Parte dos - Casos de estudio

Configuraciones no marinas

1. Introducción

Los ríos se ven afectados por los controles dirigidos desde las direcciones aguas arriba y aguas
abajo (Fig. 20). La sedimentación en un momento dado tiene lugar dentro de una "zona
amortiguadora" que abarca la capacidad máxima del río para agusar su planicie de inundación
(el límite superior de la zona tampón) y para explorar la parte más profunda de su sistema de
canales (el límite inferior), prevaleciendo condiciones (Holbrook et al. 2006). El extremo aguas
abajo de esta zona de amortiguación se fija mediante la presencia de una 'barraca', que
representa el nivel de la base sedimentaria. En el caso de los ríos costeros, este es el nivel del
mar. Los ciclos de finingupward a escala de canal (Fig. 21) representan la sedimentación dentro
de la zona de amortiguación. Los ciclos a escala y de escala regional representan cambios a largo
plazo en la zona de amortiguación.

Los controles aguas abajo incluyen cambios en el nivel del mar (en el caso de un río costero) o,
en el caso de un río interior dentro de una cuenca completamente no marina, cambios en la
elevación de la cresta sobre la cual fluye el río para salir de la cuenca. Los cambios en el nivel del
mar afectan solo a las pocas decenas de kilómetros del sistema (Blum y Törnqvist 2000). Los
controles en sentido ascendente incluyen el tectonismo y el cambio climático. El levantamiento
tectónico puede o no contrarrestar el efecto de la disminución de la erosión del área fuente. El
cambio climático afecta la descarga, el rendimiento de los sedimentos y la estacionalidad. Los
controles aguas arriba y aguas abajo normalmente no están relacionados y pueden estar
desfasados, y por lo tanto no es de esperar que los límites de las secuencias y los tramos de
sistemas de un sistema no marino se puedan correlacionar fácilmente con los de los sistemas
marinos contemporáneos.

Un aumento en el nivel del mar eleva el extremo aguas abajo de la zona de amortiguación,
creando nuevas acomodaciones. Esto puede causar la transgresión e inundación de un río,
convirtiéndolo en un estuario. Sin embargo, con una gran carga de sedimentos, un aumento en
el nivel del mar puede ir acompañado de un aumento en la agradación. Una disminución del
nivel del mar generalmente conduce a una simple extensión del perfil fluvial a través de una
plataforma continental que se sumerge suavemente, con poco efecto en los tramos interiores
del río, excepto posiblemente un cambio en el estilo del canal (Miall 1991; Schumm 1993). En el
caso de una plataforma estrecha, o donde se produce una caída extrema del nivel del mar, la
disminución de la desembocadura del río provoca la incisión y el desarrollo, con el tiempo, de
un amplio valle costero.

Muchas cuencas están limitadas por áreas fuente tectónicamente activas. El levantamiento
episódico del área de origen da como resultado un rejuvenecimiento de los sistemas fluviales y
el levantamiento de la zona de amortiguación, y también puede ir acompañado de un aumento
en el calibre y la cantidad de la carga de sedimentos del río. El registro antiguo contiene muchos
ejemplos de perfiles fluviales que se agravan hacia arriba en espesores de decenas de metros
como resultado de un aumento progresivo en la potencia de la corriente y la carga de
sedimentos que acompañan al levantamiento tectónico (Miall 1996). Los depósitos cíclicos de
este tipo han sido denominados "ciclámenes cíclicos" por Blair y Bilo deau (1988). La cesación
de la actividad tectónica resulta en la reducción gradual de la erosión del relieve del área de
origen y la reducción en la cantidad y el calibre de la carga de sedimentos, produciendo ciclos
ascendentes de afinación a escala regional.
 Fig. 20. Los controles en el alojamiento en ambientes no marinos. Los conceptos del
contrafuerte y el amortiguador están adaptados de Holbrook et al. (2006). Los roles relativos
de los principales controles sobre la sedimentación fueron sugeridos por Shanley y McCabe
(1994).
Las sucesiones cíclicas son omnipresentes en los depósitos fluviales. Su presencia refleja el
hecho de que el entorno fluvial se caracteriza por procesos que tienden a reproducir los mismos
resultados depositacionales repetidamente. Estos procesos repetidos ocurren en una amplia
gama de escalas físicas y escalas de tiempo, pero muchos se caracterizan por un pulso inicial de
alta energía de transporte fluvial, que puede registrarse como una superficie de erosión, seguida
por la deposición de sedimentos de grano cada vez más fino, con asociados estructuras
sedimentarias hidrodinámicas que disminuyen en escala (p. ej., capas cruzadas de dunas que se
vuelven más pequeñas en amplitud y pasan hacia arriba en la laminación cruzada de ondas). Las
sucesiones que muestran una disminución hacia arriba en el tamaño del grano, los denominados
"ciclos hacia arriba-hacia arriba" son por lo tanto comunes, y se identifican comúnmente por
perfiles de troncos fijos con forma de "campana" o "bloques" (Fig. 21).

La relación básica entre el cambio de nivel base y el ciclo de agradación y sedimentación en

sistemas fluviales fue primero explorada por Allen (1974). Los modelos de secuencia modernos
han sido propuestos por Wright y Marriott (1993) y Shanley y McCabe (1994).

La Figura 22 se basa en estos estudios. Los párrafos siguientes discuten el desarrollo de las facies
y superficies sedimentarias ilustradas en este diagrama, comenzando con el límite de la
secuencia basal.

Regresión forzada
Los ríos en regiones húmedas se caracterizan por un aumento en la descarga y una disminución
en el calibre de la carga de sedimentos aguas abajo. El trabajo requerido para equilibrar estos
cambios conduce al desarrollo de un perfil longitudinal liso, denominado "perfil degradado",
que disminuye en la pendiente hacia el nivel de la base (la "tupina" en la Fig. 20). Los valles de
varios kilómetros de ancho y decenas de metros de profundidad pueden desarrollarse durante
una caída en el nivel de la base. Las pausas en este otoño (por ejemplo, períodos de nivel estable
del mar) pueden permitir que el valle se ensanche, y la evidencia de tales episodios puede
conservarse en forma de remanentes de terraza a lo largo de las paredes del valle. Una amplia
superficie de erosión se desarrolla a través de la llanura costera. En los interfluvios (las áreas
elevadas entre los principales valles de los ríos) la tasa de erosión puede ser lenta, lo que permite
el desarrollo de suelos extensos. En entornos áridos o semiáridos, el calcrete comúnmente se
desarrolla en dichas superficies.

En los sistemas no marinos, la discordancia subaérea desarrollada durante la regresión forzada

se toma comúnmente como el límite de la secuencia. Esta superficie representa la posición final
de la superficie de erosión inmediatamente antes del comienzo de una nueva fase de aumento
de nivel de base.

La erosión profunda que se produce en la base de los principales ríos puede hacer que ésta
forme una superficie prominente dentro de una sucesión fluvial (Best y Ashworth, 1997). La
superficie

puede reducir a una sucesión de facies diferente, como los depósitos marginales o deltaicos
poco profundos o transgresores del ciclo anterior, y la superficie misma puede estar marcada
por un depósito de retraso grueso o evidencia de pedogénesis extensa. Sin embargo, en muchos
sistemas, la búsqueda profunda no está en evidencia. Miall y Arush (2001a) sugirieron el término
"límite de secuencia críptico" para las superficies de erosión que se desarrollan en llanuras
aluviales de bajo relieve donde, en afloramiento, la discordancia subaérea parece idéntica a
cualquier otra superficie de drenaje de canales. Tales límites de secuencias crípticas en
sucesiones fluviales podrían identificarse por cambios repentinos en la composición detrítica,
cambios importantes en las direcciones de dispersión fluvial y evidencia de cementación
temprana en los depósitos inmediatamente debajo de la discordancia subaérea, todos los cuales
son indicaciones del período prolongado de tiempo representado por esta superficie, durante
la cual el sistema fluvial continuó evolucionando.

Baja regresión normal

Un aumento en el nivel base genera un mayor acomodo y es probable que ocurra agradación en
el curso inferior del río. El relleno de un valle inciso puede comenzar con un complejo de
depósitos de relleno de canal amalgamado, independientemente del estilo fluvial, que refleje
una fase extendida de retrabajo del canal durante un período en el que se agregan pequeños
alojamientos nuevos al perfil fluvial.

La tasa de generación de alojamiento típicamente es menor que la tasa de suministro de

sedimentos. Los depósitos barbados y de llanuras de inundación tienen una baja probabilidad
de preservación durante esta fase. El resultado puede ser un conjunto de planos a escala con un
perfil vertical "bloqueado" (Kerr et al., 1999).

La superficie regresiva máxima típicamente se coloca en el contacto entre los rellenos de canales
amalgamados de la capa superior inferior (condiciones de alojamiento bajo) y los depósitos
fluviales transgresivos dominados por la llanura aluvial (condiciones de alojamiento elevado;
Kerr et al., 1999). Hacia el interior, la superficie regresiva máxima se puede rastrear a lo largo de
la base de las facies del estuario central más antiguas. Aguas arriba, la superficie regresiva
máxima puede sobreponerse a la discordancia subaérea.

Transgresión

En el caso de los ríos que desembocan en el mar, a medida que aumentan las tasas de aumento
de nivel base después de la etapa inicial de creación de nuevos alojamientos, los valles incisos
se convierten en estuarios, con un rango de condiciones deposicionales que van desde
completamente marino en la boca hasta completamente no marino en el extremo interior del
estuario (Dalrymple et al., 1994). Habrá una disminución en la pendiente del curso inferior del
río, lo que conducirá a una reducción en la competencia y, en consecuencia, en el tamaño del
grano del sedimento transportado y depositado. La tasa de generación de alojamiento
típicamente es mayor que la tasa de suministro de sedimentos. La generación rápida de
alojamiento puede verse reflejada por las altas tasas de sedimentación, y proporciona las
condiciones ideales para la acumulación de la llanura de inundación.

El límite de la transgresión se alcanza durante el período en que la tasa de generación de

alojamiento por aumento en el nivel base ya no supera la tasa de sedimentación en la costa. En
sistemas fluviales predominantemente no marinos, esto puede estar indicado por la aparición
de influencia marina en depósitos fluviales típicos (Fig. 22). Puede haber icnofacies marinas, y la
influencia de las mareas puede ocurrir en forma de lecho de marea, reversión de estratificación
cruzada, estratos sigmoidales y estratos heterolíticos inclinados (Thomas et al., 1987). Las lutitas
marinas extendidas que comúnmente marcan la superficie máxima de inundación en el reino
marino pueden extenderse hacia tierra en la sucesión previamente no puramente marina. Los
carbones más gruesos y más extensos lateralmente típicamente ocurren durante esta fase del
nivel base

ciclo (Bohacs y Suter 1997). Los complejos de canales pueden estar encapsulados en gruesas
finas de llanuras de inundación y exhiben poca interconexión lateral. Los suelos son
probablemente inmaduros. Los suelos hidromórficos, comúnmente caracterizados por sideritas,
también son típicos de esta fase de sedimentación (Wright y Marriott 1993).

Alterar la regresión normal Al final de la fase de aumento del nivel base, la tasa de generación
de alojamiento disminuye, lo que lleva a una reducción en la capacidad de los sistemas fluviales
para agudizar. Los complejos de canales se interconectan más lateralmente, desarrollando
láminas anchas de arenisca y, al mismo tiempo, la erosión del canal reduce el potencial de
preservación de los depósitos de la llanura de inundación, lo que resulta en un aumento de las
proporciones de arenisca / lutita en relación con el tracto de sistemas subyacente. Los suelos
tienen más tiempo para desarrollarse y madurar. Aquellos que se desarrollan en interfluvios,
lejos de áreas de erosión fluvial activa, pueden sobrevivir para convertirse en la discordancia
subaérea durante la siguiente fase de caída a nivel base.