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PRIMERO
SEGUNDO
TERCERO
CUARTO
QUINTO
SEXTO
SÉPTIMO
PRIMERO
SEGUNDO
CONSIDERANDO:
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PRIMERO
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente para conocer
del presente recurso de revisión, en términos de lo dispuesto en los artículos 107, fracción VIII,
inciso a), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 84, fracción I, inciso a),
de la Ley de Amparo; y 21, fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
así como del punto octavo del Acuerdo 1/1998, adicionado por el Acuerdo 7/2003, ambos
emitidos por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en virtud de que se
interpuso en contra de una sentencia dictada por un Juez de Distrito en la audiencia
constitucional de un juicio de amparo, en el que se reclamó la expedición del artículo 171,
fracción II, del Código Penal Federal, lo cual constituye materia exclusiva de esta Primera Sala.
SEGUNDO
Los agravios que expresa el recurrente, por lo que respecta al tema de constitucionalidad
planteado, son los que se sintetizan a continuación:
a) Que el Juez de Distrito realizó un estudio insuficiente de los conceptos de violación, pues no
explica los motivos de sus afirmaciones, ya que no proporciona las razones por las cuales
considera innecesario listar las infracciones, ni porqué considera ello ajeno al Código Penal,
tampoco aporta explicación del por qué no es indebido hacer la remisión a los reglamentos, con
lo que elude dar respuesta a los conceptos planteados y omite considerar que las normas
penales deben ser claras, precisas y exactas.
d) El Juez de Distrito no dio respuesta a la totalidad del segundo concepto de violación, pues
considerar que basta que en el artículo 171, fracción II, se haga referencia a los reglamentos de
tránsito y circulación para conocer en dónde se encuentran contempladas las infracciones
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relativas, implica desnaturalizar la esencia del derecho penal que se sustenta en el principio de
la exacta aplicación de la ley. El Pleno de la Suprema Corte ha establecido que esta garantía
abarca no sólo a los actos de aplicación, sino también a la propia ley, la que debe estar
redactada de tal forma que los preceptos en los cuales especifique los elementos respectivos
sean claros, precisos y exactos al prever las penas y describir las conductas que señalen como
típicas, incluyendo todos sus elementos, características, condiciones, términos y plazos, cuando
ello sea necesario para evitar confusiones en su aplicación o demérito en la defensa del
procesado.
TERCERO
Antes de pronunciarse sobre el tema de constitucionalidad planteado, es necesario proporcionar
los antecedentes del caso que se desprenden de las constancias de autos:
a) El día primero de mayo de dos mil tres, el quejoso conducía en estado de ebriedad el vehículo
tipo volteo, marca ..., modelo ..., sin placas, ignorándose el nombre del propietario por carecer de
documentos, y al efectuar vuelta en "U", en retorno, en una zona semiurbana, no cedió el paso al
vehículo tipo sedán marca ..., modelo ..., color ..., placas ..., de servicio particular, propiedad de ...
y conducido por ... lo que originó que fuera chocado. (Foja 30 del cuaderno de amparo)
b) Que de acuerdo con los exámenes médicos que se le practicaron al hoy quejoso, éste se
encontraba en un segundo periodo de ebriedad, motivo por el cual se procedió a dejarlo a
disposición de la Agencia del Ministerio Público de la Federación, Primera Investigadora, en
Oaxaca, Oaxaca. (Foja 35 del cuaderno de amparo)
c) Que tanto el propietario del automóvil como la conductora llegaron a un acuerdo favorable con
los familiares del hoy quejoso, puesto que estos últimos se han comprometido a cubrir los daños
ocasionados al vehículo, así como los gastos médicos que se generen por las lesiones que se le
ocasionaron a la conductora, por lo que tanto esta última como el dueño del automóvil otorgaron
el más amplio perdón que en derecho proceda. (Fojas 48, 49 y 50, frente y vuelta, del cuaderno
de amparo)
d) En consecuencia, el Ministerio Público ejercitó acción penal en contra del hoy quejoso, sólo
como probable responsable del delito de ataques a las vías generales de comunicación,
previsto en el artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal. (Foja 99 del cuaderno de
amparo)
e) Con fecha veintitrés de mayo de dos mil tres, el Juez Octavo de Distrito en el Estado de
Oaxaca, a quien correspondió conocer del asunto, decretó auto de formal prisión en contra del
hoy quejoso por su probable responsabilidad penal en la comisión del delito de ataques a las
vías generales de comunicación, previsto y sancionado en el ya referido precepto legal.
En dicha actuación, el Juez de Distrito hace constar que entre otros documentos que hacen
presumir la responsabilidad penal del hoy quejoso se encuentra la copia certificada de la boleta
de infracción ..., levantada con motivo de las infracciones consistentes en no ceder paso en vía
principal, falta de placas, falta de tarjeta de circulación, falta de licencia para conducir y manejar
en estado de ebriedad, lo cual transgrede los artículos 79, 80 y 93 del
Reglamento de Tránsito en Carreteras Federales y 74, fracción IV, de la
Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal (fojas 116 a 127 del cuaderno de amparo).
CUARTO
A continuación se procederá a fijar la litis y determinar cuáles serán los problemas jurídicos por
abordar en la presente ejecutoria.
Por tanto, los problemas jurídicos que plantea el recurrente en sus agravios y que serán materia
de pronunciamiento por parte de este Alto Tribunal, se reducen a las siguientes cuestiones:
(i) Determinar si una ley penal, que es producto de la actividad formal y material del Poder
Legislativo, puede establecer un delito cuyo núcleo de prohibición se encuentra en un
reglamento administrativo; y,
(ii) Si es inconstitucional el hecho de que el artículo 171, fracción II, impugnado, no especifica a
qué reglamentos se refiere, ni contiene un catálogo de las infracciones susceptibles de
cometerse.
QUINTO
Para analizar el problema de constitucionalidad expuesto por el recurrente, será preciso referirse
a la naturaleza jurídica y elementos que integran al delito previsto en el artículo 171, fracción II,
del Código Penal Federal.
"Artículo 171. Se impondrán prisión hasta de seis meses, multa hasta de cien pesos y
suspensión o pérdida del derecho a usar la licencia de manejador:
"II. Al que en estado de ebriedad o bajo el influjo de drogas enervantes cometa alguna infracción
a los reglamentos de tránsito y circulación al manejar vehículos de motor, independientemente
de la sanción que le corresponda si causa daño a las personas o las cosas."
El artículo antes transcrito se encuentra ubicado dentro del título quinto, denominado "Delitos en
materia de vías de comunicación y correspondencia", así como dentro del capítulo I,
denominado "Ataques a las vías de comunicación y violación de correspondencia".
Cuando se expidió el antes denominado "Código Penal para el Distrito Federal en Materia de
Fuero Común y para toda la República en Materia de Fuero Federal", el artículo 171 ya
mencionado disponía expresamente lo siguiente:
"Artículo 171. Se impondrán prisión hasta de seis meses y multa hasta de cien pesos:
A los que violaren dos o más veces los reglamentos o disposiciones sobre el tránsito
y circulación de vehículos en lo que se refiere a exceso de velocidad.
Sin embargo, con motivo de la reforma al citado Código Penal, publicada en el Diario Oficial de
la Federación el día quince de enero de mil novecientos cincuenta y uno, se agregó la fracción II
que ahora se cuestiona.
Sin embargo, en el dictamen de las Comisiones Unidas 2a. de Justicia y 2a. de Gobernación de
De lo anterior se advierte que, en cuanto a los elementos que integran la comisión de este delito,
se requiere de la concurrencia de dos elementos, a saber: (i) manejar un vehículo de motor en
estado de ebriedad o bajo el influjo de drogas enervantes y (ii) que se infrinjan reglamentos de
tránsito y circulación. Estas dos condiciones deben actualizarse, necesariamente, para que
pueda integrarse el ilícito penal.
"Novena Época
"Página: 9
embargo, para que se integre el delito de ataques a las vías de comunicación, dicho
medio de convicción no es indispensable, ya que el Juez, conforme a lo establecido
en el artículo 124 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal,
goza del más amplio arbitrio no sólo para valorar las pruebas presentadas por el
Ministerio Público y tener por acreditado el cuerpo del delito, sino también para
allegarse de los medios de prueba que estime pertinentes, pues nuestro sistema de
valoración de pruebas, en materia penal, deja al Juez en libertad para admitir como
tales todos aquellos elementos de convicción que, aunque no estén expresamente
clasificados en la ley, de acuerdo con su juicio puedan generarla, siempre y cuando
en su valoración se expresen los motivos que se tomaron en consideración para
admitirlos o rechazarlos.
"Sexta Época
"Página: 51
"Sexta Época
"Página: 11
"ATAQUE A LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN, DELITO DE. El artículo 171 del Código Penal en
su fracción II señala que al que en estado de ebriedad cometa alguna infracción a los
reglamentos de tránsito se le sancionará con prisión hasta de seis meses, pero si en el caso,
sólo existe el estado de ebriedad mas no la infracción de tránsito, se violaron garantías al
sancionársele por esta causa.
"Séptima Época
"Página: 14
Por su estructura, este delito debe ser considerado como de peligro y no de resultado; esto es,
para su actualización basta con que se ponga en riesgo el bien jurídico tutelado sin necesidad
de que se actualice daño o menoscabo alguno en las propias vías generales de comunicación,
en las personas o en las cosas, tal como se especifica en la parte final de la fracción II en
estudio.
Por otro lado, de la interpretación sistemática de las normas en las cuales se encuentra incluido
el precepto de mérito puede concluirse que el bien jurídico tutelado es, por un lado, la seguridad
e integridad de las personas en el uso y circulación en las vías generales de comunicación, en
especial, aquellas que pueden ser transitadas por vehículos de motor, como son los caminos o
carreteras federales y, por otro lado, la seguridad y buen funcionamiento de tales vías, pues es
de interés público que las mismas cumplan con la función para la cual fueron creadas, en
beneficio de la colectividad y del Estado.
Por tanto, si se sostiene que es un delito que tutela la puesta en peligro de la integridad de las
personas, de las cosas y de las vías generales de comunicación, entonces basta con que se
ponga en riesgo el bien jurídico tutelado sin necesidad de que se actualice daño o menoscabo
alguno en las propias vías generales de comunicación, en las personas o en las cosas, tal como
se especifica en la parte final de la fracción II en estudio.
SEXTO
Una vez conocido el texto legal impugnado, así como la interpretación que desde un plano de
legalidad ha realizado la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del
precepto de mérito, es preciso analizar desde un plano constitucional la facultad del Congreso
de la Unión para fijar e imponer las penas por las faltas y delitos a nivel federal, así como el
principio de exacta aplicación de la ley en materia penal.
Sobre el particular, es importante adelantar que este Alto Tribunal cuenta con numerosos
precedentes sobre los alcances del artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal, antes
denominado Código Penal para el Distrito Federal en Materia de Fuero Común y para toda la
República en Materia de Fuero Federal, así como de su homólogo, el artículo 171, fracción II, del
Código Penal para el Distrito Federal, pero tales precedentes se refieren única y exclusivamente
a una interpretación estrictamente legal y no constitucional; de ahí entonces que será preciso
que en el presente asunto se pronuncie de manera novedosa sobre este último tema.
"Artículo 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.
"Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos,
sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan
las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con
anterioridad al hecho.
"En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aun por
mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata.
En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a
la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios
generales del derecho.
"...
"XXI. Para establecer los delitos y faltas contra la Federación y fijar los castigos que por ellos
deban imponerse.
Las autoridades federales podrán conocer también de los delitos del fuero común,
cuando éstos tengan conexidad con delitos federales.
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"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Tesis: P. IX/95
"Página: 82
"Amparo directo en revisión 670/93. Reynaldo Álvaro Pérez Tijerina. 16 de marzo de 1995.
Mayoría de siete votos. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario: Jorge Carenzo Rivas."
En cuanto principio de legalidad penal, debe decirse que éste constituye un importante límite
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externo al ejercicio del ius puniendi del Estado. Ello es así, porque en términos del artículo 73,
fracción XXI, antes transcrita, es facultad exclusiva del Congreso de la Unión establecer los
delitos y las penas a través de una ley en sentido formal y material, por lo que en acatamiento a
dicho precepto constitucional la Norma Suprema impide que los Poderes Ejecutivo y Judicial -
este último a través de la analogía y mayoría de razón- configuren libremente delitos y penas.
De ahí entonces que el principio de legalidad en materia penal exija, a su vez, la reserva
absoluta de la ley en sentido formal y material, así como la taxatividad en la descripción de los
tipos penales, para que la ley proporcione certeza jurídica en cuanto a las conductas cuya
comisión pueden traer consigo la privación y restricción de la libertad individual.
En tal virtud, se puede concluir que del origen y significado democrático del principio de
legalidad penal y de su función limitadora del ius puniendi estatal se desprende la necesidad
ineludible de que únicamente la ley, entendida en sentido formal y material, sea fuente de
delitos y penas.
Por lo que se refiere al principio de taxatividad, debe decirse que se trata de una garantía o
exigencia que deriva del principio de legalidad, la cual está íntimamente ligada al principio de
tipicidad de las infracciones penales, que se traduce en la necesidad de predeterminación
normativa suficiente de los ilícitos y de sus penas.
objeto de prohibición.
Así, para garantizar debidamente la seguridad jurídica de los ciudadanos no bastaría con una
tipificación confusa o indeterminada que llevara a los gobernados a tener que realizar labores
de interpretación, para las que no todos están preparados, y de esa manera tratar de conocer lo
que les está permitido y lo que les está vedado hacer. Es por ello esencial a toda formulación
típica que sea lo suficientemente clara y precisa como para permitirles programar su
comportamiento sin temor a verse sorprendidos por sanciones que en modo alguno pudieron
prever. En este aspecto, lo que está proscrito es que la norma penal induzca a errores o los
favorezca con motivo de su deficitaria o atormentada formulación.
Ahora bien, como se desprende de la lectura de los conceptos de violación y de los agravios, el
quejoso estima que el artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal contiene lo que la
doctrina y este Alto Tribunal han denominado "tipos penales en blanco", por lo que es preciso
hacer referencia a la naturaleza y alcances de esta figura jurídica.
Los denominados "tipos penales en blanco" son supuestos hipotéticos en los que la conducta
que se califica como delictiva está precisada en términos abstractos, pues se requiere de un
complemento para quedar plenamente integrada. Así, pudiera hablarse en sentido impropio de
una norma penal en blanco en aquellos casos en donde se requiera la declaratoria de otra ley
para tener como ilícita la conducta reglada en el dispositivo penal, toda vez que el supuesto de
hecho no aparece descrito en su totalidad, debiendo acudirse, para su complemento, a otra
norma o conjunto de ellas de naturaleza extrapenal.
"Séptima Época
"Página: 61
sentencia de apelación que confirme la de primera instancia condenatoria por el delito contra la
salud en la modalidad de posesión de psicotrópicos, consistentes en tabletas ‘QUAL’, si el
Tribunal Unitario responsable se basa en el dictamen respectivo en que se asentó que dichas
tabletas ‘... contienen una sustancia denominada diazepam, considerada como psicotrópico’. El
Diario Oficial de primero de diciembre de mil novecientos ochenta, dice: ‘Secretaría de
Salubridad y Asistencia. Relación de productos medicinales correspondientes a las fracciones II,
III y IV del artículo 321 del Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos y sus requisitos
de venta y contenidos en las listas «A», «B» y «C». Al margen un sello con el Escudo Nacional,
que dice: Estados Unidos Mexicanos. Secretaría de Salubridad y Asistencia. Dirección General
de Control de Alimentos, Bebidas y Medicamentos. De conformidad con los artículos 308, 321
fracciones II, III y IV, 327, 328 y 329 del Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos, los
productos medicinales que contengan sustancias psicotrópicas equiparables a estupefacientes
que requieran para su venta al público recetario especial editado y suministrado por esta
Secretaría de Salubridad y Asistencia a los profesionales de la medicina autorizados para ello y
los que contengan sustancias psicotrópicas, requerirán de receta médica. Lista «A»
Correspondiente al Grupo II ... Lista «B» correspondiente al grupo III relación de productos
medicinales registrados en la S.S.A., que contienen sustancias psicotrópicas y requieren para
su venta receta médica que se surtirá por una sola vez y que retendrá el farmacéutico, haciendo
la anotación respectiva en el libro de control. Número 81. Diazepam. Tabletas. ... Estas listas
sustituyen y cancelan todas las anteriores y quedan sujetas a las modificaciones pertinentes.
México, D.F., a 25 de noviembre de 1980. El director general de Control de Alimentos, Bebidas y
Medicamentos, Manuel Ramos Álvarez. Rúbrica’. Esta relación no se incorporó al Código
Sanitario ya derogado, ni a la Ley General de Salud vigente y además fue dictada sin llenar los
requisitos constitucionales para elevar a rango de ley las disposiciones en ella contenidas. El
artículo 197 fracción I del Código Penal Federal establece la conducta que se califica de
delictiva en términos abstractos, pero requiere de un complemento para que se integre, como lo
es una norma de naturaleza administrativa que precise el carácter de psicotrópico. La
disposición complementaria se encontraba comprendida en el hoy derogado Código Sanitario,
por lo que en el caso pudiera hablarse, en sentido impropio, de una norma penal en blanco,
pues se requiere la declaración de otra ley para tener como ilícita la conducta a comento. El
artículo 14 constitucional establece que para que exista un delito es menester que esté previsto
en la ley y no en una publicación oficial que no reúne los requisitos constitucionales para ello,
por lo cual se concluye, en puridad jurídica, que el delito de posesión de tabletas ‘QUAL’ que
contienen diazepam, no se configura, pues el Congreso de la Unión, facultado para legislar en
materia de delitos federales, no elevó a rango de ley la relación antes mencionada para que el
diazepam sea considerado como psicotrópico."
Según se desprende de las consideraciones que sustentan a las ejecutorias que dieron lugar a
la jurisprudencia antes transcrita, esta Primera Sala ha venido sosteniendo que la aludida
facultad de fijar los delitos y penas ha sido conferida exclusivamente al Poder Legislativo,
Con la anterior afirmación, los precedentes permiten entrever que sí sería constitucional una
norma penal en blanco que remita a los reglamentos que expida el Ejecutivo Federal.
Sin embargo, nuevas reflexiones motivan a esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación a apartarse de la consideración transcrita, pues se estima que es un principio
fundamental, plasmado a nivel constitucional, que el Congreso de la Unión no puede delegar en
el Poder Ejecutivo ninguna de las atribuciones o poderes que le han sido expresa o
implícitamente conferidos, y que la infracción y la sanción en materia penal deben encontrarse
claramente establecidos en una ley en sentido formal y material, sin que resulte admisible,
desde un punto de vista constitucional, el reenvío a un reglamento para establecer cualquiera de
esos dos elementos.
En efecto, esta Primera Sala advierte que los elementos esenciales de toda norma penal son, a
saber: (i) la conducta, esto es, la acción u omisión previstas en el supuesto hipotético, y (ii) la
pena o sanción criminal, que constituye la consecuencia de la actualización de la conducta.
Por tanto, en respeto al principio de reserva de ley es indispensable que tanto la conducta como
la sanción se encuentren descritas en una ley en sentido formal y material, producto de la
discusión de una asamblea democrática, por las razones que han quedado expresadas con
antelación.
En estos supuestos, lo que se advierte es que las normas penales en blanco sólo prevén como
supuesto normativo la mera remisión al reglamento administrativo, mas no contienen la
descripción de la conducta antijurídica. Así, para saber si se ha infringido la ley penal, es
requisito indispensable conocer el orden reglamentario y determinar qué es lo prohibido en él.
Por tanto, la ley en sentido formal y material no describe de manera clara, precisa, ni exacta,
cuál es la acción u omisión sancionable, incluyendo todos sus elementos, características,
condiciones, términos y plazos, como lo exige la jurisprudencia de este Alto Tribunal al
interpretar el artículo 14 constitucional, sino que la naturaleza, contenido y alcances de la acción
ilícita están totalmente contenidos en un reglamento, y no en una ley.
cuerpo del delito, cuya presencia resulta inexcusable o esencial para efectos de tipicidad de la
conducta.
En consecuencia, una posible delegación de esta facultad legislativa al Ejecutivo supone dejar
en manos de este último las tareas de criminalización de las conductas, cuyo monopolio, en
esencia, corresponde al legislador, en términos de los artículos 14 y 73, fracción XXI, de la
Constitución Federal.
Y las dos graves implicaciones que advierte este Alto Tribunal en aquellos casos en los que las
normas penales en blanco remiten completamente a los reglamentos, que van más allá de una
mera preocupación por la transgresión formal al principio de reserva de ley, pues basta con
reflexionar en los siguientes puntos:
a) El hecho de que la actualización de uno de los elementos del tipo penal dependa de una
contravención administrativa está sujeta al vaivén natural de la variación reglamentaria.
Bajo ese orden de ideas, si se admitiera que un tipo penal puede ser integrado con el contenido
de un reglamento, entonces el Poder Ejecutivo Federal sería quien, a través de un acto
formalmente administrativo, añadiría nuevos supuestos o suprimiría los ya existentes, lo cual por
sí mismo tendría repercusiones inmediatas y directas en la sede de la tipicidad que, como se
dijo, está reservada exclusivamente al órgano legislativo.
b) Por otro lado, el principio de legalidad puede verse seriamente comprometido según sea el
alcance del reenvío contenido en esta clase de normas penales. En efecto, si una norma penal
en blanco reenvía a un reglamento y este último a reglas de carácter general o a actos
administrativos -lo cual sucede con cierta frecuencia-, puede verse aún más tergiversado el
principio de reserva absoluta de ley, pues finalmente la descripción de la conducta punible cada
vez se encuentra más difusa y alejada del texto de la ley en sentido formal y material.
En estos supuestos, lo que realmente se produce es una remisión en bloques a una normativa
administrativa cuyo ingente caudal y diversa procedencia la hace prácticamente imposible de
controlar; de ahí entonces que la inseguridad sobre el ámbito de lo prohibido habrá de resultar
directamente proporcional a la magnitud y complejidad de las normas remitidas.
Por lo expuesto con anterioridad, si las normas penales en blanco remiten para la integración de
la conducta punible a un reglamento, es indudable que el Poder Ejecutivo obtiene una
delegación proscrita por los principios constitucionales, toda vez que se avoca a integrar los
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elementos esenciales del tipo penal, que inciden en la determinación de los supuestos de hecho
que integran al ilícito penal, todo ello en contravención, como ya se dijo, a los artículos 14 y 73,
fracción XXI, de la Constitución Federal.
SÉPTIMO
Con base en el marco jurídico expuesto con antelación, se procede a analizar si son fundados o
no los agravios.
Como se mencionó con anterioridad, el artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal, prevé
un delito que se comete con motivo de la circulación de vehículos de motor, en el cual el bien
jurídico tutelado es la seguridad para las personas que transitan en las vías generales de
comunicación, así como la integridad y el buen uso de tales vías; asimismo, que la conducta
delictiva se compone de dos condiciones indispensables: manejar en estado de ebriedad e
infringir los reglamentos de tránsito y circulación.
Sin embargo, tal como ha quedado sentado en las consideraciones anteriores, el principio de
reserva de ley en materia penal proscribe que las denominadas "normas penales en blanco"
remitan a un reglamento con el propósito de que en este último se contenga el núcleo esencial
de la prohibición, esto es, alguno de los elementos típicos.
Y a la luz del criterio ya mencionado, esta Primera Sala también advierte que uno de los
elementos esenciales y normativos del tipo penal a estudio, que consiste, como ya quedó
demostrado, en infringir reglamentos, no se puede integrar con otra ley en sentido formal y
material, sino que es preciso remitirse al reglamento federal correspondiente y determinar,
mediante una valoración jurídica, si éste ha sido transgredido o no.
Lo anterior es así, porque la acción ilícita está totalmente contenida en un reglamento, sin que la
ley en sentido formal y material establezca cuáles son los elementos básicos de la conducta
antijurídica, pues se limita a contener la mera remisión a los reglamentos de tránsito y no
describe de manera clara, precisa, ni exacta, cuál es la acción u omisión sancionable,
incluyendo todos sus elementos, características, condiciones, términos y plazos; de tal suerte
que son los reglamentos quienes prevén el supuesto normativo que habrá de dar lugar a la
infracción y, por ende, al delito.
Con lo anterior, se deja en manos de la normativa administrativa construir uno de los elementos
del cuerpo del delito cuya presencia resulta inexcusable o esencial a efectos de tipicidad de la
conducta que en el Código Penal se define como prohibida, a saber: la contravención a los
reglamentos federales de tránsito y circulación, y que precisamente por ese vínculo de
necesidad que existe para tener por configurado el tipo penal no puede ser calificado como un
elemento accidental del tipo penal.
Constitución Federal.
De ahí que se estime que si el artículo 171, fracción II, impugnado, remite a un reglamento
expedido por el Ejecutivo Federal para el efecto de integrar uno de los elementos esenciales del
tipo, ello trae consigo una violación al principio de reserva de ley en materia penal.
Y tal como se refirió en el considerando anterior, las dos graves implicaciones que advierte este
Alto Tribunal ante la remisión al reglamento que se contiene en el precepto impugnado, son las
siguientes:
a) El hecho de que la actualización de uno de los elementos del tipo penal dependa de una
contravención administrativa está sujeta al vaivén natural de la variación reglamentaria.
En efecto, la técnica que empleó el legislador al redactar el artículo 171, fracción II, del
Código Penal Federal, de remitir a una norma de inferior jerarquía para la integración del tipo,
tiene como efecto necesario que el contenido de la ley penal pueda ir variando por la sola
voluntad del presidente de la República, con lo cual se modifica de facto el tipo sin necesidad de
acudir a los procesos legislativos ordinarios, trastocando con ello el origen democrático y
representativo que justifica al principio de reserva de ley en materia penal.
Tal es el caso, por ejemplo, del supuesto normativo previsto en el artículo 35 del
Reglamento de Tránsito en Carreteras Federales, a raíz del cual los concesionarios del servicio
público federal de autotransporte cometerán infracción si no cuentan con el equipo que "en su
momento" exija la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Y tal como quedó expresado en el considerando anterior, para cumplir con el principio de
legalidad no basta con que en una ley se declare que un hecho es delictuoso, sino se requiere
que esa ley, proveniente del órgano legislativo, describa con claridad y precisión el hecho o la
conducta que se considera delictivo, para respetar la garantía de exacta aplicación de la ley,
prevista en el artículo 14 constitucional, así como el ejercicio de la facultad exclusiva del
Congreso de la Unión para definir los delitos y faltas federales, prevista en el artículo 73,
fracción XXI, constitucional.
Por tanto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estima que es
fundado el agravio planteado, en el sentido de que el artículo 171, fracción II, del
Código Penal Federal viola el principio de reserva de ley en materia penal, porque hace una
simple remisión a la violación de un reglamento administrativo, por lo cual este último contendrá
el núcleo esencial de la prohibición sancionable.
Al haber resultado fundado el agravio antes mencionado, resulta innecesario abordar el estudio
de los restantes argumentos que se plantean en el recurso de revisión, en los cuales se sostiene
que el artículo 171, fracción II, impugnado, no especifica a qué reglamentos se refiere, ni
contiene un catálogo de las infracciones susceptibles de cometerse; lo anterior, en términos de
la jurisprudencia de este Alto Tribunal cuyo contenido es ampliamente aplicable al caso:
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"Séptima Época
"Página: 72
Por tanto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estima que lo
procedente es revocar la sentencia recurrida y conceder al quejoso el amparo y protección
constitucional solicitada, por lo que se refiere al artículo 171, fracción II, del
Código Penal Federal. Dicha concesión se extiende, inclusive, al acto de aplicación, consistente
en el auto de formal prisión dictado por el Juez Octavo de Distrito en el Estado de Oaxaca, el día
veintitrés de mayo de dos mil tres, en la causa penal número 33/2003.
PRIMERO
Se revoca la sentencia recurrida.
SEGUNDO
La Justicia de la Unión ampara y protege a ... en contra de los actos y por las autoridades que se
precisan en el resultando primero de esta ejecutoria.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos al lugar de su origen y, en su
oportunidad, archívese el toca.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de
cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo (ponente), Sergio A. Valls
Hernández, Juan N. Silva Meza, José Ramón Cossío Díaz y presidenta Olga Sánchez Cordero
de García Villegas.
Tesis:
Localización: 9a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; XXVII, Febrero de 2008; Pág. 411; [J];
Localización: 9a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; XXVII, Febrero de 2008; Pág. 129; [J];