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QUÍMICA Y MEDICINA

Durante la adaptación de la especie humana a las condiciones de la tierra, hemos


tratado de entender cómo funciona nuestro entorno y como sacar provecho de este
para cubrir en primera medida nuestras necesidades básicas y también de sacar
provecho para conseguir otros tipos de comodidades.
La química desde el inicio de los tiempos ha sido involucrada directa o
indirectamente con las dinámicas sociales, debido a que sin ella y las otras ciencias
exactas tales como las matemáticas, la física, la biología, entre otras, no se hubieran
podido alcanzar los diferentes avances que desarrollarían nuestras condiciones de
vida no solo a nivel biológico, sino también a nivel, social, cultural, político y
económico.
Por otro lado, el objeto de este breve acercamiento hacia lo que concierne a la
química y a la medicina corresponde y es idóneo resaltar, el papel que esta ha tenido
para podernos brindar información sobre cómo funciona el organismo a modo de un
completo sistema químico, lleno de interacciones internas y externas con el medio
que nos rodea.
Es acertado, “considerar al organismo humano desde dos puntos de vista: como un
sistema metabólico integrado internamente y sometido a un alto grado de control, y
también como un sistema abierto y flexible que se comunica con su entorno.” (J.W.
Baynes, 2006). Esto porque desde la premisa de que la relación de química-
medicina, la comprensión de lo que tenemos alrededor insta a percibir
pragmáticamente que junto con la medicina se busca el adaptarse conceptualmente
y comportamentalmente a los diferentes espacios de una realidad que es cada vez
más dinámica. Realidad ejemplificada explícitamente desde la antigua
Mesopotamia con los primeros acercamientos al intento bien intencionado de
identificar algunas patologías y al crear diferentes sustancias o ritos que culminaran
en la mejora de quien lo padecía, luego así pasando por el antiguo Egipto y una
antología de más preparaciones como lo es el Papiro de Ebers que además de
intentar curar, se inició a proveer técnicas de conservación de los cuerpos de los
egipcios destacados como es el caso del embalsamamiento.
A pesar de que con los griegos existió un auge inmenso en cuanto al desarrollo de
las ciencias y la comprensión del mundo que nos rodea, gracias a Hipócrates se
logra dilucidar que el ambiente y el ser vivo presentan una relación más allá del solo
coexistir, y en el momento se deja a un lado el misticismo tan arraigado que se tenía
y se forjan las primeras fuerzas significativas entre la química y la medicina donde
gracias a esto se entiende que lo que circula por el nuestro entorno afecta de forma
directa nuestro equilibrio, nuestro bienestar.
Es así como que por fuerza mayor se tuvo que evidenciar en la Edad Media, que el
atraso y la cohibición de conocimientos, implico una afectación directa en la
comprensión y desarrollo de nuestro entorno circundante y por añadidura de nuestro
funcionamiento interior, y es de esta forma en como evidenciamos tan notoriamente
la relación tan cooperativa que han tenido medicina y química, pues gracias a este
atraso, no se desarrollaron mayores descubrimientos o mejoras fraternas que
mejoraran las condiciones de salud, esto sino hasta que empieza la Ilustración, y
entre otros acontecimientos; la invención de la imprenta que con el nuevo aire
motivado por el salir de dicho sesgo Medieval retoman la actividad de la
investigación y de la comprensión de nuestro mundo interno y su relación con el
mundo externo.
Suscitando la relación intrínseca tan arraigada de la medicina con la química y que
en consecuencia por la misma necesidad de querer saber y poder comprender
específicamente cómo funcionan los procesos vitales se le anexa una rama de la
química llamada bioquímica para lograr a cabalidad el objetivo mencionado.
“Desde el punto de vista bioquímico, la bioquímica no sólo describe el
funcionamiento del sistema, sino que además proporciona unas bases para
entender cómo mejorarlo.” (J.W. Baynes, 2006) la correlación de la medicina y la
química como puede ser inferido de lo citado, conlleva a idear a partir de la
comprensión adquirida del funcionamiento; el avance y desarrollo de nuevas
invenciones con el fin de que se puedan crear formas de recuperar el sistema
cuando este se vea afectado, este puede ser el caso de la farmacología, o bien en
conjunto se pueda también entender el mecanismo por el cual algún determinado
fármaco u otra sustancia actúe en el organismo.
La medicina es una ciencia social y tanto los avances como las afecciones que en
ella se logran son correspondientes a los diferentes avances que se realizan con las
ciencias, la química en especial, interviene a nivel macro en la creación de
desarrollo tecnológico que repercute en lo social, por consecuencia de crearse algún
tipo de problema por este desarrollo también impone la responsabilidad de crear
nuevas técnicas o métodos de prevención que lo contrarresten, es allí donde
podríamos emplazar un ejemplo de ciclo que esclarezca esta idea: y es que de
crearse algo con química por ejemplo las bebidas alcohólicas, éstas representan un
problema para la salud, que conduce a que ahora bien la química ayudada de la
medicina recolecte la evidencia pertinente para poder entender lo que sucede y el
como poder mejorar la condición, que en un fin global obedece a un efecto social,
pero que también obedece a un ciclo de retroalimentación que comprenda los
determinantes sociales y ambientales que puedan propiciar un nuevo inconveniente
para la medicina y la química, pero que se piense no como inconveniente sino como
una oportunidad para comprender y mejorar las condiciones adversas que se
presenten..
“Los médicos también aprenden de los pacientes,.., todos -como pacientes que
somos o inevitablemente seremos algún día- también tenemos la oportunidad de
aprender algo esencial” (Levitt, 2009), y es así como la química y la medicina
cooperan una con la otra, se relacionan intrínsecamente para entenderse una con
la otra y en caso de llegar a un enigma una apoyarse también en la otra, la química
y la medicina son la concordancia y la consecuencia de la curiosidad permanente
del saber de qué nos componemos, porqué nos estructuramos de tal forma y
disposición y finalmente el concebir la forma y la comprensión cada vez más
acertada de como funcionamos.
Bibliografía
J.W. Baynes, M. D. (2006). Bioquímica Médica. Madrid: Elsevier.

Levitt, L. P. (2009). El hombre con el traje de hierro. Barcelona: Plataforma.

Pedro Antonio Caro Romero


Estudiante de Medicina
Universidad Nacional de Colombia
pacaror@unal.edu.co

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