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Ejecutoria num. 1a./J. 5/2008 de Suprema Corte de Justicia,


Primera Sala

Emisor: Primera Sala

Número de Resolución: 1a./J. 5/2008

Localizacion: Novena Época. Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta.

Fecha de Publicación: 1 de Febrero de 2008

Id. vLex: VLEX-52061996

Link: http://vlex.com/vid/sentencia-ejecutoria-amparo-revision-52061996

Resumen

ATAQUES A LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN. LA FRACCIÓN II DEL ARTÍCULO 171 DEL


CÓDIGO PENAL FEDERAL QUE PREVÉ ESE DELITO, VIOLA LOS PRINCIPIOS DE
EXACTA APLICACIÓN Y RESERVA DE LEY EN MATERIA PENAL. NORMAS PENALES EN
BLANCO. SON INCONSTITUCIONALES CUANDO REMITEN A OTRAS QUE NO TIENEN EL
CARÁCTER DE LEYES EN SENTIDO FORMAL Y MATERIAL.

Texto

Contenidos
PRIMERO
SEGUNDO
TERCERO
CUARTO
QUINTO
SEXTO
SÉPTIMO
PRIMERO
SEGUNDO

AMPARO EN REVISIÓN 703/2004.

CONSIDERANDO:
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PRIMERO
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente para conocer
del presente recurso de revisión, en términos de lo dispuesto en los artículos 107, fracción VIII,
inciso a), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 84, fracción I, inciso a),
de la Ley de Amparo; y 21, fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
así como del punto octavo del Acuerdo 1/1998, adicionado por el Acuerdo 7/2003, ambos
emitidos por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en virtud de que se
interpuso en contra de una sentencia dictada por un Juez de Distrito en la audiencia
constitucional de un juicio de amparo, en el que se reclamó la expedición del artículo 171,
fracción II, del Código Penal Federal, lo cual constituye materia exclusiva de esta Primera Sala.

SEGUNDO
Los agravios que expresa el recurrente, por lo que respecta al tema de constitucionalidad
planteado, son los que se sintetizan a continuación:

a) Que el Juez de Distrito realizó un estudio insuficiente de los conceptos de violación, pues no
explica los motivos de sus afirmaciones, ya que no proporciona las razones por las cuales
considera innecesario listar las infracciones, ni porqué considera ello ajeno al Código Penal,
tampoco aporta explicación del por qué no es indebido hacer la remisión a los reglamentos, con
lo que elude dar respuesta a los conceptos planteados y omite considerar que las normas
penales deben ser claras, precisas y exactas.

b) El Juez omite considerar que no es motivo de disidencia la facultad reglamentaria del


presidente de la República en materia de telecomunicaciones. Lo que se estima inconstitucional
es que una ley penal, producto de la actividad formal y material del Poder Legislativo,
establezca un delito cuyo núcleo de prohibición se encuentra en un reglamento administrativo.

c) Es inexacto que los conceptos de delito se encuentren en la norma penal. La esencia


(actividad) del delito consiste en cometer una infracción administrativa bajo una referencia de
ocasión y un elemento normativo. El núcleo de la prohibición no aparece en la ley penal sino en
un reglamento administrativo. No basta que la norma penal incluya el término "infracción a los
reglamentos de tránsito y circulación", para que el destinatario de la norma sepa cuál es la
conducta que aquélla prohíbe. Lo que no debe hacerse aparece en un reglamento
administrativo.

Se omite considerar que la remisión que hace el precepto impugnado a un reglamento


administrativo no es un simple envío a otra norma. Implica que el Poder Ejecutivo, a través del
reglamento, legisla en materia de delitos, lo que está prohibido por el artículo 73, fracción XXI,
en relación con el 14, tercer párrafo, de la Constitución Federal.

d) El Juez de Distrito no dio respuesta a la totalidad del segundo concepto de violación, pues
considerar que basta que en el artículo 171, fracción II, se haga referencia a los reglamentos de
tránsito y circulación para conocer en dónde se encuentran contempladas las infracciones
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relativas, implica desnaturalizar la esencia del derecho penal que se sustenta en el principio de
la exacta aplicación de la ley. El Pleno de la Suprema Corte ha establecido que esta garantía
abarca no sólo a los actos de aplicación, sino también a la propia ley, la que debe estar
redactada de tal forma que los preceptos en los cuales especifique los elementos respectivos
sean claros, precisos y exactos al prever las penas y describir las conductas que señalen como
típicas, incluyendo todos sus elementos, características, condiciones, términos y plazos, cuando
ello sea necesario para evitar confusiones en su aplicación o demérito en la defensa del
procesado.

El artículo impugnado al hacer remisión a los reglamentos de tránsito y circulación no es claro,


ni preciso, ni exacto, por las siguientes razones:

i) Porque no indica a qué reglamentos de tránsito o circulación se refiere; y,

ii) Porque en el Reglamento de Circulación en Carreteras Federales no se contiene de manera


taxativa un listado de las infracciones que pueden cometerse al conducir un vehículo de motor, y
éstas sólo pueden desprenderse de una interpretación en sentido contrario a la infinidad de
disposiciones que contiene dicho reglamento.

TERCERO
Antes de pronunciarse sobre el tema de constitucionalidad planteado, es necesario proporcionar
los antecedentes del caso que se desprenden de las constancias de autos:

a) El día primero de mayo de dos mil tres, el quejoso conducía en estado de ebriedad el vehículo
tipo volteo, marca ..., modelo ..., sin placas, ignorándose el nombre del propietario por carecer de
documentos, y al efectuar vuelta en "U", en retorno, en una zona semiurbana, no cedió el paso al
vehículo tipo sedán marca ..., modelo ..., color ..., placas ..., de servicio particular, propiedad de ...
y conducido por ... lo que originó que fuera chocado. (Foja 30 del cuaderno de amparo)

b) Que de acuerdo con los exámenes médicos que se le practicaron al hoy quejoso, éste se
encontraba en un segundo periodo de ebriedad, motivo por el cual se procedió a dejarlo a
disposición de la Agencia del Ministerio Público de la Federación, Primera Investigadora, en
Oaxaca, Oaxaca. (Foja 35 del cuaderno de amparo)

c) Que tanto el propietario del automóvil como la conductora llegaron a un acuerdo favorable con
los familiares del hoy quejoso, puesto que estos últimos se han comprometido a cubrir los daños
ocasionados al vehículo, así como los gastos médicos que se generen por las lesiones que se le
ocasionaron a la conductora, por lo que tanto esta última como el dueño del automóvil otorgaron
el más amplio perdón que en derecho proceda. (Fojas 48, 49 y 50, frente y vuelta, del cuaderno
de amparo)

d) En consecuencia, el Ministerio Público ejercitó acción penal en contra del hoy quejoso, sólo
como probable responsable del delito de ataques a las vías generales de comunicación,
previsto en el artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal. (Foja 99 del cuaderno de
amparo)

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e) Con fecha veintitrés de mayo de dos mil tres, el Juez Octavo de Distrito en el Estado de
Oaxaca, a quien correspondió conocer del asunto, decretó auto de formal prisión en contra del
hoy quejoso por su probable responsabilidad penal en la comisión del delito de ataques a las
vías generales de comunicación, previsto y sancionado en el ya referido precepto legal.

En dicha actuación, el Juez de Distrito hace constar que entre otros documentos que hacen
presumir la responsabilidad penal del hoy quejoso se encuentra la copia certificada de la boleta
de infracción ..., levantada con motivo de las infracciones consistentes en no ceder paso en vía
principal, falta de placas, falta de tarjeta de circulación, falta de licencia para conducir y manejar
en estado de ebriedad, lo cual transgrede los artículos 79, 80 y 93 del
Reglamento de Tránsito en Carreteras Federales y 74, fracción IV, de la
Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal (fojas 116 a 127 del cuaderno de amparo).

En contra de la determinación anterior, el hoy quejoso interpuso el juicio de amparo al que se


refieren los resultandos de esta ejecutoria, en el cual expresó consideraciones de legalidad y de
constitucionalidad, estas últimas en relación al artículo 171, fracción II, del
Código Penal Federal, que le fue aplicado en el auto de formal prisión.

CUARTO
A continuación se procederá a fijar la litis y determinar cuáles serán los problemas jurídicos por
abordar en la presente ejecutoria.

El recurrente sostiene sustancialmente que no comparte las consideraciones del Juez de


Distrito, pues estima que con ellas no se analiza de manera plena el problema jurídico
planteado en su demanda; que contrariamente a lo argumentado por el Juez de Distrito, no es
motivo de disidencia de su parte la facultad reglamentaria del presidente de la República en
materia de telecomunicaciones, pues ese no fue el planteamiento toral que expuso en su
demanda de amparo, y brinda argumentos jurídicos para sostener en contra de la sentencia
impugnada, que es inconstitucional una ley penal que establece un delito cuyo núcleo de
prohibición se encuentra en un reglamento administrativo.

De la lectura de la demanda de amparo esta Primera Sala advierte que el quejoso no


controvirtió de manera alguna la facultad reglamentaria del presidente de la República en
materia de telecomunicaciones, sino la facultad de este último funcionario para emitir
reglamentos que complementen la legislación penal, en específico, al artículo 171, fracción II,
del Código Penal Federal.

Por tanto, los problemas jurídicos que plantea el recurrente en sus agravios y que serán materia
de pronunciamiento por parte de este Alto Tribunal, se reducen a las siguientes cuestiones:

(i) Determinar si una ley penal, que es producto de la actividad formal y material del Poder
Legislativo, puede establecer un delito cuyo núcleo de prohibición se encuentra en un
reglamento administrativo; y,

(ii) Si es inconstitucional el hecho de que el artículo 171, fracción II, impugnado, no especifica a
qué reglamentos se refiere, ni contiene un catálogo de las infracciones susceptibles de

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cometerse.

QUINTO
Para analizar el problema de constitucionalidad expuesto por el recurrente, será preciso referirse
a la naturaleza jurídica y elementos que integran al delito previsto en el artículo 171, fracción II,
del Código Penal Federal.

El precepto impugnado en esta vía dispone lo siguiente:

"Artículo 171. Se impondrán prisión hasta de seis meses, multa hasta de cien pesos y
suspensión o pérdida del derecho a usar la licencia de manejador:

"I. (Derogada, D.O.F. 30 de diciembre de 1991)

"II. Al que en estado de ebriedad o bajo el influjo de drogas enervantes cometa alguna infracción
a los reglamentos de tránsito y circulación al manejar vehículos de motor, independientemente
de la sanción que le corresponda si causa daño a las personas o las cosas."

El artículo antes transcrito se encuentra ubicado dentro del título quinto, denominado "Delitos en
materia de vías de comunicación y correspondencia", así como dentro del capítulo I,
denominado "Ataques a las vías de comunicación y violación de correspondencia".

Así, en la fracción a estudio se tipifica un delito en materia de vías de comunicación, cometido


con motivo de la circulación de vehículos de motor.

Cuando se expidió el antes denominado "Código Penal para el Distrito Federal en Materia de
Fuero Común y para toda la República en Materia de Fuero Federal", el artículo 171 ya
mencionado disponía expresamente lo siguiente:

"Artículo 171. Se impondrán prisión hasta de seis meses y multa hasta de cien pesos:

A los que violaren dos o más veces los reglamentos o disposiciones sobre el tránsito
y circulación de vehículos en lo que se refiere a exceso de velocidad.

Sin embargo, con motivo de la reforma al citado Código Penal, publicada en el Diario Oficial de
la Federación el día quince de enero de mil novecientos cincuenta y uno, se agregó la fracción II
que ahora se cuestiona.

Finalmente, mediante reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el día treinta de


diciembre de mil novecientos noventa y uno se abrogó la fracción I del artículo en estudio.

Según se desprende del proceso legislativo, la iniciativa de adición de la fracción II fue


presentada por el presidente de la República a la Cámara de Senadores, y en ella se expresó la
inquietud de agregar como tipificación indispensable lo que atañe a toda clase de manejadores
que conduzcan sus vehículos hallándose en estado de ebriedad.

Sin embargo, en el dictamen de las Comisiones Unidas 2a. de Justicia y 2a. de Gobernación de

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la Cámara de Senadores, se hace constar que se consideró preciso agregar al estado de


ebriedad una segunda condición, consistente en infringir reglamentos de tránsito y circulación.
Los motivos que se tuvieron para ello son los que se plasman a continuación:

En el artículo 171 consultamos la conveniencia de incluir como acto delictuoso no


sólo el manejar un vehículo en estado de ebriedad, sino también bajo el influjo de
drogas enervantes, y añadimos un elemento de temperancia para la rigidez del
precepto, consistente en que, para la tipificación del delito, sea necesario, a más de
los extremos propuestos en la reforma, la comisión de una o más infracciones a los
reglamentos de tránsito y circulación, con el fin de prevenir los posibles abusos a que
pudiera dar lugar la irrestricta aplicación de la regla a que nos venimos refiriendo.

A partir de la reforma antes mencionada se ha mantenido intacto el texto de la fracción II del


artículo 171 del ahora denominado Código Penal Federal.

De lo anterior se advierte que, en cuanto a los elementos que integran la comisión de este delito,
se requiere de la concurrencia de dos elementos, a saber: (i) manejar un vehículo de motor en
estado de ebriedad o bajo el influjo de drogas enervantes y (ii) que se infrinjan reglamentos de
tránsito y circulación. Estas dos condiciones deben actualizarse, necesariamente, para que
pueda integrarse el ilícito penal.

Sirve de apoyo a la consideración anterior lo ya sustentado por esta Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia que a continuación se transcribe,
en el entendido de que sus consideraciones son aplicables por analogía al caso que nos ocupa:

"Novena Época

"Instancia: Primera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

"Tomo: XVII, enero de 2003

"Tesis: 1a./J. 73/2002

"Página: 9

ATAQUES A LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN. LA BOLETA DE INFRACCIÓN


DEBIDAMENTE EXPEDIDA POR AUTORIDAD COMPETENTE, NO ES EL ÚNICO
MEDIO PARA ACREDITAR LA VIOLACIÓN A LOS REGLAMENTOS DE
TRÁNSITO Y CIRCULACIÓN Y, POR ENDE, PARA QUE SE INTEGRE AQUEL
DELITO (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL). El artículo 171, fracción II, del
Código Penal para el Distrito Federal establece dos supuestos para que se integre el
delito de ataques a las vías de comunicación: a) que el manejador se encuentre en
estado de ebriedad o bajo el influjo de drogas enervantes; y b) que cometa alguna
infracción a los reglamentos de tránsito y circulación al manejar vehículos de motor.
Ahora bien, aun cuando en la mayoría de los casos el medio probatorio adecuado
para acreditar la violación a los citados reglamentos puede ser la boleta de infracción
debidamente expedida por la autoridad administrativa facultada para ello; sin
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embargo, para que se integre el delito de ataques a las vías de comunicación, dicho
medio de convicción no es indispensable, ya que el Juez, conforme a lo establecido
en el artículo 124 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal,
goza del más amplio arbitrio no sólo para valorar las pruebas presentadas por el
Ministerio Público y tener por acreditado el cuerpo del delito, sino también para
allegarse de los medios de prueba que estime pertinentes, pues nuestro sistema de
valoración de pruebas, en materia penal, deja al Juez en libertad para admitir como
tales todos aquellos elementos de convicción que, aunque no estén expresamente
clasificados en la ley, de acuerdo con su juicio puedan generarla, siempre y cuando
en su valoración se expresen los motivos que se tomaron en consideración para
admitirlos o rechazarlos.

De igual manera, son aplicables la jurisprudencia y tesis aislada que a continuación se


transcriben:

"Sexta Época

"Instancia: Primera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Volumen: LXXIX, Segunda Parte

"Página: 51

VÍAS DE COMUNICACIÓN, ATAQUES A LAS, POR CONDUCIR EN ESTADO DE


EBRIEDAD. Para que se configure el delito de ataque a las vías de comunicación
previsto por la fracción II del artículo 171 del Código Penal para el Distrito Federal, se
requiere que además de que el conductor se encuentre en estado de ebriedad,
cometa alguna infracción a los reglamentos de tránsito y circulación.

"Sexta Época

"Instancia: Primera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Volumen: LIII, Segunda Parte

"Página: 11

"ATAQUE A LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN, DELITO DE. El artículo 171 del Código Penal en
su fracción II señala que al que en estado de ebriedad cometa alguna infracción a los
reglamentos de tránsito se le sancionará con prisión hasta de seis meses, pero si en el caso,
sólo existe el estado de ebriedad mas no la infracción de tránsito, se violaron garantías al
sancionársele por esta causa.

Amparo directo 5014/61. Lázaro López Palacios. 27 de noviembre de 1961.


Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Ángel González de la Vega.

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En cuanto a la infracción de reglamentos de tránsito y circulación, esta Primera Sala ha


sostenido que si el activo circula por una carretera federal, es claro que los reglamentos de
tránsito que infringe son federales.

Se invoca a continuación el siguiente precedente:

"Séptima Época

"Instancia: Primera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Volúmenes: 109-114, Segunda Parte

"Página: 14

"ATAQUE A LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN. CONDUCCIÓN DE VEHÍCULOS EN ESTADO


DE EBRIEDAD. COMPETENCIA. Los elementos del delito previsto en la fracción II del
artículo 171 del Código Penal para el Distrito Federal en Materia de Fuero Común y para toda la
República en Materia de Fuero Federal, son: 1o. Conducir un vehículo de motor en estado de
ebriedad; y 2o. Cometer alguna infracción a los reglamentos de tránsito y circulación, distinta a
la que implica el manejar ebrio. Al ejercitarse la acción penal con base en un ordenamiento
jurídico aplicable tanto al fuero local como al federal, se desprende que la violación a que se
refiere el segundo elemento del delito, puede ser a reglamentos de circulación locales o
federales. Ahora bien, esta concurrencia atrae al primer elemento, por razones de unidad en el
delito y para evitar que se divida la continencia de la causa, y si en un caso el activo circula en
las condiciones anotadas por una carretera federal, es claro que los reglamentos de tránsito que
infringe son federales, y la competencia se radica en este fuero, cuando a la vez la conducta se
prevé en un ordenamiento legal que tiene ese mismo carácter, de acuerdo al inciso a), de la
fracción I, del artículo 41 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.

Competencia 193/77. Clemente Hernández Ángeles. 2 de marzo de 1978.


Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Antonio Rocha Cordero. Secretario: Froylán
Guzmán Guzmán.

Por su estructura, este delito debe ser considerado como de peligro y no de resultado; esto es,
para su actualización basta con que se ponga en riesgo el bien jurídico tutelado sin necesidad
de que se actualice daño o menoscabo alguno en las propias vías generales de comunicación,
en las personas o en las cosas, tal como se especifica en la parte final de la fracción II en
estudio.

Por otro lado, de la interpretación sistemática de las normas en las cuales se encuentra incluido
el precepto de mérito puede concluirse que el bien jurídico tutelado es, por un lado, la seguridad
e integridad de las personas en el uso y circulación en las vías generales de comunicación, en
especial, aquellas que pueden ser transitadas por vehículos de motor, como son los caminos o
carreteras federales y, por otro lado, la seguridad y buen funcionamiento de tales vías, pues es
de interés público que las mismas cumplan con la función para la cual fueron creadas, en
beneficio de la colectividad y del Estado.

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Por tanto, si se sostiene que es un delito que tutela la puesta en peligro de la integridad de las
personas, de las cosas y de las vías generales de comunicación, entonces basta con que se
ponga en riesgo el bien jurídico tutelado sin necesidad de que se actualice daño o menoscabo
alguno en las propias vías generales de comunicación, en las personas o en las cosas, tal como
se especifica en la parte final de la fracción II en estudio.

SEXTO
Una vez conocido el texto legal impugnado, así como la interpretación que desde un plano de
legalidad ha realizado la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del
precepto de mérito, es preciso analizar desde un plano constitucional la facultad del Congreso
de la Unión para fijar e imponer las penas por las faltas y delitos a nivel federal, así como el
principio de exacta aplicación de la ley en materia penal.

Sobre el particular, es importante adelantar que este Alto Tribunal cuenta con numerosos
precedentes sobre los alcances del artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal, antes
denominado Código Penal para el Distrito Federal en Materia de Fuero Común y para toda la
República en Materia de Fuero Federal, así como de su homólogo, el artículo 171, fracción II, del
Código Penal para el Distrito Federal, pero tales precedentes se refieren única y exclusivamente
a una interpretación estrictamente legal y no constitucional; de ahí entonces que será preciso
que en el presente asunto se pronuncie de manera novedosa sobre este último tema.

Los artículos 14 y 73, fracción XXI, de la Constitución Federal disponen lo siguiente:

"Artículo 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.

"Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos,
sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan
las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con
anterioridad al hecho.

"En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aun por
mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata.

En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a
la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios
generales del derecho.

"Artículo 73. El Congreso tiene facultad:

"...

"XXI. Para establecer los delitos y faltas contra la Federación y fijar los castigos que por ellos
deban imponerse.

Las autoridades federales podrán conocer también de los delitos del fuero común,
cuando éstos tengan conexidad con delitos federales.
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El artículo 14 constitucional, en su tercer párrafo, prevé las garantías de legalidad y de exacta


aplicación de la ley en materia penal, las cuales responden al diverso principio nullum crimen,
nulla poena sine lege, que proscribe la analogía o la mayoría de razón en la imposición de
penas por delitos.

En cuanto a la garantía de exacta aplicación de la ley, el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación ha inferido de la interpretación del Texto Constitucional que tal garantía no
se circunscribe a los meros actos de aplicación, sino que abarca también a la propia ley que se
aplica, la que debe quedar redactada de tal forma que los términos mediante los cuales
especifique los elementos respectivos sean claros, precisos y exactos; esto es, la autoridad
legislativa no puede sustraerse al deber de consignar en las leyes penales que expida
expresiones y conceptos claros, precisos y exactos, al prever las penas y describir las conductas
que señalen como típicas, incluyendo todos sus elementos, características, condiciones,
términos y plazos, cuando ello sea necesario para evitar confusiones en su aplicación o
demérito en la defensa del procesado. Por tanto, la ley que carezca de tales requisitos de
certeza resulta violatoria de la garantía indicada prevista en el artículo 14 de la Constitución
General de la República.

El precedente invocado es el siguiente:

"Novena Época

"Instancia: Pleno

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

"Tomo: I, mayo de 1995

"Tesis: P. IX/95

"Página: 82

"EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY EN MATERIA PENAL, GARANTÍA DE. SU CONTENIDO


Y ALCANCE ABARCA TAMBIÉN A LA LEY MISMA. La interpretación del tercer párrafo del
artículo 14 constitucional, que prevé como garantía la exacta aplicación de la ley en materia
penal, no se circunscribe a los meros actos de aplicación, sino que abarca también a la propia
ley que se aplica, la que debe estar redactada de tal forma, que los términos mediante los cuales
especifique los elementos respectivos sean claros, precisos y exactos. La autoridad legislativa
no puede sustraerse al deber de consignar en las leyes penales que expida, expresiones y
conceptos claros, precisos y exactos, al prever las penas y describir las conductas que señalen
como típicas, incluyendo todos sus elementos, características, condiciones, términos y plazos,
cuando ello sea necesario para evitar confusiones en su aplicación o demérito en la defensa del
procesado. Por tanto, la ley que carezca de tales requisitos de certeza, resulta violatoria de la
garantía indicada prevista en el artículo 14 de la Constitución General de la República.

"Amparo directo en revisión 670/93. Reynaldo Álvaro Pérez Tijerina. 16 de marzo de 1995.
Mayoría de siete votos. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario: Jorge Carenzo Rivas."

En cuanto principio de legalidad penal, debe decirse que éste constituye un importante límite
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externo al ejercicio del ius puniendi del Estado. Ello es así, porque en términos del artículo 73,
fracción XXI, antes transcrita, es facultad exclusiva del Congreso de la Unión establecer los
delitos y las penas a través de una ley en sentido formal y material, por lo que en acatamiento a
dicho precepto constitucional la Norma Suprema impide que los Poderes Ejecutivo y Judicial -
este último a través de la analogía y mayoría de razón- configuren libremente delitos y penas.

Ello se explica porque al establecerse el Estado liberal de derecho se procuró no sólo


proporcionar a los ciudadanos una simple garantía de seguridad jurídica, representada por la
exigencia de predeterminación normativa de lo punible, sino de libertad, al condicionar
taxativamente el catálogo de delitos y penas a la decisión de una instancia democráticamente
constituida, como lo es el Poder Legislativo, quien funciona como freno ante los posibles abusos
de los Poderes Ejecutivo y Judicial.

De ahí entonces que el principio de legalidad en materia penal exija, a su vez, la reserva
absoluta de la ley en sentido formal y material, así como la taxatividad en la descripción de los
tipos penales, para que la ley proporcione certeza jurídica en cuanto a las conductas cuya
comisión pueden traer consigo la privación y restricción de la libertad individual.

En cuanto al principio de reserva absoluta de la ley, es preciso explicar lo siguiente: Conforme al


principio de legalidad contenido en el tercer párrafo del artículo 14 constitucional, no existe pena
ni delito si no existe previamente una ley que los establezca, es decir, para que una conducta o
hecho determinado pueda ser considerado como delito y, por tanto, motivo de aplicación de una
pena, es indispensable una ley que repute ese hecho o conducta como tal; de ahí que el
artículo 7o. del Código Penal Federal defina al delito como el acto u omisión que sancionan las
"leyes" penales.

Así, la función legislativa en materia penal ha sido reservada constitucionalmente al Poder


Legislativo, integrado por las Cámaras, es decir, al Congreso de la Unión, en términos del
artículo 73, fracción XXI, constitucional, correspondiendo al Ejecutivo la promulgación de las
leyes y su ejecución, según lo dispone el artículo 89, fracción I, de la misma Carta Magna.

En tal virtud, se puede concluir que del origen y significado democrático del principio de
legalidad penal y de su función limitadora del ius puniendi estatal se desprende la necesidad
ineludible de que únicamente la ley, entendida en sentido formal y material, sea fuente de
delitos y penas.

Por lo que se refiere al principio de taxatividad, debe decirse que se trata de una garantía o
exigencia que deriva del principio de legalidad, la cual está íntimamente ligada al principio de
tipicidad de las infracciones penales, que se traduce en la necesidad de predeterminación
normativa suficiente de los ilícitos y de sus penas.

Se trata, en realidad, de un requisito inherente a esa tarea de definición de las distintas


conductas que se estiman merecedoras de sanción que, por imperativo del principio de reserva
absoluta de ley, está atribuida en exclusiva al legislador democrático. Pero, además, resulta
imprescindible para que las normas penales puedan cumplir una función motivadora en contra
de la realización de delitos, pues mal se puede evitar aquello que no se tiene posibilidad de
conocer. En consecuencia, el mandato de taxatividad supone una exigencia de que el grado de
determinación de la conducta típica sea tal que pueda ser conocido por el ciudadano, lo que es

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objeto de prohibición.

Así, para garantizar debidamente la seguridad jurídica de los ciudadanos no bastaría con una
tipificación confusa o indeterminada que llevara a los gobernados a tener que realizar labores
de interpretación, para las que no todos están preparados, y de esa manera tratar de conocer lo
que les está permitido y lo que les está vedado hacer. Es por ello esencial a toda formulación
típica que sea lo suficientemente clara y precisa como para permitirles programar su
comportamiento sin temor a verse sorprendidos por sanciones que en modo alguno pudieron
prever. En este aspecto, lo que está proscrito es que la norma penal induzca a errores o los
favorezca con motivo de su deficitaria o atormentada formulación.

Ahora bien, como se desprende de la lectura de los conceptos de violación y de los agravios, el
quejoso estima que el artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal contiene lo que la
doctrina y este Alto Tribunal han denominado "tipos penales en blanco", por lo que es preciso
hacer referencia a la naturaleza y alcances de esta figura jurídica.

Los denominados "tipos penales en blanco" son supuestos hipotéticos en los que la conducta
que se califica como delictiva está precisada en términos abstractos, pues se requiere de un
complemento para quedar plenamente integrada. Así, pudiera hablarse en sentido impropio de
una norma penal en blanco en aquellos casos en donde se requiera la declaratoria de otra ley
para tener como ilícita la conducta reglada en el dispositivo penal, toda vez que el supuesto de
hecho no aparece descrito en su totalidad, debiendo acudirse, para su complemento, a otra
norma o conjunto de ellas de naturaleza extrapenal.

En este sentido, si bien la ley especifica la penalidad aplicable y describe en términos


abstractos la figura típica de la infracción, ésta realmente se integra con un elemento que es
determinado a posteriori mediante la aplicación de otra norma.

Ordinariamente, la disposición complementaria se encuentra comprendida dentro de las normas


que integran el mismo ordenamiento legal o en sus leyes conexas, pero que de cualquier
manera han sido dictadas por el Congreso de la Unión, con apoyo en las facultades
expresamente concedidas a dicho cuerpo legislativo en la fracción XVI del artículo 73
constitucional pues, como se ha dicho, la función legislativa en materia penal ha sido reservada
constitucionalmente al Poder Legislativo.

Es conveniente adelantar en este punto el contenido de la jurisprudencia de esta Primera Sala


en la que se reflejan las consideraciones antes expresadas:

"Séptima Época

"Instancia: Primera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Volúmenes: 205-216, Segunda Parte

"Página: 61

"SALUD. DELITO CONTRA LA. PSICOTRÓPICOS (DIAZEPAM). Es violatoria de garantías la

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sentencia de apelación que confirme la de primera instancia condenatoria por el delito contra la
salud en la modalidad de posesión de psicotrópicos, consistentes en tabletas ‘QUAL’, si el
Tribunal Unitario responsable se basa en el dictamen respectivo en que se asentó que dichas
tabletas ‘... contienen una sustancia denominada diazepam, considerada como psicotrópico’. El
Diario Oficial de primero de diciembre de mil novecientos ochenta, dice: ‘Secretaría de
Salubridad y Asistencia. Relación de productos medicinales correspondientes a las fracciones II,
III y IV del artículo 321 del Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos y sus requisitos
de venta y contenidos en las listas «A», «B» y «C». Al margen un sello con el Escudo Nacional,
que dice: Estados Unidos Mexicanos. Secretaría de Salubridad y Asistencia. Dirección General
de Control de Alimentos, Bebidas y Medicamentos. De conformidad con los artículos 308, 321
fracciones II, III y IV, 327, 328 y 329 del Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos, los
productos medicinales que contengan sustancias psicotrópicas equiparables a estupefacientes
que requieran para su venta al público recetario especial editado y suministrado por esta
Secretaría de Salubridad y Asistencia a los profesionales de la medicina autorizados para ello y
los que contengan sustancias psicotrópicas, requerirán de receta médica. Lista «A»
Correspondiente al Grupo II ... Lista «B» correspondiente al grupo III relación de productos
medicinales registrados en la S.S.A., que contienen sustancias psicotrópicas y requieren para
su venta receta médica que se surtirá por una sola vez y que retendrá el farmacéutico, haciendo
la anotación respectiva en el libro de control. Número 81. Diazepam. Tabletas. ... Estas listas
sustituyen y cancelan todas las anteriores y quedan sujetas a las modificaciones pertinentes.
México, D.F., a 25 de noviembre de 1980. El director general de Control de Alimentos, Bebidas y
Medicamentos, Manuel Ramos Álvarez. Rúbrica’. Esta relación no se incorporó al Código
Sanitario ya derogado, ni a la Ley General de Salud vigente y además fue dictada sin llenar los
requisitos constitucionales para elevar a rango de ley las disposiciones en ella contenidas. El
artículo 197 fracción I del Código Penal Federal establece la conducta que se califica de
delictiva en términos abstractos, pero requiere de un complemento para que se integre, como lo
es una norma de naturaleza administrativa que precise el carácter de psicotrópico. La
disposición complementaria se encontraba comprendida en el hoy derogado Código Sanitario,
por lo que en el caso pudiera hablarse, en sentido impropio, de una norma penal en blanco,
pues se requiere la declaración de otra ley para tener como ilícita la conducta a comento. El
artículo 14 constitucional establece que para que exista un delito es menester que esté previsto
en la ley y no en una publicación oficial que no reúne los requisitos constitucionales para ello,
por lo cual se concluye, en puridad jurídica, que el delito de posesión de tabletas ‘QUAL’ que
contienen diazepam, no se configura, pues el Congreso de la Unión, facultado para legislar en
materia de delitos federales, no elevó a rango de ley la relación antes mencionada para que el
diazepam sea considerado como psicotrópico."

Como se advierte de la transcripción anterior, el problema de constitucionalidad de las


denominadas "leyes penales en blanco" no se plantea cuando la norma penal remite a una ley
extrapenal en sentido formal y material, sino únicamente cuando se reenvía a otra norma que no
tiene carácter de ley en sentido formal, dando así entrada en la descripción típica a regulaciones
de procedencia reglamentaria o hasta meramente administrativa y, en consecuencia, a una
participación del Poder Ejecutivo en la configuración de las conductas prohibidas.

Según se desprende de las consideraciones que sustentan a las ejecutorias que dieron lugar a
la jurisprudencia antes transcrita, esta Primera Sala ha venido sosteniendo que la aludida
facultad de fijar los delitos y penas ha sido conferida exclusivamente al Poder Legislativo,

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teniendo carácter privatista, salvo el caso de facultades extraordinarias conforme a lo dispuesto


en el artículo 29 constitucional, y fuera de ello no puede ser válidamente delegada en el Poder
Ejecutivo, pues de darse tal delegación ella estaría viciada de inconstitucional. En ese orden de
ideas, también sostiene que es ilegítima la delegación cuando se trata de facultades punitivas
reservadas al Congreso y que bajo ese mismo criterio se deberá analizar el acto
complementario de las leyes penales en blanco.

Sin embargo, en los precedentes de mérito se sostiene categóricamente lo siguiente:

"Cuestión diversa es la facultad reglamentaria derivada de la ejecución de la ley, ya que ésta


debe entenderse concedida sin rebasar su propia finalidad, ya que el reglamento debe operar
dentro de la ley y no fuera o contra."

Con la anterior afirmación, los precedentes permiten entrever que sí sería constitucional una
norma penal en blanco que remita a los reglamentos que expida el Ejecutivo Federal.

Sin embargo, nuevas reflexiones motivan a esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación a apartarse de la consideración transcrita, pues se estima que es un principio
fundamental, plasmado a nivel constitucional, que el Congreso de la Unión no puede delegar en
el Poder Ejecutivo ninguna de las atribuciones o poderes que le han sido expresa o
implícitamente conferidos, y que la infracción y la sanción en materia penal deben encontrarse
claramente establecidos en una ley en sentido formal y material, sin que resulte admisible,
desde un punto de vista constitucional, el reenvío a un reglamento para establecer cualquiera de
esos dos elementos.

En efecto, esta Primera Sala advierte que los elementos esenciales de toda norma penal son, a
saber: (i) la conducta, esto es, la acción u omisión previstas en el supuesto hipotético, y (ii) la
pena o sanción criminal, que constituye la consecuencia de la actualización de la conducta.

Por tanto, en respeto al principio de reserva de ley es indispensable que tanto la conducta como
la sanción se encuentren descritas en una ley en sentido formal y material, producto de la
discusión de una asamblea democrática, por las razones que han quedado expresadas con
antelación.

Con base en la reflexión anterior, es preciso cuestionarse sobre la constitucionalidad de una


norma penal en blanco que prevé como supuesto hipotético la mera "infracción de reglamentos".

En estos supuestos, lo que se advierte es que las normas penales en blanco sólo prevén como
supuesto normativo la mera remisión al reglamento administrativo, mas no contienen la
descripción de la conducta antijurídica. Así, para saber si se ha infringido la ley penal, es
requisito indispensable conocer el orden reglamentario y determinar qué es lo prohibido en él.

Por tanto, la ley en sentido formal y material no describe de manera clara, precisa, ni exacta,
cuál es la acción u omisión sancionable, incluyendo todos sus elementos, características,
condiciones, términos y plazos, como lo exige la jurisprudencia de este Alto Tribunal al
interpretar el artículo 14 constitucional, sino que la naturaleza, contenido y alcances de la acción
ilícita están totalmente contenidos en un reglamento, y no en una ley.

Con lo anterior, se deja en manos de la normativa administrativa integrar en todo o en parte el


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cuerpo del delito, cuya presencia resulta inexcusable o esencial para efectos de tipicidad de la
conducta.

Dicho en otras palabras, la desobediencia a un reglamento se eleva al rango de elemento típico


sine qua non, con lo cual, finalmente, el titular del Ejecutivo interviene decisivamente en la
determinación del ámbito de lo prohibido a nivel penal, siendo que es facultad exclusiva e
indelegable del Congreso de la Unión legislar en materia de delitos y faltas.

En consecuencia, una posible delegación de esta facultad legislativa al Ejecutivo supone dejar
en manos de este último las tareas de criminalización de las conductas, cuyo monopolio, en
esencia, corresponde al legislador, en términos de los artículos 14 y 73, fracción XXI, de la
Constitución Federal.

Y las dos graves implicaciones que advierte este Alto Tribunal en aquellos casos en los que las
normas penales en blanco remiten completamente a los reglamentos, que van más allá de una
mera preocupación por la transgresión formal al principio de reserva de ley, pues basta con
reflexionar en los siguientes puntos:

a) El hecho de que la actualización de uno de los elementos del tipo penal dependa de una
contravención administrativa está sujeta al vaivén natural de la variación reglamentaria.

En efecto, es de reconocido derecho que el reglamento detalla el contenido de la ley, ante la


imposibilidad de que el órgano legislativo pueda prever todas las contingencias que tenga que
enfrentar la autoridad en la aplicación de la misma. Y precisamente por esa razón la emisión de
un reglamento debe ser expedita y como tal no se ve precedida por una discusión en el seno de
una asamblea democrática, ya que de hacerlo así se le restaría la rapidez que requiere la
evolución y desenvolvimiento de la materia que regula la norma.

Bajo ese orden de ideas, si se admitiera que un tipo penal puede ser integrado con el contenido
de un reglamento, entonces el Poder Ejecutivo Federal sería quien, a través de un acto
formalmente administrativo, añadiría nuevos supuestos o suprimiría los ya existentes, lo cual por
sí mismo tendría repercusiones inmediatas y directas en la sede de la tipicidad que, como se
dijo, está reservada exclusivamente al órgano legislativo.

b) Por otro lado, el principio de legalidad puede verse seriamente comprometido según sea el
alcance del reenvío contenido en esta clase de normas penales. En efecto, si una norma penal
en blanco reenvía a un reglamento y este último a reglas de carácter general o a actos
administrativos -lo cual sucede con cierta frecuencia-, puede verse aún más tergiversado el
principio de reserva absoluta de ley, pues finalmente la descripción de la conducta punible cada
vez se encuentra más difusa y alejada del texto de la ley en sentido formal y material.

En estos supuestos, lo que realmente se produce es una remisión en bloques a una normativa
administrativa cuyo ingente caudal y diversa procedencia la hace prácticamente imposible de
controlar; de ahí entonces que la inseguridad sobre el ámbito de lo prohibido habrá de resultar
directamente proporcional a la magnitud y complejidad de las normas remitidas.

Por lo expuesto con anterioridad, si las normas penales en blanco remiten para la integración de
la conducta punible a un reglamento, es indudable que el Poder Ejecutivo obtiene una
delegación proscrita por los principios constitucionales, toda vez que se avoca a integrar los
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elementos esenciales del tipo penal, que inciden en la determinación de los supuestos de hecho
que integran al ilícito penal, todo ello en contravención, como ya se dijo, a los artículos 14 y 73,
fracción XXI, de la Constitución Federal.

SÉPTIMO
Con base en el marco jurídico expuesto con antelación, se procede a analizar si son fundados o
no los agravios.

Como se mencionó con anterioridad, el artículo 171, fracción II, del Código Penal Federal, prevé
un delito que se comete con motivo de la circulación de vehículos de motor, en el cual el bien
jurídico tutelado es la seguridad para las personas que transitan en las vías generales de
comunicación, así como la integridad y el buen uso de tales vías; asimismo, que la conducta
delictiva se compone de dos condiciones indispensables: manejar en estado de ebriedad e
infringir los reglamentos de tránsito y circulación.

Sin embargo, tal como ha quedado sentado en las consideraciones anteriores, el principio de
reserva de ley en materia penal proscribe que las denominadas "normas penales en blanco"
remitan a un reglamento con el propósito de que en este último se contenga el núcleo esencial
de la prohibición, esto es, alguno de los elementos típicos.

Y a la luz del criterio ya mencionado, esta Primera Sala también advierte que uno de los
elementos esenciales y normativos del tipo penal a estudio, que consiste, como ya quedó
demostrado, en infringir reglamentos, no se puede integrar con otra ley en sentido formal y
material, sino que es preciso remitirse al reglamento federal correspondiente y determinar,
mediante una valoración jurídica, si éste ha sido transgredido o no.

Lo anterior es así, porque la acción ilícita está totalmente contenida en un reglamento, sin que la
ley en sentido formal y material establezca cuáles son los elementos básicos de la conducta
antijurídica, pues se limita a contener la mera remisión a los reglamentos de tránsito y no
describe de manera clara, precisa, ni exacta, cuál es la acción u omisión sancionable,
incluyendo todos sus elementos, características, condiciones, términos y plazos; de tal suerte
que son los reglamentos quienes prevén el supuesto normativo que habrá de dar lugar a la
infracción y, por ende, al delito.

Con lo anterior, se deja en manos de la normativa administrativa construir uno de los elementos
del cuerpo del delito cuya presencia resulta inexcusable o esencial a efectos de tipicidad de la
conducta que en el Código Penal se define como prohibida, a saber: la contravención a los
reglamentos federales de tránsito y circulación, y que precisamente por ese vínculo de
necesidad que existe para tener por configurado el tipo penal no puede ser calificado como un
elemento accidental del tipo penal.

Dicho en otras palabras, la desobediencia a un reglamento se eleva al rango de elemento típico


sine qua non, con lo cual, finalmente, el titular del Ejecutivo interviene decisivamente en la
determinación del ámbito de lo prohibido a nivel penal. Ello supone dejar en manos del
presidente de la República las tareas de criminalización de las conductas, cuyo monopolio, en
esencia, corresponde al legislador, en términos de los artículos 14 y 73, fracción XXI, de la
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Constitución Federal.

De ahí que se estime que si el artículo 171, fracción II, impugnado, remite a un reglamento
expedido por el Ejecutivo Federal para el efecto de integrar uno de los elementos esenciales del
tipo, ello trae consigo una violación al principio de reserva de ley en materia penal.

Y tal como se refirió en el considerando anterior, las dos graves implicaciones que advierte este
Alto Tribunal ante la remisión al reglamento que se contiene en el precepto impugnado, son las
siguientes:

a) El hecho de que la actualización de uno de los elementos del tipo penal dependa de una
contravención administrativa está sujeta al vaivén natural de la variación reglamentaria.

En efecto, la técnica que empleó el legislador al redactar el artículo 171, fracción II, del
Código Penal Federal, de remitir a una norma de inferior jerarquía para la integración del tipo,
tiene como efecto necesario que el contenido de la ley penal pueda ir variando por la sola
voluntad del presidente de la República, con lo cual se modifica de facto el tipo sin necesidad de
acudir a los procesos legislativos ordinarios, trastocando con ello el origen democrático y
representativo que justifica al principio de reserva de ley en materia penal.

b) Como se dijo con anterioridad, puede suceder que en la descripción de la infracción


administrativa se haga remisión, a su vez, a reglas de carácter general o actos administrativos
generales que emita la administración pública, con un incremento en la inseguridad jurídica del
gobernado.

Tal es el caso, por ejemplo, del supuesto normativo previsto en el artículo 35 del
Reglamento de Tránsito en Carreteras Federales, a raíz del cual los concesionarios del servicio
público federal de autotransporte cometerán infracción si no cuentan con el equipo que "en su
momento" exija la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Y tal como quedó expresado en el considerando anterior, para cumplir con el principio de
legalidad no basta con que en una ley se declare que un hecho es delictuoso, sino se requiere
que esa ley, proveniente del órgano legislativo, describa con claridad y precisión el hecho o la
conducta que se considera delictivo, para respetar la garantía de exacta aplicación de la ley,
prevista en el artículo 14 constitucional, así como el ejercicio de la facultad exclusiva del
Congreso de la Unión para definir los delitos y faltas federales, prevista en el artículo 73,
fracción XXI, constitucional.

Por tanto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estima que es
fundado el agravio planteado, en el sentido de que el artículo 171, fracción II, del
Código Penal Federal viola el principio de reserva de ley en materia penal, porque hace una
simple remisión a la violación de un reglamento administrativo, por lo cual este último contendrá
el núcleo esencial de la prohibición sancionable.

Al haber resultado fundado el agravio antes mencionado, resulta innecesario abordar el estudio
de los restantes argumentos que se plantean en el recurso de revisión, en los cuales se sostiene
que el artículo 171, fracción II, impugnado, no especifica a qué reglamentos se refiere, ni
contiene un catálogo de las infracciones susceptibles de cometerse; lo anterior, en términos de
la jurisprudencia de este Alto Tribunal cuyo contenido es ampliamente aplicable al caso:
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"Séptima Época

"Instancia: Tercera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Volúmenes: 175-180, Cuarta Parte

"Página: 72

"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, ESTUDIO INNECESARIO DE LOS.-Si al examinar los


conceptos de violación invocados en la demanda de amparo resulta fundado uno de éstos y el
mismo es suficiente para otorgar al peticionario de garantías la protección y el amparo de la
justicia federal, resulta innecesario el estudio de los demás motivos de queja."

Por tanto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estima que lo
procedente es revocar la sentencia recurrida y conceder al quejoso el amparo y protección
constitucional solicitada, por lo que se refiere al artículo 171, fracción II, del
Código Penal Federal. Dicha concesión se extiende, inclusive, al acto de aplicación, consistente
en el auto de formal prisión dictado por el Juez Octavo de Distrito en el Estado de Oaxaca, el día
veintitrés de mayo de dos mil tres, en la causa penal número 33/2003.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO
Se revoca la sentencia recurrida.

SEGUNDO
La Justicia de la Unión ampara y protege a ... en contra de los actos y por las autoridades que se
precisan en el resultando primero de esta ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos al lugar de su origen y, en su
oportunidad, archívese el toca.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de
cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo (ponente), Sergio A. Valls
Hernández, Juan N. Silva Meza, José Ramón Cossío Díaz y presidenta Olga Sánchez Cordero
de García Villegas.

Tesis:

Número de tesis: 170250

Rubro: NORMAS PENALES EN BLANCO. SON INCONSTITUCIONALES CUANDO REMITEN

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A OTRAS QUE NO TIENEN EL CARÁCTER DE LEYES EN SENTIDO FORMAL Y MATERIAL.

Localización: 9a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; XXVII, Febrero de 2008; Pág. 411; [J];

Número de tesis: 170393

Rubro: ATAQUES A LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN. LA FRACCIÓN II DEL ARTÍCULO 171


DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL QUE PREVÉ ESE DELITO, VIOLA LOS PRINCIPIOS DE
EXACTA APLICACIÓN Y RESERVA DE LEY EN MATERIA PENAL.

Localización: 9a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; XXVII, Febrero de 2008; Pág. 129; [J];

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