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DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES

Módulo I. INVIERNO / 2015


PROBLEMAS ACTUALES DE LAS CIENCIAS SOCIALES
Dr. Gerardo Ávalos Tenorio
Alumna: Arlete Vargas Rivera
FILOSOFÍA DE LA HISTORIA
PROLEGÓMENOS EMMANUEL KANT
“Todo conocimiento comienza en la experiencia, pero
no todo lo que hay en el conocimiento procede de la
experiencia.”
Emmanuel Kant

Emmanuel Kant nació en 1724 en Prusia Oriental


(Alemania), estudió filosofía, matemáticas y teología en la
Universidad de Königsberg, en 1783 publica los
Prolegómenos a toda Metafísica futura que haya de
poder presentarse como ciencia1, y es la explicación a la
obra Crítica de la razón pura.

Se refiere a la explicación que Kant le da la filosofía desde


la fundamentación de la ciencia físico-matemática y de la
metafísica, estableciendo los principios y fundamentos
generales que se deben tomar en cuenta para solucionar la
“oscuridad” de la Crítica de la razón pura.
Los Prolegómenos tienen dos objetivos principales:

1. Lograr una exposición más clara y sencilla de las tesis defendidas en la Crítica de la razón
pura.
2. Corregir ciertas tergiversaciones de su pensamiento, fundamentalmente las referidas a la
caracterización de su idealismo.

La obra, señala como punto de partida en la historia de la metafísica, el ataque de Hume al


concepto de causalidad y a los conceptos de la razón, considerando que Hume demostró que a
la razón le es absolutamente imposible concebir “a priori” y por medio de conceptos una relación
semejante. Kant niega la posibilidad de que la razón conciba este tipo de relaciones, lo que
implica la imposibilidad de la metafísica, por ser todos sus conceptos de este tipo.

1 De aquí en adelante “Prolegómenos”.

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Asimismo, Kant arremete contra los detractores de su "Crítica de la razón pura" quienes
consideraban que Kant utilizaba términos nada entendibles y muy áridos en la exposición. Kant
califica de superficiales estas críticas, y argumenta que la empresa de cimentar una ciencia
rigurosa, requería la utilización de vocablos precisos, pero en Prolegómenos pretende satisfacer
a sus críticos, dando una síntesis asequible de todo el desarrollo de la "Crítica de la razón pura".

La crítica de Kant se basa en el rechazo de la metafísica como ciencia, aunque reconoce su


licitud como “disposición natural”, manifiesta que toda la metafísica tradicional queda
descalificada y por tanto, pierde sus derechos a ser considerada como ciencia.

Kant distingue entre metafísica como ciencia, y metafísica como disposición natural, en la que
esta última tiene un carácter de arraigo hacia la esencia del ser humano, hacia su experiencia,
situándola en el plano de los supremos valores humanos, y no puede ser considerada como
producto de una elección arbitraria (Prolegómenos, página 186).

Para él nunca ha habido un saber metafísico riguroso o una metafísica "como ciencia". Toda la
metafísica del pasado ha sido dogmática: ahí está la razón de su estancamiento.

El panorama total de la historia de la filosofía se le ofrece a Kant como un equilibrio entre dos
actitudes: dogmatismo y escepticismo. La razón no puede estancarse, tiene que evolucionar,
estar activa, alerta. El escepticismo es una “censura” de la razón, que conduce ineludiblemente
a la duda, y que se queda en ella. Es, pues, urgente, conforme a lo señalado por Kant, superar
ambas posiciones, sacar a la filosofía de su infecunda oscilación entre ellas e imprimirle un nuevo
movimiento y orientación. Dogmatismo y escepticismo son solamente dos "pasos", insuficientes
en sí, en el camino de la verdadera metafísica.

El primer paso de la razón pura es dogmático; el segundo, escéptico, y muestra la cautela del
juicio, aleccionado por la experiencia; y el tercero, corresponde al juicio maduro y viril el cual se
funda en máximas firmes y de probada universalidad, basada en la evaluación de la razón misma
en cuanto a su total poder y aptitud para alcanzar conocimientos puros a priori, y no sólo la de
los hechos de la razón, resultando la crítica a la razón.

La actitud crítica constituye pues, la superación de la antítesis dogmatismo-escepticismo,


encarnada en tiempos de Kant, el problema que aquí subyace es el del método.

Kant se propone demoler, de una vez para siempre a la metafísica del mundo, alma, Dios,
poniendo en evidencia la falsedad de sus problemas, a través del método teórico.

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El filósofo parte de un doble hecho: el de la seguridad de la ciencia físico matemática y el de la


confusión y discordia en la metafísica. Lo que se propone es indagar las condiciones de la
posibilidad de ese estado de cosas en uno y otro campo del conocimiento. Pero esta
investigación exige nada menos que la enorme tarea de desmontar pieza por pieza toda la
complejísima maquinaria de la razón humana, con el fin de llegar a una intelección radical de sus
mecanismos y funciones.

Para Kant, no es importante conocer sobre los mecanismos psicológicos, de ver cómo realmente
funciona la mente del sujeto humano, sino de entender los supuestos y condiciones de la
posibilidad del conocimiento en sus tres grandes direcciones: matemáticas, física y metafísica.

Kant llegó a percibir la vertiginosidad del problema del ser y la vinculación con su propio
conocimiento. Centra la filosofía en el hombre y lo hace como última y necesaria exigencia de la
estructura misma de lo real. Una vez que el ser queda vinculado al hombre, el conocimiento se
llena de practicidad, toda la ética se convierte en metafísica.

El mundo queda adscrito, entonces, al dominio de la experiencia; es un mundo en el cual el


principio ordenador es el sujeto.

La única cosa que Kant muestra es un mí, el hombre como sujeto libre y personal, un "alguien",
es decir, lo que no es ya cosa, sino precisamente aquel para quien hay o se dan las cosas.

Kant clasifica los juicios que emplea la mente humana en: "A priori" (anterior a la experiencia) y
"a posteriori" (posterior a la experiencia). Así pues, tenemos que Kant denomina a priori a aquel
conocimiento cuya validez no depende de la experiencia, mientras que todo conocimiento a
posteriori depende de la experiencia. El conocimiento a priori es necesario y universal, de ahí
que lo llame conocimiento puro. El conocimiento a posteriori es contingente y limitado.

Kant plantea la necesidad de una metafísica dotada de una evidencia, semejante a la de las
restantes ciencias. Acusa a las elaboradas hasta entonces, de ausencia de rigor a la hora de
aplicar las proposiciones sintéticas.

En los Prolegómenos Kant indica lo que se tiene que realizar para elaborar correctamente la
metafísica, proponiendo un método analítico que debe partir de algo conocido con certeza, a
partir de lo cual uno puede remontarse a lo aún no conocido.

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Existen conocimientos científicos, como la ciencia natural pura y la matemática pura. Se debe
verificar la existencia y posibilidad de los juicios sintéticos “a priori”, aunque no es la primera tarea
a llevar a cabo dado el carácter analítico del método. Así, lo primero que se tiene que estudiar
es: cómo es posible un conocimiento semejante por parte de la razón, para deducir a partir de
los principios que lo hacen posible, las condiciones de su uso, su alcance y sus límites. Toda
filosofía que no responda previamente a este problema es totalmente inútil.

Tras "suspender en sus funciones" a todos los metafísicos en tanto no hayan resuelto este
problema, Kant pasa a explicar lo que entiende por "filosofía trascendental", concluyendo que
hasta ese entonces no ha existido ninguna “filosofía trascendental”, en virtud de que todo lo que
tenía este nombre, no era más que una parte de la metafísica no científica.

Sin la metafísica sería imposible la síntesis de conocimientos, hacia la que la razón tiende de
modo natural. La razón requiere de las ideas para alcanzar la síntesis final de toda experiencia,
de ahí que este conocimiento sea trascendente, por rebasar el campo de toda experiencia
posible.

Kant diferencia las "ideas" de las "categorías". Todos los conocimientos puros de entendimiento
se dan en la experiencia, y sus principios son confirmados por ella. Los conocimientos
trascendentales de la razón, ni se dan en la experiencia, ni sus proposiciones son jamás
confirmadas por ella.

Emmanuel sitúa el origen de las "categorías" en las cuatro funciones lógicas de todo juicio del
entendimiento, y el origen de las “ideas” en las tres funciones de los silogismos (categóricos,
hipotéticos y disyuntivos) a las que les corresponden las tres ideas de la razón:

1. Idea psicológica: La idea de "sujeto completo", como síntesis de todos los fenómenos
subjetivos.
2. Idea cosmológica: El mundo síntesis de todos los fenómenos de la naturaleza.
3. Idea teológica: Como síntesis total de todo lo posible.

Las ideas de la razón son conceptos a los que no corresponde objeto alguno procedente de los
sentidos. De donde se deriva que, no es posible el conocimiento científico de los objetos propios
de la metafísica.

Las “ideas trascendentales", le otorgan unidad al conocimiento de la inteligencia (entendimiento).


Pero esa unidad no procede de los objetos que conocemos, es un producto de la razón.

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Kant comienza el capítulo afirmando que sería absurdo pretender conocer más de lo que
pertenece a la experiencia. De manera que si se diese el caso de aplicar los conceptos puros del
entendimiento sobre algún objeto, que no procediese de la intuición sensible y de la experiencia,
dichos conceptos perderían toda significación.

Kant recomienda una actitud crítica, que sin caer en el escepticismo, señale los límites dentro de
los que se debe usar la razón, negando que la experiencia sea la única fuente confiable de
conocimiento, sino que también la razón unifica los datos procedentes de la sensibilidad,
teniendo como base la intuición.

Para Kant la analogía significa una semejanza perfecta de dos relaciones, entre cosas totalmente
diferentes.

Plantea cómo del deísmo se puede pasar al teísmo, ya que nada impide atribuir al Ser Supremo
una causalidad respecto al mundo. Con todo esto, lo que sea el Ser Supremo en sí, nos sigue
siendo desconocido; por tanto no hemos sobrepasado los límites de la razón, pues sólo hemos
abordado la relación de dicho Ser con el mundo, lo que entra dentro del campo de la experiencia
posible.

Señala tres campos del conocer humano: la sensibilidad, el entendimiento y la razón. La última
abarca los dos anteriores. La sensibilidad, aunque parte de la experiencia, no se limita a ella
(utiliza formas a priori), de manera que sus límites son "exteriores" a ella misma... Kant define
esta noción: "un límite es algo positivo que pertenece tanto a lo que está incluido en este límite
como al espacio que le rodea exteriormente" (página 74).

Asimismo, plantea la inutilidad de la metafísica, en lo que respecta al conocimiento de la


naturaleza. Pero como reconoce que es una tendencia natural que se da en el hombre, y asegura
que en la naturaleza no hay nada que sea absolutamente inútil, afirma que "continúa siendo un
problema digno de investigar, el descubrir los fines de la naturaleza a los que pueda servir esta
disposición de nuestra razón" (página 76).

Kant relega a la metafísica al campo de la razón práctica negando su calidad de conocimiento


científico, justificando su existencia como necesaria pero exclusivamente para justificar el
comportamiento moral. La metafísica, como conocimiento del ser real de la realidad, es
rechazada. Además su finalidad es fundamentalmente "defensiva": la idea psicológica nos aparta
del materialismo; las ideas cosmológicas sirven para apartarnos del naturalismo, que quiere
hacernos ver la naturaleza como suficiente a sí misma; la idea teológica libera del fatalismo, y
nos plantea el concepto de una causa libre y de una inteligencia suprema.

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Emmanuel Kant también expone en los Prolegómenos las condiciones que debe reunir una
metafísica científica, que tome como punto de partida para su elaboración rigurosa, una crítica
de la razón, semejante a la elaborada por él. La crítica es un paso previo para elaborar la
metafísica científica, en la que ningún contenido se acepte dogmáticamente, y toda afirmación
aparezca correctamente fundamentada.

Señala dos condiciones para la nueva metafísica: no partir de hipótesis, cosa que sólo se le
permita a la ciencia empírica de la naturaleza; y un no recurrir al sentido común, como
conocimiento equiparable al entendimiento o a la razón.

Finalmente, en el Apéndice, Kant critica a Christian Garve, quien publicó un artículo en la revista
de Göttingen en el que atacaba el contenido de la "Crítica de la razón pura", centrándose como
ya se había mencionado, en lo oscuro del lenguaje y en la inutilidad de sus conclusiones.

Manifiesta, ante tales críticas, sobre todo aquella que considera que su teoría es “idealismo
trascendental” que su idealismo se reduce a considerar al espacio y al tiempo como formas a
priori de la sensibilidad, distinguiendo tres tipos de idealismo: dogmático, escéptico y formal o
crítico.

A continuación le exige a su crítico a que demuestre científicamente una sola de las


proposiciones de la metafísica clásica; si lo consigue, Kant se ofrece a reconsiderar lo expuesto
en la Crítica de la razón pura y en los Prolegómenos.

Anima a los pensadores a lanzarse a la tarea de constituir una metafísica realmente científica,
que puede ser útil, tanto a las restantes ciencias como incluso a la Teología.

La filosofía kantiana queda encerrada dentro del sujeto, quien es el que coloca la materia de
conocimientos, las leyes y límites del mismo.

BIBLIOGRAFÍA

KANT, Emmanuel, Prolegómenos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse
como ciencia, trad. por Eugenio Imaz, México: FCE, 1994, 153 pp.

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