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La literatura es arte en sí, de tal manera que el autor es como pintor cuyo lienzo es el texto. El
cuento de Creer o No Creer por Danilo Sánchez Lihón es una obra llena de herramientas literarias cuyo
propósito de injertar el lector en el texto. Él lo desarrolla al escoger el tiempo del cuento, los sucesos
precedente y durante la aparición de la muerte, y los sentimientos humanos que acompañan al miedo.
Ilustra la imagen por estos medios en la mente del lector con gran efecto.
Una de las inseguridades de los seres humanos es la incertidumbre. Desean saber y ser
confiados que lo que experimentan día tras día es la realidad. No se desea vivir en sueño sino con
certeza y control sobre los sucesos y hechos de la vida. Al pintar el escenario del cuento, Sánchez Lihón
presagia un encuentro con lo sobrenatural. Él crea el ambiente al utilizar sonidos, describir de forma
muy detallada los hechos del cuento; describe una escena misteriosa o escalofriante. Siendo algo fuera
del conocimiento o dominio del ser humano, lo sobrenatural o supersticioso se presenta como
desconocido y se les hace dudar la realidad. Aquello crea el ambiente para que los sucesos del cuento
La manera en la cual Sánchez Lihón construye la disposición de ánimo del cuento es mediante
los varios aspectos del escenario. En la primera parte del cuento empieza el cuento con <Mis padres
tenían su dormitorio en una habitación del primer piso. De pronto escuché un quejido de mujer
en la parte alta del escalón.> Al empezar la narración así, ya hay elementos espantosos que
crean ese ambiente de incertidumbre y miedo. Lo sigue haciendo al describir la noche y lo que
el protagonista siente y experimenta. <Yo sentía el respirar de cada hermano dormido, Y sentía
cada ruido pequeño> Con el ambiente creada anteriormente, los ruidos y los sonidos que se
emplean, profundizan ese sentimiento de miedo o los escalofríos que se le dan. La noche en si
es símbolo de lo sobrenatural y al agregar los sonidos del respiro y el silencio se desarrolla el
espiritual, dos ideas que suelen crear o contribuir al miedo y la reflexión. Al pensar en la vida
del ser humano, la solitud es algo que hace mucha gente sentirse incomoda. El aplicar este
entendimiento a la obra escrita procura un elemento más dramático y permite que el lector
pueda convertirse en lector activo en vez de solo observar los sucesos de la narrativa. Con la
muerte.
El miedo suele ser algo tangible, algo palpable. Una de las técnicas que emplea Sánchez Lihón es
la de expresar los sentimientos de forma física. Él describe los sentimientos del protagonista así:
recorrieran, congelaron mi cuerpo. Y sentí un frío helado que me paralizaba… Una rigidez profunda
dominó mi cuerpo mientras en medio de mis dos pies ligeramente separados contemplaba la
piedra.>
Al describir las emociones y los sentimientos así, el lector activo puede sentirse presente en el
momento. Forma una conexión íntima con el protagonista, porque al describir los sucesos tan
detalladamente es como si estuviera presente. A continuación, el autor sigue con esa idea al
decir, <Un frío helado me recorrió, dominando todo mi cuerpo.> El frio es solo una palabra,
pero esta tan conectada con nuestra vida que sabemos exactamente lo que siente él. Lo
tangible forma una parte integral en este tipo de obra escrita. Hace que los emociones del
Sánchez Lihón crea una obra tan impresionante por la habilidad que tiene de poder
conectar con el lector. Al crear un ambiente que el lector puede imaginar junto a emociones
comunes a la raza humana, él efectivamente trae e injerta el lector en su cuento. Los lectores
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