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Una retícula es una red de líneas, que, por lo general, corren horizontal y verticalmente
en incrementos de ritmo uniforme, si bien pueden ser también sesgadas, irregulares o
incluso circulares. Cuando tomas notas en una libreta de rayas, esbozas la planta de
un edificio en papel milimetrado o practicas caligrafía sobre una hoja reglada, las
líneas sirven para guiar a tu mano y a tu ojo en el proceso. Las retículas funcionan de
modo similar en el diseño de materiales impresos. Las líneas de guía ayudan al
diseñador a alinear los elementos correlativamente.
Las retículas operan en todos los niveles de la sociedad: las retículas urbanas
empleadas en muchas ciudades modernas de todo el mundo facilitan la circulación
entre los barrios y la fluidez del tráfico, a diferencia de los típicos callejones sin salida
de la periferia, que promueven la privacidad y el aislamiento de los vecindarios.
Las retículas generan forma: Las celdas y nodos de una retícula pueden utilizarse
para crear diseños de patrones complejos, así como rectángulos simples. Dividir un
cuadrado en nueve unidades idénticas es un problema de diseño clásico. A partir de
esa matriz simple se pueden construir numerosas formas y relaciones simples.
CONCEPTO DE ESTRUCTURA:
Cuando se adquiere algún producto o se observa algún elemento que está presente
en la vida cotidiana, se hace, para la teoría de la Gestalt, desde un todo en el que
cada una de sus partes que lo componen se interrelacionan entre sí, y cada una de
ellas no puede existir si no están las demás. No se trata de una sumatoria sino de la
constitución de un todo. Cada uno de sus miembros es solidario con el resto. No
alcanza con ver el objeto sino tener una mirada distinta; observar su perímetro, las
líneas que se manifiestan, las líneas ocultas, el volumen, las sombras que produce,
cómo está iluminado. Esta es una manera de mirar y percibir. Es una totalidad que nos
permite percibir algo como una unidad. La estructura es ordenadora. Para que los
elementos no estén dispersos y puedan conformar una totalidad es conveniente que
sigan alguna norma constructiva dentro de una organización formal.
Dice Joan Costa en su libro La Esquemática, “El espíritu humano rechaza aceptar
aquello que aparece a los ojos como una con figuración aleatoria de cosas al azar, en
desorden, de modo caótico. Los ojos buscan continuamente desprender de ello una
organización, una estructura, un algoritmo o en otros términos, un significado, una
forma conocida”. Percibimos el espacio no sólo por nuestra visión, aunque las
distancias no se midan visualmente, porque el ojo no posee órgano que mida
distancia. Percibimos formas a causa de las relaciones. La relación existe sobre el
objeto y el observador. Se distinguen las formas por diferencias en el campo visual y
táctil. El contraste es el determinante para distinguir las formas. Hay otros indicadores,
como el efecto de perspectiva, la iluminación, la reflectancia de los objetos, las
sombras, líneas diagonales, verticales y horizontales, superposición, transparencias, y
colores.
ESTRUCTURA DE LA PÁGINA:
Una página es un espacio en el que se pueden presentar imágenes y texto. Para que
esta presentación resulte eficaz cuando se muestre la información en ella dispuesta,
hay que tener en cuenta la finalidad de la publicación y el público al que va dirigida.
Estos formatos, estandarizados en casi todo el mundo por las normas UNE, DIN etc.,
son los más utilizados, pero no solo hay que ceñirse a estos formatos y medidas, sino
que se pueden adaptar a las propias necesidades.
b. La orientación del papel: Otro aspecto muy a tener en cuenta y que hay que
pensar antes de empezar a realizar el trabajo es si se va a trabajar horizontal o
verticalmente. Estas características del formato son uno de los elementos clave
para la edición. Por ejemplo, si una obra se dispone en un formato horizontal,
quizás interese, porque transmitirá estabilidad y descanso. También hay que
tener en cuenta a la hora de maquetar si el trabajo que se está realizando será
para leer de cerca o de lejos, ya que, en un caso u otro, se tendrá que utilizar
un tamaño de letra mayor o menor. Todo esto debe ser tenido en cuenta a la
hora de realizar la retícula que va a coordinar toda la publicación, ya que,
según la caja de composición que se obtenga de ella, tendrá una estética
diferente.
c. La cuadrícula y la sección áurea: Para crear una cuadrícula, se necesita una
página donde situarla. En diseño gráfico, la sección áurea es el fundamento
para medir los tamaños de papel y sus principios se pueden utilizar como
herramienta para conseguir diseños equilibrados. La sección áurea fue
calculada en la antigüedad para representar las proporciones de la belleza
divina. Su construcción es bastante simple: dividiendo una línea en una
proporción de 8:13 aproximadamente, se consigue que la relación entre la
parte más larga y la parte más corta sea la misma que la parte más larga con la
totalidad.
Hilos: para separar elementos que, por algún motivo, pueden ser confundidos.
Nota: hasta mediados del siglo XX, los diarios de gran circulación no utilizaban
impresión en colores, dependiendo de la escala de grises para matizar sus
elementos.
Hay diseñadores para los que el uso de las retículas se ha convertido en una parte
necesaria en el proceso de diseño puesto que proporciona orden, precisión y claridad
a su trabajo. Sin embargo, para otros, representa una limitación compositiva, que
dificulta la capacidad creativa a la hora de organizar articular el espacio de
presentación.
Las áreas gráficas que contenga cada tipología de retícula serán muy similares, con
independencia del grado de complejidad que la describa. Cada una de las partes que
definen una retícula desempeña una función determinada. Su uso, combinación u
omisión serán criterio del diseñador y dependerán del mensaje que se pretenda
comunicar. En la disciplina del diseño de producto, el uso de la retícula como elemento
que articula el panel de presentación no tiene por qué ser tan restrictivo o limitante
como en las etapas de maquetación de diseño editorial; tan solo se tratará de un
apoyo que podrá estar presente en mayor o menor medida.
Las composiciones gráficas que se realicen a partir del uso de una retícula,
contendrán un equilibrio formal y estructural entre todos los elementos que la
constituyan, con el fin de articular una comunicación clara y eficaz. Para mayor
conocimiento de los elementos que componen la retícula, se propone la siguiente
descripción:
Área de composición: Espacio activo que contendrá elementos de comunicación
tanto imágenes como texto.
Zonas espaciales: Son grupos formados por módulos que de forma conjunta
constituyen campos que se identifican con claridad.
La selección del tipo de retícula es criterio del diseñador. Este podrá optar por el
empleo de una retícula estandarizada o el diseño de una nueva retícula que se adecue
al mensaje que se pretende transmitir. La clasificación más habitual distingue varias
clases de retícula.
1. RETÍCULA DE MANUSCRITO:
2. RETÍCULA DE COLUMNAS :
La retícula de columnas ofrece independencia para cada bloque de contenido por lo que
plantea el uso de columnas independientes o la unión entre ellas ofreciendo mayor
variedad compositiva. El número de columnas en este tipo de retículas puede variar:
dos, tres, cinco, etc.
3. RETÍCULA MODULAR
4. RETÍCULA JERÁRQUICA
c. La forma como línea: Una forma es reconocida como línea por dos razones:
a) su ancho es extremadamente estrecho; b) su longitud es prominente.
Una línea, por lo general, transmite la sensación de delgadez. La delgadez,
igual que la pequeñez, es relativa. La relación entre la longitud y el ancho de
una forma puede convertirla en una línea, pero no existe para esto un criterio
absoluto. En una línea deben ser considerados tres aspectos separados:
El cuerpo: Como una línea tiene un ancho, su cuerpo queda contenido entre
ambos bordes. Las formas de estos bordes y la relación entre ambos
determinan la forma del cuerpo. Habitualmente, los bordes son lisos y
paralelos, pero a veces pueden ocasionar que el cuerpo de la línea parezca
afilado, nudoso, vacilante o irregular.
d. La forma como plano: En una superficie bidimensional, todas las formas lisas
que comúnmente no sean reconocidas como puntos o líneas son planos. Una
forma plana está limitada por líneas conceptuales que constituyen los bordes
de la forma. Las características de estas líneas conceptuales, y sus
interrelaciones, determinan la figura de la forma plana. Las formas planas
tienen una variedad de figuras, que pueden ser clasificadas como sigue:
a) Geométricas, construidas matemáticamente.
b) Orgánicas, rodeadas por curvas libres, que sugieren fluidez y desarrollo.
c) Rectilíneas, limitadas por líneas rectas que no están relacionadas
matemáticamente entre sí.
d) Irregulares, curvas que no están mente entre sí.
e) Manuscritas, caligráficas o creadas a mano alzada.
f) Accidentales, determinadas por el efecto de procesos o materiales
especiales, u obtenidas accidentalmente. Las formas planas pueden ser
sugeridas por medio del dibujo. En este caso, debe considerarse el grosor de
las líneas. Los puntos dispuestos en una fila pueden asimismo sugerir una
forma plana. Los puntos o líneas, agrupados en forma densa y regular, pueden
sugerir asimismo formas planas. Se convierten en la textura del plano.
a) Distanciamiento. Ambas formas quedan separadas entre sí, aunque puedan estar
muy cercanas.
c) Superposición. Si acercamos aún más ambas formas, una se cruza sobre la otra y
parece estar por encima, cubriendo una porción de la que queda debajo.
e) Unión. Igual que en c), pero ambas formas quedan reunidas y se convierten en una
forma nueva y mayor. Ambas formas pierden una parte de su contorno cuando están
unidas.
f) Sustracción. Cuando una forma invisible se cruza sobre otra visible, el resultado es
una sustracción. La porción de la forma visible que queda cubierta por la invisible se
convierte asimismo en invisible. La sustracción puede ser considerada como la
superposición de una forma negativa sobre una positiva.
g) Intersección. Igual que en d), pero solamente es visible la porción en que ambas
formas se cruzan entre sí. Como resultado de la intersección, surge una forma nueva y
más pequeña. Puede no recordarnos las formas originales con las que fue creada.
h) Coincidencia. Si acercamos aún más ambas formas, habrán de coincidir. Los dos
círculos se convierten en uno. Las diversas clases de interrelaciones deben siempre
ser exploradas cuando se organizan formas dentro de un diseño.
La deconstrucción es un término teórico que parece estar en todas partes. Con una
edad poco mayor a 50 años, hoy se toma en consideración, por el hecho de que esta
temática incluso se despliega en campos que no tienen ninguna relación directa con la
filosofía, no sólo en campos artísticos, como la arquitectura o la pintura, sino también
en otros ajenos a las bellas artes o a la literatura.
Se describen los orígenes de esta noción teórica3. Del mismo modo, el viaje reflexivo
que realiza un sujeto (espectador, diseñador o artista) que instituye a la
deconstrucción como un espacio epistémico-hermenéutico que interroga a lo bello y a
lo extraño, en un sentido de irrupción, ruptura o transgresión en búsqueda de romper
con el modelo canónico establecido por la academia y la tradición en favor de la
expresión inédita.
Para entender mejor el juicio de valor que realiza un diseñador ante una obra de arte u
objeto de diseño será necesario describir el continuum que existe entre los opuestos
entre lo bello y lo extraño, teniendo como caso extremo lo grotesco el cual no se
abordará pues dado que éste nivel no aporta mucho al ámbito del diseño, pero sí al
ámbito del arte.
En los albores de la teoría estética, los griegos asumían lo bello como algo natural,
luminoso y resplandeciente —Homero—, otros se enfocaban en lo simétrico y
proporcionado –Aristóteles– o bien derivado de una función matemática —Pitágoras—.
Se descartaba que cualquier producto de la actividad humana pudiera tener belleza
plena; surge entonces la perspectiva platónica del arte como mera copia de la
naturaleza: copia imperfecta de la belleza cósmica. No basta este espacio para
describir siglos de estética filosófica griega con todos sus detalles.
En otro momento, Kant nos refiere a lo bello como una representación emotiva
y desinteresada, no en el sentido de entender al objeto para conocerlo o segmentarlo,
sino como un vehículo hacia la imaginación con respecto al sentimiento de placer o
dolor que éste proporciona. Se trata de establecer un juicio estético, sobre un
basamento subjetivo-emotivo. En otros términos, la representación del objeto deberá
estar unida a una sensación de satisfacción, en lo cual lo bello se asocia con alguna
exacerbación emocional, no con la voluntad de posesión sino, más bien, como un
ámbito que fomenta la contemplación. En este caso, la visión de Kant sobre lo bello se
asemeja más a la búsqueda de temas y emociones universales con los que comulga el
ser humano.
Por otra parte, Kant introduce la noción de lo agradable como aquello que place a los
sentidos y que despierta un interés por el sujeto. Reduciendo estos conceptos en la
lógica kantiana: lo bello es bello patéticamente y lo agradable es un placer interesado,
por lo cual es posible decir que en el gusto no está la belleza porque ésta es
desinteresada. Sin embargo, algunos confunden el gusto con lo bello.
Es juego puesto que el juego es universal. El diseñador juega en sus primeros trazos y
alternativas. El juego es, de igual forma, una actividad regida por reglas tanto para los
participantes como para los espectadores. En el juego siempre existe el movimiento, el
vaivén. El sujeto del juego no son los jugadores, sino el juego mismo. El jugar siempre
implica la relación con un alter (un otro) siempre "se juega con", es por ello un acto
comunicativo en la cual se juega con un espectador o usuario del diseño activo que
participa en la interpretación de la obra artística.
Una vez definido lo bello, es posible abordar el otro sector del continuum que propone
Gadamer, lo extraño: "Lo extraño es cuando una obra artística fotografía, pintura,
escultura o diseño] nos deja sin habla, estupefactos. El esfuerzo de la comprensión
empieza así cuando alguien encuentra algo que le resulta extraño, provocador,
desorientador, los griegos tenían una palabra atopón. Significa algo localizado, algo
que no encaja en los esquemas y que por eso desconcierta, algo que no es compatible
con nuestras estructuras pre-esquemáticas. Tal desconcierto hace referencia a un
saber y una penetración más profunda de las cosas. Todo este desconcierto en la
comprensión invita a avanzar en lo más profundo.
El hermeneuta alemán destaca que en el arte nos encontramos con un mundo, no con
el mundo extraño de la bohemia sino en uno que aprendemos a conocernos a
nosotros mismos. El arte es un desafío de integración que implica entender que existe
una doble extrañeza. Por un lado, existen mis juicios previos que me resultan
familiares y por otro, nos encontramos con una extrañeza que excede nuestro
psicológico, social o pictórico, es decir, que excede a mi expectativa de sentido. Ante
ello, la actitud debe ser abierta en una obra buena o mala, poderosa o débil y llevar la
comprensión artística a una trascendencia fuera de todo historicismo y en reconocer
en lo extraño lo propio y hacerlo familiar.
LA ESTÉTICA DE LO EXTRAÑO:
A partir del Modernismo a finales del siglo XIX, el arte inició una tendencia; sustituir
radicalmente lo bello por lo extraño, por lo nuevo y chocante en búsqueda de ampliar
la percepción y conciencia así como su amplitud de acción. Como si fuese un culto,
con la pretensión de difundir lo extraño, el arte como una maquinaria de expresión
infinita originó en distintas comunidades artísticas una sucesión de
movimientos avantgarde, cada uno tratando de ser más audaz que el anterior. Cada
grupo exploró la experiencia artística con una mirada particular: la luminosidad, la
naturaleza, el inconsciente, la geometrización, la fusión del plano, distintos usos del
color, la abstracción, etc.
Como Pablo Picasso apuntó: "El mundo de hoy no tiene sentido, así que ¿por qué
debería pintar cuadros que lo tuvieran?". El mundo de principios del siglo XX no
ofrecía más esperanzas, había sufrido depresiones y guerras en un panorama de
desencanto existencial que parece no tener fin. La esfera del arte rompió, así, con toda
norma expuesta, la convención rígida de la academia, el uso de materiales, el uso
color, la inserción de metales, yesos o desperdicios por citar algunos. El arte se gesta
en la extrañeza contemporánea como un espejo de los sentires, desencantos y
frivolidades del mundo actual.
En este orden de ideas, se cumple la sentencia de Adorno: "Ha llegado a ser evidente
que nada referente al arte es evidente: ni en él mismo, ni en su relación con la
totalidad, ni siquiera en su derecho a la existencia. En el arte todo se ha hecho posible,
se ha franqueado la puerta a la infinitud y la reflexión tiene que enfrentarse con ello".
Para Adorno las obras de arte se salen del mundo empírico y crean otro mundo con
esencia propia y contrapuesto al primero, como si este nuevo mundo tuviera
consistencia ontológica. En la experiencia estética de lo extraño, en contraste con lo
bello, ninguna comprensión es inmediata. El espectador siente un vacío de propósito y
caos en lo exhibido que lo aliena y le produce malestar. No obstante, el reto surge
como una vía de superar lo extraño y trascender en nuestra comprensión.
Sin ser un hermeneuta, las palabras de Gadamer toman vida y palpitan en un museo o
en una galería de arte. En ese entorno, existe una serie de objetos extraños que
aluden a distintos mundos y estados emocionales, con distintas expectativas de
sentido, que desafían la comprensión. La estimulación circundante desborda nuestros
sentidos, demanda a un espectador activo, reflexivo, capaz de poner en tela de juicio
sus juicios previos y dejarse llevar por estas nuevas expectativas de sentido en
búsqueda de una integración amplia, extraña, enriquecedora y seductora que algunos
denotan como experiencia estética sublimada.
LA ESTRATEGIA DECONSTRUCTIVA:
Para este filósofo galo, el contacto creativo íntimo se puede caracterizar como fiel o
por lo contrario transgresor, pero de alguna manera oscila entre estos dos polos. Los
componentes de una intervención deconstructiva residen en elementos ignorados de
un sistema que ya existe y que tiene una cierta estructuración. Este ámbito de tensión
entre elementos sucede en lo que se entiende como opuestos binarios. No es posible
concebir este proceso deconstructivo como algo simple, no se trata tan sólo de tomar
por método la postura binaria opuesta, para reemplazar lo central con lo marginal ya
que de este modo la propuesta de diseño se encierra en cualquier extremo de la
oposición binaria.
Lo que hay que investigar, reflexionar y analizar es la 'ruptura' que sucede en este
proceso de confrontar los opuestos binarios. Gadamer apunta sobre la deconstrucción:
" se debe disolver la unidad de sentido y llevarse a cabo una ruptura. En el ámbito de
esta tensión se producen los más peculiares cambios de acento”.
Derrida no invita como algunos lectores ignorantes dicen a una anarquía relativista
(todo es válido e igual de meritorio). Es un llamado a la acción, al análisis minucioso, a
atisbar la ruptura y observar las huellas del signo y descubrir y observar
la différance. Por esta razón, esta teoría se utiliza bastante tanto en la crítica literaria
así como en la del arte.
El cubista español nos ilustra con dos preguntas: "En mi obra, un cuadro es una suma
de destrucciones.", y por otro lado, ¿Qué queremos pintar, lo que hay en la cara, lo
que hay dentro de la cara, o lo que hay detrás de ella? Por ello, la interrogación de los
opuestos revelada por el artista, y el análisis de la obra se dan en forma de una
comprensión diferida, espacio de adquisición cognoscitiva, con objeto de allegarse
argumentos, entender el horizonte de sentido de la obra, comprender todos los
componentes presentes y dilucidar los elementos del sistema innovadores y aquellos
que siguen las normas.
LA DECONSTRUCCIÓN Y DISEÑO:
Cualquiera de estos niveles es un acceso al mundo del diseño como investigador más
que como alumno. La deconstrucción, no puede ser un método mecánico que se
enseñe simplemente en las escuelas. Esto quedó claro en el subtema anterior. Sin
embargo, Derrida reconoce "algo de la deconstrucción se puede enseñar, formalizar
hasta cierto punto. Y he tratado de hacerlo, de formalizar tipos de análisis: por
ejemplo, que es necesario invertir las jerarquías, luego reelaborar el concepto".