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La corriente homosexual literaria en Colombia

Andrés Felipe Ochoa Viana

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Introducción

La corriente literaria que aún no se ha sentido orgullosa, es con ironía, la homosexua l


y es que son pocos los autores colombianos que se interesan y llaman la atención con
estos asuntos fantásticos pero controversiales al momento de escribir. Lo que promete
este ensayo es ser la bandera de una presente tendencia literaria que busca sentirse y
reconocerse diversa entre las páginas y los géneros y para ello, exploraremos su rol
en el catálogo que exige ser una corriente literaria con Colombia como protagonista.

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La corriente homosexual literaria en Colombia

Sus exponentes

Los escritores colombianos que han sacado del clóset a sus novelas se pueden contar
con los dedos de las manos y unos cuantos dedos de los pies para los poetas y
guionistas tanto teatrales como cinematográficos. Y es que desde 1975, tan solo se
podía escribir de la homosexualidad en Colombia, mucho, poquito, nada1 y así se ha
ido conservado hasta el presente.

De esto no se podría establecer una corriente y mucho menos un movimiento literario,


pero no habría que ser tan reprimidos en el asunto, ya que los autores que se han
atrevido a plasmar esta comunidad en sus obras y en sus épocas, nos han dejado la
puerta a medio abrir.

De los principales autores que quitaron el cerrojo, se enorgullecen Gustavo


Gardeazábal con su obra, El divino, que en 1985 nos pincelaba a uno de los primeros
personajes abiertamente homosexual en la literatura, Eurípides; un peluquero que se
enamoraba del protagonista, Mauro. Años después, pero a hurtadillas por 1992,
Fernando Molano en Un beso de Dick, nos narraba a una de las primeras parejas
homosexuales como centro de la narración, la de Felipe y Leonardo, dos jóvenes
amigos que se enamoraron en la escuela. De estos, que fueron el poquito de la
corriente, apareció luego Fernando Vallejo, que de la nada escribió mucho y ha
mantenido su mano más tiempo en el pomo de la puerta con su novela, La virgen de
los Sicarios, la cual nos embarcaba en una época violenta de Colombia desde la
mirada de una relación homosexual.

Pero la literatura no había sido la única que curioseaba. Entre el 97 y 98, Fernando
Toledo fundó una revista que sería la exclusividad para la comunidad homosexual y

1Referencia a Te quiero mucho, poquito, nada, novela de Félix Ángel que en 1975 seria la primera obra
colombiana con temáticas homosexuales.

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también, para los que no pertenecían tanto. Acento fue la revista que le maquilló los
prejuicios al periodismo y con su propuesta de publicación mensual relatarían
testimonios y experiencias por las que un homosexual en el país podría pasar, o como
bien se enunciaría en su momento:

“De la manera como está concebida la revista la va a poder leer toda la familia, desde las
abuelitas hasta los jóvenes […] No va a ser chismosa ni amarillista. Será lo suficientemente
discreta para que la gente la pueda comprar sin sentirse mal.”2

Sin embargo, y a pesar de haber sido un proyecto tan novedoso y suscitara en su


momento la buena aceptación del público, desapareció tras ocho circulaciones por
falta de anunciantes publicitarios, lo que dejó entre comillas la frase esperanzadora
con que cerró el artículo que la presentó:

“Solo falta ver si a la hora de la verdad el público está listo para que el grupo de homosexuales
pueda identificarse con un medio de comunicación y hablar de sus problemas, angustias y
dificultades con libertad y con acento.” 3

De este momento vacilante en la corriente literaria no manifestamos el orgullo de un


poeta que sin resquemor escribió desde su homosexualidad y que fue Miguel Ángel
Osorio, o bueno, más conocido por su seudónimo: Porfirio Barba Jacob. Un poeta
“maldito”4 que reflejó en sus versos, amor por otros homosexuales y los dejó para el
canon poético colombiano, aunque estuviese exiliado de la patria.

Otro que la patria no estimó fue a un dramaturgo, de los primeros exponentes del
teatro con temáticas homosexuales, José Manuel Freidel, que abordaba a los travestis
entre sus piezas pero que fue asesinado en 1990.

Ahora del paso al cine, ni que contar, solo hubo adaptaciones a la pantalla sobre
novelas polémicas con homosexuales dentro y así, con la misma polémica, fueron
filmados.

2 3 Tomado de la Revista SEMANA: UNA REVISTA CON ACENTO. Publicado el 11 de octubre de 1997.
4 Así se le llamó a un grupo de escritores que tematizaron el mal como esencia del hombre en sus poemas.

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No obstante, y sin el ánimo de finalizar todavía la cuestión o ser reprimido, me atrevo
a subrayar que todavía nos falta para una corriente literaria, pero de la que podemos
vislumbrar su movimiento y que a falta de nombre podría llamarse por ahora, un
urbanismo fantástico.

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