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V.

EL PRECURSOR DEL OBIETO

Incipe, porve puer, risu cognosce¡e mat¡eml

Égbga IV. Poli6n.


V¡ncr¿ro

III RESPUESTA SONA¡ENTE

Cou nr. comienzo del segundo mes de vida, el rostro humano se conüerte
en un percepto visual privilegiado, preferido a todas las demás "cosas" del
medio circundante del infante. Ahora ésta es capaz de separarlo y de dis
ünguirlo del trasfondo, dedidndole su atención completa y prolongada. En
el tercer mes, este "volve¡se hacia" en respuesta al estí¡nulo del rostro
humano culmina en una respuesta nueva, claramente definida, especlfica-
mente propia de Ia especie. Para entonces la madurez física y el desa¡rollo
psicológico del infante le permiten coo¡dinar al menos una parte de su
equipo somático y usarlo para la expresión de la experiencia psicológica|
ahora responderá al rostro del adulto con une sonrisa.'Si se exceptrla que
el infante sigue con la mirada el rostro humano en el segundo mes, esta
sonrisa es la primera manifestación de conducta activa, dirigida e intencio.
na! la primera indicación del tránsito del infante desde la pasividad com-
pleta al comienzo de la conducta activa, que. desde ahora en adelante des
empeñará un papel de creciente importancia.
En el tercer mes de vida, el bebé responde al rostro del adulto sonrien-
do, si se cumplen ciertas condiciones: que el rostro se muestre de frente, de
modo que el infante pueda ver los dos ojos y que el semblante targa mo-
vilidad. No importa qué parte del rostro o de la cabeza se mueva, si se
menea la cabeza o si se muwe la boca, etc. A €sa edad, no hay ninguna
otra cosa, ni siquiera el alimento del infante, que provoque esta respuesta.
Por supuesto, si se muestra a un niño, criado con biberón, éste lleno de
leche, con chupete y todo, es frecuente que se produzca un cambio seña-
lado en la conducta del pequeño. Los infantes que se han adelantado a su
edad cronológica, suspenderán toda actiüdad y efectuarán a veces con la
boca movimiento de succión. En otros casos tratarán de tender la mano
hacia el biberón; pero no son¡eirán a éste. Los beb&, menos avanzados
en el desarrollo, puede que no alteren siquier4 su conducta; sin embargo,
responderán al rostro del adulto cón una sonrisa.
Hemos efectuado un estudio experimental detallado de este fenómeno
(Spirz y Wolf, 1946). Investigamos una población de 145 niños desde que
nacieron hasta los doce meses. Esta población üferla de acuerdo con su
procedencia, social y nacional, según se muestra en el cuadro III. Cada uno
de los niños fue observado de acuerdo con el método descrito en el capf-
tulo r¡. Además, los infantes fueron también expuestos a una serie de es-
Hmulos y situaciones experimentales a interr"¿los regulares.
7'
76 LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL EL PRECURSOR DEL OBJETO 77

Quedó establecido que la respuesta sonriente aparece, como manifesta- ta, el niño de tres meses no percibe un congénere humano, y tampoco una
ción de conducta específica de la edad de desarrolló del infante, de los dos D€rsona o un obieto libidinal, sino sólo un signo.r
a los seis meses. ^ Ciertamente, éste signo es proporcionado por el rostro humano, - Pero'
Cul»no rr¡ otr* áferimentás nuestios han mostradb,,no. es la totalidad-del sem-
"o*o
blante con toáos sus detalles lo que constituye el siglo, sino más bien una
. LA REs"uEsTA soNRTENTE sncúx gL MEDro y r-^ R^z^ C.rt"lt privilegiada que forma iarte de é1. . Esta Gestalt privilegiada se
de la" frente, los oios y la naú2, todo ello en movimiento. Este
"or.rro."'
frrifírg, t. sido confiimado poilas ínvestigaciones de Rolf Ahrens (1954).
lnstitución Hogar pivado Ouá eI infante responde siri duda a una Gestalt, y no a la persona en Par-
Respuestd
Negro o ticñai se áe*u"sttá por el hecho de que su respgesta 9.o. St'á limitada a
Blanco
muldto
rndio Blanco Inilio Total un ináividuo (tal como la madre), sino que aquellos indiüduos, a.los que
á-"4" con ia sonrisa, pueden intercamLiarse-con toda libertad. No sólo
Sonrisa 5) 26 ,: t4 26 142 U'*rár" del niño, sino'cualquiera, varón o hembra, blanco-o-de color,
No sonrisa I I 1-3 ouede, en esta etapa, suscitar'la respuesta sonriente, Si cumple las condi-
Total 54 27 23 15 26 145
iiono requeridas fara la Gestalt privilegiada que actúa como disparador
de la respuesta.
un exierimento extraordinariamente sencillo. puede efectuarse Para mos-
trar oue io qo" desata la sonrisa es una C,€Stelt signo, consistente en una
Bajo las condiciones especificadas arriba, el 98 Vo de los infantes son- parte'circunstribible del rostro. En este experimento contacto
-moviendo se est¿blece
ríen durante este periodo en respuesia al rostro de cualquier individuo, il; in niño de tres meses, sonriéndoie y la cabeza; el infante
amigo o extraño, sin consideración al sexo o color (significativamente por iü""ián"r¿ con la sonrisa. tornándose activo v moviéndose (figura 5)' Aho
encima del nivel 0.1 Vo de confianza).
Cronológicamente esta respuesta está limitada estrictamente. Antes de
los dos._meses de edad, es decir, entre el nacimiento y el final del segundo
mes, sólo el 2 % de nuestra población infantil sonrió en respuestl a la
presentación de algún estímulo (significativamente por encima del nivel
0.1 % de confianza).
En el extremo opuesto, después de los seis meses de edad, la inmensa
mayoría de nuestra poblaci4n infantil ya no sonrió cuando el estímulo que
suscitaba su sonrisa entre los dos y los seis meses les fue ofrecido por un
exttaño. Así, en la segunda mitad del primer año, la respuesta sonriente
indiscriminada aI rostro de la persona mayor cesó en el 95 % de nuest¡a
población. En menos de un 5 Vo de los infantes observ'ados por nosotros
continuó esta respuesta sonriente. En otras palabras, los niños antes de
los dos meses de edad, no sonríen con certeza a nadie ni a nada; los mis-
mos.niños, después de-alcanzar los seis meses de edad, reservan su respuesta
sonriente para ius rnadres, amigos y, en una palabra, para los obietos'de su
amor, pero no suelen sonreír a desconocidos. ¡l
F¡cu¡r I' Rcacción mst¡o sonricntc'

HALLAZCOS EXPERII\{ENTALES perfil y continúa- sonriendo y .meneando la. cabeza; el


m uno se vuelve de
Investigamos y delineamos los elementos y el significado del estímulo que i;f";ú cesará de soñreít y' su expresión
-en se volvérá de desconcierto (figu'
provoca la sonrisa infantil ent¡e el final del segurrdo mes y el sexto. Exa- ;;1 . üs infantcs adelíntados el desarrollo, con frecuencia -Parecen
minamos si esta sonrisa estaba relacionada con las relaciones de obieto del ü;#; *r-h ;i;;¡a algo en la región correspondiente- al oído.del experi-
mentador, como tratand? de encon-trar el oio-que.ha. desapa,recido; los ni-
infante y de qué modo. Quedó establecido que Ia respuesta sonriente y se Preclsa
del infante en el tercer mes de vida, su reconocimiento de la faz huma- ños seasibles parece que responden con una especie de §l¿ock,
ne, no indica una verdadera relación de objeto. En realidad, en esa respues-
1 Posteriormente se d¡rá unl dcfinicién del término "si5no"'
78 LA CONSTITUCIÓN DEL OB'ETO LIBIDINAL EL PRECURSOR DEL OBJETO 79

cierto tiempo para restablecer el contacto. Este experimento muestra cómo El reconocimiento de un semblante individual corresponde a un desa-
el infante de t¡es meses es todavía incapaz de recónocer el rostro humano noio fostetior; se necesitarán otros cuatro o seis -me-ses Para gue el bebé
de perfil; en otras palabras, no ha reconocido a un congénere suyo en abso ,", de difere¡ciar un rostro entre muchos; de dotar a ese rostro con
luto; sólo ¡ercibió la Gestalt- signo correspondiente a 1a frente, los ojos y ios "ri",
atibutos del objeto. En otras palabras, el infante entonces es caPaz
la na¡iz. Cuando esta Gestalt sg modifica, al volverse de perfil, el ob¡etó de trasformar lo qub era sólo u¡'ra'Gestalt signo en su-obieto de amor
de percepción ya no es reconocido; perdió su tenue cualidad de objeto. l"¿i"i¿rri único] Este es el indicador üsua-l externo del proceso_ intra-
" iór*a"ió" del obieto, la parte observable del proceso de esta-
,riori""-á.Jla
Liliiación'de un obieto libidinal.
La Gestalt sisno. que el niño reconoce a la edad de tres meses (como
loio¿i." el surfrr áe'la respuesta sonriente de-reciprocidad) es una tran-
sición desde la [ercepción dé "cosls" (que.T el término que usamos Para
;;i;;i"*; l,ot¡.toil áe h ps;cología'ácadémica), del
.al estáblecimiento
oUi.to iiti¿iral. 'Este se distúrgue d"e las "cosas" y también dfl preobieto,
oni hrb., sido dotado con cualidades esenciales en el curso del intercam-
ii; ;;1r" ;nit" l, madre v el hiio. 'es
En ese intercambio, el obieto, o más
bien lo que va a ser el oÚ;eto, investido progresivámente con- catexia
ilüináf.'f"
-n-3".rirE i*,to* particúlar'de ese investimie¡to catéxico, es decir, de
ir úr esenciales, que caracterizan-al obleto libidi-
*f,"fá á¡rtingue "u"iidrd.r
de las "cosas". tas cuilidades esenciales del obieto se
deÉen a su reiativa inmutabilidad a través de las vicisitudes de la üida hasta
.rtr-*¿""tit. Sus atributos externos no son esenciales y Por eso Poq:l:n
*"¿¡?i.rrr., .o*o y, lo dije. Por el contrario, en "las óosas", las cualida-
F¡c¡¡¡,e 6. Reaccién al rostro dc perfil. ái, otr*"r so, lit únicas que constituyen los ahibutos; las cosas n-o qo-
i"t
t.r" "ttiUutos más esenciiles del desárrollo histórico. Por eso cualquier
cualquiera modificación de esos atributos exteriores hace que el
- Estudiarnos las propiedades de Ia Gestalt que consideramos era el estímu- "r*Uió,
r"*"áá*i""üi
- d. l" "cosa" sea problemático o imposible' -
lo que producía la relajación. Lo hicimos, eliminando uno u otro de los k;ó;;i;ii-.r, tigno, en realidid, son el marchamo de las "cosas"' su
elernentos que Ia componen (por eiemplo, cubriendo un ojo, mostrándose ,triUrto irlegt"f. C"omá tales tienen permanencia; -Pelo esta .Permanencia
aI infante con el rostro inmóvil, etc.). Luego sustituimos el'rostro humano ;;;dr; .r-iiü-prtibte con hi caracterlsticas del. o\ielo. libidinal. De
con un_artefacto (una máscara de cartón). Esto resultó tan eficaz como ;;i;-;; ti*" qo. ia CCItalt signo, a la cual responde- el inJante- a la edad
el semblante humano, pa,ra provocar la sonrisa del infante de tres meses. á;l,-.! ;";r,';; ierá duraderá. Ño obstante,_tstando elabo¡ado este sig-
Adernás tenía Ia ventaja de prestarse con más facilidad a modificaciones, no Gestalt como señal, en el trascurso del despliegue de las-relactones
p^ermitiéndonos así aislar los elementos 'esenciales de que ha de constar Ia á. queáará dotado con una cualidad que-trasciende de los. atribu'
Gestalt privilegiada para que sea efectiva. á.j1, 1,"'oo-. De este modo se asegura'un puesto en la "embriología"
ior "Úi.t",
Como resultado de estos experimentos, llegamos a la conclusión de que del objeto libidinal, que se desarrolla a partir de ella'
la sonrisa del infante entre los tres y los seis meses no es suscitada poi el En ápcvo de estas'proposiciones, se pueden efectuar experimentos tan
rostro del ser humano, sino por un indicador Gestalt, un signo Gestalt. y- r.n.ittót domo el_experimento .del perfif^presentando al
si referimos este hallazgo al sistema de la teoría psicoanalitica, es.eviden- infante un" rrús"r.* Halloween.$ Las películas (spitz, 1948a) de estos ex-
"onui'n.áni"r
te que la Gestalt signo no es un obieto de verdadi por eso ha de denomi- perimentos muestran que, a los tres meies, el pequéno sonríe-.con tanta faci-
'/) y que
narse un pre.o-bieto. Lo que el infante reconoce en esta Gestalt signo, no iidrd , la máscara Halloween como al semblante humano (ttgura
son las cualidades esenciales del objeto libidinal; ni los atributos lropios i" ro"¡r" cesará cuando dicha máscara se vuelva de peifi| (figura-8).
del obieto que atiende a las necesidades del infante, que Io protege y sátis- Efectuamos más experimentos, con el fin de descu-brir qué elementos
face. Lo que reconoce durante la etapa preobjetual'son: atributis'r..,r.r- a" f" .ánfig"¡ación fácial eran indispensables para desatar la respuesta
darios, exfgrno-s y no esenciales. Reconoce Ia Gestalt signo que es una sonriente,
configuración de una parte del rostro humano; no de un iostro individual Ocultamos diversas partes de nuestro rostro sucesivamente con un trozo
específico,-sino de un semblante cualquiera que se le presente de fr.ente y . uni'
Halloween. víspera del dfa de Todos los santos, ctando los niflo§ en los
Estados
en movimiento. .dos se difrazan con earetas. [T.]

t*
80 LA CONS'I'ITUCIÓN DEL OBJE'IO LIBIDINAL
EL PRECURSOR DEL OBJEI'O 8l
de" cartón^blanco y luego presentamos el sem-brante (en mo'imiento) al Estos experinrentos mostraron de modo concluyelite que no es el rostro
rnfante' cuando se cubrían las partes bajas de la caia, la respuesta son
riente se suscitaba como antes. Pero si se cubría 1^ prit. rupé¡i- humano como tal, y ni siquiera éste en su totalidad, sino una configura-
i',.lu- ción específica dentro de él lo que desata la respuesta sonriente del infan-
yendo los ojos, o sólo uno de ellos, no se suscitab, la respuai, ,áriiárt". si te. Esta configuración consiste en el sector fonlado por Ia frente, los ojos
y la nariz. Esta Gestalt signo se centra en torno de los ojos. Mi opinión
es que el papel del ojo en esta configurrción es de la naturaleza de un
estímulo clave, de un MRI,* conlo se definió previan'rente (1955c, 1957),
y con toda probabilidad valiosa para la supervivenci:r. Esta opinión ha
sido corroborada por los experimentos de Ahrens (1954) en ei hombre y
los de Harlow con monos rhesus (conrunicación personal, 196I).
Por último, es interesante mencionar aquí que en el trascurso de nues-
tros experimentos logramos foriar un estímulo supernormal (Tinbergen,
195i). Para el infante hurnano, e1 estímulo supernormal consistía en rem-
plazar la sonrisa del rostro del experirnentador y el cabeceo por la boca
abierta extraordinariamente, algo así como a Ia rnanera cn que un animal
salvaje muest¡a sus colmillos. Este estímulo supernonnal provocaba la
respuesta sonriente dei infante con más facilidad y seguridad que el ,rostro
sonriente y el movimiento cabeceante. Cabe suponer que tenemos aquí
un estímulo adicional que sigue la ley de \a adición heterogénea (Seilz,
1940; Tinbergen, 195i ).
F¡crm 7. Reacción ante la másc¡ra de frer¡te. Cabe preguntar por qué el estímulo suscitador h¿i de estar en moli-
miento. Una discusión detaliada de esta cuestión nos llevaría a adentra¡-
nos profundamente en la filogenia y en la psicología animal. Pero, en
términos generales, yo rne inclinaría a anticipar una proposición a modo
de ensayo. oNo cs tan importante 'que el estírnulo suscitador haya de estar
en movimiento, como que ese movimiento fonnc parte del estímulo susci"
tador. El movimiento es el modo más efectivo de separar la figura del
fondo. Como se vio con los experimentos que hemos comunicado, ei es-
tímulo suscitado¡ tiene propieda<les de Gestaiq el movimiento parece'real-
za¡las. He aquí por qué considero probable que el movimiento sea parte
de (y pertenezca a) el estírnulo clave de ir respuesta sonriente, del IVIRI de
Ia respuesta sonriente.
Todo esto suena a algo mecánico por cornpleto: Gestalten signos, mc-
canismo de relajación suscitador de respuestas innatas. El lector puede
con razón preguntar: ¿No podiía una muñeca rnecánica, a la gue se le
adaptara Ia Gestait signo, educar a nuestros niños lo mismo? No, no po-
dría; y queremos explicar en los capítulos siguientes el porgué.t Por el
F¡cr¡¡.r 8. Reacción ante la máscara de perfil. momento bastará con decir que, aun cuando el equipo innato está a dispo-
sición del bebé desde el primer rnomento dc vida, I"ra de ser activado; esa
mientras el infante sonreía al rostro del experimentador, que además mo_ chispa vital es conferida al equipo mediar.rte intercambios con otro ser
vía la cabeza en ademán de saludo, se ocrliabn un ojá'o-r*U*-t, ,is, humano, con un congénere o con la madre. Nada que no sea una relación
cesaba bruscamente.,
dar más info¡mación sobre Ia emergcncis ¡r sobre cl funcionamiento de la psique infantil.
Por eiemplo, se ha dispuesto de información nueva, rnediante los experimentos recicntes
colabo¡adores y yo hemos.contin,r¿tlo estos cxperimenios con er fin de acrarar sob¡e cl comienzo de la pcrcepción de l¿ profundidad (véase el capítulo rv). Para la dis-
, :,l,fir oe
oe,,lles más
ra hrstona narr:ral de_ la_.fcsi-u,§ta sonricntc. l,os lrallazgos escnciales, como Ia cusión de algunos de nuestros hallazgos, véanse Polak, Emde y Spitz, 1q64, 196r.
t Innate Releasing Mechanism: Mecanisnro re'laiador innato. [T.]
:91..1 que por
corroborados
se inicia y en.que dectina ta-respu"rt", .t esü.uto-q";l; ¿;;i;;'-"i"., n,.ror,
esos experimentos. se e{ectuaron hallazgos adicionales que pueden brin- a Harlow, en una serie de experimentos con monos rhesus, ha dcmostrado exactalnente
esto. (Harlow, 1959,1960a, b, c, d, e, 1962; Spitz, 1963a, b, c).
82 LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO I,^dIDINAL EL PRECURSOR DEL OBIETO 8l
Y.de paso es.digno de.mencionar que la adquisición <le Ia palabra, que
Íecíproca puede hacerlo. Sólo una relación recíproca podrá proporcionar -
el factor experimentr,l en el desarrollo dei infante, consistiendo, como 9"1¡9ra -en el trascurso del primer año de vida, es un proceso compléjo.
Implica .la percepción así como Ia descarga energética. 'como fenómeno
consiste, en irn interc¡mbio en circuito de conducta, en el cual el afecto
psicológico, la adquisición de la palabra -nos próporciona también infor-
desempeña el papel principal. Cuando el infante expaimenta una necesi-
mación ulte¡ior acerca del tránsito del infante desdé el estado de pasividad
dad, e§o provocará en e la un afecto que le llevará al intercambio de conduc-
(en que Ia desca-rga de Ia tensión obedece al principio de placer-áisplacer)
ta, el ctul, a su vez, provocará uná respuesta afectiva y la actitud con- hasta una actividad en que la descarga, como til, se'convierte en uná fu.í-
comitante en la madre; ésta obrará "como si hubiera entendido" cuál es la
necesidad particular que da motivo en el infante a su manifestación afec-
te de satisfacción. con este paso, liactividad en la forma eremental de la
actividad del juego, empieza a contribuir al desarrollo. La vocalización
tiva (Spitz, 1962, 196)a, b, c). La relación entre la muñeca autómata y
del.infante, que al prinóipio sirve para descargar Ia tensión, sufre modifi-
mecánica y el infante, sería un acto unilateral. Es el toma y daca, sus sim-
.progresivas h.asta convertirie en un jriego, en el cuar el pequeño
caciones
ples elementos cambiando y variando constantemente, aun cuando su suma
repite e imita los sonidos que él mismo producel Al principio no'cliieren-
total sigue siendo la relación diádica, lo que representa la esencia de eso
sonidos que viener del medio ciicundante,_ dé los producidos por
que estamos t¡atando de describir y de hacer comprender al lector. lgr
?l^mrsmo.
él como un resultado de la maduración, los diverios sectores'de
I¿ retroalimentación recíproca, dentro de la diada, entre la madre y el Ios órganos perceptuales, se van separando unos de otros en el trascurso
infante y viceversa, es un fluio conünuo, Sin embargo, la diada es bási- de los,dos primeros meses de vida. En cierto momento de este proceso,
camente asimétrica. Con lo que la madre contribuye a la relación es com- c-ronológicamente alrededor del tercer mes de vida, el infante se da' cuenta
pletamente diferente de aquello con que contribuye el infante. Cada uno de que puede oír los souidos que produce él mismo y que esos sonidos
de ellos es el complementó del otro, y rnientras la madre proporciona lo -que
que el bebé necesita, a su vez, aun cuando esto sea menos reconocido gens .que. Jrace- son diferentes de los vienen del medio 'ciróundante. Estos
sonidos del medio circundante p',eden ser influidos por el niño. pero
ralmente, el bebé proporciona lo que necesita'la madre. -nó.
está en su poder divertirse produciendo sus propios e interesantes ruidos y
cesando de producirlos.
DE LA REcEpc¡óx p.rs¡ve A LAs RELAcToNES DE oEJETo acrrvas - Me parece que debe ser una de las primeras actividades en que el in-
tante experimenta su omnipotencia. Aliora er niño comienza a'escucha¡
Lo que hemos destacado en los últimos párrafos de Ia sección precedente s.u pt-opil vocalización. La vocalización, como tal, sigue teniendo la cali-
nos lleva a una conclusión ineludible. Desde el comienzo de Ia vida es la - "pero
madre^ la compañera humana del niño, Ia que media en toda percepción, $ad de descarga, de redrrcción de tensión, de placer. .n su vida ha
intervenido un nuevo placer; el poder de producir algo que pueáe recibir
en toda acción, en toda intuición, en todo conocimiento. Hemos aportado él mismo como un estímulo, en btro sectoi de su apíratá r.,irorLl. Aho-
algunas- pruebas de esto en Ia zona de la percepción visual. Cuando los ra, después d-el tercer mes,de vida,.podemos observai cómo el infante ejer_
oios del niño siguen cada uno de los moümientos de la mad¡e; cuando cita este poder, sus monólogos bal^buceantes. pronto observaremos cómo
logran separar y establecer una Gestalt signo en el rostro de la madre, eI tntante produce sonidos, sobre todo de la variedad rítmica, reiterativa,
entonces, mediante la instrumentalidad materna, habrá separado una enti- linguales y. labiales, que escucha cuidadosamente y que repite una y otra
dad significltiva en el caos de las I'cosas" sin significación del medio cir- vez, crea-ndo.su propio eco, la primera imitación ácúitica. Seis mesés des-
cundante. Debido a los intercambios afectivos cónstantes, esta entidad, el pués,.utrlrzará esta-experiencia al imitar los sonidos que oye de su madre.
semblante materno, asumirá para el niño un significado siempre creciente. Esta secaencia ilustra también un pequeño detailé de ja t¡ansición desde
El proceso de seleccionar un¿ entidad signiiícativa del universo de las el nlve] n-arcisístico, en infanté si to*a a sí mismo como obieto, al
cosas sin sentido y establecerla como una Cestalt signo está en la natu- -que-el
nivel de las relaciones dé objeto, propiamente dichas. AI finar del'priáer
rale"a del proce_so'de._aprender. Es una transición deüe un estado, en que
año, cuando el niño repite sonidos (y palabras) que proceden de su ma-
el infante percibe sólo emocionalmente, a otro más diferenciado, donde d.rg, ha!r! remplazado-el objeto aoIístico de'su'prdpia persona con el
percibe d-e. uqa man-e_ra discrirninativa o, como yo prefiero decir, de una
manere diacrítica. Nueshas pelfculas nos mueítnn de modo impresio objeto del mundo externo, que es la persona de su'maáre. ^
naite cómo el pecho de la madre, sus dedos, ofrecen al lactante *ültitod Al mismo -tianpo, tales iuegos son el sustrato de otro aspecto del co-
de estlmulos táctiles; cómo esos estímulos le dan Ia oportunidad de apren- mienzo del desanollo de las relaciones de objeto. r,a repeiición de los
sonido_s, primero de los originados por el niño'y luego de^los sonidos de
{er y d-e practicar la- percepción y Ia orientación; cómo experimenta él in- Ia.madreirán, paso a paso y sin qué el observadór apérr"s se aperciba, asu-
fante el-tacto superficial. la sensibilidad profunda y el eqirilibrio sobre el
mienlo- el papel de señales semánticas. Pero antes dé que esto'ocurra, han
9u.c.po de.la madre-y en respugsta a los movimienios de étla; apenas hace de verificarse trasformaciones dinámicas importantes y-han de organizarse
falta añadir que es Ia voz de ella la que brinda al infante el estímulo acús-
tico ütal, que es el requisito previo -para el desanollo de la palabra. estructuras completamente nuevas en Ia psique del infante.
84 I"A CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL EL PRECURSOR DEL OBJETO 8t
Tomernos por caso, otro ejemplo: la conducta alimenticia del infante.
EL p^pEL DEL AFECTo EN LA RELACTór.¡ u¿onn E HIro Por todos conceptos la respuesta sonriente permite sólo dos alternativas:
Una vez más nos vemos obligados a volver al principio y tratar del-papel, aparece o no aparece. En cambio, Ia diversidad de conductas en la lactan-
que Io abarca todo, desempeñido por la madre en el surgimiento y despli-e- cia, por parte del infante, son incontables. Tenemos al niño que se nuke
gue de la consciencia del lnfante y a la parte de vital importancia que Ie bien, que lo hace con rapidez, por completo, con agrado, que se duerrne
óorresponde a ella en el proceso d-e aprender. En este contexto, la irnpor- tras del último trago. Al que se nutre mal, al que ha de instársele sin cesar
tancii de los sentimientoi maternales de tener un niño, y en particular un y que no parcce nutrirse como debiera; o al niño gue se satisface con cua-
niño suyo, difícilmente pueden encarecerse bastante. Que-esos sentirnien- iro o cinco comidas diarias y que luego duerme toda la noche y, Por el
tos varíán dentro de una gama extraordinariamente amplia, es bien sa- contrario, el rapazuelo que se niega a tomar la última leche de la noche,
bido; pero no se valora elto suficientemente, pues la inmensa - mayoría pero que en el trascurso de ésta pide que se Ie alimente repetidas veces, y
de las'mujeres se convierten en madres cariñoias, amantes.y'deiicadas. así sucesivamente. Está claro que las diferencias en la actitud del bebé
Ellas creai lo que yo llamo el clima emocional, en la relación madre e modelarán las relaciones diádicas. Una madre tolerante reaccionará de
hijo, favorable én todos los aspectos al desa¡rollo_ del niño. Lo que crea modo diferente que otra desdeñosa u hostil; una madre tranquila, de dis-
esá cüma son los sentimientos áe la madre hacia el hijo' Su amor y afecto tinto modo que otra ansiosa o movida por sentimientos de culpabilidad.
por el pequeño hacen de éste un obieto de interés incalculable para ella; -y, Es.igualmente eüdente, que los problemas de la rnadre repercutirán en la
áparte de'su interés sin mengua, le brinda una gama -siempre renovada, conducta del niño, llevando, en determinadas condiciones, a un conflicto
enriquecida y variada de exper-iencias vitales, que son todo un mundo. [,o creciente. Un ejemplo de la patología a que pueden llevar las perturbacio
qr" ir.. qú. .trt experiencias s-gan ,ta¡ importantes para, el - niño es el nes de la relación éntre madre e hiio, sé dará después bajo el título'del
liecho de eitar ent¡eteiidas, embeilecidas y cojore¿das cón el afecto mate¡- cólico de los tres meses.
nal; y el niño respondé a este afecto afeciivamente. Esto es esencial en la Podría objetarse que la madre uo es el único ser humano que se encuen'
infaícia, pues a ésa edad los afectos son de una importancia muchísimo tra en el medio circundante del infante, ni el único que ejerce una in-
*ayot qué en cualquier otra época posterior de la vída. Durante estos pri- fluencia emocional; que ese medio circundante comprende al padre, a los
*"ios *.s"s, la peicepción afictiva y los afectos Pre-dominan. en la expe- hermanos de otros partos, a los parientcs y demás, y que todos pueden
riencia infantil, éxcluyendo en la piáctica a todos los demás modos de tener una significación afectiva para el infante. Hasta el marco cultltral
percepción. Desde el-punto de vistá psicológico, el sensorium, 9-l aparato con sus costumbres eierce una influencia sobre el pequeño, ya desde el
perceirtiro, sensorialménte discriminativo, aún no está clesarrollado. Es primer año de vida. Todo esto és evidente de por sí; no obstante, no te-
'más, cordamos siempre que en nuestra cultura occidental esas influencias son
buena parte de él ni siquiera ha madurado. Por eso la actitud emo-
cional de la madre, su afecto iervirá de orientación a los afectos del infante trasmitidas al iñfanté por conducto de la ¡¡adre o de quien la sustituya'- -
v conferirá a la experiencia de ésta la calidad de vida. Por esta razón, he-concentrado mis propias investigaciones primordial-
' Está a la vista que existen variaciones sin fin de una madre a otra. Para mente en el problema de las relacionel entre madre e hiio.. Además, a
hacer las cosas aún más complejas, cada rrna de ellas, cada rnadre en par- havés de los primeros meses de vida y hasta durante los primeros años,
ticular, varía de un día a otro, de una hora a otra, de una situación a otra Ia relación maáre e hiio es el factor psicológico que se Presta meior a una
distinta. La personalidad del infanté absorbe estos patrones cambiantes intervención terapéutióa y profiláctica y Por eso merece nuest¡o estudio
en un proceso en crrcuito, influyendo la gama de los afectos maternales más asiduo y nuestraespecial atención.
con su ionducta y con sus actitudes. De acuerdo con Ia personalidad de En la reláción madre 'e hiio, la madre represent¿ lo dado del medio; o
la madre, puede ñaber una diferencia enorme, respecto a que el niño sea bien puede decirse que ella e-s la que representa ese medio' Por pa.rte del
o rétrasado, dócil o difícil, obediente.o revoltoso. infante, lo dado comprende el equipo congénito suyo' que consta del Anl¿
'precoz
Un eiemplo de esto es la respuesta sonriente que aparece durante el eev la maduración.
tercer mes áe vida. No obstante, esa edad es un Promedio estadístico' Ia " Én ningún caso puede desdeña¡se la significación del desarrollo neur:¡!,
respuesta sonriente más temprana registrada en nucstras películas apareció tanto del-embriológico como del epigénico, durante-los primeros meses de
ya en un niño de veintiséis días. Por otra parte, la respuesta sonriente vida. Sin la maduráción, el sistema nervioso, los modelos de conducta y los
puede aparecer también mucho más tarde, en algunos niños sólo al quinto actos resultarían imposibles. Muchas funciones sufren cambios ctmo re-
o sexto mes. Es evidente de por sí, que en tales diferencias influirá deci- sultado de la acción lecíproca de la maduración fisiológica con el desarrollo
sivamente el clima emocional de la relación madre e hiio. La respuesta psicológico. Haste una cierta meclida, esos cambios son independientes
^maduracron¿,ct
sonriente es sólo un ejemplo, y de pequeña importancia, en -la -tliversidad inedio;"pues un número considerable de secuencias de la y
de conductas y manifátacior,eó de conáucta qué rigen las relaciones múl- de serieJson innatas. No vamos a tratar de eso aquí, pues la investigación de
tiples que se desarrollan entre el infante y Ia madre' esos problanas no es afín con este estudio.

t_
86 LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL
EL PRECURSOR DEL OB)ETO 87
Con respecto a nuestras finalidades. presentes, los factores de- importan-
percibido afuera" fFreud, 1925a]], corresponde a la definición freudiana del
cia son: dé un lado, la madre, con su individualidad estructurada y madu- pensamiento.a
ra; del otro, el hijo, cuya individualidad va a irse desplegando progresiva- f) Étste desarrolloen conjunto, marca ta¡nbién el alborear de un yo rudimen-
mente, des'arrollándose'y estableciéndose; los dos factores están entre sí tario. Se ha producido una estructuración dentro de la somatopsique. El yo
en una relación mutua y circular de conducta. Tanto la madre como el y el ello se han separado el uno del otro y dicho yo rudimentario comienza a
hijo no viven en el vacío, sino en un medio económico social, cuyos exPo- iuncionar. Los aclcrs torp€s, er1 su mayoría desafortunados, pero sin embar-
nentes primarios son los miembros de la familia próxima, mientras que go, manifiestarnente dirigidos e intencionados que ei niño empieza a reaTizar
los o<ponentes distantes están constituidos por el grupo étnico, la cultura, ion los indicadores de esle funcionamiento. Desde el principio están al seni-
la tecñología, el encuadre nacional, el periodo histórico y tradicional. Vol- cio del dominio y de la defensa. Las operaciones gobernadas por el yo rudi'
menta¡io se reflejarán en la coordinación y direccióri creciente de la actividad
veremos a ocuparnos de esto más adelante, al tratar de los dos "facto¡es"
muscular. Freud.(1923) llamó a este yo rudimentario el yo corporal. Éste
esenciales de la realidad, que conforman la pareia simbióüca de la madre se convertirá en una parte de io que Hartmann (1939) denomina'la esfera
y el hijo (Benedek, I9i8, 1949; Mahler, 1952). Todas esta,s consirleracio- del yo libre de conflictos".
nes han puesto bien en claro que las relaciones de obieto llevan desde el
surgimienlo del preobjeto hasta-dotar a la madre con las cualidades del ob Al mismo tiempo podemos obsewar ya en este Precursor arcaico del yo
ieto libidinal. Ahora examinaremos las consecuencias del establecimiento una tendencia a la síntesis. Esta tendencia ha sido descrita por varios
del preobjeto, y en el curso de nuestros capítulos siguientes trataremos con autores desde puntos de vista diferentes. La descripción más ampliamente
más- detalle de la natu¡aleza, la composición y las vicisitudes de las rela- aceptada es la-de Nunberg (1930), quien la denomina función sintética
ciones de objeto en la preparación de esas estructu¡as psicológicas que fi' del'yo. El concepto de Hirtmattn'(i950), de la función organizadora del
nalmente llevan al establecimiento del obieto libidinal. yo un asP€cto diferente de la misma tendencia'
- r-epresenta, según creo, sólo
Como lo hice constar en otra parte (Spitz, 1959), creo gue esa ten-
dencia es general en la materia viva. Hablé por primera vez de ella en
srcNIFIcacIóN rrón¡c,r DEL EsraBLEcrMrEñTo DEL PREoBJETo 1936, llamándola "tendencia integrativa"; ésta lleva de lo or8ánico, es decir,
de la embriología, a la psicologíá y a Ia esfera del desarroilo. Mis ideas
I¡s consecuencias y la significación del establecimiento del primer Precur- fueron estimuladas por la proposieión de Glover (19i3, 1943) del concepto
sor del obieto libidinal son las siguientes: de los núcleos del yo. Eñ su primera formulación habla de un "modelo
o prototipo de un núcleo del yo primitivo, autonómicamente- independien-
a)
' Es ésta la etapa en que el infante se vuelve desile lo que he llamado rccep' te; (Glover, l9l2). El eiernplo que ponía era el sistema oral satisfaciendo
ción del estlmulo venido desde dentro, hacia la pacepción del estlmulo ve-
nido desde fuera. el initinto en el'iobjeto"'(el pezón de la madre). Estc concepto eslá de
b)' [a transición es predicado del logro, por el infante, de la capacidad tempo' acuerdo por completo con e] mío; pienso en las partes -constituventes
ral de suspender-incondicionalmente ei funcionamiento del principio placer del yo, {ue tienen corno prototipo innato funciones fisiológicas, en su
disolacer. áue exise su atención indiüsa hacia.el estímulo venido desde den- mayór paite trasrnitidas filogenéticámente, así como patrones. de conducta
trol En'ldgar de"eso, ahora puede suspender esta demanda el tiempo sufi- innatos. No obstante, él anadió la idea de que desde cl principio la psi-
ciente para catexiar la representación de los estlmulos extemos, que le son que tiene una fünción sintética que oPera con fuerza progresivamentc
trasmitidos por el sensorium, En pocas palabras, ha empezado a funcionar creciente.
el principio de ¡eaiidad. Respecto a la función sintética de la psique, estoy también enteramente
c) El hecho de que ahora el infante sea Glpaz de reconocer ei rostro humano
' y de dar indicios de esto al sonreír en rópuesta a é1, demuestra que se han de acuerdo con Glover, aun cuando yo sitúo la edad de la formación del
depositado rastros de recuerdos. I-o que implica que en el aparato plquico yo rudimentario mucho antes que él; a saber, a los tres nreses. Y sigo es-
se ha producido una división. Llamarcmos a las partes que ahora lo cons- tando convencido de que la transición de lo somático a lo psicológico
tifuyen, Cos, Prcc. e Inc. En otras palabras, empezamos ahora a aplicar el
punto de vista topográfico. 4 En su artículo titulado: "Formulación de los dos principios del funcionamiento Incn-
d) Esto demuestra además, que el infante se ha vuelto capaz de desplazar las tai" F¡eud (l9I I ) describe el pensamiento como -sigrre: "Es esencialmente un - género de
cargas catéxicas de una función psicológica hasta otra, de un rastro mné- actuación experimbntal, acompahada por el desplazarniento de centidades relativamente
pequeñas de-catexia, iuntameite con el gasto menor (dcscarga) de ellas-" En el trabafo
mico al siguiente. El reconocimiento de la Gestalt signo implica un cambio
catéxico desde la representación sensorial del percepíto (el-semblante huma-
bbie el Rat Man, Freud (1909) define el pensamiento como sigue: "'..los procesos rncn-
tales son de o¡dinario dirigidos (en el terreno de la economía) con dcsplaza¡¡icntos rne-
no en el prescnte) al rastro mnémico comparable de dicho percepto (el ros- nores de energÍa, probab'lémente en un nivel más alto (de- la catcxia)., -que .lo. son los
tro humano percibido en el pasado). actos que prefenden producir descarga o modificar el mundo exterior." F'reud introduio
e) La capacidad de dewiar las catexias de un rastro mnémico u otro (compa- esta próposñión en su-"Proyecio de una psicología cicntífica." E¡r el nris¡¡ro libro sc oi.u¡1,
rando "lo que ha sido depositado dentro, como una imagen, con lo gue es de eito'con ¡navor detalle (tAlS¡ asi corno en el capítulo vr¡ de La irtterpretación de .1,;s
sueños {1900).
88 LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL EL PRECURSOR DEL OBjETO 89

es sin interrupción y que por eso los prototipos de los núcleos psíquicos progresivo de una diversidad de sistemas del yo, empezando por el yo cor-
dei 1,o han de encontrarse en las funciones fisiológicas y en la conducta so poral, al que se añaden otros posteriormente. La acción dirigida, propia-
mática. Ejemplos de éstos son la función del percepto de ia Gestalt signo, mente dicha, se convierte no sólo en una válvula de escape para la descarga
semeiante a Ia de un mecanismo relajador innato, al rproducir la respuesta de la energía'libidinal y agresiva, sino también en un dispositivo para ad-
sonriente, o el reflejo de mamar y sus diferentes papeles, por una parte quirir dominio y control por medio de la psique, acelerando así el desarro
desde el punto de vista de la conducta apetitiva y por la otra, desde el l1o. En la bibliografía psicoanalítica, esta función de la actividad dirigi-
punto de vista de la conducta consumatoria (Spitz, 1957); o los patrones da, de las acciones como tales, al estimular el desarrollo durante el primer
clel despertar del sueí¡o (Gifford, 1960) y muchos otros. año de vida, no ha sido debidamente apreciada. Se habla con bastante
Estos profoúipos de núcleos del yo, más o menos autónomos al nacer, f¡ecuencia del impulso agresivo; pero es raro que se diga clararnente que
serr¡irán al neonato subsecuentemente en sus intercambios preobjetuales este impulso agresivo no está limitado a la liostilidad. Qiertamente, Ia
con la madrc. En el curso de tales interacciones serán modificados como parte más amplia y con mucho más importancia del impulso agresivo siwe
un ¡esultado del investimiento catéxico, dotándoles de contenido psíquico como nrotor de todo movimiento, de toda actividad, ya sea grande o ps
y trasformándolos en núcieos psíquicos del yo. queña y, en último término, de la üda rnisma (Spitz, 1953a).
A los tres meses se produce un paso intcgrativamente primordial, que Esa porción de la agresión que se canaliza en Ia acción dirigida hacia
hace que se junten muchos de los núcleos desunidos del yo eri una estructu- una meta, tendrá que superar obstáculos, pero también puede encontrar
ra de un orden superior de compiejidad 1'que formen el yo rudimentario. facilidades para lograr sus fines. La manera en que estos fines sean logra-
I\4ientras es él mismo el producto dc lal fuerzas integiadoras que actúan dos, determina los patroues de acción que irán emergiendo y su estructgra.
en la materia viviente, el yo a su vez se ha convertido án cl centio gravita- En proporción con sus éxitos, tales patrones de acción serán preferidos a
torio de Ia organización, la coo¡dinación y la intcgración. Ese podcr gra- la descarga de la agresión al azar; posteriormente esos patrones de acción
vitatorio crece eyponencialmente cn función del núnlero creciente de nú- llevarán a la consolidación de una diversidad de aparatos del yo (por ejem-
cleos del yo que logran integrarse en su cstructura plo, la locomoción, el lenguaje, etcétera).
Los núcleos Me parece que sería de desear un estgdio más preciso de estos primeros
'en del yo aislados, relativamente irnpotentes al principio, cuan- patrones de acción, de cómo se adquirieron, dentro del marco de las rela-
do actúan sentido contrarlo, se convertirán ?r, un, fueüa siámpre cre
ciente al trab-ajar. unidos en la misrna dirección, complementándose, apo- ciones de objeto, y de cómo influyeron esas reláciones, El estudio de la
yándose y rcforzándose mutuamcnte. base dinámica del estabiecimiento de tales patrones de acción sería una
contribución significativa para la teoría psicoanalítica de la enseñanza.
d \a- función protectoñ de Ia barrera contra el estímulo corre ahora a cargo
h)' Hasta el observador ingenuo, desembarazado de la teorla, no puede. menqt
del yo que surge"
de quedar impresionado por el cambio del in{ante de la pasiüdad a la acti'
Al nacer, la situación del sensoriu¡n, no catexiado, constituye la barrera vidad dirigida, en esta etapa en que aparec€ la respuesta sonriente.
contra el estíntulo (Spitz, 1955b).6 De esto se sigue que tanto la madura- i) Por últimó, Ia emergencia de la respuesta sonriente inicia el comienzo de las
relaciones sociales en el hombre. Es el prototipo y prernisa de todas las re'
ción progresiva de los caminos neu¡ales como lá catéxia creciente de lá laciones sociales subsiguientes.
representación central de los receptores sensoriales harán que baje gradual-
mente este umbral protector contra la percepción exterior. En consecuen- He enumerado nueve aspectos de un fenómeno global que puede ser
cia, el proceso catéxico puesto en movimiento a través de Ia actividad de concebido como el que señala el momento de transición desde la etapa del
tros núcleos del yo, llcva cn su síntesis, dando como resultado un yo rudi- narcisismo primario'a la etapa del preobieto. Tomaremos como nuestro
mentario; es decir, una_ organización- dirigida centralmente. Este' yo ru- punto de pártida la convergencia de esas -nueve facetas del fenómeno, _y
dimentarb remplazará ahora a Ia burda protección dr:l umbral de la barrera én las páginas que siguen examinaremos-alg_unas de ellas en detalle. No
conl¡a los estímulos, con un procedirniento selectivo, superior y más flexi- debemol perder de vista, sin embargo, el hecho de que en ese momento, a
ble, de los estímulos que lleguen. los tres meses de existencia, la estructura psíquica está aún en su comien-
Las cargas energéticas, evocadas por esos estímulos que llegan, pueden zo, que el yo es rudimentario y que las relaciones de obieto se hallan en
ahora fraccionarse, distribuyéndose entre los varios sistemas de rastros la etapa preobjetual.
mnémicos almacenados; o, como también puede ser el caso, descargarse en
forma de acción di¡ecta, no ya como una excitación difusa al azar. La ca-
pacidad para la acción dirigida lleva al infante al desarrollo rápiclamente
6 Vdasc también Freud (l9l7b). ". . -la vaciedad cornpleta dc un sistema hace que sea
cacasamcntg susceptible dc instigación. . ."
&l
LA PLASTICIDAD DE LA PSIQUE INFAN'TIL 9I
VI, I"A PLASTICIDAD DE I."{, PSIQUE INFANTIL pleo el té¡mino "específicas" con fundados motivos. Cada etapa transito
ria es vulnerable a determinados traumas, pero no en particular a otros. En
Er in¡nrn año de vida es el periodo más plástico del desar¡ollo humano. El los términos más generales, esto ocurre así porque en cada etapa transicio-
honrbre nace con un mínimo de patrones de conducta conformados pre nal se .desanollan dispositivos de adaptacióñ' que son los mái apropiádos
viamente y tiene que adquirir innumerables habilidades adaptativas en el para ella. No obstante, al principio de la etapa transicional los diipoiitivos
hascurso de este primer año. I¿ presión adaptadora es poderosa, el desa- nuevos no están dispuestos del todo, y por eso el organismo tiene gue va-
rrollo rápido y en ocasiones tempestuoso. |amás en el resto de la üda lerse de los trasferidos de la etapa anterior, aun cuando no sean ya ade-
se aprenderá tanto en tan corto tiempo. cuados para Ias nuevas tareas. El resultado es un inter¡egno, una especie
Durante este periodo el infante pasa por varias etapas, cada una de las de zona entre dos.luces, donde el organismo, comprensiblemente será más
cuales representa una trasformación principal con relación a la preceden- vuluerable que en cualquier otro periodo precedente o en cualesquiera de
te. El surgir de la respuesta sonriente señala el fin de la primera de estas los que seguirán. Adversidades relativamente minúsculas, que apenas se
etapas, Ia etapa de la no diferenciación, gue es también la del mayor hubieran notado, digamos en la etapa dos, y que hubieran sido tratadas
desamparo del recién nacido. Considero que ese desamparo es una de tras sucintamente en la etapa cuatro, asumirán la valencia de un trauma du-
causas de la plasticidad de la psique infantil. Otra es la ausencia, al me- rante la etapa transitoria. Al parecer cada una de estas etapas (transito-
nos en los primeros seis meses de üda, de una organizacién del yo firme- rias) tiene su propia serie de dispositivos adaptativos específicos de la edad.
mente establecida que funcione con seguridad. . Volveré a ocuparme del tema de la vulnerabilidad específica de la edad
Tras de esta etapa de desamparo y pasividad total de loe tres primeros en los capífulos que siguen; de momento quisiera esclarecer el hecho de
meses, el infante pasa por otra, durante la cual explora, tantea y amplía que un mismo estímulo toma significados enteramente diferentes, siendo
el terreno ganado hasta entonces. Este tanteo se efectúa a kavés de iuter- percibido, experimentado, interpretado y respondido diferentemente en la
cambios e interacciones con el objeto previo. No quiere esto decir que misma o<periencia, de acuerdo con la etaEa en que se le encuentra. Y
esas interacciones se hallaran ausentes anteriormente; pero ahora han ad- esta diferencia muchas veces es fundamental.
quirido caracterlsticas nuevas, porque el infante ha progresado hacia la ac-
üvidad dirigida y hacia el acto estructurado. Ahora los patrones de la Y DE
CAMEIOS DE SICNIFICADO RESPUESTA
acción se intercambian entre el niño y el que va a ser el objeto libidinal
y, en esos intercambios, el infante experimenta y establece los llmites de Esto es algo con locual el psicoanalista está extremadamente familiariza-
sus capacidades corrientes. Paso a paso amplía las fronteras dent¡o de cu- do. I¿ observación de un lance primordial en la etapa edipiana, en Ia
yos llmites trasforma la presión de sus impulsos agresivos y libidinales pubertad o durante el climaterio tiene una significación completamente
en acciones dirigidas. diferente, desde el punto de üsta de cómo es entendido, y de sus conse-
cuencias para el interesado. Ias diferencias son igualmente grandes para
ETAPAS TR.ANSITORIAS el infante, si comparamos la misma o<periencia en etapas transitórias
sucesivas de la primera infancia.
En qulmica, al hablar del fenómeno de la combinación de los elementos Hemos dirigido el siguiente experimento: t nuestro estímulo estandari-
en compuestos, se dice que están in statu rwcendi, pues en esa etapa el zado para suscitar Ia respuesta sonriente a los tres meses de edad es una
lazo que une esos compuestos es lábil. No es simplemente una imagen careta Halloween, representando un rostro sonriente, que se presenta con
verbal decir que, pese a haber nacido ya, en este primer año el infante se un movimiento de cabeza a modo de saludo. Presentamos esta misma
halla también in stcfu nas:cendi. Siguiendo la transición desde la etapa sin máscara a )essy, la niña tenía tres meses, siete meses y medio y
-cuando
objeto, de acüvidad no dirigida, hacia la de actividad eshucturada, dirigida catorce. Estas edades no fueron elegidas al azar; son los tres periodos á
por el yo, una segunda transición inhoducirá a otra integración de nivel que el infante medio progresa desde un nivel de integración-psicológica
superior. El sendero que va de uno de estos niveles al iiguiente es por al inmediato superior y más complejo. |essy respondió como sigue:
fuerza incierto, de tanteo y, por tanto, la transición está infestada de pe- I) A la edad de tres meses el dispositivo provocó Ia respuesta-sonriente.
ligros. 2) Cuando se presentó la máscara a Jessy, a los siete meses y medio, la
Durante la etapa transicional, las experiencias del infante tienen conss niña se rio de ella, se le acercó sin temor y trató de arrancarle las canicas
cuencias más trascenclentales que en otros periodos en que la organización
psíquica es más estable. De ser expuesto el infante a un traumi durante 1 "Dispositivos de adaptación" tiene aqul connotaciones que hacen ¡elación tanto e
il
esas transiciones, esto tendrá consecuencias específicas v a veces graves. Em- modelos de conducta como a meca¡ismos psicológicos para el tratamiento de los estí¡nu-
; los; incluso ebarca los mecanismos de defensa del yo,
90 z Este experimento fue regishado en la película sobre la r€spuesta sonriente (Spitz,
I r948a).

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92 LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL LA PLASTICIDAD DE LA PSIQUE INFANTIL 9'
que le servían de ojos, mientras intentaba también afanosa subirse a las la de una persona madura. Sin embargo, éste es el comienzo del yo, pro
rodillas del observador. piamente rlicho, tal y como solemos hablar de él en términos Psicoana-
3) A los catorce meses, |essy seguía corno de ordinario, en buenas rela- líticos.
ciones con el observador femenino. Éste, ahora, se puso la careta en ei Este desarrollo permite a fessy la libertad de usar la máscara en un iue-
rostro. I¿ expresión de la niña se tornó de terror; se volvió gritando y go recíproco con el observador. Tales intercambios de acción reclProca,
corrió hacia un rincón del aposento. Cuando el observador se quitó la éstán añora cle un modo manifiesto en el centro de las relacionCI de obie-
rrráscara del rostro, la niña pareció tranquilizada, pero no quiso tocar Ia ca¡e to de la niña.
ta. Posterio¡mente se pudo persuadir a |essy pára que tocara la máscara En el tércer experimento, el cuadro ha cambiado otra vez y somos tes
y, tomándola en las manos, se puso a morderle los ojos. tigos de un desarrollo completamente nuevo. Las relaciones de obieto con
¿Cónro debemos interpretar Ia diferencia entre estas tres respuestas, en lf madre han quedado ahora firmemente establecidas. Además la diada
una misma niña normal y sana, a la luz de las relaciones de objeto y del ha empezado a-perder su exclusiüdad como forma de relaciones sociales.
desarrollo del yo? Nuevas capas han sido añadidas al nhcleo de la "masa de dos" original; han
En e1 primer experimento vimos a un infante en transición desde ]a surgido releciones de objeto subordinadas con varios "amigos". Pero esos
etapa sin obieto a la preobjetual. En esta transición, la Gestalt signo de "arñigos" son reconocidos todavla por sus atributos externos, principal-
los dos ojos, Ia frente y la narí2, todo ello en movimiento, señala el acceso menté por equéllos del rostro gue le son familia¡es. Con las palabras de
al obfeto satisfactor de la necesidad. La máscara cumple plenamente Ias Ferenczi (1916), la etapa de la omnipotencia del pensamiento no ha per-
condiciones de esta Gestalt signo. En consecuencia, la respiresta a la más- dido del todo su predominio. No ha cedido el mando a Ia etapa del senti-
cara es positiva: el infante sonríe. do de la realidad.- La magia sigue siendo aún la fuerza más poderosa én el
En este mismo periodo transicionai, ha quedado integrado u-rediante universo del infante. La causalidad, el proceso lógico no tienen el poder
una serie.de núcleos dispersos del yo, un primer yo rudirnentario.3 de compulsión que adquirirán más tarde. Bl pensamiento oPera en cambio
En el segundo experimento, la niña estaba precisamente en Ia etapa en el rango de la identificación, la introyección, la proyección y mecanis-
transitoria desde la respuesta a la Gestalt signo a la etapa del ¡econoii- mos similares. Mientras el niño está convencido de que él puede y debe
miento y distineión del obieto'libidinal propiamente dicho. La Gestalt cambiar el mundo en derredor mediante la omnipotencia del pensamien-
signo no había perdido aún su efectividad, ni el objeto libidinal propia- to, creerá que todos los demás pueden hacer lo mismo. Lo atestigua la
mente dicho había logrado la exclusividad; la niña sonríe a la Gestalt signo niñita de dos años que, viendo desaparecer al sol tras una puesta espec-
(a Ja máscara), se acerca a ella afanosa y la explora. Flace que el obier- tacular, se vuelve hacia su padre y le dice: "¡Hazlo otra vez, papá"l A esa
vador, al cual ella acepta como un "amigo", intervenga en el juego con la edad cada persona mayor es un mago, Porque el niño mismo lo es, aun
máscara e inicia un animado intercambio de acción. cuando no un mago con tanto éxito como los mayores.
El yo de Jessy ha dado pasos grandísirnos desde el nivel de los tres me- Cuando a los cátorce meses |essy se he convertido en "amiga" de la
ses; mediante sus experiencias en el trascurso de las relaciones de objeto observadora, ya no carece de importancia que el rostro de ésta se cambie
que intewienen, ha tanteado y ampliado sus límites. Ahora su yo se ha de pronto coirvirtiéndose en la máscara de un "horrible extraño". La cara
c-onvertido en_ ulq organización regida centralmente. Su yo corporal obe- (y 1á máscara) como una Gestalt signo, habían Plrdjd9 ya su eficacia. Por
'el
dece a su volición y sirve de inst¡umento para llevar a efecto ius propó- éi contrario, rostro individual di la "madre", del "padre'r, del "ami-
sitos. go" han adquirido la suya. Y cuando el rostro individual del "amigo" se
Pero esJe- yo corporal es ahora sólo una parte, un aparato de una orga- írasforma rtrkgicamente én el rostro de un "extraño", el niño huy:e, gri-
nización del yo más amplia, estando subordinado al deipliegue de sectoies tando aterrado. |essy ha perdido a una amiga y una extr¡ña ha surgido no
volitivos de ese yo, quien, a su vez, está siendo activado por estructuras se sabe de dóndé; peor aún, la "amiga" se ha convertido en una extraña
afectivas desarrolladas recientemente. Nos damos cuenta de que eso con amenazadora
que tratamos ahora se ha convertido ya en una organización psíquica sor- Cuando se quita la rnáscara y la "amiga" retorna, |essy, después de
prendentemente compleja, aun cuando sea rudimentaria, compaiada con ciertos halagos, la acepta de nuevo. Apoyada contra ella, segura- de su con-
tacto corporal, llega hasta consentir que le presenten aquella máscara
3 Tales como los núcleos del yo relacionados'con la ingestión alimenticia, mmbinada
oue tiene en la mano la observadora. Pero sus sentimientos en contra de
con Ia representación somatopsíquica de la región oral, de la mano etc.; Ios creados en
relación con la percepción visual, durante la satisfacción de la necesidad, mediante la in, ll perversa hechicería de la máscara persisten y |essy empieza a morclcrle
gestión alimenticia; los relacionados con la percepción táctil, particularmente en tomo los oios.
de la región oral, pero extendida ésta a todo el cuerpo y conectada también con los Empleando los términos de Piaget, |essy ha logrado sólo parcialmerrte
nÍcleos del yo en relación con los estímulos del equilibrio en el cambio de posición y,
finalmente con las conexiones contrapuestas establecidas entre estos y probablemente mu-
la Etersibili¿hd. Esto está de acuerdo con las ol¡servaciones de este atrtor
chos ot¡os núcleos del yo en este nivel del desarrollo. (1947); la reversibilidad que la situación que afronta fessy hubiera rcqrrc
94 LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL LA PI.ASTICIDAD DE IA PSIQUE INFANTIL 95

rido,-se iogrará sólo a una edad mucho más avanzada que los catorce me- une serie de problemas específicos de la edad . que resolver y de retos que
ses, de acuerdo con los hallazgos experin.rentales de Pia§et (véase el Apén- afrontar.
<iice). Y no es que el niño, durante el primer año de vida sea un ser tan deli-
Es interesante considerar el papel del yo en las tres situaciones. cado y tan frágil. Es widarte, por io dicho antes, que en determinadas
Situación núm. I: a la edad de t¡es meses, ia acción del yo rudimentario etapas no todos los estímulos, sino sólo algunos de ellos son los importan-
estaba.limitada a percibir, a reconoce¡ y a responder, a una Gestalt signo tes, aun cuando otros seán espectaculares. Por consiguiente, sóio ciertas
de satisfacción de ia necesidad, con una son¡lsa. Ej vo rudimentario no experiencias üenen una carga preñada de significación en determinadas
puede discriminar entre el amigo y ei extraño; mucho menos puecie prote- etapas de la infancia.
ger al niño del peligro. A pesar de esas limitaciones, el yo iudimentario Lo que trato de hacer cornprendsr es aigo que no es fácil de captar por
es capaz de actua¡ adecuadamente, porque la madre actúa c-omo ut yo auxL el adulto. No puede compararse con éste al infante. Su fisiología es dife-
lr¿r externo al del niño (Spitz, I95l). rente, asÍ como sus sensaciones y reacciones físicoquímicas y su forma de
Situación núm. 2: ¿Que ha cambiado en ei vo de ]essv? A los siete meses experimentar el medio. Sin duda lo que es capaz de soportar el infante
y nledio, su yo ha dejado de ser rudimentario, ¿lpenas discernible, apenas sería fatal para el adulto y viceversa, Privar a un adulto de oxígeno duran-
capaz de coordinar una percepción eon algunos rastros mnémicos y dé res- te quince minutos es una catástrofe que traerá la muerte, para el inÉante,
ponder con una expresión de afecto positivo. En esa etapa de la estructura durante el parto, esto es una situación normal y hasta necesaria.
el yo empieza a mostrarse y ha asumido el papel de una organización re La confusión proviene del hecho de que esta diferencia es selectiva, de
gida centralmente. Ahora media entre los irlpulsos instintivos de la niña que no es aplicable por igual a todos los sectores del organismo y ni si-
que se han vuelto más diferenciados y que se expresan cn la forma de ne- quiera es uniforme denho del mismo sector. Esto no quiere decir, por
cesidades coloreadas afectivamente, de deseos, de esfuerzos y elusiones. supuesto,
-que
el recién nacido esté protegido contra todo daño y sufri-
Todo esto se canaliza en la acción motora y la expresión afectiva, porque miento..El.-no puede decir lo que sufre, pero esto no irnplica que no su-
el yo empieza a esumir el papel que seguirá desempeñando durante [odi la fra.-Le indiferencia, la falta de empatía y de imaginación,-han dado como
vida: el de controlar los accesos a ia movilidad. En este sentido el yo está resultado una crueldad increíble hacia los infantei. He sabido, por eiem-
a -punto de asumir una parte del papel de la madre; el de hacer que los p)o, hace algunos. años, que los .cirujanos en hospitales de primeia caiego
esfuerzos del niño tengan éxito. Pero aún no se ha encargado def papel ría realizan habitualmente la mastoidectomía sin anestesia ninguna en
protector de aquélla. Los esfuerzos que ]essy realiza en nuestro pequeño criaturas indefensas.
experimento demuestran sus deseos de proximidad y de intercambio con Puede.supone-rse,
.aun_
cuando no tengo ninguna prueba de esto, que se-
su amiga; su curiosidad exploratoria acerca del nuevo juguete que ésta le mejante brutalidad irreflexiva tiene conlecuenóias que van más alrá de sus
ofrece v que porta la magia de la Gestalt signo. efectos inmediatos. Creo fue Claude Bernard quien diio: ,'I-a douleur tue
Situación núm 3: ]e;sv al.rora tiene catorce meses y ocho días. En su yo comme l'hémorrhagi¿."_ Esto no puede aplicarse aquí plenamente, porque
se ha producido un cambio radical. I-os procesos mentales que van más la organización de la psique infantil parecé tolerar ef doior me;or que la áer
allá del simple cumplimiento de los esfuerzos, son evidentes: Ia observa- adulto.. Pero estoy de-que semejante traumatiáacidn puede
-convencido
dora ha seguido siendo su "amiga", en quien confía. Cuando ésta se pone dejar cic-atrices .psicológicas insospechidas, qué se hacen perceptiblis en
la máscara y s-e c-onvierte en una ext¡aña amenazadora, somos testigos del una edad posterior. Se acuerda uno de las pioposiciones de- phvilis Green-
acre, en sus artículos sobre_la predisposicién
-a
yg,elr su papel, el de protector; ahora ha dado ia señal de peligro (Freud, la angustia 1i9+t¡. Vo
1926a), a la que sigue la angustia y la fuga, lugeriría, sin .embargo, con -el máyor réspeto, a los cirujános y pediairas en
general, que- rntenten cuando menos encontrar un método fisiológicamente
Creo que serie de observaciones ilustran bien muchos aspectos del
-esta inofensivo de anestesia que pudiera emplearse corrientemente en cualquie-
desar¡ollo del niño. Desde un comienzo rudimentario, como yó co¡poral,
hemos sido testigos del desa¡¡ollo de un vo ejecutivo primero y' después, al
ra operación en los infantes.
paso siguiente, de la organización protectora de Ia persona del infante; si bien algunas. experiencias, que son catastróficas para las personas ma-
yores tienen reacciones muchísimo menos graves en ei infante,- lo contrario
del "vigilarrte", como le llama Anna Freud (1916).
es también cierto. I-as modificaciones del.medio, que parecén de signifi-
cación menor al adultq pueden en circuns,tanci.s 'Uieri definidas
i§pitr,
r.rNA DIFERENcT¡, nÁs¡ca ENTRE EL INFANTE y EL ADULTo l9r0b) ejercer una influéncia profunda sobre el infante, y tener'sérias
Pe¡o estas series, ilustran también las vastas dife¡encias en la respuesta del
consecuencias
_que, en ocasionesl pueden llevar a estados ¡iatológicos ile
importancia. [¿s escenas de Robertson, f]n niño de clos ahos ví dr hos.
infante al mismo estímulo en etapas sucesivas. Es evidente de por sí que
un percepto dado o una experiencia tendrán una significación ente¡amente r En realídad debiéramos decir."espec"lficos de- la-_etapa"; Ia edad er que una ct¿p¿
diferente a los t¡es, a los ocho y a los cato¡ce meses. Cada etapa tiene d¡da sealatl:, vath segtin cl individuo denko de llmites úastante amplios'.
96 LA CONSTITUCIÓN DEL OBIE O LIBIDINAL LA PLASTICIDAD DE LA PSIQUE INFAN'I'IL 97
pitnl (L95)) da cierta idea de las consecuencias menos graves de la hos- trabaio de scott y Marston (1950) con la ayuda de la expcrimentación
pitalización de los infantes. en animalcs. Creo que Clover- fue el prirnero de los psicoanálistas que in.
En
1944 comencé a informar, tanto con películas como corl artículos, trodujo- el concepto de las "fases críticas". Aplicó este concepto'a las
acerca de una serie de observaciones efectuadas sobre traumatizaciones vicisitudes de los impulsos cn la vida instintual del adulto. post&iormcnte
emocionales, que son aún más graves que las registradas por Robertson. Bowlby (1953) aplicó esta proposicióu al organismo en crecimiento.
Para un adulto, taies experiencias pueden parecer que no son una amg Mis observaciones rnuestraü que durante ésos periodos críticos las co-
naza en el presente; pero en la infancia pueden constituir una t¡aumati- rrientes del desarrolio se integrarán unas con otras en varios sectores de Ia
zación que podría poner en peligro Ia vida del infante desamparado, en personalidad, así como con las- funciones y.capacidades enrergentes que
particular du¡ante etapas críticas de transición, tales como ias que se dan res rltan de los procesos de r¡aduración. El' producto de esta aición inte-
hacia el fin del primer año de vida. gradora es una reestructuración dcl sistenra psíquico en un nivel rle corn-
El desarrollo en este primer año no se efectúa siguiendo una curya plejidad superior. Dicha integración es procéso'delicado y vulnerable que,
suave y regular. Por el contrario, podemos notar en ciertas etapas especí- de tener éxito, lleva a lo que y,o liamo uir "organizador" di la psique;
ficas, regularmente recurrentes, un cambio de dirección de esta curva. Esos En el capítulo precedente, describí los signos visiblcs del est¿,.b]écimiento
cambios corresponden a la reorganización de la ótructura de la psique, que
de uno de- esos organizadorcs; sl indicador es la aparición de la respucsta
es seguida por el surgimiento de aspectos y capacidades nuevas de la sonriente de reciprocidacl. Lo repito: la respuesta sonrientc, con.ro ial, es
personalidad. Cada una de esas etapas sucesivas reflejan una transición sólo el síntotna visible de ia convergencia de diversas corrientes cliferentes
desde un nivel dado del desarrollo al siguiente y superior, y están señaladas
del desarrollo dentro del aparato psíquico. El establecimiento de la res-
por diferenciaciones más complicadas del aparato mental. Mi estudio de puesta sonriente indica que esas tendencias han queclado ahora integradas,
esas trasforr¡raciones fundamentaies me llevé a la introducción de un nue-
organizadas y que de ahora en adelante actuarán como una unidacl separade
vo concepto para explicar los factores que rigen este proceso. lrs he deno- clentro del sistema psíqtrico. El surgir de la respuesta sonrientc señaia una
minado factores "organizadores" de 1a psique, un término tomado de la nuev¿r era en ei n.rodo de vida del infante; ha empezado un nuevo modo
embriología (Spitz, 1954, 1959). de ser, trásicamente distinto del anterior. Este punio crítico se hace visible
con tcda claridad en la conducta del infante.
EL suRcrMrENTo DÉL oRcaNrzADoR pRrr,rrRo y sus coNSECUENciAS Estos puntos. críticos, esos organizadores de- ia psique tienen una impor_
tan-cia extraordinaria para el progreso o¡denado y sin obstáculos del clesa-
En embriología el concepto de organizador se refiere a la convergencia de rrollo infantil. Si el niño establece y consolida con éxito un organizaclor,
varias direcciones del desarrollo biológico en un lugar específico del orga- en el nivel apropiado, puede proseguir su desarrollo en Ia diróción del
nismo embriológico. Esto lleva a inducir una serie de agentes y elementos organizador siguiente.
de regulación llamados t'organizadores", que influirán subsecuentemente en No obstante, cuando la consolidación del organizador se desvía, el de-
los procesos del desarrollo. Needham (1931) habla del organizador em- sarrollo se detiene. Los sistemas psíquicos que debieran haberse integrado,
briológico como de un coordinador para un eje determinado de1 desarro- mediante interacciones con el medio, permanecerán en el nivel inicial, menos
Ilo; es un centro que irradia su influencia. Antes de surgir dichos orga- diferenciado del desar¡ollo, previo al establecimiento del organizador. sin
nizadores, un trozo de tejido puede ber trasplantado de una parte del embargo, entrc tanto la maduración sigue gradualmente y en ta di¡ección
cue{po, supongamos la región ocular, a otra parte completamente diferente, prescrita por Ios Anlagen hereditarios. Estos últimos son muchísimo me-
por ejemplo la epidermis dorsal, en la cual se desarrollará de modo idéntico nos susceptible.s a la iufluencia, a la interfe¡encia exterior, y lneior prote-
a Ia epidermis circundante; es decir, se convertirá también en epidermis. No gidos contra ella, que los procesos del desairollc
obstante, si el mismo tejido se trasplanta después, cuando el organizador Por eso una perturbación en el despliegue de la personalidad der infante
de la región ocular ha quedado establecido, el trasplante se desarrollará será seguido de u,a alteración en el equilibrio entie las fuerzas del desa-
como un tejido ocular, aun estando en meciio de la epidermis dorsal. rrollo y aquellas gyg hl suscitado la maduración" Este tipo de desequilibrio
Hace unos treinta años, anticipé la proposición de que procesos análo- está, en gran medida, limitado :r los prirneros aílos de vida y se susóita fre_
gos a los puntas nodales críticamente concomitantes se efectuaban también cuentemente en ellos. con ]os avances de l¿ edad, decrece su ocurrcncia,
en el desarrollo psíquico del infante. Los hallazgos efectuados desde enton- desapareciend_o por completo tras la pubertad. El desequilibrio entre el
ces en mis estudios longitudinales de va¡ios cientos de infantes han pres- desarrollo y Ia es favorecido grandemente pór la plasticidad
tado apoyo a mi proposición, de modo que traté de formularla con más -maduración
de la psique infantil.s
precisión y aplicarla a los subsiguientes niveles de edad.
Inclependientemente de mis propias investigaciones, la existencia de pe-
¡iodos críücos en el trascurso del desarrollo han sido confirmados por el
5 Para una exposición más detallada de este tema, véase Spitz (i959).
98 L\ CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL
u
ir
Í
EL PAPEL DEL YO VII. EL PAPEL DE LAS RELA,CIONES ENTRE HIIO Y MADRE
la personalidad del infante, durante el

s EN EL DES,dRROLLO DEL INFANTE
Otra razón para la plasticidad de
prima aRo áe vida, es la falta de uni est¡uctura psíquica bien establecida
y diferenciada. La teoría psicoanalítica afirma que el yo es esa esfera de r,'
* E¡¡ ¡,¡.s páginas precedentes hemos expiorado la personalidad neonatal y
Ía psique que media entre ias relaciotres con el iñterior y el-exterior,. en las $ la del infante de pocos meses desde varios puntos de vista. Éstos no
trairsaóciories del mundo interno y el medio. Una diversidad de sistemas #,
fl pueden separarse unos de otros; en realidad son solamente aspectos distin-
psíquicos y de aparatos del yo, siwen para el dominio y la defensa; es de- 11.
tos de un todo indivisible. AI explorar esos varios aspectos sucesivamente,
óir,-realizán la descarga de las tensiones innecesarias y hasta dañinas; la * es este todo lo que exploraremos desde ángulos diferentes; desde el ángulo
exólusión de estímulos- irnportunos; la admisión de 1oí deseables; la adai:- I de la maduración, cuando habiemos de las secuencias y de los avances de
tación a dichos estímulos y su renovación, así como posiblemente otros secuencia en secuencia; desde el ángulo de la estructura, cuando hablenros
intercambios con el medio. de un yo; y desde el ángulo de la falta de estructura cuando nos refiramos
El recién nacido, sin embargo, no tiene yo (Freud, l9l4b). No puede a la plasticidad infantil; desde el punto de vista del desarrollo o de la adap-
contender con los estímulos que llegan y su protección contra ellos es casi tación, cuando examinemos la iniciación de la organización psíquica. Lo
automática, debido al alto umbral perceptivo de la banera contra estímu- oue llamamos "infante" comprende mucho más; en primer lugar, etr equipo
los. No obstante, cuando los estímulos que vienen scln lo suficientemente c'ongénito, que luego será sujeto a procesos rJinámicbs; nos hÉmos refériáo
fuertes, se produie una irrupción de ellos, que puede modificar la perso- a ellos cuando hablamos de sus manifestaciones en forma de afectos; son
nalidad, haita ahora no diferenciada, del infante. ellos los elementos verdaderos que conferirán vida e iniciativa al "infante"
En el trascurso del desarrollo ulterior, los comienzos rudimentarios de en su totalidad.
los constituyentes del yo, surgen en conexión con los primordiums del- yo.
Por una p.ít., lot núcieos dei yo están integrados, poi la otra, se produce INTERCAMBIOS ACTIVOS EN LA DTT\DA HI'O Y T\IADRE
un descenso progresivo del umbral perceptual" [,os estímulos que- vienen
de fuera e*pier^n ahora a modificai está organización rudimentaria de la Las influencias formaüvas originadas en el medio circundante (es decir,
personalidad, La obligan a reaccionar y a iniciar un proceso formativo. En en la madre) están dirigidas a esa totalidad viviente, respondente, en desa-
il tr.r.utro de éste, ias respuestas dél infante son-de un modo gradual rrollo. Ahora volveremos nuestra atención a las interrelaciones e inter'
coo¡dinadas e integradas en una estructura holgadamente_ cohe¡ente. Este cambios que se gperan entre el infante en su totalidad, de una parte, y
proceso precede a-los comienzos del yo rudimentario, al cual incumbirá esas fuerzas formativas, de otra. Examinaremos primero ias acciones v las
ia tarea ie tratar en lo sucesivo con lbs estímulos surgidos desde fuera y respuestas del infante suscitadas por la madr'e. Uso la expresión "suscitar",
desde.dentro. El ulierior desarrollo de la est¡uctura del yo, de su efecti- no sólo en el sentido de una intención consciente de Ia madre, sino más
vidad, de sus reser'/as de tenacidad y de fortaleza será lento y gradual. En bien en el sentido de la madre como un estínrulo siempre cambiante, como
el trascurso de los meses y de los años, de intercambio constante, el yo una oportunidad, como una cuesta ascendente. La existencia de la madre,
contenderá con los estímulós que lleguen y los dominará. Cómo un yo dado su sola presencia, actúa como un estímulo para las respuestas del infante; su
se eshuctura y se organiza eitá determinado por- la -manera en que los
'medio acción más pequeña cuando sea ésta insignificante-, hasta cuando
estímulos del y del interior son dominado-s; las experiencias que no esté relacionada -aun
con el pequeño, actúa como estímulo. Dentro del
impregnan la personaiidad
-misma todavía plástica
-Un del infante- se emple_an para ' marco de las relaciones de obieto, esas actividades de la madre, que provo-
modiflcar esta personalidad. proceso gradual sin fin de modi- can respuestas observables del infante, son las formas más toscas y más fá-
ficaciones se abrirá aqüí, proceso gue apárs hem-os empezado a explorar- cilmente dotadas del intercambio del estín.rulo dentro de ia diada. Después
No obstante, no es fáál iiá.et co*ftender la manera en {ue la pers-onilidad hablaremos de otras formas más sutiles. Entre tanto podemos empezar por
infantil se modela. I-¿s fuerzas fórmativas no son violentas; en los capí' afirmar que durante el primer año de vida, ias experiencias y las acciones
tulos siguientes las examina¡emos con mayor detalle. intencionales son probablemente las que ei€rcen aisladamente una influen-
cia más importante en el desarrollo de los diversos sectores de la persona-
lidad del infante. Este extrae placer del proceso de la descarga de sus im-
pulsos instintuales en forma de acciones. Quienquiera que observe la
conducta de un infante se habrá familiarizado con su deleite manifiesto
cuando se siente libre de las estrecheces de las ¡opas con que 1o fajan; y
el placer del bebé se acrecienta aún más cuando su cornpañera, Ia madre,
99
IOO LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL RELACIONES ENTRE HIJO Y MADRE l0l
participa de sus regocijos. Su pugna con su compañera es evidente y a los capítulos que siguen tendremos ocasión de hablar de dichas estructuras
medida que pasan ias semanas se welve cada vez más directa. El éxito de carácter maternal desviado, en particular de sus aspectos patorógicos.
acrecienta su placer; y repetirá hasta dominar finalmente la conducta espe- Volviendo a las relaciones entre el hijo y la madré "normal, bíenal, no
cífica que hayá tenidó éxlto. Por el contrario, abandohará las acciones que debe pasarse por alto que existe un desnivel no sólo de la madre hacia
llevan regularmente al fracaso. el hiio, sino también otro que va del hijo hacia la madre. Como afirmé
Este es el modo de aprender. Resulta semeiante al proceso de. conoci- antes, Ia sola existencia de la madre evoca respuestas del bebé. pero así
miento de Ia psicología académica de "probar equivocándose", reforzado ni¡yo la existencia y presencia de éste suscita iespuestas de la madre.
por el de "la recompensa y el castigo". Otro factor de reforzamiento más Una ?arte significativa d-e esas res_puestas no ioncuerda con la imagen
es que aquellos actos del infante que agradan a la madre son favorecidos vulgar .de la maternidad; E-l psic,oanalista se da perfe'cta cuenta de la pug.
por ella; y de eso se sigue que sus preferencias tendrán una influencia na, del esfuerzo, de los disturbios que suponeñ el someter a conhol Ia
directa sobre el desarrollo. Si su actitud es n.¡aternal y tierna, disfrutará conducta, los deseos, Ias fantasías infántiles. Todo eso que el niño ha de
en realidad con todos los actos de su bebé. Los afectos de e114, su gozo, soiuzgar peJa que llegue a sei un miembro aceptado de la sociedad. para
sus propios actos, conscientes o inconscientes, facilitarán los actos innu- la madre, el ser testigo y el excusar la conducta-infantil es una reactivación
merables y variados de su bebé. Yo creo que las facilidades en más amplia de todas las fantasías culpables y al mismo tiempo deleitables que ella
medida para las acciones del infante no se las proporcionan los actos cons- tuvo que domeñar.
cientes de la madre, sino más bien las actitudes inconscientes de ella. cuando estuve trabajando en un orfanato, donde hermanas católicas de
Esas actitudes provienen de dos orígenes diferentes. Uno de éstos puede la caridad atendían a los pequeños huérfanos, escuché divertido las excla-
denominarse, con el concepto feliz acuñado por las Nurseries Hampstead, maciones de una de las hermanas, escandalizada porque al cambiar los
"el sector de controles".l Este sector muestta, en el coniunto, una estrecha pañ-ales a un-niño lo_encontró en erección; "¡Ahl miren este pequeño
afinidad con las demandas del superyó de la madre. EI otro sector expresa cochinol" exclamaba. L,a mezcla de alborozo y'de indignación dé su voz
ampliamente las aspiraciones del ideal del yo de la madre. De esta última era inconfundible. Lejos de ser inocente, en el-sentido en que esta palabra
actitud hablé al referirme a las facilidades que brinda Ia madre a las acti- es usada por los mayores, el niño da libre expresión a sirs impuüos, ya
vidades del infante en su desarrollo. El sector de los controles, como su sean aceptados socialmente o no. Esto es válido para la sexuáfidad ásí
nombre lo indica, es una influencia restringente; en tanto que el sector
de las facilidades es liberación, aliento, fuerzá progresiva. Tao p"r, la agresión; para la conduch oral como para la anal. por eso
el slogon santurrón de "la inoce'ncia de Ia infancia'" refleja simplemente
No es ésta, de ningún modo, una división tajante e invariable. Sin una neq¡ción los hechos. Estamos negando que el ser testigós de las
duda alguna las demandas del superyó irnpulsarán también a Ia madre -de
actividades infanüles eierce una tensión sóbre nuéstro superyó. ?ues prru
a alentar Ias proezas del niño. Del mismo modo, las aspiraciones del yo los.mayores,-desandar él camino hasta la libertad instin¡ül áe h infaricia,
ideal la persuadirán para que niegue esas facilidades a los actos que desa- está prohibido y es peligroso.
prueba. Pero en conjunto puede decirse que, mientras los controles restrin-
gen, las facilidades estimulan. Si bicn tanto los controles como las facili- - De esto se sigue que la madre ha de defendene contra la gama de se-
ducciones que su bebé Ie oftece. Sus relaciones con él moviliLn todo el
dades son esenciales para el desarrollo, Ia proporción en que se aplican arsenal de dispositivos, gue le ofrecen los mecanismos de defensa: ella
ambas depende de Ia personalidad innata del infante. l,os controles, así negprá,-desplazará, volverá en sentido contrario, escotomizará, reprimirá, y
como las facilidades, proporcionadas al niño desde el exterior, le capacita- su conducta respecto a la actividad "inocente" del bebé variará err conse-
rán para desarrollar y establecer sus propios controles, algunos de los cuales cuencia. En el curso de este proceso, la madre prwarica consciente o in-
Ilevan a mecanismos de defensa. Los controles y los mecanisrnos de defen- conscientemente; dice una cosa y hace ataa, y tern¡ina con el bien conocido
sa desarrollados por el niño son los indispensables para que se convierta g!9 se hace al niño en la escuela: "No hagas Io que yo hago,
en un ser social. -requerimiento
haz lo que yo digo."
Pero, pese a estas reseryas, estamos incurriendo en una simplificación Uno de los modos más efectivos de ejercer semejante control, consiste
excesiva. Ninguna madre es "una cosa o la otra"; en la vida psíquica no en expresar Ia preocupación acerca de los "peligros" que amenazan al in-
cabe lo blanco blanco y Io negro negro. Lo que hemos tratado de describir fante. Esto puede adbptar muchas formas: -la ierbal,-la no verbal, la de
hasta ahora son las corrienteJ contádictoriai q,,e actúar¡ en las relaciones eütació-n, de prohibición o sup€rprotección, así como muchísimas más, y
que una "madre normal, buena" establece con su hijo. se jusüficará diciendo "es por él Lien del niño". Esto empieza cuando si
Sin embargo, hay también madres cuyas personalidades desviadas pua - Iibra la batalla contra el chuparse el pulgar y llega a su punto crítico coh
den eiercer una influencia patológica sobre el desarrollo de sus niños. En Ia extraordinaria variedad de iancionef irñpuestas á h maiturbación (Spitz,
1952.) y con los. esfuerzos que se prodigan para retrasar el comienzo dé hs
r Vérse C. Bibring y et al. (196I) asl como Sandler (1961). reHcrones sexuales.
l

102 r.{ coNsTrructóN DEL oBTETO LIBIDTNAL RELACIONES ENTRE IIIJO Y I\,IADRE ILrl

En una película titulada Ia fornwción d.e la personalidad (1953c), LA cor.IUNICActó¡¡ rN EL INTERIoR Dtr L{ DIADA A4ADRE ¡r rN}ANrE
he presentado diez eiemplos de la influencia maternal sobre el desarrollo.
Elegí ejemplos sin complicaciones y destacados que pgdieran mostrarse en
película. No obstante debían trasmitir el sabor de ese elemento intangible Í|1'potheses non fíngo
en las relaciones madre e hijo. Sirvieron de e¡emplo de algunos de los
modos y maneras mediante los cuales dichas influencias conforman y mo- N¡rvrox
delan el desarrollo de la personalidad del niño.
Freud, en uno de sus primeros escritos, publicados clespués de su muerte,
No examina¡emos los elementos que no se rnanifiestan de un modo en el "Proyecto para una psicología científica".(1895), trata de cómo sur-
inmediatamente evidente en este proceso forrnativo, que yo denominé
ge la comunicación en la diada. Me he refericlo a esta afirmación en otra
proceso de amoldamiento (Spitz, 1954). Proce*o que consiste en una se-
rie de intercambios entre los dos coparticipantes, la madre y el hijo, cada parte (Spitz, 1957) y voy a hacer aquí una paráfrasis de elia.
uno de los cuales influye recíprocamente al otro en circuito. Estos inter- Al hablar de un esfuerza pera descargar un impulso dándole sueita por
tros caminos rnotores, Freud trata del proceso de la descarga que se hace
cambios han sido denominados por algunos autores "transiciones" dentro
del marco de la pareja madre e ñijo. Freud (1921) llamó a esta dualidad necesario co¡¡o resultado de los estímulos originados en el interior del
una "masa de dos". Por razo¡res de brevedad, usaré el'término "diada". cuerpo. El ejemplo que utiliza para ilustrar su tesis es la necesidad de ali-
I¿s relaciones en esta diada son muy especiales, como se demuestra con la mento. Explica cómo, con el fin de eliminar la tensión del hambre, ha
variedad de términos que los diferéntei investigadores han acuñado para de efectuarse un eanrbio en el mundo exterior, pero gue el recién nacido es
e-xpresarlas. Se trata de una relación que en óierta medida está aislada in.rpotente y no puede lograrlo. El neonato sólo puede descargar la ten-'
del medio circundante y gue se mantiene rnediante lazos afectivos extra. sión suscitada por su necesidad con una manifestación dc emocioncs difu-
'Si sas y al azar; Ilorando, estimulando los vasos sanguíneos por los conductos
ordinariamente podaosós. el amor pudo ser calificado por un filósofo
francés d-e ."un égolsmo de dos", esto ás aplicable cien vecás a la relación nerviosos, etc.'Esta descarga no puede aliviar de un nrodo permanente la
madre e hijo. tensión. El estímulo se eliminará sélo mediante una inten'ención especí-
lo que acontec«: dentro de ia diada permanece un tanto oscuro. ¿Cómo, fica que venga del exterior, como es.la de proporcionar alimento al recién
por ejempio, puede explicarse la forma casi clarividente con que una bue- nacido. Es necesaria la ayuda exte¡io¡ y ésta se logra atravendo Ia atención
na madre adivina ias necesidades de su bebé, le comprende iuando llora de un i¡rdividuo del medio circundante, con las manifestacio¡res de descar-
y cuando baibucea? lIabl¡mos de la intuición maternáI, de la inteligencia gas no específicas al azar, como 1os chillidos, la actividad muscuiar tlifu-
maternal y de la experiencia materna; pero en Io esencial sabemos poco sa, etcétera.
de lo que acontece en Ia madre a este respecto. |.ios enfrentam.os con Damos seguidamente un párrafo de Freud que, en una conclensación
magistral, desarrolla todo un sector del pensamiento psicoanalítico: "Así
una- c_o¡ciencia
-y sensibilidad elevadas de lai cuales el ejemplo meior es el camino de la descarga adquiere una función secundaria extraordinaria-
probablemente 1o que Freud (1900) describió como "el sueño de ia no.
mente importante sabe¡: la de llevar a cabo una comprensión 3 coq ctra
diza"; un tipo de sensibilidad que'permite a la madrc dormir tranquila- -a original de los seres humanos es así ¿l origen pri-
personá: y el desamparo
mente en medio de los ruidos del tránsito metropolitano, pero que la des-
pierta al más levé quejido de su bebé. Hemos de suponer que allí mario de loda motivdción moral" (cursivas del autor).
se
L¿ intuición en la naturaleza de la comunic¡ción en 1a etapa preverbal
produce un proceso de identificación selectivo y de gran alcance; pero con
entre madre e hijo es sxtraordinariamente importante desrie el punto de
esta afirmación nos limitamos sirnplemente a clasificar el fenómeno y
vista teórico, terapéutico y profiláctico. En la bibliografia psicoanalítica
sólo investigaciones posteriores pueden proporcionar los detalles y su e:(-
este tema no ha obtenido Ia atención que mercce, Los filósofos, los psi-
plicación.
cólogos y hasta algunos psicoanalistas han pregonado a leces hipótcsis no
La conhapartida de la capacidad nraterna para la empatía es la percep
cortfirmadas, afirmando que ia comunic¡ción entre I¡ madre v el inf¡nte
ción por el bebé de los humores de la madre, de los deseos conscientes asi
esLá basada en Ia percepción extraseirsorial o 1a teleprtía. No ¡ne considero
como de los inconscientes de ella. ¿Cómo vamos a explicar lo que ocurre
con competencia para exirrcsxr uua opinión acerca de la percepción extra-
en el pequeño? Fues si es cierto que se amolda a los deseos de su madre, es
sensorial. He lirnitado rni investigación al método expcrinrental y cle ob-
preciso que primero los perciba. Y al percibirlos, resulta archievidente
servación. De acuerdo con esto he abordado cl problcnra de la comunic¡ción
que el canai de comunicación que va del hijo a Ia madrc ha de tener su
entrc madre e hijo clesde cl punto de vistr del ol-,ser.¡aclor cxperin-rcntal.
contrapartida en uno similar que va de la madre al hijo. Nuestra tarea
será examinar en qué consiste esa comunicación.2 nricntos, los pensar::icntos o los actos cle una o va¡irs pcrsonaS, \,r scit csta influcncia
prcmeditada o no (Spitz, 195'1).
z ¿Qué es la cornunicación? Todo carnbio de conducta perceptible, ya sea intencional o s Frcud, cn el. originrl alemán 11895), ernplea cl lérr¡rino "\'c:slrirL)igtrrrg", quc cn cstc
-influir contcxto sc refiere primorCillmcnte a la co¡¡unicaciór.
no, con la ayuda dcl cual una o varias personas pucden Ia percepción, los senti
104 LA CONSTITUCIÓN DEL OOIETO LIBIDINAL RELACIONES EN'I'RE rrllo Y MADRE t05

Muchas ¡nás observaciones como éstas han de sumarse en el futuro. Es engañosa. En realidad el segundo sujeto animal sólo reacciona también
posible hasta probable- que estudios futuros de este fenómeno se be' a la percepción del estímulo, no al mensaje. La percepción del estimulo
ñeficien-y
giandemente con las proposiciones anticipadas en la teoría de la como_tal provoca una conducta en el suieto segundo que será contrapartida,
comunicación. Un número creciente de investigadores, en su rnayoría ma- homólogo o complenrento del estímulo percibido.
temáticos y físicos y en época más reciente también neurólogos y psiquia' . Es.éste-el género de comunicación que Bie,rens de Haan (1929) dis-
tras, han utilizado la cibernética y la teoría de la comunicación en su tinguió del lenguaje humano, denominándolo lenguaje animal'"egoiéntri-
trabajo. Ir4i propia técnica en esta investigación es más elemental y esca- c9" I a-l leuguaje humano alocéntrico. Para este- autor el térmiño "ego-
samente alcairza el umbral de esos métodos altamente complicados' céntrico" no tiene nada en común con el concepto psicológico det -yo
(ego). Como Piaget, expresa con el término "egocéntriio" toao lo ',cen-
trado en el sujeto". Por eso, cuando llama al lenguaje animal egocéntrico,
La comuúcación animal y humana quiere decir que no cstá dirigido a otro animal, iinó que es li expresión
En mi inte¡.¡to de lograr cie¡ta intuición de los medios y canales de la de un proceso interno. En el neonato, donde el yo no éxiste, se da ja mis-
cornunicación entre la madre y el infante, me l¡e inspirado en trabaios rea- ma situación. sus vocali"¡ciones la expresión de poderosos procesos
-son
lizados sobre la comunicación animal. La experimentación con los animales internos y no están dirigidas a nadie.
disfruta de una libertad que no poseemos para l:r investigación de la cria- George II. Ivlead (1914) expresa la singularidad de esta forma de co-
tura humana (y qu" no deseamos poseer). Por eso lcs etólogos 1, psicólo- municación (aun cuando en un nivel rnás elevado) con el ejemplo siguien-
gos zooiógicos han logrado realizar hallazgos alt¿u'¡reute significativos e te: cuando el perro A ladra y a Io lejos el perro B responde'ladrando tam-
informativos cle los cuales han deducido ciertos principios generales; en bién, el perro R- no sabe si su ladrido liene algún significado para el
cierta mcdid¿r éstos pueden también scr provechosos Para el estudio de la psrro 4 ni mucho ulenos qué signrficado puede-tener.- Nosotros, como
comunicación quc sc produce dentro de la <iiacla. obsewadores, sabemos que el ladrido del peiro B es un estímulo para el
pg-rro A y que el perro A responderá expreiando sus sentimientos dé haber
Los ani¡rialel sc comunican en un nivel de integracióu psicológica que
de un modo muv imperfecto puede llamarse afectivo conativo o afectivo sido así estimulado. Pe¡o esto es exactámente lo que el perro B no sabe,
innato. Corno tal, difiere fundamentalmente de l:rs funciones cognitivas porque su lad¡ido es egocéntrico y no alocént¡ico cómo lo- sería el lenguaje
y abstractivas de l:r comunicación verbal. La conrunicación entre madre e hulnano.
hijo, durante los seis primeros meses de vida y hasta a fines del primer En el desarrollo del lenguaje humano, esta forma primitiva de comuni-
añc¡ tarnbión, se produce en el nivel no verbal, utilizando dispositivos cación representa esa porcién filogenéticamente de[erminada que todos
courparablcs a aqucllos que prevalecen en el mundo animal.o poseemos al nacer ya, en forma de Anlage. Posteriormente, un desarrollo
Lós animales poscen medios de cornunicación que varían según la espe- espccíficamente humano será injertado en ese Anlage filogenético. El in-
cie. L¿u abcias, como lo ha demostrado V¡n Frisch (tr931) se comunican jerto ontológico. consistirá en la comunicación alocéntrica-(dirigida) voli-
por rnedio de algo que él denominó "danzas". Etólogos como Konrad tila, que actuará por la-vía semántica de los signos y señales.'suiealización
l,orenz (1935) y Tinbergen (1951) han demostrado que en lo-s peces, superior será el desarroilo de la función simbéüca.ó
las aves y bucn número de mamíferos la comunicación se produce por
medio de ciertas formas de conducta. Semeiante conducta consiste en Ele¡tentss de comunicación
señales mediante posturas, así como también en ciertos sonidos; ambos
medios tienen características de Gestalt. Esos patrones de conducta no Sin embargo, las formas de coniunicación internas de la diada madre e
contienen un mensaie del suieto dirigido específicamente a otro indiüduo. hijo, las que se establecen antes de la formación de las relaciones de ob-
Los mensaies pertenecen a las formas más elementales de la manifestación, jeto en este- primer mes de üda, están basadas en el Anlage filogenético
que Karl Bühler (1934) denominó expresiva. Los modélos de conducta descrito arriba. como se ha hecho notar ya, esas formas de-comuñicación
expresan lo que yo llamaré, a falta de una palabra meior, un estado de tienen características expresivas; es decir, ion originadas por afectos y no
alma, un hunror, una actitud afectiva, que refleja la experiencia inmediata están dirig_i_das. Se_sirven_de lo que ha sido denóminado el ,'lenguaie de
del sujcto. Es una reacción no dirigida, no cont¡olada a un estímulo perci- 6rgano'.'. (Kris,-1953; |acobson, 1964; véase también Abraham, l9i6).
bido por el sujeto. . _¿cuáles son las características expresivas, los aspectos afectivos y no diri-
Lr reacción a la percepción de este modelo cle conducta por un segundo gidos de_esas formas de comunicációne Ál dar'por supuestas lás fuerzas
suieto animal, puedc parecer como si éste hubiera comprendido esta con- que moldean la personalidad plástica del niño, tlambién hemos de supo-
dtrcta como un mensaie ilirigiilo a é1. Sin embargo, esta apariencia es s El papcl de la función simbólica no está limitado a la comunicación aloc{ntrica.
-
También. opcr_a dentro del individuo, por ejemplo, en el proccso meatal, como intraco-
. Para una exposición detallada dc este cucstión, véasc Spitz (1963a, b, c, 196{). municación (Cobliner, l95I).
106 I.-{ CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL RBLACTONES ENTRE HUO Y MADRE 107

ner qué esas fuerzas son trasmitidas e través de un sistema de comunica- líneas que anteceden mantuve que, en el neonato, la percepción, en el
ciones. Estas comunicaciones se Producen dentro de la diada y consisten sentido que se utiliza este término entre adultos, no existe i que ha de
en procesos reflejos en ci¡cuito. Resulta et"idente que se trata de una for- adquirirse paso a paso en el trascurso del primer año de vida. '
ma'de comunicación que difiere de modo consideñble de 1o que es habi- En parücula¡ durante los primeros seis meses y, en cierta medida, aún
tual entre adultos. En los capítulos siguientes trataré de describir la forna despu6, el sistema perceptual, el sensorium del infante se halla en estado
en que su funcionamiento puede ser visto. Sin embargo, está indicado de transición. Éste cambia gradualmente desde lo que he llamado la recep-
hacer prin-rero una breve definición de los términos usados en esta expo' ción cenestésica hacia la percepción diacríüca. Por el contrario que ia
sición de la comunicación. organización diacrítica, la operación de la organización cenestésica nó está
Et signo es un percepto que, embíricomente, está vinanLado_con la erp.e- localizada, no está separada; es extensiva. La rel¡ción entre la organización
riencia-de otro ob¡eto'o de una §tuacíón. Puede sustituir a la percepción cenestésica¿ y la diac¡ítica es reminiscencia de la que existe entre él proceso
del objeto o de la situación misma. [,os eiemplos meiores de 1o que esto primario y el- secunda¡io. Los derivados que aparecen en el proceso secun-
signifióa han de encontrarse en la bibliografíá médica. Por eiemplo, e1 dario nos informan acerca del funcionamiento del proceso brimario. Del
silro de Koplik consiste en manchas bucales roiizas con un centro blanco mismo modo, nos damos buena cuenta del fuhcionainiento sigiloso del sis
.í l. frr. pioclromal del sarampión.-.O el sig.,ó áe McBurney, una blan- tema cenestésico, bien a través de las deformaciones que impone sobre el
dura entre el ornbligo y la espina iliaca anté¡osuperior, que nos informa funcionamiento diacriüco o a través de su influencie sobre el proceso prima-
de la presencia de la apendicitis. rio. El sarsorium desempeña un papel minúsculo en la recepción cenestésica;
y las por-el contrario la percepción tiene lugar en el nivel cie la sensibilidad
Los- signos señales están ¡elacionados jerárquicamente; -el signo es
profunda y en términos totalistas, en el séntido de todo o nada. las respües-
el términ"o g.íérico; ]a señal, el subo¡dinado, él empleo específico del sig-
no. Por esó el término señal, designa und conexión aceptad.a conyencio- tas a. la recepción cenestésica son también respuestas totalistas, por eierirplo,
nalmente entre un signo y una explriencía, ya sea esd conexión accidental, las üscerales (Spib, I945b). Esta recepción y las respuestas coirspóndien-
arbitraria u obietfuarñentá presente. l,as señales de ferrocarril y los signos tes son evocadas por las señales y los estímulos, siendo completamente
de la carretera'(por ejemplo, el estrechamiento de ésta, indicado Po.r Par-a- diferentes de las qüe actúan en la percepgión y comunicación dL los adul-
lelas que se aproximan y continúan siendo paralelas) o "Camino sin sali- tos. El sistana cenest&ico responde e- Ias ¡iñrlcr no verbales, no diri
da", iñdicado por.un triángulo) son buenos eiemplos de esto.. gidas, expresivas; el modo de comunicación resultente estrá al nivel de la
l|n símbolo es un signo que representa un obieto, una acción, una situa- comunicación animal "egocÉrrtrica".
ción, una idea; tíene str significación que vo más allá de sas aspectos for Ahora surgen tres-preguntas:
mahes. I-ns gestos y las palabras son los símbolos de carácter más elemen-
tal. Por eso, en este estudio, no trataremos de los atributos simbólicos en i) ¿Cómo y por qué logn recibir el infante l¡s señales cenatésicas, a
detalle. una edad en que es incapaz de percibir las señales diacrfticas?
La comunicación entre Ia mad¡e y el hijo es básicamente diferente de la 2) ¿En qué categorfas de Ia condutta adulta humena pueden halla¡se
que se da entre personas ma)'ores por diversos conceptos. El más impor- esas señales?
tánte consiste en- el hecho de que los medios usados en la comunicación 3) ¿Por qué, de ordinario, las personas mayorc no P¡recen responder a
entre dos o va¡ias personas adultas Perteriecen en coniunto a una y la mis- ellas?
ma categoría; a saber, la categoría de los símbolos verbales o gesticulantes.
No ocurre así en el caso de la madre y del hiio; aquí existe una desiguald:rd La respuesta a la primera pregunta no es fácil. El nivel más eleme¡tal
notable en los medios de comunicación. Du¡ante algún tiempo el men- de comunicación aprendida es el reflejo condicionado, en el que un estímu-
saie que procede del infante, al menos durante 1os primeros meses de lo (actuando como señal) provoca una respuesta del sistema vegetativo. Se
vida, consia de signos y nada más que de signos; los mensaies originados ha demostrado experimentaltrnente, que los reflejos condicionados primeros,
en la pareja adultá del infante son señales dirigidas volitivamente y perci- surgen en el infante como respuesta a los cambios de equilibrio, es decir,
bidas como tales por el infante. a un estímulo de Ia sensibilidad profunda. Ésta es una estimulación del
sistema cenestésico. Además, la percepción a través del sensorium (percep-
EL P,{PEL DE LA RECEPCIóN Y DE LA COMUX¡CACTóN: T'ORIT.'\S DE FUNCIO'
ción diac¡ítica) no funciona todavía; esta ausencia de la percepción diá-
NArrrENTo cENrsrÉsrc.ls v ot¡.cnÍrrc,ls
crítica intensifica la "recepción" cenestésica, ya que las ieñales son las
únicas gue se recibirán, experimentarán y serán eféctivas. Por último, si
Cuando hablamos dc un sistema de conrunicación, tácitamente se da Por el infante ha de sobrevivir, Ia organización cenestésica debe funcionar
supueSto que todo mensaje t¡asmitido lo recibiLá el miemb¡o receptor de desde el nacimiento. De esto se sigue que las funciones cenestésicas del
la^pareja. Este supuesto, sin embargo, crea una dificultad lógica. En las neonato son más maduras y más de fiar (ue todas las otras.
IO8 LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL RELACIONES ENTRE HIIO Y MADRE IO9

[a segunda pregunta tiene una respuesta más fácil. Los signos y las se la angustia, la cólera, la añoranza, la confianza, en un paciente incapaz de
ñales que llegan y que son percibidos por el infante en los primeros meses verbalizar esos afectos.
de vidá pertenecen a las categoias siguientes: al equilibrio, a la tensión La capacidad para tales percepciones y para su uso, en su mayor parte
(musculai o de otro género), a la postura, temperatura, vibración, contacto es reprimida en torno del periodo de latencia. Por eso encontramos difi-
cutáneo y corporal, ritmo, tempo, duración, diapasón, tono, resonancia, cil, si no imposible, imaginar el género de mundo en que viva un ser cuyo
rechinar y probablemente de buen número do otnis, de las cuales el adulto sistema sensitivo total, crtyo modo de relación, se verifique en categorías
dificihnente se percata y que ciertamente no puede verbalizar. de las cuales hemos sido apartados. Esta grieta, que existe entre la percep-
Esto nos llevá a la tercera pregunta; a saber: ¿Por qué el adulto parece ción diacrítica y la expresión perteneciente a la edad infantil, puede expli-
no percatarse de las señales dé la comunicación cenestésica? Si considera- car muchos dotes en apariencia sobrenaturales, por ejemplo, el presunto
mos las categorías enume¡adas arriba, nos daremos prontamente cuenta dón místico para el vaticinio de los primitivos. En las sociedades aún ile-
de en qué medida las categorías se¡rsoriales están ausentes en el sistema de tradas los individuos rctienen y practican en la madurez esos mismos dotes
comunicación corisciente de los adultos. Estos, en su comunicación, han de sensibilidad que los occidentales reprimen; o cuando menos son capa-
remplazado el uso de las señales pertenecientes a esas categorías por sím- ces de retornar a tales modos de percepción. Esto parece ser una regresión
bolos sernánticos percibidos diacríticamente. Aquellos adultos que han con- en el servicio de un ideal del yo culturalmente determinado.
servado la capacidad de hacer uso de una o de varias de estas categorías Lo que es más, en dichas sociedades, aún ilehadas, se utilizan libremeutc
atrofiadas de percepción y de comunicación, pertenecen a los que tienen medios auxiliares para facilitar dicha regresión. Tales medios, o bien inhi-
dotes especialés. Son compositores, músicos, bailarines, acróbatas, tra¡re- ben el funcionamiento del yo orientado diacríticamente o, por el contra.rio,
cistas, pintores, poetas y muchos okos, que consideramos como personali- pued«r ref.orzar el funcionamiento de ia organización cenestésica. Entre
dades l-ábiles, hipenensibles. Pero no cabe duda de que, inevitablemen- tales coadyuvantes, podemos contar el ayuno, la soledad, la oscuridad y la
te, difieren en ciérto modo del hombre occidental medio. Este ha optado abstinencia; en una palabra, Ia privación de estlmulos. O bien drogas, rit-
por acentuar en su cultura la percepción diacrítica, tanto con resPecto a mos, sonidos; alcohol, técnicas respiratorias, etc., pueden alistarse para
ia comunicación con los otros cómo tonsigo mismo. La introspección está lograr una regresión que difícilmente esbá ya al servicio del yo y que puede
desc¡rtada como rnalsana y es mirada ceñudamente, de modo que aPenas muy bien ser parte de una institución cultural. Condiciones semejantes
si so¡nos conscientes de ló que ocurre en nosotros, salvo cuando estamos se obtiene¡ probablemente en el trance hipnótico; acaso en algunos de
enfermos" Nuestras sensaciones más profundas no llegan a nuestro cono- los mlsticos y sin duda en el caso de ciertos psicóticos.
ci*ti*nto, no se vuelven significativas; ignoramos y reprimimos sus mensa- Sin embargo, para el niño las señales cenestésicas originadas en el clima
jes. Fero los tememos y revelamos ese temor de muchas formas. Podemos afectivo de la relación entre madre e hijo son evidentemente los medios
decirlo sin rodeos; encontramos que las premoniciones son desagradables; normales, naturales de comunicación, a los que responde él con una reac-
en el caso de que resulten ciertas, las tene¡nos por peligrosas o misterio- ción totalista. Y la madre, a su vez, percibe las respuestas totales del in-
sas.o Tfatamos de negarlas o cuando menos de racionalizarlas. fante de la misma manera.
Al adivino, al hipnotizador, al médiurh, los reunimos en montón, como Ya hice rcferencia a la sensibilidad casi telepática de la madre en rela-
perturbadores y amlnezedores de questro unive¡so racional; los relegamos ción con su hijo. En mi opinión, durante el embarazo y durante el periodo
a una zona inciert¡ v los eltrdimos. Hasta condenamos la intuición, mo que sigue inmediatamente al parto, las madres activan su capacidad poten-
fándonos de ella' en ios discunos cier¡tíficos. Esa burla, ese escarnio, las Cial pára la respuesta cenestésica. Indudablemente se producen una serie
bromas sobre estos temas, revelan nuestr¿ desazón ante lo que no puede de piocesos regresivos en el trascurso de la preñez, del parto y de la lactan-
explicarse. cia-(Benedek, 1952, 1956). Es lamentable que la psicología experimental
Por eso, lejos de mantenernos alerta para los cambios autónomos en no haya intentado nunca investigar las diferencias de Ia sensibilidad percep-
otros, ni siquiera nos fijamos en ellos y mucho menos somos capaces de tiva cenestésica entre la madre que estrí criando a su hiio y la de aquella
interpretarloi. Cualquier animal sabe cómo una cosa corriente que alguien muier que no estuvo nunca embarazada. Estoy convencido de que una
tiene miedo de él y actúa, sin vacilación, sobre este conocimiento. I¿ ma- madre que cría percibe señales de las que nosotros no nos percatamos (véa-
yoría de nosotros somos incapaces de copiar este hecho tan simple. Con- se también Spitz, 1955a, 1957).
sideramos ql psiquiatra un individuo sinfularmente dotado cuando percibe
LOS AI'ECTOS, LA PtrRCEPCróX v r,,r COUr¡XrC.rC¡ó¡r
- 6 No es éstc cl luger pera tretat ¡ fondo dc toc proccsos inconscicotc¡ co quc rc aPoy¡n
fcnómcnos t¡les como los dcnominados mistcrioao¡.- Rc¡nito ¡l lec,tor ¡ los numcrocos ¡r-
tlculos sobrc el te¡n¡ en la bibüogrefle psicoan¡lftice, comcrrz¡ndo por lc cscritos dc Frcud [¿s señales afectivas generadas por la clisposición de ánimo maternal se
"Lo misterioso" (1919), "81 ránociÁ¡c.nto fel¡o; (l9l{¡), "L& sue¡os y la tclepctla" convierten en una forma de comunicación con el infante. Esos intercam-
(1922) y "Los sueños y lo oculto" (1932). bios entre la madre y el niño prosiguen ininterrumpidamente, sin que la
F,ELACIONES ENTRE HIJO Y MADRE 1I1
IlO LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL
nen su origen en la percepción diacrítica; tamPoco han^ estado sometidos
madre necesariamente se Percate de ellos. Tal modo de comunicacién a la elaboáción secundaria por los procesos mentales. Además us conse-
entre madre e hijo ejerce una presión constante que conforma la psique cuencias de los intercambios'afectivoi entre la madre y el hiio son accesi-
infantil. No quiero decir que esa presión produzca nada de carácter no Ui., , i, observación directa; lo que es excepcional en los adultos' Pues
placentero pará ei infcnte. Hablo de "presión" solamente porque.-las pala- en el infante, tratamos .on pio".s* afectivos in statu rwcendi, observables,
bras para expresar esos inte¡cambios tan extraordinariamente sutiles e in- como si dijéramos, in YiYo.
tangibles no han sido jamás acui'radas. Estoy tratando de describir uu trs de ui interés especial para nuestra invesügación que el despliegLre
proóeso del cual sólo son aprehensibles las manifestaciones más -superficia-' de la oercepción afectiia y loi intercambios afectÑos Preceden a todas las
les. La presión y el afloiamiento alternan y se combinal Para in-fluir ahora á.*er'furóiones psíquicai; éstas se iún .desarrollando subsecuentemente
una funiión, luégo otra, entre aquelias que se expanden con ia madura' ro¡r.loi-.i"rientoi pr'oporcionados por los intercambios afectivos. Loshasta
afec-
ción, retardando unas, facilitando otras. Esto es lo que he tratado de cap tos parecen ,.grr, ,r*r'.ndo de g]]íá al resto
.del
desarrollo, al menos
tar en mi pelicula Dando forma a ln personalídad_ (I953c). Lo- que el filal del priie*no
áe vida. ?ersonalmente opino que seguirán siéndolo
pucle mostrai allí e¡a sólo la superficie. Bajo ella el fluio y reflujo- de las durante muchísimo más tiemPo.
i'uergías afectivas impulsaban las mareas que canalizan el curso del desarro- Puesto que Ia experiencia áfectiva, en el nrarco de las relaciones madre
llo de la personulidad en una u otra dirección. . t,ir ..t,il-áuranté el primer año de vida como un tractor roturador pa_ra
No puedo encarecer suficientemente ia pequeñez del- papel que los acon-
á'áérrr.il" á. io¿or 1os'otros sectores, se deduce que el establecimiento del
tecimiéntos traumliticos desenrpeñan en este desa¡rollo. Lo q,ue vemos' ;;;;;;; del obieto libidinal inicia támbién el comienzo de la relacionali-
una y otra vez, son los resultadós acumulativos de experiencias y los. estímu- á;;;;ñ-";;¿;;;. Después de que el infante se hava vuelto capaz de
los ¡éiterados, de ias secuencias de respuestas repetidas sin cesar. El .mismo ,"r.iüii u de respo,dei co^n seguridád al rostro humano, d¡da necesitará todavia
principio de acumulación es válido pára'la etiología de una neurosis posi- 5tr";eí;;t;;-;át"gr., ,..óno..r el biberón, que sin ¡¡.la "cosa"
tle déspués. Los eventos traui¡áticos aislados ¡ara_ vez-.desempeñan un rr¿,"fr*rfirt.--Lá r., lo"palpa varias veces al día y, además,.obtiene de él
papel dicisivo en la provocación de la neu¡osis. He afirmado repetidas un, irtirtr..ión de i, ná..r'idrd. No obstante reconoce el biberón mucho
'u"ó.r qr., en la neurósis, es el efecto de las. experiencias- acumulativas el
después que el rostro humano.
c"usrnie del ¡esultado patológico. Introduie el ¡érmino de clima_afecti'to Óo-o b"rrr. con todos nue§tros datos cronológicos acerca del. comienzo
(Spitz, lg47b), para désignaila tot.lidad de las fuerz-as que influyen eI .f, la duración de un fenómeno en la infancia, podemos sólo indicar un
áeiarrollo del infinte. Ei ilima afectivo actúa de acuerdo con un principio íro*á¿io del que hay desviaciones temPorales considerables' No obstante,
psíquico que he formulado en un trabajo presentado en la Sociedad psiquiá- i" .r tr"t"-.11i.*pá de aparición o lá duración de un fenómeno especí-
tricá de Vi.nr, en 1936, y que trataba del príncipio acumulativo. ii.o-!n la infancia'lo esenóial, pues esas circunstancias P.ueden variar; lo
En este momento no iengo el propósito de ocuparme dei papel de los eilrci.l es el orden de la secuencia del desarrollo en los diferentes sectores
afectos en los procesos. psíqüicos, en Ia sensa-ción, la percepción,- el pensa' á;ü;;;;"üdad. Este Permanece invariable' Es de suprema importancia
miento y la acóión. Ha- de señalarse, sin embargo, que los psicólogos más infante con un congénere h-umano, pues
;;.lr'primera relación áel posteriores se basarán eñ esa'¡elación. Aquí
sea
académióos eluden estas cuestiones, así como el problema total de la afec: todrs hl relaciones ,o.irl.r
tividad, hablando de "la motivación". La teoría -psic-oanalista, Por otra empieza el Droceso que trasfórmará al infante en ser humano, en ser so-
parte, ira insistido desde el principio en que todas las funciones psíquica-s, dentro del sentido humano'
"cial, en el zoon politihon,
ya §ean sensaclones, percepciones, pensamiento o acción, son predicado de i|i; iár'iiO",'qu. está basada en inteicambios afectivos, es lo que dife-
óambios de la catexia, qúe son percibidos tanto por el individu¡ como ..*', la bolis humana de la colonia de termitas, donde la relación se
por el medio circundante a modo de afectos y Procesos afectivos. En otras Ñ; " ri.it.t químicos y físicos, en el olor, el gusto y el tacto'
palabras, las manifestaciones afectivas son los indicadores del cambio ca-
ié*i"o; esto aporta la motivación que activa las funci-ones de la psique, de y la wolucíón
las que hablainos arriba. En la infancia, los afectos desemperian el mismo Los órganos corporales, la comunicacíón
prp.i, p.r, la finalidad de la comunicación, que el Proce§o secunda¡io en Las realizaciones del hombre s0 hicieron posibles cuando la posición erecta
las personas mayores, áeió en libertad sus manos, facilitando §randernente los intercambios so'
ionsciente o inconscientemente, cada uno de los miernbros de la -pare- ;irl.r;;";;;i *it*o tiempo quedaban-]l u:.1 v 1l::g.'.ó'.:ral,libres para
ja madre e hiio, perciben el afecto del otro.y a su vez resPonde co¡. afecto, la coiunicación (Freud, tD¡O; neU, 1833; Spitz y Wolf, 1946)' .,
In un intercámbio constante afectivo recíproco. Esos intercambios son Filogenéticamet te la boca, la mandíbula y-la región perioral
tlenen a
iundamentalmente dife¡entes de aquellos qüe tenemos ocasión de observar ,o .rrio la tarea de la ingesiión alimenticia' En el trascurso de la evolu'
en 1os adultos, por eiemplo, en n*éstros pácientes. En la primera infancia ;tó;-;Ei;rái.t"nrion grr"n número de otras tareas, tales como la defensa,
loo pio.ooyt.^.tiroi rró .itán aún contiminados con elementos que tie-
II2 LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL RELACIONES EN'I RE IIIIO Y MADRE lr3
Ia agresión, la exploración, el asimiento, el trasportar, el vocalizar, la El desarrollo afectivo no se lirnita a los afectos de placcr «¡ a las Gestal-
higiene personal. En cuanto a la mano, su función originirl fue de apoyo ten signo, prometedoras de Ia satisfacción de la necesidad, como la caril
y locomoción, mientras la posición cuadrúpeda fue en la práctica exclusiva. de la madré. Los afectos no placenteros desempeñan un papel de igual
Esta posición cambió cuando en el trascurso de la evolución simiesca la importancia; por estc razón han sido ellos también investigados en esta
vida arbórea forzó a las extremidades locomóviles a asir; como resultado indagación.
de esto, algunas funciones de la boca fueron trasferidas a esas extremi-
dades locomóviles, en particular a las superiores. Ahora las funciones de
la boca resultaron grandemente empobrecidas, sobre todo en Ios animales LA HISTORIA NATURAL DE LOS AFEC'TOS NO PLACENTEROS Y SU D¡NÁMIGA
de dieta mixta. Se hizo más importante la vocalización, como se evidencia Los afectos placenteros surgen en el trascurso de los tres primeros meses
en el incesante parlotear de los monos selváticos. En gran medida, tanto Ia de viila, siendo la respuesta souriente su manifestación más notable. Las
ingestión alirnenticia como la vocalización implican la musculatura- mimé- manifestaciones de displacer siguen un rumbo estrechamente paralelo; se
tica de la región perioral. En el curso de la evoiución del primate y del vuelven más y más específicas en el curso de los tres primeros meses de
hombre, l¿r vocalización y la expresión mimética-¡on de una utilidacl cre- vida. Al comienzo del cuarto, el niño expresa su desagrado al abandonarle
ciente como instrumentos de expresión, iniercambios y contactos sóciales. su pareia humana. Pero así como el inFante a esa edad no sonteirá (de un
En consecuencia, la mano, liberada de la tarea de soportar la parte modo seguro) a nada que no sea el rostro humano, tampoco mostrará
superior del cuerpo, tomó a su cargo muchas otras que la boca hasta en- desagrado cuando le quitemos trn juguete suyo o algún otro objeto familiar;
tonces había realizado. Entre esas tareas había también algunas sociales, llora- sólo cuando sn compariero hurnano de juego interrumpe éste y Io
como el cuidado de las crías, el cortejo y la postura en el acto sorual. I"a ubandona.
criartza y el darle de mamar al pequeño caia a cara no sólo se hizo posible Alrededor del sexto mes, la especificación de la respucsta sonriente y de
sino algo rutinario. Cualquiera obse¡vación de los verteb¡ados muestra larespuesta de desagrado se hacen más señaladas y se cxticnden a un nír-
que la postu¡a de cara a cara no se produce en el cuidado y la crianza de mero creciente de eití¡¡ulos, incluyendo aquéllos conectados con "cosas".
los hijos, salvo en esos aninrales que han desarrollado la vocalización en una Ahora el niño llorará, no sólo cuando le deia su compailera de iuego, sino
arnplia escala; a saber: las aves, Ios primates y el hombre. Sin embargo, en también cuando le quitan su juguete. En la seguncia n'¡itad del primer
las aves, la anatomía facial es más o nrenos rígida e inadecuada para expre- año se weh,e capaz de seleccionar su juguete favorito, cntre otras varias
sar emociones. Por eso, aun cuando esa anatomía proporciona una señal cosas,
du¡ante Ia alimentación del pequeño (aunque la vocalización, por la parte Nuestras observaciones y experinrentos corroboran la proposición de que
de la cría cuando menos, acompañe a la alimentación) la señal facial perma- la experiencia investida afectivamente facilita y asegura el almaccnamiento
nece sin modificar durante la ontogénesis. de rastros mnémicos. Demostramos la validez de esta proposición en nue&
En los primates y en el hombre, sin embargo, las regiones facial, bucal tra exploración. de la histo¡ia natural de la respuesta sonricntc, así como
y faríngea sufren modificaciones filogenéticas, que enriquecen grandemen- con lal réspuésta de desirgrado en el prirner año de vida.
te sus dotes neuromusculares. Esto no sólo hace posible la expresión de Los afectos son los resultados finales percibidos dc los procesos dc des-
afectos en esa región, y con rnucho menos gasto de energía, sino que tam- carga (Freud, l9l5a). Lir respuesta sonriente es cl indicador afectivo de
bién abre el camino para cambios más rápidos en la expresión de las emo- la satisfacción que se espera de la necesidad; es decir, el iudicador de una
ciones. La región facial se convierte así en un instrumento adecuado para descarga de la tensión. El lloro cuando su páreia se va es inclicador afectivo
producir señales afectivas; y lo mismo puede aplicarse a la vocalización. de una elevación de Ia tensión en la expectativa. En ambos casos los ras-
,dsí, creo yo, fue como empezó Ia evolución de la expresión afectiva facial, tros mnémicos que el infante almácena en esta ocasión pertenecen a aqu-e'
la vocalización y su uso pare finalidades semánticas; esto llevó, por últi- llos dones situaóionales externos asociados con los cambios de tensión sub,
mo, al surgimiento del lenguaje. jetiva, es decir: con los cambios en la econonría impulsiva; Ia reducción
En el lenguaje, los símbolos scmánticos remplazan a las Gestalten pos- de Ia tensión, en el primer caso; el aumento de la tensión, en el segundo.
turales y de conducta. En é1, dichos símbolos semánticos se convierten Los rastros innémicos de esas dos experiencias servirán parir reconocer Ia
en los instrumentos principales del yo para guiar las relaciones de obieto. recurrencia de hechos dados semeiantes, de constelaciones externas análo-
Esto lleva progresivamente a descartar las señales posturales en Ia cornuni- gas eu el futuro. Esas dos experiencias, la del placer y la dcl displacer, son
cación y a su atrofia. En nuestra cultura, apenas si nos fijamos ya en la las dos experiencias afectivas prirrcipales en la primcra infancia. Todas las
postura. El psicoanalista ha de aprender otra vez a comprender hasta los demás del neonato o bien son experiencias afectivrrnente neutrales, es de-
mensajes más elementales contenidos en señales posturales que le aportan cir, que no provocan manifestaciones observables ni positivas ni negativas
sus pacientes y a traducirlos en señales semánticas (Freud, 1921: F. de afecto, o están dotadas sólo con cantidades mínimas de éste. Los dos
Deutsch, 1947, 1949, 19 52 ) . casos descritos arriba son excepciones. Se yerguen corno picachos solitarios
........
ll4 LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL RELACIONES ENTRE HIIO Y MADRE 11'

en Ia llanura de Ia indiferencia infantil para la mayoría de las otras ex-


desplazamiento se produce a lo largo de caminos que llevan a los rastros
periencias.
- mntmicos (Freud, iAOl¡. Evidentemente, para hacer posibles.esos Procc
Una de éstas dos tan destacadas, es la aparición del preobieto, que pre- sos catéxicos, deben haberse'depositado primero rastros mnémicos. Ia
cede a la satisfacción y la respuesta sonriente que t le sigue; la otra es la respuesta sonriente, que se basa én el reconocimiento del preobieto, sin'e
separación de su pareja, iniciando frustraciones expresadas por el llanto. de'ejemplo al postulado de Freud sobre Ia conexión entre los rastros n]né'
E§encialmente la eficacia de estas dos experiencias reside en su interacción micJs y' lo¡ piocesos mentales. AI considerar este fenómeno, he tratado
de la satisfacción y de la frustración que se repiten en un marco idéntico de del paiel g,r. d.r.*p.ñan los desplazamientos de energía en la iniciación,
hechos externos dados, cada día y muchas veces al día.
facilitJci¿n'y organiiación del almacenaie de recuerdos y el de la energía
impulsiva qré se npo)¡a el afecto manÍIestado en esas ocasiones. Con-
EL ALI\IACENA\IIENTO DEL RECUERDO Y LA EXPERIENCIA COLOREADA DE sid'ero r¡ue"í
el fenómená áe ia respuesta sonriente puede servir también de
AFECTIVIDAD eiemplo del funcionamiento de 1os prirneros Procesos mentales'
'Hásta rnás tarde, entre los ochc, ti los diez-meses de vida, el papel de los
La proposición de que las experiencias investidas de afecüvidad facilitan dos afectos primarios, el placer v el displacer, no es dificil de detectar en
u el almacenamiento áe los rastros mnémicos de los hechos dados el desarrollo'del infante. Pero luego, aj-mes. se hace más oscuro su papei,
"réeuia, externos que las acompañan, está muy de acuerdo.c-on nues-
iiturüorrles porque entonces uno de los dos alectos parece actuar sob¡e ei otro en for-
tros supuestos sobre la'función de ias dos organizaciones sensoriales en la inas'complicadas e imprevistas. Esto es particularmente evidente en las
infanciá, h cenestésica y la diacrítica. Los ptócesos de descarga y sus indl operaciones de ideación, tales como en ia iunción.de juzgar, en_la forma-
cadores, los afectos, perienecen a la región áel funcionamiento cenestésico. ción simbólica, la abstracción y las operaciones lógicas de todo género (in-
La percepción ceneítésica sxtensivd, iívestida afectivamente, es el único cluyendo la "reversibilidad" de Piaget 119471).
prrerrte sóbre el cual un recién nacido puede avanzar hacia la percepción la fun-
.i,as investigaciones de Freud (19Í5) i:ropoicionan un-eiemplo de
diacrítica intensiva y lograrla. ción de i",r*i. Aquí Freud, .nt.e ottás óosas, trata de la actuación de
Los etólogos han obíervado ia enorme aceleración del almacenaie- de los dos *'f..ior primarios, y afirma: "Una condición p-reTia para establecer
recuerdos eñ los animales bajo condiciones de tensión emocional. Esta la comprobación de ]a realidad es que se-hayan perdido^obietos que en
aceleración muestra un contraite completo con el Proceso laborioso,.lento, otro tiémpo nos proporcionaron uni satisfacción real." De esto se sigue
interminablemente ¡eiterativo del aprender en el experimento condtctona' que el afecto del plaóer, qus es una. de las fuerzas primarias, de motivación
do clásico. dn el establecimiento dei'obieto, a.sí como el afecto de displacer, suscitado
Era de esperar gue esa rapidez para aprender 1o ir¡vestido de afecto sería
por la pérdida del obieto, sean ambos experimentados antes 9l qul la fun-
más predominante en los animales, debiilo a que sus respuestas cenestésicas ii¿n ¿.i juzgar pueda'cristalizarse. Lo qúe es más: esa c¡istalización puede
son ,irucho más destacadas que lai ¿el hombie. Tiene¡i que serlo, debido producirJe í¿lo^ si los dos afectos se iuscitan sucesivamente en periodos
a su validez para la supewivencia.T cronolócicamente seDarados.
Las observacíones de los animales perecen mostrar que la aceleración y En eiestudio del origen de la semántica del gesto de "No" (1957), cu-
el reforzamiento están proporcionados con la magnitud de la carga afecti- yos' detalles comunicaré"después, he explorado el desarr-o,llo. del papel de los
va y que esto, a su vez, es predicado de la cuantía en que la situación que áos afectos primarios, el dei placer y ét aet displacer. Las conclusiones de
afecto concierne a la supervivencia del animal.
- En loselfenómenos
provoóa
afectivos tratados arriba, el papel de la actividad im-
estas investigaciones no difieien deáasiado de las proposiciones de F¡eud
sob¡e la funiión del juicio. Resulta evidente que el el proceso-de adqui-
pulsiva subyacente (de la cual el afecto es un indicador) en Ia utilización sición del gesto semántico de "l.io", actúan los dos afectos de manera
áe procesoi mentales es de gran interés. Freud (I9ll) postulaba que los complemenfaria. Lo que uno de ellos otorga, el otro lo rehúsa y viceversa.
proóesos mentales representan un tipo de acción experimental, acompañada
por desplazamientos-de cantidades relativamente pequeñas de catexia. El
EL pApEL DE LA FRusrn.tcróx EN LA EDUCActós v EL DESARRoLT'o
? La insulsez de la mayoría de los experimentos con -anim-ale¡ en eJ .pasado,. incluyendo
la teoría del saber, se deÉe acaso al accéso antropomórfico de los psicólogos de animales. De esto se sigue que privar al infante del afecto de displacer, d_urante el
*primér
Como el sistema cenestésico es ten poco conspicuo e¡ el adulto, ellos lo desdeñan en su trascurso del año de vida, es tan dañino como privarle del, afecto
ecercamiento al animal. Se di¡ía que el peso e impOrtancia crecientes de los hallazgoS dei placer. Ef papel de ambos es de igual importancia en la formacjón del
efectuados por los etólogos y por Ii observación infanhl p-sicoanalítice han. producido un
c¡nrbio: la'psicología añimai reciente ha sido epaz de ófrectmos una informacióo más aproto psíquico y ae t, personalidad. Deiar-inactivo a cualquiera de estos
reco,npcusrdára. E"sta influencia se hace visible i-.n la invcstigación dei estímulo, desde atectos f.rstorna.á el eqüitibrio del desarrollo. Esta es la razón de que
Hebb'a Harlow, de una parte, y en los experimentos sobre la-carga exce¡iva de estímulo lleve a resultados tan deplorables educar a los niños de acuerdo ccn la doc-
de Calhoun (1962), de la otra. hina de un consentimiento incondicional. La importancia de la frustración
116 LA CONSTi',i',UCIoN DEL OBJE'r() LTBTDINAL RELACIONES ENTRE rIIJO Y MADRE ll7
para el progreso dcl desarrollo no puede ser sobrestirnada, siu embargo; frustración, son numerosas y se acrecicntan .con la edad. Es colno debe ser'
después de todo la naturaleza ¡nisma lo impone. En primer iugrr, estamos Cuando hablo de la frustración, no quiero decir cou eso que sea. Par-
sujet<rs a la frustración formidable (1924) la confundió con el t¡¿ario áe pegar a los niños,_ me refieró a- esas fru§traciones -qnc vienen
t¡4uma- de Ia asfixia al nacer, que -Rank
obliga a remplazar la circulación fetal ,riurrt*.nü" "rl a un inÉante y que sólo pqed. ser evitad:ts con una
por la respiración pulnronar. Las ¡eiteradas e insistentes f¡ustraciones de iáiir".i. nada "rirr
razonable. Al tratir con esea frustraciones reiteradas, el
la sed y del haml¡re seguirán a aquélla; éstas obligarán al infante a volverse i"farte logra una proporción creciente de independellciíl cn el curso de los
activo, a buscar i, a incorporar el alimento (en lugar cle recibirlo pasiva- seis primeiOS meses y Se torna Crecientemente aCtivo en Stls relaclgnes Con
mente ¡ror medio del cor<lón umbilicai) y a activar y desarroliar la percep- el mirndo exterior, animado e inanimado.
ción. El siguiente paso importante es ei destete, que impone ia separación
de la madre y acrecienta la proporción de autonomía; y así sigue paso a
paso. ¿Qué hace imaginar al educador moderno, al psicólogo infantil o al
padre o la uradre que puedcn evitarle al niño Ia frdstración?
flsta va inrplícita eri el desarrollo. Es el cataJizador más potente de la
evolución con quc cuentn la naturaleza.s La observación del Dr. ]ohnson
de que era asonlbroso cómo el saber que iba a se¡ ahorcado a la mañana
siguiente podía acelerar el proceso mental de un hombre, áun siendo bru-
tal, es vcrdadera. La naturaleza no se preocrlpa de Ia ética, sino de la evo-
lución, y, apiica esta presión despiadadamente a la frust¡ación de lo desa-
gradablc. En la crianza de ios niños en l¿i actualidad, se evitan al infante
esas frustr¿rcioncs que hacen que los pa<lres, el educador o el psicólogo se
sientan culpables. Eu ¡calidad lo que les preocupil no es tanto la conducta
dei pequeño conro su deseo de evitar sentimientos dc culpabiiidad, cons-
cientes o inconscicntes.
Para el hienesta¡ del infante se requiere lir frustración. l¿ afirmación
de Freud, citada arriba, muestra uno d,e Ios papeles del afecto del displacer
al lograr ]a comprobación de Ia realidad; ), la comprobación de la realida<l
es dc vital irnport:rr.rciir para el yo. Sin el displaccr, sin ese proporción de
frustración, que ,vo llamaría adecuada ¿r la edad, no cs posible ningún desa-
,ro11o 5¡¡isfactorio del yo.
Esto se nuestra de modo impresionante en uno dc los experimentos de
Harlorv con n)onos rhesus; esos que é1 llamaba together-togefher [siempre
juntos]. En cste experirnento aprovcchó la conduct¿ de apego instintual
dc estos aninrales para criar juntos a dbs monitos. De ese modo c¡ió un
par de ellos que no desarrollaron nunca ninguna actividad de nrono adulto,
i,a sea ésta social o sexual. Se pasaban 1a vicia asidos el rlno al otro; ull
sistema ccrmdo quc ni se colnunicaba con el medio exterior ni admitía
ninguna interfe¡enci¿r del exterior, ya fuera ésta agradable o desagradable
(Harlow, 1958). Aquí'tenernos un cjemplo muy instructivo de lo que ocu-
rre a un infante que no ha sido frustrado. Es cvidente que en las condi-
ciones naturales. cuando es criado po-r la madre, al pequeño ¡hesus no se le
consiente una satisf:rcción sin límites de su ansia dc apego. Del mismo
modo la criatura humana, en el curso de las relaciones normales eutre ma-
dre e hijo, Ias situlciones en que se imponc el displacer al niño y surge la

¡ Freud, por supnesto, se daba perfecta cuenta de esto: lo atcstigua su afirmacióq: "las
sens¡ciones de naturaleza flacutere no llevan cn sí nada impclente; en tanto que las desa-
gradables poscen esta cua'lídad en el más alto grado. Estas últim¿s irnpulsan hacia el cam-
bio..." (I923).
EL ESTABLECIIVfIENTO DEL OB)ETO LIBIDINAL ll9
fies etdpds en la ontogénesis de la angustia. f_" pliT:1.^de. estas,eta_pas es
VIII. EL ESTABLECIMIENTO DEL OBJETO LIBIDINAL la ,eaciión del infantáal proceso del-parto. Freud (1926a) habla de esta
reacción como del prototipo psicológico de toda-angustia posterior.. Otros
LA ANCUSTIA DEL OCTAVO M}^s autores, Rank (t9i4) en:pririrer lugar, dan mucha importancia al llamado
,,trauma,,, .o*ó cauórnte de todos los problemas psiquiátricos de después.
Entre el sexto y el octavo mes se produce
-no un cambio decisivo en la con- Freud no aceptó nunca esta hipótesis.
ducta del niño hacia los otros. Ya responderá el bebé con una soirrisa
Durante ef periodo neonatal, aproximadamente- en ]a primera semana
cuando un visitante casual se detenga iunto a su camita y le sonría mo- que sigue al párto, vemos que se producen manifestaciones de desagrado
viendo la cabeza. Para esa edad la capacidad para la diferenciación PerceP- ü ciróunstan.ias que, en una edad más avanzada, pueden originar angus
tiva diacrítica está ya bien desarrollada. Ahora el infante distingue clara' tia. Éstas manifesiaciones de desagrado no son angustia, en el sentido en
mente entre el amigo y el extraño. Si uno de éstos se acerca a é1, hará qy9
que usamos este término en psicoanálisis. Denominarlas angustia es des-
entre en funciones-una conducta típica, característica e inconfundible del
o'rientador. Aun cuando tienen todas las características de los estados
infante; dará muestras de diversas intensidades de recelo y de angustia y
rechazará al desconocido. Sin embargo, la conducta individual del niño de tensión psicológica, con fenórnenos de descarga psiquica difusa, care
cen de contenido psicológico'
varla en una escala bastante amplia. Puede baiar los oios tímidamente,
puede cubrírselos con las manos, alzar sus vestidos para ocultarse el ros- A medida que ei niño ie va haciendo mayor, la naturaleza de- estos esta-
iro, arroiane bocabajo y esconder la cara ent¡e las mantas o puede llorar dos de tensió'n van perdiendo progresivamente su carácter difuso; ahora
se dan como respuestá a todas las situaciones más específicamente ingratas.
Aproximadamenie a Ia octava semana de vida, las mcnifestaciones de desa-
eiado se hacen cada vez más estructuradas e inteligibles, no sólo para la
iradre, sino también para el observador experimentado.
Empiezan a aparecér unos cuantos matices,- que ren.rplazan el tono ng
gativo^ de e:ccitaiión generalizada, trasformando les simpleg m-anifestacio-
íes de desagrado en algo semeiante a dos o tres siglros -"codificados". Visto
desde el ladi de la midre, esto es ya el comienzo de la comunicación más
sencilla. visto desde el lado del niño, es aún un indicio de incomodidad,
es todavía una demanda de ayuda; permanece en el nivel expresivo, aun
cuando esas manifestaciones sé hayan vuelto ahora volitivas y articuladas'
Desde ese moment<1, el medio ciicundante ha aprendido va a distinguir
cuando el niño tiene hambre, cuando le duele el vientre y cuando exPresa

dTIffiffiffir el deseo de que le entretengan.


A medida que las manifeitaciones del niño se-hacen más y más inteli-
gibles, las respuestas del medio se vuelven más adaptadas a-las necesidades
F¡cur.r 9. l,a angustia dcl octavo ma.
f,u" Co*o ahora puede suscitar respuestas satisfactorias de sus
"*pr.r.n.el niño se vuelvé capaz de captar una conexión entre lo que
¡iecesidades,
o chillar. El denominador común consiste en una negativa a entrar en hace v la respuesta del medio. Por el tercer mes de vida, Ias huellas mná
contacto con el desconocido, un volverle la espalda, óon matiz más o ms micas'de u.,á se.ie de señales dirigidas por el niño hacia el medio circun-
nos pronunciado de angustia. ¿Cabe suponer que las diferencias de la con- dante quedan codificadas en su aparato ^p-síquico. Así el peq-leño ha lle-
ducta individual están relacionadas en cierto modo con el clima afectivo gado a'dominar lo que Karl Bühier (1934) denominó "la llamada", es
en que el niño se ha criado? Un númcro de tipos de conducta observables áecir, la capacidad paia volverse hacia el medio e indicar su necesidad.
fueron presentados en la película La angustia; su fenomenología m el Antes dé esto, el niño reaccionaba de manera arcaica, con un reflejo,
pimer año de vida (Spitz, 1951b). Denominé a este patrón de conducta como si dijéramos, a las sensaciones venidas desde dentro o a los estímulos
la angustia del octavo me.s (véase la fig. 9) y considero que es Ia primera venidos desde ei medio. Ahora el infante puede enviar señales, volitivas
manifestación de la cngustia propiamente dicha. v deliberadas, a }as cuales el medio responde, más o menos seguramente,
¿Qué queremos decir con la "angustia propiamente dicha"? Btsándome íatisfaciendo sus necesidades. L,a expresión activa de las necesidades del
en mis observaciones, he sido capaz de distinguir en el primer año de vida niño, va seguida en estrecha secuencia temporal por la satisfacción proce-
lr8 dente del rñedio. Esta secuencia es la misma que oPera en el refleio con-
t20 LA CONS"T.ITUCIóN DEL OBIE.T,O LTBIDINAL
EL ESTABLECIMIENTO DEL OBJETO LIBIDINAL l2r
dicionado; pero la capacidad de establecer el reflejo condicionado se basa
probablemente en caminos neurofisiológicos innatos. nan con ciertas situaciones recurrentes y para el niño particularmente desa'
gradables, son diferenciados de los btios. Están estructurados de tal
En el reflejo c-ondicionado _la sugererrcia parte del exterior, de otro y la
respuesta viene de dentro, del suieto. En Ia etapa de la llamada, ocurre
irar,era que su reactivación puede educir con seguridad un afecto -ingrato
lo contrario. Ahora es el sujeto, el niño, el que haie la sugerencia, por me- específico. Este afecto se máirifíesta en forma de conducta retraída- (por
dio-de sus gritos de hambre, y es el otro, ei medio, quieñ responde; es el eiémplo, en el caso de una inoculación pr-eventiva repetida). Hablamos
medio quien será condicionado por el infante. de ¡ñ¡edo en relación con esta respuesta. Surge entre el cualto y §exto
mes de vida. Es el segundo paso hacia el establecimiento de h angstia
Esta secuencia se repite con gran regularidad, muchas veces en cada
propiamente dicha.
uno de los días de vida del pequeño. Por eso las dos partes que constitu- ' Én h primera etapa, la de los estados de tensión. psicológica, s-e mani-
yen la. experiencia, el grito de hambre y la satisfacción que lé sigue, que-
dan vinculados en el recuerdo del infante. Se establece una aiociaiión festó una reacción desagradable cuando Ia tensión interna perturbaba el
cstado de equilibrio. Eri la segunda etaPa, la reacción de temor es Pr-ovo-
entre dos grupos de impresiones en forma de una serie de dos rastros mné-
cada por un percepto que el niño ha ¡elacionado con una experiencia desa-
micos depositadog y reforzados por una conexión afectiva. Este progreso
gradable previa. Cuando el niño vuelve a experimentar -este percepto
debe ser entendido en los términos de las proposiciones do Ferenczi (1916)
óatexiado lngratamentg responde con la huida. Este rehuir la amenaze de
sobre Ia etapa infantil de la omnipotencia. Los gritos de hambre, seguidoi
de la satisfacción, constituyen la base del sentimiento de omnipotencia la realidad, señala el comienzo de Io que Freud (1926a) denomina "an-
gustia de la realidad". Como Freud, us¡¡remos, la palabra "temor", más
que,. de acuerdo con Ferenczi, es una etapa primera del sentido dé la rea-
Éien que la de "angustta", por haber encontrado un objeto.
Iidad.
[,a angustia del octavo mes, que hemos descrito antes, y gue aPetece en
No obstante, y de modo paradójico, la misma experiencia prepara tam- la segunáa mitad del primer añb de üda, es- enteramente diferente de la
bién Ia base para un desarrollo ideativo, que es diametralmente ópuesto a
conducta medrosa. En la reacción hacia el desconocido, el niño responde
la omnipotencia. En mi opinión, la secuencia de la satisfacción que sigue
a algo o a alguien con lo que, o con el que,- no tuvo nunca antes una.expe-
a los gritos--de hambre, es la primera experiencia, en la que podémos se-
rienóia desagiadable. Hembs seguido cuidadosamente, desde el nacimiento,
guir la huella inicial de Ia categoría ideológica de la causálidád. gran númeró de niños que posteriormente manifestaron esta conducta en
Mediant-e este proceso, de atraer la ayuda de la madrq para que atienda
ia sesunda mitad del p¡imei año. Todos ellos habían tenido las experien'
sus necesidades, mediante los gritos, el ser humano experimenia por pri-
cias óorrientes de displácer que son inevitables en la crianza del niño. Pero
mer^ vez e\ post h99 ngy fiopter hoc, en relación a sü propio acio. Por
las habían tenido coh sus medrgs, no con desconocidos. ¿Por qué, pues,
supuesto, le t.{? só]o de.l precursor, no del principio de c}usálidad propia-
manifestaban su angustia o cuando menos su aprensión al acercárseles un
mente dicho. El principio de post hoc ergo propier hoc, se ramificárá,- se-
desconocido?
guidamente, en dos direcciones. Una de ellas se mantendrá en su forma
Teuiendo presente todo cuanto hemos aprendido en el trascurso de la
imperfecta, como modo básico de funcionamiento del proceso primario. La
observación áirecta de ]os infantes, la hipótesis de que el niño responde
otra se irá refinando progresivamente, hasta convertirse en uno de los a la ausencia de la madre con desagrado es la más plausible. Siguiendo la
instrumentos ideológico-s más poderosos del hombre, en forma del principio
ontogéhesis del displacer encontramós_ que- del tercero al sexto mes el niño
de determinismo. En los términos de la experiencia del infante, esta se- rnani"fiesta desagnáo cuando su pareia- adulta le deia. En la. etapa de la
cuencia puede ser expresada como sigue: cuando B sigue siempre a A, esto
ansiedad del ocíavo mes, el niño está'ya más avanzado en todos los aspec-
se debe a que A es la fuerza, la potencia que produce B, fror [anto A es la
tos. Si reacciona al enfrentarse con un desconocido, es Porque éste no es
causa de B.
su madre: su madre "le ha deiado".
Ahora el niño puede influir el medio para aliviar su incomodidad; en Esto contrasta con el niño de tres meses, para el cual un rostro humano
una etapa un ta¡rto posterior, aprende también a influir su medio para es lo mismo que otro, pues Para él sólo representa una Gestalt-signo de la
que le oftezra la satisfacción deseada. Aquí tenemos la transición desde satisfacción dé h necesidad.-No obstante, cuando el desconocido se acerca
la etapa de la manifestación pura de lo que se siente a la etapa de petición al niño de ocho meses, éste se sier¡te burlado, en su deseo de tener a su
de lo que se desea. Éste es el primer paso importante que da comienzo ¡nadre con é1. La angustia que manifiesta no es en resPuesta al recuerdo
a la comunicación y que, finalmente, lleva a la comunicación con la ayuda de una experiencia desagradable con el desconocido; es en resPuesta de su
de señales semánticas. percepción de que el rostro del desconocido no coincide con las huellas
Después del tercer mes, un número siempre creciente de rastros de rs mnémicas del rostro de la madre. Esto sirve de eiemplo a Ia actuación de
cuerdos quedan depositados en los sistemas mnémicos del niño. Son en su la apercepción; en ella un percepto en el presente es comparado con las
mayoría del tipo más simple y están relacionados con matices de afecto, huellas mnémicas del pasado. En términos psicoanalíticos decimos: es una
agradables y a veces desagradables. Estos rastros mnémicos que se relacio- respuesta a la percepción intrapsíquica de la tensión del deseo reactivada
122 LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL EL ESTABLECIMIENTO DEL OBJETO LIBIDINAL t73

y la decepción subsiguiente. En consecuencia he denominado a esta rec Según Szekely, la angustia del octavo mes subsiguiente indicará entonces
puesta la primera menifestación d,e angustia propiamente dicha. que ese obieto parcial ha vuelto a su estado original de estímulo arcaico
Como la respuesta sonriente a la edad de tres meses, la angustia del octa- suscitador del miedo. Esta es, en pocas palabras, la argumentación de
vo mes, señala una etapa diferente en el desarrollo de la organización psí- Szekeiy, guien reiteradamente subraya que no ha habido ninguna prueba
quica. En el caso de la respuesta sonriente, la Gestalt signo del rostro, experimental de su hipótesis.
visto de frente, es experimentada como homóloga a un congénere humano. Desde el principio de mi investigación sobre la respuesta sonriente he
En el caso de la angustia del octavo mes, el percepto de la cara del quedado impresionado por Ia semejanza entre el esümulo de relajación
desconocido qua face (¡no como Gestalt signol) es comparada con las ([.orenz, 1935) en los animales y la función de la Gestalt signo de la con-
huellas mnémicas del rostro de la madre. Éste descubre que es diferente figuración de la frente y los oios en el caso del infante humano. Por eso
!, por lo tanto, será rechazedo. exarníné de modo sistemático si el "estímulo de relajación" para la sonrisa
Suponemos que esta capacidad de desplazamiento catéxico sobre las hue de reciprocidad es innato, si era activado por el recién nacido a la mane-
llas mnémicas ecumuladas con seguridad en el niño de ocho meses, refleian ra de una impronta a través de unas pocas experiencias perceptuales, o si se
el hecho de que ha llegado a establecer una verdadera relación de obieto aprendfa. La observación clínica y los experimentos han demostrado que
y' que la madre se ha convertido en su objeto iibidinal, su objeto amoroso. participan los tres factores, que es un proceso complejo.
Antes de esto, apenas se podia habla¡ de amor, pues éste no existe hasta Las invesügaciones de mis colaboradores y las mías, así como un estudio
que el amado puede ser distinguido de los demás, y no hay obieto libidinal publicado por Ahrens (1954) hacen que resulte probable que, dentro de la
eh tanto que éste sigue siendo intercambiable. Al misn¡o tiempo, el niño configuración total de la Gestalt signo, los oios y el movimiento puedan
modifica su modo de tratar con el medio y domina a éste, Ya no se lirnita representar factores innatos.
a las formas arcaicas de defensa; ha adquirido la función del enluiciamien- Estudios recientes (Polak, Emde y Spitz, 1964, 1965), mueshan además
to, de la decisión. Esto representa una función del yo en un nivel intelec- que se lleva a cabo un proceso de aprender mediante el cual la percepción
tual superior del desanollo pslquico y ebre nuevos horizontes. total del rosho es dotada de caracterfsticas tridimensionales, del tamaño
Un consejo en pocas palabras: si se desea observar el fenómeno de la y del color. En el trascurso de este progreso, el infante empieza a distinguir
angustia del octavo mes experimentar con él- no debe hacerse gradualmente el rostro, que se ac'erca, del biberón cuando se le aproxima;
el experimento en presencia-yde la madre. Allí donde las manifestaciones la persona del alimento" Al principio la recompensa y el castigo iuegan
de Ia angustia del octavo mes son leves, bastará la presencia materna un papel destacado en este proceto de aprender (Spitz y Wolf, 1946; Spitz,
para que se hagan poco conspicuas, mientras que en ausencia de la madre 1955c); posteriormente, después del tercer mes, esto se complementa con
se manifestarán de modo inconfundible. ciertas secuencias de aprender específicamente humanas.
Ia hipótesis central de Szekely consiste en que ya durante las primeras
semanas y los primeros meses de üda, el infante reacciona ante el rostro
I,NA OBTECTóN NUESTRA FORMA DE EXPLICAR LA ANGUSTIA DEL OCTAYO
^ de la madre, a este N{RI (que representa al "enemigo") con angustia o
MES
miedo. Es éste un fenómeno que no ha sido capaz de detectar nunca.
Una crítica de esta proposición, desde el "punto de vista biológico", fue En los muchos cientos de infantes, a los cuales presentamos el estímulo
publicada por Szekely (1954). Este ingeniosamente interpreta a su modo del rostro cuando menos una vez por semana desde que nacieron hasta la
mis observáciones sobre la respuesta sonriente y la angustia del octavo mes edad de tres meses, no se observó nada q0e sugiriera el miedo. Es más,
y llega a conclusiones diamehalmente opuestas a las mías. Según él la ninguna observación de este tipo puede hallarse en la abundante biblio-
Gestált de los ojos y la frente es un "estfmulo de relajación", en términos grafía que hay sobre el tema.
de Lorenz, Tinbergen y otros, representando una supervivencia filogenéti' En los años trascurridos desde la publicación de mi réplica a Szekelv
ca del patrón "enemigo" en el mundo animal. Szekely pretende -que -el (Spitz, i955c), continué explorando la cuestión suscitada por él en tres
infante ieacciona ante el rostro materno en los primeros meses de vida contextos diferentes:
coñ angustia.l Postula que esta'nengusüa" es originada por el patrón de los
oios y la frente del "enenrigo". Szekely considera que la sonrisa de reci-
J) Observé sistemáticamente a ios infantes que tuve ocasión de estudiar
procidad del tercer mes significa el dominio por Drirnera vez de tra angustia subsiguientemente, teniendo en el pensamiento las proposiciones de
Szekely.
arcaica. Sostiene que este dominio lo logra el i¡rfante a través de una ca-
texia libidinal, que tasforma la Gestalt '-oiosfrente" en un objeto parcial'
2) Revisé mi abundante material cinematográfico desde este punto de vista.
3) Mantuve amplias discusiones con etólogos y observé sus experimentos.
r Desde el priocipio haste el fin de su artlculo, Szelely usa como intercambiablcs lot
-"angustia".
términos 'lemo}" v Como ya 1o hice ccnstar, nosotros esteblecemos unr cian A pesar de esta revisión sistemátiea no encontré ninguna prueba que co-
diferencia mtre ternor y rngustia (Spitz, t990b, 1955c). rroborara Ia hipótesis central de Szekely; no obstante, sí encontré pruebas
174 LA COn*STI'I'UCIóN DEL OBJEIO LIBIDINAL EL ESTABLECIMIEN'|O DEL OBJE'I'O LIBIDINAL r75

de su proposición de que la configuración de los ojos es un relajador inna- más específicos. El estímulo se inicia al nacer como una necesidad inte¡na
to. Mis propias observaciorres han mostrado que los ojos del experimenta- no espécificada, que produce una tensión sin especificar y qle se de§carga
dor provocan la respuesta del infante a una edad notablen.rente temprana, a inespécificadernente, ál azat. Tres meses después, Ja expresión- de la ten-
veces en los prin'reros días de vida, corroborando la tesis de que esta respues- sión a la ventura se vuelve más específica y se manifiesta cuando cualquier
ta no es aprendida. Dicho haliazgo está de acuerdo con las cuidados¿rs congénere humano (sin especificai¡, de¡a ál pe<¡ueño. Por último, al nivel
observaciones e investigaciones de Ahrens (1954). del óctavo mes, el displacei adopta Ia forma de la angustia esPecífiea, cuan-
Aun cuando los etólogos coinciden con la oprnión de Szekely de que do se acerca al pequeno un defconocido. Este desagrado específico es ori-
los ojos pueden ser, en efecto, una seíial del enemigo para los animales ginado por el temoi del niño a haber perdido a su madre (el objeto libidi-
adultos, no he sido capaz de descubrir si esto es aplicable a los anirnales jó- ñal). És del mayor interés para el psicoanalista ob§ervar que las fases
venes antes del destete.. Con respecto a la criatura humana, un argu- sucésrvas de este iector del dáarrollo marchan paraleias por completo con
mento más sugiere que los oios no provocan en ella el temor, -sino más las fases <Ie otros dos sectores también del desarrollo. Uno de ellos es
bien lo contrario. aquel que lleva a Ia integración del yo. El otro, el del desarrollo- progresivo
Como se hizo observar en el capítulo v, el niño cesa de sonreír al rostro dá las ielaciones de obiéto, que culmina en la constitución del obieto li-
del observador cuando éste lo vuelve, poniéndolo de perfil. La reacción biclinal.
puede ir desde la perdida del contacto hasta el asombro; lo que, e veces, Séame permitido recordar al lector que esas tres corrientes del desarrollo,
incluye una respuesta de espanto. De ocurri¡ esto último es dificilísimo a saber: Iá cristalización de la tespuesta afectiva, la integración del yo y la
restablecer el contacto con el niño, y suscitar de nuevo su sonrisa exige consolidación de las relaciones d¿ objeto son dependientes entre sí, aun
mucho más tiempo que al principio. Si los ojos (y el rostro) fueran ciér- cuando representen aspectos diferentes de la penonalidacl total. He tratado
tamente un estimulo de temor, entonce§ el niño daría nruestras de alivio de ellos séparadamente sólo con el fin de l.racer más fácil esta exposición.
al ser libe¡ado de la mirada hipnótica del observador, cuando éste se vuel- En realidaá son partes interdependientes de la personal'.dad total
ve de perfil. Pero en lugar de dar muest¡as de elivio alguno que otro niño Pasemos revisti brevemente a los dos pasos principales que llevan a Ia
queda amargamente desilusionado. Otros muestran en su rostro el resenti- constitución del objeto libidinal: I) El estáblecimiento cle la representación
miento y rechazan los intentos del observador para ¡eanuda¡ el coniacto. del rostro humano en el sistema'mnémico como un incentivo, no§ infor-
Otros más, simplemente se desentienden de él con expresión hosca. ma del surgimiento del precursor del objeto; esto señala el primer paso
Buena parte de los argumentos de Szekely se derivan del hecho, bien importante en el desarrollo de las relaciones de objeto. 2) Tres o cuatro
establecido, de que en filogenia, los ojos son princil>almente la señal de meses después, en el octavr.l, aparece la angustia. Élsta indica que el niño
una anlenaza, de un peligro, del enemigo. Mis conocimientos en el ter¡eno diferencia el semblante de la madre y le adiudica un lugr irnico ent¡e
de la filogenia no son adecuados para confirmar o refutar estos argumentos. todos los demás rostros humanos. Desde entonces y dttrante algíru tiempo
No obstante, parece auiesgado aplicar a la conducta humana conclusiones después, el niño preferirá el rostro materno y rechazará todos los otros que
sacadas de observaciones hechas sobre la conducta de los animales. tá difieran de é1.
nretodología científica moderna (Novikoff, 1945), no admite la trasposi- Lin mi opinión esto es 1o qrre indica el establecimiento del "obieto" li-
ción de - ieves r,álidas en un nivel de organización escasamente complejo brdinal propiamente dicho. Para el psicólogo de la conducta, sür duda,
a otro altarnente complicado. Por eso, hasta que no apa.rezca en el futuro la maniiestáción de la angtrstia del octavo mes significa sólo que una
una prueba concluyente, Ia tesis de Szekelv seguirá siendo una conjetura "cos¿I" lra quedado establedida en el sector'óptico y que se ha logrado la
ingeniosa, pero especulativa. pcrmanencia cognitiva. Pero una vez que se va más allá de-estns limitacio-
rres, impuestas por el método psicológico de la conducta, y se busca el
EL SEGTTNDO ORGANIZADOR
significado de Ia conducta manifestada en la angustia del octavo mes, nos
d:imos cuenta de que el afecto, a saber: la angustia, tiene un papel decisil'o
La angustia del octavo mes, situándola en el marco conceptual elaborado cn este fenónreno. Es evidente que el obieio ha qtredirdo establecido, no
arrteriormente, indica la emergencia en la psique de un segundo organi- sólo en el sector óptico (cognitivo) sino también ecaso debió¡amos
zador. Esto significa también que uno de los periodos críticos (Scott y decir primordialmer'¡te- en el sector afectivo. -v
Marston, 1950) queda situado aproximadamente en el octavo mes de vida. Como se hizo constar arriba, se sigue del establecimiento del obieto
Lo que seírala una nueva etapa del desarrollo infantil, en el curso del cual, libidinal que la persona dotada con los atributos del objeto va no pucda
tanto la personalidad del niño como su conducta, sufrirán un cambio intercambiarse con cualquier otro individuo. Una vez que el obieto queda
radical. cstablecido, el niño ya no confunde nada con é1. Esta exclusividad con-
Ahora, tanto la forma en que se expresa el desagrado, como la percep- fiada permite al niíio formar vínculos estrechos que cor.rfieren al obieto
ción y reconocimiento dcl estimulo que provoca el displacer, se hacen aírn srrs propiedades únicas. Ia angustia del octavo mes es la prueba de que,
126 rÁ CONSTITUCTóN DEL OBIETO LIBTDINAL
EL ESTABLECIMIENTO DEL OBJETO.LIiBIDINAL 127

para el niño, todo el mundo es un extraño, con excepción del objeto úni
co,r 2.es decir, que el niño ha encontrado /a pareia con la que puede formar to l¡asta con decir que existe una estrecha conexién e interdependencia
relaciones de objeto en el ve¡dadero sentido del término. retroalimentación entre las primeras vicisitudes de los impulqos y
-una
las de las ¡elaciones de obieto qué llevan al establecimiento del obieto
Permitaseme esbozar otros cambios que lleva consigo el establecimiento
del segundo organizador. iibidinal. El proceso compléto márcha de la mano con el desarrollo -pro-
J) En la esferu somática, la mielinización del conducto neural está ahora
gresivo de lai funciones áel yo, tales como la coordinación corporal,- la
lo suficienteménte avanzada como para hacer posible el funcionamiento iercepción y la alxrcepción y'los intercambios de la acción voütiva y diri-
diacrítico del aparato sensorial; para-lograr una-coo¡dinación de los efes h¿r.'gl ptinto ci¡lminante áe este proceso de diferenciación e integración
tores; para colocar grupos musculoesqueléticos al servicio de secttencia de Es, repitáñoslo, el establecimiento dél ob¡eto, revelado por la aparición de
accíón dii.giit prm permitir Ia adopción de posturas y de equilibrio que la ansustia del octavo mes.
sinan como base para la acción musCular. sieiiendo el establecimiento del segundo organizador y dependientes
2) En el dpdrato mental se ha acumulado un número creciente de ras- dc lós cambios dei desarrollo arriba enumerados, puede observarse la ini-
tros mnémicos, de rnodo que pueden efectuarse operaciones mentales de ciación de algunos de los mecanismos de defensa_del yo. En sus.comienzos
complejidad- creciente. Estas operaciones mentales a su vez, permiten la estos mecanrsmos sirven primordialmente a la adaptación, más bien que a
realización de un número creciente y aún más diversificadamerite dirigidas la defensa en el sentido estricto del término. Pero con el establecimiento
de secuencias de dcción. La activación de las operaciones mentales i las del obieto y el comienzo de la ideación, cambian sus funciones. Como se
secuencias de acción resultantes, aportan una de las condiciones que hacen niás adelante, una vez que el obieto ha quedado establecido y que
"erá
los impulsos agresivo y libidinal se fusionan, algunos de_ los mecanismos
posible el funcionamiento del apárato del yo.
3). Por úitimo, en la organización psíquiia, la maduración y el desar¡o- de defénsa, en particular la ident-ificación, adquieren la función que ten-
.. drán al servicio del adulto.
llo del equipo congenital ha hecho posiBle poner los efectores al servicio
de secuencias de acciones dirigidas.
-Estas Deseo acentuar nuevamer¡te que el organizador de la psique es una
sécuencias de acción, permiten
construcción ideal, un modelo qué he encontrado útil para comprender de-
al
.infante descargar la tensión- afectiva de una manera dirigida, intencio- terminados fenómenos del desánollo pslquico (Spitz, 1959); es un mo-
nai, es decir, volitiva. Dichas descargas dirigidas hacen descinder el niver
de la tensión dentro del aparato psíq-uico, lo-grándose una distribución más delo como el de ese aparato psíquico diüdido en- ello, yo- y superyó, -que
perfecta dentro de la economía psíquica, facilitando su función reguladora tampoco es una entidaá concréta. Como otras hipótesis, tales modelos han
v permitiendo, no sólo una satisfacción más eficiente de las necésidades, de seguir el principio de la parsimonia y están iustificados por su u.lilidad.
sino también obtener un aumento volitivo y La"introducción^del concepto del orgánizador queda iustificada al obser-
dirigido del placer. I.a orga-
ni?ación del yo se habrá enriquecido ahora
-con
aportacionis de una divá-
var que supera con éxito li transicióñ de una- fase-a la siguiente, actúa
sidad de fuentes; se.volverá estructurada y se eitablecerán límites entre .orno un cátolirrdor, espoleando el desarrollo del infante. [,a interdepen-
el yo y el ello, de un lado, y el vo l, el mundo exterior del otro. Este enri- dencia de los secto¡és del desanollo (enhe los cuales trataré de tres) la
quecimiento del yo se-logra en la medida que más y más aparatos del yo ooeración perceptible de alimentación mutua entre ellos, hace que el con-
se convierten en unidades funcionales- §sia activatión es suscitada pbr cáoto del 'otsariizador sea muv adecuado para explicar la compleiidad de
los intercambios de acciones catexiadas afecüvamente entre el infante y' el loi hitos de ia maduración y áel desarrollo logrados por el infante. Estas
objeto libidinal naciente. En la primera infancia mucho de lo que de una constructiones ideales nos óermiten condensar la multiplicidad de los 1o-
rnanera gfos madurativos y evolutivos alca-nzados por el infante en forma maneiable,
imprecisa denominamos relaciones de objeto se producen en estos lin tener que enumerarlos en cada caso.
intercambios de acción con efectos múltipies, ent¡e los cuales está la crea-
ción de las fronteras entre el yo y el ello,^el yo y la realidad, el yo y el no
yoJ e| sí.mismo.y el no sí misáo. pero de'esio trataremoi a.óprér. LOS DETERMINANTE.§ CULTURALES DE LA DIADA

.la !n-.la integración y estructuración del yo recientemente establlecido, en


delimitación de las fronteras a través de los intercambios activos, desem- Como en el caso de todos los demás feoómenos de la infancia de que he
tratado, la edad en que surge la ansiedad del octavo mes varía considera-
p:l?n ,l papel decisiv-o la diferenciación progresiva de la agresión y la blcmente. Hasta podiía decirse que es más variable que en los fenómenos
libido y las vicisitudes de estos dos impulsoi iristintuales. Estó se destaca
primeros. Esto se debe a su naturaleza esPecial, Pues es el resultado de las
en la última parte del primer año de üda. En el capítulo rx examinare-
mos la diferenciación de los impulsos, su fusión y su diifusión. De momen- ielaciones entre dos individuos a saber, del universo diádico y, por tanto,
depende de la capacidad de esos dos individuos para establecer y mantener
2 Esta es una afirmación excesivamente simplificada. Evidentemente los ot¡os miembros talés relaciones de la personalidad indiüdual, pero también de gran nú-
de la familia también están dotados de una posición de privilegio, aunque no tanto camo mero de otras condiciones culturales o del medio.
la del objeto libidinal, pero aún preferente ón relación i otroí i"dividüos. La mayor parte de nuestras observaciones se hicieron en la esfera cultu-
128 LA CONS"UTUCIóN DEL OBIETO LIBIDINAL
ral oc_cidental y nuestros sujetos fueron blancos, negros e indios america- IX. EL PAPEL Y LA EVOLUCIÓN DE LOS IMPULSOS
nos. Insisto sobre esto porque cr€o que las instituciónes culturales desem- I¡,iST'INTUALES
peñan un papel significativo en la fo-rmación de la personalidad. propor-
cionan.la clase de oportunidades que delimitan la expiesión de los procesos
I'l¡¡. ¡.os c3pátulos anteriores hemos examinaclo la fenomenologí¿
intrapsíq-uicos, tanto en la madre óomo en el hijo. úna de las insti'tuciones cje jas rc-
de la cfera cultural occidental, la familia, gaianhza un contacto y .nas I.cio.nes. de
,obf
eto primordialrnente desde ros puntos de vistá topográfico
relaciones estrechas entre el infante y una-sola figura maternal áurante y cstructural, tanto en la personalidad de Ia madre como en-la-íersonali-
<lad del infante. Ahora débernos examinarros desde .l
todo el primer año de vida. Fn los óapítulos que Iratan de la patología, ,;;i;'á"'irrt, ¿i-
nánrico y trataremos de arrojar ltu sobre el papei á" lo'r-i*pufio,
vcremos lo mucho que estas relaciones pireden sei modificadas y cómo csto lnrUr,_
i-nfluye. en la naturaleza de las relaciohes de objeto y el estáblccirnicnto tualcs en este.proceso. Hemos hecho notar qulr i;pi;&-ilüiai".i
¡9r y
:rgrcsivo participan en igual medida en Ia formación de'las
del obieto. relaciones de
.bjeto' Al nacer, sin erirbargo,.y durante 1a_ etapa narcisista que sigue al
.Ia Dc esto se
-sigue
que una hadición
madre. y el niño está regulado
cultural en la que el contacto entre rrecimiento, Ios impulsos no óstán todavía difereniiados .nt.. ,i *
iif.r.n-
de_ modo diferenté, de la manera que ('r:rrán a través de un proceso de desarrollo
nosotros lo hacemos, tendrá una influencia significativa en la edad 'eu gradual. En otra parte he tra-
-
que es establecido el objeto, así como en la náturaleza de las relaciones tado en detalle de este p-roceso (spitz, r953a; véase t.*urá"
1954); _y aqgi quiero simplemente'eibora. cómá veo .rt. á;;;r;Jli;.
lr"obson,
de objeto mismas. una prueba de tales modificaciones puede encontrarse
eu los estudios antropológicos, por eiemplo, en ]os dá Marearet Mead Los
-impulsos
iibidinales y agresivos se diferencian entre ii ."- .l trrr-
(1928, 1935; Mead y McGregor,-l95i) sóbre culturas ctrrso de los t-res primeros meses de vida como resultado de los intercam-
qu"-lm institu-
cioncs para ia crianza del infante son muy diferentes de"r, l)ros quc se efectúan cntre mad.re e hijo. Al principio estos intcrcambios
-el las nuestras. Haré
mención sólo de dos: en la isla de Bali, sc producen en forma de experiencias ieparadás, deiconectadas, cn el sec-
padre remplaza a la madrc en
edad muy temprana de Ia vida del infantei en samóa, múltiples figuras t.r cspecífico de cada uno de Ios.impulüs y no se funden o conectan el
n¡atcrnales sustituyen a Ia madre única en nuestra cul'fura. Ainna F"reucl n¡lo con el otro. Esto resulta cierto-en le etapa narcisista hasta Ia eda<i
dcscribe modificaciones parecidas de las relaciones de obieto, en ninos dc-trcs meses, cuando se establecerá el preobiet^o.
criados por una se¡ie de nodrizas distintas en rápida sucesión. Los niños no meses siguientes_, el desarrollo ávanz.r paso a_paso, desde la
I,:1,.1?, etapa
pueden formar relaciones estrechas con und pirsona maternal; no tienen ¡rrcobjetual a ia. etapa de las verdaderas relacionés de ob¡eto. Tanto durantc
una, sino qu-e remplazen a la diada faltante, formando lo que podemos l:r t:t,pa ¡arcisista como durante l¡ transitoria, los impulsos ,,sc a¡:oyan,'
llu¡nar "bandas" (A. Freud y Dann, l95l). .rr la satisfacción de las necesidades orales del inFante.' nr.ua áesig.,'ó t"
La importancia de estas observaciones y sus implicaciones para nucstra rr:lrrció.n engendrada de esta estructura de 1os impulsos con ,.,o*bre d.
propia ctrltura difícilmente pueden sobreitimarse. ' Investigacióncs pacien- "srricción,anaclíüca" (Ir.ld, 1905b, l9-l4b). f,a'madrc ., I^"ip*rár,
qu.
tes y cuidadosas de-las conseiuencias de las relaciones nadie e'hiio.'modi'- srrtisflcc Ios deseos orales del infante; eila se convicrte en cl blrrnco de ios
irrr¡rrrlsos..agresivos y libidinaies del infante. Ese blanco, la madre,
ficadas en varias culturas, prometen aportar una información ualioiá. xos no cs
dirá, en primer lugar, lo que no se debe hacer; así nos apro,echare-os ,le rrírn ¡x'rcrbido p-ersona unificada, permanente, inalterable o nrás bicn
-ggm-g
los errores de otrós, por una parte, y reconoccremos, por otra, las conse- «'onrt¡ "obieto libidinal' .

::::^1111" ye¡ha-s propias faltas. Nos. proporcionarán sugercncias para


prcvenrrnos; es decrr,-para. que evitemos las condiciones que-llevan oBIE'ro "BUENo", EL oBJETo "MALo" y su col.rnnr,rc¡óN
a con- r,:r.
tornlac¡ones malas del carácter y de la personalidad, así cómo también nos
( jonro ITartmann, Kris.yroervenstein-(1946) y Abrarram (igr6), sr¡po.ngo
d:rrán ideas para establece. corráicionet inár fouor"bies en la cria¡rza y
edu- (lr('. (,n
cación del niiro- ..r!?..1lp., el infa.nte tiene d-os obietos:
'bueno.el obieto'nralo, co,tra el
« rr:rl. t'sl:l dirigida h_ agresión. y el objeto
. .El concepto de- los organizadores y de las etapas de las reraciones de ob- hacia el cual' se-vuelrt.
ieto descritas arriba no ion. sino un' impcrfecto'bosquejo, qu. of.... u.ro, l:r lrlrido. con Abraham (1916) podernos.deno,ninar . .r. p.;oáá h etu-
cuantos p-untos de,orientación para ra óomprensión'dei deiarrollo del pri- ln frcantbivalente.
mer erio de vida. Los detalles rie este esboá han de ser cámpletados aún, Al principio de esta etapa transicional, emerge u,
.),o rudi,rentario, qrrc
:r('triir como un aparato central coordinador d"e gobierno.
pues.todavía_so-n desconocidos y requerirán un estudio poá"nt" á. toó Este Vo rucir
individuos y de los grupos, así coiro Iai comparaciones rle cnlitur.r ápr"strs. trt'.nturio p-elmite, siu embargo, desctrgar un impirlso en fcrniir cló accirlr¡
rlir i¡iidu. Estas acciones dirigidas, estc funcionainicnto misuro. pioclucir,i
¡il.r'¡65iv¿¡¡6nte la difercnciación de'los inrpulsos entrc sí. Debid'o ¡l fun
129
110 LA CONSTITUCIÓN DEL OIIJETO LIIIIDINAL I|VOI,UCIÓN DE LOS IMPUI§OS INST'INI'U.\LES I3I
el ob *l:rl,orlcitin de los impulsos agresivo y libiclinal en la fonnación de las rela-
cionamiento del yo en desarrollo, el niño aprende a distiuguir entre ric obJeto.
l;iiirlo,, qr.'r. niegir a satisfacc;. sus necesidadcs y coutra .el cual está , rorrcs
i.io
h-lril¿- * .ir"riár, y Et obi"to bucno, que satisface ius necesidades I' ha'
- "el cual es-tá dirigida meses
cia su iibido.
de vida, se produce una si'tesis. La crecien-
r()nARIos DE ALTMENTAcIóx: su EFEcTo so¡rl¡, LA r\TATERNIDAD
Atrededor ¿e los ieis
te'iniiuencia del yo se ¡ace sentir por la integración _de ¡ueilas mnémicas Si rrccptarnos esta proposición con respecto al papel de los impulsos en el
de experiencias répetidas innumerables veces y por los lntelcamblos ql¡e lr¡(x'e'so d-e la fo¡mación de objeto, resulta sobiadamente claro que de re-
i;r;-'.i hil" *, i* madre. Finalmcnte, de átó rcsulta l¿ fusión de las l,rir¡¡irse la expresión de uno de los impulsos o de dársele faciliáades con
i*¿naro d'e los dos preobietos: "la ¡nadre bucna" y la "madre mala"' Sur- tlt'triurc¡lto del otro, habremos iniciado una deformación de las ¡elaciones
sola madre, á obiéto libi.linal propiamente diclro. tlt: obicto. En general es la madre la que reprirre o facilita; es su conducta,
e. ín,
"- E;i; ,r*.ro prldr t áUién ser expiesádo en términosde los siste¡nas ¡ror lo tlnto, la que determina el modo en que las relaciones de objeto se
-conducirán. Puede, con su eiección, acentuar el ';obieto
de acción onfr¡nnarán y
,nr¿*,.ái-á.i- yl. Una cadena inteñninable de intercambios t
lrrrcr¡o" o, en el extrerno opyg-st9, el "objeto malo". Eüdentemente, hay
con la madre dep,osita un número creciente de huellas mnémicas,- primor'
ái;Ñti; p.t".ptot de los papeles cambiantes tle la madre' Al rnismo rrrr amplio espectro de posibilidades entre estos dos extremos. Pero no
crrbc duda qug las diferencias en las actitudes n¡aternales dependen por
tiemoo. cuizás iambién comb resultado de este mismo Proceso, §e acle -d..
.i."t'" i. i.t.ntiridrd de la memoria del infante; hecho que p6ede demos |oilr¡rlcto las instituciones y de los procesos culturales y hasti se halian
-de
Wislitzky, I930)'..L1:S,1, un momento srrjctas a las modas culturales. Haré mención de dos casos como.ejemplo
trarse experimentalmente (HeEer y
como ünidad, co*o trna- Persona "total", cesa de ser rlc csto último.
;; a"; ia madre, l'robablemente debido al influjo de la cscueia de la psicología de la
o.r.ibid, sólo como un elemento de la situación específica en que ella es .orrdrrcta, el bbjeto malo se acentuó en ]a crianza del niiro de loi Estados
'cxperimentada. se debe a esta rleterminación_ situacional del perccpto que
[,lritkrs, durante el periodo que siguió a la primera Guena Nfundial, hasta
un'a y la misma persona sea percibida por el infante como una serie de
Algunos dc ellos son sentidos ,r¡rroximadamente el año de 1942. Durante este periodo los infantes fueron
;;,;Jrr; diferentó o más bien de perceptos.
r'¡i:rtkrs con suieción a un horario rígirlo, con puntualidad rigurosa, con
lomo ,.buen.S,'; otros como "maióS". Después del Sexto mes,- l.s PerCeP-
iás m,ittiptes de la ma<tre se fusionan debido a Ia retentividad de la me-
rrrur crrntidad alimenticia prescrita, sin tomar en consideracióri si el niño
r¡rrcdrrl;a satisfecho o no. Se instruía a las nradres para quc no "mimaran"
*ári, á"f infante y las tendencias integrativas de su.yo. Siwiendo de fun- rr srrs-hijos ni- ies.trataran .d-e un modo "asquerosan¡ente" sentimental; para
árr"e"to a estos logros hay un proceso-ideativo; huellas sucesivas -mnérnicas
t¡rrc fucran obietivas, amables, pero firmes; para gue no les acariciasen ni
del oreobieto son ieconoiidas iomo idénticas entre sí, independientcs de
lrt'sascn nunca, ni les permitieran jamás sentarse en su regazo. Citaré un
-- siiuecióh, v el obieto se sintetiza.
la
i;;á" .irái, 1o {ue he dicho en otro lugar.(19.t7);.que los.atributos ¡r,rsljc de \Vatson (1928): "Trátenlos como si fueran jóvenes adultos. Vís-
lirnlos y báñenlos con cuidado y circunspección. . . De ser preciso, bósenlos
,.*nd.ior, inesenciáles clel percepto son dcsestimados; el percepto, ahora, uu,r vcz en la frente." Ésta fue también la actitud adoptada por el Chil-
á, ,..ono.ído en ürtud de-sus átributos escnciales. De este modo, el
oerceDto ',madre" se vuelve único, ya no será equiparado con ninguna. otrl
drc¡t'sBureau de los Estados Unidos, que en su folleto titulado [nfant Care
desempcñe su papel én situaciones idénticas. De ahora en ¡ccc¡rncndaba en época tan remota como el año 1938, "acostumbrarlcs a ia
t.rroir. oue
'la personá de la nradre atraerá hacia rcgrrlaridad en la alirnentación, el sueño y Ia eliminación", prácticamente
ádelante, los. impulsos agresivos
_sí rlcsdc el nacimiento, y se sostenía que, con ese método, "eL bebé recibía
del infante, ásl como strs ir.rPulsos libidinales. La fusión de los dos im'
srrs prirneras lecciones para hacerse un carácte¡".
oulsos v Ia fusión del obieto bueno y el malo en rlno, a sal¡er: el obieto
l,,n otras palabras, se instruía a las madres pxra que se abstuvieran de
ilUl¿inri, son, por lo tantó, Ias dos faóetas de_uno y el _mismo proceso. I.os
:,c¡1rrir strs irnpulsos naturales de expresar su amor a los pequeí.ro§, conro
asuectos "buenos" de la madre sobrepasan desmesuradamente el peso de
lrrrbicran deseado. No es preciso decir que, hasta en aquellos años "flacos",
ioi aspectos "malos". Y del mismo modo el_impulso lib.idinal del niiro lrut:rr ¡lúmero de madres continuó amando a sus hijos a pesar de "los con-
sobrcp*sa cl irnpuiso agresivo, pues su.impulso-libidinal está pro¡orcionldo st:jos del cloctor"; y debemos felicitarles a ellas y a sus niños de que fuera
a sus'rccesidadés. Enlonsecuéncia, el buen obieto parece predominar en ,rsí. I¡s caricias y los abrazos de la madre a su hijo no deben suprinrirse.
esta fusión, a 1o que se debe, probaL:,lemente, que al obieto libidinal 'lirdo lo contrario ocurrió por el año 1940; un testimonio dé ello es la
se le denornina tarnbién objeto amoroso. rcvisión radical de la edición de 1942 de Infant Care del Cltildren's Buteau
Ahora que los dos impulsos están dirigidos hacia un solo obieto, emo- rlc los Estaclos Unidos. El texto de esta nueva odición es tan cornprensi-
cionalmenie catexiaclo con más ftetza, obieto del que podemos hablar como vt¡ tlc l¿rs necesidades del infante, y aca:o también.de Ia madre, que'puede
del establecimiento del obieto libidinal fiopiameryte dicho y de la inicia- tlr¡ror»inarsc prácticamente humano. Pero, al mismo tiempo. él hbrario
de las vcrdaderas relaciones de obieto. Así es como yo concibo Ia
"'¿"
t\z LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL
llamado de autodemanda se inventó y se hizo popular. Este método con-
siste en dar de mamar o aümentar al infante cuando manifieste deseo de X. DESARROLLO SUBSIGUIENTE TRAS EL ESTABLECIMIENTO
ello; es decir, cuando de muestras de desagrado. En muchos casos esto DEL SEGUNDO ORGANIZADOR
lleva en proporción exhaordinaria a una cuántiosa sbbreaiimentación que
llega a aliméntar con sonde. Es pasar al extremo contrario y resulta tan
poco aconsejable o irrazonable como el procedimiento co\ntrario. L,l srcN¡rrcac¡ó¡r extraordinaria del segundo organizador para el desarrollo
ulterior del infante se refleia en el despliegue rápido y en la estructuración
de la personalidad. En las semanas que siguen inmediatamente a los pri-
LA rRusrBAcróx, r.a ToLERANCIA Y EL PRrNcIPro DE REALTDAD

I¡s dos eiernplos son por sí mismos expresivos. Al mismo tigmptl, se tie¡re
la sensación áe cómof en el curso de la fusión progresiva de los dos im-
pulsos instintuales, la recompensa ofrecida por el "objeto bueno" puede
iervir como una c'ompensación de las fechorías del "objeto malo". A su
vez estas compensaciones capacitarán al infante para resistir frust¡aciones ma-
yores; tanto en lo que se refiere a la cantidad de dichas frustraciones
óomo con respecto a su duración. [-o que es de vitel importancia es q_u§
en último térinino la capacidad para tolerar la frustración es el origen del
principio de realidad. Este principio es la formuiación de . una función
áe roáeo; la satisfacción inmediatá del impulso ha de ser aplazada, de
modo que, al posponerla, se pueda lograr posteriormente una satisfacción
más adécuada (Frand, 19161917; véase también 1895, 1900, I9ll). Esta
capacidad para dciar en suspenso la satisfacción del impulso, PaEl soPortar El observado¡
l¡rcun,r 10.
un aplazamiento de Ia descarga de la tensión, para renunciar a un placer, ¡urrcvc un dedo mientras
dicc: "¡Nq nol", al niño
inmediato o acaso incierto, con el fin de lograr este placer como seguro quc trata de asir el lápiz.
y posterior, es un paso decisivo en la humanización del hombre. Él hace
posible progresar de la recepción interna a la percepción externa;l de la
percepción "pasiva" a la descarga motora en forma de acción, dando como
resultado la alteración de la realidad de modo apropiado activamente, es
decir, Ia adaptación aloplástica.
El paso siguiente, al refrenar la descarga motora, proporciona el apla-
zamieñto requerido para un proceso tan complejo como el de pensar y
iuz4ar. El pensamiento permite una regtlación de los impulsos, canalizan-
do su descarga en actos volitivamente dirigidos. De aquí que la descarga
dirigida de la agresión sea posible, garantizando un aumento de placer. ful
se hace posible también el dominio de las "cosas" del mundo flsico. No
debe pasárse por alto que, al comienzo del princioio de realidad, la com-
pensaóión que proporciona el objeto "bueno" de las fechorlas del obieto
¡'melo", faCilita Ia iniciación de dicho principio, haciendo que el aplaza-
miento'no sólo sea soportable sino recompensqdor. Esto hace comprensi'
ble por qué la fallecida Katherine Wolf 'z observaba tan sensitivamente F¡curr ll. [a respucsta dcl
con la'madre son un prerrequlsito
que
"'las ielaciones de objeto normales niño.
para la capacidad del infante de relacionarse con las cosas y d-ominarlas".
Por último-, muestra'una vez más lo indispensable que es para el infante el
logro de la fusión de los impulsos agresivos y libidjnales, al ser capaz de ¡ncros indicios de la angustia del octavo mes, hacen su aparición muchos
deicargarlos sobre una sola persona, es decir, la madre.
¡r,troncs de conducta, realizaciones y relaciones. Ante todb el más desta-
I De la recepción cencstésicl a la pcrccpoón diacrítica' t¡tlo entre ellos es la emergencia dé nuevas formas de relaciones sociales
2 Comunicación personal.
tr)
EL ESI'ABLECII\.IIENTO DEL SEGUNDO ORGANIZ^DOR lli
134 L,.\ CONS]'rTUCróN DEL OBIETO LIBIDINAL
entre cosas inanimadas. Hemos observado que esta capacidad de discrimi-
en un nivel destacadame¡rte sr.rperior de complejidad que las ofrecidas an- nación se adquiere a havés de intercambios'con su coinpañera, con el ob-
tes. La comprensión de los ademanes sociales v srl r1so, como vehículo de jeto libidinal. El papel de las relaciones afectivas, como ab¡idor de caminos
coniunicación recíproca, da comienzo. Esto es más irnpresionante en la para el .desarrollo perceptual, .resulta particularmente evidente con respecto
comprensión de las prohibiciones v órdenes y su resPuesta a elias. a. los obietos inanimados. Distinguii a su madre de los desconocido-s (es
.
El avance en la Conprensióu de las relaciones soci:rles es también evi- decir,uru persond de oka), se da dos meses antes de que el infante tenga
ciente en la participación creciente del niño en los jJ¡egos de reciprocidad capqcidad para distinguir un juguete de otro. Si después de la emergencia
-iuguetes
social. Si se'le envía rodando una pelota de goma, la devolverá. Si se le de la angustia del octavo mes, se colocan varios delante del
ofrece la mano, diciendo: "¡ÉIolal", é1 pondristl ntano en la otra. Si se niño, arirá su preferido y no, como antes, el juguete o cose que queda más
innriscuye uno en sus actividades, diciendo 'liNo, n91" y noviendo al cerca de su mano.
misnro iiempo la cabeza o un dedo en señal de prohibición, interrumpirá
Io que está-haciendo. Hasta puede qtle su rostro exprese consternación
(véanse las figuras l0 y 1l).

LOS AVANCES EN LOS SECTORES PERCEPTUAL, ]\IOTOR Y AFECTI\'O

Al mismo tiempo se producen también cambios significatiros. c.n el trato


dei niño con el'meclio inaninrado. Por de pronto, su "territorio", su rela'
ción con el espacio que le rodea se ha modificado'

hcu* ll' Tns el octrvo quc queda már rltá


il'i;r'fl1i.i"orr:,,1il."oacío

El progreso en la ideación, como en los comienzos de la.comprensión


por el niño de la relación entre las cosas, es evidente en el ejemplo gue
sigue: Si uno aho¡a ata una cuerdecita a una campana y fuego coloca
dicha cuerdecita dentro de la cama del niño, y toca la campana, el infante
comprende con rapidez que puede atraer la cempana dentro de su cunita,
Frcrn_r 12. EI nri¡o es rooav¡a rncapaz de asir su iuguete favorito si Se le ofrece tirando de la cuerda. Esta ejecución revela que, por primera vez, el niño
más allá de los barrotes de su camita.
lra logrado user una herramienta.
Iln el nivel afectivo, empieza a surgir una n"ratización sutil de actitudes
En la época en que se establece el segundo organizador, la orientación t:rnocionaies. Los celos, la cólera, la envidia, el sentido de posesión, de
del infante' en el espacio parece limitada-por los Snrrotes de su camita, es rrna parte, v de otra el amor, el afecto, el apego, Ia alegrla, el placer, etc.,
el "espacio de la camita".'Dentro de éste, toma los igguetes con la mano, ¡rueden observarse hacia el fin del primer año de vida.
sin diiicuitad. Pero si se le ofrece el mismo iuguete fuera de los barrotes, [,a dife¡enciación de esos nuevos matices de emociones, es un resultado
tiende la mano hacia é1 y se detiene; no continúa su movimiento más rk:l despliegue de relaciones de obieto aírn más complejas, que también es.
allá (r,éase Íig. lZ) . Sin émbargo, dos o t¡es semanas después del octavo tiruulan la formación de ciertos mecanisnros de defensa, hacia el final del
nles, \'e claro"de pronto, es capa, dc continuar stt n-rovimiento más allá primcr año de vida.
de los barrotes, asiendo ei juguete (fig. I3). Es digno de notar que esto
ocurrc antes del advenimiento de la locornoción erecta'
En ot¡o sector, se efectíra¡r avances en la capacidad de discriminación
176 LA CONSTITUCIÓN DEL OBTETO LIBIDINAL EL ESTABLECIMIENTO DEL SEGUNDO ORGANIZADOR 1)7
comunicaciones dirigidas recíprocas se organizan de un modo gradual en
IMITACIóN E IDENTITICACIóN _y
una especie de sisterna de gestos semánticos, que e su vez se lrasforma-
A ese nivel de edad la operacién de los ¡necanismos de identificación son rán posteriorm-ertc en gestos verbales. Hablo adiede de gestos verbales. Las
rlestacados y obsewabies con facilidad. Por eso debemos examinarlos más palabras_que el njño usa al final del primer año de üda, las palabras llama-
estrechamente. Sus primeras huellas se vieron en un l0 Vo aproximada' das "globales", tienen todavía muchó de la naturalaa de 1o3 gestos. Abar-
ruente de los niños cle nuestra muestra, ya a la edad de los tres o cuatro can mucho nrás que cualquier cosa específica, indicando una dlrección, una
meses. Esos niños fueron la excepción, Cuando se les ofrecía el rostro necesidad, un deseo, un humor, y iá cosa u objeto en cuestión, todo al
del adulto, parecían tratar dc imitar su expresión. No cabe duda de que mismo tiempo. Es éste un viraje'decisivo en la évolución, tanto der indi-
es ésta r¡na Íorma imitativa extiemadamente rudimentaria; corno la percep viduo com-o de la especie-. Una vez que se ha logrado este avance, el ca-
'
ción en esa etapa es global (es decir, una percepción Gestalt) la imitación rácter de las relaciones de objeto sufre un camüio fundamentar. Desde
scrá tarnbién global.- Si, por efemplo, se ofrece al infante un gesto de ahora serán llevadas más y más adelante por medio de las paiabras. p¡onto
agrandamiento de nuestra boc:r, el infante tratará de agrandar la suya, el habla se convertirá en el artificio prinóipal, a través del^cual se efectua-
ensayando movimientos de labios que son 1o opuesto a cerrar Ia boca. Por rán los intercambios dentro de la diáda.
el contrario, si uno contrae la suya, como para silbar, el infante que imita
puede cerrar la boca del mismo modo, o puede sacar la lengua, como para
former una figura saliente (Kaila, 1932).
I.¿ verdadeía imitación .prt .é *u.ho más tarde, entre Ios ocho y los
diez meses, es decir, después del establecimiento del segundo organizador.
En r¿arias de mis películas, he registrado el comienzo de la imitación: por
ejemplo, esa inherente a los juegos sociales, como devolver rodando una
pelotá. Berta Bornstein t ha denominado a este tipo de conducta "iden-
tificación a través del gesto". Si lo he entendido cotrectamente, su término
significa que el niño imita los gestos sin comprender su contenido ideati-
r,ó. No obstante, la identificación a havés de los gestos es sólo una forma
prccursora del mecanismo de identificación propiamente dicho, del cual
trataré en el capítulo xr.
le actitud de la madre, el clima emocional con que subviene a las ne-
cesidades del infante, son de irnportancia decisiva para el desarrollo de la
imitación. La acütud materna es aírn más importante para el proceso diná-
mico, a drar,és del cual los mecanismos de ideirtificación se estiblecerán. El
clima ernocional dentro de la diada es una influencia que facilita o difi-
culta los intentos del infante por convertirse en su madre y actuar como
actíra ella. Ya hice mención de esta influencia antes, en relación con el
desarrollo de modelos de acción y de su desarrollo.
La adquisición de patrones de acción, el dominio de la imitación y el
funcionamiento de la identificación, son artificios que perrniten al niño
lograr una autonomía creciente de su madre. La imitación de los actos
de la n'radre, capacita al hijo para proporcionarse él mismo todo lo que su
madre le había proporcionado antes.
Hemos seguido ahora al niño hasta casi el término de la etapa prcver-
bal. En el curso de los últimos pasos que llevan a la formación del segun-
do organizador, la comunicación reclproca, dirigida, activa e intencional, se
ha desarrollado entre el niño y la madre. Aun cuando el hijo es acüvo
en este proceso de comunicación, nc utiliza todaüa las señales semánticas
y, aún menos, Ias palabras. En esta fase que sigue inmediatamente, esas

r Comunic¿ción pcnonal.
ORfGENES Y COMIENZOS DE LA CONIUNICACIÓN HtilvfANA 119

hiio (1951); hasta que un ,'o estructuralmente-organi-zado se desarrolla en


XL LOS ORIGENES Y COMIENZOS DE L^ COIvIUNICACIóI\I el niño, la madre se éncarga'de las funciones del yo del niño' Es ella quien
HUMANA: EL TERCER ORGANIZADOR DE LA PSIQUE controla los arrebatos infantiles tendientes a dirigir la movilidad. Quien
cuida del niño y lo protege, quien le proporciona el tiimento y s€ ocuPa
de la higiene, del solaz del niño v cle satisfacer su cu¡iosidad; es ella quien
U¡¡,rs de las más importantes trasformaciones que se inician con el aclve- decide Iá elección de los caminos que ila,an a los diversos sectores del
nimiento del segundo organizador es la comprensión progresiva por el niiro desarroilo; y la que tiene otras muchas funciones. En el curso de esta
de las prohibiciones y la emergencia de los primeros indicios de los feno- actividad extensiva, de la cual puede hablarse como el prototipo de todos
menos de icientificación. Ambos desarrollos estan un tanto relacion:rCos, los altruismos, simpatías y empatías, la uradre ha de actuar en rePresen-
como veremos después. tación del hijo, tanto respecio al mundo exterior como al mLrndo intcrior
de aquél. En esos papeles, lleva a cabo los actos del hilo y los descos de
EL EFECTo DE LA I¡coMocróN rN LAs RELAcIoNns prÁo¡cas éste, tai y como ella los entiende. A su vez, los actos de la madre conru'
nican las intenciones de ella al pequeño.
Antes del establecimiento del segundo organizador, los mensajes niaterna- No se quiere decir con esto que, du¡ante la etapa preverbal, los inter-
les llegan al hiio primordialmente por la via del contacto táctil (si se ex- cambios vócales estén ausentes en las relaciones de objeto, pues es todo lo
cepiÍia la esfera visual). Habiendo adquirido la locomoción, el infante contrario. Toda rnadre habla con su hifo; en muchas ocasiottes los actos
se esflrerza por alcanzar la autonomía y logra sali¡se del alcance materno. de ella van acompañaCos de un fluido monólogo y muchas veces tarnbién
Puede escapar también a la mirada de ella, pero no le es fácil eludir su el hilo responde balbuceando, trastrocando los sonidos.
voz. En consecuencia, las relaciones de objeto, hasta ahora basadas cn el Esta especie de conversación, en la cual la madre canturrea una verl;o-
contacto por proximidad, sufrirán un cambio radical. rrea incolieünte a su niño, inventaudo palabras tanto quc el hijo
Independientemente de esto, Ia locomoción es un progreso madurativo responde trastrocándolo todo* se efectúa en ia -en región irracional- de las
preñado de peligros para el niño. Representa muchos problemas para su reliciones afectivas. Dichas conversaciones están sólo vagamente relaciona-
medio. Ivlientras el infante estuvo prisionero entre los ba¡rotes de su ca- das cbn las expresiones de los deseos físicos del ínfante; no prohíben, no
mita, estaba a salvo. Pero ahora puede andar y no vaciia en satisfacer previenen, no obligan; sin embargo, creen una disposición de ánimo, un
su curiosidad, su necesidad por la actividad, lanzándose temerariamente humor. Son, por decirlo así, "gorgeadas" con placer mutuo.
hacia las situaciones más peligroras. En todo momento la intervención
de la madre ha de hacerse imperativa. No obstante, ahora que la capa-
cidad del niño para la locomoción hace que con frecuencia medie un espacio EL MOVIMIENTO NEGATIVO DE CABEZA: EL PRII\ÍER CTST<> SII{ÁNTICO DEL
entre él y su madre, la intervención de ésta ha de valerse cada vez del gesto INFANTE
y de la palabra.
Una vez que se ha adquirido la locomoción, todo esto cambiará. El can-
Inevitablemente la naturaleza de 'los inte¡cambios entre la madre y el turreo es iustituido por la prohibición, por Ia orden, el reproche, la invec-
hijo tiene que sufrir una trasformación también radical. Hasta ahora tiva. Ahora la palabra que usa la madre más frecuentemente es "¡No, no!",
la madre estaba en libertad para satisfacer o no satisfacer las necesidades y al decirla, mueve la óabeza, al tiempo que evita que haga el infante lo
y deseos del infante. Pero ahora eslá forzadd a frenar y atajar las iniciaü- que quería hacer. Al principio la madre acentuará necesariamente el gesto
vas del niño, precisamente en ese periodo en que el ímpetu de la actividad
prohibitivo y la palabia poi medio de alguna acción física, hasta que el
infantil va en aumento. No cabe duda de que el cambio de la pasividad niño empiece a comprender las interdicciones ve¡bales.
a la actividad es un momento decisivo (Freud, 1931); coincide con el
a través de un pro-ceso de
advenimiento del segundo organizador. -Los 1o que la madre prohíbe identificatorio
El niño comprende
identificación. detallés de este pioceso se ofrecerán
En consecuencia, los intercambios entre madre e hiio se centrarán aho¡a
posteriormente. El síntoma manifiesto de la presencia de dicha identifi-
en torno de los arrebatos de actividad infantil y las órdenes y prohibiciones
ceción estriba en el hecho de que el niño, a su debido tiempo, imitará el
maternas. Esto ofrece un vivo contraste con el periodo precedente, cuando
gesto negativo con Ia cabeza, que de modo'rutinario acompaña a la acción
la pasividad infantil y Ia acción cariñosa v protectora materna constituve- 'lc la madre. Para el infante, este movimiento de cabeza se convierte en el
rori la parte más importante de las ¡elaciones de obieto. Ciertamente'la
síulbolo y el vestigio constante de los actos frustradores maternos, Adop-
rnisnra forma del contacto y de Ia comunicrción canrbia drásticamente. Eu
trrrá v retend¡á este gesto hasta cuando ha},a .t.a'Uo. Se convierte en obs-
la etapa 1:reverbal, los mensaies trasmitidos por la madre consistieron ne- trn¡do autom¿tismo al que, hasta los aclultos de r:rejores modales, renunciau
cesariámente sobre todo en actos, I causír primordialmente del desamparo
cou dificultad. Las ú0enas maneras fracasan al pretender desarraigar este
del hijo. Ya anticipé la proposiciirn de que la m:drc es el yo externo clel gcstn, aun a costa de los mayores esfucrzos. Lo que no ha de extrairar, ya
l3B
I4O LA CONSTITUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL ORIGENES Y COMIENZOS DE LA COMUNICACIÓN HUMANA I4I
que fue adquirido y rcforzado durante el periodo más arcaico de Ia cons- mediante la simple acumulación de rastros mnémicos. Las er<plicaciones
ciencia, al principio de la etapa verbal. cuantitativas que desestiman la dinámica no satisfacen al psicoanalista. l,os
Quizá algunos lectores contradigan mi opinión de que el movimiento cambios cuantitativos solos no explican los procesos mentales.
negativo de cabeza y la palabra "no" son los primeros símbolos semánticos Una explicación en cierto moclo mejor del fenómeno es la que ofrece la
qr-re aparecen en el trascurso del código de comunicación semántica del
psicología Gestalt. Con una serie de experimentos muy simples y claros,
niño; en realidad son sus primeros símbolos semánticos y sus palabras, sólo Zeigarnik (1927) muestra cómo esas. tareas inconclusas son recordadas,
desde el punto de vista del adulto. En esto se diferencian fundamental- mientras que las gue se terminan se olüdan. En consecuencia, cuando la
mente, no sólo de los monólogos trabalenguas, sino tarnbién de las prime madre prohíbe o rechaza algo, su "no" impide al niño la conclusión de
ras palabras, llamadas "globales", que aparecen antes de la palabra "no": la tarea que trata de llevar a cabo. El hecho de que el pequeño no pueda
me refiero a vocablos como "mamá", "dada", etc. Esas palabras globales efectuarla, reforzará asl su memoriaüzación y recuerdo.
representan una diversidad de desqos y necesidades del infante .que van
Una explicación muchísimo más comprensiva, y que también anoia luz
desde "¡mamá!" hasta "¡tengo hambre!"; desde t'estoy aburrido" hasta sobre los cambios de dirección catéxicos que sustentan el gesto de "no"
"soy feliz". El movirniento negativo de cat¡eza y la palabra "no", por
en el niño, puede ser aportada por las proposiciones psicoanallticas. Un
contraste, representan un concepto; el concepto-de la negación, del recha-
estudio cuidadoso de las circunstancias que llevan al dominio por el niño
zo, éÍt el sentido más estrecho del término. No son sólo una señal, sino del gesto negativo de cabeza, rwela gue es el resultado de un proeso di.
también un signo de la actitud del niño, consciente e inconsciente. Es el námico complejo.
signo menos de las matemáticas, donde tales signos se denominan algo- En primer lugar, cada "no" de la madre representa una fn¡stración e¡no
rítmicos.
ciondl para el niño. Ya le prohlba alguna actiüdad o le impida lograr una
cosa que desea; ya esté en desacuerdo con la manera en que él desea llevar
r.rt nu¡racróN, LA IDENTIFICACIóN y EL GESTO NEGATTVO DE CABEZA: TRES sus relaciones de obieto, siempre habrá impulsos insüntuales gue serán
PROPOSICIONES frustrados. La prohibición, los gestos, las palabras, a través de los cuales
se impone la frustración, estarán investidos con una carga afectiva especí-
Pe¡o además de esto, el gesto negativo de "no" es también y quiá antes fica, que tiene el significado del rechazo, de la derrota, en una palabra, de
que nada, el primer concepto abstracto que se fo¡mr en la mente del in- la fntstración Y asl será la huella mnémica de la experiencia. Es esta
fante. ¿Cómo adquiere el niño ese concepto? Puede creerse que el niño catexia afectiva la que garantiza la permaneocia del rastso mnémico, tanto
remeda a su madre. Pero mirando esta cuestión más detenidámente, re del gesto como de la palabra "no".
sulta claro por completo que no es una pura y simple imitación. Sin duda Pór oha partg la prbhibíción, por su misma naturaleza,-intemrrnpe una
el pequeño imita el gesto de Ia madre qua gesto. Pero es él quien selec- iniciativa, ui¡a acciór¡-del niño, y-le empuja de la actiüdad a-la pasividad.
ciona las circunstancias*en que ha de usar dicho gesto y, posteriormente, En la edad en que el infante e-mpieza a comprenda las prohibiciones de
cuándo ha de servirse de la palabra "no". Utiliza el gesto con preferencia la madre, ha sufrido también una metemorfosis en oho sector de su perso
si quiere rechazar a7go, ya sea una demanda o una oferta. nalidad. Empieza a sentir unas ansias de acüvidad que remplazarl !a pa¡L
Como se ha hecho observar, esta fase del desarrollo está señalada por el vidad caracteiística de la etapa narcisiste. Este emerger de activid¿d diriSida
conflicto entre la iniciativa del hiio y Ios temores de la madre. Cuando a hacia fuera, quedará muy én evidencia en sus relaciones de obieto. No
su vez el niño rechaza algo que la madre desea u ofrece, parece como si es- tolerará el nilo que lo fuercen de nuevo a la pasividad sin resistirse (Anna
fuviera imitando, como si el gesto negativo de cabeza de Ia madre hubiera Irreud,1952).
quedado registrado en la memoria del infante, simplemente a causa de sus Los esfuer¿os físicos del niño por ver¡cer las prohibiciones, así como los
repetidas prohibiciones. No obstante, semeiante interpretación nos haría obstáculos que se le ponen en su camino, no lo explican todo; Otro factor
dar por supuesto que, después de haber registrado en su memoria la aso- psicodinámiio se suma también; a saber: la carga afectiva-de displacer que
ciación existente enhe el movimiento de cabeza y el rechazo, el infante, a
icompaña a la frust¡ación y que provoca un empuie agresivo desde el ello.
su vez, reproduce el gesto cuando quiere o<presar que rechaza algo. Esta
explicación mecánica está muy de acuerdo con la hipótesis del refor¿a- Una huella mnémica de la prohibición queda depositada en el yo y será
investida con esta catexia agresiva.
miento en Ia teoría de la enseñanza. Pero no explica cómo, iuntamente
con los rastros mnémicos de la asociación del percepto con la experiencia, Ahora se encuentra atrapado por un conflicto enhe el vfnculo libidinal,
quc le atrae hacia su madie, y Ia agresividad provocada por la frustración
el infante es también capaz de captar su significado. Cómo loga la abs-
tracción y generulízacióñ que saltan a la -vista al rechazar oÍert4s, de- impuesta por ella misma. Entre su propio deseo y la prohibición -del ob-
jctó; entre el desagrado de oponene a su madre, corriendo así el riesgo
mandas, prohibiciones y mandatos. Esta hazaña intelectual primordial
ilc pcrder el obietó y despuéí perder el amor, tendrá que recurrir a una
necesaria para tales abstracciones y generalízaciones no puede explicane
solución de comprorniso. Esta óonsiste en un cambio autoplástico ProPor-
ORÍCENES Y COTVIIENZOS DE LA CON{UNICACIÓN IIUMANA l4l
t4? LA CONSTI',TUCIÓN DEL OBIETO LIBIDINAL
la razón de por qué se usa en el mecanismo de defensa de identificación
cior.rado por un ¡necanismo de defensa, el de la identificación, gue, en esta
con el aqresor y que se vtlelva contra el crbieto libidinal. Una vez que se
etapa, aóaba de cruerger. Sin embargo, hará uso de una variante muy ha dado esic piso, la fase de Ia obstinación (con la cual estamos tan fami-
csrccifica de este mecanisrno, es decir, de la "idcntificación con el agresor", liarizados en el seguno año de vida) puede comenzar.
dciscrita por Anna Frcud (1936).
^Freud
,\nna rnostró esti forma de mecanismo en el niño de escuela,
quien lo usa pafa tratar sus conflictos entre el yo y el obieto. En los casos EL TERCET. ORGANIZADOR DE LA PSÍQUE

-En o cuando menos sus Precursores,.


qrrc eila presenta, el superyó, desempeÍian ,,no" (gesto y palabra) es un logro de consecuencias tras-
,n p^p.i irnportante. nuestro niño de quince me-ses el superyó no !.-,1 dominio del

desemliena tódavía ningún papel, porque no éxiste' Además, en el fen& ..,láentales para el deiiroilo'nrental yl emocional del niño; Pres.uPone ha-
mcno
^de
que estamcs tratandb, ef infánte se identifica con el frustrador, U.i ,aqritiat la capacirlad Primera- fara el iuicio v la negación' Freud
¡n:is bien q,re .on el agresor. Pero la diferencia entle agresor y'frustra- (i925ai trata esta cuestión magistralmente en un artículo de unas cuantas
«lor cs sólo cuestión de grado. iaginrr, titulado ,'La negación';. Tocaré sólo unos cuantos de los aspectos
'csínciaÍ.s de este hit. íel des¿rrollc¡. Para una exposición más completa
l¿ dinámica que lleva- a la adquisic¡ón del gesto semántic.o d.e "no" es,
pues, ia siguienté: el gesto negativo de cabeza y la palabra "no", pronun- del tema, remito al lector a mi monoglafía irio y sí (1957)
liraá por á obfeto libiáinal soñ incorpo,.dos al yo dei infante como huellas Por de pronto, la identificación cun el agresor es va un Proceso selectivo.
nném'icas., I,lÍ cambiq afectivo dei'displacer es separado de Su represen- Pueden distinguirse tres facto¡es en la conducta de la madre, cuando ella
tación; separación que provoca un empuJe agresivo, que luego se vinculará, in,pone una p"rohibición. Son su ge§to (o palabra); s! pensdmienfo cons
por medió de Ia asociación, a la huella mnémica en eI -yo. .in'nte 1' s\ aiecto. Evidenternente,-el uiño ñrce suyo el gesto' Pero.¿cómo
' cuando e1 niño se identifica con el obieto libidinal, esta identificación nodrí¿'un infante <Ie Ouince meses comprender o ni siquiera percibir las
i.ron., por'las cuaies ia madre impone ius prohibiciones? qtre.ocurre
con ei agresor, según la expresión de Anna Freud, irá seguida según ella
Ia descri6e, po, u-n Íitaque contra el mundo exterior. En el infante de ;;-q;;.í.,iRorro hace suvo el pensamiento de la madre' -['o En esta fase, el
quince ureses, este ataqué toma la forma del ''no" (primero gesto y después infante todavía e§ incapaz «le pe¡sar racionalmente y Por eso no sabe
palabra) que.ei niÍto tra tomado del obieto libidinal. A causa de las nume- ,i i" *rar. prohíbe porqu. e;tá femerosa de gue el niño se haga daño, o si
iosas expeiiencias desagtadables, el "no" queda investido con catexia agre- está enoiadi Dorqrle éste ha sido ¡nalo.
_
po, lo'que'se icfiere al afecto de ella, el niiro a esa edad sólo com.prende
siva. Esio hace que el-"no" sea adecuado Para exPtesar la agresión, siendo
el afecto d. ur,, manera globai. Puede decirse en forma aproximativa
r Tras la publicación de la monografia No y sí (1957) fui abordado d-esde- dive¡sos <¡ue distingrre sólo dos afectás en el "otro". Les he denominado el afecto
scctores con preguntas sobre e1 tema de las huellas mnémicas que actúan en ia adquisición 'ia favor" "y, su contrario, ei afecto "en contra'" Por eso lo qu9 el niño
del gesto y Ii párbra "no". E¡as preguntas hacen que sea deseable decir unas cuantas paia- cntiende ei'que el afecto de la madre quiere dccir: "Si no estás a favor
br¿s-acercá de las implicaciones teóricas dei problema. Freud (1915a) sugirió qu-e las huellas
mnémicas que se referían a uno y el mis¡no PercePto (elperiencia), se de-positaban cn dife-
¡nío, estás coit¡amí." De 1o que se sigué que, al identificarse.-con-el agre-
rcntes "loc;lidadcs" psíquicas; ei decir, en-registros separados topográficamente-[topisch sor, por medio del gesto -negafivo, el niño se-ha a-prcpiado sólo. del gesto
gesonderte Njedersch#tenl. Estas "localidades son el sistcnra In-c. y el sistema Cons. (o ,r-,ri*o, juntame¡te ion el alecto cn contra. No obstante, es éste un p¡o-
Frec ). Resultaria de esto, así como de algunas de sus últimas afinnaciones sobre el tema,
flreso extráordinario. llista ahora, la expresión de los afectos del niño
t'no" con- movimiento de cabeza son va¡ias hue' en
que Ío depositado, mando se adquiere e'l
lias,nnémicas que dificrea cualiiativamente unas de otras. El gesto será_depositado pri ia situación de las relaciones de obieto estaba limitada ai contactc i¡rme-
nrero como uni "reptesentación de cosa". Esencialmente pertenecerá al sistema Inc. diato, a la acción.2 con la adquisición tlel gesto de negación, la acción es
No obstante, Cs piobable que
-y
sin duda cstá de ¡cue¡do c-on la. teoría psicoanalítica- rcmpiazada por mensaies y se inicia la comunicación a distancia.
al principio del práceso de ádquisiáión del gesto "no", el rast¡o mnémico sea válido igual.
*erte p.r" el siitema Inc. como para el siitema P¡ec. Freud_ supone que este último sis- 2 primeramente, clurante ei periodo de desamparo del irrfante, el q_ue Ferenczl (19t6)
tei:¡a sá compone prirnordialmerrté de representaciones ve¡bal¡s que recfuen su cualidad dcnomi¡a la ctapa dc la ornnipbtencia infanril, lá fantasía.remplaza a la acción. Esas fan'
lscnsoriomotoia) de represerttaciones de cásas inconscientes. No obstante, en la edad en trsirrs, sin e*baigo, ,,o .o, ó*p.rables a Ia fantasía del adulto. y rnucho.menos a las
<.tuc le adquicre el gcslo de "tro", alrcdedor de los quince meses, la separacíón entre los frntasías cautiva¿i¡ás del niño que a(rn no va a la escuela. Las fantaslas de) infante lran
sistemas no está todivía tan firmernenie establecida como lo estará después. Una diversi- ,lc mantene¡se por furrza de ntro de -los limites de. sus, recursos_ co-gnitivos ,reducidos. En
dril dr aparatos están siendo todavía- integ-rados en cl Y!; y los sistemas- de1 yo están siendo ,,sta etapa is ógnición se deriva indiscutiblemente más bien de fuentes {isiológius que
aún delirnitados entre sí y organizados. Varios meses después, cuando- la palabra 'tro" está irltativas.
tlnbién incorporada en la mcmoria como una rcpresentación verbaJ, la scparación entre Dicha afir¡n¡ción requiere ciertas salvedades. Cogni4vamente, -el infante que está en
las re¡rrescntaciones de cosas inconsciente y -l1s _representaciones de- cosas -preconsciente ni*, año de vida, se percata súlo de una parte minúscula de l¿s funcioncs fisiológicas,
estará va mucho más avanzada. Ahora las cua'lidades sensoriales
'ligadas
vinculadas a la representa, "f
,,,,,1 rrr..* tan er.identes'a los mayOreS. Podémos suPoner c(rn certeza que el lnfante Se
cjrjn dá Ia cosa obieto de la prohibición, pueden estar con el "no" (gesto o pala' ,i. "ii"n," de )a ingestión y de las';rcciones_ conectadas con ella, ccino masücar, engul.lir,
braf y activarán la representación ve¡bal en el sistema Prec. onr,r' u chocar. Eí discutible cn qué med.dir la eliminación ha penetrado en la cognición
Éuéde resultar, puis, qte al adquirir e] gesto "no" el- niño empieza a ca-mbiar, de una ,l,irri¡.'Mrs obsenaciones rne llel'an a suponer que, al final del primer año de vida, el
confianza exciusiva en eL sisterna primario, al uso gradual del proceso secundario.
144 LA CONS]'ITUCIóN DEL OBJETO LTBIDINAL ORIGENES Y COMIENZOS DE LA COMUNICACIÓN HUMANA I4i
Este es quiá el punto crítico de más importancia en la evolución tanto Ilernfeld {1925) quiero llamar a esta región "el hocico"; es la que conr-
del individuo conro dc la especie; aqui enrpieza el ;oon politrkon, Ia socie prende la boca, el mentón, la nariz y la parte principal de los carrillos. Nos
dad. Pues es el comienzo de un intercambio recíproco de niensajcs, inten- referiremos a este reflejo como el reflejo "de mamar",
cionados, dirigidos, que con el adveninriento de los sírnbolos semánticos, se Es un modelo de conducta extrernadamente arcaico. Nuestros estudios
convierte en el origen dc la comunicación r.e¡bal. Ésta es la razón de que ciuematográficos muestran que el recién nacido en Ia posición dc ¡lamar
considere-la adquisición del signo de negación y de la palabra "no" como
empieza a hacerlo efectuando varios movimientos rotatorios de cabeza con
el indicador tangible de la formación del tercei organiiaclor. la boca abierta, hasta que logra atrapar el pezón. En cuanto lo ha conse-
. .EI
"n-o'], con el gesto y la palabra, es la expresión sernántica de la nega- guido, cesa la rotación y empieza a succionar. He encontrado que esta
ción.y del juicio; al mismo tiempo es la primera abstracción realizada for conducta se explica rnuy sencillamente sobre la base dcl reflejo de mamar.
el niño, el primer concepto abstracto en él sentido de la mentalidad adul- En Ia posición del lactante, uno de sus carrillos, por ejeruplo el derecho,
ta. Iil concepto se adquiere con la ayuda de un desplazamiento de Ia toca el pecho. La cabeza, con la boca abierta, está entouces vuelta h¿cia
catexia .agresiva,; creo que los desplazamientos de la cátexia agresiva son la derecha; si la boca no encuent¡a el pezón, eI infante continúa esos movi-
característicos de toda atstracción. Esta no es nunca el resu[ado de la
mientos, hasta que el carrillo izquierdo toca el pecho. Por consiguiente,
identificación como tal, sin-o de un proceso eñ dos tiempos. El primero vuelve la cabeza hacia Ia izquierda y así sucesivamente hasta que la boca
consiste en nuestro uso de la energia-agresiva para separai ciertos élemen-
-lo abierta localiza el pezón"
tos de que percibimos. El segundo es ei reiultado de la actividad sin- Minkowski (l9ZZ) fue el primero que demostró que, en ei feto huma-
tética, del yo. (Nunberg, I9l0)_én la que los elementos separados por la
no, tres rneses después de la concepción, está ya presente l¿ coi-rducta dc
energía agresiva se sintetizan. El prodücto de esta síntesis- no es ni un
mamar. En un estudio bellamente preciso de un teratoma anencefálico,
símbolo ni un concepto. El primero de tales conceptos en la vida del infan-
Gamper (1926) dernostró que esta conducta está siempre presente en el
te es Ia negación. nivel mesencefálico con todos sus detalles. Davenport I{ooker (1939) cgry
Como- dije antes, poco después del comienzo del segundo año, el niño
tinuó estas observaciones y experimentos, registrándolos en películas rm-
expresa la negación moviendo la cabeza, y así comun-ica a su medio el
presionantes.
rechazo mediante un signo semántico. Mover la cabeza como signo de ne-
gación es algo extraordinariamente extendido por todo el -rido. pero
En ei nivel filogenético Frechtl, Klimpfiuger y Schleidt (1950, 1952,
1955) estudiaron el mamar de las criaturas hulnanas y de las c¡ías de los
no es d¿ ningun modo un signo entendido universalmente. En algunas
. mamíferos inferiores, como ejemplo del desarrollo de la conducta motora
culturas se utilizan otros gestos para ia- negación. No obstante, es rnuy infantil primera. Resumieron sus conclusiones como sigue: Ia estimulación
probable que el m_oümiento de cabeza haya sido cl gesto usadci más frá
asirnétrica (estimulación unilateral) sobre el hocico o los labios provoca los
cuentemente para la negación _en el mundo. l¿ ubicuidad del gesto hizo
rnovimientos rotatorios de ia cabeza. En cuanto la estimulación se hacre
que me pareciera probablg poder seguir su origen motor en la o"ntogénesis
simétrica, por medio del toque simultáneo del labio superior e inferior, el
humana y acaso en. la fiiogónesis. [¿ conduóta derivada de cxperfencias
movimiento rotatorio cesá, la boca se cierra y empieza Ia succión. La rota-
muy arcaicas y primitivas, tiene la tendencia a gcneralizarse en la esper:ie,
ción y la succión se excluyen mutuamente. Tilney y Kubie (1931) demos-
pues es compartida por todos sus miembros.
traron que en los gatitos recién nacidos, los senderos nerviosos que conec-
tan ei estómago con el cerebro, la boca, el laberinto y las extremidades,
n¡.fcrs s¡olóc¡c¡s y NruRoFrsror,ócrc,rs DtrL cESTo NEGáTrvo DE cABEzÁ están ya suficientemente desarrollados para coordinar esos órganos en Ia
ta¡ea del arnamantamiento.
Decidimos por tanto investigar los primeros patrones de conducta del re- [,as investigaciones de que acabamos de hablar han probado de forma con-
cién nacido, para.descubrir si había entre ellos alguno que cluyente que Ia 'uconducta de mamar" está firmemente establecida al nivel
19 "asem.ejara
al gesto-de negación moviendo la cabeza. Y encontámos que dicho pátrón del desarrollo embriológico, tanto en la filogenia como en la ontogenia.
de conducta es el reflejo llamado por unos "de succión" .v po. otrás ,,de En las senranas y meses que siguen al nacimiento del infante, el movi-
orientación". Se produce al tocar la región perioral con el áedo; yo, con
miento de mamar se hace cad.a vez más ce¡te¡o y mejor dirigido a su meta;
infante está sólo volviendo su atención hacia las funcicnes elinrinato¡ias. Por eso sostengo dcpués del tercer mes, el recién nacido logra atrapar el pezón con un breve
que )a mayoría de-las fantasías drrrante la ctapa <ie desamparc se ccntrarán en torno áe movimiento de cabeza. Los movimientos hociqueantes, Ia rotación de la
actividades c¡nectadas con la ingestión, que r:r:li:linarán con la int¡ovección. Esta proposi- cabeza, son Ias manifestaciones üsibles del esfuerzo efectuado por el recién
ción es apoyada en Parte por los cornienzos nr¡ni{iestos de las realizaciones identificatórias
del niño en-la. segunda mitad dei prirncr :líio. Actividades a las quc sirvcn de patrón las nacido para lograr el alimento. Biológicamente es una conducta anticipa-
funciones ¡clacionadas con Ia eliminarión v quc suqicren mecanis'mos de provección son toria (Craig, l9l8), un movimiento de acercamiento que tiene un "sig-
menos eviden-tes, aunque-ya seán_perieptibles. Dichas activicladcs pasarán-nrás a primer nificado" positivo; desde el punto de üsta psicológico podría llamársele un
término en el trascurso del segunrio ario de vida.
rnoümiento afirmativo.
116 LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL ORIGENES Y COMII1NZOS DE I,A COMT]NICACIÓN HUMANA 147

cAMBro EN LA liuNc¡óx: .rsrncros srolóc¡co Y Pslcoróclco ITN PROTOTIPO DEL GESTO AI¡IRMATIVO

Los" movimientos rotatorios garantizan la orientación táctil de la cabeza [,os lectores podrán objetar que 1o contrario del gesto negativo, el gesto
hacia el pezón. De la mano con el crecimiento de la eficiencia de la orien- de afirmación, moviendo \a cabeza en sentido vertical, es probablemente
tación viiual y la coordinación mttscuhr, los movimientos rotatorios de tan ubicuo en todo el mundo. Sin embargo, nada Ce 1o que hasta ahora
cabeza se extinguen progresivarreute. Sin crnbargo, después <Iel. scxto mes he expuesto con respecto al gesto negativo puede aplicarse al afi¡mativo. Es
de vida, reaparecen esos movinientos rotatorios en una sttuactÓn que :: probable, por eiemplo, que la identificación con el agresor, o hasta con el
cliamehalmeñte opuesta a aquella en que aparccieron originalmente. El frustrador, opere de modo que establezca el .movilniento de cabeza vertical
bebé de seis mesés cuando lia quedado saciado, cuando no quiere más, como gesto semántico; aun cuando la identificación'con el objeto eslá sin
vuelve la cabeza de un lado para otro, evitan«lo el pezón o la cuchara; en duda implicada en este proceso. Ciertamente, se puede decir que en el
una palabra, el alinrento, con el mismo movimiento rotatorio que al nacer desarrollo de la negación, el impulso agresivo tiene un papel principal, aun
le sefula para buscar el alimento. Ahora, sin ernbargo, ese. m.ovimiento se cuando no sea exclusivo. En el desa¡rollo de la afirmación, se podría es-
trasformó- en conducta de retraerse, de rechazo. El movimiento ha ad- perar entonces que interviniera ei impulso libidinal. Pero mie¡rt¡as en el
quirido un "significado" negativo. I;Ia de recordarse, sin embargo,..que esto neonato y hasta en el feto se evidencia cla¡amente un patrón motor muy
.i trdrrl" coñducta; que ño es aítn gesto semántico' Se necesitará más semejante al movimiento negativo de cabeza, es dificil comprender qué
de medio año de desairollo antes de {'ue el niño logre trasformar la con' patrón motor, presente al nacer, pueda asemejarse, ni de lejos, al movi-
ducta de eütación en el gesto sqmántico de rechazo. miento vertical de cabeza. No hay indicio de movimientos verticales en
Esas son las etapas principales en las vicisitude! de los patrones motores la conducta hocigueante; es más, al nacer la musculatura del cuello no
que se usarán en ét gésto di negación. Quiero destacar que durante todo está lo suficientemente desarrollada para sostener \a cabeza libremente y
el primer año de viáa, sólo existen patroncs motores; éstos tienen una aún menos para efectuar movimientos voiuntarios en el eje sagital.
función, primero Ia de lograr el alirnento, después la de evitarlo. Sólo Pero ¿no hemos insistido en el hecho de que al principio toda conducta
después di los quinct **tá de vida, el patrón motor es investido por ei tiene un carácter afirmativo, oricntado hacia la satisfacción de la neccsi-
infánte con un iontenido ideativo que toma el valor de un gesto y que ese dad? ¿Dónde encont¡a¡ el prototipo arcaico del patrón motor del movi-
gesto trasmite urra idea abstracta.
miento vertical de cabezn?
" En el trascurso del desarrollo ontogénico, los patrones motores del gesto Finalmente descubrimos también ese prototipo entre los patrones de
de mover la cabeza negando, recorrén tres etapas distintas. -Al nacer, el conducta conectados. con el amamantamiento. Pero no se halla presente
hociquear es una cond*ucta afirmativa. Esto- no es sorprendente; Freud al nacer y aparece sólo tres meses después.
(i929a) insiste en que el "no" no existe en el inconsciente. Esto, por su- A la edad de los tres a los seis meses, el infante puede ya sostener la
el proceso primario. Como el 'recién cabeza y moverla con la ayuda de la musculatura del cuello. En ese tiem-
puesto,'se sigue de lis leyes que rigen
-las
i¡acido' no .I cont.iente dufante primeras sémanas después del naci- po empieza también a orienta¡se visualmente. Si a un niño de tres a seis
meses se le retira el pezón cuando está mamando, efectuará movimientos
miento, funciona sólo de acuerdo con-el Proceso primario; §us reacciones,
su actividad, son el resultado de la descarga de la lensión que, eri ausencia
de aproximación con 7a cabeza, en sentido vertical hacia el pecho. Esos
de la organización psíquica, no puede vo'iverse consciente'- De esto se si' movimientos se asemejan estrechamente al patrón motor de la cabeza que
gue que lu conducta no puede o(Presar la negación. saluda; son süs primeros prototipos. En el trascurso de los meses siguien-
" Ia'segtrnda etapa, en ia que el-niño de sels meses rechaza el alimento tes se han integrado en la conducta de acercamiento del infante. Por el
contrario que el patrón motor del movimiento lateral de cabeza, que su-
Dor medio de moümientos rótatorios de cabeza, se da en el tiempo en que
ios primeros rudimentos del yo consciente están establecidos. Sin embar' fre un cambio funcional, en el curso del desarrollo para convertirse en el
signo de negación, el movimiento afirmativo de cabeza retiene su función
so, Ln esta etapa, el niño no'tiene todavía los medios o la capacidad para
áiri6r una comunicación a "otro". Cuando miramos esto desde fuera, en afirmativa. En el segundo año de vida, adopta su significado semántico, con-
esta- situación su conducta de rotación de la cabeza exPre§a el rechazo.
ürtiéndose en el gesto de afirmación; es muy probable que ocurra esto va-
Pero este rechazo no está dirigido a nadie; no tiene obieto y sólo es todavfa rios meses después de haber adquirido el gpto semántico de negación.
la manifestación del estado psicológico del niño. En la tercera etapa, al- [,a historia del desarrollo del "no" y del "sí" v de su diferenciación en
rededor de los quince meses, es permisible interpretar la conducta sems direcciones diametralmente opuestas en el trascurso del primer año, es
urr eiemplo impresionante de la importancia básica del desarrollo psíquico
iante de rotación de cabeza como un mensaie dirigido a otra Persona' y
áfi.*rr que el pahón motor congenital de hocicar ha sido puesto al servi- para el destino subsiguiente de los patrones de conducta arcaicos. Al mis-
cio del cbncept-o abstracto de la negación, nsl como su integ:ación en un
mo tiempo es une confirmación de la hipótesis. freudiana (1910), sobre
el origen del significado antitético de las palabras primarias.
sistema de comunicación.

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