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Hacia el 200 a.C. la civilización andina había evolucionado a formas políticas más complejas.

La
agricultura se hizo extensiva, construyéndose grandes irrigaciones sobre los desiertos de la costa
norte y central e ingeniosos acueductos subterráneos en la costa sur. Las sociedades Moche,
Nazca, Recuay, Cajamarca, Vicus, Lima y Tiahuanaco (esta con capital en un gran centro
ceremonial del mismo nombre en el norte de Bolivia) son las más conocidas y exitosas de este
período. La mayoría de ellas parece haber estado regida por sofisticadas élites guerreras que
alentaban la producción de objetos de arte de gran calidad, que son considerados algunas de las
obras más importantes del arte americano precolombino (especialmente la alfarería moche, nazca
y recuay; el tejido nazca, la joyería moche, el arte lítico tiahuanacota).

Tumba del Señor de Sipán.

La cultura moche se desarrolló entre 200 a 700 d. C., en el valle de Moche, y se expandió por los
valles del norte del Perú. Fue una sociedad clasista en la que los sacerdotes ejercían un rol
importante. En 1987 se descubrió la fastuosa tumba del Señor de Sipán, un gobernante moche del
siglo IV d. C., en el valle de Lambayeque. La cerámica moche, escultórica y realista, es considerada
como una de las mejores de las culturas precolombinas, destacando los llamados huacos retratos,
en los que expresaron los diversos estados de ánimo de una persona. En cuanto a la arquitectura,
destacan sus pirámides de adobe conocidas como las Huacas del Sol y de la Luna. Resalta también
su orfebrería, de avanzada técnica, como se denota en la joyería desenterrada del Señor de Sipán.

La cultura nazca se desarrolló básicamente en los valles del actual departamento de Ica, alrededor
del siglo I y entró en decadencia en el siglo VII. Su centro estaba ubicado en Cahuachi. Es de
destacar su cerámica policromada, decorada con figuras de hombres, animales, plantas, etc., así
como su arte textil. Pero lo más impresionante de esta civilización es su red de acueductos, que
constituye una verdadera hazaña de su ingeniería hidráulica, así como los trazos gigantescos
efectuados en las Pampas de Nazca, conocidos como Líneas de Nazca, cuyo fin aún se discute.

La cultura recuay se desarrolló en la sierra del actual departamento de Áncash, entre los años 200
d. C. a 600 d. C. Su expresión cultural más llamativa es su litoescultura, destacando los célebres
monolitos Recuay, bloques de piedra de forma casi cilíndrica, esculpidos aparentemente para
representar a guerreros de rango elevado. Su cerámica representativa la conforman los pacchas,
cántaros ceremoniales con la particularidad de ostentar un caño por donde era vertido el líquido
del recipiente.2

La cultura cajamarca tuvo su centro cerca de la actual ciudad de Cajamarca, en la sierra norte del
Perú, desarrollándose entre los años 200 a 800 d. C. Tuvo características peculiares, destacando en
textilería, metalurgia y cerámica; esta última es muy original y sofisticada. Su ceramio típico es un
vaso trípode o con tres patas. Los cajamarcas solían enterrar a sus difuntos en nichos excavados en
la roca, conocidos generalmente como “ventanillas”, como las de Otuzco.
La cultura vicús, se desarrolló en el actual departamento de Piura, al norte del Perú, entre los años
300 a. C. y 500 d. C. Destacaron en metalurgia y orfebrería, llegando a dominar diversas técnicas
para fundir y trabajar los metales, como el uso de moldes, el dorado de metales, soldadura,
aleación, laminado, recorte y amalgama. Trabajaron especialmente el cobre, el oro y el cobre
dorado. Su cerámica se caracteriza por su aspecto macizo y rústico, así como su tendencia realista
y naturalista.3

Huaca Pucllana, en el distrito de Miraflores, Lima.

La cultura lima se desarrolló en los valles de Chillón, Rímac y Lurín, en el actual departamento de
Lima, entre los años 100 y 700 d. C. Sus principales centros fueron Maranga (la ciudad de
adobitos), la Huaca Pucllana y el santuario de Pachacámac (primera fase); y en su fase final,
Cajamarquilla. Su arquitectura se destaca por el uso de pequeños ladrillos de adobes, así como de
tapiales, a base de los cuales construyeron elevadas pirámides.4 Para ampliar el terreno agrícola,
los lima realizaron en el valle del Rímac obras monumentales de ingeniería hidráulica, cuyos restos
se pueden ver hoy día en el río Surco y el canal de Huatica. Su cerámica se divide
cronológicamente en dos estilos: el estilo interlocking o Playa Grande, caracterizado por su
decoración en forma de pez o serpiente entrelazadas; y el estilo Maranga, con su fase final
Nievería, que se caracteriza por estar modelada en diversas formas, con fino acabado y elegante
decoración.5

La Portada de Sol, en Tiahuanaco.

La cultura tiahuanaco se desarrolló en el altiplano o meseta del Collao, entre los actuales países de
Perú, Bolivia y Chile. Su centro estuvo en Tiahuanaco o Tiwanaku (al sur de la actual ciudad de La
Paz y cerca al lago Titicaca), que se constituyó en un importante centro religioso y urbano, hacia
donde iban en peregrinación multitudes de personas. Destacan allí imponentes construcciones
arquitectónicas, como la pirámide de Akapana, el Puma Punku, Kalasasaya, el templete
semisubterraneo, entre otros. Ejemplos de su litoescultura son los monolitos Bennett y Ponce, y
especialmente, la Portada de Sol, con la imagen del dios de los báculos, después llamado
Viracocha.6 La técnica arquitectónica tiahuanaco sería aprovechada posteriormente por los incas.
Esta cultura, inexplicablemente, colapsó hacia el año 1100 d. C.

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