre su casa, la cual somos
nosotros.
Oh amada, nosotros somos su casa, si hasta el fin
retenemos firmes la confianza y la esperanza gloriosa. Por
lo tanto Padre, si ella oye hoy tu voz, no le dejes endurecer
su corazón como en la provocación. Cuídala, que en ella no
haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios
vivo.
Ayúdanos a exhortarnos unos a otros, cada día, entre
tanto que se dice “hoy,” para que ninguno de nosotros se
endurezca con el engaño del pecado. Porque participantes
de Cristo somos hechos, con tal que retengamos firmes
hasta el fin nuestra confianza del principio. ¡Concédenos la
fuerza para permanecer firmes! ¡Ayúdanos para que
ganemos a tu glorioso Hijo!
Amén, ven pronto Señor Jesús (Hebreos 3).
i
107
Agua de la palabra

D
ios de la palabra viviente:
Sólo por Cristo, el gran Sumo Sacerdote, que
traspaso los cielos, Jesús el Hijo de Dios; sólo por
Él puedo interceder por mi esposa. Así que te pido que
mientras la promesa de la entrada en tu reposo siga
vigente, que ella tema; no sea que parezca no haberlo
alcanzado. Que tus buenas noticias sean acompañadas de
fe en ella cuando las oiga.
Te alabo porque queda un reposo para tu pueblo,
porque el que ha entrado en tu reposo, también ha
reposado de sus obras, como tú de las tuyas. Como la
escritura dice, “Y reposó Dios de todas sus obras en el
séptimo día.” Que mi esposa se apresure a entrar en aquel
reposo, y no caiga en semejante ejemplo de desobediencia
que se apoderó de todos aquellos que salieron de Egipto
guiados por Moisés. Porque tu palabra es viva y eficaz, y
más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y espíritu, las coyunturas y los tuétanos; y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y
no hay cosa creada que no sea manifiesta en tu presencia;
antes todas las cosas están desnudas y abiertas a tus ojos. A
ti daremos cuenta.
Oh amada, puesto que teniendo un gran Sumo
Sacerdote, que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos esta profesión de nuestra esperanza. Porque
no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compa-
decerse de nuestras debilidades; sino uno que fue tentado
en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos pues confiadamente al trono de su gracia,
para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno
socorro (Hebreos 4).

108
Agua de la palabra

S
alvador Espléndido:
Es mi gozo confiarte y exaltarte como la causa eterna
de salvación a todos los que te obedecen.
Padre, por tu Hijo, te pido que mi esposa nunca sea
lenta para oír, pero al contrario, que anhele el alimento
sólido, desarrollando habilidades para la palabra de la
justicia. Porque de los que han alcanzado madurez es el
alimento sólido. Por lo tanto, por favor entrena a mi esposa
para que tenga los sentidos ejercitados en el
discernimiento del bien y del mal.
Mi amada, dejemos ya los rudimentos de la doctrina de
Cristo y vamos adelante, a la perfección, no echando otra
vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas,
de la fe en Dios. Y esto haremos si Dios en verdad lo
permite.
Por lo tanto, Padre, ¡permítelo! Por favor permítele ir
adelante a la perfección. Mantenla, y que nunca sea de los
que una vez fueron iluminados, y que gustaron aquel don
celestial, y que fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
y que así mismo gustaron la buena palabra de Dios, y
recayeron. ¡De ninguna manera! (Hebreos 5 & 6).
i
No hay oración verdadera sin agonía. Tal vez este es el
problema en muchas de nuestras iglesias. Lo poco de la oración
que tenemos es superficial, tímida, cuidadosamente censurada,
y lleno de florituras de oratoria y de aire caliente. Hay poca
agonía en ella, y por lo tanto poco de honestidad o
humildad. Parece que pensamos que el Señor es como todo el
mundo que conocemos, y que él no puede soportar la honestidad
real. Por eso ponemos nuestra dominguera para visitarlo, y
cuando volvemos a casa y quitamos las vestiduras elegantes,
nos quedamos solos con lo que hay debajo: la ropa interior
sucia de la hipocresía. ~Mike Mason

109
Agua de la palabra

D
ios de Misericordia ilimitada:
Que mi querida esposa viva como la tierra que
bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y
que produce hierba provechosa a aquellos de los cuales es
labrada, para que reciba bendición de ti. Pero ten
misericordia de ella, para que no produzca espinos y
abrojos, porque tal tierra es reprobada, y está próxima a
ser maldecida, y su fin es ser quemada.
Persuádele de mejores cosas que éstas, cosas más
cercanas a la salvación. Porque tú no eres injusto como
para olvidar el trabajo y el amor que ha mostrado en tu
Nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
Pero deseo que ella muestre la misma solicitud hasta el fin
para cumplimiento de su esperanza, que no se haga
perezosa, sino imitadora de aquellos que por la fe y la
paciencia heredan las promesas.
Muéstrale que por tu carácter inmutable, ella es una
heredera de la promesa hecha a Abraham, para que tenga
un fortísimo consuelo, y que acuda para asirse a la
esperanza puesta delante de nosotros.
Oh amada, ¡corre a Cristo para tu refugio! Porque Dios
ha jurado por sí mismo y tenemos esta esperanza como por
segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde entró por nosotros nuestro precursor
Jesús, hecho Sumo Sacerdote para siempre, según el orden
de Melquisedec.
Señor Jesús, ¡Te exaltamos como nuestra esperanza y
Sumo Sacerdote! No tardes en tu regreso (Hebreos 6).

i
110
Agua de la palabra

O
h noble Amigo de hombres quebrantados:
Vengo ante ti a favor de mi esposa por medio de
Jesús, el fiador de un mejor pacto. Pon en ella la
confianza maravillosa que Cristo, por cuanto permanece
para siempre, tiene el sacerdocio inmutable. Por lo tanto, el
puede también salvar eternamente a los que por el se
acercan a ti, viviendo siempre para interceder por ellos.
Que se encomiende completamente a Él, porque tal Sumo
Sacerdote le convenía tener: Santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los
cielos.
Que le exalte, porque Él no tiene necesidad, como los
otros sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero
por sus pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo
hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Porque la ley constituye sacerdotes a hombres débiles,
más la palabra del juramento, que vino después de la ley,
designa al Hijo, hecho perfecto para siempre. ¡Déjala
aferrarse a Él aún más!
Oh amada, ¡ten por seguro que tienes mejor compañero
en Cristo que en mí! Porque yo oro por ti en debilidad,
mortalidad y con un corazón perverso, pero Él es santo y
perfecto, y vive siempre para interceder por ti.
Padre, ayúdanos a amar la venida del Hijo (Hebreos 7).

111
Agua de la palabra

O
h Dios, mi riqueza y mi salvación:
Haz entender profundamente a mi esposa que ella
tiene un Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra
del trono de la Majestad en los cielos, perfecto y poderoso,
un ministro del santuario, y de aquel verdadero
tabernáculo que tú levantaste, y no el hombre. Mas ahora
tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto de un mejor pacto
es mediador, el cual es hecho de mejores promesas. Hazle
confiar solamente en el sacrificio de Cristo, el cual por el
Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a ti, y que
por su sangre limpia su conciencia de obras muertas para
servirte.
Ánimo, mi amada, pues Cristo, habiendo sido ofrecido
una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por
segunda vez, no para tratar con el pecado, sino para salvar
a los que lo esperan.
Padre, dale tanto anhelo, que ella pueda esperar el día
cuando su Salvador glorificado regrese. Que nos gloriemos
en su sacrificio ofrecido por los pecados una vez para
siempre. Y ahora, Él está sentado a tu diestra, de ahí en
adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos
por estrado de sus pies. ¡Oh déjala alabarle y apreciarle!
Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a
los santificados (Hebreos 8, 9, 10).
i
Dios ha causado la difusión de su fama depender de la
predicación de su palabra; y él ha causado la predicación de su
palabra depender de las oraciones de los santos. Este es el
impresionante lugar de la oración en los propósitos de Dios
para el mundo. El triunfo de la palabra no vendrá sin la
oración. ~John Piper

112
Agua de la palabra

J
uez Aterrador:
Ahora que mi esposa tiene libertad para entrar en el
Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el
camino nuevo y vivo que Él que nos abrió a través del velo,
esto es, por su carne, y como tiene un Gran Sacerdote sobre
tu casa, déjala acercarse con corazón sincero, y en plena
certidumbre de fe, purificado su corazón de mala
conciencia, y lavado su cuerpo con agua pura. Que retenga
firme la profesión de su esperanza, porque fiel es el que
prometió.
Oh amada, considerémonos los unos a los otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras, no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, más
exhortándonos unos a otros; y cuanto más vemos que
aquel día se acerca.
Padre, guárdale de pecar voluntariamente, después de
haber recibido el conocimiento de la verdad, porque si lo
hace ya no queda más sacrificio por el pecado, sino una
horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha
de devorar a los adversarios. Por favor, ¡no le permitas
pisotear a tu Hijo, o tener por inmunda la sangre del pacto
en la cual fue santificado, o hacer afrenta al Espíritu de
gracia! Porque sé que tuya es la venganza, y tú darás el
pago. “El Señor juzgará a su pueblo.” ¡Susténtale! Porque
horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo (Hebreos
10).

113
Agua de la palabra

D
ios auto-suficiente:
Sólo por tu Hijo digno vengo a pedir gracia
transformadora para mi esposa. Te pido que ella
crezca en bondad y compasión. Hazla una mujer quien se
compadece de los que están en prisiones, y quien padece
con gozo el despojo de sus bienes, sabiendo que tiene una
mejor herencia en los cielos que permanece. No la dejes
perder su confianza, pues tiene grande galardón. Porque la
paciencia le es necesaria, para que habiendo hecho la
voluntad de Dios, obtenga la promesa. Te agradezco
porque ella no es de las que retroceden para perdición, sino
de las que tienen fe para preservar su alma.
Levántala como una mujer de fe, teniendo la certeza de
lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque
sin fe es imposible agradarte, porque es necesario que el
que a ti se acerque, crea que tú eres, y que eres
galardonador de los que te buscan. Hazla como Abraham,
quien siendo llamado, obedeció para salir al lugar que
había de recibir como herencia.
Oh amada, aunque hombres como Abel, Enoc, Noé,
Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Gedeón, Barac,
Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas alcanzaron
buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo
prometido, porque Dios había provisto algo mejor para
nosotros, que aquellos no fuesen perfeccionados sin
nosotros. ¡Y ahora tenemos al Señor Jesucristo! ¡Bendice
conmigo su Nombre!
Padre, anhelamos ver a tu Hijo. Déjanos alabar su
Nombre para siempre, para tu gloria. Amén (Hebreos 10 &
11).

114
Agua de la palabra

P
adre Disciplinado:
Ayuda a mi esposa a dejar todo el peso del pecado
que le rodea, y correr con paciencia la carrera que
tiene por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de
Ella, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a
la diestra de tu trono.
Oh amada, considera a aquel que sufrió tal
contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
nuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Que aún no
hemos resistido hasta la sangre combatiendo contra el
pecado.
Gran Padre, recuérdale la exhortación que como a hijo
se le dirige, diciendo: “Hijo mío, no menosprecies la
disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido
por Él. Porque el Señor al que ama disciplina, y azota a
cualquiera que recibe por hijo.”
Asegúrale que si soporta la disciplina, tú le tratas como
a hija. Más si la dejas sin disciplina, de la cual todos los
hijos han sido hechos participantes, entonces es bastarda y
no hija. Que no deplore tu disciplina, sino que te respete y
obedezca, entendiendo que tú le disciplinas para lo que le
es provechoso, para que participe de tu santidad. Cuando
tu disciplina le parezca ser causa de tristeza, en vez de
gozo, hazle confiar que después dará fruto apacible de
justicia a los que en ella son ejercitados (Hebreos 12).

115
Agua de la palabra

T
ierno y temible Sanador:
Me inclino por el mérito de mi Señor Jesucristo,
pidiendo que tú alces las manos caídas y las rodillas
paralizadas de mi esposa, y que hagas sendas derechas a
sus pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que
sea sanado.
Hazle seguir la paz con todos, y la santidad, sin la cual
nadie te verá. ¡Que ella nunca se aparte de tu gracia!
Protégela de cualquier “raíz de amargura” que brote y le
estorbe, y por ella muchos son contaminados. Guárdala en
sus caminos, que no sea fornicaria o profana, como Esaú,
que por una sola comida vendió su primogenitura. ¡Ten de
ella misericordia! Porque aun después, deseando heredar
la bendición, Esaú fue desechado, y no hubo oportunidad
de arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Oh amada, refúgiate en Jesús, el Mediador de un nuevo
pacto. Mira que no deseches la advertencia de tu Padre.
Corre a Cristo, y no tendrás por qué temer.
Padre, ayúdanos a servirte a ti, agradándote con temor
y reverencia. Porque tú eres fuego consumidor. Amén
(Hebreos 12).

Ore a menudo, porque la oración es un escudo para el alma,


un sacrificio a Dios, y un azote para Satanás. ~John Bunyan

116
Agua de la palabra

F
iel Ayudador:
Bajo el sacrificio supremo de tu Hijo vengo de parte
de mi esposa. Por favor hazla una mujer que no
olvide la hospitalidad, porque ya algunos, sin saberlo,
hospedaron ángeles. Que se acuerde de los presos como si
estuviera preso juntamente con ellos, y de los afligidos.
Sea honroso nuestro matrimonio, y que mantengamos
el lecho sin mancilla; porque a los fornicarios y adúlteros
los juzgarás, Señor. Mantén su vida sin avaricia, contenta
con lo que tiene ahora, porque tú dijiste: “No te
desampararé, ni te dejaré.”
Por lo tanto, mi amada, puedes decir confiadamente:
“El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda
hacer el hombre.”
Padre, acuérdale de tus pastores, que han hablado tu
palabra. Que considere el resultado de su conducta e imite
su fe, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los
siglos. Guárdale de dejarse llevar por doctrinas diversas y
extrañas, porque buena cosa es afirmar el corazón en la
gracia, no en las viandas de sabiduría carnal, que nunca
aprovechó a los que se han ocupado de ellas.
Apura el día de la aparición de tu Hijo, te lo pedimos.
Amén (Hebreos 13).

117
Agua de la palabra

M
i Deleite deslumbrante:
Por Cristo Jesús pido que pongas en el corazón
de mi esposa la disponibilidad de llevar el
vituperio que padeció tu Hijo. Que ame menos al mundo y
que te amé más a ti; me ame menos a mí y te amé más a ti.
Porque no tenemos aquí permanencia, más buscamos lo
por venir. Así que, por Cristo te ofrezca siempre sacrificio
de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen tu
Nombre. Que no olvide hacer el bien y de la ayuda mutua;
porque de tales sacrificios se agrada Dios.
Hazla obedecer a sus pastores, y sujetarse a ellos;
porque ellos velan por nuestras almas, como quienes han
de dar cuenta.
Oh mi gran amada en la tierra, ¡adora a Dios que te da
valor! Él te ha hecho preciosa en mis ojos. Por lo tanto, que
el Dios de paz que resucitó de los muertos al Gran Pastor
de las ovejas por la sangre del pacto eterno, a nuestro
Señor Jesucristo, te haga apta en toda obra buena para que
hagas su voluntad; haciendo en ti lo que es agradable
delante de Él por Jesucristo, a quien es dada la gloria por
los siglos de los siglos. Amén (Hebreos 13).

Hay un tipo general de orar que falla por falta de precisión. Es


como si todo un regimiento de soldados disparara sus armas en
cualquier lugar. Posiblemente alguien sería asesinado, pero la
mayoría de los enemigos se escaparía. ~Charles Spurgeon

118
Agua de la palabra

M
i Gozo Soberano:
Por tu bello Hijo y en sus palabras yo oro por mi
amada esposa. Que sea contada entre los pobres
de espíritu; porque de ellos es el reino de los cielos. Hazla
de los que lloran; porque ellos recibirán consolación.
Bendícela con mansedumbre para que reciba la tierra por
heredad. Crea en ella hambre y sed de justicia, porque tales
hombres serán saciados. Déjala ser misericordiosa para
que alcance misericordia. Dale un corazón limpio para que
te vea. Ponla entre los pacificadores; porque ellos serán
llamados tus hijos. Cuando padezca persecución por causa
de la justicia, anímala y recuérdale que es bienaventurada y
suyo es el reino de los cielos.
Oh amada, déjame recordarte humildemente que eres
bienaventurada cuando te vituperen y te persigan, y se
dijere toda clase de mal acerca de ti por la causa de Cristo,
mintiendo. Gózate y alégrate; porque tu galardón es grande
en los cielos; que así persiguieron a los profetas que fueron
antes de ti.
Señor, por favor obra siempre en ella, moldeándole a
ser como tu Hijo. Amén (Mateo 5).

119
Agua de la palabra

M
i Padre de Misericordia:
Por Jesús me arrodillo y pido que hagas de mi
esposa una luz brillante al mundo; que su luz
alumbre delante de los hombres, para que vean sus buenas
obras, y te glorifiquen.
Que ella haga tus mandamientos y los enseñe, para que
sea llamado grande en el reino de los cielos. Porque si su
justicia no es mayor que la de los escribas y de los fariseos,
nunca entrará en el reino de los cielos. Guárdale de
enojarse descontroladamente con su hermano, y así ser
culpable de juicio. Guárdala de mirar a hombre para
codiciarlo, y de adulterar con él en su corazón. Si su ojo
derecho le es ocasión de caer, déjala sacarlo, y echarlo de
sí; que mejor le es que se pierda uno de sus miembros, y no
que todo su cuerpo sea echado al infierno. Pon en ella un
temor expectante del fuego eterno.
Dale humilde templanza para que no resista al que es
malo. Antes a cualquiera que le hiera en su mejilla derecha,
ayúdala para que pueda poner también la otra. Y al que
quiera ponerla en pleito y tomar su ropa, que le dé también
su capa. Y a cualquiera que le pida cargar una milla, que
vaya con ella dos. Hazla una mujer que da al que le pide y
que no se rehúse al que quiera tomar de ella prestado
(Mateo 5).

i
Me he sido forzado muchas veces a mis rodillas por la
convicción abrumadora de que tenía absolutamente ningún
otro lugar para ir. ~Abraham Lincoln

120
Agua de la palabra

P
astor Amoroso:
Por favor escucha mi oración por la justicia de tu
Hijo. Te pido que inclines el corazón de mi esposa a
obedecer tus mandamientos. Que ella ame a sus enemigos
y que ore por los que la persiguen, para que sea tu hijo.
Porque tú haces que tu sol salga sobre malos y buenos, y
llueva sobre justos e injustos.
Oh amada regalo del cielo, si amas a los que te aman,
¿qué recompensa tendrás? ¿No hace también lo mismo el
mundo? Tienes que ser, pues, perfecto, como tu Padre que
está en los cielos es perfecto.
Señor, por tu Espíritu ¡obra continuamente tu
perfección en ella! Ayúdale a mirar que no haga su justicia
delante de los hombres, para ser visto de ellos; de otra
manera no tendrá recompensa de ti que estás en los cielos.
Más cuando ella de limosna, no sepa su izquierda lo
que hace su derecha, para que sea su limosna en secreto; y
tú que ves en secreto, le recompensarás en público.
Y cuando ore, no sea como los hipócritas porque ellos
aman ser vistos de los hombres. Más ella, cuando ore, hazla
entrar en su aposento, y cerrada su puerta, ore a ti que
estás en secreto; y tú que ves en secreto, la recompensarás
en público. Amén (Mateo 5 & 6).

121
Agua de la palabra

P
adre Fiel:
Por medio de tu Hijo pido que ayudes a mi esposa a
seguir obedeciendo tus palabras. Que no se haga
tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan; sino que haga tesoros en
el cielo, donde ni polilla ni orín corrompen, y donde
ladrones no minan ni hurtan. Porque donde estuviere su
tesoro, allí estará su corazón. Y anhelo que su corazón te
amé como su tesoro, sin desviarse. Ella no puede servir a
dos señores; no puede servirte a ti y a las riquezas. Por lo
tanto, guárdala siempre como tu siervo gozoso y fiel.
No le dejes afanarse por su vida, qué ha de comer, o
qué ha de beber; ni por su cuerpo, qué ha de vestir. Porque
la vida es más que el alimento, y el cuerpo es más que el
vestido. Pon sus ojos en las aves del cielo; que no siembran,
ni siegan, ni recogen en graneros; y sin embargo tú las
alimentas. ¡Y ella vale mucho más que ellas! Recuérdale
que no puede, afanándose, añadir a su estatura un codo.
Guárdale de afanarse por el vestido, porque los lirios del
campo no trabajan ni hilan, y sin embargo ni aun Salomón
con toda su gloria fue vestido así como uno de ellos.
Mi amada, confía en tu Señor, para que no te diga,
“¡Hombre de poca fe!” Porque si la hierba del campo que
hoy es, y mañana es echada en el horno, Ella la viste así,
¿no hará mucho más por ti? No te afanes pues, diciendo,
“¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”
Porque todos buscan todas estas cosas, pero tu Padre
celestial sabe que tienes necesidad de todas estas cosas.
Más busca primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas te serán añadidas.

122
Agua de la palabra

Así que, Padre, que no se afane por lo de mañana; que


el mañana traerá su propio afán: basta a cada día su propio
afán (Mateo 6).

Todo el infierno es vencido cuando el creyente se inclina su


rodilla en súplica importuna. Amados hermanos, oremos. No
todos podemos discutir, pero todos podemos orar; no todos
podemos ser líderes, pero todos podemos ser suplicantes; no
todos podemos ser poderoso en la retórica, pero todos podemos
ser frecuente en la oración. Yo preferiría verte elocuente con
Dios que con los hombres. La oración nos une con el Eterno, el
Omnipotente, el Infinito, y por lo tanto es nuestro recurso
principal. . . . Asegúrese de que usted está con Dios, y entonces
puede estar seguro de que Dios está con usted. ~Charles
Spurgeon

123
Agua de la palabra

R
ey Eterno:
Me arrodillo por medio de Cristo por la esposa que
me has dado. Que no juzgue, para que no sea
juzgado. Porque con el juicio con que juzga, será juzgada; y
con la medida con que mide, le volverán a medir. Guíale
lejos de la hipocresía, para echar primero la viga de su ojo,
y entonces pueda echar la paja del ojo de su hermano.
Hazle sabia para evitar dar lo santo a los perros, y echar
sus perlas delante de los cerdos; no sea que las pisoteen, y
se vuelvan y le despedacen.
Hazla pedir, y le darás; buscar, y hallará; llamar, y le
abrirás. Gracias por tu promesa que cualquiera que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abre.
Recuérdale que si ella, siendo mala, sabe dar buenas
dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los
cielos, dará buenas cosas a los que le piden?
Todas las cosas que quisiera que los hombres hiciesen
con ella, así también que haga ella con ellos; porque esto es
la ley y los profetas. Que entre por la puerta estrecha;
porque el camino que lleva a perdición es ancho y
espacioso; y los que van por ella, son muchos. Porque
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la
vida; y pocos son los que lo hallan. ¡Mantenle fielmente en
el camino difícil! ¡Que nunca se aparte de el! Por tu
Nombre no dejes que su pie resbale. Amén (Mateo 7).

124
Agua de la palabra

P
adre Justo:
Por favor guarda a mi esposa de los falsos profetas,
que vienen con vestidos de ovejas, pero por dentro
son lobos rapaces. Hazla sabia para conocerlos por sus
frutos. Ayúdale a discernir el buen árbol por sus buenos
frutos y el mal árbol por sus malos frutos. Que no sea un
árbol malo, porque todo árbol que no lleva buen fruto, se
corta y se echa en el fuego. Así que, ayúdala a llevar
muchos frutos buenos.
Deja que las palabras de tu Hijo la guarden y preserven
cuando Él dice: “No todo el que me dice Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hiciere la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Que Ella no le
diga: “Nunca te conocí; apártate de mí, hacedor de
maldad.” ¡No! Al contrario, déjale escuchar las palabras:
“Bien, buen siervo y fiel.” Por Jesús y por tu maravilloso
Espíritu te pido estas cosas. Amén (Mateo 7 & 25).

En las relaciones personales, si tratamos de finger intensidad


emocional y ponemos una demostración externa de emoción
que no es coherente con los sentimientos de nuestros corazones,
otros involucrados usualmente sentirán nuestra hipocresía
inmediatamente. ¿Cuánto más es esto cierto de Dios, quien
conoce plenamente nuestros corazones? Por lo tanto, la
intensidad y la profundidad de la emoción en la oración nunca
deberían ser fingidos. No podemos engañar a Dios.
~Wayne Grudem

125
Agua de la palabra

R
evelador de Verdad:
Por Cristo te pido que hagas que mi querida
esposa oiga tus palabras, y las haga, para que ella
sea como el hombre prudente, que edificó su casa sobre la
roca. Guárdala de meramente oír las palabras y no
hacerlas, porque entonces sería como el hombre insensato,
que edificó su casa sobre la arena; cuando descienda lluvia,
y vengan ríos, y soplen vientos, y hagan ímpetu en su casa,
¡no quiero que se caiga! Sólo tu palabra le hará permanecer
firme. Que ella edifique su vida sobre tu palabra.
Que ella nunca menosprecie a los publicanos y
pecadores. Más llénale de ternura y compasión para con
ellos, y de humildad para comer con ellos. Porque los que
están sanos no tienen necesidad de médico, sino los
enfermos.
Continúa enseñándole lo que esto significa:
“Misericordia quiero, y no sacrificio.” Porque tu gran Hijo
no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores (Mateo 7
& 9).

126
Agua de la palabra

M
i Supremo y Eterno gozo:
En este mundo mi esposa es como una oveja en
medio de lobos; así que, ayúdala a ser prudente
como serpiente, y sencilla como paloma. Prepárala para la
persecución que le espera en el camino al cielo. Dale
fuerzas para estar firme cuando los hombres la entreguen
en concilios, y en su iglesia le azoten.
Oh amada, cuando seas llevada ante gobernantes y
reyes por causa de Cristo, no te preocupes por cómo o qué
hablarás; porque en aquella hora te será dado lo que has de
hablar. Porque no eres tú el que habla, sino el Espíritu de
tu Padre que habla en ti.
Señor Dios, prepara su corazón para ese tiempo
horrible, cuando el hermano entregará al hermano a la
muerte, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra
sus padres, y los harán morir, y sea aborrecido de todos por
el nombre de Cristo. ¡Que ella persevere hasta el fin, y así
sea salvo! ¡Guárdale! Porque tu mano es más fuerte que la
mía. Amén (Mateo 10).

Usted no puede simplemente manipular a Dios por tener


confianza en lo que pides. Hay pautas morales. Esto es lo que
Jesús está diciendo con la condición, “Si. . . mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será
hecho para vosotros” (Juan 15:7). Las palabras de Jesús dan
forma a la actitud y el contenido de nuestras oraciones.
~John Piper

127
Agua de la palabra

D
ios Encantador:
Dale a mí querida esposa la gracia para amar a
Cristo más que a su padre o madre, más que a su
hijo o hija; porque tu Hijo ha dicho que si ella no le ama
sobre todas las cosas, no es digno de Él. Y si ella no toma
su cruz, y sigue en pos de Él, no es digno de Él. Así que, por
tu gracia y amor, ¡ayúdala a hacerlo!
Que mi amada esposa no halle su vida en este mundo y
así la pierda; sino hazle una mujer que felizmente pierde su
vida por causa de ti para que la halle.
Padre, yo sé que te agrada esconder esto de los sabios y
de los entendidos, y revelarlo a los niños. Así que, por favor
hazla crecer en inocencia, muéstrale a tu único Hijo, y que
Él escoja revelársele aún más.
Oh amada de mi corazón, tú que estas trabajada y
cargado, ve a Cristo, y Él te hará descansar. Lleva su yugo
sobre ti, y aprende de Él, que es manso y humilde de
corazón; y hallarás descanso para tu alma.
Señor Cristo, ¡Te alabamos y te agradecemos porque tu
yugo es fácil, y ligera tu carga! (Mateo 10 & 11).

128
Agua de la palabra

G
ran Guardador de pactos:
Mi esposa no puede hablar lo bueno si ella es mala.
Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Así que, llénale del buen tesoro para que saque buenas
cosas. Haz a Cristo su tesoro, para que hable sus alabanzas.
Porque en el día del juicio ella dará cuenta por toda palabra
ociosa que hable; entonces por favor no dejes que por sus
palabras sea condenada.
Te alabo, porque a ella le ha sido dado saber los
misterios del reino de los cielos; más a muchos no les es
dado. Que nunca este entre aquellos de quienes se dice:
“Viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.” Guarda
su corazón de ser engrosado. Ayúdale a ver con sus ojos, y
oír con sus oídos, y entender con su corazón, para que se
convierta, y tú la sanes.
Oh amada, tu maestro Jesús ha dicho que
bienaventurados son tus ojos, porque ven; y tus oídos,
porque oyen. De cierto te digo, que muchos profetas y
justos desearon ver lo que ves, y no lo vieron; y oír lo que
oyes, y no lo oyeron.
Padre, eres tú quien le has abierto los ojos para ver las
maravillas de tu palabra y la gloria de tu Hijo. Mantenla
vigilante. Amén (Mateo 12 & 13).

La oración no nos prepara para la obra mayor,


la oración es la obra mayor. ~Oswald Chambers

129
Agua de la palabra

D
ios de Exaltación:
Que mi preciosa esposa nunca sea como el que
oye la palabra del reino, y no entendiéndola, viene
el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
¡Guárdala del malo! Y no la dejes ser como el que oye la
palabra y al momento la recibe con gozo, mas no tiene raíz
en sí, sino es de corta duración, y al venir la aflicción o la
persecución por causa de la palabra, luego tropieza. ¡No le
dejes caer! Por favor haz que sus raíces crezcan fuertes y
profundas en ti.
Sálvala de ser una mujer que oye la palabra, pero el
afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la
palabra, y se hace infructuosa. Más bien, haz que su
corazón sea de buena tierra, para que oiga y entienda la
palabra, y dé fruto; y produzca a ciento (Mateo 13).

130
Agua de la palabra

S
oberano Gobernador y Rey:
Tu reino es semejante al tesoro escondido en el
campo, el cual hallándolo, el hombre lo esconde. Así
que, haz a mi esposa como ese hombre, quien con gozo va y
vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
También hazle como el mercader, que busca buenas
perlas, que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo
lo que tenía, y la compró. Déjale contar a Cristo como su
más grande tesoro, su más valiosa perla, su suprema fuente
de gozo. Y que no se detenga para tenerle.
Guárdala de quebrantar tus mandamientos por su
tradición. Que ella nunca, por tradición, anule tu palabra.
Efectivamente, a menos que tú le preserves con gracia, ella
será entre los hipócritas, que de su boca se acercan a ti y de
labios te honran, pero su corazón lejos está de ti; los que en
vano te adoran, enseñando doctrinas y mandamientos de
hombres.
Déjala confiar y no tener miedo, porque tú eres quien le
guardas. No la dejes dudar, porque verdaderamente Jesús,
el Hijo de Dios, es su justicia (Mateo 13, 14, 15).

Estrechar las manos en oración es el inicio de un insurrección


contra el desorden del mundo. ~Karl Barth

131
Agua de la palabra

S
eñor de los cielos y la tierra:
Vengo ante ti ahora pidiendo más gracia para mi
esposa. Su corazón necesita ser limpiado
continuamente, igual que el mío, porque lo que sale de la
boca contamina al hombre. Porque del corazón salen los
malos pensamientos: los homicidios, los adulterios, las
fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias. Estos son lo que contaminan al hombre, así
que por favor crea en ella un corazón limpio.
Oh amada, guarda tu corazón. Mira, y guárdate de la
levadura de los fariseos y de los saduceos, del engaño de
este siglo, de los falsos maestros que hablan dulce y
humildemente. Bienaventurado eres si conoces la verdad
de Cristo. Porque no te lo reveló carne ni sangre, sino tu
Padre que está en los cielos.
Oh Dios, que ella ponga su mente en las cosas tuyas, y
no en las cosas del hombre. Todo esto te pido en el nombre
de Cristo, el Hijo del Dios viviente. Amén (Mateo 15 & 16).

Tengo que conseguir más tiempo para la devoción privada. He


estado viviendo demasiado público para mí. El acortamiento de
las devociones hace el alma morir de hambre. Crece delgado y
débil. He estado durmiendo demasiado tarde.
~William Wilberforce

132
Agua de la palabra

M
i fuerte Fortaleza:
Gracias por darme una esposa que sigue a tu
Hijo tan fielmente. Ayúdala a continuar yendo
en pos de Él, a negarse a sí mismo, y tomar su cruz, y
seguirle. Que no quiera salvar su vida y así perderla, sino
que pierda su vida por causa de Jesús para que la halle.
Oh amada, ¿de qué te aprovecha, si ganas todo el
mundo, y pierdes tu alma? Oh ¿qué recompensa darás por
tu alma? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de
su Padre con sus ángeles, y entonces te pagará conforme a
tus obras.
Por lo tanto, Padre, hazle considerar continuamente a
Cristo como más precioso que la vida misma. ¡Porque
efectivamente lo es! Recuérdale que si no se vuelve y se
hace como niño, no entrará en el reino de los cielos.
Ayúdale a humillarse constantemente como un niño,
porque el que lo hace, es el mayor en el reino de los cielos.
Amén (Mateo 16 & 18).

133
Agua de la palabra

S
anto Señor:
Mi esposa comparada con el resto del mundo es rica.
Y difícilmente entrará un rico en el reino de los
cielos. Por lo tanto, para que ella sea salvo, tú tendrás que
hacer lo que para los hombres es imposible; dale un
corazón que te atesora más que al dinero, a las posesiones
o comodidad. ¡Ayúdala! Es más fácil pasar un camello por
el ojo de una aguja, que entre un rico en el reino de Dios.
Alabado sea tu Nombre porque para ti todo es posible;
¡hasta ella y yo podemos ser salvos!
Concédele la gracia para poder dejar casa, o hermanos,
o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por el
nombre de Cristo, para que reciba cien veces más, y la vida
eterna tenga por heredad. Amén (Mateo 19).

Dios se deleita en el aroma de su propia gloria


como lo huele en las oraciones de su pueblo. ~John Piper

134
Agua de la palabra

D
ios que satisface el alma:
Deseo verdadera grandeza para mi esposa. Que
busque ser servidora y sierva, como el Hijo del
hombre, que no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos.
Por favor hazla amarte con todo su corazón, con toda
su alma y con toda su mente. Porque este es el primer y
gran mandamiento. Y continúa animándola a amar a su
prójimo como a sí misma.
Oh Padre, aun mientras le das gracia para adorarte
más, protégela de ser una mujer que dice, y no hace. Que
nunca ate cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponga
sobre los hombros de los hombres; más ni aun ella con su
dedo las quiera mover. Más bien, capacítala para ofrecerse
a sí misma humildemente como su sierva. Amén (Mateo 20
& 23).

El Espíritu tiene mucho que ver con la oración aceptable, y su


obra en la oración es demasiado descuidado. Él ilumina la
mente para ver sus necesidades, ablanda el corazón para
sentirlas, aviva nuestros deseos para suministros buenos, da
una visión clara del poder, la sabiduría, y la gracia de Dios
para aliviarnos, y suscita esa confianza en su verdad que
excluye toda vacilante. La oración es, por lo tanto, una cosa
maravillosa. En cada oración aceptable toda la trinidad está
involucrado. ~J. Angell James

135
Agua de la palabra

P
adre Justo:
Hay muchas trampas de hipocresía que amenazan
destruir a mí amada esposa. Sólo tú puedes guardar
sus pasos, que no se desvíen del camino estrecho. Nunca la
dejes ser una mujer que todas sus obras haga para ser
mirada de los hombres, o que ame el primer lugar en las
cenas, o la admiración de las iglesias o las salutaciones en
las plazas, o ser llamada sabia por los hombres.
Oh amada, no te gloríes en tu sabiduría, porque todo lo
que tienes es por Jesús. Porque uno es tu maestro, Cristo.
El que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será
enaltecido.
Padre, que ella nunca cierre el reino de los cielos
delante de los hombres. ¡Guárdale de ser un hijo del
infierno! Tenle misericordia y sálvale de tal mal (Mateo
23).

136
Agua de la palabra

O
h tú quién eres el placer más hermoso y bello:
Protege a mi esposa. Ella habita en un mundo
engañoso; guarda su mente. Guárdala de los guías
ciegos y los insensatos. Sálvale de seguir a los que diezman
generosamente y dejan lo que es lo más importante de la
ley; la justicia, la misericordia y la fe. ¡Que no deje estas
cosas, o será como los guías ciegos, que cuelan el mosquito,
más tragan el camello!
Protégele de la trampa de la justicia que es meramente
externa, como los que limpian lo que está de fuera del vaso
o del plato, más por dentro están llenos de robo y de
injusticia. Por favor, hazle limpio por dentro, para que
también lo de fuera se haga limpio. Y presérvale de ser
semejante a un sepulcro blanqueado, que por fuera, a la
verdad, se muestran hermosos, más por dentro están
llenos de huesos de muertos y de toda suciedad. Ay de ella
si tú no le rescatas de ser uno de los que por fuera, a la
verdad, se muestran justos a los hombres; más por dentro,
llenos están de hipocresía e iniquidad (Mateo 23).

La oración es el poder que ejerce el arma de la palabra;


pero la palabra en sí es el arma por el cual las naciones
serán llevados a la fe y la obediencia. ~John Piper

137
Agua de la palabra

P
oderoso Gobernante:
Por favor, por Cristo, escucha mi oración, y mira
que nadie engañe a mi preciosa esposa. Porque
vendrán muchos en el nombre de Jesús, diciendo: “Yo soy
el Cristo,” y a muchos engañarán. Y cuando ella oiga de
guerras, y rumores de guerras, mira que no se turbe.
Oh amada, no te sorprendas ni temas cuando reinos
nos entreguen para ser afligidos, y nos maten. Porque el
Hijo nos ha avisado que seremos aborrecidos de todas las
naciones por causa de su Nombre.
Oh Padre, cuando muchos tropiecen, se entreguen unos
a otros, y unos a otros se aborrezcan, ¡no dejes que ella se
encuentre entre ellos! Protégele de los muchos falsos
profetas que se levantarán y engañarán a muchos. Y
cuando la maldad se haya multiplicado, no dejes que su
amor se enfríe. Más ayúdala a perseverar hasta el fin y ser
salva, y predicar este evangelio del reino en el mundo
entero, por testimonio a todas las naciones. Amén (Mateo
24).

Cuando ores, más bien dejar que tu corazón sin palabras,


que tus palabras sin corazón. ~John Bunyan

138
Agua de la palabra

H
ermoso Señor:
Que mi esposa sea como las vírgenes prudentes
que tomaron aceite en sus vasijas, juntamente
con sus lámparas. Para que cuando a la medianoche se oiga
un clamor: “He aquí, el esposa viene; salid a recibirle,” ella
esté preparada para levantarse y entrar con Ella a las
bodas. Guárdala de ser como las vírgenes insensatas
quienes no tomaron consigo aceite, y entonces vinieron
tarde a las bodas. Y encontrando cerrada la puerta, no se
les permitió entrar.
Oh amada, vela, pues no sabes el día ni la hora en que
el Hijo del hombre ha de venir.
Y Padre, hazle como los siervos que ganaron dos tantos
de lo que su amo les había entregado antes de que se fuera
lejos. Que ella sea sabio con lo que le has entregado, para
que cuando vengas le digas: “Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo
de tu Señor.” Guárdale para que no sea como el siervo
inútil, malvado y perezoso que fue echado en las tinieblas
de afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes. Por
favor presérvale por tu gracia y sabiduría.
¡Ven pronto, esposo y Señor! Amén (Mateo 25).

La verdadera teología es cálida, y se humea hacia arriba en la


oración. ~P.T. Forsyth

139
Agua de la palabra

O
h Amante de las ovejas:
Sólo tú puedes guardar a mi esposa para
Jesucristo cuando Él venga en su gloria y se siente
sobre su glorioso trono. Por eso te pido que la preserves
como una de tus ovejas, a las cuales el Hijo del Hombre
dirá en ese día: “Vengan, benditos de mi Padre, hereden el
reino preparado para ustedes desde la fundación del
mundo.”
Que ella sea una mujer que dé de comer a los que
tienen hambre, y que dé de beber a los que tienen sed; que
recoja al forastero, cubra al desnudo, y visite al enfermo y
encarcelado.
Oh amada, ciertamente te digo, que en cuanto lo haces
a uno de estos más pequeños, a Cristo lo haces.
Padre, es mi deseo ferviente que ella sea tal Mujer justa
que entre a la vida eterna. Gracias por la promesa de que,
mientras se esfuerza por entrar por la puerta estrecha,
Cristo está con ella todos los días, hasta el fin del mundo.
Nuestro gran Salvador y Rey, anhelamos tu regreso.
Amén (Mateo 25 & 28).

Cuando se encuentre con prueba y sufrimiento, ¿cuál es el


contenido de su oración? Si la suya es ante todo una súplica por
el alivio del sufrimiento, entonces por favor saber que eso es
bíblico. Ciertamente no es anti-bíblico. En las escrituras Dios
nos anima orar por el alivio del sufrimiento. Pero esto nunca
debe ser el enfoque exclusivo de nuestras oraciones en aquellos
tiempos. ~C.J. Mahaney

140
Agua de la palabra

S
eñor y Esposo:
Cuando mi amada esposa se desvíe de tu amor, no
importando que tan malo sea el desvío, ¡por favor
tráele de regreso! Aun cuando te olvide, atráele, y llévale al
desierto, y habla a su corazón. Haz el valle de angustia una
puerta de esperanza para ella. Que te cante como en los
tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la
tierra de esclavitud. Y deja que te llame: “Mi esposo.” Hazle
dormir segura y recuérdale que tú le desposaste contigo
para siempre.
Oh amada, ¡no abandones a tu esposo! Porque Él te ha
desposado consigo en justicia, juicio, benignidad y
misericordia. Él te ha desposado consigo en fidelidad. ¡Y
has conocido al Señor!
Padre, agrádate en guardarle de abandonar la verdad,
la misericordia y el conocimiento de ti. Sálvale de ser
destruida por falta de sabiduría, de renunciar a ti para
gozar de la fornicación, vino y mosto, que quitan el juicio.
Presérvanos a los dos, porque un pueblo sin sabiduría será
destruido (Oseas 2 & 4).

A los que han mantenido una esperanza de que sean verdaderos


convertidos, y quienes desde su supuesta conversión han dejado
el deber de la oración secreta y normalmente se permiten
omitirla: quisiera exhortarlos a echar su esperanza.
~Jonathan Edwards

141
Agua de la palabra

A
mante Redentor:
Te doy gracias que, aun cuando mi esposa se había
prostituido y no te conocía, y aun cuando
tropezaba en su pecado, tú le conocías a ella, y su camino
no te era desconocido. Con misericordia tú le arrebataste
para curarle; le heriste, y le vendaste. Entonces le diste
vida y le resucitaste para que viva delante de ti. ¡Alabado
seas, Señor Dios! Porque tú le hiciste volver a su lugar,
hasta que reconoció su pecado, y buscó tu rostro. Tú
causaste que se volviera a ti y te buscara en su angustia.
Oh amada, prosigamos en conocer al Señor; como el
alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la
lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.
Y ahora, Señor Dios, no le dejes parecerse a Efraín ni a
Judá, de quienes la misericordia era como la nube de la
mañana, y como el rocío de la madrugada, que se
desvanece. Aumenta en ella amor para la misericordia.
Porque misericordia quieres, y no sacrificio; y
conocimiento de Dios más que holocaustos. No le dejes
profanarse con otros amantes. Y continúa restaurándole.
Amén (Oseas 5, 6, 7).

Limitando la oración, dejamos de luchar.


La oración hace la armadura del cristiano brillante.
~William Cowper

142
Agua de la palabra

S
antísimo Juez:
Mi preciosa esposa no es inmune al engaño sutil del
pecado. Así que, por favor protégela; aumenta su
sabiduría. No dejes que sea como paloma engañada, sin
entendimiento. ¡Ay de ella si se aparta de ti! Sólo
destrucción será sobre ella si no le guardas.
Que ella nunca clame falsamente: “Dios mío, yo, tu
hijo, te he conocido,” cuando haya traspasado tu pacto, y se
haya rebelado contra tu ley. Guárdale de hacer ídolos para
sí de su plata y de su oro. Y no permitas que ella se vuelva
incapaz de alcanzar purificación.
Oh amada, ¡aférrate a tu Esposo que es justo! teme al
Señor y torna de la maldad, o te encontrarás como vasija
que no se estima, y comenzarás a tener por cosa extraña su
ley.
Padre, ¡que no se olvide de su Hacedor! no la dejes
volver a amar salario de ramera. Que siempre se consagre a
ti y que nunca se aparte para vergüenza, o será hecha
abominable como aquello que ama. Preserva su gloria y
justicia. Acéptala porque ella te escucha, y hazla llevar
mucho fruto en tu casa. Muéstrale tu amor, para que sus
hijos vean muchos días (Oseas 7, 8, 9).

143
Agua de la palabra

L
íder Misericordioso de hijos desviados:
Gracias por hacer a mi esposa crecer en una frondosa
viña que da abundante fruto para sí mismo. Me has
bendecido grandemente en dármela. Pero conforme a la
abundancia de su fruto, que no lo use para mejorar su
búsqueda de sí misma o altares del culto ajeno. Guarda su
corazón de volverse falso, diciendo, “no tengo rey, porque
no temo a Jehová.” Ese es el peligro si no le guardas. Si no
continuas con ella, hablará palabras y jurará en vano al
hacer pactos. ¡No le dejes ser avergonzada!
Oh amada, Él ha perdonado tu lozana cerviz en su
bondad. No le hagas ponerte a halar y arar por ti mismo.
Más bien, siembra tú mismo para justicia, siega tú mismo
para misericordia.
Señor Dios, ara su barbecho y déjale buscarte, para que
vengas y le enseñes justicia.
Ten misericordia de nosotros, porque juntos hemos
arado impiedad; hemos segado iniquidad; hemos comido
fruto de mentira. Hemos confiado en nuestro camino; ¡no
nos cortes del todo! Por nuestra gran maldad apelamos a la
justicia de Cristo, porque fuera de Ella seríamos arrojados
y completamente destruidos.
Oh gran Hijo de David, alabamos tu Nombre y nos
arrodillamos con corazones temblorosos y agradecidos.
¡Apura tu gloriosa venida! Amén (Oseas 10).

144
Agua de la palabra

P
adre Altísimo:
Gracias porque, cuando mi esposa era muchacha,
tú la amaste, y de Egipto llamaste a tu hija. Gracias
por persistir, porque cuanto más le llamabas, más se
alejaba de ti y a los dioses de este mundo sacrificaba, y a
los ídolos ofrecía ofrendas. Con todo eso, tú le guiabas su
andar, tomándola de sus brazos; y ahora ella conoce que tú
la cuidabas. Déjale regocijarse y cantar con gozo. Porque tu
le atrajiste con cuerdas de amor; y fuiste para ella como
uno que alza el yugo de sobre su cerviz, y pusiste delante de
ella la comida.
Oh amada, guárdate, y guarda tu alma con diligencia,
que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se
aparten de tu corazón todos los días de tu vida.
Señor soberano, cuando su corazón está determinado a
apartarse de ti, que tu corazón se conmueva dentro de ti, y
se inflame toda tu compasión. A causa de Cristo Jesús no
ejecutes el furor de tu ira; porque eres Dios y no hombre, el
Santo en medio de nosotros, y por tu gran misericordia no
entres en ira.
Si ella se desvía, ruge como león, para que ella venga
temblando; temblando como ave de Egipto. Entonces que
ella ande contigo y permanezca fiel al Santo (Oseas 11 &
Deuteronomio 4).

Satanás tiembla cuando ve


El santo más débil de rodillas.
~William Cowper

145
Agua de la palabra

S
eñor Dios de los ejércitos:
Que mi esposa, por tu ayuda, guarde misericordia y
juicio, y en ti confíe siempre. Guárdale de pecar y
abandonar a Cristo. Porque si lo hace, será como la niebla
de la mañana, y como el rocío de la madrugada que pasa;
como el tamo que la tempestad arroja de la era, y como el
humo que de la chimenea sale. Tú eres el Señor nuestro
Dios; por tanto no conocemos dios fuera de ti, ni otro
salvador sino a ti. Eras tú quien le conociste en el desierto,
en tierra seca. Pero ahora, cuando se sacie, y se
ensoberbezca su corazón, no la dejes olvidarte.
Aun cuando ella deje a su ayudador, por Cristo no le
destruyas. Te doy gracias por su sacrificio en su lugar, para
que no le devores ni la abras en tu ira.
Oh amada, bendice el nombre de Jesús, ¡porque Él te
ha rescatado del poder del sepulcro! Te ha redimido de la
muerte. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh
sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el
pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas a Dios gracias
que nos dio la victoria por medio de nuestro Señor
Jesucristo.
Señor Dios, no dejes que la compasión sea escondida de
tus ojos para con ella. Amén (Oseas 12, 13, I Corintios 15).

146
Agua de la palabra

S
eñor Dios de Israel:
Continua en fiel misericordia para con mi amada
esposa. Ámale de pura gracia y aparta tu ira de ella.
Sé a ella como rocío, y hazla florecer como lirio, y extender
sus raíces como el Líbano. Entonces se extenderán sus
ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como
el Líbano. Déjala sentarse bajo tu sombra; que sea
vivificada como trigo, y florezca como la vid; que su fama
sea como el vino del Líbano.
Oh amada, ¿qué tiene nuestro Señor Dios con los
ídolos? Es Él quien te oye, y mira. EL es como la haya
verde; de Él será hallado tu fruto.
Señor soberano, déjala ser sabia para que entienda
esto, y prudente para que lo sepa; porque tus caminos son
rectos, y los justos andarán por ellos; más los rebeldes
caerán en ellos (Oseas 14).

147
Agua de la palabra

S
eñor de Sión:
Gracias que por Cristo mi amada esposa es lavada;
es limpiada; la iniquidad de sus obras es quitada de
delante de tus ojos, porque Él ha llevado su castigo.
Ayúdala ahora a dejar de hacer el mal, a aprender a hacer
el bien, a buscar juicio, a restituir al agraviado, a hacer
justicia al huérfano, y amparar a la viuda.
Ven luego, amado, y estemos a cuenta: si tus pecados
fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán
a ser como blanca lana. ¡Confía en Cristo para tu justicia!
Él es el gran Salvador.
Ven, Señor Dios, y lleva a mi amada hasta tu monte, a la
casa del Dios de Jacob, para que le enseñes tus caminos, y
que camine por tus sendas. Oh Señor, déjala caminar en tu
luz.
Que deje de confiar en el hombre, cuyo aliento está en
su nariz; porque ¿de qué es el estimado? Más bien, dale
más respeto por Cristo, para que en el día de Jehová, no
necesite esconderse en el polvo de tu presencia temible, y
del resplandor de tu majestad. Prepáranos juntos para
aquel día, cuando la altivez del hombre será abatida, y la
soberbia de los hombres será humillada, y solo tú serás
exaltado en aquel día (Isaías 1 & 2).

i
Ore, y dejar que Dios se preocupe. ~Martín Lutero

148
Agua de la palabra

E
terna Fuente de todo lo bueno:
Por favor frena las inclinaciones perversas que
permanecen en el corazón de mi esposa. Si no, se
ensoberbecerá, y andará con cuello erguido y los ojos
desvergonzados. Continúa tu obra de hacerla santa,
lavando las inmundicias de tu hija, y limpiando su
iniquidad con espíritu de juicio.
Gracias por amarle como a tu viña, y por plantarle
como una viña en una ladera fértil. Ahora déjala dar uvas, y
no uvas silvestres.
Oh amada, eres planta deliciosa del Señor. Así que, no
tengas banquetes con arpas, vihuelas, tamboriles, flautas, y
vino, donde no mires la obra del Señor, ni consideres la
obra de sus manos.
Jehová de los ejércitos, que mi esposa nunca se halle
falta del conocimiento de ti, para que su gloria no perezca
de hambre y se seque de sed. Porque ante ti todo hombre
será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los
ojos de los altivos. Pero tú eres exaltado en justicia, y te
muestras Santo en justicia (Isaías 3, 4, 5).

149
Agua de la palabra

J
ehová de los ejércitos:
Guarda a mi esposa de los que traen la iniquidad con
cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas
de carreta. ¡Protégela de los que a lo malo dicen bueno, y a
lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las
tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por
amargo! Hay muchos que son sabios en sus propios ojos, y
de los que son prudentes delante de sí mismos; que ella no
se encuentre entre ellos. Hazla firme y humilde entre los
que son valientes para beber vino; los que justifican al
impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho.
Porque desecharon tu ley, y abominaron la palabra del
Santo de Israel. Por tanto, será su raíz como pudrición, y su
flor se desvanecerá como polvo.
Oh amada, canta conmigo las palabras de los serafines:
“Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos; ¡toda la tierra
está llena de su gloria!” He aquí, por Cristo, tu maldad ha
sido borrada, y tu pecado es limpiado. Entonces, ahora
puedes regocijarte cuando vean tus ojos al Rey, Jehová de
los ejércitos.
Ayúdala a mantenerse firme en la fe, oh Señor. Porque
si no cree, de cierto no permanecerá. Y no la dejes temer lo
que teme el mundo, ni le tenga miedo. Pero tú, oh Señor
Jehová de los ejércitos; que a ti te santifique. Que tú seas
su temor, y tú seas su miedo. Amén (Isaías 5, 6, 7, 8).

150
Agua de la palabra

P
adre Omnisciente:
Gracias porque mí amada esposa que andaba en
tinieblas vio gran luz; que morando en tierra de
sombra de muerte, luz resplandeció sobre ella. Por favor
multiplica su fruto, aumenta su alegría; que se alegre
delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan
cuando reparten despojos. Porque tú quebraste su pesado
yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor,
como en el día de Madián. Porque un niño nos fue nacido,
el Hijo le fue dado; y el principado es asentado sobre su
hombro; Y es llamado Admirable, Consejero, Dios Fuerte,
Padre Eterno, Príncipe de Paz.
¡Oh amada, adoremos a nuestro gran Salvador! Lo
dilatado de su imperio, y la paz, no tendrán límite, sobre el
trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y
confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para
siempre.
Jehová de los ejércitos, te agradezco que tu celo ha
logrado la salvación para ella por medio de Cristo. Amén
(Isaías 9).

No hay en el mundo un tipo de vida más dulce y delicioso que el


de una conversación continua con Dios. ~Hermano Lawrence

151
Agua de la palabra

E
l único Majestuoso:
En este día deja que se apoye mi esposa sobre ti, el
Santo de Israel, con verdad. Por favor continúa
cambiándola a la semejanza de la vara que salió del tronco
de Isaí. Que tu Espíritu repose sobre ella; Espíritu de
sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo, y de poder,
Espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y deja que
su deleite sea en el temor a ti. Y haz la justicia, y la
fidelidad ceñidor de su cintura.
Cantaré a ti, oh Señor; pues aunque te enojaste contra
ella, tu indignación se apartó a causa de Cristo, y la has
consolado.
Oh amada, Dios es tu salvación; asegúrate, y no temas;
¡porque tu fortaleza y tu canción es Jehová, el cual ha sido
salvación para ti!
Así que, oh Dios, hazle sacar aguas con gozo de las
fuentes de la salvación. Y que cante a ti, aclame tu Nombre,
haga celebres en los pueblos tus obras y recuerde como tu
Nombre es engrandecido. Que cante salmos a ti, porque
has hecho cosas magníficas; que ella haga saber esto por
toda la tierra. Regocíjate conmigo y canta con alegría,
porque grande es en medio de nosotros el Santo de Israel
(Isaías 10, 11, 12).

152
Agua de la palabra

S
oberano, eterno, inmutable Señor:
Tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu Nombre,
porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos
son verdad y firmeza. Porque has hecho a mi esposa; ella es
la obra de tus manos. Que te glorifique; que te tema. Que
tú seas su fortaleza cuando esté en su aflicción, refugio
contra el turbión, sombra contra el calor.
Que anhele el día cuando harás a todos los pueblos
banquete de manjares suculentos, banquete de vinos
refinados, de gruesos tuétanos y vinos purificados.
Oh amada, en aquel día Él destruirá a la muerte para
siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos
los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la
tierra, porque Jehová lo ha dicho.
Tú eres nuestro Dios; te hemos esperado a ti, para que
puedas salvarnos. Tú eres el Señor a quien hemos
esperado; nos gozaremos y nos alegraremos en tu
salvación. Guarda a mi esposa en completa paz porque su
pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Ayúdale a confiar en ti perpetuamente, porque en ti está la
fortaleza de los siglos (Isaías 25 & 26).

Por la gracia de Dios, la oración es tanto una herramienta de


nuestra santificación como es una herramienta de ministrar la
gracia de Dios a los demás. ~Bruce Ware

153
Agua de la palabra

O
h Señor mi Dios:
Por favor haz que el camino de mi esposa sea en
rectitud, porque tú que eres recto y pesas el
camino del justo. Aun en el camino de tus juicios, oh
Señor, déjala esperarte; que tu Nombre y tu memoria sea el
deseo de su alma. Haz que con su alma te desee en la
noche, y entre tanto que le dure el espíritu en medio de
ella, madrugue a buscarte. Porque desde que hay juicios
tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden
justicia.
Oh Jehová, dale de tu paz; has por el todas sus obras.
Aunque otros señores además de ti se hayan enseñoreado
de ella, deja que de tu Nombre solamente se acuerde.
Tú le has hecho un viñedo agradable, un viñedo de vino
rojo; ¡cantaré de ella! Que confié en ti, porque tú, el Señor,
la guardas; cada momento la riegas; la guardas de noche y
de día, para que nadie la dañe. En los días que vendrán
déjala echar raíces, florecer y echar renuevos, y llenar la faz
del mundo de fruto. Amén (Isaías 26 & 27).

154
Agua de la palabra

S
eñor de poder:
Por favor sé a mi esposa por corona de gloria y
diadema de hermosura. Porque tú eres el Señor de
los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y
engrandecer la sabiduría.
Protégela de la hipocresía. Que nunca sea que con sus
labios te honre, más su corazón este lejos de ti. Que el
temor a ti sea genuino, y no un mandamiento enseñado por
los hombres.
Oh amada, cuida tu corazón, para que no pongas al
revés las cosas y consideres al alfarero como el barro.
Oh Jehová, guárdala de decir de su Hacedor, “Él no me
hizo”; o de ti que la formaste, “Él no tiene entendimiento.”
En su lugar, deja que se convierta en un campo fértil. En
medio de su oscuridad y tinieblas hazle ver y obtener la
alegría fresca en ti. Que se goce en ti, el Santo de Israel, y
no sea más avergonzada. Déjala ver la obra de tus manos
en medio de sí, y santificar tu Nombre; déjala santificar al
Santo de Jacob y temer al Dios de Israel (Isaías 28 & 29).

155
Agua de la palabra

E
xaltada Fuente de Gracia:
Que mi esposa encuentre su fortaleza en quietud y
en confianza, porque tú la esperas para tener
piedad de ella. Por lo tanto, seas exaltado teniendo de ella
misericordia. Porque tú eres Dios justo; bienaventurados
todos los que en ti confían. Cárgala en tus brazos para que
nunca más llore.
Oh amada, Ella seguramente tendrá misericordia, se
apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.
Que confié en tus promesas, oh Jehová, que aunque le
des pan de congoja y agua de angustia, con todo, tú nunca
más le serás quitado, mas sus ojos verán a su Maestro. Y
que sus oídos oigan a su espalda palabra que diga: “Este es
el camino, andad por el;” y no se vuelva hacia la mano
derecha, ni tampoco se gire a la mano izquierda. Que
también profane sus ídolos de la carne, y los aparte como
trapo asqueroso, diciéndoles “¡sal fuera!”
Haz que su esperanza permanezca arraigada y firme en
ti cuando la calamidad lo supere. Porque pronto la luz de la
luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces
mayor, como la luz de siete días, el día que tú vendarás la
herida de tu pueblo, y curarás la llaga que tú causaste. Con
tu rostro encendido devora a sus enemigos, y dale cántico,
como en la noche en que se celebra pascua, y alegría de
corazón, como el que va con flauta, para venir al Monte de
Jehová, al Fuerte de Israel. Haz que ella oiga tu potente
voz. Amén (Isaías 30).

i
La oración secreta, ferviente, creyente está en la raíz de todo la
piedad personal. ~William Carey

156
Agua de la palabra

H
acedor de maravillas:
Continúa haciendo a mi esposa justa, para que
ella tenga paz, reposo y seguridad para siempre.
Oh Señor, ten misericordia de ella; a ti espero. Sé su brazo
cada mañana, sé también su salvación en tiempo de la
tribulación. Porque eres exaltado, tú que moras en las
alturas; llénala de juicio y de justicia, y que reinen en sus
tiempos la sabiduría y la ciencia, y la abundancia de la
salvación; que el temor de ti sea su tesoro. Levántate, oh
Jehová, exáltate; ahora sé engrandecido en ella.
Ayúdale a ser una mujer que camina en justicia y que
habla rectitud, que aborrece la ganancia de violencias, que
sacude sus manos para no recibir cohecho; que se tapa sus
oídos para no oír propuestas sanguinarias; y cierra sus ojos
por no ver cosa mala. Entonces ella habitará en las alturas;
fortaleza de rocas será su refugio; a éste se dará su pan, y
sus aguas serán seguras.
Que sus ojos te vean en tu hermosura. Sé con ella en
majestad, porque tú eres su juez; tú eres su legislador; tú
eres su Rey; tú mismo la salvarás (Isaías 32 & 33).

157
Agua de la palabra

B
ello Señor:
Que mi preciosa esposa se alegre mientras espera
el día del regreso de tu Hijo. Que se goce y florezca
como la rosa; déjala florecer abundantemente, y también
alegrarse y cantar con júbilo. Que ella anhele ver tu gloria,
la hermosura de su Dios. Fortalece sus manos cansadas,
afirma sus rodillas débiles.
Oh amada, no seas de corazón opacado. Esfuérzate, ¡no
temas! He aquí que tu Dios viene con retribución, con
pago; Dios mismo vendrá, y te salvará. Entonces los ojos de
los ciegos serán abiertos; y los oídos de los sordos se
abrirán; entonces el cojo saltará como un ciervo; y alabará
la lengua del mudo.
Prepárale, oh Señor, para caminar en el gran camino, el
cual se llamará Camino de Santidad; no pasará por ella
hombre inmundo. Porque si ella anda en ese camino tú
mismo estarás con ella; no le dejes extraviarse. Haz que
anhele el día cuando allí puedan caminar los redimidos.
Andará ahí cuando los redimidos de Jehová volverán, y
vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus
cabezas; y tendrán gozo y la alegría, y huirán la tristeza y el
gemido (Isaías 35).

158
Agua de la palabra

O
h Jehová de los ejércitos, Dios de Israel,
Que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios
de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos
y la tierra; tú has hecho a mi amada esposa. Inclina, oh
Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Señor, tus ojos, y mira; y
oye todas las palabras de los que blasfeman a ti, el Dios
viviente. Ciertamente, oh Jehová, hay muchos que
quisieran destruir todo el fruto de las manos de mi esposa.
En su maldad han destruido a otros y a los dioses de ellos
pusieron en fuego, la obra de manos de hombre, madera y
piedra. Ahora pues, Oh Jehová, Dios mío, líbrala de sus
manos, para que todos los reinos de la tierra conozcan, que
sólo tú, Señor, eres Dios. Por favor ampárale para salvarle
por su propio bien.
Por favor, oh Jehová, acuérdate de ella y hazla andar
delante de ti en verdad y con íntegro corazón; y que haga lo
que es agradable delante de tus ojos. Que ella confíe que es
para su paz; cuando tenga amargura déjale alabarte y
esperar en tu fidelidad.
Oh amada, a Él le alegró librar tu vida del hoyo de
corrupción, porque echó tras sus espaldas todos tus
pecados.
Déjale alabarte, oh Señor, como lo hago hoy en día; que
ella haga a sus hijos notoria tu verdad. Porque tú nos
salvarás; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa
de Jehová todos los días de nuestra vida (Isaías 37 & 38).

i
Ningún hombre puede hacerme una bondad más verdadera en
este mundo que orar por mí. ~Charles Spurgeon

159
Agua de la palabra

M
aravilloso Dios:
Consuela, consuela a mi amada esposa. Háblale
al corazón y dile a voces que su iniquidad es
perdonada; que por causa de Cristo ella no ha recibido
doble de la mano de Jehová por todos sus pecados. Que
espere pacientemente a que se manifieste tu gloria, y toda
carne juntamente te verá; porque tu boca ha hablado.
Oh querida, toda carne es hierba, y toda su gloria como
flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita
porque el viento del Señor sopló en ella. Ciertamente como
hierba es el pueblo. Se seca la hierba, se marchita la flor;
más la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Señor Dios, que ella pueda verte cuando vengas con
poder; con tu brazo señorearás. Por favor como pastor
apaciéntale; en tu brazo cárgala y en tu seno llévale;
pastoréale suavemente.
Que te adore como el único que ha medido las aguas en
el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres
dedos juntaste el polvo de la tierra; pesaste los montes con
balanza, y con pesas los collados. Te alabamos, porque
ningún hombre ha enseñado a tu Espíritu o te ha
aconsejado enseñándote. Amén (Isaías 40).

160
Agua de la palabra

C
reador de los fines de la tierra:
Eres exaltado en tu sabiduría y plenitud, porque
nunca has necesitado a nadie. ¿A quién pediste
consejo para ser avisado? ¿Quién te enseñó el camino del
juicio, o te enseñó ciencia, o te mostró la senda de la
prudencia? He aquí que las naciones te son como la gota de
agua que cae del cubo; y son consideradas como el polvo en
la balanza; he aquí que haces desaparecer las islas como
polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego; ni todos sus
animales para el sacrificio. Como nada son todas las
naciones delante de ti; y en tu comparación serán
estimadas en menos que nada y lo que no es.
Así que, deja que mi amada esposa alabe y adore tu
grandeza, confortándose en que tú eres poderoso y nada te
falta. Oh amada, ¿a qué, pues, harás semejante a Dios, o
qué imagen le compondrás? Sabes y has oído, y te lo han
dicho desde el principio, que Él está sentado sobre el
círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas;
Él extiende los cielos como una cortina, los despliega como
una tienda para morar; Ella convierte en nada a los
poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa
vana.
Oh Santo, ¿a qué te haremos semejante o
compararemos? Levanta en alto nuestros ojos a mirar: Tú
creaste las estrellas, tú que las sacas y cuentas su ejército; a
todas llamas por sus nombres; ninguna faltará; tal es la
grandeza de tu fuerza, y el poder de tu dominio (Isaías 40).

i
161
Agua de la palabra

V
erdadero y único Dios:
Que mi esposa nunca se queje de que su camino
está escondido de ti, o de que tú pasaste su juicio.
Más bien, asegúrale que tú eres el Dios eterno, el cual
creaste los confines de la tierra. Inculca en ella una firme
confianza en ti, para que no desfallezca, ni se fatigue con
cansancio; y tu entendimiento no hay quien lo alcance.
Dale esfuerzo cuando esté cansado, y multiplica sus fuerzas
cuando no pueda más. Incluso cuando se fatigue, y se
canse, cuando flaquee y caiga, déjala esperar en ti. Porque
los que esperan en ti tendrán nuevas fuerzas; levantarán
las alas, como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.
Gracias por escogerle, por tomarle de los confines de la
tierra, y de la esclavitud llamarle, diciéndole: “Mi sierva
eres tú; te escogí, y no te deseché.”
Oh amada, no temas, que Él está contigo; no desmayes,
que Él es tu Dios que te esfuerza; siempre te ayudará,
siempre te sustentará con la diestra de su justicia.
Oh Señor mi Dios, sostenla de su mano derecha, y dile:
“No temas, yo te ayudaré” (Isaías 40 & 41).

162
Agua de la palabra

R
ey de Jacob:
Defiende a mi esposa de todos los que se enojan
contra ella; que se avergüencen y sean
confundidos; que sean como nada y perezcan los que
contienden con ella. Que los malvados que le hacen la
guerra sean como nada.
No temas, amada, ¡mi glorioso regalo de Dios! Él te
socorrerá, tu Redentor el Santo de Israel.
Oh Señor, déjala regocijarse en ti, y que se gloríe en el
Santo de Israel. Cuando ella esté afligida y menesterosa y
busque las aguas, y no hay, y su lengua se seque de sed, por
favor óyela; oh Dios de Israel, no la desampares. En las
alturas abre ríos, y fuentes en medio de los valles. Abre en
el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en
tierra seca para ella. Da en su desierto cedros, acacias,
arrayanes, y olivos; pon en su soledad cipreses y pinos
juntamente, para que ella vea y conozca, y advierta y
entienda, que tu mano hace esto, y que el Santo de Israel la
creó.
Aumenta el contentamiento de su alma en tu Sierva,
que siempre sustentarás, escogida tuyo, al igual que su
alma se deleita en ti. Que espere en ti, porque no quebrará
la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por
medio de la verdad traerá justicia. ¡Apura el día de tu
regreso! Amén (Isaías 41 & 42).

i
Usted debe, según la frase de Tertuliano, con una conspiración
santo, sitiar el cielo. ~Thomas Manton

163
Agua de la palabra

O
h Dios, el Señor:
Creador de los cielos; el que los despliega, el que
extiende la tierra y sus productos; el que da aliento
al pueblo que mora sobre el, y espíritu a los que por el
andan, afirma a mi esposa que tú eres el Señor, y que le
llamaste en justicia. Por su mano sostenla y guárdala.
Confórmala a la imagen de aquel que es puesto por pacto al
pueblo, por luz de las naciones, para que abra los ojos de
los ciegos; para que saques de la cárcel a los presos, y de
casas de prisión a los que moran en tinieblas.
Oh amada, ¡persigue a Cristo! ¡Estima a Cristo! Honra
a su Padre, porque Él es el Señor. Éste es su nombre; y a
otro no dará su gloria, ni su alabanza a esculturas.
Déjala cantarte un nuevo cántico, oh Jehová, alabarte
desde el fin de la tierra. Déjala alzar su voz con el mar, y
cuanto hay en el, las costas y los moradores de ellas, el
desierto y sus ciudades. Que canten con gozo y desde las
cumbres de los montes den voces de júbilo. Déjala darte
gloria a ti, y anunciar tus loores en las costas. Porque tú
saldrás como gigante, y como hombre de guerra
despertarás celo; gritarás, vocearás, y te esforzarás sobre
tus enemigos.
Guíale por camino que no sabe, hazle andar por sendas
que no había conocido. Delante de ella cambia las tinieblas
en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas harás, y nunca
le desampararás (Isaías 42).

i
164
Agua de la palabra

S
anto Señor:
Ten a bien por amor de tu justicia en magnificar la
ley y engrandecerla por medio de mi esposa. ¡Seas
exaltado! porque tú la creaste, tú le formaste. Que no tema,
porque tú la redimiste; tú le pusiste nombre, tuya es ella.
Cuando pase por las aguas, por favor sé con ella; y en los
ríos, no dejes que la inunden. Cuando pase por el fuego, no
dejes que se queme, ni que la llama arda sobre ella. Porque
tú eres el Señor su Dios, el Santo de Israel, salvador suyo.
Oh amada, porque en sus ojos fuiste de gran estima,
fuiste honorable, y Él te amo, ha dado hombres por ti, y
naciones por tu vida. No temas, porque Él está contigo. Él
es el Señor, y fuera de Ella no hay quien salve.
Déjala adorarte como su Señor, su Redentor, su Santo,
el Creador de Israel, su Rey. Dale aguas en el desierto, ríos
cuando esté en la soledad, para que beba tu hijo escogido,
el hombre que creaste para ti. Y cante tus alabanzas
Gracias que tú eres el que borra sus rebeliones por amor de
ti; y no te acordarás de sus pecados. Porque ella es sierva
tuya, a quien tú escogiste, tú la formaste desde el vientre.
Ayúdala y no le dejes temer. Derrama tu Espíritu sobre su
generación, y tu bendición sobre sus renuevos. Que broten
como entre hierba, como sauces junto a las riberas de las
aguas. Que uno diga: “Yo soy de Jehová” y el otro escriba
con su mano: “A Jehová” y se apellidará con el nombre de
Israel (Isaías 42, 43, 44).

165
Agua de la palabra

R
ey y Redentor de Israel:
Gloria a tu Nombre, porque tú eres el primero, y el
postrero, y fuera de ti no hay Dios. ¿Quién como
tú? Por tanto, no dejes que mi esposa tema, ni se
amedrente; para que tú declares lo que ha de venir, y lo que
sucederá. Que ella en ti confíe, porque no hay Dios fuera de
ti, no hay Fuerte; no conozco ninguno. Déjala recordar que
los formadores de imágenes, todos ellos son vanidad, y lo
más precioso de ellos para nada es útil, porque ella es tu
sierva; tú la formaste; es tu sierva; no le permitas olvidarte.
Oh amada, Él deshizo como nubes tus rebeliones, y tus
pecados, como niebla; vuélvete a Él, ¡porque Él te redimió!
Canten loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; griten
con júbilo, profundidades de la tierra. ¡Prorrumpan,
montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en ella está!
Porque tú, Señor, redimiste a mi esposa, y en ella serás
glorificado. Por medio de ella agrádate en mostrar tu
belleza.
Que se conforte y se regocije en saber que tú le
formaste desde el vientre, que tú eres Jehová, que lo hace
todo, que extiendes por ti mismo los cielos y la tierra, que
deshaces las señales de los adivinos, y enloqueces a los
agoreros, que haces volver atrás a los sabios, y desvaneces
su sabiduría, que dices a lo profundo, “Sécate, y tus ríos
haré secar.” Déjala amarte y temerte. Amén (Isaías 44).

i
Así como la palabra de Dios tiene que reformar nuestra
teología, nuestra ética y nuestras prácticas, también debe
reformar nuestra oración. ~D.A. Carson

166
Agua de la palabra

S
eñor Dios de Israel:
Quien llamas a tu pueblo por su nombre. Me
presento ante ti en nombre de mi amada esposa,
porque tú eres el Señor; no hay Dios fuera de ti. Por favor
capacítale para hacer saber tu poder, para que se sepa
desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no
hay más que tú. Tú eres Jehová, y ninguno más que tú. Que
tiemble y regocije con la verdad que tú formaste la luz y
creaste las tinieblas. Que te alabe y se postre ante ti como
el que hace la paz y que crea la adversidad. Que te exalte
como el Señor, que haces todo esto.
Oh amada, ¡alábale y adórale conmigo! Porque Él hizo
la tierra, y Él creó sobre ella al hombre; fueron sus manos
que extendieron los cielos, y a todo su ejército mandó.
Despiértala, oh Jehová, en justicia, y endereza todos
sus caminos. Que los ricos y los hombres de estatura vayan
en pos de ella, diciendo: “Ciertamente Dios está en ti, y no
hay otro dios fuera de Él”
Todos los hombres que hacen ídolos, serán
avergonzados. Pero yo te doy gracias que mi esposa es
salvada por ti con eterna salvación; no será avergonzada, ni
se afrentará, por todos los siglos. Porque tú eres el Señor, y
no hay otro. No le hablaste en secreto diciendo: “En vano
me buscas.” Tú eres el Señor que hablas justicia, que
anuncias rectitud (Isaías 45).

167
Agua de la palabra

O
h Dios quien escucha la oración:
Que mi esposa vuelva continuamente a ti para su
salvación. Porque tú eres Dios, y no hay más. Así
que, déjala decir de ti: “Ciertamente en Jehová está la
justicia y la fuerza.” Gracias que en ti ella es justificada y se
gloría. Alabado sea tu nombre, porque la has traído desde
el vientre, llevado desde la matriz; y hasta su vejez tú eres
el mismo, y hasta sus canas, tú la soportarás. Tú la hiciste,
tú la llevarás, tú la soportarás, y la guardarás.
Oh amada, hagamos memoria que Él es Dios, y no hay
más Dios; y nada hay a Él semejante, que anuncia lo por
venir desde el principio, y desde la antigüedad, lo que aún
no era hecho, diciendo: “Mi consejo permanecerá, y haré
todo lo que quiero.”
Por lo tanto, gran Señor, que ella confíe en la palabra
que sale de tu boca en justicia. Que confíe en ti como el
Dios que hace lo que publica. Por amor de tu nombre dilata
tu ira; y para alabanza tuya espérala con paciencia, para no
destruirle. Purifícala, y dale fuerzas mientras la pruebas en
horno de aflicción. Por ti, por amor de ti mismo hazlo, para
que no sea amancillado tu Nombre; tu honra no la darás a
otro. Por lo tanto, ¡magnifícate en ella! ¡Glorifícate por
medio de ella! Úsale para exaltar la grandeza de tu
Nombre. Amén (Isaías 45, 46, 48).

i
Así como la palabra de Dios tiene que reformar nuestra
teología, nuestra ética y nuestras prácticas, también debe
reformar nuestra oración. ~D.A. Carson

168
Agua de la palabra

M
i Redentor:
Enseña provechosamente a mi esposa;
encamínala por el camino en que debe seguir.
Hazla poner atención a tus mandamientos para que su paz
sea como un río, y su justicia como las ondas del mar;
entonces, como la arena sea su descendencia, y los
renuevos de sus entrañas como los granos de arena; nunca
su nombre sea cortado, ni raído de tu presencia.
Ahora mismo grito con voz de alegría, ¡porque tú la
redimiste! Por lo tanto, que no tenga sed cuando la lleves
por los desiertos; haz que le corra agua de la piedra, para
que se sacie su alma.
Haz su boca como espada aguda; cúbrela con la sombra
de tu mano; ponla por saeta bruñida; guárdala en tu aljaba.
Oh amada, sierva eres del Señor, que en ti se gloriará y
mostrará su belleza. Por demás no has trabajado en vano y
sin provecho; no has consumido tus fuerzas. Porque tú
recompensa está con tu Dios.
Te alabaré, oh Jehová, porque tú la llamaste desde el
vientre, desde las entrañas de su madre le diste nombre. La
formaste desde el vientre para ser tu sierva, para que sea
estimada en tus ojos, y que tú seas su fortaleza
continuamente. Dale por luz de las naciones, para que tu
salvación llegue hasta lo postrero de la tierra. Que vean
reyes, y se levanten príncipes, y adoren; porque tú eres fiel,
el Santo de Israel, el cual le escogiste (Isaías 48 & 49).

169
Agua de la palabra

G
obernante de los cielos y la tierra:
Por favor guarda a mi preciosa esposa. Óyela y
ayúdala; no dejes que tenga hambre, ni sed, ni el
calor ni el sol le aflija. Ten de ella misericordia, condúcela a
manantiales de agua.
¡Canten alabanzas, oh cielos, y alégrate tierra; y
prorrumpan en alabanzas, oh montes! Porque Jehová ha
consolado a mi esposa, y le tendrá misericordia en su
aflicción.
Te alabo porque no le has dejado; no te olvidaste de
ella. Aunque se olvide la mujer que le dio a luz, tú no te
olvidarás de mi esposa. Asegúrala de esto, y que conozca
que tú eres Jehová; que no se avergonzarán los que te
esperan. Pelea por ella; contiende con los que contienden
con ella. Entonces todo hombre conocerá que tú eres el
Señor, Salvador suyo, y Redentor suyo, el Fuerte de Jacob
(Isaías 49).

Tanto como Pablo valora obligaciones matrimoniales, puede


prever una pareja conscientemente eligiendo no tener sexo
juntos por un tiempo, para dedicar ese tiempo a la oración que
hubieran gastado complaciendo sexualmente entre sí. Eso dice
algo acerca de cuanto Pablo valora la oración. ~D. A. Carson

170
Agua de la palabra

D
ios Perdonador:
Gracias que tu mano no se ha acortado, que puede
redimir a mi esposa. Porque con tu reprensión
haces secar el mar, y conviertes los ríos en desierto.
Por favor dale lengua de sabios, para saber hablar
palabras al cansado. Despiértala de mañana tras mañana;
despiértale su oído para que oiga como los sabios.
Cuando le peguen y escupan por causa de tu Nombre
llénala de esperanza en ti, Señor Dios. Porque tú le
ayudarás, por tanto no se avergonzará. Recuérdale que no
será avergonzada porque tú quien le justificas estas
cercano.
Déjala temer y obedecer la voz de tu siervo, Cristo. Y
cuando ande en tinieblas, y carezca de luz, que confíe en tu
Nombre, y se apoye en su Dios. Hazla seguir justicia y
buscarte. Cambia su desierto como paraíso, y su soledad
como huerto de Jehová; que se halle en ella alegría y gozo,
alabanza y voces de canto (Isaías 50 & 51).

171
Agua de la palabra

H
ermoso Dios:
Haz que mi esposa este atenta a ti. Déjala oírte
porque de ti sale la ley, y tu justicia para luz de
los pueblos. Cercana este tu justicia a ella, y deja que salga
tu salvación a ella; hazla esperarte, y en tu brazo ponga su
esperanza. Alza a los cielos sus ojos, y hazla mirar abajo a
la tierra y ver que los cielos serán deshechos como humo; y
la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma
manera perecerán sus moradores; pero tu salvación será
para siempre, y tu justicia no perecerá.
Óyele, Oh amada, tú que conoces justicia; porque Él
dice: “No temas afrenta de hombre, ni desmayes por sus
ultrajes”. Porque como a vestidura, los comerá la polilla,
como a lana, los comerá el gusano; más mi justicia
permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de
siglos.”
Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de
Jehová. Despiértate como en el tiempo antiguo, en los
siglos pasados, y defiende a mi esposa. Tú le has redimido,
así que, hazle volver en tu presencia cantando, y gozo
perpetuo sea sobre su cabeza; dale gozo y alegría para que
el dolor y el gemido huyan.
Enséñala a no tener temor del hombre, que es mortal,
del hijo del hombre que es como heno, porque tú eres su
consolador. Que confié en ti, su Hacedor, que extendiste
los cielos, y fundaste la tierra; y que todo el día no tenga
temor continuamente del furor del que aflige, cuando se
disponen para destruir (Isaías 51).

i
172
Agua de la palabra

S
eñor de los océanos,
Que agitas el mar y haces rugir sus olas: por favor
pon en la boca de mi esposa tus palabras, y con la
sombra de tu mano cúbrela. Porque tú eres Jehová de los
ejércitos, quien extiendes los cielos y echas los cimientos
de la tierra y le dices: “Pueblo mío eres tú.”
Gracias por despertarla del sueño de la muerte y por
vestirla de poder y ropas de hermosura. Porque de balde
fue vendido, y tú le rescataste sin dinero. Por lo tanto, haz
hermosos sus pies sobre los montes, como uno que trae
alegres nuevas, uno que anuncia la paz, uno que trae
nuevas del bien, uno que publica salvación, uno que dice:
“Reina mi Dios.” Déjale alzar su voz conmigo para que
juntamente demos voces de júbilo, y ojo a ojo esperemos el
retorno de tu Hijo.
Oh amada, cantemos alabanzas, alegrémonos
juntamente, ¡porque Jehová ha consolado a su pueblo, nos
ha redimido a nosotros! El Señor desnudó su santo brazo
ante los ojos de todas las naciones. Y todos los confines de
la tierra verán la salvación del Dios nuestro.
Señor, por favor ve delante de ella. Oh Dios de Israel,
guárdale. Amén (Isaías 51 & 52).

i
Todo progreso en la oración es una respuesta a la oración de
nuestra propia o de otra persona. Y toda verdadera oración
promueve su propio progreso y aumenta nuestro poder para
orar. ~P.T. Forsyth

173
Agua de la palabra

M
i Padre y mi Dios:
Haz crecer en el corazón de mi maravillosa
esposa una profunda estima por aquel que llevó
sus enfermedades, y sufrió sus dolores, el que herido fue
por sus rebeliones, molido por sus pecados. Que le atesore
cada vez más, y le anhele más fervientemente, porque el
castigo de su paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos
curados.
Déjala amarle y apreciarle como el que fue herido por su
rebelión. Que te alabe con temblor porque le quebrantaste
para que ella pudiera ser justa. Pon gratitud en ella por su
sacrificio, por llevar sus pecados, por derramar su alma
hasta la muerte, y por orar por ella.
¡Alégrate, Oh amada! ¡Levanta canción, y da voces de
júbilo! Porque has sido reconciliada con tu Hacedor y
Esposo, el Señor de los ejércitos; ¡el Santo de Israel es tu
Redentor! (Isaías 53 & 54).

174
Agua de la palabra

D
ios de toda la tierra:
No escondas tu bello rostro de mi esposa ni tengas
ira con ella, más con misericordia eterna ten
compasión de ella. Aunque los montes se muevan, y los
collados tiemblen, mas no se aparte de ella tu misericordia,
ni el pacto de tu paz se quebrante, sino continuamente ten
misericordia de ella.
Oh amada, aunque seas pobre y fatigada con tempestad,
¡ten consuelo en su palabra! He aquí que Él cimentará tus
piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundará. Pondrá
de piedras preciosas tus ventanas.
Señor, bendícela, y que todos sus hijos sean enseñados
por ti, y multiplica la paz de sus hijos. Con justicia
adórnale; guárdale lejos de opresión y de temor. Protégela
del temor, que no se acerque a ella. Te la encomiendo en tu
mano, porque tú la guardas para que ningún arma forjada
contra ella prospere (Isaías 54).

175
Agua de la palabra

C
ompasivo Señor:
Cuando mi esposa tenga sed, tráela a las aguas,
tráela a ti mismo. No le dejes gastar su dinero en lo
que no es pan, y su trabajo en lo que no sacia. Al contrario,
hazla oírte atentamente, y comer del bien, y deleitar su
alma con grosura, vino y leche sin precio. Inclina sus oídos,
y déjale venir a ti; que oiga, para que viva su alma, por tu
pacto eterno de misericordias firmes.
Oh amada, ¡busca a Jehová, mientras puede ser hallado;
llámale en tanto que está cerca! Dejemos nuestros caminos
impíos y nuestros pensamientos inicuos; y volvamos al
Señor, el cual tendrá de nosotros misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Santo de Israel, nos postramos juntos ante ti, porque tus
pensamientos no son como nuestros pensamientos; ni
nuestros caminos, como tus caminos. Te alabamos y
exaltamos, porque como son más altos los cielos que la
tierra, así son más altos tus caminos que nuestros caminos,
y tus pensamientos más que nuestros pensamientos. Amén
(Isaías 55).

i
Orar es lo mismo para la nueva criatura que el llanto es a la
natural. El niño no se aprende el arte o ejemplo a llorar, pero
instruido por la naturaleza entra en el mundo llorando. Orar no
es una lección conseguido por las formas y las reglas del arte,
sino que fluye desde principios de la nueva vida misma.
~William Gurnall

176
Agua de la palabra

D
ios quien eres alto y sublime:
Agrádate en llenar a mi esposa con alegría y
volverle con paz. Que ella guarde derecho, y haga
justicia; porque cercana está tu salvación para venir, y tu
justicia para manifestarse. Guarda su mano de hacer todo
mal, y hazla abrazar justicia.
Gracias por salvar a mi esposa, por darle nombre
perpetuo que nunca perecerá. ¡Que los montes y los
collados levanten canción, y todos los árboles del campo
aplaudan! Porque tú has hecho un nombre para ti mismo;
¡tú la has redimido! Hazla recrear en tu casa de oración.
Por favor protégela de atalayas ciegos e ignorantes, de
pastores que no saben entender. Revívela cuando este
quebrantada y humilde de espíritu, y haz vivir su corazón
cuando este quebrantado. Que te busque cada día, y quiera
saber tus caminos; que se deleite en acercarse a ti. Y
cuando ayune, que no sea meramente para contender y
hacer negocios. Más bien, hazla ayunar como tú escoges:
Desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de
opresión, dejar libres a los quebrantados, y romper todo
yugo. Que parta su pan con el hambriento, y a los pobres
errantes albergue en casa; que cuando vea al desnudo, lo
cubra. Entonces nacerá tu luz, como el alba, e ira tu justicia
delante de ella, y tu gloria será su retaguardia (Isaías 55,
56, 58).

177
Agua de la palabra

S
eñor quien habita la eternidad:
Cuando te invoco, por favor respóndeme. Clamo a ti
por mi esposa. Guárdala de hablar vanidad. Mas
bien, que de su pan al hambriento y sacie al alma afligida,
porque entonces en las tinieblas nacerá su luz, y su
oscuridad será como el mediodía. Pastoréale siempre y en
las sequías sacia su alma, y da vigor a sus huesos; que sea
como huerta de riego, y como manantial de aguas, cuyas
aguas nunca faltan. Déjala deleitarse en ti; hazle comer la
heredad de Jacob.
Oh amada, levántate, resplandece; porque ha venido su
luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Aunque
tinieblas antes te cubrían, ahora sobre ti amanece el Señor,
y sobre ti es vista su gloria. ¡Y andarán las naciones a tu
luz, y los reyes al resplandor de Cristo en ti!
Señor Dios, que pueblos la vean y resplandezcan; y que
se maravillen y ensanchen sus corazones por la multitud de
su gozo en Cristo. Hazle publicar las buenas nuevas: las
alabanzas de Cristo. Porque tú haces que tu sierva brille y
ciertamente a ti te esperan los de la costa, al nombre de
Jehová su Dios, y al Santo de Israel, porque le has hecho
tuyo (Isaías 58 & 60).

La oración ha sido diseñado por Dios para demostrar su


plenitud y nuestra necesidad. Oración glorifica a Dios
porque nos pone en la posición de los sedientes y a Dios en la
posición de la fuente que suministra todo. ~John Piper

178
Agua de la palabra

O
h Dios cuyo nombre es Santo:
En tu favor agrádate en tenerle misericordia a mi
esposa. Ponle en gloria eterna, en gozo de
generación en generación, para que todos conozcan que tú
eres Jehová, su Salvador y Redentor, el Fuerte de Jacob.
Pon paz por su gobierno, y justicia por sus opresores. Que
su vestidura se llame Salvación, y las puertas de su casa
Alabanza.
Oh amada, confía en el Señor, ¡y te será por luz
perpetua, y por gloria el Dios tuyo! Busca su rostro, y Él
será tu gloria.
Señor, déjala esperar en ti como su luz perpetua.
Vístela de justicia para que seas glorificado. Úsale para
mostrar tu belleza.
Por favor confórtala cuando este afligida, dale gloria en
lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de
alegría en lugar del espíritu angustiado; y que sea llamado
árbol de justicia, plantío de Jehová, para gloria tuya. Que
en gran manera se goce en ti, y que su alma se alegre en ti,
porque la vestiste de vestidos de salvación, le rodeaste de
manto de justicia, como novia adornada con sus joyas.
Como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace
brotar su semilla, así haz brotar justicia y alabanza delante
de ella. Amén (Isaías 60 & 61).

179
Agua de la palabra

A
utor de toda existencia:
Por amor de mi maravillosa esposa no calles, y por
causa de ella no descanses, hasta que salga como
resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una
antorcha. Que vean las mujeres su justicia, y todos los
hombres su gloria, porque tú le pusiste un nombre nuevo,
que tu boca nombró. Y sea corona de gloria en tu mano, y
diadema real en la mano de su Dios. Que sea llamada: “Mi
deleite está en ella”, porque tú amor estará en ella. Llénala
del gozoso conocimiento que, como el gozo del esposo con
la esposa, así te gozarás con ella. Por favor confírmala y
ponla por alabanza en la tierra. Deja que los que comen su
trigo y beban su vino, te alaben, y exalten de tu santidad.
Oh amada, he aquí, viene tu Salvador; ¡he aquí que su
recompensa es Él mismo! ¡Regocíjate! Porque tú estás
entre el Pueblo Santo, los Redimidos de Jehová; y a ti te
llamarán Deseada, Una mujer no Desamparada.
Oh Todopoderoso, ayúdala a esperar en ti; tú que eres
hermoso en tu apariencia, que marchas con la grandeza de
tu poder, que hablas en justicia, grande para salvar.
Gracias por no quitarle la vida y por traerle tu salvación
por tu brazo fuerte. Gracias, que cuando merecía ser pisada
con tu ira, y hollado con tu furor, ¡diste a Cristo para llevar
su castigo! Bendecimos a una su Nombre, porque Él es
nuestro gozo y nuestra salvación (Isaías 62 & 63).

i
Ningún hombre o mujer que ora logra tanto con tan poco gasto
de tiempo, como cuando él o ella está orando. ~A.E. McAdam

180
Agua de la palabra

F
uente de toda bendición:
Deja que mi esposa sea una mujer humilde que
haga memoria de tus misericordias, de tus
alabanzas, conforme a todo lo que tú nos has dado, y de la
grandeza de tu beneficencia a nuestra casa, que nos has
hecho según tus misericordias, y según la multitud de tus
piedades. Gracias por ser su Salvador; que con tu amor y
con tu clemencia la redimiste, y la levantaste. Por favor,
continua pastoreándola, para hacerte nombre glorioso.
Oh amada, es mi gozo una vez más recordarte que Él es
tu Padre, aunque Abraham te ignore; Él, el Señor, es tu
Padre; ¡tú Redentor perpetuo es su nombre!
Oh Jehová, no la hagas errar de tus caminos y
endurecer su corazón a tu temor. Guárdala, y hazla
esperarte. Porque nunca oyeron, ni oídos percibieron; ni
ojo ha visto Dios fuera de ti, que haces a favor de quien en
ti espera. Sales al encuentro del que con alegría hace
justicia, el que en tus caminos se acuerda de ti. Así que,
ayúdale a presentarse a ti como una sierva de justicia
gozosa, recordando los caminos de su Dios (Isaías 63 &
64).

181
Agua de la palabra

S
eñor digno de alabanza:
Me gozo y me alegro para siempre en mi esposa
quien has creado; porque he aquí, que tú creaste su
rostro para ser mi alegría, y su presencia mi gozo. Dale la
seguridad de que tú también te alegras con ella, y te gozas
con tu pueblo.
Déjala vivir por fe, esperando el día cuando crearás
cielos nuevos y nueva tierra, cuando nunca más se oirán
voz de lloro, ni voz de clamor, cuando tus escogidos no
trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición, cuando
el lobo y el cordero serán apacentados juntos.
Guárdale del engaño sutil del orgullo; ayúdale a luchar
contra la arrogancia. Pues mirarás al que es pobre y
humilde de espíritu, y que tiembla a tu palabra.
Déjala ver tu gloria y publicarla entre las naciones, a fin
de que todos los hombres sepan que tú eres el Señor y
vengan todos a adorar delante de ti (Isaías 65 & 66).

Tengo tanto trabajo que no puedo seguir en ello


sin gastar tres horas diarias en oración. ~Martín Lutero

182
Agua de la palabra

I
nfinitamente digno Señor:
Cantaré a ti, porque te has magnificado grandemente;
tú hiciste a mi excelente esposa. Tú eres su fortaleza, y
su canción, ¡has sido su salvación! Eres mi Dios, y a ti
adoraré por ella; eres el Dios de mi padre, y a ti enalteceré.
Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; tu
diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo. Y con la
grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron
contra ella; enviaste tu furor; los consumes como a
hojarasca.
¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién
como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas
hazañas, hacedor de prodigios? Condujiste con tu
misericordia a mi esposa, a quien has redimido; la llevaste
con tu poder a tu santa morada. Jehová reinará
eternamente y para siempre.
Te cantaré, porque has triunfado gloriosamente sobre
sus enemigos; la guardarás y le defenderás, ¡porque tú eres
su salvación! (Éxodo 15).

En los mandamientos de Dios para orar, estamos obligados por


la fuerza de la autoridad divina a venir y beber del agua viva, a
recibir pan desde el cielo, y para darnos cuenta de nuevo de
momento a momento que todo lo que anhelamos, y todo lo que
es bueno, se encuentra en uno y sólo un lugar: en Dios.
~Bruce Ware

183
Agua de la palabra

B
endito Señor:
Deja que mi esposa sea una mujer que proclama tu
Nombre y engrándese a su Dios. Porque tú eres la
Roca, cuya obra es perfecta, porque todos tus caminos son
de rectitud. Dios de verdad, y ninguna iniquidad hay en ti;
eres justo y recto.
Acuérdale estar atento a la Roca que la creó, de no
olvidar a Dios, su creador. Más bien hazla recordar y
regocijarse en ti; tú eres su ayuda, y no hay Dios fuera de ti.
Tú haces morir y tú haces vivir; tú hieres y tú sanas; y no
hay quien pueda librarse de tu mano.
Regocíjate con Ella, Oh amada; póstrate ante Él porque
Él vengará la sangre de sus hijos, y tomará venganza de sus
enemigos.
Altísimo Dios, déjala habitar confiada cerca de ti;
cúbrela siempre, y que more entre tus hombros. Que ella
sea saciada de favores, y llena de la bendición de Jehová.
Porque no hay otro como tú, que cabalgas por los cielos
para su ayuda, y sobre las nubes con tu grandeza. Sé su
refugio, y mantén tus brazos eternos debajo de ella. Amén
(Deuteronomio 32 & 33).

184
Agua de la palabra

O
h Señor Dios:
¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me
des una esposa tan maravillosa? Y aun te ha
parecido poco esto, oh Señor Dios. Conforme a tu corazón
le has traído a mí, para hacer saber a tu sierva tu
abundante bondad. Por tanto tú te has engrandecido, oh
Jehová Dios. Por cuanto no hay otro como tú, ni hay Dios
fuera de ti.
¿Y quién como mi esposa? Te alabo porque ella es tu
hija, uno de los seres en la tierra que has redimido para ser
tu hijo; y le pusiste nombre, e hiciste grandezas a su favor,
y obras terribles. Tú la has establecido por tuya para
siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ella por Dios.
Ahora pues, oh Jehová Dios, que sea engrandecido tu
nombre para siempre por medio de ella. Déjale decir: “El
Señor de los ejércitos es Dios sobre su pueblo.” Tus
palabras son verdad; tú eres su Dios, por tanto tu sierva ha
encontrado valentía para traer esta oración ante ti. Quiere
y bendice a la esposa de tu siervo, para que permanezca
perpetuamente delante de ti. Porque solo con tu bendición
será bendita la esposa de tu siervo para siempre (II Samuel
7).

Preferiría aprender lo que algunos hombres realmente piensan


acerca de su propia justificación de sus oraciones que sus
escrituras. ~John Owen

185
Agua de la palabra

S
eñor de Trueno:
Por favor sé la roca de mi esposa, su fortaleza y su
libertador, su Dios, escudo y fuerte de su salvación,
su alto refugio, su Salvador; líbrala de violencia. Te invoco
a ti, que eres digno de ser alabado, para rogar por su
perseverancia.
Cuando la rodeen ondas de muerte, y torrentes de
perversidad le atemoricen, déjala confiarte. Cuando las
cuerdas del sepulcro la rodeen, y los lazos de muerte la
tomen descuidada, cuando tenga angustia, que te invoque
a ti, y clame a su Dios. Oye su voz, y que su clamor llegue a
tus oídos. Extiende tu mano de lo alto, y tómala, y sácale de
las aguas impetuosas. Sácale a lugar espacioso; líbrala,
porque te agradas de ella.
Ayúdala a guardar tus caminos y no la dejes apartarse
impíamente de su Dios. Delante de ella tenga todas tus
ordenanzas; y que no se aparte de tus estatutos. Hazla
perfecta para contigo, y ayúdala a guardarse de su maldad.
Moldéala en una mujer misericordiosa y pura, porque con
el misericordioso te muestras misericordioso, y con el
valeroso y perfecto eres perfecto; con el limpio te muestras
limpio, mas con el perverso eres adversario (II Samuel 22).

186
Agua de la palabra

S
alvador de un pueblo humilde:
Sé la lámpara de mi esposa, oh Jehová, y alumbra
sus tinieblas. Guíala en tu camino, porque perfecto
es tu camino; tu palabra es purificada; sé su escudo
mientras en ti espera. Porque ¿qué Dios hay sino tú? ¿Y
qué roca hay fuera de ti? Así que por favor con virtud cíñela
de fuerza, y despeja su camino. Haz sus pies como de
ciervas, y hazle estar firme en sus alturas. Adiestra sus
manos para la batalla, para que ella pueda usar el escudo
de tu salvación.
Por tu benignidad engrandécela. Ensancha sus pasos
debajo de ella, para que sus pies no resbalen. Cíñela de
fortaleza para la pelea, y humilla a sus enemigos debajo de
ella.
Oh amada, vive Jehová, y sea bendita nuestra roca y
engrandecido sea Dios, ¡la roca de nuestra salvación!
¡Por tanto te confesaremos, oh Jehová entre las
naciones, y cantaremos a tu nombre! Salva gloriosamente a
mi esposa, y ten misericordia de ella para siempre (II
Samuel 22).

Se me ha beneficiado orar por los demás. Por hacer un


mandado a Dios por ellos he conseguido algo para mí.
~Samuel Rutherford

187
Agua de la palabra

D
ios de Jacob:
Levanta a mi maravillosa esposa para vivir en
temor de ti, para que sea sobre sus hijos como la
luz de la mañana, como el resplandor del sol en una
mañana sin nubes; como la lluvia que hace brotar la hierba
de la tierra.
Gracias porque tú hiciste gran misericordia a ella, y le
has hecho andar delante de ti con verdad, con justicias, y
con rectitud de corazón para contigo. Por favor guárdala en
tu grande misericordia.
Dale pues corazón entendido para discernir entre lo
bueno y lo malo. Dale una mente sabia y entendida, para
que pueda andar en tus caminos, guardando tus estatutos y
mandamientos. Porque no hay Dios como tú, ni arriba en
los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la
misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti de
todo su corazón. He aquí que los cielos, los cielos de los
cielos, no te pueden contener, pero con todo, atiende a la
oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová, Dios mío,
oye el clamor y oración que tu siervo hace hoy delante de ti
por su esposa. Déjala temerte todos los días que viva, y que
resplandezca la grandeza de tu gran Nombre, y de tu mano
fuerte, y de tu brazo extendido (II Samuel 23, I Reyes 3, 8).

188
Agua de la palabra

R
oca de Israel:
No hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni
abajo en la tierra, que guardas el pacto y la
misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con
todo su corazón. Por lo tanto te pido que inclines el
corazón de mi esposa para andar en tus caminos,
guardando tus estatutos. Guárdale en el camino eterno;
déjala guardarse en tu camino, para andar delante de ti
como David anduvo. Oye la plegaria de tu siervo cuando
oro por ella; escucha del cielo y enséñala el buen camino en
que debe andar, y manda lluvias de gracia sobre ella para
que te tema todos los días que viva sobre la faz de la tierra.
Que tus ojos estén abiertos a sus oraciones, y a su
plegaria, para oírle en todo aquello por lo que te invoque.
Pues tú le apartaste para ti por tu heredad de todos los
pueblos de la tierra.
Bendito seas tú, oh Jehová, que has dado reposo a mi
esposa. Ninguna palabra de todas tus promesas que dijiste
por Moisés tu siervo, ha faltado, ¡las cuales son tuyas en
Cristo Jesús! Sé con ella y no la desampares, ni la dejes,
para que incline su corazón hacia ti, para que ande en tus
caminos, y guarde tus mandamientos y tus estatutos y tus
decretos. Protege su causa, para que todos los pueblos de la
tierra sepan que el Señor es Dios, y que no hay otro. Sea
pues perfecto su corazón para contigo, nuestro Dios,
andando en tus estatutos, y guardando tus mandamientos
(I Reyes 8).

189
Agua de la palabra

O
h Señor Dios de Israel,
Que moras entre los querubines:
Sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú
hiciste el cielo y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye;
abre, oh Señor, tus ojos, y mira; y oye las palabras de mi
oración en nombre de mi esposa.
¡Déjala alabarte; déjala invocar tu nombre y dar a
conocer en los pueblos tus obras! ¡Que cante a ti, que te
cante salmos y hable de todas tus maravillas! ¡Hazla
gloriarse en tu santo nombre; que te busque y se alegre su
corazón!
Oh amada, escogida de Jacob, busca a Jehová y su
poder; ¡busca su rostro continuamente! Haz memoria de
sus maravillas que ha hecho, de sus prodigios, y de los
juicios de su boca.
Señor Dios, ayúdale a recordar tu pacto
perpetuamente, y de la palabra que tú mandaste para mil
generaciones, la cual concertaste con Abraham. ¡Que te
cante con toda la tierra y proclame de día en día tu
salvación! ¡Que cante entre las gentes tu gloria, y en todos
los pueblos tus maravillas! Porque grande eres, oh Jehová,
y digno de suprema alabanza, y de ser temido sobre todos
los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos no son
nada; mas tú hiciste los cielos. Alabanza y magnificencia
están delante de ti; poder y alegría en tu morada (II Reyes
19 & I Crónicas 16).

i
Oraciones frías siempre se congelan antes de llegar al cielo.
~Thomas Brooks

190
Agua de la palabra

D
ios de mi salvación:
Por favor aumenta el deseo de mi esposa de
atribuir a ti gloria y poder, de dar a ti la honra
debida a tu nombre y traer ofrenda, y venir delante de ti.
Que se postre delante de ti en la hermosura de tu santidad,
temiendo delante de tu presencia con gozo. Déjala
alegrarse con los cielos, y gozarse con la tierra, y que diga
en las naciones extrañas: “¡Jehová reina!” ¡Que resuene
con el mar y su plenitud; que se alegre con el campo, y todo
lo que contiene! Entonces hazla cantar con los árboles de
los bosques delante de ti, porque vienes a juzgar la tierra.
Oh amada, aclama a Jehová, porque Él es bueno;
porque su misericordia es eterna.
Sálvala, oh Dios, salvación nuestra, y líbrala de las
naciones, para que confiese tu santo nombre, y se gloríe en
tu alabanza. ¡Bendito seas tú, el Dios de Israel, de
eternidad a eternidad! Amén. ¡Alabanza al Señor! (I
Crónicas 16).

191
Agua de la palabra

S
eñor de todo ser:
Que tus ojos estén abiertos, y atentos tus oídos a la
oración de tu siervo. Oh Jehová Dios, levántate
ahora para escucharla. Vístela de salvación, y hazla
regocijar de tu bondad. Oh Señor Dios, ¡no rechaces a tu
ungido! Acuérdate de tus misericordias para con mi
preciosa esposa, tu sierva. Déjala alabarte y darte gracias,
diciendo: “Porque Él es bueno, porque su misericordia es
para siempre.”
Que se humille continuamente, y ore y busque tu
rostro, y se convierta de sus malos caminos. Abre tus ojos,
y estén atentos tus oídos a ella, porque la has elegido y
santificado para que esté en ella tu Nombre para siempre.
Que te alabe como el Dios de los cielos, que te enseñoreas
de todas las naciones, como el Dios que tiene en sus
manos la fuerza y poder, que no hay quien te resista. Que te
confiese, porque tu misericordia es para siempre (II
Crónicas 6 & 20).

El niño ingenuo sigue siendo el modelo divino para todos


nosotros. La oración se aumentará en poder y realidad
mientras repudiamos toda pretensión y aprendemos ser
totalmente honesto ante Dios y ante los hombres. ~A. W. Tozer

192
Agua de la palabra

M
i Dios, el gran, fuerte y asombroso Dios:
¡Oh que mi amada esposa se deleite en tu gran
bondad! Gracias que aun cuando se olvida y se
desvía de tus mandamientos, por tus muchas misericordias
no la consumes, ni la desamparas; porque eres Dios
clemente y misericordioso.
No sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento
que le alcance; cuando clame otra vez a ti, desde los cielos
óyela, y según tus misericordias líbrala.
Sé exaltado en tu gracia, porque aunque hemos hecho
mal, tú has sido fiel.
No se alabe en su sabiduría, ni en su valentía, ni en sus
riquezas, más que se alabe en esto: En entenderte y
conocerte, que tú eres el Señor, que haces misericordia,
juicio, y justicia en la tierra. Porque estas cosas quieres.
No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y
grande tu Nombre en fortaleza. Que te tema, oh Rey de las
naciones. Porque a ti es debido el temor; porque entre
todos los sabios de las naciones, y en todos sus reinos, no
hay semejante a ti (Nehemías 9, Jeremías 9 & 10).

193
Agua de la palabra

E
terno Dios:
Deja que mi preciosa esposa se goce en el Verbo,
por quien fueron hechas todas las cosas. Que ella
busque vida solamente en Él.
Alabado sea tu Nombre porque por tu causa le recibió y
creyó en su Nombre, y porque le diste potestad de ser
hecho tu hijo. Abre sus ojos a la gloria del Verbo, gloria de
tu Unigénito, lleno de gracia y de verdad. De su plenitud
déjala tomar gracia sobre gracia; la gracia y la verdad que
vienen por medio de Jesucristo. Ayúdala a practicar la
verdad y venir a la luz, para que sea manifiesto que sus
obras son hechas en ti.
Ayúdala a no juzgar según las apariencias, mas juzgar
con justo juicio. Y cuando tenga sed, déjala ir a Cristo y
beber. Déjale seguir en pos de Él siempre, para que no
ande en tinieblas, mas tenga la luz de la vida. Hazle
permanecer en su palabra como un discípulo verdadero
para que conozca la Verdad, y la Verdad le haga libre (Juan
1 & 8).

Dios puede recoger el sentido de una oración confusa.


~Richard Sibbes

194
Agua de la palabra

G
ran Dador de Vida:
Que mi maravillosa esposa nunca desmaye en
seguir la voz de su Pastor. Que Cristo vaya delante
de ella y le guíe, llamándola por su nombre y le siga porque
conoce su voz.
Déjala huir del extraño, del ladrón, y salteadores,
porque no conoce sus voces.
Te alabo porque ella ha entrado por tu Hijo a la
salvación y a los abundantes pastos. Que tenga vida, y que
la tenga en abundancia, porque por esa razón el vino. Deja
que confíe siempre en ti como su buen Pastor quien su vida
da por sus ovejas como ella.
Capacítala para ser mi ayuda idónea. Y a mí para ser
más como Cristo, Quien es mi más Grande autoridad y
Ejemplo que dio su vida por su Iglesia. Y guárdala y guíala
diligentemente. Para Que con su vida tú seas glorificado.
Oh amada, ¡confía en Cristo como tu Pastor! Porque su
Padre quien nos lo dio, mayor que todos es y nadie te
puede arrebatar de la mano de tu Padre. Y Cristo y el Padre
uno son (Juan 10).

195
Agua de la palabra

P
adre Todopoderoso:
Despierta en mi amada esposa un deseo más fuerte
de glorificar al Hijo del Hombre. Déjala buscar
glorificar a tu hijo aun en su muerte. Porque si el grano no
cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva
mucho fruto. Y mi deseo es que ella lleve mucho fruto para
el esplendor de tu Nombre. Así que no le dejes amar su
vida y así perderla, sino ayúdala a aborrecer su vida en este
mundo, para que vida eterna la guarde. Que ella sirva a
Cristo y siga a Cristo, porque entonces le honrarás.
Aun en esta hora, Padre, glorifica tu Nombre en ella.
Tráela a ti y deja que Cristo sea su luz, para que no le
sorprendan las tinieblas. Gracias que ella ha creído en la
luz y se ha hecho hija de la luz. Te alabo que no la cegaste
los ojos ni le endureciste su corazón para que no pudiera
creer. Más en gracia tú alumbraste su alma y la hiciste
amar más la gloria que viene de ti que la gloria que viene
de los hombres (Juan 12).

La oración es a menudo representada como el gran medio de la


vida cristiana. Pero no es solo un medio, es la gran final de esa
vida. Por supuesto, no es falso llamarlo un medio. Es así, sobre
todo al principio. Pero al final es más cierto decir que vivimos la
vida cristiana con el fin de orar que oramos con el fin de vivir la
vida cristiana. ~P.T. Forsyth

196
Agua de la palabra

P
adre de nuestro Señor y Maestro:
Ayuda a mi amada esposa y a mí a perseverar en
lavarnos los pies los unos a los otros con toda
humildad y gozo. Cristo ha sido nuestro ejemplo, que como
Ella nos ha hecho nosotros también hagamos. Ayúdanos a
hacer lo que sabemos, porque el siervo no es mayor que su
Señor.
Por favor libra a mi esposa del engaño que todavía
mora en ella, porque si quitas tu mano de gracia,
ciertamente traicionará a tu Hijo. ¡Protégela de ese fin tan
terrible! Ayúdala a mantenerse fiel y firme en Jesús todos
sus días, para que Él sea glorificado, y tú serás glorificado
en Ella.
Haznos crecer en amor el uno por el otro; esfuérzanos
con todo el corazón a amarnos como Cristo nos ha amado,
para que conozcan todos que somos sus discípulos, si
tenemos amor los unos por los otros.
Oh amada, ¡no se turbe tu corazón! Cree en Dios, cree
también en Cristo.
Padre, llénala de esperanza nueva; del tiempo cuando
tu Hijo vendrá otra vez, y le tomará a sí mismo, para que
donde Él está, ella también este (Juan 13 & 14).

197
Agua de la palabra

A
utor del Gozo:
Toda gratitud y la alabanza te pertenecen por
mostrar a mi esposa el camino a ti mismo, lo cual
es sólo por Cristo. ¡Bendito sea tu nombre glorioso por
haberle revelado a Cristo como el camino, y la verdad, y la
vida! Que ella le conozca mejor hoy que ayer, lo cual es
conocerte a ti, su Padre. Pido esto sólo en el nombre de tu
Hijo, para que seas glorificado en Él.
Crea en ella un amor más profundo para Cristo, y deja
que este amor la obligue a guardar sus mandamientos.
Gracias por darle otro Consolador, para que permanezca
con ella para siempre, al Espíritu de Verdad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce.
Déjala cantarte alabanzas, porque tu Espíritu mora en ella.
Oh amada, no te desesperes, porque Cristo no nos ha
dejado huérfanos; vendrá a nosotros.
Padre, que ella ame a Cristo y guarde su palabra. Por tu
Espíritu Santo, enséñala todas las cosas y recuérdale todas
las cosas que Cristo ha dicho. Concédele tu paz. Amén
(Juan 14).

Cuando nuestra conciencia de la grandeza de Dios y el


evangelio es tenue, nuestra vida de oración será
pequeña. Cuanto menos pensamos de la naturaleza y el
carácter de Dios, y cuanto menos nos recordamos lo que Jesús
hizo por nosotros en la cruz, menos queremos orar.
~Donald S. Whitney

198
Agua de la palabra

S
oberano Labrador:
No se turbe el corazón de mi esposa, ni tenga miedo.
Recuérdale que Cristo es fuerte para salvar, y tú no
la dejarás ni le abandonarás. Ayúdala a hacer como le has
mandado, para que conozca el mundo que te ama.
Por favor hazla un pámpano que lleve fruto porque en
la vid permanece, la cual es Cristo. Límpiala, para que lleve
más fruto. Presérvala para que permanezca en Cristo y
Cristo en ella, entonces ella llevara mucho fruto; porque sin
Cristo ella nada puede hacer.
Oh amada, permanezcamos siempre en Jesús, y sus
palabras permanezcan en nosotros. Porque entonces,
cuando pedimos todo lo que quisiéramos, nos será hecho.
Padre, glorifícate a ti mismo por medio de hacerla
llevar mucho fruto, y probar que ella es discípulo de Cristo.
Que permanezca en su amor, porque como tú le has
amado, así también Jesús la ha amado. Hazla guardar sus
mandamientos, porque entonces permanecerá en su amor,
como Ella también permanece en tu amor por medio de
guardar tus mandamientos.
Ven pronto, Señor Jesús. Amén (Juan 14 & 15).

199
Agua de la palabra

D
ios que elige:
Gracias por elegir a mi esposa, porque tú le has
puesto para que vaya y lleve fruto, y su fruto
permanezca. ¡Cuán misericordioso eres al llamarla amigo!
Llénala con amor para con sus hermanos y hermanas en
Cristo, y para conmigo. Y lléname con un amor fresco,
ferviente, brillante, divinamente producido para con ella.
Si el mundo la aborrece, recuérdale que a Cristo le
aborreció antes que a ella. Prepárale para esperar el odio
del mundo, porque no es del mundo, antes tú la elegiste del
mundo. Ayúdala a acordarse de la palabra dicha por Cristo:
“El siervo no es mayor que su señor,” para que no sea
sorprendida o desanimada cuando llegue la persecución.
Déjala perseverar en dar testimonio acerca de tu
glorioso Hijo y capacítala para hacerlo por tu maravilloso
Consolador, el Espíritu de Verdad, el cual procede de ti.
Que proclame el nombre de Jesús con denuedo y gozo.
En medio de la persecución, Padre, ¡guárdala de
caerse! Que su corazón no flaquee en incredulidad (Juan
15).

Si un hombre ama a una mujer así como Cristo amó a la iglesia,


él hará todo lo posible, incluso dar su vida, para asegurar que
ella sea santificada. Él será tierno, pero también hablará la
verdad. El amor no es más que un toque suave o una palmadita
en la cabeza. Es un fuego refinador. Se quema para purificar.
~Elisabeth Elliot

200
Agua de la palabra

P
adre Magnificente:
Ahora que ha venido tu Espíritu de Verdad, déjale
guiar a mi esposa a toda la verdad. Que Él glorifique
al Hijo por medio de tomar de lo que es de Cristo, y hacerle
saber a mi esposa. Cuando esté triste, convierte su tristeza
en gozo. Llénala con la esperanza de que pronto verá a
Cristo otra vez, y se gozará su corazón, y nadie quitará de
ella su gozo. Dale confianza para pedirte cosas en el
nombre de Cristo, porque entonces recibirá, para que su
gozo sea cumplido. ¡Llena su alma con gozo en Jesús!
Hazle escuchar sus palabras, para que en Él tenga paz.
Oh amada, en el mundo tendrás aflicción. Mas confía;
¡Cristo ha vencido al mundo!
Padre, déjala conocerte más profundamente, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo, porque esta es la vida
eterna. Ayúdala a glorificarte en la tierra y a acabar la obra
que le diste que hiciese. Padre Santo, guárdanos en tu
Nombre, para que seamos uno, como también tú y Cristo
son uno. Guárdala para que nunca se pierda. Abre sus
oídos a las palabras dichas por tu Hijo para que tenga su
gozo cumplido en sí mismo. ¡Gracias por darnos tu palabra
por Cristo! Amén (Juan 16 & 17).

201
Agua de la palabra

D
ios y Padre de mi Señor Jesucristo:
Alabado sea tu nombre porque has bendecido a mi
esposa con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo, aun cuando la escogiste en Él antes de
la fundación del mundo, para que fuese santa y sin mancha
delante de ti en amor. Por favor continúa santificándola
por el amor con el cual la predestinaste para ser adoptada
en hijo por medio de Jesucristo, por el puro afecto de tu
voluntad, para alabanza de la gloria de tu gracia, con la
cual le hiciste acepto en el Amado. ¡Digno es Él! ¡Cuán
bello es tu Hijo! ¡Que sea exaltado su Nombre! Porque en
Él mi esposa tiene redención por su sangre, el perdón de
pecados por las riquezas de su gracia, que sobreabundó en
ella en toda sabiduría e inteligencia.
Oh amada, ¡adoremos su nombre juntos por su rica y
abundante gracia para con nosotros! ¡Porque en Cristo
tuvimos herencia, quien nos predestinó conforme al
propósito del que hace todas las cosas según el designio de
su voluntad, para que seamos para alabanza de su gloria,
nosotros que esperamos en Cristo!
Padre, recuérdale de su estado anterior como hija de ira
por naturaleza, también como los demás, cuando estaba
muerto en sus delitos y pecados. Recuérdale de esto para
que se goce nuevamente que tú, siendo rico en
misericordia, por tu gran amor con que la amaste, aun
estando ella muerta en pecados, le diste vida juntamente
con Cristo, y la salvaste por gracia. Continua mostrándole
las abundantes riquezas de tu gracia en tu bondad para con
ella en Cristo Jesús. Amén (Efesios 1 & 2).

i
202
Agua de la palabra

D
ios Fuerte:
Gracias por salvar a mí querida esposa por pura
gracia, para que no pueda gloriarse como si fuera
de ella, porque su salvación es un don de ti y no un
resultado de obras. Alabo sólo tu Nombre por el tesoro
inestimable que tengo en ella, porque ella es hechura tuya,
creado en Cristo Jesús para buenas obras. Así que, ayúdala
a andar en las buenas obras que tú preparaste para ella.
Recuérdale constantemente que en aquel tiempo estaba
sin Cristo, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Recuérdale, para que pueda regocijarse continuamente que
ahora en Cristo Jesús, por su sangre, puede acercarse
confiadamente. Llénale con la confianza que viene de saber
que Cristo mismo es su paz, que le ha reconciliado contigo
mediante la cruz. Déjala cantar con gozo porque Él ha
derribado la pared intermedia de separación entre ella y tú,
el único verdadero y santo Dios.
En Cristo por favor continúa edificándonos
juntamente, para morada de ti en el Espíritu. Amén
(Efesios 2).

Ninguna lengua puede expresar, ninguna mente puede


alcanzar, la placidez celestial y satisfacción del alma que se dan
a entender en estas palabras [Ef 2:18]. Para llegar a Dios como
Padre, por medio de Cristo, por la ayuda y la asistencia del
Espíritu Santo, revelando a él como Padre a nosotros, y
permitiéndonos ir a él como un padre, que lleno de satisfacción
es! ~John Bunyan

203
Agua de la palabra

D
ios del misterio revelado:
¡Oh que a mi esposa le sea dado conocimiento en
el misterio de Cristo por tu Espíritu! Dale más y
más profundidad de entendimiento en este misterio
maravilloso; que en Cristo, por el evangelio, ella es un
heredero juntamente con Israel, un miembro del mismo
cuerpo, y copartícipe de su promesa. Según la operación de
tu poder dale mucha gracia para ministrar a los
necesitados. Dale más gracia para amar y anunciar el
evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y para
aclarar a todos cuál es el plan del misterio escondido desde
los siglos en ti, que creaste todas las cosas por Jesucristo.
Por medio de el da a conocer tu multiforme sabiduría.
Ayúdala a andar como es digno de la vocación con que
es llamada, con toda humildad y mansedumbre, con
tolerancia, soportando con paciencia a otros en amor,
solícito a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz. Continúa engrandeciendo su corazón y mente con el
conocimiento de tu Hijo, en varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo, para que ya no sea niña
inconstante que es llevada por doquiera a todo viento de
doctrina. Guárdala de la maldad de hombres, y de astucia
para engañar. Hazle capaz de hablar la verdad en amor, y
crecer en todo en aquel que es la cabeza, Cristo, y para
funcionar adecuadamente como miembro de su cuerpo,
ayudando a edificarlo en amor (Efesios 2 & 3).

204
Agua de la palabra

C
ondescendiente Dios:
Prevén a mi maravillosa esposa de andar como el
mundo, en la vanidad de su mente. No la dejes vivir
como uno que tiene el entendimiento entenebrecido, de
duro corazón, insensible, o ávido para cometer toda clase
de impureza.
Más bien, ayúdala a despojarse del viejo hombre que
está viciado conforme a los deseos engañosos. Renuévale
en el espíritu en su entendimiento, y ayúdala a vestir el
nuevo hombre que es creado conforme a tú justicia y
santidad de la verdad. Hazla dejar la mentira y hablar
verdad con su prójimo.
Cuando esté airada, guárdale de pecar; dale la gracia
para no dejar que se ponga el sol sobre su enojo. Que
ninguna palabra corrompida salga de su boca, sino la que
sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia
a los oyentes. Y que no contriste a tu Espíritu Santo, con el
cual está sellado para el día de la redención. Toda
amargura, y enojo, ira, gritería y maledicencia sea quitada
de ella, y toda malicia.
Haznos crecer en benignidad el uno con el otro; haznos
misericordiosos, para que siempre nos estemos
perdonando, como también tú nos perdonaste en Cristo.
Amén (Efesios 4).

Tal como la luna influye las mareas del mar, la oración influye
las mareas de la piedad. ~Charles Spurgeon

205
Agua de la palabra

P
adre de gloria:
Ayuda a mi esposa a ser imitadora de ti, como tu
hijo amado. Y hazla andar en amor, como también
Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros por
ofrenda y sacrificio a ti en olor fragante.
Guárdala de cualquier apariencia de fornicación y toda
inmundicia, o avaricia. Y déjanos a los dos guardar
nuestras lenguas, para que no haya palabras deshonestas,
ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes
bien acciones de gracias.
Guía sus pies para que ande como hija de luz, y pueda
discernir lo que te agrada. No le dejes participar con las
obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien
reprenderlas. Abre sus ojos para mirar con diligencia cómo
anda, no como necia, sino como sabia, aprovechando bien
el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, ayúdala a
entender cuál es tu voluntad.
Llénanos de tu Espíritu para que hablemos entre
nosotros con salmos, y con himnos, y cánticos espirituales,
cantando y alabándote en nuestros corazones, dándote
gracias siempre de todo en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo. Y es en su Nombre que vengo ante ti con esta
petición por medio de tu gracia. Amén (Efesios 5).

206
Agua de la palabra

S
oberano Señor:
Recibimos el bien de ti, ¿y el mal no lo recibiremos?
Por lo tanto que mi esposa retenga su integridad
cuando venga calamidad. En vez de maldecir, déjala
bendecirte, diciendo: “Jehová dio, y Jehová quitó; sea el
nombre de Jehová bendito.” Cuando le llegue el mal, no le
dejes atribuirte despropósito ni pecar con sus labios. Y
cuando su sufrimiento sea mucho, ayúdame a confortarle
en sabiduría y justicia.
Que te busque, y encomiende su causa. Porque tú haces
grandes cosas, que no hay quien las comprenda, y
maravillas sin número: Tu pones a los humildes en altura,
y los enlutados son levantados en seguridad. Y libras de la
espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano
violenta.
Amada, he aquí, que tu Dios es fiel cuando te hiere y te
quiebra aun en tu inocencia. Así que, no menosprecies su
mano dura de gracia, porque Él hiere, y sus manos curan.
Padre, ¡libera a mi esposa de las tribulaciones! ¡En el
hambre sálvale de la muerte, y del poder de la espada en la
guerra! ¡Escóndele del azote de la lengua, y que no tema de
la destrucción cuando viniere! (Job 1, 2, 4, 5).

Un objeto principal de toda la oración es para llevarnos a Dios


.... El fallo principal de la oración es su cesación. ~P.T. Forsyth

207
Agua de la palabra

T
odopoderoso misericordioso:
Yo soy desde ayer, y nada sé, siendo mis días sobre
la tierra como sombra. Así que da sabiduría a tu
siervo y sé bondadoso conmigo para que yo viva
rectamente con la preciosa mujer que has hecho para mí.
Por favor llena su boca de risa, y sus labios de júbilo. Los
que le aborrecen, sean vestidos de confusión, porque eres
sabio de corazón, y poderoso en fuerzas. Tú mandas al sol,
y no sale; sellas las estrellas; tú solo extiendes los cielos, y
andas sobre las olas del mar; tú hiciste la Osa, y el Orión, y
las Pléyades, y los lugares secretos del sur; tú haces cosas
grandes e incomprensibles, y maravillosas, sin número.
¡Oh que maravillosamente has hecho a mi esposa! ¡Y
cuan gran maravilla que le has salvado y guardado con la
fuerza de tu diestra! Alabanza y gloria sean a tu nombre,
porque has provisto un árbitro entre ella y tú, el hombre
Jesucristo, para que quites de sobre ella tu vara, y tú terror
no le espante. Por tanto que no suelte su queja sobre el, ni
hable con amargura de alma, porque he aquí, Abogado
tiene delante de ti, a Jesucristo, el Justo (Job 8, 9, 10, I
Juan 2).

208
Agua de la palabra

A
yudador de los débiles:
Te alabo y agradezco por mi esposa. Porque tus
manos la hicieron y le formaron. La vestiste de piel
y carne, y la tejiste con huesos y nervios. Vida y
misericordia le concediste, y tu cuidado guardó su espíritu.
Así que no la deshagas completamente. Acuérdate
ahora que como a barro le diste forma, no la vuelvas en
polvo. ¿No son pocos sus días? Por tanto, bendícela, y no la
llenes de deshonra. Haz por ella maravillas, y no contra
ella.
¡Oh, que hablaras, y abrieras tus labios con ella, y que
le declararas los secretos de la sabiduría! Porque eres
multiforme en entendimiento.
Conoce, amada, que Dios te castiga menos de lo que tu
iniquidad merece, por causa de Cristo. Él ha tomado en sí
mismo tu culpa, así que ¡ten ánimo y regocíjate en la vida
abundante que se te ha dado en Él!
Gracias, Padre, que por tu Hijo, ella puede levantar su
rostro limpio de mancha, y ser fuerte y no temer. Deja que
su vida sea clara, como la misma mañana. Que confíe,
porque habrá esperanza, la esperanza en Jesús. Déjala
acostarse sin que haya quien la espante. Amén (Job 10 &
11).

¿Cuál es la razón de que algunos creyentes son mucho más


brillante y más santo que los demás? Creo que la diferencia,
diecinueve de cada veinte casos, surge de diferentes hábitos
acerca de la oración privada. Creo que los que no lo son
eminentemente rezar sagrada y los que son eminentemente
santos rezan mucho. ~J.C. Ryle

209
Agua de la palabra

G
ran Dios:
En tu mano está el alma de todo ser viviente, y el
espíritu de todo género humano, contigo está la
sabiduría y el poder; tuyo es el consejo y la inteligencia. Por
tanto, imparte estas cosas a mi esposa. Guíala con poder y
sabiduría. Deja que los ojos de su corazón se sacien de tu
esplendor. Déjalos resplandecer al ver tu juicio, y con la
visión de tu justicia. Porque tú trastornas a los poderosos.
Descubres las profundidades de las tinieblas, y sacas a luz
la sombra de muerte. Tú multiplicas las naciones, y tú las
destruyes; esparces a las naciones, y las vuelves a reunir.
Cuando su altivez la espante, y pavor caiga sobre ella,
déjala correr a Cristo. Aun cuando soy médico nulo en el
día de su calamidad, déjala aferrarse continuamente a
Cristo. Y aunque la matares, déjala esperar en ti. No
escondas tu rostro ni le cuentes por tu enemigo. Por favor
no le espantes ni le hagas cargo de los pecados de su
juventud (Job 12 & 13).

210
Agua de la palabra

M
ajestuoso y fuerte Señor:
Haz a mi esposa sabia. Dale entendimiento
santo. Y no la dejes disipar el temor de Dios, ni
menoscabar la oración delante de ti. Que su boca no
declare su iniquidad, y no la dejes escoger el hablar de los
astutos. Abre sus oídos para oír tu secreto, para que no
detenga en ella la sabiduría.
Protégela del que es abominable y vil, que bebe la
iniquidad como agua. No dejes que tribulación ni angustia
le turben; que no se esfuercen contra ella, porque ella no
ha confiado en vanidad, engañándose. No la despedaces
con tu furor, ni crujas tus dientes contra ella. Tampoco la
entregues al mentiroso, ni en las manos de los impíos la
hagas caer. Por favor no la desmenuces, ni le arrebates por
la cerviz y la despedaces, ni la pongas por blanco tuyo,
rodeándole tus flecheros. No la quebrantes de quebranto
en quebranto, ni corras contra ella como un gigante.
Porque aunque ella merece todas estas cosas, perdónala
por causa de Cristo, porque ella permanece en Él.
Oh amada, ¡confía continuamente en Cristo! Mírale
sólo a Él para tu salvación. He aquí, que en los cielos esta
tu testigo, y tu testimonio en las alturas. Ella disputa tu
caso con Dios, como lo hace una mujer con su prójimo.
¡Oh Padre te ofrecemos alabanza y gratitud por el
abogado que tenemos en Jesús! (Job 15 & 16).

i
Hay muchos recursos buenos para aprender cómo orar, pero la
mejor manera de aprender a orar es orar. ~Donald Whitney

211
Agua de la palabra

R
estaurador de los quebrantados de espíritu:
Aun cuando mi esposa haga su cama en las
tinieblas, cuando sea despojada, cuando le quites
su gloria, y sobre sus veredas pongas tinieblas, cuando sus
parientes se detengan, y sus conocidos se olviden de ella,
cuando sus íntimos amigos la aborrezcan y los que ella ama
se vuelvan contra ella, déjala esperar en Cristo. Porque Él
vive, y se ha levantado sobre el polvo, y desde su propia
carne ella lo verá. ¡Sus ojos le han de ver! Que ella anhele
ese día y no pierda la esperanza.
Porque ella está en Cristo, deja que sus hijos anden
saltando. Déjales saltar al son de tamboril y la cítara, y
regocijarse al son de la flauta. Que pasen sus días en
prosperidad. Déjala tomar la ley de la boca de tu Hijo, y
pon sus palabras en su corazón. Hazle volverse a ti para
que sea edificada, y aleja de su casa la aflicción.
Oh amada, si tiras oro a la tierra y oro de Ofir entre las
piedras del arroyo, entonces será el Todopoderoso tu oro y
tu plata preciosa. Entonces te deleitarás en el Omnipotente
y alzarás tu rostro hacia Dios.
Cuando ella ore a ti, óyele, y sobre sus caminos
resplandece luz. ¡Sé exaltado! Porque tú le libras aunque
no es inocente, y le darás limpieza de manos (Job 17, 19, 21,
22).

212
Agua de la palabra

J
uez Justo:
Gracias que Cristo va hasta tu Trono y expone el caso
de mi esposa delante de ti. Sólo Él es el recto que
puede disputar contigo para que mi esposa sea absuelta
para siempre por su Juez.
He aquí, tú conoces su camino; cuando la has probado,
déjala salir como oro. Haz que sus pies sigan tus pisadas;
guárdala en tu camino, y no la dejes apartarse. Nunca la
dejes separarse del mandamiento de tus labios; que guarde
las palabras de tu boca más que su comida.
Eres inmutable, y ¿quién te hará cambiar? Lo que tú
deseas, hazlo en ella. Acaba lo que has determinado para
ella. Aunque le tengas que espantar y enervar su corazón,
déjale esperar en tu misericordia. Que ella confíe en tu
mano cuando cubras con oscuridad su rostro. Amén (Job
23).

El gran defecto de los hijos de Dios es que no continúan en la


oración, no perseveran, no persisten. Y si quieren algo para la
gloria de Dios, deben orar hasta que lo consigan. Oh, qué bueno,
y amable, y lleno de gracia, y condescendiente es aquel a quien
debemos todo! Él me ha dado, indigno como soy,
inconmensurablemente por encima de todo lo que había pedido
o pensado! ~George Mueller

213
Agua de la palabra

D
ios de dominio:
¿Tiene tu ejército número? ¿Y sobre quién no está
tu luz? Gracias, que por causa de Cristo, mi
amada esposa es justificada ante ti. ¡Alabado seas! Porque
puedes hacerla limpia el que nace de la mujer. Su mano
traspasó la serpiente, y por su Espíritu ha sido hecha
nueva.
Oh amada, adora y teme a nuestro Dios conmigo;
porque Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra
sobre nada. Las columnas del cielo tiemblan, y se espantan
de su reprensión. Él agita el mar con su poder, y con su
entendimiento hiere la arrogancia suya. He aquí, éstos son
los bordes de sus caminos; ¡y leve es el susurro que hemos
oído de Él!
Padre, mientras su alma este en ella y haya aliento de
Dios en sus narices, que sus labios no hablen iniquidad, ni
su lengua pronuncie engaño. Que se aferre a la justicia de
Cristo y no la deje ir.
Dale sabiduría. Porque sólo tú entiendes donde se
halla, y conoces su lugar. Tú has dicho: “He aquí que el
temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la
inteligencia.” Así que, aumenta su temor de ti; déjala
volverse de la maldad y obtener un corazón que discierne
(Job 25-28).

214
Agua de la palabra

S
abio Todopoderoso:
Oh, que cuides de mi esposa, haciendo resplandecer
sobre su cabeza tu lámpara, para que a tu luz ella
pueda caminar en la oscuridad. Que tu favor vele sobre
nuestra casa, y esté con ella siempre.
Mantén sus hijos alrededor de ella; que sus caminos
sean lavados con bendición, y haz que la piedra le derrame
ríos de aceite. Cuando los oídos que la oigan, le llamen
bienaventurada, y los ojos que le vean, le den testimonio,
porque ella libra al pobre que clama, y al huérfano que
carece de ayudador.
Que las bendiciones del que se iba a perder, venga
sobre ella, y al corazón de la viuda dé alegría. Vístela de
justicia; como manto y diadema de rectitud.
Déjala ser ojos al ciego, pies al cojo, y padre a los
menesterosos. Déjale informarse con diligencia de la causa
que no entiende. Úsale para quebrantar los colmillos del
inicuo, y de sus dientes haz soltar la presa (Job 29).

El espíritu sin oración roba fuerza moral de un pueblo, ya que


embota su pensamiento y convicción de lo santo. Debe ser así si
la oración es una bendición moral y un poder de
conformación…. La falta de oración es una injusticia y un daño
a nuestra propia alma, y por lo tanto a su historia, tanto en lo
que hacemos y lo que pensamos. La raíz de toda herejía mortal
es la falta de oración. ~P.T. Forsyth

215
Agua de la palabra

D
ios de justicia y rectitud:
Haz a mi amada esposa sabia. Llénala con
entendimiento para que los hombres le oigan, y
esperen y callen a su consejo; que la esperen como a la
lluvia y abran sus bocas como a la lluvia tardía.
No la dejes desesperarse cuando su alma se derrame
dentro de ella, cuando los días de aflicción se apoderen de
ella. Cuando esté derribada en el lodo, y sea semejante al
polvo, y a la ceniza, déjala clamar a ti, y óyela. Aun cuando
parece que te has vuelto cruel para ella, que espere en tu
promesa; que espere por tu amor. Déjala ser una mujer que
llora al afligido y en quien su alma se entristece sobre el
menesteroso.
Ayúdame a confortarla cuando le venga el mal; y
cuando haya esperado la luz, pero venga la oscuridad.
Dame sabiduría y compasión para llevar su confusión con
ella; para animarle cuando sus días de aflicción le hayan
sobrecogido. Sé misericordioso con ella, porque no ha
andado con mentira, y su pie no se ha apresurado a engaño
(Job 30).

216
Agua de la palabra

S
eñor Majestuoso:
Guarda a mi esposa de poner en el oro su esperanza,
o de llamar al oro su confianza. No la dejes sólo
alegrarse de que sus riquezas se multipliquen, o de que su
mano halle mucho. Guarda su corazón de engañarse en
secreto a adorar el esplendor de lo que ha hecho, porque
eso sería maldad hacia a ti. Que no se alegre en el
quebrantamiento del que le aborrece, ni se regocije cuando
le halle el mal. No dejes que entregue al pecado su lengua,
pidiendo maldición para su alma.
Santifícala para que pueda decir que el extranjero no
pasara fuera la noche; que sus puertas abra al caminante,
que no ha estorbado el contentamiento de los pobres, y no
hace desfallecer los ojos de la viuda, que no ha dejado con
hambre al huérfano. Guárdala de encubrir sus
transgresiones, como los demás, escondiendo en su seno su
iniquidad.
Oh amada, he aquí, yo estoy delante de Dios como tú;
de barro fui yo también formado. Que juntos nos
aferraremos a Cristo como nuestra justicia, porque Él es
limpio y no hay iniquidad en Él (Job 31 & 33).

Lo contrario de la planificación es la rutina. Si usted no planea


unas vacaciones es probable que quedarás en casa y mirarás la
televisión. El flujo natural no planificado de la vida espiritual se
hunde hasta el punto más bajo de vitalidad. Hay una carrera
que correr y una lucha que hay que hacer. Si quiere una
renovación en su vida de oración se debe planear para verla.
~John Piper.

217
Agua de la palabra

O
h Dios, quien es más grande que el hombre:
Deja que mi esposa espere en Cristo cuando su
alma se acerque al sepulcro, y su vida a los que
causan la muerte. Que su carne sea más tierna que la del
niño; déjala volver a los días de su juventud. Cuando ore a
ti, por favor ámala; que vea tu rostro con júbilo, mientras le
restauras su justicia.
Oh amada, canta conmigo delante de los hombres y di:
“Pequé, y pervertí lo recto, y no recibí el mismo pago. El
Señor ha redimido mi alma, para que no pase al sepulcro, y
mi vida se verá en luz.”
Haz todas estas cosas con ella, Oh Padre, para apartar
su alma del sepulcro, y para iluminarla con la luz de los
vivientes.
Óyeme; escucha mis palabras y atiéndeme. Por favor
enséñala a mi esposa sabiduría. Gracias que ella no bebe el
escarnio como agua, y que la has guardado de ser una
mujer que va en compañía con los que hacen iniquidad o
andar con los hombres malos. Que ella nunca diga: “De
nada servirá al hombre el conformar su voluntad a Dios,”
porque tales son las palabras de los malos (Job 33 & 34).

218
Agua de la palabra

O
h Padre, perfecto en conocimiento:
¡Alabado seas entre las naciones! Porque has
hecho a mi amada esposa, porque eres poderoso
en fuerza y sabiduría. No la desprecies; cuando esté
afligida por favor dale su derecho y dale vida. Que no
apartes tus ojos de ella.
Despierta su oído para corrección, y ayúdala a
convertirse de la iniquidad. Que te oiga y sirva, y acabe sus
días en bienestar, y sus años en dicha. No le dejes atesorar
para sí la ira como los hipócritas de corazón. Líbrala de su
pobreza, y en la aflicción despierta su oído. Apártala de la
boca de la angustia a lugar espacioso, y prepárale mesa
llena de grosura.
Oh amada, he aquí, que Dios es excelso con su poder;
¿Quién enseña semejante a Él? ¿Quién le ha prescrito su
camino? ¿Y quién le dirá, “Has hecho mal”? Acuérdate de
engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres. He
aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; ni se
puede seguir la huella de sus años. Porque Él atrae las
gotas de las aguas, al transformarse el vapor en lluvia, la
cual destila las nubes, goteando en abundancia sobre los
hombres. ¿Quién podrá comprender la extensión de las
nubes, y el sonido estrepitoso de su morada? He aquí que
sobre ella extiende su luz, y cobija con ella las
profundidades del mar. Con ellas castiga a los pueblos, y da
sustento a la multitud. El trueno declara su indignación, y
la tempestad proclama su ira contra la iniquidad (Job 36).

219
Agua de la palabra

D
ios de estruendosa majestad:
Permite a mi esposa cantar de tu poder; cuando se
estremezca su corazón, y salte de su lugar. Porque
truenas maravillosamente con tu voz; haces grandes cosas,
y nosotros no lo entendemos. Que se postre ante ti cuando
vea la potencia de tu palabra, porque a la nieve dices:
“Desciende a la tierra,” y también a la llovizna, y a los
aguaceros torrenciales. Que te alabe con un corazón
reverente, porque por tu soplo se da el hielo, y las anchas
aguas se congelan. Que su corazón tiemble ante ti con
asombro, porque haces disipar la densa nube; y con tu luz
esparces la niebla. Y ellas se revuelven en derredor por tus
designios, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo
que tú les mandes. Unas veces por azote, otras por causa de
tu tierra, otras por misericordia las haces aparecer.
Escucha esto, Oh amada; detente, y considera las
maravillas de Dios.
Señor, te alabo porque ella seguramente es una de tus
más maravillosas obras, más que la lluvia, el relámpago, el
viento, o las nubes, ella resplandece y declara la gloria de
Aquel que es Perfecto en sabiduría.
Que te alabe cuando vea la luz de esplendor en los
cielos, y cuando pase un viento y los limpie. De la parte del
norte vendrá la dorada claridad. En Dios hay una majestad
terrible. Déjala alabarte como el Todopoderoso, grande en
poder, y en juicio, y en multitud de justicia. Por tanto,
déjala temerte. Amén (Job 37).
i
Como es el negocio de sastres hacer ropa y de los zapateros
reparar zapatos, también es el negocio de los cristianos orar.
~Martín Lutero

220
Agua de la palabra

P
adre de mi Señor Jesucristo:
Elegidos según tu presciencia, en santificación del
Espíritu, para obedecer y ser rociado con la sangre
de Jesucristo: Gracia y paz le sean multiplicadas a mi
maravillosa esposa.
Déjala alabarte, porque según tu grande misericordia,
la hiciste renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, para la herencia
incorruptible, incontaminada, inmarchitable, reservada en
los cielos para ella. Gracias que ella es guardada por tu
poder mediante la fe, para alcanzar la salvación que está
preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Déjala alegrarse en esto. Que se regocije aun cuando sea
necesario ser afligida en diversas pruebas por un poco de
tiempo, para que sea sometida a prueba su fe, mucho más
preciosa que el oro el cual perece, aunque se pruebe con
fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando
Jesucristo sea manifestado. Aunque no le ha visto, déjala
amarlo aún más. Y aunque al presente no lo ve, te alabo
que cree en Él y se alegra con gozo inefable y glorioso,
obteniendo el fin de su fe, que es la salvación de su alma (I
Pedro 1).

i
Nada haría más para curarnos de una confianza en nuestra
propia sabiduría que la concesión de algunas de nuestras
oraciones ansiosas. Y nada nos podría humillar más que tener a
Dios decir cuando el cumplimiento de nuestro deseo trajo
flacura a nuestras almas: “Bueno, usted lo quería.” Es lo que ha
dicho a muchos. Pero él ha dicho más: “Mi gracia es suficiente
para ti.” ~P.T. Forsyth

221
Agua de la palabra

P
adre de nuestra esperanza viva:
Oh solo tú puedes dar a mi esposa entendimiento
para esperar y ser sobria. Déjala esperar por
completo en la gracia que traerá cuando Jesucristo le sea
manifestado. Como hija obediente, que no se conforme con
los deseos que antes tenía estando en su ignorancia. Mas
como aquel que la llamo es santo, hazla semejante a Él en
toda su manera de vivir, porque escrito está: “Sed santos,
porque yo soy santo.” Y porque eres su Padre que sin
acepción de personas juzgas según la obra de cada uno,
hazla conducirse en temor todo el tiempo de su
peregrinación en esta tierra, sabiendo que ha sido
rescatada de su vana manera de vivir que recibió de sus
antepasados, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero
sin mancha y sin contaminación.
Oh amada, Él fue manifestado en los postreros tiempos
por amor a ti, porque por Él crees en Dios, el cual le
resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que tu fe y
esperanza sean en Dios.
Capacítanos, oh Señor, para purificar nuestras almas
en la obediencia de la verdad, por tu Espíritu, para el amor
fraternal no fingido, para que nos amemos unos a otros
entrañablemente, de corazón puro, siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por tu palabra
viviente que permanece para siempre. ¡Alabado sea tu
nombre! Porque esta es la palabra que por el evangelio nos
ha sido anunciada. Amén (I Pedro 1).

222
Agua de la palabra

E
terno Señor:
Por tu poderoso Espíritu ayuda a mi esposa a
desechar toda malicia, y todo engaño, y
fingimientos, y envidias, y todas las murmuraciones. Hazla
desear, como niño recién nacido, la leche espiritual no
adulterada, para que por ella crezca para salvación, como
ciertamente ha gustado de tu benignidad.
Gracias que mientras se acerca a Cristo, que es la
Piedra viva, desechada ciertamente de los hombres, pero
escogida de ti, preciosa, ella también, como piedra viva, es
edificada como casa espiritual, y un sacerdocio santo, para
ofrecer sacrificios espirituales, aceptables a ti por
Jesucristo.
Te alabo que ella es parte de tu linaje escogido, tu real
sacerdocio, tu nación santa, tu pueblo adquirido. Y porque
lo es, déjala siempre anunciar tus virtudes, porque tú eres
el Dios que le has llamado de las tinieblas a tu luz
admirable. Gracias que aunque en el tiempo pasado ella no
era pueblo, mas ahora es tu pueblo; en el tiempo pasado no
había alcanzado misericordia, mas ahora ya ha alcanzado
misericordia.
Amado, yo te ruego como a extranjero y peregrino, que
te abstengas de los deseos carnales que batallan contra el
alma.
Padre, mantén buena su manera de vivir entre los
gentiles; para que, en lo que ellos murmuran de ella como
de malhechor, al considerar sus buenas obras, te
glorifiquen en el día de la visitación (I Pedro 2).
i

223
Agua de la palabra

S
eñor de misericordia ilimitada:
Ayuda a mi esposa a vivir como libre, mas no use su
libertad como pretexto para hacer lo malo, sino viva
como tu siervo. Déjale honrar a todos, amar a los
hermanos, temerte a ti, y honrar a las autoridades que
gobiernan.
Dale la gracia para sufrir molestias padeciendo
injustamente, a causa de la conciencia que tiene delante de
ti. Porque si haciendo bien es afligida, y lo sufre, esto
ciertamente es debido a tu gracia.
Porque para esto eres llamada, mi amada, porque
también Cristo padeció por ti, dejándote ejemplo, para que
tú sigas sus pisadas. Él no hizo pecado; ni fue hallado
engaño en su boca.
Oh Dios, haz como Él, para que cuando le maldigan no
responda con maldición. Y cuando padezca, no amenace,
sino encomiende la causa a ti, que juzgas justamente.
¡Gracias que tenemos un ejemplo perfecto en Cristo Jesús!
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados,
vivamos a la justicia. ¡Que Él sea exaltado! Porque por cuya
herida hemos sido sanados. Gracias, que aunque ella era
como oveja descarriada, mas ahora ha vuelto a ti, el Pastor
y Obispo de su alma. Amén (I Pedro 2).

i
La oración es un acto especial de la fe. La fe hace la oración
aceptable porque cree que la oración será contestada o que algo
mejor será dado en su lugar. ~Martín Lutero

224
Agua de la palabra

O
h Padre quien nos has llamado
A tu gloria eterna en Jesucristo:
Ayúdame a vivir con ella sabiamente, dándole
honor, como a vaso más frágil, y como a heredera
juntamente de la gracia de la vida. Ayúdame a hacer esto
para que mis oraciones no tengan estorbo.
No la dejes devolver mal por mal, ni maldición por
maldición, sino por el contrario, bendecir, sabiendo que
ella es llamada para heredar bendición. Yo deseo que ella
ame la vida y que vea los días buenos, así que refrena su
lengua de mal, y sus labios de hablar engaño; deja que se
aparte del mal, y haga bien; busque la paz, y que la siga.
Porque tus ojos están sobre los justos, y tus oídos atentos a
sus oraciones. Porque tu rostro está contra aquellos que
hacen el mal.
Oh amada, incluso si alguna cosa padecieses por causa
de la justicia, serás bienaventurada. Por tanto, regocíjate y
no temas por el temor de ellos, ni seas turbado.
Padre, que santifique a Cristo en su corazón, y esté
siempre preparado para presentar defensa con
mansedumbre y reverencia ante todo el que le demande
razón de la esperanza que hay en ella. Teniendo buena
conciencia, para que en lo que murmuran de ella como de
malhechor, sean avergonzados los que calumnian su buena
conducta en Cristo (I Pedro 3).

i
O que paz que a menudo perdemos,
O que dolor innecesario soportamos,
Todo porque no llevamos
Todo a Dios en oración!
~Joseph Scriven

225
Agua de la palabra

D
ios de toda Gracia:
Si mi valiente esposa es vituperada por el nombre
de Cristo, déjala confortarse con la verdad de que
es bienaventurada, porque el glorioso Espíritu de Dios
reposa sobre ella. Si padece como cristiano, que no se
avergüence, antes te glorifique por ello. Y por eso, cuando
padezca según tu voluntad, déjala encomendar su alma a ti,
al fiel Creador, haciendo bien.
Amada, no te sorprendas del fuego de prueba que
sobreviene, como cosa extraña que te acontece. Más gózate
en que participas de los padecimientos de Cristo, para que
sea posible que te goces con gran alegría en la revelación de
su gloria.
Por favor revístenos de humildad. Te queremos a ti.
Necesitamos de tu gracia. Haznos más humildes, debajo de
tu poderosa mano, para que tú nos exaltes cuando fuere
tiempo. Déjanos echar toda nuestra ansiedad sobre ti,
porque tú tienes cuidado de nosotros. Haznos sobrios. Que
velemos. Ayúdanos a resistir firmes en la fe, sabiendo que
los mismos padecimientos se van cumpliendo en nuestros
hermanos en todo el mundo. Y después que hayamos
padecido un poco de tiempo, perfecciónanos, afírmanos,
fortalécenos y establécenos. A ti sea gloria y el imperio por
los siglos de los siglos. Amén (I Pedro 4 & 5).

i
La oración lleva a plenitud de gozo porque la oración es el
centro neurálgico de nuestra comunión con Jesús. Él no está
aquí físicamente para ver. Pero en la oración hablamos con él
como si él fuera. Y en la quietud de esos momentos sagrados,
escuchamos su Palabra y derramamos a él nuestros anhelos.
~John Piper

226
Agua de la palabra

P
adre Compasivo:
Que la gracia y paz le sean multiplicadas a mi
incomparable esposa en el conocimiento de ti, y de
nuestro Señor Jesús. Gracias que todas las cosas que
pertenecen a la vida y a la piedad le son dadas por tu divino
poder, por el conocimiento de ti que nos has llamado por
tu gloria y excelencia, por las cuales le son dadas preciosas
y grandísimas promesas, para que por ellas fuese hecho
participante de la naturaleza divina, habiendo huido de la
corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia.
A causa de esta gran bendición, ayúdala a poner toda
diligencia en añadir a su fe virtud; y a la virtud,
conocimiento, y al conocimiento, dominio propio; y al
dominio propio, paciencia; y a la paciencia, piedad, y a la
piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Haz
que estas cualidades estén en ella y que abunden, para
guardarla de estar sin fruto en cuanto al conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo. Que nunca tenga la vista muy
corta y sea ciega, habiéndose olvidado de la purificación de
sus antiguos pecados. Por lo cual, ayúdala a procurar tanto
más a hacer firme su vocación y elección; porque haciendo
estas cosas, no caerá jamás. ¡Por favor sostenla! Otórgale
amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo. Apresura la venida de su reino
(II Pedro 1).

227
Agua de la palabra

F
iel Rey:
Haz a mi esposa el tipo de Mujer que vive una vida
santa y piadosa, esperando y apresurándose para la
venida del día de Dios, en el cual los cielos siendo
encendidos, serán deshechos, y los elementos siendo
quemados, se fundirán. Mientras esperamos cielos nuevos
y tierra nueva en los cuales mora la justicia, déjala procurar
con diligencia ser hallada de ti, sin mancha e irreprensible,
en paz.
Protégela de falsos maestros que introducirán
encubiertamente herejías destructoras. Que no se
encuentre entre los que seguirán sus disoluciones, por los
cuales el camino de la verdad será blasfemado. Guárdala
lejos del camino de los injustos, quienes hablan arrogantes
palabras de vanidad y son esclavos de corrupción. ¡Que
nunca sea que ella, habiéndose apartado de las
contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor
y Salvador Jesucristo, otra vez se enrede en ellas vencida!
Guárdala de tal destino, porque su postrer estado sería
peor para ella que el primero.
Así que, amada, guárdate que por el error de los inicuos
no seas juntamente con los otros engañada, y caigas de tu
firmeza. Más crece en la gracia, y el conocimiento de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Padre, ¡que ella crezca en tal gracia y conocimiento! A ti
sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén (II
Pedro 2 & 3).

228
Agua de la palabra

P
adre:
Deja que cualquier cosa que le suceda a mi esposa
redunde más en el progreso del evangelio, de
manera que aun sus sufrimientos y prisiones puedan
magnificar a Cristo. Que su vida sea una fuente de ánimo
para otros en ti, que se atrevan mucho más a hablar tu
palabra sin temor.
Guárdala de proclamar a Cristo por envidia y
contienda; más bien que lo haga por buena voluntad y por
amor. Más que eso, déjale gozarse en Cristo, y en su verdad
anunciada. Y ayúdala a estimular a otros para provecho
suyo y gozo de la fe.
Por favor deja que se comporte como es digno del
evangelio de Cristo, para que estemos firmes en un mismo
espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y
en nada intimidados por los que se oponen. Gracias que
nos ha sido concedido a causa de Cristo, no sólo que
creamos en Él, sino también que padezcamos por Él.
Llénanos del gozo de sentir lo mismo, teniendo el
mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
Guárdanos de hacer cualquier cosa por contienda o por
vanagloria, antes bien en humildad, estimando a los demás
como superiores a nosotros mismos. No mirando sólo por
lo propio sino también por lo de los otros, y que haya en
nosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús
(Filipenses 1 & 2).

229
Agua de la palabra

D
ios de suma exaltación:
Por favor produce en mi amada el querer como el
hacer, para que ella haga todo sin murmuraciones
y contiendas; para que sea irreprensible y sencilla, hija de
Dios sin mancha en medio de una generación maligna y
perversa. Déjala resplandecer como luminaria en el
mundo, reteniendo la palabra de vida, para que yo pueda
gloriarme en el día de Cristo, que no he orado en vano, ni le
he animado en vano. Ayúdame a gozar y regocijarme al
sufrir por su causa; incluso para derramar mi vida como
ofrenda de libación sobre el sacrificio de su fe. Y asimismo
que se goce también ella, y se regocije conmigo al sufrir
dificultad por el nombre de Cristo. Haz que con sinceridad
se interese por los demás, no buscando lo suyo propio, sino
lo que es de Cristo Jesús.
Oh amada, gózate en el Señor. A mí, a la verdad, no me
es molesto el decirte las mismas cosas, y para ti es seguro.
Guárdate de los perros, guárdate de los malos obreros,
guárdate de los mutiladores del cuerpo.
Padre, ayúdala a permanecer fiel en la adoración por tu
Espíritu, gloriándose en Cristo Jesús, no teniendo
confianza en la carne. Más que nada, dale fuerza para
olvidar ciertamente lo que queda atrás, y extenderse a lo
que está delante, y proseguir a la meta, al premio del
supremo llamamiento en Cristo Jesús. Que así mismo, se
mantenga fiel a lo que ha alcanzado. Amén (Filipenses 2 &
3).

i
230
Agua de la palabra

G
ran Salvador:
¡Gracias porque la ciudadanía de mi esposa está en
los cielos! Así que no la dejes pensar en lo terrenal,
más bien que espere al Salvador, al Señor Jesucristo, el
cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para
ser semejante al cuerpo de su gloria, por el poder con el
cual puede también sujetar a sí todas las cosas.
Por lo tanto, mi amada y deseada esposa, gozo y corona
mía, mantente firme en el Señor. Regocíjate en el Señor
siempre; otra vez digo: ¡Regocíjate!
Padre, enséñala a estar contenta en cualquier situación.
Ayúdala a saber vivir humildemente, y saber tener
abundancia. En todo y por todo enséñala el secreto de
poder enfrentar estar saciado como para tener hambre,
tener abundancia como para padecer necesidad.
Fortalécela para hacer todo en Cristo. Por favor súplele
todo lo que le falta conforme a tus riquezas en gloria en
Cristo Jesús. A ti, Padre y Dios nuestro, ¡sea gloria por los
siglos de los siglos! La gracia de nuestro Señor Jesucristo
sea con su espíritu. Amén (Filipenses 3 & 4).

Como la oración sin fe no es más que un latido del aire, la


confianza sin oraciones no es más que una bravuconada
presuntuoso. El que se compromete a dar, y nos invita a confiar
en sus promesas, nos manda a orar, y espera obediencia a sus
mandamientos. Él dará, pero no sin nosotros pidiendo.
~Thomas Lye

231
Agua de la palabra

S
oberano Señor de Sión:
¡Deja que mi incomparable esposa cante y dé voces
de júbilo! Que se goce y regocije de todo corazón
como hija de Jerusalén. Porque tú has apartado tus juicios
en su contra, a causa de Cristo. Has echado fuera a sus
enemigos, la muerte, el pecado y Satanás. Que nunca más
vea el mal, porque tú el Rey de Israel, Jehová, estas en
medio de ella.
Que no tema, y que no se debiliten sus manos.
Oh amada, Jehová tu Dios está en medio de ti,
poderoso, Él salvará; se gozará sobre ti con alegría, te
llenara de amor y se regocijará sobre ti con cánticos.
Señor Dios, cuando lamente, por favor reúnela y tráela
a tu pueblo; para que ya no sufra la confusión. Apremia a
todos sus opresores. Cambia su confusión por alabanza y
por renombre en toda la tierra. Restaura su fortuna para
que tenga renombre y alabanza entre todos los pueblos de
la tierra (Sofonías 3).

La oración es la expresión más tangible de la confianza en Dios.


~Jerry Bridges

232
Agua de la palabra

D
ios nuestro Salvador:
Gracias por Jesucristo nuestra esperanza. Cuida a
mi esposa y guárdala de los que enseñan diferente
doctrina, o los que prestan atención a fábulas, que acarrean
disputas más que edificación de ti que es por la fe. Y
mientras le proteges, llénale del amor nacido de corazón
limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida. No le
dejes apartarse ni desviarse a la vana palabrería.
Te doy gracias, Cristo Jesús, Señor mío, por
fortalecerla, y porque la tuviste por fiel, poniéndola en el
ministerio, habiendo sido antes tan indigna.
Oh amada, ¡regocíjate! Recuerda que recibiste
misericordia y la gracia de nuestro Señor fue más
abundante para ti con la fe y amor que es en Cristo Jesús.
Te alabo, Padre, por mostrarle misericordia, para que
Cristo Jesús mostrase primero en ella toda su clemencia,
como ejemplo de los que han de creer en Él para vida
eterna.
¡A ti, el Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y
sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos!
Amén (I Timoteo 1).

i
La oración es el reconocimiento de la soberanía de Dios y de
nuestra dependencia de él para actuar para nosotros. La
prudencia es el reconocimiento de nuestra responsabilidad de
utilizar todos los medios legítimos. No hay que separar los dos.
~Jerry Bridges

233
Agua de la palabra

F
uerte Señor:
Te encomiendo a mi esposa completamente a tu
cargo y cuidado, según tu gracia en Cristo Jesús
para con ella. Por tu poder que pelee la buena batalla,
reteniendo la fe y buena conciencia. ¡Que nunca naufrague
en la fe!
Ayúdala a ser una mujer que ore sin ira ni contienda. Y
continúa dándole la sabiduría y deseo de ataviarse de ropa
decorosa, con pudor y modestia; no meramente con
peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
sino con buenas obras, como conviene a mujeres que
profesan piedad. Déjala ser una mujer que aprenda en
silencio con toda sujeción.
Protege a mi esposa de los que apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios. Que no tenga nada que ver con las fábulas
profanas. Más bien, ejercítala para la piedad, porque el
ejercicio corporal para poco es provechoso; más la piedad a
todos aprovecha, porque tiene promesa de esta vida
presente, y de la venidera.
Que trabaje y sufra oprobio, porque espera en ti, el
Dios viviente (I Timoteo 1, 2, 4).

Nos guste o no, pedir es la regla del Reino. ~Charles Spurgeon

234
Agua de la palabra

S
alvador de los débiles:
Deja que mi preciosa esposa sea ejemplo de los
creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y
pureza.
Haz que encuentre completo deleite en las sanas
palabras de nuestro Señor Jesucristo y en la doctrina que
es conforme a la piedad. Y guárdala de un deseo no
saludable de contiendas de palabras. Más bien, déjala
perseguir la piedad con contentamiento, porque en ella hay
gran ganancia.
Que pueda estar contenta con tener sustento y abrigo y
que no quiera enriquecerse.
Oh amada, recordemos el uno al otro que los que
quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en
destrucción y perdición.
Padre, ¡guárdanos de desear las riquezas! Porque el
amor al dinero es la raíz de todos los males. Guárdanos del
destino de aquellos que, codiciando, se extraviaron de la fe,
y fueron traspasados de muchos dolores.
Que nuestro amor y deseo sean por Cristo (I Timoteo 4
& 6).

235
Agua de la palabra

P
adre de gloria:
En cuanto a mi esposa, déjala huir del deseo de
enriquecerse y del amor al dinero. Ayúdala y
capacítala a seguir con vigor renovando la justicia, la
piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Dale
fuerza para pelear la buena batalla de la fe, y a echar mano
de la vida eterna, a la cual así mismo fue llamada.
Oh amada, te mando delante de Dios, que da vida a
todas las cosas, y de Jesucristo, que guardes el
mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta que
aparezca nuestro Señor Jesucristo, que se mostrará a su
tiempo, el bendito y único Soberano, Rey de reyes, y Señor
de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni
puede ver.
¡A ti, Oh Dios, sea la honra y el imperio sempiterno! Si
nos bendices con abundancia, no permitas que seamos
altivos, ni que pongamos nuestra esperanza en las
riquezas. Más bien, haznos esperar en ti, aquel que nos da
todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Ayúdanos a hacer el bien, a hacernos ricos en buenas
obras, a ser dadivosos y generosos, y así atesorar para
nosotros buen fundamento para lo por venir, para que
echemos mano a la vida eterna (I Timoteo 6).

236
Agua de la palabra

D
ios y Padre:
Que gracia, misericordia y paz sean multiplicadas
a mi amada esposa. Doy gracias a ti, mientras le
recuerdo sin cesar en mis oraciones noche y día. Gracias
por darme una mujer que me llena de gozo cada vez que la
veo. Por favor crece su fe en sinceridad. Despierta los
dones que le has dado, y recuérdale que no nos has dado el
espíritu de cobardía, sino el de poder, de amor, y de
dominio propio.
Por tanto no le dejes avergonzarse de dar testimonio de
nuestro Señor, antes por tu poder hazla ser participante de
las aflicciones por el evangelio. Porque tú eres el único que
le has salvado, y la llamaste con llamamiento santo; no por
sus obras, sino según el propósito tuyo y por la gracia, la
cual le es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los
siglos. Gracias que Él es su Salvador, el cual quitó la
muerte, y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio. No dejes que se avergüence de padecer por este
evangelio, porque ella sabe a quién ha creído. Convéncela
que tú eres poderoso para guardar su depósito para aquel
día.
Oh amada, retén la forma de las sanas palabras que de
las escrituras oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en
nosotros (II Timoteo 1).

237
Agua de la palabra

P
adre Celestial:
Por favor esfuerza a mi esposa por la gracia que es
en Cristo Jesús, para que pueda trabajar como buen
soldado. Que se acuerde constantemente que Jesucristo
resucitó de los muertos, del linaje de David. Déjala gozarse
en soportarlo todo por amor de los escogidos, para que
ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús
con gloria eterna.
Oh amada, palabra fiel es esta: Que si somos muertos
con Él, también viviremos con Él; si sufrimos, también
reinaremos con Él; si le negáremos, Él también nos negará;
si fuéremos infieles, Él permanece fiel, porque no puede
negarse a sí mismo.
Oh Dios, recuérdale estas cosas. Hazla procurar con
diligencia presentarse ante ti aprobada, como obrera que
no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de la
verdad. Que evite profanas y vanas palabrerías; porque
conducirán más y más a la impiedad. Y la palabra de ellos
carcomerá como gangrena. Gracias que tu fundamento está
firme, el cual tiene este sello: “Conoce el Señor a los que
son suyos,” y “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca
el nombre de Cristo” (II Timoteo 2).

i
La oración intercesora es el baño purificador en el que el
individuo y la comunidad tienen que entrar todos los días.
~Dietrich Bonhoeffer

238
Agua de la palabra

S
anto Maestro:
Deja que mi amada esposa se limpie de lo que es
deshonroso y sea instrumento para honra,
santificado, y útil a ti, y dispuesto para toda buena obra.
Hazla huir de las pasiones juveniles, y seguir la justicia,
la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor de
limpio corazón. Que nunca tenga nada que ver con las
cuestiones necias e insensatas, porque engendran
contiendas. No la dejes ser contencioso, sino amable para
con todos.
Ayúdala a soportar el mal con mansedumbre. Protégela
de los que son amadores de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes de sus
padres, ingratos, impuros, sin afecto natural, desleales,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de
lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de
los deleites más que de ti, teniendo apariencia de piedad,
pero negando la eficacia de ella. Ayúdala a evitar a éstos.
Guíala rectamente en la doctrina, en conducta,
propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, y sus
persecuciones y padecimientos.
En efecto, amada, déjame recordarte que todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán
persecución, más los malos hombres irán de mal en peor,
engañando y siendo engañados.
Pero en cuanto a ella, Señor Dios, que permanezca en
lo que ha aprendido y creído, y conociendo más y más las
Sagradas Escrituras, las cuales le pueden hacer sabia para
la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Aumenta su
amor por la escritura. Que lo que has inspirado le enseñe,

239
Agua de la palabra

la redarguya, la corrija, y la instruya en justicia, para que


sea perfecta, enteramente preparado para toda buena obra
(II Timoteo 2 & 3).

Una actitud de aceptación dice que confiamos en Dios, que nos


ama, y sabe lo que es mejor para nosotros. La aceptación no
significa que no oramos por sanidad física, o para la concepción
y el nacimiento de un pequeño. De hecho debemos orar por esas
cosas, pero debemos orar de una manera confiada. Debemos
darnos cuenta de que, aunque Dios puede hacer todas las cosas,
por razones infinitamente sabias y amorosas, él tal vez no hará
lo que oramos. ¿Cómo sabemos cuánto tiempo orar? Mientras
podemos orar con confianza, con una actitud de aceptación de
su voluntad, debemos orar siempre y cuando el deseo se
mantiene. ~Jerry Bridges

240
Agua de la palabra

D
ios y Padre de Cristo Jesús,
Que ha de juzgar a los vivos y los muertos:
Que mi incomparable esposa se deleite y predique
tu palabra aún más. Hazle lista para testificar de la venida
de Cristo y su reino a tiempo y fuera de tiempo. Déjala
redargüir, reprender y exhortar a sus hermanos en Cristo
con toda paciencia y doctrina.
Guárdala de ser una mujer que no sufre la sana
doctrina; una que, teniendo comezón de oír, se amontona a
maestros que le hablen conforme a sus concupiscencias, y
así se aparte de la verdad y se vuelva a las fábulas. ¡En
ninguna manera! Más bien, hazla ser sobria en todo.
Ayúdala a soportar las aflicciones, para hacer la obra de un
evangelista, y para cumplir con el ministerio al que tú le
has llamado.
Oh Padre, por favor, fortalécele para pelear la buena
batalla. Llévala hacia adelante para acabar la carrera.
Guárdala para que ella pueda guardar la fe. Haz que su
corazón ame, cada vez más, la venida de Cristo, para que le
esté guardada la corona de justicia, la cual le dará el Señor,
juez justo, en aquel día; y no sólo a ella, sino también a
todos los que desean su venida.
Que el Señor Jesucristo y su gracia esté con su Espíritu.
Amén (II Timoteo 4).

Es cierto, la oración completa no es más que amor. ~Agustín

241
Agua de la palabra

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Notas:

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