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Clasicismo

Clasicismo es la denominación historiográfica de un movimiento


cultural, estético e intelectual inspirado en los patrones estéticos y filosóficos de
la Antigüedad clásica la cual se caracteriza por buscar la perfección del hombre en
sus aspectos físicos. Se desarrolló de forma simultánea a los distintos estilos
artísticos y movimientos literarios4 de la Edad Moderna. Se expresó en todos los
dominios del arte, desde la arquitectura y la música hasta la pintura y la literatura.
Aparece junto con el Manierismo, que a su vez dio paso al Barroco y éste al Rococó;
siendo renovado a través del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo.5 Llegó
a ser la tendencia dominante en las artes y el pensamiento occidentales durante
buena parte de los siglos XVIII y XIX, en su vertiente institucionalizada en
las academias (el academicismo).
Como su propio nombre indica se inspiró en los patrones del arte y el pensamiento
del mundo clásico (la Antigua Grecia y la Antigua Roma). El clasicismo, sin
embargo, tiene sus orígenes más inmediatos en la continuidad de los valores
del Renacimiento, junto a la búsqueda del conocimiento y la perfección que
caracterizan al humanismo. El clasicismo recupera todo ello y lo convierte en un
nuevo canon que aspira a lograr la perfección absoluta a través del arte, tanto De
hecho, se denomina también "Clasicismo" a una fase del Renacimiento italiano,
el Renacimiento pleno del primer cuarto del siglo XVI, cuando convivieron las
figuras de "los cuatro grandes" (Leonardo, Bramante, Rafael y Miguel Ángel) que
hicieron pasar el centro del arte de Florencia a Roma (los tres últimos, mientras que
el primero terminó sus días en Francia, que se abrió a la influencia italiana -escuela
de Fontainebleau- como toda Europa -Renacimiento nórdico, Alto Renacimiento
español-).6 7en la pintura como en la música y en la literatura.
l clasicismo tuvo en el comienzo del siglo XVII una contradicción con el Barroco,
inicialmente en el terreno de la pintura (los Carracci o Guido Reni frente
a Caravaggio) y que con el paso de los años se extendió, como batalla de ideas, al
terreno de la literatura, justo cuando los cánones barrocos la dominaban casi por
completo. El clasicismo se impuso en el campo de las letras a finales del siglo XVII,
quedando fijado en el ensayo de Boileau L'art poëtique (El arte poética), (1674).8 En
él, aboga por una literatura emocional que llegue a los sentimientos del
lector/espectador, pero que lo haga a través de los filtros del intelecto. De esta
forma, Boileau carga contra los excesos de lo que posteriormente se denominará
Barroco y Rococó, y apuesta por la recuperación de la solemnidad clásica y de los
valores de la armonía y el equilibrio que dominaron la literatura de la Antigüedad.
Se busca la armonía y el equilibrio entre el fondo y la forma, el control consciente
en el desarrollo de los temas y el sentido de orden racional y proporción formal.
Medieval

Se denomina literatura medieval a todos aquellos trabajos escritos


principalmente en Europa durante la Edad Media, es decir, durante los
aproximadamente mil años transcurridos desde la caída del Imperio Romano de
Occidente hasta los inicios del Renacimiento a finales del siglo XV. La literatura de
este tiempo estaba compuesta básicamente de escritos religiosos, concepto
amplio y complejo, que abarca desde los escritos más sagrados hasta los más
profanos. A causa de la gran amplitud espacial y temporal de este período se hace
difícil hablar de la literatura medieval en términos generales sin caer en
simplificaciones. Por ello, es más adecuado caracterizar las obras literarias por su
lugar de origen, su lenguaje o su género. La literatura medieval se caracteriza por
ser religiosa y mantener ciertos equilibrio con la razón. Los escritos de la edad
media eran conocidos como Clerigos.

Índice
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 1Anonimato
 2Literatura religiosa
 3Literatura profana
 4Literatura escrita por mujeres
 5La división estamental en la literatura medieval
 6Literatura notable de este período
 7Referencias
 8Véase también
 9Enlaces externos

Anonimato
Una gran cantidad de obras pertenecientes a la literatura medieval son anónimas.
Esto no es debido únicamente a la falta de documentos de este período, sino
también a que el papel que jugaban los autores en aquella época difiere
considerablemente de la interpretación romántica del término en la actualidad. Los
autores medievales estaban sometidos a menudo a los escritores clásicos y a
los Padres de la Iglesia Católica, y tendían a reescribir historias, que habían oído o
leído, de forma embellecida, más que a crear historias nuevas. E incluso cuando
creaban una nueva historia no suele quedar claro quien era el autor, ya que
atribuían ciertas ideas a otros libros de otros autores. Esto hace que el nombre de
los autores individuales sea poco o nada importante y por ello, los grandes
trabajos de la época nunca son atribuidos a una persona en concreto.

Literatura religiosa

La Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino.


Los trabajos relacionados con la teología fueron el tipo de literatura dominante a lo
largo de la Edad Media; el clerocatólico era el centro intelectual de la sociedad en
esta época, razón por la que su producción literaria fue, con diferencia, la más
productiva.
Numerosos himnos de esta época han sobrevivido al paso del tiempo,
tanto litúrgicos como paralitúrgicos. La liturgia en sí misma no estaba establecida y
numerosos misales competían y alegaban concepciones individuales de la misa.
Ciertos estudiosos religiosos como Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de
Aquino y Pierre Abélard escribieron largos tratados sobre teología y filosofía,
tratando de reconciliar las enseñanzas de los autores griegos y paganos romanos
con las doctrinas de la Iglesia Católica. Las hagiografías, o las vidas de los
Santos, también fueron escritas principalmente durante este período, a modo de
estímulo para el devoto y de advertencia para el resto.

Los caballos con cabeza de león, Apocalipsis de Saint-Sever.


La Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine alcanzó tal popularidad que, en su
tiempo, fue probablemente leído más a menudo que la Biblia. San Francisco de
Asís fue otro prolífico poeta y los seguidores de su orden, los franciscanos, solían
escribir poemas como una expresión de su piedad. Las obras Dies Irae (Día de la
Ira) y Stabat Mater (Estaba la Madre) son probablemente dos de los mejores
poemas latinos en materia de religión. La poesía goliárdica (estrofas de cuatro
líneas de versos satíricos) fue una forma de arte utilizada por algunos clérigos
para expresar su desacuerdo en algún tema. El único escrito religioso
ampliamente extendido y no escrito por clérigos fueron los juegos misteriosos:
perdiendo con el tiempo promulgaciones simples del tableaux de una escena
bíblica sola, cada auto religioso se convirtió en la expresión de su pueblo de los
acontecimientos cruciales en la Biblia. El texto de estas obras teatrales
normalmente era controlado por las cofradías locales, y los autos religiosos eran
llevados a cabo regularmente en días festivos determinados, a menudo durando
todo el día y parte de la noche.
Durante la Edad Media, la población judía residente en Europa también produjo un
cierto número de escritores destacados. Maimónides, nacido
en Córdoba (España), y Rashi, nacido en Troyes (Francia), son dos de los más
conocidos y que más influencia tuvieron de entre los autores judíos.

Literatura profana

Primera página del Beowulf.


La literatura laica en este período no fue tan productiva como la literatura religiosa
aunque gran parte del material ha sobrevivido y poseemos hoy una gran cantidad
de obras de la época, crítica con la corrupción del clero.
El nacimiento de un nuevo tipo de literatura en la época medieval puede
ejemplificarse en el cambio de sentido de la palabra “romance” (en
francés roman). Si en un principio se trató de traducir a las lenguas
romances (mettre en roman) textos latinos tanto clásicos (“materia antigua”, o
reescrituras de la Eneida, de Ovidio, Estacio y otros) como hagiografías o crónicas
históricas, al dejar de lado las fuentes clásicas e inspirarse en tradiciones orales,
surgió la expresión emprendre un roman, escribir, crear, un romance. El nuevo
sentido de la palabra como sustantivo indica la creación de un nuevo género.1
Las tradiciones orales mencionadas hacen referencia a la llamada materia de
Bretaña, surgida de un fondo de mitos reelaborados por la cultura normanda de
habla francesa que se extendía por Francia y las islas británicas. Aunque el
concepto de historicidad era difuso en esa época, y se consideraba tan real al no
tener unos orígenes fijados.2
El tema del amor cortés cobró importancia en el siglo XI, especialmente en
las lenguas romances, principalmente el francés, el Castellano, el provenzal,
el gallego y el catalán, y en las lenguas griegas, dónde los cantantes ambulantes
— los trovadores — se ganaban la vida con sus canciones. Los escritos de los
trovadores suelen ir asociados al anhelo no correspondido, pero no siempre es
así, como se puede ver en la Alborada. En Alemania, el Minnesänger continuó la
tradición de los trovadores.

Manuscrito del Cantar de los nibelungos (v. 1220).


Además de los poemas épicos típicos de la tradición anglo-germánica, como
el Beowulf o el Cantar de los nibelungos, otros poemas épicos incluidos dentro de
los cantares de gesta como el Cantar de Mío Cid, el Cantar de Roldán y el Digenis
Acritas, que tratan sobre la Materia de Francia y las canciones acríticas
respectivamente, y los amoríos corteses a la manera de la cortesía romance, que
tratan sobre la Materia de Bretaña y la Materia de Roma, lograron alcanzar una
gran popularidad. El romance cortés no se distingue únicamente de los cantares
de gesta por los temas tratados, sino también por su énfasis en el amor y en el
código de honor de la caballería, en lugar de centrarse en acciones de guerra.
También se pueden encontrar en este período poesías políticas, especialmente a
finales de la Edad Media, escritas tanto por clérigos como por escritores laicos,
que utilizaban la forma del goliárdico. La literatura de viaje también fue muy
popular en esta época, cuyos escritos entretenían a la sociedad con historias de
fabulosas tierras (si no embellecidas, muchas veces falsas) más allá de las
fronteras que la mayoría de las personas nunca habían cruzado. Cabe destacar la
importancia de los peregrinajes en esa época, especialmente el de Santiago de
Compostela, fuente de fábulas e historias influidas por la prominencia de
los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.

Literatura escrita por mujeres

Miniatura de La Ciudad de las damas de Christine de Pisan.


Aunque las mujeres en el período medieval no se encontraran en igualdad de
condiciones con los hombres (de hecho, abundaban los folletos misóginos,
aunque muchas sectas, como los cátaros, ofrecían derechos y un estatus mayor a
la mujer), algunas mujeres fueron capaces de utilizar su habilidad con la palabra
escrita para ganar renombre. La escritura religiosa fue la opción más fácil para
ellas — las mujeres que eran posteriormente canonizadas como santas solían
haber publicado sus reflexiones, sus revelaciones y sus oraciones. La mayor parte
de los conocimientos actuales acerca de las mujeres en la Edad Media han sido
adquiridos a través de los trabajos llevados a cabo por monjas como Clara de
Asís, Brígida de Suecia y Catalina de Siena.

La división estamental en la literatura medieval


Hacia finales del siglo XI se afianza en Europa un modelo trifuncional de la
sociedad que tiene su origen en la estructura de los pueblos indoeuropeos y que
continuará hasta las revoluciones burguesas del siglo XVIII. En algunos casos,
rasgos de esta estructura pervivirán, en las sociedades de Antiguo Régimen, hasta
el fin de la Primera Guerra Mundial.
Dicho modelo basa la estructura social en tres estamentos: oratores, bellatores,
laboratores, es decir, los que rezan, los que guerrean y los que trabajan, siendo el
modo por el que las élites religiosas, políticas y económicas justificaban su
preeminencia sobre el resto de la sociedad. La continuidad histórica de este
esquema así como sus variaciones tanto sociales como lingüísticas (del latín a
las lenguas romances), quedará reflejada en numerosos textos literarios que han
servido para la defensa de dichos esquemas por parte de los estudiosos en la
materia.
Es en dos obras del siglo XI donde el historiador Georges Duby sitúa el
afianzamiento de esta estructura. La primera de ellas, de Gerardo de Cambrai, es
una biografía panegírica escrita hacia 1024: la Gesta episcoporum
cameracensiumEl hecho que ambas obras fueran escritas por obispos
demostraría que los episcopados eran tanto depositarios de la cultura clásica
como productores naturales de ideología [1].
Esta estructura tripartita ya se había mostrado, de algún modo, en textos
anteriores que se habían ido transmitiendo a lo largo de los siglos. Hay que
recordar que la Edad Media tuvo más de continuista que de rupturista. En
las Etimologiae de San Isidoro de Sevilla (c. 560-636), éste describe la división de
la sociedad romana “in senatoribus, militibus, et plebibus” concepto que parece
proceder, a su vez, de la Eneida de Virgilio o los “comentarius” de Servio[2]. De
consolatione Philosophiae de Boecio añadiendo a la idea trifuncional la figura del
rey en el vértice. Es probable que esta estructura provenga del mundo celta dada
la preeminencia de la figura real respecto a los demás estamentos: “Así, he aquí
los materiales y los útiles con los cuales el rey debe reinar para tener un país
próspero: debe tener hombres de oración (gebelmen), hombres de
guerra (fyrdmen) y hombres de labor (weorcmen)”[4].
El esquema expuesto por Gerardo de Cambrai y Adalberón de Laon resurge con
gran fuerza, todo y que con algunas variantes, hacia la segunda mitad del siglo
XII. La Historia de los duques de Normandía, escrita por Benoît de Sainte-
Maure en el último cuarto del siglo XII, introduce, tal como indica Duby[5], un
elemento importante a dicho esquema tripartito. Tratándose de una obra
encargada por el rey Enrique II de Inglaterra, conde de Anjou, duque de
Normandía y de Aquitania, estaba destinada a ensalzar la propia dinastía, por lo
que de modo parecido a Alfredo el Grande, coloca a la figura real en una posición
preeminente respecto a las demás. Un aspecto importante a destacar es que este
panegírico fue escrito en romance en lugar de en latín sirviendo esto para ilustrar
el cambio lingüístico que se estaba produciendo en aquel período.
En el mismo siglo encontramos, también, el primer testimonio de roman
antique. Se trata del Roman d’Alexandre, escrito por Alberico de Pisançon hacia
1130, donde el esquema trifuncional aparece trasladado al ambiente cortesano
. Como indica Duby, en este texto se aconseja que: “no es bueno que los jefes de
los principados escuchen el consejo de los “siervos”, sino solo el de los “gentiles
caballeros” (los que son de buen “género”, de buena

Renacimiento

Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo


en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un período de transición
entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes
se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en
las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue
el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después
por toda Europa.
El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que
determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El término
«renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la cultura clásica
griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la
cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de
predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la
Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el
mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes,
la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por
el antropocentrismo.
En ese sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari formuló una idea
determinante: el nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascita), que presuponía
una marcada conciencia histórica individual, fenómeno completamente nuevo. De
hecho, el Renacimiento rompió, conscientemente, con la tradición artística
medieval, a la que calificó como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el
calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto estéticos como en cuanto a
la mentalidad fueron lentos y graduales. El concepto actual de renacimiento será
formulado tal y como hoy lo entendemos en el siglo XIX por el historiador Jules
Michelet.
Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el
Renacimiento significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese
momento había sido «supranacional». El Renacimiento no fue un fenómeno
unitario desde los puntos de vista cronológico y geográfico: su ámbito se limitó a la
cultura europea y a los territorios americanos recién descubiertos, a los que las
novedades renacentistas llegaron tardíamente. Su desarrollo coincidió con el inicio
de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de los estados europeos, los
viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y América, la
descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la afirmación
del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su
magnitud y mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista.
Neoclasicismo

El término Neoclasicismo (del griego -νέος neos, el latín classicus y


el sufijo griego -ισμός -ismos) surgió en el siglo XVIII para denominar de
forma negativa al movimiento estético que venía a reflejar en las artes, los
principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se
venían produciendo en la filosofía, y que consecuentemente se habían transmitido
a todos los ámbitos de la cultura. Sin embargo, coincidiendo con la decadencia
de Napoleón Bonaparte, el Neoclasicismo fue perdiendo adeptos en favor
del Romanticis

Orígenes

Johann Joachim Winckelmann, a menudo llamado "el padre de la arqueología".


Con el deseo de recuperar las huellas del pasado se pusieron en marcha
expediciones para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. La que en
1749 emprendió desde Francia el arquitecto Jacques-Germain Soufflot, dio lugar a
la publicación en 1754 de las Observations sur les antiquités de la ville
d'Herculaneum, una referencia imprescindible para la formación de los artistas
neoclásicos franceses. En Inglaterra la Society of Dilettanti (Sociedad de
Amateurs) subvencionó campañas arqueológicas para conocer las ruinas griegas
y romanas. De estas expediciones nacieron libros como: Le Antichitá di
Ercolano (1757-1792) elaborada publicación financiada por el rey de Nápoles
(luego Carlos III de España), que sirvieron de fuente de inspiración para los
artistas de esta época, a pesar de su escasa divulgación.
También hay que valorar el papel que desempeñó Roma como lugar de cita para
viajeros y artistas de toda Europa e incluso de América. En la ciudad se visitaban
las ruinas, se intercambiaban ideas y cada uno iba adquiriendo un bagaje cultural
que llevaría de vuelta a su tierra de origen. Allí surgió en 1690 la
llamada Academia de la Arcadia o Arcades de Roma, que con sus numerosas
sucursales o coloniae por toda Italia y su apuesta por el equilibrio de los modelos
clásicos y la claridad y la sencillez impulsó la estética neoclásica.
La villa romana se convirtió en un centro de peregrinaje donde viajeros, críticos,
artistas y eruditos acudían con la intención de ilustrarse en su arquitectura clásica.
Entre ellos estaba el prusiano Joachim Winckelmann (1717-1768), un entusiasta
admirador de la cultura griega y un detractor del rococó francés; su obra Historia
del Arte en la Antigüedad (1764) es una sistematización de los conocimientos
artísticos desde la antigüedad a los romanos.
En Roma también trabajaba Giovanni Battista Piranesi (1720-1778); en sus
grabados, como Antichitá romana (1756) o Las cárceles inventadas (1745-1760), y
transmite una visión diferente de las ruinas con imágenes en las que las
proporciones desusadas y los contrastes de luces y sombras buscan impresionar
al espectador.
El trabajo está cargado de simbolismo: la figura en el centro representa la verdad
rodeada por una luz brillante (el símbolo central de la iluminación). Otras dos
figuras a la derecha, la razón y la filosofía, están rasgando el velo que cubre
verdad.
La Ilustración representaba el deseo de los filósofos de la época de
la Razón (filosofía) por racionalizar todos los aspectos de la vida y del saber
humanos. Vino a sustituir el papel de la religión (como organizadora de la
existencia del hombre) por una ética laica que ordenará desde entonces las
relaciones humanas y llevará a un concepto científico de la verdad.
Literatura[editar]
Véanse también: Literatura española de la Ilustración y Neoclasicismo
hispanoamericano.
La Ilustración fue un movimiento intelectual que provocó que el siglo XVIII fuera
conocido como el «Siglo de las Luces». El culto a la razón promovido por los
filósofos ilustrados conllevó un rechazo del dogma religioso, que fue considerado
origen de la intolerancia, y una concepción de Dios que pasaba de regir el mundo
mediante las leyes naturales a desaparecer en concepciones ateas del universo.
Los ilustrados promovieron la investigación de la naturaleza, el desarrollo
científico-técnico, la educación y la difusión general de todo tipo de conocimientos;
fueron los tiempos de L'Encyclopédie. El arte se hizo así más accesible y con
menos pretensiones, y la literatura se dirigió a un público más amplio,
planteándose como un instrumento social. El aumento del número de lectores,
especialmente entre la burguesía,
Se dio también una fuerte influencia barroca en el teatro español, especialmente
durante la primera mitad del siglo XVIII, con autores como Antonio de
Zamora o José de Cañizares. El teatro en España tuvo cambios como la
prohibición oficial de representar autos sacramentales, la reaparición del gusto
popular por el sainete y la transición de los españoles comienzan a seguir los
modelos franceses, como Boileau y Racine, renovando las
estéticas aristotélicas y horacianas. La obra de teatro debe ser verosímil, cumplir
con las unidades de acción, de espacio y de tiempo, y tener un enfoque didáctico y
moral.
Romanticismo

l Romanticismo es un movimiento cultural originado en Alemania y en el Reino


Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra
el racionalismo de la Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a
los sentimientos. Está considerado como el primer movimiento de cultura que
cubrió el mapa completo de Europa.1 Su característica fundamental es la ruptura
con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La
libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso su rasgo revolucionario es
incuestionable. Debido a que el Romanticismo es una manera de sentir y concebir
la naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de manera distinta y
particular en cada país donde se desarrolla, incluso dentro de una misma nación,
se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.
Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra y
Alemania hasta llegar a otros países. Su vertiente literaria se fragmentaría
posteriormente en diversas corrientes, como el parnasianismo, el simbolismo,
el decadentismo o el prerrafaelismo, reunidas en la denominación general
de posromanticismo, del cual derivó el llamado modernismo hispanoamericano.
Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, la pintura y la música.
Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el surrealismo,
llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.

Realismo

El realismo literario es una corriente estética que supuso una ruptura con
el romanticismo, tanto en los aspectos ideológicos como en los formales, en la
segunda mitad del siglo XIX. Se extendió también a las artes plásticas
en Latinoamérica.

Origen del término


Aparece aplicado a la literatura hacia 1825 para referirse a la imitación por parte
de los románticos de la naturaleza y al detalle descriptivo de algunos de sus
novelistas y las escenografías aparatosas del Romanticismo, llevaban a sus
lienzos sencillas escenas de la vida cotidiana; enseguida se aplicó el vocablo a las
obras literarias animadas de un propósito análogo de recoger fieles testimonios de
la sociedad de la época.
Hacia 1827 en Francia una serie de escritores y críticos presentan ya al realismo
como una nueva estética alejada u opuesta a la romántica. En 1856 aparece una
revista titulada precisamente Realismo, que en uno de sus números dice:
El realismo pretende la reproducción exacta, completa, sincera, del ambiente
social y de la época en que vivimos... Esta reproducción debe ser lo más sencilla
posible para que todos la comprendan.{{cr1 }}
El Realismo surgió en la Francia de la primera mitad del XIX. Se inició con autores
como Balzac y Stendhal, y se desarrolló con Flaubert. En España, el inicio realista
coincidió con acontecimientos históricos capitales. Surgió hacia 1870, después de
―La Gloriosa‖, y tuvo su apogeo en la década de 1880. Finalmente decayó en la
década de 1900.

Descripción[editar]

Gustave Flaubert, autor posromántico, usó sin embargo la estética realista


Al concluir agotados los presupuestos estéticos del Romanticismo se desecharon
o se renovaron. Los que desecharon el Romanticismo siguieron la estética
burguesa del Realismo; quienes lo renovaron formando la estética Postromántica.
He aquí sintetizados los rasgos esenciales del realismo literario, tanto en su
orientación temática y enfoque como en sus preferencias estilísticas, aunque hay
que hacer algunas precisiones: la reproducción exacta de la realidad toma a
menudo como modelo los métodos de observación de las ciencias experimentales.
Un gran crítico, Ferdinand Brunetière, señalaría más tarde, en 1883, que "el
Realismo viene a ser en arte lo que el positivismo es en la Filosofía". Ya en
1843 Balzac se proponía estudiar la sociedad como un científico estudiaba la
naturaleza. Y Baudelaire, en 1851, recomendaba: "Estudiad todas las úlceras
como el médico que está de servicio en un hospital". Flaubert consultó tratados
médicos para describir la muerte por envenenamiento de su Madame Bovary, y en
general los novelistas se documentan rigurosamente sobre el terreno tomando
minuciosos apuntes sobre el ambiente, las gentes, su indumentaria, o buscan en
los libros los datos necesarios para conseguir la exactitud ambiental o psicológica.

Modernismo
En la literatura en lengua española, el término modernismo denomina a un
movimiento literario que se desarrolló entre los años 1880-1920,
fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se caracterizó por una ambigua
rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático,
el culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética del lenguaje y la
métrica. Se conoce por modernismo a la forma hispánica de la crisis universal de
las letras y del espíritu, que se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión y la
política. En ciertos aspectos su eco se percibe en movimientos y en corrientes
posteriores. En las raíces del Modernismo hay un profundo desacuerdo con la
civilización burguesa. En ciertos sentidos, se trata de una corriente heredera
del Posromanticismo decimonónico, al que da una especie de salida, y en las
demás artes esta estética se plasma en las formas del art
nouveau (en Bélgica y Francia), Modern
Style (en Inglaterra), Sezession (en Austria), Jugendstil (en Alemania y Países
Nórdicos), Liberty (en Estados Unidos), Floreale (en Italia), y Modernismo
artístico (en España e Hispanoamérica).
Tradicionalmente, se ha asociado su comienzo a la publicación, en 1888,
de Azul..., de Rubén Darío, a causa de la innegable repercusión del libro en la
literatura de Hispanoamérica.[cita requerida]
El término modernismo designaba cierta corriente heterodoxa de renovación
religiosa, y se aplicó en el campo de las artes a tendencias surgidas en los últimos
veinte años del siglo XIX. Sus rasgos más comunes eran un marcado
anticonformismo y un esfuerzo de renovación. En su origen el apodo de
«modernistas» era utilizado con un matiz despectivo. Hacia 1890, Rubén Darío y
otros asumen tal designación con insolente orgullo; a partir de entonces el
término modernismo fue perdiendo valor peyorativo.

El Posvanguardismo
A partir de 1950, nuevos nombres comienzan a destacar dentro del panorama
literario. En América, en primer lugar, poetas nacidos en una zona ubicada
temporalmente en 1915 y 1930. Provisionalmente han recibido el nombre de
posvanguardistas, porque han asimilado y aprendido el lenguaje de ruptura que
aportaron los grandes nombres de Vanguardia.
También se los han designado como universalistas, porque a la maduración de una
toma de conciencia social de lo latinoamericano han sumado una actitud crítica
frente a la mentalidad contemporánea en su máxima amplitud espacial y temporal.

La poesía posvanguardista

La poesía hispanoamericana actual se caracteriza por su asimilación a las


búsquedas del vanguardismo y por su proyección sobre la realidad inmediata.
Después de 1950 desaparece la preocupación por afiliarse a "ismos" determinados
o por copiar modelos europeos, desterrando lo que denominó poesía pura por otra
de tipo social que refleja la madurez de una conciencia de contenidos americanos.
Algunos autores aportan una visión anti-solemne, anti-intelectual e irónica de la
realidad. Otros, componen grandes "collages" a través de un discurso dislocado.

La mayoría de los poetas de hoy ofrece testimonios de un estilo coloquial cotidiano,


que no es, sin embargo, meramente documental o realista. Ese lenguaje coloquial
atraviesa el poema y destruye la sintaxis y el orden temático, equiparando la función
de la poesía a la de la narrativa en cuanto es testimonio y crítica de la realidad.
Esto no quiere decir que esa poesía sea "panfletaria" o "de protesta". La nueva
poesía, como la narrativa, supera el modelo de la literatura comprometida y
compromete al lector en función del uso del poder de la imaginación en un lenguaje
libre.

La toma de conciencia de los escritores latinoamericanos de que pertenecen a una


realidad continental les ha permitido adueñarse de los elementos culturales
contemporáneos en su totalidad y enriquecer la poesía con su aporte de múltiples
significaciones.

La poesía posvanguardista puede ser caracterizada desde tres planos


diferentes:

La estructura del poema: Responde a lo que se define como "obra abierta", es


decir formas poéticas que encierran significados diversos que el lector debe
interpretar en su significación particular.

El lenguaje poético: No se basa sólo en la utilización de imágenes y metáforas,


sino en el "collage" de escrituras diversas. Por ello el vocabulario admite la inclusión
de imágenes conectadas con realidades de todos los tiempos, sin exclusión de las
que pertenecen al mundo contemporáneo. Lo poético y lo prosaico se introducen
ahora en el lenguaje coloquial y forman un todo armónico.

La temática: El punto de partida es la realidad, de la cual la nueva poesía incorpora


gran cantidad de información histórica, social, política y crítica, transformándola y
exhibiéndola como testimonio o denuncia mediante el humor, la ironía y la síntesis
poética.
Posmodernismo

Posmodernismo
Cultura. Ciencias sociales. Ideología. Pensamiento humano. Libertad del
hombre. Poder. Estructura social. Posmodernistas

La posmodernidad se inicia con un desencanto y desconfianza en la razón


ilustrada y la metafísica tradicional, lo que conduce a una debilidad de
pensamiento. Esta “posmodernidad débil” ha sido propiciada por un conjunto de
pensadores que ponen en tela de juicio los axiomas filosóficos que caracterizaban
épocas anteriores.
Comúnmente se tiende a confundir los términos de posmodernidad y
posmodernismo, es por esto que se hace necesario aclarar las diferencias que
existen entre estos dos conceptos:
La posmodernidad es un término que describe la condición cultural e
intelectual contemporánea, y como tal hace referencia al discurso intelectual y
especialmente filosófico que incide en la multidireccional cultura y sociedad de los
últimos tiempos. El término posmodernismo, en cambio, hace referencia a un tipo
concreto de discurso, que argumenta o interpreta diversos planteamientos
teóricos, y en el cual se instaura la problemática e inquietudes de un nuevo tipo de
ficción lejos ya de los cánones tradicionales, a la que suele aludirse con el
genérico y no menos problemático término de ficción posmodernista.
La posmodernidad es un fenómeno cultural mucho más amplio y un término
bastante neutro. Se puede afirmar que está en todas partes, en la publicidad, en
los edificios, en la narrativa, en la música, en nuestra vida cotidiana, en la forma
de vestir, de hablar, etc (Frederic Jameson). La posmodernidad es en cierta
medida, la condición de nuestro tiempo. El posmodernismo en cambio, es una
serie de argumentaciones, tesis, proposiciones; es una interpretación de la historia
y de la política, de la ética y de la relación entre ética y política.
II. Posición Teórica: Posmodernismo
Definición
Es difícil hallar una definición de posmodernidad como tal vez se podría
encontrar de otras ideologías pues no es sencillo conceptualizar algo que está
ocurriendo en este mismo instante. El concepto de posmodernismo, es tan
posmoderno que significa muchas cosas. De acuerdo con Capra la humanidad
está transitando por uno de los momentos de cambio más importante de su
historia, comparable con el surgimiento de la agricultura. El posmodernismo es
una clasificación filosófica de este momento histórico de tránsito, propio de un
periodo de crisis que afecta sensiblemente a la sociedad.
El posmodernismo es, para Jameson y para Anderson, la atmósfera
simbólica de nuestros días: sus fundamentos sociales son el dominio mundial del
capital financiero y la unificación electrónica del planeta. El posmodernismo es
también la señal cultural de un cambio en el horizonte existencial de la gente. La
vida se desenvuelve ahora únicamente en el presente sin una visión clara de
pasado o futuro, un estilo basado en la nostalgia sustituye la memoria social y los
relatos utópicos. Tiene la necesidad de cuestionar los grandes ideales de la
sociedad válidos desde la época ilustrada y así, tras dudar de la validez de la
razón, dice adiós a todo fundamento y a los grandes principios que regían la
modernidad para abrirse a una nueva época en la que reina la indeterminación, la
discontinuidad y el pluralismo.
La posmodernidad se puede definir desde un punto de vista de la libertad
humana, la libertad de librarse de los mandatos, según los generadores de esta
teoría de pensamiento, si hay ya sean reglas, leyes, o todo aquello que haga del
ser humano una especie encerrada en mandatos no podrá ser feliz.
El pensamiento posmodernista guía al ser humano en una vida de libertad,
en una libertad que no es destructiva para la actual sociedad, sociedad que no es
regida por reglas y por teorías, más bien de una manera destructiva mira a su
alrededor medita y crítica tanto la realidad como a las teoría que han surgido para
la aparición ya sea de la tecnología y avances en lo humano. Realmente no cree
en los descubrimientos de la ciencia ni en la realidad que esta pueda dar, pues el
posmodernismo critica a la ciencia a tal punto que su argumento es decir que los
cambios tecnológicos se han dado dependiendo de la perspectiva humana que
pueda tener cierto individuo al estudiar cualquier cosa que lo rodee en el mundo y
el universo.
Como ejemplo los posmodernos critican la forma de estructurar las
sociedades antiguas los llamados antropólogos, pues éstos fabrican la realidad
desde su punto de vista para ciertas civilizaciones que existieron anteriormente. Si
se es antropólogo y se estudia cierto grupo social que existió tiempo atrás, como
ser humano se puede tener atracción como también se puede tener repudio a
ciertas costumbres que este grupo pudo haber practicado, y así se genera una
historia de vida a partir de los gustos y disgustos que se percibieron al estudiar
este grupo social, es decir se genera una historia desde el punto de vista de la
persona que estudia a otras personas.
Relacionado con la falta de verdades absolutas aparece otro elemento
distintivo del posmodernismo: el abandono de la razón y el desprestigio de la idea
de progreso, la razón ha sido reemplazada por la estética, por los valores
creativos; la categoría de interesante (que es estética) ha sustituido a lo verdadero
(que es epistemológica). Así el posmodernista no cree en esa realidad pues es un
artificio generado por la raza humana.
El individuo posmoderno obedece a lógicas múltiples y contradictorias entre
sí. En lugar de un yo común lo que aparece es una pluralidad de personajes. Todo
lo que en la modernidad se hallaba en tensión y conflicto convive ahora sin drama,
pasión ni furor.
Los posmodernos rechazan las ideologías modernas del siglo XIX, mezclan
aspectos de distintas ideologías, actitud que les parece libertaria y creativa
permitiendo romper esquemas fijados. El posmodernismo disuelve las ilusiones de
la modernidad y a diferencia de la modernidad que era ingenuamente
optimista, lleva una carga pesimista. Además, mientras que el modernismo sólo
lograba captar una audiencia de élite, el posmodernismo se muestra capaz de
extender su hegemonía por doquier y borra cualquier diferencia entre lo que
antaño se denominaba "alta" y "baja" cultura. Los posmodernistas sostienen
desde la "filosofía de la sospecha", el fin del humanismo, del dominio del sujeto
trascendental al que identifican con la razón metódica y la destrucción de la
subjetividad. Construyen una salida antirracional, en donde el "nuevo hombre
liberado", es un ser pasivo y sin proyectos.
Colegio Privado Mixto Jacobo Arvenz Guzmán

Catedrático: Oscar Humberto Ical

Alumna: Aracely Prudencia Coy Caal

Catedra: Literatura universal

Trabajo: Investigación

Grado: 6.to Magisterio Infantil

Fecha: 03-04-2017

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