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Cuentos

Uga la tortuga
¡Caramba, todo me sale mal! se lamenta
constantemente Uga, la tortuga. Y es que no es
para menos: siempre llega tarde, es la última en
acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a
la rapidez y, para colmo es una dormilona.

¡Esto tiene que cambiar! se propuso un buen día,


harta de que sus compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus
tareas.

Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas como amontonar
hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde
chapoteaban los calurosos días de verano.

-¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros? Mejor
es dedicarme a jugar y a descansar.

- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo
en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te
quedará la recompensa de haberlo conseguido.

No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo.
Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si
lo hubieras logrados alguna vez.

FIN
El niño y los clavos.

Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su
padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la
calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.

El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos,


y así con los días posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más
fácil controlar su genio y su mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y
se lo dijo a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él
había conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.

Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que controlase su
carácter, que sacase un clavo de la cerca.

Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos los
clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás de la casa
y le dijo:
Daniel y las palabras mágicas
Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy aventurero y este
año le ha enviado desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja
llena de letras brillantes.

En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si las regalas a los
demás, pueden conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer reír al que está triste, llorar
de alegría, entender cuando no entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a escuchar
sin hablar.

Cuento sobre la amabilidad para niños

FIN

Carrera de zapatillas

Había llegado por fin el gran día. Todos


los animales del bosque se levantaron temprano
porque ¡era el día de la gran carrera de
zapatillas! A las nueve ya estaban todos
reunidos junto al lago.

También estaba la jirafa, la más alta y hermosa


del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales.

La jiraba comenzó a burlarse de sus amigos:

- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.

- Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.

- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.

Y entonces, llegó la hora de la largada.


Sara y Lucía
Érase una vez dos niñas muy amigas llamadas Sara y Lucía. Se conocían desde que eran muy
pequeñas y compartían siempre todo la una con la otra.

Un día Sara y Lucía salieron de compras. Sara se probó una camiseta y le pidió a su amiga Lucía
su opinión. Lucía, sin dudarlos dos veces, le dijo que no le gustaba cómo le quedaba y le aconsejó
buscar otro modelo.

Sara y Lucía, un cuento sobre la sinceridad

FIN

EL MUÑECO DE NIEVE

Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de


libertad, salieron de casa y empezaron a corretear
por la blanca y mullida alfombra recién formada.

La hija del herrero, tomando puñados de nieve


con sus manitas hábiles, se entrego a la tarea de
moldearla.

Haré un muñeco como el hermanito que hubiera


deseado tener se dijo.

Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de


carbón y un botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al
muñeco en su inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le
mimaba...

Pero pronto los días empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El muñeco se
fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La
niña lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas,
bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón
en cosas perecederas.
EL CEDRO VANIDOSO

Erase una vez un cedro satisfecho de su hermosura.

Plantado en mitad del jardín, superaba en altura a todos los demás árboles. Tan bellamente
dispuestas estaban sus ramas, que parecía un gigantesco candelabro.

Plantado en mitad del jardín, superaba en altura a todos los demás árboles. Tan bellamente
dispuestas estaban sus ramas, que parecía un gigantesco candelabro.

Si con lo hermoso que soy diera además fruto, se dijo, ningún árbol del mundo podría compararse
conmigo.

Y decidió observar a los otros árboles y hacer lo mismo con ellos. Por fin, en lo alto de su erguida
copa, apunto un bellísimo fruto.

Tendré que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo.

Tanto y tanto creció aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro, no pudiendo
sostenerlo, se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que era el orgullo y la gloria del
árbol, empezó a tambalearse hasta que se troncho pesadamente.

¡A cuantos hombres, como el cedro, su demasiada ambición les arruina!

Árbol Mágico

Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo


centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol
encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.

El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra,


supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero
nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y
entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía:
"sigue haciendo magia". Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del
árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.

El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se
dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras mágicas
EL OJITO

Ésta era la historia de una niñallamada Saulis.

Un día común, Saulis se despertó y salió corriendo.

– ¡Mami!, ¡mami!. – Dijo gritando Saulis.


– ¿Qué pasa nena?. – Contestó la mami de Saulis.
– Hay dos hombres vigilando la casa. – Dijo Saulis.
-¿Qué cosas dices Saulis?. – Respondió su mami.

La mamá salió a ver que pasaba fuera, mientras Saulis estaba agitada
e impresionada.

– ¡Oh no! ¡Saulis corre!!. – Gritó su mamá.

Saulis corriendo se escondió bajo su cama. La mamá pensó que Saulis mentía pero en realidad
Saulis había visto los abogados de su padre, los cuales venían a buscar a la pequeña Saulis
para que se fueran con ellos.

Finalmente todo quedó en un susto y todos siguieron viviendo felices.

FIN

Pollito inquieto

Había una vez un pollito al que su madre y sus cuatro hermanos le


llamaban “El Inquieto”, ya que siempre se aislaba en algún rincón de su
corral buscando aventuras, y cuando era la hora de comer o dormir, le
ordenaban con energía para que volviera pronto.

Cierto día, la mamá gallina, juntó a sus cinco pollitos para ir a dar un
paseo por el bosque, era tan divertido el paseo que no se dieron cuenta
que no estaba con ellos “El Inquieto“. Cuando se dieron cuenta de su
ausencia, optaron por repartirse y tomar decisiones distintas para así
buscarlo más rápido.
Leyendas

Fabula-El león y el ratón. Fábula sobre el valor

Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol.


Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su
madriguera y se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la
ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo
despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón
entre sus garras y dijo dando un rugido:
-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte
para que aprendáis la lección!-
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré
eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites

- ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma
va a ayudarme? ¡No me hagas reír!.

Fabula- El caballo y el asno

Un hombre tenía un caballo y un asno.


Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le
dijo al caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y
murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y
el caballo, suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora
tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!
Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo
pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los
demás padres, estaremos encantados de recibirla.
Fábula de la liebre y la tortuga, sobre el esfuerzo
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de
pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre riéndose de
la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los
puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la
incredulidad de los asistentes.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó
haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que
caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y
frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida,
mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.

La leyenda del origen del lago de Atitlán

Cuentan que esto sucedió hace mucho tiempo, cuando los Cakchiqueles dieron muerte a saetazos
a Tolgom. Este suceso permitió que la punta del cerro del lanzamiento de Tolgom se volviera muy
famosa. Los Cakchiqueles arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom y se marcharon más allá de
Qakbatzulú. Luego de esto, se sumergieron dentro de la laguna.Cada uno pasó ordenadamente y
sentían mucho miedo pues la superficie del agua se agitaba fuertemente.
Leyenda El colgado

Cuenta la leyenda que hace muchos años, una bella mujer dormía en su habitación, justo a media
noche la mujer despertó cuando comenzó a escuchar un ruido extraño, al hacerlo observo como
un hombre colgaba de una soga en una esquina de su habitación, de inmediato comenzó a gritar y
el resto de las personas que Vivian en esa casa acudieron ayudarla pero al llegar ya no había nada.

Al día siguiente la mujer fue a la iglesia a contarle al padre lo sucedido, al hacerlo el padre le
pregunto que si lo reconocía, a lo que la mujer contesto que no, entonces el padre le dijo que era
un alma en pena, que debía preguntar que necesitaba, esa misma noche el fantasma volvió
aparecer, pero lo mujer no tenía el valor para preguntar, así ocurrió el día siguiente, hasta que
otras mujeres acompañaron a la mujer durante la noche, fue entonces cuando se armó de valor
para preguntar que necesitaba, el fantasma dijo que había muerto y que su amada no lo sabía y
había pensado que el había huido, el necesitaba que ella supiera lo sucedido, y así fue, la mujer
conto lo sucedido después de encontrar a la amada del aquel hombre, y solo así pudo descansar
en paz.
Acertijos
Refrán
1. Quien bien te quiere te hará llorar.

2. La memoria es como el mal amigo; cuando más falta te hace, te falla.

3. Cuando el hombre es celoso, molesta; cuando no lo es, irrita.

4. Más vale feo y bueno que guapo y perverso.

5. La probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer

bien una vez al año.

6. Ama a quien no te ama, responde a quien no te llama, andarás carrera

vana.

7. Cuando fuiste martillo no tuviste clemencia, ahora que eres yunque, ten

paciencia.

8. Quien no buscó amigos en la alegría, en la desgracia no los pida.

9. Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer.

10. A quien Dios no le dio hijos, el diablo le dio sobrinos.

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