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Recibido: 26-11-2016
Aprobado: 20-02-2017
Resumen
Abstract
In Plato’s description of the ideal community, which is the only way of life that this thinker
considered as right and good, one can compute the existence of three natural strata,
responding to races and represented by different metals (iron or bronze, silver and gold). Is
remarkable the fact that Plato has chosen those materials that actually worked in the reality of
the polis as monetary forms. Indeed, some of the earliest references to the so-called "myth of
the races" are in Hesiod, Pindar and Herodotus, and in all three cases gold is linked to forms
of nobility or aristocracy.
In this text, the relationships and tensions between that myth and certain uses of money in
Greece are analyzed (also making use of Aristophanes and his critique of Athenian
democracy) to think Gresham's Law of the economy (which states that "bad money drives out
good", e.g. the money of lowest social value is used and that of highest value is accumulated)
as a modern expression of that mythological formula.
Tras ser aniquilada la raza de bronce por sus propias guerras fue
creada una cuarta estirpe, más justa y noble, que es llamada “la de los
héroes” o semidioses, que acabaría sus días combatiendo en torno a
Tebas y Troya (los dos grandes ciclos épicos griegos) o viviendo para
siempre en la Isla de los Afortunados. En comparación con los
modelos anteriores del mito en el antiguo oriente, esta cuarta edad
parece una inserción original de Hesíodo que se ha tratado de
explicar de diversas maneras por los especialistas (por ejemplo,
Fränkel, 1993: pp. 125-126).
La edad de oro pasó desde el siglo VII a.C. a ser una expresión
común para designar a la abundancia y la felicidad, al tiempo que la
concepción de distintas edades (no ya las cinco que enunciara
Hesíodo, sino más bien agrupadas y resumidas en tres) se
incorporaron al imaginario clásico impregnando profundamente la
mentalidad del hombre antiguo. El oro como la plenitud, la plata
como el vigor, y el bronce o hierro la corrupción.
Los ejemplos de esta repetición del mito de las razas en otros poetas
griegos son múltiples, pero no es en eso en lo que quisiera
detenerme ahora. Al contrario, sí me parece muy importante
prestarle atención al modo en el que Platón se hizo eco de este mito.
Ya en el Gorgias (Platón, 1987: parágrafo 523 b-e), hay algunos
rudimentos de lo que luego será plasmado en la República (Platón,
1988) de manera más contundente, aunque presentado como una
noble mentira que debe ser dicha para persuadir a los ciudadanos de
que sólo los más virtuosos deben gobernar la polis. El relato
platónico comienza postulando la hermandad entre todos los
hombres y a su vez las diferencias entre ellos, a causa de portar en
sus cuerpos oro (si están llamados a gobernar), plata (a quienes se
desempeñarán como guardianes) o bronce y hierro (a los labradores
y artesanos). Si bien en este libro Platón se dedica casi con
exclusividad es las dos primeras clases, es muy claro que pretende, a
partir del mito, crear un sentido opuesto al que observa a su
alrededor, Platón esperaba que las mejores “monedas” fuesen las
que se utilizaran y no que quedasen atesoradas, fuera de la vida de la
polis, siendo reemplazadas en la acción por las de menor calidad. Esa
me parece una forma categórica de definir a la democracia ateniense
desde la perspectiva platónica: una polis en la que los mejores no
están a la vista, y los peores ocupan la esfera pública. Esta
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Revista Herencia, Vol. 30 (1), enero-junio, 2017.
1
Me he tomado la licencia de suavizar el término utilizado en el original.
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Cfr., como posible origen del concepto, James Steuart (1885).
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Allí hay una primera teorización sobre el aumento de las pérdidas en relación al aumento de la
extensión de las propiedades rurales, que luego se repetirá en varios autores.
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Para finalizar estas breves palabras, sólo hace falta dejar brevemente
planteadas un par de cuestiones para seguirlas pensando (ojalá
juntos) y ver si nos conducen hacia algún lado.
BIBLIOGRAFÍA
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