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Las de tamaño superior a 4 micras suelen ser granos minerales, entre los cuales
los más comunes son los de cuarzo, seguidos de los de feldespatos, así como
fragmentos líticos. En el detalle, en lo que se refiere a la naturaleza de los granos
minerales, las posibilidades son prácticamente ilimitadas: granos de otros
silicatos (micas, piroxeno, anfíbol...), de óxidos (magnetita, ilmenita, cromita...),
incluso de metales nativos, como el oro; estos granos viajan arrastrados por el
agua o viento, en suspensión o como carga en fondo, y al disminuir la energía
del medio de transporte se depositan casi de inmediato (proceso físico:
decantación). A estas partículas las llamamos clastos.
Las de tamaño inferior a 4 micras suelen corresponder a minerales de la arcilla,
y en este caso el transporte se produce en suspensión coloidal, lo que hace que
puedan seguir siendo transportados incluso mediante aguas no agitadas. El
depósito en este caso se produce por el proceso físico-químico de floculación,
que puede tener lugar de forma conjunta y simultánea al depósito físico de las
partículas, o con posterioridad, en zonas tranquilas. En el primer caso se origina
la matriz de las rocas detríticas, es decir, la componente intergranular fina,
arcillosa, de los conglomerados y arenas o areniscas, mientras que en el segundo
se da origen a las rocas arcillosas (lutitas, pelitas).
También suele ser objeto de interés el grado de evolución de los clastos, que se traduce
en su forma: los más inmaduros suelen ser angulosos y de baja esfericidad, mientras
que los más evolucionados, los que encontramos más lejanos al área fuente, suelen ser
mucho más redondeados y de mayor esfericidad, debido al efecto abrasivo del
transporte.
El hecho de que se trate de sedimentos sueltos o de rocas ya consolidadas marca
también una diferencia considerable: las gravas y arenas son los materiales sueltos,
mientras que los conglomerados (o brechas) y areniscas son rocas compactas, en las que
los granos o clastos están más o menos sólidamente cementados. En las variedades más
finas, los sedimentos no consolidados reciben el nombre de limos, arcillas o lutitas,
mientras que las rocas se denominan limolitas o arcillitas, o, cuando desarrollan una
cierta esquistosidad, por aplastamiento, pizarras.
Todas estas diferencias nos llevan a establecer las posibles aplicaciones de cada uno de
estos tipos litológicos:
Las gravas sueltas, sobre todo las de las riveras de ríos, o de canchales
de laderas, se utilizan como áridos de construcción, ya sean
edificaciones u obras públicas, en hormigones, morteros, o con
aglomerantes asfálticos, etc.
El mismo uso reciben algunas arenas sueltas, fundamentalmente en
morteros con cemento o cal.
Otros usos de las arenas y areniscas más puras (arenas silíceas) están en
las industrias del vidrio y del silicio.
Determinados minerales de interés económico que componen las rocas son muy
resistentes a la meteorización física y química, pero a menudo en estas rocas no resulta
rentable su explotación minera. Esto es debido a dos factores: su baja ley en la misma, y
la necesidad de realizar una explotación completa de la roca, incluyendo además un
proceso de concentración a menudo problemático. En los yacimientos de tipo placer se
produce de forma natural la separación y concentración de estos minerales en
sedimentos no consolidados, lo que abarata muy considerablemente su aprovechamiento
minero.
Por otra parte, como en el caso anterior tenemos por un lado los placeres en sedimentos
recientes, de sistemas fluviales o de playas, y por otro, los llamados paleoplaceres,
rocas sedimentarias de origen fluvial o costero que pueden contener concentraciones
detríticas del mineral o minerales de interés minero. Los primeros se explotarán en
superficie, mediante arranque y carga directos, mientras que los segundos necesitarán
una minería de mayor coste, ya sea a cielo abierto o subterránea.
Pepita de oro
En cualquier caso, los más conocidos e importantes son las denominadas "formaciones
de cobre en capas rojas", entre las que destacan, por su importancia económica, las de
los distritos de Kupferschiefer (Polonia), White Pine en Michigan (EEUU) y el cinturón
cuprífero africano (Zambia-Zaire). El origen de estas mineralizaciones es controvertido,
aunque en ningún caso se consideran como sedimentarios puros, sino diagenéticos, en
relación con cuencas de tipo aulacógeno (rifts abortados).
Los parámetros litológicos que definen la posibilidad de aprovechar el fluido son dos: la
porosidad y la permeabilidad.
K dp -nV
V = - ---- x ----- , y por tanto K= - -------
n dL d p/dL
donde:
v = q/A= velocidad del fluido o flujo a través de unidad de área medida
en cm/sg o en cm3 x seg-1 x cm-2
K = permeabilidad
N = viscosidad medida en centiposises (1 poise= 1 g x cm-1 x seg-1)
dp/dL = gradiente de presión del fluido en la dirección del movimiento,
en atmósferas/cm3.
Como expresa la figura, la permeabilidad relativa del crudo decrece rápidamente con la
disminución de la saturación en éste, pero la del agua permanece muy baja o nula hasta
saturación en agua del orden del 45%. A partir de ese momento, crece muy rápidamente
hasta alcanzar el valor 1 para una saturación del 100%.