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7 estrategias para gestionar con

éxito una clase conflictiva

Clase conflictiva. El artículo de hoy es uno de esos artículos que nacen de lo que yo llamo la
biografía de la experiencia. Pero, ¿qué es la biografía de la experiencia? En mi caso son más de 15
cursos académicos y más de siete mil horas de docencia directa en las aulas con alumnos. Más de
siete mil horas en las que he tenido la suerte de ir adquiriendo sencillos pero efectivos recursos
que luego he utilizado en grupos muy disruptivos, poco cohesionados o con una conflictividad
conductual manifiesta.

Clase conflictiva

Acerca de la expresión ‘clase conflictiva‘.

Antes de continuar con el artículo, me gustaría matizar la expresión ‘clase conflictiva’. He tenido
muchas dudas a la hora de elegir esta expresión por lo negativo que implica el término conflicto. Y
digo esto porque en otro artículo me referí al conflicto escolar como una oportunidad.

Si consigues partir del hecho de que la conflictividad en el aula puede verse no como un problema,
sino como una oportunidad, es cuando la perspectiva que tiene de esa clase conflictiva cambia
radicalmente o, mejor, dicho, cambia tu forma de gestionar la clase. Soy consciente de que hay
grupos que son un auténtico reto, independientemente de la experiencia que uno haya adquirido
en el aula. También sé que cada docente va adquiriendo ciertas estrategias para este tipo de
grupos.

Sé que las estrategias que voy a proponerte no son infalibles. ¡Ya me gustaría a mí que lo fueran!
Pero creo que pueden ser un punto de partida para algunos docentes que en este preciso instante
se está enfrentando a una clase conflictiva.

7 Estrategias para lidiar con una clase conflictiva.

1. Puntualidad. ¿Por qué suelo llegar siempre unos minutos más tarde a una clase conflictiva? Esta
pregunta me la hice hace cierto tiempo y me ayudó a reflexionar sobre el hecho de que en grupos
conflictivos muchos docentes apuran al máximo para entrar. En mi caso me di cuenta de que
cuanto más tardaba en entrar en una clase conflictiva, más disruptivo encontraba al grupo. Por
tanto,

¿Qué te aporta ser puntual?


En su momento hablé de los beneficios de ser puntual en el artículo titulado ¿Qué te aporta como
docente ser puntual? Consejos prácticos. Te recomiendo que le eches un vistazo a este artículo
porque algunas de estas pautas en un grupo conflictivo son realmente útiles. Ente otras cosas la
puntualidad te beneficia porque:

Ganas en autoconfianza y en seguridad.

Preparas con más tiempo todo el material que necesitarás para llevar a cabo la sesión lectiva.

Puedes dirigirte a determinados alumnos mientras el grupo se dispone a iniciar la sesión lectiva
para interesarte por ellos.

Puedes atender algunas peticiones que te hagan algunos alumnos antes de empezar tu sesión
lectiva.

La impuntualidad es el mejor amigo de la disrupción en el aula y debes combatirla. Debes ser


consciente de que al inicio y al final de una sesión lectiva es cuando se producen la mayoría de
conflictos en un aula.

2. Sobre planificación. ¿Qué significa para mí sobre planificar? En una clase conflictiva no hay que
dejar nada al azar, es decir, hay que programar y preparar la clase al detalle. Esto significa que
debes planificar con tiempo y estructurar tu sesión lectiva en distintas secciones.

Es bueno que planifiques el tiempo de cada sesión lectiva en fragmentos de tiempo que oscilen
entre los 15-20 minutos. En grupos disruptivos suele ser muy eficaz cambiar varias veces de
dinámica en una misma sesión lectiva.

Otro aspecto muy importante es tener lo que yo llamo un plan B, es decir, sobreporgramar la
propia clase con contenidos extra para evitar que te queden tiempos muertos durante la sesión
lectiva. En mi caso siempre llevo algún vídeo que no suele exceder los cinco minutos y que me
sirve, sobre todo, para los últimos minutos de clase.

3. Narración. En grupos donde está presente una alta conflictividad, sobre todo localizada en
alumnos con un trastorno severo de conducta, suele ser poco efectivo lo que yo entiendo por
explicar, es decir, un tipo de enseñanza unidireccional, pasiva y poco motivadora en la mayoría de
los casos.

En su lugar, lo que funciona realmente bien es cambiar la explicación por la narración. Hay que
intercalar a lo largo de la sesión lectiva momentos narrativos, es decir, hay que enseñar no
explicando, sino narrando. No hay mejor forma de bajar la disruptividad de una clase conflictiva
que contando historias y anécdotas que estén relacionadas con el currículum de tu asignatura. Si
quieres conocer qué fórmula utilizo para contar anécdotas a mis alumnos no te pierdas la lectura
de este enlace.
4. Material de trabajo. Uno de los mayores problemas de una clase conflictiva es la poca
capacidad de atención y concentración del grupo. Esto puede suponer un problema a la hora de
que tus alumnos saquen el material necesario para trabajar durante la sesión lectiva.

Para ello lo que hago es convertirme en un alumno más y sacar el mismo material que deberían
sacar mis alumnos. A continuación, lo que hago es enseñarlo de forma visible paseando por los
pasillos del aula. De esta manera consigo que la información se dé por duplicado. Incluso, si eres
puntual, funciona muy bien escribir el material necesario en la pizarra, así la información se da por
triplicado: de viva voz, enseñándola a tus alumnos cuando sostienes el material con tus manos y
por escrito con la ayuda de la pizarra.

5. Visibilidad. Otro gran inconveniente que suele darse en una clase conflictiva tiene que ver con
poca visibilidad que el docente tiene en el aula. Porque el docente no sólo tiene voz, también tiene
un cuerpo que acompaña a esa voz. Y ese cuerpo es algo que debe aprovechar para captar la
atención y disminuir en la medida de lo posible la disruptividad del grupo. Pero,

¿Cómo se capta la atención de los alumnos y se consigue bajar la disruptividad?

Hablar y hacerlo en movimiento con lentas rotaciones. Los alumnos que te siguen con la mirada
suelen dejar de hablar con mayor frecuencia.

Aproximarte a los alumnos más disruptivos y hablar justo a su lado pero no a ellos, sino al grupo
y nunca dirigiéndoles, la mirada.

Sentarse en el borde de la mesa de un alumno disruptivo sin dejar de hablar a la clase y sin
dirigirle la mirada.

Estas tres estrategias que acabo de enseñarte suelen ser muy efectivas cuando te interesa bajar la
disruptividad del grupo clase o de determinados alumnos.

6. Copia dirigida. El término copia dirigida es un recurso que utilizo con cierta frecuencia en el aula
y debo confesar que me ha dado excelentes resultados. Cuando me refiero al término copia no lo
hago como un término negativo, ni como un castigo, sino como una técnica de estudio más.

Se copia para aprender, para aumentar la concentración y la atención y para disminuir la


disruptividad en ciertos momentos. Para ello me sirvo de la pizarra digital. En dicha pizarra
proyectos que denomino los esquemas de cajas, unos esquemas que he creado sobre las unidades
didácticas de mis asignaturas. Estos esquemas están vacíos y los alumnos disponen en papel de
una copia de este esquema proyectado en la PDI. Esto hace que en lugar de dictar apuntes, vaya
completando en la pizarra los contenidos más significativos del tema al mismo tiempo que los
alumnos.

Esto supone una gran ventaja, porque el alumno ya no depende de lo que yo dicte de viva voz,
sino del contenido proyectado en la pizarra digital. Esto permite que todo el grupo clase pueda
seguir su propio ritmo, incluso los alumnos con necesidades educativas especiales, y a mí me deja
tiempo para ir pasando por las mesas de los alumnos con más dificultades o más disruptivos para
echarles una mano.

7. Microtutorías. Las micro tutorías son fundamentales para mí en una clase conflictiva. Pero,

¿Qué es una micro tutoría?

Una microtutoría consiste en dirigirte a un alumno durante un momento de la sesión lectiva. Es


una atención personalizada y de una duración inferior a un minuto. La microtutorías no debe
servir para reprimir o castigar a un alumno. Todo lo contrario. Las microtutorías sirven para
ganarse a los alumnos, es decir, interesarse por ellos, por su persona. En una microtutoría puedes:

Acercarte al alumno y sonreírle.

Decirle algo agradable, hacerle una broma.

Interesarte por algo que no tenga que ver con el centro escolar.

Darle las gracias por su comportamiento durante la sesión lectiva.

Estas microtutorías lo único que pretenden es pasar tiempo con los alumnos. A mí me gusta
insistir en una expresión que para mí es fundamental. Es la siguiente: la educación es tiempo

Hay que estar a su lado, acompañarles y hacerles ver que te importan. Y eso, en muchas
ocasiones, cuesta menos de un minuto de tu tiempo.

Sobrevivir a una clase conflictiva. A modo de conclusión.

Hacer del conflicto una oportunidad no es fácil y más cuando te encuentras con grupos en los que
en ocasiones te planteas si en lugar de enseñar, lo que haces es mantener el orden o guardar
alumnos entre cuatro paredes. A todos vosotros que os enfrentáis cada día con grupos altamente
disruptivos, con grupos con una alta conflictividad espero que algunas de las pautas que os he
dado en este artículo sirvan para conseguir un ambiente de trabajo y de respeto donde se pueda
enseñar en condiciones.

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