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Los 10 Mandamientos develados

Por gnosiscorrientes

Entrevista extraída de www.ageacac.com

P.: ¿Aceptan ustedes los diez mandamientos de Moisés?

R.: Claro que sí. Pero debo decirle que esotéricamente en realidad existen 22 mandamientos por los cuales debe regirse
la vida de todo hombre que se precie de bueno ante los ojos del creador…

P.: ¿Pero…qué está diciendo usted?, yo jamás había oído hablar de 22 mandamientos, ¿de dónde se ha sacado usted esa
afirmación?

R.: Permítame decirle que los diez mandamientos que presenta la religión judeo-cristiana y que fueron entregados a la
humanidad por Moisés, no lo son todo. Lo que sucede es que la humanidad no estaba en tiempos de Moisés y de Jesús
preparada para recibir públicamente las 22 sendas o 22 mandamientos que conducen a la verdadera y auténtica santidad
del Alma. La Cábala egipcia y la Cábala hebrea siempre enseñaron 22 mandamientos a sus devotos más avanzados y que
habían profundizado en los misterios del Ser.

P.: Otra vez me deja usted desconcertado, podría usted decirme ¿qué es eso de la Cábala o Kábala?

R.: Con mucho gusto amigo mío. La Cábala es la ciencia religiosa que desvela totalmente los textos religiosos cristianos,
hebreos, egipcios, persas, sufíes, etc. Existen muchas formas de Cábala según lo que se quiera desvelar. Así por ejemplo,
existe la Cábala numérica que desvela el misterio de las cifras o números que se citan en los textos religiosos, pero
también existe la Cábala fonética que nos explica el por qué de los nombres bíblicos o talmúdicos, o sánscritos, etc.
Existe también la Cábala simbólica para interpretar el misterio de los símbolos sagrados, etc., etc., etc. Y es por ello que
el abecedario judío posee 22 letras hebraicas y esa es la razón de 22 arcanos mayores presentes en la religión egipcia
antigua y que hoy por hoy están sintetizados en eso que popularmente se llama: El Tarot.

P.: Y ¿cómo podría yo enterarme de los otros 12 mandamientos restantes?

R.: Estudiando la Gnosis y despertando Conciencia.

P.: Bueno, volviendo a los mandamientos, ¿Cómo interpretan ustedes los 10 mandamientos cristianos?, por ejemplo
¿Cómo interpretan ustedes el primero de ellos?

R.: Mire usted, el primer mandamiento nos dice: “AMARÁS A TU DIOS POR ENCIMA DE TODAS LAS COSAS”. ¿No es así?
Pues bien. Primero que todo para comenzar todo aquél que se precie de cristiano tiene que saber primero qué cosa es
Dios. Y ya hemos dicho en párrafos precedentes que Dios no es un ser imaginario con forma de viejo barbudo sentado
encima de las nubes y lanzando rayos y centellas sobre este hormiguero humano. No. Hay que entender que Dios es el
SER y el SER existe en el fondo de cada criatura humana. En verdad el SER es el SER y la razón de ser del SER es el mismo
SER, gnósticamente hablando. Indudablemente que el SER siempre ha existido, existe y existirá desde la noche
aterradora de todas las edades. El SER es inmutable, inalterable, invisible para los ojos de la carne pero visible para los
ojos del espíritu, es decir, para aquellos que han despertado la visión interior o clarividencia. Nosotros los gnósticos
sabemos que cada persona puede acercarse y encarnar a su Real Ser, es decir, a esa partícula de Dios Universal que todos
llevamos dentro. Pero para ello tenemos que poner todos los esfuerzos de nuestra vida en encarnarlo. Ello no es posible,
claro está, mientras hayan otras prioridades por encima de ese anhelo. Observe usted cuan reales fueron las palabras de
Mahatma Ghandi cuando hablaba de la religión de los cristianos. El decía: “Los cristianos dejan de ser cristianos cuando
se les vacía la nevera en sus casas, es decir, cuando ya no tiene los alimentos que desean”. Esta simple frasecita retrata
nuestra forma de ver y sentir a Dios. Lo vemos en la vida diaria. Vamos a las misas cristianas y allí parecemos todos
corderitos, pero en cuanto abandonamos las iglesias caemos en todos los excesos de todo tipo. Nos olvidamos de ese
“Dios que tanto amamos” y volvemos a herir al prójimo de diversas maneras, volvemos a emborracharnos, a fornicar con
la mente, el verbo y el cuerpo, a adulterar, a dejar devorarnos por la gula, la envidia, la avaricia, etc., etc., etc. y la
próxima vez que nos confesemos nos volveremos a sentir santos y libres de todo pecado. Esa es la vida cristiana de
nuestros días. Es lamentable, pero es así. Hasta los políticos que se dicen cristianos van a las guerras sin justificación
alguna, muchas veces, y luego dicen: El Papa es el Papa pero yo aquí gobierno y lanzan a miles de conciudadanos a las
guerras como carne de cañón. Y a todo eso lo llamamos cristianismo.

Para empezar, tendríamos todos que hacernos un propósito serio de eliminar al Ego animal, compuesto como ya lo
hemos dicho de múltiples agregados psicológicos indeseables. Eso requiere una disciplina y un método que enseña la
Gnosis. A partir de allí se irá creando en nosotros más porcentaje de Conciencia y esta Conciencia nos irá acercando al
SER, al Padre que está en secreto, a Dios. Entonces la persona empezará a experimentar estados internos relacionados
con la divinidad, conocerá el reino de eso que se llama Dios (los mundos internos o mundos suprasensibles o
dimensiones superiores) y allí podrá entrar en contacto con criaturas angélicas, deidusos, arcángeles, seres divinos en
general y podrá corroborar la persona que la muerte no existe, etc.

Amar al Padre, amar a Dios, significa estudiar los Misterios de la vida y de la muerte. Pero dígame usted una cosa ¿en
qué pasan el tiempo las gentes? Pues, en buscar dinero y más dinero, nuevos automóviles cada año, en buscar teléfonos
móviles de alta tecnología, en ir a las salas de físico culturismo, en auto-adorarse ante el espejo, en buscar ser más y más
seductoras, en buscar el último hit musical de un grupo de rock o de música popular, en la moda de verano, de otoño o
de invierno, etc., etc. Esas son las prioridades de las gentes de hoy en día. Obviamente se nos puede objetar ¿acaso es un
crimen comprarse un vestido de temporada o un teléfono móvil? Y nosotros responderemos: Claro que no. Pero una
cosa es vestirse o buscar comunicarse y otra muy distinta es que nuestra mente adormecida por el sueño de la
Conciencia tan solo esté pendiente de esas banalidades y no vaya al fondo de las verdades eternas. Nosotros no
queremos ser fanáticos, detestamos el fanatismo. Pero es innegable que las gentes de hoy día no se acuerdan de la
divinidad sino tan solo cuando pasa algún cataclismo, una tragedia muy grande y eso les dura una semana o un mes si
acaso. Luego vuelve a hipnotizarnos el sueño de la Conciencia. ESA ES LA CRUDA REALIDAD DE LOS HECHOS, AMIGO
MIO. Cuando realmente amamos a Dios respetamos su obra, la creación, etc. Y ¿cuál respeto le ha merecido a esta
humanidad la atmósfera que respiramos? ¿Y los mares todos contaminados, es eso el respeto a Dios? ¿Y los niños
abandonados en muchas partes del mundo? ¿Y las gentes que pasan hambre y miserias de todo tipo alrededor del orbe,
es eso amor a Dios? ¿Y la forma en que enfocamos la familia hoy en día? ¿Y la bajeza con que tratamos al sexo es acaso
una forma de venerar a Dios? ¿Y los abortos legalizados a diestra y siniestra son amor a Dios? ¿Y los animales torturados
en laboratorios y abandonados en las calles de nuestro mundo después de habernos divertido a cuesta de ellos, es eso
amor a Dios? Realmente estamos muy alejados de eso que podríamos llamar Dios y que realmente es desconocido por
las masas humanas. Hoy por hoy a muchos clérigos les da por llamar a sus feligreses: “Hijos de Dios”; nosotros
contestamos: Si fuéramos hijos de Dios, las obras de Dios hiciéramos, pero lo que se observa son las obras del Diablo,
hablando metafóricamente”.

Permítame agregar algo para finalizar. Si realmente amáramos a Dios por encima de todas las cosas, seríamos capaces de
cambiar el rumbo de nuestra vida si en un momento dado estuviéramos atentando contra los principios divinos. Pero
hoy muy contados son aquellos que son capaces de dejarlo todo por dedicarse a la búsqueda de lo Real, de lo divino, de
lo esencial. Todo el mundo está fascinado con los nuevos Dioses: las grandes superficies de mercaderías, los negocios, la
bolsa, el prestigio político o financiero, los deportes, etc., etc., etc.
Cuando se ama a alguien o a algo entonces ponemos todo nuestro empeño en conocer a ese alguien o algo que tanto
amamos. Por ello, si amáramos a Dios estaríamos interesados en saber ¿cómo es? ¿De qué está hecho?, ¿Dónde vive?,
¿Desde cuando existe? ¿Cuál es su trabajo? ¿Cómo puedo ayudarlo? ¿No cree usted?….

Claro que sí, tiene usted razón…

P.: ¿Y del segundo mandamiento, que me dice usted?

R.: Recuerde usted, buen amigo, que el segundo mandamiento nos dice: “No JURARÁS NI MENCIONARÁS SU SANTO
NOMBRE EN VANO”.

P.: ¿Y eso que quiere decir realmente?

R.: Despacio, despacio, amigo mío. Debe usted saber que cuando se nos dice que no debemos mencionar el nombre de
Dios ni jurar en su nombre en vano, se nos está diciendo que el nombre de Dios, en nosotros, que no es otra cosa que el
Ser interior, es absolutamente sagrado. Ya le hemos explicado que Dios no es un anciano sentado allá arriba en las nubes,
¿no es cierto? Ya le hemos dicho que Dios está en cada átomo y en cada sol de este Universo. También le hemos dicho
que cada persona tiene su fracción de Dios adentro constituida por su verdadero Espíritu Divino, su Real Ser interior
profundo. Pues mire usted, este SER que usted y yo llevamos dentro es sacratísimo y tiene su nombre sagrado y tal
nombre no tiene nada que ver con el nombre terrenal que usted posee. Por ejemplo, usted a lo mejor se llama Juan, o
Pedro, o José, pero su verdadero nombre, amigo mío, es el nombre de su Padre, de su Real Ser y dicho nombre es
terriblemente sagrado y no debe pronunciarse vanalmente, en conversaciones frívolas, ni en discusiones egoicas, etc.,
etc., etc. El nombre del Padre es mántrico por excelencia, tiene un poder secreto que se pone en actividad solamente
con pronunciarlo.

P.: ¿Qué quiere decir eso de que el nombre del SER es mántrico?

R.: Pues que el nombre del Padre que está en secreto dentro de cada hombre o de cada mujer, está hecho con lenguaje
divino y no con lenguas creadas por el hombre. El lenguaje divino es mántrico, esto quiere decir que cuando se usa crea
circunstancias, modifica eventos, provoca cambios radicales.

P.: ¿Y ese lenguaje divino de donde proviene, quien lo creó?

R.: He de decirle que el lenguaje divino lo creó la misma divinidad cuando creó este Universo y el hombre, creado por la
Divinidad, era entonces, en aquellos tiempos remotísimos, imagen y semejanza de la misma Divinidad. A eso se refieren
las Sagradas Escrituras cuando afirman que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Entonces el hombre era
andrógino y hablaba en el orto purísimo de la Divina lengua. En ese Lenguaje de Oro se comunicaban los seres humanos
en la Aurora de la Creación y no existía sino ese solo Lenguaje Sagrado. Cuando sobrevino, más tarde, la caída angélica
de la humanidad, entonces el hombre perdió el don de hablar la Lengua Sagrada y creó los distintos idiomas que hoy
existen y que están simbolizados en la torre de Babel de la que nos hablan las Sagradas Escrituras. Con ese Lenguaje
Sagrado el hombre dominaba los elementos de la Naturaleza, podía provocar volcanes o apaciguarlos, desatar huracanes
o eliminarlos. Todos los idiomas actuales proceden de la caricatura de ese antiguo Lenguaje Divino. Sin embargo, aunque
el hombre, el Alma humana, perdió sus principios divinos, el Real Ser jamás los pierde pues EL ES EL, él es lo que ha sido,
lo que es y lo que siempre será. Y por ello el SER sigue conservando su nombre sagrado y todos sus poderes desde la
aurora de este día cósmico.
P.: Y, ¿Cómo podría yo conocer el nombre de mi Ser interior?

R.: Despertando Conciencia, eliminando los elementos inhumanos que tienen atrapada su Conciencia, desintegrando sus
agregados psicológicos que todos llevamos dentro.

P.: ¿Podría usted mencionarme el nombre sagrado de algún ser divino?

R.: Con mucho gusto, pues hay muchísimos. Mire usted, cada ángel tiene su nombre sagrado. Así, por ejemplo, el
arcángel Michael, Mikael o Miguel, se expresa a través de ese nombre. Igualmente el ángel Gabriel se llama así porque
ese es su nombre secreto. Las Escrituras nos hablan del Genio de la tierra y lo llaman Melchisedeck. Jesús el Cristo se
llama ciertamente: Jeshuá, que quiere decir: “Salvador” y mire usted como se ofreció en sacrificio para mostrarnos el
camino de la auto-salvación interior. Existen muchísimos Seres divinos y cada uno de ellos con su nombre bendito que
jamás debe usarse para conversaciones frívolas o profanas. Es un delito, por ello, invocar el nombre de Dios (de nuestro
SER) en una conversación trivial o jurar en el nombre de Dios (del SER) en vano, pues en el fondo estamos atentando
contra el carácter sagrado de Dios, del Ser o de nuestro Espíritu Divino. ¿Comprende ahora usted por qué existe este
segundo mandamiento?

Claro que sí, absolutamente lo entiendo y lo comprendo. Vaya, vaya….

P.: Por favor, dígame una cosa ¿Si yo conociese el nombre de mi SER, o el nombre de Dios dentro de mi, yo podría
llamarlo, hablar con él, etc.?

R.: Bueno, una cosa es que usted llegue a conocer el nombre de su Real Ser interior y otra cosa, perdóneme, es que
usted a causa de ello pueda hablar cuando quiera con su Real Ser. Lo que si puedo asegurarle es que si usted conoce el
nombre de su Real Ser y usted adopta una conducta basada en el recto sentir, recto pensar y recto actuar y en base a ello
usted le ora constantemente, invocando su nombre sagrado en la oración, él escuchará su oración mas fácilmente que
muchos otros seres divinos cuyas almas humanas desconectadas de ellos andan por caminos de perdición. En otras
palabras, usted se aproximará más a su SER que todas las otras personas que además de no conocer el nombre de su Ser
realizan actos que atentan contra la ética del mismo SER.

P.: ¿Tiene algún significado el nombre del Ser en cada persona?

R.: Por supuesto. Observe usted que el nombre que posee el ángel Rafael quiere decir: “Medicina de Dios” y él es el
Padre de la medicina. Mikael o Miguel quiere decir: “Fuerza de Dios” y así por el estilo. Moisés quería decir: “Salvado de
las aguas”, Isaac significaba: “Pozo de aguas vivientes”, etc., etc., etc.

P.: Es asombroso todo esto que usted me está comentando, realmente asombroso…

R.: Pues, debo decirle que esto es tan solo el conocimiento elemental de la Gnosis, si usted persevera y profundiza en
nuestros estudios, llegará a conocer cosas mucho más importantes y asombrosas que todo esto que hasta ahora hemos
comentado.

P.: Amigo, ¿podría usted decirme algo acerca del tercer mandamiento cristiano? Creo, si más no recuerdo que dice así:
“SANTIFICARÁS LAS FIESTAS”. ¿Qué quiere decir esto?…
R.: Debe usted saber, ante todo que las fiestas a las que se hace mención aquí son ante todo de índole religiosa. Así que
cuando se nos pide “santificar las fiestas”, se nos está solicitando que recordemos esas fechas relacionadas con dichas
fiestas religiosas porque obviamente tales celebraciones conmemoran aspectos divinos conectados con eventos
trascendentales. Ejemplo: el Nacimiento del gran Kabir Jesús de Nazareth, la Ascensión de María, la Madre del Redentor,
la Semana Santa con todo lo que ella contiene, etc., etc., etc. Lamentablemente, si usted es sincero no podrá negarme
que actualmente las multitudes humanas no solo se han olvidado de los valores profundamente religiosos sino, además,
han profanado con su conducta todo lo que está envuelto en el contexto de las fiestas que celebran los hechos sagrados
que han acontecido en el transcurso de la historia cristiana. Las gentes hoy solo piensan en el placer, en la auto-
complacencia permanente, en el goce corporal, en aquello que filosóficamente se ha llamado HEDONISMO. Y cuando se
acerca una fecha religiosa que debemos conmemorar, entonces las gentes toman los días decretados por los gobiernos
del mundo, para la celebración pública de esos fastos, y los utilizan para irse de pachanga al mar, a la montaña, pegarse
borracheras que luego se mezclan con oraciones y bailoteos en la calle y a todo eso se le llama ridículamente: FE.
Observe usted que contradicción… Indubitablemente que el fondo de esa conducta errónea no es otro que el
desconocimiento total de lo que representan los acontecimientos religiosos en sí mismos y, ello se debe, al hecho
concreto de que las mismas iglesias fracasadas no le han explicado a sus feligreses la realidad de lo que es la ascensión
de un persona hacia los cielos de Conciencia, mundos superiores o Universos paralelos de Einstein y Hinton. Las gentes
nada saben acerca de la verdad, acerca de la levitación de un San Francisco de Asís, tampoco comprenden por qué Jesús
celebró su última cena con los Apóstoles, en aquél jueves que luego fue llamado Jueves Santo o por qué el primer
milagro que realizó el Cristo fue transformar el agua en vino y lo realizó en una boda celebrada en Canaán. Si las iglesias
explicaran científicamente y metafísicamente estos acontecimientos pues las gentes irían a los templos con profunda
reverencia y espíritu místico y se acabarían las bacanales rocambolescas que protagonizan los seres humanos justamente
en las fechas de connotación religiosa.

P.: Y, ¿por qué se le llama a esas fechas religiosas con el calificativo de “fiestas”?

R.: Pues sencillamente porque son fiestas para el Alma. El Alma se deleita con las ceremonias y actos religiosos porque
nuestra Alma se desenvuelve en esa atmósfera en los mundos internos, en el mundo astral, mental o causal, etc., etc.

P.: Ustedes, los gnósticos, ¿cómo celebran las fiestas religiosas?

R.: Nosotros las celebramos con ayunos, meditaciones, peregrinaciones y prácticas esotéricas que nos ponen en contacto
con esas fuerzas ligadas a tal o cual fiesta religiosa. De este modo nos alimentamos nuestra fé a través de la
experimentación mística y no solo por medio de las teorías.

P.: ¿Qué me puede decir del cuarto mandamiento?

R.: Querido interlocutor, el cuarto mandamiento reza de este modo: “HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE”. ¿Cierto?

P.: Sí, muy cierto, pero ¿qué significa en el fondo eso de honrar a nuestros Padres?

R.: Primero que todo recordemos la tabla de esmeralda de Hermes Trismegisto, la cual nos dice: “Tal como es arriba es
abajo, tal como es abajo es arriba”. Este es un documento que elaboró un gran Maestro de Sabiduría en tiempos del
Egipto antiguo y que tuvo por nombre Hermes Trismegisto. De acuerdo a ese enunciado filosófico: “Lo infinitamente
grande es análogo a lo infinitamente pequeño y lo que existe en las dimensiones superiores o cielos de las religiones,
pues, tiene su correspondencia con algo o alguien en este mundo físico en el cual nos hallamos ahora”. Como corolario
podemos inducir que de la misma manera que tenemos a un Padre y a una Madre que nos han traído a este mundo,
hablando coloquialmente, así también usted y yo, y todos los seres que pueblan este mundo, llevamos dentro a un Padre
celeste y a una Madre divina. Ellos son un binomio sacratísimo implícito en todas formas religiosas antiguas de carácter
trascendental. Fíjese usted que los hebreos llaman a Jehová: IOD-HEVE. IOD es una partícula masculina y HEVE es una
partícula femenina. Así que DIOS es un ser andrógino, bipolar, en lo macrocósmico y, dentro de cada criatura humana es
el SER, del cual ya hemos hablado abundantemente. Pues el SER, querido amigo, se desdobla dentro de nosotros en dos
polaridades, una masculina y otra femenina. La masculina es el Padre que está en secreto y que tiene su nombre sagrado
que no se debe pronunciar en vano, como ya lo dijimos en la explicación del segundo mandamiento. La parte femenina
es nuestra adorable Madrecita interior a la cual los gnósticos oramos de manera muy especial. Estos son nuestros
verdaderos Padres pues son nuestros progenitores espirituales. Existen dentro de nosotros desde el mismísimo
amanecer de la vida sobre nuestro planeta. Ellos son inmutables, eternos, ya que en el fondo constituyen esa parte del
DIOS UNIVERSAL pero dentro de cada uno de nosotros. Incuestionablemente que del mismo modo que amamos y
honramos a nuestros Padres materiales por habernos traído al mundo, por habernos educado, por habernos alimentado,
orientado, etc., etc., con más razón debemos honrar a nuestros Padres espirituales que son la razón de ser de nuestra
existencia y la verdadera Esencia de nuestra vida. Hay que decir que mientras nuestros Padres físicos un día pueden
desaparecer de nuestra vista porque habrán de morir, en cambio nuestros Padres espirituales jamás se apartarán de
nosotros, ni tan siquiera en la hora de nuestra muerte. He allí lo grandioso del Padre interior y de nuestra Madrecita
espiritual. Ellos, nuestros Padres espirituales, constituyen el Misterio Divino que debemos desvelar dentro de nosotros y
cuando conseguimos desvelar dicho Misterio, entonces decimos que nos hemos autorrealizado….

P.: ¿Pero, cómo podemos honrar a esos Seres Divinos o Padres internos de los que usted me está hablando?

R.: Pues es muy sencillo. Se trata de que nosotros practiquemos una regla de vida muy esencial y fácil de aplicar. Lo que
le quiero decir es que debemos mantenernos en EL RECTO SENTIR, RECTO PENSAR Y RECTO ACTUAR. Cuando usted hace
el bien a sus semejantes, cuando destruye sus agregados psicológicos de los cuales hemos hablado en renglones
anteriores, cuando usted lucha por crear su Alma y desarrollarla totalmente, pues usted está honrando a sus Padres
internos y eso es grandioso. Ya que lo que quieren nuestros Padres internos es justamente que fabriquemos nuestros
Principios Anímicos para podernos relacionar con ellos tanto en el mundo físico como en los mundos internos. Cuando el
Alma conoce a sus Padres internos y se relaciona con ellos, haciendo la voluntad de estos últimos, entonces se ha
cumplido el designio de la Divinidad. Que lo humano se divinice y lo Divino se humanice.

P.: Un momento, un momento, usted está diciendo que podemos llegar a relacionarnos con nuestros Padres internos
físicamente e internamente. ¿Acaso es posible tener contacto con el Padre celeste en el mundo físico?

R.: Mire usted, cuando alguien se relaciona con sus Padres internos pues empieza a sentir la influencia de ellos tanto en
lo material como en lo anímico, psíquico o espiritual. Así, por ejemplo, cuando usted tenga contacto permanente con su
Padre, que ahora está en secreto, pues usted empezará a sentir, pensar y actuar como él actúa. De este modo usted hace
la voluntad del Padre así en los cielos (en los mundos internos) como en la tierra (en el mundo material). Esto último es
lo que nos invita a hacer la oración del señor, el Padre nuestro. Usted sabrá, en cuestión de segundos, si debe viajar a tal
o cual lugar o cancelar ese viaje porque sería peligroso, usted también sabría si debe estudiar tal o cual profesión
simplemente concentrándose en su corazón y preguntándole al SER acerca de ello. El SER responderá automáticamente
mediante la intuición y, déjeme decirle, que la intuición no falla jamás pues es la voluntad del Padre y el Padre jamás se
equivoca. ¿Comprende ahora por qué es posible relacionarnos material y espiritualmente con nuestros Padres internos?

P.: Sí, ahora sí lo comprendo…Hábleme, por favor, del quinto mandamiento, ¿qué me puede decir?

R.: Con mucho gusto. El quinto mandamiento nos dice: “NO MATARÁS”. Empero esto implica muchas cosas. Debe usted
saber que el primer crimen que cometió la humanidad, según las Sagradas Escrituras, fue el asesinato de Abel a manos
de Caín. Incuestionablemente que esto es simbólico, pues Caín representa a la mente humana (que es como Caín,
cazadora, calculadora, fría, etc.) y Abel representa, en cambio, el Alma, la Esencia, siempre dispuesta a dar lo mejor de sí
misma a Dios, por ello era pastor. Indubitablemente que la humanidad viene cometiendo crímenes desde hace milenios
y desde hace millones de años. Desde que la humanidad perdió su condición Divinal, angelical, y quedó atrapada por el
Yo, por el Ego, el ser humano no ha hecho más que delinquir, matar, asesinar. Hay que decir que el delito más grave, ante
la Gran Ley Divina, es precisamente segar la vida de un semejante, esto es muy grave. Y es grave porque
automáticamente rompemos el plan o el programa que el Real Ser de la persona muerta tenía para con la misma. De
este modo nosotros, al matar, interrumpimos los planes divinos que existían para con la persona que hemos asesinado.
Hemos de añadir que no solo matamos con el puñal o con las balas, también matamos a las personas con penas morales
que les inducimos, con miradas asesinas que pueden destruir a una persona psicológicamente y hasta físicamente. Se
mata también a las criaturas de la Naturaleza sin tener nosotros verdadera necesidad de su carne. Ejemplo, se matan
aves (gallinas) de una manera cruel, enterrándolas vivas en fosas comunes sobre las cuales se arrojan cantidades
enormes de arena y todo, absolutamente todo, porque ya no producen más huevos para una granja cualquiera. Estos
también son crímenes. Se arrasan hectáreas enteras de bosque, mediante incendios provocados, para luego negociar la
madera quemada sin pensar en las consecuencias atmosféricas que ese delito traer aparejadas para el resto de la
humanidad (desertización, falta de agua potable, hambrunas, etc.). También se matan a los mares y océanos arrojando
sobre ellos toda clase de contaminantes nocivos para las criaturas del mar y luego, según la cadena de alimentación, para
el ser humano también. Todo esto es matar. En la India aún se conserva dentro de la religión hindú la sabia aceptación de
que todo mineral, vegetal y animal está dotado de ánima o de principios anímicos. Esto es absolutamente cierto, pero el
materialismo intelectualoide quiere hacernos creer que se trata simplemente de materias inertes, lo cual es absurdo.

Por ello, amigo mío, debe usted concientizarse de que no tenemos derecho de matar a nadie. Existe, sin embargo una ley
esotérica llamada TROGOAUTOEGOCRATICA COSMICA COMUN UNIVERSAL. Esta ley quiere decir: “Tragar y ser tragado” y
de esta manera se mantiene el equilibro natural y cósmico. Así por ejemplo, en la selva, el ratón se come a un insecto,
pero el coyote se come al ratón y más tarde, posiblemente, el león se come al coyote y así sucesivamente. Empero, en
este caso, un animal mata a otro por instinto de supervivencia y los Devas (ángeles que controlan la Naturaleza) tienen
conocimiento de ese fenómeno y lo controlan. En el caso del Hombre actual, lo que vemos es un abuso y una
destrucción total de esa sabia Ley del TROGOAUTOEGOCRATICO COSMICO COMUN pues matamos animales por mero
placer, por orgullo humano, por hacernos la foto ante el pobre animal muerto, por coleccionar marfil o pieles de
animales exóticos, etc., etc., etc. Todo ello evidencia que es el hombre el animal más depredador de la Naturaleza pues
su Conciencia está absolutamente adormecida y fuera de sí.

P.: Pero, de acuerdo a esto que usted me está diciendo, ¿nosotros no podemos comer carnes en nuestra dieta normal?

R.: No, no, amigo mío. Permítame decirle que una cosa es alimentarse correctamente, equilibradamente, porque de lo
contrario entraríamos en una debilidad corporal y enfermaríamos. Lo que le estoy diciendo es que no es justo aniquilar
animales por mero gusto egoico, por simple sadismo, etc. ¿Usted cree, por ejemplo, que está bien ir a buscar las focas en
el ártico y matarlas a golpes con el solo propósito de tomar sus pieles y dejarlas despellejadas en pleno hielo?, ¿usted
cree que eso es propio de los seres humanos? Lo que está sucediendo es que estamos agrediendo a la Naturaleza de una
manera bestial, salvaje y por ese camino estamos destruyendo a nuestro ambiente y a nuestro mismo futuro. Pero,
además, lo peor es que la forma en que estamos criando aves (pollos o gallinas, por ejemplo) es inhumana. Las
encerramos en jaulas en las que ni siquiera pueden moverse y alumbramos dichas jaulas para que estos pobres
animalitos estén comiendo y comiendo sin parar, con el propósito de engordarlas rápidamente y luego venderlas al
consumo humano. Es claro que estas carnes están llenas de toxinas pues dichas aves han crecido llenas de stress.
Nosotros al comer esas carnes introducimos en nuestros organismos igualmente toxinas y por eso nuestra generación
está llenándose de una serie de problemas médicos que antes no padecían las personas. Lo mismo sucede con las vacas,
corderos, cabras destinadas al consumo humano. Todo esto evidencia una total ignorancia y una actitud absolutamente
egoica pues lo que nos interesa es vender, vender y vender no importando las consecuencias de dicha venta.
P.: Algunas iglesias en sus catecismos dicen que las guerras a veces se justifican. ¿Ustedes que opinan según la Gnosis?

R.: Respondo a su pregunta. Ninguna guerra es justificable pues las guerras traen aparejadas la muerte y la desolación.
Otra cosa es que usted sea agredido y en tal caso no le queda más remedio que defenderse, pues si usted no se defiende
termina siendo cómplice de un delito ante los ojos de los hombres y ante los ojos de la Divinidad. Pero tan solo en ese
caso se justifican que recurramos al uso de la fuerza para defendernos.

P.: Entonces, ¿cómo ven ustedes la industria armamentista que poseen muchas naciones?

R.: Pues simplemente eso demuestra que somos inconscientes en un ciento por ciento. Esa es la prueba de que aún el
ser humano no está civilizado, que el llamado hombre no existe sino que existe en su lugar un humanoide controlado por
innumerables entidades egoicas abominables que no sienten la menor piedad por sus semejantes. Lo que resulta risible
y espantosamente ridículo es que muchos líderes políticos mundiales se llaman a sí mismos cristianos, musulmanes o
hebreos y hasta asisten a oficios religiosos o forman parte de cofradías religiosas y, sin embargo, son los mismos que
luego firman contratos de venta de armas a otros pueblos para que se masacren entre ellos, se destruyan entre sí y eso
no es otra cosa que hipocresía y fariseísmo de la peor calaña. Con justa razón decía el muy honorable Mahatma Ghandi:
“Los cristianos solo son cristianos mientras tienen la nevera llena de alimentos”. Cuando se vacía la nevera son capaces
de declarar la guerra a no importa quién o quienes. Recuerde usted, sin ir muy lejos, la guerra civil de la extinta
Yugoslavia. Allí se mataron de la manera más execrable gentes cristianas y musulmanas. Pero cuando se les pregunta a
los señores de la guerra por qué permitieron esa guerra, entonces ellos responden que era por cuestiones de honor, o de
patria o de defensa nacional, etc., etc., etc. y todo no es más que pretextos del Yo animal para justificar sus aberraciones.
El Yo, el Ego, jamás va a aceptar su culpabilidad, siempre busca escapatorias intelectuales o misticoides con tal de
afirmarse en la sin razón.

P.: Perdone usted, ¿consideran ustedes el aborto como un asesinato, una forma de matar a un inocente?

R.: Absolutamente. El aborto es un crimen en toda regla. No se justifica el aborto porque la vida que se está gestando en
el vientre de una mujer está controlada por el aspecto femenino de Dios, Dios Madre, o nuestra Madrecita interior
particular de la cual hablamos cuando comentamos el cuarto mandamiento, ¿lo recuerda? Ella es quien pone en marcha
las combinaciones atómicas en nuestro organismo que dan origen a un feto. Ella es quien une los átomos, las moléculas,
las células, etc., para que luego exista un nuevo organismo humano habitado por un Alma. No es cierto eso que dicen
muchos científicos de que el feto no siente dolor cuando se provoca el aborto, pues está comprobado que el mismo feto
trata de esquivar los garfios que introducen los médicos cuando quieren arrojar al feto fuera del claustro materno. Esto
fue demostrado por medio de una cámara de televisión en miniatura que filmó los instantes en que se intentaba
producir un aborto y las escenas son espeluznantes. Allí se ve al feto esquivando aquellos garfios que intentan agarrarlo
por el cuello o la cabeza.

P.: Pero, a veces se ha dicho que es mejor provocar un aborto porque de lo contrario la madre puede morir si nace la
criatura. ¿Qué opina la Gnosis de ello?

R.: Mire usted. Si la humanidad conociera las claves de la Gnosis muchos de estos problemas se evitarían. Primeramente
recuerde usted que la Gnosis conoce sistemas por medio de los cuales podemos tener vida sexual abundante sin riesgo
de producir embarazos y todo ello de forma natural. Eso es lo primero. Pero en un caso como el que usted me plantea, la
Gnosis también tiene prácticas especiales por medio de las cuales se puede suplicar a las Jerarquías Divinas que arreglen
esa situación. Por ejemplo, existen medios a través de los cuales se interrumpiría, de forma espontánea, ese embarazo, y
la mujer queda exenta de culpa ante la Gran Ley Divina. De este modo esa mujer seguiría viva y no tendría en su corazón
el estigma de haber asesinado a su propia criatura. Y le puedo decir más, es posible que las Jerarquías Divinas, de las que
le he hablado antes consigan que nazca la criatura y la madre no muera tampoco.
P.: Pero, eso que usted me está diciendo sería poco menos que un milagro….

R.: Pues sí. Realmente los milagros existen, lo que pasa es que las gentes se han separado tanto de la vida espiritual que
ahora hablar de milagros suena a “cuentos infantiles”. Pero debo decirle que dentro de los grupos que practican la
Gnosis, o el Gnosticismo, estamos acostumbrados a ver milagros. Las gentes hoy casi no creen en los milagros porque
han sido defraudadas por muchas pseudo religiones que se han vuelto materialistas y ni siquiera los preceptores de tales
religiones creen en sus propios preceptos. Esto se debe obviamente a que tales grupos religiosos se han divorciado de la
Espiritualidad científica y no tienen explicaciones para los fenómenos metafísicos extraordinarios o milagros.

P.: Dentro de esta temática, ¿podría usted decirme qué opina la Gnosis de un bebé que nace muerto?

R.: Con mucho gusto, querido amigo. El hecho de que un bebé nazca muerto nos está indicando ciertamente la aparición
de un Karma (castigo) para los padres del mismo. Se trata de una antigua deuda kármica que deben pagar sus padres y la
pagan pasando por este tremendo dolor moral.

P.: Se ha comentado alguna vez que durante la Alemania nazi existieron programas para eliminar o asesinar
sistemáticamente a los enfermos mentales o discapacitados mentales o físicos para evitarles el tormento de vivir con esa
discapacidad. ¿Ustedes que opinan de ello?

R.: Ya le hemos dicho y lo volvemos a repetir. Nadie está autorizado para cortar vidas ajenas. No se puede eliminar a
otras personas alegando que son seres inferiores o que representan un mal social, o que esas personas en realidad no
tienen calidad de vida. Nada de esto justifica el matar a otras personas. La vida humana es una creación divina y el
hombre no está autorizado para segar la vida de sus semejantes. Cuando esto ha sucedido es porque se ha matado a
otros y los verdugos han sido sujetos llenos de odio racial o fanáticos de una doctrina religiosa o política y todo eso no es
otra cosa que el EGO ANIMAL actuando a sus anchas respaldado por doctrinas políticas o ideológicas sin misericordia
alguna.

P.: Y, ¿qué me puede decir de la eutanasia?

R.: Le respondo lo mismo que antes. Es un crimen. Nadie puede segar la vida de otro semejante alegando razones
humanitarias. Eso es un delito. Pero, nuevamente le digo que si las gentes conocieran la Gnosis sabrían que hay
procedimientos por medio de los cuales podríamos ponernos en contacto directo con las leyes superiores y pedirle a
esas leyes superiores que, en lo posible, por misericordia, detengan el sufrimiento de una persona que esté en coma, por
ejemplo, o que tiene una espantosa enfermedad que se ha prolongado terriblemente y que, no teniendo cura, está
martirizando al susodicho enfermo. Esto es otra cosa. Y, muy distinto a eso de tomarnos por nuestra cuenta la justicia e
inmiscuirnos en la vida ajena para cortarla siguiendo nuestros conceptos de pseudo ética y moral convencional.

P.: Me gustaría preguntarle algo. Resulta que un científico ruso llamado Jorge Sakosky descubrió una ley que él bautizó
con el nombre de SOLIONENSUS. De acuerdo a esta ley, cada vez que en el Sol se producen tormentas eléctricas, éstas
llegan luego a los mundos que constituyen nuestro sistema solar y producen entre sus habitantes guerras y masacres.
¿Es esto cierto?

R.: Ciertamente debemos decirle que la mente humana es influenciable por las energías que nos vienen del espacio.
Recuerde usted, sin ir muy lejos, que a los dementes o locos se les aplicaba hasta hace un tiempo corrientes eléctricas
con el propósito de calmarles su locura. Asimismo, la llegada de energías procedentes de una lejana estrella o conjunción
de estrellas, o la llegada de las vibraciones del SOLIONENSUS incitan a los seres humanos a actuar de una manera o de
otra. Tomando en cuenta que la psiquis humana está poseída por el Ego animal, es entonces apenas normal que la
mente reaccione de manera egoica y se deje conducir por esas corrientes polarizadas entonces de manera negativa
dentro del ser humano. Si el Ser humano tuviese dentro encarnado a su Real Ser otro gallo nos cantaría. Entonces esas
corrientes incitarían al ser humano a la liberación espiritual, a la auto-realización íntima de su Ser, pero ese no es el caso.
Se comprobó que en el antiguo Egipto dos veces se manifestó el SOLIONENSUS. En la primera el gobierno faraónico
masacró a toda una población. En la segunda oportunidad el pueblo atravesó con un cable de cobre a todos los
funcionarios de una dinastía faraónica. Se sabe también que el SOLIONENSUS vibró durante la revolución rusa e
igualmente durante la primera y segunda guerra mundial. En estos casos millones de seres humanos se lanzaron a la
guerra arropados por conceptos de patria, de bandera, de honor, etc., etc., etc. Todo esto atenta contra el quinto
mandamiento.

Los 10 Mandamientos develados (Parte II)

Por gnosiscorrientes

P.: Usted me deja apabullado con todas estas explicaciones que me da. La verdad es que no había caído en la cuenta de
todo esto que usted me ha relatado. Ahora bien, llegados aquí, me gustaría mucho que me aclarase también el sexto
mandamiento. Si más no recuerdo, este mandamiento dice: “NO FORNICARAS”. ¿Qué es esto?

R.: Amigo mío, permítame decirle que acerca de este mandamiento se han dicho muchas cosas y ha sido
intencionalmente tergiversado. Este mandamiento originalmente quería decir: “No perderás tus aguas seminales o aguas
genesíacas”. Esto era originalmente lo que entrañaba el término fornicación. Después las iglesias fracasadas,
maliciosamente, buscando quedar bien con las multitudes, aceptaron que dicho término (fornicación) aludiese al hecho
de “tener relaciones carnales”, o “tener vida sexual con alguien que no es nuestro cónyuge”. La realidad es que la
fornicación no traduce “tener relaciones carnales o tenerlas con alguien que no es nuestro cónyuge”. La verdad original
acerca de este término traduce: “acto por el cual el hombre pierde sus energías sexuales”. Al decir hombre debemos
entender que es lo mismo para la mujer. La Biblia de antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) y revisada por
Cipriano de Valera (1602) nos dice en el capítulo titulado levíticos, versículos 16 al 18, lo siguiente: “Cuando el hombre
tuviere emisión de semen, lavará en agua todo su cuerpo, y será inmundo hasta la noche. Y toda vestidura, o toda piel
sobre la cual cayere la emisión de semen, se lavará con agua y será inmunda hasta la noche. Y cuando un hombre yaciere
con una mujer y tuviere emisión de semen, ambos se lavarán con agua, y serán inmundos hasta la noche”.
Lamentablemente, todo esto fue alterado por muchos exegetas de iglesias fracasadas y ahora se asocia la fornicación al
hecho de tener relaciones sexuales con otra persona que no es nuestro cónyuge. Esto último está ya señalado en el
noveno mandamiento que dice: “No adulterarás”. Por lo tanto no debemos confundir el sexto mandamiento con el
noveno mandamiento. Fornicar es un delito aunque lo hagamos con nuestra esposa o esposo.

P.: Pero, oiga usted, los obispos católicos y rabinos hebreos dicen que estas leyes o prohibiciones se hicieron porque las
gentes de entonces no eran muy aseadas y se necesitaba que entendieran la necesidad de asearse… ¿qué me puede
decir usted?

R.: Lamento decirle que todo ello es una gran patraña intelectual de algunas iglesias caídas en desgracia. ¿Cree usted que
las gentes no sabían los que era asearse en tiempos de Moisés?, ¿Cree usted, realmente, que Moisés iba a perder el
tiempo dictando cátedras sobre la higiene corporal? No. No. No. La Biblia es altamente simbólica. Fue escrita por
Iniciados para ser entendida por Iniciados, ya lo hemos dicho antes. La verdad acerca de este sexto mandamiento es
mucho más profunda. Perder las aguas seminales es un delito muy grave. A ello se refiere San Pablo cuando nos dice:
“Todo pecado será perdonado, menos aquél que atenta contra el Espíritu Santo”. El Espíritu Santo, amigo mío, es la
fuerza sexual presente en toda la Naturaleza. El hombre de las antiguas razas que nos han precedido en el curso de la
historia no fornicaba para reproducirse, aunque tenía relaciones sexuales con su mujer. Existió y sigue existiendo un
método por medio del cual hombre y mujer pueden disfrutar del matrimonio y de la vida sexual (que es un legítimo
derecho de la especie humana) sin llegar a la fornicación, es decir sin perder sus aguas seminales…

P.: Pero, ¿dónde está ese método?, yo jamás he oído hablar de ello…

R.: Debo aclararle que en la doctrina cristiana antigua todo esto estaba muy claro. Pero a raíz del concilio del año 1300
después de Cristo celebrado en Nicea y luego en el concilio de Trento celebrado en 1500, todo esto se tergiversó y se
mutiló. Hoy existen muchas biblias cristianas pero mutiladas, y esto es muy grave…

P.: Y, ¿ustedes los gnósticos conocen ese método de vida sexual?

R.: Claro que sí lo conocemos pues nos ha llegado a través de la tradición Gnóstica milenaria que ha resistido el paso de
los milenios, a pesar de haber sido perseguidos y quemados en la hoguera muchos paladines gnósticos. Pero no somos
los únicos que conocemos ese método. Hay en la India, en Pakistán, en Nepal y en algunas otras regiones del mundo,
gentes que conocen la fórmula mediante la cual el hombre y la mujer pueden unirse sexualmente sin llegar a la pérdida
de las aguas sexuales. A esto se le llama en la India Tantrismo, Yoga Tántrico, Kundalini Yoga o Agni Yoga, etc. En otros
lugares a este sistema se le llama caretza y hasta han existido sociedades científicas como la comunidad odeina que
ensayaron este método en Estados Unidos de Norteamérica logrando resultados extraordinarios de los cuales sería muy
largo hablar en esta entrevista. Todo ello reviste un capítulo aparte dentro de nuestros estudios.

P.: Pero, perdone usted la pregunta ¿existe placer sexual en este tipo de relación?

R.: No solo existe sino que además usted puede prolongar el coito durante mucho tiempo. En cambio, utilizando el
sistema sexual ordinario que todo el mundo conoce, una vez llegado el clímax, la relación termina fulminantemente
dejando un cierto desconcierto a los cónyuges y muchas veces un pequeño vacío que con los años se va aumentando y
termina por crear tedio entre los cónyuges. Todo esto trae, más tarde, aparejada la desilusión y el adulterio tan común
en nuestros días.

P.: ¿Y qué es lo que se busca con no fornicar?

R.: Pues simplemente que el ser humano vuelva a la Castidad científica. La misma que practicaban los antiguos profetas,
santos, enviados y patriarcas del antiguo cristianismo. De esta manera el hombre y la mujer se reconcilian con las fuerzas
divinas y se abre ante ellos de nuevo el edén del cual nos hablan las Sagradas Escrituras. Una pareja que no fornica
comienza a desarrollarse espiritualmente y empieza a conocer realmente los misterios de la Naturaleza, de la vida y de la
muerte. Así es como el ser humano se reconcilia con eso que llamamos: DIOS.

P.: ¡Qué interesante, muy interesante!, ¡increíble!… ¿Es eso lo que significa, en la Biblia, el que Adán comiese la manzana
que producía el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, en el Paraíso terrenal?

R.: Efectivamente, la manzana simboliza a la sexualidad y tragarse la manzana significa caer en el delito de la fornicación.
Se dice, simbólicamente hablando, que el hombre original, el Adán bíblico, tenía el derecho de alimentarse con el aroma
de las manzanas del Edén, pero no debía tragárselas y eso fue lo que ocurrió.
A partir de ello se dice que la Serpiente (tentadora) descendió del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal y Jehová la
condenó arrastrarse por el suelo como castigo. Indudablemente que este es también un lenguaje simbólico. La Serpiente
representa los Fuegos Sagrados del Espíritu dentro del hombre, tales Fuegos descendieron o se perdieron dentro del ser
humano cuando este conoció y practicó la fornicación. A partir de allí el hombre perdió sus facultades espirituales de las
cuales había sido dotado por haber sido creado a imagen y semejanza del creador. Se dice que luego Adán y Eva se
dieron cuenta de que estaban desnudos y fueron arrojados del Paraíso por un ángel que Dios puso guardando la entrada
de dicho lugar sagrado. Con esto se nos quiere decir que Hombres y Mujeres tenían condición angélica, pero cuando
fornicaron perdieron su inocencia y sus poderes sobrenaturales y todo ello quiere decir que la humanidad perdió sus
vestiduras sagradas que antes poseía y se apartaron del edén de la Conciencia o de las facultades que permitían que los
seres humanos vivieran en armonía con la Naturaleza, con el Cosmos y con el Infinito que nos rodea.

P.: ¿Podría usted explicarme también el séptimo mandamiento, por favor?

R.: Con el mayor gusto. Recuerde usted que el séptimo mandamiento nos dice: “NO HURTARÁS”, lo cual equivale a decir:
No robarás. Hurtar es un grave delito pues despojamos a los otros de aquello que probablemente les ha costado mucho
sacrificio obtener. Pero, no olvide usted, que además existen muchas formas de robar. Por ejemplo, podemos robar a
otros el amor de su vida, los alimentos que necesitan para vivir, los documentos que les permiten trabajar y ganarse la
vida, el dinero que se han ganado con mucho sacrificio en sus trabajos u oficios, las ideas que alguien ha tenido
originalmente y nosotros las usamos como si fueran nuestras, las cosas sagradas de un templo religioso, cualquiera que
sea la religión, los documentos que constituyen la historia o el patrimonio nacional de un país, los bienes que alguien ha
legado como herencia para una causa, etc., etc., etc. El robo es un delito muy grave porque constituye un atentado
contra la ética del Ser. El SER interior de cada uno de nos no quiere jamás mancharse sus manos ante la Gran Ley Divina y
para el Ser es bochornoso que el ser humano, su Alma humana aquí en la tierra, se manche con el delito del hurto. Todo
lo que hace el Alma humana en la tierra repercute ante nuestro Ser porque se obstaculiza la misión que el quiere realizar
a través de nosotros. De este modo, si el SER tiene un objetivo cualquiera y que desea cumplir pues entonces la Ley
cobra al Alma humana sus delitos pasados o presentes y todo ello dificulta en gran manera que el Ser desarrolle sus
planes en nuestro mundo físico.

P.: ¿Y, de que manera somos castigados cuando robamos o hurtamos?

R.: Pues sencillamente sufriendo en nuestras carnes lo que hicimos a otros antes. Es decir, si robamos a alguien su
dinero, pues luego nosotros seremos robados igualmente. Y si el dinero que robamos a alguien privó a esa persona de un
bien necesario para su vida, pues entonces nosotros pasaremos privaciones terribles en nuestra existencia actual o en la
siguiente. Mire usted, existen muchos mendigos que deambulan por las calles del mundo, olvidados por la sociedad,
hambrientos, sucios y hasta enfermos. Esos sujetos pueden haber sido en existencias anteriores presidentes de un país y
haber robado el dinero de sus conciudadanos para construirse hermosas mansiones, llenarse de lujos de toda especie en
su vida personal, etc., etc., y como quiera que eso es un delito de lesa majestad pues lo pagan llevando una o varias vidas
miserables. Esa es la Ley.

P.: Entonces, ¿no debemos ayudar a los mendigos cuando los vemos en las calles de las ciudades?

R.: No, por favor. De ninguna manera. Es nuestro deber ante la Divinidad de ayudar a los pobres, desvalidos y mendigos.
Obviamente no debemos dar limosnas a los mendigos que solo quieren dinero para beber alcohol o para comprarse
drogas o estimulantes que atentan contra la salud. No. No olvidemos que ante la Gran Ley Cósmica: “Tanto Karma
pagamos por el mal que hacemos, como por el bien que pudiendo hacer no hacemos”. De este modo es importante
siempre hacer el bien cuidándonos de no estar cooperando con el delito.
P.: Y, ¿cómo sé yo cuándo coopero con un delito, si yo mismo no sé para qué va utilizar un mendigo mi limosna?

R.: Pues primero observando cuidadosamente el mendigo. A veces el mismo mendigo expele olor a alcohol y en tal caso
es obvio que usa el dinero para el alcohol. Otras veces vemos en su piel cicatrices producto de inyecciones de drogas,
etc., etc. En estos casos es fácil saber cómo reaccionar. Pero lo ideal es desarrollar la intuición amigo mío. Y para ello la
Gnosis le ofrece muchas prácticas especiales para alcanzar tal facultad. Empero, más allá de estas consideraciones lo que
cuenta es que ante Dios usted no sea una persona de corazón duro y haga el bien cada vez que pueda. En el fondo la
persona que recibe la ayuda o limosna deberá rendir cuentas de lo que hace con esa aportación.

P.: ¿Podría explicarme un poco más por qué es tan importante no robar o hurtar?

R.: Claro que sí. Usted debe saber que cuando venimos a nuestra existencia traemos tales o cuales valores acumulados
de nuestras existencias anteriores. Pues bien, esos valores los administra la Gran Ley en acuerdo con nuestro Real Ser
interior particular. De esta manera, la Ley y el Padre saben cuál ha de ser nuestra posición social en este mundo, es decir,
el Ser sabe hasta que punto merecemos tales o cuales bienes y en su momento y en su hora él nos ira dando todo
aquello que necesitamos y merecemos. Pero, cuando nosotros no pensamos en el Ser, en la Gran Ley, y tan solo
queremos hacer nuestros caprichos, pues entonces probablemente motivados por la envidia, la codicia, etc., llegamos a
ser capaces de violar la voluntad del Padre y de la Gran Ley y es entonces cuando somos capaces de robar, hurtar, etc.,
etc., etc. Incuestionablemente que el Padre no tolerará esa conducta nuestra y mirará de castigarnos por querer ir contra
lo establecido por la Ley para con nuestra persona.

P.: ¿Podría usted explicarme un caso de hurto o de robo de índole religiosa?

R.: Pues los hay muchísimos. Sin ir muy lejos usted debe recordar que cuando América fue descubierta por los europeos,
hubo grandes saqueos en los templos religiosos de las culturas autóctonas. Los colonos europeos robaron el oro de los
templos aztecas, mayas, incas, chibchas, etc. Recuerde usted también al terrible conquistador Francisco Pizarro que
atravesó el corazón de Perú con su espada y obligó a los incas a entregarle todo el oro de sus templos y a llenarle una
habitación de oro. Todo ese oro luego fue destinado a llenar las arcas de los reyes católicos de España y para engalanar
las iglesias católicas de Europa. Eso es un robo de índole religiosa. Todavía hoy, en nuestros días, existen gentes que
roban en las iglesias iconos artísticos de carácter religioso, estatuas de mártires, santos, profetas, etc., etc. Todo ello
constituye un delito de robo religioso.

P.: Dígame ahora, si es posible, algo sobre el octavo mandamiento: “NO PRONUNCIARÁS FALSOS TESTIMONIOS NI
MENTIRAS…”

R.: Con gran placer respondo a su inquietud. Primeramente recuerde usted que el SER es la verdad en nosotros. El SER es
la porción de Dios que habita en nuestras profundidades y siendo él la verdad pues es la antítesis de la mentira, de la
falsedad, es decir, del Yo. El Yo es lo falso, lo absurdo, lo antidivino, y es obvio que el Yo falsea todo lo que a nosotros
concierne. Cada vez que nosotros faltamos a la verdad el Yo se fortifica, se hace fuerte en nosotros, se multiplica y por
ello es obvio que nos alejamos del Padre que está en secreto. Cuando nosotros mentimos automáticamente existen
fuerzas que nos alejan del Padre que es la auténtica felicidad. Así que resulta un contrasentido querer alcanzar la
felicidad si por otro lado rendimos culto a la falsedad, al yo, a la mentira. Cuando una persona miente se está divorciando
del SER y siendo el ser la belleza y la paz, pues entonces esta persona mentirosa atraerá sobre ella misma tristezas,
penas, dolores, y fealdad física y anímica. Muchos rostros deformes tienen su causa kármica en haber utilizado vidas
enteras abusando de las mentiras. A medida que nos alejamos del Padre caemos en el desorden de toda índole y ello
implica el desorden Atómico y por ello no es de extrañar que vengamos mas tarde a la existencia con un rostro lleno de
fealdad. Pero la cosa es más grave si tomamos en cuenta que con las mentiras podemos destrozar muchas vidas
acarreando sobre nosotros peligrosísimos karmas de toda índole. Igual cosa nos sucede cuando levantamos falsos
testimonios acerca de alguien o de algo. Indubitablemente que cuando levantamos falsos testimonios sobre alguien
desvirtuamos la realidad que concierne a esa persona y podemos causarle gravísimos daños para toda su vida a nivel
moral, sentimental, económico, social, religioso, etc., etc., etc. Igualmente cuando adulteramos la verdad sobre algo pues
podemos alterar el curso que debería seguir un acontecimiento, según la Ley, y esto puede traer consecuencias
irreversibles y duras consecuencias para mucha gente. Todo ello hemos de pagarlo kármicamente y de manera muy
dolorosa.

P.: ¿Podría explicarme todo esto con un ejemplo?

R.: Pues es muy fácil. Imagínese usted que una dama, según la Ley Divina, está predestinada para contraer matrimonio
con un personaje cualquiera. Pero, alguien, egoístamente, quiere a esa dama para sí y llega a ser capaz de decirle al
novio de esa dama que ella es una fulana, que ama a muchos hombres, que es infiel, que es esto o aquello, etc., etc.
Todo ello con el propósito de que el novio de la dama la abandone para entonces ese alguien buscarla y proponerle una
nueva relación. Finalmente la consigue, pues la dama es abandonada por su primer novio. A partir de allí, ese personaje
que ha desposado a esa mujer de la que hablamos, ha contraído un terrible Karma pues prácticamente le ha robado al
novio original su prometida y esto deberá pagarse con profundo dolor sea en esta existencia o en una próxima existencia.
Así es la ley. Otro caso muy evidente de falsos testimonios y mentiras lo tenemos en los políticos de nuestros días. Ellos
prometen el cielo y las estrellas a las poblaciones de nuestro mundo y cuando llegan a la presidencia de sus países, se
olvidan totalmente de lo prometido y administran sus países como si les pertenecieran, como si se tratara de negocios
personales que ellos administran caprichosamente. De este modo roban, especulan, se hacen corruptos, criminales, etc.,
etc., etc. y todo ello atenta contra el octavo mandamiento.

P.: Me deja usted apabullado con esas respuestas….

R.: Pues a mi me alegra que usted vaya entendiendo todo esto. Por eso decimos que la Gnosis es una manera de vivir la
vida inteligentemente.

P.: Hábleme ahora del noveno mandamiento, por favor….

R.: Amigo mío, el noveno mandamiento nos advierte de “NO ADULTERAR” y esto tiene muchas implicaciones
interesantísimas. Lo primero que hemos de saber es que este mandamiento es ante todo de índole sexual, aunque
también tiene relación con otros actos de nuestra vida. El adulterio sexual está descrito muy gravemente en las Sagradas
Escrituras tanto en el Deuteronomio como en el Levítico. Es en verdad contrario a la Ley mezclar nuestras energías
sexuales con otro cónyuge que no es el nuestro. Sobre todo cuando la pareja conoce el arcano A.Z.F que constituye
el Secreto Secretorum de los alquimistas medievales. Es importante que usted sepa que cuando un hombre y una mujer
unidos en matrimonio adulteran, pues entonces la pareja comienza a recibir energías contrarias al amor, a la paz, a la
armonía. Desgraciadamente las gentes de hoy en día se ríen de estas cosas pero los hechos son los hechos y ante los
hechos tenemos que rendirnos. Observe usted que allí donde hay adulterio hay desgracias morales o físicas y es que al
mezclarse sexualmente uno de los cónyuges con otra persona que no es su pareja, ese cónyuge toma el Karma de esa
otra persona y, además, toma el Karma de todas las personas que hayan tenido relaciones sexuales con esa persona con
la que ha adulterado. Ahora comprende usted mejor por qué el mundo en el que vivimos está cada día más y más lleno
de dolor. Todo se debe a que la humanidad está terriblemente mezclada en sus Karmas sexuales y los hogares por ello no
tienen derecho a la felicidad. Hay que decir también que las fuerzas sexuales están íntimamente asociadas al Espíritu
Santo y cuando nosotros adulteramos pues prácticamente atentamos contra el Espíritu Santo que es quien gobierna la
reproducción y el amor.

P.: ¿Me está usted diciendo que el Espíritu Santo tiene que ver con el sexo, la reproducción y el amor?
R.: Pues aunque le cueste creerlo es así. Por eso él es el gran fecundador de las vírgenes en todas las religiones. Recuerde
que él fue quien fecundó a María según la tradición cristiana y en la India es Shiva (equivalente al Espíritu Santo en el
cristianismo) quien con sus rayos de luz o sus fuegos fecunda a las vírgenes dentro de la doctrina hindú. Todas las
trimurtis de todas las religiones tienen a una divinidad o fuerza sagrada relacionada con la reproducción, con el amor y
obviamente con la alegría.

P.: Pero nuevamente le digo, a mí jamás se me habló de esto en mi religión….

R.: Nuevamente le repito que muchos textos sagrados antiguos que hablaban de estas cosas fueron mutilados o
escondidos pues muchas religiones prefirieron pactar con el mundo y renunciar a sus principios, con tal de tener poder
político o publico. Y eso ha sido muy triste pues la humanidad quedó ignorante de muchos aspectos secretos y sagrados
en conexión con los principios religiosos.

P.: Y, ¿de qué otra forma podemos adulterar?

R.: Estimado amigo, el adulterio hoy en día es más popular que las patatas y las cebollas. Observe simplemente como se
adulteran hoy los granos que se venden como comestibles. Observe usted como se está implantando el uso de alimentos
transgénicos con el dizque propósito de que haya más alimentos para todos. Lo peor de todo esto es que esos alimentos
van a adulterar también nuestras propias energías sexuales, nuestra simiente, pero eso no nos lo dicen, tal vez porque
hay muchísimos intereses creados en torno a este tema. Casi todos los alimentos están hoy día adulterados. La leche esta
mezclada con agua o con harinas en muchos países del mundo, las carnes de ganado vienen adulteradas al consumidor
pues a las vacas se les priva de alimentos naturales y se les da alimentos antinaturales. Recuerde usted el mal de las
vacas locas que azotó recientemente a Europa y hasta llegó a producir muertes humanas. Esos animales habían
consumido piensos animales en lugar de consumir piensos vegetales. Todo esto se llama ADULTERIO DE LA PEOR ESPECIE
y es castigado por la Gran Ley. Existe también adulterio cuando mutilamos de un libro algo que no queremos que otros
vean. Por ejemplo, todo el mundo sabe que la Biblia cristiana ha sido adulterada muchas veces a través de los siglos.
Igual cosa ha sucedido con otros Libros Sagrados como el Korán o el Bhagavad Gita. Muchos kalifas añadieron sus propios
conceptos al Korán para complacer sus caprichos y saltarse las normas originales dejadas por Mahoma el Profeta.
Igualmente muchos Papas cristianos han ido adulterando trozos de la Biblia para adaptar ese Libro Sagrado a sus
conveniencias y eso lo saben los investigadores de estos temas, es algo que ha sido muy evidente. Cada vez que nosotros
los humanos adulteramos textos religiosos o filosóficos caemos en el delito de ser adúlteros y en este caso con las cosas
divinas. En el fondo de estas adulteraciones siempre está presente el YO y sus intereses particulares. El YO siempre
quiere más y más sensaciones y más y más caprichos y esto lo lleva a adulterar las cosas originales buscando satisfacer
caprichos o buscando nuevos placeres egoicos. Así es como actúa el Yo del adulterio. Pero el adulterio va mucho más
lejos y llega hasta las cosas más triviales de nuestra vida cotidiana. Posiblemente usted conozca muchos abogados que
han adulterado un texto original de una herencia o de un litigio cualquiera con el propósito de ganar el juicio que está
entablado. Igualmente sabe usted que muchos periodistas adulteran las palabras que alguien pronunció con el propósito
de crear un escándalo y mediante ese escándalo vender más y más periódicos. Obviamente detrás de todo esto está el
Yo del adulterio y de la codicia que muchas veces van juntos. Así que, amigo mío, el adulterio es muy común en nuestros
días y está ocasionando grandes daños a la humanidad.

P.: Bueno, ya que hemos llegado hasta aquí, ¿podría explicarme el último de los diez mandamientos?

R.: Con mucho gusto querido amigo. El décimo mandamiento nos advierte: “No codiciarás los bienes de tu
prójimo”. Esto quiere decir que no debemos codiciar las cosas ajenas. La razón de este mandamiento está en el hecho de
apartarnos de un yo verdaderamente maléfico llamado la codicia. La codicia es harta en desgracias, en guerras, en luchas
familiares, en crímenes de toda especie en ingratitudes, en traiciones, etc., etc., etc. Es fácil darse cuenta de que hoy en
día la codicia es el resorte de la acción de muchas gentes. Las gentes no queremos vivir nuestra propia naturalidad y no
queremos aceptar la voluntad del Padre jamás. Mire usted, por ejemplo, existen muchos matrimonios que se han
constituido en base a la codicia y no en base al amor. Eso es muy triste. Hoy se dice que el amor huele a cuentas
bancarias y es cierto. Las jovencitas o los jovencitos no se casan, en muchos casos, por verdadero amor, sino pensando
en los bienes materiales que el otro o la otra le van a dar una vez unidos en matrimonio. Esto es un atentado contra el
Espíritu Santo. Por otra parte, la codicia no se satisface jamás. Siempre funciona con el proceso psicológico delmás. La
codicia siempre quiere más y más dinero, más poder, más influencia política o religiosa, más bienes materiales, más
mujeres para adulterar, más atribuciones administrativas, más fama, más gloria, más aplausos, etc., etc., etc.
Incuestionablemente que lacodicia hace de nosotros personas monstruosas pues seríamos capaces de traicionar un ideal
cualquiera simplemente por codiciar los bienes que vemos en manos de los otros. En el fondo de todo esto se esconde
algo execrable llamado asimismo amor propio. El amor propio está en la base del orgullo y de la vanidad. El orgullo es
interno y la vanidad es externa. Cuando somos codiciosos no tenemos nunca paz interior pues siempre estaremos
codiciando el coche del año, la casa del vecino, la mujer del vecino, la fama de tal o cual amigo nuestro, la belleza física
de los otros, la posición social de nuestros amigos o familiares, etc., etc., etc. Es un rosario de conflictos el que crea la
codicia y lo peor de todo esto es que hoy en día esto es tan común y las gentes adormecidas ni siquiera piensan que son
codiciosas. La mente humana funciona casi siempre con los resortes de la codicia y la comparación. Casi nunca estamos
agradecidos con lo que la vida nos ha traído y estamos, en cambio, siempre buscando más y más dinero, cosas, bienes,
etc., etc., etc. Esta es la triste historia que sostiene a esta llamada sociedad de consumo.

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